Parcial de Epistemología: Unidad IV - Thomas Kuhn, Paradigmas y Revoluciones Científicas
Parcial de Epistemología: Unidad IV - Thomas Kuhn, Paradigmas y Revoluciones Científicas
Parcial de Epistemología: Unidad IV - Thomas Kuhn, Paradigmas y Revoluciones Científicas
Unidad IV - Thomas Kuhn, paradigmas y revoluciones científicas
La estructura de las revoluciones científicas - Thomas Khun
Thomas Kuhn: considera esta problemática, tomando apoyo en el estudio histórico de la ciencia,
debido a las "crisis y rupturas, que implican cambios radicales en la concepción del mundo, a las que
llamó revoluciones científicas". Su apoyo en lo histórico se debe a que desde su posición de
historiador de las ciencias, considera que esto es un factor muy importante para comprender no sólo
cómo han ido adelante las teorías científicas, sino entender también por qué en ciertos momentos
algunas teorías han sido aceptadas en vez de otras y han sido justificadas y validadas.
Ciencia normal: investigación basada firmemente en uno o más logros científicos pasados, logros
que una comunidad científica particular reconoce durante algún tiempo como el fundamento de su
práctica posterior. La ciencia normal, por lo tanto, implica «un período» en el que se ejecutan las
actividades científicas aferradas a un paradigma, permitiendo que se revelen los aspectos más
relevantes, según esta referencia paradigmática. Se refiere a toda una etapa precientífica, que en el
neopositivismo se denota como contexto de descubrimiento y la constitución progresiva de un
paradigma dan origen a esta etapa de ciencia normal. El desarrollo científico no se puede considerar
como un proceso de acumulación de hechos, inventos, teorías leyes científicas, en clara oposición a
la corriente neopositivista que de alguna manera, en este aspecto fue sostenida también por Popper.
Paradigmas: Logros que comparten estas dos características, término que se conecta
estrechamente con el de ciencia normal.
Incluyen conjuntamente leyes, teorías, aplicación e instrumentación, suministran modelos de los que
surgen tradiciones particulares y coherentes de la investigación científica (astronomía ptolemaica o
copernicana, óptica corpuscular u ondulatoria.)
El término paradigma para Kuhn está relacionado íntimamente con el de ciencia normal. Las
realizaciones que cumplían estas características estaban en el ámbito de ser ciencia normal y Kuhn
las denominó paradigmas. Este compromiso y el consentimiento aparente que provoca son requisitos
previos para la ciencia normal, es decir, para la génesis y la continuación de una tradición particular
de la investigación científica. Como todo hecho histórico, Kuhn entiende que la estructura de la
ciencia se fundamenta en un paradigma correspondiente a la época y que tiene su génesis,
evolución, desarrollo y ocaso, hasta que es sustituido por otro. Este pensamiento le permite expresar
su noción de revoluciones científicas, que para él constituyen los pasos fundamentales en el
desarrollo de la ciencia y que consisten en el proceso de cambio de paradigmas.
"Teorías que responden a paradigmas diferentes son incomparables entre sí, y el paso de un
paradigma a otro no se puede explicar sino por factores extrínsecos a la propia racionalidad
científica".
Kuhn, junto a Feyerabend, con sus tesis de la inconmensurabilidad científica son considerados los
nuevos transgresores de la epistemología de la ciencia.
El paradigma ya marca las pautas a este respecto, lo que indica la independencia y autonomía de un
saber científico. La adquisición de un paradigma y del tipo más esotérico de investigación que dicho
paradigma permite es un signo de madurez en el desarrollo de cualquier campo científico dado.
Desde diversos ejemplos Kuhn, intenta demostrar cómo se da el proceso para llegar a esta madurez
histórica y el progreso revolucionario de las ciencias. Las transformaciones de los paradigmas son
las revoluciones científicas y el cambio que se da de un paradigma que cae a otro que pasa a
dominar. Este es el comportamiento usual de desarrollo de una ciencia que va madurando.
Entiéndase el porqué en el neopositivismo se quiso imponer a la física como el paradigma científico,
modelo que debería ser considerado para la estructuración de los demás saberes. Esto lo entendió
muy bien Kuhn siendo historiador de las ciencias, epistemólogo y físico.
● Por qué el logro científico, en cuanto núcleo del compromiso profesional, es previo a los
diferentes conceptos, leyes, teorías y puntos de vista que de él se puedan extraer?
● En qué sentido constituye el paradigma compartido de una unidad fundamental para el
estudioso del desarrollo científico, unidad que no se puede traducir completamente a los
componentes lógicamente atómicos que podrían funcionar en su lugar?
Las respuestas a estas preguntas son fundamentales para comprender tanto la ciencia normal como
el concepto asociado de paradigma. Ambos conceptos relacionados se clarificaron reparando en que
puede haber un tipo de investigación científica sin paradigmas, o al menos sin alguno tan inequívoco
y tan absorbente como los mencionados antes.
La adquisición de un paradigma y del tipo de investigación más esotérico que éste permite es un
signo de madurez en el desarrollo de un campo científico dado.
En ausencia de algún paradigma o de algún candidato de paradigma, es probable que parezcan
igualmente relevantes todos los hechos que podrían corresponder al desarrollo de una ciencia dada.
Como resultado de ello, la primitiva recolección de datos es una actividad mucho más aleatoria que
la familiar en el desarrollo científico posterior.
Además, en ausencia de una razón para buscar algún tipo particular de información más recóndita, la
primitiva recolección de hechos se limita usualmente a la multitud de datos que está al alcance de la
mano. El conjunto resultante de hechos contiene los que son accesibles a a observación y
experimentación casuales junto con algunos datos más esotéricos obtenibles de artes ya
establecidas, dado que estas son una fuente fácilmente accesible de hechos que no se podrían
haber descubierto por casualidad, la tecnología ha desempeñado una función vital en el surgimiento
de nuevas ciencias.
Este tipo de recolección de hechos ha resultado esencial para la gestación de muchas ciencias
importantes, pero que sin embargo yuxtaponen hechos que andando el tiempo resultan reveladores
junto con otros que durante una buena ´poca serían demasiado complejos para integrarse en alguna
teoría.
Sólo muy de tarde en tarde, como ocurre en los casos de la estática, dinámica o la óptica geométrica
antiguas, los hechos recogidos con tan escasa guía de las teorías preestablecidas hablan con la
suficiente claridad como para permitir que surja un primer paradigma.
En los primeros estadios de desarrollo de una ciencia, distintas personas pueden describir e
interpretar de formas diferentes el mismo rango de fenómenos, aunque usualmente no se trate
exactamente de los mismos fenómenos concretos. En los campos que llamamos ciencia, tal grado
inicial de divergencia acaba desapareciendo en muy considerable medida, y por lo que parece, de
una vez por todas. Su desaparición está normalmente provocada por el triunfo de una de las
escuelas pre paradigmáticas que, debido a sus propias creencias y preconcepciones características,
prestaba atención tan solo a una parte restringida de aquella masa de información desmesurada e
informe.
Para ser aceptada como paradigma una teoría debe parecer mejor que sus competidoras, pero no
tiene por qué explicar todos los hechos a los que se enfrenta y de hecho nunca lo hace.
El paradigma hizo la tarea de una manera mucho más efectiva en parte porque el debate entre las
escuelas acabó con las constantes reiteraciones de los aspectos fundamentales y en parte porque la
confianza en que se hallaban en la vía correcta animó a los científicos a emprender tipos de trabajo
más preciso, más esotéricos y más costosos.
Cuando en el transcurso del desarrollo de la ciencia natural una persona o un grupo produce por
primera vez una síntesis capaz de atraer a la mayoría de los profesionales de la siguiente
generación, las escuelas más antiguas desaparecen gradualmente. En parte su desaparición está
provocada por la conversión de sus miembros al nuevo paradigma, pero siempre hay algunas
personas que se aferran a uno u otro de los viejos puntos de vista y simplemente son eliminadas de
la profesión, que a partir de entonces ignora sus trabajos. El nuevo paradigma entraña una nueva y
más rígida definición del campo. Los que no quieren o no pueden acomodar su trabajo a él han de
proceder aisladamente o unirse a otro grupo.
A veces basta con que reciba un paradigma para que un grupo que antes se interesaba solamente
en el estudio de la naturaleza se transforme en una profesión o al menos una disciplina. En las
ciencias (aunque no en campos como la medicina, la tecnología o el derecho, cuya principal razón de
ser se encuentra en una necesidad social externa), la formación de revistas especializadas, la
fundación de sociedades de especialistas y la exigencia de un lugar especial en el currículum se
asocian normalmente con la recepción inicial por parte del grupo de un paradigma único. Al menos
así ocurrió en el momento en que se desarrolló por primera vez el patrón institucional de
especialización científica y el momento muy reciente en que los parafernales de la especialización
adquirieron un prestigio propio.
La definición más rígida del grupo científico posee otras consecuencias. Cuando el científico
individual puede dar por supuesto un paradigma, ya no necesita construir de nuevo su campo en sus
obras principales, partiendo de los primeros principios y justificando el uso de cada uno de los
conceptos introducidos. eso puede quedar para el autor de libros de texto, dado un libro de texto, no
obstante, el científico creador puede iniciar su investigación donde éste termina, concentrándose
exclusivamente en los aspectos más sutiles y más esotéricos de los fenómenos naturales de que se
ocupa el grupo. Y, en la medida en que lo hace, sus informes de investigación comenzarán a
transformarse en modos cuya evolución ha sido muy poco estudiada, aunque su resultado moderno
no es obvio para todos y opresivo para muchos.
En los antiguos estadios pre paradigmáticos del desarrollo de las diversas ciencias ordinariamente
los libros poseían la misma relación con los logros profesionales que aún tienen en otros campos
creativos. Y solamente en aquellos campos que aún utilizan libros, con o sin artículos, como vehículo
de comunicación de la investigación, las líneas de la profesionalización se hallan aún tan débilmente
trazadas que las personas ordinarias pueden aspirar a seguir el progreso leyendo los informes
originales de los profesionales. Tanto en matemáticas como en astronomía, los informes de
investigación cesaron ya en la antigüedad de resultar inteligibles al público educado en general. La
investigación en dinámica se volvió asimismo esotérica al final de la Edad Media, para recuperar la
comprensibilidad general tan sólo brevemente al comienzo del siglo XVII, momento en que un nuevo
paradigma sustituyó al que había guiado la investigación medieval.
La investigación eléctrica por ejemplo, comenzó a necesitar traducción para las personas comunes
antes del final del siglo XVIII y la mayoría de los campos de la física dejaron de ser generalmente
accesibles en el siglo XIX.
Desde la antigüedad prehistorica, un campo de estudio tras otro ha ido cruzando la línea divisoria
que media entre lo que el historiador llamaría su prehistoria como ciencia y su historia propiamente
dicha. Esas transiciones a la madurez pocas veces han sido repentinas o inequívocas, pero tampoco
han sido históricamente graduales, coextensivas con todo el desarrollo de los campos en que se han
dado.
● Capítulo 4: la ciencia normal como solución de rompecabezas
Problemas científicos→ la comunidad científica adquiere junto con un paradigma un criterio para
elegir problemas de los cuales sus soluciones pueden darse si el paradigma resulta aceptable.
“un paradigma puede incluso aislar a la comunidad de aquellos problemas socialmente importantes
que no son reductibles a la forma de rompecabezas, debido a que no se pueden plantear en términos
de las herramientas conceptuales e instrumentales que suministra el paradigma”
Pero los científicos no le dan importancia a los problemas de la investigación normal solo por la
información a obtener, sino también por el éxito de resolverlo
“los problemas realmente urgentes, por ejemplo la cura del cáncer o el establecimiento de una paz
duradera, no son a menudo rompecabezas de ningún modo, en gran medida porque puede ser que
no tengan una solución.”
Rompecabezas: problema caracterizado por tener más de una solución segura y por tener reglas
que limiten la naturaleza de las soluciones-pasos aceptables. Estas reglas equivalen a puntos de
vista establecidos o pre-concepciones. Cuando los científicos fracasan al tratar de resolver un
problema se sugiere o cambiar el paradigma o un cambio en las reglas para llegar a una alternativa.
1. Los enunciados explícitos de leyes científicas que versan sobre conceptos-teorías científicas
contribuyen a plantear rompecabezas y a limitar las soluciones aceptables. Ej: las leyes de Newton
que fueron fundamentales para los físicos. ]
2. Los compromisos sobre la preferencia respecto a la instrumentación ofrecen a los científicos
reglas del juego. Ej: la función del fuego en el análisis químico desempeñó una parte vital en el
desarrollo de la química
3. Los compromisos de alto nivel,cuasi-metafísicos. Ej:la concepción corpuscular del universo tras la
influencia de Descartes decía a los científicos que tipo de entidades tenia el universo, qué aspecto
deben ofrecer las leyes-explicaciones fundamentales y cuáles debían ser sus problemas de
investigación.
4. Los compromisos claves del científico. Ej: el científico debe buscar comprender el mundo.
“La existencia de esta poderosa red de compromisos conceptuales, teóricos, instrumentales y
metodológicos es la fuente principal de la metáfora que relaciona la ciencia normal con la resolución
de rompecabezas. Puesto que suministra reglas que dicen a quienes practican una especialidad
madura cómo es el mundo y cómo es su ciencia, podrá concentrarse con tranquilidad en los
problemas esotéricos que para él definen estas reglas y el conocimiento existente.”
“La ciencia normal es una actividad altamente determinada, pero no tiene por qué estar
completamente determinada por reglas. Por eso, al comienzo de este ensayo introduje los
paradigmas compartidos, en lugar de reglas, suposiciones y puntos de vista compartidos, como la
fuente de la coherencia de las tradiciones de investigación normal. Las reglas, según sugiero, derivan
de los paradigmas, pero los paradigmas pueden guiar la investigación incluso en ausencia de reglas.”
El rasgo más sorprendente de los problemas de la investigación normal sea en cuán escasa medida
pretenden producir novedades importantes, sean conceptuales o fenoménicas. En el siglo XVIII por
ejemplo, se prestaba escasa atención a determinados experimentos dado que no ofrecían resultados
consistentes ni simples, y no podrían utilizarse para articular el paradigma del que provenían. Se
limitaban a meros hechos inconexos e imposibles de relacionar con el progreso contínuo de la
investigación. El proyecto que tiene como fin la articulación del paradigma no busca novedades
inesperadas. Pero si el objetivo de la ciencia normal no son las novedades sustantivas importantes,
si el fracaso a la hora de alcanzar un resultado anticipado es normalmente el fracaso del científico,
entonces por qué se abordan tales problemas? Para los científicos, los resultados obtenidos en la
investigación son significativos porque aumentan la amplitud y la precisión con que se puede aplicar
el paradigma. Tal respuesta no puede explicar el entusiasmo y la devoción que muestran los
científicos por los problemas de la investigación normal. Nadie decia años al desarrollo, de un mejor
espectrómetro o a la producción de una solución mejorada a los problemas tan sólo por la
importancia de la información que se habrá de obtener. Los datos que se consiguen computando
efemérides o mediante ulteriores mediciones con un instrumento ya existente son a menudo
igualmente significativos, pero tales actividades resultan despreciadas regularmente por los
científicos debido a que son, en gran medida, repeticiones de procedimientos que han sido
plenamente aplicados anteriormente. Este rechazo da una pista sobre la fascinación que ejercen los
problemas de investigación normal. Aunque su resultado se pueda anticipar, a menudo con un
detalle tan grande que lo que queda por averiguar carece en sí mismo de interés, el modo de lograr
dicho resultado es en gran medida dudoso.
Resolver un problema de investigación normal es lograr lo previsto de un modo nuevo, lo que exige
la solución de todo tipo de rompecabezas complejos tanto instrumentales como conceptuales y
matemáticos. Quien conoce el éxito demuestra ser experto en resolverlos, y el reto que representa el
rompecabezas es una parte importante de lo que lo motiva.
Los rompecabezas constituyen esa categoría especial de problemas que pueden servir para poner a
prueba el ingenio y la habilidad en dar con la solución.
Características que los rompecabeza comparten con los problemas de la ciencia normal:
Resolver un puzzle no es sencillamente hacer un cuadro, por ejemplo. El cuadro producido puede ser
muchísimo mejor, o más original que aquel a partir del cual se ha confeccionado un puzzle, pero el
mismo no consituiría una solución. Para lograrla hay que utilizar todas las piezas, las caras lisas
tienen que estar para abajo y deben encajar sin forzarse hasta que no quede ningún hueco. Si
aceptáramos una considerable ampliación del uso del término “regla” de modo que viniera a
equivaler a “punto de vista establecido” o “preconcepción” entonces los problemas accesibles en una
tradición de investigación dada muestran algo muy parecido a este conjunto de características de los
rompecabezas. Hasta que las determinadas condiciones no se hubieron satisfecho, no se había
resuelto ningún problema. En determinados problemas, solamente un cambio en las reglas ofrecería
una alternativa de solución.
El estudio de las predicciones de la ciencia normal descubre diversas reglas adicionales que ofrecen
mucha información acerca de los compromisos que los científicos derivan de sus paradigmas.
Cuales podemos decir que son las categorías principales en las que caen dichas reglas?
Enunciados explícitos de leyes científicas que versan sobre conceptos y teorías. En tanto cuanto
sigan siendo respetables, dichos enunciados contribuyen a plantear rompecabezas y a limitar las
soluciones aceptables.
Las reglas de este tipo, con todo, no constituyen ni la única variedad ni siquiera la más interesante de
las que pone de manifiesto el estudio de la historia. En un nivel inferior o más concreto que el de las
leyes y teorías, existe por ejemplo una multitud de compromisos sobre la preferencia de tipos de
instrumentación y sobre los modos en que se pueden utilizar legítimamente los instrumentos
aceptados.
Menos locales y temporales, aunque no por ello lleguen a ser aún características inmutables de la
ciencia, son los compromisos de alto nivel, cuasi metafísicos, que tan a menudo exhiben los estudios
históricos.
La ciencia normal es una actividad altamente determinada, pero no tiene por qué estar
completamente determinada por reglas. Por eso, son introducidos los paradigmas en lugar de reglas,
suposiciones y puntos de vista compartidos, como la fuente de la coherencia de las tradiciones de la
investigación normal. Las reglas derivan de los paradigmas, pero los paradigmas pueden guiar la
investigación incluso en ausencia de reglas.
A partir de algo no previsto en un experimento sucede algo que no debía suceder, así el experimento
que se tenía para descubrir algo específico no resulta exitoso, pero se descubre algo que no se tenía
planeado ni esperado.
El investigador tomado por sorpresa por dicha anomalía empieza un descubrimiento (la anomalía no
es el descubrimiento,solo el inicio).
Proceso de Descubrimiento:
1. Percepción de la anomalía.
2. Exploración más o menos prolongada de la zona de anomalía.
3. Ajuste de la teoría del paradigma de tal modo que lo anormal haya sido reducido a lo esperado.
4. Reconocimiento tanto conceptual como de observación y el cambio subsiguiente de las categorías
y los procedimientos del paradigma, acompañado, a menudo, de resistencias al cambio.
La anomalía surge de experimentos de un paradigma anterior, a partir de ese estado de ciencia
normal se hace presente y evidencia cosas inesperadas. La ciencia “descubre repetidamente
fenómenos nuevos e inesperados”.
Kuhn apunta la importancia de las anomalías en el avance de la ciencia y deja ver que en la ciencia
no hay errores, sino anomalías.
La ciencia normal no pretende encontrar novedades de hechos o de teorías, y cuando tiene éxito, no
las encuentra. Sin embargo, la investigación científica descubre reiteradamente fenómenos nuevos e
inesperados, y los científicos inventan una y otra vez teorías radicalmente nuevas.
Para reconciliar esta característica de la ciencia con lo que se ha dicho, es preciso que la
investigación que sigue un paradigma sea un modo especialmente efectivo de inducir cambios
paradigmáticos, pues a eso es a lo que dan lugares las novedades empíricas y teóricas
fundamentales. Al ser producidas de manera involuntaria por un juego regido mediante un conjunto
de reglas, su asimilación exige elaborar otro conjunto. Tras haberse convertido en parte de la ciencia,
esta empresa nunca vuelve a ser del todo la misma, al menos la de aquellos especialistas en cuyo
campo particular se encuentran las novedades.
Cómo pueden producirse cambios de este tipo, considerando en primer lugar los descubrimientos o
novedades de hecho, y luego las invenciones o novedades teóricas?
Tal distinción entre descubrimiento e invento, o entre teoría y hecho, resulta artificial. Al examinar
algunos descubrimientos selectos, hallaremos enseguida que no constituyen sucesos aislados, sino
que son episodios comunes con una estructura que recurre con regularidad. El descubrimiento
comienza tomando conciencia de una anomalía, reconociendo que la naturaleza ha violado de algún
modo las expectativas inducidas por el paradigma que gobierna la ciencia normal.
La exploración del área de la anomalía sólo se cierra cuando la teoría paradigmática se ajusta para
que lo anómalo se vuelva algo esperado. La asimilación de un nuevo tipo de hecho exige un ajuste
de la teoría que no se limite a ser un añadido y hasta que no se termina dicho ajuste, hasta que el
científico no haya aprendido a ver la naturaleza de un modo distinto, el hecho nuevo no es en
absoluto un hecho plenamente científico.
La frase “el oxígeno fue descubierto” induce a error al sugerir que descubrir algo es un acto único y
simple, asimilable a nuestro concepto usual de ver, que asimismo es cuestionable. Ésa es la razón
de que se puede suponer con tanta facilidad que descubrir, al igual que ver o tocar, debería ser
inequívocamente atribuible a un individuo y a un instante temporal.
Dentro de esos límites, cualquier intento de fechar el descubrimiento será inevitablemente arbitrario,
porque descubrir un nuevo tipo de fenómeno es necesariamente un suceso complejo que entraña
reconocer tanto que algo es, como qué es. Tanto la observación como la conceptualización, el hecho
y la asimilación a una teoría se encuentran inseparablemente unidos en el descubrimiento, entonces
el mismo es solo un proceso que ha de llevar tiempo.
En mayor o menor medida, los rasgos comunes de los tres ejemplos (descubrimiento del oxígeno,
rayos x y la botella de Leyden) son característicos de todos los descubrimientos de los que surgen
nuevos tipos de fenómenos:
Existen pruebas de que estas mismas características forman parte de la naturaleza del propio
proceso perceptivo.
En el desarrollo de cualquier ciencia, lo usual es que se considere que el primer paradigma aceptado
explica con éxito la mayoría de las observaciones y experimento fácilmente accesibles a quienes
practican dicha ciencia.
Esta profesionalización conduce, por un lado, a una inmensa restricción de la visión del científico y a
una considerable oposición al cambio de paradigma. La ciencia se ha tornado mucho más rígida. Por
otro lado, en aquellas áreas hacia las que el paradigma dirige la atención del grupo, la ciencia normal
lleva a un detalle en la información y a una precisión de la correspondencia entre teoría y
observación que no se podría obtener de otro modo. Además, tienen un valor que supera su interés
intrínseco, que no siempre es muy elevado.
La anomalía sólo aparece contra el trasfondo suministrado por el paradigma. Cuanto más preciso
mayor alcance tenga dicho paradigma, será un indicador tanto más sensible de la anomalía, siendo
así una ocasión para el cambio de paradigma. Al asegurar que el paradigma no se rinda con
demasiada facilidad, la oposición garantiza que los científicos no se distraigan con cualquier cosa, y
que las anomalías que lleven al cambio de paradigma hayan de penetrar hasta el núcleo de
conocimiento existente.
El mismo hecho de que sea tan frecuente que la misma novedad científica significativa surja
simultáneamente en diversos laboratorios, es un indicio tanto de la naturaleza fuertemente tradicional
de la ciencia normal como de la perfección con la que esta tarea tradicional prepara el camino para
su propio cambio.
→ 3 tipos de fenómenos sobre los que se puede desarrollar una nueva teoría:
1. Fenómenos ya explicados por paradigmas existentes, estos rara vez dan un punto de partida para
la construcción teórica y cuando lo hacen las teorías resultantes rara vez se aceptan.
2. Fenómenos cuya naturaleza está marcada por el paradigma existente pero sus detalles sólo
pueden comprenderse con la construcción de una articulación teórica. Estos fenómenos son los que
usualmente investigan los científicos, pero la investigación se dirige en la articulación de los
paradigmas existentes más que la invención de nuevos.
3. Anomalías reconocidas: cuando los intentos de articulación anteriores fallan, aparecen estas
anomalías, las cuales se niegan a dejarse asimilar por el paradigma existente. Este último fenómeno
es el que da lugar a nuevas teorías.
“Los paradigmas otorgan a todos los fenómenos, excepto a las anomalías, un lugar en el campo de
visión del científico determinado por la teoría”.
→ El surgimiento de nuevos conocimientos da pie a ciertos riesgos, ej: errores que con el pasar del
tiempo se convierten en ideas equívocas.
→ Las variaciones entre un paradigma y otro indican el comportamiento de la población.
→ Los paradigmas son la base del surgimiento de nuevas formas de resolver problemas,
implementar nuevos métodos, entonces pasó a pasó es posible una retroalimentación entre lo ya
establecido y lo nuevo por establecer.
→ El nuevo paradigma viene también a reemplazar a aquel que ha dejado de funcionar por diversas
razones.
→ Sobre el sentimiento de insatisfacción:
“Al aprender un paradigma, el científico adquiere al mismo tiempo teoria,metodos y normas casi
siempre en una mezcla inseparable. Por consiguiente, cuando cambian los paradigmas,hay
normalmente transformaciones importantes de los criterios que determinan la legitimidad tanto de los
problemas como de las soluciones propuestas”
Se ha generalizado desde los años 60 la conclusión resultante de que una concepción más
adecuada de la ciencia debe originarse en la comprensión del entramado teórico en el que tiene
lugar la actividad científica. (antes de eso se tomaban en cuenta las concepciones de la ciencia
inductivista y falsacionista)
Una razón por la que es necesario considerar las teorías como estructuras procede de la historia de
a ciencia. El estudio histórico revela que la evolución y el progreso de las ciencias principales
muestran una estructura que no capta ni la concepción inductivista ni la falsacionista.
La Revolución Copernicana resalta esta idea si se reflexiona sobre el hecho de que la física
permaneció dentro del sistema newtoniano durante unos cuantos siglos después de Newton hasta
que el sistema fue desafiado por la relatividad y la teoría cuántica de comienzo del siglo XX.
El argumento histórico no es la única razón para que algunos hayan visto la necesidad de
concentrarse en los entramados teóricos.
Otro argumento filosófico más general que está íntimamente vinculado a las maneras que puede
decirse que la observación depende de la teoría.
Una de estas alternativas es la tesis de que los conceptos adquieren su significado mediante una
definición. Hay que rechazar las definiciones como procedimiento fundamental para establecer
significados. Los conceptos sólo se pueden definir en función de otros conceptos cuyos significados
están ya dados. Si los significados de estos últimos conceptos son también establecidos por
definición, es evidente que se producirá una regresión infinita, a menos que se conozcan por otros
medios los significados de algunos términos.
Un diccionario es inútil a menos que ya se sepan los significados de muchas palabras. Newton no
pudo definir la masa o la fuerza en términos de conceptos previamente existentes, tuvo que
trascender los límites del viejo sistema conceptual desarrollando uno nuevo.
Una segunda alternativa es la sugerencia de que los conceptos adquieren su significado mediante la
definición ostensiva.
La afirmación de que los conceptos derivan su significado, al menos en parte, del papel que
desempeñan en una teoría se ve apoyada por las reflexiones históricas siguientes.
Mucho de los “experimentos” de Galileo a los que se refiere cuando articula su teoría son
experimentos mentales. Este hecho resulta paradójico si se piensa que las nuevas teorías se derivan
como resultado del experimento. Resulta comprensible cuando se considera que solo se puede llevar
a cabo una experimentación precisa si se tiene una teoría precisa susceptible de proporcionar
predicciones en la forma de enunciados observacionales precisos.
La historia típica de un concepto conlleva el surgimiento inicial del mismo como una idea vaga,
seguido de su aclaración gradual a medida que la teoría en la que desempeña un papel toma una
forma más coherente y precisa.
Su teoría posteriormente se desarrolló como un intento de proporcionar una teoría de la ciencia que
estuviera más de acuerdo con la situación histórica tal y como él la veía.
preciencia - ciencia normal - crisis - revolución - nueva ciencia normal - nueva crisis
Un paradigma está constituido por los supuestos teóricos generales, leyes y técnicas para su
aplicación que adoptan los miembros de una determinada comunidad científica.
Los que trabajan dentro de un paradigma, practican lo que Kuhn denomina ciencia normal. Esta
articulará y desarrollará el paradigma en su intento por explicar y acomodar el comportamiento de
algunos aspectos importantes del mundo real, tal y como se revelan a través de los resultados de la
experimentación.
La crisis se resuelve cuando surge un paradigma completamente nuevo que se gana la adhesión de
un número de científicos cada vez mayor, hasta que finalmente se abandona el paradigma original,
acosado por los problemas.
El paradigma en el sentido de lo que Kuhn llama matriz disciplinar establece las normas necesarias
para legitimar el trabajo dentro de la ciencia que rige. Coordina y dirige la actividad de “resolver
problemas” que efectúan los científicos normales que trabajan dentro de él.
● Las leyes explícitamente establecidas ( por ejemplo, las leyes del movimiento de Newton
forman parte del paradigma que constituye la teoría electromagnética clásica)
● Los supuestos teóricos
Los paradigmas también incluirán las maneras normales de aplicar las leyes fundamentales a los
diversos tipos de situaciones (por ejemplo, el paradigma newtoniano incluirá los métodos para aplicar
las leyes de Newton al movimiento planetario, péndulos, bolas de billar, etc)
● Kuhn describe la ciencia normal como la actividad de resolver problemas gobernada por las
reglas de un paradigma. Los problemas serán tanto de naturaleza teórica como experimental.
● La ciencia normal debe presuponer que un paradigma proporciona los medios adecuados
para resolver los problemas que en él se plantean.
● Se considera que un fracaso en la resolución de un problema es un fracaso científico, más
que una insuficiencia del paradigma.
● Los problemas que se resisten a ser solucionados son considerados como anomalías, más
que falsaciones de un paradigma.
● Kuhn reconoce que todos los paradigmas contendrán algunas anomalías y rechaza todas las
corrientes del falsacionismo.
Un científico normal no debe criticar el paradigma en el que trabaja. Sólo de esa manera es capaz de
concentrar sus esfuerzos en la detallada articulación del paradigma y efectuar el trabajo interpretativo
necesario para explorar la naturaleza en profundidad.
En la medida en que Kuhn reconoce el papel desempeñado por un paradigma como guía de la
investigación y la interpretación de los fenómenos observables, da cabida al sentido con el que se
puede decir que la observación y el experimento dependen de la teoría.
Insiste en que en un paradigma hay más de lo que se puede exponer explícitamente en forma de
reglas y directrices explícitas.
Invoca el análisis de Wittgenestein de la noción de “juego”, mantenía que no es posible detallar las
condiciones necesarias y suficientes para que una actividad sea un juego. Cuando se intenta, se
encuentra invariablemente una actividad que la definición incluye pero que no se desearía considerar
como un juego. O una actividad que la definición excluye pero que se desearía considerar como un
juego.
Kuhn afirma que existe la misma situación con relación a los paradigmas. Si se trata de una
descripción científica y precisa de algún paradigma en la historia de la ciencia actual, siempre resulta
que algún trabajo realizado dentro del paradigma va en contra de la descripción.
Kuhn insiste en que la situación no hace insostenible el concepto de paradigma, del mismo modo que
la situación similar respecto al “juego” no excluye el uso legítimo de ese concepto. Aunque no exista
una descripción explícita y completa, los científicos traban conocimiento con un paradigma a través
de su formación científica. Un aspirante a científico se pone a corriente de los métodos, las técnicas y
las normas del paradigma resolviendo problemas normales, efectuando experimentos normales,
haciendo investigación bajo la supervisión de alguién que ya es experto en el paradigma. El aspirante
a científico no será capaz de hacer una relación explícita de los métodos y las técnicas que ha
aprendido, del mismo modo que un maestro carpintero no será capaz de describir plenamente lo que
hay detrás de sus técnicas.
Un científico normal típico será inconsciente de la naturaleza precisa del paradigma en el que trabaja
e incapaz de articularla. Sin embargo de esto no se desprende que un científico no sea capaz de
intentar explicitar las presuposiciones implícitas en su paradigma. Esa necesidad surgirá cuando un
paradigma se vea amenazado, en esas circunstancias será necesario intentar detallar las leyes
generales, los principios metodológicos y metafísicos, etc. implícitos en un paradigma para
defenderlos de las alternativas que conlleva el nuevo paradigma que lo amenaza.
Crisis y revolución
Los científicos normales trabajan confinadamente dentro de una área bien definida, regida por un
paradigma. El paradigma les presenta un conjunto de problemas definidos, junto con métodos que
ellos confían que serán adecuados para su solución. Si culpan al paradigma de no haber conseguido
resolver algún problema, estarán expuestos a las mismas acusaciones que el carpintero que culpa a
sus instrumentos.
Habrá fallos que pueden a la larga llegar a tal grado de gravedad que constituya una crisis seria para
el paradigma y lleve al rechazo de éste y a su reemplazo por una alternativa incompatible.
La mera existencia dentro de un paradigma de problemas sin resolver no constituye una crisis. Los
paradigmas siempre encontrarán dificultades y anomalías. Solamente en condiciones especiales, las
anomalías se pueden desarrollar de tal manera que socaven la confianza en el paradigma. Se
considerará que una anomalía es particularmente grave si se juzga que afecta a los propios
fundamentos de un paradigma y, no obstante, resiste con vigor a los intentos de eliminarla por parte
de los miembros de la comunidad científica normal. Las anomalías son serias si son importantes con
relación a alguna necesidad social apremiante. También tiene que ver con la seriedad de una
anomalía la cantidad de tiempo que resista a los intentos de eliminarla. El número de anomalías
serias es otro factor que influye en el comienzo de una crisis.
Cuando se llega a considerar que las anomalías plantean al paradigma serios problemas, comienza
un periodo de ‘’inseguridad profesional marcada’’. Los intentos por resolver el problema se hacen
cada vez más radicales y progresivamente se van debilitando las reglas establecidas por el
paradigma para solucionar problemas.
Los científicos normales comienzan a entablar discusiones metafísicas y filosóficas y tratan de
defender sus innovaciones, de estatus dudoso desde el punto de vista del paradigma, con
argumentos filosóficos, empiezan, incluso, a expresar abiertamente su descontento e intranquilidad
con respecto al paradigma reinante. Una vez que un paradigma ha sido debilitado y socavado basta
el punto de que sus defensores pierden su confianza en él, ha llegado el momento de la revolución.
La gravedad de una crisis aumenta cuando hace su aparición un paradigma rival, este será muy
diferente e incompatible con el anterior. Los paradigmas rivales considerarán que son lícitos ó
significativos tipos diversos de cuestiones.
El paradigma en el que esté trabajando guiará el modo en el que el científico vea un determinado
aspecto del mundo. Kuhn sostiene que, en cierto sentido, los defensores de paradigmas rivales
“viven en mundos distintos”.
Kuhn vincula el cambio de la adhesión por parte de los científicos de un paradigma a otro alternativo
e incompatible con un “cambio de gestalt” o una “conversión religiosa”. No existe ningún argumento
puramente lógico que demuestre la superioridad de un paradigma a un científico racional. Una razón
de que no sea posible esta demostración estriba en el hecho de que en el juicio de un científico sobre
los méritos de una teoría científica intervienen muchos factores. La decisión del científico dependerá
de la prioridad que dé a dichos factores. Estos incluyen cosas tales como
● la simplicidad
● conexión con alguna necesidad social urgente
● capacidad de resolver algún determinado tipo de problema
Una segunda razón de que no exista una demostración lógicamente convincente de la superioridad
de un paradigma sobre otro surge del hecho de que los partidarios de paradigmas rivales suscribirán
distintos conjuntos de normas, principios metafísicos, etc. Juzgado por sus propias normas, el
paradigma A podría ser considerado superior al paradigma B, mientras que sis se utilizasen como
premisas las normas del paradigma B, el juicio podrá ser contrario. La conclusión de una
argumentación es convincente solamente si se aceptan sus premisas. Los partidarios de paradigmas
rivales no aceptarán las premisas de los contrarios y por lo tanto no se dejarán convencer
necesariamente por los argumentos de los demás.
Por este tipo de razón, Kuhn compara a las revoluciones científicas con las revoluciones políticas.
Así pues, hay ciertas razones interrelacionadas para que no haya un argumento lógicamente
convincente que dicte el abandono de un paradigma por parte de un científico cuando un paradigma
compite con otro. No hay un criterio único por el que un científico pueda juzgar el mérito o porvenir de
un paradigma, y, además, los defensores de los programas rivales suscribirán distintos conjuntos de
normas e incluso verán el mundo de distinta manera y lo describirán en distinto lenguaje. El propósito
de los argumentos y discusiones entre defensores de paradigmas rivales debe ser persuadir y no
coaccionar. Los paradigmas rivales son inconmensurables.
Una revolución científica corresponde al abandono de un paradigma y a la adopción de otro nuevo,
no por parte de un científico aislado sino por parte de la comunidad científica en su totalidad. Para
que la revolución tenga éxito, este cambio ha de extenderse hasta incluir a la mayoría de los
miembros de la comunidad científica, quedando solo unos cuantos disidentes, los cuales serán
excluídos de la nueva comunidad científica y tal vez se refugiarán en un departamento de filosofía.
De cualquier modo, finalmente se extinguirán.
Algunos aspectos de los escritos de Kuhn podrían dar la impresión de que su concepción de la
naturaleza de la ciencia es puramente descriptiva, esto es, que lo único que pretende es describir las
teorías científicas o paradigmas y la actividad de los científicos. Si éste fuera el caso entonces la
concepción científica de Kuhn tendría poco valor como teoría de la ciencia. A menos que la
concepción descriptiva de la ciencia esté configurada por alguna teoría, no se ofrece ninguna guía
con respecto a los tipos de actividades y producto de actividades que se han de describir.
Sin embargo, constituye un error considerar que la idea que tiene Kuhn de la ciencia proviene
únicamente de una descripción del trabajo de los científicos. Kuhn insiste en que su concepción
constituye una teoría de la ciencia porque incluye una explicación de la función de sus diversos
componentes. Según kuhn, la ciencia normal y las revoluciones desempeñan funciones necesarias,
de modo que la ciencia debe conllevar estas características o algunas otras que sirvan para efectuar
las mismas funciones.
Los períodos de ciencia normal proporcionan la oportunidad de que los científicos desarrollen los
detalles esotéricos de una teoría. Trabajando dentro de un paradigma cuyos fundamentos se dan por
sentados, son capaces de efectuar el duro trabajo teórico y experimental necesario para que el
paradigma se compagine con la naturaleza en un grado cada vez mayor. Es necesario que la ciencia
normal sea en gran medida acrítica. Si todos los científicos criticaran todo el tiempo todas las partes
del marco conceptual en el que trabajan, no se llevaría a cabo ningún trabajo científico.
Si todos los científicos fueran y siguieran siendo científicos normales, una determinada ciencia se
vería atrapada en un solo paradigma y nunca progresaría más allá de él. Un paradigma entraña un
determinado marco conceptual a través del cual se ve el mundo y en el cual se le describe, y un
determinado conjunto de técnicas experimentales y teóricas para hacer que el paradigma se
compagine a la naturaleza. Pero no hay ninguna razón a priori para esperar que un paradigma sea
perfecto o que sea el mejor de los que ya existen. No hay procedimientos inductivos que permitan
llegar a paradigmas perfectamente adecuados. En consecuencia, la ciencia debe tener dentro de sí
la manera de pasar de un paradigma a otro mejor. Ésta es la función que cumplen las revoluciones.
Todos los paradigmas serán inadecuados en alguna medida por lo que se refiere a su
compaginación con la naturaleza. Cuando se desarrolla una crisis, el paso revolucionario de
reemplazar todo el paradigma por otro resulta esencial para el progreso efectivo de la ciencia.
Hay algo descriptivamente correcto en la idea de Kuhn de que el trabajo científico implica resolver
problemas dentro de un sistema que no se cuestiona en lo fundamental. No es probable que haga
progresos importantes una disciplina en la que los fundamentos sean cuestionados continuamente,
como la caracterizada por el método de Popper de “conjeturas y refutaciones”. Es la filosofía, y no la
ciencia, la actividad que más se presta a ser caracterizada adecuadamente en términos de una
crítica constante de sus fundamentos.
La ciencia normal de Kuhn sirve para identificar un elemento crucial de la ciencia, y los recursos que
una ciencia para ser considerada ciencia pueden ser interpretados como el paradigma compartido
que mantiene la tradición de una ciencia normal.
Kuhn está en lo correcto en cuanto al hecho descriptivo, al reparar en que se dan las revoluciones
científicas que involucran un cambio; no sólo en el cúmulo de afirmaciones que se hacen, sino en el
tipo de entidades que se supone que constituyen el mundo y en las clases de pruebas y modos de
explicación que se consideran apropiados. Toda estimación adecuada del progreso científico debe
incluir una explicación de cómo se pueden considerar progresivos los cambios hechos en el curso de
la revolución. Sobre la base de la caracterización de la ciencia hecha por Kuhn insistió en que lo que
cuenta como problema puede cambiar de un paradigma a otro, y que también las normas a las que
se recurre para juzgar la adecuación de las soluciones propuestas varían de un paradigma a otro.
A qué normas se puede apelar para juzgar que un paradigma es mejor que otros y si representa un
progreso frente al paradigma que reemplaza? En qué sentido se puede decir que la ciencia progresa
mediante revoluciones?
Kuhn es notoriamente ambiguo respecto de estas dos preguntas. Fue acusado de haber presentado
un punto de vista “relativista” del progreso científico. Propuso una concepción de progreso según la
cual la pregunta de si un paradigma es o no mejor que otro al que desafía no tiene una respuesta
definitiva y neutra. Sino que depende de los valores del individuo, grupo o cultura que hace el juicio.
“Las teorías científicas posteriores son mejores que las anteriores para resolver enigmas en los
entornos, a menudo muy diferentes, en los que se aplican. Esto no es la postura de un relativista, y
muestra en qué sentido creo firmemente en el progreso humano”
Este criterio es problemático en cuanto que el propio Kuhn subraya que lo que cuenta como enigma y
su solución depende del paradigma. Ofrece criterios diferentes tales como “simplicidad, envergadura
y compatibilidad con otras especialidades”. Todavía más problemático es el choque entre la
afirmación no relativista de progreso, la defensa no explícita de la posición relativista e incluso como
una negación de que exista algún criterio racional de progreso científico.
La manera como cambia el diagrama de una escalera vista desde arriba o desde abajo, es un
ejemplo modesto de cambio de gestalt, pero sirve para subrayar la medida en que un cambio de este
tipo es la verdadera antítesis de una elección razonada, y las conversiones religiosas se consideran
comúnmente como un tipo análogo de cambio. En cuanto se refiere a la analogía con las
revoluciones políticas, insiste en que estas revoluciones “tratan de cambiar las instituciones políticas
de maneras que las propias instituciones prohiben”, de modo que “falla el recurso político”.
Análogamente, la elección “entre paradigmas en competición resulta ser una elección entre modos
incompatibles de vida en comunidad” de manera que ningún argumento se puede imponer a la lógica
e incluso probabilísticamente.
El conocimiento objetivo
“La transición entre paradigmas contendientes... debe ocurrir de una vez (aunque no necesariamente
en un instante) o no ocurrir.”
Kuhn es consciente de que una revolución científica se extiende sobre un período de tiempo
considerable y comprende mucho trabajo teórico y experimental. Según Chalmers, Kuhn está de
hecho confundiendo dos tipos de conocimiento, el objetivo y el subjetivo.
● Conocimiento Subjetivo:
Cuando digo “conozco la fecha en que escribí este parágrafo particular y tú no”, me estoy
refiriendo a un conocimiento que me es familiar y que reside en mi mente, pero no te es
familiar y está ausente de tu mente. Conozco las leyes de movimiento de Newton, pero no sé
cómo clasificar biológicamente un cangrejo de río. Esta también es una cuestión sobre lo que
reside en mi mente. El conocimiento es un estado de la mente. Asi se encierra el uso de
“conocer” en el sentido de “ser consciente de. En estrecha conexión con este uso, en el
sentido de que tiene también que ver con los estados mentales de los individuos, está el tema
de si un individuo acepta y cree, o no acepta y no cree, una afirmación y hasta qué punto es
así. Todas las maneras de hablar sobre el conocimiento y afirmaciones correspondientes a él
lo son acerca de estados mentales o actitudes de individuos.
● Conocimiento Objetivo:
Un abogado en un juicio por asesinato podría descubrir, después de un análisis muy
laboroso, el hecho de que un informe de un testigo tiene consecuencias que contradicen las
de un segundo testigo. Si es realmente así, entonces el caso es si los testigos en cuestión
eran o no conscientes de ello, o si lo creían o no. Más aún, si el abogado no hubiera
desvelado la inconsciencia, podría haber quedado sin descubrir, de modo que nadie habría
llegado a ser consciente de ella. Sin embargo, permanece el hecho de que los testimonios
eran inconscientes. Las proposiciones pueden tener propiedades distintas de aquellas de las
que los individuos pudieran ser conscientes. Tienen propiedades objetivas.
Se puede interpretar el conocimiento como objetivo al hablar de las propiedades objetivas de
los enunciados, en especial los que contienen afirmaciones teóricas y observacionales.
Montajes y procedimiento experimentales, reglas metodológicas y sistemas matemáticos son
también objetivo, en el sentido de que son diferentes de la clase de cosas que residen en las
mentes individuales. Pueden ser identificados y utilizados, modificados y criticados por
individuos. Un científico se encontrará frente una situación objetiva (un conjunto de teorías,
experimentos, técnicas) y son éstas las cosas que utilizará en su intento por modificar y
mejorar la situación.
El término “objetivo” no es valorativo. Una gran parte del discurso de Kuhn sobre los paradigmas
encaja el lado objetivo. Así lo indican sus palabras sobre la tradición de resolver problemas dentro de
un paradigma y las anomalías que éste confronta, y también la manera como los paradigmas difieren
en cuanto que comprenden diferentes normas y distintos supuestos metafísicos. Se formula una
pregunta básica referente al sentido en el que se puede decir de un paradigma en particular que es
un avance respecto de su rival (acerca de la relación objetiva entre paradigmas)
Sin embargo, la obra de Kuhn se sitúa en el lado subjetivo, ejemplificado en el discurso sobre
cambios de gestalt o cosas similares. Al hablar de un cambio de paradigma a otro en términos de
cambio de gestalt, da la impresión de que no pueden ser comparados los puntos de vista a cada lado
del cambio. El cambio de un paradigma a otro se identifica con el cambio que tiene lugar dentro de la
mente del científico cuando cambia su adhesión de uno a otro. Según Chalmers, si nuestro interés es
la naturaleza de la ciencia y el sentido en el que se puede decir que ésta progresa, se debe eliminar
la concepción subjetiva y limitarse a una caracterización objetiva de paradigmas. La manera en que
se podría decir que un paradigma existente en la historia es mejor que el rival al que reemplaza es
una cuestión distinta de los modos en los que, o las razones por las que, los científicos individuales
cambian su adhesión de un paradigma a otro, o se ponen a trabajar en uno u otro. Una cosa es el
hecho de que los científicos individuales hacen juicios y toman decisiones en su trabajo científico por
una variedad de razones, a menudo bajo influencia de factores subjetivos, otra distinta es que la
relación entre un paradigma y otro se perciba con la máxima claridad aprovechando una visión
posterior. Si se ha de identificar un sentido distinto según el cual la ciencia progresa, el segundo tipo
de consideración (objetiva) es el que proporcionará la respuesta.
Feyerabend, interesado por la física cuántica y Wittgenstein, estudió con Popper (era su asistente de
investigación) en Inglaterra. Cuando Feyerabend regresó a Viena, Popper solicitó una extensión de
su beca, lo cual el primero no aceptó y produjo que acabará por ser un gran crítico de él. Dejó de ser
un popperiano, terminó desechando y criticando a Popper.
El autor busca defender a la sociedad y sus miembros contra todas sus ideologías, incluso la ciencia.
Todas las ideologías deben verse en perspectiva. No hay que tomarlas demasiado en serio.
Debemos leerlas como cuentos de hadas que tienen muchas cosas interesantes que decir, pero que
también contienen mentiras perversas, o como prescripciones éticas que pueden ser útiles reglas
aproximativas pero que son letales si se las sigue al pie de la letra. A la ciencia debemos nuestra
mayor libertad intelectual ante las creencias religiosas; a la ciencia debemos la liberación de la
humanidad ante las antiguas y rígidas formas de pensamiento. Hoy, estas formas de pensamiento no
son más que pesadillas, y esto lo aprendimos por la ciencia. La ciencia y la ilustración son una cosa y
solo una.
¿Interpretaron mal Kropotkin, Lévi-Strauss, Marx o Engels el papel de la ciencia? ¿Son todos
víctimas de ella? Sí y no. La explicación a esto consiste en dos partes: una general y otra más
específica. La general entiende que toda ideología que rompe las cadenas que un sistema general
de pensamiento ha puesto a la mente de los hombres contribuye a la liberación del hombre.
Cualquier ideología que haga que el hombre cuestione las creencias heredadas constituye una
ayuda para la ilustración. Sin embargo, no hay nada inherente a la ciencia o a ninguna otra ideología
que la haga esencialmente liberadora. Toda ideología puede deteriorarse y convertirse en una
estúpida religión.
La verdad de una ideología que no es más que una defensa dogmática de tal ideología. Y luego, no
es cierto que debemos seguir la verdad. La vida humana es guiada por muchas ideas. La verdad es
una de ellas, pero la libertad y la independencia mental son otras. Si la Verdad, como la conciben
algunos ideólogos, entra en conflicto con la libertad, entonces tenemos una opción. Podemos
abandonar la libertad, pero también la Verdad. El autor critica a la ciencia moderna porque entiende
que inhibe la libertad de pensamiento.
Contra el método
Pasemos ahora a la explicación específica. Este argumento es más explícito a la hora de defender la
posición excepcional que la ciencia ocupa hoy en sociedad. Tal argumento dice
El argumento es erróneo, por lo que debemos evidenciar la falla del método. En cuanto a la parte I),
el autor entiende que no existe hoy un método de acuerdo con la metodología más avanzada. Las
teorías nunca se siguen de los hechos en el estricto sentido lógico. Mill, en su inmortal ensayo “De la
libertad”, demuestra que no es posible justificar las teorías ni es posible mostrar su excelencia sin
referirse a otras teorías. Podemos explicar el triunfo de una teoría por referencia a una teoría más
general. Las teorías, al igual que las normas, compiten y nosotros elegimos las más apropiadas para
la situación histórica en que se hace la elección. Las opciones rechazadas (teorías, normas,
“hechos”) no quedan eliminadas, sino que sirven como correctivos y además explican el contenido de
las ideas preferidas.
Según la parte II), la ciencia merece una posición especial porque ha producido resultados. Esto solo
sería un argumento si se puede dar por sentado que ninguna otra cosa ha producido jamás
resultados. Por ejemplo, hemos llegado a conocer métodos médicos de diagnóstico y terapia que son
eficaces (tal vez más eficaces aún que las partes correspondientes de la medicina occidental) y que
sin embargo se basan en una ideología que es radicalmente distinta de la ideología de la ciencia
occidental. Por otro lado, el hecho de que la ciencia tenga resultados cuenta en su favor solo si estos
resultados fueran logrados exclusivamente por la ciencia y sin ninguna ayuda exterior. Una ojeada a
la historia nos muestra que la ciencia casi nunca obtiene resultados de esta manera. Por ejemplo, la
mecánica y la óptica deben mucho a los artesanos, como la medicina a las parteras y brujas. Por lo
tanto, no existe un solo argumento que pueda emplearse en apoyo de la función excepcional que la
ciencia desempeña hoy en la sociedad. La ciencia ha hecho muchas cosas, pero también lo han
hecho otras ideologías. Además, no existe una “metodología científica” que pueda emplearse para
separar la ciencia de todo lo demás. La ciencia es solo una de las muchas ideologías que impulsan a
la sociedad y debe ser tratada como tal.
La consecuencia más importante que podemos sacar de este resultado es que debe haber una
separación formal entre Estado y ciencia, así como hay, en la actualidad, una separación formal
entre Estado e Iglesia. La ciencia puede influir sobre la sociedad, pero solo hasta el punto en que
cualquier grupo político o de presión está autorizado a influir sobre la sociedad. Se puede consultar a
los científicos sobre proyectos importantes, pero el juicio decisivo debe dejarse a cuerpos consultores
democráticamente elegidos. Estos cuerpos estarán integrados casi exclusivamente por legos
(personas que carecen de experiencia o conocimientos en una determinada materia). La ciencia no
es un libro cerrado que solo se comprende tras años de preparación. Es una disciplina intelectual que
puede ser examinada y criticada por cualquiera que se interese, y que sólo parece difícil y profunda
por causa de una campaña sistemática de ofuscación emprendida por muchos científicos. Los
órganos del Estado nunca deben vacilar en rechazar el juicio de los científicos cuando tengan razón
para hacerlo. Tal rechazo educará al público en general, lo hará más confiado y así podrá conducir a
una mejora.
La educación y el mito
Cuando enseñamos un mito queremos aumentar la oportunidad de que sea comprendido (es decir,
que no haya desconcierto con ningún rasgo del mito), creído y aceptado. Esto no causa ningún daño
cuando el mito es contra-equilibrado por otros mitos. El ámbito de la ciencia está casi enteramente
dominado por los creyentes. En este caso, es de máxima importancia fortalecer las mentes de los
jóvenes, y “fortalecer las mentes de los jóvenes” significa fortalecerlos contra toda fácil aceptación de
ideas comprehensivas.
Lo que aquí necesitamos es una educación que haga a la gente contraria, contra sugestiva sin
hacerla incapaz de dedicarse a la elaboración de una sola visión. ¿Cómo alcanzar este objetivo? Se
le puede alcanzar protegiendo la enorme imaginación que poseen los niños y desarrollando al
máximo el espíritu de contradicción que existe en ellos. En general, los niños son mucho más
inteligentes que sus maestros. Sucumben y entregan su inteligencia porque se les acobarda o
porque sus profesores los dominan por medios emocionales. Los niños de tres a cinco años tienen
más facilidad para aprender y comprender porque aún no han sido viciados por la incompetente
enseñanza.
Construir el tipo de sociedad planteado producirá que las opiniones que ahora las personas
desprecian (sin conocerlas, desde luego) vuelvan con tal esplendor que se deberá trabajar
arduamente para mantener cada uno su propia posición, y no todos serán capaces de hacerlo.
Podemos hacer uso de nuestras intuiciones, pero debemos recordar que estas son resultado de
vuestra preparación científica, (el autor entiende por ciencia a la ciencia de Karl Marx). Esta sociedad
planteada tiene un atractivo enorme: la dedicación desinteresada. Se supone que nosotros
abandonaremos nuestras inclinaciones egoístas y nos dedicaremos a la liberación de los oprimidos.
Dichas inclinaciones egoístas son nuestro deseo de máxima libertad de pensamiento en la sociedad
en que vivimos hoy. No necesitamos esta libertad para nuestra tarea, sino contar con una mente
firme y cerrada a algunas opciones. Presupone que la manera correcta de liberar a otros ya se
encontró, y que todo lo que se necesita es llevarla adelante. Queremos liberar a otros porque la
libertad es la mejor guía hacia el libre desarrollo y así hacia la felicidad. Queremos liberar a otros
para que puedan sonreír, pero para ello, nosotros debemos saber sonreír.
Los “hechos” científicos se experimentan como si fueran independientes de la opinión, creencia, y del
trasfondo cultural. Resulta así posible crear una tradición que se sostenga por medio de reglas
estrictas, y que alcance además cierto éxito. ¿Pero es deseable apoyar una tal tradición en la
exclusión de cualquier otra cosa? ¿Deberían transferirse a ella todos los derechos para que se ocupe
del conocimiento, de forma que cualquier resultado obtenido por otros métodos sea inmediatamente
excluido de concurso? La respuesta es no.
En primer lugar, el mundo que deseamos explorar es una entidad en gran medida desconocida.
Debemos, por tanto, mantener abiertas nuestras opciones y no restringirlas de antemano. Por otro
lado, una educación científica tal y como la descrita antes (y como se imparte en nuestras escuelas)
no puede reconciliarse con una actitud humanista. Está en conflicto con el cultivo de la individualidad,
que es lo único que produce, o puede producir, seres humanos bien desarrollados. Dicha educación
mutila cada parte de la naturaleza humana que sobresalga y que tienda a diferenciar notablemente a
una persona del patrón de los ideales de racionalidad establecidos por la ciencia, o por la filosofía de
la ciencia. El intento de aumentar la libertad, de procurar una vida plena y gratificadora, y el
correspondiente intento de descubrir los secretos de la naturaleza y del hombre implican, por tanto, el
rechazo de criterios universales y de todas las tradiciones rígidas, así como el rechazo de una gran
parte de la ciencia contemporánea. La práctica científica y las leyes de la razón poseen un efecto
embrutecedor.
Feyerabend entiende que los anarquistas profesionales se oponen a cualquier tipo de restricción y
piden que se permita al individuo desarrollarse libremente, desembarazado de leyes, obligaciones o
deberes, pero que, sin embargo, aceptan sin protesta alguna todos los rígidos criterios que científicos
y lógicos imponen a la investigación y a toda actividad que produzca conocimiento o lo cambie.
Incluso, a veces las leyes del método científico han sido insertadas en el propio anarquismo.
Para comenzar a esbozar su concepto de anarquismo, el autor plantea que no hay nada que nos
obligue a temer que la disminución del interés por la ley y el orden por parte de la ciencia y de la
sociedad (característico de un anarquismo de este tipo) conduzca al caos. El sistema nervioso del
hombre está demasiado bien organizado para que suceda esto. La idea de un método que contenga
principios firmes, inalterables y absolutamente obligatorios que rijan el quehacer científico tropieza
con dificultades considerables al ser confrontada con los resultados de la investigación histórica.
Descubrimos entonces que no existe una sola regla que no sea infringida en una ocasión u otra.
Estas infracciones son necesarias para el progreso, porque el único principio que no inhibe el
progreso es: todo sirve. Para decirlo de manera más específica, puede demostrarse lo siguiente:
dada cualquier regla por muy fundamental o necesaria que sea para la ciencia, siempre existen
circunstancias en las que resulta aconsejable no solo ignorar dicha regla, sino adoptar una opuesta.
Por ejemplo, introducir, elaborar y defender hipótesis ad hoc, o hipótesis que contradicen resultados
experimentales bien establecidos y generalmente aceptados, o hipótesis cuyo contenido es menor
que el contenido de las alternativas existentes empíricamente adecuadas, o hipótesis auto
inconsistentes, etc.
Son los eventos, y no necesariamente los argumentos, la causa de que adoptemos nuevos criterios.
Los criterios tienen una eficacia causal máxima. Un racionalista amaestrado será obediente a la
imagen mental de su amo, se conformará a los criterios de argumentación que ha aprendido, se
adherirá a esos criterios sin importar la confusión en la que se encuentre, y será completamente
incapaz de darse cuenta de que aquello que él considera como la “voz de la razón” es un post-efecto
causal del entrenamiento que ha recibido. La llamada de la razón, a la que sucumbe con tanta
facilidad, no es otra cosa que una maniobra política. Los intereses, fuerzas, propaganda y técnicas
de lavado de cerebro juegan un papel mucho mayor de lo que comúnmente se cree en el desarrollo
del conocimiento y de la ciencia. Aquí es muy importante la relación entre idea y acción. La creación
de una cosa, y la creación más la comprensión completa de una idea correcta de la cosa, constituyen
muy a menudo partes de uno y el mismo proceso indivisible y no pueden separarse sin provocar la
detención del proceso.
La tesis de Feyarabend es que el anarquismo estimula el progreso (en forma en que se tome este
término). Incluso, una ciencia basada en la ley y el orden sólo tendrá éxito si permite que se den
pasos anarquistas ocasionales.
Debe ser ahora examinado el mencionado principio de todo sirve. Por ejemplo, es posible hacer uso
de hipótesis que contradigan teorías bien confirmadas y/o resultados experimentales bien
establecidos. Se puede hacer avanzar la ciencia procediendo contrainductivamente (la inducción
plantea que la ciencia puede avanzar añadiendo conocimiento a lo que tenía anteriormente, es decir,
que a partir de un conocimiento particular repetido llegamos a un conocimiento general). La contrar
regla se opone a ciertas reglas muy conocidas de la ciencia, nos aconseja introducir y elaborar
hipótesis que sean inconsistentes con teorías bien establecidas y/o con hechos bien establecidos.
Nos aconseja proceder contrainductivamente. Feyerabend examina este fenómeno en dos partes:
por un lado, la contra regla que nos recomienda desarrollar hipótesis inconsistentes con teorías
aceptadas y altamente confirmadas, y por otro, la contra regla que nos recomienda desarrollar
hipótesis inconsistentes con hechos bien establecidos.
Respecto al primer caso, resulta que la evidencia que podría refutar una teoría a menudo sólo puede
sacarse a la luz con ayuda de una alternativa incompatible: la recomendación (que se remonta a
Newton y que todavía es muy popular hoy día) de usar alternativas solo cuando las refutaciones
hayan desacreditado ya la teoría ortodoxa, equivale a colocar el carro delante del caballo. Algunas de
las propiedades formales más importantes de una teoría se descubren por contraste, no por análisis.
El conocimiento no consiste en una serie de teorías autoconsistentes que tiende a converger en una
perspectiva ideal; no consiste en un acercamiento gradual hacia la verdad. Por el contrario, el
conocimiento es un océano, siempre en aumento, de alternativas incompatibles entre sí. No hay
nada establecido para siempre, ningún punto de vista puede quedar omitido en una explicación
comprehensiva. La tarea del científico no ha de ser más “la búsqueda de la verdad”, sino el “hacer de
la causa más débil la causa más fuerte”, como dijo el sofista, y por ello en apoyar el movimiento de
conjunto.
La segunda contra regla, a favor de hipótesis que sean inconsistentes con las observaciones, los
hechos y los resultados experimentales, no necesita ninguna defensa especial, pues no existe una
sola teoría interesante que concuerde con todos los hechos conocidos de su dominio. La cuestión,
por tanto, no consiste en saber si habría que admitir teorías contra inductivas en ciencia; la cuestión
consiste, más bien, en saber si las discrepancias existentes entre teoría y hecho deberían
aumentarse o disminuirse, o en saber qué otra cosa cabría hacer con ellas. Existen circunstancias
ordinarias en las que nuestros sentidos son capaces de ver el mundo “tal y corno realmente es”, así
como existen otras circunstancias, no menos ordinarias, en las que los sentidos se equivocan. Dicho
hábito expresa la creencia de que algunas de nuestras impresiones sensoriales son verídicas,
mientras que otras no lo son.
Ahora bien, ¿cómo es posible examinar algo que estamos usando continuamente? ¿Cómo analizar
los términos en los que habitualmente expresamos nuestras más simples e ingenuas observaciones,
y descubrir así, sus presupuestos? ¿Cómo descubrir el tipo de mundo que presuponemos cuando
nos comportamos del modo que lo hacemos? Es claro: no podemos descubrirlo desde dentro.
El autor continúa ofreciendo argumentos a favor de la contra regla que aconseja introducir hipótesis
que sean inconsistentes con teorías bien establecidas y presenta la condición de consistencia. Esta
condición elimina una teoría o una hipótesis física no porque esté en desacuerdo con los hechos; la
elimina porque está en desacuerdo con otra teoría, con una teoría, además, cuyas instancias
confirmadoras comparte. Según esto, dicha condición convierte en medida de validez la porción
todavía no contrastada de aquella teoría. Para el defensor de la condición de consistencia, la única
mejora efectiva proviene de la adición de nuevos hechos. Estos hechos nuevos, o bien apoyarán las
teorías vigentes, o bien nos obligarán a modificarlas indicando con exactitud dónde reside el error de
tales teorías. En ambos casos se produce progreso efectivo y no un mero cambio arbitrario. Vale
aclarar que las teorías no deberían cambiarse a menos que existan razones de peso. La única razón
de peso para cambiar una teoría es su desacuerdo con los hechos.
Tal construcción debe dar por supuesto que los hechos existen, y que están disponibles
independientemente de que se consideren o no alternativas a la teoría que ha de ser contrastada. A
este supuesto, del que depende de manera decisiva la validez del anterior argumento, Feyerabend lo
llama el principio de autonomía. Este principio no afirma que el descubrimiento y descripción de
hechos es independiente de todo teorizar. Lo que afirma es que los hechos que pertenecen al
contenido empírico de una teoría están disponibles se consideren o no otras alternativas a esta
teoría. La descripción de todo hecho particular no solo es dependiente de alguna teoría (que, desde
luego, puede ser muy diferente de la teoría que ha de contrastarse), sino que además existen hechos
que no pueden descubrirse si no es con la ayuda de alternativas a la teoría que ha de contrastarse, y
que dejan de estar disponibles tan pronto como se excluyen tales alternativas.
La invención de alternativas al punto de vista que ocupe el centro de la discusión constituye una
parte esencial del método empírico. De modo inverso, el hecho de que la condición de consistencia
elimine las alternativas nos parece ahora que está en desacuerdo no solo con la práctica científica
sino con el empirismo mismo. Al excluir contrastaciones válidas, dicha condición disminuye el
contenido empírico de las teorías a las que se permite subsistir (y estas serán por lo general, como
he señalado antes, aquellas teorías que fueron propuestas en primer lugar); y en especial, hace
disminuir el número de hechos que podrían mostrar las limitaciones de las teorías. Podría suceder
que la refutación de las incertidumbres mecánico-cuánticas presupone una tal incorporación de la
teoría actual en un contexto más amplio que ya no se ajuste a la idea de complementariedad y que
sugiere por tanto nuevos y decisivos experimentos. Y también podría suceder que la insistencia, por
parte de la mayoría de los físicos contemporáneos, en la condición de consistencia proteja para
siempre, caso de tener éxito, dichas incertidumbres de toda refutación. Así es como esta condición
puede dar lugar a una situación en la que un punto de vista determinado se petrifique en dogma y se
haga inasequible, en nombre de la experiencia, a toda crítica que pueda concebirse.
En resumen, la unanimidad de opinión tal vez sea adecuada para una iglesia, para las asustadas y
ansiosas víctimas de algún mito (antiguo o moderno), o para los débiles y fanáticos seguidores de
algún tirano. La pluralidad de opinión es necesaria para el conocimiento objetivo, y un método que
fomente la pluralidad es, además, el único método compatible con una perspectiva humanista. En la
medida que la condición de consistencia limita la diversidad, contiene un elemento teológico que
radica, por supuesto, en la veneración de los “hechos” tan característica de casi todo el empirismo. El
científico que esté interesado en el máximo contenido empírico, y que desee comprender todos los
aspectos posibles de su teoría, tendrá que adoptar, en consecuencia, una metodología pluralista,
tendrá que comparar teorías con teorías, en lugar de hacerlo con la “experiencia”, “datos” o “hechos”
y tendrá que esforzarse por mejorar, en lugar de eliminarlos, los puntos de vista que parezcan perder
en la competición.
El progreso se consigue a menudo por medio de una “crítica desde el pasado”. El Vudú, por ejemplo,
constituye uno de estos casos. Nadie lo conoce, pero todo el mundo lo utiliza como paradigma de
retraso y confusión. Sin embargo, el Vudú posee una base material firme aunque esta todavía no ha
sido comprendida de modo suficiente; el estudio de sus manifestaciones podría emplearse para
enriquecer, y tal vez incluso para revisar, nuestros conocimientos de fisiología. Un ejemplo aún más
interesante lo constituye el resurgimiento de la medicina tradicional en la China comunista. Nos
encontramos aquí con un desarrollo de tipo familiar, un gran país con grandes tradiciones se
encuentra bajo el dominio occidental y es explotado en la forma usual. Una generación nueva
reconoce, o cree reconocer la superioridad material e intelectual de Occidente y atribuye dicha
superioridad a la ciencia. Se importa y enseña ciencia, y se marginan todos los elementos
tradicionales. El chauvinismo científico triunfa. Posteriormente, se inició una campaña por el
resurgimiento de la medicina tradicional, inspirada políticamente. Ocurre con frecuencia que los
miembros de la comunidad científica se endurecen y se hacen intolerantes, de modo que la
proliferación ha de exigirse desde fuera, por medios políticos. Este dualismo políticamente inculcado
ha conducido a descubrimientos máximamente interesantes y asombrosos, y ello tanto en China
como en Occidente, así como a la comprobación de que existen fuerzas y medios de diagnosis que
la medicina moderna no puede hacer suyos y para los que no tiene ninguna explicación.
Los ejemplos de Copérnico, de la teoría atómica, del Vudú y de la medicina china muestran que
incluso la teoría más avanzada, y que parece ser la más firme, no está segura; muestran que una
teoría de este tipo puede modificarse, o ser destruida por completo con la ayuda de puntos de vista
que el engreimiento de la ignorancia ha relegado ya al desván de la historia. De este modo puede
ocurrir que el conocimiento de hoy pase a constituir los cuentos de hadas del mañana, y que el mito
más ridículo se convierta eventualmente en la pieza más sólida de la ciencia. El pluralismo teórico y
las concepciones metafísicas no son tan solo importantes en metodología, sino que además forman
parte esencial de una perspectiva humanista. La coincidencia de la parte (individuo) con el todo
(mundo en el que vivimos), de lo puramente subjetivo y arbitrario con lo objetivo y lo regulado,
constituye uno de los argumentos más importantes en favor de una metodología pluralista.
Postura de vida de Feyerabend: en contra de Bunge, Popper, Kuhn y el Círculo de Viena. Para
Feyerabend las propuestas de estos, en gran medida, son fantasías. Su filosofía busca destruir a lo
dominante.
Para Feyerabend, la ciencia es una parte de la cultura que está completamente mezclada con el
resto de formas de la misma. Todas las formas están al mismo nivel en la cultura. Entiende que la
ciencia es dogmática. Los científicos han violado las reglas de la lógica y la metodología. Para hacer
que la ciencia avance, se debe utilizar el principio de todo vale. Se deben “violar” las reglas para
avanzar (por ej. defender una teoría que acaba de ser falsada). Si se tiene motivos para defender
una teoría, se debe defender apelando a lo que se pueda. Por lo tanto, Feyerabend es un gran
defensor de la hipótesis ad hoc. Los casos más típicos son los que poseen caos y desorganización,
no los que fluyen de forma perfecta.
Para Feyerabend la verdad no existe, nadie puede tenerla. El científico no triunfa por “tener razón”,
sino por convencer a los demás. Para Kuhn si un campo científico tiene muchas visiones
contrapuestas, es preparadigmático. Para Feyerabend eso es lo mejor que puede pasar, es un
síntoma de libertad, no de inmadurez. Es parte de lo que hace progresar a la ciencia. El progreso se
logra al “mover” la cabeza, al generar actividad científica que prolifere el pensamiento, las ideas, que
la gente esté más contenta. Cuando una teoría se convierte en dogma, la ciencia deja de progresar.
Es progresista para la ciencia cuestionar lo que nos enseñaron, porque lo que nos enseñaron es el
dogma.
Una nueva teoría no puede crearse por simple gusto, sino que se deben mostrar resultados. Se debe
construir una alternativa.
En ningún período de la historia existió la ciencia normal. Si hubiera ciencia normal, todos dejaríamos
de pensar. Es como la vida misma, si no cuestionas algo y solo te quedas con lo que te dicen, no
avanzas.
Dadaísmo: romper con los cánones, con el sistema que defiende tener la verdad absoluta. Todo vale
significa un “probá todo” al momento de construir la argumentación, “armar un collage” de métodos.
Asimismo, Feyerabend es empirista, aunque entiende que no es tan fácil demostrar como dicen
Popper o el Círculo de Viena.
Moraleja de Popper: si no te dicen previamente qué tenés que observar, no podrás ver nada.
La forma de interpretar el conocimiento depende de la cultura de cada uno. La dependencia de la
observación es por el contexto, no por la teoría. Si la cultura configura lo que un científico ve, un
filósofo de la ciencia no debe seguir las reglas de la lógica. Debe introducirse en la cultura del
científico, su modo de vida, el momento en que desarrolló su trabajo. El filósofo se transforma
entonces en un antropólogo.
Chalmers - Capítulo X
Paul Feyerabend, un austríaco que se asentó en Berkeley, California, durante la mayor parte de su
carrera académica, pero que también pasó algún tiempo en Londres intercambiando ideas (y
enemistándose) con Popper y Lakatos.
recusa todos los intentos de exponer un método científico capaz de captar su condición de especial,
argumentando que no existe tal método y que, en realidad, la ciencia no posee ninguna característica
que la haga necesariamente superior a otras formas de conocimiento. Feyerabend llegó a afirmar
que, si existe un solo principio, inmutable, del método científico, éste es el de “todo vale". De esa
forma, se puede aludir para limitar fuertemente la concepción anarquista extrema de su obra.
La principal línea argumental de Feyerabend intenta minar las ideas de método y progreso
presentadas por los filósofos como características de la ciencia, retándolas en su propio terreno de la
siguiente manera. Toma los ejemplos de cambio científico que sus oponentes (que comprenden la
inmensa mayoría de los filósofos) consideran como instancias clásicas del progreso científico y
muestra que, en cuanto hechos históricos, estos cambios no se ajustan a las teorías de la ciencia
propuestas por dichos filósofos. (Feyerabend no tiene por qué él mismo concordar con que los
episodios en cuestión le sirvieran para imponer sus argumentos.)
La teoría de Feyerabend de la ciencia se sitúa dentro de un entramado ético que concede un alto
valor a la libertad individual, e implica una actitud que Feyerabend describe como "actitud
humanitaria". Según dicha actitud, los individuos humanos deben ser libres;
Dado el fracaso de los intentos por captar las características especiales del conocimiento científico
que lo hagan superior a otras formas de conocimiento, fracaso que Feyerabend consideraba haber él
mismo verificado, sacó la conclusión de que no se justifica el elevado rango atribuido a la ciencia en
nuestra sociedad, ni la superioridad que se le supone, no sólo sobre el marxismo, digamos, sino
sobre cosas tales como la magia negra y el vudú. Según Feyerabend, el alto prestigio de la ciencia
es un dogma peligroso, que adopta un papel represor similar al que, según su retrato, representó el
cristianismo en el siglo XVII
se declara a sí mismo a favor del "intento de ensanchar la libertad de llevar una vida plena y
gratificante" y apoya a Mill en su defensa del "cultivo de la individualidad, que es lo único que
produce, o puede producir, seres humanos bien desarrollados". Feyerabend fundamenta, desde este
punto de vista humanitario, su concepción anarquista de la ciencia en que aumenta la libertad del
individuo emancipándole de restricciones metodológicas, y en que, más en general, deja al individuo
la libertad de elegir entre ciencia y otras formas de conocimiento.
Ninguno de los métodos que Carnap, Hempel, Nagel [tres prominentes positivistas], Popper o incluso
Lakatos desean utilizar a fin de racionalizar los cambios científicos puede ser aplicado, y el único que
puede serlo, la refutación, queda muy limitado en su fuerza. Lo que queda son juicios estéticos,
juicios del gusto, prejuicios metafísicos, deseos religiosos; dicho brevemente, lo que queda son
nuestros deseos subjetivos: la ciencia mas avanzada y general devuelve al individuo una libertad que
parece perder en su parte más pedestre
No existe, pues, un método científico. Los científicos siguen sus deseos subjetivos. Todo vale.
Una crítica de la visión que tiene Feyerabend de la libertad humana servirá de preparativo útil para
una valoración de su crítica del método. Un problema central en la noción de libertad de Feyerabend
nace de la medida en que es enteramente negativa, en el sentido de que entiende la libertad como
ausencia de restricciones. Los individuos deben ser libres de toda coacción para poder seguir sus
deseos subjetivos.
Feyerabend coloca sus opiniones sobre la ciencia dentro de un marco conceptual individualista que
implica una noción ingenua de la libertad;
Cuanto más historia pueda reconstruir como interna, más aceptable es una metodología.
Heurística positiva:
No es posible dar por muerto un programa de investigación. Posibilidad del éxito imprevisto.
Una teoría científica T queda superada si y sólo si otra teoría T' ha sido propuesta y tiene las
siguientes características:
1. T' tiene un exceso de contenido empírico con relación a T; esto es, predice hechos nuevos,
improbables o incluso excluidos por T
2. T' explica el éxito previo de T; esto es, todo el contenido no refutado de T está incluido (dentro
de los límites del error observacional) en el contenido de T', y
3. Una parte del exceso de contenido de T' resulta corroborado.
Si desarrollamos una teoría para resolver una contradicción entre un programa de investigación y un
contraejemplo, de forma tal que la nueva teoría en lugar de ofrecer una explicación incrementadora
de contenido (científica), sólo ofrece una reinterpretación (lingüística) que disminuye tal contenido, la
contradicción queda resuelta sólo de una forma semántica y acientífica.
Lorentz vs Einstein: intentan explicar los mismos fenómenos empíricos, no hay mayor contenido
empírico en las dos Lorentz:
Lorentz: Einstein
● Campos electromagnéticos ● Rompe con las ideas de érter y del
● Éter infinito e inmóvil espacio tiempo absoluto
¿Alguna vez ha predicho el marxismo con éxito algún hecho nuevo? Nunca. Tiene algunas famosas
predicciones que no se cumplieron. Empobrecimiento absoluto de la clase trabajadora. Primera
revolución socialista sucedería en la sociedad industrial más desarrollada. Las primeras predicciones
del marxismo eran audaces y sorprendentes, pero fracasaron.
Explicaron todos los fracasos: explicaron la elevación de niveles de vida de la clase trabajadora
creando una teoría del imperialismo; incluso explicaron las razones por las que la primera revolución
socialista se había producido en un país industrialmente atrasado como Rusia.
Todas sus hipótesis auxiliares fueron manufacturadas tras los acontecimientos para proteger a la
teoría de los hechos. El programa newtoniano originó hechos nuevos; el programa marxista se
retrasó con relación a los hechos y desde entonces ha estado corriendo para alcanzarlos.
→ Respecto a Popper: Por un tiempo fue un seguidor de la concepción popperiana pero más tarde
se dió cuenta de algunas dificultades que se enfrentaba dicha concepción.
→ Respecto a Kuhn: posterior a su influencia de Popper, conoció la obra de Kuhn.
→ Kuhn y Popper: proponen concepciones de ciencia rivales pero tienen puntos en común - ambos
se oponen al positivismo y al inductivismo; ambos priorizan la teoría (o paradigma) antes que la
observación e insisten que en que la búsqueda de resultados de la observación, su interpretación y
aceptación\rechazo tienen lugar con un trasfondo de teoría o paradigma.
→ Lakatos buscó una manera de modificar el falsacionismo de Popper para eliminar sus dificultades
recurriendo a conceptos de Kuhn (aunque rechazaba sus aspectos relativistas).
→ Su “programa de investigación” fue en cierto sentido una alternativa a los paradigmas de Kuhn.
Dificultad importante del falsacionismo popperiano: no existe una guía clara respecto de que parte
complejo teórico era culpable de una falsación. Si el científico individual culpa a donde quiere la
ciencia no progresa.
Tras esto, Lakato sugiere que no todas las partes de una ciencia van a la par, algunas leyes o
principios son más básicos que otros. Los más fundamentales definen los rasgos de la ciencia por lo
que no se les puede culpar de un fallo, la culpa debe recaer en componentes menos fundamentales.
Los científicos deben resolver los problemas modificando estos últimos componentes. Estos aportes
(exitosos o no) contribuyen al desarrollo de un mismo programa de investigación.
A. Solucionar los problemas teóricos: tener en cuenta la atracción de los planetas, su tamaño y
forma, considerar las fuerzas gravitatorias,etc
B. Solucionar la correspondencia entre lo teórico y la observación: desarrollo de telescopios más
precisos, construir aparatos sensibles que detectaran la atracción gravitacional, etc
El programa de Newton tenía una sólida guía heurística, desde el comienzo se había dibujado un
programa bastante definido.
En el desarrollo de un programa de investigación es importante la etapa comparativamente tardía en
que resultan oportunas las comparaciones observacionales. Los primeros trabajos de un programa
se hacen sin prestar atención a las aparentes falsaciones de la observación, hay que confiar en el
programa para que haga efectivo todo su potencial, hay que construir un cinturón protector adecuado
y sofisticado. Cuando se ha desarrollado un programa y ya es conveniente someterlo a pruebas
observacionales lo que importa son las confirmaciones y no las falsaciones.
1. Cuando sus predicciones son confirmadas, ej: el programa newtoniano cuando se observó
por primera vez Neptuno. Las predicciones fallidas como los cálculos de la órbita de la luna
indican que se requiere complementar o modificar el cinturón protector.
2. Debe ser en verdad un programa, su heurística positiva debe ser coherente para guiar la
investigación futura diseñando un programa.
→ Problema del falsacionista: cualquier parte teórica puede ser responsable de una falsación, esta
incapacidad de encontrar la fuente del problema da caos.
Lakatos diseña esta metodología para evitar esto. El orden se mantiene con el núcleo central y la
heurística positiva que lo acompaña. Las conjeturas lo llevan a progresar (siempre y cuando algunas
tengan éxito) y los resultados de las comprobaciones experimentales determinan las decisiones de
mantener o rechazar una hipótesis. La relación entre observación y la comprobación de la hipótesis
es poco problemática gracias a que el núcleo central y la heurística positiva definen un lenguaje
observacional bastante estable.
→ Problema de Kuhn: no responde claramente porqué un paradigma sería superior al que
reemplaza, apeló a la autoridad de la comunidad científica de que “no hay norma más alta que la
aceptación por la comunidad relevante”. ~característica relativista~ Ante esto Lakatos buscó una
norma (programa de investigación) que pudiera usarse para identificar algún sentido no relativista
para el progreso de la ciencia. Concluyó que el progreso implica en la substitución de un programa
degenerativo por uno progresivo, siendo este último una mejora sobre el primero en el sentido de que
ha demostrado predecir de forma más eficiente nuevos fenómenos.
Nuevas predicciones
La medida no relativista del progreso se basaba en la noción de una nueva predicción. Pero la noción
de dicha predicción no es tan simple, es preciso tener cuidado al moldearla de una forma que sirva al
propósito requerido de la metodología que pretenda usarla (en este caso la de Lakatos).
Ej→ Lakatos toma la teoría copernicana como superior a la teoría tolemaica porque aunque
antiguamente ya eran conocidas algunas características del movimiento planetario (no nuevas),
estas solo fueron explicadas adecuadamente con la aparición de la teoría copernicana. Se puede
decir que esto ejemplifica fenómenos que implican una predicción nueva de fenómenos más que la
predicción de nuevos fenómenos.
Así, Lakatos se dió cuenta que tenía que modificarse el concepto de nuevas predicciones. No tiene
relevancia si vino primero la teoría o el conocimiento de los fenómenos.
La teoría tolemaica no constituía un apoyo significativo para aquel programa porque fue arreglada
artificialmente para que se ajustara a los datos observables, añadiendo epiciclos diseñados para eso.
Por el contrario, los fenómenos observables se seguían naturalmente con la teoría copernicana, sin
necesitar ajustes artificiales. Las predicciones que cuentan son naturales, no forzadas. ¿Cómo podía
la teoría copernicana predecir exitosamente todas las características observables del movimiento
planetario de no ser esencialmente correcta?
Reformular la metodología de Lakatos de manera que un programa sea progresivo cuando hace
predicciones naturales que resultan confirmadas, en oposición a las nuevas dónde “natural” se opone
a “forzado” o “ad hoc”
→ Toda teoría de la ciencia debería encontrar un sentido en la historia de la ciencia, por lo que se
puede comprobar una metodología o filosofía de la ciencia en la historia de la ciencia. Sin embargo,
si esto se interpreta indiscriminadamente una buena filosofía no sería más que una descripción
precisa de la ciencia, incapaz de captar sus características esenciales o distinguir entre buena o
mala. Popper y Lakatos consideraban a la concepción de Kuhn como meramente descriptiva y por
ende deficiente.
→ Posición de Lakatos: en la historia de la ciencia hay episodios progresivos indiscutibles que hay
que tener presentes. Hay que tener una noción preteórica de la ciencia antes de preguntar cuál es la
mejor manera de categorizarla, esta noción preteórica debe incluir reconocer estos principales logros
científicos (Einstein,Galileo). Teniendo esto como trasfondo se podría exigir que toda metodología
sea compatible con ellas (no contradiciendolas).
Así como Lakatos modificó el falsacionismo para superar los problemas que enfrentaba, no se deben
desechar teorías frente a falsaciones aparentes porque la culpa podría no tener origen en la teoría, y
porque éxitos aislados no establecen para siempre el mérito de una teoría. Por eso introdujo los
programas de investigación, que necesitan tiempo para desarrollarse y que pueden tanto progresar
después de un periodo degenerativo como degenerar después de éxitos iniciales. La metodología de
Lakatos no puede decir cuándo abandonar un programa de investigación o preferir un programa
antes que otro. No es equivocado que un científico trabaje dentro de un programa de investigación
degenerativo si cree que puede revivirlo. Solo a largo plazo (desde una perspectiva histórica) se
puede comparar significativamente programas de investigación. Lakatos creía que el falsacionismo y
el positivismo aspiraban a demasiado por pensar que ofrecen criterios útiles para la aceptación o
rechazo de teorías.
→ ¿Sirven conceptos tales como el de “núcleo central” para identificar los programas de
investigación que se puedan encontrar en la historia de la ciencia? Si Copérnico desplazó el Sol
hacia los centros de las órbitas planetarias para ajustar los detalles del movimiento epicíclico, ¿cúal
era exactamente el núcleo central del programa de Copérnico?
→ ¿Son o no son reales las decisiones metodológicas? (el núcleo central sería falsable por “las
decisiones metodológicas de sus protagonistas”), no está claro que clase de estudio proporcionaria
dicha prueba. Relativismo inaceptable de Lakatos.
→ No dió reglas para la eliminación de programas enteros de investigación porque es científico
aferrarse a un programa degenerativo en la esperanza de que puede revivir, entonces ¿por que no
serían científicos los marxistas?
→ La comparación de programas de investigación rivales es más problemática. Los méritos relativos
se tienen que juzgar por la medida en que dichos programas progresan o degeneran. Una dificultad
importante de ese criterio de aceptación y rechazo de los programas de investigación va unida al
factor tiempo. ¿Cuánto tiempo debe pasar hasta que se pueda decidir que un programa de
investigación ha degenerado gravemente, que es incapaz de llevar al descubrimiento de nuevos
fenómenos? Dentro de la explicación de Lakatos, no se puede decir nunca de modo absoluto que un
programa de investigación es mejor que otro rival. Sólo se pueden decidir los méritos relativos de dos
programas retrospectivamente.
Lakatos no consiguió ofrecer un criterio claro para rechazar un programa de investigación coherente
o para elegir entre programas de investigación rivales.
Durante siglos el conocimiento hacía referencia sólo al conocimiento probado ya sea por el poder del
intelecto o por la evidencia de los sentidos, pues bien era conocimiento empírico para unos y racional
para los otros. Aunque el poder probatorio de los sentidos y del intelecto ya había sido puesto en
duda por los escépticos hace más de dos mil años, pero la ciencia de newton que se considero
absoluto, creó nuevamente la confusión de la certeza probatoria.
Kuhn y Popper comparten que la ciencia no crece por acumulación de verdades eternas, ambos se
inspiran en la destrucción de la física newtoniana realizada por Einstein, el principal problemas que
comparten son las "revoluciones científicas"; una de las principales diferencias radica en que
mientras para Popper la ciencia está en una "revolución permanente", para Kuhn las revoluciones
son excepcionales y en realidad extra científicas, en tiempos de ciencia normal la crítica es un
anatema.
Kuhn al reconocer el fracaso tanto del justificacionismo como del falsacionismo parece retroceder al
irracionalismo; pues para Popper el cambio científico es racional o al menos reconstruible
racionalmente y pertenece al campo de la Lógica de la investigación, para Kuhn el cambio científico
pertenece a la Sicología (social) de la investigación, es una clase de cambio religioso. En la lógica de
la investigación científica de Popper hay dos puntos en conflicto de los cuales Kuhn sólo vio uno, el
falsacionismo ingenuo que llamaré "falsacionismo metodológico ingenuo", Kuhn no comprende una
posición más sofisticada que presentare –expone Lakatos- y que fortalece el enfoque popperiano y
puede ser inmune a las críticas presentadas inicialmente (Kuhn).
"De igual forma presentare las revoluciones científicas como casos de progreso racional y no de
conversiones religiosas." Se debe por tanto mirar la situación de la filosofía de la ciencia tras el
hundimiento del justificacionismo.
Es la variedad más débil del falsacionismo, admite la falibilidad de todas las teorías científicas, sin
cualificaciones, pero retiene una base empírica infalible, es empirista sin ser inductivista; la
honestidad científica consiste en especificar por adelantado un experimento tal que si el resultado
contradice la teoría, ésta debe ser abandonada. A las proposiciones no falsables, "el falsacionismo
las despacha de un plumazo: las considera metafísicas y les niega rango científico"
Según la lógica del falsacionismo dogmático la ciencia crece mediante reiteradas eliminaciones de
teorías con la ayuda de los hechos sólidos, éste falsacionismo dogmático es insostenible porque
descansa en dos supuestos falsos y un criterio de demarcación entre la ciencia y la no-ciencia muy
restringido.
1. El primer supuesto: es que existe una frontera natural, psicológica, entre proposiciones
teóricas y especulativas, por una parte y las proposiciones fácticas u observacionales o
básicas por la otra.- parte del enfoque naturalista del método científico-.
2. El segundo supuesto: es que si una proposición satisface el criterio psicológico de ser fáctica
u observacional, entonces es cierta, se puede decir que ha sido probada por los hechos. –
tesis de la doctrina de la prueba observacional-.
Ambos supuestos son falsos; la psicología testimonia contra el primero y la lógica contra el segundo
y la opinión metodológica testifica contra el criterio de demarcación. Así:
1. No fueron las observaciones puras y a-teóricas de Galileo las que se enfrentaban con la
teoría de Aristóteles, sino que las observaciones de Galileo, interpretadas mediante su teoría
óptica, se enfrentaban con las observaciones de los aristotélicos, interpretadas según su
teoría de los cielos. De igual forma que todos los justificacionistas que reconocen los sentidos
como fuente del conocimiento se ven obligados a incorporar una sicología de la observación.
2. La lógica destruye el segundo supuesto, ninguna proposición fáctica puede nunca ser
probada mediante un experimento; las proposiciones sólo pueden ser derivadas a partir de
otras proposiciones y no a partir de los hechos, esto lleva a que los conflictos entre las teorías
y las proposiciones fácticas no son falsaciones, sino simples inconsistencias.
3. Las teorías más admiradas no prohíben ningún acontecimiento observable, si aceptamos que
los hechos pueden probar las proposiciones fácticas, debemos aceptar que las teorías más
importantes en la historia de la física, son entonces metafísicas.
En resumen, los justificacionistas clásicos sólo admiten teorías probadas, los neoclásicos teorías
probables y los falsacionistas dogmáticos las refutables. Pero Lakatos dice: no sólo son las teorías
científicas igualmente incapaces de ser probadas e igualmente improbables, sino que también son
irrefutables. El reconocimiento de que todas las proposiciones de la ciencia son falibles implica el
colapso de todas las formas de justificacionismo dogmático.
Si todos los enunciados científicos son teorías falibles sólo podemos criticarlos en razón de su
inconsistencia. El falsacionismo metodológico es una clase de convencionalismo, por lo que para
entenderlo debemos discutir en primer lugar el convencionalismo en general. Hay teorías del
conocimiento: activas y pasivas
Duhem acepta la posición convencionalista de que ninguna teoría física se derrumba nunca por el
peso de las refutaciones, pero puede hundirse por el peso de las reparaciones constantes y
complejos refuerzos. Entonces la falsación depende de gustos subjetivos y de la moda científica.
El falsacionista metodológico comprende que en las "técnicas experimentales" del científico hay
implicadas teorías falibles con las que interpreta los hechos. A pesar de ello, aplica tales teorías; en
el contexto dado, las considera no como teorías bajo contrastación, sino como conocimiento
fundamental carente de problemas, que aceptamos como no problemático mientras estamos
contrastando la teoría. Ej. Cuando aceptamos instrumentos de experimentación. Los falsacionistas
metodológicos también señalan que, de hecho, estas convenciones son institucionalizadas y
aceptadas por la comunidad científica: el veredicto de los científicos experimentales suministra la
lista de falsadores aceptados. Así establece el falsacionista metodológico su "base empírica" esta
"base" no está de acuerdo con los criterios justificacionistas pues no tiene nada probado, se trata de
unos "cimientos de arena". El falsacionista metodológico sostiene que si queremos que funcione el
método de selección por eliminación y asegurarnos que sólo sobrevivan las teorías más aptas,
entonces es necesario que su lucha por la supervivencia sea severa.
1. una contrastación es, o se debe hacer que sea, una confrontación bilateral entre teoría y
experimento, de modo que en el enfrentamiento final ellos son los únicos actores
2. Que el único resultado interesante de tal confrontación es la falsación -concluyente- los
únicos descubrimientos auténticos son refutaciones de hipótesis científicas.
1. las contrastaciones son como mínimo enfrentamientos trilaterales entre teorías rivales y
experimentos
2. Algunos de los experimentos más interesantes originan, prima facie, una confirmación en
lugar de una falsación.
Si como parece, la historia de la ciencia no confirma nuestra teoría de la racionalidad científica,
entonces tenemos dos alternativas, la primera es abandonar los intentos de explicación racional del
éxito de la ciencia; y explicar los cambios de "paradigmas" en términos de la sicología social; La otra
alternativa es tratar de reducir como mínimo el elemento convencional del falsacionismo y sustituir
las verdades ingenuas del falsacionismo metodológico y proponer una versión sofisticada de mayor
fuerza racional y que recupere la metodología y la idea de progreso científico. "Tal es el camino
adoptado por Popper y el que yo intento seguir"
El falsacionismo sofisticado difiere tanto del ingenuo tanto en sus reglas de aceptación o criterio de
demarcación como en sus reglas de falsación o eliminación. Para el falsacionismo sofisticado una
teoría es "aceptable" o "científica" sólo si tiene un exceso de contenido empírico corroborado con
relación a su predecesora (o rival); esto es, sólo si conduce al descubrimiento de hechos nuevos,
esta condición tiene dos apartados.
1. T’ tiene un exceso de contenido empírico con relación con relación a T, esto es, predice
hechos nuevos, improbables o incluso excluidos por T.
2. T’ explica el éxito previo de T; esto es, todo el contenido no refutado de T está incluido en
el contenido T’.
3. Una parte del exceso de contenido de T’ resulta corroborado.
Según Popper las teorías y las proposiciones fácticas siempre pueden ser reconciliadas con la ayuda
de hipótesis auxiliares, el salvar a una teoría con ayuda de hipótesis auxiliares que satisfagan ciertas
condiciones bien definidas, representa un progreso científico; pero hacerlo con hipótesis que no las
satisfacen, representan una degeneración. Estas últimas hipótesis son denominadas las inadmisibles
"hipótesis ad hoc" "estratagemas convencionalistas". Cualquier teoría es debe ser evaluada en
conjunción con sus hipótesis auxiliares, así lo que evaluamos no son las teorías aisladas, sino una
serie de teorías.Aplicar el término científica a una teoría única equivale a equivocar las categorías.
El falsacionismo sofisticado expone que no hay falsación sin la emergencia de una teoría mejor,
entonces la falsación es una relación múltiple entre teorías rivales y la "base empírica" original, es
decir, la falsación tiene un carácter histórico, en comparación decimos que: A. Los falsacionistas
ingenuos insistían en los ejemplos "refutadores". B. Para los falsacionistas metodológicos
sofisticados, son los casos corroboradores, -bastantes casos- del exceso de información los que
resultan cruciales.
La ciencia puede crecer sin que ninguna refutación indique el camino, lo que suscita la actividad
científica febril es la proliferación de teorías en lugar de los contraejemplos o anomalías; la consigna
"proliferación de teorías" es mucho más importante para el falsacionista sofisticado que para el
ingenuo. El falsacionismo sofisticado ofrece nuevos criterios de honestidad intelectual, en
comparación con el falsacionismo ingenuo y con los justificacionistas así:
1. Los justificacionistas exigían la aceptación exclusiva de lo que había sido probado y el
rechazo de todo aquello carente de pruebas.
2. Los neo justificacionistas pedían que se especificara la probabilidad de cualquier hipótesis
teniendo en cuenta la evidencia empírica disponible.
3. El falsacionismo ingenuo requería la contrastación de lo falsable y el rechazo de lo no
falsable o lo falseado.
4. El falsacionismo sofisticado pide que se vean las cosas desde diferentes puntos de vista y
que se rechacen teorías que han sido superadas por otras teorías más poderosas.
Para el falsacionismo sofisticado aprender acerca de una teoría es fundamentalmente aprender qué
nuevos hechos anticipó; la única evidencia relevante es la evidencia anticipada de una teoría, donde
el carácter empírico y el progreso teórico están inseparablemente relacionados.
Este falsacionismo sofisticado a diferencia del ingenuo (metodológico), requieren un número menor
de decisiones metodológicas; la cuarta decisión del falsacionismo ingenuo ahora se hace
redundante. Por tanto el sofisticado es un falsacionismo con un procedimiento más lento pero más
seguro; la quinta decisión tampoco es necesaria, la solución sofisticada es obvia, retenemos una
teoría sintácticamente metafísica mientras los casos problemáticos puedan explicarse mediante
cambios acrecentadores de contenido en las hipótesis auxiliares.
Las decisiones de primera, segunda y tercera clase del falsacionismo ingenuo no pueden ser
evitadas, pero se puede reducir ligeramente el elemento convencional en las decisiones de segunda
y tercera clase; no podemos evitar las decisiones sobre el valor de verdad de algunas "proposiciones
observacionales", ni las decisiones sobre qué clase de proposiciones son "observacionales" o
"teóricas"; el falsacionismo sofisticado puede mitigar la arbitrariedad de esta segunda decisión,
aceptando un procedimiento de apelación.
Pero ni siquiera este procedimiento de apelación puede hacer otra cosa que no sea posponer la
decisión convencional, porque el veredicto del tribunal de apelación tampoco es infalible. Las
dificultades relativas a la "base empírica" que confrontaba el falsacionismo ingenuo tampoco pueden
ser evitadas por el falsacionismo sofisticado. Existe una objeción aplicable incluso a la versión
sofisticada, es la llamada "paradoja de la adición", si añadimos a una teoría algunas hipótesis de bajo
nivel enteramente desprovistas de relación, ello puede constituir un cambio progresivo de
problemática. Estos enunciados están conectados con los enunciados originales de una forma más
intensa que la simple conjunción.
Este es un requisito análogo al de la simplicidad (Duhem) que garantiza la continuidad de las series
de teorías de las que se puede decir que constituyen una problemática.
"He analizado el problema de la evaluación objetiva del crecimiento científico en términos de cambios
progresivos y regresivos de problemáticas para series de teorías científicas". Estos cambios se dan
en los P.I.C. el programa consiste en reglas metodológicas: algunas nos dicen las rutas de
investigación que deben ser evitadas (heurística negativa), y otras, los caminos que deben seguirse
(heurística positiva). Incluso como conjunto la ciencia puede ser considerada como un enorme
programa de investigación dotado de la suprema regla heurística de Popper "diseña conjeturas que
tengan más contenido empírico que sus predecesoras".
→ Todos los programas de investigación científica pueden ser caracterizados por su centro firme. La
heurística negativa del programa impide que apliquemos el Modus Tollens a este "centro firme"; por
el contrario, debemos utilizar nuestra inteligencia para incorporar e incluso inventar las hipótesis
auxiliares que formen un cinturón protector en torno a ese centro, y contra ellas debemos dirigir el
Modus Tollens. El cinturón protector de hipótesis auxiliares debe recibir los impactos de las
contrastaciones y para defender al centro firme, será ajustado y reajustado e incluso completamente
sustituido. En un programa de investigación podemos vernos frustrados por una larga serie de
"refutaciones" antes de que alguna hipótesis auxiliar ingeniosa, afortunada y de superior contenido
empírico, convierta a una cadena de derrotas en lo que luego se considerará como una resonante
historia de éxitos, bien mediante la revisión de algunos hechos falsos o mediante la adición de
nuevas hipótesis auxiliares. Por tanto hay que exigir que cada etapa de un P.I.C. incremente el
contenido de forma consistente, que constituya un "cambio de problemática teórica consistentemente
progresivo"
Todas las comunidades producen cosas. La comunidad científica produce verdad científica. La
ciencia necesita determinadas condiciones para producir. El universo "puro" de la ciencia más "pura"
es un campo social como otro, con sus relaciones de fuerza, sus monopolios, sus luchas y sus
estrategias, sus intereses y sus ganancias, donde todas estas invariancias revisten formas
específicas.
Los científicos no son sujetos singulares, sino colectivos. Los científicos han incorporado un modelo
de trabajo. El científico, incluso en su individualidad, es el resultado de la comunidad. La ciencia es
un aparato de construcción colectiva utilizado de forma colectiva.
Bourdieu pretende dejar de diferenciar entre ciencia “pura” y “contaminada”. Los científicos son
humanos y, en sus productos, se va a traducir su humanidad (intereses, forma de ser, etc.).
En el campo científico, no hay nadie que esté por fuera del juego de las relaciones. Nadie posee una
objetividad total para dar legitimidad. Esta se determina según la fuerza (prestigio) que tenga cada
grupo. El científico conoce el campo en el que actúa (su estructura y sus reglas), lo cual facilita las
relaciones. Quien no sigue las reglas, se margina de la comunidad, sea cual sea.
“El campo científico” (Bourideu)
El campo científico, como sistema de relaciones objetivas entre posiciones adquiridas (en las luchas
anteriores), es el lugar (es decir, el espacio de juego) de una lucha competitiva que tiene por desafío
específico el monopolio de la autoridad científica, inseparablemente definida como capacidad técnica
y como poder social, o, si se prefiere, el monopolio de la competencia científica que es socialmente
reconocida a un agente determinado, entendida en el sentido de capacidad de hablar e intervenir
legítimamente (es decir, de manera autorizada y con autoridad) en materia de ciencia. Hay que
precisar lo que quiere decir "socialmente reconocido": veremos que el grupo que otorga este
reconocimiento tiende siempre a reducirse más al conjunto de los sabios, es decir a los
competidores, a medida que se acrecientan los recursos científicos acumulados y, correlativamente,
la autonomía del campo. Asimismo, decir que el campo es un lugar de luchas no significa solo
romper con la imagen pacífica de la "comunidad científica", sino también recordar que el
funcionamiento mismo del campo científico produce y supone una forma específica de intereses (las
prácticas científicas no aparecen como "desinteresadas" más que por referencia a intereses
diferentes, producidos y exigidos por otros campos).
Intentar disociar en la competencia (o autoridad) científica lo que sería pura representación social,
poder simbólico, marcado por todo un "aparato" (en el sentido de Pascal) de emblemas y de signos,
de lo que sería pura capacidad técnica, es caer en la trampa constitutiva de toda competencia. La
ficción social que socialmente no tiene nada de ficticio, modifica la percepción social de la capacidad
propiamente técnica.Es así que los juicios sobre las capacidades científicas de un estudiante o de un
investigador están siempre contaminados, en todos los niveles del "cursus", por el conocimiento de la
posición que ocupa en las jerarquías instituidas. Por otra parte, las luchas que oponen a los
especialistas se tratan de conflictos epistemológicos. Estos son siempre, inseparablemente,
conflictos políticos: es por eso que una investigación sobre el poder en el campo científico podría
comprender solo cuestiones de tipo epistemológico.
Lo que es percibido como importante e interesante es lo que tiene chances de ser reconocido como
importante e interesante para otros y, por lo tanto, de hacer aparecer al que lo produce como
importante e interesante a los ojos de los otros.Es así como la tendencia de los investigadores a
concentrarse sobre los problemas considerados como los más importantes (por ejemplo, porque ellos
han sido constituidos como tales por los productores dotados de un alto grado de legitimidad) se
explica por el hecho de que un aporte o un descubrimiento relativo a estas cuestiones es de un
carácter tal que aporta un beneficio simbólico más importante. Esto genera una intensa competencia,
aunque una fracción de investigadores se dirigirá hacia otros objetos menos prestigiosos pero
alrededor de los cuales la competencia es menos fuerte, y que son por lo tanto adecuados para
ofrecer beneficios por lo menos de igual importancia. La distinción que hace Merton (hablando de las
ciencias sociales) entre los conflictos "sociales" (que tratan sobre "la asignación de recursos
intelectuales entre diferentes tipos de trabajos sociológicos" o sobre "el rol que conviene al
sociólogo") y los conflictos "intelectuales", "oposición de ideas sociológicas estrictamente
formuladas", constituye ella misma una estrategia a la vez social e intelectual que tiende a imponer
una delimitación del campo de los objetos legítimos de discusión.
Una auténtica ciencia de la ciencia no puede constituirse más que a condición de rechazar
radicalmente la oposición abstracta (que se encuentra también en otros lados, por ejemplo en historia
del arte) entre un análisis inmanente o interno, que incumbiría propiamente a la epistemología y que
restituiría la lógica según la cual la ciencia engendra sus propios problemas, y un análisis externo,
que relaciona sus problemas con sus condiciones sociales de aparición. Asimismo, no hay "elección"
científica -elección del área de investigación, elección de los métodos empleados, elección del lugar
de publicación, elección que describe Hagstromentre una publicación rápida de resultados
parcialmente verificados o la publicación tardía de resultados plenamente controlados- que no sea,
por uno de sus aspectos, el menos confesado y el menos confesable, una estrategia política de
ubicación al menos objetivamente orientada hacia la maximización del beneficio propiamente
científico, es decir al reconocimiento susceptible de ser obtenido de los pares-competidores.
La lucha por la autoridad científica, especie particular de capital social que asegura un poder sobre
los mecanismos constitutivos del campo y que puede ser reconvertido en otras especies de capital,
debe lo esencial de sus características al hecho de que los productores tienden (tanto más cuanto
más autónomo es el campo) a no tener otros clientes posibles que sus competidores. Dentro de un
campo científico fuertemente autónomo, un productor particular no puede esperar el reconocimiento
del valor de sus productos ("reputación", "prestigio", "autoridad", "competencia", etc.) sino de los
otros productores, quienes, siendo también sus competidores, son los menos proclives a darle la
razón sin discusión ni examen. Además, quien apela a una autoridad exterior al campo solo se atrae
el descrédito. En la lucha en la cual cada uno de los agentes debe comprometerse para imponer el
valor de sus productos y de su propia autoridad como productor legítimo, está siempre presente el
desafío de imponer la definición de la ciencia (la delimitación del campo de los problemas, las
metodologías y las teorías que pueden considerarse científicas) más conveniente para sus intereses
específicos, es decir, la más adecuada para permitirle ocupar con toda legitimidad la posición
dominante. Los dominantes son aquellos que consiguen imponer la definición de la ciencia según la
cual su realización más acabada consiste en tener, ser y hacer lo que ellos tienen, son o hacen.
Las discusiones epistemológicas sobre la naturaleza del descubrimiento científico oponen dos
principios de jerarquización de las prácticas científicas; uno que prioriza la observación y la
experimentación, y por lo tanto las disposiciones y las capacidades correspondientes, y otro que
privilegia la teoría y los "intereses" científicos correlativos, debate que jamás ha cesado de ocupar el
centro de la reflexión epistemológica.Debido a que la "función" en el sentido del "funcionalismo" de la
escuela americana no es otra cosa que el interés de los dominantes (de un campo determinado o, en
el campo de la lucha de clases, la clase dominante), es decir el interés que los dominantes tienen en
la perpetuación de un sistema conforme a sus intereses (o la función que el sistema cumple para
esta clase particular de agentes); basta silenciar los intereses-haciendo de la "comunidad científica"
el tema de análisis- para caer en el "funcionalismo".Y justamente porque la definición de lo que está
en juego forma parte de la lucha, aun dentro de ciencias -como las matemáticas- donde el consenso
aparente es muy amplio, nos encontramos todo el tiempo con las antinomias de la legitimidad. Las
reivindicaciones de legitimidad obtienen su legitimidad de la fuerza relativa de los grupos cuyos
intereses expresan: en la medida en que la definición misma de criterios de juicio y de principios de
jerarquización refleja la posición en una lucha, nadie es buen juez porque no hay juez que no sea
juez y parte.
La autoridad científica es, entonces, una especie particular de capital que puede ser acumulado,
transmitido e incluso reconvertido en otras especies bajo ciertas condiciones. Fred Rief dice lo
siguiente: “Desde la ‘high school’ el futuro hombre de ciencia tiene conciencia del rol de la
competición y del prestigio en su éxito futuro. Debe esforzarse por obtener las mejores notas para ser
admitido en el ‘college’ y más tarde en el ‘graduate school’ (…) Debe ganarse la estima de sus
profesores para asegurarse las cartas de recomendación que lo ayudarán a entrar en el ‘college’ y a
obtener las becas y los premios Cuando esté en la búsqueda de un empleo, estará en mejor posición
si viene de una institución conocida y si trabajó con un investigador renombrado. En todo caso es
esencial para él que las personas mejor situadas acepten darle comentarios favorables sobre su
trabajo”.
Los programas de investigación de Imre Lakatos Chalmers, A. Qué es esa cosa llamada
ciencia.
Nuevas Predicciones
La medida no relativista del progreso que Lakatos proponía se basaba fuertemente en la noción de
nueva predicción. Un programa superior a otros en cuanto que pueda predecir con más éxito un
fenómeno del movimiento planetario no eran nuevas en el sentido que hemos definido, por la sencilla
razón de que estos fenómenos eran bien conocidos desde la antigüedad. La observación de la
paralaje en las estrellas fue probablemente la confirmación primera de la teoría copernicana por
medio de una predicción nueva en el sentido que estamos discutiendo, pero esto no sirve en
absoluto al propósito de Lakatos, no ocurrió sino bien entrando en el siglo XIX, mucho después de la
superioridad de Copérnico sobre Tolomeo hubiera sido aceptada por la ciencia.
La estructura del campo científico se define en cada momento por el estado de las relaciones de
fuerza entre los protagonistas de la lucha, agentes o instituciones, es decir por la estructura de la
distribución del capital específico, resultado de las luchas anteriores que se encuentran objetivadas
en las instituciones y las disposiciones, y que dirige las estrategias y las posibilidades objetivas de los
diferentes agentes o instituciones en las luchas presentes. Las transformaciones de la estructura del
campo son el producto de las estrategias de conservación o de subversión que encuentran el
principio de su orientación y de su eficacia en las propiedades de la posición que ocupan los que las
producen en el interior de la estructura del campo.
En un estado determinado del campo, las inversiones de los investigadores dependen tanto de su
importancia (medible por ejemplo en el tiempo consagrado a la investigación) como de su naturaleza
(y en particular en el grado de riesgo asumido), de la importancia de su capital actual y potencial de
reconocimiento y de su posición actual y potencial dentro del campo. Asimismo, las aspiraciones -es
decir lo que se llama comúnmente "ambiciones científicas"- son tanto más altas cuanto más elevado
es el capital de reconocimiento. Para comprender la transformación, descripta a menudo, de las
prácticas científicas que acompaña el progreso en la carrera científica, hay que relacionar las
diferentes estrategias científicas -por ejemplo las inversiones masivas y extensivas solamente en la
investigación o las inversiones moderadas e intensivas en la investigación asociadas a inversiones
en la administración científica- no con las clases etarias, sino con la importancia del capital científico
poseído que, definiendo a cada momento las posibilidades objetivas de beneficio, definen las
estrategias "razonables" de inversión y desinversión.
La forma que reviste la lucha, inseparablemente política y científica, por la legitimidad científica,
depende de la estructura del campo, es decir, de la estructura de la distribución del capital específico
de reconocimiento científico entre los participantes de la lucha. Esta estructura puede variar
teóricamente (como es el caso de todo campo) entre dos límites teóricos en los hechos jamás
alcanzados: por un lado la situación de monopolio del capital específico de autoridad científica y, por
el otro, la situación de competencia perfecta que supone la distribución equitativa de este capital
entre todos los competidores. El campo científico es siempre el lugar de una lucha más o menos
desigual entre agentes desigualmente provistos de capital específico, por lo tanto en condiciones
desiguales para apropiarse del producto del trabajo científico que producen por su colaboración
objetiva, puesto que el conjunto de competidores ponen en juego el conjunto de los medios de
producción científicos disponibles. Los dominantes, ocupan las posiciones más altas dentro de la
estructura de la distribución del capital científico, y los dominados, es decir los recién llegados,
poseen un capital científico tanto más importante (en valores absolutos) cuanto más importantes son
los recursos científicos acumulados. En la lucha que los opone, los dominantes y los pretendientes,
es decir los recién llegados, como dicen los economistas, recurren a estrategias antagónicas,
profundamente opuestas en su lógica y en su principio: los intereses (en el doble sentido) que los
animan y los medios a los que pueden recurrir para satisfacerlos dependen en efecto muy
estrechamente de su posición en el campo, es decir de su capital científico y del poder que él les da
sobre el campo de producción y de circulación científica y sobre los beneficios que produce.
El campo asigna a cada agente sus estrategias, incluyendo aquella que consiste en trastocar el
orden científico establecido según la posición que ocupen en el campo. Los dominantes adoptan
estrategias de conservación tendientes a perpetuar el orden científico establecido del cual son parte
interesada. Los "recién llegados" pueden encontrarse orientados hacia las colocaciones seguras de
las estrategias de sucesión (capaces de asegurarles, al final de una carrera previsible, los beneficios
correspondientes a los que realizan el ideal oficial de la excelencia científica, asumiendo el costo de
realizar innovaciones circunscriptas en los límites autorizados) o hacia estrategias de subversión.
Estas son colocaciones infinitamente más costosas y más arriesgadas que solo pueden asegurar los
beneficios prometidos a los detentadores del monopolio de la legitimidad científica a menos que se
pague el costo de una redefinición completa de los principios de legitimación de la dominación: los
recién llegados que rechazan las carreras trazadas no pueden "vencer a los dominantes en su propio
juego" sino a condición de comprometer un aumento de inversiones específicamente científicas y sin
poder esperar beneficios importantes, al menos a corto plazo, porque tienen contra ellos toda la
lógica del sistema. Los fundadores de un orden científico herético (contra el orden establecido)
rompen el contrato que aceptan al menos tácitamente los candidatos a la sucesión: no reconocen
otro principio de legitimación que el que ellos intentan imponer, no aceptan entrar en el ciclo de
intercambio de reconocimiento que asegura una transmisión regulada de la autoridad científica entre
los tenedores y los pretendientes
Las estrategias de conservación y las estrategias de subversión tienden a debilitarse a medida que la
homogeneidad del campo se incrementa y que decrece correlativamente la probabilidad de grandes
revoluciones periódicas en beneficio de innumerables pequeñas revoluciones permanentes. Todo
conduce a creer que la propensión a las estrategias de conservación o a las estrategias de
subversión es tanto menos independiente de las disposiciones que se establecen en relación con el
orden establecido cuanto más dependiente es el orden científico mismo del orden social en el cual
está inserto.
Lewis Feuer sugiere la hipótesis de que todos los trabajos recientes sobre el sistema de enseñanza
científica acaban de corroborar, según la cual el acceso rápido y fácil a las responsabilidades
administrativas que se ofrecía en Francia a los alumnos de las grandes escuelas científicas tendía a
desalentar la revuelta contra el orden científico establecido, que encuentra, al contrario, un terreno
favorable en los grupos de intelectuales marginales, ubicados en las posiciones intermedias entre el
sistema de enseñanza y la bohemia revolucionaria:
“Una revolución científica encuentra su terreno más fértil en una contra-comunidad. Cuando el joven
científico encuentra responsabilidades administrativas muy rápido, su energía está menos disponible
para la sublimación en el radicalismo de una investigación pura”.
¿Cuáles son las condiciones sociales que deben cumplirse para que se instaure un juego social en el
cual la idea verdadera esté dotada de fuerza porque los que allí participan tienen interés en la verdad
en lugar de tener, como en otros juegos, la verdad de sus intereses? El hecho de que el campo
científico comporte siempre una parte de arbitrariedad social (sirve a los intereses de los que, dentro
y/o fuera del campo, están en condiciones de percibir sus beneficios) no impide que este ejerza un
desvío sistemático de fines tuerza continuamente la persecución de los intereses científicos privados
(entendidos siempre en su doble sentido) en beneficio del progreso de la ciencia.
Mientras que la metodología científica y la censura y/o la asistencia que ella propone o impone no
son objetivadas en los mecanismos y en las disposiciones, las rupturas científicas toman
necesariamente la forma de revoluciones contra la institución, y las revoluciones contra el orden
científico establecido son inseparablemente revoluciones contra el orden establecido. Al contrario,
cuando se encuentra excluido gracias a estas revoluciones originarias, todo recurso a las armas o a
los poderes, aunque sean simbólicos, diferentes a los que tienen curso en el campo, es el
funcionamiento mismo del campo el que define cada vez más completamente, no solo el orden
ordinario de la "ciencia normal", sino también las rupturas extraordinarias, esas "revoluciones
ordenadas", como dice Bachelard, que se inscriben en la lógica de la historia de la ciencia, es decir
de la polémica científica. El campo se vuelve el lugar de una revolución permanente, pero cada vez
más totalmente desprovista de efectos políticos. La revolución científica no es un asunto de los más
carenciados sino, por el contrario, de los más ricos científicamente entre los recién llegados. La
antinomia de la ruptura y de la continuidad se debilita en un campo que, ignorando la distinción entre
las fases revolucionarias y la "ciencia normal", encuentra en la ruptura continua el verdadero principio
de su continuidad; y, correlativamente, la oposición entre las estrategias de sucesión y las estrategias
de subversión tienden más y más a perder su sentido ya que la acumulación del capital necesario
para el desarrollo de las revoluciones y del capital que ofrecen las revoluciones tiende siempre en
mayor medida a cumplirse según los procedimientos regulados por una carrera.
La ciencia no tiene nunca otro fundamento más que la creencia colectiva en sus fundamentos, que
produce y supone el funcionamiento mismo del campo científico. La orquestación objetiva de
esquemas prácticos inculcados por la enseñanza explícita y por la familiarización que constituye el
fundamento del consenso práctico en los desafíos propuestos por el campo, es decir en los
problemas, los métodos y las soluciones inmediatamente percibidos como científicos, encuentra su
fundamento en el conjunto de los mecanismos institucionales que aseguran la selección social y
escolar de investigadores (en función por ejemplo de la jerarquía establecida de las disciplinas), la
formación de los agentes seleccionados, el control del acceso a los instrumentos de investigación y
de publicación, etc.
En el espacio abstracto de la teoría, todo campo puede situarse en alguna parte entre dos límites:
por un lado el del campo religioso (o el campo de la producción literaria) en el cual la verdad oficial
no es otra cosa que la imposición legítima (es decir arbitraria y desconocida como tal) de una
arbitrariedad cultural que expresa el interés específico de los dominantes -en el campo y fuera del
campo-, y por otro lado por un campo científico en el cual todo elemento de arbitrariedad (o
impensado) social sería descartado y cuyos mecanismos sociales realizarían la imposición necesaria
de las normas universales de la razón.
El principio de todas las diferencias entre los campos científicos capaces de producir y satisfacer un
interés propiamente científico y de mantener así un proceso dialéctico interminable, produciendo,
hacia adentro o hacia afuera, la creencia en el valor autónomo de los objetivos y los objetos que
produce, reside en la relación de dependencia por la apariencia de la independencia respecto de las
demandas externas: los doxósofos, sabios aparentes y sabios de la apariencia, no pueden legitimar
ni la apropiación que operan por la constitución arbitraria de un saber esotérico inaccesible al
profano, ni la delegación que demandan arrogándose el monopolio de ciertas prácticas o de la
reflexión sobre sus prácticas, sino a condición de imponer la creencia de que su falsa ciencia es
perfectamente independiente de las demandas sociales que ella no satisface, y porque afirma, al
mismo tiempo, su firme rechazo a servirlas. El objeto de la lucha interna por la autoridad científica en
el campo de las ciencias sociales, es decir por el poder de producir, de imponer e inculcar la
representación legítima del mundo social, es uno de los objetos de la lucha entre las clases en el
campo político.
La cuestión fundamental de la sociología de la ciencia toma, en el caso de las ciencias sociales, una
forma particularmente paradójica: ¿cuáles son las condiciones sociales de posibilidad del desarrollo
de una ciencia emancipada de las restricciones y de demandas sociales sabiendo que, en este caso,
los progresos en el sentido de la racionalidad científica no son progresos en el sentido de la
neutralidad política? La sociología oficial no apunta a realizarse como ciencia, sino a concretar la
imagen oficial de la ciencia que la sociología oficial de la ciencia tiene por función proveerle a costa
de una interpretación positivista de la práctica científica de las ciencias naturales.
La sociología oficial toma prestado un modelo de práctica científica tal como se la representa la
imaginación positivista, es decir con todos los atributos simbólicos de la respetabilidad científica,
máscaras y elementos postizos como los accesorios tecnológicos y el kitsch retórico, y un modelo de
organización de lo que aquella llama la "comunidad científica" tal como su pobre ciencia de las
organizaciones puede concebir. Pero la sociología oficial no posee el monopolio de las lecturas
interesadas de la historia de la ciencia: la dificultad particular que tiene la sociología para pensar
científicamente a la ciencia se relaciona con que ella está situada en el escalón inferior de la
jerarquía social de las ciencias. La sociología oficial es una ciencia falsa destinada a producir y
mantener la falsa conciencia. Debe hacer exhibición de objetividad y de "neutralidad ética" (es decir
neutralidad en la lucha de clases cuya existencia niega, por otro lado) y dar todas las apariencias de
una ruptura decidida con la clase dominante y sus demandas ideológicas.
La ideología "radical" tiende a procesar toda revolución contra el orden científico establecido como
revolución científica, haciendo como si alcanzara con que una "innovación" sea excluida de la ciencia
oficial para que pueda ser tenida como científicamente revolucionaria, y de este modo se omite hacer
la pregunta acerca de las condiciones sociales por las cuales una revolución contra el orden científico
establecido es también una revolución científica y no una simple herejía tendiente a invertir la
relación de fuerzas establecida en el campo, sin transformar los principios sobre los cuales reposa su
funcionamiento. Planteando que la propia sociología de la ciencia funciona según las leyes de
funcionamiento de todo campo científico que establece la sociología científica de la ciencia, la
sociología de la ciencia no se condena al relativismo. En efecto, una sociología científica de la
ciencia (y la sociología científica que ella contribuye a hacer posible) no puede constituirse sino a
condición de percibir claramente que las diferentes posiciones en el campo científico están asociadas
a representaciones de la ciencia, estrategias ideológicas disfrazadas de tomas de posición
epistemológicas por las cuales los ocupantes de una posición determinada tienden a justificar su
propia posición y las estrategias que ponen en marcha para mantenerla o mejorarla, al tiempo que
desacreditan a los defensores de la posición opuesta y sus estrategias. Cada sociólogo es buen
sociólogo de sus competidores, puesto que la sociología del conocimiento o de la ciencia no es más
que la forma más irreprochable de las estrategias de descalificación del adversario desde el
momento en que toma por objeto a los adversarios y a sus estrategias y no al sistema completo de
estrategias. La sociología de la ciencia no es tan difícil sino porque el sociólogo tiene objetos en
juego que pretende describir (en primer lugar, la cientificidad de la sociología, y en segundo lugar la
cientificidad de la sociología que él practica) y porque no puede objetivar sus objetos y sus
estrategias correspondientes, más que a condición de tomar por objeto no solo las estrategias de sus
adversarios científicos sino también el juego en tanto juego, que dirige también sus propias
estrategias, amenazando con gobernar subterráneamente su sociología y su sociología de la
sociología.
Latour
¿Qué papel juegan las ciencias y la tecnología en las dinámicas sociales, controladas por grupos
hegemónicos? ¿Por qué se produce el conocimiento científico?
Todas las sociedades son agrupaciones dinámicas con diferentes grupos e intereses, conducidas por
grupos hegemónicos. Estos imponen sus intereses al resto de la sociedad, por la persuasión o la
fuerza.
Hay instituciones que producen conocimiento científico. Pero, ¿para qué se produce el conocimiento
científico? ¿Qué esperan de este los grupos hegemónicos y la ciudadanía? Aquí se involucra un
número mayor de agentes, que participan y/u opinan.
Ciencia como conjunto de prácticas y como campo social. Las normas están en función de un
objetivo que la ciencia se ha propuesto. Los productores de conocimiento están insertos en la vida
real.
Feyerabend y Kuhn plantean que la práctica científica no es tan segura y confiable como se pensaba
antes. Es una práctica más. Latour entiende que muchos científicos se sienten desdichados porque
ya no existe una verdadera línea de demarcación entre lo que es ciencia y lo que no. Ellos preferirían
volver a demarcarlo. Cuando ponemos a la ciencia en el lugar en que está, vemos que está
profundamente implicada en el contexto social, no es independiente del mismo. Latour va a plantear
a la ciencia como una actividad humana muy provechosa y productiva, pero decididamente
incorporada a las circunstancias sociales que le ha tocado vivir.
El desarrollo de la ciencia y la tecnología está vinculado a los intereses de los grupos hegemónicos.
Para Latour, la ciencia debe aspirar a ser honesta.
La ciencia será o no interesante según su aptitud para asociarse a otros cursos de acción, es decir, a
trabajar con otras áreas, para cumplir sus promesas y hacerse conocer luego como la fuente
principal del conjunto (que, igualmente, siempre será compuesto). Esta asociación se da por
demandas, ya sean políticas, económicas, etc.
Si aislamos a la ciencia del sistema dinámico del que forma parte, se la está mutilando.