Introducción A La Psicopatología

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Introducción a la Psicopatología

La psicopatología es una rama de la psicología que analiza las enfermedades o


trastornos mentales, cuál es su origen, su curso y su posible evolución.
Concretamente, se centra en estudiar los comportamientos anormales de las
personas, los describe, los clasifica y ofrece pautas para prevenirlos o tratarlos.
Cuando hablamos de psicopatología o de trastornos mentales, nos estamos
refiriendo a un conjunto extremadamente amplio de problemas relacionados con
la conducta, el pensamiento y las emociones que, por lo general, no tienen una
causa física directa (como sí ocurre con las enfermedades médicas) o con
síntomas psicológicos.
Los trastornos psicológicos desde diferentes perspectivas
• Modelo biológico
Desde este modelo, el trastorno psicológico se define como una enfermedad
mental, ya que se considera que tiene su origen en un daño biológico subyacente
y su tratamiento se enfoca en reestructurar estos daños con tratamientos como
la farmacología. Hay que distinguir entre trastornos orgánicos, con origen
claramente localizado, y trastornos funcionales, donde no se conoce el origen
exacto de la enfermedad, como ocurre con trastornos como la depresión.
• Modelo conductual
Este modelo considera que el trastorno mental no tiene origen en los cambios
fisiológicos y, por lo tanto, es un problema de conducta; donde se incluyen los
pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones, que influyen en el
estado de las personas. Su tratamiento se centra en adquirir nuevos procesos
de aprendizaje.
• Modelo cognitivo
El modelo cognitivo se centra en analizar la actividad mental y los procesos que
la sustentan, es decir, en el estudio de las estructuras internas que vamos
adquiriendo a través de la experiencia y que determinan nuestros
comportamientos. Aunque también tiene en cuenta factores psicosociales.

Principales Aproximaciones Explicativas de los trastornos


Psicológicos y Su papel en la Prevención.
La depresión: La depresión es una enfermedad común pero grave que interfiere
con la vida diaria, con la capacidad para trabajar, dormir, estudiar, comer y
disfrutar de la vida. La depresión es causada por una combinación de factores
genéticos, biológicos, ambientales y psicológicos.
Algunas investigaciones indican que el riesgo genético para la depresión es el
resultado de la influencia de varios genes que actúan junto con factores
ambientales y otros factores de riesgo. Algunos tipos de depresión tienden a
darse en familias. Sin embargo, la depresión también puede ocurrir en personas
sin antecedentes familiares de depresión. No todas las personas con
enfermedades depresivas experimentan los mismos síntomas. La gravedad,
frecuencia y duración de los síntomas varían dependiendo de la persona y su
enfermedad en particular.
Datos clave
La depresión es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente
y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se
disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades
cotidianas, durante al menos dos semanas.
Las personas con depresión suelen presentar varios de los siguientes síntomas:
pérdida de energía; cambios en el apetito; necesidad de dormir más o menos de
lo normal; ansiedad; disminución de la concentración; indecisión; inquietud;
sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza; y pensamientos de
autolesión o suicidio.
La depresión no es un signo de debilidad. Se puede tratar con terapia o
intervención psicológica, con medicación antidepresiva o con una combinación
de ambos métodos.
Las personas expuestas a violencia frecuentemente experimentan una variedad
de reacciones que incluye: ansiedad, estrés, frustración, temor, irritabilidad,
enojo, dificultad de concentrarse, pérdida del apetito y pesadillas.
¿Cómo puedo prevenir la depresión?
Esta pregunta probablemente sea la que muchas personas se hagan, ¿es
posible prevenir una depresión? La respuesta puede ser muy complicada de
concretar, pero con algunas pautas que daremos a continuación, al menos, se
puede reducir el riesgo de padecerla.
• Trabajar tu inteligencia emocional: saber manejar las emociones, para
poder expresarlas correctamente y regularlas para que no te desborden,
te ayudará a no dejarte llevar por estas. De esta manera, tus estados
anímicos no dependerán tanto de la fluctuación de tus emociones, sino
que sentirás que tienes el poder de manejarlas y no al revés.
• Hacer ejercicio: es fundamental mantener una buena actividad física para
activar las endorfinas, unas hormonas que básicamente mejoran la
sensación de felicidad y bienestar. Promover ese estado, permitirá pensar
con más positividad y encerrarse menos en uno mismo. Y otra ventaja, es
que te hará sentirte mejor contigo mismo al mejorar tu aspecto físico.
• Comer de manera saludable: es cierto que no te quitará la depresión, pero
si hará que te sientas mejor con tu cuerpo, ya que digestiones pesadas
no ayudan tampoco a mejorar un estado depresivo. Sentirte ligero y
menos pesado cuando comes, también favorecerá un mejor estado de
bienestar.
• Practica tus hobbies: todos tenemos actividades que nos gustan más
realizar. Cuando estamos desanimados, nos suele costar dedicarnos
tiempo de calidad, así que el hecho de saber lo que te gusta y poder
hacerlo con frecuencia, favorecerá que te sientas realizado y satisfecho
contigo mismo.
• Ten una vida social activa: pasar tiempo con las personas que nos hacen
sentir bien y que se preocupan por nosotros, también ayudará a que nos
sintamos apoyados y mejor con nosotros mismos. Compartir incluso
nuestra vivencia con los seres queridos, nos hará sentir acompañados en
momentos más difíciles.
• Vivir el presente: es la base de un estado de felicidad más permanente.
Muchas veces caemos en bucles de preocupación o de autocastigo al
pensar en el futuro y querer controlarlo, o rememorar el pasado creyendo
que es mejor que el tiempo que vivimos. De hecho, este elemento es la
base de una práctica cada vez más habitual, el mindfulness.
• Aceptarte y perdonarte: la mayor parte de las veces, nosotros somos más
duros con nosotros mismos que los demás. Rechazamos lo que sentimos
y pensamos, y nos castigamos por errores que hayamos podido cometer,
pretendiendo ser perfectos para no cometer errores. Pero la base de la
vida es aprender a base de cometer errores, ya que, de lo contrario, no
aprenderíamos. Solo sabiendo cómo no hacer las cosas después de
hacerlas, sabremos de qué manera no repetirlas.
• Evitar el estrés: el ritmo de vida actual, si no nos damos cuenta, nos
empuja al estrés y al frenesís, y si esto va a más, lleva a la ansiedad. La
ansiedad es la antesala de la depresión, así que evita cargarte tu agenda
de actividades superfluas, y priorízate haciendo las cosas que de verdad
te gustan etc.
La ansiedad es un sentimiento de miedo, temor e inquietud. Puede hacer que
sude, se sienta inquieto y tenso, y tener palpitaciones. Puede ser una reacción
normal al estrés. Por ejemplo, puede sentirse ansioso cuando se enfrenta a un
problema difícil en el trabajo, antes de tomar un examen o antes de tomar una
decisión importante. Si bien la ansiedad puede ayudar a enfrentar una situación,
además de darle un impulso de energía o ayudarle a concentrarse, para las
personas con trastornos de ansiedad el miedo no es temporal y puede ser
abrumadora.
¿Qué son los trastornos de ansiedad?
Los trastornos de ansiedad son afecciones en las que la ansiedad no desaparece
y puede empeorar con el tiempo. Los síntomas pueden interferir con las
actividades diarias, como el desempeño en el trabajo, la escuela y las relaciones
entre personas.
¿Cuáles son los tipos de trastornos de ansiedad?
Trastorno de ansiedad generalizada: Las personas con este trastorno se
preocupan por problemas comunes como la salud, el dinero, el trabajo y la
familia. Pero sus preocupaciones son excesivas y las tienen casi todos los días
durante al menos 6 meses
Trastorno de pánico: Las personas con trastorno de pánico sufren de ataques de
pánico. Estos son repentinos y repetidos momentos de miedo intenso sin haber
un peligro aparente. Los ataques se producen rápidamente y pueden durar varios
minutos o más
Fobias: Las personas con fobias tienen un miedo intenso a algo que representa
poco o ningún peligro real. Su miedo puede ser por arañas, volar, ir a lugares
concurridos o estar en situaciones sociales (conocida como ansiedad social).
Pasos sobre cómo prevenir la ansiedad
• Respirar profundamente
La respiración profunda diafragmática activa nuestra respuesta a la relajación, el
cambio de nuestra respuesta de lucha o huida del sistema nervioso simpático, la
respuesta relajada y equilibrada de nuestro sistema nervioso parasimpático.
Respira lento, respira profundamente y de manera regular. El Biofeedback te
puede ayudar de manera rápida a controlar tu respiración. Las ventajas de
mejorar tu respiración son infinitas, no solamente desde el punto de vista
fisiológico sino también mental y emocional.
• Haz ejercicio
El ejercicio cardiovascular regular libera endorfinas que dan lugar a una
reducción de la ansiedad. Un simple paseo de 30 o 40 minutos es suficiente para
conseguir los efectos beneficiosos y ayudarte a controlar tu estado anímico.
Puedes comenzar hoy dando ese pequeño paseo. O crear una lista de
actividades físicas que te gusten, y practicarlas de manera regular: correr, remar,
patinar.
• Dormir bien
No dormir lo suficiente puede provocar ansiedad. Si tienes problemas para
dormir, esta noche intenta participar en una actividad relajante antes de dormir,
como tomar un baño caliente, escuchar música relajante o tomar varias
respiraciones profundas.
• Declaraciones positivas
Las declaraciones precisas positivas pueden ayudar a poner las cosas en
perspectiva. La ansiedad es un sentimiento, como cualquier otro sentimiento y
aunque te sientas mal, puedes utilizar algunas estrategias para hacer frente a
los estados en que esa ansiedad nos domina.
• Conéctate con los demás.
El apoyo social es vital para el manejo del estrés y la ansiedad. Llama a un ser
querido, programa una cita por Skype o come con un amigo cercano. Hablar con
los demás puede hacer mucho bien.
• Evita la cafeína
La gestión de la ansiedad trata tanto de lo que haces como de lo que no haces.
Y hay algunas sustancias que exacerban la ansiedad. La cafeína es una de esas
sustancias.
• Evita sustancias alucinógenas
Mientras que las drogas y el alcohol pueden ayudar a reducir la ansiedad en el
corto plazo, a menudo hacen justo lo contrario a largo plazo. Incluso el efecto a
corto plazo puede ser perjudicial para la ansiedad. No es la solución a tus
problemas.
• Haz algo con lo que disfrutes
Participar en actividades agradables ayuda a calmar tu ansiedad. Por ejemplo,
dar ese paseo distractor, escuchar música o leer un libro.
• Descansa durante tu jornada
También es útil crear pausas en tu día a día. Basta con un simple cambio de
ritmo o de paisaje, disfrutando de un hobby, pararte a respirar, una vez más,
hacer determinadas tareas “no obligatorias”, etc. Un receso después del
esfuerzo puede ser muy refrescante para tu estado de ánimo.
• Resolver problemas
Una manera rápida y sencilla de hacer frente a los factores de estrés que están
causando tu ansiedad es hacer una lista de estos factores o estímulos de estrés
y al lado de cada uno, anotar una o dos soluciones. Parece básico y absurdo,
pero el hecho de escribir te obliga a racionalizar las cosas y descubrirás que
muchas veces no todo es tan oscuro como parece o como queremos verlo.
• Aprende a relajarte
Aprende técnicas de relajación. Actualmente existen muchas maneras de
conseguir la desactivación emocional y física deseada. Recomendamos el
Biofeedback por su objetividad y rapidez, pero puedes combinar este Método y
sus fases iniciales más basadas en la desactivación fisiológica con las técnicas
más efectivas de control de estrés y ansiedad. Eso es lo que ofrecemos en
Nascia, de nuevo insistimos en nuestro objetivo: Ayudarte a recuperar el control.
La esquizofrenia es una enfermedad mental grave que afecta la forma en que
una persona piensa, siente y se comporta. Las personas con esquizofrenia
pueden parecer como si hubieran perdido el contacto con la realidad, lo que
puede ser angustioso para ellas, sus familiares y amigos. Los síntomas de la
esquizofrenia pueden dificultar la participación en las actividades cotidianas o
habituales, pero existen tratamientos eficaces. Muchas personas que reciben
tratamiento pueden participar en la escuela o el trabajo, lograr su independencia
y disfrutar de las relaciones personales.
¿Cuáles son los síntomas de la esquizofrenia?
Es importante reconocer los síntomas de la esquizofrenia y buscar ayuda lo
antes posible. Por lo general, las personas con esquizofrenia son diagnosticadas
entre los 16 y los 30 años, después de un primer episodio de psicosis. Comenzar
el tratamiento lo antes posible después de este primer episodio es un paso
importante hacia la recuperación. Sin embargo, hay investigaciones que
muestran que los cambios graduales en el pensamiento, el estado de ánimo y el
funcionamiento social a menudo aparecen antes del primer episodio de psicosis.
La esquizofrenia no es frecuente en los niños pequeños.
Los síntomas de la esquizofrenia pueden ser diferentes entre una persona y otra,
pero generalmente se dividen en tres categorías principales: psicóticos,
negativos y cognitivos.
• Síntomas psicóticos
Los síntomas psicóticos incluyen cambios en la forma en que una persona
piensa, actúa y percibe el mundo. Las personas con síntomas psicóticos pueden
perder el sentido compartido de la realidad con los demás y ver el mundo de una
manera distorsionada. Para algunas personas, estos síntomas aparecen y
desaparecen. Para otros, los síntomas se estabilizan con el tiempo. Los síntomas
psicóticos incluyen:
• Alucinaciones: cuando una persona ve, oye, huele, saborea o siente
cosas que no son reales. Muchas personas que tienen este trastorno oyen
voces. Las personas que oyen voces pueden haber estado
escuchándolas durante mucho tiempo antes de que sus familiares y
amigos se den cuenta de que tienen un problema.
• Delirios: cuando una persona tiene creencias fuertes que no son ciertas y
pueden parecer irracionales a los demás. Por ejemplo, las personas que
experimentan delirios pueden creer que aquellos que salen en la radio y
la televisión están enviando mensajes especiales que requieren una
respuesta determinada, o pueden creer que están en peligro o que otros
están tratando de lastimarlos.
• Trastorno del pensamiento: cuando una persona tiene formas de pensar
inusuales o ilógicas. Las personas con trastorno del pensamiento pueden
tener problemas para organizar sus ideas y el habla. A veces, una persona
deja de hablar en medio de un pensamiento, pasa de un tema a otro o
inventa palabras sin sentido.
• Trastornos del movimiento: cuando una persona presenta movimientos
corporales anormales. Las ciertas personas con estos trastornos pueden
repetir movimientos una y otra vez.
síntomas negativos
Los síntomas negativos incluyen la pérdida de motivación, el interés o el disfrute
de las actividades diarias, así como el alejamiento de la vida social, la dificultad
para mostrar emociones y los problemas para funcionar normalmente. Entre los
síntomas negativos se encuentran:
• Tener problemas para planificar y ceñirse a las actividades, como ir de
compras.
• Tener dificultad para prever y sentir placer en la vida cotidiana.
• Hablar con voz apagada y mostrar una expresión facial limitada.
• Evitar la interacción social o interactuar de manera socialmente incómoda.
• Tener muy poca energía y dedicar mucho tiempo a actividades pasivas.
En casos extremos, una persona puede dejar de moverse o hablar por un
tiempo, lo que es una condición poco común llamada catatonia.
Síntomas cognitivos
Los síntomas cognitivos incluyen problemas de atención, concentración y
memoria. Estos síntomas pueden dificultar el seguimiento de una conversación,
aprender cosas nuevas o recordar citas. El nivel de funcionamiento cognitivo de
una persona es uno de los mejores predictores de su funcionamiento diario. El
funcionamiento cognitivo se evalúa mediante pruebas específicas. Los síntomas
cognitivos incluyen:

• Problemas para procesar la información para la toma de decisiones,


• Problemas para usar la información inmediatamente después de
aprenderla, dificultad para concentrarse o prestar atención.
Prevención de la esquizofrenia
La esquizofrenia no se puede prevenir, la única forma de prevenir el avance de
sus síntomas es someterse al tratamiento necesario. cuando se diagnostica la
esquizofrenia es necesario someterse a un tratamiento, incluso en algunos casos
pueden necesitar hospitalizarse por su seguridad.
• Tratamiento farmacológico: los antipsicóticos son los más utilizados en
esta enfermedad, aunque pueden provocar una serie de efectos
secundarios en el paciente, como vértigo, somnolencia, aumento de peso,
temblores o sensación de inquietud.
• Terapia psicológica: la terapia de apoyo y la terapia conductual son muy
útiles en el tratamiento de la esquizofrenia. También es importante trabajar
con el paciente las relaciones sociales para adaptarse a la sociedad y la
vida laboral.
El trastorno bipolar, antes denominado «depresión maníaca», es una
enfermedad mental que causa cambios extremos en el estado de ánimo que
comprenden altos emocionales (manía o hipomanía) y bajos emocionales
(depresión). Cuando te deprimes, puedes sentirte triste o desesperanzado y
perder el interés o el placer en la mayoría de las actividades. Cuando tu estado
de ánimo cambia a manía o hipomanía (menos extrema que la manía), es posible
que te sientas eufórico, lleno de energía o inusualmente irritable. Estos cambios
en el estado de ánimo pueden afectar el sueño, la energía, el nivel de actividad,
el juicio, el comportamiento y la capacidad de pensar con claridad.
Existen distintos tipos de trastorno bipolar y de trastornos relacionados. Estos
pueden consistir en manía o hipomanía y depresión. Los síntomas pueden
causar cambios impredecibles en el estado de ánimo y el comportamiento, lo
cual da como resultado un gran sufrimiento e importantes dificultades en la vida.

• Trastorno bipolar I. Has sufrido al menos un episodio maníaco que puede


estar precedido o seguido de un episodio hipomaníaco o un episodio
depresivo mayor. En algunos casos, la manía puede provocar una
desconexión de la realidad (psicosis).
• Trastorno bipolar II. Has sufrido, al menos, un episodio depresivo mayor
y, como mínimo, un episodio hipomaníaco, pero nunca tuviste un episodio
maníaco.
• Trastorno ciclotímico. Has tenido durante al menos dos años —o un año
en el caso de niños y adolescentes— muchos períodos con síntomas de
hipomanía y períodos con síntomas depresivos (aunque menos graves
que la depresión mayor).
• Otros tipos. Estos comprenden, por ejemplo, el trastorno bipolar y los
trastornos relacionados inducidos por ciertos medicamentos o bebidas
alcohólicas, o debidos a una enfermedad, como la enfermedad de
Cushing, la esclerosis múltiple o un accidente cerebrovascular.
• El trastorno bipolar II no es una forma más leve de trastorno bipolar I, sino
un diagnóstico diferente. Mientras que los episodios maníacos del
trastorno bipolar I pueden ser graves y peligrosos, las personas que tienen
trastorno bipolar II pueden estar deprimidas durante períodos más largos,
lo cual puede causar un deterioro importante.

Si bien el trastorno bipolar puede aparecer a cualquier edad, generalmente se


diagnostica en la adolescencia o poco después de los 20 años. Los síntomas
pueden variar de una persona a otra y pueden cambiar con el paso del tiempo.

Prevención
No existe una forma de prevenir el trastorno bipolar. Sin embargo, recibir
tratamiento tan pronto aparecen los primeros signos de un trastorno de salud
mental puede ayudar a evitar que el trastorno bipolar u otras enfermedades de
salud mental empeoren. Si te han diagnosticado trastorno bipolar, algunas
estrategias pueden ayudarte a evitar que los síntomas leves se conviertan en
episodios maníacos o depresivos completos:

Presta atención a las señales de advertencia. Tratar los síntomas de forma


temprana puede evitar que los episodios empeoren. Es posible que hayas
identificado un patrón en los episodios bipolares y qué es lo que los
desencadena. Si sientes que estás a punto de entrar en un episodio maníaco o
depresivo, llama a tu médico. Pídeles a tus familiares o amigos que también
estén atentos a las señales de advertencia.
Evita las drogas y el alcohol. El consumo de alcohol o drogas recreativas puede
empeorar los síntomas y aumentar las probabilidades de que regresen.
Toma tus medicamentos exactamente como se te indicó. Es posible que te
sientas tentado a suspender el tratamiento: no lo hagas. Si dejas de tomar el
medicamento o reduces la dosis por tu cuenta, es posible que sufras efectos de
abstinencia o que los síntomas empeoren o regresen.
Para ayudar a prevenir un episodio maníaco, evite factores desencadenantes,
como la cafeína, el consumo de alcohol o de drogas y el estrés.
Haga ejercicio, siga una dieta equilibrada, duerma bien por la noche y siga un
programa constante. Esto puede ayudar a reducir los cambios menores en el
estado de ánimo que pueden provocar episodios de manía más graves.
Trastorno de identidad disociativo: Este trastorno, antes conocido como
trastorno de la personalidad múltiple, se caracteriza por “alternar” diferentes
identidades. Es posible que sientas la presencia de dos o más personas que
hablan o viven en tu cabeza, y que sientas que estás poseído por estas
identidades. Cada una de estas identidades puede tener un nombre, una historia
personal y características únicas, entre ellas, diferencias obvias de voz, género,
gestos e incluso cualidades físicas, como la necesidad de llevar lentes. También
hay diferencias en cuanto a la familiaridad de cada identidad con las demás. En
general, las personas con trastorno de identidad disociativo también tienen
amnesia disociativa y, a menudo, sufren fuga disociativa.
Síntomas del trastorno disociativo
Los síntomas pueden variar según el tipo de trastorno que sufre el paciente,
aunque los más comunes son:

• Pérdida de memoria de ciertos periodos de tiempo, sucesos, personas e


información personal.
• Sensación de separación con uno mismo y con las propias emociones.
• Percepción de distorsión de las personas y cosas del entorno.
• Confusión de la identidad.
• Estrés y problemas en las relaciones personales y en el ámbito laboral.
• Incapacidad para afrontar situaciones de estrés emocional o profesional.
• Problemas de salud mental como depresión, ansiedad y pensamientos y
comportamientos suicidas.
Síntomas del trastorno disociativo
Los síntomas pueden variar según el tipo de trastorno que sufre el paciente,
aunque los más comunes son:
• Pérdida de memoria de ciertos periodos de tiempo, sucesos, personas e
información personal.
• Sensación de separación con uno mismo y con las propias emociones.
• Percepción de distorsión de las personas y cosas del entorno.
• Confusión de la identidad.
• Estrés y problemas en las relaciones personales y en el ámbito laboral.
• Incapacidad para afrontar situaciones de estrés emocional o profesional.
• Problemas de salud mental como depresión, ansiedad y pensamientos y
comportamientos suicidas.
¿Se puede prevenir?
No es posible prevenir estos trastornos, puesto que se trata de una patología
que aparece en motivo de un trauma o, simplemente, de repente sin saber cuál
es su causa exacta. Los principales factores de riesgo son el maltrato, abusos
sexuales, haber vivido una guerra, desastres naturales, torturas, etcétera. Es
decir, periodos traumáticos.
Psicoterapia: es uno de los tratamientos más empleados para los trastornos
disociativos, puesto que ayuda a calmar los principales síntomas asociados a
esta patología. Conocida también como ‘terapia conversacional o asesoramiento
psicológico, este tipo de tratamiento consiste básicamente en hablar sobre el
trastorno y los problemas generados por este con un profesional especializado
en salud mental.
En las diferentes sesiones de psicoterapia, el terapeuta busca ayudar al paciente
tanto en el entendimiento de la situación como en la aceptación de los factores
desencadenantes de los cambios de personalidad. Normalmente, este
tratamiento es largo, complejo y puede resultar emocionalmente doloroso puesto
que el paciente se enfrenta a las situaciones traumáticas que ocasionan los
cambios de personalidad. En ocasiones, las sesiones de terapia necesitan ser
combinadas con períodos de hospitalización psiquiátrica en los que el paciente
cuenta con apoyo profesional especializado.
Medicamentos: no existen medicamentos específicos para el tratamiento de los
TID, pero los profesionales suelen pautar la utilización de fármacos que ayudan
a controlar los síntomas asociados a la depresión, ansiedad, abuso de
sustancias o el comportamiento impulsivo. Es importante que estos
medicamentos estén pautados únicamente por profesionales especializados y
que su utilización se haga siempre bajo control médico. Por este motivo, a
menudo el tratamiento psicofarmacológico (medicación psiquiátrica) puede ser
combinado con internaciones psiquiátricas, principalmente al principio de la
intervención clínica. El objetivo es proporcionar un apoyo constante al paciente
y controlar los posibles efectos adversos de la medicación.
Otras terapias
Existen otros tipos de terapias complementares que pueden ser utilizadas en el
tratamiento de los trastornos de identidad disociativa, siempre bajo la indicación
y monitorización profesional.
Algunos profesionales también recomiendan complementar el tratamiento con
terapias o actividades centradas en técnicas de relajación, respiración y
consciencia corporal, como yoga, mindfulness, arteterapia, musicoterapia o
fitness, entre otras. Estas actividades podrían ser eficaces para algunos
pacientes a la hora de ayudarles a controlar el estrés y conectar con ciertos
aspectos de su mente.

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