Concepto de Estado de Derecho

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NOMBRE: KARLA YETLANETZI CRUZ

PEREZ.

UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE MÉXICO


(CAMPUS SUR)

MAESTRIA: DERECHO MERCANTIL Y CIVIL

NÚMERO DE CUENTA: 15151225


TEORIAS JURÍDICAS

Concepto de Estado de Derecho.


Para empezar, brevemente explicaremos; ¿Qué es el Estado de Derecho? Un
Estado de Derecho es regido por determinadas leyes y organizaciones, basado en
una Constitución, siendo la guía de las autoridades en el ámbito jurídico. Todos
los ciudadanos bajo este Estado cumplen las normas que exige la Constitución,
estando éstas presentadas de forma escrita. En contraposición a lo que sucede en
la mayoría de las dictaduras en las cuales la persona a cargo hace lo que le
parece sin reglas ni normas que rijan sus acciones, en un Estado de derecho se
fijan límites y reglas que organizan a los ciudadanos otorgando igualdad de
derechos. Estas normas jurídicas se establecen de forma escrita en la
Constitución, son dadas a conocer públicamente y fueron previamente votadas y
aprobadas por representantes de la sociedad. Sin embargo, Un Estado de derecho
surge cuando las acciones de los ciudadanos y del Estado se basan en las reglas
y las leyes preestablecidas. Es entonces cuando el poder que posee el Estado
queda bajo las normas jurídicas establecidas que debe cumplir para tener
organización de la sociedad. Utilizando el poder de la Constitución y mediante los
distintos órganos de gobierno, se lograr establecer entre los ciudadanos un orden
absoluto, además del respeto entre ellos. Ante esta interrogativa demos inicio a un
cuestionamiento acerca del Estado de Derecho, ¿Cómo surgió el concepto Estado
de derecho fundamentalmente? La doctrina de origen alemán del Rechtsstaat es
la originaria del concepto ´´Estado de derecho´´ El libro ‘Die deutsche
Polizeiwissenschaft nach den Grundsätzen des Rechtsstaates’ (en español ‘La
ciencia de política alemana en conformidad con los principios de los Estados de
derecho), fue el primero que hizo uso del término como Estado de derecho, más
allá de que muchos escritores alemanes afirman que el término fue utilizado por
primera vez en el libro de Immanuel Kant. Dado que, El término Estado de
derecho nació como contestación a la forma de Estado absolutista, el cual se
caracterizaba por reprimir a los ciudadanos el derecho a la libertad, concentrar
todo el poder y la mala organización y falta de responsabilidad de los titulares del
mismo. Estado de derecho hace referencia a una Constitución jurídica moderna.
En 1832, Robert Southey, un exitoso poeta de origen inglés, utilizó por primera
vez el término constitucionalismo, siendo adoptado y usado más regularmente
como expresión jurídica en los últimos años. Este constitucionalismo, según lo que
se tiene entendido, tiene dos elementos principales, que fueron entendidos como
lo mismo que Estado de derecho durante varios años. Uno de ellos es la división
de las funciones con relación al uso del poder, y el otro, es la gran importancia de
la Constitución. En 1791, la Constitución de Francia adicionó un artículo, el cual se
convirtió en la base de todo constitucionalismo libre. Este artículo establecía que si
los derechos establecidos no se cumplían ni se hacían regir en las sociedades, y
además no se dividía el poder del Estado, la sociedad no poseía Constitución. En
contraposición al Estado de derecho, en el siglo XX surgió el totalitarismo. El
Estado de derecho tiene como fin impedir por ley o mandato el control y la
expansión total del Estado (según Zippelius). El totalitarismo, en cambio, está
caracterizado por la veda de las libertades, ya sean públicas o personales,
incluyendo el impedimento de las divisiones del poder del Estado y la participación
de órganos que lleven a cabo dichas tareas del Estado. También, el totalitarismo
prohíbe la deliberación por parte de los representantes y las libertades de
expresión. Más allá de todas estas prohibiciones e impedimentos, el totalitarismo
intentó imponerse de forma legítima mediante diversas herramientas jurídicas. El
fascismo, el socialismo nacional y el falangismo, buscaron ser representados a
través de un conjunto de normas que al fin y al cabo no llegó a formar un sistema
formal. No es este el caso del comunismo y del corporativismo, ya que éstos
últimos han desarrollado un sistema completa y formalmente constitucional. El
dictador Hitler estuvo gobernando con el apoyo de la Ley de Autorización de 1933,
la que le permitía ejercer bajo su voluntad. Bajo esta ley, Hitler estableció como
ley varias normas racistas, como la de Nuremberg en el año 1935. En 1848
permaneció en Italia la vigencia legal del Estatuto Albertino, siendo consolidado el
poder de Mussolini por varias normas distintas. En la misma época, se logró la
integración del Gran Consejo del Fascismo, cuya máxima contribución a la historia
del Estado de derecho fue la Ley Acervo en el año 1923, que postulaba una
´´cláusula de gobernabilidad´´. A través de esto quiere decir que el partido que
saliera más beneficiado en las elecciones populares, era el que iba a tener
mayoría de representantes en el parlamento. Mussolini fue delegado con varias
facultades que le permitían gobernar. Como primera decisión al mando, decidió
integrar en el año 1926 el Tribunal Especial para la Defensa del Estado. Es así
que contar con una Constitución (de naturaleza formal) fue considerado un hecho
suficiente para llamar a un gobierno un Estado de derecho.

Análisis de las distintas justificaciones teóricas respecto al Estado de


Derecho.
Desde mucho antes de la aparición del Estado, la filosofía política se había
preguntado sobre el problema de la legitimidad del poder político, de la autoridad
de unos hombres sobre otros. Este problema se conoció después como el de la
justificación del Estado, cuando en realidad vale también para cualquier sociedad
política preestatal. Pero una derivación que pronto presentó al aplicarse
específicamente al fenómeno estatal fue el de cuestionar los fines del Estado:
para qué existe el Estado, qué finalidades le son propias y cuáles no. A su vez, la
respuesta a este problema viene dada por el enfoque ideológico que se adopte, lo
que enlaza con el tema de las ideologías o ideas políticas. Analizaremos
brevemente la cuestión de la justificación del Estado y después la de los fines del
Estado, para ver después con más detenimiento las principales diversas
ideologías políticas contemporáneas.

La justificación del estado


El problema de la justificación del Estado. A lo largo de los últimos siglos han
debatido los filósofos del Derecho y de la Política sobre cuál puede considerarse
el origen y la justificación del Estado. Ahora bien, tal como se enfoca la cuestión
hay que decir que más bien se indaga sobre el origen y la legitimidad del poder en
cualquier sociedad política, que específicamente en el Estado. En todo caso, se
han dado múltiples respuestas, que el norteamericano John Williams (1844-1931),
pionero de la ciencia política de su país, agrupó en tres: la teológica, la pactista y
la histórica, conciliables entre sí porque destacan dimensiones distintas, desde las
filosóficas especulativas hasta las estrictamente sociológicas. De acuerdo con la
justificación teológica, el Estado es, en última instancia, obra de Dios, bien por
haberlo creado directamente (entiéndase, la sociedad política), bien por haber
impreso en la naturaleza humana la necesidad de vivir en sociedad, haciendo
pues legítimo el poder del Estado y en consecuencia de sus gobernantes. Sin
embargo, no se debe olvidar que, han sido muchos y contradictorios en sus ideas
quienes han esgrimido el argumento teológico en su favor (para justificar unos el
absolutismo regio o la revolución puritana, otros el “derecho divino de los reyes”
de Jacobo I de Inglaterra o la doctrina “democrática” de la Escuela Española de
Derecho Natural, etc.). Para la justificación pactista, el Estado es fruto de un pacto
entre los hombres, en virtud del cual la autoridad política y el deber de obediencia
a los gobernantes se convierte en legítimo. El problema está en que, según qué
autores, el pacto social tiene unas causas y unas consecuencias radicalmente
diferentes, como sucede, por ejemplo, entre las doctrinas pactistas de hobbes,
Locke y Rousseau. la justificación histórica se limitaría a reconocer un hecho
acaecido en un momento determinado sin entrar en especulaciones sobre su
legitimidad o no: el Estado existe y es una realidad política multisecular e
irreemplazable en la actualidad. Como todos los argumentos de naturaleza
estrictamente sociológica, la justificación histórica del Estado adolece de un
sentido moral, exigible por la dignidad innata del ser humano, que dé legitimidad al
poder del Estado. ¿Por qué ha de ser legítimo un poder cuya única justificación es
que de hecho ha existido cierto tiempo? Otros tipos de justificación que se han
dado son: la naturalista (no sería la causa del Estado la Divinidad sino la misma
Naturaleza, en la que prevalece la desigualdad “con la consecuencia obligada de
que los fuertes se impongan y los débiles hayan de someterse las fuerzas sociales
exigen que los hombres, convencidos de que no pueden resistirlas, se resignen a
sus imperativos. El Estado es poder, es dominación; la fuerza se justifica por sí
misma y al modo como no es posible vivir sin los agentes naturales, tampoco es
posible la vida humana sin esa organización de predominio de los poderosos”), las
teorías jurídicas (el Estado se justifica sobre la base de una institución jurídica
preexistente, sea la familia –patriarcalismo de filmer, la propiedad, desde platón y
cicerón hasta Haller– o el pacto social antes mencionado) o la necesidad racional
(sea una necesidad psicológica, sea la perfección moral, desde Aristóteles a
Hegel) o el mismo fenómeno jurídico (ubi societas ibi ius). De manera que; todas
ellas tienen parte de razón: el ser humano es social por naturaleza y no por
convención, necesita para el desarrollo de su vida, material y moral, un marco
estable de convivencia política en el que impere el Derecho justo, lo cual en el
momento histórico de evolución social que abarca desde el Renacimiento hasta
hoy sólo el Estado puede garantizar. El Estado, y con él su Derecho y el poder
político, se justifican por exigencias de la naturaleza humana, por la historia, por el
mismo Derecho y en última instancia por Dios como autor de la naturaleza
humana y origen de toda autoridad. Que haya gobernantes que utilicen el poder
del Estado para corromper a la sociedad no significa que el Estado no sea
instrumento válido para la realización de la justicia en la sociedad, sino que los
gobernantes, como todos los hombres, pueden utilizar la libertad para hacer el
bien o para hacer el mal a sus semejantes y a ellos mismos. debido a que; El
problema de la justificación del Estado ha tratado de ser resuelto
desde distintos puntos de vista por los pensadores, Podemos clasificar en cinco
grupos fundamentales esas doctrinas:
1) Las que fundan el Estado en una necesidad religiosa.
2) Las que buscan su apoyo en una necesidad física.
3) Las que tratan de encontrar una fundamentación jurídica a la existencia del
Estado.
4) Las que encuentran ese apoyo en la moral.
5) Las que tratan de dar una fundamentación psicológica a la existencia del
Estado.

Teoría teológica – religiosa


Considera que el Estado, en su existencia, se justifica por ser obra directa de
Dios, por haber sido fundado por la Divinidad. Por esa circunstancia, todos los
hombres están obligados a reconocerlo y. a someterse a su organización.
´´Demóstenes´´ afirmaba que hay que obedecer a la ley por ser obra de Dios.
Santo Tomás considera que el Estado es un producto de la naturaleza misma de
los hombres y de las cosas. De esta manera resulta Dios el origen de la sociedad
civil y de la sociedad política, por ser el Creador de todas las cosas y, en
consecuencia, de la naturaleza humana con sus impulsos sociales, que, a su vez,
origina el Estado, pero con esta explicación se le asigna el ser la causa
mediata del Estado, pues su Causa inmediata en su producción por la
voluntad de los hombres, siguiendo impulsos de su misma naturaleza social.

Teoría de la fuerza
Esta teoría trató de explicar la existencia del Estado en la circunstancia de que
considera natural el dominio de los débiles por los fuertes. Este dominio, dicen,
constituye una ley natural que no puede ser evitada por el arbitrio humano. El
hombre tiene que someterse necesariamente al poder del Estado, considerando
que dicho poder es una fuerza natural de la misma índole que la luz del sol, que el
movimiento rotatorio de la tierra, etc.; que es una necesidad ineludible, como la del
as leyes físicas Los marxistas consideran que. con objeto de terminar esa
situación dominante de la fuerza. que origina la lucha de clases, ha de
transformarse la sociedad dando paso a una comunidad que descanse en la
"solidaridad". De esta manera llegan a afirmar la necesaria destrucción del Estado.
Consideran que éste es un mal. que no responde a una necesidad natural y que
debe desaparecer para dar lugar a una estructura social más justa

Teorías jurídicas de justificación del estado


Con el nombre de "Teorías jurídicas en relación con el problema de la justificación
del Estado". clasificamos las doctrinas que buscan el fundamento de
la organización política, en un orden jurídico anterior y superior al Estado y del
cual se deriva éste. Siguiendo a Jellinek, pueden agruparse en tres
órdenes esas doctrinas:
1) Las que consideran al Estado como una institución del derecho de familia, o
teoría patriarcal.
2) Las que ven al Estado como una institución de derecho patrimonial.
3) Las que estiman que el Estado es una institución del derecho de los
contratos.
Teoría patriarca
Hemos visto las doctrinas que al hablar del origen histórico del Estado lo atribuye
a la familia. Fundan su afirmación en los recuerdos históricos de muchos pueblos.
En Grecia, en Roma y en Israel se encuentran textos históricos y huellas en la
organización política relacionados con los grupos familiares, primitivos,
como dando origen, al evolucionar, a la organización política. La autoridad del
padre de familia pasó al jefe del grupo político' de manera refleja, como si éste
fuera elemento superior de una gran familia. Esa autoridad del padre de familia
estaba matizada de elementos religiosos, y así también pasó al jefe del Estado.
Esta doctrina tampoco busca justificar el poder, sino tan sólo trata de encontrar e
Esta doctrina tampoco busca justificar el poder, sino tan sólo trata de encontrar el
origen de una de sus manifestaciones: el absolutismo.

Teoría patrimonial
Platón, en La República, considera que el origen del Estado se encuentra en la
unión de distintas profesiones económicas y en la necesidad de agruparse las
diferentes ocupaciones humanas, para satisfacer las necesidades individuales,
Cicerón, por su parte, rotundamente dice que el motivo de la formación del Estado
se encuentra en la protección de la propiedad. Las estructuras sociales, todavía
existentes en algunos pueblos primitivos, puesto que; parecen corroborar esta
hipótesis, según la investigación etnológica; resulta plausible que la evolución de,
muchos de estos pueblos marchara del siguiente modo: los miembros de una
gens, provenientes de una familia, ya fuera en línea paterna o materna (linajes),
desarrollaban un sentimiento de pertenencia, especifico y formas específicas de
convivencia; los clanes y tribus se formaron por el hecho de que tales patrones de
pertenencia se extendieran a ramificaciones más amplias de los linajes. Tampoco
aquí es válido simplificar en demasía y reducir todo al parentesco consanguíneo.
Si bien los clanes tienen, un núcleo de cristalización en los miembros
consanguíneos de una familia, se encuentran, a la vez, en un proceso de fisión y
fusión, en una relación de intercambio hacia el exterior, por la que se desprenden
algunos de sus individuos y se incorpora a extraños. Las uniones de clanes
conviven en comunidades sedentarias o en grupos nómadas. Mediante
matrimonios, parentescos y lazos rituales, estos grupos constituyen tribus, que
son, al mismo tiempo, comunidades guerreras. Las tribus, a su vez pueden unirse
entre sí como naciones o pueblos. La teoría contractualista entendida en un
sentido histórico, generalizó los elementos contractuales ya mencionados en un
modelo más amplio del origen de la dominación estatal. Cromo ejemplo histórico
de la dominación fundada en un contrato, tenemos la. alianza que David
estableció con las tribus de Israel en Hebrón, antes de ser ungido rey. Asi, La
doctrina medieval del derecho de resistencia se basaba también en la idea del
origen contractual del gobierno monárquico: El pueblo se somete a alguien para
que gobierne con poder fundado en el derecho, dé a cada quien lo suyo,
favorezca a los piadosos y castigue a los impíos, en suma, que trate a todos con
justicia. ahora también es posible dar a la teoría patrimonial una formulación tal
que incluya, desde, un principio, el elemento de la dominación, pues,
consideradas más de cerca., las relaciones de propiedad, se constituyen siempre,
desde sus inicios, como relaciones de poder entre los hombres; así, por ejemplo;
el poder de disposición sobre un territorio existe sólo porque, y en tanto los
hombres lo respetan. Desde esta perspectiva, sería posible preguntarse si tales
relaciones de propiedad no configuran sencillamente el 'esquema básico del
origen de las relaciones de poder y dominación Este no es, visiblemente; el caso.

Teoría del poder


Entre las teorías del poder se contraponen principalmente dos doctrinas: por un
lado, las teorías iusnaturalistas o cripto-iusnaturalistas, y, por el otro, las que son
simplemente empírico descriptivas. Las mencionadas en primer término convierten
la posición fáctica del más fuerte. en un "derecho" del mismo, es decir, al factum
en un criterio de lo justo. Como ejemplo podemos señalar la doctrina que Platón
(Georgias, 4833 s.) pone en boca de Calicles: Pero, a mi entender, la misma
naturaleza demuestra que es justo que el que vale irás, tenga más que su inferior
y el más capaz que el incapaz. Y manifiesta que esto es así. el hecho de que, en
un sinnúmero de casos, tanto en los animales como en el conjunto de hombres
que integran una ciudad cualquiera y en las razas Humanas, haya quedado
discernido lo justo como la autoridad del fuerte sobre el débil, la mayor posesión
de bienes de aquél frente a la menor de éste.

SOBRE EL CONCEPTO DE JUSTIFICACION (LEGITIMACION)


El concepto ético (normativo) de la legitimación. Las teorías de justificación, en
sentido estricto, no se ocupan de explicar simplemente el por qué y el cómo existe
en realidad el poder del Estado, sino de demostrar que es legítimo. Tal cosa no
puede probarse a través de la historia de, su origen, sino únicamente mediante
categorías éticas (o teológicas). Se trata, pues de demostrar que el Estado es
racional y moralmente: (o también teológicamente) necesario o, por lo menos,
legítimo; o -bien, que es un producto del azar, una "enfermedad en la evolución de
la historia de la humanidad" Esta cuestión de la justificación no puede ser
examinada por una ciencia a valorativa. puesto que; Las doctrinas éticas de
justificación desembocan típicamente en la demostración de que ciertos fines,
especialmente valiosos, sólo pueden alcanzarse a través del Estado, fines de
mayor peso que las restricciones que su existencia impone a los individuos.

La teoría democrática.
La justificación del Estado no, le, añade fines positivos a éste, pero pretende que
el orden social, reconocido como ineludible, se configure de tal manera que se
preserve un máximo de autodeterminación individual. Por tanto, los hombres
sometidos al poder del Estado deben participar también en él y, en este supuesto,
tal poder sólo es legítimo cuando se propone realizar su función, de ordenación y
compensación con el máximo posible de consenso y participación comunes.
Los principales desafíos del Estado de Derecho actual.
Es un tema muy interesante pues. La gran misión de los jueces constitucionales y
supranacionales que se implementarán que prevalezcan los derechos humanos o
se “los tomen en serio” No sólo hemos visto crecer las diferentes generaciones de
derechos humanos, sino que ellos son visualizados como “principios”, mandatos
de optimización o derecho concentrado que requiere de los juristas les extraigan
las respuestas jurídicas apropiadas en función de los diferentes casos. La llamada
constitucionalización del derecho, equivale a su “humanización” en el sentido que
el derecho llegar a ser caracterizado como un esfuerzo institucional para hacer
triunfar los derechos humanos, no sólo en relación al Estado, sino en relación a
cualquier otro poder y al resto de los ciudadanos. Los derechos humanos se
reconocen y no se crean, pero además son universales e inalienables, que el
último obstáculo para que ellos triunfen es la ciudadanía, en tanto ésta determina
que no operan igual los derechos humanos según el pasaporte del que los invoca.
De manera que; hay una variable pues en realidad la justicia jurídica en México y
su aplicación sin tomar en cuenta a los actores políticos que llevan a actos de
corrupción con la finalidad de exigir que se haga justicia y llevarla a cabalidad. Ya
que nuestro sistema jurídico ha sido omiso ante los desafíos y la aplicación de
impunidad. Las leyes creadas por las autoridades legislativas son ambiguas,
carecen de técnica legislativa y son escritas con palabras que los mexicanos, en
general, difícilmente comprenden. Intencionalmente o no, lo cierto es que dichas
normas son creadas para que, por medio de sus propias lagunas jurídicas, los
criminales de élite (en caso de ser aprehendidos por la autoridad) sean puestos en
libertad y vivan en completa impunidad, esto con la excusa de no haberse
respetado sus derechos humanos, encontrar fallas en el debido proceso, no
encontrarse regulado el tipo específico en las normas penales o bien dejar en el
olvido, por deudas políticas, sus actos delictivos. De esta manera el sistema
jurídico mexicano perpetúa la corrupción y la impunidad, demostrando que el
hecho de regirnos por nuestro derecho positivo y vigente no significa vivir en un
Estado de derecho, sino más bien refleja que somos un Estado de legalidad a
conveniencia de aquellos que pueden pagar la “justicia”, y que con nepotismo y
corrupción pueden cometer crímenes, con la seguridad de quedar impunes ante la
ley por sus actos.

¿Podría México catalogarse como una nación que garantiza el


Estado de Derecho?
En el exterior, nuestro país es reconocido como uno de los Estados que ratifica
numerosos tratados internacionales. El Estado de derecho es un elemento
fundamental para garantizar la paz, la justicia, el respeto a los derechos humanos,
la democracia y el imperio de la ley. Influye en aspectos esenciales de la
cotidianeidad, por ejemplo, en la forma de vida de los ciudadanos de cada Estado,
en la impartición de justicia o en el cumplimiento efectivo de las garantías
consagradas en la Constitución. Es decir, en todo ente jurídico político que se
ostente como Estado de derecho deben existir imperio de la ley, legalidad en los
actos de administración, sistema jurídico de normas, examen de constitucionalidad
de las normas, división de poderes, así como protección, respeto y garantía de los
derechos humanos. En México, sin embargo, la existencia fáctica de los referidos
elementos del Estado de derecho sigue pendiente, esto debido a las situaciones
de violencia, corrupción, impunidad, injusticia, violaciones a los derechos
humanos, inexistencia de pesos y contrapesos, sólo por mencionar algunos, y
todos son testimonio de esta afirmación. Por lo expuesto anteriormente, mi
conclusión es que no existe Estado de derecho en México, porque no se han
desarrollado los elementos esenciales del mismo. Más bien, los mexicanos
vivimos en un Estado corrupto e injusto que utiliza la legalidad a conveniencia de
aquellos que tienen los medios para costearlo. Realidad del discurso político
mexicano, Dicho lo anterior, y aun habiendo dado respuesta, es conveniente
replantear la interrogante que dio origen al presente trabajo: ¿Existe Estado de
derecho en México? Al respecto, es necesario mencionar las cuestiones
materiales y no solamente formales, es decir, las situaciones de hecho que, como
mexicanos, experimentamos todos los días. México es uno de los países, en todo
el mundo, que más leyes crea, reforma y abroga, con la finalidad aparente de dar
solución a los problemas que aquejan a su población. Sin embargo, esto sólo
queda plasmado en papel, pues el simple hecho de crear o reformar una ley no
resuelve el problema público al que pretende hacer frente. En el exterior, nuestro
país es reconocido como uno de los Estados que ratifica numerosos tratados
internacionales, y por ello se tiene la idea somera de que aquí impera el respeto a
los derechos humanos, aunque realmente dentro de nuestras fronteras es en
donde más se transgreden dichas garantías. Ejemplo de esto son Guerrero,
Estado de México, Chihuahua, Sinaloa, en donde se encuentran todos los días en
fosas clandestinas, terrenos baldíos e incluso en lugares públicos– cuerpos
mutilados o calcinados, de mujeres y hombres que perdieron la vida a manos de
narcotraficantes, secuestradores y feminicidas. Esto deja claro que, aunque el
Estado mexicano elabore leyes galimatías jurídicos, en realidad o firme tratados
internacionales que protejan la vida de las personas, lo cierto es que la estrategia
que utiliza para dicho fin es insuficiente e ineficaz, puesto que no garantiza a los
mexicanos un ambiente de paz, seguridad ni de protección a sus derechos
humanos. Por tanto, si tomamos en cuenta los elementos esenciales de un
verdadero Estado de derecho, podemos apreciar claramente que en México no
hay imperio de la ley, puesto que no se garantiza su cumplimiento. Sin embargo,
existe algún obstáculo para identificar de pleno consentimiento fáctico y
justificación ética, ya que la opinión mayoritaria no es necesariamente expresión
dé la decisión de conciencia, guiada por la razón, de una mayoría. El proceso
democrático no obliga al ciudadano a actuar siempre de acuerdo con su
conciencia, sino que, le permite decidir en su calidad de interesado. Asimismo,
existe el riesgo de que la opinión de la mayoría sea superficial, una "creencia
ciega", a menudo manipulada por los intereses en juego. Esta objeción se basa en
el hecho de que la aprobación democrática pueda ser manifestación de un simple
interés o de hábitos de pensamiento irreflexivo, es decir, que en caso extremo no
sea producto de un esfuerzo por obtener una, decisión tan justa como sea posible.

Conclusión General del Tema:


Considero que, Por otro lado, El Estado de Derecho con la creación de leyes y
reglamentos, el Estado Mexicano justifica la creación de instituciones y burocracia,
con el propósito aparente de resolver diversos problemas públicos como la
alimentación, la pobreza, la educación, el cambio climático, el uso de energías
renovables, entre otros. Pero en realidad sus objetivos son, en muchos casos,
desviar recursos públicos en actos ilícitos, y mostrar a México ante la comunidad
internacional como un país garantista y comprometido con las grandes causas
sociales. Asimismo, dichas instituciones son creadas para gastar el dinero público
en sueldos de burócratas, que en la mayoría de los casos fueron designados por
“dedazo” en sus puestos, y que carecen de la experiencia para desempeñarlos e
interés en resolver las problemáticas sociales existentes. Con esto permiten que
estos problemas no sólo persistan, sino se acumulen. Por lo anterior puedo
afirmar que México es un país de instituciones fallidas e ineficaces, pues en
realidad no solucionan los problemas de la sociedad mexicana. El marco legal de
este sistema liberal-democrático de instituciones es la Constitución. Las
constituciones se han convertido en la ley suprema de las sociedades modernas.
Pero esta supremacía sólo puede ser legítima si expresa los principios
fundamentales del Estado de derecho. Como ha señalado Hayek: es seguramente
más oportuno considerar las Constituciones como superestructuras levantadas al
objeto de garantizar el mantenimiento del Estado de derecho que, como suele
hacerse, atribuirles la categoría de fuente de todas las demás leyes. Sin embargo,
no es necesario rechazar que las constituciones sean fuente de las demás leyes,
sino sólo recordar que son, en sí mismas, el elemento de vinculación de la
experiencia moral y política de las sociedades con su experiencia de codificación
racional de las leyes. En consecuencia, las constituciones no pueden ser vistas
(como lo ha hecho la tradición jurídica denominada ´´positivista´´como
ordenamientos finales que definen por sí mismos los principios de justicia que
rigen socialmente. Por el contrario, las constituciones expresan una serie de
valores socialmente compartidos que, aunque han encontrado esa forma de
manifestarse, existen fundamentalmente como patrimonio moral y político de una
comunidad específica. Uno de los críticos más lúcidos del positivismo jurídico,
´´Ronald Dworkin, ha mostrado cómo los jueces, al interpretar las normas
constitucionales, tienen que recurrir a principios de justicia, tradiciones y
razonamientos cuyo espacio natural es la moral y la cultura política de una
sociedad. De esta forma, las constituciones no originan el Estado de derecho, sino
que son más bien su expresión y plasmación codificada. La legalidad a la que sus
principios dan lugar es una legalidad que ha sido aceptada como valor compartido
de la ciudadanía y cuyos principios provienen de las luchas, acuerdos y equilibrios
resultantes de la interacción de los sujetos políticos. No obstante, una vez que una
constitución ha sido establecida y su aceptación se ha generalizado, sus
ordenamientos tienen una obligatoriedad que no posee ninguna norma moral o
práctica política. La doctrina del Estado de derecho exige que el principio que
inspire toda acción estatal consista en la subordinación de todo poder al derecho.
Pero esta subordinación sólo es posible gracias al proceso histórico de
«constitucionalización» de las normas limitantes del poder político. Por ello, el
llamado ´´constitucionalismo´´ moderno es inseparable de los fundamentos ético-
políticos del Estado de derecho. Los principios constitucionales desempeñan
funciones distintas según la perspectiva con que se les contemple. Cuando un
juez imparte justicia recurriendo a las normas vigentes en la sociedad, se dice que
actúa (según leyes establecidas); éste es el aspecto funcional del Estado de
derecho y, por cierto, el que tomado de manera aislada conduce a la ilusión
positivista de la plena autonomía de las leyes. Pero cuando un legislador participa
en la definición de los principios constitucionales que habrán de valer como
normas generales de justicia para la sociedad, se dice que actúa per lege
(promulgando leyes). En el primer sentido, una Constitución se opone a la
costumbre y la arbitrariedad como normas colectivas y establece principios
generales y abstractos; en el segundo, una Constitución expresa el principio de
soberanía ciudadana como fuente del derecho en oposición al despotismo.

BIBLIOGRAFIA DE CONSULTA:

 Herrera, Daniel Alejandro,” Del Estado de derecho liberal moderno al Estado


constitucional de derecho actual”, en Saldaña Serrano, Javier, et. al. Filosofía
práctica y derecho. UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. México,
2016.
 https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/9/4281/15.pdf
 Köpcke Tinturé, Maris, “Desafíos del Rule of La”, en Saldaña Serrano, Javier,
et. al., Filosofía práctica y derecho. UNAM, Instituto de Investigaciones
Jurídicas. México, 2016.
 https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/9/4281/27.pdf
 Rivas, Pedro, “Derecho, política y poder. Los presupuestos jurídicos y políticos
del Rule of La y el Estado de derecho”, en Saldaña Serrano, Javier, et. al.,
Filosofía práctica y derecho. UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas.
México, 2016.
 https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/9/4281/31.pdf
 Madrid Hurtado, Miguel de la. Constitución, Estado de derecho y democracia.
UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas. México, 2004.
 https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/3/1365/11.pdf

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