Lo Que El R1 de Cirugia General Debe Saber
Lo Que El R1 de Cirugia General Debe Saber
Lo Que El R1 de Cirugia General Debe Saber
Generalidades (1, 2, 3)
Los cambios metabólicos que se presentan en forma secundaria a casi todos los tipos
de lesión son considerados en conjunto como la respuesta metabólica al trauma. Los cambios
en el organismo después de una lesión se pueden dividir en: cambios del metabolismo de
energía y sustratos, cambios del metabolismo de agua y electrolitos y cambios en el
metabolismo local de la herida.
Las lesiones mayores, las cirugías o los accidentes, provocan respuestas metabólicas,
hormonales y hemodinámicas. Estas respuestas están caracterizadas por alteración en el
metabolismo de proteínas con balance nitrogenado negativo, hiperglucemia, retención de
sodio y agua así como un incremento en la lipólisis. Además hay liberación de hormonas
contrarreguladoras y síntesis hepática de numerosos factores de fase aguda.
Todos estos cambios, tienen como finalidad mantener la homeostasis del medio
interno, ante el estimulo lesivo, sin embargo cuando se presentan agresiones graves al
huésped, hay una respuesta inflamatoria abrumadora la cual, sin una intervención adecuada y
a tiempo; conduce a insuficiencia orgánica múltiple y compromete de manera importante la
sobrevivencia del huésped.
Por lo tanto el conocimiento de la serie de cambios que se presentan en el huésped
ante un estimulo lesivo es primordial ya que permitirá tomar decisiones adecuadas para llevar
a cabo acciones oportunas que permitirán limitar la respuesta del huésped a una lesión.
Así pues, la respuesta inflamatoria sistémica se debe considerar como la respuesta que
desarrolla el organismo ante cualquier tipo de agresión, que consiste en la reorganización de
los flujos de sustratos estructurales y energéticos para atenuar las alteraciones producidas en
el organismo. Este tipo de respuesta es activada por varios tipos de estímulos nociceptivos,
por la propia lesión del tejido, por isquemia tisular y su perfusión, así como por las
alteraciones hemodinámicas que comúnmente presentan estos pacientes.
Variables generales
Fiebre (temperatura central ≥ 38.3°C)
Hipotermia (temperatura central ≤ 36°C)
FC > 90´
Taquipnea
Alteración del estado mental
Edema notorio o equilibrio de líquido positivo (>20ml/kg en 24hrs)
Hiperglucemia sin diabetes
Variables inflamatorias
Leucocitos > 12 000
Leucopenia < 4 000
Bandemia > 10% de formas banda
Proteina C Reactiva en plasma > 2 DE arriba del valor normal
Procalcitonina en plasma > 2 DE arriba del valor normal
Variables hemodinámicas
Hipotensión arterial. PAS < 90mmHg, PAM < 70mmHg, o disminución de la PAS >
40mmHg
Saturación venosa < 70%
Índice cardiaco > 3.5lt/min/m2
PAM: Presión Arterial Media. PAS: Presión Arterial Sistémica. DE: Desviación Estandar
Respuesta neuroendócrina
El inicio de la respuesta neuroendócrina ocurre por dos vías, una aferente y otra
eferente; la primera está representada por el hipotálamo, el cual inicia los cambios propios de
una reacción al dolor, liberando factores que estimulan la hipófisis para que se produzcan y
liberen hormonas tróficas como ACTH (hormona hipofisiaria adrenocorticotrópica o
corticotropina) y la hormona del crecimiento.
La vía eferente está representada por una hiperactividad neural simpática causada por
el propio traumatismo. Esta vía neural reacciona al estrés elevando los niveles séricos de
glucocorticoides, catecolaminas y glucagon; esto constituye la forma primaria de inicio de la
respuesta neuroendócrina al traumatismo.
Para que se produzca un reflejo se requiere que los receptores especializados detecten
el estímulo, lo traduzcan en actividad eléctrica y lo transmitan al encéfalo.
Dicha respuesta depende en gran medida de la intensidad y duración del estímulo,
presencia de estímulos simultáneos y seriados cualitativamente iguales o distintos; estado del
receptor en el momento de la estimulación y hora del día en que surge el estímulo. Esto
último se demuestra por el hecho de que a pesar de la activación potente del SNS por
pequeñas hemorragias que no causen hipotensión, la secreción de catecolaminas por la
médula suprarrenal no se lleva a cabo.
En forma semejante, la activación de quimiorreceptores o inactivación de
barorreceptores produce notable actividad del SNS pero secreción minina de catecolaminas
suprarrenales. Esta última sí es intensa durante hemorragias hipotensoras, en las que se
activan ambos tipos de receptores.
La reactividad de los propios receptores a la transducción de estímulos y su
transformación en actividad nerviosa es variable. Es por esto que dos estímulos similares en
magnitud, intensidad y duración puedan tener menor efecto en algunas circunstancias que en
otras. Por ejemplo, los osmorreceptores centrales del hipotálamo, situados cerca del tercer
ventrículo, cambian su umbral de respuesta a los estímulos.
Las alteraciones de la osmolaridad plasmática y del volumen circulante eficaz son
estímulos potentes para la secreción de ADH. Los estímulos aferentes de receptores que
"vigilan" estos parámetros interactúan en el SNC de modo que el umbral de dichos
osmorreceptores cambia conforme lo hace la secreción de ADH.
Hormonas contrarreguladoras:
TSH-Tiroxina
Muchas lesiones se acompañan de hipermetabolismo en el postoperatorio o en el
período postraumático inmediatos, por lo que sería razonable proponer que después de tal
situación aumenta la actividad de las hormonas tiroideas que, según se sabe, intensifican en
forma extraordinaria el metabolismo. No obstante, en muchas lesiones son normales o bajas
las concentraciones de las hormonas mencionadas. Por tal motivo, aunque se necesitan para
función normal de órganos en respuesta al traumatismo, no se requiere su mayor secreción.
Las células basófilas de la adenohipófisis sintetizan y liberan en respuesta a la
estimulación por la hormona liberadora de tirotropina (TRH) del hipotálamo. La inhibición de
la secreción de TRH resulta de la acción inhibitoria de T4 o T3 en hipófisis e hipotálamo.
Los estrógenos también aumentan la liberación de tirotropina, mientras que los
corticosteroides, somatostatina, GH y ayuno la inhiben. La síntesis y liberación de hormonas
tiroideas, tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), dependen de la hormona estimulante del tiroides
(TSH). Su liberación se inhibe como resultado de la acción de las dos hormonas tiroideas en
el hipotálamo, hipófisis y tiroides. Con la estimulación de la TSH, el tiroides libera
fundamentalmente T4, sustancia que a su vez se trasforma en T3 en los tejidos periféricos.
Como resultado, gran parte de T4 circulante proviene del tiroides y la mayor cantidad
de T3 circulante proviene de la conversión periférica. Las dos hormonas se unen a proteínas
plasmáticas, de modo que en la circulación se observan las formas libre y ligada. Después de
lesiones, quemaduras o cirugía mayor, se altera la conversión periférica de T4 en T3 y
disminuyen las concentraciones circulantes de esta última. Esto se debe en parte al bloqueo de
la conversión de T4 en T3 mediado por el cortisol y a la mayor conversión de T4 en T3 inversa,
molécula biológicamente inactiva. El incremento de ésta última también es uno de los signos
característicos de las lesiones.
Las concentraciones plasmáticas totales de T4 a menudo se reducen en traumatizados,
si bien queda en límites normales la T4 libre. De hecho, la concentración sérica subnormal de
esta última al parecer es signo clínico de pronóstico reservado que puede llevar a la muerte a
sujetos traumatizados, quemados y con cuadros clínicos graves.
Las hormonas tiroideas ejercen innumerables efectos en el metabolismo, crecimiento y
diferenciación celulares, como incremento del consumo de oxígeno, producción de calor y
actividad del SNC. Además, su liberación excesiva posee efectos metabólicos muy intensos,
por ejemplo, incrementos de la oxidación de glucosa, gluconeogénesis, glucogenólisis,
proteólisis, lipólisis y cetogénesis. A pesar de las acciones mencionas, las hormonas tiroideas
al parecer no son importantes en la regulación circadiana de sustratos plasmáticos como la
glucosa.
Hormonas Sexuales
Prolactina
Opiáceos endógenos
Hormona antidiurética
Aldosterona
Catecolaminas
Insulina
Glucagón
La síntesis y secreción de glucagon por las células a del páncreas está regulada por
concentraciones de sustratos circulantes (glucosa, aminoácidos y ácidos grasos libres),
actividad del SNA y SNC y por acción de hormonas circulantes y locales. En condiciones
normales, los estímulos principales son la glucemia, la concentración de aminoácidos en
plasma y ejercicio. Las hormonas involucradas en la liberación del glucagon son endorfinas,
adrenalina, GH y glucocorticoides; mientras que los factores que suprimen su liberación
incluyen la ingestión o infusión de glucosa, la somatostatina y la insulina.
La activación de los receptores a estimula la secreción de glucagon, mientras la de
receptores ß o terminaciones eferentes del SNP la inhiben, Sin embargo, las células a tienen
mayor densidad de receptores a-adrenérgicos que de receptores ß. En consecuencia, el
aumento de las concentraciones plasmáticas adrenalina y noradrenalina o la estimulación del
páncreas por el SNS aumentan la secreción de glucagon en vez de disminuirla.
Se presenta un aumento de la concentración sérica de glucagon inmediatamente
después de lesiones térmicas, pero en pacientes con lesiones no térmicas e hipovolemia no se
encuentran tales aumentos hasta después de 12 horas de ocurrida la lesión. Se ha demostrado
además la concentración de esta hormona disminuye durante las operaciones, regresando a los
valores iniciales después de 12 horas, aumentado por arriba de éstos al cabo de un día y
volviendo a regresar a ellos hacia los tres días.
No obstante la aparente diferencia entre las concentraciones de glucagon con lesiones
térmicas y no térmicas, por lo general aumentan hasta cierto punto en el período
postraumático inmediato, con todos los tipos de lesiones.
Las acciones fisiológicas del glucagon se limitan principalmente al hígado y abarcan la
estimulación de la glucogénesis y gluconeogénesis. La acción del glucagon se prolonga en
presencia de cortisol. No obstante, los efectos de glucagon son de corta vida y disminuyen
después de 30-60 minutos, incluso si su concentración plasmática continúa alta.
Además de sus efectos en el metabolismo de los carbohidratos, el glucagon estimula la
lipólisis en hígado y tejido adiposo, así como durante la cetogénesis hepática. En
consecuencia, es muy importante durante el ayuno y en lesionados, por movilización de
ácidos grasos y aumento de la cetogénesis.
Somatostatina
Eicosanoides
Serotonina
Histamina
Citocinas
Las citocinas son moléculas secretadas primariamente por las células del sistema
inmunitario y que actúan como mensajeros entre las células.
El stress resulta en alteraciones significativas de la liberación de varias citocinas las
que pueden contribuir a la reacción de la fase aguda y a la respuesta hipermetabólica que
acompaña a la lesión, a la hemorragia y a la infección. Las principales citocinas relacionadas
con la respuesta al trauma incluyen TNF-a, IL-1, IL-2 y IL-6. Además, también se encuentran
elevación de los niveles séricos de factor de agregación plaquetaria y de la actividad del
complemento después del trauma agudo y la hemorragia.
Interleucina 1
Es una sustancia liberada principalmente por monocitos y macrófagos y por células del
sistema reticuloendotelial. La activación de estos tipos celulares se suele derivar de
fagocitosis de desechos celulares e hísticos, contacto con complejos inmunitarios o
interacción con sustancias químicas, como las endotoxinas. De tal suerte, casi todas las
infecciones, reacciones inmunitarias e inflamaciones estimulan la síntesis y liberación de IL-1
por las células fagocitarias. Una vez liberada, circula hasta los diversos tejidos y tiene efectos
intensos en el metabolismo del sistema reticuloendotelial, hígado, cerebro y músculos
estriados.
La IL-1 hace que el endotelio vascular se torne adhesivo para los monocitos,
promueve la producción de fibroblastos y esta involucrada en la lisis muscular. La IL-1
también activa al factor estimulante de las colonias de granulocitos (G-CSF), al factor
estimulante de colonias de macrófagos (GN-CSF) y al factor 2 estimulante de las células B
(BSF-2, también llamado IL-6) en las células endoteliales, células T helper, células de la
médula ósea y fibroblastos.
En el hígado, la IL-1 estimula a los hepatocitos para la síntesis y liberación de las
proteínas reactantes de la fase aguda, por ejemplo: macroglobulinas, proteínas del
complemento, inmunoglobulinas, fibrinógeno, haptoglobina y proteína C reactiva. Además la
IL-1 promueve la acumulación de hierro y zinc y la liberación de cobre.
El aumento citado de la síntesis de proteínas por el hígado requiere energía y
aminoácidos en grandes cantidades. El aporte de estos insumos depende en parte del
desdoblamiento de proteínas y liberación de aminoácidos de músculos estriados, procesos
mediados por la IL-1 que preceden al aumento de la síntesis hepática de proteínas.
El hígado emplea los aminoácidos liberados como fuente de energía y en la síntesis de
proteínas, dado que oxida una proporción aceptable de ellos. La emaciación muscular y el
balance nitrogenado negativo que acompañan a las lesiones podría ser resultado directo de la
acción de IL-1. Además, el incremento de la síntesis hepática de proteínas que produce esta
sustancia no es global. La de albúmina disminuye durante la fase aguda, además de que hay
datos de que se reduce la síntesis hepática de proteínas en forma global.
La IL-1 estimula también estimula la movilización de leucocitos e induce proliferación
de células T relacionada con la IL-2. Además, está involucrada en una cascada de eventos
reguladores, estimulando o suprimiendo la producción de otras citocinas como la IL-6.
Interleucina 6
Factor estimulante de los hepatocitos (también llamado BSF-2 o IL-6) produce síntesis
de fibrinógeno en los hepatocitos. También se produce por las células endoteliales en
respuesta a la IL-1, el factor de necrosis tumoral (TNF) y la estimulación por liposacáridos
bacterianos. La IL-6 se identificó originalmente como un factor de diferenciación de las
células B que inducía la producción de anticuerpos. Sus efectos biológicos incluyen la
activación de las células T, inducción de la síntesis hepática de las proteínas de la fase aguda,
estimulación de la hematopoyesis e inhibición del crecimiento de células tumorales.
Interleucina 2
Interferon
Respuesta metabólica al ayuno: Metabolismo de los sustratos y la energía
Las lesiones y la sepsis originan una acelerada lisis de proteínas. Esto se manifiesta
por el aumento de las pérdidas urinarias de nitrógeno, incremento en la liberación periférica
de aminoácidos e inhibición de la captación de aminoácidos que se observan durante la sepsis.
Los aminoácidos se originan del tejido lesionado y del tejido muscular sano y son
transportados al hígado para su conversión en glucosa (gluconeogénesis) y síntesis proteica.
El balance nitrogenado negativo es el resultado neto de la síntesis y la lisis de
proteínas, con un aumento en la lisis una síntesis que se encuentra aumentada o disminuida.
Se ha observado que en pacientes quemados el grado de lisis proteica es similar durante las
fases agudas y de convalecencia, mientras que la síntesis se eleva en esta última fase,
originando un balance nitrogenado positivo.
Los diferentes grupos musculares responden en forma diferente a la lesión y la sepsis
con grados variables de proteólisis. La captación de hepática aminoácidos está aumentada,
con el consecuente incremento en la gluconeogénesis. Además, la síntesis de proteínas
hepáticas específicas (reactantes de fase aguda) se elevan al mismo tiempo que otras
disminuyen. Las proteínas de fase aguda incluyen complemento, fibrinógeno, proteína C
reactiva, haptoglobina, glucoproteína a-1, antitripsina, antiquimiotripsina a-1, ceruloplasmina,
ferritina y amilasa A sérica.
El grado de la respuesta en la fase aguda es proporcional al nivel de lesión tisular. La
proteínas cuya síntesis se encuentra disminuida son transferrina, albumina, retinol y
prealbumina. Las substancias que estimulan la síntesis de los reactantes de la fase aguda
incluyen citocinas como IL-1, IL-6, TNF y g-IFN; mediadores neuroendocrinos,
específicamente glucocorticoides; y posiblemente productos tóxicos como liposacáridos
bacterianos. Se ha observado que después de la estimulación de con IL-1 la cantidad total de
proteínas sintetizadas no aumenta, pero se favorece la síntesis de proteínas de la fase aguda.
El aumento del nitrógeno urinario y el balance nitrogenado negativo comienza un poco
después de las lesiones, alcanza su máximo hacia la primera semana y suelen continuar
durante 3-7 semanas. El grado y duración del mencionado balance tiene relación con la
gravedad de la lesión en pacientes sometidos a operaciones de elección que tienen un período
breve de balance negativo de grado leve y en lesiones térmicas con períodos prolongados de
balance nitrogenado negativo de importancia. El grado de este último y de la proteólisis neta
también dependen de edad, sexo y estado físico del paciente. El balance nitrogenado negativo
se reduce o casi se elimina con la administración de complementos nitrogenados
hipercalóricos, por ejemplo, con la nutrición entérica o parenteral.
Fiebre
postquirúrgica (2, 6)
Fiebre del 4º al 7º día • Infección del sitio quirúrgico (ver capítulo de heridas)
Mantener en equilibrio el agua, los electrólitos y el estado ácido base, son parte
fundamental para el buen funcionamiento de las actividades celulares en el medio interno en
cualquier organismo. El paciente quirúrgico, tiene características propias que lo hacen
susceptible para modificar este equilibrio que pueden presentarse antes, durante o después del
acto quirúrgico. La enfermedad de base, el tiempo de cirugía, la respuesta inflamatoria,
pérdidas gastrointestinales, presencia de herida abierta o procesos infecciosos, son factores
que condicionan alteración en los líquidos y los electrolitos y hacen meritorio a un control
estricto del mismo.
Líquidos corporales
Plasma 5%
Líquido intersticial
15%
LIQUIDO
TRANSCELULAR
LIQUIDO
INTRAVASCULAR
40%
Tabla 1.
Distribución del agua corporal total
Elementos
Contenidos
en
el
agua:
Electrolitos,
no
electrolitos
y
coloides
Debe existir un equilibrio entre los diferentes compartimentos de los líquidos para el
buen funcionamiento del cuerpo. El compartimiento del líquido extracelular está equilibrado
entre el catión principal que es el sodio y los aniones fundamentales como cloruros y
bicarbonato. Los cationes potasio y magnesio así como los aniones fosfato y proteínas
constituyen casi todo el compartimiento del liquido intracelular. El gradiente de concentración
generado en ambos compartimentos se mantiene gracias a la bomba de sodio y potasio
localizada en las membranas celulares mismas que son activadas por ATP. Hay una pequeña
diferencia en la composición iónica entre el plasma y el líquido intersticial que esta dada por
un contenido mayor de proteínas en el plasma (tabla 2).
PLASMA LIQUIDO INTERSTICIAL LIQUIDO INTRACELULAR
154 mEq/lt 154 mEq/lt 153 mEq/lt 153 mEq/lt 200 mEq/lt 200 mEq/lt
CATIONES ANIONES CATIONES ANIONES CATIONES ANIONES
Na+ Cl- Na+ Cl- K+ HPO4-
142 103 144 114 150
150
SO4-
HCO3-
27
HCO3- HCO3-
SO4- 30 10
3
PO4-
K+ K+ SO4-
4 4
3 Mg+ Proteínas 40
PO4- 40
Ca++
Ca++ Ácidos 3 Ácidos orgánicos 5
5 orgánicos 5
Proteínas 1 Na+
Mg++ Proteínas 16 Mg++ 10
3 2
Tabla 2: Composición química de los compartimentos de los líquidos corporales.
Comparación entre la concentración de aniones y cationes.
Osmolaridad
Sodio (Na)
HCO3-‐
VOLUMEN
l/24HRS
Na+
mmol/L
K+
mol/L
Cl-‐mmol/L
mmol/L
500
a
2000
2
a
10
25
a
30
8
a
18
SALIVA
(1500)
(10)
(26)
(10)
30
100
a
4000
0
a
32
ESTOMAGO
(1500)
60
(10)
8
a
154
(130)
0
DUODENO
100
a
1200
140
80
5
0
3
a
7
54
a
95
PANCREAS
100
a
800
113
a
185
(140)
(5)
(75)
115
BILIS
50
a
800
131
a
164
(145)
3
a
12
(5)
89
a
80
(100)
35
ILEON
3000
80
a
150
(140)
2
a
8
(5)
43
a
137
(104)
30
COLON
100
a
900
60
30
40
0
Hiponatremia
Hiponatremia Isotonica
Figura 1: Tipos de hiponatremia y sus causas
Hiponatremia hipertónica
En ésta, la osmolaridad sérica está aumentada por los solutos presentes como lo son
los agentes de contraste radiopacos, la glicina, el manitol o, más frecuentemente la glucosa.
Cuando hay aumento de la glucosa en la sangre, se genera una fuerza osmótica que
extrae agua del compartimiento intracelular al extracelular y diluye así al sodio en un
volumen extracelular mayor. La disminución esperada del sodio sérico es 1.3 a 1.6mEq/lt
por cada 100mg/dl da aumento en la concentración sérica de glucosa por arriba de 200mg/dl.
La infusión rápida de soluciones hipertónicas de glucosa, manitol o glicina, puede tener
efectos similares sobre la concentración sérica de Na. El tratamiento en estos pacientes es la
corrección del estado hiperosmolar con hidratación, no debe administrarse Na.
Hiponatremia
hipotónica
En este tipo de hiponatremia hay una concentración de sodio realmente baja, por lo
general se desarrolla como consecuencia de la administración y retención de líquidos
hipotónicos como solución glucosada al 5% o solución salina al 0.45%; muy rara vez es
secundaria a pérdida de líquidos que contienen sal. Se debe valorar el estado de agua
extracelular del paciente para clasificarlo como hipervolémico, isovolémico o hipovolémico.
Hipernatremia
Hipernatremia isovolemica
Hipernatremia hipervolemica
Hipernatremia hipervolemica
Tratamiento
Hipokalemia
Manifestaciones clínicas
Tratamiento
Hiperkalemia
Tratamiento
Hipocalcemia
Manifestaciones clínicas
Tratamiento (1, 3, 5, 7)
Hipercalcemia
Manifestaciones clínicas
Se dan por los efectos depresores que tienen los niveles altos de calcio sobre la
función neuromuscular. Puede presentarse: anorexia, náuseas, vómito y constipación,
debilidad muscular, hipotonía, letargia, apatía, somnolencia, depresión o psicosis, arritmias
cardiacas con acortamiento del intervalo QT, poliuria y polidipsia por deterioro en la
capacidad de concentración renal y alteraciones en la filtración glomerular. También puede
presentarse nefrolitiasis y calcificaciones de tejidos blandos en hipercalcemias crónicas como
la queratopatía en banda. Cuando la hipercalcemia es importante y repentina, hay
deshidratación, azoemia, como y muerte. La hipercalcemia puede ser causa de pancreatitis o
enfermedad ácido péptica (1, 3).
Tratamiento
Fósforo (P)
Todo el fósforo del cuerpo circula como fosfato por lo que este término es más
exacto para referirse a este electrólito. En la sangre el fosfato existe en dos forma: orgánica
(esteres y fosfatos lipídicos) e inorgánica (ortofofato).
La concentración plasmática de fosfato varía con la edad, el sexo y la ingestión de
fósforo. Es más alta la concentración en neonatos y preescolares, esto por la concentración
más alta de hormonas de crecimiento y concentraciones bajas de hormonas gonadales. En
adultos la cifra plasmática varía entre 2.7 a 4.7 mg/dl. En mujeres posmenopaúsicas aumenta
levemente por la disminución de estrógenos (1, 3).
Hipofosfatemia
Causa y diagnóstico
Manifestaciones clínicas
Tratamiento
Hiperfosfatemia
Manifestaciones clínicas
Tratamiento
Magnesio (Mg)
Hipomagnesemia
Manifestaciones clínicas
Tratamiento
Hipermagnesemia
Manifestaciones clínicas
Tratamiento
El manejo del choque en general debe ser entendido y saber ser manejado de primera
instancia por el médico residente de cirugía general, ya que por el mal estado en que son
recibidos muchos de pacientes que ameritan tratamiento quirúrgico, durante el pre o el
postoperatorio no es raro que se encuentren en alguno de estos estados.
La siguiente guía de manejo fue obtenida y modificada de la guía internacional del
manejo de la sepsis severa y el choque séptico del 2008 y de las metas tempranas para el
manejo de la sepsis severa y el choque séptico, simplificando el contenido y agregándose
algunos datos importantes para nuestro conocimiento.
Se definen como sepsis severa a la disfunción orgánica múltiple secundaria a una
infección y al choque séptico severo como la sepsis severa más hipotensión no revertida con
la reanimación con líquidos.
Al igual que en el trauma y el infarto agudo del miocardio entre otros, un abordaje
rápido y adecuado en las primeras horas va a determinar el pronóstico del paciente.
La hipotensión inducida por sepsis se define como una presión sistólica < 90mmHg o
a la Presión Arterial Media (PAM) < 70mmHg.
Manejo inicial
Metas tempranas en el manejo de la sépsis severa y choque séptico (1, 2)
Se define al choque inducido por sepsis como la hipoperfusión tisular definida por
hipotensión persitente posterior a reanimación con líquidos o por una concentración de lactato
en sangre ≥ 4mmol/lt.
El abordaje hemodinámico temprano en base a los hallazgos fisiológicos como los
signos vitales, la presión venosa central y el gasto urinario son incapaces para detectar la
hipoxia tisular generalizada. Una técnica más depurada incluye el monitoreo de la precarga, la
poscarga y la contractibilidad para mantener un balance entre el transporte y el consumo de
oxígeno. Las variantes para determinar lo anterior se incluyen en la figura 1.
Diagnóstico
Antes de iniciar el manejo con antibiótico debe de ser policultivado el paciente con al
menos 2 hemocultivos, uno percutáneo y otro del catéter central si tiene más de 48hrs de
instalado. De igual manera de deben obtener urocultivos, cultivos de heridas, secreciones, etc.
Se indican de igua manera estudios de imagenología a requerimiento.
(Figura 1) Algoritmo de metas tempranas para el manejo de la sépsis y el choque
séptico en las primeras 6 horas de manejo.
Hto ≥ 30%
Indice
cardiaco
VO2
Antibioticoterapia
Se recomienda la localización temprana (< a 6hrs) del sitio anatómico de afección a fin
de brindar en caso de ser necesario el tratamiento quirúrgico oportuno (p.e desbridación,
drenaje de absceso, etc).
Se recomienda que el tratamiento quirúrgico sea el que menor daño fisiológico
ocasione en la medida de lo posible (p.e drenaje percutaneo).
De igual manera los accesos intravasculares como posibles sitio de origen de la
infección deben ser retirados lo más pronto posible.
Vasopresores
Corticoesteroides
El objetivo es mantener un volumen tidal de 6ml/kg del peso predicho (peso predicho
♂ = 45 + 0.91+ estatura en cm – 152.4 ó ♀ = 50 + 0.91+ estatura en cm – 152.4) en
pacientes con LPA y SIRA.
Se recomienda una presión meseta ≤ 30 cmH2O. La complianza de la pared torácica
debe de considerarse para la presión meseta.
Se recomienda que la hipercapnia (hipercapnia permisiva) se permita en pacientes con
LPA/SIRA si es necesario para minimizar la presión meseta y el volumen tidal.
Se recomienda que la PEEP sea ajustada para no permitir el colapso alveolar al final
de la expiración.
Se sugiere la posición en prono en pacientes con SIRA, quienes necesiten una Fi2O o
mantengan una presión meseta potencialmente nociva y que no tenga riesgo de
complicaciones por la posición.
Al menos que tenga alguna contraindicación la cabecera de la cama del paciente con
ventilación mecánica debe ser mantenida a 30-45° a fin de disminuir el riesgo de bronco
aspiración y neumonía asociada al ventilador.
La máscara de ventilación no invasiva se debe de considerar en pacientes con
LPA/SIRA con falla respiratoria hipoxemica leve-moderada (que puedan responder a un
PEEP bajo) con un estado hemodinámico estable, quienes puedan mantener protegida su vía
aérea con manejo adecuado de secreciones y quienes puedan recuperarse pronto del estado
patológico base. Se debe evitar en la medida de lo posible la intubación de la vía aérea.
No se recomienda la colocación rutinaria de un catéter en la arteria pulmonar en los
pacientes con LPA/SIRA.
La ventilación mecánica debe de retirarse lo más pronto posible cuando el paciente se
encuentre en un estado aceptable. Para esto, a continuación se muestran en el esquema 1 y 2
los criterios para valorar el destete del ventilador y el paso siguiente que es el triage para la
ventilación espontanea.
Control glicémico
El manejo de remplazo renal se valora como equivalente en el paciente con sépsis que
aquel que presenta falla renal aguda.
La profilaxis con heparina de bajo peso molecular o con heparina no fraccionada debe
de ser administrada de forma rutinaria al menos que se presente alguna contraindicación para
su administración. Se prefiere la heparina de bajo peso molecular sobre la no fraccionada.
En los pacientes que cuenten con alguna contraindicación se recomienda el uso de
profilácticos mecánicos como las medias de compresión o los sistemas de compresión
intermitente al menos que su estado lo contraindique.
En pacientes con alto riesgo de TVP se indica la combinación de medidas
antitrombóticas farmacológicas y mecánicas, al menos que haya contraindicación o que no
puedan llevarse a cabo.
Se debe de llevar a cabo con inhibidores de bomba de protones o con bloqueadores H2.
Esquema 2: Triage para ventilación espontanea
* FR > 35´
* Sat O 2 < 90%
* FC ≥ 140´ o cambio > al 20%
* PAS > 180mmHg o < 90mmHg
* Agitación, diaforesis o ansiedad
NO * F/TV > 105 SI
NO
SI
Extubación
Bibliografía
Anatomía
La apendicitis aguda continúa siendo la mayor causa de abdomen agudo que requiere
tratamiento quirúrgico. El riesgo de presentar apendicitis durante toda la vida es del 6-7%. El
pico de mayor incidencia es durante la segunda y tercera década de la vida, y es rara en
menores de 5 o mayores de 50 años. Se presenta con mayor frecuencia en el sexo masculino
siendo de 1 por cada 35 afectados y de 1 por cada 50 en pacientes femeninas. Después de los
70 años de edad el riesgo de presentar apendicitis es del 1% (6, 8, 9). En la juventud el
promedio de presentación es de 1.3:1 entre hombres y mujeres. Sin embargo ha habido una
variación importante en la incidencia entre diversos países, variando probablemente por las
diferencias raciales, ocupacionales y principalmente dietéticas, ya que se ha demostrado la
mayor presencia de apendicitis en países en donde el consumo de fibra es bajo (10, 11).
Etiología y fisiopatología
Bacteroides Fragilis se presenta en más del 70% de pacientes con apéndice fase III. En
general más de 10 especies pueden ser cultivadas en pacientes con apendicitis infectada y
típicamente los microorganismos anaerobios superan a los aerobios en una proporción de 3:1
(6). En la tabla 1 y 2 se muestran los principales microorganismos en la apendicitis
gangrenosa y perforada, adaptada del estudio original de From Bennion y cols, publicado en
el Surgical Infections of Boston en 1995 (6).
33.3 27.3
18.5 34.1
Laboratorios
El hallazgo más común es la elevación de los leucocitos a 15 000 mm3 (6). Sin
embargo no es un hallazgo que siempre está presente. Pieper y cols realizaron un estudio con
493 pacientes en los cuales solo 67% presentaban una leucocitosis mayor a 11 mm3. El resto
de los hallazgos por laboratorio es irrelevante e inconstante.
Diagnóstico diferencial
Imagenología
Radiografías de abdomen
Ultrasonido
TAC
Los criterios están bien establecidos para diferenciar un apéndice normal de uno
inflamado: Visualización del apéndice y diámetro de 6 o más mm (35) con sensibilidad y
especificidad del 87- 100% y del 95-99% respectivamente (6, 34, 35).
Tratamiento
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Litiasis
vesicular
Dr. Roberto C. Rebollar González
Anatomía (1,2,3,4)
La vía biliar intrahepática termina con la formación en cada lóbulo de cada conducto
hepático, éstos a su vez se unen poco después de salir del hígado formando así el conducto
hepático común. En general el conducto hepático es más largo siendo en promedio de 1-2cm
de longitud. El derecho por su parte tiene una longitud de 1cm en promedio.
El conducto hepático común (longitud de 1.5-3.5cm en promedio) se delimita hasta la
unión con el conducto cístico (2 a 4 cm de longitud en promedio) formando a partir de éste
punto el colédoco mismo que terminará hasta su porción final en el duodeno. Es preciso
mencionar que aún cuando ésta es la anatomía normal pueden presentarse diversas
variaciones anatómicas como se muestra en la imagen 1.
Imagen 1: variaciones anatómicas de la unión del conducto cístico con el conducto hepático común4
Fisiología
El cuadro clínico de la litiasis vesicular se presenta cuando los litos formados con
anterioridad erosionan y ocasionan edema de la mucosa o cuando un lito obstruye el conducto
cístico ocasionando así una distensión vesicular aumentando la presión dentro de ella; mismo
que se reflejará en la alteración del flujo arterial, venoso y linfático. Cualquiera de los dos
fenómenos son indispensables para el desarrollo de una colecistitis litiásica agudizada y
posteriormente alguna de sus complicaciones.
Las bacterias más comúnmente aisladas en la bilis son la E. Coli y la Klebsiella
mismas que juegan un rol importante dentro de la fisiopatología y la evolución de la
colecistitis crónica litiásica (CCL) agudizada:
CCL > CCL agudizada > Hidrocolecisto > Piocolecisto > Colasco
El cólico vesicular de manera característica aparece posterior a una ingesta de
alimentos ricos en grasa y suele durar menos de 5 horas, remite sólo o con la ingesta de algún
antiespasmódico, es episódico y en general entre episodios el paciente se encuentra
asintomático; El cólico vesicular que se presenta por más tiempo seguramente evolucionará a
alguna de sus complicaciones, en general se dice que si el dolor persiste por más de 24 horas
debe sospecharse de un cálculo impactado en el cuello vesicular o en el conducto cístico.
El dolor característico de la CCL agudizada es en epigastrio o hipocondrio derecho
que se irradia posteriormente a la parte superior derecha del dorso o en medio de las dos
escápulas. La mayor parte de la veces se acompaña de nausea y vómito de características
gastrobiliares.
Es importante una buena exploración física e historia clínica para realizar el
diagnóstico diferencial con: pancreatitis, enfermedad ácido péptica, reflujo gastroesofágico
(REGE), hernias de pared, síndrome de intestino irritable, cálculos renales, enfermedades
propias del hígado y apendicitis entre otros.
Exploración
física
Laboratorio
Cuando se presenta únicamente un cólico biliar los laboratoriales en general son
normales. En ocasiones se presenta una leucocitosis leve (10 000 - 15 000 cel/mm3), pero
cuando la leucocitosis es severa (> 15 000 cel/mm3) debe sospecharse una colecistitis aguda
complicada (colangitis, colasco, colecistitis gangrenosa, etc).
Las pruebas de funcionamiento hepático y las complementarias en general son
normales sin embargo si se presenta elevación considerable de las bilirrubinas, gama glutamil
transpeptidasa, fosfatasa alcalina, lipasa o amilasa debe buscarse alguna complicación como
coledocolitiasis o pancreatitis (ver capitulo de pancreatitis, coledocolitiasis y colangitis).
En pacientes de edad avanzada e inmunocomprometidos el cuadro clínico y las
alteraciones en los laboratoriales suele ser sutil.
Gabinete
La TAC contrastada también es útil sin pero se prefiere cuando se sospecha alguna de
sus complicaciones.
Tratamiento
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cholecystitis: Tokyo Guidelines J Hepatobiliary Pancreat Surg. 2007: 14; 27-34
Colédocolitiasis
y
colangitis
Dr. Gabriel Hernández de Rubin, Dr. Roberto C. Rebollar González
Presentación Clínica
En los pacientes asintomáticos los cálculos en el conducto biliar común pueden ser
descubiertos incidentalmente durante la evaluación de la litiasis vesicular hasta en un 12% de
los casos, y se estima que aproximadamente un tercio de estos pacientes presentan expulsión
espontánea del lito a través del ámpula de Vater.
Una coledocolitiasis puede permanecer asintomática por mucho tiempo hasta
manifestarse por alguna complicación como puede ser un cuadro vesicular agudo complicado,
una pancreatitis biliar o en el peor de los casos como colangitis. Es por ello que teniendo en
cuenta las posibles complicaciones graves de la colédocolitiasis, el tratamiento específico se
indica independientemente de los síntomas.
Los síntomas generalmente se presentan dependiendo del estadio de afectación y
pueden ser: dolor abdominal tipo visceral, intermitente, en el mesoepigástrio, ocasionalmente
asociado a náusea y vómito.
En el caso específico de la colangitis se describe la triada de Charcot: Ictericia, fiebre
y dolor, presentándose únicamente en un 20% de los pacientes. Y en los casos más
complicados la pentada de Reynolds que incluye los 3 anteriores además de cambios en el
estado mental y alteraciones hemodinámicas (2,4,6,11).
Diagnóstico
Tratamiento
Complicaciones
Pancreatitis
aguda
Dr Roberto C. Rebollar González
La pancreatitis aguda (PA) continúa siendo una de las causas con mayor número de
ingresos en el servicio de cirugía general, a continuación se pretende mostrar los conceptos
básicos y principios para el diagnóstico y tratamiento de éste padecimiento.
Fisiopatología
Consideraciones Generales
El diagnóstico de la PA debe ser realizado dentro de las primeras 48hrs después del
ingreso y la etiología debe ser identificada en 80% de los pacientes quedando como idiopática
sólo un 20% (3).
La mayor parte de pacientes con PA experimentan un dolor transfictivo característico
localizado en epigastrio, teniendo esta presentación 50% de los pacientes (1).
Se considera aceptable que el diagnóstico de PA tenga dos o más de los siguientes
criterios:
• Dolor abdominal ya descrito anteriormente
• Amilasa y lipasa ≥ a 3 veces el valor normal (sin embargo hay literatura en la que se
refieren valores desde el doble hasta el cuádruple del valor normal)
• Características radiológicas clásicas en la TAC
A Páncreas normal 0
B Páncreas edematoso 1
C B más cambios extrapancreáticos 2
D Cambios extrapancreáticos severos 3
incluyendo una colección
E Múltiples o colecciones 4
extrapancreáticas extensas
Necrosis
Ninguna 0
Menor a un tercio 2
Más de un tercio pero menor de la mitad 4
Más de la mitad 6
Muerte
0-3 3%
4-6 6%
7-10 17%
Las dos pruebas más sensibles en la admisión para distinguir entre la PA leve y grave
son el APACHE II y el hematocrito sérico. Se recomienda el hematocrito al ingreso, a las 12 y
24 horas después de la admisión para vigilar el adecuado manejo de líquidos.
El APACHE II incluye una variedad de factores fisiológicos, puntos por edad y puntos
por patología crónica los cuales son obtenidos al ingreso y durante la hospitalización como
sean necesarios y ayudan a identificar a los pacientes con PA grave. Ha habido múltiples
reportes en relación con un APACHE II alto durante las primeras 72 horas con una mayor
mortalidad (< al 4% con un APACHE < 8 y del 11-18% con un APACHE > 8). Con lo
anterior concluimos que el incremento del APACHE II durante las primeras 48 hrs es
directamente proporcional al desarrollo de una PA grave.
Los criterios de Ranson (recordar que hay para origen biliar y no biliar) se han
utilizado como factores pronósticos teniendo la desventaja de su uso único durante el ingreso
y a las 48hrs siguientes.
Durante la PA grave hay una extravasación considerable del líquido intravascular
hacia el tercer espacio como resultado de mediadores de la inflamación como lo es en la
inflamación local causada por una gran variedad del exudado pancreático rico en enzimas.
La reducción del líquido intravascular el cual puede ser detectado por un incremento
en el hematocrito puede afectar la microcirculación pancreática y resultar en necrosis
pancreática. Por lo tanto la hemoconcentración ha sido propuesta como un predictor de la
pancreatitis necrótica.
La Proteína C reactiva (PCR) es un reactor de la fase aguda, los niveles ≥ 150mg/lt en
las primeras 72 hrs de la PA se correlaciona con la presencia de necrosis con una sensibilidad
y especificidad >80%. Su pico máximo se alcanza entre las 36 y 72hrs por lo tanto no debe
ser practicado de rutina al ingreso. Otros estudios incluyendo el péptido de activación del
tripsinógeno urinario, el tripsinógeno 2 sérico, amiloide A sérico y los precursores de
calcitonina han mostrado ser prometedores durante la admisión para distinguir entre PA leve
y grave, sin embargo no han sido comprobados completamente hasta este momento.
La necrosis pancreática y la falla orgánica múltiple son dos de los marcadores más
importantes de la severidad de la PA.
La TAC contrastada no se recomienda de rutina al ingreso de una PA y se recomienda
del 6º al 10º día después del inicio cuando se encuentre deterioro del paciente 3 (sépsis, falla
orgánica múltiple o deterioro en el estado clínico), sin embargo hay mención de su uso
después del 4º día (1).
La única contraindicación para realizar una TAC contrastada es una creatitnina > 1.5.
En estos casos la TAC debe ser realizada sin medio de contraste IV.
La TAC contrastada en primera instancia nos permite distinguir entre la PA intersticial
y necrótica y con ello orientarnos hacia la morbi mortalidad del paciente.
La falla orgánica múltiple (FOM) y la falla orgánica sostenida (falla orgánica de un
órgano por más de 48hrs) 10 es bien sabido que tienen una relación directamente proporcional
con la mortalidad.
Tratamiento
El cuidado de soporte que debe ser empleado en un paciente con PA debe ser
encaminado a prevenir la hipoxemia y a mantener un adecuado manejo con líquidos.
La sonda nasogástrica se indica únicamente bajo dos condiciones: el íleo metabólico y
el vómito.
Es importante tener un monitoreo continuo de los signos vitales y la saturación de
oxígeno mediante un oxímetro de pulso. Estas medidas tienen mayor importancia durante las
primeras 24 horas de la admisión, el oxígeno suplementario debe de administrarse hasta que el
médico tratante determine que ya no sea necesario (ausencia de datos de hipoxemia) y cuando
la gasometría arterial se mantenga con una saturación de oxígeno > 96% (1).
El uso agresivo de líquidos IV es de vital importancia para contrarrestar la
hipovolemia ocasionada por la pérdida de líquido al tercer espacio, vómito y diaforesis, Como
ya se mencionó la necrosis pancreática se incrementa por la hipovolemia por lo que debe ser
vigilada la hemoconcentración por medio del hematocrito (no > 44), la taquicardia, la
hipotensión, los bajos volúmenes urinarios y la hiperazoemia prerrenal que son datos
sugestivos de ésta. Por lo tanto nuevamente la importancia de un manejo adecuado de
líquidos. Otra consecuencia de la hipovolemia es la isquemia intestinal.
Otra consideración es el manejo del dolor con narcóticos intravenosos (3) o en su
defecto con AINES, éstos últimos sin lograr desplazar a los primeros.
Todo paciente con PA grave (APACHE II ≥ 8 y Ranson ≥ 3) debe ser manejado en la
UCI. La razón más importante es la falla orgánica sin embargo se incluyen también pacientes
con un manejo de líquidos agresivo y difícil, oliguria con ≤50 ml/hra, frecuencia cardiaca
mayor a 120´, encefalopatía o el incremento en la dosis de los medicamentos narcóticos para
el dolor (1).
En general el restablecimiento de la vía oral se inicia después de 3-7 días de
hospitalización considerando la mejoría clínica del paciente y la negativización de las enzimas
pancreáticas (considerar su vida media); el uso del aporte nutricional debe de considerarse en
todos los pacientes con ayuno prolongado; en quienes presenten un tracto digestivo integro se
recomienda el apoyo enteral sobre la nutrición parenteral total, sin embargo se debe de
considerar que el alimento a nivel intraduodenal incrementa la síntesis y secreción de enzimas
pancreáticas y por lo tanto la reactivación del cuadro agudo puede presentarse.
1. Aspiración con aguja fina por TAC o USG para detectar la bacteriología en pacientes
en quienes se sospecha una pancreatitis necrótica séptica (método diagnóstico de
elección).
2. Signos de sépsis en un paciente con Pancreatitis Aguda Necrótica Infectada es
indicación para tratamiento quirúrgico (Síndrome de Respuesta Inflamatoria Sistémica
2 semanas después del inicio del cuadro clínico)
3. La necrosis estéril debe ser manejada de manera conservadora y sólo en casos selectos
como son: la presencia de complicaciones orgánicas o deterioro clínico severo en la
UCI, debe ser planteado el tratamiento quirúrgico (3-4 semanas en la UCI si mejoría
sustancial)
4. La intervención quirúrgica temprana no se recomienda en la pancreatitis necrótica. En
caso de ser posible se recomienda retrasar la cirugía 3-4 semanas después del inicio.
La cirugía temprana aumenta la mortalidad un 39%.
5. La necrosectomía se recomienda como el procedimiento quirúrgico de elección para la
necrosis pancreática.
6. El drenaje simple debe ser evitado después de la necrosectomía y en cambio el lavado
cerrado continuo (6-8lt/día con solución salina) o el drenaje abierto (necrosectomía
planeada) deben ser implementados.
7. El drenaje quirúrgico o percutáneo deben ser implementados para el absceso
pancreático.
8. En los abscesos pancreáticos drenados de manera percutánea en quienes no se logra
mejoría clínica, debe ser implementado el drenaje quirúrgico inmediatamente.
9. El seudoquiste pancreático el cual da manifestaciones clínicas, complicaciones o
aumento en el diámetro (6cm de diámetro y la no disminución del tamaño en 6
semanas o ambas) deben ser drenados de manera percutánea (86-100% de éxito con
16-42 días de drenaje), por endoscopía.
10. Los seudoquiste pancreáticos manejados como se indicó anteriormente que no logren
mejoría deben ser manejados de manera quirúrgica.
Hernias
inguinales
Dr Ulises Pérez Escobedo
Este espacio quirúrgico esta divido por el ligamento inguinal en dos regiones
topográficas diferentes: la región inguinoabdominal y la región inguinocrural.
Región inguinoabdominal
Planos superficiales
Tejido celular subcutáneo: está constituido por varias capas o fascias (figura 2). La
más superficial, variable en espesor, y de estructura areolar, es la fascia de Camper. Debajo y
ligeramente adherida a ella se puede diferenciar un segundo estrato, divido a su vez en dos
hojas, la más superficial fascia de Scarpa y la más profunda fascia innominada o de
Galaudet.
Las venas de la región constituyen una red de pequeño calibre que puede alcanzar
mayores volúmenes en el caso de trastornos cardiocirculatorios y que discurren de forma
satélite a los vasos arteriales. Las más evidentes son las venas subcutáneas abdominales,
visibles en la parte media de la ingle y las venas circunflejas iliacas en las cercanías de las
crestas iliacas.
Los nervios superficiales son todos de naturaleza sensitiva y van a formar parte de los
nervios intercostales inferiores y de
los nervios abdominogenital mayor
o iliohipogástrico y menor o
ilioinguinal (figura 4).
Músculos: el músculo de
este plano es el oblicuo mayor, que
en esta región se encuentra reducido
a unos fascículos que ocupan la
parte superior y externa de la
misma. Desde esta parte se continúa
hacia adentro y abajo con la fuerte
aponeurosis de inserción del
músculo.
Fascículo de fibras superiores: siguen una dirección transversal. Pasan por delante del
musculo recto anterior se unen a las hojas anteriores de las aponeurosis del oblicuo menor y
transverso y terminan en la línea blanca, formando la parte anterior del la vaina del recto.
Fascículo de fibras mediales: siguen una dirección oblicua descendente hacia el pubis
y circunscriben una abertura triangular o anillo inguinal superficial a través del cual pasa el
cordón espermático. Las fibras aponeuróticas al circunscribir el orificio se agrupan en 3
pilares: pilar superficial externo, fibras que se insertan la mayor parte en la espina del pubis
del mismo lado y el resto que se entrecruzan con las similares del lado contrario; pilar
superficial interno, más ancho y de finalización mas medial que alcanzan la sínfisis del pubis;
pilar posterior o profundo (de Colles), se inserta en el borde superior del pubis y la cresta
pectínea del lado contrario.
Debajo de la aponeurosis del oblicuo mayor que forma la pared anterior del conducto
inguinal discurre el cordón espermático, y por encima de él los fascículos mas inferiores del
oblicuo menor del abdomen, que son los que corresponden a la región inguinoabdominal.
Está muy adherida al musculo transverso a través de fibras que atraviesan los
fascículos del mismo y se unen con la hoja profunda de la fascia interparietal que queda entre
músculo y el suprayacente.
Se
adhiere
íntimamente a
la fascia iliaca
inmediatament
e por detrás de
la línea de
fusión de ésta
con el arco
crural. Se
introduce por
el anillo
interno del
conducto
inguinal
formando una
bolsa de
revestimiento
al testículo y
al cordón.
Siguiendo en
sentido
descendente y
medial, la
fascia se une al
borde posterior
del ligamento
inguinal y
forma una
especie de
concavidad
que sirve de
lecho al
discurrir del
cordón
espermático
por el
conducto
inguinal. Al
llegar al nivel
de los vasos
femorales, la fascia transversal se relaciona íntimamente con la vena y cierra el espacio
interno de la misma, al insertarse en la cresta pectínea formando el septum crural. Finalmente,
pasando por detrás de la espina del pubis y de la cara posterior del abdomen, se continúa con
la fascia del lado contrario, siendo reforzada en este punto por el adminículo de la línea alba.
Fascículos de refuerzo de la fascia transversal: son condensaciones fibrosas que aparecen en
el espesor de la fascia transversal en determinadas zonas y puntos de la región
inguinoabdominal constituyendo los ligamentos de Henle o falciforme, Hesselbach o
interfoveolare y la cintilla iliopubiana de Thompson.
Ligamento de Henle. Es una estructura inconstante. Tiene una forma triangular de base
inferior y se localiza inmediatamente lateral al músculo recto anterior del abdomen con cuyo
borde se continúa. El borde lateral de este ligamento es cóncavo, caracterizando la morfología
de hoz que la da su nombre. La base se fusiona con el ligamento de Cooper. La cara anterior
se adhiere estrechamente al tendón conjunto. La cara posterior está claramente relacionada
con el tejido preperitoneal.
Entre los fascículos de refuerzo de la fascia transversal queda una porción amplia de la
pared posterior del conducto inguinal solo constituida por una porción discontinua de la
aponeurosis del transverso y por la fascia transversal, siendo por lo tanto la parte más débil de
esta pared y por donde se puede producir la ruptura de la misma, y provocar una hernia cuyo
saco se introduzca en el conducto inguinal, en situación posterior al cordón espermático. Esta
zona o región débil de la pared posterior se le conoce en términos quirúrgicos como triángulo
de Hesselbach, el cual quedaría delimitado entre la vaina del recto y el ligamento falciforme
de Henle, cuando exista, medialmente; los vasos epigástricos inferiores, lateralmente, y el
ligamento de Cooper por su parte inferior.
Cruza los vasos iliacos formando la línea de reflexión de la fascia transversalis hacia la
región inguinocrural.
Tejido celular preperitoneal: es el que separa las fascia transversalis del peritoneo
parietal adquiriendo un gran espesor en la zona de la región inguinal y dando soporte a la
formación del espacio de Bogros. Este tejido se encuentra organizado en dos estratos; uno,
superficial, grueso y de predominio graso: la capa o fascia celulosa de Richet; otro, más
profundo de estructura más delgada y fibrosa, que se encuentra adherida al peritoneo, pero
fácilmente despegable de él: fascia de Cloquet.
Por el espesor de la fascia celulosa de Richet, discurren los vasos epigástricos y los
nervios iliohipogástrico, ilioinguinal y genitofemoral.
La segunda bordea el ligamento inguinal, y por encima del pubis, se anastomosa con la
del lado opuesto o con la obturatriz. En este último caso, la arteria de mayor calibre de lo
habitual, corresponde a la anastomótica de la obturatriz y mantiene una estrecha relación con
el borde medial del anillo femoral.
Las venas acompañan a las arterias en su recorrido y suelen ser dobles. Las venas
epigástricas superficiales se fusionan a poco más o menos de 1cm de su desembocadura en la
vena iliaca externa y, al igual que las arterias, están contenidas en el tejido preperitoneal, entre
los vasos iliacos y el borde lateral del recto del abdomen, sin relación directa con la fascia
transversal.
La rama femoral desciende con el psoas, envuelto en la fascia iliaca o por encima de
ella, pasa por debajo del ligamento inguinal y se distribuye en la piel de la zona anterosuperior
del muslo. A veces, esta rama se une al trayecto de la arteria femoral y puede reencontrarse o
bien dentro del canal femoral o bien fuera de la vaina del mismo.
Definición
Clasificación
Entre las más sencillas se encuentra la que establece que existen tres tipos de hernias:
indirecta, directa y femoral.
Hernia directa: se produce por una protrusión directa del peritoneo sobre la pared
posterior atenuada de la región inguinal en el triángulo de Hesselbach. Por su trayecto y
dirección esta hernia rara vez se incarcera y no desciende hacia el escroto.
Clasificación de Nyhus
1. Tipo I: el saco herniario alcanza hasta la porción media del canal inguinal, como en la
hernia del niño o adolescente.
a. Hernias inguinales indirectas
b. Anillo inguinal interno de diámetro normal
c. Pared posterior (triángulo de Hesselbach) normal
2. Tipo II: la hernia del adulto joven.
a. Hernias inguinales indirectas
b. Orificio inguinal dilatado, pared posterior normal
c. Vasos epigástricos no desplazados
3. Tipo III: la hernia del adulto maduro y del viejo. Defectos de la pared posterior. Se
subdivide en tipos A, B y C.
a. Tipo III A: todas las hernias pequeñas y grandes de tipo directo
i. Hernia inguinal directa
b. Tipo III B
i. Hernia inguinal indirecta con dilatación importante del orificio inguinal
interno
ii. Compromiso de la pared posterior del canal inguinal
iii. Hernias inguinoescrotal y en pantalón
c. Tipo III C
i. Hernia femoral
4. Tipo IV: hernias recurrentes, divididas en cuatro subtipos:
a. IV A: hernia directa recurrente
b. IV B: hernia indirecta recurrente
c. IV C: hernia femoral recurrente
d. IV D: combinación de cualquiera de estas, recurrente
Clasificación McVay
Clasificación de Gilbert
Etiología
Cuadro clínico
Una masa inguinal intermitente suele ser la forma más frecuente de presentación de la
hernia en esta región.
La hernia casi siempre se evidencia al adoptar la posición de pie y desaparece con el
decúbito al menos que la hernia sea muy grande o se encuentre incarcerada o extrangulada.
Por lo general una hernia inguinal indirecta desaparece con el decúbito mientras que
las masas escrotales antes descritas no lo hacen. La transiluminación permite diferenciar entre
un hidrocele y una hernia. Otro dato de ayuda en el diagnóstico diferencial de masa escrotales
es que en la hernia inguinal, al palpar el cordón en la base del escroto este se aprecia grueso a
causa del contenido del saco herniario, mientras que si se trata de una masa escrotal primaria
el cordón inguinal se palpa normal.
El diagnóstico de hernia directa es más sencillo porque el paciente suele ser un adulto
maduro, la protrusión inguinal es más medial que en la hernia indirecta y aparece y
desaparece rápidamente con los cambios de decúbito a posición erguida. Esta hernia no se va
al escroto y casi nunca se incarcera.
Los estudios de laboratorio son del todo inespecíficos. Puede ocurrir leucocitosis en
casos de hernia incarcerada con o sin sufrimiento intestinal.
Las radiografías simples de pie y en decúbito del abdomen suelen mostrar gas
intestinal dentro del saco herniario o datos de obstrucción intestinal en casos de hernia
incarcerada o estrangulada.
Tratamiento
Cheatle – Henry: se efectúa por medio de una incisión media suprapúbica, retracción
lateral de los músculos rectos y piramidales, exponiendo el retroperitoneo en el espacio de
Retzius con una excelente visualización del orificio femoral. Lo que permite reducir la hernia
y cerrar el orificio con dos o tres puntos separados de material de sutura no absorbible,
colocados del ligamento de Cooper al tracto iliopúbico.
Se busca una gran reacción inflamatoria causada por la malla con la siguiente
formación de fibrosis corrigiendo así el defecto herniario.
PHS (Prolene Hernia System): Prótesis formada por dos piezas de polipropileno
unidas entre sí por un cilindro de 2cm y tiene como objetivo obliterar los tres espacios
potenciales de herniación inguinal: las indirectas, directas y femorales. Su fijación se realiza
con puntos cardinales.
Plastías por laparoscopia: se han propuesto diversas técnicas que varían en cuanto la
manera de colocar la prótesis, ya sea por via transabdominal preperitoneal (TAPP), total
extraperitoneal (TEP) o implante intraperitoneal (IPOM).
Los problemas de la cirugía laparoscópica de la hernia inguinal son varios, entre ellos,
la dificultad para entender la anatomía de la región inguinal vista desde adentro, el requisito
de la anestesia general, la necesidad de equipos sofisticados que no están disponibles en la
mayoría de los centros, el uso indispensable de mallas que deben fijarse con grapas, la
dificultad para aprender y enseñar el procedimiento, el alto costo del mismo, la mayor
frecuencia de nuevas y más serias complicaciones, el mayor y más temprano numero de
recurrencias y la falta de estudios a largo plazo de estas nuevas operaciones.
Oclusión
Intestinal
Dr. Rubén Trejo Téllez
La oclusión intestinal se define como la Interrupción del flujo normal del contenido
intestinal (1,2) y representa cerca del 15 % de las consultas a los departamentos de urgencias
por dolor abdominal (3).
Se puede clasificar de varias maneras:
• Por su mecanismo:
-‐ Mecánica: cuando existe una barrera física real que impide el tránsito intestinal.
Puede ser total o parcial.
-‐ Íleo: Alteración en la motilidad intestinal originada por diversas etiologías como:
alteraciones hidroelectrolíticas, íleo postoperatorio e hiperazoemia (1,2).
• Por su afectación vascular: Se pueden dividir en simples y estranguladas,
presentándose esta última de forma general en el 10 % de los casos (1,2).
• Por el número de sitios de obstrucción: siendo de asa abierta (un sitio de obstrucción)
y asa cerrada (dos sitios de obstrucción). Es de comentar que la oclusión de asa
cerrada mantiene un comportamiento clínico particular que la lleva a una evolución
rápida, por lo cual requiere tratamiento quirúrgico inmediato. Como ejemplo tenemos
al vólvulus ó la hernia incarcerada (1,2).
• Por el sitio de la obstrucción:
-‐ Alta: Cuando se localiza por arriba de la válvula ileocecal
-‐ Baja: por debajo de la válvula ileocecal.
Esta clasificación se puede realizar de forma clínica y reforzarse por medio de
auxiliares diagnósticos, siendo de suma relevancia pues nos orienta etiológica y
terapéuticamente (1,2).
Fisiopatología
Etiología
OBSTRUCCIÓN ÍLEO
MECÁNICA
AFECTACIÓN SI SI
TRÁNSITO INTESTINAL
OBLITERACIÓN SI NO
LUMINAL
AGUDO SI SI
NIVELES SI NO
HIDROAÉREOS
PROGRESIÓN RÁPIDA GRADUAL
Cuadro
clínico
y
diagnóstico
La evaluación del paciente se inicia con una historia clínica completa en la cual son
relevantes los antecedentes de enfermedades previas, actos quirúrgicos y hábitos higiénico –
dietéticos.
Al llegar al padecimiento actual se debe pensar en la etiología más probable de la
oclusión intestinal, uno de los síntomas dominantes son la náusea y el vómito, los cuales
dominan el cuadro clínico de la oclusión intestinal alta, pues se cuenta con poco reservorio
intestinal proximal a la oclusión presentándose el vómito como mecanismo de descompresión
del asa intestinal. Éste en la oclusión intestinal baja se presenta de forma tardía pues es
necesario primero llevar a cabo la repleción el intestino delgado proximal al sitio de
obstrucción. De igual forma el vómito fecal suele presentarse en la oclusión distal aunado a la
disfunción de la válvula ileocecal (1,2).
Otro síntoma relevante es el dolor abdominal característicamente tipo cólico, variando
en frecuencia (cada 30 a 120 segundos)según el sitio de la obstrucción, siendo más frecuente
en la oclusión alta, pero más común en los cuadros de oclusión baja (1,2).
La obstipación (incapacidad para canalizar gases) y constipación (incapacidad para
evacuar) se presentan en la oclusión intestinal mecánica completa, siendo su aparición
temprana en la oclusión baja y tardía en la distal (es necesario que se evacue todo el contenido
intestinal distal al sitio de la obstrucción antes de presentarse dichos síntomas). De igual
manera la distensión abdominal es más marcada en la oclusión intestinal distal (1,2).
Al momento de la exploración física es básica: En la inspección general del paciente
deben buscarse estigmas de otra enfermedad sistémica o metabólica (p.e exoftalmos para
hipertiroidismo) así como datos de deshidratación. A nivel abdominal se deben detectar
cicatrices quirúrgicas y la presencia de hernias ó la distensión abdominal importante (1,2).
En la auscultación podemos identificar un peristaltismo de lucha (peristaltismo
incrementado en frecuencia e intensidad durante un episodio de dolor abdominal) ó el silencio
abdominal signo tardía de oclusión intestinal (1,2).
A la percusión se identifica timpanismo generalizado e incrementado (1,2) inclusive
con pérdida de la matidez hepática en los casos de la perforación intestinal.
En la palpación, generalmente nos encontramos con un abdomen distendido, con dolor
difuso a la palpación media y/o profunda. Encontrándose datos de abdomen agudo en los
casos de oclusión intestinal complicada.
El tacto rectal es mandatorio, y se caracteriza por ámpula rectal vacía o por la
presencia de despeños intestinales.
Dentro de los estudios de laboratorio auxiliares en el diagnóstico no contamos con uno
específico ni sensible, solo podemos asociar algunos hallazgos en base a la fisiopatología
antes descrita. En la citometría hemática encontraremos elevación del hematocrito
(hemoconcentración), leucocitosis con desviación a la izquierda o leucopenia (dependiendo
del estado de complicación), y por el secuestro de líquidos se puede presentar elevación del
lactato así como ante la presencia de sufrimiento intestinal hay elevación de la deshidrogenasa
láctica (1,3).
El primer estudio de gabinete a solicitar en un paciente con obstrucción intestinal es la
radiografía simple de abdomen en posición decúbito y de pie complementadas por la tele de
tórax, en las cuales se observará distensión de asas intestinales mayor de 3 cm en caso de
intestino delgado (oclusión intestinal alta) y mayor de 10 cm en intestino grueso (oclusión
intestinal baja).
En el caso distensión de intestino delgado, se observan las válvulas conniventes
(Imagen 1) que son líneas transversales que cruzan de borde a borde el asa, mientras que el
colon muestra las haustras (Imagen 2) líneas que terminan pasar al otro extremo de la luz
intestinal. De igual forma se identifica la ausencia de aire distal y niveles hidroaéreos
(Imagen 3) como hallazgos más representativos. Teniendo una sensibilidad del 55 % y una
especificidad del 75 %(1,3,4).
Las radiografías contrastadas son sumamente útiles para discernir entre una oclusión
completa y una parcial con sensibilidad 97 % y especificidad del 96 % con contrate oral y 100
% y 88 % respectivamente para la enteroclisis.
Imagen 1: Radiografía decúbito de abdomen con oclusión intestinal alta. Obsérvense la presencia de las válvulas
coniventes.
Imagen 2: Radiografía decúbito de abdomen con oclusión Imagen 3: Radiografía de pie de abdomen con oclusión
intestinal baja. Obsérvense la presencia del intestinal. Obsérvense los múltiples niveles
colon distendido, la presencia de las hasutras hidroaereos.
colónicas y la ausencia de aire distal.
Como siguiente estudio a solicitar contamos con la tomografía con medio de contraste
oral (hidrosoluble o baritado), en la cual se puede apreciar la discrepancia entre el calibre del
asa proximal y el asa distal al sitio de obstrucción. Además de dar información sobre sitio y
casuas de la obstrucción, datos sobre estructuras extraluminales e identificar compromiso
vascular. Con una sensibilidad del 93 % y especificidad cercana al 100% (5,6,1,3).
El ultrasonido también informa sobre la etiología de la obstrucción y su localización
con una sensibilidad y especificidad reportada en la literatura del 83 y 100 % (4,3).
Tratamiento
Complicaciones
Pronóstico
Las fístulas del aparato digestivo son una de las principales causas de hospitalización
en el piso de cirugía general, a continuación se mencionan las generalidades de conceptos y el
manejo integral según los lineamientos del Consenso Mexicano y de la literatura a fin.
Definición
Una fístula del aparato digestivo se define como la comunicación anormal entre dos
superficies epitelizadas y de las cuales una pertenece al aparato digestivo.
Clasificación (1, 2, 3)
Presentación (1, 2)
El cuadro de las fístulas puede presentarse con signos y síntomas generales y locales:
- Generales: Taquicardia, fiebre, dolor, distensión abdominal, irritación
peritoneal, vómito, íleo.
- Locales: Eritema, drenaje del contenido del sitio del aparato digestivo
involucrado, exudado purulento por los sitios de drenaje, por la herida
quirúrgica o ambos.
Etiología (1, 2, 3, 4, 5)
Los factores predisponentes para el desarrollo de una fístula pueden clasificarse como:
• Generales: Se relacionan directamente con el hospedero entre los que destacan la
desnutrición (pérdida de peso reciente del 10-15% del peso total, albumina menor de
3gr/dl, transferrina< 200mg/dl y disminución en la cuenta total de linfocitos) y la
hipoperfusión (sepsis, hipovolemia, anemia, hipotermia y falla en el consumo de
oxígeno).
• Locales: Relacionado directamente al estado de los tejidos que se intervendrán
quirúrgicamente (inflamación, infección y respuesta a los materiales de sutura).
• Externos: Refiriéndose en si a la iatrogenia en cuanto a las técnicas o a los criterios
quirúrgicos poco adecuados.
En las anastomosis deben ser tomados en cuenta los criterios de Halsted: Libre de
tensión, buena irrigación, sin hemorragia, con cierre hermético y sin tejido infectado.
Complicaciones (1, 2, 3, 4)
Fases de manejo
La nutrición se debe iniciar con NPT o dieta enteral según sea el caso y el tipo de
fístula. En general se inicia con la NPT y en cuanto es posible se inicia la estimulación del
tracto digestivo con la dieta enteral siendo el esquema mixta hasta mantener únicamente el
enteral.
La nutrición enteral podrá indicarse desde su inicio en fístulas de esófago, íleo (de
bajo gasto) y colon. En las fístulas biliares puede iniciarse la dieta normal.
En los pacientes con inmunosupresión y con datos de infección se recomienda el
apoyo nutricio con dieta enteral e inmunomoduladoras para estimular el sistema inmunológico
(la administración enteral del 20% del total de calorías es suficiente). En los pacientes estables
se recomienda el uso de la dieta polimerica.
El requerimiento calórico debe de ser de 25-32kcal/kg por día con un radio caloría :
nitrógeno de 150:1 – 200:1 con un consumo de proteínas mínimo de1.5 grs/día, o debe
calcularse por la fórmula de Harris-Benedict.
El octreotide es un coadyuvante en el manejo de las fístulas del aparato digestivo para la
reducción del gasto de las mismas, de igual manera inhibe la secreción endócrina y exócrina
de muchas hormonas gastrointestinales incluyendo la gastrina, colecistocinina, secretina,
insulina, glucagon y péptidos vasoactivos intestinales. Se recomienda su uso en combinación
con la nutrición artificial (5).
El tratamiento con octreotide debe iniciarse en cuanto se detecte la fístula y se deberá
suspender tres días después de que ésta cierre espontáneamente (5).
El tiempo de tratamiento recomendado es de mínimo 5 días y un máximo de 20 días o
bien hasta que llegue el momento de la intervención quirúrgica.
Favorables
• Fístulas de esófago cervical, colon, vía biliar, pancreáticas puras y muñon duodenal
• Ausencia de infección agregada
• Tamaño de la solución de continuidad menor a 1 cm
• Trayecto único y con longitud mayor de 2cm
• Tubo digestivo adyacente a la fístula sano
• Sin obstrucción intestinal distal a la fístula
• Ausencia de pérdida de la pared abdominal
• Fístula sea única
• Nutrición adecuada
• Evolución menor de 6 semanas
Desfavorables
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Sangrado
de
tubo
digestivo
Dr. Roberto C. Rebollar González
Historia clínica
Manejo específico
Varices esofágicas
Varices gástricas
Entidad que se presenta generalmente en pacientes con vómito intenso con un desgarro
en la unión gastroesofágica. Se sospecha en un paciente que presenta vómito inicial de
características normales y posteriormente con sangre. Por regla el sangrado remite sin terapia,
sin embargo un sangrado persistente es indicación de EGD y en algunas ocasiones amerita
tratamiento quirúrgico.
Abordaje diagnóstico
Manejo
Enfermedad diverticular
Colitis
Coagulopatias
Cincuenta por ciento del STDB se presenta cuando la cuenta plaquetaria es menor a
20000/mm3.
Malformaciones arteriovenosas
Isquemia intestinal
Intestino delgado
Diverticulitis complicada
Tratamiento
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Abscesos
Hepáticos
Piógenos
Dr. Roberto Carlos Rebollar González, Dr. Rubén Trejo Téllez, Dr. Javier García Álvarez
Los abscesos piógenos hepáticos (AHP) han sido descritos predominantemente en los
centros hospitalarios de países con clima templado. En la actualidad en nuestro medio, se ha
reportado una distribución predominantemente de los abscesos piógenos comparados con los
amebianos.
Las primera descripciones de abscesos piógenos se describieron en la antigua Grecia,
sin embargo la primera descripción en la literatura se atribuye a Bright en 1835 y ciento dos
años después a Ochsner y cols con su revisión clásica sobre apendicitis como factor de riesgo
en más de un tercio de los casos reportados de abscesos piógenos (1).
Si bien la incidencia ha permanecido estable a lo largo del tiempo, la distribución de
los abscesos piógenos según la edad ha variado, es así que anteriormente la edad de afectación
más común correspondía a la tercera y cuarta décadas de la vida (2). Sin embargo en la
actualidad el rango de edad en la que se presentan con mayor frecuencia es entre la quinta y
sexta décadas, debido a la mayor incidencia de neoplasias y enfermedades biliares complejas
así como por la disminución drástica de la apendicitis como origen de los AHP por vía porta
(1, 4).
Presentación
Imagen 1: Absceso Piógeno que abarca la mayor parte del lóbulo derecho
Etiología
Imágen 2: Absceso subfrénico: Telerradiografía de tórax. Elevación hemidiafragma derecho. Derrame pleural
derecho. Nivel hidroaéreo subfrénico derecho.
Bacteriología
En la época anterior a los antibióticos los microorganismos aerobios gram positivos
eran los que se aislaban con mayor frecuencia. Sin embargo en los cuatro últimos decenios se
han cultivado con mayor frecuencia los microorganismos aerobios gram negativos. Aún con
lo anterior, hasta hace algunos años la E. Coli había permanecido como el principal agente
causal de los AHP, y ahora en estudios recientes se ha demostrado que el agente que con
mayor frecuencia se ha aislado es la Klebsiella (9,10). En la tabla 1 se valoran los diferentes
agentes causales de abscesos hepáticos piógenos así como su vía de diseminación según el
estudio de Branum y cols.
Presentación clínica
Imagen 3: Absceso subfrénico: Ultrasonido hepático. Imagen ecogénica redondeada que ocupa la totalidad del
lóbulo hepático derecho, sin sombre sónica posterior.
Hallazgos bioquímicos
No es posible llegar al diagnóstico de absceso piógeno, solo con los datos clínicos y
bioquímicos, por lo cual es necesario apoyarse en los estudios de imagen para reforzar la
sospecha clínica dentro de los cuales se incluyen: la radiografía de tórax y abdomen, la
ultrasonografía, la tomografía computarizada y la resonancia magnética(6).
Tratamiento
Imágen 6: Absceso hepático abierto a cavidad pleural: Telerradiografía de tórax y lateral derecha de tórax.
Elevación hemidiafragma derecho. Derrame pleural derecho posterior. Tres niveles hidroaéreos en hemitórax
derecho, contenidos en tres imágenes redondeadas de pared delgada.
Aún cuando las técnicas de drenaje percutáneo con colocación de drenaje ó con
aspiración cerrada han presentado mucho auge en las últimas dos décadas, informando tasas
de éxito del 70 al 90 % (1), éstos no deben considerarse técnicas excluyentes si no más bien
complementarias (2).
El tratamiento quirúrgico brinda múltiples ventajas en relación al drenaje percutáneo,
entre las más relevantes se encuentran: 1) posibilidad de explorar toda la glándula hepática, 2)
identifica el mejor sitio de drenaje, 3) localizar múltiples abscesos con técnicas ecográficas
intraoperatorias, 4) explorar la cavidad abdominal en su totalidad y 5) realizar colangiografía
y exploración de vía biliar de ser necesaria (1).
Durante el procedimiento quirúrgico abierto o laparoscópico debe identificarse y
drenarse el absceso hepático, romper los septos en caso de existir, tomar biopsias del borde
del absceso y sitios macroscópicamente anormales. En raras ocasiones es necesario realizar la
resección hepática convencional para controlar los abscesos hepáticos múltiples. (2)
Otro técnica de abordaje para drenar y que está actualmente en desuso es el abordaje
extraperitoneal, el cual incluía un abordaje subcostal para los abscesos anteriores, un abordaje
posterior en la duodecima costilla para los abscesos localizados en la región posterior, así
como uno transpleural para los localizados en la parte superior (1).
Complicaciones
Las complicaciones que se presentan con los abscesos gigantes son principalmente a
nivel abdominal y torácico. En el abdomen la ruptura hacia cavidad provoca un cuadro de
abdomen agudo. La ruptura espontanea al tubo digestivo como se presenta en los abscesos
amebianos aún no ha sido reportada en los AHP. En el tórax ocasiona derrame pleural y
empiema en pleura, al involucrar el parénquima; consolidación, absceso pulmonar e incluso
una fístula hepatobronquial. Se pueden presentar también complicaciones vasculares como la
trombosis de la vena porta, la oclusión de las venas hepáticas y la obstrucción de la vena cava
inferior aún cuando estas complicaciones son raras y alcanzan solo el 3.7% (18). Otra
complicación aún más rara es la ruptura a cavidad pericardica la cual alcanza una mortalidad
del 60-90% (19).
Bibliografía
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Las
heridas
quirúrgicas
en
el
postoperatorio
y
sus
complicaciones
ETE Edith Camacho Peña, Dr Roberto C. Rebollar González
Tratamiento
Figura 1: Herida Quirúrgica manejada con Figura 2: Herida Quirúrgica manejada con
curaciones a base de solución desbridación y curaciones con agua y
jabón
Figura 3: Enfermedad de Fournier que ameritó Figura 3: Paciente eviscerado en quien a base de
múltiples lavados quirúrgicos curaciones por irrigación se permite un
cierre por segunda intensión
Tratamiento: Deben ser drenados lo más pronto posible ya que son un buen medio de
cultivo para bacterias y a menudo se infectan (3). Se pueden drenar mediante el retiro
de un punto cuando ya está formado el hematoma o mediante la introducción de un
objeto romo entre puntos; cuando se drena y presenta salida activa de sangre fresca se
prefiere la exploración en la cama del paciente o en ocasiones en el quirófano.
• Seroma: Se refiere a una colección linfática en la herida. Al igual que los hematomas
pueden infectarse rápidamente.
Tratamiento: En estos pacientes las heridas deben cubrirse con una bolsa estéril o un
guante de cebolla y no mantenerse en contacto directo con gasas, apósitos o
compresas ya que pueden llegar a erosionar las vísceras con la formación posterior de
una fístula. Se debe colocar un vendaje abdominal semicompresivo mientras se espera
su paso a quirófano o si ya se decidió su tratamiento conservador esperar a que
peritonice mediante curaciones por irrigación con solución y vendaje como ya se
indicó o mediante una bolsa de Bogotá).
Clasificación
Tipos Quirúrgicos
• Terminal. Se aboca al exterior la parte final del asa distal del íleon a nivel de la
resección. Solo tiene un orificio. Puede ser temporal o definitivo.
• En
asa.
Se
aboca
al
exterior
la
parte
final
del
asa
proximal
a
nivel
de
la
resección,
formando
una
estoma
de
dos
orificios,
como
si
fueran
el
cañón
de
una
escopeta.
Por
un
orificio,
el
proximal,
sale
el
contenido
intestinal
y
por
el
otro
orificio,
el
distal,
puede
salir
moco
(4).
A B
C
A Ileostomía terminal, B. Ileostomía en asa, C Transversostomia 6
• Localización incorrecta:
-‐ Debe ser colocado en un sitio cómodo para el paciente y cómodo para su manejo
(colocación de bolsas colectoras). En general se decide dependiendo del sitio
anatómico de la derivación, debe respetarse el sitio en donde se coloca el cinturón,
sin estar cerca de una estructura ósea.
-‐ No debe ser colocado cerca o en la misma incisión quirúrgica, del ombligo (por el
riesgo de infección) o cicatrices antiguas. Debe tomarse en cuenta que el paciente
puede bajar de peso y que la herida por el proceso de cicatrización se contraerá,
por lo tanto son aspectos a considerar.
Isquemia de ileostomía
Retracción Prolapso
• Hemorragia y hematoma: Se presenta de manera ordinaria al seccionar el intestino, sin
embargo éste debe de ceder a la colocación de puntos en la pared abdominal. Los
hematomas se pueden presentar en el sitio de la colocación de los puntos. El manejo
en el sangrado inmediato es solo compresión, en un caso mayor hemostasia con el
electrocauterio y en el caso severo la exploración quirúrgica.
Complicaciones crónicas
Granuloma periestomal
• Fístulas: Se presentan cuando la técnica quirúrgica fue mal realizada, p.e. realizando
puntos totales en la pared intestinal cuando se fija el estoma a la aponeurosis o cuando
el estoma se ha retraído y hay fuga de material intestinal hacia el tejido celular
subcutáneo. En cualquier caso el tratamiento quirúrgico está indicado.
• Estenosis: Se presenta por una mala incisión de la pared abdominal, mala irrigación
del segmento exteriorizado, inadecuado segmento intestinal o por el proceso
fisiológico de la cicatrización de los tejidos (retracción).
Estenosis de estoma
El gasto de un estoma va a depender del sitio anatómico del mismo por lo tanto una
gastrostomía tendrá un gasto de color hialino o claro verdoso (gastrobiliar), una yeyunostomía
tendrá características porraceas, una ileostomía características de material intestinal más
formado pero aún líquido o semilíquido y una colostomía característica fecaloides francas. Es
importante mencionar también que a nivel de estómago el pH del gasto es ácido mientras que
del duodeno hacia abajo el gasto es más alcalino (por el jugo biliar y el pancreático) por lo
tanto los gasto elevados de cada parte del tubo digestivo conllevará a un trastorno electrolítico
y ácido básico diferente. En general es permitido mantener un gasto entre 600-800ml en 24
hrs a cualquier nivel. Cuando se eleva éste gasto es pertinente la reposición 1:1 con solución
Hartman por las características propias de la solución y se debe mantener estrecha vigilancia
con los electrolitos séricos y del pH con la gasometría arterial.
Los gasto en un principio pueden permanecer elevados y en el transcurso de los días
llegar a normalizarse, cuando esto no es posible se recomienda el inicio de la dieta seca y/o
utilizar medicamentos que disminuyen la motilidad como por ejemplo la loperamida.
Situaciones específicas
Agudas
Crónicas
Intubación endotraqueal
Equipo necesario:
1. Oximetro de pulso
2. Aporte de O2 al 100%
3. Mascarilla y cánula de Guedell del tamaño adecuado
4. Ambú
5. Equipo de Succión
6. Laringoscopio y hojas (rectas o curvas)
7. Tubo endotraqueal (7-8mm para mujer y 8-10 para hombre en promedio)
8. Jeringa para inflar el globo del tubo endotraqueal
9. Guía metálica
10. Medicamentos
-‐ Hipnóticos: Diazepam, midazolam, propofol, etc.
-‐ Relajantes musculares: Vecuronio, pancuronio
Técnica
1. Se debe preparar el tubo endotraqueal y de considerarse necesario, debe colocarse
la guía metálica (como bastón de Hockey)
2. Mediante los medicamentos mencionados anteriormente se realiza la inducción y
posteriormente la relajación muscular
3. El apoyo de oxígeno debe ser mantenido con el ambú y la mascarilla
(compresiones lentas y sostenidas) y en cuanto el paciente lo permita, debe ser
colocada la cánula de Guedell.
4. Pasado el tiempo necesario en cuanto el paciente esté preparado (sin resistencia en
la mandíbula y dejándose llevar adecuadamente a nivel pulmonar con el ambú) se
debe iniciar la intubación (relajación completa)
5. Se deben alinear los 3 ejes: Al elevar el occipusio alrededor de 10cm (con la mano
o con una almohadilla) se alinean los ejes faríngeo y laríngeo. Al hiperextender el
cuello se alinea el eje oral y faríngeo.
6. Se introduce el laringoscopio sujetado con la mano izquierda y se introduce en la
boca de derecha a izquierda avanzando a la base de la legua (si la hoja es recta
debe quedar por debajo de la epiglotis; si es curva debe quedar en la valécula), se
realiza un movimiento suave hacia adelante y arriba (sin cucharear por riesgo de
desgarro) hasta visualizar la glotis. Si no es así la hoja se encuentra muy afuera o
muy adentro, recolocar la hoja. En ocasiones es necesario presionar el tiroides
para bajar la laringe al campo visual. De igual manera en caso de presentarse
abundantes secreciones es necesaria la aspiración.
7. Se sostiene el tubo endotraqueal con la mano derecha y se inserta en el ángulo
derecha de la boca, se avanza el tubo a través de las cuerdas vocales precisamente
hasta que desaparezca el balón del tubo. En caso de haberse utilizado la guía
metálica, retirarla.
8. Inflar el balón con la cantidad necesaria para sellar la vía aérea durante la
ventilación con presión (no debe inflarse con exceso, en caso de ser necesario
valorar el cambio de tubo endotraqueal mayor).
9. Corroborar la adecuada colocación del tubo auscultando ambos hemitórax. De
igual manera debe auscultarse el estómago por el riesgo de una colocación hacia
estómago del tubo.
10. En caso de ser necesario mover o acomodar el tubo endotraqueal, primero debe
desinflarse el balón.
11. Debe vigilarse la oximetría de pulso, debido a que la disminución en la saturación
posterior a la intubación es sugestiva de una colocación incorrecta.
Punción arterial
Equipo necesario
1. Jeringa de 1ml con aguja de insulina heparinizada (se carga heparina de 1000UI en 1
ml y se baña todo el interior de la jeringa, posteriormente se vacía todo el contenido,
de igual manera debe quedar el interior de la jeringa sin aire)
2. Torundas alcoholadas
3. Dunda de almohada o ´sabana chica enrollada
4. Tela adhesiva 1-3cm de ancho
Técnica
De primera instancia se utilizan las arterias radiales o pedias. Otros accesos
potenciales son la arteria cubital o ulnar, axilar y femoral utilizadas únicamente cuando las
recomendadas no son factibles de puncionar. Debe evitar puncionarse la arteria humeral
debido a que da origen a las arterias cubital y radial y una complicación a éste nivel
(hematoma, desgarro, vasoespasmo severo) puede ocasionar isquemia de todo el miembro
superior.
1. Antes de cualquier punción se debe realizar una prueba de Allen para valorar la
permeabilidad arterial (figura 1).
-‐ Comprimir la arteria radial y cubital mientras el paciente abre y cierra su mano
fuertemente hasta que la mano se encuentre pálida, posteriormente se pide que la
extienda.
-‐ Posteriormente se libera la compresión de la arteria cubital y se observa el llenado
sanguíneo de la mano; si esto no ocurre en un periodo menor de 15 segs la arteria
radial no puede puncionarse. Si en cambio el llenado sanguíneo es adecuado, se
repite la maniobra con la arteria radial y en caso de ser positiva, cualquier arteria
puede puncionarse.
2. Antes de puncionar se debe dar una posición adecuada la cual se obtendrá al colocar la
mano del paciente en dorsiflexion y colocando el bulto pequeño a la altura de la
muñeca. Posteriormente se fija la mano con la tela adhesiva (figura 2)
3. Limpiar con la torunda alcoholada el sitio de punción
4. Se debe aislar el sitio de la punción con los dedos medio e índice de la mano con la
cual no se va a puncionar
5. Se realiza la punción con un ángulo de 30° (60-90° en caso de la arteria femoral) entre
ambos dedos y se introduce la aguja hasta la obtención de la muestra, en caso de no
acertar a la primera, la aguja no debe ser movida en el interior por el riesgo de
desgarro, en cambio debe ser extraída ligeramente y reintroducida nuevamente.
6. A la obtención de la muestra retirar la aguja y hacer compresión por 5 minutos en el
sitio de punción.
7. Se deben retirar las burbujas de aire de la muestra.
8. La muestra debe trasladarse en una bolsa de hielo y debe procesarse antes de 20
minutos.
Toracocentesis
Técnica:
Sin más de momento deseamos de todo corazón que esto sea de gran ayuda para
ustedes y al mismo tiempo para nosotros.
RC
Colaboradores
RC
Dr Roberto C. Rebollar González
San Borja 1758 Dpto C-104
Col Independencia Del. Benito Juárez
CP 03630 México DF
Tel 55320925
SEP-INDAUTOR
Número de registro03-2010-032211232600-01