02 Subjetividad Sujeto Salud Mental Dmgoulart Fgonzalez
02 Subjetividad Sujeto Salud Mental Dmgoulart Fgonzalez
02 Subjetividad Sujeto Salud Mental Dmgoulart Fgonzalez
23
Resumen
El presente artículo tiene como objetivo discutir algunas acciones orientadas hacia una ética del
sujeto en el ámbito de la atención a la salud mental frente a los desafíos actuales en el contexto
de la reforma psiquiátrica brasileña. En este sentido, se presenta un estudio de caso desde el
marco de la teoría de la subjetividad en una perspectiva cultural-histórica, la epistemología
cualitativa y la metodología constructivo-interpretativa, elaborado por González Rey. La
participante de este estudio fue una mujer de 47 años, diagnosticada con trastorno bipolar y con
una trayectoria de docenas de internaciones psiquiátricas. En la investigación, utilizamos el
instrumento de sistemas conversacionales durante 36 meses, totalizando 70 reuniones. A partir
del estudio de caso, discutimos que las estrategias institucionales pautadas por la flexibilidad y
la apertura a las producciones subjetivas singulares de la persona atendida, incluso en
situaciones de intensa fragilidad emocional, favorecen la generación de alternativas frente a la
institucionalización todavía frecuente en el contexto brasileño. Este proceso es importante para
la apertura de producciones subjetivas alternativas al trastorno mental y para la superación de la
circunscripción del trabajo en salud mental centrado en la etiqueta diagnóstica de la persona
atendida, aspectos fundamentales para alcanzar un trabajo fundamentado por una ética del
sujeto.
Palabras-clave: Subjetividad, sujeto, salud mental, desinstitucionalización
Abstract
This paper aims to discuss actions geared towards an ethic of the subject in the field of mental
health care in the face of current challenges in the context of the Brazilian psychiatric reform. In
this sense, a case study is presented based on the framework of the theory of subjectivity in a
cultural-historical perspective, qualitative epistemology and constructive-interpretive
methodology, elaborated by González Rey. The participant of this study was a 47-year-old
woman, diagnosed with bipolar disorder and with a history of dozens of psychiatric
hospitalizations. In the investigation, we used conversational systems as the main instrument for
36 months, totalling 70 meetings. We discuss that institutional strategies based on flexibility and
openness to the subjective productions of the users, even in situations of intense emotional
fragility, favor the generation of alternatives to forms of institutionalization that are still prevalent
in the context Brazilian. This process is important for the opening of alternative subjective
2
Este artículo fue publicado por los autores originalmente en el idioma portugués como parte de un capítulo
en el libro Diálogos com a teoría da subjetividade: reflexões e pesquisas. La referencia original es: Goulart,
D. M.; González Rey, F. (2017). Subjetividade, sujeito e saúde mental: um estudo de caso para além da
lógica da patologia. In: Mori, V. D.; Campolina, L. O. (Eds.). Diálogos com a teoria da subjetividade: reflexões
e pesquisas (pp. 15-45). Curitiba: CRV. Dicho artículo se publica con cambios editoriales menores para
adecuarlo a la política editorial de la revista.
14
Alternativas cubanas en Psicología / vol. 8, no. 23
productions to the mental disorder and for overcoming the circumscription of mental health
attention focused on the diagnostic label of the user, which are fundamental aspects in order to
achieve a work based on an ethic of the subject.
Keywords: Subjectivity, subject, mental health, deinstitutionalization
Introducción
Este artículo tiene como objetivo discutir acciones orientadas hacia una ética del sujeto en
el ámbito de la atención de salud mental frente algunos desafíos actuales en el contexto
brasileño. Para esto, construimos un estudio de caso a partir del marco teórico conceptual
de la subjetividad en una perspectiva cultural-histórica y de la epistemología cualitativa,
elaborados por González Rey (1997, 2003, 2005, 2013, 2014a; González Rey; Mitjáns
Martínez, 2017). De este modo, a partir del estudio de la subjetividad en este contexto son
generados nuevos caminos de inteligibilidad sobre procesos complejos asociados con la
dinámica institucional, al promover alternativas teóricas viables para el desarrollo
institucional en el campo de la salud mental.
Estos presupuestos implican, primero, reflexionar sobre la poca atención sobre los
procesos subjetivos implicados en las prácticas institucionales y las investigaciones
científicas en este campo. Por tanto, nos parece relevante comprender algunos de los
principales matices y desdoblamientos del modelo biomédico hegemónico en el campo de
la salud desde mediados del siglo XIX, así como, el alcance y los desafíos actuales de las
perspectivas críticas desarrolladas sobre este tema en las últimas décadas.
En ese sentido, el modelo biomédico basado en el ideario cartesiano y sus fundamentos
filosóficos partieron de la certeza del conocimiento científico y de una concepción
mecanicista de las funciones orgánicas (Canguilhem, 2004). De esta forma, la metáfora de
la máquina pasó a dominar el núcleo de las acciones médicas, de modo tal que la
enfermedad fue comprendida como la desregulación de esta máquina biológica. De hecho,
como explica Camargo (1992, 2007), el eje principal de este modelo es la constitución de
una “teoría de las enfermedades”, a desde la cual el trabajo médico ha estado orientado,
sobre todo, a la identificación y cura de patologías, relegando al individuo concreto a un
plano secundario en la atención profesional. Así, por definición, esta lógica atribuyó un
carácter central al saber del especialista, que aparece como absoluto en relación con el
“paciente”.
Aunque sea criticado por sus consecuencias en el campo de la salud física, el modelo
biomédico ha sido influyente y practicado en los escenarios sociales más diversos
(Canton, 2004). Por tanto, dentro de la pluralidad de posibles campos para su discusión,
enfatizamos en este artículo algunos de los desdoblamientos de dicho modelo en el
contexto de la salud mental, teniendo en cuenta que su apropiación por la psiquiatría
hegemónica ha sido cuestionada por diferentes autores en las últimas décadas, generando
diversas alternativas de producciones teóricas que han influenciado fuertemente muchos
cambios concretos en las prácticas asistenciales.
Es importante destacar que tales críticas a la psiquiatría hegemónica a menudo han sido
desarrolladas desde dentro de la propia psiquiatría. Es decir, lo que se está discutiendo
son las premisas y las consecuencias de una lógica más amplia que atraviesa las
prácticas de salud mental y no la importancia de un campo específico de conocimiento.
15
Alternativas cubanas en Psicología / vol. 8, no. 23
3
Los distintos tipos de CAPS varía según la estructura física, diversidad de las actividades ofrecidas y la
cantidad de profesionales y especificidad de la demanda:
a) Los CAPS I e CAPS II ofrecen atendimientos diurnos a personas con trastornos mentales graves variando
de acuerdo con el tamaño de la población asistida. En cuanto el primero se destina a poblaciones de hasta
70 mil habitantes, el segundo atiende poblaciones de 70 a 200 mil habitantes y todavía puede haber un
tercer turno (fuera del matutino y vespertino) hasta las 9 horas de la noche.
17
Alternativas cubanas en Psicología / vol. 8, no. 23
b) Los CAPS III también ofrecen atendimientos a personas con trastornos mentales graves, pero son
servicios que funcionan 24 horas por día y atienden a poblaciones de más de 200 mil habitantes.
c) Los CAPSi ofrecen atendimiento a niños y adolescentes con trastornos mentales.
d) Los CAPSad ofrecen atendimientos para los usuarios de alcohol y otras drogas, pudiendo poseer cuartos
de reposo, con la finalidad exclusiva de tratamiento de desintoxicación (BRASIL, 2004).
Como será más detallado en la parte metodológica de este trabajo, el escenario de investigación para este
estudio es un CAPS II, localizado en el Distrito Federal de Brasilia.
18
Alternativas cubanas en Psicología / vol. 8, no. 23
perspectiva, las alternativas teóricas son necesarias para comprender una organización de
este tipo, más allá de los cambios en las políticas públicas, en las técnicas y en las
formalizaciones de servicios y equipos de salud. En este artículo, pretendemos avanzar en
la discusión de las acciones orientadas para una ética del sujeto existente en los servicios
sustitutivos de salud mental, fundamentada en el marco de la teoría de la subjetividad en
una perspectiva cultural-histórico (González Rey, 2003, 2007, 2011, 2013, 2014a, 2016,
2018). Tal discusión nos parece importante, ya que, si bien va más allá de las discusiones
excesivamente abstractas sobre la desinstitucionalización, apunta para la importancia de
las acciones institucionales ya implementadas actualmente que podrían usarse como
referencia para apoyar nuevas estrategias para la emergencia de personas atendidas
como sujetos de sus procesos vitales.
De acuerdo con González Rey (2011), la salud no debe concebirse como un atributo
estandarizado que uno tiene o no, sino como la calidad de los procesos de vida. En este
sentido, percibida como una expresión integral del desarrollo humano, su promoción solo
puede ser comprendida, en su complejidad, como resultado del funcionamiento de la
sociedad en tanto sistema, incluidas las configuraciones institucionales en esa actividad
(González Rey, 2004).
Desde esta perspectiva, la salud no puede ser entendida por categorías puramente
descriptivas y distantes de la experiencia de las personas, sino como un sistema complejo
que implica subjetividades individuales4 y los diversos juegos que actúan sobre
subjetividades sociales5 que conducen a múltiples constelaciones de factores que se
configuran fuera de la intencionalidad de sus actores. La salud, como todo proceso social,
se entiende en su dimensión histórica, por lo que sus manifestaciones cambian con el
desarrollo de la humanidad. Al ser entendida como una parte esencial del desarrollo
humano, la definición de salud se vuelve inseparable de las diversas dimensiones
actuantes en la vida humana. Por tanto, el trabajo con la salud mental amplía su alcance y
está vinculado a la complejidad con la cual la salud mental en sí misma se promueve, o se
ve en desventaja, en la vida cotidiana de las personas. Esto implica articulaciones entre
dimensiones que a menudo se consideran fragmentadas y distantes de este trabajo, como
la cultura, el trabajo, la política y la educación.
Este cambio en la comprensión de la salud promueve diversas reflexiones sobre las
concepciones y prácticas institucionales, por lo que la noción misma de trastorno mental
se cuestiona en su definición. Vale la pena recordar que la experiencia de la “locura” fue
naturalizada por el discurso biomédico como una enfermedad mental, marcando a las
personas con etiquetas de diagnóstico que se referían solo a los síntomas visibles por los
profesionales, lejos de la atención al valor de sus experiencias singulares. En la mayoría
de los casos, el Psicodiagnóstico ya no es tan importante para pensar en formas más
apropiadas de aproximación al otro y se ha convertido en una descripción formal, lo que
resulta en la circunscripción de las potencialidades terapéuticas dentro de los límites
estrechos de su propia definición. Este proceso incluso culminó en una lógica
4
La subjetividad individual se refiere a los procesos y formas de organización subjetiva del individuo, que
incorporan, contradicen o confrontan permanentemente los espacios sociales de subjetivación. En este nivel,
surgen las historias constitutivas únicas de los diferentes individuos (González Rey, 2003).
5
La subjetividad social articula los sentidos subjetivos, que, siendo producidos en diferentes esferas de la
vida social, están presentes de diversas maneras en cualquier grupo u organización social en el momento
preciso de su funcionamiento. En este sentido, no es externo a los individuos, sino una producción
imaginaria que caracteriza la forma en que las experiencias sociales son subjetivadas por un grupo social
(González Rey, 2015).
20
Alternativas cubanas en Psicología / vol. 8, no. 23
6
González Rey (2009, p. 218) afirma que la configuración subjetiva “... es una organización relativamente
estable de sentidos subjetivos relacionados con un evento, actividad, o producción social determinados”.
Desde esa óptica, las configuraciones subjetivas no son estáticas, sino que expresan la dinámica de las
formaciones psicológicas que sintetizan tanto la pluralidad de experiencias de una historia vivida, como los
múltiples contextos sociales que se actualizan en la experiencia presente de una persona o de un grupo
social (González Rey, 2011).
7
El concepto de sentidos subjetivos representa la unidad simbólico-emocional, que marca la definición
ontológica de un tipo de fenómeno humano cualitativamente diferenciado, que, en su procesualidad de
organización y ruptura, define el sistema más amplio denominado subjetividad (González Rey, 2003).
21
Alternativas cubanas en Psicología / vol. 8, no. 23
Principios metodológicos
Con el propósito de desarrollar nuevas reflexiones epistemológicas que apoyaran una
elaboración metodológica consistente con el estudio de las dinámicas subjetivas, González
Rey (1997, 2005, 2014b, 2019) elaboró la Epistemología Cualitativa, fundamentada en el
método constructivo-interpretativo, ambos utilizados como referencias para este estudio de
caso. Este referencial es sustentado por tres principios epistemológicos orientadores: la
singularidad como fuente legítima de producción de conocimiento científico; la
dialogicidad; y el carácter constructivo-interpretativo del conocimiento.
A partir de estos principios, la investigación científica tiene como objetivo construir
modelos teóricos de carácter explicativo sobre el problema estudiado y no la
caracterización de las poblaciones (González Rey, 2005). Los desdoblamientos
metodológicos de esta concepción enfatizan la calidad de la relación establecida con las
personas investigadas, tornando posible construir una relación de confianza que viabilice
una comunicación auténtica permeada por la emocionalidad de las personas involucradas
(González Rey, 2005, 2014). En este sentido, la calidad y el rigor de la investigación no
reside en la aplicación rígida y estandarizada de instrumentos preestablecidos, sino en la
calidad de la información construida.
Lugar de investigación
La investigación fue realizada en un CAPS II del Distrito Federal, servicio público
especializado en la atención de salud mental. Este servicio se inauguró en 2006 y ha sido
considerado como una referencia regional en atención a la salud mental, principalmente
debido a la calidad reconocida de la asistencia brindada, y también porque es un servicio
que sirve a varias regiones del DF, lo que va más allá de los límites establecidos para la
población de un servicio con estas características (Brasil, 2004). Este diferencial fue lo que
nos llevó a elegir esta institución como lugar de investigación.
Participantes
La participante de este estudio de caso se llama Miriam8. Cuando comenzamos nuestros
contactos, ella tenía 47 años y era una mujer simpática que se mostraba muy
conversadora. Madre divorciada de tres hijos (aunque todavía vivía con su ex esposo, que
se convirtió en un “compañero”), vivía en una ciudad en el estado de Goiás, a 80 km del
CAPS, donde había estado recibiendo tratamiento durante unos tres años. En este
sentido, tuvo un largo tratamiento en el servicio, considerando los parámetros
institucionales idealizados para esta modalidad institucional (Brasil, 2004). Fue
diagnosticada con trastorno bipolar y su historial estuvo marcado por docenas de
internaciones psiquiátricas que comenzaron cuando tenía 18 años.
En su vida, Miriam había trabajado como profesora de niños y adolescentes, así como en
diversas actividades comerciales. En el momento de la investigación, ella no estaba
8
Por su propia solicitud, utilizamos el nombre propio de Miriam, no un nombre ficticio.
23
Alternativas cubanas en Psicología / vol. 8, no. 23
9
La construcción del escenario social de la investigación representa la creación de un espacio social que
permite la implicación afectiva de los colaboradores con la investigación y con el investigador (González Rey,
2005). Ese proceso se sustenta teóricamente por la idea de que no hay configuraciones subjetivas que
puedan ser estudiadas fuera de las relaciones personales y los momentos significativos para los
participantes.
24
Alternativas cubanas en Psicología / vol. 8, no. 23
organizaron para visitarla en este otro servicio, por lo que el primer autor tuvo la
oportunidad de acompañarlos en las tres ocasiones en que esto ocurrió.
c) Momentos informales: Se trata de momentos de valor para la investigación, en los que
emergían diálogos significativos con Miriam que estaban fuera del guion originalmente
planeado, lo que posibilitó la construcción de varios indicadores importantes para la
investigación .Algunos ejemplos de estos momentos fueron: conversaciones “de corredor”,
participación de algunos momentos de convivencia entre la participante y los profesionales
del servicio, acompañamientos de algunos atendimientos y abordajes profesionales con la
participante, así como de actividades fuera del CAPS, como caminatas por diferentes
regiones del DF y eventos culturales promovidos por el propio servicio en áreas públicas
de la ciudad.
Construcción de información
Como fue expuesto anteriormente, el objetivo de una investigación científica basada en la
Epistemología Cualitativa (González Rey, 1997, 2005, 2014b) no radica en la
representación isomórfica de una realidad dada, sino en la construcción de un modelo
teórico que solo toma forma y consistencia a través del desarrollo progresivo de hipótesis
relacionadas con el tema investigado.
La elaboración gradual de estas hipótesis se hace posible mediante el proceso de
construcción de los indicadores durante la investigación. Estos serían, de acuerdo con
González Rey (1997, 2005, 2014b, 2019; González Rey; Mitjáns Martínez, 2017), los
elementos que adquieren significado a través de la interpretación del investigador y que, a
medida que se desarrolla la investigación, ganan cuerpo y forman cadenas de
significación, de modo que los indicadores anteriores se convierten en materias primas
para los que son construidos más adelante. Desde esa lógica, los indicadores no surgen
linealmente del instrumento de investigación concreto, sino que son producidos a través de
lo que el investigador puede construir a partir del instrumento. Más que eso, es importante
enfatizar que esta construcción no sigue una lógica abstracta como parámetro invariable
para la interpretación, sino que solo adquiere una u otra significación de acuerdo con los
intereses científicos del investigador y de los objetivos propuestos para el estudio. Es a
través de la articulación de diferentes indicadores, de donde se elaboran hipótesis más
consistentes que gradualmente conducirán al modelo teórico resultante de la investigación.
La situación discutida en esta construcción de información es la movilización del equipo de
profesionales y las estrategias de acciones establecidas frente al proceso de internación
psiquiátrica de Miriam, participante del grupo de redes, desarrollado durante el proceso de
investigación. Sobre su proceso de internaciones psiquiátricas recurrentes, dice ella, en
una reunión grupal de redes:
Yo ya tuve mucha internación psiquiátrica en mi vida... ya conocí los manicomios
en todos los lugares: Rio de Janeiro, Belém do Pará... ¡Aquí en esta misma región
conozco todas las clínicas! Desde los 18 años, yo estoy interna prácticamente todo
el año e inclusive tuve un año en el que lo hice más de una vez... Llega la crisis y
luego no hay forma, voy a parar junto con los locos en el sanatorio... (Miriam).
Otro trecho de conversación de Miriam que se torna importante para esta construcción
tuvo lugar en un momento informal:
Este es el trato. Si voy bien, mejorando, recuperando mis cosas, el médico
disminuye la medicación. Solo que llega un momento en que me pongo muy
acelerada y termino siendo internada. Luego vuelve todo de nuevo. La medicación
25
Alternativas cubanas en Psicología / vol. 8, no. 23
durante este período el equipo se movilizó para visitarla tres veces. En cada una de estas
visitas, diferentes profesionales estuvieron presentes y en todas las ocasiones tuve la
oportunidad de acompañarlos. Ese período permitió interesantes momentos de reflexión
con el equipo sobre el papel de la internación en el tratamiento de los usuarios, así como
sobre las concepciones y prácticas en períodos de crisis psicológica, basadas en la lógica
de toda la atención de salud mental.
Un trecho de esos diálogos en el camino a una de las visitas en la internación psiquiátrica
es relevante a este respecto:
Técnico 1: Pero ahora que Miriam está en crisis, ¿por qué no cambiamos su plan
terapéutico?
Técnico 2: No sé... le estaba yendo muy bien con sus proyectos...
Investigador: ¿Pero la crisis no pudiera ser vista como un momento delicado en su
desarrollo, o incluso como la expresión de un salto cualitativo en ese desarrollo?
Técnico 1: Sí... ¡De lo contrario, continuamos perpetuando un proceso que nunca
termina!
Técnico 2: Ella viene aquí, mejora, tiene una crisis y vuelve todo... Hasta cuándo,
¿verdad? Chicos, ¡son 30 años así!
Técnico 1: Es verdad... hablamos mucho sobre el paciente que está
institucionalizado, pero no vemos que a menudo son los propios profesionales y el
servicio quienes están institucionalizados, cronificados...
Este trecho de diálogo, que presenta una reflexión conjunta basada en el caso de Miriam,
expresa un momento en que hay una apertura para reflexionar de manera diferente,
favoreciendo la creación de alternativas a los procedimientos estándar adoptados. La
declaración del Técnico 2, en la que dice "¡Chicos... son 30 años así!", nos lleva a
cuestionar si efectivamente la recurrencia de las crisis de Miriam es una consecuencia
directa del curso natural de la enfermedad (Amarante, 2009), o si, en efecto, mantener la
misma secuencia de intervenciones asistenciales no sería fundamental para cronificar el
lugar social de los llamados “enfermos” y en consecuencia, cronificar su sufrimiento. A su
vez, el posicionamiento final del Técnico 1, al cuestionar la condición de
institucionalización de los profesionales de servicios y la institución en sí, es interesante
porque parece problematizar si, en lugar de categorizar al otro en función de su
comportamiento, no sería la incapacidad de transformar una situación tan crítica que
debería poner a prueba las limitaciones de la atención. En este caso, el juicio del otro da
lugar, al menos en el plano verbal, a la autocrítica de percibirse a sí mismo, a veces, sin
condiciones de crear nuevas posibilidades y, en última instancia, en un posicionamiento
crónico.
Esta misma actitud estuvo presente en el siguiente posicionamiento de otro técnico de
servicio en una de las reuniones del equipo:
¿Hasta qué punto se quedará el paciente aquí porque es crónico y en qué medida
no son todos los problemas que tenemos los que están institucionalizando al
paciente? A menudo tengo esta confusión (técnico de servicio).
El mantenimiento de los cuestionamientos, como los que se encuentran en los dos trechos
presentados, nos parece fundamental para mantener una postura crítica y reflexiva frente
a los impases existentes en la atención de la salud mental, a fin de permitir la apertura
para pensar estrategias innovadoras que sean consistentes con la complejidad de los
27
Alternativas cubanas en Psicología / vol. 8, no. 23
fenómenos abordados en los servicios de salud mental. Por tanto, se trata de un esfuerzo
para repensar las propias prácticas, de modo que si bien se reconocen las limitaciones
sociales más amplias que existen, las posibilidades creativas de inventar lo diferente no se
reducen a ellas. En otras palabras, esta postura crítica favorece el reconocimiento de las
dificultades que actúan en los impases institucionales que culminan en la responsabilidad
de sus propias prácticas sobre ellos, inclusive con el propósito de buscar superarlos.
En este sentido, considerando los procesos de cronificación de las prácticas institucionales
estandarizadas frente a las crisis psicológicas, es posible pensar que las estrategias
institucionales basadas en la flexibilidad y la apertura a la singularidad de las
manifestaciones psicológicas del usuario favorecen la búsqueda de alternativas a la
institucionalización. Esa elaboración hipotética obtendrá nuevos elementos a través del
proceso de construcciones interpretativas de este eje.
Después de algunos diálogos conjuntos, hubo una decisión consensuada sobre la
estrategia del servicio para tratar el caso de Miriam. Esto se presenta a continuación a
través de un trecho de diálogo entre dos técnicos en una de las reuniones del equipo:
Técnico 1: Tal vez deberíamos mantener a Miriam en el grupo de redes y tratar de
apoyarla en los proyectos que quiere hacer...
Técnico 2: Sí... podemos ir acompañándola, ¿verdad? Si vemos que no funciona,
pensamos en otra cosa.
Técnico 1: Creo que esto es importante porque nos muestra confianza en ella...
¡Creo que hace mucha diferencia!
La decisión de mantener a Miriam en el grupo de redes, en este caso, puede ser
vista como un indicador de la flexibilidad de las estrategias dirigidas a la mejora de sus
proyectos de vida, de forma congruente con la construcción hipotética previamente tejida.
Es de destacar que estos diálogos no solo fueron dentro del servicio, sino también junto
con Miriam, durante una de las visitas a la internación psiquiátrica. En la primera de estas
reuniones, ella preguntó:
Ahora debo cambiar mi plan terapéutico de nuevo, ¿verdad? Después de todo,
¿cómo voy a mantenerme en un grupo para alta si acabo de tener una crisis?
(Miriam)
Ese posicionamiento parece ser una expresión de una subjetividad social asociada
directamente con una visión de crisis psicológica relacionada con el retroceso, como se
elaboró con anterioridad, repercutiendo en gran medida en las configuraciones subjetivas
del tratamiento por parte de los usuarios. Sin embargo, en este caso, la respuesta de uno
de los técnicos fue la siguiente:
Miriam, conversamos bastante allá en el CAPS y entendemos este movimiento, con
sus proyectos e incluso con la alta de CAPS, como un proceso que se está
construyendo. No es de una vez... y también está bien... las dificultades también
suceden... Pero puede ser un proceso en el que continúes caminando, si quieres...
(Técnico de servicio)
Fue entonces cuando Miriam respondió:
¡Quiero seguir desarrollándome! No quiero estar allí solo en un pequeño grupo que
hace esto y eso no, quiero una vida diferente. Quiero este grupo sí, porque quiero
que me den de alta. Siento que a pesar de todo, estoy en camino. Quiero terminar
los proyectos que hice allí. Quiero hacer el jabón para vender y tener un ingreso,
28
Alternativas cubanas en Psicología / vol. 8, no. 23
aunque sea poco. Quiero escribir mi libro sobre mi historia porque siento que con mi
experiencia puedo ayudar a mucha gente... ¡No quiero renunciar a nada de esto!
Me he identificado mucho con este grupo, como nunca antes me había identificado
con ningún otro. Estaba allí, haciendo artesanía, leyendo una historia, cantando...
En el grupo de redes, no, yo me estoy preparando para salir, para que me den de
alta (Miriam).
Algo interesante, en esta secuencia de discursos es que a medida que se ha dado
espacio en el diálogo con Miriam para posicionarse, hay un cambio tanto en la entonación
de su voz como en el contenido de su discurso, que puede verse como indicadores de la
relevancia emocional de este proceso para ella. Al principio, parece ratificar la expresión
socialmente hegemónica de su internación como “un punto menos” en su tratamiento. Sin
embargo, después de la posición del técnico que expresa la confianza del equipo en sus
proyectos y en su desarrollo de forma espontánea. Ella hace referencia a su relación con
las crisis de manera diferente, al reconocer que, a pesar de todo, todavía se siente “en
camino”, desarrollando proyectos de vida específicos que desea hacer, como hacer jabón
y escribir un libro sobre su historia. En este caso, el conjunto de estos indicadores lleva a
la consideración de la calidad de la relación establecida con Miriam en el proceso de estas
visitas, a través de la creación de un espacio dialógico promovido por los profesionales del
servicio y su influencia en el favorecimiento de este posicionamiento diferenciado de
Miriam en relación al propio proceso de tratamiento.
A partir de esos posicionamientos de Miriam, en la siguiente visita a la internación que
realizamos, le llevamos un libro titulado La historia de beta (Brasil, 2003), que presenta la
autobiografía de una mujer que ha pasado por varias experiencias de internación
psiquiátrica, por una serie de crisis psicóticas y quien, a pesar de todo su sufrimiento,
consiguió hacer un libro sensible e interesante sobre su historia. Junto con el libro, trajimos
hojas en blanco y un bolígrafo para que Miriam escribiera. El propósito de esta acción fue
afirmar simbólicamente a través de los materiales que podrían servir de inspiración para
Miriam, nuestra confianza en ella y, más específicamente, en su proyecto de escribir un
libro sobre su propia historia. Fue el uso de un recurso que se consideró favorecedor al
proceso de Miriam, a partir de los diversos indicadores que se iban elaborando en el curso
de su tratamiento. A diferencia de la concepción tradicional de los instrumentos de
investigación, centrada en la formalización y la supuesta neutralidad, en este caso, la
intención esencial era buscar la implicación subjetiva de Miriam en una actividad
significativa para ella.
Fue entonces cuando descubrimos que incluso internada en el hospital psiquiátrico,
Miriam había escrito algunas partes de este libro. Ella dijo:
He tenido excelentes ideas para escribir, porque es diferente escribir cuando estás
en una crisis. ¡Esto puede ser excelente para que las familias de otros pacientes
sepan cómo tratar con alguien que tiene este tipo de problema en casa! Realmente
quiero leer el libro que trajeron, ¡gracias! ¡Y estoy en este proyecto! ¡Prometí para
ustedes que iba a hacer este libro y el día que no cumpla mi palabra pueden
enterrarme! (Miriam)
Este discurso de Miriam fue emocionado y pronunciado en un tono firme. En este caso,
aunque estaba en una situación difícil como la internación psiquiátrica, su expresión puede
verse como un indicador del valor del otro en su vida, así como de la asunción de su
responsabilidad personal por su desarrollo. Ella parecía presentarnos con orgullo algunos
pilares de lo que consideraba su “palabra”, algo que la constituyó y le dio fuerzas para
29
Alternativas cubanas en Psicología / vol. 8, no. 23
seguir adelante. Durante ese período de internación y después del alta hospitalaria, Miriam
siguió escribiendo partes de su libro.
Como una alternativa a la constante preocupación por regresar a la etapa de salud antes
del estallido de la crisis, parecía más relevante, en el caso de Miriam, construir acciones
destinadas a la promoción de su carácter generador, a pesar de su intenso sufrimiento en
ese momento. Estas acciones pueden ejemplificarse mediante las visitas durante su
internación y por la manutención del proyecto de escritura del libro, apoyando la
realización de su sueño. En ese sentido, a partir de los indicadores construidos con
anterioridad, estas acciones parecen haber favorecido el posicionamiento diferenciado de
Miriam en este proceso, asumiendo su responsabilidad personal para su desarrollo. De
este modo, parece pertinente que las estrategias institucionales de atención de la salud
mental sean repensadas y reformuladas constantemente, tomando en cuenta que solo
cumplen su función cuando son direccionadas a favorecer el desarrollo singular y
diferenciado del otro a través de sus contradicciones, especificidades y momentos de
desarrollo. Esto resulta evidente a partir de la importancia atribuida al carácter educativo
de las prácticas institucionales en este contexto.
Por tanto, de manera congruente con las construcciones hipotéticas desarrolladas, es
posible afirmar que la valorización del carácter generador del otro es importante incluso en
situaciones de intensa fragilidad emocional y genera acciones educativas destinadas a
mejorar sus producciones subjetivas singulares, superando la tendencia hegemónica de
focalizar la atención en la etiqueta del diagnóstico de la persona atendida.
Otro aspecto que parece relevante es que el mantenimiento de este proyecto no se
realizó de forma aislada, sino que se relacionó con otras iniciativas que Miriam comenzó a
emprender tan pronto como regresó a su hogar. Un ejemplo de esto fue que, en la primera
reunión del grupo de redes, tomó los jabones producidos y que había planeado hacer
durante tanto tiempo. Los mismos tenían formas diferentes a las convencionales y estaban
cuidadosamente confeccionados para la venta. Ella dijo:
Chicos, estoy hasta dopada con la cantidad de medicamento que tomé en el
hospital. Todavía estoy bastante afectada por esto. ¡Pero pude comprar los
ingredientes para hacer el jabón y mira cuántos he hecho! (Risas) ¡Y miren, se
están acabando, muchachos! Ya vendí jabón en la escobilla de goma y terminaré
vendiéndolos hoy aquí para ustedes (risas) (Miriam).
El contenido de su expresión y la postura de Miriam en este punto parecen expresar que,
incluso en algunas vivencias de sufrimiento profundo, es posible mantenerse activo en la
búsqueda de algunos proyectos y buscar vivir experiencias conflictivas de manera más
saludable. No hay, por así decirlo, una determinación de la vida a los límites de los
problemas actuales, dejando espacio para lanzarse subjetivamente a la conquista de
nuevas esferas de la vida que aún están por emerger en el futuro. Esto más bien parece
ser una expresión de que no solo somos lo que ya hemos conseguido o no hemos logrado,
sino fundamentalmente la apertura que damos a lo que aún podemos ser y que aún no
hemos logrado en el presente.
En este caso, a partir de lo que fue presentado, el apoyo institucional recibido parece
haber tenido desarrollos subjetivos que movilizaron a Miriam para sustentar aspectos
importantes de su vida. Esta dinámica también se expresa en la siguiente declaración de
Miriam, en un momento informal, algún tiempo después de salir del hospital:
30
Alternativas cubanas en Psicología / vol. 8, no. 23
Los días que ustedes me visitaron en el hospital fueron los días más felices de mi
vida. Pensé: “¡Este es mi grupo! Tengo que dejar la internación y volver con mis
amigos” (Miriam).
Miriam continuó produciendo y comercializando jabones en los meses posteriores a la
internación psiquiátrica, pero debido a los bajos ingresos logrados, se lanzó a otros
desafíos, como vender cosméticos y revender joyas. Estas otras iniciativas fueron
pensadas y discutidas en las reuniones del grupo de trabajo en redes, a fin de crear un
espacio para el diálogo que no solo abordara las dificultades subjetivas de su situación,
sino que promoviera la acción a través de propuestas desafiantes pertinentes a los
anhelos de Miriam. De ese modo, además del carácter puntual en su desarrollo, podemos
pensar que esta secuencia de acciones desarrolladas a lo largo del tiempo por Miriam
representó un momento de ruptura con la lentitud en la que anteriormente se refería a ser
“estacionada” y la configuración de nuevos procesos subjetivos vinculados a la acción y a
la búsqueda de nuevos desafíos.
Ese proceso parece haber tenido desdoblamientos importantes en la vida de Miriam, a
partir del impacto producido en su tratamiento general. Ella dijo en otra reunión del grupo
de redes:
Esta internación que tuve esta vez fue mucho mejor que las otras. Nunca he estado
en una internación tan consciente y cambiando cosas tan importantes para mí.
Antes, estaba allí esperando el alta médica, y esta vez también actué. Tanto es así
que me quedé mucho menos tiempo que antes. ¡Y mira! Hace pocos meses que
salí de la internación y el psiquiatra está reduciendo mucho mi medicación
nuevamente. ¡Eso es porque me siento bien! Me estoy volviendo menos perezosa y
más dispuesta a hacer las cosas del día a día... Sí, creo que realmente estoy
mejorando (Miriam).
De modo general, Míriam expresa el carácter indisociable entre atención a la salud mental
y desarrollo, al romper con la representación social del tratamiento como un proceso
realizado solo dentro del servicio de asistencia. En este sentido, fue a través de los
cambios emprendidos en varias dimensiones de su desarrollo que se puede decir que el
tratamiento desempeñó un papel terapéutico en su vida. En ese proceso, no solo es
relevante la aceptación por parte de Miriam del apoyo ofrecido por nosotros durante las
visitas, sino también la asunción de su responsabilidad individual en su propio tratamiento
y en términos más generales, su postura como protagonista de importantes
transformaciones en su desarrollo.
Por tanto, además del equipo que se ocupó del caso, Miriam también rompió con la
representación social hegemónica que asociaba, de manera directa, la crisis con el
retroceso, al producir sentidos subjetivos alternativos a aquellos que probablemente
hicieron crónica su situación. Aspectos que tuvieron impacto tanto en su camino singular
como individualizado, así como en el contexto social más amplio en el que se inserta. De
esta forma, su propia posición parece expresar que, si concebimos el desarrollo humano
como un proceso no lineal y con rupturas importantes en su curso (Vygotsky, 2009;
González Rey, 2003), se vuelve estéril asociar directamente una dificultad de desarrollo
con un atraso en su proceso.
En esta perspectiva, a diferencia de los elementos que parecen nortear las pautas
hegemónicas en el campo de la salud mental, el comportamiento identificado como crisis
puede concebirse como asociado a un proceso cualitativamente diferenciado e importante
para el desarrollo de la persona atendida. En este punto, la definición de sujeto ayuda a
31
Alternativas cubanas en Psicología / vol. 8, no. 23
32
Alternativas cubanas en Psicología / vol. 8, no. 23
Referências Bibliográficas
35