SEGUROS
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Sumario: 1. Generalidades. 2. El contrato de seguro. 3. Elementos subjetivos. 3.1. El asegurador. 3.2.
Tomador. 3.3 Asegurado. 3.4. Beneficiario. 3.5. Autoridad de Control. 3.6. Productor asesor de
seguro. 4. Elementos objetivos. 4.1. Riesgo. 4.2. Prima. 4.3. Indemnización o prestación a cargo de la
aseguradora. 4.4. Interés asegurable en los seguros patrimoniales. 5. Elementos formales. 5.1.
Forma. 5.2. Prueba - La póliza. 6. Derechos y obligaciones de las partes. 7. Reclamo ante la
compañía de seguros. 8. Caducidad y rescisión. 9. Declaraciones falsas y reticencia. 10. Duración y
extinción del contrato. 11. Clases de seguros. 11.1. Seguros de daños patrimoniales. 11.2. Seguros
de responsabilidad civil- 11.3. Seguros de personas. 12. Citación en garantía en los seguros de
responsabilidad civil. 13. Reaseguro. 14. Prescripción. 15. Seguro de caución.
1. Generalidades
Existen riesgos comunes a la población y a las empresas en general, como
incendios, robos, daños de terceros, etc., que pueden producir graves daños
económicos a los afectados por estos eventos.
Para paliar las consecuencias de sucesos riesgosos como los que se han indicado,
se recurre a un seguro, que tiene por finalidad que otra persona (el asegurador) se
haga cargo de las consecuencias económicas perjudiciales de estos sucesos.
No cualquier contrato por el que alguien se haga cargo de los riesgos que enfrente
otra persona es un contrato de seguro. Tampoco cualquier persona puede asegurar
bienes de otras personas ya que debe contar con capacidad técnica y financiera.
Los seguros, en uno de sus aspectos esenciales, son una técnica que utilizan las
empresas especializadas en esta actividad, que se funda en las estadísticas y el
principio de mutualidad. Solamente los contratos que integran un conjunto de
contratos que incorporan esta técnica podrán ser considerados como tales.
La técnica especial de los seguros se desarrolla agrupando un número considerable
de asegurados, sujetos a riesgos similares (por ejemplo: la destrucción total de un
vehículo). Todos los asegurados se comprometen a contribuir aportando dinero para
formar un fondo común, el cual está destinado para hacer frente a las
indemnizaciones (siguiendo con el ejemplo: se indemnizarán al asegurado el daño
sufrido en su patrimonio, como consecuencia de la destrucción total de su vehículo).
Ese fondo operativo es administrado por el asegurador y también está destinado a
cubrir los gastos operativos y las ganancias que éste obtenga por el negocio. Esta
tarea no puede ser realizada por cualquiera, sino que requiere contar con una
organización y un alto grado de especialización.
Para que esta técnica funcione, el siniestro no puede ser, ni muy raro ni muy
frecuente. En este sentido, las estadísticas muestran hechos que se repiten con
cierta regularidad y frecuencia. Así, por ejemplo: Los seguros de vida se planifican
sobre la base de los índices de mortalidad y las tasas de interés. En los seguros
sobre automotores, las compañías de seguros manejan estadísticas, que muestran
el porcentaje de automóviles que sufren las distintas clases de siniestros. Los
seguros de robos de vehículos se basan obviamente sobre las estadísticas de robos
de los mismos, etc.
Es esencial para que funcione correctamente la técnica de los seguros, la dispersión
del riesgo entre muchas personas o muchos asegurados. Si las estadísticas
muestran cuál es el porcentaje de autos asegurados que son hurtados y robados, la
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Nación (SSN). Este organismo tiene, entre sus diversas funciones, la de dictar
normas reglamentarias, las que en este caso cobran enorme importancia ya que
regulan toda la actividad. Se presenta una situación similar a la del sistema bancario
que está integrado por las reglamentaciones de otra entidad autárquica
especializada (el Banco Central de la República Argentina).
2. El contrato de seguro
Según la ley de seguros, hay contrato de seguro (*) cuando el asegurador se obliga
mediante una prima (*) o cotización (*), a resarcir un daño o cumplir la prestación
convenida si ocurre el evento previsto (ley 17418, art. 1).
El contrato de seguro –reiteramos- no es cualquier contrato por el cual una persona
asume un riesgo que puede tener otra persona. Resulta indispensable para que
exista este contrato, que la compañía de seguros se comprometa a aplicar la técnica
especial a la que antes hemos hecho referencia y que parte de insertar un riesgo
aislado o individual, en una masa de riesgos homogéneos. La aplicación de la
técnica propia de los seguros es la que permite la cobertura del riesgo, utilizando
para ello la masa de premios (*) que recauda la compañía de seguros.
Las características indicadas, hacen que este contrato sólo pueda tener lugar
mediante su contratación en masa y aplicando las técnicas propias de esta singular
actividad. Por todas estas razones, un contrato aislado por el cual una persona
asume el riesgo de otra, sería en realidad un contrato de juego o apuesta y no un
contrato de seguro.
Por otro lado, para que el sistema funcione resulta indispensable que la legislación
establezca para este contrato una serie de reglas que respalden y garanticen la
aplicación y funcionamiento de la técnica asegurativa. Es por ello que en esta
materia aparecen algunas reglas que parecerían abusivas para otros contratos, pero
que no lo son para los seguros.
Por ejemplo: debe garantizarse que la compañía de seguros disponga en el fondo
operativo, de suficiente dinero para cubrir las indemnizaciones que deba pagar. Para
apoyar y forzar a que esto suceda la ley establece durísimas sanciones a quienes no
paguen las primas.
La sanción más dura es que quien se encuentre en mora, no estará cubierto por el
seguro mientras dure la mora. Y para mayor severidad, además de no tener
cobertura, el moroso igualmente deberá pagar las primas adeudadas (ley 17418, art.
31).
En otras palabras: el legislador ha determinado esta gravísima consecuencia para la
mora para que los asegurados se vean conminados a pagar las cuotas
correspondientes y la compañía aseguradora disponga efectivamente de esos
fondos para su destino principal.
Los principales caracteres que presenta el contrato de seguro son los siguientes:
1°) Consensual: Sin perjuicio de la posterior emisión de la póliza que puede hacerse
con posterioridad, el contrato se perfecciona sólo con el acuerdo de voluntades (ley
17418, art. 4). La postergación de su vigencia hasta el pago efectivo de la prima,
tampoco afecta su carácter de consensual, puesto que el contrato ya existe como
tal, y sólo se difiere el nacimiento de las obligaciones del asegurador hasta el
correlativo pago de la prima.
4 Derecho Privado - Capítulo 16 - Los seguros
2°) Bilateral: Una de las partes se obliga a pagar la prima (*) y cumplir otras cargas;
y la compañía de seguros a pagar la prestación en caso de acaecer el siniestro.
Existen obligaciones recíprocas para ambos contratantes. Aunque no ocurra el
siniestro el contrato sigue siendo bilateral, ya que el pago de la prima es el precio
del riesgo corrido por el asegurador.
3°) Oneroso: por cuanto genera ventajas para ambas partes contratantes. No
cambia la situación en los casos en que existe un tercero beneficiario, ya que la
gratuidad para éste deriva de su relación con el tomador del seguro y no del contrato
de seguro.
4°) Aleatorio: Tomado cada contrato de seguro en forma aislada o individual, la
compañía de seguros no conoce, al momento de celebrarlo, cuál va a ser la
magnitud de la prestación que ha de enfrentar, la que depende de un acontecimiento
incierto (conf. CCC, art. 968). A los fines de considerar el contrato como aleatorio, no
debe confundirse a éste con la organización para su explotación empresaria, que
contempla a toda la masa de contratos celebrados por la compañía de seguros.
Como ya indicamos, la compañía de seguros puede prever con un buen margen de
certeza, gracias a las estadísticas, las prestaciones que efectivamente deberá
cumplir.
5°) De ejecución continuada: por cuanto su ejecución está destinada a prolongarse
en el tiempo (la ley presume en el art. 17 que el período de seguro es de un año).
Aún en caso que se aseguraran daños en un evento determinado como un partido
de fútbol, igualmente sería de ejecución continuada, ya que la cobertura y
obligaciones del asegurador no se agotan con el partido, sino que se prolongan al
posterior reclamo y eventual proceso judicial.
6°) No formal: Sin embargo, se instrumenta por medio de una póliza de seguro que
la aseguradora está obligada a entregar, a lo que nos referimos de manera especial
más adelante.
7°) En masa y por adhesión: La economía del contrato y la técnica de los seguros
exigen que la contratación sea masiva y que el asegurado acepte las cláusulas
predispuestas por la compañía de seguros. Aunque en este contrato existe una
limitación muy importante, dado que las condiciones generales deben estar
previamente aprobadas por la autoridad administrativa.
3. Elementos subjetivos
3.1. El asegurador
La necesidad de que el contrato de seguro se celebre en masa, determina que éste
sólo puede ser realizado por empresas. El asegurador es siempre una empresa de
seguros, que son las únicas que pueden aplicar la técnica especial a la que venimos
haciendo referencia.
Una empresa dedicada especialmente a este tipo de actividad, con control del
Estado, es la única que puede cubrir con seguridad riesgos ajenos (las únicas
excepciones son los seguros mutuos). Por esa razón, para identificar al asegurador
se suele también utilizar usualmente la denominación “compañía de seguros”.
Con las contribuciones que recoge de los asegurados, se forma un fondo para poder
luego pagar a los asegurados que han sufrido siniestros. La compañía de seguro
administra y dispone de ese fondo para cumplir dicha finalidad.
Derecho Privado - Capítulo 16 - Los seguros 5
Para que exista un contrato de seguros y no otro, son necesarios tres elementos
esenciales: el riesgo, la prima y la prestación a cargo del asegurador. Para los
seguros patrimoniales se agrega un cuarto elemento más, sin el cual esta clase de
seguros no podría existir: el interés asegurable. A cada uno de estos elementos nos
referimos a continuación.
4.1. Riesgo
Es la eventualidad prevista en el contrato. Debe tratarse de un hecho incierto en
cuanto a su producción. Basta la incertidumbre sobre el momento en que se
producirá. El riesgo es real, se trata de un peligro no querido, cuyas consecuencias
negativas en el patrimonio del asegurado se quiere evitar.
Puede tener por objeto toda clase de riesgos (ley 17418, art. 2) siempre que existe
interés económico lícito de que un siniestro no ocurra (ley 17418, art. 60). La ilicitud
del riesgo derivaría de la realización de una actividad ilícita, como sería el
contrabando y se produjera el siniestro en ocasión de esa actividad.
Suele pensarse en el riesgo como peligro y vinculado a un suceso dañoso que debe
ser indemnizado. En tal sentido, suele ser caracterizado como la posibilidad de
padecer un daño. Sin embargo, ello sólo sería correcto con respecto a los seguros
patrimoniales, pero no con respecto a los seguros sobre la vida (si el beneficiario es
un tercero).
Por lo tanto, el riesgo en el contrato de seguro debe asociarse, no a un suceso
productor de daño, sino a un acontecimiento futuro e incierto que tendrá por efecto
que el asegurador esté obligado a cumplir con la prestación a su cargo (Bulló). De
esta manera, puede extenderse el concepto de riesgo, como elemento indispensable
para todos los contratos de seguro y no sólo de los seguros patrimoniales.
Es necesario que el riesgo sea determinado de manera precisa, para evitar que el
contrato derive en una apuesta (cuya finalidad es el lucro) y sea un incentivo para la
destrucción del bien asegurado.
El contrato de seguro cumple una función exclusivamente de previsión, que no
admite jamás que se pueda obtener lucro a través del mismo. El asegurado no
puede beneficiarse por la producción del siniestro ya que ello alteraría la finalidad del
contrato. La ley preserva esa finalidad por medio de varias disposiciones que
previenen contra el enriquecimiento del asegurado (como pluralidad de seguros,
sobreseguro, etc.), a las que más adelante nos referimos.
Finalmente, es esencial que el riesgo exista al momento de hacerse el contrato. En
caso contrario, el contrato resultaría nulo.
4.2. Prima
La prima es el precio del seguro mediante la cual el asegurador obtiene su
remuneración por las obligaciones que asume. Puede ser fija o variable en cuyo
caso se denomina cotización (*).
Se determina de acuerdo a las estadísticas, que permiten calcular anticipadamente
con ciertos márgenes de seguridad, cuánto es lo que la compañía de seguros va a
tener que pagar por los siniestros y cuánto es lo que va a ganar por la actividad
realizada.
Está integrada por la prima pura, que es costo del contrato para el asegurador, es
decir, las sumas que éste deberá pagar como consecuencia de todos los siniestros
8 Derecho Privado - Capítulo 16 - Los seguros
que deba cubrir, aplicada proporcionalmente a cada contrato individual. A esa prima
pura se suman otros rubros (costos operativos, ganancia esperada, impuestos, etc.),
que determinan en definitiva la prima “comercial” o precio total que se establece
como contraprestación a cargo del asegurado, también denominado “premio”.
La fijación de la prima se ajusta de acuerdo a cálculos estadísticos. Además, para
que la aseguradora pueda cumplir con la obligación a su cargo, necesita formar un
fondo de primas que le posibiliten atender todos los siniestros que se produzcan. En
realidad, el asegurador paga con los fondos aportados por los asegurados. Por ello
es imprescindible que se pague la prima por parte del asegurado para que funcione
el sistema. Y, a su vez, ello justifica la grave consecuencia prevista por la ley para el
caso de mora del asegurado, esto es, la pérdida de la cobertura (ley 17418, art. 31).
4.3. Indemnización o prestación a cargo de la aseguradora
Es lo que deberá pagar el asegurador si se produce el siniestro. El siniestro es el
suceso previsto en el contrato que ya ha tenido lugar (ya ha acontecido) y torna
exigible la prestación a cargo del asegurador.
Para ello, el art. 46 de la ley de seguros establece diversas cargas que debe cumplir
en forma previa el asegurado:
1°) Denunciar al asegurador el siniestro dentro de los tres días de conocerlo;
2°) Suministrar al asegurador la información que éste le solicite para poder verificar
el siniestro o la extensión del daño; y
3°) Aportar la prueba instrumental que razonablemente le requiera el asegurador.
Las disposiciones siguientes (ley 17418, arts. 47 y 48), sancionan gravemente el
incumplimiento de estas cargas, con la pérdida del derecho a ser indemnizado.
Además, el pago de la prima debe estar al día, ya que, en caso de mora, se
suspenden automáticamente las obligaciones de la aseguradora (art. 31).
En el seguro de daños patrimoniales, una vez cancelada la indemnización por parte
de la aseguradora, ésta se subroga en los derechos del asegurado, o sea, queda
colocada en el mismo lugar que el asegurado para poder reclamar el pago, al tercero
responsable del daño si lo hubiere.
También en los seguros de daños patrimoniales rige el principio indemnizatorio, que
es de orden público, el cual tiene como finalidad impedir que el asegurado provoque
deliberadamente los siniestros, con la finalidad de recibir un resarcimiento superior al
valor del daño o procurárselo a un tercero, evitando que el seguro estimule
especulaciones fraudulentas y se aliente la provocación de siniestros. Así por
ejemplo, si la indemnización por el robo de un vehículo asegurado es mayor al
precio de venta del vehículo, al asegurado le convendría más que se lo roben que
venderlo.
Más adelante nos referimos a las etapas que pueden generarse para la tramitación
del reclamo y cumplimiento de la prestación a cargo de la aseguradora.
4.4. Interés asegurable en los seguros patrimoniales
Los tres elementos que se han considerado en los puntos anteriores -riesgo, prima y
prestación a cargo del asegurador-, son esenciales y resultan comunes a todo el
género de contratos de seguros.
Derecho Privado - Capítulo 16 - Los seguros 9
5.1. Forma
El perfeccionamiento de este contrato (ya mencionamos que es consensual y no
formal) presenta particularidades que lo distinguen de todos los demás. Las
cláusulas contractuales en el contrato de seguro se dividen y denominan
“condiciones generales” y “condiciones particulares”.
El consentimiento que prestan los contratantes se hace sobre las llamadas
condiciones particulares de la póliza, que se refieren a la identificación del
asegurado o del tomador, del bien sobre el que recae el interés asegurable, del
riesgo o riesgos cubiertos, así como sus delimitaciones, pago del premio (*), etc.
En cambio, con respecto a las llamadas “condiciones generales” de la póliza, las
mismas no requieren su previa o contemporánea aceptación por las partes para
integrar el contrato, ya que dichas condiciones generales ya están previamente
establecidas por haber sido aprobadas el Estado y no pueden ser modificadas.
Dichas condiciones generales deben ya estar aprobadas o autorizadas por la
autoridad administrativa (Superintendencia de Seguros de la Nación), quien de esta
manera toma directa intervención sobre los elementos técnico-contractuales a
emplear por las entidades aseguradoras.
Las mencionadas condiciones generales están ya determinadas en forma previa al
contrato, en una resolución administrativa del organismo de contralor. Se refieren, en
general, a los riesgos cubiertos, a sus límites, caducidades, agravaciones del riesgo,
denuncia del siniestro, rescisión parcial, prescripción, etc. Es decir, reglamentan los
derechos y obligaciones del asegurado y de la aseguradora para cada una de las
ramas técnicas en explotación. Interviene de esta manera el Estado para prevenir
abusos por parte de las compañías de seguros.
Sólo es posible la derogación o modificación de las condiciones generales,
haciéndolo mediante la inclusión en el contrato de condiciones particulares y
siempre que los preceptos legales lo permitan y en tanto no afecten normas
inderogables (ley 17418, art. 158).
5.2. Prueba - La póliza
El art. 11 de la ley 17418 autoriza a probar el contrato de seguro por escrito.
También por otro medio, si hay principio de prueba por escrito (por ejemplo, un
recibo de pago de la prima).
Normalmente, el contrato se prueba mediante una póliza (*). Se trata del instrumento
probatorio por excelencia del contrato, aunque no es el único. El asegurador está
obligado a entregar la póliza debidamente firmada (art. 11 ap. 2) al tomador del
seguro.
Sólo se entrega un ejemplar de la póliza firmado por el asegurador. Vale decir, que
no se instrumenta en doble ejemplar como usualmente sucede con los contratos
bilaterales.
Si existen diferencias de la póliza con la propuesta, el tomador debe reclamar en un
mes de recibida la póliza, ya que, si no lo hace, se considera aprobada la diferencia.
Aunque para ello se exige que la diferencia entre la propuesta y la póliza hubiera
sido advertida especialmente por cláusula destacada en el anverso de la póliza (art.
12).
Derecho Privado - Capítulo 16 - Los seguros 11
La póliza puede emitirse con diversas modalidades (art. 13). Puede ser nominativa,
a la orden o al portador, salvo para los seguros de personas en los que siempre es
nominativa (art. 13 ap. 4). Esto puede generar la duda sobre si se trata de un título
valor.
La póliza no es un título valor. La forma de emisión que ha dispuesto la ley sirve
para acompañar un título valor vinculado con los bienes asegurados. Tómese como
ejemplo el segundo ejemplar de la carta de porte o el conocimiento de embarque,
títulos valores utilizados en los contratos de transporte. La póliza de seguro de las
mercaderías transportadas se transmite junto con la carta de porte o conocimiento,
utilizando la misma forma (entrega, endoso o cesión de créditos), según el modo de
emisión (al portador, a la orden o nominativa, respectivamente).
Las principales enunciaciones que debe contener la póliza, se encuentran detalladas
en el art. 11 de la ley 17418. Allí se indica que la póliza deberá contener los nombres
y domicilios de las partes; el interés (por ejemplo: automotor, marca, modelo, estado,
suma asegurada, etc.) o la persona asegurada (beneficiario del seguro sobre la
vida); los riesgos asumidos; el momento desde el cual éstos se asumen y el plazo; la
prima o cotización; la suma asegurada y las condiciones generales del contrato.
Podrán incluirse en la póliza condiciones o cláusulas particulares.
En caso de no establecerse el tiempo de duración, se supone que el seguro ha sido
realizado por el plazo de un año (ley 17418, art. 17).
6. Derechos y obligaciones de las partes
a) Los principales derechos y obligaciones del asegurador, son:
1°) Asumir el riesgo: De esta obligación, que surge a partir del perfeccionamiento del
contrato, resulta la obligación eventual de pagar la indemnización (ver más abajo
mora de la compañía aseguradora). De aquí deriva también que el contrato de
seguro sea aleatorio ya que al celebrarlo la aseguradora no conoce cuál será la
medida de la prestación que tendrá que enfrentar.
En los contratos de seguro sobre la responsabilidad civil, se suelen pactar
franquicias o descubiertos obligatorios y, también, se fijan sumas aseguradas o
valores que juegan como límite de la cobertura. En estos casos, el asegurado
cargará con la cuantía fijada en la franquicia o descubierto obligatorio y la
aseguradora solamente abonará la parte que supere a la franquicia. Y en cuanto a la
suma asegurada, la misma se constituye en límite máximo o tope a cargo de la
compañía de seguros.
2°) Entregar la póliza de seguro: Como el contrato se perfecciona sin necesidad que
se emita la póliza, aparece la obligación de entregarla en la etapa de cumplimiento
del contrato y no en su formación. Si el asegurador no entrega la póliza, no tiene
derecho a exigir el pago de la prima (ley 17418, art. 30).
3°) Dirigir el proceso judicial en el seguro de responsabilidad civil. En este tipo de
seguros aparece como acreedor un tercero a quien el asegurado le ha causado un
daño. Si de ello se deriva un proceso judicial, es obvio que a través del mismo se
determinará la indemnización que deberá enfrentar la compañía aseguradora y por
ello se la faculta a dirigir al asegurado en dicho proceso judicial.
4°) Efectuar las reservas y notificaciones, tomar las decisiones impuestas por el
contrato, etc.: Así por ejemplo, la ley establece que el asegurado no puede
12 Derecho Privado - Capítulo 16 - Los seguros
tomador es el único obligado con respecto a éste, que no puede ir con su reclamo en
contra de la compañía reaseguradora (ley 17418, art. 159).
14. Prescripción
La prescripción ha sido fijada en el plazo de un año (ley 17418, art. 58), el mismo
plazo por el cual tiene vigencia, en principio, el contrato (ley 17418, art. 17). El plazo
se computa desde que la obligación es exigible (véase al respecto lo señalado
respecto a la mora del asegurado y de la compañía de seguros).
15. Seguro de caución
Esta modalidad aparece como una combinación de los contratos de fianza y de
seguro, puesto que cumple una función de garantía, la cual es asumida por una
compañía de seguros.
En este contrato aparecen vinculadas necesariamente tres personas. La compañía
aseguradora asume el rol de garante; el deudor de la obligación principal el rol de
tomador del seguro y el asegurado es el acreedor de la obligación principal
garantizada.
El seguro de caución, como cualquier otro seguro, se instrumenta en una póliza y
cuenta con todas las herramientas de la técnica aseguradora, elemento que lo
distingue del contrato de fianza.
Esta clase de seguros no se encuentran regulados, como los demás, por la ley
17418, sino por la ley 20.091, que rige la actividad aseguradora, la que dispone que
las entidades aseguradoras podrán otorgar fianzas o garantizar obligaciones de
terceros cuando los planes que propongan “configuren económica y técnicamente
operaciones de seguro aprobadas” (ley 20.091, art. 7 inc. "b", ap. 2°). En esta
disposición quedan comprendidos los seguros de caución, además de las
reglamentaciones correspondientes dictadas por SSN.
La Superintendencia de Seguros de la Nación ha aprobado diferentes seguros de
caución, de acuerdo a la finalidad propia de garantía a la cual están destinados:
locación de obra pública o privada; locaciones de cosas; garantías aduaneras o
impositivas; ejercicio de una actividad o profesión; seguro de alquiler; contra
cautelas judiciales, etc..
El siniestro que debe cubrir la aseguradora consiste en el incumplimiento en que
eventualmente incurra el tomador (y deudor principal) de la obligación principal
garantizada. Frente al acaecimiento del "siniestro" (en este caso la falta de pago de
la obligación principal por parte del tomador del seguro), la obligación del asegurador
como garante es la pagar la deuda al asegurado, en la medida de la suma
asegurada. Si la deuda no fuera de pagar una suma de dinero, la aseguradora se
compromete a pagar la indemnización convenida, como sucede en la fianza.
Por las particularidades que presenta esta clase de seguro, la falta de pago de la
prima por parte del tomador no afecta la subsistencia del seguro de caución
contratado, ni las obligaciones de la aseguradora hacia el asegurado. Recordamos
que en los otros seguros, la falta de pago de la prima produce la suspensión de la
cobertura y aquí no.
Como toda garantía, se mantiene vigente hasta tanto el deudor haya sido liberado
de su responsabilidad, conforme al régimen aplicable a la obligación principal
garantizada. Por ello, en el seguro de caución, el contrato se formaliza por plazo
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Bibliografía
BULLO, Emilio H.: El derecho de seguros y de otros negocios vinculados, Abaco,
Buenos Aires, 1999.
FUSHIMI, Jorge F. (Director) y otros: Manual de Derecho Comercial y Contratos,
Asoc. Cooperadora Facultad de Ciencias Económicas, U.N.C., Córdoba, 2016.
HALPERIN, Isaac: Seguros. Depalma, Buenos Aires, 1975.
MEILIJ, Gustavo R.: Manual de seguros. Depalma, Buenos Aires, 1998.
PIEDECASAS, Miguel A.: Régimen legal del seguro. Ley 17418. Rubinzal-Culzoni,
Santa Fe - Buenos Aires, 1999.
STIGLITZ, Rubén S.: Derecho de Seguros. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1998.
Glosario
Contrato de seguro: Contrato por adhesión por el cual una de las partes, el
asegurador, se obliga, contra el pago o la promesa de pago del premio efectuado por
el asegurado, a pagar a éste o a un tercero la prestación convenida, subordinada a la
Derecho Privado - Capítulo 16 - Los seguros 19
eventual realización (siniestro) del riesgo, tal como ha sido determinado, durante la
duración material del contrato (Stiglitz). El art. 1 de la ley 17418 lo define así: “hay
contrato de seguro cuando el asegurador se obliga, mediante una prima o cotización,
a resarcir un daño o cumplir la prestación convenida si ocurre el evento previsto”, lo
cual tiene las ventajas de, no comprometer opinión acerca de la naturaleza del
contrato, y de comprender a todas las especies de seguro (Halperín).
Cotización (en el contrato de seguro): Ver “prima”.
Póliza: Es el instrumento probatorio por excelencia del contrato de seguro, aunque no
es el único, ya que el artículo 11 de la ley de seguros 17.418 autoriza a probarlo por
escrito o por otro medio si hay principio de prueba por escrito. Las cláusulas de la
póliza se suelen denominar “condiciones”.
Premio: Precio del seguro que incluye la prima y otros gastos. Importe total que debe
pagar el asegurado.
Prima: Es el precio del seguro. La remuneración del asegurador por las obligaciones
que asume. La ley de seguros 17418 en su artículo 1 habla de prima o cotización. La
diferencia es que la cotización no es una suma fija; siendo determinada por las
sociedades de seguros mutuos y es variable de acuerdo a los resultados de la
explotación.
Superintendencia de Seguros de la Nación: Entidad autárquica que dicta
reglamentaciones en materia de seguros, otorga autorización previa y efectúa el
control posterior de todas las compañías de seguros. La ley 20091 contiene el marco
legal de actuación de esta entidad.