La Encarnación para San Buenaventura.
La Encarnación para San Buenaventura.
La Encarnación para San Buenaventura.
Síntesis
Diego Leal
28 de septiembre de 2023
La Encarnación.
La encarnación como signo de salvación representa para los cristianos un tiempo
único en la Historia. El presente texto hace una síntesis de la obra de san buenaventura
intitulada EL Árbol de la Vida. En ella se rescatará el apartado El misterio del origen para
atestiguar que Jesús fue engendrado por el Padre, que Él preexistía en tiempos de la
creación, que fue enviado del cielo, nació de María, se acogió a las normas cultuales de su
pueblo y le dio cumplimiento a La ley como medio oportuno para redimir a los hombres. Se
concluirá que Cristo al encarnarse goza de doble naturaleza las cuales coexisten sin
contraponerse una a la otra.
En el pensamiento de San Buenaventura, es claro el origen de Jesús por ello
aconseja a los cristianos de creer en el origen divino de Jesús y cuidar de ponerlo en duda.
“(…) Sencillamente cree y sutilmente contempla cómo de aquella eterna luz, inmensa y
simplísima, fulgentísima y sumamente misteriosa, nace coeterno, coigual, y consubstancial
esplendor, El que es virtud y sabiduría del Padre en quien el Padre dispuso todas las cosas
desde la eternidad, por quien hizo también los siglos y todo lo gobierna y dirige a gloria
suya, parte por naturaleza y parte por gracia, parte por justicia y parte por misericordia, de
modo que no deja en el mundo cosa alguna sin orden.”1
Jesús nace del Padre y desde Él, comparte la misma dignidad pus es coeterno, coigual y
consustancial. De esta manera, deja de lado la posibilidad de poner en duda la procedencia
divina de Jesús.
El origen divino de Jesús cobra sentido bajo la promesa misericordiosa de Dios para
con los primeros hombres que habiendo desobedecido a su Creador tiene otra oportunidad
de redención.
“Ya en el principio de la creación de la naturaleza, colocados en el paraíso los primeros
padres y justamente arrojados después por divino decreto en pena de haber comido el fruto
1
(Buenaventura 1946) PP. 299 – 301.
vedado, la soberana misericordia no dilató el retraer al camino de la penitencia, al hombre
extraviado, dándole esperanza de perdón en la promesa de un Salvador futuro.” 2
La promesa del Salvador se fue extendiendo a través de la historia, lo anunciaron los
patriarcas, los profetas y los sacerdotes, pero su llegada se dio en el día en que el Hijo del
padre se encarnó en la Historia humana.
Bajo el consentimiento de María, crea el Padre al Hijo por medio del Espíritu, y es
en el vientre de este virgen donde el Verbo se encarna y acoge una doble naturaleza; la
Divina y la Humana.
“Cubrióla también con su sombra la virtud del Altísimo, para que pudiese soportar tan
grande ardor, y en un punto, por obra de aquella virtud, fue formado el cuerpo, creada el
alma, y entre ambos unidos a la Divinidad de la persona del Hijo, quedando así hecho Dios
y hombre, salva la propiedad de las dos naturalezas.”3
Jesús es entonces el Hijo de Dios que se encarna en la naturaleza humana para dar
cumplimiento a la promesa salvadora de Dios.
El nacimiento de Jesús, trae alegría en el cielo y en la tierra pues Dios se ha hecho
humano y como dirá Atanasio, vino para enseñares a los hombres a vivir como Dios.
“Entonces “Alboreó para nosotros el día de la redención nueva, de la reparación antigua, de
la felicidad eterna; entonces destilaron miel los cielos por todo el mundo.”” 4 Esta alegría es
plena pues como acontecimiento único en la historia humana, Dios se revela en carne de
hombre y con su venida redime la condición del hombre y le devuelve la gracia que como
creación de Dios le pertenece.
Pero no bastándole con venir al mundo en carne humana vivió como los hombres de
entonces, selló su pacto con Dios por medio de la circuncisión.
“Por eso recibió el sello de la circuncisión, así como en su venida, apareció en carne
semejante a la del pecado, a fin de triunfar del pecado con el mismo pecado, y hacerse
nuestra salud y justicia sempiterna, comenzando de la humildad, raíz y guarda de todas las
virtudes.”5
2
(Buenaventura 1946) P. 301.
3
(Buenaventura 1946) p. 301.
4
(Buenaventura 1946) P.303.
5
(Buenaventura 1946) PP. 303 – 305.
El Hijo de Dios es la humildad en sí misma y desde esa virtud, convive con aquellos que le
rodean cumpliendo las leyes cultuales de purificación que su pueblo exigía como condición
de fidelidad a Dios.
Dios hecho carne cumple la Ley donada por Dios, pero la lleva a cumplimiento
total, pero ésta vivencia tiene un único objetivo, el mismo por el cual se ha encarnado,
desea redimir a los hombres del flagelo de la misma Ley.
“No se contentó el maestro de la humildad perfecta, igual en todo al Padre, con sujetarse a
la humildísima virgen; mas también se sometió a la Ley para redimir a los que estaban
debajo de la Ley y sacarlos de la servidumbre de la corrupción a la libertad gloriosa de los
hijos de Dios.”6
Cristo tiene carne humana y como humano vive en todo como los hombres, busca por
medio de su vivencia que el ser acepte la misericordia divina que tiene cumplimiento en Él.
Así, San Buenaventura, por medio de éste apartado en el libro el Árbol de la vida,
demostrar la humanidad del Hijo de Dios. El cual se encarnó en la humanidad, conservó sus
dos naturalezas, pero además vivió como humano para de esta manera redimir a la
humanidad. San Buenaventura en este libro, está remetiendo contra aquellos que no acogen
la humanidad de Jesús y que solo creen en la Divinidad de su naturaleza. Es entonces por
medio de la Encarnación que el Hijo de Dios se hace humano, vive como humano y redime
a los humanos. De otra manera, la promesa salvadora no tendría cumplimiento. Con ello,
Dios una vez más demuestra su fidelidad para con su pueblo.
Bibliografía
Buenaventura, San. «El Arbol de la Vida.» En Obras de San Buenaventura, Tomo Segundo., de
Autores Cristianos, 299 - 315. Madrid : Biblioteca de Autores Cristianos, 1946.
6
(Buenaventura 1946) P. 305.