Anorexia: Dulce Liliana Lugo Pérez Grado: Grupo: Esc. Sec. Dolores Herrera Vda. de Richard

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ANOREXIA

DULCE LILIANA LUGO PÉREZ


GRADO: 1° GRUPO: F
ESC. SEC. DOLORES HERRERA VDA. DE RICHARD
INTRODUCCIÓN

Los trastornos de la conducta alimentaria comportan una alteración en


la alimentación o en el comportamiento relacionado con la
alimentación y por lo general consisten en cambios en lo que come o
en la cantidad que come la persona.

Medidas que toma la persona afectada para evitar la absorción de los


alimentos (por ejemplo, forzando el vómito o tomando un laxante)
Para que una conducta alimentaria inusual se considere un trastorno,
el comportamiento debe prolongarse durante un período de tiempo y
causar un daño significativo a la salud y/o la capacidad física de la
persona para funcionar con normalidad en la escuela o en el trabajo,
así como afectar negativamente a las interacciones de la persona que
la padece con las demás personas.

La anorexia nerviosa es una enfermedad de creciente preocupación a


nivel mundial, afecta cada día a más jóvenes y es uno de los
trastornos del comportamiento alimentario de mayor prevalencia.

La Organización Mundial de la Salud define la anorexia nerviosa como


“un trastorno caracterizado por la presencia de una pérdida deliberada
de peso, inducida o mantenida por el mismo enfermo”. Este estudio
determino la prevalencia de la anorexia nerviosa en los y las
adolescentes de los 69 colegios de Cuenca, así como la prevalencia
según edad, sexo, tipo de institución y la existencia o no de una
relación significativa con la emigración, por lo cual se realizó un
estudio cuantitativo-descriptivo de corte transversal o prevalencia;
utilizando el programa de EpiInfo versión 6 con el cual del universo de
43.727 adolescentes de los colegios urbanos de la ciudad de Cuenca;
se determinó el número de adolescentes que participaron por
randomización en el estudio, siendo estos 740. Para el cálculo hemos
empleado el 2% en el parámetro frecuencia esperada, un peor
aceptable del 3%; además se utilizó el nivel de confianza del 95% y se
adicionó el 10% de posibles pérdidas, lo cual significa que la muestra
es de 814 adolescentes. El trabajo está dividido en siete capítulos que
abarcan desde el contenido teórico, la determinación de los objetivos,
operacionalización de las variables, resultados y conclusiones.

La palabra anorexia era utilizada por los médicos como sinónimo de


falta de apetito, inapetencia y ciertos trastornos del estómago.
Richard Morton fue el primero que hizo una descripción del cuadro de
anorexia. Describió a una paciente de 18 años que presentaba los
síntomas propios de la anorexia nerviosa: adelgazamiento, dedicación
obsesiva al estudio, pérdida de apetito… Morton se refiere siempre a
la enfermedad como un trastorno nervioso.

El trastorno suele iniciarse entre los 14 y 18 años de edad, pero en los


últimos tiempos está descendiendo la edad del inicio.
El paciente anoréxico experimenta un intenso miedo al aumento de
peso a pesar de que éste disminuye cada vez más y de una manera
alarmante. Se produce una distorsión de la imagen corporal, lo que
obliga a mantener la dieta.
En México, cada año se registran cerca de 20 mil casos de anorexia y
bulimia, siendo la población de entre 15 y 19 años de edad la más
afectada.

La anorexia, es un trastorno de conducta alimentaria que causa que


las personas pierdan más peso de lo que se considera saludable para
su edad y estatura.

Se caracteriza por:
Temor a aumentar de peso y por una percepción distorsionada y
delirante del propio cuerpo que hace que el enfermo se vea gordo, aun
cuando su complexión se encuentra por debajo de lo recomendado.
Comienzan con una disminución progresiva del peso mediante ayunos
y la reducción de la ingesta de alimentos, lo que trae como
consecuencia alteraciones en el organismo como es desnutrición,
anemia y pérdida de la calcificación de los huesos, la cual de no ser
atendida puede llevar a la muerte.

Factores:
Depresión y la ansiedad.
Es fundamental que desde la niñez se regulen los horarios de
alimentación. Al día se debe consumir entre cinco y seis alimentos, es
decir, las tres comidas fuertes, más tres o cuatro colaciones y evitar
lapsos prolongados sin la ingesta de alimentos, esto ayudará a que los
menores tengan hábitos adecuados de alimentación.
JUSTIFICACIÓN

Debido a que, en gran parte de nuestra sociedad principalmente en los


jóvenes, han incrementado de una manera exorbitante los índices de
los trastornos alimenticitos, es necesario que revisemos el
conocimiento que tienen los alumnos de estos problemas para poder
tomar una postura de prevención; intentar disminuir la gran cantidad
de personas que caen en estos padecimientos o crear una cultura que
se enfoque principalmente en la prevención de los trastornos
alimenticios, pero no en su curación.

Uno de los aspectos por lo que es necesaria esta investigación es que


en la actualidad la tendencia hacia el perfeccionismo, la baja
autoestima, el vivir de acuerdo a lo que las personas esperan de uno,
etc. puede hacer que se dé un gran valor de importancia al aspecto
tísico y que se busque el cuerpo perfecto de acuerdo a lo que imponga
la sociedad con el único motivo de demostrar a las personas de lo que
eres posible de hacer. Aparte se unirán a estas características
individuales síntomas como el temor a ganar peso, la distorsión de su
imagen corporal y una negativa a perder su figura que irá acompañada
de una alteración en el estado del ánimo de estas personas.

Esto lo podemos ver representado en estadísticas ya que en México


más de cuatro millones de personas padecen especialmente bulimia o
anorexia, de acuerdo a cifras de la Fundación Ellen West, un centro
para el tratamiento de trastornos de la conducta alimentaria.
Si nos enfocamos más en los adolescentes y los jóvenes s e podrá ver
que el trastorno que tiene una mayor incidencia es la anorexia ya que
es la tercera enfermedad más frecuente tras el asma y la obesidad. Lo
preocupante de estas enfermedades es que son trastornos mentales
que pueden llegar a tener consecuencias tan severas como la muerte,
por lo tanto, en nuestro concepto la transmisión ira transmitiéndose
cada vez a generaciones de temprana edad, por lo que es necesario
conocer acerca de estos trastornos para evitarlo.

Como los principales beneficios de esta investigación están los de


difundir el tema de trastornos alimenticios para evitarlos, se generarán
una ambición en los alumnos por saber más del trastorno en el cual
poseían una menor cantidad de información y al poseer la información
se evitará en un gran porcentaje que sufran de estos trastornos.

La alarma social que en los últimos años han despertado los


trastornos alimentarios descubre su justificación por el incremento
progresivo y cada vez en edades más tempranas en jóvenes y
adolescentes. Buscar la descripción a dichos hechos no es simple, sin
embargo, sin lugar a dudas los componentes culturales y sociales
poseen parte de responsabilidad en que este aumento se genere. Está
demostrado que nuestra "imagen corporal" está involucrada en este
trastorno, lo cual supone que la insatisfacción y la distorsión de la
imagen del propio cuerpo humano son parcialmente causantes de los
trastornos alimentarios.
En un mundo en el que todavía muchas personas padecen hambre, es
realmente paradójico y difícil de comprender la existencia de la
anorexia nerviosa, trastorno de la alimentación en el que personas con
abundancia de alimentos rehúsan comer llegando en muchos casos a
la muerte.

Esta enfermedad de consecuencias muy graves está cada vez más


extendida y puede considerarse, junto con la obesidad, uno de los
principales trastornos de la conducta alimentaria en los países
desarrollados. A pesar de los estudios realizados, son aún muchos los
aspectos desconocidos y un hecho está claro: no hemos sido capaces
de detener su avance.

De ahí que el problema de la anorexia nerviosa venga preocupan- do


desde hace tiempo a la Fundación Española de la Nutrición (FEN). En
1990 organizó en Madrid un seminario titulado «Anorexia nerviosa:
¿una epidemia actual?», durante el cual un grupo de nutriólogos y
psiquiatras planteamos problemas y pretendimos aportar soluciones a
esta alteración tan compleja.

Todos coincidimos en poner de relieve la gravedad del problema y su


incremento progresivo. Desde entonces y hasta ahora hemos seguido
trabajando en este apasionante campo.

En la presentación de aquél seminario se pusieron de manifiesto


diversas consideraciones que siguen estando vigentes. Quizás el
aspecto más sorprendente para un nutriólogo que trata de profundizar
en la anorexia nerviosa es que, a pesar de las bajas ingestas, no se
observan, en general, situaciones claras de desnutrición para diversos
nutrientes con valores muy satisfactorios para otros como, por
ejemplo, ß-caroteno.

Esta es una de las muchas características que marcan las diferencias


entre la desnutrición provocada por el ayuno y la observada en la
anorexia nerviosa. Por otro lado, lo que sabemos de esta enfermedad
confirma la idea de que el adelgazamiento no es un fenómeno inverso
y paralelo al de la obesidad.

Estos dos puntos no son más que un ejemplo de lo poco que se sabe
de esta moderna patología que en este momento se está abordan- do
desde muy diferentes frentes: psiquiátrico, nutricional, bioquímico, etc.
La complejidad del problema se pone de relieve al tratar de contestar a
esta pregunta clave: supuesta la etiología mental de la anorexia
nerviosa, ¿cuál sería la señal del cambio o alteración de la conducta
alimentaria?

Por todo lo anterior, no es extraño que, en la actualidad, y a nivel


general, exista un gran desconocimiento respecto a las causas y con-
secuencias nutricionales de la anorexia nerviosa.

Ante esta falta de in- formación científica y la gran incidencia del


trastorno en nuestro país, la FEN quiere, a través de este primer
informe, dar a conocer algunos de los estudios realizados pues una
manera de prevenir su aparición es informando sobre su existencia: no
podemos olvidar que muchas veces el primer problema que aparece
en torno a la anorexia nerviosa es el de descubrirla.

Hemos incluido en este informe, junto a los aspectos nutricionales e


inmunológicos de la anorexia, algunos psiquiátricos ya que estamos
ante una enfermedad compleja, en la que es difícil deslindar la parte
somática y la mental y en la que es necesaria la ayuda de todos los
profesionales para intentar contenerla.
PROBLEMÁTICA

Es un trastorno de la ingesta de alimentos que se caracteriza por el


peso del cuerpo anormalmente bajo, el miedo profundo a incrementar
de peso y la percepción distorsionada del peso. Para los individuos
con anorexia, es primordial mantener el control de su peso y su figura
del cuerpo, y realizan toda clase de sacrificios que acostumbran
interferir en su historia de manera significativa. Para evadir
incrementar de peso o para continuar adelgazando, los individuos
anoréxicos acostumbran restringir bastante la proporción de comida
que consumen.

Para el control del consumo de calorías, tienen la posibilidad de


vomitar luego de ingerir o utilizar de modo indebido laxantes,
suplementos dietéticos, diuréticos o enemas. Además, para intentar
descargar de peso, tienen la posibilidad de ejercitarse en exceso. No
importa cuánto baje de peso, el individuo continúa sintiendo miedo a
incrementar de peso. Realmente, la anorexia no hablamos de la
comida. Es una forma radicalmente poco sana y, a veces, tnortal de
intentar encarar los inconvenientes emocionales.
MARCO TEÓRICO

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), entre los que figuran


la anorexia y la bulimia nerviosas, son trastornos psicológicos que
comportan anomalías graves en el comportamiento de la ingesta
nutricional.

Los síntomas externos son una alteración de la conducta alimentaria,


aunque el origen se explicaría por una alteración psicológica
(insatisfacción personal elevada, miedo a crecer, autoexigencia, ideas
distorsionadas sobre el peso...).

El culto al cuerpo y el canon estético de la delgadez casi esquelética,


imposible para casi todas las personas puesto que la osamenta no
puede reducirse, obliga a inhumanos sacrificios. Para muchas
adolescentes no existe autoestima sin delgadez; el adelgazar se ha
convertido en símbolo del éxito y el engordar significa fracaso.

Llamativo y digno de análisis es también el incremento del número de


chicos que sufren este tipo de conductas alimenticias, aunque aún
más llamativa y preocupante es, si cabe, la edad a la que tanto chicas
como chicos empiezan a sufrir este tipo de trastornos, que en muchos
casos comienzan en la niñez.

Por tanto, no es de extrañar que, en la adolescencia, una época de


mayor sensibilidad y necesidad de ser aceptado por el grupo y de
agradar al entorno de iguales, sobre todo chicas estén
permanentemente a dieta. Y es aún más probable que suceda así si
los padres y madres, además de otras figuras de referencia, no les
apoyan en esta etapa de cambios a entender y apreciar el desarrollo
normal de su cuerpo, fortaleciendo su autoestima e inculcando otros
valores personales en ellos que tal vez no se vean reflejados en un
espejo, pero que engrandecen y enriquecen a las personas.

Historia de la Anorexia Nerviosa

En la actualidad se está hablando mucho de los trastornos de la


conducta alimentaria, quizá debido a la excesiva importancia que
damos a la imagen, el culto al cuerpo, la influencia de la moda y que
hoy en día el canon de belleza femenina es la delgadez (algo por otra
parte totalmente injustificado), y de alguna manera todo esto parece
explicar este incremento.

Podemos encontrar en la historia casos semejantes a la anorexia


nerviosa (AN), sobre todo en mujeres religiosas que ayunaban con
frecuencia entre los siglos XIII-XV.

Es lo que se denomina Época de Anorexia “Santa” (Holly Anorexia).


Hay una segunda época en que el término va evolucionando y se
habla de Consunción Nerviosa, siendo Richard Morton quien introdujo
este término en 1689. En un tercer período se habla de Anorexia
Histérica (S.XVIII y S.XIX) y en el S.XIX, Lasegue y Gull describen por
primera vez la AN.
La anorexia nerviosa es un trastorno alimentario y psicológico a la vez.
Esta condición va más allá del control del peso: el enfermo inicia un
régimen alimenticio para perder peso hasta que esto se convierte en
un símbolo de poder y control. De esta forma, el individuo llega al
borde de la inanición con el objetivo de sentir dominio sobre su propio
cuerpo. Esta obsesión es similar a una adicción a cualquier tipo de
droga o sustancia.

La anorexia nerviosa, a menudo simplemente denominada «anorexia»,


es un trastorno de la alimentación que se caracteriza por el peso
corporal anormalmente bajo, el temor intenso a aumentar de peso y la
percepción distorsionada del peso. Para las personas con anorexia, es
muy importante controlar su peso y su figura corporal, y hacen todo
tipo de sacrificios que suelen interferir en su vida de forma
significativa.

Para evitar aumentar de peso o para seguir adelgazando, las personas


anoréxicas suelen restringir demasiado la cantidad de comida que
consumen. Para controlar el consumo de calorías, pueden vomitar
después de comer o usar de modo indebido laxantes, suplementos
dietéticos, diuréticos o enemas. Además, para intentar bajar de peso,
pueden ejercitarse en exceso. No importa cuánto baje de peso, la
persona continúa sintiendo temor a aumentar de peso.

En realidad, la anorexia no se trata de la comida. Es una manera


extremadamente poco saludable y, en ocasiones, mortal de intentar
afrontar los problemas emocionales. Cuando tienes anorexia, lo que
haces con frecuencia es equiparar la delgadez con la autoestima.

La anorexia, al igual que otros trastornos de la alimentación, puede


tomar el control de tu vida y volverse muy difícil de sobrellevar. Pero
con tratamiento, puedes lograr una mejor percepción de quién eres,
volver a tener hábitos de alimentación más saludables y revertir
algunas de las complicaciones graves que causa la anorexia.

Entre la población adolescente y especialmente la femenina de las


sociedades desarrolladas, la restricción en el consumo de alimentos
por motivos puramente estéticos ha dado lugar a la aparición de
ciertos trastornos alimentarios cuya incidencia está aumentando
vertiginosamente, especialmente en el caso de la anorexia nerviosa
(AN), que ha llegado a convertirse en una verdadera «epidemia».

Por ello, se ha hecho necesario profundizar en todos aquellos


aspectos relacionados con un tema tan paradójico y lleno de
interrogantes: ¿Qué es la anorexia nerviosa?, ¿Qué hace que
personas jóvenes, normalmente mujeres adolescentes, limiten
drásticamente su ingesta de alimentos en un proceso que las conduce,
si no se detiene, inexorablemente a la muerte?, ¿Qué es lo que induce
a tal limitación?, ¿Qué se pretende?,

¿Cuál es y dónde está esa gordura que tanto odian y aborrecen y que
intentan eliminar con dietas tan drásticas?, ¿Por qué al pánico a
engordar se une un sentimiento de culpa cuando se ha caído en la
tentación de comer?, ¿Es una enfermedad de la conducta?, ¿Es una
manifestación de protesta?, y si es así, ¿De qué se protesta?, ¿Qué
hace que esta enfermedad sea cada vez más frecuente?

La Anorexia nerviosa puede ser considerada como la última fase de un


continuo cambio que discurre desde un adelgazamiento consciente
por razones estéticas, pasando por una etapa de fijación neurótica al
peso y a la in- gestión de alimentos, hasta una situación caracterizada
por una conducta alimentaria incontrolable y una evidente distorsión
perceptiva de la imagen corporal

La anorexia es una condición psicológica caracterizada por el deseo


de mantener el peso corporal más bajo posible. Es un trastorno de
salud mental asociado con bajo peso corporal, miedo a aumentar de
peso, control sobre la dieta y el ejercicio. Las personas con anorexia
otorgan gran importancia al control de su peso y estado físico, hasta el
punto de interferir con la vida diaria.

La anorexia afecta a niñas y mujeres con mayor frecuencia, aunque


recientemente también se está volviendo más común entre niños y
hombres. Esta condición aumenta el riesgo de mortalidad en aquellos
que la padecen, debido a las complicaciones asociadas con la
condición de suicidio, ingesta de laxantes y ayudas dietéticas y
vómitos después de consumir alimentos. Algunas personas comen
compulsivamente y luego expulsan lo que se consume (vómitos), de la
misma manera que los que sufren de bulimia nerviosa.

El pronóstico de la anorexia depende de la rapidez con que se haya


diagnosticado la patología y de la voluntad real de curación del
paciente. Gracias a la asistencia del psicólogo, sin embargo, es
posible resolver completamente la enfermedad con éxito. El tiempo
variará de un caso a otro.

La anorexia se diagnostica primero con un control del índice de masa


corporal, seguido de un control de la piel, el cabello y la salud de los
riñones y el corazón. Además, se comprobará el estado de la ingesta
de nutrientes.

Según Llewellyn-Jones y Abraham (1984) considerar una pérdida de


peso de al menos un 15% del peso corporal original como un criterio
de diagnóstico puede conducir a errores, ya que una persona obesa
perdiendo esa proporción de peso no tiene por qué padecer AN, de
ahí que estos autores consideren el peso relativo —índice de Quetelet
[pe- so (kg)/talla2 (m)]— como una medida más apropiada y así,
determinan que un índice de Quetelet menor de 15, en ausencia de
cualquier desorden físico o psíquico, puede sugerir la existencia de
AN.

Casper (1986) establece que cualquier otra enfermedad relacionada


con una repulsa hacia los alimentos y/o pérdida de peso debe ser
diferenciada de la AN. Por ejemplo, en determinadas enfermedades
orgánicas, de- presión, histerias y esquizofrenias puede producirse
una pérdida de apetito y una aversión hacia los alimentos. Sin
embargo, el miedo a ganar peso y el placer por perderlo son
características de esta alteración.
Los pacientes con AN se dividen, clásicamente, en dos tipos: aquellos
que pierden peso mediante una restricción severa de su ingesta
(anoréxicos restrictivos) y aquellos en los que los intentos por controlar
o limitar su ingesta se ven interrumpidos por episodios de ingestas
compulsivas y, a menudo, recurren al vómito así como al uso de
laxantes, diuréticos y/u otros fármacos para conseguir su propósito
permanentemente a dieta. Y es aún más probable que suceda así si
los padres y madres, además de otras figuras de referencia, no les
apoyan en esta etapa de cambios a entender y apreciar el desarrollo
normal de su cuerpo, fortaleciendo su autoestima e inculcando otros
valores personales en ellos que tal vez no se vean reflejados en un
espejo, pero que engrandecen y enriquecen a las personas.

Historia de la Anorexia Nerviosa

En la actualidad se está hablando mucho de los trastornos de la


conducta alimentaria, quizá debido a la excesiva importancia que
damos a la imagen, el culto al cuerpo, la influencia de la moda y que
hoy en día el canon de belleza femenina es la delgadez (algo por otra
parte totalmente injustificado), y de alguna manera todo esto parece
explicar este incremento.

Podemos encontrar en la historia casos semejantes a la anorexia


nerviosa (AN), sobre todo en mujeres religiosas que ayunaban con
frecuencia entre los siglos XIII-XV.
Es lo que se denomina Época de Anorexia “Santa” (Holly Anorexia).
Hay una segunda época en que el término va evolucionando y se
habla de Consunción Nerviosa, siendo Richard Morton quien introdujo
este término en 1689. En un tercer período se habla de Anorexia
Histérica (S.XVIII y S.XIX) y en el S.XIX, Lasegue y Gull describen por
primera vez la AN.
La anorexia nerviosa es un trastorno alimentario y psicológico a la vez.
Esta condición va más allá del control del peso: el enfermo inicia un
régimen alimenticio para perder peso hasta que esto se convierte en
un símbolo de poder y control. De esta forma, el individuo llega al
borde de la inanición con el objetivo de sentir dominio sobre su propio
cuerpo. Esta obsesión es similar a una adicción a cualquier tipo de
droga o sustancia.

La anorexia nerviosa, a menudo simplemente denominada «anorexia»,


es un trastorno de la alimentación que se caracteriza por el peso
corporal anormalmente bajo, el temor intenso a aumentar de peso y la
percepción distorsionada del peso. Para las personas con anorexia, es
muy importante controlar su peso y su figura corporal, y hacen todo
tipo de sacrificios que suelen interferir en su vida de forma
significativa.

Para evitar aumentar de peso o para seguir adelgazando, las personas


anoréxicas suelen restringir demasiado la cantidad de comida que
consumen. Para controlar el consumo de calorías, pueden vomitar
después de comer o usar de modo indebido laxantes, suplementos
dietéticos, diuréticos o enemas. Además, para intentar bajar de peso,
pueden ejercitarse en exceso. No importa cuánto baje de peso, la
persona continúa sintiendo temor a aumentar de peso.

En realidad, la anorexia no se trata de la comida. Es una manera


extremadamente poco saludable y, en ocasiones, mortal de intentar
afrontar los problemas emocionales. Cuando tienes anorexia, lo que
haces con frecuencia es equiparar la delgadez con la autoestima.

La anorexia, al igual que otros trastornos de la alimentación, puede


tomar el control de tu vida y volverse muy difícil de sobrellevar. Pero
con tratamiento, puedes lograr una mejor percepción de quién eres,
volver a tener hábitos de alimentación más saludables y revertir
algunas de las complicaciones graves que causa la anorexia.

Entre la población adolescente y especialmente la femenina de las


sociedades desarrolladas, la restricción en el consumo de alimentos
por motivos puramente estéticos ha dado lugar a la aparición de
ciertos trastornos alimentarios cuya incidencia está aumentando
vertiginosamente, especialmente en el caso de la anorexia nerviosa
(AN), que ha llegado a convertirse en una verdadera «epidemia».

Por ello, se ha hecho necesario profundizar en todos aquellos


aspectos relacionados con un tema tan paradójico y lleno de
interrogantes: ¿Qué es la anorexia nerviosa?, ¿Qué hace que
personas jóvenes, normalmente mujeres adolescentes, limiten
drásticamente su ingesta de alimentos en un proceso que las conduce,
si no se detiene, inexorablemente a la muerte?, ¿Qué es lo que induce
a tal limitación?, ¿Qué se pretende?,
¿Cuál es y dónde está esa gordura que tanto odian y aborrecen y que
intentan eliminar con dietas tan drásticas?, ¿Por qué al pánico a
engordar se une un sentimiento de culpa cuando se ha caído en la
tentación de comer?, ¿Es una enfermedad de la conducta?, ¿Es una
manifestación de protesta?, y si es así, ¿De qué se protesta?, ¿Qué
hace que esta enfermedad sea cada vez más frecuente?

La Anorexia nerviosa puede ser considerada como la última fase de un


continuo cambio que discurre desde un adelgazamiento consciente
por razones estéticas, pasando por una etapa de fijación neurótica al
peso y a la in- gestión de alimentos, hasta una situación caracterizada
por una conducta alimentaria incontrolable y una evidente distorsión
perceptiva de la imagen corporal

La anorexia es una condición psicológica caracterizada por el deseo


de mantener el peso corporal más bajo posible. Es un trastorno de
salud mental asociado con bajo peso corporal, miedo a aumentar de
peso, control sobre la dieta y el ejercicio. Las personas con anorexia
otorgan gran importancia al control de su peso y estado físico, hasta el
punto de interferir con la vida diaria.

La anorexia afecta a niñas y mujeres con mayor frecuencia, aunque


recientemente también se está volviendo más común entre niños y
hombres. Esta condición aumenta el riesgo de mortalidad en aquellos
que la padecen, debido a las complicaciones asociadas con la
condición de suicidio, ingesta de laxantes y ayudas dietéticas y
vómitos después de consumir alimentos. Algunas personas comen
compulsivamente y luego expulsan lo que se consume (vómitos), de la
misma manera que los que sufren de bulimia nerviosa.

El pronóstico de la anorexia depende de la rapidez con que se haya


diagnosticado la patología y de la voluntad real de curación del
paciente. Gracias a la asistencia del psicólogo, sin embargo, es
posible resolver completamente la enfermedad con éxito. El tiempo
variará de un caso a otro.

La anorexia se diagnostica primero con un control del índice de masa


corporal, seguido de un control de la piel, el cabello y la salud de los
riñones y el corazón. Además, se comprobará el estado de la ingesta
de nutrientes.

Según Llewellyn-Jones y Abraham (1984) considerar una pérdida de


peso de al menos un 15% del peso corporal original como un criterio
de diagnóstico puede conducir a errores, ya que una persona obesa
perdiendo esa proporción de peso no tiene por qué padecer AN, de
ahí que estos autores consideren el peso relativo —índice de Quetelet
[pe- so (kg)/talla2 (m)]— como una medida más apropiada y así,
determinan que un índice de Quetelet menor de 15, en ausencia de
cualquier desorden físico o psíquico, puede sugerir la existencia de
AN.

Casper (1986) establece que cualquier otra enfermedad relacionada


con una repulsa hacia los alimentos y/o pérdida de peso debe ser
diferenciada de la AN. Por ejemplo, en determinadas enfermedades
orgánicas, de- presión, histerias y esquizofrenias puede producirse
una pérdida de apetito y una aversión hacia los alimentos. Sin
embargo, el miedo a ganar peso y el placer por perderlo son
características de esta alteración.

Los pacientes con AN se dividen, clásicamente, en dos tipos: aquellos


que pierden peso mediante una restricción severa de su ingesta
(anoréxicos restrictivos) y aquellos en los que los intentos por controlar
o limitar su ingesta se ven interrumpidos por episodios de ingestas
compulsivas y, a menudo, recurren al vómito así como al uso de
laxantes, diuréticos y/u otros fármacos para conseguir su propósito
(anoréxicos bulímicos). Este último grupo es denominado por algunos
autores como bulimaréxicos o pacientes con bulimia nerviosa
(Commerci y Williams, 1985).

Aunque no está clara su etiología, la AN es un estado en el cual


convergen una serie de componentes fundamentales de modo cíclico
(Gráfica 1): Una alteración psíquica, que suele ser el inicio y que se
concreta fundamentalmente en una distorsión perceptiva de la ima-
gen corporal y fobia al peso, que lleva a una drástica disminución de la
ingesta y a un aumento en la actividad física (Toro y Vilardell, 1987).

Esto a su vez, va a producir una serie de cambios físicos y fisiológicos


(especialmente una gran pérdida de peso) y unos cambios endocrinos
y metabólicos entre los que destaca: pérdida de los ciclos menstruales
(amenorrea), disminución del metabolismo basal, hipotermia e hipo-
tensión entre otros (Herpetz-Dahlmann y RemSchmidt, 1988).
Estos cambios pueden producir una alteración en los niveles de
neurotransmisores cerebrales que a su vez podría ser el origen de los
trastornos psíquicos, todo ello, dentro de un entorno marcado por el
valor que en las sociedades occidentales actuales tiene la delgadez.
Todos estos componentes se centran en una situación de
malnutrición, que bien podría ser el origen o el final del proceso.

Muchas actitudes y comportamientos relacionados con la alimentación


de los pacientes con AN pueden parecer paradójicas. Por un lado,
restringen su ingesta lo que contrasta con la gran preocupación e
interés por el alimento y la comida: muchos coleccionan y leen
asiduamente libros sobre nutrición y gastronomía; les gusta y disfrutan
preparando comidas para otras personas, aunque ellos siempre
encuentran alguna disculpa para no consumirlas; muchos estudian o
trabajan en profesiones relacionadas con los alimentos (cocineros,
dietistas, camareros, etc.) (Garfinkel y col., 1988).

Sin embargo, a pesar de estos amplios conocimientos sobre dietas y


su contenido calórico, son incapaces de aplicarlos para realizar una
alimentación correcta y razonable. «Piensan en calorías» pero con la
única finalidad de limitar su ingesta.

Por otro lado, se ha observado que son muy ritualistas en las comidas:
rehúsan comer en compañía, son muy precisos en colocar los
alimentos en los platos, siempre sirven los alimentos en el mismo
orden, cortan la comida en porciones muy pequeñas y mastican muy
lentamente por lo que habitualmente tardan mucho tiempo en comer,
utillizan especias y condimentos raros y si dejan alimentos en el plato,
suelen esconderlos bajo los cubiertos (Garfinkel y col., 1988).

Muchos enfermos restringen la ingesta de líquidos, algunos porque


creen que el agua engorda y otros porque les produce una sensación
de plenitud intolerable. En otros casos, por el contrario, beben gran-
des cantidades de agua como método para intentar calmar la
sensación de hambre.

El consumo de alimentos es muy heterogéneo aunque, en general,


existe una ingesta elevada de frutas, lácteos y verduras y minoritaria
de grasas, leguminosas y azúcar. El consumo está condicionado por la
enfermedad y, por tanto, otros factores como sexo, edad, publicidad,
etc., que intervienen notablemente en la elección de alimentos en
poblaciones sanas, no influyen en el consumo. En muchas ocasiones,
la hospitalización y la consecuente dieta impuesta va a condicionar el
tipo de alimentos, no mostrando las verdaderas tendencias de
consumo.

CARACTERÍSTICAS Y EVOLUCIÓN

Las características esenciales de este trastorno son la distorsión de la


imagen corporal, que impide al afectado reconocer el progreso de la
delgadez y le aporta un sentimiento general de ineficacia personal. Al
principio es sólo una cuestión de grados lo que diferencia al paciente
anoréxico de los individuos sanos: ante un fracaso o siguiendo el
consejo de una amiga o un amigo surge el deseo de perder peso.
Se ponen a dieta y se convierten en grandes expertos en el mundo de
la dietética, siguiendo unas consignas mucho más duras y rígidas que
las de sus amigos. Cuando los demás han dejado de hacer dieta, la
persona con anorexia continúa. Le encanta que los demás le digan lo
delgada que está y se autoanima constantemente a seguir perdiendo
peso.

Comienza a desarrollar hábitos alimentarios particulares y rígidos:


sólo come determinados alimentos en determinadas cantidades, parte
la comida en pequeños trozos y la separa... Aunque tenga hambre es
tal el miedo a dejarse llevar que siente la necesidad de mitigar sus
efectos y evitar el aumento de peso bebiendo mucha agua, utilizando
laxantes, vomitando sistemáticamente o realizando una actividad física
exagerada.

Todas estas conductas anómalas se acentúan a medida que progresa


la enfermedad, en paralelo a las complicaciones físicas: la inanición
vuelve al organismo mucho más vulnerable a infecciones, problemas
gastrointestinales o hipotermia. Se pierde la menstruación, el pelo se
cae, la piel se seca y pierde color. A nivel psicológico aparecen
síntomas de depresión, cambios de carácter y distorsión en la imagen
corporal que suele ir acompañada de una negación del problema.

Los afectados siguen viéndose gordos a pesar de estar escuálidos o


siguen expresando una gran insatisfacción con su cuerpo y su imagen.
Su cuerpo se ha convertido en la definición de su valía como personas
y a pesar del estricto control que ejercen sobre él, siguen sin gustarse.
Las causas de la anorexia nerviosa son múltiples y difíciles de valorar,
pero todas ellas, tanto las individuales como las familiares, sociales y
culturales, deben tenerse en cuenta.

Algunos expertos creen que esta enfermedad se origina en las altas


demandas de la familia y la sociedad: el ciclo destructivo comienza
con la presión que el individuo siente por ser delgado y atractivo. El
problema se centra, entonces, en una baja autoestima.

En cierto tipo de familias disfuncionales, los miembros se vuelven tan


interdependientes que no pueden alcanzar su identidad como seres
individuales. Parte de esta disfunción se traduce en un miedo a crecer
por parte de los niños, que comienzan a hacer dieta para evitar que
sus cuerpos se desarrollen.

A pesar de que las causas orgánicas aún no están identificadas, hay


indicios de que parte de la disfunción se origina en el hipotálamo,
donde se regulan los procesos metabólicos.

La anorexia nerviosa es un trastorno difícil de diagnosticar debido a


que el paciente esconde y niega su condición de enfermo. Rara vez el
individuo anoréxico buscará ayuda, pues la pérdida de peso en sí no
es vista como un problema. El diagnóstico actual se realiza solamente
cuando aparecen otras complicaciones médicas como la amenorrea o
problemas gástricos y se basa en cuatro criterios básicos:

 La negativa del individuo a mantener el peso del cuerpo cercano


a su ideal, según su estatura y edad.
 Miedo a engordar, aunque el peso sea inferior a lo normal.
 Autopercepción distorsionada: el individuo no reconoce la
pérdida de peso.
 Alta probabilidad de amenorrea en mujeres con menstruación.

Todos los enfoques de tratamiento se articulan en dos fases: la


primera pasa por recuperar el peso a través de una realimentación
controlada médicamente. La recuperación física trae consigo una
mejora en algunos aspectos psicológicos como la percepción de la
imagen corporal o la obsesión por el peso.

Una vez que el estado físico ha mejorado, el tratamiento se centra en


los pensamientos, sentimientos y conductas que resultan poco
adaptativos. Se trata de mejorar la autoestima y estimular nuevas
formas de expresar sentimientos y valorarse a sí mismo, reconciliando
a la persona con su cuerpo y sus necesidades. En casos extremos el
paciente deberá ser hospitalizado.

Síntomas

Los signos y síntomas físicos de la anorexia nerviosa están


relacionados con la inanición. Este trastorno también incluye
problemas emocionales y conductuales asociados con una percepción
irreal del peso corporal y con un temor muy intenso a aumentar de
peso o a engordar.

Puede ser difícil advertir los signos y síntomas debido a que la noción
de peso corporal bajo es diferente para cada persona, y es posible que
algunas no parezcan extremadamente delgadas. Además, las
personas con anorexia suelen esconder su delgadez, sus hábitos
alimentarios o sus problemas físicos.

Síntomas físicos

Los signos y síntomas físicos de la anorexia pueden ser los siguientes:

 Pérdida de peso excesiva, o no lograr el aumento de peso


previsto para el desarrollo

 Aspecto delgado

 Recuento de células sanguíneas anormal

 Fatiga

 Insomnio

 Mareos o desmayos

 Pigmentación azulada en los dedos de la mano

 Cabello fino o quebradizo, o pérdida de cabello

 Vello suave como pelusa que cubre el cuerpo

 Ausencia de menstruación

 Estreñimiento y dolor abdominal

 Piel seca o amarillenta

 Intolerancia al frío

 Ritmo cardíaco irregular


 Presión arterial baja

 Deshidratación

 Hinchazón de los brazos o las piernas

 Erosión dental y callosidades en los nudillos por la


provocación de vómitos

Algunas personas con anorexia tienen episodios de atracones y


purgas, similar a lo que les ocurre a las que tienen bulimia. Sin
embargo, las personas que padecen anorexia por lo general luchan
contra un peso corporal anormalmente bajo, mientras que aquellas
que padecen bulimia suelen tener un peso normal o por encima de lo
normal.

Síntomas emocionales y conductuales

Los síntomas conductuales de la anorexia pueden incluir intentos de


bajar de peso de las siguientes maneras:

 Restringir estrictamente la ingesta de alimentos mediante las


dietas o el ayuno

 Hacer ejercicios de forma excesiva

 Darse atracones y provocarse vómitos para eliminar los


alimentos, lo que puede incluir el uso de laxantes, enemas,
suplementos dietarios o productos herbarios

Estos son algunos de los signos y síntomas emocionales y


conductuales:
 Preocupación por los alimentos, que a veces incluye cocinar
comidas elaboradas para los demás, pero no comerlas

 Saltar comidas o rehusarse a comer con frecuencia

 Negar el hambre o poner excusas para no comer

 Comer solo unos pocos alimentos «seguros», por lo general,


con bajo contenido de grasas y calorías

 Adoptar rituales rígidos para las comidas o la alimentación,


por ejemplo, escupir la comida después de masticarla

 No querer comer en público

 Mentir sobre la cantidad de comida que se ingirió

 Sentir temor a aumentar de peso, que puede incluir pesarse


o medirse el cuerpo repetidas veces

 Mirarse con frecuencia al espejo para ver los defectos que


se perciben

 Quejarse por estar gordo o tener partes del cuerpo que son
gordas

 Cubrirse con capas de ropa

 Estado de ánimo indiferente (falta de emociones)

 Retraimiento social

 Irritabilidad

 Insomnio
 Disminución del interés en las relaciones sexuales

Cuándo consultar al médico

Desafortunadamente, muchas personas con anorexia no quieren


hacer un tratamiento, al menos al principio. El deseo de mantenerse
delgado se antepone a la preocupación por la salud. Si estás
preocupado por un ser querido, pídele encarecidamente que hable con
un médico.

Si tienes alguno de los problemas mencionados más arriba, o crees


que puedes tener un trastorno de la alimentación, busca ayuda. Si les
estás ocultando tu problema de anorexia a tus seres queridos, intenta
encontrar a una persona en quien confíes para hablar sobre lo que
está ocurriendo.

Causas

Se desconoce la causa exacta de la anorexia. Al igual que con


muchas enfermedades, probablemente sea una combinación de
factores biológicos, psicológicos y del entorno.

 Factores biológicos. Si bien aún no está claro qué genes


están involucrados, podría haber cambios genéticos que
hacen que algunas personas presenten un mayor riesgo de
padecer anorexia. Algunas personas pueden tener una
tendencia genética al perfeccionismo, la sensibilidad y la
perseverancia: características vinculadas a la anorexia.
 Factores psicológicos. Algunas personas con anorexia
pueden tener rasgos de personalidad obsesiva compulsiva
que les facilitan seguir dietas estrictas y privarse de comer
aunque tengan hambre. Es posible que tengan una
tendencia extrema al perfeccionismo, lo que hace que
piensen que nunca están lo suficientemente delgadas.
Además, pueden tener niveles altos de ansiedad y restringir
su alimentación para reducirla.

 Factores del entorno. La cultura occidental moderna resalta


la delgadez. El éxito y la valoración suelen estar
equiparados con la delgadez. La presión de grupo puede
ayudar a fomentar el deseo de estar delgado, especialmente
en las mujeres jóvenes.

La causa de la anorexia es actualmente desconocida y es probable


que sea una combinación de varios factores, incluidos factores
biológicos, psicológicos y ambientales. La genética podría
desempeñar un papel en el desarrollo de la anorexia, ya que hay una
mayor probabilidad de que se desarrolle en personas que tienen
antecedentes familiares positivos para la misma afección.

Algunos rasgos genéticos, como el perfeccionismo y la sensibilidad,


están asociados con la anorexia nerviosa. Los factores psicológicos
también pueden contribuir a la anorexia. Algunas de las personas que
desarrollan la afección muestran rasgos obsesivo-compulsivos que les
facilitan seguir las rutinas y una dieta controlada. Algunas personas
pueden tratar de controlar su ansiedad y otras afecciones psicológicas
a través de la anorexia.

Finalmente, las influencias ambientales también juegan un papel en el


desarrollo de la anorexia. En particular, entre las mujeres, el éxito y la
autoestima se equiparan con los estándares de belleza, como ser
delgada.

Factores de riesgo

La anorexia es más frecuente en niñas y en mujeres. Sin embargo,


cada vez más, los niños y los hombres presentan trastornos de la
alimentación, que, posiblemente, están relacionados con el aumento
de las presiones sociales.

La anorexia también es más frecuente en adolescentes. De todas


maneras, este trastorno de la alimentación puede presentarse en
personas de cualquier edad, si bien es poco frecuente en mayores
de 40. Los adolescentes pueden presentar un riesgo mayor debido a
todos los cambios corporales que atraviesan en la pubertad. También
es posible que enfrenten mayor presión de grupo y que sean más
sensibles a las críticas o incluso a comentarios casuales sobre el peso
o la figura.

Ciertos factores aumentan el riesgo de sufrir anorexia, por ejemplo:

 Genética. Los cambios en genes específicos pueden hacer


que ciertas personas tengan un riesgo mayor de sufrir
anorexia. Aquellos que tienen un familiar de primer grado
(padre, hermano o hijo) que haya padecido el trastorno
presentan un riesgo mucho mayor de tener anorexia.

 Dieta y hambre. Estar a dieta es un factor de riesgo de


padecer un trastorno de la alimentación. Existen pruebas
contundentes de que muchos de los síntomas de la
anorexia, en realidad, son síntomas de hambre. El hambre
afecta el cerebro e influye en los cambios del estado de
ánimo, la rigidez en el pensamiento, la ansiedad y la
reducción del apetito. El hambre y el adelgazamiento
pueden cambiar la menara en la que funciona el cerebro en
personas vulnerables, lo cual puede perpetuar las conductas
alimentarias restrictivas y dificultar el regreso a los hábitos
alimentarios normales.

 Transiciones. Ya sea cambiar de escuela, casa o trabajo,


cortar una relación o la muerte o enfermedad de un ser
querido, los cambios pueden causar estrés emocional y
aumentar el riesgo de anorexia.

Complicaciones

La anorexia puede tener muchas complicaciones. En su forma más


grave, puede ser mortal. La muerte puede ocurrir de manera
repentina, incluso cuando una persona no está excesivamente
delgada. Puede ser resultado de ritmos cardíacos anormales
(arritmias) o de un desequilibrio de los electrolitos (minerales como el
sodio, el potasio y el calcio que mantienen el equilibrio de los líquidos
en el cuerpo).
Otras complicaciones de la anorexia comprenden las siguientes:

 Anemia

 Problemas del corazón, como prolapso de la válvula mitral,


ritmos cardíacos anormales o insuficiencia cardíaca

 Disminución de la masa ósea (osteoporosis), lo que


aumenta el riesgo de sufrir fracturas

 Pérdida muscular

 En las mujeres, ausencia de la menstruación

 En los hombres, disminución de los niveles de testosterona

 Problemas gastrointestinales, como estreñimiento,


hinchazón o náuseas

 Anomalías electrolíticas, como bajo nivel de potasio, sodio y


cloruro en la sangre

 Problemas renales

Si una persona anoréxica está en estado de desnutrición grave, todos


los órganos del cuerpo pueden sufrir daños, incluido el cerebro, el
corazón y los riñones. Es posible que este daño sea irreversible,
incluso cuando la anorexia está bajo control.

Además de un sinnúmero de complicaciones físicas, las personas con


anorexia también suelen tener otros trastornos de salud mental.
Algunas de estas pueden ser:
 Depresión, ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo

 Trastornos de la personalidad

 Trastornos obsesivos compulsivos

 Consumo indebido de alcohol y sustancias

 Autolesiones, pensamientos suicidas o intentos de suicidio

 No querer comer en público

 Mentir sobre la cantidad de comida que se ingirió

 Sentir temor a aumentar de peso, que puede incluir pesarse


o medirse el cuerpo repetidas veces

 Mirarse con frecuencia al espejo para ver los defectos que


se perciben

 Quejarse por estar gordo o tener partes del cuerpo que son
gordas

 Cubrirse con capas de ropa

 Estado de ánimo indiferente (falta de emociones)

 Retraimiento social

 Irritabilidad

 Insomnio

 Disminución del interés en las relaciones sexuales


Cuándo consultar al médico

Desafortunadamente, muchas personas con anorexia no quieren


hacer un tratamiento, al menos al principio. El deseo de mantenerse
delgado se antepone a la preocupación por la salud. Si estás
preocupado por un ser querido, pídele encarecidamente que hable con
un médico.

Si tienes alguno de los problemas mencionados más arriba, o crees


que puedes tener un trastorno de la alimentación, busca ayuda. Si les
estás ocultando tu problema de anorexia a tus seres queridos, intenta
encontrar a una persona en quien confíes para hablar sobre lo que
está ocurriendo.

Causas

Se desconoce la causa exacta de la anorexia. Al igual que con


muchas enfermedades, probablemente sea una combinación de
factores biológicos, psicológicos y del entorno.

 Factores biológicos. Si bien aún no está claro qué genes


están involucrados, podría haber cambios genéticos que
hacen que algunas personas presenten un mayor riesgo de
padecer anorexia. Algunas personas pueden tener una
tendencia genética al perfeccionismo, la sensibilidad y la
perseverancia: características vinculadas a la anorexia.

 Factores psicológicos. Algunas personas con anorexia


pueden tener rasgos de personalidad obsesiva compulsiva
que les facilitan seguir dietas estrictas y privarse de comer
aunque tengan hambre. Es posible que tengan una
tendencia extrema al perfeccionismo, lo que hace que
piensen que nunca están lo suficientemente delgadas.
Además, pueden tener niveles altos de ansiedad y restringir
su alimentación para reducirla.

 Factores del entorno. La cultura occidental moderna resalta


la delgadez. El éxito y la valoración suelen estar
equiparados con la delgadez. La presión de grupo puede
ayudar a fomentar el deseo de estar delgado, especialmente
en las mujeres jóvenes.

La causa de la anorexia es actualmente desconocida y es probable


que sea una combinación de varios factores, incluidos factores
biológicos, psicológicos y ambientales. La genética podría
desempeñar un papel en el desarrollo de la anorexia, ya que hay una
mayor probabilidad de que se desarrolle en personas que tienen
antecedentes familiares positivos para la misma afección.

Algunos rasgos genéticos, como el perfeccionismo y la sensibilidad,


están asociados con la anorexia nerviosa. Los factores psicológicos
también pueden contribuir a la anorexia. Algunas de las personas que
desarrollan la afección muestran rasgos obsesivo-compulsivos que les
facilitan seguir las rutinas y una dieta controlada. Algunas personas
pueden tratar de controlar su ansiedad y otras afecciones psicológicas
a través de la anorexia.
Finalmente, las influencias ambientales también juegan un papel en el
desarrollo de la anorexia. En particular, entre las mujeres, el éxito y la
autoestima se equiparan con los estándares de belleza, como ser
delgada.

Factores de riesgo

La anorexia es más frecuente en niñas y en mujeres. Sin embargo,


cada vez más, los niños y los hombres presentan trastornos de la
alimentación, que, posiblemente, están relacionados con el aumento
de las presiones sociales.

La anorexia también es más frecuente en adolescentes. De todas


maneras, este trastorno de la alimentación puede presentarse en
personas de cualquier edad, si bien es poco frecuente en mayores
de 40. Los adolescentes pueden presentar un riesgo mayor debido a
todos los cambios corporales que atraviesan en la pubertad. También
es posible que enfrenten mayor presión de grupo y que sean más
sensibles a las críticas o incluso a comentarios casuales sobre el peso
o la figura.

Ciertos factores aumentan el riesgo de sufrir anorexia, por ejemplo:

 Genética. Los cambios en genes específicos pueden hacer


que ciertas personas tengan un riesgo mayor de sufrir
anorexia. Aquellos que tienen un familiar de primer grado
(padre, hermano o hijo) que haya padecido el trastorno
presentan un riesgo mucho mayor de tener anorexia.
 Dieta y hambre. Estar a dieta es un factor de riesgo de
padecer un trastorno de la alimentación. Existen pruebas
contundentes de que muchos de los síntomas de la
anorexia, en realidad, son síntomas de hambre. El hambre
afecta el cerebro e influye en los cambios del estado de
ánimo, la rigidez en el pensamiento, la ansiedad y la
reducción del apetito. El hambre y el adelgazamiento
pueden cambiar la menara en la que funciona el cerebro en
personas vulnerables, lo cual puede perpetuar las conductas
alimentarias restrictivas y dificultar el regreso a los hábitos
alimentarios normales.

 Transiciones. Ya sea cambiar de escuela, casa o trabajo,


cortar una relación o la muerte o enfermedad de un ser
querido, los cambios pueden causar estrés emocional y
aumentar el riesgo de anorexia.

Complicaciones

La anorexia puede tener muchas complicaciones. En su forma más


grave, puede ser mortal. La muerte puede ocurrir de manera
repentina, incluso cuando una persona no está excesivamente
delgada. Puede ser resultado de ritmos cardíacos anormales
(arritmias) o de un desequilibrio de los electrolitos (minerales como el
sodio, el potasio y el calcio que mantienen el equilibrio de los líquidos
en el cuerpo).

Otras complicaciones de la anorexia comprenden las siguientes:


 Anemia

 Problemas del corazón, como prolapso de la válvula mitral,


ritmos cardíacos anormales o insuficiencia cardíaca

 Disminución de la masa ósea (osteoporosis), lo que


aumenta el riesgo de sufrir fracturas

 Pérdida muscular

 En las mujeres, ausencia de la menstruación

 En los hombres, disminución de los niveles de testosterona

 Problemas gastrointestinales, como estreñimiento,


hinchazón o náuseas

 Anomalías electrolíticas, como bajo nivel de potasio, sodio y


cloruro en la sangre

 Problemas renales

Si una persona anoréxica está en estado de desnutrición grave, todos


los órganos del cuerpo pueden sufrir daños, incluido el cerebro, el
corazón y los riñones. Es posible que este daño sea irreversible,
incluso cuando la anorexia está bajo control.

Además de un sinnúmero de complicaciones físicas, las personas con


anorexia también suelen tener otros trastornos de salud mental.
Algunas de estas pueden ser:

 Depresión, ansiedad y otros trastornos del estado de ánimo

 Trastornos de la personalidad
 Trastornos obsesivos compulsivos

 Consumo indebido de alcohol y sustancias

 Autolesiones, pensamientos suicidas o intentos de suicidio

Prevención

No hay nada que garantice la prevención de la anorexia nerviosa. Los


médicos de cabecera (pediatras, médicos familiares e internistas)
están en una buena posición para identificar indicadores tempranos de
anorexia y evitar que se presente la enfermedad en estado avanzado.
Por ejemplo, en las consultas médicas de rutina, pueden hacer
preguntas acerca de los hábitos alimentarios y el grado de satisfacción
con el aspecto.

Si notas que un familiar o amigo tiene baja autoestima, hace una dieta
demasiado estricta y está insatisfecho con su aspecto, considera la
posibilidad de hablar con él o ella acerca de estos problemas. Si bien
puede que no seas capaz de evitar que manifiesten un trastorno de la
alimentación, puedes hablarles sobre conductas más saludables u
opciones de tratamiento.
Los trastornos de la conducta alimentaria y de la ingesta de alimentos
se caracterizan por una alteración persistente en la alimentación que
lleva a una alteración en el consumo o en la absorción de los
alimentos y que causa un deterioro significativo de la salud física y del
funcionamiento psicosocial. Los trastornos de la conducta alimentaria
guardan similitud en su sintomatología básica, sobre todo en la ingesta
y absorción de alimentos pero también presentan grandes diferencias
no solo en la conducta sintomática, sino que también en sus
consecuencias. Por esta razón es tan necesario establecer un
diagnóstico diferencial a través de las consecuencias y la
sintomatología; en este artículo de Psicología-Online te compartimos
cuáles son esas consecuencias de la anorexia y cuáles son sus
síntomas.

La anorexia es uno de los trastornos de la conducta


alimentaria establecidos por el DSM 5 (2013), y se diferencia de los
demás trastornos de esta categoría por sus tres características
básicas:
 La restricción de la ingesta energética persistente, es decir, el no
consumir de manera constante ningún tipo de nutriente.
 El miedo a ganar peso o a engordar o un comportamiento
persistente que interfiere con el aumento de peso.
 Alteración de la forma de percibir el peso y la constitución propia.

En general la anorexia es reconocida como un trastorno mental


caracterizada por su obsesión por la ganancia de peso corporal, una
percepción distorsionada que es casi delirante sobre el propio cuerpo
el cual hace verse a sí mismo muy gordo aun cuando el peso
adecuado para el enfermo se encuentra muy por debajo de lo
establecido. Por esta razón se comienzan conductas dirigidas al
cumplimiento de su obsesión como una reducción considera de la
ingesta de alimentos (ayunos, dietas, ejercicios).
En la anorexia nerviosa se pueden distinguir dos tipos:
 Tipo restrictivo: este subtipo describe presentaciones en las que
la pérdida de peso es debida sobre todo a la dieta, el ayuno y/o
el ejercicio excesivo.
 Tipo con atracones/purgas: este subtipo describe presentaciones
en las que el enfermo ha tenido episodios recurrentes de
atracones o purgas (es decir, vómito autoprovocado o utilización
inadecuado de laxantes y diuréticos).
Síntomas de la anorexia
Los síntomas de este trastorno se manifiestan en varias áreas:
cognitiva, emocional, conductual, de la percepción y físicas. A
continuación te compartimos la clasificación de cada uno de ellos.

Percepción alterada
Una alteración en la forma en que uno mismo percibe su propio peso o
constitución corporal, un nulo reconocimiento de la gravedad de su
bajo peso corporal actual.

Alteración emocional
La persona manifiesta mucho temor ante la idea de sufrir aumentos de
peso corporal, el cual se evidencia muchas veces con síntomas muy
parecidos a una respuesta noradrenérgica o en un estado de alerta
(síntomas de ansiedad). También pueden llegar a manifestar signos y
síntomas depresivos, irritabilidad, insomnio.

Síntomas cognitivos
Se presentan errores cognitivos acerca de la ingesta y absorción de
alimentos (creencias sobre la comida, la figura o cánones de la belleza
y el peso sobre todo la información que tienen sobre los carbohidratos,
grasas y proteínas); y otras formas de procesar la información (como
la atención, las experiencias ilusorias o delirantes que mantienen
correlaciones con las conductas disfuncionales).
Alteración conductual
Comportamiento persistente que interfiere en el aumento de peso,
incluso con un peso significativamente bajo (por ejemplo, hacer
ejercicios excesivamente, purgas para así poder vomitar, utilización de
laxantes, utilización de diuréticos o enemas, realización de dietas que
los lleven a una restricción considerable de la ingesta de energética en
relación con las necesidades). Algunos enfermos con una
presentación por atracones y purgas suelen acumular recetas o
comida.
Debido al miedo persistente por el aumento de peso corporal los
sujetos con anorexia nerviosa constantemente revisan su peso con
alguna báscula o hacen conteos obsesivos sobre su consumo de
carbohidratos y en sus visitas al médico suelen consumir grandes
cantidades de agua para así poder evitar intervenciones que cree
innecesarias.
Además de las conductas relacionadas al interés por evitar el aumento
de peso corporal, los enfermos también pueden manifestar
un aislamiento social muy marcado y una disminución del interés por el
sexo.
Síntomas físicos/fisiológicos o somáticos
Además de la evidente pérdida de peso corporal los síntomas físicos
son muy amplios, a continuación, te compartimos algunos de ellos:
 Amenorrea, disminución de la menstruación.
 Anomalías en las constantes vitales (por ejemplo, ritmo cardíaco
irregular, presión arterial baja).
 Pérdida de densidad mineral ósea, ocurre una reducción del
tejido interior de los huesos lo que provoca que comiencen a
debilitarse y se vuelven menos densos, es decir, los huesos se
vuelven más propensos a fracturas.
 Fatiga.
 Mareos o desmayos.
 Erosión dental, es decir, desgaste del esmalte de los dientes
causado por el frecuente y prolongado contacto de los dientes
con agentes ácidos (en este caso se exponen a ellos por el
vómito).
 Hinchazón de los brazos o las piernas.
 Formación de petequias.
 Estreñimiento.
 Quejas de dolor abdominal.
 Carotenodermia que es la coloración amarillenta de las palmas
de la mano.
 Uñas frágiles y quebradizas.
 Callosidades en los nudillos por la provocación de los vómitos.
 Recuento de células sanguíneas anormal.
 En niñas pre púberes la menarquia se puede retrasar.

En la mayoría de casos de anorexia, el individuo mantiene un peso


corporal que está muy por debajo del nivel mínimo normal para su
edad, sexo y fase de desarrollo y salud física.

Consecuencias psicológicas y emocionales de la anorexia

Muchas veces el diagnóstico de una anorexia nerviosa es comórbido


al de otros trastornos mentales, sobre todo con los trastornos
depresivos.
Las consecuencias psicológicas de la anorexia son en su mayoría el
diagnóstico concurrente de un trastorno depresivo mayor, es decir, la
presencia de los siguientes síntomas:

1. Abúlia y anhedonia
Pérdida de interés (abúlia) y pérdida de placer (anhedonia) en las
actividades que antes le gustaba realizar.

2. Estado de ánimo deprimido


El o la paciente se encuentra triste y decaído/a la mayor parte del día,
casi todos los días. Siente tristeza profunda, vacío, desesperanza...

3. Alteraciones del sueño


Que pueden ser tanto insomnio como o hipersomnia casi todos los
días.

4. Agitación o enlentecimiento
Agitación o retraso psicomotor casi todos los días.

5. Fatiga
Cansancio extremo o pérdida de energía casi todos los días (anergia).

6. Alteración de la autopercepción
Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada (que
puede ser delirante) casi todos los días.

7. Dificultades cognitivas
Disminución de la capacidad para pensar, prestar atención,
concentrarse o para tomar decisiones.

8. Pensamientos de muerte
Pensamientos sobre la muerte recurrentes, también pueden ser ideas
autolíticas o planes de suicidio.
Consecuencias físicas de la anorexia
En la anorexia se pueden observas las siguientes anomalías en las
pruebas de laboratorio; su presencia puede aumentar la fiabilidad del
diagnóstico:

9. Delgadez extrema
Los hallazgos más sobresalientes en la exploración física que
menciona el DSM 5 (2013) es la emaciación (un adelgazamiento
patológico).

10. Baja tensión arterial


Una de las alteraciones biológicas que suponen una complicación
común en la anorexia es la hipotensión.

11. Baja temperatura corporal


Otra de las consecuencias de la anorexia del grupo de las alteraciones
biológicas que conllevan inestabilidad fisiológica es la hipotermia.

12. Lanugo
También el hallazgo de que algunos enfermos pueden desarrollar
lanugo, un vello corporal fino y suave.

13. Alteraciones en la hematología


 Leucopenia (leucocitos bajos), que es frecuente con pérdida de
todo tipo de células aunque normalmente existe una linfocitosis
aparente (aumento de linfocitos).
 Puede presentarse una anemia leve.
 También trombocitopenia (disminución de cantidad de plaquetas
en el torrente sanguíneo)
 Algunas veces, aunque no muy frecuente, puede
haber problemas hemorrágicos.

14. Alteraciones endocrinas


 Los niveles de tiroxina (T4) en el suero están normalmente en un
nivel normal-bajo.
 Los niveles de triyodotironina (T3) están disminuidos.
 Mientras que los niveles de T3 inversa están elevados.
 Los hombres tienen niveles séricos bajos
de testosterona mientras que las mujeres presentan niveles
bajos de estrógenos en el suero.

15. Alteraciones en el electrocardiograma


La bradicardia sinusal es frecuente . Aunque en algunos enfermos se
observa una prolongación significativa del intervalo QTc. Es decir, el
ritmo cardíaco es más lento. La frecuencia cardíaca puede estar por
debajo de las 45 pulsaciones por minuto cuando lo habitual es entre
60 y 80. También se pueden detectar arritmias.

16. Alteraciones en la masa ósea

Es frecuente observar una baja densidad mineral ósea, con áreas


específicas de osteopenia u osteoporosis. Los riesgos de fracturas son
significativamente elevados.

17. Edemas, equimosis o petequias


Algunos enfermos desarrollan edemas periféricos (situadas en zonas
como las piernas, tobillos, pies, brazos y manos); raras veces se
observan equimosis o petequias que pueden indicar una diátesis
hemorrágica.

Factores que influyen en la aparición de la anorexia


La problemática de estos trastornos es tan variada y multifactorial que
exige una atención y actuación que incluya los aspectos clínicos,
familiares, pero también culturales, sociales y, especialmente,
educativos.

Factores Socioculturales

Entre los factores de riesgo para desarrollar TCA destacaremos los de


carácter sociocultural. La correcta diferenciación entre ellos permite
una mejor comprensión de las posibles causas.

El macro contexto social viene determinado por elementos que en


líneas generales se confunden entre sí y que especificamos como: las
exigencias sociales, las relaciones de amistad y sexuales, la
publicidad, la información y la moda.

Estos elementos son necesarios para adaptarse al patrón de conducta


presente en la sociedad y por tanto son susceptibles de generar
determinadas actitudes y comportamientos, en algunos casos, y
siempre que exista un terreno abonado para ello, proclives a los TCA.

Los factores sociales no nos influyen por sí mismos y de la misma


manera a todas las personas, sino a través de contextos individuales.
Los contextos se forman sobre todo a través de aspectos personales
(físicos y psicológicos) y familiares y dependiendo de cómo sea este
entorno privado, los sujetos desarrollarán una u otra actitud ante la
sociedad y en sus vidas.

Exigencias profesionales

Las exigencias profesionales influyen en el deseo de estar delgados y


pueden ser un desencadenante de la falta de autoestima. La presencia
exterior es importante y en algunos anuncios de trabajo, se explicita
(«se exige buena presencia»).

El cuerpo delgado es símbolo de triunfo y la ecuación «mujer delgada


igual a mujer triunfadora» es aceptada por algunos como verdad
incontestable. En sentido contrario, la obesidad es un símbolo de
dejadez, negligencia y ociosidad, de poco espíritu de lucha o
superación y de despreocupación.

Estas equivalencias se trasladan hipotéticamente al ámbito laboral,


aunque la correlación no es real, puesto que la eficiencia profesional y
el volumen corporal no tienen por qué estar relacionados.

Otro aspecto que vincula los TCA y las exigencias sociales es la


incorporación de la mujer al mundo laboral. Cabe destacar a este
respecto que la ausencia de una persona que se responsabilice de los
horarios de comida ha facilitado que muchos adolescentes que
empezaban sus escarceos con la dieta escaparan al control familiar y
acabaran transformando una alimentación irregular en una
enfermedad grave.
Entorno de amistades y relaciones entre iguales

En la adolescencia, junto al desarrollo físico y sexual, se produce un


alejamiento de la dependencia familiar y, en contrapartida, cobran
peso e importancia las relaciones extrafamiliares, que se van forjando
marcadas por la inestabilidad y las fluctuaciones.

Los jóvenes ya no se identifican tanto con la familia como con el grupo


de iguales, necesitando su aprobación. Se dejan llevar por los gustos,
deseos y maneras de actuar y vestir del grupo de amigos.

Los jóvenes tienden a la imitación y a la comparación con sus


semejantes y la imagen física es un elemento clave de comparación.
En un adolescente con baja autoestima puede detonar la decisión de
hacer dieta, puerta de entrada a los TCA.

Una vez que el trastorno está enquistado, y sobre todo en el caso de


la anorexia, es característica la modificación de la actitud de los
enfermos en cuanto a las relaciones con los demás.

Aparecen dificultades para establecer relaciones superficiales y la


vitalidad en el trato con los amigos disminuye con el avance de la
enfermedad. Se reducen los contactos con los que no pertenecen a la
familia, muchas veces mediante la evitación.

Relaciones Afectivas
Dentro del contexto de los amigos y de las relaciones con el grupo de
pertenencia, las relaciones con las personas del otro sexo
desempeñan un importante papel en la adolescencia. Estas relaciones
vienen marcadas, en primer lugar, por el deseo de agradar. En esta
línea, existe en nuestra sociedad una confusión grande entre el ideal
de belleza masculino y el femenino. Para la mujer, ser bella es estar
delgada sin escatimar en la disminución del peso. Sin embargo, la
realidad es que, al hombre, en general, no le gusta que la mujer sea
excesivamente «flaca», porque desde el punto de vista de la
sensualidad, la extrema delgadez no resulta atractiva.

El ideal de mujer para el hombre pasa más por un cuerpo


proporcionado. La armonía es quizá más importante desde el punto de
vista masculino que la delgadez.

En muchas personas afectadas de TCA la necesidad de parecer


deseable al otro sexo se halla en el germen de la enfermedad.
Posteriormente, la condición patológica hace olvidar ese propósito
inicial y el paciente, en la mayoría de los casos, ya no piensa en gustar
a nadie sino en cumplir su propia voluntad, que es estar delgada.

Modas

La moda, como usos y tendencias que se suceden por temporadas,


forman parte de nuestro contexto sociocultural.
La moda generalmente entendida determina muchos de nuestros
comportamientos: dicta dónde hay que reunirse, qué conviene beber o
comer, qué aspecto debe tener nuestra casa, a qué destinos podemos
viajar, qué corte de pelo debemos pedir a nuestro peluquero o cómo
hay que vestir.

La moda extiende sus patrones cortando todo aquello que sobra. La


ropa parece estar diseñada y modelada para cuerpos delgados.

En muchas personas afectadas de trastornos de la conducta


alimentaria la necesidad de parecer deseable al otro sexo se halla en
el germen de la enfermedad

Medios de Comunicación

En la era de la comunicación, los medios nos hacen cómplices,


queramos o no, de informaciones de todo tipo. La intimidad como
concepto difiere notablemente en la actualidad de la que vivían
nuestros antepasados hace sólo unas pocas décadas, cuando la
actividad diaria no se veía permanentemente trufada por la
penetración de mensajes de correo electrónico, SMS, RSS,
televisiones, radios, etc.

En el ámbito de los TCA, se achaca a los medios ser generadores y


motores socialmente aceptados de insatisfacción personal. El
constante bombardeo de mensajes que proyectan acaba penetrando,
aunque sea por goteo, en muchos cerebros, con el consiguiente riesgo
para la salud mental y somática.

Hasta el momento sólo parece haber argumentos negativos a


propósito de la mala influencia de los medios de comunicación en el
ámbito general y en población enferma de TCA.

Consecuencias sociales de la anorexia

Aunque algunas personas siguen activas en los ámbitos profesionales


y sociales, otras muestran un aislamiento social significativo o una
incapacidad para mantener el potencial académico o la carrera
profesional.
A continuación, te compartimos algunas manifestaciones del deterioro
social:

18. No atención a las responsabilidades


Incapacidad para poder atender sus responsabilidades sociales,
familiares y laborales/académicas. Invierte la mayor parte del día en
actividades dirigidas al control de su peso lo cual tiene como Otro
aspecto que vincula los TCA y las exigencias sociales es la
incorporación de la mujer al mundo laboral. Cabe destacar a este
respecto que la ausencia de una persona que se responsabilice de los
horarios de comida ha facilitado que muchos adolescentes que
empezaban sus escarceos con la dieta escaparan al control familiar y
acabaran transformando una alimentación irregular en una
enfermedad grave.
Entorno de amistades y relaciones entre iguales

En la adolescencia, junto al desarrollo físico y sexual, se produce un


alejamiento de la dependencia familiar y, en contrapartida, cobran
peso e importancia las relaciones extrafamiliares, que se van forjando
marcadas por la inestabilidad y las fluctuaciones.

Los jóvenes ya no se identifican tanto con la familia como con el grupo


de iguales, necesitando su aprobación. Se dejan llevar por los gustos,
deseos y maneras de actuar y vestir del grupo de amigos.

Los jóvenes tienden a la imitación y a la comparación con sus


semejantes y la imagen física es un elemento clave de comparación.
En un adolescente con baja autoestima puede detonar la decisión de
hacer dieta, puerta de entrada a los TCA.

Una vez que el trastorno está enquistado, y sobre todo en el caso de


la anorexia, es característica la modificación de la actitud de los
enfermos en cuanto a las relaciones con los demás.

Aparecen dificultades para establecer relaciones superficiales y la


vitalidad en el trato con los amigos disminuye con el avance de la
enfermedad. Se reducen los contactos con los que no pertenecen a la
familia, muchas veces mediante la evitación.

Relaciones Afectivas
Dentro del contexto de los amigos y de las relaciones con el grupo de
pertenencia, las relaciones con las personas del otro sexo
desempeñan un importante papel en la adolescencia. Estas relaciones
vienen marcadas, en primer lugar, por el deseo de agradar. En esta
línea, existe en nuestra sociedad una confusión grande entre el ideal
de belleza masculino y el femenino. Para la mujer, ser bella es estar
delgada sin escatimar en la disminución del peso. Sin embargo, la
realidad es que, al hombre, en general, no le gusta que la mujer sea
excesivamente «flaca», porque desde el punto de vista de la
sensualidad, la extrema delgadez no resulta atractiva.

El ideal de mujer para el hombre pasa más por un cuerpo


proporcionado. La armonía es quizá más importante desde el punto de
vista masculino que la delgadez.

En muchas personas afectadas de TCA la necesidad de parecer


deseable al otro sexo se halla en el germen de la enfermedad.
Posteriormente, la condición patológica hace olvidar ese propósito
inicial y el paciente, en la mayoría de los casos, ya no piensa en gustar
a nadie sino en cumplir su propia voluntad, que es estar delgada.

Modas

La moda, como usos y tendencias que se suceden por temporadas,


forman parte de nuestro contexto sociocultural.
La moda generalmente entendida determina muchos de nuestros
comportamientos: dicta dónde hay que reunirse, qué conviene beber o
comer, qué aspecto debe tener nuestra casa, a qué destinos podemos
viajar, qué corte de pelo debemos pedir a nuestro peluquero o cómo
hay que vestir.

La moda extiende sus patrones cortando todo aquello que sobra. La


ropa parece estar diseñada y modelada para cuerpos delgados.

En muchas personas afectadas de trastornos de la conducta


alimentaria la necesidad de parecer deseable al otro sexo se halla en
el germen de la enfermedad

Medios de Comunicación

En la era de la comunicación, los medios nos hacen cómplices,


queramos o no, de informaciones de todo tipo. La intimidad como
concepto difiere notablemente en la actualidad de la que vivían
nuestros antepasados hace sólo unas pocas décadas, cuando la
actividad diaria no se veía permanentemente trufada por la
penetración de mensajes de correo electrónico, SMS, RSS,
televisiones, radios, etc.

En el ámbito de los TCA, se achaca a los medios ser generadores y


motores socialmente aceptados de insatisfacción personal. El
constante bombardeo de mensajes que proyectan acaba penetrando,
aunque sea por goteo, en muchos cerebros, con el consiguiente riesgo
para la salud mental y somática.

Hasta el momento sólo parece haber argumentos negativos a


propósito de la mala influencia de los medios de comunicación en el
ámbito general y en población enferma de TCA.

Consecuencias sociales de la anorexia

Aunque algunas personas siguen activas en los ámbitos profesionales


y sociales, otras muestran un aislamiento social significativo o una
incapacidad para mantener el potencial académico o la carrera
profesional.
A continuación, te compartimos algunas manifestaciones del deterioro
social:

18. No atención a las responsabilidades


Incapacidad para poder atender sus responsabilidades sociales,
familiares y laborales/académicas. Invierte la mayor parte del día en
actividades dirigidas al control de su peso lo cual tiene como
consecuencia el no poder atender el resto de intereses o
responsabilidades.

19. Aislamiento
Poca relación con las personas cercanas. Ruptura de relaciones
afectivas (amigos y pareja amorosa) que muchas veces se presentan
por su percepción corporal alterada.
Conflictos interpersonales

El enfermo presenta conflictos constantes con miembros de su equipo


profesional. Con frecuencia los conflictos están relacionados con
aspectos corporales. También se dan conflictos familiares constantes
relacionados a su peso corporal.

Consecuencias familiares de la anorexia

Esta patología causa un grave deterioro en las familias de quien la


sufre, por esta razón se destaca la labor que para solventar esta
problemática se debe abordar con cada integrante de la red primaria
de apoyo.
Las familias muchas veces se ven desamparadas socialmente
precisamente por la falta de unidades específicas, y por el sentimiento
de culpabilidad que pueda generar.

Las familias se llevan las consecuencias del trastorno de manera


importante, debido a que perciben ser culpables por los síntomas del
enfermo, muchas veces esto genera un conflicto y relaciones
inestables o de constantes confrontaciones entre sus integrantes.

Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no


tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un
tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu
caso en particular.
La anorexia se caracteriza por la obsesión con el peso.

La obsesión en la anorexia va formándose de forma progresiva hasta


que el peso y la comida pasan a ser el centro de la vida de la persona
afectada.

Por este motivo la mayoría de personas con anorexia comienzan


haciendo dietas cada vez más restrictivas hasta llegar a comer
únicamente ciertos alimentos o determinadas cantidades con las que
se sienten seguras de que no cogerán peso, y si comen algún
alimento no permitido, o se pasan de la cantidad que estima segura,
llevan a cabo ejercicio excesivo o conductas purgativas como el
vómito o el uso de laxantes o diuréticos.

El peso pasa a ser el elemento más importante, o el único, por el que


se valora la persona con anorexia.

Distorsión de la imagen corporal y de las sensaciones corporales:


El problema de la anorexia no es únicamente que la persona se vea
gorda, el verdadero problema es que nunca se ve lo suficientemente
delgada como para poder permitirse llevar una dieta normal.
Lo que sí puede ocurrir es que la persona con anorexia ponga
demasiada atención en su propio cuerpo, por ejemplo, en la sensación
de hinchazón del estómago.

Esta sensación de hinchazón es real y es normal que se produzca.


Cuando una persona disminuye su ingesta alimentaria su metabolismo
se reduce y su cuerpo funciona de forma más lenta con el fin de
ahorrar energía.

Esto incluye al sistema digestivo, la sensación de hinchazón viene


dada por el enlentecimiento de la digestión, algo lógico: si no hay
inyección de energía lo más coherente es ahorrar ese gasto
energético.

Si a esta sensación de hinchazón real y normal, le añadimos que la


persona con anorexia tiene puesta la atención en todo su cuerpo, esa
sensación de hinchazón abdominal aumenta, teniendo como
consecuencia la percepción de que el vientre está demasiado
hinchado.

El problema es que las personas con anorexia interpretan que esa


sensación tiene como consecuencia el aumento de peso, cuando
realmente no tiene nada que ver. Lo único que ocurre es que hay una
digestión lenta.

No es extraño que, en base a las sensaciones corporales, una


persona con anorexia piense que si tiene hormigueo por una zona del
cuerpo, la piernas por ejemplo, eso signifique que está aumentando la
grasa de esa zona o que está acumulando líquidos en esa zona del
cuerpo.

Esa valoración de las experiencias corporales hace que la persona


con anorexia se detenga sobre la zona en cuestión y distorsione la
imagen de la misma, viéndola más grande, más gorda o con más
celulitis por ejemplo.

Por este motivo cuando se evalúa a una persona con síntomas de


anorexia es importante evaluar el cómo interpreta esas sensaciones
corporales.

Conductas compensatorias:

Cuando una persona con anorexia se obsesiona con el peso lo normal


es que cuando sienta que no ha controlado lo que ha comido, se
sienta hinchada o experimente alguna sensación corporal que
relacione con el aumento de peso, ponga en marcha conductas
orientadas a la reducción de ganancia de peso.

Puede tomar laxantes, usar enemas o diuréticos o realizar ejercicio


físico para reducir la probabilidad de aumentar de peso.
Disminución del peso corporal:
Una consecuencia directa que presenta la anorexia es la disminución
del peso corporal.
Las personas con anorexia pueden perder entre un 15 y 50 por ciento
del peso que tenían antes de tener esta enfermedad.
Cuando esa pérdida de peso es drástica o es muy grande la
consecuencia es la aparición de la amenorrea o la falta de la
menstruación.

No hay un evento o situación concreta que haga que una persona


desarrolla anorexia nerviosa debido a que la sintomatología que
presenta cada persona varía, pero sí es cierto que un cúmulo de
ciertos factores pueden dar lugar a la aparición de este trastorno de la
conducta alimentaria.

Dentro de los factores que pueden predisponer o hacer más


vulnerable a una persona a desarrollar un cuadro de anorexia nerviosa
podemos ver los siguientes:

Factores genéticos:
Hasta hace más o menos 20 años se había dado por hecho que el
ambiente donde se desarrollaba la persona era el factor principal para
el desarrollo de la anorexia nerviosa.

Sin embargo, al observarse que este trastorno de la conducta


alimentaria aparecía en diferentes personas dentro de una misma
familia, se comenzaron a investigar las variables genéticas que
podrían estar involucradas en el desarrollo de la anorexia nerviosa.

En estudios llevados a cabo con gemelos monocigóticos se encontró


que hay una mayor coincidencia de trastornos de la conducta
alimentaria que en gemelos dicigóticos.

Estos estudios continúan llevándose a cabo desde diferentes


instituciones con el fin de hallar los motivos de esta concordancia en el
desarrollo de los trastornos de la conducta alimentaria, ya que aún no
se han encontrado con certeza cuáles son son los genes que están
involucrados en el desarrollo de la anorexia o de otros trastornos de la
conducta alimentaria.

Factores familiares:

También en diversos estudios se ha encontrado que la aparición de


anorexia nerviosa, así como de otros trastornos de la conducta
alimentaria, es más frecuente en personas cuyos familiares de primer
grado han tenido anorexia, depresión, abuso de alcohol, trastorno
bipolar u otros trastornos afectivos, donde hay obesidad materna y, en
el caso de la anorexia, también se puede relacionar con una edad
elevada de los padres.

Todo nos lleva a la conclusión de que sí, hay ciertos factores que
pueden hacer a una persona vulnerable a desarrollar un trastorno de
la conducta alimentaria, pero esa vulnerabilidad no implica de por sí
que se vaya a desarrollar anorexia.

Esos factores predisponentes, unidos al ambiente en el que se


encuentra la persona explicarían mucho mejor la aparición de un
trastorno de la conducta alimentaria como la anorexia.

Dentro de los factores sociales, los más importantes son los ideales de
belleza que vemos en la sociedad en la que nos encontramos así
como la importancia que se le da al físico para alcanzar ciertos
objetivos.
Personalidad y anorexia:

Debido a que los estudios realizados en pacientes con anorexia, se


realizan una vez la persona presenta esta problemática, realmente no
se sabe si los factores de personalidad actúan como predisponentes o
son más bien causa de la anorexia.

La baja expresividad emocional y la supresión emocional se


relacionan con la anorexia.
También se asocia a un estilo obsesivo y rígido de pensamiento,
incluso, no es extraño encontrar a la anorexia junto a síntomas del
trastorno obsesivo-compulsivo. Esto se puede observar en el
comportamiento alimentario: el comer siempre los mismos alimentos o
el realizar siempre los mismos comportamientos antes o después de
ingerir alimentos.

Otro rasgo de personalidad relacionado con la anorexia nerviosa es


el perfeccionismo. Sí se ha visto que el perfeccionismo y durante la
infancia es común en personas con anorexia nerviosa.

A parte de los factores mencionados antes, que pueden aumentar la


vulnerabilidad de una persona para desarrollar anorexia, podemos ver
también los factores precipitantes del desarrollo de este trastorno de la
conducta alimentaria.

Los factores precipitantes son aquellos que se dan justo antes, o que
son muy cercanos, a la aparición de la anorexia nerviosa.

Dentro de los factores que pueden predisponer a alguien a


desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria podemos
mencionar el aumento de peso o los cambios corporales que se dan
durante la pubertad, el percibir que se hacen críticas relativas al peso
hacia una misma persona o hacia otras, cambios en el entorno
familiar, rupturas sentimentales, el haber pasado por una enfermedad
que haya provocado una bajada de peso, las primeras relaciones
sexuales o amorosas o el inicio de una dieta.
Las consecuencias de la anorexia son similares a las que pueden
aparecer por inanición, a parte de las que se pueden provocar por el
empleo de estrategias compensatorias para evitar la ganancia de peso
(vómito, uso de laxantes, enemas).

Las consecuencias de la anorexia varían en función de la gravedad del


trastorno, pero podríamos decir que son las siguientes:

Consecuencias de la anorexia a nivel psicológico y conductual:

Cambios bruscos en el estado de ánimo


Irascibilidad
Aislamiento social
Desinterés por actividades de ocio
Uso de ropa holgada para evitar mostrar algunas partes del cuerpo
Dificultad de concentración
Dificultad en la toma de decisiones
Alteraciones de la percepción corporal
Disminución de la sed y del apetito
Restricción de ciertos alimentos
Ayuno o saltarse algunas comidas
Obsesión con el peso y la imagen corporal
Realización de ejercicio físico en exceso
Medirse ciertas partes del cuerpo
Pesarse de forma recurrente o evitar pesarse
Insomnio
Ausencia de interés sexual
Depresión
Abuso de sustancias
Trastorno Obsesivo Compulsivo
Fobia social
Ansiedad
Consecuencias físicas de la anorexia:
Aparición de lanugo o vello en la cara y el cuerpo
Cabello débil y seco
Pérdida excesiva de peso
Pigmentación amarillenta o azulada
Piel seca
Sensación de frío constante o hipotermia
Problema de corazón
Problemas dentales
Disminución de la masa muscular
Alteraciones óseas como la osteoporosis o la osteopenia
Aumento del colesterol
Anemia ferropénica
Alteración de los electrolitos
Problemas renales
Hinchazón en algunas partes del cuerpo: piernas, brazos, cara
Amenorrea
Hipotensión
Dolor de cabeza
Mareos
Problemas digestivos por el empleo de laxantes o la inducción del
vómito: dilatación del estómago, hernia de hiato, rotura del estómago,
dificultades para hacer la digestión, estreñimiento…
Alteraciones hepáticas
Alteraciones en la respiración

La anorexia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria que se


caracteriza por una restricción de la ingesta alimentaria, lo que da
lugar a una considerable pérdida de peso que se mantiene por debajo
del mínimo esperable para la edad, sexo o el desarrollo evolutivo de
cada paciente, hasta llegar en ocasiones a un estado de grave
desnutrición.

Esta pérdida de peso está originada por la propia paciente, a través de


una disminución de la ingesta de alimentos que se acompaña
frecuentemente de conductas encaminadas a perder peso:
autoprovocación del vómito, uso o abuso de laxantes y diuréticos o la
práctica de ejercicio físico intenso.

La mayoría de las veces se tratan en consultas externas, aunque en


algunos casos más graves es necesaria la hospitalización para
realimentación o estabilización de problemas médicos (desnutrición,
deshidratación).

Dentro de la anorexia nerviosa podemos encontrar dos tipos según las


características que se presentan: la anorexia nerviosa restrictiva y la
anorexia nerviosa purgativa en la que hay atracones.
La anorexia nerviosa restrictiva como su nombre indica, es un tipo
de anorexia en la que la persona restringe los alimentos consumidos o
va disminuyendo la cantidad de alimentos que come. Puede
acompañarse de ejercicio físico excesivo pero no hay atracones, ni
vómitos ni uso de laxantes o diuréticos.

En la anorexia de tipo purgativo, además de la restricción calórica o


de alimentos, hay algún episodio de atracón tras el cual la persona
acaba provocándose por el vómito y haciendo uso de laxantes o
diuréticos.

El tratamiento de la anorexia nerviosa, cuando es un caso grave, es


conveniente realizarlo de forma multidisciplinar en el que intervienen
endocrino, psicólogo y en algunos casos, psiquiatra.
El tratamiento psicológico de la anorexia nerviosa no tiene únicamente
por objetivo el aumento de peso, aunque muchas veces es lo más
urgente.

En las sesiones de psicoterapia en lo referente a lo que es el trastorno


de anorexia nerviosa en sí, se trabaja la distorsión de la imagen
corporal, el temor al aumento de peso, las creencias sobre la
alimentación y las sensaciones corporales asociadas a la ingesta
alimentaria, las creencias sobre la influencia de la imagen física en el
ámbito social y la gestión de las emociones.
En Epsiba Psicología, en el tratamiento de la anorexia nerviosa, no
toda la terapia va orientada al trabajo con la alimentación o el aspecto
físico, el problema de la anorexia nerviosa no es sólo un problema
relacionado con la alimentación o la imagen corporal. Se trata de
analizar con la o el paciente los desencadenantes de la anorexia
conectándolos con su historia personal, tratando de encontrar cuál fue
en un inicio la función de la pérdida de peso y del control.

Así mismo, se trabaja con los valores de la persona para tratar de que
el o la paciente de importancia a lo que realmente valora tratando de
que la persona deje de ver la alimentación, el peso y la figura corporal
como eje central de su vida. También tratamos de dar otro sentido a la
vida buscando nuevos objetivos y metas que sean importantes para la
persona y con los que pueda sentirse bien, desplazando el control de
la ingesta alimentaria a un segundo plano.
El tratamiento de la anorexia, como podéis, ver no es un tratamiento
sencillo ni rápido ya que en el trastorno suelen estar involucrados
muchos factores, no sólo la alimentación.

TRATAMIENTO

El tratamiento para la anorexia no es un camino fácil, ya que muchas


de las personas que presentan la afección no desean buscar ayuda. El
tratamiento se proporciona a través de una combinación de factores y
recursos, que incluyen terapia, educación nutricional y tratamiento
médico, en caso de desnutrición severa u otras complicaciones
médicas relacionadas con la anorexia nerviosa.

En casos severos de anorexia, puede ser apropiado alimentar al


paciente por medio de un tubo especialmente diseñado, ya que el
paciente puede negarse a comer o encontrarse en una condición de
desnutrición grave.

El tratamiento para la anorexia debe centrarse en varios factores. El


peso del paciente debe ser devuelto a un nivel saludable. También
debe aprender que la nutrición es un factor fundamental. Los
pacientes a menudo reciben planes de alimentos y objetivos
nutricionales para trabajar.

A medida que avanza el tratamiento para restablecer hábitos


alimenticios saludables y una nutrición adecuada, los pacientes
pueden beneficiarse de las sesiones de terapia, incluida la terapia
familiar para adultos jóvenes y adolescentes. La terapia continua es
particularmente importante, porque la curación de la anorexia es
extremadamente estresante y los pacientes necesitan mucho apoyo.

Para una resolución positiva de la anorexia, a menudo es necesaria la


participación de un equipo de expertos compuesto por psicólogos,
psiquiatras, dietistas y pediatras.

La anorexia nerviosa es un trastorno de la alimentación que afecta


generalmente a las mujeres jóvenes. Los anoréxicos tienen un miedo
intenso a engordar y perder el control de su figura corporal. Una
carencia de nutrición adecuada puede causar problemas de salud
física y mental, por lo tanto, la anorexia debe tratarse lo antes posible.

A menudo, la anorexia nerviosa comienza entre los 15 y 25 años, pero


puede desarrollarse en niños de tan solo 10 años o en personas
mayores. Aunque el 90 por ciento de quienes tienen anorexia son
mujeres, la anorexia también puede afectar a los hombres.

Resulta difícil calcular lo extendida que está la anorexia nerviosa, pero


los sondeos sugieren que el 1 por ciento de las jóvenes (de 15 a 25
años) padecen la enfermedad.

El síntoma principal de la anorexia es la pérdida de peso debida a una


ingesta de alimentos baja. Los niños con anorexia pueden seguir
engordando, pero menos que al ritmo normal de un niño de la misma
edad.
Otros síntomas son: dolores de estómago, estreñimiento, diarrea,
desmayos, mareos, piel seca, áspera o descolorida, pelo ralo que se
quiebra o se cae, problemas dentales causados por el ácido estomacal
que pudre el esmalte dental durante los vómitos repetidos, insomnio y
fatiga. Con frecuencia, las anoréxicas dejan de tener el periodo. En los
niños y quinceañeros puede retrasar la pubertad y causar problemas
de desarrollo físico.

La anorexia también puede causar trastornos de la personalidad y el


comportamiento. Una persona anoréxica puede tener un miedo
intenso a engordar o tener una percepción distorsionada de su propia
figura corporal; tener un peso corporal normal y sano puede hacer que
se sientan tensos y muy nerviosos.

Pueden caer en depresión, volverse introvertidos o impacientes, tener


cambios de humor, perder el interés por las actividades normales,
hacer demasiado ejercicio, empezar a vomitar en secreto o a tomar
laxantes, o usar inhibidores del apetito o diuréticos.

Se desconoce la causa exacta de la anorexia nerviosa. Es una


enfermedad compleja causada probablemente por una combinación
de factores biológicos y sociales, incluyendo: la presión social por
estar delgado con el fin de tener atractivo sexual, la historia familiar
(genética), el tipo de personalidad y las relaciones familiares.
Las investigaciones sugieren que el estrés, las experiencias difíciles
de la vida y la turbación del desarrollo sexual también pueden
contribuir al desencadenamiento de la anorexia.

Una persona anoréxica normalmente pesa 15 por ciento menos del


peso que le corresponde por su edad y estatura. El diagnóstico
supone una evaluación tanto de los factores psicológicos como de los
físicos. Puede conllevar una evaluación de la actitud ante el peso, la
alimentación, las dietas y la imagen corporal.

El diagnóstico de la anorexia nerviosa puede resultar difícil ya que la


mayoría de quienes tienen la enfermedad lo niegan y normalmente
acuden al tratamiento de manos de un familiar. Además, la gravedad
de la anorexia cambia de una persona a otra. Una persona anoréxica
puede ir al médico de familia por otros síntomas como falta de
periodos menstruales, dolor abdominal, hinchazón o estreñimiento. La
anorexia es una enfermedad grave y compleja que normalmente
requiere atención médica especializada.

Generalmente, el tratamiento es hospitalario como paciente externo. El


objetivo es aumentar el peso corporal, restablecer patrones de
alimentación sanos y afrontar toda creencia falsa sobre la
alimentación, peso e imagen corporal. Normalmente, se ofrecerán
tratamientos psicológicos como la psicoterapia cognitivo-conductual.
Existen números telefónicos de líneas de apoyo e información para los
trastornos alimenticios.
Algunas veces, una persona anoréxica puede quedarse tan débil que
debe ser ingresada en el hospital. Si esto fuera el caso, el hospital se
encarga de administrar la ingesta de alimentos y líquidos.

Es posible que otras enfermedades provocadas por la anorexia


nerviosa deban tratarse con medicamentos. En algunos casos, puede
ser aconsejable la administración de medicamentos antidepresivos.

A las anoréxicas les puede resultar más difícil quedarse embarazadas


y que sea más probable que tengan bebés prematuros o de poco
peso. En las personas que presentan anorexia antes o durante la
pubertad, se pueden producir retrasos en los cambios físicos de la
pubertad o un crecimiento atrofiado.

Los anoréxicos tienen mayor riesgo de contraer osteoporosis (huesos


quebradizos) más adelante en la vida. La anorexia también puede
hacer que los músculos – incluyendo el miocardio– pierdan fuerza lo
que conduce a un mayor riesgo de cardiopatías más adelante en la
vida.

El tratamiento nutricional es de gran importancia para conseguir una


mejoría del paciente, ya que es extremadamente difícil corregir los
aspectos psíquicos del enfermo sin mejorar previamente su estado
nutricional. El primer paso en el tratamiento es, por tanto, conseguir
que el paciente deponga su negativa a comer y pueda ganar peso.
La rehabilitación nutricional debe basarse en la administración de una
dieta equilibrada que contenga proteínas, grasas e hidratos de car-
bono en las proporciones adecuadas y vitaminas y minerales en
cantidad suficiente para cubrir las ingestas recomendadas.

La utilización de suplementos puede ser muy útil, especialmente en el


caso de aquellos pacientes que evitan comer una dieta normal. Es
muy importante establecer un plan individualizado para cada paciente
que comprenda: un detallado historial dietético del consumo actual y
pasado de alimentos; una estimación del contenido calórico de la dieta
actual y la selección de los niveles energéticos tanto para la dieta
inicial como para la de mantenimiento una vez alcanzado el peso
«meta».

Aunque existen pocas pautas para la realimentación del paciente con


AN, la cantidad de energía administrada en una primera fase de
recuperación debe hacer frente a las necesidades energéticas de la
tasa metabólica basal en pacientes inmovilizados, con un aumento de
200-250 kcal por semana durante las primeras fases del tratamiento e
incrementos mayores en fases posteriores (Clínica Mayo, 1988;
Carruth, 1990).

Por otra parte, no pueden olvidarse ciertas complicaciones que la


etapa de realimentación presenta. Así, es frecuente la aparición de
alteraciones gástricas (especialmente dilatación) y edema periférico,
por lo que la mayoría de los autores consideran que al comienzo de-
ben emplearse dietas bajas en energía, aumentando gradualmente el
aporte calórico hasta conseguir el peso deseado.
El tratamiento de la anorexia, como podéis, ver no es un tratamiento
sencillo ni rápido ya que en el trastorno suelen estar involucrados
muchos factores, no sólo la alimentación.

TRATAMIENTO

El tratamiento para la anorexia no es un camino fácil, ya que muchas


de las personas que presentan la afección no desean buscar ayuda. El
tratamiento se proporciona a través de una combinación de factores y
recursos, que incluyen terapia, educación nutricional y tratamiento
médico, en caso de desnutrición severa u otras complicaciones
médicas relacionadas con la anorexia nerviosa.

En casos severos de anorexia, puede ser apropiado alimentar al


paciente por medio de un tubo especialmente diseñado, ya que el
paciente puede negarse a comer o encontrarse en una condición de
desnutrición grave.

El tratamiento para la anorexia debe centrarse en varios factores. El


peso del paciente debe ser devuelto a un nivel saludable. También
debe aprender que la nutrición es un factor fundamental. Los
pacientes a menudo reciben planes de alimentos y objetivos
nutricionales para trabajar.
A medida que avanza el tratamiento para restablecer hábitos
alimenticios saludables y una nutrición adecuada, los pacientes
pueden beneficiarse de las sesiones de terapia, incluida la terapia
familiar para adultos jóvenes y adolescentes. La terapia continua es
particularmente importante, porque la curación de la anorexia es
extremadamente estresante y los pacientes necesitan mucho apoyo.

Para una resolución positiva de la anorexia, a menudo es necesaria la


participación de un equipo de expertos compuesto por psicólogos,
psiquiatras, dietistas y pediatras.

La anorexia nerviosa es un trastorno de la alimentación que afecta


generalmente a las mujeres jóvenes. Los anoréxicos tienen un miedo
intenso a engordar y perder el control de su figura corporal. Una
carencia de nutrición adecuada puede causar problemas de salud
física y mental, por lo tanto, la anorexia debe tratarse lo antes posible.

A menudo, la anorexia nerviosa comienza entre los 15 y 25 años, pero


puede desarrollarse en niños de tan solo 10 años o en personas
mayores. Aunque el 90 por ciento de quienes tienen anorexia son
mujeres, la anorexia también puede afectar a los hombres.

Resulta difícil calcular lo extendida que está la anorexia nerviosa, pero


los sondeos sugieren que el 1 por ciento de las jóvenes (de 15 a 25
años) padecen la enfermedad.
El síntoma principal de la anorexia es la pérdida de peso debida a una
ingesta de alimentos baja. Los niños con anorexia pueden seguir
engordando, pero menos que al ritmo normal de un niño de la misma
edad.

Otros síntomas son: dolores de estómago, estreñimiento, diarrea,


desmayos, mareos, piel seca, áspera o descolorida, pelo ralo que se
quiebra o se cae, problemas dentales causados por el ácido estomacal
que pudre el esmalte dental durante los vómitos repetidos, insomnio y
fatiga. Con frecuencia, las anoréxicas dejan de tener el periodo. En los
niños y quinceañeros puede retrasar la pubertad y causar problemas
de desarrollo físico.

La anorexia también puede causar trastornos de la personalidad y el


comportamiento. Una persona anoréxica puede tener un miedo
intenso a engordar o tener una percepción distorsionada de su propia
figura corporal; tener un peso corporal normal y sano puede hacer que
se sientan tensos y muy nerviosos.

Pueden caer en depresión, volverse introvertidos o impacientes, tener


cambios de humor, perder el interés por las actividades normales,
hacer demasiado ejercicio, empezar a vomitar en secreto o a tomar
laxantes, o usar inhibidores del apetito o diuréticos.

Se desconoce la causa exacta de la anorexia nerviosa. Es una


enfermedad compleja causada probablemente por una combinación
de factores biológicos y sociales, incluyendo: la presión social por
estar delgado con el fin de tener atractivo sexual, la historia familiar
(genética), el tipo de personalidad y las relaciones familiares.

Las investigaciones sugieren que el estrés, las experiencias difíciles


de la vida y la turbación del desarrollo sexual también pueden
contribuir al desencadenamiento de la anorexia.

Una persona anoréxica normalmente pesa 15 por ciento menos del


peso que le corresponde por su edad y estatura. El diagnóstico
supone una evaluación tanto de los factores psicológicos como de los
físicos. Puede conllevar una evaluación de la actitud ante el peso, la
alimentación, las dietas y la imagen corporal.

El diagnóstico de la anorexia nerviosa puede resultar difícil ya que la


mayoría de quienes tienen la enfermedad lo niegan y normalmente
acuden al tratamiento de manos de un familiar. Además, la gravedad
de la anorexia cambia de una persona a otra. Una persona anoréxica
puede ir al médico de familia por otros síntomas como falta de
periodos menstruales, dolor abdominal, hinchazón o estreñimiento. La
anorexia es una enfermedad grave y compleja que normalmente
requiere atención médica especializada.

Generalmente, el tratamiento es hospitalario como paciente externo. El


objetivo es aumentar el peso corporal, restablecer patrones de
alimentación sanos y afrontar toda creencia falsa sobre la
alimentación, peso e imagen corporal. Normalmente, se ofrecerán
tratamientos psicológicos como la psicoterapia cognitivo-conductual.
Existen números telefónicos de líneas de apoyo e información para los
trastornos alimenticios.

Algunas veces, una persona anoréxica puede quedarse tan débil que
debe ser ingresada en el hospital. Si esto fuera el caso, el hospital se
encarga de administrar la ingesta de alimentos y líquidos.

Es posible que otras enfermedades provocadas por la anorexia


nerviosa deban tratarse con medicamentos. En algunos casos, puede
ser aconsejable la administración de medicamentos antidepresivos.

A las anoréxicas les puede resultar más difícil quedarse embarazadas


y que sea más probable que tengan bebés prematuros o de poco
peso. En las personas que presentan anorexia antes o durante la
pubertad, se pueden producir retrasos en los cambios físicos de la
pubertad o un crecimiento atrofiado.

Los anoréxicos tienen mayor riesgo de contraer osteoporosis (huesos


quebradizos) más adelante en la vida. La anorexia también puede
hacer que los músculos – incluyendo el miocardio– pierdan fuerza lo
que conduce a un mayor riesgo de cardiopatías más adelante en la
vida.

El tratamiento nutricional es de gran importancia para conseguir una


mejoría del paciente, ya que es extremadamente difícil corregir los
aspectos psíquicos del enfermo sin mejorar previamente su estado
nutricional. El primer paso en el tratamiento es, por tanto, conseguir
que el paciente deponga su negativa a comer y pueda ganar peso.

La rehabilitación nutricional debe basarse en la administración de una


dieta equilibrada que contenga proteínas, grasas e hidratos de car-
bono en las proporciones adecuadas y vitaminas y minerales en
cantidad suficiente para cubrir las ingestas recomendadas.

La utilización de suplementos puede ser muy útil, especialmente en el


caso de aquellos pacientes que evitan comer una dieta normal. Es
muy importante establecer un plan individualizado para cada paciente
que comprenda: un detallado historial dietético del consumo actual y
pasado de alimentos; una estimación del contenido calórico de la dieta
actual y la selección de los niveles energéticos tanto para la dieta
inicial como para la de mantenimiento una vez alcanzado el peso
«meta».

Aunque existen pocas pautas para la realimentación del paciente con


AN, la cantidad de energía administrada en una primera fase de
recuperación debe hacer frente a las necesidades energéticas de la
tasa metabólica basal en pacientes inmovilizados, con un aumento de
200-250 kcal por semana durante las primeras fases del tratamiento e
incrementos mayores en fases posteriores (Clínica Mayo, 1988;
Carruth, 1990).

Por otra parte, no pueden olvidarse ciertas complicaciones que la


etapa de realimentación presenta. Así, es frecuente la aparición de
alteraciones gástricas (especialmente dilatación) y edema periférico,
por lo que la mayoría de los autores consideran que al comienzo de-
ben emplearse dietas bajas en energía, aumentando gradualmente el
aporte calórico hasta conseguir el peso deseado.

En este sentido, algunos autores creen que emplear dietas muy


energéticas puede ser contraproducente desde el punto de vista
psíquico ya que podrían ser rechazadas o podrían dar lugar a
tendencias bulímicas, por lo que se- ría suficiente comenzar con una
ingesta de aproximadamente 1.200 a 2.000 kcal/día durante la primera
o las dos primeras semanas (Forbes y col., 1984; Huse y Lucas,
1984).

En otros casos se observa una evolución más favorable cuando los


pacientes son obligados a comer grandes cantidades de alimentos
equivalentes a 3.000 - 5.000 kcal/día (Russell, 1983).

Por otra parte, y dado el estrés psíquico y emocional que «comer» le


supone al paciente, existen formas de aumentar la cantidad de energía
sin que este estrés emocional se acentúe.

Por ejemplo, añadir azúcar o cacao a la leche, acompañar algunas


comidas con mayonesa o tomate frito, establecer una cantidad mínima
de aceite para condimentar y aliñar las comidas y utilizar el huevo o la
leche para la preparación de los platos.
Acompañar las comidas con zumos, batidos o bebidas azucaradas
también puede ayudar a aumentar el contenido en energía de las
mismas de forma no apreciable (Núñez y col., 1995).

La recuperación satisfactoria desde el punto de vista nutricional no


requiere una dieta especialmente rica en proteína. Una ingesta de
1.5 a 2 g de proteína por kg peso corporal, junto con la cantidad
necesaria de minerales y vitaminas, parece suficiente para que
puedan llevarse a cabo todos los procesos anabólicos (Forbes y col.,
1984).
quiebra o se cae, problemas dentales causados por el ácido estomacal
que pudre el esmalte dental durante los vómitos repetidos, insomnio y
fatiga. Con frecuencia, las anoréxicas dejan de tener el periodo. En los
niños y quinceañeros puede retrasar la pubertad y causar problemas
de desarrollo físico.

La anorexia también puede causar trastornos de la personalidad y el


comportamiento. Una persona anoréxica puede tener un miedo
intenso a engordar o tener una percepción distorsionada de su propia
figura corporal; tener un peso corporal normal y sano puede hacer que
se sientan tensos y muy nerviosos.

Pueden caer en depresión, volverse introvertidos o impacientes, tener


cambios de humor, perder el interés por las actividades normales,
hacer demasiado ejercicio, empezar a vomitar en secreto o a tomar
laxantes, o usar inhibidores del apetito o diuréticos.
Se desconoce la causa exacta de la anorexia nerviosa. Es una
enfermedad compleja causada probablemente por una combinación
de factores biológicos y sociales, incluyendo: la presión social por
estar delgado con el fin de tener atractivo sexual, la historia familiar
(genética), el tipo de personalidad y las relaciones familiares.

Las investigaciones sugieren que el estrés, las experiencias difíciles


de la vida y la turbación del desarrollo sexual también pueden
contribuir al desencadenamiento de la anorexia.

Una persona anoréxica normalmente pesa 15 por ciento menos del


peso que le corresponde por su edad y estatura. El diagnóstico
supone una evaluación tanto de los factores psicológicos como de los
físicos. Puede conllevar una evaluación de la actitud ante el peso, la
alimentación, las dietas y la imagen corporal.

El diagnóstico de la anorexia nerviosa puede resultar difícil ya que la


mayoría de quienes tienen la enfermedad lo niegan y normalmente
acuden al tratamiento de manos de un familiar. Además, la gravedad
de la anorexia cambia de una persona a otra. Una persona anoréxica
puede ir al médico de familia por otros síntomas como falta de
periodos menstruales, dolor abdominal, hinchazón o estreñimiento. La
anorexia es una enfermedad grave y compleja que normalmente
requiere atención médica especializada.

Generalmente, el tratamiento es hospitalario como paciente externo. El


objetivo es aumentar el peso corporal, restablecer patrones de
alimentación sanos y afrontar toda creencia falsa sobre la
alimentación, peso e imagen corporal. Normalmente, se ofrecerán
tratamientos psicológicos como la psicoterapia cognitivo-conductual.
Existen números telefónicos de líneas de apoyo e información para los
trastornos alimenticios.

Algunas veces, una persona anoréxica puede quedarse tan débil que
debe ser ingresada en el hospital. Si esto fuera el caso, el hospital se
encarga de administrar la ingesta de alimentos y líquidos.

Es posible que otras enfermedades provocadas por la anorexia


nerviosa deban tratarse con medicamentos. En algunos casos, puede
ser aconsejable la administración de medicamentos antidepresivos.

A las anoréxicas les puede resultar más difícil quedarse embarazadas


y que sea más probable que tengan bebés prematuros o de poco
peso. En las personas que presentan anorexia antes o durante la
pubertad, se pueden producir retrasos en los cambios físicos de la
pubertad o un crecimiento atrofiado.

Los anoréxicos tienen mayor riesgo de contraer osteoporosis (huesos


quebradizos) más adelante en la vida. La anorexia también puede
hacer que los músculos – incluyendo el miocardio– pierdan fuerza lo
que conduce a un mayor riesgo de cardiopatías más adelante en la
vida.
El tratamiento nutricional es de gran importancia para conseguir una
mejoría del paciente, ya que es extremadamente difícil corregir los
aspectos psíquicos del enfermo sin mejorar previamente su estado
nutricional. El primer paso en el tratamiento es, por tanto, conseguir
que el paciente deponga su negativa a comer y pueda ganar peso.

La rehabilitación nutricional debe basarse en la administración de una


dieta equilibrada que contenga proteínas, grasas e hidratos de car-
bono en las proporciones adecuadas y vitaminas y minerales en
cantidad suficiente para cubrir las ingestas recomendadas.

La utilización de suplementos puede ser muy útil, especialmente en el


caso de aquellos pacientes que evitan comer una dieta normal. Es
muy importante establecer un plan individualizado para cada paciente
que comprenda: un detallado historial dietético del consumo actual y
pasado de alimentos; una estimación del contenido calórico de la dieta
actual y la selección de los niveles energéticos tanto para la dieta
inicial como para la de mantenimiento una vez alcanzado el peso
«meta».

Aunque existen pocas pautas para la realimentación del paciente con


AN, la cantidad de energía administrada en una primera fase de
recuperación debe hacer frente a las necesidades energéticas de la
tasa metabólica basal en pacientes inmovilizados, con un aumento de
200-250 kcal por semana durante las primeras fases del tratamiento e
incrementos mayores en fases posteriores (Clínica Mayo, 1988;
Carruth, 1990).
Por otra parte, no pueden olvidarse ciertas complicaciones que la
etapa de realimentación presenta. Así, es frecuente la aparición de
alteraciones gástricas (especialmente dilatación) y edema periférico,
por lo que la mayoría de los autores consideran que al comienzo de-
ben emplearse dietas bajas en energía, aumentando gradualmente el
aporte calórico hasta conseguir el peso deseado.
El tratamiento de la anorexia, como podéis, ver no es un tratamiento
sencillo ni rápido ya que en el trastorno suelen estar involucrados
muchos factores, no sólo la alimentación.

TRATAMIENTO

El tratamiento para la anorexia no es un camino fácil, ya que muchas


de las personas que presentan la afección no desean buscar ayuda. El
tratamiento se proporciona a través de una combinación de factores y
recursos, que incluyen terapia, educación nutricional y tratamiento
médico, en caso de desnutrición severa u otras complicaciones
médicas relacionadas con la anorexia nerviosa.

En casos severos de anorexia, puede ser apropiado alimentar al


paciente por medio de un tubo especialmente diseñado, ya que el
paciente puede negarse a comer o encontrarse en una condición de
desnutrición grave.

El tratamiento para la anorexia debe centrarse en varios factores. El


peso del paciente debe ser devuelto a un nivel saludable. También
debe aprender que la nutrición es un factor fundamental. Los
pacientes a menudo reciben planes de alimentos y objetivos
nutricionales para trabajar.

A medida que avanza el tratamiento para restablecer hábitos


alimenticios saludables y una nutrición adecuada, los pacientes
pueden beneficiarse de las sesiones de terapia, incluida la terapia
familiar para adultos jóvenes y adolescentes. La terapia continua es
particularmente importante, porque la curación de la anorexia es
extremadamente estresante y los pacientes necesitan mucho apoyo.

Para una resolución positiva de la anorexia, a menudo es necesaria la


participación de un equipo de expertos compuesto por psicólogos,
psiquiatras, dietistas y pediatras.

La anorexia nerviosa es un trastorno de la alimentación que afecta


generalmente a las mujeres jóvenes. Los anoréxicos tienen un miedo
intenso a engordar y perder el control de su figura corporal. Una
carencia de nutrición adecuada puede causar problemas de salud
física y mental, por lo tanto, la anorexia debe tratarse lo antes posible.

A menudo, la anorexia nerviosa comienza entre los 15 y 25 años, pero


puede desarrollarse en niños de tan solo 10 años o en personas
mayores. Aunque el 90 por ciento de quienes tienen anorexia son
mujeres, la anorexia también puede afectar a los hombres.
Resulta difícil calcular lo extendida que está la anorexia nerviosa, pero
los sondeos sugieren que el 1 por ciento de las jóvenes (de 15 a 25
años) padecen la enfermedad.

El síntoma principal de la anorexia es la pérdida de peso debida a una


ingesta de alimentos baja. Los niños con anorexia pueden seguir
engordando, pero menos que al ritmo normal de un niño de la misma
edad.

Otros síntomas son: dolores de estómago, estreñimiento, diarrea,


desmayos, mareos, piel seca, áspera o descolorida, pelo ralo que se
quiebra o se cae, problemas dentales causados por el ácido estomacal
que pudre el esmalte dental durante los vómitos repetidos, insomnio y
fatiga. Con frecuencia, las anoréxicas dejan de tener el periodo. En los
niños y quinceañeros puede retrasar la pubertad y causar problemas
de desarrollo físico.

La anorexia también puede causar trastornos de la personalidad y el


comportamiento. Una persona anoréxica puede tener un miedo
intenso a engordar o tener una percepción distorsionada de su propia
figura corporal; tener un peso corporal normal y sano puede hacer que
se sientan tensos y muy nerviosos.

Pueden caer en depresión, volverse introvertidos o impacientes, tener


cambios de humor, perder el interés por las actividades normales,
hacer demasiado ejercicio, empezar a vomitar en secreto o a tomar
laxantes, o usar inhibidores del apetito o diuréticos.
Se desconoce la causa exacta de la anorexia nerviosa. Es una
enfermedad compleja causada probablemente por una combinación
de factores biológicos y sociales, incluyendo: la presión social por
estar delgado con el fin de tener atractivo sexual, la historia familiar
(genética), el tipo de personalidad y las relaciones familiares.

Las investigaciones sugieren que el estrés, las experiencias difíciles


de la vida y la turbación del desarrollo sexual también pueden
contribuir al desencadenamiento de la anorexia.

Una persona anoréxica normalmente pesa 15 por ciento menos del


peso que le corresponde por su edad y estatura. El diagnóstico
supone una evaluación tanto de los factores psicológicos como de los
físicos. Puede conllevar una evaluación de la actitud ante el peso, la
alimentación, las dietas y la imagen corporal.

El diagnóstico de la anorexia nerviosa puede resultar difícil ya que la


mayoría de quienes tienen la enfermedad lo niegan y normalmente
acuden al tratamiento de manos de un familiar. Además, la gravedad
de la anorexia cambia de una persona a otra. Una persona anoréxica
puede ir al médico de familia por otros síntomas como falta de
periodos menstruales, dolor abdominal, hinchazón o estreñimiento. La
anorexia es una enfermedad grave y compleja que normalmente
requiere atención médica especializada.
Generalmente, el tratamiento es hospitalario como paciente externo. El
objetivo es aumentar el peso corporal, restablecer patrones de
alimentación sanos y afrontar toda creencia falsa sobre la
alimentación, peso e imagen corporal. Normalmente, se ofrecerán
tratamientos psicológicos como la psicoterapia cognitivo-conductual.
Existen números telefónicos de líneas de apoyo e información para los
trastornos alimenticios.

Algunas veces, una persona anoréxica puede quedarse tan débil que
debe ser ingresada en el hospital. Si esto fuera el caso, el hospital se
encarga de administrar la ingesta de alimentos y líquidos.

Es posible que otras enfermedades provocadas por la anorexia


nerviosa deban tratarse con medicamentos. En algunos casos, puede
ser aconsejable la administración de medicamentos antidepresivos.

A las anoréxicas les puede resultar más difícil quedarse embarazadas


y que sea más probable que tengan bebés prematuros o de poco
peso. En las personas que presentan anorexia antes o durante la
pubertad, se pueden producir retrasos en los cambios físicos de la
pubertad o un crecimiento atrofiado.

Los anoréxicos tienen mayor riesgo de contraer osteoporosis (huesos


quebradizos) más adelante en la vida. La anorexia también puede
hacer que los músculos – incluyendo el miocardio– pierdan fuerza lo
que conduce a un mayor riesgo de cardiopatías más adelante en la
vida.
El tratamiento nutricional es de gran importancia para conseguir una
mejoría del paciente, ya que es extremadamente difícil corregir los
aspectos psíquicos del enfermo sin mejorar previamente su estado
nutricional. El primer paso en el tratamiento es, por tanto, conseguir
que el paciente deponga su negativa a comer y pueda ganar peso.

La rehabilitación nutricional debe basarse en la administración de una


dieta equilibrada que contenga proteínas, grasas e hidratos de car-
bono en las proporciones adecuadas y vitaminas y minerales en
cantidad suficiente para cubrir las ingestas recomendadas.

La utilización de suplementos puede ser muy útil, especialmente en el


caso de aquellos pacientes que evitan comer una dieta normal. Es
muy importante establecer un plan individualizado para cada paciente
que comprenda: un detallado historial dietético del consumo actual y
pasado de alimentos; una estimación del contenido calórico de la dieta
actual y la selección de los niveles energéticos tanto para la dieta
inicial como para la de mantenimiento una vez alcanzado el peso
«meta».

Aunque existen pocas pautas para la realimentación del paciente con


AN, la cantidad de energía administrada en una primera fase de
recuperación debe hacer frente a las necesidades energéticas de la
tasa metabólica basal en pacientes inmovilizados, con un aumento de
200-250 kcal por semana durante las primeras fases del tratamiento e
incrementos mayores en fases posteriores (Clínica Mayo, 1988;
Carruth, 1990).

Por otra parte, no pueden olvidarse ciertas complicaciones que la


etapa de realimentación presenta. Así, es frecuente la aparición de
alteraciones gástricas (especialmente dilatación) y edema periférico,
por lo que la mayoría de los autores consideran que al comienzo de-
ben emplearse dietas bajas en energía, aumentando gradualmente el
aporte calórico hasta conseguir el peso deseado.

En este sentido, algunos autores creen que emplear dietas muy


energéticas puede ser contraproducente desde el punto de vista
psíquico ya que podrían ser rechazadas o podrían dar lugar a
tendencias bulímicas, por lo que se- ría suficiente comenzar con una
ingesta de aproximadamente 1.200 a 2.000 kcal/día durante la primera
o las dos primeras semanas (Forbes y col., 1984; Huse y Lucas,
1984).

En otros casos se observa una evolución más favorable cuando los


pacientes son obligados a comer grandes cantidades de alimentos
equivalentes a 3.000 - 5.000 kcal/día (Russell, 1983).

Por otra parte, y dado el estrés psíquico y emocional que «comer» le


supone al paciente, existen formas de aumentar la cantidad de energía
sin que este estrés emocional se acentúe.
Por ejemplo, añadir azúcar o cacao a la leche, acompañar algunas
comidas con mayonesa o tomate frito, establecer una cantidad mínima
de aceite para condimentar y aliñar las comidas y utilizar el huevo o la
leche para la preparación de los platos.

Acompañar las comidas con zumos, batidos o bebidas azucaradas


también puede ayudar a aumentar el contenido en energía de las
mismas de forma no apreciable (Núñez y col., 1995).

La recuperación satisfactoria desde el punto de vista nutricional no


requiere una dieta especialmente rica en proteína. Una ingesta de
1.5 a 2 g de proteína por kg peso corporal, junto con la cantidad
necesaria de minerales y vitaminas, parece suficiente para que
puedan llevarse a cabo todos los procesos anabólicos (Forbes y col.,
1984).

Se re- comienda una ingesta diaria relativamente alta de ácidos grasos


esenciales, de un 5 a un 7% de las calorías totales en forma de
linoleico. Es importante cuidar la ingesta de calcio, ya que, aunque
ésta no suele ser deficitaria en estos enfermos existe un mayor riesgo
de osteoporosis, como ya se ha comentado.
BIBLIOGRAFÍA

 https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/
000362.htm#:~:text=La%20anorexia%20es%20un
%20trastorno,cuando%20est%C3%A1n%20con%20peso
%20insuficiente.

 https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/anorexia-
nervosa/symptoms-causes/syc-20353591

 https://cuidateplus.marca.com/enfermedades/psiquiatricas/
anorexia.html

 https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/
anorexia-nerviosa

 https://www.healthychildren.org/Spanish/health-issues/
conditions/emotional-problems/Paginas/Eating-Disorders-
Anorexia.aspx

 https://www.msdmanuals.com/es-mx/hogar/trastornos-de-la-
salud-mental/trastornos-de-la-conducta-alimentaria/anorexia-
nerviosa

 https://es.wikipedia.org/wiki/Anorexia_nerviosa
 https://www.topdoctors.es/diccionario-medico/anorexia
 https://www.gob.mx/salud/articulos/29920

 https://www.nhs.uk/translationspanish/Documents/
anorexia_nervosa_spanish_FINAL.pdf

 https://www.endocrinologiapediatrica.org/revistas/P1-E38/P1-
E38-S3128-A705.pdf

 https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-trastornos-
conducta-alimentaria-anorexia-bulimia-X0212047X10489696

 https://www.inmujeres.gob.es/publicacioneselectronicas/
documentacion/Documentos/DE1488.pdf

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