El Dibujo
El Dibujo
El Dibujo
El dibujo es una de las artes más antiguas utilizada ya en las cuevas paleolíticas
para la representación de animales, personas o ideogramas. Aunque es una técnica de
arte en sí misma, posteriormente se ha utilizado como paso anterior a la realización de
obras con otras técnicas al realizar bocetos preparatorios en los que se compone la
escena, se distribuyen las figuras en el espacio, ...
EL DIBUJO
Pero el periodo más importante del dibujo fue el S. XVI que presenció, por
razones de orden social y cultural, la plena madurez de su potencialidad. En la Italia
humanística el dibujo se convirtió en el instrumento de investigación por excelencia y
no sólo limitado a los complejos estudios de perspectiva de un Piero della Francesca o
de un Paolo Uccello, sino llevado, con Leonardo, al análisis científico del hombre y del
mundo natural. Leonardo fue el primero que llegó a una distinción razonada entre
“diseño mental” o proyecto del artista, remitiéndose a la Idea neoplatónica, y diseño del
artífice cuyo primer esbozo era considerado una intuición de aquella Idea. De hecho,
sólo el esbozo es capaz de fijar los “movimientos”: ésta es la premisa en que se asienta
el posterior razonamiento de Baldinucci, según el cual la mancha resulta fascinante no
sólo porque refleja la primera idea del artista, sino porque, además, es imposible de
falsificar, elemento muy importante a la hora de identificar o atribuir una obra. El dibujo
por tanto, no fue sólo un instrumento de trabajo e investigación sino que asumió un
valor por sí mismo, hasta el punto de que el propio Leonardo expuso en público un
dibujo para una santa Ana. Fue también Leonardo el que introdujo novedades
fundamentales, tanto técnicas -como la sanguina, piedra blanda “que proviene de los
montes alemanes” (Vasari) y que permitía realizar los dibujo con mayor facilidad y
rapidez- como tipológicas, los llamados “presentation drawings” (o “dibujos
magistrales”), llevados a cabo por encargo de personas pudientes o de amigos. El
primero de estos dibujo, conocido a través de fuentes, es Neptuno realizado por
Leonardo para su amigo Antonio Segni, pero los más famosos son los donados por
Miguel Ángel a Vittoria Colonna y Tommaso de Cavalieri: dibujos muy bien
terminados que poco tienen que ver con el esbozo. Miguel Ángel encarnó el mito
florentino del dibujo contrapuesto al color véneto; el triunfo del artista, como cima
suprema de la evolución artística descrita en las Vidas de Vasari, significó también el
pleno reconocimiento del dibujo como actividad artística autónoma. Por una carta de
Miguel Ángel a su hermano sabemos que el magnifico dibujo de La batalla de Cascina
(1503) estaba guardado bajo llave: Vasari recuerda cómo, muy pronto, se convirtió en la
academia de las jóvenes generaciones. Estos hechos son la prueba evidente del prestigio
que alcanzó el dibujo como expresión directa del genio del artista, valor
imprescindiblemente ligado al nuevo interés por la originalidad de la invención
compositiva. Desde luego, la contraposición vasariana entre dibujo florentino y color
véneto era artificiosa, como lo demuestran los espléndidos dibujos de Carpaccio y
Tiziano; pero es un hecho que la mayor parte de las hojas de los S. XV y XVI, llegadas
hasta nosotros, pertenecen a maestros toscanos. Este hecho está relacionado, en parte,
con el precoz desarrollo del coleccionismo -de Ghiberti a Vasari, de los Médicis a otros
nobles florentinos- y con el reconocimiento teórico de la utilidad y autonomía del dibujo
que, según Vasari, es “el padre de las tres artes”.
Hacia finales del S. XVI, en los escritos de los teóricos manieristas, se cumplió
un proceso que iniciado con el “diseño mental” de Leonardo alcanzó gradualmente el
“diseño interno” de F. Zuccari, según el cual el proyecto -la idea- era más importante
que su ejecución: este concepto está ligado a la emancipación social del artista que ya
no adquiría su formación en el taller sino en la Academia. Los artistas eran cada vez
más cultos y conscientes de su papel, hasta el punto de que, en 1615, Guercino decidió
organizar, con gran éxito de público, una muestra para exponer sus dibujos. Al mismo
tiempo, en la academia fundada por los Carracci en Bolonia, había disminuido el interés
por la copia de los modelos de cera o madera, fundamento de los talleres manieristas,
privilegiándose el estudio del natural; de este modo se iniciaba una práctica académica
destinada a mantenerse intacta hasta el S. XIX.
Goya es quizás el último de los grandes dibujantes clásicos. En los dibujo que
realizó a partir de su enfermedad -recogidos en álbumes y realizados preferentemente a
la aguada de tinta china a pincel y, más adelante, a la sepia- se refleja su extraordinario
potencial creativo.
Hacia mediados del S. XIX el dibujo entró en crisis, en parte a causa de la difusión
de la fitografía y en parte por la decadencia de la enseñanza académica. Pintores como
E. Delacroix y T. Gericault consideraron más indicado afrontar directamente el esbozo;
y aunque los grandes artistas de los S. XIX y XX, como Degas, Cézanne, Picasso y
Klee, continuaron dibujando, por lo general, el arte del dibujo acabó reducido al campo
de los carteles, la publicidad, la arquitectura y el diseño industrial.
EL DIBUJO
En los países del Extremo Oriente, China y Japón, un único término, hua,
designa la pintura, el dibujo y la escritura, unificados en el plano teórico y técnico en
cuanto a proceso de formación conceptual de imágenes que, en medio de su objetividad,
consideran semejantes.
4. Dimensiones.- La relativa rapidez del tiempo de ejecución es, por otra parte,
proporcional a las dimensiones, generalmente reducidas, del dibujo; considerando
aparte los cartones preparatorios, de los que hablaremos más tarde, justificados por
exigencias prácticas.
La técnica más simple y más antigua consiste en trazar los signos con uno o
más dedos de la mano, presionando una superficie blanda. (...) El dibujo en arcilla,
salvo algunas experiencias en el período Magdaleniense (último período del paleolítico
superior) cede en seguida el puesto a las incisiones en paredes rocosas. La incisión se
practicó en guijarros, hueso, cuerno, luego en metales y cerámicas, por medio de
rudimentarias tachuelas de piedra, escamas de piedra dura y finalmente con puntas
metálicas (...)
Fue considerado “el padre de las tres artes: arquitectura, es cultura y pintura”
(Vasari). Fundamento de las artes, se le aseguró una connotación intelectual como
proyección plástica de la Idea (disegno). Los dibujos pueden tener un sentido de obra
definitiva o bien ser trabajos preparatorios para obras realizadas en otras técnicas y
soportes. Se trata de una expresión artística con identidad propia desde la cultura
renacentista italiana, tal es así que el autor de Las Vidas recopiló dibujos de diversos
auto res organizados históricamente en un Libro de Disegni que alcanzó varios
volúmenes. La práctica del dibujo se consideró esencial en la dinámica del aprendizaje
(Cennini) y posteriormente en el marco de la Academia, inaugurándose en 1593 en
Roma la Accademia del Dissegno por Zuccaro (h. 1540-1609). Especialmente en el
siglo XVIII se representaron salas de las Academias en donde los artistas dibujan ante
modelos vivos: el cuadro de Houasse (1680-1730) es uno de ellos. Las características
materiales de los dibujos los hacen sensibles al medio ambiente y a la manipulación.
La piel de la res (ternera, oveja, cabra), limpia de pelo, adoba da para que se
ablande y estirada es el pergamino. La vitela pro cede de animales jóvenes y, por tanto,
es una piel más fina. Durante la Edad Media constituyó un soporte adecuado para
dibujar, que se preparaba bruñéndolo con piedra pómez. El dibujo se realizaba sobre
una preparación a base de hueso molido, albayalde, tierras, etc.
Fibras vegetales (de lino de los trapos, algodón, cáñamo,...) eran dejadas en
pudrición, maceradas en una tina con agua y con gran des mazos mecánicamente
trituradas. Al introducir en esa sustancia acuosa y ligeramente espesa un bastidor con su
base reticulada de hilos de latón (verjuras: los verticales son los corondeles, los otros
los puntizones) enmarcada por varillas de madera queda en ella depositada la pasta: este
molde -forma- da el formato a la hoja de papel (papel de tina). Una vez escurrida por el
tamiz, la hoja tiene cierta consistencia y puede depositarse sobre fieltro de laña que irá
ensopando el agua que aún contiene. Apiladas, con su separación de fieltro
correspondiente, pueden ser presionadas por una prensa manual que irá expulsando el
líquido adicional. El sistema tradicional obliga a que las hojas se sequen en tendederos.
La flaccidez se elimina introduciendo la hoja en una sustancia glutinosa a base de cola
animal hervida (papel encolado) que al mismo tiempo lo hará menos absorbente, apto
para técnicas específicas. Una superficie lisa (papel satinado) se consigne presionando
mecánicamente la hoja entre placas metálicas o golpeando con un mazo. La textura del
papel (grano) depende del acabado -los destinados a las técnicas húmedas no se satinan,
mientras que la rugosidad del fieltro proporciona determinada textura a la hoja- pero en
principio del tipo de molde: la malla de estructura abierta da lugar al papel verjurado,
una tupida, como la de la tela, al avitelado (desde mediados del siglo XVIII), el cual no
deja marcas en la hoja (obras de Degas, Odilon Redon -1840/1916-...). La marca del
fabricante -filigrana- se refleja en la hoja gracias a un diseño de hilo metálico cosido
sobre el verjurado del molde, indicando a menudo el nombre y/o la localidad y la
cronología (en España es famoso el de Capellades). Actualmente se fabrican papeles
para dibujo con diferente textura (lisa, semiáspera, granulada) aptos para técnicas
diferentes.
Unas técnicas se aplican directamente, para los procedimientos con tinta o con
pigmento líquido plumas y pinceles. Entre las primeras, están las de madera (plumas de
caña o de bambú) y las de ave (ganso, oca, cuervo, cisne...) más versátiles y de trazo
más fino; la pluma metálica surgió a fines del siglo XVIII. Los pinceles son de pelo de
animal (ardilla, marta, nutria...); se comercializan también de fibra sintética.
f) Clarión.- Pasta blanca obtenida con yeso mate y greda (actualmente del talco
mineral), se emplea como lápiz para bosquejos en los so portes imprimados y en los
dibujos en papel coloreado o para dar toques de luz en obras realizadas con lápiz negro
o sanguina.
i) Tinta.- Sustancia fluida apta como medio para el dibujo sobre papel
empleando plumas y pinceles. La aguada se aplica con pincel facilitando tonos y
luminosidad.
Sabemos por las fuentes que durante el período helenístico y en Roma en los
primeros siglos del Imperio se usaban dibujos y cartones, casi siempre copias de
originales célebres, que constituían un repertorio iconográfico usado mucho tiempo por
los talleres, tanto para decoración pictórica como de mosaicos. Estos dibujos, de los que
no se ha conservado ningún ejemplo, desempeñaban una función de ayuda mecánica y
presuponían la traducción a otra técnica artística. Pero hacia finales de los primeros
siglos de la era cristiana el dibujo se usó principalmente para la ilustración de libros,
como preparación para la miniatura o como forma autónoma de expresión.
Junto a estos dibujos que ilustran un texto o que pueden ser copias de
miniaturas o servir de modelos para ellas encontramos desde el siglo XI en adelante
verdaderos repertorios de motivos iconográficos, reunidos en cuadernos, que se podían
utilizar como modelos para miniatura, pintura y otras técnicas artísticas. De entre los
pocos conservados (alrededor de una decena) destaca el álbum de Villard de
Honnecourt, arquitecto picardo, de mediados del siglo XIII, como repertorio de motivos
arquitectónicos tomados normalmente de edificios existentes.
A finales del siglo XIII se crea una fábrica de papel en Fabriano; en el siglo X
surgen establecimientos artesanos de producción de papel en Padua, Treviso y Cividale.
Con la introducción de la muela hidráulica a finales del siglo X y con la invención de la
pila cilíndrica en el siglo XVII se consiguió un sistema de fabricación mucho más
rápido.
Quedan poquísimos dibujos del siglo X sobre papel. La rareza de tales obras se
atribuye o a la mala calidad del papel o a la falta de preocupación de los siglos
siguientes por ellos; sin embargo Procacci, refiriéndose a Oertel, lanza la hipótesis de
que los maestros evitasen los estudios preparatorios en papel, queriendo demostrar con
ello el dominio completo del oficio, dibujando directamente en las paredes (trazos al
carboncillo, sinopia, etc...).
Cennino Cennini, en su tratado I libro del Arte, de tradición medieval, dice aún
que se debe empezar dibujando en una tablilla de madera dura (boj) enyesada para pasar
luego al papel de tipo pergamino y finalmente a papel tela. Pero en pocos años la
situación cambia radicalmente. La invención de la imprenta acentúa enormemente el
proceso de difusión del papel, con lo que los artistas empiezan a usar ampliamente este
nuevo soporte cuyas enormes posibilidades expresivas descubren además de su bajo
costo.
Estilete con punta de plata.- Conocido ya por los romanos para dibujar en
tablillas y pizarras, usado con frecuencia en los siglo XIV y XV para dibujos en
pergamino sobre un soporte duro y en papel preparado con blanco de china o de fondo
coloreado. Proporciona un trazo delicado y brillante, con efectos de esfumados (Paolo
Uccello, Fra Angelico, Lorenzo di Credi, Benozzo Gozzoli, Leonardo).
Estilete con punta de plomo.- Se usa sobre papel sin preparar; proporciona un
trazo negruzco que se hace marrón al cabo de cierto tiempo por oxidación. Se puede
borrar.
b) Tinta de ácido tánico (agalla de encina), de color marrón, con goma arábiga
y vitriolo. La presencia de ácido tánico, hierro y vitriolo pro voca la corrosión del papel.
e) Otras tintas, de diferentes colores (azul índigo, verde, rojo), usadas más
raramente y por lo general sobre papel preparado.
Las dos últimas son acuarelas más que tintas y se emplean generalmente más
para dar sombras en el dibujo que para trazar las líneas de contorno.
Pincel.- Cennini (...) aconseja para dibujar el pincel de pelo de ardilla. Luego
se usaron pinceles de pelo de turón, perro, etc. El pincel se usa con tintas puras o
diluidas en agua (acuarelas), sólo o para dar sombras y luces a las líneas trazadas con
estiletes metálicos, plumas o lápiz. Las sombras se obtienen con acuarela, las luces con
albayalde, reservando el papel o borrando el trazo. A veces para obtener efectos
especiales se utilizaron colores al óleo y al temple (Domenico Tintoretto, Grechetto,
Domenico Piola).
Sanguina.- Lápiz roio, arcilla ferruginosa. Muy usada desde mediados del siglo
XV, sola o junto con el lápiz negro (Leonardo, Pontormo, Parmigianino, Tiepolo,
Watteau, Fragonard, etc.).
Yeso.- El yeso blanco, conocido desde la Edad Media, muy usado desde el
siglo XVII en adelante para iluminar dibujos, sustituyendo a menudo al albayalde, solo
o con tizas coloreadas, lápiz negro y rojo en papel preparado (Goya, Watteau y Rubens).
Grafito inglés o mino de plomo.- Conocido desde finales del siglo XVII, se usó
en Flandes y Holanda. Su friabilidad limitó su difusión hasta que Conté, en 1790, pensó
en formar un conglomerado de polvo de grafito y arcilla, procedimiento que sigue en
vigor hoy día para la fabricación de lápices corrientes (lápiz Conté). El grado de cocción
y el porcentaje de los componentes permiten variar su dureza, (Ingres). En el siglo XIX
el lápiz de Conté fue el medio preferido para los dibujos de estudio y didácticos,
usándose también casi todas las otras técnicas conocidas cuando no nuevas invenciones
como en el caso de Prud’hon que usaba yesos blancos y negros sobre fondo azul.
Proyecto y Ejecución
Ya a finales del siglo XIV Cennino Cenníni considera el dibujo junto con el
color “fundamento del arte”. Fundamento práctico en cuanto que la habilidad manual
conseguida con el ejercicio es paso indispensable para llegar a la Pintura, a la Escultura
y a la Arquitectura, y fundamento teórico.
No todos los artistas y tratadistas del arte del Renacimiento comparten estas
posturas. Para Alberti (...) el dibujo se identifica con la circoscriptio, línea de contorno,
límite de las cosas, concepto abstracto que se encuentra de nuevo en Piero della
Francesca (...) uno de los componentes de la Pintura junto con la compositio y la
receptione di larva, mientras que los venecianos sostienen también por reacción contra
la teoría vasariana la preeminencia del color sobre el dibujo.
Para el académico Ingres “el dibujo comprende también el color”, mientras que
“la perfección de la forma se encuentra en el acabado” (contrario por tanto al apunte y al
boceto); para el “romántico” Delacroix, admirador de Leonardo, “los pequeños apuntes
son mucho más seguros y mejor dibujados que los cuadros grandes” y “ello hace que el
esbozo sea la expresión por excelencia, no es la supresión de los detalles sino la
subordinación a las grandes líneas que deben dominar”.
Es una de tantas variantes del dibujo con lápiz de color. El pastel se obtiene
empastando el pigmento en polvo con agua mezclada con diferentes sustancias según el
color y dureza deseados (por lo general agua de cocer cebada o lino, goma arábiga y
jabón de Marsella). La intensidad del color varía según las proporciones del pigmento y
las sustancias diluyentes empleadas. La pasta se moldea en forma de cilindros y se deja
secar. Los pasteles pueden ser blandos, semiduros y duros, estos últimos suelen estar
tratados con cera. Las gradaciones del tinte se obtienen añadiendo arcilla blanca; para
los rojos se usa bolo armenio; para los tonos oscuros la he matita negra. Dado que el
pigmento tiene un coste elevado en relación con el de las sustancias diluyentes, el pastel
que se encuentra en el comercio suele ser descolorido, bien distinto de la delicadeza de
tonos característica de esta técnica.
El pastel se puede emplear sobre cualquier superficie que sea lo bastante áspera
para retener una parte del color aplicado con una ligera presión. Existen papeles
“vidriados” preparados a propósito para el pastel que se pueden usar también sobre
tejido de grano fino. El difumina do efectuado con los dedos facilita la fusión de los
tonos y permite crear delicadas gradaciones
Ya que es muy difícil limpiar los pasteles, conviene tomar precauciones previas
que garanticen su conservación.
El pastel, usado ya en los siglos XV y XVI, servía para dar el toque final con
color a los retratos realizados con otras técnicas (punta de plata, sanguina). Sólo Hans
Holbein el Joven lo usó sistemáticamente en numerosas obras.