Resistencia A La Insulina
Resistencia A La Insulina
Resistencia A La Insulina
Estudios han demostrado que cuando hay demasiados AGL en la sangre, la capacidad
del cuerpo para responder a la insulina puede disminuir. Habitualmente, la
concentración de triglicéridos intracelulares está aumentada en el músculo y el tejido
hepático de las personas obesas, cabe suponer que como consecuencia del depósito del
exceso de AGL circulantes en esos órganos. Los triglicéridos intracelulares y los
productos del metabolismo de los ácidos grasos son inhibidores potentes de la
señalización de insulina y provocan un estado adquirido de resistencia a la insulina.
Esos efectos lipotóxicos de los AGL se producen a través de un proceso en el cual la
actividad de las proteínas clave de la señalización de la insulina se disminuye.
Función de la inflamación:
Debido a esto, se están realizando estudios con antagonistas de citocinas (en particular
de la IL-lB) en personas con diabetes tipo 2 para ver si pueden ayudar a controlar la
enfermedad.
El tejido adiposo no es un mero depósito pasivo de grasa, sino que puede actuar como
un órgano endocrino funcional que libera las denominadas adipocinas en respuesta a
estímulos extracelulares o a modificaciones del estado metabólico. Es decir, los
adipocitos también liberan IL-lB y otras citocinas proinflamatorias en la circulación en
respuesta al exceso de AGL, lo que favorece la resistencia periférica a la insulina. Por el
contrario, la adiponectina es una adipocina con actividad sensibilizadora a insulina que
parece actuar mitigando la respuesta inflamatoria.
Cuando el cuerpo desarrolla resistencia a la insulina, las células β del páncreas intentan
compensar produciendo más insulina de lo normal, llevando a un estado de
hiperinsulinemia. Esta sobreproducción de insulina puede mantener los niveles de
glucosa en sangre normales durante un tiempo. Sin embargo, finalmente, esa
compensación de las células β se vuelve inadecuada y se produce la progresión a la
hiperglucemia, que se acompaña de la pérdida absoluta de la masa de células β. En
consecuencia, el exceso de nutrientes como los AGL y la glucosa puede fomentar la
secreción de citocinas proinflamatorias desde las células p y provocar el reclutamiento
de células mononucleadas (macrófagos y linfocitos T) hacia el interior de los islotes,
dando lugar así a la producción de citocinas más localizada. Las consecuencias de este
microamibiente inflamatorio anómalo son, en primer lugar, la disfunción de las células
β y, finalmente, su muerte.
(Pág.742 hasta 743 - Patología estructural y funcional, Robbins y Contran, Edición 9).