Doctrina - La Nulidad en El Derecho Administrativo

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LA NULIDAD DE DERECHO PÚBLICO

EN VENEZUELA

Cecilia Sosa Gómez


Profesora de la Escuela de Derecho de la Facultad de Ciencias Jurídicas
y Políticas de pre y post grado de la Universidad Central de Venezuela,
Universidad Católica Andrés Bello y Universidad Arturo Michelena.
Miembro de Número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales (2017)

Resumen: La teoría de la nulidad de Derecho Público ha sido


mantenida por el Derecho Constitucional, y su reflexión origi-
naria se sitúa preferentemente en la esfera doctrinal, luego tras-
pasada a la jurisprudencia. Las consideraciones que recoge este
artículo sobre la nulidad de Derecho Público pretende llamar la
atención ante el cambio profundo en Venezuela con la constitu-
cionalización de las especialidades del Derecho, entre ellas la del
Derecho Administrativo. El desafío es reinsertar las nulidades de
Derecho Público como criterio restablecedor de la democracia y
del estado de derecho y garantía de los derechos humanos.
Palabras clave: Teorías de las nulidades, Derecho Constitucio-
nal, Derecho Administrativo, control de los Poderes Públicos.

Summary: The nullity Theory in the Public Law has been


analyzed by the Constitutional Law, basically, through the scho-
lars and the jurisprudence. This article proposes a new approach
based on the constitutional basis of the Public Law, including the
Administrative Law. The challenge is to restore the nullities in
the Public Law as a mechanism to protect democracy, rule of law
and human rights.
Keywords: Nullity theory, Constitutional Law, Administrative
Law, check and balances, judicial review.
Recibido: 10 de enero de 2018 Aceptado: 20 de febrero de 2018

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La Nulidad de Derecho Público en Venezuela
Cecilia Sosa Gómez

Sumario
Introducción
I. La nulidad consagrada en la Constitución
II. Áreas temáticas de las nulidades constitucionales
III. Los efectos de las nulidades de Derecho Público
Conclusión

Introducción
El título de este artículo hace pensar que ante una reali-
dad política y social sin Derecho y sin justicia como se vive
en Venezuela, qué importancia puede tener retomar algunos
temas, como es el que les presento en este artículo, cuya rele-
vancia puede ser propia de un país en que la institucionalidad
funciona de acuerdo a los cánones democráticos.

La verdad es que un examen de las nulidades de Derecho


Público nos puede colocar en la capacidad de calificar muchos
de los hechos que nos rodean con la apariencia de tener legi-
timidad jurídica, pero que sólo responden políticamente a la
instauración de la dictadura que nos rige; por eso me pareció
necesario en el marco de la Constitución, determinar cómo la
instauración de las vías de hecho, es resultado de aplicar la
doctrina de las nulidades de derecho público.

La teoría de la nulidad de Derecho Público ha sido mante-


nida por el Derecho Constitucional, y su reflexión originaria
se sitúa preferentemente en la esfera doctrinal, luego traspa-
sada a la jurisprudencia. Las consideraciones que recoge este
artículo sobre la nulidad de Derecho Público pretende llamar
la atención ante el cambio profundo en Venezuela con la cons-
titucionalización de las especialidades del Derecho, entre ellas
la del Derecho Administrativo, lo que hace necesario buscar
un significado innovador y ya no el rutinario tratamiento legal
y jurisprudencial de esta institución de las nulidades de dere-
cho público, más cuando hoy ni las leyes ni la jurisprudencia
respetan la primacía constitucional.

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I. La nulidad consagrada en la Constitución


La Constitución de 1811 en su artículo 150 preceptuaba
que “Los actos ejercidos contra cualquiera persona fuera de los
casos y contra las formas que la ley determina, son inocuos y
si por ellos se usurpa la autoridad constitucional o la libertad
del pueblo, serán tiránicos.” Es decir, al inicio de la vida inde-
pendiente de la Nación la Constitución asumió la decisión de
calificar por sus efectos las nulidades de derecho público, lo
que tomo luego un giro hacia la responsabilidad de los que
expidieren, firmaren, ejecutaren o mandaren a ejecutar decre-
tos, órdenes o resoluciones contrarias a la Constitución y leyes
que garanticen los derechos individuales, quienes debían ser
castigados conforme a las mismas leyes (Constitución de 1830
artículo 18); norma ésta última que se mantiene con alguna
variante de redacción, hasta la Constitución de 1858.

La Constitución de 1864 establece la nulidad de todo acto


del Congreso o del Ejecutivo Nacional que viole los derechos
garantizados a los Estados en la Constitución o ataque su inde-
pendencia; le corresponde su declaratoria de nulidad a la Alta
Corte, siempre que así lo pidan las mayorías de las legisla-
turas (artículo 92). Esta disposición se acompaña de otra que
se retoma hasta nuestros días: “Toda autoridad usurpada es
ineficaz; sus actos son nulos (artículo 104), prohibiéndose a
toda corporación o autoridad el ejercicio de cualquier fun-
ción que no esté conferida por la Constitución o las leyes
(artículo 105)”; disposición que se repite en la Constitución de
1874.

Ahora bien, la Constitución de 1904 cuando trata del Poder


Público retoma la norma que establecía “Toda autoridad usur-
pada es ineficaz y sus actos son nulos” (artículo 24), la que se
mantiene hasta la Constitución de 1936.

Es la Constitución de 1947 la que establece cómo debe


ejercerse el Poder Público y en tal sentido exige que se haga

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Cecilia Sosa Gómez

conforme a la Constitución y a las leyes que definen sus atribu-


ciones y facultades, estableciendo que todo acto que extralimite
dicha definición constituye una usurpación de atribuciones
(artículo 84); y luego, consagra que “Toda autoridad usurpada
es ineficaz y sus actos son nulos” y consagra la responsabili-
dad individual por extralimitación de facultades señaladas en
la Constitución o por quebrantamiento de la ley que determina
sus funciones, en los términos que ella misma establece (artí-
culo 88).

La Carta Magna de 1961 decide que es la Constitución y


las leyes las que definen las atribuciones del Poder Público
y a ellas debe sujetarse su ejercicio (artículo 117) y por tanto
“Toda autoridad usurpada es ineficaz, y sus actos son nulos”
así como es nula toda decisión acordada por requisición directa
de la fuerza, o por reunión de individuos en actitud subver-
siva” 1; consagrando que el ejercicio del Poder Público acarrea
responsabilidad individual por abuso de poder o por violación
de la ley.”

La Constitución de 1999 dedica el Título IV al Poder Público,


en particular en las Disposiciones Fundamentales establece:

Artículo 137.- La Constitución y la ley definirán las atribu-


ciones de los órganos que ejercen el Poder Público, a las
cuales deben sujetarse las actividades que realicen.

Artículo 138.- Toda autoridad usurpada es ineficaz y sus


actos son nulos.

Artículo 139.- El ejercicio del Poder Público acarrea res-


ponsabilidad individual por abuso o desviación de poder
o por violación de esta Constitución o de la ley.

1 Este último párrafo se retomó de Constituciones del Siglo XIX.

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Artículo 140.- El Estado responderá patrimonialmente


por los daños que sufran los particulares en cualquiera de
sus bienes y derechos, siempre que la lesión sea imputable
al funcionamiento de la administración pública.

Comprobamos, cómo han sido establecida en los textos


constitucionales las nulidades de derecho público mientras
los tribunales de la República y los mismos abogados, las han
considerado como si fueran normas programáticas y por tanto
más declarativas que aplicadas, no tanto en cuanto a la decla-
ratoria de nulidad de actos por inconstitucionales, sino por la
falta aplicación de la responsabilidad del Estado y de la res-
ponsabilidad individual del funcionario.

II. Áreas temáticas de las nulidades


constitucionales

La Constitución de 1999, contiene trece (13) referencias


específicas a las nulidades de Derecho Público, de las cuales
nueve (9) se ubican en el Título II De los Derechos Humanos
y Garantías y de los Deberes, una (1) en el Título IV Del Poder
Público, una (1) en el Título V De la Organización del Poder
Público Nacional, específicamente en el Poder Electoral, y dos
(2) en el Título VIII De la Protección de esta Constitución.

De las nulidades decretadas por la Constitución que


corresponden a derechos, se consagra la prohibición de anular
la igualdad ante la ley de todas las personas, al no permitirse
discriminaciones de ningún tipo que les menoscaben el reco-
nocimiento, goce y ejercicio de los derechos y libertades; cons-
tituye una orden de no hacer al poder público hacedor de leyes
(artículo 21, 1).

La afirmación constitucional de la nulidad de (“...es nulo...”)


todo acto dictado en ejercicio del Poder Público que viole o
menoscabe los derechos garantizados por la Constitución y la

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La Nulidad de Derecho Público en Venezuela
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ley; y los funcionarios públicos que lo ordenen o ejecuten incu-


rren en responsabilidad penal, civil y administrativa, según
los casos sin que sirvan de escusa órdenes superiores (artículo
25).

En materia de nacionalidad y de ciudadanía, las normas


sustantivas y procesales relacionadas con la adquisición,
opción, renuncia y recuperación de la nacionalidad venezo-
lana, consagra que contendrán igualmente los procedimientos
la revocación y “...nulidad...” de la naturalización como materia
de ley (reserva legal expresa).

En los derechos civiles la Constitución establece a los fines


de proteger el derecho al debido proceso en todas las actua-
ciones judiciales y administrativas que, “...Serán nulas...” las
pruebas obtenidas mediante la violación precisamente del
derecho que se protege (artículo 49, 1).

Como derecho social y familiar, el trabajo goza de la pro-


tección del Estado y en la Constitución, entre otros, consagra
la nulidad en los siguientes casos:

“...Es nula toda acción, acuerdo o convenio que impli-


que la renuncia o menoscabo de estos derechos. Sólo es
posible la transacción y convenimiento al término de la
relación laboral, de conformidad con los requisitos que
establezca la ley.” (artículo 89,2).

“Toda persona o acto del patrono o patrona contrario


a esta Constitución es nulo y no genera efecto alguno”
(Artículo 89, 4).

Por otra parte, de manera categórica la Constitución


declara que “...Los despidos contrarios a la Constitución son
nulos.” (artículo 93).

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En cuanto a las disposiciones generales que regulan el


Poder Público, transcritas en el punto anterior, merece reto-
mar la que establece la ineficacia de toda autoridad usurpada
y sus actos son nulos. Esta fuerte redacción del artículo 139
constitucional lleva a pensar que la nulidad aquí declarada no
requiere pronunciamiento alguno posterior; ya está decretada
por la Constitución. No obstante, parece necesario pregun-
tarse quién determina que la autoridad fue usurpada por clara
y determinante de la norma constitucional.

En referencia al poder judicial, corresponde al Tribunal


Supremo de Justicia (Sala Político-administrativa) y demás tri-
bunales que determine la Ley, “...anular los actos administra-
tivos generales o individuales contrarios a derecho, incluso
por desviación de poder” (artículo 259).

En la enumeración de las atribuciones constitucionales del


Tribunal Supremo de Justicia, se establece: “Declarar la nuli-
dad total o parcial de los reglamentos y demás actos admi-
nistrativos generales o individuales del Ejecutivo Nacional,
cuando sea procedente.” Asignándosele el ejercicio de esta
competencia a la Sala Político-administrativa (artículo 266.5).

Por su parte la Constitución determina que el Poder Elec-


toral tiene como función (entre otras): “...Declarar la nulidad
total o parcial de las elecciones” (artículo 293,4)

En cuanto al Régimen de Protección de la Constitución,


corresponde a todos los jueces de la República asegurar la inte-
gridad de la misma, y a la Sala Constitucional como jurisdic-
ción constitucional, declarar “... la nulidad de las leyes y demás
actos de los órganos que ejercen el Poder Público dictados en
ejecución directa e inmediata de esta Constitución o que ten-
gan rango de ley, cuando colidan con ella” (artículo 334).

Además, la Constitución enumera las atribuciones de la


Sala Constitucional, le otorga competencia para declarar la

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nulidad total o parcial de las leyes nacionales y demás acto


con rango de ley de la Asamblea Nacional, que colidan con esta
Constitución; la declaratoria de nulidad total o parcial de las
Constituciones y leyes estadales, de las Ordenanzas Munici-
pales y demás actos de los cuerpos deliberantes de los Estados
y Municipios dictados en ejecución directa e inmediata de la
Constitución y que colidan con ella; declarar la nulidad total
o parcial de los actos con rango de ley dictados por el Ejecutivo
Nacional, que colidan con la Constitución, revisar la consti-
tucionalidad de los decretos de estados de excepción dictados
por el presidente de la República (artículo 236)

III. Los efectos de las nulidades


de Derecho Público

La Constitución de la República estableció a lo largo de su


texto el criterio de nulidad de derecho público, utilizando las
ordenes de nulo, nulidad o anular; lo que hace necesario deter-
minar el alcance y la amplitud del efecto anulatorio, si es ipso
jure, es insanable e imprescriptible, y si ellas arrastran efectos
restitutorios o indemnizatorios, y aplicable a todos los casos 2.

La doctrina define la nulidad de Derecho Público como


aquella que opera de pleno derecho (ipso iure), que es insana-
ble, no susceptible de convalidación o subsanación, y además
que la nulidad es perpetua o imprescriptible, equiparándose
en sus efectos a una verdadera inexistencia del acto 3.

2 A los fines de dar eficacia concreta al principio de supremacía consti-


tucional, el control preventivo de constitucionalidad de la ley que en el
caso venezolano queda reservado a la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, mediante el sistema obligatorio de consulta sobre
su carácter orgánico para preservar la garantía de la constitucionalidad
de estas leyes, antes de entrar en vigencia. En el caso venezolano, sólo se
aplica sólo a leyes orgánicas.
3 Soto Kloss, Eduardo, “La nulidad de derecho público en el derecho chi-
leno”, en Revista de Derecho Público, Vol.1990 N 47/48, Universidad de Chile,
1990.

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La naturaleza de esta nulidad es sancionar con la inefica-


cia a los actos estatales dictados en contravención al principio
de juridicidad contemplados en los artículos 7, 25 y 138 de la
Constitución de la República, y su objetivo es otorgar eficacia
al principio de legalidad y de Estado de Derecho.

La ineficacia del acto nulo, cualquiera sea su naturaleza, la


aplica y declara el texto constitucional en dos oportunidades,
una para sostener que toda persona o acto del patrono contra-
rio a la Constitución es nulo y no genera efecto alguno” (Artí-
culo 89, 4) y otra cuando califica de ineficaz toda autoridad
usurpada y establece que sus actos son nulos (Artículo 138);
estos ejemplos ponen en duda la tesis administrativa de la pre-
sunción de legalidad del acto administrativo que lo beneficia
hasta que sea declarado nulo, aun cuando autores como Enri-
que Silva Cimma, rechazan la nulidad de derecho público ipso
jure, al considerarla contraria al principio de jerarquía norma-
tiva, toda vez que podría llegar a configurar una justificación
para que los funcionarios públicos eviten el cumplimiento de
los actos que personalmente consideren ilegales 4.

Nótese que la Constitución de 1999 establece que un fun-


cionario está habilitado para no ejecutar ni ordenar el cumpli-
miento de un acto que sea violatorio o menoscabe los derechos
garantizados por la Constitución y la ley, y como señalábamos
supra le impone la responsabilidad personal, sin que sirva de
excusa órdenes superiores. De manera, que el temor antes rese-
ñado de un posible incumplimiento de los actos dictados por
funcionarios que consideren que son inconstitucionales o ile-
gales por violar derechos, es ahora una obligación consagrada
constitucionalmente; aun cuando debemos señalar que la obje-
ción de conciencia (artículo 61) no puede invocarse para eludir
el cumplimiento de la ley o impedir a otros su cumplimiento o
el ejercicio de sus derechos.

4 Silva Cimma, Enrique, Derecho Administrativo Chileno y Comparado. Actos,


contratos y bienes, Ed. Jurídica de Chile. 1ª ed. 1995, p. 150.

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Como ya señalamos, la nulidad de derecho público tiene


tres características: ipso iure, insanable, imprescriptible. La
primera se refiere a que el acto, como acto jurídico, no tiene
posibilidad de ingresar al ordenamiento jurídico, es una vía de
hecho, y cuando daña a terceros, encierra la responsabilidad
del Estado, y en la finalidad no parece haber duda que es la
salvaguarda del principio de supremacía constitucional.

Ahora bien, aunque la nulidad sea ipso jure, desde la


dictación del acto, la declaración judicial mediante la acción
constitucional de nulidad cumple una función de certeza,
constatando que el acto es nulo y retrotrayendo los efectos al
momento de su dictación.

Cuando de califica de insanable al acto, significa que no


puede adquirir validez posterior, es imposible que esa nuli-
dad sea convalidada, por ello algunos autores la califican de
la “nada jurídica”, del “no ser”, es decir el acto no existe; y en
cuanto a la imprescriptibilidad, el acto no es susceptible de
sanearse por el transcurso del tiempo.

La Constitución establece que todo acto es nulo (en ejerci-


cio del Poder Público) cuando viole o menoscabe los derechos
garantizados en ella o en la ley, y los funcionarios públicos que
lo ordenen o ejecuten incurren en responsabilidad, penal,
civil y administrativa, según los casos sin que les sirvan de
excusa órdenes superiores como lo manda el artículo 28 cons-
titucional.

Al examinar la expresión “todo acto” se manifiesta la idea


que ningún acto queda exceptuado de su mandato, sea cual
fuere su naturaleza o función en que recae o jerarquía de su
autor. Resulta aplicable a todo tipo de actividad estatal, cons-
tituyente, legislativa, jurisdiccional o administrativa. Igual-
mente, al utilizar el artículo la palabra “es” quiere decir que
ese tiempo verbal hace que equivalga a una nulidad ocurrida
desde el mismo momento en que se incurre en la contraven-

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ción. No establece expresamente el artículo que se comenta


que la declaratoria de nulidad exija un pronunciamiento judi-
cial. Aquí está el punto álgido a resolver.

Así, la inexistencia del acto significa que carece de calidad


de acto jurídico, ello nos permite afirmar que constituye una
vía de hecho generadora de responsabilidad del Estado, enton-
ces no es acto, no existe, se equipara a un no pronunciamiento,
lo decretó la propia Constitución y se constituye es una vía de
hecho. Con todo lo convincente de esta postura, la exigencia en
una democracia consolidada es que exista un pronunciamiento
administrativo o judicial por medio de la cual se deje constan-
cia que ese acto, tiene todas las características de inexistencia
que se han señalado. En otras palabras, o la sanción opera por
sí misma o requiere una declaración judicial que puede ser
solicitada mediante la acción judicial y que cumple una fun-
ción de certeza, limitándose a constatar el hecho del acto nulo
y declararlo como tal, retrotrayendo sus efectos al momento de
la dictación del acto nulo 5.

Una primera consideración: la nulidad de rango consti-


tucional y la nulidad de rango legal quedan al mismo nivel
de nulidad de derecho público siendo la propia Constitución
la encargada de aplicar la nulidad de un acto legislativo que
viole o menoscabe los derechos garantizados por la Constitu-
ción como un acto nulo; inclusive será la ley la encargada de
establecer las responsabilidades y sanciones por infracción del
principio de juridicidad, admitiéndose en consecuencia la pro-
cedencia de distintos regímenes posibles según sea el tipo de
actividad de que se trate.

Una segunda consideración: dado el déficit de legitimidad


del órgano encargado de la defensa de la Constitución, el Tri-

5 Una parte importante de la doctrina considera que la nulidad de dere-


cho público no requiere ser declarada para ser eficaz, se admite que por
motivos de seguridad jurídica su reconocimiento judicial es determinante
para sustentar la retroactividad de sus efectos.

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bunal Supremo de Justicia y de los tribunales de la República,


quienes han adoptado decisiones contra la normativa constitu-
cional, y para las cuales no estaban legitimados, asumiendo la
defensa de un proyecto político del que abiertamente se decla-
ran parte, suprimiendo la separación de poderes y el sistema
político que establece la Constitución, resulta inaplicables, por
parte de estos magistrados y jueces, las nulidades de derecho
público en los términos constitucionales establecidos.

Una tercera consideración: La Constitución como proceso


supone un anclaje en la legitimidad democrática de los proce-
dimientos estatales de toma de decisiones y visto que ello se ha
subvertido, la desobediencia civil (artículo 350 constitucional)
debe ser entendida como un mecanismo informal e indirecto
de participación que constituye un test de constitucionalidad o
una reacción ciudadana ante la restricción abusiva del ejercicio
de los derechos de las personas y la ausencia de garantías de su
cumplimiento. En Venezuela nos encontramos en el segundo
caso, la población quiere ejercer sus derechos y el abuso de la
autoridad le impide o restringe el ejercicio de los mismos, lle-
gando a motivos de orden jurídico ya no sólo éticos (razones
de conciencia), como es la violación de la Constitución y de los
tratados Internacionales, en la aplicación de las leyes, además
de los injustos e inválidos actos que se dictan o que rebasan los
límites de validez, todo lo cual ha colocado al ciudadano en la
existencia de un estado de necesidad o de legítima defensa 6.

Conclusión
El acto jurídico como declaración de voluntad, que impone
efectos jurídicos contrarios a la garantía de los derechos consa-
grados en la Constitución y la ley, o en el caso de una autoridad
que usurpe la autoridad de otra, en ambos casos tales actos

6 Para que la desobediencia tenga justificación la prueba del daño por ella
causado, es inferior al derivado del cumplimiento de la norma o acto que
se desobedece.

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son nulos e ineficaces. Ello obliga a que el juicio de invalidez se


concrete como resultado de su ineficacia. El acto está sometido
a ser nulo y debe ser anulado, y dependerá que la autoridad lla-
mada a pronunciarlo, pondere y respete en cada caso las reglas
o principios que pudieran impedir una retroacción total de la
nulidad que atente contra la seguridad jurídica y la intangibi-
lidad de los derechos fundamentales 7.

Para concluir estas notas sobre la nulidad de Derecho


Público, el ejemplo perfecto es el acto (Decreto Ejecutivo) dic-
tado por el presidente de la República en Consejo de Ministros
por medio del cual convocó una Asamblea Nacional Consti-
tuyente (ANC), acto que viola directamente el derecho garan-
tizado en la Constitución: sólo el pueblo es el depositario del
poder constituyente, quien detenta el poder originario y es el
único que puede ordenar convocar una ANC (artículo 347).
De la misma manera los actos dictados por el Poder Electo-
ral (Consejo Nacional Electoral) que establecieron las bases y
convocaron la elección de los constituyentes, son igualmente
nulos.

Estos actos nulos ipso jure son insanables e imprescripti-


bles y es imposible que entren en el ordenamiento jurídico; por
tanto, no existen para el derecho. De manera que la ANC y
los actos que dictare son vías de hecho, al usurpar el derecho
intransferible de soberanía que reside en el pueblo consagrado
como referendo popular (artículo 5, 70 y 71). De manera que
ninguno de tales actos, tengan el nombre y la denominación

7 Estas notas no se refieren a los aspectos restitutorios, constitutivos o


indemnizatorios establecidos en la Constitución, aun cuando la tutela
anulatoria tiene pretensiones de condena dirigidas específicamente a
imponer a la autoridad que dictó el acto, obligaciones de dar, de hacer o
no hacer, como equivalente a la restitución del pasado al tiempo presente.
En el caso venezolano se ha respetado la autonomía e independencia de
entre la nulidad de derecho público y la responsabilidad del Estado y del
funcionario por su actividad jurídica, lo que se sustenta en el criterio de
que todo acto nulo no genera por sí la obligación de indemnizar como
tampoco que todo acto que origine la obligación de indemnizar sea nulo.

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La Nulidad de Derecho Público en Venezuela
Cecilia Sosa Gómez

que tengan, puede ser cumplido, obedecido ni reconocido


como derecho.

Este ejemplo tan claro de nulidad de Derecho Público, la


Sala Constitucional actuando de manera contraria a lo estable-
cido en la Constitución y en su propia jurisprudencia, decidió
que el presidente de la República podía hacer la convocatoria
de una Asamblea Nacional Constituyente sin consultarle al
pueblo, equiparando convocatoria a iniciativa.

De manera que quien tiene la autoridad para anular los


actos contrarios a la Constitución, no lo hizo y prefirió ser
destinatario de la responsabilidad personal, civil y penal, que
corresponde a los Magistrados y jueces, como lo establece el
artículo 139 y 255 constitucional.

Ahora bien, la nulidad de Derecho Público en el caso de la


ANC, de los actos que la crearon y de los actos por ella dicta-
dos, la declaró la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia (sentencia de fecha 25 de octubre de 2017) legítimo, que
funciona en el exterior, por haber sido sus Magistrados perse-
guidos políticamente. La Asamblea Nacional, luego de cumplir
el procedimiento constitucional y legal, eligió y juramentó a
33 magistrados entre principales y suplentes; y ante el impe-
dimento para constituirse en su sede de Caracas, capital de la
República, el Tribunal se instaló fuera del país, con los magis-
trados principales y suplentes.

Este Tribunal en Sala Constitucional dictó la sentencia (N°


0001) mediante la cual anuló los Decretos del Ejecutivo Nacio-
nal de 1 de mayo de 2017, así como las resoluciones del Consejo
Nacional Electoral que sentaron las bases comiciales y convo-
caron la elección de los constituyentistas, constatando la nuli-
dad y la ineficacia de la ANC y de todos los actos dictados por
ella, al haber ocurrido un fraude constitucional, procediendo
a decretar disuelta la ANC de facto o de hecho. La ANC sigue
actuando y desacatando la referida decisión judicial y la orden

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impartida a todos los poderes públicos por la Sala Constitu-


cional de no reconocer o emitir algún acto o actuaciones que
signifiquen un reconocimiento a la ANC (auto de ejecución
dictado el 30 de noviembre de 2017).

Si en democracia, el cumplimiento de la nulidad de Dere-


cho Público tenía dificultad de aplicación práctica, en dicta-
dura pone al descubierto cómo un único poder, el del dictador,
regula y controla a todos los demás y utilizando el abuso de
poder y la usurpación de autoridad ha destruido todo vestigio
de Estado Democrático.

El desafío es reinsertar las nulidades de Derecho Público


como criterio restablecedor de la democracia y del estado de
derecho y garantía de los derechos humanos.

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