Marco de Referencia-Desarrollo Identidad de Género

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Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología

Curso
Desarrollo de Adolescente

Marco de referencia
Desarrollo de la identidad de género

Profesora
Katherine Gutierrez

Estudiantes
José Daniel Núñez Molina
Lucía Pacheco Woodbridge
Lucía Poveda Herrera

I Cuatrimestre
Febrero 2022
Introducción

El género se refiere a los roles, comportamientos y atributos que una sociedad

considera que son apropiados para hombres y mujeres, los cuales son aprendidos a través de

la socialización en sociedades y contextos específicos. El concepto del género genera

expectativas de lo que se puede hacer y no hacer como mujer u hombre en un contexto

específico y lo que se valora en ellos, dependiendo de su género (Naciones Unidas, 2017). La

identidad de género se refiere a la experiencia interna y personal de un individuo, que puede

o no alinearse con su definido sexo de nacimiento. Esta experiencia implica su apariencia

física, su vestimenta, sus gestos expresivos, su manera de hablar, entre otros (Naciones

Unidas, 2017). Muchos factores influyen en cómo se desarrolla esta identidad, incluyendo los

padres de familia, la cultura y los roles de género presentes en el contexto en el cual nace un

individuo.

El ser humano es caracterizado por su aspecto social. Como sociedad, hay diversos

constructos o normas sociales que rigen dentro de su funcionamiento. Es por esto que surgen

los estereotipos o roles de género que se convierten en ideas o expectativas en los diversos

grupos sociales, en este caso el hombre y la mujer. Si bien es cierto, los grupos sociales y sus

normas son constructos sociales. La necesidad de identificarse ha provocado que las personas

se subdividan en los grupos predominantes: femenino y masculino. Pero partiendo del hecho

que son constructos sociales, es necesario destacar que a medida que se ha avanzado como

sociedad, han surgido nuevos grupos con los cuales las personas se identifican.

Para la concepción de la identidad de género también entra un factor cultural muy

importante. El desarrollo de una sociedad y sus culturas van a moldear la identidad de un

individuo a través de lo que pueda verse como culturalmente apropiado para su sexo

biológico o de lo contrario también. Además de afectar a las personas en desarrollo también


afecta a aquellas ya desarrolladas y esto va a tener un efecto en cómo esas personas se van a

volver modelos para aquellos desarrollándose.

Desarrollo de la identidad de género

Como se mencionó anteriormente, la identidad de género varía y se manifiesta de

diferentes maneras. Esta identidad se conforma de una construcción individual y personal

pero también social, ya que adopta atributos de ciertas categorías para poder identificarse con

ciertos grupos y diferenciarse de otros (Rocha Sánchez, 2009). Erik Erikson, uno de los

pioneros de la psicología, creía que un individuo no podía ser comprendido sin su contexto

social, ya que la cultura en la que las personas viven son grandes influencias en su forma de

ser. Adicionalmente, sustentaba que la adolescencia es una etapa transicional entre la infancia

y la adultez, en la cual se presentan importantes aspectos del desarrollo (Sokol, 2009).

El proceso del desarrollo de la identidad comienza mucho antes de la adolescencia,

cuando el niño reconoce que es una entidad única, separada de sus padres. Cuando el niño

empieza a formar cualidades, pensamientos, creencias y comportamientos propios es cuando

la formación de la identidad realmente comienza (Sokol, 2009). En la adolescencia hay varios

factores que contribuyen a la identidad, como la pubertad, mayor independencia y autonomía,

exploración de amistades y relaciones, entre otros. Dado esto, al presentar mayor

responsabilidad e individualidad, el adolescente comienza a preguntarse: ¿Quién soy yo?

(Sokol, 2009).

Padres de familia

Una de las mayores influencias en el desarrollo de la identidad de género de un

individuo son sus padres. Los padres alientan actividades específicas a su género y

desalientan las actividades que consideran incongruentes (Arnett, 2008). En algunas


situaciones, los padres reflejan un trato diferente entre sus hijos e hijas en relación a su sexo,

por lo cual se presentan diferentes características en ellos. Algunos estudios sugieren que los

padres hombres tienen un mayor efecto en el comportamiento diferencial que las madres. El

trato diferencial se da más en áreas como la estereotipación del género, la disciplina y la

muestra de cariño (Rocha Sánchez, 2009). Hay algunos padres que son más afectivos y

menos disciplinarios con sus hijas mientras son menos afectos y más disciplinarios con sus

hijos. Por otro lado, las madres dan más apoyo a las niñas y más autoafirmación a los niños,

comunicando que los niños necesitan motivación para ser independientes mientras que las

niñas necesitan apoyo, cercanía y dependencia (Sánchez, 2009). Este impacto que tienen las

relaciones en el desarrollo de la identidad desde una temprana edad es apenas el comienzo de

un proceso de socialización que ocurre durante toda la vida.

Teoría del aprendizaje social

La teoría del aprendizaje social, desarrollada por Albert Bandura, señala que las

personas aprenden a ser masculinos o femeninos a través de la observación y la comunicación

(Rocha Sánchez, 2009). Los niños observan a sus padres y a otros que interactúan con ellos,

como familiares, amigos, la televisión, entre otros, e imitan su comportamiento. Es esta

interacción que causa que los niños adquieran los comportamientos asociados con la

masculinidad y la feminidad que ellos ven modelados y los implementen en su vida. A través

de este proceso de observación y socialización durante la vida, los individuos siguen

adaptando comportamientos e implementandolos en su manera de ser hasta formar su propia

identidad.
Juego tipificado

El juego tipificado es una de las áreas en las que más se encuentra el comportamiento

diferencial entre niños y niñas. Es común ver que los niños juegan con juguetes que fomenten

la violencia y la fuerza, por ejemplo visto en los videojuegos como Call of Duty, mientras que

las niñas juegan más con muñecas Barbie o muñecos de bebés. Esto refuerza el estereotipo de

que los niños necesitan ser fuertes y que las niñas son maternales.

Los estereotipos que los padres y las madres tienen se comunican y se presentan en lo

que permiten y no permiten a su hijo o hija hacer. En las investigaciones se ha determinado

que los padres suelen reprender más a las niñas que a los niños por participar en actividades

“incorrectas” que no vayan de acuerdo a su rol femenino, como jugar con pistolas (Rocha

Sánchez, 2009). El reforzamiento o castigo que los padres de familia dan durante el juego

tiene un nivel de influencia en los roles de género que los niños adoptan que luego llegan a

tomar parte en su desarrollo de identidad.

A través de la socialización, relaciones, juego y observación es que los niños

comienzan a formar su identidad de género. Este proceso continúa por años hasta su

adolescencia, en la cual comienzan a definirla más y comienzan a realmente expresarla en su

manera de ser, sus gestos, su vestimenta, su ambiente, etc.

Identidad de género y cultura

La relación entre la identidad de género y la cultura va desde cómo los individuos

acoplan a su identidad creencias culturales de su sociedad. Esto va desde actitudes hasta a

roles que puede tomar una persona (Sharim Kovalskys, 2005). Cada cultura tiene su propia

visión de lo que se considera apto para cada género. Por ejemplo, en un país donde el

patriarcado sea lo que mueva la mayoría de las decisiones, se verá una clara influencia en el
desarrollo de la identidad de género de algún individuo. Las personas se verán en la

necesidad de cumplir con las normas culturalmente aceptadas en su sociedad. Como se

mencionó antes, esto cambia de cultura en cultura ya que hay sociedades como la

previamente mencionada, como las hay donde se hallan culturas igualitarias que no impulsan

a ningún sexo cumplir con sus prejuicios (Lagarde, 2018).

Además de ver cómo la influencia cultural afecta el desarrollo de la identidad de

género, también hay aspectos como el desarrollo cognoscitivo. Esta teoría propuesta por Jean

Piaget aclara cómo los seres humanos se moldean según modelos a seguir y de esta manera

crean conceptos de identidad, dentro de esta identidad, también podemos ver como se aprecia

la identidad de género, y esta influencia de modelos se puede ver influenciada por la cultura

en la que se desarrolla cada individuo. Una persona cuya familia tenga ideas culturales, tales

como seguir roles de género preestablecidos, es más propensa a verse influenciada por estas

ideas (Medina, 2000).

Es necesario mencionar que cada cultura perfila las distintas concepciones y

cosmovisiones. La historia, las tradiciones, las generaciones y las familias aportan a la

concepción del género e identidad. Y en contraste, también genera expectativas, prejuicios,

prohibiciones, etc (Lagarde, M., 2018). Es por esto que para que las culturas evolucionen es

necesario que las personas desafíen y evalúen sus creencias y tradiciones.

Dentro de las culturas hay varios factores distintivos que influencian las normas

sociales y la identidad de las personas. Entre estas están: la religión y la política. Por muchos

años, la religión ha moldeado la concepción, el juicio y los valores de las personas.

Especialmente en el caso de personas sumamente tradicionales, el concepto de género es

completamente inamovible; hombre y mujer. A diferencia de las nuevas generaciones, el

concepto de género es más como un “espectro”. Por otro lado, la política se destaca en el

concepto de género por la representación (Lagarde, M. 2018). Las distintas luchas sociales
que se llevan a cabo, las propuestas para las minorías y la representación de ideas o puntos

de vista son algunas de las razones de por qué culturalmente la política es importante, ya que

puede moldear la identidad de género o incluso formar prejuicios. Tomando por ejemplo a

una sociedad machista en la que se reprocha a una mujer por ser candidata a presidencia o

que difícilmente se le permita participar, generará la idea social de que esos no son puestos

para una mujer, o que no es capaz de liderar.

Roles de género

Los roles o estereotipos de género nacen de percepciones y visiones generalizadas

acerca de las características del hombre y la mujer. Frecuentemente, los estereotipos se

centran en el área emocional y las reacciones anímicas de los seres humanos, no obstante,

también encasillan diferencias físicas y mentales. Socialmente, los roles de género se

convierten en un parámetro que categoriza a las personas y que se vuelve esperado de cada

uno. A pesar de que no necesariamente tenga una connotación negativa, por años se ha

reprochado a las personas que no encajan en los parámetros impuestos por su sociedad

(Astudillo Meza, 2021).

Se podría pensar que los estereotipos afectan mayormente y son vistos

predominantemente en adultos o adolescentes, sin embargo, el génesis de este fenómeno

social se puede trazar en la infancia. El primer contacto que tienen los niños con los

estereotipos es por medio de sus juguetes. Rosado para las chicas, azul para los chicos.

Figuras de acción, carros y dinosaurios para los niños; juguetes simulando un hogar, bebés de

juguete y productos de belleza para las niñas. Desde pequeños, se les enseña a los niños que

deben ser “extremos”, valientes, y competitivos. Y la representación de las niñas son

muñecas con cuerpos delgados y esbeltos, maquillajes y peinados extravagantes o en

contraste, que deben desear la maternidad (Murnen & Don, 2012).


Estos estereotipos en particular que se construyen en la infancia, luego se traducen en

una sociedad machista y heterosexista. Es por esto que la representación correcta de los

géneros es importante. Estudios han revelado que la presión que imponen los roles de género

en las personas, ha ocasionado diversas problemáticas en la salud mental. Entre estas,

frustración, angustia, ansiedad y depresión. Además, se ha identificado que un porcentaje alto

en las tazas de suicidio, corresponde a personas que no lograron acoplarse o sentirse

satisfechas con su identidad u orientación sexual. La opresión y el estigma alrededor de la

identidad, definitivamente ha pasado factura en las personas jóvenes de hoy en día (Guz et al,

2021).

Conclusión

Es evidente que la socialización es uno de los factores más influyentes a la hora de

que los individuos comienzan a formar su propia identidad de género. Lo que los niños ven

modelado en el ambiente a su alrededor es lo que irán adoptando y manipulando por el resto

de sus vidas. Por esto, es de suma importancia que los padres de familia estén pendientes de

que lo que le están modelando a su hijo es lo correcto moralmente y que estén conscientes de

permitirle al niño formar sus propias opiniones y personalidad, sin dejar que sus

conocimientos estereotipados influyan en su comportamiento hacia el niño.

De acuerdo con la cultura, los valores inculcados por la sociedad serán la mayor

influencia en el desarrollo de la identidad de género de una persona. Las ideologías de una

sociedad en específico van a formar las bases de los prejuicios que se entienden como

aceptables dependiendo del género de la persona. Esto se debe de tratar con precaución ya

que son alertas del indicio de tratos y actitudes desiguales en las personas, mejor conocido

como machismo o discriminación. Si también vemos la teoría cognoscitiva de Piaget y los

modelos que la sociedad construye, entenderemos que es muy complicado salir de una
burbuja donde el género sea tan estricto a ciertas normas preestablecidas que no dejan libre la

elección del proceso individual para encontrar la verdadera identidad de género de una

persona.

Por último, los prejuicios de las sociedades y distintas culturas, influencian en gran

parte a las personas y su desarrollo de identidad de género. A pesar de saber que las

concepciones están en constante cambio, es necesario comprender que como sociedad

tenemos la responsabilidad de evolucionar y tener una mente abierta a distintas ideas o

formas de pensar. Para esto, se deben desafiar las reglas sociales previamente impuestas. A lo

largo de la historia, ha sido claro que en diferentes periodos diversos tipos de exclusión,

como por ejemplo el racismo o el machismo, eran socialmente aceptados. Sin embargo, si no

fuera por personas que deciden levantar la voz y luchar, no estaríamos en la actualidad, donde

se reconoce el error y lo inadmisible que fueron las normas sociales en el pasado.


Referencias

Arnett, J. J. (2008). Adolescencia y adultez emergente. (M. E. Ortiz Salinas, Trans.) (13th

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Astudillo Meza, C. (2021). Estereotipos de género en la negativa de autorización judicial para

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(41), 419-430. Epub August 25, 2021. https://doi.org/10.18601/01234366.n41.15.

Guz, S., Kattari, S. K., Atteberry-Ash, B., Klemmer, C. L., Call, J., & Kattari, L. (2021).

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