El Oso
El Oso
El Oso
Esto es algo que me sucedió hace ya muchísimos años y recién ahora con 25 años me atreveré a
contarlo.
Todo empezó cuando tenía 13, me había mudado junto a mis padres y mi hermanito a una cabaña
que se encontraba en medio del bosque; estaba algo abandonada porque según mis padres ,hacía ya
unos años vivía una pareja de ancianos que de un día para el otro desaparecieron sin dejar ningún
rastro.
Luego de terminar la mudanza mi madre le mostró a mi hermanito el peluche de un oso, el cual
había encontrado en uno de los armarios; él saltó de alegría -ya que era muy fanático de los
peluches -pero a mí…..me inquietó.
Me generaba incomodidad solo mirarlo; a simple vista podría parecer un peluche normal como
todos, pero al prestarle más atención y mirar los ojos realistas que tenía, más un pelaje tan parecido
al de un oso real, creo pues, que a cualquiera le asustaría.-
Llegó nuestra primera noche en la casa nueva, con mi hermanito nos preparamos para dormir y nos
dirigimos hacia nuestra habitación -la cual compartíamos – Él durmió abrazado al oso, quien aún
me seguía inquietando con solo mirarlo ,pero solo traté de ignorarlo y luego me terminé durmiendo.
Me desperté a mitad de la noche al sentir que algo subía a mi cama, apenas abrí mis ojos ví a ese
oso sentado en la punta con esa mirada fija hacia mi rostro; quedé por un momento congelado del
miedo debido a la situación, pero luego rápidamente lo agarré y decidí encerrarlo en mi armario
para no tenerlo cerca mío, por lo menos esa noche.
La mañana llegó y mi hermanito empezó a llorar porque no encontraba al oso, mi madre estuvo
buscándolo hasta abrir el armario, allí se encontraba, sentado y en el mismo lugar en donde lo dejé a
la noche. Mi madre rápidamente supo que el responsable había sido yo y terminó por retarme, le
conté el por qué lo había hecho pero no me creyó -y solo pensó que lo había hecho porque el
muñeco me daba miedo- Ella le devolvió el oso a mi hermano, quien paró su llanto y volvió a
ponerse feliz.
Luego de eso pasaron varios días en los que intenté ignorar al muñeco y no volvió a suceder algo
parecido a lo de aquella noche, pero llegó una tarde en la que mis padres junto a mi hermanito
salieron de compras a la ciudad, yo no quise ir, así que me dejaron a cargo de la casa. Mientras se
iban observé que mi hermano no había llevado al oso y al entrar y dirigirme a mi habitación lo vi
sentado sobre su cama. Me lleve un pequeño susto.
Me pasé el rato viendo una película en el living, al terminar de verla me decidí por ir a tomar algo
a la cocina, al llegar me quedé por un momento en shock debido a que ahí se encontraba, sí! estaba
frente a mí nuevamente. Esa cosa se encontraba sentada sobre la mesada de la cocina y con esa
mirada que me aterraba demasiado.
No sabía qué hacer, fui y bebí un vaso con agua y mientras lo hacía parecía que él me seguía con la
mirada. Terminé de beber , me dirigí rápidamente hacia el living- otra vez tratando de ignorar lo que
acababa de suceder- tal vez era mi imaginación y podría ser que mi hermano hubiese dejado al oso
ahí y no en la cama. Aunque sería extraño ya que ví cómo se fue sin él.
Me lo pasé viendo películas de vuelta, luego cayó la noche y mis padres aún no llegaban. Ya me
había aburrido de ver la televisión, así que decidí ir a mi habitación a leer algunos de mis cómics
para quitarme el aburrimiento.
Iba caminando por el pasillo hasta que lo vi otra vez: estaba sentado sobre el suelo cerca de la
entrada de mi habitación, era imposible que ese maldito hubiera llegado hasta ahí, de alguna u otra
forma tenía vida y podía moverse, pero no me detuve a pensar en eso y corrí hacia mi habitación.
Cerré la puerta rápidamente, no sabía qué hacer. Fue así que se me ocurrió una idea. Y era
deshacerme del oso.
Busqué en mi armario alguna cosa que me sirviera ,estuve un rato hasta que encontré una caja de
un tamaño parecido al que tenía aquel peluche maldito, la misma contenía un candado para
cerrarla, no lo pensé y rápidamente la agarré, abrí la puerta, allí se encontraba él en la misma
posición de siempre y sin pensarlo dos veces lo agarré y lo metí en la caja. Finalmente la cerré con
el candado y luego pensé en dónde esconderla sin que mis padres supieran.
Pasó un rato y decidí enterrarlo en un lugar lejos, agarré una pala y junto a la caja me alejé un poco
de mi casa y me adentré al bosque, cavé un hoyo profundo, metí la caja y terminé por cerrar el
hoyo con la tierra, luego volví a mi casa en donde minutos después llegaron mis padres
Nunca más volví a saber del oso, mi hermanito se puso mal al principio hasta que mis padres le
dieron uno nuevo pero que tenía una apariencia normal y amigable.
Pasaron los años y cada tanto suelo recordar esa mirada que tanto me perturbaba de pequeño. Ya
nos hemos ido de esa casa, pero si alguien vive ahí y ve a un oso parecido al que me referí, pues
tenga cuidado, no sabemos lo que les pudiera llegar a pasar.