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AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

QUEJOSO: JORGE DE JESÚS


ZERMEÑO NAVARRO

VISTO BUENO
SR. MINISTRO
MINISTRO PONENTE: JORGE MARIO PARDO REBOLLEDO
SECRETARIO: ALEJANDRO CASTAÑÓN RAMÍREZ
COLABORÓ: MANUEL MEZA GUZMÁN

Ciudad de México. Acuerdo de la Primera Sala de la Suprema


Corte de Justicia de la Nación correspondiente al día

V I S T O S para resolver los autos del amparo en revisión


1015/2017, interpuesto por Jorge de Jesús Zermeño Navarro, por
conducto de su autorizado **********; y,

R E S U L T A N D O:

PRIMERO. Demanda de amparo. Por escrito presentado el


cinco de enero de dos mil diecisiete, ante la Oficina de
Correspondencia Común de los Juzgados de Distrito en Materia Civil
en el Estado de Jalisco, Jorge de Jesús Zermeño Navarro, por
conducto de su apoderado ********** demandó el amparo y protección
de la Justicia Federal contra el Congreso de la Unión, el Presidente de
la República, el Secretario de Gobernación y el Juez Quinto de Distrito
en Materia Civil en la propia entidad federativa; lo anterior, porque
consideró violatorios de los artículos 14 y 16 constitucionales, los
siguientes actos:

1. De las tres primeras autoridades reclamó “el artículo 4° del


Código Federal de Procedimientos Civiles decretado por el
Congreso de la Unión, Promulgado por el Presidente de la
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República el 31 de diciembre de 1942, y publicado en el Diario


Oficial de la Federación de fecha 24 de febrero de 1943; así
como la fe de erratas de dicho precepto que se publicó el 13 de
marzo de 1943 en el Diario Oficial de la Federación.”
2. De última autoridad reclamó “el auto de fecha 23 de diciembre
de 2016 dictado en el juicio civil federal ***********, en el cual la
autoridad responsable, aplicando el artículo 4° del Código
Federal de Procedimientos Civiles, se negó a iniciar
procedimiento de ejecución forzosa en contra de la tercera
interesada bajo el argumento de que no podía dictarse auto de
ejecución u orden de embargo en su contra.”

SEGUNDO. Admisión, trámite y resolución del juicio de


amparo. Por escrito presentado el nueve de enero del dos mil
diecisiete, en la oficialía de partes del referido Juzgado, el apoderado
del quejoso y sus autorizados en términos amplios presentaron escrito
de ampliación de demanda de amparo para señalar como tercero
interesado al Registro Público de la Propiedad del Estado de Jalisco.

Por acuerdo de diez de enero del mismo año, el Juzgado tuvo


por recibido el escrito de ampliación y se reservó a proveer sobre lo
solicitado en tanto no contara con las constancias relativas al juicio de
origen. Recibidas las constancias, mediante proveído de uno de
febrero de dos mil diecisiete, el Juzgado ordenó emplazar al Registro
Público de la Propiedad del Estado de Jalisco como tercero
interesado.

Posteriormente, el diecisiete de abril de dos mil diecisiete, se


celebró la audiencia constitucional; el dieciocho del mismo mes y año,
se dictó la sentencia correspondiente, en donde, por una parte,
sobreseyó respecto de los actos atribuidos al Secretario de

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Gobernación, y por otra, negó el amparo en relación con el artículo 4º


del Código Federal de Procedimientos Civiles.

TERCERO. Interposición del recurso de revisión. Inconforme


con lo anterior, mediante escrito presentado el veintisiete de abril de
dos mil diecisiete, el quejoso, por conducto de su autorizado **********1,
interpuso recurso de revisión; conoció el Quinto Tribunal Colegiado
en Materia Civil del Tercer Circuito y lo admitió y registró con el número
**********.

Mediante resolución emitida el diecisiete de agosto de dos mil


diecisiete, el Tribunal dejó a salvo la jurisdicción a esta Suprema Corte
de Justicia respecto de la inconstitucionalidad e inconvencionalidad del
artículo 4° del Código Federal de Procedimientos Civiles, por lo que
ordenó remitir los autos a la Presidencia de la misma, a fin de que
proveyera lo que tuviera a bien considerar.

CUARTO. Reasunción de competencia. Recibido el asunto en


el Alto Tribunal, mediante auto de tres de octubre de dos mil diecisiete,
el Ministro Presidente de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación
determinó asumir la competencia originaria de la Suprema Corte para
conocer del recurso de revisión en estudio y ordenó radicar el asunto
en la Primera Sala. Asimismo, se turnó el expediente para su estudio al
Ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo.

En acuerdo de nueve de noviembre de dos mil diecisiete, el


Ministro Presidente en funciones de la Primera Sala ordenó el
avocamiento de del asunto y remitió los autos al Ponente para la
elaboración del proyecto de resolución correspondiente.

1 Por auto de seis de enero de dos mil diecisiete dictado en el juicio de amparo indirecto 15/2017 le
tuvo por autorizado en términos amplios del artículo 12 de la Ley de Amparo. (fojas 25 a 30)

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C O N S I D E R A N D O:

PRIMERO. Competencia. Esta Primera Sala de la Suprema Corte


de Justicia de la Nación es competente para conocer del presente
recurso de revisión, en términos de lo dispuesto en los artículos 107,
fracción VIII, inciso a), de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos; 83 de la Ley de Amparo; y 21, fracción II, inciso a), de la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación, y conforme a lo previsto
en el punto Tercero, en relación con la fracción III del punto Segundo del
Acuerdo General Plenario 5/2013, publicado en el Diario Oficial de la
Federación de veintiuno de mayo de dos mil trece. Se afirma lo anterior,
toda vez que se interpone en contra de una sentencia dictada por un
Juez de Distrito, en la audiencia constitucional de un juicio de amparo
indirecto en materia civil, en el que se reclamó la inconstitucionalidad del
artículo 4° del Código Federal de Procedimientos Civiles.

SEGUNDO. Oportunidad del recurso de revisión. No se


analiza la oportunidad de la interposición del recurso de revisión; esto,
en atención a que el Quinto Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Tercer Circuito, ya se pronunció al respecto y concluyó que su
interposición fue oportuna.

TERCERO. Cuestiones necesarias para resolver el asunto. A


continuación se sintetizan los argumentos atinentes a las cuestiones
medulares planteadas en la controversia traída a revisión, en lo que
respecta a la constitucionalidad de la norma impugnada.

I. CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. La parte quejosa hizo valer en el


primer concepto de violación el siguiente tópico de
constitucionalidad, conforme a lo siguiente:

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Primer Concepto De Violación. Inconstitucionalidad del artículo 4º


del Código Federal de Procedimientos Civiles.

 Las autoridades del Estado entablan relaciones de supra a


subordinación y de coordinación con los particulares.
Cuando una autoridad y un particular se enfrascan en una
disputa judicial, las partes se ubican en un plano de
igualdad, pues ambas deben tener las mismas
posibilidades de desarrollo judicial. Dicha igualdad procesal
se encuentra prevista en los artículos 1º y 17
constitucionales, así como los diversos 24 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, 5.2 y
14.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos.
 A la luz de dicho contexto, el artículo 4º del Código Federal
de Procedimientos Civiles, en la parte que prohíbe la
ejecución forzosa en contra de entidades públicas, resulta
inconstitucional puesto que le da un trato diferenciado a las
entidades del Estado, el cual no encuentra justificación
constitucional e impide el acceso de los particulares a una
justicia completa.
 Resulta relevante la jurisprudencia de la Segunda Sala de
rubro “IGUALDAD. CRITERIOS QUE DEBEN
OBSERVARSE EN EL CONTROL DE LA
CONSTITUCIONALIDAD DE NORMAS QUE SE ESTIMAN
VIOLATORIAS DE DICHA GARANTÍA”. A la luz de dicho
criterio, la porción respectiva de la disposición impugnada,
transgrede el principio de igualdad, como se demuestra a
continuación.
 Parámetro de comparación. El contenido del artículo se
aplica a dos sujetos que se encuentran en una posición
jurídica idéntica, toda vez que el particular y el ente del

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Estado tienen igualdad de oportunidades de defensa,


ofrecimiento de pruebas e incluso, el juez tiene la
obligación de conducirse con identidad de trato, sin
favorecer a ninguna de ellas en respeto al principio de
imparcialidad judicial. Es decir, como partes de un proceso
judicial que se rige por el principio de igualdad, tanto el
particular como el Estado se encuentran en una posición
jurídica igual.
 Para efectos del análisis del parámetro de comparación,
solo pueden tomarse en cuenta las características de los
sujetos en tanto partes procesales, y no consideraciones
subjetivas ajenas al mismo, como su calidad de personas
jurídicas oficiales o personas físicas particulares, porque la
aplicación del artículo 4° se lleva a cabo dentro de un
juicio.
 Consecuentemente, en el caso, sí existe una distinción
normativa, habida cuenta que en tanto a todas las
personas les es aplicable la ejecución forzosa de la
sentencia definitiva y de las resoluciones intermedias, a las
personas morales oficiales no; esto constituye una
diferencia de trato al interior del proceso.
 Inexistencia de justificación constitucionalmente
válida. Nuestro Máximo Tribunal ha dicho, al interpretar el
precepto en análisis, que se encuentra redactado de esa
forma porque es natural que una persona jurídica oficial -
que es condenada en un procedimiento- habrá de cumplir
de manera voluntaria. Es decir, el legislador partió de la
premisa de que el Estado cumpliría con las
determinaciones de los jueces que forman parte de él, por
lo que no existe necesidad de la ejecución forzosa en
contra de aquellas dependencias que sean condenadas. Lo

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anterior no es una justificación per sé, sino la razón de la


existencia del precepto, pero aunque lo fuera no sería
constitucionalmente válida.
 Así es, el hecho de explicar los motivos por los que el
legislador emitió una norma, no la justifica, sino que sólo
aclara la causa de su existencia. A fin de justificar una
distinción normativa es necesario que exista una
argumentación tendiente a establecer el fin perseguido por
la norma, que convalide la diferencia de trato.
 En el caso, no existe el fin. De la lectura de la norma, los
demás preceptos que integran el código, la exposición de
motivos, o cualquier otro elemento legislativo, no se
advierte cuál es la finalidad real que se persiguió con la
redacción de la norma en esos términos. La misma no
contiene un objetivo específico debido a que no trata de
beneficiar a las autoridades (se parte de la premisa de que
cumplirán); no persigue la impartición pronta de justicia; ni
el cumplimiento de las sentencias. Así, no hay elemento
alguno que establezca la causa por la que se genera la
desigualdad indicada, por lo que no hay una justificación
constitucionalmente válida.
 Inexistencia de fin legítimo. Al no existir un fin, no puede
determinarse que pueda alcanzarse con la distinción
apuntada.
 Violación al principio de proporcionalidad. Como
consecuencia de no acreditar una finalidad, no puede
analizarse la proporcionalidad de la norma.
 Por el contrario, del análisis de la desigualdad de trato en
estudio puede advertirse que sólo ocasiona perjuicios y no
acarrea ningún beneficio en el sistema jurídico al que
pertenece.

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 Por ello, aunque se ha dicho que no es necesaria la


ejecución forzosa debido a que las autoridades cumplirán
voluntariamente, eso únicamente es un ideal; el problema
real es que no cumplen, como se advierte del caso
concreto, y cuando eso sucede los justiciables no cuentan
con un instrumento, dentro de juicio, para obtener el
cumplimiento de la sentencia, lo que provoca que el trato
desigual sea intolerable. En efecto, cuando una autoridad
condenada no cumple la sentencia, la contraparte en el
juicio no tiene a su alcance ningún instrumento jurídico
para lograr el pago su crédito, quedando a expensas de lo
que el juzgador de la causa decida hacer o no hacer, pero
carece de herramientas exigibles para lograr la satisfacción
de su pretensión, por lo que es violatorio del derecho a la
impartición de justicia completa.
 De hecho, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha
dicho que en esos casos se puede acudir al juicio de
amparo y señalar como acto reclamado la omisión de la
autoridad de acatar la sentencia, y ésta sería la
responsable en ese nuevo proceso. Sin embargo, aún ante
dicha posibilidad, no se salva el vicio de
inconstitucionalidad e inconvencionalidad, puesto que se
obliga al justiciable a “salir” del proceso de origen e iniciar
otro para poder cobrar lo que obtuvo en el primigenio, lo
que no abona en nada a la impartición pronta y completa
de justicia.
 Otra solución es que el juez rector del procedimiento
hiciera uso de las medidas de apremio, pero ésta es una
facultad discrecional que el vencedor no puede exigir,
además de que son limitadas y no garantizan el
cumplimiento.

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 Luego, es evidente que se ocasiona un perjuicio mayúsculo


a una de las partes con el trato diferenciado de referencia,
pues se le impide lograr de forma eficaz el cumplimiento de
la sentencia que obtuvo. Por tanto, la porción del artículo
referido que prohíbe la ejecución forzosa en contra de las
autoridades estatales es inconstitucional debido a que:
o Viola el principio de igualdad, en la medida en que
prevé un trato diferenciado para las partes que no
tiene justificación constitucional alguna y es
sumamente gravoso para el particular, quien no
puede lograr el cumplimiento de la sentencia dentro
del proceso en caso de que el ente del Estado
condenado se rehúse a pagar.
o Viola el derecho de acceso a la justicia de forma
completa y eficaz, toda vez que el particular que
siguió un juicio en contra de un órgano del Estado, no
puede ejecutar la sentencia cuando éste se niegue a
cumplir de forma voluntaria, teniendo que acudir
incluso a otros juicios, lo que constituye una medida
gravosa, costosa y desproporcionada.
o La distinción carece de toda lógica, pues si se parte
de la base que las autoridades habrán de cumplir de
forma voluntaria con las sentencias -pues deben
hacerlo dentro del término que para tal efecto se les
concede-, pero si no lo hacen, no existe justificación
para que no sean ejecutadas y el vencedor obtenga
la satisfacción del beneficio que obtuvo en la
sentencia; es ésta la porción que evidencia la
violación al principio de igualdad procesal ya que
ningún fin práctico tiene la excepción. A todas las
partes les concede un término de cumplimiento

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voluntario y si no acatan dentro del mismo, el Estado


debe velar por el cumplimiento de las sentencias a
través de la ejecución forzosa, que no es otra cosa
que la imposición de la voluntad judicial.

II. CONSIDERACIONES DEL JUEZ DE DISTRITO. En la sentencia


que por una parte sobreseyó y por otra negó el amparo solicitado, el
Juez adujo, en síntesis, lo siguiente:

 Procedencia. Es ineficaz la causal que aduce la Cámara de


Senadores y el Director General de Asuntos Jurídicos de la
Procuraduría General de la República, en cuanto a que la sola
promulgación y expedición del artículo 4º del Código Federal de
Procedimientos Civiles no afecta el interés jurídico del quejoso
pues la norma impugnada es de carácter heteroaplicativo y fue
aplicada, por lo que se materializó el perjuicio de dicho numeral.
 Es igualmente ineficaz lo referido por las autoridades señaladas,
en cuanto a que son inoperantes los conceptos de violación
hechos valer, puesto que ello se actualiza respecto a los
conceptos de violación y la improcedencia en relación con el
acto reclamado.
 Contrario a lo propuesto por el Juez Quinto de Distrito y la
Comisión Federal de Electricidad, el hecho de que en el presente
juicio de amparo se reclame la negativa de ordenar el
cumplimiento forzoso de lo condenado en el juicio de origen, y
que en el diverso juicio de amparo ********** se haya concedido
la protección constitucional al quejoso para el efecto de que la
propia Comisión cumpliera la sentencia de primera instancia, no
hace improcedente el juicio, en virtud de que la sentencia
referida no ha causado ejecutoria, pues se interpuse recurso de
revisión.

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 Se actualiza la causal de improcedencia prevista en los artículos


61, fracción XXIII, en relación con el 108, fracción III, de la Ley
de Amparo, respecto al acto atribuido al Secretario de
Gobernación, consistentes en el refrendo del decreto
promulgatorio que contiene el artículo tildado de inconstitucional;
ello, pues el acto referido no se impugna por vicios propios.
 Estudio de fondo. En primer término, conviene precisar que el
más Alto Tribunal del país, ha establecido que la igualdad
constituye un principio complejo que no sólo otorga a las
personas la garantía de que serán iguales ante la ley en su
condición de destinatarios de las normas y de usuarios del
sistema de administración de justicia, sino también en la ley (en
relación con su contenido).
 El principio de igualdad debe entenderse como la exigencia
constitucional de tratar igual a los iguales y desigual a los
desiguales; de ahí que, en algunas ocasiones hacer distinciones
estará vedado, mientras que en otras estará permitido o, incluso,
constitucionalmente exigido.
 En efecto, cuando el juzgador conoce de un caso en el cual la
ley distingue entre dos o varios hechos, sucesos, personas o
colectivos, debe analizar si dicha distinción descansa en una
base objetiva y razonable o si, por el contrario, constituye una
discriminación constitucionalmente vedada. Para ello es
necesario determinar, en primer lugar, si la distinción legislativa
obedece a una finalidad objetiva y constitucionalmente válida: el
legislador no puede introducir tratos desiguales de manera
arbitraria, sino que debe hacerlo con el fin de avanzar en la
consecución de objetivos admisibles dentro de los límites
marcados por las provisiones constitucionales, o expresamente
incluidos en ellas.

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 En segundo lugar, es necesario examinar la racionalidad o


adecuación de la distinción hecha por el legislador; es decir, que
la introducción de una distinción constituya un medio apto para
conducir al fin u objetivo que el legislador quiere alcanzar, en
otras palabras, que exista una relación de instrumentalidad entre
la medida clasificatoria y el fin pretendido.
 En tercer lugar, debe cumplirse con el requisito de la
proporcionalidad: el legislador no puede tratar de alcanzar
objetivos constitucionalmente legítimos de un modo
abiertamente desproporcional, de manera que el juzgador debe
determinar si al distinción legislativa se encuentra dentro del
abanico de tratamientos que pueden considerarse
proporcionales, habida cuenta de la situación de hecho, la
finalidad de la ley y los bienes y derechos constitucionales
afectados por ésta; la persecución de un objetivo constitucional
no puede hacerse a costa de una afectación innecesaria o
desmedida de otros bienes y derechos constitucionalmente
protegidos.
 Por último, es de gran importancia determinar en cada caso
respecto de qué se está predicando con la igualdad, porque esta
última constituye un principio y un derecho de carácter
fundamentalmente adjetivo que se predica siempre de algo y
este referente es relevante al momento de realizar el control de
constitucionalidad de leyes; lo anterior, porque la norma
fundamental permite que en algunos ámbitos el legislador tenga
más amplitud para desarrollar su labor normativa, mientras que
en otros insta al juez a ser especialmente exigente cuando deba
determinar si el legislador ha respetado las exigencias derivadas
del principio mencionado.
 Así, cuando en un juicio forma parte la administración pública,
implica la existencia de una relación jurídica de coordinación

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entre el ente de la citada administración pública y el particular;


esto es, una relación entablada en un plano de igualdad y
bilateralidad en la que ha surgido un conflicto que se somete a la
jurisdicción de los tribunales ordinarios, cuyo procedimiento se
rige por las disposiciones del Código Federal de Procedimientos
Civiles como ley reguladora de los modos y condiciones de la
actuación de la ley en el proceso y de la relación jurídico-
procesal.
 Luego, la ejecución forzosa de una sentencia como acto
definitivo constituye un efecto de la misma que tiende a obtener
la satisfacción de la pretensión de la parte vencedora cuando no
se obtiene el cumplimiento.
 De la exposición de motivos del Código Federal de
Procedimientos Civiles de veintidós de diciembre de mil
novecientos cuarenta y dos, en torno al texto del artículo 4º (que
ha permanecido sin modificaciones), se deriva que la excepción
al principio de igualdad procesal de las partes a favor de las
instituciones, servicios y dependencias de la administración
pública de la federación y de las entidades federativas, en
cuanto a la prohibición de dictarse en su contra mandamiento de
ejecución o providencia de embargo, tiene como finalidad evitar
que los órganos del poder se coaccionen a sí mismos y que
exista un poder superior al poder estatal; y en cuanto a la
exención de prestar garantías, se sustenta en que el Estado
siempre es solvente.
 Esto es, no obstante la sujeción de los órganos estatales a un
plano de igualdad en el procedimiento relativo, lo que evidencia
la relación de coordinación existente entre las partes, se
establece a favor del órgano estatal una excepción a este
principio precisamente por su calidad de órgano del Estado.

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 El privilegio procesal que implica la excepción a la ejecución


forzosa, no significa la posibilidad de incumplimiento de la
sentencia, sino que se parte de que la entidad estatal dará
cumplimiento voluntario, por lo que no es necesario acudir a la
vía de apremio.
 Sin embargo, en caso de que tal cumplimiento voluntario no se
dé, la operancia de esta excepción implica la colocación del ente
estatal en un plano de superioridad frente a su contraparte en el
juicio natural con el que había estado sujeto a una relación de
igualdad. Es la norma legal la que convierte, exclusivamente en
esta situación, la relación de coordinación en una relación de
supra a subordinación. Así, en virtud del privilegio procesal
otorgado al organismo del Estado, atendiendo precisamente a su
calidad de ente estatal –por el interés público que reviste el que
los órganos del Estado no se coaccionen entre sí y no se afecten
con mandamiento de ejecución o embargo de sus bienes,
máxime que el Estado se considera siempre solvente y, por
tanto, en aptitud de dar cumplimiento a una sentencia
condenatoria-, la actitud de desacato a la sentencia afecta la
esfera jurídica del particular al colocarlo en la imposibilidad de
obtener mediante la vía coactiva la satisfacción de la pretensión
a la que tiene derecho por así haberse decidido en la sentencia
dictada en juicio.
 Por tanto, contrariamente a lo argumentado por la parte quejosa,
el aludido numeral no viola el principio de igualdad, en la medida
en que como se precisó contiene una excepción a dicho principio
tratándose, entre otros, de la ejecución de una sentencia contra
un ente público, quién en ese momento, no está en un plano de
igualdad ante el particular lo que implica que no es jurídicamente
factible dar un trato igual a una situación desigual.

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 En efecto, cuando se trata de ejecutar una sentencia contra un


ente público, éste y el particular no son iguales, ya que el
principio de igualdad debe entenderse como la exigencia de
tratar igual a los iguales y desigual a los desiguales y no tratar
igual a los desiguales o viceversa. De ahí que, el precepto
precisado no resulte inconstitucional, pues opuestamente a lo
afirmado, no viola el principio de igualdad contenido en el
artículo 1º de la Constitución, 24 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, y 5.2. y 14.1. del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos. Sirve de sustento la
jurisprudencia de la Primera Sala de la Suprema Corte de rubro
“IGUALDAD. CRITERIOS PARA DETERMINAR SI EL
LEGISLADOR RESPETA ESE PRINCIPIO CONSTITUCIONAL”.
 Además, contrario a lo afirmado, el numeral tildado de
inconstitucional no viola el derecho de acceso a la justicia de
forma completa y eficaz, en la medida que el artículo parte de la
base de que el ente púbico cumplirá con la sentencia en forma
voluntaria y que el Estado siempre se considera solvente (por
tanto, en aptitud de dar cumplimiento a una sentencia
condenatoria).

III. AGRAVIOS. En su escrito de revisión, el recurrente argumento, en


esencia, lo siguiente:

Primer agravio.
 Son contradictorios los razonamientos aducidos por el Juez para
sostener la constitucionalidad del artículo 4º del Código Federal
de Procedimientos Civiles, pues inicia reivindicando el principio
de igualdad y explicando los criterios a los que debe sujetarse y
la forma en que pueden generarse excepciones; luego acude a
una exposición de motivos en la que de forma expresa se

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reconoce que el artículo 4º del Código Federal de


Procedimientos Civiles falta a dicho principio; finalmente
concluye que no se viola el principio de igualdad porque los
sujetos a quienes está dirigida esa norma jurídica no son iguales,
lo cual es una petición de principio, dado que se sostiene que la
condición de desigualdad la genera el artículo cuya
inconstitucionalidad se reclama precisamente por contener un
trato desigual.
 Por otra parte, no puede decirse que un artículo contiene una
excepción al principio de igualdad y, a su vez, que no hay un
trato desigual porque ambos sujetos se encuentran en una
posición distinta. Ello resulta contradictorio, pues primero se
sostiene que sí se vulnera el principio y, después, que no.
 Así, la resolución es ilegal por estar deficientemente fundada y
motivada, ya que es confusa en cuanto a los motivos de la
negativa.
 Asimismo, resulta contradictorio que, por un lado, se afirme que
la porción normativa no significa la posibilidad de incumplimiento
de la sentencia, puesto que se presupone que la entidad estatal
dará cumplimiento voluntario y, a su vez, se sostenga que el
desacato de la autoridad afecta la esfera del particular ante la
imposibilidad de obtener la satisfacción de la pretensión obtenida
en el litigio.

Segundo agravio.
 La resolución del Juez resulta ilegal, al no aplicarse el test de
constitucionalidad correspondiente, a fin de verificar si la norma
tiene una finalidad constitucionalmente válida, y si es adecuada y
proporcional.
 En ese sentido, no obstante que el juzgador reconoció la
condición de desigualdad, éste no aplicó un examen de

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constitucionalidad a la norma. Así, debió haber resuelto


conforme a los diversos criterios de la Primera Sala, de rubros:
o “IGUALDAD. CRITERIOS PARA DETERMINAR SI EL
LEGISLADOR RESPETA ESE PRINCIPIO
CONSTITUCIONAL”.
o “IGUALDAD. CUANDO UNA LEY CONTENGA UNA
DISTINCIÓN BASADA EN UNA CATEGORÍA
SOSPECHOSA, EL JUZGADOR DEBE REALIZAR UN
ESCRUTINIO ESTRICTO A LA LUZ DE AQUEL
PRINCIPIO”.
o “IGUALDAD Y NO DISCRIMINACIÓN. FUNCIONES Y
CONSECUENCIAS EN EL USO DEL PRINCIPIO DE
RAZONABILIDAD”.
o “INTENSIDAD DEL ANÁLISIS DE
CONSTITUCIONALIDAD Y USO DEL PRINCIPIO DE
PROPORCIONALIDAD. SU APLICACIÓN EN RELACIÓN
CON LOS DERECHOS HUMANOS”.
o “PRINCIPIO DE IGUALDAD. INTERPRETACIÓN DE LA
CONSTITUCIÓN A EFECTOS DE DETERMINAR LA
INTENSIDAD DEL ESCRUTINIO”.
 Por el contrario, el juzgador se limitó a declarar la
constitucionalidad de la norma bajo el argumento de que los
órganos del Estado y su parte contraria en un juicio civil se
encuentran en una posición diferente, por lo que no puede
exigirse igualdad respecto de desiguales. Esta conclusión es una
petición de principio, pues la desigualdad la genera el artículo,
por lo que primero debió resolverse acerca de su regularidad
constitucional y convencional, y no fundarse en el mismo para
justificarse la desigualdad.
 Cabe destacar que en el presente caso, debió realizarse un
escrutinio intenso, habida cuenta que la norma limita el derecho

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de los gobernados a ejecutar las sentencias que obtienen al


litigar en contra del gobierno federal, lo que implica una
limitación al derecho humano de acceso a la justicia.

Tercer agravio.
 Las razones que se señalan en la exposición de motivos del
artículo 4º del Código Federal de Procedimientos Civiles para
justificar la excepción al principio de igualdad, las cuales hizo
suyas el juzgador, son incorrectas.
 Lo anterior, dado que es falso que no sea posible que los
órganos del poder se coaccionen a sí mismos, pues ello sucede
todo el tiempo; por ejemplo cuando los jueces multan a las
autoridades responsables o, incluso, las destituyen en los
procedimientos de inejecución de sentencia.
 Asimismo, autoridades como el Instituto Nacional de Acceso a la
Información, la Procuraduría General de la República o la
Procuraduría Federal del Consumidor también cuentan con
instrumentos coactivos que les permiten ejecutar sus decisiones.
 A la luz de lo anterior, la razón aducida no es suficiente para
justificar la diferencia de trato procesal impugnada.
 En ese sentido, la posibilidad señalada no significa que exista
dentro del Estado un poder superior al Estado mismo, sino que
únicamente implica que los distintos órganos pueden hacer
cumplir las determinaciones que emiten en el ámbito de sus
atribuciones, respetando el mandamiento constitucional que les
ha sido conferido, sin que otros órganos puedan escapar del
cumplimiento de la ley.
 Por tanto, el argumento de la superioridad de poderes tampoco
resulta una justificación constitucionalmente válida, pues las
entidades que deciden algo en el marco de sus competencias
constitucionales deben tener la facultad de hacerlo cumplir.

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Máxime tratándose de sentencias dictadas por jueces, pues sólo


así se satisface el derecho de acceso a la justicia, que de otro
modo sería ilusorio si las autoridades pudieran simplemente
rehusarse a cumplir, so pretexto de que no pueden ser
obligadas.
 Por último, el hecho de que el Estado sea solvente destruye la
justificación de la excepción al principio de igualdad, toda vez
que al contar con recursos suficientes para cumplir con las
sentencias no existe pretexto para que no lo haga, y la
contumacia se debe únicamente a un capricho lo que justificaría
plenamente la orden de ejecución y embargo en su contra.
 Además, es importante destacar que el artículo impugnado y su
exposición de motivos datan del año de mil novecientos cuarenta
y dos, anteS de la suscripción de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, los cuales prevén la igualdad procesal.

Cuarto agravio.
 Si el juzgador reconoce que sí existe una afectación a la esfera
del particular que le impide el cumplimiento de una sentencia, es
evidente que el artículo 4º del ordenamiento de referencia viola
su derecho de acceso a la justicia, por lo que es inconstitucional.
Lo anterior, puesto que se impide al gobernado ejecutar el
derecho que le ha sido reconocido en una sentencia.

Quinto agravio.
 En cuanto al argumento de que el artículo 4º no viola el derecho
de acceso a la justicia, se reiteran todas las razones que
anteriormente se han vertido al respecto, pues no basta la
presunción de que el Estado es solvente y cumplirá

19
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

voluntariamente, ya que cuando no lo hace, se impide al


gobernado satisfacer el derecho declarado o constituido en la
sentencia, lo que evidencia la obstrucción a la justicia y la
violación de ese derecho.

Sexto agravio.
 El juzgador no atendió en forma íntegra a los conceptos de
violación que se hicieron valer, lo cual transgrede el principio de
exhaustividad de la sentencia. Así, en el primer concepto de
violación se alegó la inconstitucionalidad del artículo 4º del
Código Federal de Procedimientos Civiles, con base en el
escrutinio establecido por la Segunda Sala de la Suprema Corte
en la jurisprudencia de rubro “IGUALDAD. CRITERIOS QUE
DEBEN OBSERVARSE EN EL CONTROL DE
CONSTITUCIONALIDAD DE NORMAS QUE SE ESTIMAN
VIOLATORIAS DE DICHA GARANTÍA”; sin embargo, el Juez
no analizó dichos parámetros.

IV. CONSIDERACIONES DEL TRIBUNAL COLEGIADO DE


CIRCUITO. En el auto en el que determinó dejar a salvo la
jurisdicción a esta Suprema Corte, para conocer del presente
asunto, el Tribunal sostuvo lo siguiente:

 No se advierte que sobre el tópico cuestionado exista


jurisprudencia del Pleno o de las Salas, ni se tiene noticia de que
se hubiera integrado, aunque no se haya publicado la misma, ni
hay tres precedentes emitidos por cualquiera de los órganos
citados en forma ininterrumpida y en el mismo sentido, sin
alcanzar la votación idónea para integrar jurisprudencia.

20
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

 Así, el asunto no se encuentra comprendido en los supuestos de


competencia delegada del punto cuatro, fracción I, incisos c) y
d), del Acuerdo General 5/2013.
 Por tanto, amerita el conocimiento y pronunciamiento del Máximo
Tribunal, a fin de que determine si el precepto impugnado resulta
violatorio de algún derecho humano.

QUINTO. Estudio de fondo. En el primer agravio, el recurrente


aduce que el Juez de Distrito emitió razonamientos contradictorios al
analizar la constitucionalidad del artículo 4° del Código Federal de
Procedimientos Civiles y con ello la fundamentación y motivación de la
resolución es deficiente, pues inicialmente expone la manera en que
debe atenderse el principio de igualdad y, al atender a la exposición de
motivos, reconoce de forma expresa que el precepto no cumple dicho
principio; sin embargo, concluye que no se viola el principio de
igualdad porque los sujetos a quienes se dirige la norma no son
iguales, lo que considera una petición de principio.

También refiere contradictorio el hecho de que se afirme que la


porción normativa no significa la posibilidad de incumplir la sentencia
para la autoridad, pues presupone que la entidad cumplirá
voluntariamente, cuando por otro lado señala que el desacato de la
autoridad afecta al particular ante la imposibilidad de satisfacer la
pretensión obtenida en el litigio.

En el segundo y sexto agravio la parte recurrente sostiene que


aun cuando se solicitó y reconoció una condición de desigualdad, no
se llevó a cabo un análisis de su razonabilidad y proporcionalidad.

Por otro lado, en el tercer agravio se indica que las razones que
hizo suyas el juzgador para justificar la diferencia de trato, contenidas

21
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

en la exposición de motivos que data de mil novecientos cuarenta y


dos, no son sostenibles ante la suscripción de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, así como incorrectas pues: a) es falso
que no sea posible que los órganos del poder se coaccionen a sí
mismos, ello sucede en muchos ámbitos, sin que implique que exista
dentro del Estado un poder superior al Estado mismo; b) el argumento
de la superioridad de poderes tampoco resulta una justificación
constitucionalmente válida, pues las entidades que deciden algo en el
marco de sus competencias constitucionales deben tener la facultad
de hacer cumplir sus determinaciones, máxime en sentencias dictadas
por jueces, sólo así se satisface el derecho de acceso a la justicia, ya
que esto no se materializaría si las autoridades pudieran simplemente
rehusarse a cumplir so pretexto de que no pueden ser obligadas; c) el
hecho de que el Estado sea solvente destruye la justificación de la
excepción al principio de igualdad, toda vez que al contar con recursos
suficientes para cumplir con las sentencias no existe pretexto para que
no lo haga, y la contumacia se debe únicamente a un capricho lo que
justificaría plenamente la orden de ejecución y embargo en su contra.

Finalmente, los agravios cuarto y quinto se refieren a la violación


al derecho de acceso a la justicia, indicando que la razón sostenida
por el juzgador en cuanto a que existe la presunción de que el Estado
es solvente y cumplirá voluntariamente no es válida en la realidad, y
que el propio Juez reconoció que el impedir obtener el cumplimiento
de una sentencia afecta la esfera de los particulares, con lo que se
demuestra la violación aducida.

Los argumentos referidos son esencialmente fundados, de


conformidad con las consideraciones que se exponen a continuación.

22
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

El Juez de Distrito, al momento de estudiar los conceptos de


violación, los desestima con apoyo en la exposición de motivos, al
considerar que el Estado no se encuentra en la misma situación que
los particulares, además que se le considera siempre solvente, por
tanto, en aptitud de cumplir voluntariamente las sentencias; finalmente
indica, que de no ser así, la relación se transforma a supra-
subordinación.

Como se observa, el Juez de Distrito retomó los argumentos


aducidos por la Segunda Sala, al resolver la contradicción de tesis
422/2010, sin advertir que la propia Sala, posteriormente, admitió la
posibilidad de que la restricción podría no presentarse en todos los
procedimientos, siendo viable establecer mecanismos coercitivos para
exigir el cumplimiento a los entes del Estado. En consecuencia, el
Juez sostuvo la constitucionalidad del artículo en la justificación dada
por el legislador en la exposición de motivos de mil novecientos
cuarenta y tres.

Ahora bien, para el cabal entendimiento del asunto, resulta


indispensable analizar el desarrollo histórico, legal y
jurisprudencial del artículo 4° del Código Federal de
Procedimientos Civiles.

Tradicionalmente, al Estado se le reconoce una doble


personalidad, pues además de las funciones de orden público, en las
que entabla relaciones de supra-subordinación con los particulares,
participa en relaciones de coordinación, en su calidad de persona
moral oficial de derecho privado. Con tal carácter, el Estado se
despoja de su imperio y, por regla general, queda sometido a las
mismas condiciones de cualquier particular. En dichos términos lo
prevé el artículo 4º del Código Federal de Procedimientos Civiles, al

23
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

señalar que en los procedimientos judiciales debe existir un


tratamiento similar entre las instituciones, servicios y
dependencias de la Administración Pública de la Federación y de
las entidades federativas -en cualquier forma que intervengan-,
con respecto a cualquier otra parte, y que las resoluciones que se
dicten en su contra deben ser cumplimentadas por las
autoridades correspondientes, dentro de los límites de sus
atribuciones:

“Artículo 4.- Las instituciones, servicios y dependencias de la


Administración Pública de la Federación y de las entidades
federativas, tendrán dentro del procedimiento judicial, en
cualquier forma en que intervengan, la misma situación que otra
parte cualquiera; pero nunca podrá dictarse, en su contra,
mandamiento de ejecución ni providencia de embargo, y estarán
exentos de prestar las garantías que este Código exija de las partes.
Las resoluciones dictadas en su contra serán cumplimentadas por las
autoridades correspondientes, dentro de los límites de sus
atribuciones.
La intervención que, en diversos casos, ordena la ley que se dé al
Ministerio Público, no tendrá lugar cuando, en el procedimiento,
intervenga ya el Procurador General de la República o uno de sus
Agentes, con cualquier carácter o representación.”

A pesar de lo anterior, el legislador concede una serie de


excepciones en los procedimientos jurisdiccionales, cuando el Estado
actúa en relaciones de coordinación, como las previstas en el artículo
citado, consistentes en que:

1. Nunca podrá dictarse en su contra mandamiento de


ejecución.
2. Nunca podrá dictarse en su contra providencia de embargo.
3. Estarán exentos de prestar las garantías que exija el referido
Código a las partes.

Esto es, a diferencia de los gobernados, las instituciones,


servicios y dependencias de la Administración Pública de la

24
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

Federación y de las entidades federativas, están exentas de la


posibilidad de que la autoridad judicial ordene el cumplimiento forzoso
de una condena en su contra contenida en una sentencia definitiva o
les dicte providencia de embargo, así como de prestar garantía.

Para analizar la validez de estas excepciones y estar en aptitud


de determinar su razonabilidad, es pertinente remitirse a los
antecedentes más remotos de la disposición; el primero de los cuales,
se encuentra en el artículo 566 del Código Federal de Procedimientos,
promulgado el quince de septiembre de mil ochocientos noventa y
seis, mismo que disponía a la letra:

“Artículo 566. Si se tratare de sentencias contra la Hacienda


pública de la Federación o de los Estados, la autoridad judicial las
notificará directamente al Gobierno respectivo, para que, dentro de la
órbita de sus facultades, proceda a cumplirlas, sin que en ningún
caso pueda librarse mandamiento de ejecución o providencia de
embargo”.

A la par, el artículo 603 del mismo código procesal, reiteraba la


prohibición de embargar las rentas, además de los bienes de la
Federación y de los estados:

“Artículo 603. Quedan únicamente exceptuados de embargo:


I. Las rentas y demás bienes de la Federación y de los Estados,
conforme a lo dispuesto en el artículo 566.
(…)”

Estas prohibiciones, se implementaron a partir de normas de


otros países, principalmente España, cuyo antecedente se encuentra
en el artículo 9° de la Ley de Contabilidad de veinte de febrero de mil
ochocientos cincuenta, que disponía: “Ningún tribunal podrá
despachar mandamiento de ejecución, ni dictar providencias de
embargo contra las rentas o caudales del Estado” 2.

2Oriol Mir Puigpelat (1999). “¿El fin de la inembargabilidad de los bienes patrimoniales de las
administraciones públicas?” Revista catalana de derecho público, del Departamento de Derecho

25
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

También, a nivel nacional, se reconoce la influencia del Decreto


de diecisiete de abril de mil novecientos cincuenta, emitido bajo la
vigencia de la Constitución de 1824, en donde se estableció “que
cuando el Gobierno Federal deba hacer un pago en ejecución de una
sentencia dictada en su contra, el Gobierno verificará el pago si cabe
en el presupuesto, y en caso contrario, dará inmediatamente cuenta
a la Cámara para que lo decrete”3.

Así, el objeto de la prohibición consistió en proteger los recursos


públicos del Estado, a fin de que se destinaran exclusivamente al
rubro establecido por el Congreso de la Unión en el presupuesto, de
acuerdo a sus atribuciones; proscribiendo cualquier intervención del
Poder Judicial para ocupar fondos públicos destinados a servicios
administrativos, al considerarlo una invasión de poderes, que podría
generar una crisis económica y afectación social.

De lo anterior se da cuenta en la exposición de motivos del


Código Federal de Procedimientos de mil ochocientos noventa y seis4:

“Brevemente voy a justificar esta prerrogativa, que tiene por


precedentes todas las leyes que rigen en las naciones civilizadas y
en las que se profesa mayor respeto a los derechos de los
particulares.
Son tan conocidas las leyes que en otros pueblos, y principalmente
en España, concedían absoluta inmunidad al Tesoro Público contra
toda ejecución judicial, que me creo excusado de citarlas.
Entre nosotros, la ley de 17 de abril de 1850, prohibió al embargo de
las rentas nacionales destinadas a sufragar los gastos del servicio
público.
Esa disposición, que respondía a las necesidades de la época,
emanó de la Constitución de 1824, que había encomendado
exclusivamente al Poder Legislativo todo el mecanismo económico

Administrativo de la Universidad de Barcelona. Sitio web:


file:///D:/Users/acastanonr/Downloads/2017-2794-2-PB.pdf
3 Demetrio Sodi Guergué (1912). "Procedimientos federales". México: Imprenta y fototipia de la

Secretaría de Fomento.
4 El mencionado código procesal fue encargado por el entonces Presidente de la República, José

de la Cruz Porfirio Díaz Mori, a una comisión de juristas, quienes redactaron su texto y
posteriormente fue impreso, junto con la exposición de motivos que se hace referencia.

26
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

de la República, por el medio constitucional de la expedición de los


Presupuestos de egresos y de ingresos.
Y la razón es obvia, pues dado que sólo al Congreso de la Unión
corresponde decretar los gastos que deben hacerse, si el Poder
Judicial pudiera, por medio de una ejecución sobre el Fisco,
obligar al Gobierno a que hiciera una erogación no autorizada
por el Presupuesto o por una ley posterior, el sistema
constitucional quedaría profundamente transtornado, imperaría
lamentable conglobación en las atribuciones de los poderes
públicos, y la justicia federal usurparía las facultades del
Legislativo y del Ejecutivo.
La Constitución de 1857 reprodujo de una manera más clara y
explícita el precepto de la de 1824 que acabo de referir, pues prohíbe
terminantemente se haga un pago que no esté designado en el
Presupuesto de egresos o autorizado por un decreto posterior, y
como no se exceptuaron de tal prohibición los pagos ordenados por
sentencia de los Tribunales federales, la citada ley de 17 de Abril de
1850 continuó en todo su vigor hasta que el Código de
Procedimientos la refundió en los artículos de que vengo tratando,
extendiéndola por paridad de razón a la Hacienda pública de los
Estados.
Queda ya inmune e inviolable la soberanía de la Unión, y
también la de las entidades federativas; ni la vida de éstas ni la
de aquélla se verá amenazada por la crisis económica que
pudiera surgir si los Jueces tuvieran la facultad de ocupar los
fondos públicos, haciendo con esto imposibles los servicios
administrativos y trastornando el orden social”.

De lo expuesto se advierte que la intención del legislador fue


preservar el principio de división de Poderes bajo el entendimiento de
la época, en tanto el Congreso de la Unión era el único facultado para
determinar el destino de los recursos públicos, por lo que cualquier
afectación que se realizara fuera de dicho ámbito, pondría en riesgo
las funciones del Estado, aun cuando participara en relaciones de
coordinación.

Posteriormente, estos preceptos se trasladaron a los artículos


464 y 502 del Código de Federal de Procedimientos Civiles,
promulgado el veintiséis de diciembre de mil novecientos ocho; que
constituye el antecedente inmediato al artículo vigente. En su texto, los
preceptos señalaban:

27
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

“Artículo 464. Si se tratare de sentencias contra la Hacienda


pública de la Federación o de los Estados, la autoridad judicial las
notificará directamente al Gobierno respectivo, para que, dentro de la
órbita de sus facultades, proceda a cumplirlas, sin que en ningún
caso pueda librarse mandamiento de ejecución o providencia de
embargo”.

“Artículo 502. Quedan únicamente exceptuados de embargo:


Las rentas y demás bienes de la Federación y de los Estados,
conforme a lo dispuesto en el artículo 464”.

El ex Ministro de la Suprema Corte Demetrio Sodi Guergué, en el


libro titulado “Procedimientos Federales”5, hace una crítica a la
creación del juicio ejecutivo federal por considerarlo innecesario. En
ella, se parte de la misma interpretación a la que se hizo referencia,
estimando inconcebible, que en controversias suscitadas sobre el
cumplimiento de contratos entre el Estado y particulares, pueda
dictarse mandamiento de ejecución o providencia de embargo en
contra del primero; esto, debido a que constituiría una afectación a la
Hacienda Pública que no estaría prevista en el presupuesto, ni
autorizada por el Congreso:

“En la ejecución de las sentencias dictadas contra la Hacienda


Pública, "de la Federación o de los Estados, la autoridad judicial
las notificará directamente al Gobierno respectivo, para que,
dentro de la órbita de sus facultades, proceda a cumplirlas, sin
que en ningún caso pueda liberarse mandamiento de ejecución
o providencia de embargo, porque están exceptuados de
embargo las rentas y demás bienes de la Federación y de los
Estados (artículos 464 y 502, fracción I del Código Federal de
Procedimientos Civiles).
Así, como Crasso torció la balanza de su juicio, la Comisión revisora
del Código hizo pedazos las normas jurídicas al admitir diferentes
instituciones y procedimientos variables, carentes de unidad lógica y
por otra parte innecesarios, como es el procedimiento ejecutivo en
materia federal, que puede ejercitar la Federación en contra de los
particulares; pero que los particulares no pueden seguir en contra de
la Federación.

5. Demetrio Sodi Guergué, op. cit. pp. 288-290.

28
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

¿Este nuevo privilegio, era necesario? ¿El Código anterior y el


procedimiento antiguo herían en alguna forma el interés fiscal?
No lo creyeron así los legisladores de 1897.
Entre las obligaciones que reporta la Nación como persona jurídica,
en las controversias que se suscitan sobre el cumplimiento de un
contrato celebrado por alguno de los Ministros de Estado y en las
que el Gobierno puede ser actor o reo en el juicio, es sabido y por si
se olvida, debemos repetirlo, que la Hacienda Pública no puede ser
embargada, y que el Gobierno no puede disponer de otros
recursos que los necesarios para cubrir los egresos
comprendidos en el presupuesto, siendo necesaria la
autorización del Congreso para que haga algún pago distinto,
por lo que no es procedente la acción ejecutiva en contra de la
Federación; y como ésta en defensa de su Hacienda puede impedir
por medio de diligencias precautorias que se burle el resultado del
juicio y que eludan sus obligaciones los que son deudores suyos,
tampoco se advierte la necesidad de crear un juicio ejecutivo para
garantizar los intereses federales. Mas ya que el Código introdujo el
juicio ejecutivo en el procedimiento federal, pasemos a estudiarlo.”

En el mismo sentido, el Pleno de esta Suprema Corte de Justicia


de la Nación, en un asunto fallado en mil novecientos veintiséis, emitió
un criterio donde validó dicha justificación, al determinar que los
pagos, con respecto a deudas generadas por cualquier orden de
gobierno, incluyendo los municipios, sin sujeción a los
presupuestos aprobados por las legislaturas, se tornan
inconstitucionales.

Pero además del ámbito presupuestario y la prohibición de


ejercer gasto alguno sin aprobación del Congreso, se adicionó que la
imposibilidad de librar mandamiento de ejecución o providencia de
embargo, así como de exigir fianza, constituían el reconocimiento de la
soberanía del Estado; esta adición, se explicó en el hecho de que aun
cuando el Estado se ubicara en una relación de coordinación,
mantenía atributos que generaban la presunción de su solvencia y que
nunca se suponía temerario:

“DEUDA PÚBLICA. El pago de la deuda pública debe ser fijado por


medio de los presupuestos, que son de la exclusiva facultad del
Poder Legislativo; y el pago que se haga sin sujeción a esos
presupuestos, es anticonstitucional; pues si se permitiera toda clase

29
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

de embargos o apremios contra el poder público, se llegaría hasta el


caso de poder concursar al fisco y someterlo a una sindicatura. Esta
teoría es aplicable a todas las deudas que puedan provenir de
diversas órdenes y motivos de orden público, pues tan nacional
es el pago de la renta de una casa alquilada por el Estado, como
cualquier otro adeudo que tenga esos orígenes; esta
prerrogativa del poder público es parte de un conjunto de
privilegios, de facultades y de exenciones plenamente
reconocidos; privilegios entre los cuales se pueden mencionar
los de que el fisco nunca litiga despojado; que está exceptuando
de dar fianzas, en los casos en que las leyes obligan a dar las a
los particulares; que tiene la presunción de ser siempre
solvente; que nunca puede ser condenado en costas, porque
nunca se le supone temerario, y otros que, aunque llamados
privilegios, en realidad no lo son, sino que constituyen el
reconocimiento claro y perfecto de la soberanía del Estado, a
quien no puede ponerse en parangón con los particulares,
aunque se estén debatiendo intereses contractuales plenamente
el artículo 464 del Código Federal de Procedimientos Civiles, que
declara que cuando se trata de sentencias contra la hacienda
pública, la Federación o los Estados, se notificará directamente al
gobierno respectivo "para que, dentro de la órbita de sus facultades,
proceda a cumplirlas, sin que, en ningún caso, pueda librarse
mandamiento de ejecución o providencia de embargo", lo que
indudablemente es aplicable a los Municipios, porque donde hay la
misma razón, debe haber la misma disposición y, además, porque no
hay precepto prohibitivo en contrario; pues aun cuando sus
presupuestos deben ser formados por la legislatura respectiva, no
por ello pierden las característica de autoridad y de erario público,
con las mismas franquicias e iguales deberes generales, que los
erarios federales y locales6”.

Posteriormente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación


afianzó este alcance, al reconocer que el privilegio de inejecutabilidad
e inembargabilidad no concluía en el ámbito presupuestario. Así, el
efecto incluyó cualquier sentencia, aun cuando no condenara a una
prestación pecuniaria, al considerar que constituía una prohibición
clara y absoluta que impedía ejercer cualquier tipo de procedimiento
coercitivo en contra de entidades de orden público.

De esta manera, la posibilidad de cumplir las sentencias en


contra del Estado, dependía totalmente de la decisión y moralidad del

6 Época: Quinta Época. Registro: 283513. Instancia: Pleno. Tipo de Tesis: Aislada. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación. Tomo XVIII. Materia(s): Administrativa. Tesis: Página: 1335
Amparo civil en revisión 899/25. Ayuntamiento de Coyoacán, Distrito Federal. 29 de junio de 1926.
Mayoría de nueve votos. La publicación no menciona el nombre del ponente.

30
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

gobierno, cuyo interés principal -que se presuponía- era dar debido


cumplimiento a las sentencias del Poder Judicial; de ahí que, la única
manera de materializarlas era por el particular, a través de gestiones y
solicitudes ante la propia autoridad competente.

Lo expuesto se sustenta en los siguientes criterios del Tribunal


Pleno:

“IMPROCEDENCIA DE LOS MEDIOS DE APREMIO PARA


EJECUTAR UNA RESOLUCIÓN DICTADA EN CONTRA DE LA
FEDERACIÓN. El artículo 464 del Código Federal de Procedimientos
Civiles previene que cuando se trata de la ejecución de una
sentencia contra la Hacienda Pública de la Federación o de los
Estados, la autoridad judicial la notificará directamente al gobierno
respectivo, para que, dentro de la órbita de sus facultades proceda a
cumplimentarla sin que, en ningún caso, pueda liberarse
mandamiento de ejecución o providencia de embargo. Esta norma
es perfectamente clara y no contiene ninguna limitación, de
modo que no es exacto que ella se refiera tan sólo a las
sentencias que condenen a una prestación pecuniaria que no
puede ser satisfecha, sin que exista partida en el presupuesto o
una ley especial que autorice la erogación. Los subsecuentes
artículos 465 y 466 aclaran perfectamente el punto, y esta última
disposición hace la debida separación de los casos relativos a la
ejecución de sentencia dictada contra entidades de orden público, a
la que se contraen los artículos anteriores a aquéllos, y las
sentencias dictadas en contra de particulares, casos estos últimos en
los cuales sí es legal usar de los medios de apremio, mientras no
lo es cuando se trata de las entidades de orden público. Además,
es improcedente decretar cualquier medio de apremio dirigido en
contra del Departamento de Asuntos Indígenas porque el presidente
de la República, y no el secretario de Estado o jefe de departamento,
respectivo, es el responsable; y siendo así, de conformidad con el
artículo 22 constitucional, el procedimiento no debe seguirse con el
departamento, en el caso el de Asuntos Indígenas, sino entenderse
directamente con el Ejecutivo, por lo que también sería procedente
usar de cualesquiera de los medios de apremio sugeridos contra el
citado departamento, en el supuesto de que ellos procedieran; pero
como no es posible dejar sin ejecución la sentencia dictada en el
juicio , debe dirigirse nuevo requerimiento al ciudadano presidente de
la República, a fin de que tome las medidas y órdenes conducentes
para que se cumpla el mencionado fallo7”.

7 Época: Quinta Época. Registro: 813969. Instancia: Pleno. Tipo de Tesis: Aislada. Fuente:
Informes. Informe 1941. Materia(s): Civil. Tesis: Página: 135
Juicio ordinario civil 8/39. Luis G. Zaldívar. La publicación no menciona la fecha de resolución.
Unanimidad de catorce votos. La publicación no menciona el nombre del ponente.

31
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

“EJECUCIÓN DE LA SENTENCIA. El artículo 464 del Código


Federal de Procedimientos Civiles establece que si se trata de
sentencias contra la Hacienda Pública de la Federación, la autoridad
judicial las notificará directamente al Gobierno para que dentro de la
órbita de sus facultades, proceda a cumplirlas, sin que en ningún
caso pueda librarse mandamiento de ejecución o providencia de
embargo. Dados los términos de este precepto, se ve claramente,
que las autoridades administrativas están obligadas a cumplir con las
ejecutorias de la Corte, y que en cuanto a su ejecución, por no haber
el procedimiento coercitivo en su contra, se dejó a su posibilidad,
considerando que el propio gobierno es el que está principalmente
interesado en dar el debido cumplimiento a las sentencias del Poder
Judicial, pues así se asienta un precedente de moralidad y
respeto para los demás Poderes de la Federación, por lo cual,
sólo cabe dirigirse nuevamente al Ejecutivo de la Unión a fin de que
dentro de la órbita de sus facultades a la mayor brevedad cumpla con
la sentencia de esta Suprema Cort.8”.

Así, durante la quinta y sexta época, la única forma de conminar


al Estado el cumplimiento de una sentencia ejecutoriada, no era a
través de la autoridad judicial que tramitó el procedimiento de
ejecución, sino por medio de gestiones del propio interesado ante la
autoridad demandada, y sólo en caso de negativa, a través del juicio
de amparo, como se plasma de los siguientes criterios, también del
Pleno y la Segunda Sala de este Alto Tribunal:

“NACIONALIZACIÓN, EJECUCIÓN DE SENTENCIAS DE,


CONTRA LA HACIENDA PUBLICA. El artículo 464 del Código
Federal de Procedimientos Civiles establece, a propósito de
ejecución de sentencias, en forma clara y categórica y sin hacer
distingo alguno, que si se tratare de sentencias contra la hacienda
pública de la Federación o de los Estados, la autoridad judicial las
notificará directamente al gobierno respectivo, para que dentro de la
órbita de sus facultades, proceda a cumplirlas, sin que en ningún
caso pueda librarse mandamiento de ejecución o providencia de
embargo. Ante esta disposición tan terminante, resulta de notoria
evidencia que tratándose de la ejecución de una sentencia de
segunda instancia, que revoca la de primera, que había ordenado la
nacionalización de una casa, la autoridad judicial sólo debe
mandar comunicar dicha sentencia al Ejecutivo de la Unión y a la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público, para que el gobierno
proceda a cumplirla con arreglo a sus facultades; pero no puede
ordenar que se hagan a la Oficina Federal de Hacienda respectiva,

8 Época: Sexta Época. Registro: 813967. Instancia: Pleno. Tipo de Tesis: Aislada. Fuente: Informes
Informe 1941. Materia(s): Común. Tesis: Página: 134
Juicio ordinario civil 8/39. Zaldívar Luis G. La publicación no menciona la fecha de resolución.
Unanimidad de quince votos. La publicación no menciona el nombre del ponente.

32
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

las prevenciones consistentes en que se abstenga de seguir


cobrando las rentas de la casa de que se trata, y en que rinda
cuentas de administración, y ni siquiera puede exigirle la entrega
de la finca, por no autorizar tales prevenciones el invocado
artículo 464, precepto que, por el contrario, prohíbe procedimientos
semejantes, puesto que determina con toda claridad y precisión, que
en ningún caso puede librarse mandamiento de ejecución o
providencia de embargo. Lo procedente, en tales casos, es que el
interesado gestione la ejecución o cumplimiento del fallo
dictado en su favor, directamente del Gobierno Federal,
pidiéndole la entrega de la finca, la rendición de cuentas de
administración y la devolución de los productos obtenidos, y en caso
de que se niegue a ello dicho gobierno, entonces puede acudir
al amparo, en contra de las determinaciones relativas, pero de
ninguna manera puede pretender que la autoridad judicial se salga
de las facultades tan restringidas que le señala el multicitado artículo
464 del enjuiciamiento civil federal, que es una norma especial o de
excepción, instituida por el legislador en favor de los gobiernos de la
Federación y de los Estados, con la mira de no menoscabar su
responsabilidad y decoro, distinguiéndolos de los casos en que las
sentencias que se trate de cumplir, sean adversas a los particulares,
casos en los que sí autoriza aquel enjuiciamiento, procedimiento de
ejecución. Por otra parte, si la autoridad no accede a la petición del
interesado, consistente en que se dé a conocer la ejecutoria a la
Oficina Federal de Hacienda, por cuyo conducto ha estado
administrando la Federación la finca objeto del juicio, tal proceder sí
es violatorio de garantías, aunque la propia autoridad haya ordenado
comunicar la ejecutoria al Ejecutivo Federal y a la Secretaría de
Hacienda, porque dicha Oficina Federal de Hacienda es una
dependencia del Gobierno Federal, y cabe, dentro del espíritu y
finalidad del tantas veces citado artículo 464 del Código Federal de
Procedimientos Civiles, que se le dé a conocer también a ella la
ejecutoria de que se trata, tanto más, cuanto que ese trámite tendrá
notoriamente que expeditar el cumplimiento del fallo.”9

“TRIBUNAL FISCAL, EJECUCIÓN DE SENTENCIAS DEL. Debe


revocarse el sobreseimiento dictado por el Juez de Distrito,
considerando improcedente la demanda de amparo contra el
incumplimiento de una ejecutoria dictada por el Tribunal Fiscal,
fundándose en el capítulo XL del título I del Código Federal de
Procedimientos Civiles porque si bien el artículo 155 del Código
Fiscal, establece que el tribunal ajustará sus procedimientos a las
disposiciones de ese código, y que a falta de prevención expresa,
aplicará las del Código Federal de Procedimientos Civiles, debe
tenerse en cuenta que dicho tribunal carece de competencia para
dictar mandamientos dirigidos a obtener la ejecución de sus fallos,
por ser su función, atento al estatuto que lo rige, la de simple
anulación, sin imperio, por tanto, para obligar a las autoridades a
cumplir sus fallos; por esta razón, el legislador no determinó el

9 Época: Quinta Época. Registro: 352794. Instancia: Tercera Sala. Tipo de Tesis: Aislada. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación. Tomo LXXI. Materia(s): Civil. Tesis: Página: 2324
Amparo civil en revisión 6887/41. Cajiga Francisco de la. 11 de febrero de 1942. Unanimidad de
cinco votos. La publicación no menciona el nombre del ponente.

33
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

procedimiento a seguir para tal fin, y esa omisión, que es lógica


dentro de los fines de dicho estatuto, no autoriza a aplicar
supletoriamente a este aspecto, con las disposiciones del Código
Federal de Procedimientos Civiles, porque equivaldría, a pretexto de
una omisión lógica dentro de un sistema particular de contención,
revestir de imperio al Tribunal Fiscal para hacer cumplir sus
sentencias y que expresamente le fue negado; pues la supletoriedad,
debe tener por objeto llenar vacíos, pero no ir más allá del sistema
especialmente adoptado por el legislador mismo. A mayor
abundamiento, el artículo 464 del susodicho Código Federal de
Procedimientos Civiles, contenido en el capítulo XL, prohibe librar,
cuando se trata de sentencia contra la hacienda pública,
mandamientos de ejecución o providencias de embargo; debiendo
ser notificadas directamente al gobierno respectivo, para que, dentro
de la órbita de sus facultades, proceda a cumplirlas, lo que indica que
es inadecuado el régimen de ejecución que señala el mencionado
capítulo XL, ya que es la misma autoridad fiscal demandada, la
que debe cumplir, en sus términos, la sentencia del Tribunal
Fiscal; y si es omisa, a falta de un procedimiento ordinario, sólo
queda la vía de amparo.”10

El último criterio invocado, se refiere al Tribunal Fiscal, cuya


configuración legislativa no otorgaba facultades para ejecutar sus
fallos, pues sus determinaciones eran de carácter declarativo; de esta
manera, son aplicables al caso, en función que la prohibición de no
ejecutabilidad de las sentencias mantiene la misma lógica y se utilizó
indistintamente, para determinar el mecanismo de ejecución de las
sentencias.

Hecha la precisión anterior, el veinticuatro de febrero de mil


novecientos cuarenta y tres, se publica en el Diario Oficial de la
Federación, un nuevo Código Federal de Procedimientos Civiles -que
es el vigente en la actualidad-, cuyo artículo 4° concentra los
preceptos antes analizados, para establecer la regla general de
igualdad entre el Estado y los particulares, con las salvedades de

10 Época: Quinta Época. Registro: 325265. Instancia: Segunda Sala. Tipo de Tesis: Aislada.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación. Tomo LXXV. Materia(s): Administrativa. Tesis:
Página: 3686.
Amparo administrativo en revisión 5053/42. Cuesta Juan José, sucesión de. 11 de febrero de 1943.
Unanimidad de cuatro votos. El Ministro Gabino Fraga no intervino en la votación de este asunto
por las razones que constan en el acta del día. Relator: Franco Carreño.

34
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

referencia (la inejecutabilidad, inembargabilidad y no exigencia de


garantía).

El diseño que hizo el legislador, prevalece hasta la fecha y es la


materia de impugnación en el presente asunto, mismo que se reitera a
continuación:

“Artículo 4.- Las instituciones, servicios y dependencias de la


Administración Pública de la Federación y de las entidades
federativas, tendrán dentro del procedimiento judicial, en cualquier
forma en que intervengan, la misma situación que otra parte
cualquiera; pero nunca podrá dictarse, en su contra,
mandamiento de ejecución ni providencia de embargo, y estarán
exentos de prestar las garantías que este Código exija de las
partes.
Las resoluciones dictadas en su contra serán cumplimentadas por las
autoridades correspondientes, dentro de los límites de sus
atribuciones.
La intervención que, en diversos casos, ordena la ley que se dé al
Ministerio Público, no tendrá lugar cuando, en el procedimiento,
intervenga ya el Procurador General de la República o uno de sus
Agentes, con cualquier carácter o representación.”

Como ya venía sucediendo, la exposición de motivos, más allá


del ámbito presupuestario, sustentó el contenido del precepto en la
imposibilidad de que los órganos estatales se coaccionen a sí mismos
y que exista dentro del Estado un poder superior al mismo poder
estatal; esto, reiterando la presunción de solvencia:

“La única excepción a la regla de la igualdad es la contenida en el


artículo 4o., que dispone que nunca podrá dictarse en contra de la
Federación o de las entidades federativas mandato de ejecución ni
providencia de embargo, así como que esas entidades de derecho
público están exentas de prestar las garantías que en el Código se
exigen de las partes. Esta excepción se justifica porque no es
posible que los órganos del poder se coaccionen a sí propios, y
es posible, dentro del Estado, que haya un poder superior al
mismo poder estatal; y, respecto de las garantías, se juzga que el
Estado siempre es solvente, pues es un principio general del
derecho público, y en especial, del derecho fiscal, que el Estado
debe obtener, de los habitantes del país, los ingresos indispensables
para cumplir sus fines, de manera que está siempre en posibilidad de
contar con un patrimonio que le permita responder, en general, de
sus obligaciones, sin necesidad de una garantía especial.”

35
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

A partir de la entrada en vigor del Código vigente y hasta la


actualidad, el entendimiento del precepto varía en función de la línea
jurisprudencial que delimita la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

En el año mil novecientos sesenta, la Segunda Sala de este Alto


Tribunal emitió tres precedentes en los que, por virtud de lo dispuesto
en el artículo 4° en comento, estableció la procedencia del juicio de
amparo para exigir el cumplimiento de una sentencia en contra del
Estado, por constituir una violación a los artículos 14 y 16
constitucionales, lo anterior, porque estimó que se privaba al quejoso
del derecho que surge de una sentencia firme, pronunciada por
autoridad competente.

Asimismo, refirió que aun cuando el juicio de amparo redundaba


en que las autoridades cumplieran con la sentencia, no correspondía
acudir al mecanismo procesal civil llamado “ejecución forzosa”, porque
derivaba de la protección al quejoso de la violación a sus derechos
fundamentales.

Finalmente, se dijo que aun cuando el juicio de amparo no se


creó como un mecanismo para cumplimentar sentencias, la
desobediencia a una sentencia definitiva que establecía una obligación
a cargo de un órgano público, constituía una violación de garantías
individuales puesto que se privaba al particular de un derecho
nacido por virtud de sentencia firme de autoridad competente, y
esta privación acontecía sin que el órgano público actuara
conforme a la ley y sin que la negativa, la resistencia o la omisión
estuvieran legalmente fundadas y motivadas.

Los criterios a los que se hace referencia son los siguientes:

36
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

“TRIBUNAL FISCAL. EL AMPARO ES PROCEDENTE PARA


EXIGIR EL CUMPLIMIENTO DE SUS SENTENCIAS. Las sentencias
del Tribunal Fiscal son, en términos generales, de carácter
declarativo. En consecuencia, no motivan por sí mismas, en forma
inmediata, la ejecución forzosa. Por lo cual, y atendiendo a que dicho
órgano carece de la facultad de imperio, pues no puede emplear
medios coercitivos para proveer al cumplimiento de sus fallos, resulta
indispensable que ante otro tribunal se desenvuelva al proceso cuya
culminación sea convertir una sentencia meramente declarativa, en
un mandamiento idóneo, por sí mismo, para motivar de modo directo
la ejecución. Si las resoluciones de aquel tribunal son definitivas y
poseen la fuerza de la cosa juzgada, y si, por tanto, crean una
obligación a cargo de un órgano administrativo, la cual obligación es
correlativa del derecho de un particular, no puede negarse que
cuando se desobedece, o se deja de cumplir, el fallo de la Sala
Fiscal, se incurre en una violación de garantías, puesto que se
priva a un individuo del derecho que surge de una sentencia
firme, pronunciada por autoridad competente, y esta privación se
realiza sin que el órgano administrativo actúe con arreglo a la ley, y
sin que la negativa, la omisión o la resistencia estén, de ninguna
manera, legalmente fundadas y motivadas. Es claro, por ende, que
el cumplimiento de la sentencia que pronunció el tribunal
contencioso administrativo da lugar a la interposición del juicio
de amparo, ya que tal incumplimiento importa la infracción de
los artículos 14 y 16 de la Carta Federal, y el mismo no puede
impugnarse por medio de ningún recurso, o procedimiento que
de modo expreso prevea el Código Fiscal11”.

“SENTENCIAS FISCALES. INCONSTITUCIONALIDAD DE SU


INEJECUCIÓN. Siendo autoridades, las responsables de la
inejecución de una sentencia de nulidad pronunciada por una Sala
del Tribunal Fiscal de la Federación, la lesión que tal conducta
omisiva cause a las garantías individuales que un quejoso señaló en
su respectivo libelo inicial como violadas a virtud de la propia
conducta en su perjuicio, no tiene otra vía de reclamación que la del
juicio de garantías, atento lo que dispone el artículo 1o, fracción I, de
la Ley de Amparo. Ahora bien, es cierto que la protección
constitucional concedida por un Juez de Distrito, podría
redundar en que las responsables acataran al fin, la sentencia
emitida por dicha Sala del Tribunal Fiscal de la Federación, pero
esto sería no porque el otorgamiento del amparo corresponda al
mecanismo procesal civil llamado de "ejecución forzosa", sino
porque la sentencia que otorgara la protección federal
salvaguarda al quejoso contra la inconstitucionalidad de la
inejecución de sentencia en que incurrieron las responsables.
La verdadera "ejecución forzosa", cuando se trata de sentencias que
se resuelven en el pago de cantidades en efectivo, pretende
erróneamente, asimilar la de nulidad en cuestión, se realiza no al
través de una sentencia de garantías, sino mediante un auto
"exequendo". Si las sentencias dictadas en los juicios de nulidad son
11Época: Sexta Época. Registro: 801649. Instancia: Segunda Sala. Tipo de Tesis: Jurisprudencia.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación. Volumen LIV. Tercera Parte. Materia(s):
Administrativa. Tesis: Página: 48.

37
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

puramente declarativas y no de condena, ello no excluye que cuando


las mismas se declaran la nulidad para el efecto de que la autoridad
demandada dicte una nueva resolución otorgando la correspondiente
compensación de retiro a un quejoso, deben ser obedecidas tanto
por el acatamiento que la ley secundaria les atribuya, cuanto por el
respeto que la autoridad demandada debe a los artículos 14 y 16
constitucionales12”.

“TRIBUNAL FISCAL, FALLOS DEL. En la exposición de motivos del


Código Fiscal se establece que la resistencia de los órganos
hacendarios a cumplir lo dispuesto en los fallos del Tribunal Fiscal
debe combatirse mediante el juicio de amparo, y este postulado que
cabe, según se ha dicho, admitir como aprovechable para la
interpretación y aplicación del Código Fiscal no pugna con la
Constitución ni con la prevenido en alguna otra ley. Debe
reconocerse que los fallos del Tribunal Contencioso Administrativo
son, en términos generales, de carácter declarativo y que, en
consecuencia, no dan lugar por sí mismos, en forma inmediata, a la
ejecución forzosa. Precisamente por ello, y en atención a que el
Tribunal Fiscal carece de la facultad de imperio, y no tiene en su
mano medios coercitivos para lograr el cumplimiento de sus propias
sentencias, resulta indispensable que ante otro organismo se
desenvuelva el proceso que sea apto para transformar una
resolución meramente declarativa en un mandamiento idóneo,
directamente y por sí mismo, para motivar la ejecución. Si las
sentencias de aquel tribunal son definitivas y producen cosa juzgada,
y si, por tanto, crean una obligación a cargo de un órgano público,
correlativo del derecho de un particular, es evidente que cuando se
desobedece, o se deja de cumplir, la resolución de la Sala Fiscal, se
combate una violación de garantías individuales, puesto que se priva
al particular de un derecho nacido por virtud de sentencia firme de
autoridad competente, y esta privación acontece sin que el órgano
público actúe conforme a la ley, y sin que la negativa, la resistencia o
la omisión estén legalmente fundadas y motivadas. Cabría objetar
que el juicio de amparo tiene por única finalidad proteger las
garantías individuales, y que no debe convertirse en un recurso
de queja ni en un incidente de inejecución de sentencia. Puede
admitirse que, en la mente de sus creadores, el juicio
constitucional no se estableció como medio de cumplimentar
las sentencias, ni se pensó que pudiera servir para ese efecto,
como finalidad propia. Sin embargo, debe reconocerse que,
además de carecer el Tribunal Fiscal, como ya se dijo, de
poderes coercitivos y ejecutivos, y aparte de que el código de la
materia no prevé ningún procedimiento que permita la ejecución
de los fallos de dicho tribunal, o que se encamine a lograr el
cumplimiento de lo resuelto en los mismos, se comete una
violación de garantías individuales cuando la autoridad
administrativa, obligada a acatar lo decidido por sentencia del

12Época: Sexta Época. Registro: 267866. Instancia: Segunda Sala. Tipo de Tesis: Aislada. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación. Volumen XXXVII. Tercera Parte. Materia(s): Administrativa.
Tesis: Página: 120.
Amparo en revisión 1742/60. Samuel E. Cantú Martínez. 20 de julio de 1960. Cinco votos. Ponente:
José Rivera Pérez Campos.

38
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

Tribunal Fiscal, se resiste a cumplir su deber, o simplemente


omite los actos necesarios para obedecer, de modo íntegro y
eficaz, el fallo del tribunal. En tal supuesto, la conducta del órgano
hacendario no debe examinarse, directa y exclusivamente, desde el
punto de vista de la mera inejecución de sentencia, sino en el
aspecto en que entraña, como ya se mostró, una violación de
garantías constitucionales. Es claro, por lo mismo, que el
incumplimiento de la sentencia del Tribunal Contencioso
Administrativo da lugar a la interposición del juicio de amparo13”.

Por lo anterior, se consideró que la única vía del gobernado para


exigir a la autoridad que fungió como demandada el cumplimiento de
un fallo judicial era a través del juicio de amparo.

De esta forma, el incumplimiento a una sentencia ejecutoriada


por algún órgano del Estado, de ser materia de juicio de amparo,
implicaría que ante una eventual concesión y posterior negativa de
cumplimiento, se tramitaría un procedimiento de inejecución de
sentencia, con las consecuencias le son inherentes, como son la
destitución en el cargo del responsable y la responsabilidad penal
correspondiente.

Sin embargo, en la novena y décima época, la línea


jurisprudencial tuvo un giro, pues la Segunda Sala modificó la
naturaleza de estas prohibiciones, avalando la posibilidad de que,
cuando lo permitiera la legislación aplicable, se pudiera ordenar la
ejecución forzosa de una sentencia, incluyendo el embargo a los entes
de gobierno. De esta forma, la Segunda Sala se separó de la idea de
que dichos privilegios eran indisolubles al Estado aun cuando
interviniera en relaciones de coordinación.

13Sexta Época. Núm. de Registro: 267728. Instancia: Segunda Sala. Tesis Aislada. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación. Volumen XLI, Tercera Parte. Materia(s): Administrativa.
Tesis: Página: 110.
Amparo en revisión 1701/60. J. Gutiérrez Sansano. 4 de noviembre de 1960. Cinco votos. Ponente:
Rafael Matos Escobedo.

39
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

Así, en abril de dos mil once, la Segunda Sala de esta Suprema


Corte de Justicia de la Nación resolvió la contradicción de tesis
422/2010, suscitada entre los Tribunales Colegiados Primero y Cuarto
del Décimo Segundo Circuito y el Octavo Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito. En el asunto, el punto de
contradicción consistió en determinar si el incumplimiento por los
organismos de la Administración Pública de la Federación y de las
entidades federativas a una sentencia dictada en un juicio en el que
figuraron como parte y al que resulta aplicable lo dispuesto en el
artículo 4° del Código Federal de Procedimientos Civiles, que prohíbe
dictar en su contra mandamiento de ejecución o providencia de
embargo, constituye un acto de autoridad para efectos del juicio
de amparo.

En el engrose oficial, retomando la exposición de motivos del


artículo, la Segunda Sala determinó que:

“(…) En caso de que tal cumplimiento voluntario no se dé, la


operancia de esta excepción implica la colocación del ente estatal en
un plano de superioridad frente a su contraparte en el juicio natural
con el que había estado sujeto a una relación de igualdad. Es la
norma legal la que convierte, exclusivamente en esta situación,
la relación de coordinación en una relación de supra a
subordinación, pues en virtud del privilegio procesal otorgado al
organismo del Estado, atendiendo precisamente a su calidad de
ente estatal ─por el interés público que reviste el que los
órganos del Estado no se coaccionen entre sí y no se afecten
con mandamientos de ejecución o embargo de sus bienes,
máxime que el Estado se considera siempre solvente y, por
tanto, en aptitud de dar cumplimiento a una sentencia
condenatoria─, la actitud de desacato a la sentencia afecta la
esfera jurídica del particular al colocarlo en la imposibilidad de
obtener mediante la vía coactiva la satisfacción de la pretensión
a la que tiene derecho por así haberse decidido en la sentencia
dictada en juicio.
Consecuentemente, de no darse tal cumplimiento voluntario a la
sentencia condenatoria por parte del órgano estatal, es claro
que su actitud contumaz debe ser catalogada como un acto de
autoridad para efectos del juicio de amparo, porque es la norma
legal la que lo sitúa en un plano de desigualdad ante el privilegio
que le otorga de no ser sujeto a ejecución forzosa atendiendo

40
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

precisamente a su naturaleza de órgano de poder. Esto es, la


situación de poder de la entidad del Estado no deriva de un acuerdo
de voluntades en tal sentido, sino de lo dispuesto en una norma legal
que parte de un cumplimiento voluntario a las resoluciones judiciales
que hace innecesario e inconducente el ejercicio del poder coactivo.
Por tanto, se surten las condiciones para que las dependencias de la
Administración Pública de la Federación y de las entidades
federativas sean consideradas como autoridad para efectos del juicio
de amparo cuando desacatan una sentencia condenatoria, en virtud
de lo siguiente:

a) El ente estatal se encuentra colocado en un plano de desigualdad


frente al particular atendiendo precisamente a su calidad de órgano
del Estado, pues se le otorga el privilegio de no ser sujeto a
ejecución forzosa.
b) Tal privilegio deriva de la ley, pues ésta parte del cumplimiento
voluntario por parte del órgano estatal.
c) El uso indebido de tal privilegio implica transgredir la obligación
legal de cumplimiento voluntario y afecta la esfera legal del particular
porque le impide obtener la prestación que demandó en el juicio en
que se dictó sentencia a su favor.
d) La actitud contumaz de la autoridad coloca al particular en estado
de indefensión ante la imposibilidad de lograr por las vías ordinarias
la justicia que mandata el artículo 17 constitucional.

Por ello, esta Segunda Sala determina que el incumplimiento a la


sentencia condenatoria por parte de las dependencias de la
Administración Pública de la Federación y de las entidades
federativas debe considerarse como acto de autoridad
susceptible de combatirse en juicio de amparo, pues si bien la
obligación a su cargo deriva de una sentencia dictada en un juicio en
el que intervino en una relación de coordinación y no de supra a
subordinación, el beneficio que le otorga el artículo 4° del Código
Federal de Procedimientos Civiles de no poderse sujetar a ejecución
forzosa se les otorga precisamente en su calidad de entes estatales y
los coloca en un plano de desigualdad que afecta la esfera jurídica
del particular al impedirle obtener por vía de apremio la satisfacción
de la prestación que la sentencia reconoció u otorgó en su favor, lo
que debe ser subsanado mediante el juicio de amparo ante la
vulneración al derecho a la administración de justicia que el artículo
17 constitucional consagra a favor de todos los gobernados.

Lo anterior queda evidenciado si se considera que no será materia


del juicio de amparo ninguna cuestión que fue materia de la litis en el
juicio de origen en el que las partes en una relación de coordinación
sujetaron su controversia al imperio del órgano jurisdiccional, ni la
eventual transgresión a las garantías individuales que en la
resolución del conflicto pudieran estimarse transgredidas, sino
exclusivamente el desacato a la decisión del juez.

Por tal motivo, no se actualiza la dualidad de caracteres de parte


tercero interesada y autoridad responsable por parte del órgano
de la Administración Pública Federal o de una entidad federativa
que desacata la sentencia de condena en el juicio en que tuvo el

41
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

carácter de parte, pues la materia del juicio de amparo no abarca el


respeto a los derechos fundamentales del gobernado en el juicio
natural, sino que se limita al análisis de constitucionalidad del acto de
omisión al cumplimiento de la sentencia dictada en dicho juicio, es
decir, si tal acto, como desacato a una obligación legal, es
vulneratorio de las garantías individuales de la parte quejosa“.

El criterio que prevaleció como jurisprudencia fue el que se


transcribe a continuación:

“DEPENDENCIAS DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA FEDERAL


O DE LAS ENTIDADES FEDERATIVAS. LA OMISIÓN EN DAR
CUMPLIMIENTO A UNA SENTENCIA CONDENATORIA DICTADA
EN UN JUICIO EN EL QUE FIGURARON COMO DEMANDADAS,
CONSTITUYE UN ACTO DE AUTORIDAD PARA EFECTOS DEL
AMPARO (ARTÍCULO 4o. DEL CÓDIGO FEDERAL DE
PROCEDIMIENTOS CIVILES). La excepción al principio de igualdad
procesal consagrado en el artículo 4o. del Código Federal de
Procedimientos Civiles a favor de las dependencias de la
Administración Pública de la Federación y de las entidades
federativas al disponer que nunca podrá dictarse en su contra
mandamiento de ejecución ni providencia de embargo, no significa la
posibilidad de incumplimiento a una sentencia condenatoria por parte
de los órganos estatales, sino que parte de que la entidad estatal
cumplirá voluntariamente, por lo que es innecesario acudir a la vía de
apremio, lo que así se señala en el segundo párrafo de dicho
precepto, al establecer que las resoluciones dictadas en su contra
serán cumplimentadas por las autoridades correspondientes, dentro
de los límites de sus atribuciones. Sin embargo, en caso de que tal
cumplimiento voluntario no se dé, dicha omisión constituye un
acto de autoridad que puede combatirse en el juicio de amparo,
pues se surten las condiciones para considerar al ente estatal como
autoridad en virtud de que: a) Se encuentra colocado en un plano de
desigualdad frente al particular, atendiendo precisamente a su
calidad de órgano del Estado, pues se le otorga el privilegio de no ser
sujeto a ejecución forzosa; b) Tal prerrogativa deriva de la ley, pues
ésta responde al cumplimiento voluntario del órgano estatal; c) El uso
indebido de ese beneficio implica transgredir la obligación legal de

42
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

cumplimiento voluntario y afecta la esfera legal del particular porque


le impide obtener la prestación que demandó en el juicio en que se
dictó sentencia a su favor; y d) La actitud contumaz de la autoridad
coloca al particular en estado de indefensión ante la imposibilidad de
lograr por las vías ordinarias la justicia que mandata el artículo 17 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.”14

Así, en el mes de abril del año dos mil once, es decir, antes de la
reforma constitucional en materia de derechos humanos de junio de
dos mil once, la Segunda Sala avaló de nueva cuenta las razones
aducidas por el legislador en la exposición de motivos de la norma
impugnada, y confirmó la improcedencia de cualquier mandamiento de
ejecución o providencia de embargo de bienes de las instituciones,
servicios y dependencias de la Administración Pública Federal y de las
entidades federativas.

Como venía sucediendo, se determinó que la contumacia de la


autoridad para dar cumplimiento voluntario a la sentencia constituía un
acto de autoridad para efectos del amparo; sin embargo, deben
destacarse los elementos que sustentaron dicha afirmación:

Primero, considera que, si bien existe igualdad entre las


partes a lo largo del procedimiento jurisdiccional, por virtud de lo
previsto en el artículo 4° del Código Federal de Procedimientos
Civiles, dicha relación se transforma en una de supra a
subordinación al momento de la ejecución de lo resuelto; es
decir, la relación procesal cambia de naturaleza en la etapa final
del procedimiento, porque el demandado tiene la calidad del
órgano del Estado y está protegido por la disposición legal.

14Novena Época. Núm. de Registro: 161652. Instancia: Segunda Sala. Jurisprudencia. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXXIV, Julio de 2011. Materia(s): Común.
Tesis: 2a./J. 85/2011. Página: 448.

43
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

Segundo, el uso indebido del privilegio –no ser sujeto a


ejecución forzosa- implica una transgresión a la obligación legal
de cumplimiento voluntario, y conlleva la afectación la esfera
jurídica del particular, en términos del artículo 17 constitucional,
al imposibilitar, por las vías ordinarias, la obtención de una
prestación consignada en una sentencia a su favor15.

Tercero, dentro del juicio de amparo la autoridad que cuenta


con el privilegio de no ser sujeto a ejecución forzosa, no
actualizará una dualidad de caracteres como tercero interesada y
autoridad responsable, sino sólo con éste último; esto, debido a
que la materia no está vinculada con el juicio de origen en que las
partes se sujetaron en una relación de coordinación ni al
contenido del fallo judicial que se pretende cumplir, sino
exclusivamente a su desacato y el respeto a los derechos
fundamentales.

En otro orden de ideas, la Segunda Sala de este Máximo


Tribunal, al resolver la contradicción de tesis 425/2013, en sesión de
veintiséis de febrero de dos mil catorce, verificó si el incumplimiento
por parte de un órgano de gobierno o dependencia pública del Estado
de Veracruz a un laudo pronunciado en un juicio laboral en el que
hubiera figurado como demandada, constituye o no un acto de
autoridad para efectos del juicio de amparo.

Para dilucidar el punto de contradicción advertido, la Sala retomó


la doctrina creada a partir de la resolución de la diversa 422/2010,
como se observa en las consideraciones vertidas en el engrose oficial:

15Al respecto, debe destacarse que anteriormente se sustentaba la violación en los artículos 14 y
16.

44
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

“40. Por ejemplo, en lo que importa al presente estudio, sobre la base


de la valoración del carácter de la relación jurídica existente entre los
sujetos involucrados, la doctrina judicial construida por este Alto
Tribunal ha dejado ver que el acto de autoridad para efectos del juicio
de amparo surge de relaciones de supra a subordinación (entabladas
entre gobernantes y gobernados, por actuar los primeros en un plano
superior a los segundos en beneficio del orden público y del interés
social y que se caracterizan por la imperatividad, la coercitividad y la
unilateralidad) en contraposición a las relaciones de coordinación
(entabladas entre sujetos que actúan en un plano de igualdad y
bilateralidad, requiriendo de la intervención de los tribunales
ordinarios para, en su caso, resolver las controversias que se
susciten entre las partes).
[…]
42. Precisamente ese modelo diferenciador sirvió de sustento a
esta Segunda Sala para adelantar el tratamiento y solución de la
problemática que integra la incógnita a dilucidar,
específicamente al conocer de la contradicción de tesis
422/2010, donde se determinó que el incumplimiento por parte
de los organismos de la Administración Pública de la
Federación y de las entidades federativas a una sentencia
dictada en un juicio en el que hubieran figurado como parte,
involucraba un acto de autoridad para efectos del juicio de
amparo, pues si bien la obligación a su cargo derivaba de una
sentencia dictada en un juicio en el que habían intervenido en
una relación de coordinación y no de supra a subordinación, la
imposibilidad de ser sujetos de ejecución forzosa, bajo el
beneficio dispuesto el artículo 4° del Código Federal de
Procedimientos Civiles, los colocaba en un plano de
desigualdad que afectaba la esfera jurídica del particular al
impedírsele obtener por vía de apremio la satisfacción de la
prestación que la sentencia reconoció u otorgó en su favor.
43. Tal decisión dio lugar a la jurisprudencia que establece:
DEPENDENCIAS DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA FEDERAL O
DE LAS ENTIDADES FEDERATIVAS. LA OMISIÓN EN DAR
CUMPLIMIENTO A UNA SENTENCIA CONDENATORIA DICTADA
EN UN JUICIO EN EL QUE FIGURARON COMO DEMANDADAS,
CONSTITUYE UN ACTO DE AUTORIDAD PARA EFECTOS DEL
AMPARO (ARTÍCULO 4o. DEL CÓDIGO FEDERAL DE
PROCEDIMIENTOS CIVILES). […]
44. La inercia interpretativa del criterio aludido, en sentido
contrario, abre la solución de la controversia inmersa en el
supuesto del caso que nos ocupa, para considerar que el hecho
de que la normativa vigente en el Estado de Veracruz prevea un
procedimiento específico para dar ejecución a los laudos
dictados en los juicios laborales, donde incluso puede llegarse a
su forzoso acatamiento a través del embargo de bienes
privados o propios a las autoridades demandadas, conlleva, en
sí mismo, el sostenimiento del plano de igualdad generado a
propósito del vínculo de coordinación laboral de origen y, por
ende, que la falta de cumplimiento de dicho laudo por parte de la
demandada no se reconozca como un acto de autoridad para
efectos del juicio de amparo.

45
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

Cierto, del marco legal prevaleciente en esa Entidad se extrae lo


siguiente: […]
45. Los preceptos reproducidos muestran que, como se adelantaba,
en el contexto de la legislación del Estado de Veracruz, el
cumplimiento a un laudo por parte de la autoridad señalada como
demandada en un juicio laboral se desarrolla por el tránsito de un
procedimiento concreto, de acuerdo a los términos y condiciones que
prevé el ordenamiento relativo.
46. Entre otras, la característica central en la regulación de esa fase
la constituye la posibilidad de que frente a la ausencia en el
cumplimiento del laudo correspondiente por parte la autoridad estatal
o municipal que hubiera sido señalada como demandada, éste puede
ser forzosamente ejecutado mediante el embargo de sus bienes
(propios o privados).
47. Siendo esa la lógica de la normativa del Estado de Veracruz,
resulta inconcuso que el plano de coordinación que caracteriza
las relaciones laborales, y la igualdad que de éstas se pregona,
se extiende también al ámbito de la ejecución de los laudos,
donde, en su caso, como sucede con cualquier particular, su
incumplimiento por parte de la autoridad demandada puede ser
vencido a través del embargo de bienes.
48. Es decir, que desde ese modelo, la autoridad demandada no
actúa en un esquema de supra a subordinación (como condición
para la categorización de un acto de autoridad) sino en todo
momento dentro de una relación de igualdad o bilateralidad con el
particular actor.
49. Por eso, al tenor de las particularidades reveladas, en conexión
con los razonamientos adoptados hasta este punto, el incumplimiento
por parte de los órganos de gobierno o dependencias públicas en el
Estado de Veracruz a un laudo dictado en su contra no constituye un
acto de autoridad para efectos del juicio de amparo.”

En virtud de lo anterior, se emitió la tesis jurisprudencial


siguiente:

“ÓRGANOS DE GOBIERNO O DEPENDENCIAS PÚBLICAS DEL


ESTADO DE VERACRUZ. EL INCUMPLIMIENTO A UN LAUDO
PRONUNCIADO EN UN JUICIO LABORAL EN EL QUE
FIGURARON COMO PARTE DEMANDADA NO CONSTITUYE UN
ACTO DE AUTORIDAD PARA EFECTOS DEL JUICIO DE
AMPARO (LEY DE AMPARO VIGENTE HASTA EL 2 DE ABRIL DE
2013). Conforme a la interpretación de la Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre el concepto de
autoridad para efectos del juicio de amparo, en especial lo resuelto
en la contradicción de tesis 422/2010, de la que derivó la tesis de
jurisprudencia 2a./J. 85/2011 (*), el incumplimiento a un laudo por
parte de los órganos o dependencias públicas del Estado de
Veracruz en el que figuraron como parte demandada no constituye
un acto de autoridad para efectos del juicio de amparo, en tanto que
el marco normativo de esa entidad prevé un procedimiento específico
para darle ejecución, donde incluso puede llegarse a su forzoso
acatamiento a través del embargo de bienes privados o propios de

46
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

las autoridades demandadas; lo que basta para preservar el plano de


coordinación que caracteriza las relaciones laborales y la igualdad
que de éstas se pregona16.”

De lo transcrito se advierte que la Segunda Sala retomó lo


resuelto en la contradicción de tesis 422/2010, en lo relativo a la
procedencia del amparo en contra del incumplimiento de las
sentencias condenatorias dictadas en contra de la administración
pública federal o local, en los casos en que dichas resoluciones no son
ejecutables; sin embargo, en esa resolución no se emitió
pronunciamiento alguno en cuanto a la justificación de la excepción en
estudio.

Así, tomando en consideración que al resolver la contradicción


de tesis 422/2010, se consideró que la relación procesal de
coordinación existente entre las partes durante la secuela procesal, se
convertía en una de supra a subordinación, en virtud de la
imposibilidad de sujetar a la autoridad a una ejecución forzosa; bajo
esa lógica, la Segunda Sala concluyó que, en virtud de que la
normativa en el Estado de Veracruz preveía un procedimiento
específico para dar ejecución a los laudos dictados en los juicios
laborales, incluso a través del embargo de bienes privados o propios a
las autoridades demandadas, con ello se situaba a las partes en un
plano de igualdad, por lo que la falta de cumplimiento del laudo
respecto de la demandada no constituía un acto de autoridad para
efectos del juicio de amparo.

Por tanto, aun cuando la Sala no analizó de nueva cuenta la


justificación de dicho régimen de excepción, a la luz del nuevo
parámetro de regularidad constitucional creado a partir de la reforma

16Décima Época. Núm. de Registro: 2006389. Instancia: Segunda Sala. Jurisprudencia. Fuente:
Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 6, Mayo de 2014, Tomo II. Materia(s):
Común. Tesis: 2a./J. 31/2014 (10a.). Página: 966.

47
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

de junio de dos mil once, la resolución emitida constituye un cambio en


la visión que se había tenido de dicho régimen de excepción; lo
anterior, en la medida en que se admite la posibilidad de que la
legislación local establezca un parámetro diferente al establecido por
el Código Federal de Procedimientos Civiles, abandonando la idea de
que la inejecutabilidad e inembargabilidad surgían intrínsecamente de
la naturaleza misma del Estado.

Atento a lo anterior, cabe hacer énfasis en el hecho de que la


justificación que se había dado hasta antes de este precedente, se vio
debilitada en la resolución del presente caso, al admitir la posibilidad
de que la normativa local excluya el régimen de excepción federal, lo
que implica que no se visualice con validez general y absoluta.

El once de junio de dos mil catorce, la Segunda Sala resolvió la


contradicción de tesis 116/2014, suscitada entre el Tercer Tribunal
Colegiado del Vigésimo Séptimo Circuito y el Tribunal Colegiado en
Materias de Trabajo y Administrativa del Décimo Cuarto Circuito, en
donde se determinó si un Municipio al que se le atribuye la omisión de
cumplir con un laudo condenatorio, dictado en un juicio laboral donde
fungió como parte demandada, tiene el carácter de autoridad
responsable. La decisión fue del tenor siguiente:

“33. Como puede observarse, las legislaciones burocráticas de


los Estados de Quintana Roo y Yucatán desarrollan en similares
términos el procedimiento que deberán seguir los tribunales de
trabajo respectivos, para lograr la ejecución de los laudos en los
juicios laborales.

34. En esencia, en el procedimiento para conseguir la


ejecución de los laudos, conforme a lo previsto en las
legislaciones en comento, sobresale la facultad que se otorga al
tribunal de trabajo para imponer multas; la obligación de
proveer a la eficaz e inmediata ejecución de los laudos; el deber
de dictar todas las medidas necesarias para el cumplimiento del
laudo; y la obligación de dictar auto de ejecución y de
comisionar a un actuario para que requiera a la parte
demandada el cumplimiento del laudo.

48
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

35. Ahora bien, al resolver la contradicción de tesis 112/2008-SS,


en sesión de diez de septiembre de dos mil ocho, esta Segunda Sala
interpretó el contenido de los artículos 147, 148, 150 y 151 de la Ley
Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado , en el sentido de
que el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje cuenta con una
amplia gama de instrumentos legales para lograr el cumplimiento de
los laudos que emite y no solamente con la multa.

36. El anterior criterio se encuentra contenido en la siguiente


jurisprudencia:

“LAUDOS. ADEMÁS DE LA IMPOSICIÓN DE LA MULTA A QUE SE


REFIERE EL ARTÍCULO 148 DE LA LEY FEDERAL DE LOS
TRABAJADORES AL SERVICIO DEL ESTADO, EL TRIBUNAL
FEDERAL DE CONCILIACIÓN Y ARBITRAJE CUENTA CON UNA
AMPLIA GAMA DE INSTRUMENTOS LEGALES PARA LOGRAR SU
EJECUCIÓN. El artículo 17 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos fija la garantía a la tutela jurisdiccional y acoge el
principio de ejecutoriedad de las sentencias, de ahí que las leyes
locales y federales deban establecer los medios necesarios para
garantizar su cumplimiento, pues de lo contrario se haría nugatoria
dicha garantía. A partir de lo anterior, el artículo 150 de la Ley
Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado ordena al Tribunal
Federal de Conciliación y Arbitraje proveer a la eficaz e inmediata
ejecución de los laudos, a cuyo efecto dictará todas las medidas
necesarias en la forma y términos que a su juicio sean procedentes.
A su vez, conforme al artículo 151 de la ley citada, la primera
actuación del procedimiento de ejecución consiste en dictar acuerdo
ordenando ésta a través de la presencia de un actuario, en compañía
de la parte actora en el domicilio de la demandada, a quien requerirá
el cumplimiento de la resolución bajo el apercibimiento que de no
hacerlo, se le impondrán las medidas de apremio previstas en el
artículo 148, el cual sólo prevé la imposición de multa hasta por
$1,000.00. Por otra parte, las fracciones III y IV del artículo 43 del
indicado ordenamiento, imponen la obligación a los titulares de
reinstalar a los trabajadores y ordenar el pago de los salarios caídos
o cubrir la indemnización por separación injustificada y pagar las
prestaciones correspondientes cuando fueron condenados por laudo
ejecutoriado, mientras que el artículo 147 prevé que el mencionado
Tribunal podrá solicitar el auxilio de las autoridades civiles y militares
para hacer cumplir sus resoluciones. En consecuencia, si bien la
imposición de una multa es la única medida de apremio
expresamente establecida por la Ley Burocrática, no puede
desconocerse que el referido artículo 150 ordena al Tribunal Federal
de Conciliación y Arbitraje proveer a la eficaz e inmediata ejecución
de los laudos, por lo que también podrá dictar todas las medidas
necesarias en la forma y términos que a su juicio sean procedentes,
para lo cual la ley pone a su disposición el auxilio de las autoridades
civiles y militares y señala con claridad las obligaciones legales de
los titulares condenados en laudo ejecutoriado, cuyo incumplimiento
puede dar lugar a sanciones de distinta naturaleza, por lo que el
análisis integral de todas estas disposiciones permite considerar que
el indicado Tribunal cuenta con una amplia gama de instrumentos

49
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

legales para lograr el cumplimiento de los laudos que emite y no


solamente con la multa.”
(Jurisprudencia 2a./J. 133/2008, aprobada por la Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, visible en la página 227, del
tomo XXVIII, septiembre de 2008, de la Novena Época del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, número de registro
168880).

37. Conforme al criterio indicado y teniendo en cuenta que las


legislaciones burocráticas estatales de Quintana Roo y de Yucatán
contienen, en esencia, normas jurídicas similares a efecto de
conseguir el cumplimiento de los laudos, como la facultad para
imponer multas; la obligación de proveer a la eficaz e inmediata
ejecución de los laudos; el deber de dictar todas las medidas
necesarias para el cumplimiento del laudo; y la obligación de dictar
auto de ejecución y de comisionar a un actuario para que requiera a
la parte demandada el cumplimiento del laudo.

38. Entonces, puede concluirse que los tribunales


burocráticos estatales de Quintana Roo y de Yucatán, al igual
que el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje y conforme a
la normativa que los rige, cuentan con una amplia gama de
instrumentos legales para lograr el cumplimiento y ejecución de
los laudos dictados en los juicios laborales burocráticos
respectivos y no únicamente la multa.

39. Siendo esa la lógica de las normativas del Estado de Quintana


Roo y de Yucatán, resulta inconcuso que el plano de coordinación
que caracteriza las relaciones laborales y la igualdad procesal
que subyace en ellas, se extiende también al ámbito de la
ejecución de los laudos, donde, en su caso, como sucede con
cualquier particular, su incumplimiento por parte de la autoridad
demandada puede ser vencido a través de la amplia gama de
instrumentos legales con que cuentan para lograr el
cumplimiento de los laudos que emite.

40. Es decir, que desde ese modelo, la autoridad demandada no


actúa en un esquema de supra a subordinación (como condición
para la categorización de un acto de autoridad), sino en todo
momento dentro de una relación laboral con el particular actor.

41. Consecuentemente, el incumplimiento por parte de los


Ayuntamientos de los Estados de Quintana Roo y de Yucatán a un
laudo dictado en su contra no constituye un acto de autoridad para
efectos del juicio de amparo, en términos del artículo 5, fracción II, de
la Ley de Amparo, vigente a partir del tres de abril de dos mil trece.”

Al respecto, se emitió la tesis jurisprudencial siguiente:

“AYUNTAMIENTOS DE QUINTANA ROO Y YUCATÁN. EL


INCUMPLIMIENTO A UN LAUDO PRONUNCIADO EN UN JUICIO
LABORAL EN EL QUE FIGURARON COMO PARTE

50
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

DEMANDADA, NO CONSTITUYE UN ACTO DE AUTORIDAD


PARA EFECTOS DEL JUICIO DE AMPARO. El incumplimiento a un
laudo por los Ayuntamientos de Quintana Roo y Yucatán, derivado
de un juicio laboral en el que figuraron como parte demandada, no
constituye un acto de autoridad para efectos del juicio de amparo,
porque en el marco normativo de esas entidades federativas, los
tribunales burocráticos estatales cuentan con una amplia gama de
instrumentos legales para lograr el cumplimiento y la ejecución de
sus laudos, lo que supone que se ubican en un plano de
coordinación que caracteriza a las relaciones laborales, y la igualdad
procesal que subyace en ellas también se extiende al ámbito de la
ejecución de los laudos; es decir, los Ayuntamientos demandados no
actúan en un esquema de supra a subordinación, sino dentro de una
relación laboral con el particular actor17”.

Acorde con lo anterior, la Segunda Sala verificó los sistemas


normativos relacionados con la ejecución de laudos dictados por los
tribunales de trabajo burocráticos en los estados de Quintana Roo y
Yucatán (donde se ubicaban los municipios que participaron en la
contradicción de tesis), advirtiendo que para el cumplimiento de los
laudos se otorgaba al tribunal la facultad para imponer multas; la
obligación de proveer la eficaz e inmediata ejecución de los laudos; el
deber de dictar todas las medidas necesarias para el cumplimiento del
laudo; y la obligación de dictar auto de ejecución y comisionar un
actuario para que requiera a la parte demandada el cumplimiento del
laudo.

Adicionalmente, apoyó sus razonamientos en lo resuelto por la


contradicción de tesis 112/2008, de su índice, en la que se estableció
que el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje contaba con una
amplia gama de instrumentos legales para lograr el cumplimiento de
los laudos que emite y no solamente las multas; de esta forma,
concluyó que los tribunales burocráticos estatales que analizaba, al
igual que el Tribunal Federal, cuentan con una amplia gama de
instrumentos legales para lograr el cumplimiento de los laudos, por lo
17 Época: Décima Época. Registro: 2007066. Instancia: Segunda Sala. Tipo de Tesis:
Jurisprudencia. Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 9, Agosto de 2014,
Tomo II. Materia(s): Común. Tesis: 2a./J. 79/2014 (10a.). Página: 699

51
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

cual, el plano de coordinación que caracteriza las relaciones laborales


y la igualdad procesal que subyace en ellas, se extiende también al
ámbito de la ejecución de los laudos, donde, como sucede con
cualquier particular, su incumplimiento por parte de la autoridad
demandada puede ser vencido a través de la amplia gama de
instrumentos legales implementados para lograr el cumplimiento de
laudos.

La Sala condicionó la posibilidad de acudir al amparo para exigir


el cumplimiento de una sentencia, a que la relación entre el Estado y
los particulares se transformara de coordinación a supra-
subordinación, por la falta de mecanismos para exigir a las
autoridades demandadas el cumplimiento forzoso de la sentencia.

El diecinueve de abril de dos mil diecisiete, la Segunda Sala


analizó la solicitud de sustitución de jurisprudencia 12/2016 del criterio
de rubro: “AYUNTAMIENTOS DE QUINTANA ROO Y YUCATÁN. EL
INCUMPLIMIENTO A UN LAUDO PRONUNCIADO EN UN JUICIO
LABORAL EN EL QUE FIGURARON COMO PARTE DEMANDADA,
NO CONSTITUYE UN ACTO DE AUTORIDAD PARA EFECTOS DEL
JUICIO DE AMPARO.” con las siguientes consideraciones:

“Como se observa, el Pleno en Materia de Trabajo del Primer Circuito


no ofrece razones que justifiquen la aclaración del texto de la
jurisprudencia, ya que, en realidad, lo que plantea es que esta
Segunda Sala determine, en forma oficiosa, si resulta acertado y
prudente precisar su alcance y forma de interpretación correcta; por
lo que es claro que no se expresan, en el particular, las razones por
las cuales se considera necesario aclarar la jurisprudencia
respectiva.

Sin que pase inadvertido lo señalado por dicho Pleno en el sentido


de que jueces de Distrito en Materia de Trabajo han resuelto con
base, aparentemente, en la interpretación de los párrafos 35 a 38 de
la ejecutoria, en contra del criterio vinculante que, como Pleno de
Circuito, estima correcto; pues ello, no constituye un motivo por el
que sea necesario aclarar la tesis, si en realidad, no existió duda al
citado Pleno para interpretar la jurisprudencia 2a./J. 79/2014.

52
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

Esto último se afirma así, considerando que dicho Pleno, sin duda
alguna, resolvió conforme a la interpretación de los alcances de las
jurisprudencias 2a./J. 79/2014 y 2a./J. 85/2011, que los Tribunales
Colegiados en Materia de Trabajo del Primer Circuito están obligados
a considerar que los Titulares de las Delegaciones Políticas del
Distrito Federal, cuando omiten la ejecución del laudo dictado en los
juicios laborales en que han sido demandadas, sí pueden figurar
como autoridades responsables, dado que el tópico se encuentra
resuelto, en realidad, por la jurisprudencia 2a./J. 85/2011 del rubro:
“DEPENDENCIAS DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA FEDERAL O
DE LAS ENTIDADES FEDERATIVAS. LA OMISIÓN EN DAR
CUMPLIMIENTO A UNA SENTENCIA CONDENATORIA DICTADA
EN UN JUICIO EN EL QUE FIGURARON COMO DEMANDADAS,
CONSTITUYE UN ACTO DE AUTORIDAD PARA EFECTOS DEL
AMPARO (ARTÍCULO 4o. DEL CÓDIGO FEDERAL DE
PROCEDIMIENTOS CIVILES)”, y no por aquélla.

Incluso, el mencionado Pleno indicó que “[del título y texto de las


anteriores jurisprudencias 2a./J. 85/2011 y 2a./J. 79/2014, invocadas
como sustento de sus resoluciones por los tribunales contendientes,
se desprende con claridad el contenido y alcance jurídico de los
criterios sustentados en las mismas”, y lo llevaron a concluir, en
votación mayoritaria, como criterio vinculante, en términos de los
artículos 216, 217, 225 y 226, fracción III, de la Ley de Amparo, que
resulta inaplicable la jurisprudencia 2a./J. 79/2014 de rubro:
“AYUNTAMIENTOS DE QUINTANA ROO Y YUCATÁN. EL
INCUMPLIMIENTO A UN LAUDO PRONUNCIADO EN UN JUICIO
LABORAL EN EL QUE FIGURARON COMO PARTE DEMANDADA,
NO CONSTITUYE UN ACTO DE AUTORIDAD PARA EFECTOS
DEL JUICIO DE AMPARO.”, en los asuntos relacionados con el tema
sujeto a debate; y se insiste, sin que al Pleno de Circuito le resultase
necesaria la aclaración de la tesis para comprender sus alcances.

Consecuentemente, al no ser expresadas razones que justifiquen la


aclaración de la jurisprudencia 2a./J. 79/2014 de rubro
“AYUNTAMIENTOS DE QUINTANA ROO Y YUCATÁN. EL
INCUMPLIMIENTO A UN LAUDO PRONUNCIADO EN UN JUICIO
LABORAL EN EL QUE FIGURARON COMO PARTE DEMANDADA,
NO CONSTITUYE UN ACTO DE AUTORIDAD PARA EFECTOS
DEL JUICIO DE AMPARO”, esto es, al incumplirse el tercero de los
requisitos de procedencia precisados al inicio del considerando, lo
que procede es declarar improcedente la petición para sustituirla.

No pasa inadvertido a esta Segunda Sala, que el criterio sustentado


por el Pleno en Materia de Trabajo del Primer Circuito es incorrecto,
dado que no existía impedimento jurídico para aplicar el criterio
sustentado en la jurisprudencia 2a./J. 79/2014, por analogía, al
caso de las Delegaciones del Distrito Federal, si diversa
legislación burocrática a la quintanarroense o yucateca, como lo
es la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado,
contempla al igual que aquéllas, una amplia gama de
instrumentos legales para lograr el cumplimiento y la ejecución
de sus laudos, pues en ese caso, por identidad de razón, impera

53
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

el criterio de esta Segunda Sala relativo a que en ese supuesto


se ubican en un plano de coordinación que caracteriza a las
relaciones laborales, y la igualdad procesal que subyace en ellas
también se extiende al ámbito de la ejecución de los laudos; es
decir, las Delegaciones demandadas no actúan en un esquema
de supra a subordinación, sino dentro de una relación laboral
con el particular actor.

Sin embargo, tal error no puede ser reparado a través de la


tramitación del presente expediente, pues sólo tiene por objeto
aclarar la redacción del texto de la jurisprudencia que contenga
alguna imprecisión, modificar el criterio o sustituirlo por otro.
(…)”

De esta manera, se consideró improcedente la sustitución del


criterio, tomando en cuenta que no se ofrecieron razones para
justificar su aclaración; sin embargo, lo relevante de la resolución, fue
la determinación de que no existía impedimento para aplicar la
jurisprudencia, por analogía, al caso de las Delegaciones del
Distrito Federal. Así, si una legislación burocrática diversa a la
quintanarroense o yucateca (como lo es la Ley Federal de los
Trabajadores al Servicio del Estado) también contemplaba una amplia
gama de instrumentos legales para lograr el cumplimiento y la
ejecución de los laudos, en consecuencia, se estableció que las
Delegaciones demandadas no actúan en un esquema de supra a
subordinación, sino dentro de una relación laboral con el particular
actor.

Conforme a lo anterior, la Segunda Sala determinó que el criterio


era aplicable, por analogía, a otros órdenes jurídicos cuando existan
instrumentos para exigir el cumplimiento y ejecución de resoluciones,
con la idea de que se mantiene la relación procesal en un ámbito de
coordinación, siendo improcedente el juicio de amparo.

Por su parte, esta Primera Sala también ha tenido oportunidad


de pronunciarse con relación con la aplicación del artículo 4° del
Código Federal de Procedimientos Civiles.

54
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

Así, en diciembre de dos mil dieciséis, la Primera Sala de esta


Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió la contradicción de
tesis 44/2015, suscitada entre el Segundo Tribunal Colegiado de
Circuito del Centro Auxiliar de la Novena Región y el Segundo Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Segundo Circuito.

En el fallo respectivo, se fijó el punto de contradicción


consistente en dilucidar si dentro de la hipótesis normativa del artículo
4° del Código Federal de Procedimientos Civiles, deben estimarse
comprendidas a las instituciones, servicios y dependencias de la
Administración Pública Municipal, entre ellos los Ayuntamientos, aun
cuando la norma no los señale expresamente, o si tales entes deben
considerarse excluidos del supuesto de la norma.

En ese sentido, la Sala resolvió el planteamiento en sentido


afirmativo, emitiendo la tesis de rubro y texto siguiente:

“AYUNTAMIENTOS COMO ENTES DE LA ADMINISTRACIÓN


PÚBLICA MUNICIPAL. DEBEN CONSIDERARSE
COMPRENDIDOS EN LAS HIPÓTESIS DE EXCEPCIÓN AL
PRINCIPIO DE IGUALDAD PROCESAL, PREVISTAS EN EL
ARTÍCULO 4o. DEL CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS
CIVILES. El citado precepto establece una regla general de igualdad
de las partes en los juicios regidos bajo las normas de ese Código, al
señalar que las instituciones, servicios y dependencias de la
Administración Pública de la Federación y de las entidades
federativas tendrán, en cualquier forma en que intervengan en el
procedimiento judicial, la misma situación que otra parte cualquiera;
pero acota esa regla general con dos excepciones específicas, a
saber: 1) que no se podrá dictar mandamiento de ejecución ni
providencia de embargo en contra de los entes públicos allí referidos;
y 2) que éstos estarán exentos de prestar las garantías señaladas en
el propio ordenamiento. Ahora bien, ese dispositivo no hace mención
expresa como destinatarios de esas excepciones a los entes de la
Administración Pública Municipal, particularmente, a los
Ayuntamientos; sin embargo, esa imprevisión de la norma encuentra
explicación en el hecho de que, el Código Federal de Procedimientos
Civiles fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el 24 de
febrero de 1943, y su artículo 4o. no ha tenido cambio alguno desde
su expedición; siendo que, en la época de su creación, el sistema

55
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

federal mexicano se encontraba concentrado en una organización de


estructuras y competencias bajo dos órdenes de gobierno: el federal
y el estatal, y los municipios estaban subordinados a este último; y ha
sido conforme a la evolución constitucional que ha tenido el
Municipio, a través de reformas al artículo 115 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, que éste se ha
consolidado como un orden de gobierno y no sólo de administración,
con autonomía jurídica y competencia específica en la prestación de
determinados servicios públicos. Por tanto, advirtiéndose que la
anterior es la razón por la cual el artículo 4o. referido no hace
mención expresa del orden municipal, distinguiéndolo del
federal y el estatal, se concluye que los entes de la
Administración Pública Municipal, entre ellos, los
Ayuntamientos, deben considerarse comprendidos en el
supuesto jurídico de ese precepto, pues actualmente el
Municipio cuenta con los caracteres que lo colocan como nivel
autónomo de gobierno que ejerce una administración pública
propia y distinta de la que realiza la entidad federativa a la que
pertenezca18”.

Así pues, toda vez que el objeto de la contradicción se restringió


a determinar si los ayuntamientos se comprenden dentro del régimen
de excepción aludido, la Sala no estuvo en posibilidad de abordar la
razonabilidad de la porción normativa en estudio.

Distinto a lo resuelto por la Segunda Sala en la contradicción de


tesis 422/2010, esta Primera Sala no analizó la justificación de la
disposición referida dada por el legislador en la exposición de motivos.
Lo anterior, se colige de las consideraciones vertidas en la sentencia
en estudio, las cuales en lo conducente refieren que:

“Contribuye a dar sustento a la determinación anterior, el hecho de


que, la justificación que pudiere predicarse de las excepciones
contenidas en el artículo 4º del Código Federal de Procedimientos
Civiles, sobre la prohibición de dictar mandamiento de ejecución y
providencia de embargo en contra de las instituciones, servicios y
dependencias de la administración pública de la federación y de las
entidades federativas, también puede decirse respecto de los
municipios.
Ello, porque la excepción prevista en la norma, concerniente a la
prohibición de ordenar mandamiento de ejecución y providencia
de embargo contra los entes públicos allí referidos, en principio,

18Décima Época. Núm. de Registro: 2014918. Instancia: Primera Sala. Jurisprudencia. Fuente:
Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 45, Agosto de 2017, Tomo I. Materia(s):
Civil. Tesis: 1a./J. 43/2017 (10a.). Página: 406.

56
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

fue justificada por el legislador en la exposición de motivos del


Código Federal de Procedimientos Civiles, con el señalamiento
de que, dicha prohibición contenida en el artículo 4º, como
excepción a la regla de igualdad procesal, tenía como finalidad
evitar que los órganos de poder se coaccionaran a sí mismos y
evitar que dentro del Estado, existiera un poder superior al
mismo poder estatal; y la excepción relativa la prestación de las
garantías previstas en el Código, en la misma exposición de
motivos se justificó a partir de la atención del principio de
derecho público de que el Estado siempre es solvente.
Es decir, la consideración del legislador de la época, en el primer
caso, se circunscribió a tener en cuenta que los entes estatales de la
administración pública federal y estatal, no obstante su carácter de
partes en el proceso jurisdiccional, guardaban una condición de
entes de Estado (del Poder Ejecutivo), semejante a la del órgano
jurisdiccional (del Poder Judicial), y era necesario conservar una
especie de equilibrio entre ellos, evitando los actos coactivos; y en el
segundo supuesto, se ciñó a hacer prevalecer la presunción de que
el Estado siempre es solvente, esto es, que podrá responder de los
daños y perjuicios que cause con los actos del proceso que hubiere
promovido y que no hubiere garantizado cuando conforme a la
normatividad aplicable, tendría que haberse exhibido garantía de
parte.
Esos aspectos que tomó en cuenta el legislador para motivar la
emisión del artículo 4º en la parte examinada, también pueden
ser referidos respecto de los entes de la administración pública
municipal, en tanto que ya se ha explicado que los municipios,
conforme a su regulación constitucional actual, constituyen un
orden de gobierno y de administración pública, al igual que la
Federación y la entidad federativa, cada uno en su ámbito
competencial.”

De la lectura de la transcripción anterior, se puede advertir que


esta Primera Sala se limitó a decir que la justificación dada por el
legislador a la excepción de dictar embargo o mandamiento de
ejecución en contra de las dependencias, servicios e instituciones de
la Administración Pública de la Federación y de las entidades
federativas, puede hacerse extensiva a los Ayuntamientos, sin hacerla
propia ni manifestar posicionamiento alguno frente a la misma.

A manera de resumen, los puntos relevantes de esta norma


jurídica son los siguientes:

57
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

 Originalmente los privilegios del Estado de inejecutabilidad de las


sentencias, inembargabilidad y no prestar garantía, actualmente
previstos en el artículo 4° del Código Federal de Procedimientos
Civiles, se concebían como absolutos para la protección del
presupuesto, en la idea de que cualquier intervención del Poder
Judicial vulneraría la competencia del Congreso de la Unión para
establecer el destino de los fondos públicos.

 Posteriormente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación sustentó


estos privilegios, además del aspecto presupuestario, como parte
de la soberanía del Estado, indicando que aun cuando participara
en relaciones de coordinación, mantenía atributos que generaban la
presunción de su solvencia, que nunca lo suponía temerario y que
era el principal interesado de dar debido cumplimiento a las
sentencias del Poder Judicial; así, se dijo expresamente que el
cumplimiento de las sentencias recaía en la moralidad del gobierno,
por lo cual, la ejecución únicamente podría lograrse a través de
gestiones y peticiones del particular a la propia autoridad.

 El legislador, al diseñar el artículo impugnado, utilizó un


entendimiento similar al judicial, pues la exposición de motivos se
sustentó en la imposibilidad de que los órganos se coaccionen a sí
mismos, y que exista dentro del Estado un poder superior al mismo
poder estatal, reiterando la presunción de su solvencia; esto es,
como parte de la soberanía del Estado y el respeto al principio de
división de poderes.

 Si bien a la fecha no se ha emitido un criterio sobre la


constitucionalidad de las excepciones contenidas en el precepto
legal, la labor del Poder Judicial de la Federación se centró, con
motivo de estos impedimentos, en establecer un mecanismo con el

58
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

que se pudiera exigir a la autoridad el cumplimiento de las


sentencias dictadas en relaciones de coordinación, como es el
juicio de amparo, al considerar que su resistencia implicaba una
violación de los derechos fundamentales de los gobernados.

 Dentro de esta labor, como fue establecido anteriormente la


Segunda Sala, concibió la posibilidad de que en los procedimientos
jurisdiccionales donde participen órganos de gobierno en relaciones
de coordinación, se pueda coaccionar al Estado, cuando así lo
permita la legislación aplicable. Con este criterio, se rompe la visión
de que las excepciones previstas en el artículo 4° nacen y se
justifican en la propia soberanía del Estado, y son necesarias para
respetar el principio de división de poderes.

En esas condiciones, siendo el objeto de la presente


controversia determinar si dicha excepción es congruente con el
marco constitucional vigente a partir de la reforma constitucional de
junio de dos mil once, esta Primera Sala procederá a analizarla en
relación con los derechos humanos de acceso a la justicia e igualdad
cuya violación alega el recurrente.

Para tal efecto, es necesario tener presente que el seis de junio


de dos mil once, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el
decreto por el que se modificaron y adicionaron diversos artículos de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, entre ellos,
el artículo 1º, con el objetivo principal de alcanzar la tutela efectiva de
los derechos humanos de las personas.

Desde entonces, este Tribunal ha sostenido que existe un nuevo


parámetro de regularidad constitucional que determina la actuación de
las autoridades y que está compuesto por las diversas normas de

59
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

derechos humanos contenidas en la Constitución y los tratados


internacionales suscritos por el Estado Mexicano, aclarando que, entre
dichas normas, no existe una relación de jerarquía en atención a la
fuente de la que provienen19.

Por ende, los jueces están obligados a resolver las controversias


sometidas a su conocimiento con apego al parámetro de regularidad
constitucional introducido con la reforma señalada; esto es, deben
verificar si los hechos que se someten a su conocimiento constituyen
una violación a los derechos humanos contenidos en la Constitución y
los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano es parte.
En caso de resultar afirmativa dicha cuestión, deben sancionar y
reparar la violación respectiva.

En relación con lo anterior, el artículo 17 constitucional, séptimo


párrafo, reconoce el derecho humano de acceso a la justicia, en su
vertiente de plena ejecución de las sentencias, mismo que a la letra
dispone que:

“Artículo 17. Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma,


ni ejercer violencia para reclamar su derecho.
Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por
tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y
términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera
pronta, completa e imparcial. Su servicio será gratuito, quedando, en
consecuencia, prohibidas las costas judiciales.
Siempre que no se afecte la igualdad entre las partes, el debido
proceso u otros derechos en los juicios o procedimientos seguidos en
forma de juicio, las autoridades deberán privilegiar la solución del
conflicto sobre los formalismos procedimentales.
El Congreso de la Unión expedirá las leyes que regulen las acciones
colectivas. Tales leyes determinarán las materias de aplicación, los
procedimientos judiciales y los mecanismos de reparación del daño.
Los jueces federales conocerán de forma exclusiva sobre estos
procedimientos y mecanismos.
Las leyes preverán mecanismos alternativos de solución de
controversias. En la materia penal regularán su aplicación,

19 Véase el engrose público de la sentencia recaída a la Contradicción de Tesis 293/2013.

60
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

asegurarán la reparación del daño y establecerán los casos en los


que se requerirá supervisión judicial.
Las sentencias que pongan fin a los procedimientos orales deberán
ser explicadas en audiencia pública previa citación de las partes.
Las leyes federales y locales establecerán los medios
necesarios para que se garantice la independencia de los
tribunales y la plena ejecución de sus resoluciones.
La Federación y las entidades federativas garantizarán la existencia
de un servicio de defensoría pública de calidad para la población y
asegurarán las condiciones para un servicio profesional de carrera
para los defensores. Las percepciones de los defensores no podrán
ser inferiores a las que correspondan a los agentes del Ministerio
Público.
Nadie puede ser aprisionado por deudas de carácter puramente civil.

A la luz de la norma constitucional transcrita, la garantía de


acceso a la justicia comprende el derecho a que la legislación federal y
local establezca los mecanismos necesarios para lograr la plena
ejecución de las resoluciones dictadas por los tribunales mexicanos.
Dicho posicionamiento ya ha sido avalado por esta Primera Sala,
como se colige de la jurisprudencia siguiente:

“DERECHO DE ACCESO EFECTIVO A LA JUSTICIA. ETAPAS Y


DERECHOS QUE LE CORRESPONDEN. De los artículos 14, 17 y
20, apartados B y C, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos y 8 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, deriva el derecho de acceso efectivo a la justicia, el cual
comprende, en adición a determinados factores socioeconómicos y
políticos, el derecho a una tutela jurisdiccional efectiva y los
mecanismos de tutela no jurisdiccional que también deben ser
efectivos y estar fundamentados constitucional y legalmente. Ahora
bien, en la jurisprudencia 1a./J. 42/2007, de rubro: "GARANTÍA A LA
TUTELA JURISDICCIONAL PREVISTA EN EL ARTÍCULO 17 DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS. SUS ALCANCES.", la Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación definió el acceso a la tutela
jurisdiccional como el derecho público subjetivo que toda persona
tiene, dentro de los plazos y términos que fijen las leyes, para
acceder de manera expedita a tribunales independientes e
imparciales, a plantear una pretensión o a defenderse de ella, con el
fin de que, a través de un proceso en el que se respeten ciertas
formalidades, se decida sobre la pretensión o la defensa y, en su
caso, se ejecute tal decisión; de ahí que este derecho comprenda
tres etapas, a las que corresponden tres derechos: (i) una previa al
juicio, a la que le corresponde el derecho de acceso a la jurisdicción,
que parte del derecho de acción como una especie del de petición
dirigido a las autoridades jurisdiccionales y que motiva un
pronunciamiento por su parte; (ii) una judicial, que va desde el inicio

61
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

del procedimiento hasta la última actuación y a la que concierne el


derecho al debido proceso; y, (iii) una posterior al juicio,
identificada con la eficacia de las resoluciones emitidas. Ahora,
los derechos mencionados alcanzan no solamente a los
procedimientos ventilados ante Jueces y tribunales del Poder
Judicial, sino también a todos aquellos seguidos ante autoridades
que, al pronunciarse sobre la determinación de derechos y
obligaciones, realicen funciones materialmente jurisdiccionales20”.

Por consiguiente, el derecho de acceso a la justicia no se limita a


la facultad de someter una controversia al conocimiento de los
tribunales y que la misma se tramite conforme a las garantías
procesales, sino que también comprende la posibilidad de que la
sentencia dictada tenga plena eficacia, mediante su ejecución.

Asimismo, la normativa internacional reconoce ese derecho en el


artículo 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
ratificada por México y publicado en el Diario Oficial de la Federación
el nueve de enero de mil novecientos ochenta y uno.

“Artículo 25. Protección Judicial


1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a
cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales
competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente
Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que
actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
2. Los Estados Partes se comprometen:
a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema
legal del Estado decidirá sobre los derechos de toda persona que
interponga tal recurso;
b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y
c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades
competentes, de toda decisión en que se haya estimado
procedente el recurso.”

Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, al


resolver el Caso Buendía y otros contra Perú, determinó que:

20Décima Época. Núm. de Registro: 2015591. Instancia: Primera Sala. Jurisprudencia. Fuente:
Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 48, Noviembre de 2017, Tomo I. Materia(s):
Constitucional. Tesis: 1a./J. 103/2017 (10a.). Página: 151

62
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

“70. Asimismo, el artículo 25. 2. c de la Convención establece la


obligación del Estado de garantizar "el cumplimiento, por las
autoridades competentes, de toda decisión en que se haya estimado
procedente el recurso".
71. Por su parte, si bien el Convenio Europeo para la Protección de
los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales no
incluye un artículo equivalente al 25. 2. c de la Convención
Americana, la jurisprudencia de la Corte Europea de Derechos
Humanos se ha referido a las exigencias del mismo en su
pronunciamiento acerca del artículo 6 del citado Convenio, sobre el
derecho a un proceso equitativo. Así, la Corte Europea ha declarado
que,
“40. […] este derecho [,el de acceso a la protección judicial,]
sería ilusorio si el sistema legal de los Estados Partes
permitiese que una resolución final y de obligatorio
cumplimiento permanezca inoperante en detrimento de una de
las partes [involucradas en un proceso]. Sería inconcebible que el
artículo 6 para. 1 (art. 6-1) describiese en detalle todas las garantías
procesales con que cuentan los litigantes -procedimientos justos,
públicos y rápidos- sin proteger la implementación de decisiones
judiciales; construir el artículo 6 (art. 6) refiriéndolo únicamente al
acceso a la justicia y al desarrollo de los procedimientos
probablemente daría lugar a situaciones incompatibles con el
principio de "estado de derecho" que los Estados Partes se
comprometieron a respetar cuando ratificaron el Convenio. (ver,
mutatis mutandi, Golder v. the United Kingdom, Sentencia de 21
febrero 1975, Serie A no. 18, pp. 16-18, paras. 34-36). La ejecución
de una sentencia emitida por cualquier tribunal debe, por tanto, ser
entendida como parte integral del "juicio" bajo los términos del
artículo 6".”
El artículo 6.1 del Convenio Europeo para la Protección de los
Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales (Derecho a
un proceso equitativo) señala que:
1.Toda persona tiene derecho a que su causa sea oída equitativa,
públicamente y dentro de un plazo razonable, por un tribunal
independiente e imparcial, establecido por la ley, que decidirá los
litigios sobre sus derechos y obligaciones de carácter civil o sobre el
fundamento de cualquier acusación en materia penal dirigida contra
ella. La sentencia debe ser pronunciada públicamente, pero el
acceso a la sala de audiencia puede ser prohibido a la prensa y al
público durante la totalidad o parte del proceso en interés de la
moralidad, del orden público o de la seguridad nacional en una
sociedad democrática, cuando los intereses de los menores o la
protección de la vida privada de las partes en el proceso así lo exijan
o en la medida en que será considerado estrictamente necesario por
el tribunal, cuando en circunstancias especiales la publicidad pudiera
ser perjudicial para los intereses de la justicia.
72. En ese sentido, en los términos del artículo 25 de la Convención,
es posible identificar dos responsabilidades concretas del Estado. La
primera, consagrar normativamente y asegurar la debida aplicación
de recursos efectivos ante las autoridades competentes, que
amparen a todas las personas bajo su jurisdicción contra actos que
violen sus derechos fundamentales o que conlleven a la
determinación de los derechos y obligaciones de éstas. La segunda,

63
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

garantizar los medios para ejecutar las respectivas decisiones y


sentencias definitivas emitidas por tales autoridades
competentes, de manera que se protejan efectivamente los
derechos declarados o reconocidos. Esto último, debido a que
una sentencia con carácter de cosa juzgada otorga certeza
sobre el derecho o controversia discutida en el caso concreto y,
por ende, tiene como uno de sus efectos la obligatoriedad o
necesidad de cumplimiento. Lo contrario supone la negación
misma del derecho involucrado21”.

Dicho lo anterior, el derecho humano a ejecutar una sentencia


emitida por un tribunal competente, forma parte del parámetro de
regularidad constitucional con la amplitud que le reconocen los citados
ordenamientos, y debe ser observado por todas las autoridades del
Estado mexicano, incluidos los miembros del Poder Judicial.

Hasta ahora, ha quedado claro que el artículo 4º del Código


Federal de Procedimientos Civiles prohíbe dictar mandamiento de
ejecución o providencia de embargo en contra de la administración
pública. Ello resulta contrario al derecho humano referido, puesto que
impide que la parte que ha obtenido una resolución favorable, ejecute
los derechos declarados o reconocidos por la misma, lo cual
constituye una negación de los mismos.

Por otro lado, en todo procedimiento jurisdiccional, el juzgador


debe dar un trato igual a las partes, cuando estas se encuentren en la
misma situación jurídica; y, cuando estas se encuentren en situaciones
jurídicas diversas, debe darles un trato diferenciado, lo que implica que
el juzgador puede hacer distinciones cuando se sustenten en bases
objetivas y evitando, en todo momento, cualquier distinción no
razonada y desproporcional, esto es, discriminatoria.

21Corte IDH. Caso Acevedo Buendía y otros ("Cesantes y Jubilados de la Contraloría") Vs. Perú.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio de 2009. Serie C No.
198, Párrafo 70

64
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

Así lo reconoce el texto constitucional en los artículos 13 y 17,


párrafo 3º:

“Artículo 13. Nadie puede ser juzgado por leyes privativas ni por
tribunales especiales. Ninguna persona o corporación puede tener
fuero, ni gozar más emolumentos que los que sean compensación de
servicios públicos y estén fijados por la ley. Subsiste el fuero de
guerra para los delitos y faltas contra la disciplina militar; pero los
tribunales militares en ningún caso y por ningún motivo podrán
extender su jurisdicción sobre personas que no pertenezcan al
Ejército. Cuando en un delito o falta del orden militar estuviese
complicado un paisano, conocerá del caso la autoridad civil que
corresponda.

Artículo 17. (…)


Siempre que no se afecte la igualdad entre las partes, el debido
proceso u otros derechos en los juicios o procedimientos seguidos en
forma de juicio, las autoridades deberán privilegiar la solución del
conflicto sobre los formalismos procedimentales. (…)”

En apoyo a lo anterior, se transcribe la jurisprudencia de esta


Primera Sala de rubro y texto siguientes:

“DERECHO HUMANO A LA IGUALDAD JURÍDICA. SU ÁMBITO


MATERIAL DE VALIDEZ A PARTIR DE LA REFORMA
CONSTITUCIONAL PUBLICADA EN EL DIARIO OFICIAL DE LA
FEDERACIÓN EL 10 DE JUNIO DE 2011. El artículo 1o. de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, reformado
mediante decreto publicado en el citado diario, al establecer que
todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos
en el propio texto constitucional y en los tratados internacionales de
los que el Estado Mexicano sea parte, modificó sustancialmente el
contenido de los derechos protegidos constitucionalmente, incluido el
de igualdad, el cual es un principio adjetivo que se predica siempre
de algo y que, por tanto, se define y actualiza progresivamente a
través del tiempo y a la luz de una multiplicidad de factores sociales,
culturales, económicos, políticos, entre otros. Consecuentemente, si
bien es cierto que el concepto jurídico de igualdad desde un punto de
vista abstracto se encontraba presente desde antes de dicha reforma
constitucional, también lo es que sus condiciones de aplicación y
supuestos de protección se han ampliado significativamente con el
contenido de los tratados internacionales; un ejemplo de ello lo
constituye la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas
de Discriminación contra la Mujer, que establece criterios específicos
para verificar si existe o no discriminación, los cuales complementan
materialmente a los preceptos constitucionales. De ahí que, a partir
de la citada reforma, cuando se alegue una violación al principio de
igualdad jurídica, el juzgador no puede desdeñar el texto de los
tratados internacionales que hacen referencia a la igualdad y a la

65
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

prohibición de discriminación, sino que debe efectuar el escrutinio de


constitucionalidad correspondiente teniendo como ámbito material de
validez a la Constitución y a los diferentes tratados ratificados por
México, máxime cuando ese análisis ha sido solicitado por el
quejoso22”.

En ese contexto, se advierte que el artículo tildado de


inconstitucional, a pesar de que señala que las instituciones, servicios
y dependencias de la Administración Pública de la Federación y de las
entidades federativas, tendrán dentro del procedimiento judicial, en
cualquier forma que intervengan, la misma situación que otra parte
cualquiera, establece tres excepciones que generan una diferencia de
trato con respecto a los particulares, pues las exime de ser sujetos de
embargo o mandamiento de ejecución y de prestar garantía.

Ahora bien, debe tenerse presente que dichos entes, en la


tramitación de un procedimiento de naturaleza privada, actúan como
persona de derecho privado, es decir, intervienen despojados de sus
atributos de soberanía. Resulta oportuno transcribir la tesis siguiente:

“ESTADO. CUANDO OBRA COMO PERSONA DE DERECHO


PUBLICO, Y CUANDO COMO PERSONA DE DERECHO
PRIVADO. Doctrinalmente todos los autores convienen en que el
Estado realiza a la par de actos en que aparece manifiesta su
soberanía y su fuerza como poder para imponer a los particulares,
personas físicas o morales, su voluntad; otros actos en los que se
despoja de eso atributos (aunque no del todo), y entra en el comercio
jurídico con los propios particulares para hacer transacciones y
convenios en el mismo plano que ellos; es decir, entra en relaciones
con los particulares no pretendiendo imponer su voluntad sino
buscando el concurso de voluntades. En otras palabras, el
Estado, en unos casos puede obrar como autoridad haciendo uso de
los atributos propios de su soberanía encargado de velar por el bien
común por medio de dictados imperativos cuya observancia es
obligatoria, y en otros casos como persona de derecho privado, o
sea cuando al igual que los individuos particulares ejecuta actos
civiles que se fundan en derechos del propio Estado, vinculados
a sus intereses particulares, ya celebrando contratos o
promoviendo ante las autoridades en defensa de sus derechos

22Décima Época. Núm. de Registro: 2015680. Instancia: Primera Sala. Jurisprudencia. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación. Libro 49, Diciembre de 2017, Tomo I. Materia(s):
Constitucional. Tesis: 1a./J. 124/2017 (10a.). Página: 156

66
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

patrimoniales. Este criterio se acepta en nuestro derecho positivo,


como puede verse del texto expreso del artículo 27 de la Constitución
Federal que establece que la nación tiene la propiedad de las tierras
y aguas y el derecho de transmitir su dominio a los particulares
constituyendo la propiedad privada. De esto se desprende fácilmente
la idea de que entre otros títulos, la nación puede transmitir el
dominio por enajenación a los particulares, y la enajenación es un
acto esencialmente de derecho civil, siendo indudable que el Estado
usa de su personalidad de derecho privado en estos casos y no obra
como autoridad. El propio artículo 27 reconoce implícitamente la
limitación de carácter de autoridad en el Estado cuando impide que
éste se haga de la propiedad de los particulares si no es por causa
de utilidad pública y mediante indemnización, pues cuando el Estado
solicita del particular la venta de un bien de su propiedad
concertando el precio y demás condiciones de enajenación, es
indudable que obra como particular, y lo mismo sucede al ordenar
que los templos son propiedad de la nación, pues entonces tiene
capacidad para adquirir y poseer estos bienes, así como todos los
demás bienes raíces necesarios para los servicios públicos, de
donde se infiere que la constitución está estableciendo la
personalidad jurídica de derecho privado del Estado. También en el
artículo 73 de la misma Constitución Federal, en sus fracciones VIII,
XVII, XIX y XXXI, hay un reconocimiento implícito de la personalidad
del Estado de derecho privado, pues celebrando empréstitos,
reconociendo y mandando pagar la deuda nacional y enajenando los
terrenos baldíos, necesariamente goza de la personalidad de
derecho privado. Lo mismo sucede con lo que dispone la fracción
XXX del artículo 115 constitucional al investir a los Municipios de
personalidad para todos los efectos legales. Por último en el artículo
134 constitucional, se menciona expresamente la celebración de
"contratos" que el gobierno tenga que celebrar para la ejecución de
obras públicas, aunque señalando la manera de llevar a efecto estos
contratos, y de todo lo anterior se concluye lo que se ha dicho en un
principio, o sea que el Estado puede obrar como sujeto de derecho
privado (Véase la doble personalidad del Estado por el licenciado
Salvador Urbina, página 517 y siguientes del tomo I, de la Revista
General de Derecho y Jurisprudencia). La segunda premisa que
debe sentarse consiste en determinar cuándo obra el Estado como
autoridad, y cuándo como persona de derecho privado. Obra como
autoridad siempre que ejecuta un acto o se niega a acceder a una
petición, o amenaza o impide por medios pacíficos o violentos la
actividad de un individuo o un grupo, o cuando se apodera de los
bienes individuales administrativamente; o bien cuando hace uso de
la fuerza pública para impedir la comisión de un delito, de la
alteración de la paz pública o la defensa del territorio nacional; y por
tanto, la característica del acto de autoridad es el ejercicio de la
potestad pública y la unilateralidad jurídica del acto que lleva a cabo
el funcionario que no le permite al individuo o grupo a los que afecta
dicho acto, más defensa que el acudir a la propia autoridad o a otras
superiores a ella misma en el mismo orden jerárquico, al Poder
Judicial en su caso, para contrarrestar los efectos de ese acto. En el
caso contrario, cuando el acto realizado por el Estado no entraña una
orden o un mandato y la relación jurídica que entraña ese acto sea
de la naturaleza civil, dicho acto no será de autoridad sino de

67
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

derecho privado. Cuando el acto no interesa directa o


necesariamente a la colectividad, puede considerarse que es una
cuestión la cual comienza cuando el apoyo de la ley falta y entonces
obra como persona de derecho privado (Salvador Urbina. Obra
citada). Algunos tratadistas sostienen que en los contratos
administrativos, el Estado contratante no pierde completamente su
carácter de autoridad, pues lo conserva en cuanto es necesario para
exigir y reglamentar la satisfacción de las necesidades públicas que
los motivan. Y explican sus tesis diciendo que los contratos
administrativos no son actos jurídicos simples, sino complejos, o más
bien, conjunto de diferentes actos jurídicos, de los cuales, los que
tiene por objeto la organización y reglamentación de los servicios
públicos que se trata de satisfacer, no son contractuales, aunque
estén relacionados con el contrato, pues no nacen del concurso de
voluntades de los partes, sino de la sola voluntad del Estado que, en
esta materia, por tratarse de algo que atañe al ejercicio de sus
funciones esenciales, es y debe ser soberana. (Véase Jeze, Derecho
Administrativo, página 71, y Fraga, Derecho Administrativo, página
444). Ahora bien, como conclusión de todo lo anterior, hay que
convenir en que es necesario estudiar cada caso en que interviene el
Estado para precisar si obra como autoridad o como sujeto de
derecho privado23”.

Así, al partir de una situación jurídica igual, las instituciones,


servicios y dependencias de la Administración Pública de la
Federación y de las entidades federativas merecen en principio un
trato igual. Por consiguiente, la diferencia de trato prevista en el
artículo 4º del Código Federal de Procedimientos Civiles constituye
una restricción al derecho humano de igualdad, misma que merece
someterse a un examen, en aras de determinar su validez.

En ese contexto, cabe plantear si la restricción aludida aprueba


un examen de proporcionalidad o, por el contrario, constituye una
violación al derecho humano de acceso a la justicia en su vertiente de
ejecución material de la sentencia, así como al derecho humano a la
igualdad procesal.

Así, esta Sala ha determinado que el examen de


proporcionalidad se debe seguir conforme a los pasos siguientes:

23 Quinta Época. Núm. de Registro: 816673. Instancia: Segunda Sala. Tesis Aislada. Fuente:
Informes. Informe 1945. Materia(s): Constitucional. Tesis: Página: 65.

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AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

“TEST DE PROPORCIONALIDAD. METODOLOGÍA PARA


ANALIZAR MEDIDAS LEGISLATIVAS QUE INTERVENGAN CON
UN DERECHO FUNDAMENTAL. El examen de la constitucionalidad
de una medida legislativa debe realizarse a través de un análisis en
dos etapas. En una primera etapa, debe determinarse si la norma
impugnada incide en el alcance o contenido inicial del derecho en
cuestión. Dicho en otros términos, debe establecerse si la medida
legislativa impugnada efectivamente limita al derecho fundamental.
De esta manera, en esta primera fase corresponde precisar cuáles
son las conductas cubiertas prima facie o inicialmente por el derecho.
Una vez hecho lo anterior, debe decidirse si la norma impugnada
tiene algún efecto sobre dicha conducta; esto es, si incide en el
ámbito de protección prima facie del derecho aludido. Si la
conclusión es negativa, el examen debe terminar en esta etapa con
la declaración de que la medida legislativa impugnada es
constitucional. En cambio, si la conclusión es positiva, debe pasarse
a otro nivel de análisis. En esta segunda fase, debe examinarse si en
el caso concreto existe una justificación constitucional para que la
medida legislativa reduzca o limite la extensión de la protección que
otorga inicialmente el derecho. Al respecto, es necesario tener
presente que los derechos y sus respectivos límites operan como
principios, de tal manera que las relaciones entre el derecho y sus
límites encierran una colisión que debe resolverse con ayuda de un
método específico denominado test de proporcionalidad. En este
orden de ideas, para que las intervenciones que se realizan a algún
derecho fundamental sean constitucionales debe corroborarse lo
siguiente: (i) que la intervención legislativa persiga un fin
constitucionalmente válido; (ii) que la medida resulte idónea
para satisfacer en alguna medida su propósito constitucional;
(iii) que no existan medidas alternativas igualmente idóneas
para lograr dicho fin, pero menos lesivas para el derecho
fundamental; y, (iv) que el grado de realización del fin
perseguido sea mayor al grado de afectación provocado al
derecho fundamental por la medida impugnada. En este contexto,
si la medida legislativa no supera el test de proporcionalidad, el
derecho fundamental preservará su contenido inicial o prima facie.
En cambio, si la ley que limita al derecho se encuentra justificada a la
luz del test de proporcionalidad, el contenido definitivo o resultante
del derecho será más reducido que el contenido inicial del mismo.”24

En consecuencia, esta Primera Sala debe verificar si el artículo


4º del Código Federal de Procedimientos Civiles persigue una finalidad
que encuentre resguardo constitucional; de ser así, debe analizar que
la disposición sea susceptible de alcanzar dicho fin. En caso de que lo
sea, le corresponde analizar si existen otras medidas que puedan

24Décima Época. Núm. de Registro: 2013156. Instancia: Primera Sala. Tesis Aislada. Fuente:
Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 36, Noviembre de 2016, Tomo II. Materia(s):
Constitucional. Tesis: 1a. CCLXIII/2016 (10a.). Página: 915

69
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

alcanzar el mismo objetivo pero siendo menos restrictivas a los


derechos humanos de acceso a la justicia en su vertiente de ejecución
material de la sentencia e igualdad. Finalmente, si no existen medidas
igualmente idóneas pero menos restrictivas, esta Sala tiene que
corroborar que el grado de realización del fin perseguido es mayor al
grado de afectación provocado en los derechos referidos.

a. Fin constitucional.
En ese sentido, como se refirió con antelación, el criterio
reiterado del legislador y de este Tribunal ha sido en el sentido de
sostener que los fines de la porción normativa del artículo 4º del
Código que establece la imposibilidad de dictar mandamiento de
ejecución o providencia de embargo en contra de la administración
pública, consisten en:
1- Evitar que los órganos del poder se coaccionen entre
sí.
2- Evitar que exista dentro del Estado un poder superior
al mismo poder estatal.

Asimismo, de la exposición de motivos del Código Federal de


Procedimientos Civiles Vigentes, se advierte la intención del legislador
de salvaguardar el destino de los recursos públicos, al referir que “el
Estado debe obtener, de los habitantes del país, los ingresos
indispensables para cumplir sus fines”; por tanto, resulta indispensable
pronunciarse sobre dicha finalidad, es decir:

3- La eficiencia en la administración de los recursos


públicos.

Ante dicho contexto, cabe preguntarse si el marco constitucional


tutela algún principio que impida que los órganos de poder se

70
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

coaccionen entre sí, es decir, que los poderes se obliguen entre sí a


realizar determinadas conductas.

Así, el artículo 49 constitucional consagra el principio de división


de poderes, el cual se concreta a lo largo del texto constitucional en
diversas disposiciones tendientes a lograr un equilibrio entre las
atribuciones encomendadas a cada órgano de gobierno. En ese
sentido, se advierte que la Constitución faculta a los diversos poderes
para que ordenen actos de cumplimiento obligatorio para los otros
poderes.

Tal es el caso del Poder Legislativo, cuyas normas emitidas de


conformidad con las exigencias constitucionales resultan obligatorias
para el Ejecutivo y el Judicial, como se desprende del artículo 128 y
133 de la Ley Suprema.

Por su parte, el Poder Ejecutivo tiene, entre otras, la facultad de


hacer ejecutar las leyes en contra de cualquier persona privada o
pública, lo que se deriva del artículo 89, fracción I, de la Constitución.

Ahora bien, el Poder Judicial tiene el deber constitucional de


impartir justicia, de conformidad con el artículo 17 constitucional. Así,
el propio marco constitucional prevé la posibilidad de que, en
cumplimiento de dicha obligación, dirima controversias en forma
definitiva y obligatoria en las que se ven involucrados los otros
poderes.

En ese sentido, el artículo 104, fracción IV, establece que los


Tribunales de la Federación conocerán de las controversias en que la
Federación sea parte. Asimismo, en el artículo 105, fracción I, de la
Constitución dispone que conocerá de las controversias suscitadas

71
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

entre los diversos poderes, tanto federales como locales; y la fracción


II de la disposición referida, señala que resolverá sobre las acciones
de inconstitucionalidad en las que se alegue la contradicción entre una
norma del Legislativo y la Constitución.

Finalmente, el artículo 107 constitucional, obliga al Poder Judicial


Federal a tramitar y resolver los juicios de amparo que se promuevan
en contra de los actos de las diversas autoridades ejecutivas y
legislativas. A fin de cumplir con lo anterior, la misma norma lo faculta
incluso para destituir a las autoridades que se rehúsen a dar
cumplimiento a sus fallos.

De ese modo, tenemos que la Constitución no tutela ningún


principio que impida que los poderes se coaccionen entre sí, sino que,
por el contrario, es el propio texto constitucional el que los faculta para
obligarse mutuamente, en aras de alcanzar un pleno equilibrio entre
las autoridades. Por tanto, la finalidad del artículo que adujo el Juez,
no encuentra sustento constitucional, luego entonces no es suficiente
para justificar las restricciones al derecho humano de acceso a la
justicia en su vertiente de ejecución de las sentencias, así como al
derecho humano de igualdad, en virtud que no aprueba ni siquiera la
primera etapa del test.

Sin embargo por lo que corresponde a la segunda justificación


referida por el Juez, consistente en evitar que exista dentro del Estado
un poder superior al mismo poder estatal, no cabe sostener la misma
conclusión. Como se aclaró en el análisis de la primera justificación
señalada, la Constitución establece un sistema de distribución de
competencias tendiente a garantizar un equilibro en el poder estatal,
esto es, evitar que exista dentro del Estado un poder superior.

72
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

Con base en dicha tesitura, la segunda finalidad aducida por el


Juez sí guarda sustento constitucional, razón por la cual, únicamente
se analizará la idoneidad de la medida respecto de dicho fin.

La tercera justificación también encuentra sustento


constitucional, puesto que el principio de eficiencia de los recursos
públicos se consagra expresamente en el artículo 134 de nuestra Ley
Suprema.

En ese sentido se pronunció esta Sala al resolver la Controversia


Constitucional 55/2008, de la que derivó la tesis de rubro y texto
siguientes:

“GASTO PÚBLICO. EL ARTÍCULO 134 DE LA CONSTITUCIÓN


POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS ELEVA A
RANGO CONSTITUCIONAL LOS PRINCIPIOS DE LEGALIDAD,
EFICIENCIA, EFICACIA, ECONOMÍA, TRANSPARENCIA Y
HONRADEZ EN ESTA MATERIA. Del citado precepto constitucional
se advierte que el correcto ejercicio del gasto público se salvaguarda
por los siguientes principios: 1. Legalidad, en tanto que debe estar
prescrito en el Presupuesto de Egresos o, en su defecto, en una ley
expedida por el Congreso de la Unión, lo cual significa la sujeción de
las autoridades a un modelo normativo previamente establecido. 2.
Honradez, pues implica que no debe llevarse a cabo de manera
abusiva, ni para un destino diverso al programado. 3. Eficiencia, en
el entendido de que las autoridades deben disponer de los
medios que estimen convenientes para que el ejercicio del gasto
público logre el fin para el cual se programó y destinó. 4.
Eficacia, ya que es indispensable contar con la capacidad suficiente
para lograr las metas estimadas. 5. Economía, en el sentido de que
el gasto público debe ejercerse recta y prudentemente, lo cual
implica que los servidores públicos siempre deben buscar las
mejores condiciones de contratación para el Estado; y, 6.
Transparencia, para permitir hacer del conocimiento público el
ejercicio del gasto estatal25”.

b. Idoneidad.
Conforme a la conclusión anterior, esta Sala debe analizar si la
restricción alegada resulta idónea para evitar que exista un poder
25Novena Época. Núm. de Registro: 166422. Instancia: Primera Sala. Tesis Aislada. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo XXX, Septiembre de 2009. Materia(s):
Constitucional. Tesis: 1a. CXLV/2009. Página: 2712

73
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

superior dentro del poder estatal y si logra la eficacia en la


administración de los recursos públicos.

Así, se estima que el hecho de que el Poder Judicial pueda dictar


mandamiento de ejecución o providencia de embargo en contra de las
instituciones, servicios y dependencias de la Administración Pública de
la Federación y de las entidades federativas, no lo coloca en un plano
de supra a subordinación frente al resto de los poderes. Lo anterior, en
el entendido de que actúa dentro de un esquema de contrapesos
encaminado a lograr un equilibrio de poderes, en el que las funciones
estatales se encuentran distribuidas de modo tal que no se erija un
ente sobre el otro, sino que actúan en un marco de frenos recíprocos.

En ese sentido, el Poder Judicial no es un órgano supremo al


que se encuentren subordinados el resto de los poderes por el hecho
de dictar mandamientos de ejecución o providencias de embargo en
contra de la administración pública, cuando se ubica y actúa en un
plano de igualdad con los particulares, pues su facultad depende de la
colaboración de las demás autoridades. Por un lado, el Poder Judicial
requiere de una ley emitida por el Legislativo que lo faculte
expresamente para dictar la orden de ejecución. Por otro lado, es
menester que el Poder Ejecutivo ejecute el mandamiento del Judicial,
como lo dispone el artículo 89, fracción XII, de la Constitución.

Por ello, el Poder Judicial no se constituye como un poder


superior con la facultad referida, máxime si se considera que no es un
órgano cuya actuación sea oficiosa, sino que ésta depende del
impulso de las partes.

De concluir lo contrario, cabría sostener similares


consideraciones de los demás poderes respecto a las atribuciones en

74
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

las que intervienen como contrapeso del Poder Judicial, lo cual resulta
contrario al orden constitucional. Así, el hecho de que el Poder
Legislativo sea el encargado de aprobar el presupuesto del Poder
Judicial no lo coloca en un plano de supra a subordinación; ni tampoco
el hecho de que el Poder Ejecutivo sea el encargado de recibir e incluir
el proyecto de presupuesto del Poder Judicial en el proyecto de
presupuesto anual de egresos lo vuelven una autoridad superior. Por
el contrario, en el ejercicio de dichas atribuciones, los poderes
cumplen con el principio constitucional de división de poderes.

Por tanto, contrario a lo referido por el Juez de Distrito, el


beneficio otorgado a las instituciones, servicios y dependencias de la
Administración Pública de la Federación y de las entidades
federativas, no es idóneo para conseguir la finalidad constitucional de
que no haya un poder superior dentro del Estado, pues al dictar un
mandamiento de ejecución o una providencia de embargo, el Poder
Judicial actúa dentro de las competencias que tiene conferidas y
depende de los demás poderes para su ejercicio pleno.

Por consiguiente, la restricción carece de idoneidad respecto a la


finalidad aducida por el Juez de Distrito, de manera que no justifica la
restricción al derecho humano de acceso a la justicia en su vertiente
de ejecución de sentencias e igualdad.

Sin embargo, la prohibición de dictar mandamiento de ejecución


o providencia de embargo en contra de la administración pública,
constituye una medida idónea para proteger la eficiencia en la
administración de los recursos públicos. Ello, en el entendido de que
los recursos públicos están destinados a cubrir los ramos establecidos
en el presupuesto anual de egresos, el cual, a su vez, es elaborado

75
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

conforme a los objetivos previstos en el Plan Nacional de Desarrollo;


de conformidad con el artículo 25 constitucional.

De esta forma, en razón que los mandamientos de ejecución y


las providencias de embargo modificarían el destino de los bienes
públicos para dirigirse a situaciones que escapan de los objetivos
previstos en el presupuesto de egresos y, consecuentemente, en el
Plan Nacional de Desarrollo; es dable concluir que la medida es
idónea para dicho fin, de modo que resulta indispensable analizar la
necesidad de dicha medida.

Lo anterior, sobre todo si se parte de la base de que los bienes


asignados a los órganos del Estado resultan, en su mayoría
necesarios e incluso indispensables para el cabal desempeño de sus
atribuciones.

c. Necesidad.
En esta etapa del examen, se debe verificar si existen otras
medidas que, siendo igualmente idóneas, resulten menos restrictivas
para los derechos humanos en cuestión. En efecto, esta Sala advierte
que la restricción en estudio no supera el examen de necesidad, toda
vez que sí existen medidas igualmente idóneas para la consecución
del fin constitucional referido, pero sin restringir en forma absoluta el
derecho humano de acceso a la justicia en su vertiente de ejecución
de sentencia y el derecho a la igualdad.

Por un lado, se estima que dicho principio no se transgrede con


el dictado de mandamientos de ejecución o providencias de embargo
en contra de bienes que no están afectos al cumplimiento de una
finalidad determinada. Lo anterior, en virtud de que respecto de dichos
bienes no se puede aducir la eficiencia a la luz del texto constitucional,

76
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

puesto que dicho calificativo, de conformidad con el diccionario de la


Real Academia Española, consiste en la capacidad de disponer de
algo para conseguir un efecto determinado26.

Ahora bien, conforme al artículo 134, los recursos públicos


deben satisfacer los objetivos a que estén destinados. Así, si existen
bienes que no están dirigidos a desempeñar una función pública
determinada, por tanto, resulta viable que se admita la posibilidad de
ejecutarlos.

En otro orden de ideas, la propia Ley Federal de Presupuesto y


Responsabilidad Hacendaria, en su artículo 47, establece que los
órganos de poder que ejerzan gasto público, deberán cubrir las
obligaciones derivadas de resoluciones definitivas emitidas por
autoridad competente con cargo a sus respectivos presupuestos. En
ese sentido, los ejecutores del gasto deben prever dichos egresos en
sus proyectos de presupuesto de egresos. En apoyo a lo anterior, el
artículo 5° de la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del
Estado, impone a los entes públicos federales la obligación de prever
partidas presupuestales por concepto de responsabilidad patrimonial.

Empero, en los casos en los que el gasto contemplado por los


ejecutores de gastos no sea suficiente, existe la posibilidad de realizar
adecuaciones presupuestarias, en los términos del artículo 57 y
siguientes de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad
Hacendaria. A la luz de lo dicho, existen las herramientas legales para
que las instituciones, servicios y dependencias de la Administración
Pública se alleguen de los recursos suficientes para solventar las
obligaciones derivadas de sentencias por responsabilidad.

26 Eficiencia Del lat. efficientia.


1. f. Capacidad de disponer de alguien o de algo para conseguir un efecto determinado.

77
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

De esa manera, en tanto que existen fondos afectos al pago de


indemnizaciones por responsabilidad, el hecho de dictar mandamiento
de ejecución o providencia de embargo en contra de ellos, no
implicaría una alteración en el destino de dichas partidas
presupuestales, salvaguardando el principio de eficiencia en el gasto
público.

Incluso, la Segunda Sala al analizar la prohibición de destinar


recursos públicos a cuestiones ajenas al presupuesto, que se
encuentra en el artículo 126 constitucional27, ha establecido que dicha
prohibición se refiere a que los órganos públicos no están facultados
para hacer pagos arbitrarios o sin base legal; claro, sin que ello
signifique que las autoridades estén impedidas para hacer efectivos
los pagos a que resulten obligadas por virtud de sentencias de la
Justicia Federal, haciendo referencia al juicio de amparo.

Igualmente, la Segunda Sala sostuvo que el presupuesto de


egresos es una ley técnicamente elaborada, que debe tener, y de
hecho tiene, suficiente elasticidad para que puedan cubrirse los
gastos que no estén directa y concretamente previstos, para tal
efecto en el presupuesto se encuentran varias partidas relativas a
adeudos de ejercicios anteriores; otras, referentes a pagos para
cumplir ejecutorias de la Suprema Corte; otras, que son partidas
globales, destinadas a cubrir deficiencias en las partidas específicas,
etcétera, y también existen partidas de ampliación automática.

Así, con independencia de la partida o de las partidas


específicas que existieran en el presupuesto para cubrir, expresa y
directamente, las autoridades responsables deben cumplir, en breve

27Artículo 126. No podrá hacerse pago alguno que no esté comprendido en el presupuesto, o
determinado por ley posterior

78
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

término y en forma íntegra, las ejecutorias de la Suprema Corte de


Justicia.

Lo anterior se apoya, en los siguientes criterios:

“TRABAJADORES AL SERVICIO DEL ESTADO. SENTENCIA DE


AMPARO. SU PLENA EJECUCIÓN CUANDO OBLIGA A
CUBRIRLES LOS SUELDOS. De acuerdo con el artículo 80 de la
Ley de Amparo, y para lograr la plena restitución en el goce de las
garantías individuales vulneradas que exige la norma que se invoca,
resulta indispensable que se cubran al promovente del juicio de
garantías todas las prestaciones que le son debidas como
remuneraciones correspondientes al puesto que desempañaba, y no
se incurre en infracción del artículo 126 constitucional, ya que ese
precepto simplemente quiere impedir que se hagan pagos arbitrarios,
o en virtud de un mero capricho de la autoridad, pues sería contrario
el régimen de instituciones de derecho, en que se basa la estructura
constitucional del país, liberar de responsabilidades jurídicas a las
autoridades administrativas, o pretender que dicho precepto de la
Carta Magna prohiba que las mismas autoridades cubran las
prestaciones pecuniarias a cuyo pago resulten obligadas por virtud
de fallos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En tales
supuestos, el órgano administrativo no sólo está facultado, sino que
está rigurosamente obligado, a acatar fielmente, en sus términos, y
dentro de un breve plazo, el contenido de la ejecutoria de amparo,
pues existen varias partidas relativas a adeudos de ejercicios
anteriores; otras, referentes a pagos para cumplir ejecutorias de la
Suprema Corte; otras, que son partidas globales, destinadas a cubrir
deficiencias en las partidas específicas, etcétera, y también existen
partidas de ampliación automática. El presupuesto de egresos es una
ley técnicamente elaborada, que debe tener, y de hecho tiene,
suficiente elasticidad para que puedan cubrirse los gastos que no
estén directa y concretamente previstos. Así pues, con
independencia de la partida o de las partidas específicas que existan
en el presupuesto para cubrir, expresa y directamente, las
erogaciones del tipo a que pertenecen las reclamadas en este
negocio, se repite, las autoridades responsables están obligadas a
cumplir, en breve término y en forma íntegra, la ejecutoria de la
Suprema Corte de Justicia28”.

“TRABAJADORES AL SERVICIO DEL ESTADO. SENTENCIA DE


AMPARO. SU PLENA EJECUCIÓN CUANDO OBLIGA A
REINSTALARLOS Y A CUBRIRLES LOS SUELDOS. Estatuyendo

28Época: Sexta Época. Registro: 265163. Instancia: Segunda Sala. Tipo de Tesis: Aislada. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación. Volumen CXXIX, Tercera Parte. Materia(s): Administrativa,
Laboral. Tesis: Página: 56

Queja 301/67. Secretario de la Defensa Nacional y otra. 28 de marzo de 1968. Cinco votos.
Ponente: Pedro Guerrero Martínez.
Queja 278/67. Subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. 11 de
marzo de 1968. Cinco votos. Ponente: Felipe Tena Ramírez.

79
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

el artículo 80 de la Ley de Amparo que el fallo protector retrotrae sus


efectos al momento en que se violaron los derechos del quejoso, y
que tendrá por consecuencia "restituir al agraviado en el pleno goce
de la garantía individual violada, restableciendo las cosas al estado
que guardaban antes de la violación", el efecto de la ejecutoria
constitucional consiste en que se le cubran al promovente del juicio
de garantías todas las prestaciones que le son debidas como
remuneraciones correspondientes al empleo que desempeñaba, y en
el cual debía ser restituido, y que esas prestaciones se le paguen
íntegramente dentro de un breve término, y no ha razón de $5000.00
cada año. De otra suerte, no se restablecerían las cosas al estado
que tenían antes de los actos violatorios, ni se restituiría plenamente
en el ejercicio y disfrute de los derechos que se violaron en su
perjuicio. No sólo el llamado "sueldo presupuestal", sino también el
"sobresueldo" y la "compensación" integran el "sueldo básico", sobre
cuyo monto total se calculan las cuotas para el pago de las diversas
aportaciones al ISSSTE, en la inteligencia de que asimismo las
tarifas del impuesto sobre la renta recaen sobre el conjunto de los
tres tipos de prestaciones (sueldo, sobresueldo y compensación), y
no únicamente sobre el denominado "sueldo presupuestal". Esta
Segunda Sala ha declarado, en diversas ejecutorias, que para todos
los efectos de la ley del ISSSTE, el sueldo básico se calcula
sumando las percepciones denominadas "sueldo presupuestal",
"sobresueldo", y "compensación". Esta Sala sostuvo también la tesis
que a continuación se transcribe: "Verdad es que el artículo 126 de
la Constitución Federal indica que 'no podrá hacerse pago
alguno que no esté comprendido en el presupuesto, o
determinado por ley posterior', pero la citada norma sólo tiene el
sentido de establecer que los órganos públicos no están
facultados para hacer pagos arbitrarios o sin base legal, y no
puede significar que las autoridades estén impedidas para
ordenar que se hagan efectivos los pagos a que resulten
obligadas por virtud de sentencias de la Justicia Federal. No es
obstáculo a lo que acaba de indicarse la circunstancia de que en el
presupuesto de egresos relativo al año de 1962, se establezca una
partida, para cubrir liquidaciones a los trabajadores al servicio del
Estado, que comprende sólo el concepto presupuestal de sueldos o
salarios, con exclusión de sobresueldos y de compensaciones, ya
que para lograr la plena restitución en el goce de las garantías
individuales, como lo exige el artículo 80 de la Ley de Amparo,
resulta indispensable que se le cubran al promovente , sin excepción
alguna, todas las cantidades debidas en atención al cargo que el
mismo quejoso desempeñaba... Debe calificarse de inadmisible y
deficiente el argumento de las autoridades inconformes, que se
apoya en la invocación de una determinada partida específica, que
se denomina de 'erogaciones adicionales; servicios generales;
liquidaciones por salarios caídos', la cual partida contiene la regla de
que, dentro del total de las prestaciones debidas al empleado
público, únicamente se cubrirá la suma de $5,000.00 como primer
abono. Se afirma que tal argumentación es deficiente desde el punto
de vista lógico, porque, además de la que invoca la autoridad
recurrente, existen varias partidas relativas a adeudos de ejercicios
anteriores; otras referentes a pagos para cumplir ejecutorias de la
Suprema Corte, otras, que son partidas globales, destinadas a cubrir

80
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

deficiencias en las partidas específicas, etcétera, y también existen


partidas de ampliación automática. El presupuesto de egresos es una
ley técnicamente elaborada, que debe tener, y de hecho tiene,
suficiente elasticidad para que puedan cubrirse los gastos que no
estén directa y concretamente previstos. Así pues, con
independencia de la partida o de las partidas específicas que existen
en el presupuesto para cubrir, expresa y directamente, las
erogaciones del tipo a que pertenecen las reclamadas en este
negocio, las autoridades responsables están obligadas a cumplir, en
breve término y en forma íntegra, la ejecutoria de la Suprema Corte
de Justicia29”.

No obstante, se puede dar el supuesto de que dichas


autoridades no tengan los recursos suficientes y sostengan una actitud
contumaz frente a las obligaciones impuestas, rehusándose a solicitar
las adecuaciones presupuestarias a que tiene derecho, para dar
cumplimiento a los fallos dictados por los jueces en los procedimientos
que intervienen como parte. En esos supuestos, se estima que
conforme lo expuesto, la entidad ejecuta un acto de autoridad, puesto
que se sitúa en un plano de supra a subordinación frente al particular.

Así, no debe pasar desapercibido que de conformidad con la


fracción II, del artículo 5º de la Ley de Amparo vigente, la autoridad
responsable es aquella que en forma unilateral y obligatoria omite un
acto que de realizarse crearía, modificaría o extinguiría dichas
situaciones jurídicas.

Así, la Segunda Sala de esta Suprema Corte se ha pronunciado


en el mismo sentido:

“AUTORIDAD PARA LOS EFECTOS DEL AMPARO. TIENE ESE


CARÁCTER UN ÓRGANO DEL ESTADO QUE AFECTA LA
ESFERA JURÍDICA DEL GOBERNADO EN RELACIONES
JURÍDICAS QUE NO SE ENTABLAN ENTRE PARTICULARES. La
29Época: Sexta Época. Registro: 807345. Instancia: Segunda Sala. Tipo de Tesis: Aislada. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación. Volumen CXXI, Tercera Parte. Materia(s): Laboral,
Administrativa. Tesis: Página: 45

Queja 199/65. Secretaría de Hacienda y Crédito Público. 26 de julio de 1967. Cinco votos.
Ponente: José Rivera Pérez Campos.

81
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

teoría general del derecho distingue entre relaciones jurídicas de


coordinación, entabladas entre particulares en materias de derecho
civil, mercantil o laboral, requiriendo de la intervención de un tribunal
ordinario con dichas competencias para dirimir las controversias que
se susciten entre las partes; de subordinación, entabladas entre
gobernantes y gobernados en materias de derecho público, donde la
voluntad del gobernante se impone directamente y de manera
unilateral sin necesidad de la actuación de un tribunal, existiendo
como límite a su actuación las garantías individuales consagradas en
la Constitución y las de supraordinación que se entablan entre
órganos del Estado. Los parámetros señalados resultan útiles para
distinguir a una autoridad para efectos del amparo ya que, en primer
lugar, no debe tratarse de un particular, sino de un órgano del
Estado que unilateralmente impone su voluntad en relaciones de
supra o subordinación, regidas por el derecho público,
afectando la esfera jurídica del gobernado.”30

En ese sentido, cuando la institución, servicio o dependencia


condenada se rehúsa a hacer las gestiones conducentes para ampliar
los flujos de efectivo en la medida necesaria para dar cumplimiento a
los fallos dictados en su contra, se afecta la esfera jurídica de aquel
que resultó vencedor en el juicio. Asimismo, dicha omisión se ejecuta
en forma unilateral y espontánea, pues no existe norma de derecho
público que obligue a la entidad a solicitar las adecuaciones
presupuestarias conducentes.

Por tanto, el amparo procede en contra de la omisión de la


autoridad de realizar las gestiones necesarias para obtener el recurso
preciso para atender al fallo dictado en su contra. En consecuencia, la
relación procesal conserva su naturaleza, pues el acto de autoridad se
ejecuta fuera del procedimiento.

En ese sentido, esta mecánica no modifica el régimen de


inembargabilidad establecido por diversas legislaciones respecto de
determinados bienes, como sucede con la Ley General de Bienes
Nacionales, la cual establece la inembargabilidad de los bienes de

30Novena Época. Núm. de Registro: 194367. Instancia: Segunda Sala. Tesis Aislada. Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. Tomo IX, Marzo de 1999. Materia(s):
Administrativa. Tesis: 2a. XXXVI/99. Página: 307.

82
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

dominio público; por otra parte, el propio Código Federal de


Procedimientos Civiles dispone un listado de bienes, atento a su
naturaleza, que no son susceptibles de embargo31; sin dejar de
advertir también que, las limitaciones al embargo de bienes públicos,
por sí, podrían derivar de alguna otra legislación federal, estatal o
municipal, que contenga disposiciones que establezcan expresamente
la inembargabilidad de determinados bienes.

Por tanto, la solución que resulta menos restrictiva al derecho


humano de acceso a la justicia en su vertiente de ejecución de
sentencias, así como el derecho a la igualdad, sería la posibilidad de
permitir que se embarguen y ejecuten los bienes que no están afectos
a un fin determinado, así como las partidas destinadas al pago de
indemnizaciones por responsabilidad y, en caso de que ello resultare
materialmente imposible, dada la contumacia de la autoridad
condenada en hacer las gestiones necesarias para allegarse de los

31 Artículo 434. No son susceptibles de embargo:


I.- Los bienes que constituyan el patrimonio de familia, desde su inscripción en el Registro Público
de la Propiedad;
II.- El lecho cotidiano, los vestidos y los muebles de uso ordinario del deudor, de su cónyuge o de
sus hijos, no siendo de lujo;
III.- Los instrumentos, aparatos y útiles necesarios para el arte u oficio a que el deudor esté
dedicado;
IV.- La maquinaria, instrumentos y animales propios para el cultivo agrícola, en cuanto fueren
necesarios para el servicio de la finca a que estén destinados, a efecto de lo cual oirá, el tribunal, el
informe de un perito nombrado por él, a no ser que se embarguen juntamente con la finca;
V.- Los libros, aparatos, instrumentos y útiles de las personas que ejerzan o se dediquen al estudio
de profesiones liberales;
VI.- Las armas y caballos que los militares en servicio activo usen, indispensables para éste,
conforme a las leyes relativas;
VII.- Los efectos, maquinaria e instrumentos propios para el fomento y giro de las negociaciones
mercantiles e industriales, en cuanto fueren necesarios para su servicio y movimiento, a efecto de
lo cual oirá el tribunal el dictamen de un perito nombrado por él; pero podrán ser intervenidos
juntamente con la negociación a que estén destinados;
VIII.- Las mieses, antes de ser cosechadas; pero sí los derechos sobre las siembras;
IX.- El derecho de usufructo, pero sí los frutos de éste;
X.- Los derechos de uso y habitación;
XI.- Los sueldos y emolumentos de los funcionarios y empleados públicos;
XII.- Las servidumbres, a no ser que se embargue el fundo a cuyo favor estén constituidas; excepto
la de aguas, que es embargable independientemente;
XIII.- La renta vitalicia, en los términos establecidos en el Código Civil;
XIV.- Los ejidos de los pueblos y la parcela individual que, en su fraccionamiento, haya
correspondido a cada ejidatario, y
XV.- Los demás bienes exceptuados por la ley.

83
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

recursos necesarios, se actualizaría un acto de autoridad para efectos


del amparo.

No obstante que se ha identificado una medida que resulta


igualmente idónea para alcanzar la finalidad constitucional de
eficiencia en el gasto público y menos restrictiva que la prohibición
absoluta, ahora debe analizarse si supera un examen de
proporcionalidad.

d. Proporcionalidad.
En esta etapa de la evaluación de la medida, la Sala debe
verificar que el grado de restricción al derecho de acceso a la justicia
no sea mayor al nivel de satisfacción del principio de eficacia en la
administración de los recursos públicos.

Por una parte, la prohibición absoluta limita los derechos


humanos de acceso a la justicia -en su vertiente de ejecución de
sentencia- e igualdad, en forma absoluta; sin embargo, en la medida
identificada, en la que el régimen excepcional es limitado, la intensidad
de la afectación disminuye notablemente.

Así, el particular que obtiene una sentencia favorable encuentra


la posibilidad de embargar y ejecutar los bienes de la autoridad
condenada, siempre que estos no estén destinados a cumplir un fin
determinado o su objeto sea precisamente el pago de las
responsabilidades en que incurra la autoridad. De esta forma, el
principio de eficiencia en la administración de los recursos públicos se
satisface en un grado alto, puesto que la autoridad tiene los
mecanismos legales para allegarse de recursos necesario para el
cumplimiento de las obligaciones derivadas de su responsabilidad y,

84
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

en el caso de que no lo hagan, se actualiza la vía del amparo para que


el particular impugne su ilegítimo actuar.

Por lo anteriormente expuesto, esta Sala estima que la porción


normativa del artículo 4º del Código Federal de Procedimientos Civiles,
relativa a la prohibición absoluta de dictar un mandamiento de
ejecución o una providencia de embargo en contra de la
administración pública es inconstitucional, por resultar violatoria a los
derechos humanos de acceso a la justicia -en su vertiente de
ejecución de sentencias- e igualdad, lo cual quedó demostrado con el
examen de proporcionalidad realizado.

A mayor abundamiento, en julio de mil novecientos noventa y


ocho, el Tribunal Constitucional Español llegó a la similar conclusión al
resolver la sentencia 166/1998, respecto a la constitucional del artículo
154.2, de la Ley 39/1988, de 28 de diciembre, Reguladora de las
Haciendas Locales; esto, en lo relativo a la inembargabilidad general
de los bienes de la hacienda local, como se aprecia en su texto:

“1. Las obligaciones de pago solo serán exigibles de la hacienda


local cuando resulten de la ejecución de sus respectivos
presupuestos, con los limites señalados en el artículo anterior, o de
sentencia judicial firme.
2. Los tribunales, jueces y autoridades administrativas no
podrán despachar mandamientos de ejecución ni dictar
providencias de embargo contra los derechos, fondos, valores y
bienes en general de la hacienda local ni exigir fianzas,
depósitos y cauciones a las entidades locales.
3. El cumplimiento de las resoluciones judiciales que determinen
obligaciones a cargo de las entidades locales o de sus organismos
autónomos corresponderá exclusivamente a las mismas, sin perjuicio
de las facultades de suspensión o inejecución de sentencias
previstas en las leyes.
4. La autoridad administrativa encargada de la ejecución acordara el
pago en la forma y con los límites del respectivo presupuesto. Si para
el pago fuere necesario un crédito extraordinario o un suplemento de
crédito, deberá solicitarse del pleno uno u otro dentro de los tres
meses siguientes al día de notificación de la resolución judicial.
5. No podrán adquirirse compromisos de gastos por cuantía superior
al importe de los créditos autorizados en los estados de gastos,

85
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

siendo nulos de pleno derecho los acuerdos, resoluciones y actos


administrativos que infrinjan la expresada norma, sin perjuicio de las
responsabilidades a que haya lugar.”

Se advierte que dicho artículo, al igual que el 4º del Código


Federal de Procedimientos Civiles, impide que las autoridades
jurisdiccionales dicten mandamientos de ejecución ni providencias de
embargo en contra del patrimonio público local en general. Sin
embargo, a diferencia de la legislación mexicana, la referida no prevé
la excepción para el caso del patrimonio público federal, lo cual no es
óbice para que los argumentos del Tribunal Constitucional para
declarar la inconstitucionalidad de la excepción aludida, abonen a la
conclusión de éste Máximo Tribunal.

Al resolver la controversia citada, el Tribunal Constitucional


Español sostuvo su conclusión en las siguientes consideraciones:
 Si bien, la inembargabilidad de algunos bienes y fondos
públicos se puede justificar en atención a su destino, que
es la satisfacción de intereses y finalidades públicos, ello
no se puede sostener respecto de todos los bienes que
integran la hacienda local, entendida como los ingresos y el
gasto público de un determinado ente público.
 Lo anterior, dado que la Constitución Española sólo
protege mediante la nota de la inembargabilidad
determinados bienes de los Entes públicos con exclusión
de otros.
 Por tanto, la inembargabilidad establecida en el art. 154.2
L.H.L., en la medida en que se extiende a "los bienes en
general de la Hacienda local" y comprende los bienes
patrimoniales no afectados materialmente a un uso o
servicio público, no puede considerarse razonable desde la
perspectiva del derecho a la ejecución de las resoluciones

86
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

judiciales firmes que el art. 24.1 C.E. reconoce y garantiza.


Pues no está justificada en atención al principio de eficacia
de la Administración Pública ni con base en el de la
continuidad en la prestación de los servicios públicos. Ni
tampoco puede considerarse proporcionada en atención a
la generalidad con que se ha configurado este obstáculo o
limitación al ejercicio del derecho fundamental a la tutela
judicial efectiva, excediendo así notoriamente las
finalidades que la justifican.
 Dicha conclusión no se modifica en atención a aquellos
bienes que están sujetos a una legislación especial, como,
entre otros, los inmuebles afectos al Patrimonio municipal
del suelo, los montes vecinales en mano común, bienes de
notable valor histórico, artístico, arqueológico, científico,
técnico o cultural.

De las consideraciones del Tribunal Constitucional Español se


advierte que arribó a conclusiones similares a las de esta Primera Sala
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en el sentido de dejar a
salvo el régimen de inembargabilidad únicamente respecto de bienes
determinados, con la finalidad de procurar el cumplimiento del principio
de eficiencia en la administración delos recursos públicos, así como el
respeto al derecho humano de acceso a la justicia.

En consecuencia, lo procedente es en la materia de la revisión


conceder el amparo solicitado para el efecto de que se desincorpore
de la esfera jurídica de la quejosa la norma declarada inconstitucional,
misma que no deberá ser aplicada en su perjuicio ni en el presente ni
en el futuro; y en consecuencia, el Juez Quinto de Distrito en Materia
Civil del Estado de Jalisco, deje insubsistente el acto de aplicación
consistente en la negativa de dictar mandamiento de ejecución en

87
AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

contra de la Comisión Federal de Electricidad y, emita otro, en la cual


prescinda de aplicar el artículo 4º, primer párrafo, del Código Federal
de Procedimientos Civiles, en lo relativo a la imposibilidad de dictar
mandamiento de ejecución o providencia de embargo en contra de las
instituciones, servicios y dependencias de la Administración Pública de
la Federación y de las entidades federativas, ajustándose a los
parámetros establecidos en el presente considerando.

Lo anterior en términos de la siguiente jurisprudencia P./J.


112/99 de rubro: “AMPARO CONTRA LEYES. SUS EFECTOS SON
LOS DE PROTEGER AL QUEJOSO CONTRA SU APLICACIÓN
PRESENTE Y FUTURA32”.

Por lo anteriormente expuesto y fundado, se resuelve:

32 De texto: “El principio de relatividad de los efectos de la sentencia de amparo establecido en los
artículos 107, fracción II, constitucional y 76 de la Ley de Amparo, debe interpretarse en el sentido
de que la sentencia que otorgue el amparo tiene un alcance relativo en la medida en que sólo se
limitará a proteger al quejoso que haya promovido el juicio de amparo. Sin embargo, este principio
no puede entenderse al grado de considerar que una sentencia que otorgue el amparo contra una
ley sólo protegerá al quejoso respecto del acto de aplicación que de la misma se haya reclamado
en el juicio, pues ello atentaría contra la naturaleza y finalidad del amparo contra leyes. Los efectos
de una sentencia que otorgue el amparo al quejoso contra una ley que fue señalada como acto
reclamado son los de protegerlo no sólo contra actos de aplicación que también haya impugnado,
ya que la declaración de amparo tiene consecuencias jurídicas en relación con los actos de
aplicación futuros, lo que significa que la ley ya no podrá válidamente ser aplicada al peticionario
de garantías que obtuvo la protección constitucional que solicitó, pues su aplicación por parte de la
autoridad implicaría la violación a la sentencia de amparo que declaró la inconstitucionalidad de la
ley respectiva en relación con el quejoso; por el contrario, si el amparo le fuera negado por
estimarse que la ley es constitucional, sólo podría combatir los futuros actos de aplicación de la
misma por los vicios propios de que adolecieran. El principio de relatividad que sólo se limita a
proteger al quejoso, deriva de la interpretación relacionada de diversas disposiciones de la Ley de
Amparo como son los artículos 11 y 116, fracción III, que permiten concluir que en un amparo
contra leyes, el Congreso de la Unión tiene el carácter de autoridad responsable y la ley
impugnada constituye en sí el acto reclamado, por lo que la sentencia que se pronuncie debe
resolver sobre la constitucionalidad de este acto en sí mismo considerado; asimismo, los artículos
76 bis, fracción I, y 156, que expresamente hablan de leyes declaradas inconstitucionales por la
jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; y, finalmente, el artículo 22, fracción I,
conforme al cual una ley puede ser impugnada en amparo como autoaplicativa si desde que entra
en vigor ocasiona perjuicios al particular, lo que permite concluir que al no existir en esta hipótesis
acto concreto de aplicación de la ley reclamada, la declaración de inconstitucionalidad que en su
caso proceda, se refiere a la ley en sí misma considerada, con los mismos efectos antes
precisados que impiden válidamente su aplicación futura en perjuicio del quejoso.
Consecuentemente, los efectos de una sentencia que otorga la protección constitucional al
peticionario de garantías en un juicio de amparo contra leyes, de acuerdo con el principio de
relatividad, son los de proteger exclusivamente al quejoso, pero no sólo contra el acto de aplicación
con motivo del cual se haya reclamado la ley, si se impugnó como heteroaplicativa, sino también
como en las leyes autoaplicativas, la de ampararlo para que esa ley no le sea aplicada válidamente
al particular en el futuro.” Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo
X, Noviembre de 1999, página 19, registro IUS: 192846.

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AMPARO EN REVISIÓN 1015/2017

PRIMERO. En la materia de la revisión se revoca la sentencia


recurrida.

SEGUNDO. La Justicia de la Unión ampara y protege a Jorge de


Jesús Zermeño Navarro, en contra del artículo 4º del Código Federal
de Procedimientos Civiles, en los términos precisados en el último
considerando de esta ejecutoria.

Notifíquese; con testimonio de esta resolución vuelvan los autos


al lugar de origen y, en su oportunidad archívese el expediente como
asunto concluido.

En términos de lo dispuesto por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en su sesión


del veinticuatro de abril de dos mil siete, y conforme a lo previsto en los artículos 3, fracción II, 13,
14 y 18 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, así
como en el segundo párrafo del artículo 9º del Reglamento de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, en esta versión pública se suprima la información
considerada legalmente como reservada o confidencial que encuadra en esos supuestos
normativos.

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