Capitulo 1 - Transaccion

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I.

CAPITULO

LA TRANSACCION

1. Concepto

La Real Academia de la Lengua Española define a la transacción como “una acción y

efecto de transigir” (Española, 1984, pág. 1330), y por extensión, trato, convenio, negocio.

Transigir se define como un consentir en parte con lo que no se cree justo, razonable o

verdadero, a fin de llegar a un ajuste o concordia, evitar algún mal, o por mero espíritu de

condescendencia. También como ajustar algún punto dudoso o litigioso, conviniendo las

partes voluntariamente en algún medio que componga y parta la diferencia de la disputa.

Según, (Cabanellas, 1982, págs. 163-165) quien define a la “transacción, en su primer

significado, como una concesión que se hace al adversario, a fin de concluir una disputa,

causa o conflicto, aun estando cierto de la razón o justicia propia”.

Para (Barandarian, 1944) expresa: “La transacción debe versar sobre algún punto dudoso o

litigioso”. Esto es lo característico de la institución. Dudoso, o sea, controvertible,

susceptible de originar un litigio que se previene. Litigioso, o sea, ya sometido a instancia

judicial, a pleito, al que se pone término.

Para (Cornejo): Lo esencial en este caso está en que los conflictos de dos intereses

privados se sustraen del arbitraje judicial y se decide por la propia voluntad de las partes

mediante negocio que llevan a cabo espontáneamente. “La transacción viene a ser, así, no

una forma de alcanzar la ejecución forzosa de la obligación, sino un recurso voluntario y

privado para poner término a una relación jurídica cuyos aspectos dudosos se deciden por

los propios interesados, según sus conveniencias”.


Ciertamente, su colocación sistemática no es la mejor, pues la transacción es un medio de

resolución de conflictos de intereses que no necesariamente se han originado en una

relación jurídica obligatoria. Sobre este punto (Ameal & Cabina, 1990)señalan que: Esta

figura debiera ser incluida en un tópico final de la sección de los actos jurídicos.

Es por ello que los profesores (Parodi, Castillo Freyre y Osterling, pág. 68) señalan que la

transacción “es un acto jurídico, puesto que constituye una manifestación de voluntad

destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones jurídicas, pero, asimismo,

puede ser un contrato al versar sobre relaciones jurídicas patrimoniales (puesto que los

derechos extramatrimoniales son intransigibles), por lo que ambos conceptos no resultan

ser excluyentes sino complementario.”

De la misma línea de pensamiento es el autor (Fernandez): “La transacción no tiene por fin

conferir a los partes nuevos derechos, sino únicamente reconocer los que tienen o

pretenden tener sin violación de la ley…”

2. Naturaleza Jurídica:

Respecto a la naturaleza jurídica de la transacción, existen tres posiciones que intentan

explicarla en función del ángulo desde el que la enfocan. Una primera considera que es un

contrato o una convención; una segunda estima que se trata de un acto jurídico bilateral; y

una tercera, a la que se adhiere el Código Civil peruano de 1984, la ubica como un medio

extintivo de obligaciones.

3. Importancia:

Según (Parodi, Castillo Freyre y Osterling, págs. 444, 446 y 451), la importancia de la

transacción es enorme, puesto que no sólo se trata de un medio extintivo de obligaciones,


sino que comprende aspectos particulares que la delimitan como una de las figuras más

ricas y complejas de nuestro ordenamiento jurídico. Su utilidad, por otra parte, ha venido

siendo asumida por la sociedad en general, ya que las personas suelen recurrir a la

transacción para solucionar sus controversias.

La transacción en materia procesal no solo ayuda a las partes a solucionar sus diferencias

en un juicio, sino también en un arbitraje al cual no hubieran podido recurrir, justamente en

la búsqueda de obtener justicia de un modo más expeditivo, Sin embargo, los gastos

incurren las partes no distan mucho en uno y otro caso, ya que por general tanto los

honorarios profesionales de los árbitros miembros del tribunal arbitral como los gastos

administrativos de la entidad encargada de organizar y supervisar el arbitraje, son

considerables.

Asimismo, en términos generales, la transacción constituye un componente altamente

relevante en la vida diaria de los seres humanos, entendido en un sentido que excede la

acepción estrictamente jurídica de la palabra. La cotidianeidad en términos sociales implica

que cada uno de nosotros transija permanentemente, al tolerar conductas o

comportamientos de aquellas personas que nos rodean o con quienes tenemos que tratar o

convivir. Siendo el hombre un ser básicamente social, no hacerlo lo obligaría a recluirse en

una especie de voluntario ostracismo.

El propósito del legislador de 1984 de robustecer la transacción, dándole un tratamiento

detallado, ha sido facilitar a las partes un medio adecuado para solucionar sus diferencias, es

decir, que la transacción constituya uno de los mecanismos ágiles de solución de conflictos

sin la intervención de los tribunales de justicia. Por medio de la transacción las partes, se
dictan su propia sentencia, ahorrándose los costos (de toda índole) que implica un proceso.

Atendiendo a estas razones de celeridad, economía y eficiencia, el actual código amplió el

ámbito de la transacción, y de esta forma se ha abierto la posibilidad para que las partes

resuelvan sus diferencias, siendo lo más resaltante el que puedan comprender en la

transacción a todas sus relaciones jurídicas, sean o no extrañas a la controversia y aun

cuando fueren pacíficas. Cabe destacar que se ha otorgado mérito ejecutivo a la transacción

celebrada fuera de juicio.

Un aspecto primordial lo constituye el hecho de que la ley peruana no admite la lesión en la

transacción, en caso que hubiese desproporción entre las concesiones reciprocas,

puesto que no se exige que las mutuas concesiones sean equivalentes. De esta forma se

impide que lo perseguido con esta figura (evitar que un juicio se promueva o prosiga) se

pierda por la vía de la lesión, ocasionando a la larga mayores inversiones en tiempo y

dinero, y obstaculizando que se cumpla el cometido de la transacción. Según el

razonamiento del legislador peruano, admitir la lesión en estos casos importaría reabrir un

debate judicial sobre la cuantía de las concesiones mutuas que se hicieran las partes para

arribar a la transacción. Sin embargo, tal como se verá más adelante, hay lugar a abrir una

discusión sobre los alcances y pertinencia de la prohibición a que estamos haciendo

referencia.

Interpretación: En mi opinión, la importancia de la transacción es enorme, ya que se

extiende, como hemos señalado, a todas las esferas privadas cotidianas, comerciales y

hasta al Derecho Internacional, pues los tratados y acuerdos internacionales (en particular

los de paz) son verdaderas transacciones en las que los países, luego de delinear los

intereses comunes y determinar los asuntos en conflicto, abandonan o suavizan sus


posiciones originales y realizan concesiones recíprocas, y así solucionan sus discrepancias.

4. Objeto:

Solamente los conflictos de intereses relativos a derechos patrimoniales disponibles son

susceptibles de transacción. Los conflictos relativos a derechos extramatrimoniales por ser

éstos inalienables no pueden ser objeto de transacción. No podría transigirse sobre el

estado civil de una persona o sobre las relaciones familiares. En términos generales, todo

aquello que esté fuera del comercio de los hombres queda excluido de la transacción. Esta

es la regla contenida en el artículo 1305 del CC.

4.1. La responsabilidad civil puede ser objeto de transacción.

Sí se puede transigir sobre la responsabilidad civil proveniente de hecho delictuoso.

Así lo dispone el artículo 1306 del CC. Del delito surgen dos consecuencias: una de

interés público y que es de índole penal; y otra, de interés privado, que es de índole

civil. No existe objeción para que las partes valúen el daño acarreado a la víctima y

establezcan la mejor forma de resarcirlo. Lo que no podrán hacer en ningún caso es

negociar ni menos transar sobre la responsabilidad penal.

A este respecto, comenta (Angel, 1939): “Admitir la posibilidad de la transacción

acerca de la responsabilidad civil derivada del delito, equivale únicamente a permitir

que la propia víctima avalúe el daño que ha sufrido”, apoyándose esta solución en dos

consideraciones:

 Que poniendo en manos del propio interesado la valuación del daño a cuya

indemnización tiene derecho, no se contraría ningún principio esencial del


derecho penal, ni se afecta la naturaleza y fines de la acción pública.

 Que se hace más expeditiva la reparación del perjuicio atemperando su estimación

y pago a las circunstancias del agente y de la víctima, evitando de paso, los

forcejeos y chicanas a que se recurre frecuentemente para eludir la

indemnización, viendo en ella una amenaza al patrimonio del responsable.

5. Requisitos:

Para que exista transacción se requiere de la concurrencia de los siguientes

requisitos:

a) Una relación jurídica litigiosa preexistente. Así señala que el presupuesto necesario

para poder transigir es la existencia de una situación de litigio manifestada al exterior

mediante la pretensión (material) de una parte y la oposición de la otra (generada por

un conflicto de intereses).

b) La intención de las partes de componer el conflicto (animus transigendi).

c) Las recíprocas concesiones de las partes (aliquid datum, aliquid retentum). La

verdadera esencia de la transacción, que la diferencia de otras figuras que también

tienden a resolver un conflicto de intereses, está en las concesiones recíprocas que se

hacen las partes, con la finalidad de resolver su conflicto. La existencia de las

concesiones recíprocas debe medirse en función de lo que una parte pretendía tener

derecho respecto de la otra, y, a su vez de lo que ésta le negaba a aquella, de tal

forma que como resultado de la transacción una parte obtenga menores ventajas de

las que pretendía tener derecho y mayores de aquellas que la otra parte estaba

dispuesta a reconocerle. Así, por ejem., si A pretendía que B le pague la suma de

100, y B negaba la existencia del crédito, el acuerdo llegado entre las partes será
transacción, si el conflicto es resuelto en el sentido que B le pague a A la suma de

50. A, con ello, esta renunciando a pretender la otra mitad, y B esta renunciando su

pretencion de no hacer nada, Cabe anotar que las reciprocas conceciones que se

hacen las partes no deben necesariamente tener valor económico idéntico o

equivalente. Como señala (Ballasteros, 1964)los recíprocos sacrificios, no deben

llevarnos a la creencia de que tiene que existir una equivalencia en los mismos, una

proporción suficiente, de la misma forma que la reciprocidad en las prestaciones en

una compra y venta, por ejemplo, no implica en nuestro sistema operativo,

equivalencia objetiva entre ellas.

d) Que haya acuerdo de voluntades.

e) Que por estas concesiones se extingan obligaciones litigiosas o dudosas. Obligación

litigiosa es la que está sujeta a juicio; no tan preciso es el concepto de obligación

dudosa. Debe considerarse tal toda obligación sobre cuya legitimidad y exigibilidad

exista duda en el espíritu de las partes, quizá profanas en Derecho, aunque ella

no fuera posible entre peritos o

especialistas. Se trata, pues, de una duda subjetiva, no objetiva. La duda puede

resultar no solamente de la incertidumbre acerca de la legitimidad

misma del pretendido crédito, sino también de la dificultad para probar el título de la

deuda, el monto de los daños sufridos, etcétera. Solamente no podrían transarse

aquellas obligaciones cuya existencia y monto no son discutidos por el deudor.

6. Capacidad:

Para poder transar se necesita que las partes tengan capacidad para ello. Según De

Diego, sólo podrán transigir los que tengan capacidad para contratar y para disponer de
la parte de derecho que se sacrifica en el convenio.

La transacción, señala (Pelaez, 1987, pág. 169), versa sobre un objeto concreto; cuando

las partes deciden eliminar su controversia acudiendo a esta figura adquieren

obligaciones recíprocas incluyéndose en ellas, siempre, la disposición que hacen de los

derechos en conflicto en conflicto de lo contrario la controversia peniviría y, en ocasiones,

otros elementos ajenos al objeto (debiendo tener con respecto a ellos la capacidad

necesaria para obligarse o disponer tal y como se convenga).

¿Quién puede transigir? Ciertamente solo aquel que puede disponer de los objetos

materia de transacción. Entonces, la persona que tiene plena capacidad sobre los bienes

comprendidos en la transacción es quien está en aptitud de realizar los actos de disposición

correspondientes.

Esta capacidad se traduce en la facultad para desprenderse, gravar, limitar o modificar

los derechos comprendidos en la transacción. Ya hemos manifestado que la transacción

es un acto complejo, pues comprende concesiones recíprocas de diversa y variada índole

(en cada una de las cuales puede haber un desprendimiento, una renuncia, o una

limitación a un derecho), por lo que se deberá analizar la capacidad en función del acto

en sí mismo, así como en torno a los bienes que la transacción comprende respecto a los

cuales se harán concesiones (es decir, enajenaciones). Entonces la capacidad de

disposición de los bienes comprendidos en la transacción se refiere a cada uno de ellos

en forma individual y autónoma, siendo la transacción ineficaz si una de las partes no

podía disponer de alguno de dichos bienes.

Comentario:
Las personas que puede transigir son aquellas que tienen capacidad plena sobre los

bienes que se van a tomar en cuenta en la transacción. No debemos confundir este tipo

de capacidad con la de goce y ejercicio de los incapaces. En cuanto a la posibilidad de

los incapaces de realizar transacciones, éstos y los ausentes podrán transigir por medio de

sus representantes, con aprobación del juez (artículo 1307 del Código Civil peruano).

7. Clases de transacción:

7.1. Según si se realiza dentro o fuera del litigio.

 Transacción judicial: Se tratará de una transacción judicial en el cas que se


llegue a un acuerdo para poner fin a un litigio (que, como hemos visto, podría
ser judicial o arbitral) ya existente.

 Transacción extrajudicial: Contrario sensu, será cuando se produzca respecto


de un asusto que no es materia de una controversia judicial o arbitral, evitando
que se promueva un litigio sobre el asunto acerca del cual se transige.

7.2. Según su magnitud.


 Transacción total. Es muy extendida la noción de que la transacción tiene que ser

total, entendiendo por esto último que las partes con la transacción solucionan

íntegramente la controversia que les atañe.

 Transacción parcial. Decíamos que la generalidad de autores y de ejemplos que

se citan en doctrina llevan implícita la existencia de una transacción total, pues en

ningún momento se menciona la posibilidad de que con posterioridad a

haberse celebrado el acto transaccional subsista alguno de los problemas de

origen. Sin embargo, el tema de la transacción parcial no puede ser apreciado de

manera expresa en ninguna de las normas que sobre el particular contiene el


Código Civil peruano (artículos 1302 a 1312). Ello no significa, empero, que la

figura no resulte factible en los planos teórico y práctico, ya que entendemos por

transacción parcial a aquella que pone término a alguno o a algunos de los

aspectos del problema o controversia existente entre las partes. Por consiguiente,

nada impide que las complejas relaciones obligacionales en que se encuentran

involucradas las partes, se solucionen, vía transacción, parcialmente, quedando las

no resueltas sujetas a decisiones jurisdiccionales o arbitrales o, inclusive, a futuras

negociaciones de las partes. Y ello obedece, como lo hemos manifestado

en forma reiterada, a que al Derecho y a la sociedad en su conjunto les interesa

que en su seno exista la menor cantidad de problemas o conflictos entre las

partes, propiciando una vida armónica. Claro está que lo ideal para el Derecho

sería que las partes solucionarán la integridad de los temas controvertidos, pero

igualmente a la sociedad le interesa que las partes pongan fin a sus problemas

(aunque sea de manera parcial), frente a la posibilidad de que dichos problemas

subsistan en toda su magnitud.

7.3. Transacción meramente extintiva de obligaciones o como acto complejo.

 Transacción como acto meramente extintivo de obligaciones. La transacción

podría circunscribirse a ser un acto exclusivamente extintivo de obligaciones,

por el que las partes pongan fin a su controversia, sin dar nacimiento a ninguna

otra relación jurídica. En este caso la transacción sería un típico medio extintivo

de obligaciones.

 La transacción como acto complejo. Pero, como también ha sido expresado, la

transacción puede implicar la creación, regulación, modificación o extinción de

nuevas obligaciones o de obligaciones distintas a la materia de controversia. En


la medida que del acto transaccional se deduzca la creación de nuevas

obligaciones, estaremos en presencia de una transacción no solo extintiva, sino

que representará un acto complejo.

7.Transacción derivada de concesiones recíprocas, en estricto, y transacción

para cuyo acuerdo las partes se sirven de la suerte.

 Transacción derivada de concesiones recíprocas, en estricto. Este caso se

refiere a la transacción propiamente dicha.

 Transacción para cuyo acuerdo las partes se sirven de la suerte.

Conforme a lo dispuesto por el artículo 1311 del Código Civil

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