FUTORANSKY, Luisa-Poemas

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LUISA FUTORANSKY (Ciudad de Buenos Aires, 5 de Enero de 1939) poeta y novelista, es una de las

grandes voces de la poesía argentina entre el siglo XX y el XXI: desde 1963 ha publicado una veintena de
poemarios y cinco novelas; ha sido galardonada en diferentes países: Premio Internacional de Poesía
Carmen Conde (España) en 1984, título de Chevalier des Arts et Lettres (Francia) en 1990, Beca Gu-
ggenheim (EE. UU) en 1991, Premio de poesía del Fondo Nacional de las Artes de Argentina en el 2002, y
por dos veces Beca del Centre National des Lettres (Francia): en 1993 y 2010; y hay traducciones de
obras suyas al inglés, francés y alemán. Viajera y residente itinerante por Europa y Lejano Oriente, reside
desde 1981 en París. En la obra de Futoransky, que habla español, francés, inglés, italiano y hebreo, se
concita un conjunto increíblemente rico de referencias culturales inspiradas en sus experiencias en Amé -
rica Latina, Europa y el Lejano Oriente. Es invitada regularmente a dar conferencias en Universidades de
Argentina, Estados Unidos, Francia y España.
Estudió música en el "Conservatorio Municipal de Buenos Aires" de 1953 a 1961; y, de 1965 a 1968,
poesía anglosajona contemporánea y antigua con Jorge Luis Borges en la Facultad de Letras de la Univer-
sidad de Buenos Aires; aunque por imposición familiar se graduó en Derecho. En 1971 asistió al famoso
International Writing Program de la Universidad de Iowa (EE.UU); luego residió en España e Italia, viajó
por otros países y residió en China y Japón antes de instalarse en París: en Italia, estudió poesía contem-
poránea en la Universidad de Roma y en la Academia Chighiana de Siena; en China trabajó para Radio
Pekín; y en Japón fue periodista del servicio en español de la NHK y profesora de música en la Universi -
dad de música de Mushasino (Tokio); y en Francia trabajó en el Centro Georges Pompidou de arte mo-
derno y fue redactora de la agencia de noticias France Presse. Además ha colaborado en medios de pren-
sa de diversos países: Ars, L'Ane, Página/12, Clarín, El Correo de la Unesco, World Fiction, Hispamérica y
Basel Zeitung; asimismo, ha hecho trabajos para Radio France, el Ministerio de Cultura Francés y Radio
Euskadi de España.
Entre sus poemarios cabe citar: su debut Trago Fuerte (1963), El corazón de los lugares (1964), Babel,
Babel (1968), Lo regado por lo seco (1972), En nombre de los vientos (España, 1976), Partir, digo (España,
1982), El diván de la puerta dorada (España, 1984), La sanguina (España, 1987), Cortezas y fulgores (Es-
paña, 1997), París, desvelos y quebrantos (EE.UU., 2000), Antología Poética (Premio Fondo Nacional de
las Artes, Buenos Aires, 2002), Inclinaciones (Buenos Aires, 2006), Seqüana Barrosa (España, 2007), Orti-
gas (Buenos Aires, 2011), Pintura rupestre (Buenos Aires, 2014) Marchar de Día (Buenos Aires, 2017), Los
años argentinos, primer volumen de su poesía completa (Buenos Aires, 2019) y Humus…humus (Buenos
Aires, 2020).

Por último, en colaboración con Marta Teitelbaum ha traducido y editado la antología Poesía contempo-
ránea en lengua hebrea (Madrid, 2012).

POEMAS

De El corazón de los lugares (1964):

EL GIGANTE

1 [capitales
y en donde el hombre es un pequeño ser
Inmensa tierra agobiado por su propio peso.
en que la impunidad nombra los pecados Ángulo obtuso de la fuerza.

1
Ángulo agudo de la ingenuidad. Oxum
En la impericia de nombrarte, Cotoarg
en la primaria zona de la demencia, Quetzatcoatl
con el color que nos abruma Tepeu
y la niebla que nos rige; Ah Raxa Lac
con el tenaz amor de los desposeídos, Ah Raxa Tzel
empiezo a hablarte de por vida, y tantos otros,
tierra de nadie abierta a todas las explosiones se empeñan en la liberación del gigante.
dame la voz oh, América! La fortaleza de los ángeles castiga sus in-
[tentos.
2 Las sucesivas invasiones y conquistas de
[nuestras tierras
Tierra que aún guardas la ventaja son el resultado irreversible de su poderío.
de no conocernos.
Uno tiende su cabeza, 4
levanta sus brazos.
Tú, En esta hora de aflicción sorprendo
impasible, confundida en sus cloacas fronterizas
no delatas. el limitado vientre ciudadano:
Tierra igual a otras palpo la traición.
nos enseñaste a confiar en la sonrisa pronta; Luego, me falta voz
por eso vamos inermes, para sobrevivir en los convites
con el hábito ingenuo, y hablar de la buena tierra de promesas.
espiando en las llagas de los ojos Arropada en la sucia sábana de pesadumbre
la impudicia de crueldades forasteras. pienso en mí
En una palabra: (me refiero a los que amo).
lentamente gastados, Hay veces en que el gigante siente una can-
y sufriendo. [sada piedad
y seca alguna lágrima que le importuna.
3
5
El ángel de la muerte
el ángel de la vida Fue preciso habitar en las treguas de la mi-
regentean sus dominios. [seria
Hay un gigante atado a sus deseos, cercenando voces que requieren sitio.
y los niños que caminan por su cuerpo Las arcas se ofrecen, paso revista al feudo:
suelen ahogarse. aceites macilentos, ritos olvidados, alguna
El gigante ha narrado a los elegidos [moneda.
verídicas historias para que alguien Trastos raídos de la historia común.
cercano a la demencia Tierra de América, gigante de yeso que
profetice a los adeptos. [tiembla
Iemanjá y no sabe guardarnos.

2
De Babel Babel (1968):

NUEVO BARCO EBRIO

Bajel, cuando llegue la mañana


serás alguien experto ya en la desolación de los naufragios
y la tierra habrá bebido tu inocencia:
la playa donde arribes te tiene reservado
el más cruel de los desiertos
y el más infernal de los silencios;
no vuelvas tu cabeza
porque es en vano que pretendas ayudar
al que a sus espaldas ya emprendió la estéril travesía.

LLANOS DEL SUR


A Kity y Ricardo Futoransky, entrañables

los calmos bergantines las flores más sangrientas los lienzos de la discordia los panes del milagro
adjetivos y ritos profusamente iluminados
por la luz mala y fosforescente de lo corrupto
se yerguen de la llanura atrás del acero oxidado de sus armaduras
allí donde el ganado abona el suelo
pero las simientes olvidan crecer
extensión de la condena soledad es tu nombre
repiten las aves que graznan augurios
el sol no tiene prisa en tu calvicie
los vientos fatigados se detienen a contemplarse en tus riachos
pampa de la desesperanza
sólo tu feroz tenacidad hace que entres
por la puerta grande de la tragedia
—————————————————————————
llano enrojecido
llano del atardecer donde la palabra descubre el secreto
y los pájaros enloquecen de temor
hora en que los elementos son un haz vandálico
un estremecimiento prolongado en el espinazo de los vivos
hora en que los hechiceros soplan las narices de las enfermos
pero no logran felices resultados
hora en que la lejanía y la vecindad de los estrechos
confunde aguas y tierras
3
únete viento
ven basilisco que es tu turno
huye unicornio por las altas gramíneas
refúgiate en los tapices de las damas
que ya las maderas del presagio
arden en razones de cuidado
y el silencio es un enigma que no predice
un solo día venturoso
—————————————————————————
Entre la cima y el valle
el menor esfuerzo, nada agotador
nada que turbe la indiferencia de las tierras llanas
ciudad cuyo medio propicio es la humedad
pulpo extendido, ambiguo y perezoso
tu abrazo es el ahogo febril que impones a los otros
ansiosa ciudad gris
a la que es necesario ganar palmo a palmo la alegría
ciudad de artilugios y espejismos
con su poder agazapado en las tinieblas
contigo los pactos de honor
están destinados al fracaso
ciudad perdida en estéril oratoria
y en la retórica infernal de los posesos
predispuesta de antemano a la condena
cuando las algas se adueñen de tu estridencia
y el limo se solace en tus bodegas
cuando te sumerjas en la noche sin espejos
¿quién tendrá piedad por tu arrogancia?
cuando los peces retiren sus ovas
de los recovecos de tus construcciones
otra vez un ingenuo, un loco, un guerrero
un fanático, un ambicioso, o todos ellos juntos
o alguien con todos y más de estos defectos y virtudes
erigirá un fortín en el desierto
y te llamará de alguna nueva o vieja manera
buenos aires

De Lo regado por lo seco (1972):

ALEVOSO HOMENAJE A LA MEMORIA

La memoria, supuesta hechicera,


4
supuesta equilibrista ciega;
una de esas viejas a las que nuestro ardor puede inventar
un pasado
(quiere decir fugas, alucinaciones, amistades peligrosas,
extrañas complicidades, amores y viajes al silencio)
trae sin orden a esta pobre mesa de un ínfimo arrabal del mundo,
los hallazgos de su propio estupor

(la vieja podría exhibir una cinta roja roída por los dientecitos del zar de todas las rusias, un fras-
quito de sales de catalina de médicis, cuatro plumas del casco de moctezuma y regalarte una me-
dallita de plástico con la imagen de un elefante, con la trompa para arriba, por supuesto, una de
las ciento que lleva encima porque estás en la ciencia y hará un trabajo para que tengas salud,
dinero y amor y creerás como un inocente en sus farfulladas oraciones y santiguamientos)

de la mesa se yergue la orquesta de señoritas que viste una vez al entreabrir la puerta hace quince
años del modern saloon donde una mujer vagamente rubia dirigía el conjunto sobre una tarima de
maderas gastadas y hoy vuelve a la ficción de la vida casi sin motivos que lo justifiquen, insolen-
temente asomada a tu tiempo, mientras discurres sin excesivo entusiasmo en tanto un concierto
de crímenes, atrocidades, pequeños regocijos y misterios más allá de tu posibilidad de entendi-
miento te ciñen la voz y agrietan la endeble construcción de tu esperanza
(la viaje parte de tu mesa llevando consigo el olor rancio de las ropas con las que se ha viajado
demasiado tiempo, un pájaro se le posa en el deplorable sombrero y arrastra sus pesadas bolsas de
fruslerías para alterar el sueño de otros tan incautos como nosotros).

En rev. trimestral bonaerense Diario de poesía, nº 32, verano de 1994:

5
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9
De Pintura rupestre (2014):

CRÍA CUERVOS

En mi barrio de ahora a nadie extraña que las margaritas


se conviertan en amapolas escarlatas o que las palomas
se transformen en cuervos.
Lo que más molesta es que me sigan por las calles
graznando que es un contento mientras que a mi paso
despiertan melodías ingratas en los pianos.
Para que no me cambie de vereda de vez en cuando me
tiran un picotazo que como doler, duele.
Con la edad los tejidos olvidan defenderse y cicatrizo
mucho menos.

FOTO DEL FRENTE

La foto
vulgariza la muerte.
Con el tiempo, las tragedias amarillean y pierden
patetismo,
como certificado de autenticidad permanece el dentado de sus bordes.
Implacables, las fotos se apolillan, borran personajes,
confunden fecha y procedencia.
Con el polvillo abandonado en la contienda
se rellenan pavorreales, tesis
agujeros en las suelas
y colmatan sollozos en la voz.

Los inviernos que nos restan


son duros de mirar y de guardar.

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URBAN BODY

Vino para que habláramos de poesía


acabamos enumerando sus siete perforaciones en cada
lóbulo de la oreja
y una en el ombligo
también comentamos sus tatuajes; un ruiseñor cerca del
hueso ilíaco que no me descubrió y otro que sí, detrás
de la oreja.
—Volar juntos, aah, volar juntos— suspiró.
En cuanto a la flor amarilla en la espalda es su homenaje
a un cuento de Cortázar.
No me permití recordar la inutilidad de que la letra con
sangre entre.
No me permití navegar por los ríos del dolor que hoy
pienso conducen seguro al páramo ventoso de ninguna
parte

Entre voluta, pigmento y arabesco lo difícil es inventarse


cada día las ganas de vivir

De Humus…humus (2020) (poemas y poemas en prosa):

ESCÁNDALO EN EL PRESBITERIO. San Lázaro, Padua (12 de enero 2017)

En un cuartito bajo llave del presbiterio de la iglesia


padovana de San Lázaro, los carabinieri encontraron abundante
parafernalia sado-masoquista: esposas, cadenas, látigos, ropa de cuero, videos,
películas y más. Al cura, don Contino,
¿no se le ocurrió pensar que los carabinieri se manejan con ganzúas?
Todo empezó con la denuncia de una de las damas del harén (hasta
ahora fueron ubicadas siete, pero se cree que suman una veintena).
El grupo practicaba sexo extremo. El cura subastaba en las redes
sociales su capital femenino y percibía los réditos.
Después de la denuncia ante la Curia, la señora hizo lo propio ante
los tribunales civiles que caratularon el asunto como delito de
violencias sexuales y proxenetismo.
Don Contino también organizaba orgías pagadas. Se sabe, la codicia
rompe el saco porque fue ampliando el rubro de sus actividades y
salió del ceñido perímetro parroquial para dedicarse al turismo
11
sexual. Viajó con sus feligresas a sitios conocidos por sus clubes y
redes de intercambio de parejas. Hay pruebas de la presencia de la
alegre compañía en Roma y Cap de Agde, ciudad meridional
francesa, bien reconocida por sus playas nudistas y sus centros de
prácticas sexuales variadas y grupales. Dentro de la órbita de sus
intereses también figuraba el porno rural, idea sugerida por el auge
en tierra adentro de Francia de la empresa de antiguos maestros, la
“J&M”, Jacqueline y Michel, que tan solo en la región del sudoeste
posee más de treinta sitios X, organiza veladas eróticas, vende una
publicación periódica y reúne netos beneficios estimados en tres
millones de euros anuales.
Si bien el cuento padovano atravesó una década de prolíficas
actividades, sus ganancias no llegaron a tanto. La Curia obviamente
estaba al tanto del incómodo proceder y contaba con el silencio
vergonzante de participantes y allegados para ocultar la polvareda
bajo la alfombra pero nunca se debe subestimar la fuerza del
despecho. La dama de marras fue por don Contino en las instancias
eclesiásticas, penales y civiles. Con el mayor ruido y rabia
mediáticas posibles.
El obispo de Padua, don Cipolla, puso a resguardo al párroco en
tierras lejanas de su familia croata y confió la defensa de tan
escabroso paquete al estudio de los abogados Godina y Petti.
Cabe destacar que el párroco había sido nombrado para sustituir a
otro, el cura papá. En efecto, Paolo Spoladore, más conocido como
Don Rock pues predicaba cantando música muy animada, dejó de
ser apreciado por el Vaticano, no por la calidad melódica de sus
prédicas sino por comprobada paternidad, producto de su íntima
amistad con la señora Pimpy.
Mientras el poder eclesiástico y el judicial dirimen estas instancias,
los carabinieri quieren saber qué destino dar al botín incautado en el
presbiterio de don Contino, San Lázaro, Padua.

AEROPARQUE (12.5.2017)

Mi poesía se hizo en torno a una idea chiquita pero fundamental.


Nació la primera vez que me subí a un avión; al menos determinó
que así había acontecido, mi memoria, tan tramposa.
Itinerario: de Baires a Brasil en un avión militar.
En el camino al aeropuerto vi un accidente de auto con un guante
largo en el respaldo del asiento, ensangrentado.

12
El taxista dijo llamarse Ulises.
Al avión se le cayó una de las puertas de emergencia; el viento,
impresionante, entró sin darnos tiempo a elaborar el miedo.
Cuando por fin despegamos todo era verde, la gente diminuta hasta
desaparecer y de la ventanilla mirando la geometría de los cultivos
me vino fuerte para quedarse enracinada la idea: fronteras no hay.
Los nacionalismos son ficticios, el guante ensangrentado, no.
Ulises cuando se jubila vuelve a Ítaca. Se frota las callosidades con
piedra pómez. Se da un toque de aceite de almendras para
protegerse del sol de frente. Silba y escupe un huesito de tragedia.
Lo demás es puro cuento.

COLUMPIO

mi nombre
mi rostro, mi cuerpo de ahora Decreto-ley:
se borra en gente de antes Desperdigaos, evaporaos
los unos en los otros.
el nombre
las voces Aparte
de los otros Si pronuncio amén
se desfiguran y silencian ¿te vas a morir
para siempre o me vas a llamar?
dentro de mí

AREJADAS SANTIAGUINAS (santiago, domingo de junio 2017)

tal la zamba
la cordillera toda nevada
me acuesto
amanece con franja
tan gris como la ciudad
gris desvencijado, insinuante
gris pacífico
la cordillera sigue allí
bruma
humilde ropa tendida en la ventana de uno que otro edificio alto
insisto en el color que destiñe, chorrea, impregna las paredes y las
barbas
un gris amenazador

13
un gris argento/boliviano
destartalado de hace siglos
palmeras incomprensibles
de gran tronco y edad provecta
aclimatadas al salitre y al frío
la miseria trajo por carradas
para todo servicio
haití
cada tanto umbrales salpicados
de carpitas quechua
marcas, heridas modestas pero indelebles en el adoquín
el paso cae en londres 38
lugar de tortura
nombres, edades, en plaquitas de metal
hasta cuánto puede soportar un pueblo la locura y la crueldad de manos
de parte de su propio pueblo, pregunto en clase
y me llega el abrazo de una muchacha, que viene de todas las nieblas y congojas
-es lo último que supimos de mi abuelo, que pasó por allí
la tele insiste en que averigüe que es un jonrón
cuando amainó la marejada
de valparaiso
volvió un sol que no se puede mirar de frente
que alguien me diga por qué

PÓKER DE NADA

de vez en cuando hilachas de un sueño fermentan entre los dientes


a la mañana cepillos y dentífricos a prueba de olvido y herrumbre
hacen como que disipan la pérdida –recurrente- de la valija
blanca, estriada, moderna, metálica
fue en un descuido, un mirar para otro lado en el andén:
una estación de ferrocarril desconocida
es de día y el relato complicado
caminar para atrás no se puede
quedarse ahí parada tampoco
y para qué

enjuague querida, enjuague


color mata full
14
RUTA DE CIGÜEÑAS

Por mayo los campanarios de Navarra y Aragón lucen nidos con


cigüeñas. Espléndidas y sabias prefieren las iglesias abandonadas
más bellas y suntuosas, si son catedrales mejor.

En el altar de Santa Ana de Tudela las alitas de los ángeles están


pintadas de bermellón violento. Con el tiempo, el polvo asentado lo
ha convertido todo en borravino sangre. Se sabe: un amasijo de
polvo y sangre impide volar.

Aquí los cirios destinados al culto son eléctricos. Tantas monedas


pones, tanta gracia iluminada, breve como la vida, te concedo.

Las cigüeñas hicieron cría.


Anoche una medialuna plateada, misteriosa, encandilaba.
Puntuales, los pichones empiezan a volar.
Emigro, qué otra cosa hacer.

Me diferencio de las cigüeñas en que ellas siempre vuelven.


Yo no.

TELONERA

Cada quien va por el mundo (de la escritura) con su propia cartuchera de útiles. A mí el viaje
me permite asirme a cortinas y telones. Pueden estar desflecados o desteñidos y ser incluso
de papel maché. Teatro rico o pobre. Pero los necesito para que la gente, aunque
enmascarada, me hable de cosas ciertas. O que creo que son ciertas. Para proteger mis
entradas y salidas. Para ocultar trastos, muebles desvencijados, platillos de tacitas viudas; en
el centro, invitante, la concha del apuntador, falsa esperanza de que alguien te sople la
réplica, más aún te avance parte del argumento porque suele estar vacía pero tiene una
lamparilla macilenta, una escalera estrecha, la entrada de un túnel. Alguna puerta se
entreabre donde nace el poema y una vez más, por un tiempo me pongo a salvo.

Ergo: indispensable punto de partida y de llegada, el texto.

TENGO YA...?

No desdeño ripios ni rápidos,


remansos, descansos,
espejismos ni trechos cristalinos.
15
Tampoco el efecto catarata porque alguna vez fui rumorosa
y otras meramente cantabile
o dolida y sorda.
También silenciosa.

Lo que cuenta:
Tengo ya acaso una lengua navegable?

Decime
decí

YO, LA EFÍMERA (París, 1 setiembre 2017

pertenecí en siena a la contrada de la torre y tuve la inmensa dicha


de ver y rever al caballero guidoriccio da foliagno cabalgando sin
apartarse un ápice de su destino, el universo rombado de negro
alrededor y la plaza con el periscopio al centro
el pavimento de sibilas, la biblioteca piccolomini del pinturicchio,
todos tan angélicos
y katia, la contralto armenia embutida en un traje de oso polar
canturreando el aria de la mujer barbuda
y nicola, el flautista búlgaro con quien encontramos una billetera en
el suelo de la que poco devolvimos y mucho gastamos, hambrientos
como estábamos de risa, de palio y amanecer en piazza del campo
para ensayar en el teatro dei rozzi
mientras los muchachitos disfrazados de medioevo aterciopelado,
lujosos, sonoros, absolutos de belleza
tamborilean marchas antiguas
para topártelos tan campantes en la pastelería
vendiéndote los inefables bizcochitos riciardelli, probalos
que no se te olviden

-si uno se casa con alguien de otra contrada, los días de palio debe
volver para apoyar la de su nacimiento y no revelar nada de nada
que concierna al personaje capital de la jornada el fantino
porque todo vale, comprarlo hasta envenenarlo por un buen rato

dos de julio madonna de Provenzano


dieciséis de agosto madonna della Assunta
estuve juro
sin una foto siquiera que atestigüe
mi sombra enredada entre los adoquines

16
siena no es efímera
yo más que tanto

Con data y/o ubicación no siempre especificadas, poemas, poemas en prosa, y otros recogidos por
la poeta en su Página Web:

YO, ESTUARIO (París, 18 de junio 2002)

Toda mi vida, mi poesía, están hechas de ser estuario, desde la orilla o en el centro del remolino.
Con los brazos bien abiertos, atrapando nada.
La cabeza partida al medio por ese río que no se ve. El tan bien nombrado.
Pajitas, troncos, serpientes de río, ahogados, bagres y viejas. En el Río de la Plata todo vale.
Abraza, supera los ríos de mi paso: Estuvo conmigo en el Yangtsé, el Tajo, está en mi bolso en
bandolera día y noche en el Sena, en los hoyos negros del firmamento.
Lo desgrané en nostalgia, blasfemias, cartas, cuentas y cuentos, sueños y pesadillas y sobre todo
en estos poemas cruza de crónica y cantigas. Barcarola, lamento de esfinge y de quimera.

II

El poema; suma de experiencias, emociones, visiones, revés de la trama y tiempo.


De ese alambique salís vos con vos. Vos menos enemigo de vos.
Bastantes años me sumergí en lo oculto porque quería saber, comprender, poder descifrar el alfa-
beto de algún misterio.
Hoy comprendí que el enorme don es amar. La pasarela es tan frágil.
El puente de cuerdas, el vértigo.
A lo mejor ya lo pasé y ni siquiera me di cuenta.
O sí y el retorno es imposible.
Como cuando compartí una que otra noche de amor
como cuando poseí la juventud.
Por suerte el olvido borra con el codo.
Gran destejedor, grande.

AL GARETE (marzo de 2021)

A 10 años del terremoto y tsunami de magnitud 9, 1 que provocó el acci-


dente nuclear de Fukushima, Japón el 11 de marzo de 2011.

En medio de la nada, pero cerca del cementerio, una cabina telefónica blanca con su teléfono
antiguo de discado, negro.
17
La gente la llama, el teléfono del viento. La donó un viejo y la dejó tal cual en su propiedad que
hizo pública.
Allí acuden los inconsolables de Otsuchi-cho, cerca de Fukushima para hablar con los que le fal-
tan después del tsunami.
Miles son los que pasaron por allí confiando logros, carencias, pidiendo ayuda y consejo.
Si es que vienen, si es que tantos vuelven es que alguien responde al teléfono.

De “DEVOCIONES”, “plaqueta” con poemas y las fotografías de José Berni;14-DIC-2021):

todos necesitamos un talismán para que no ocurran las cosas que nos ocurren
la fe y la razón son opuestos, ¿nunca complementarios?
en el fondo ni a la fe ni a la razón les interesa el valor testimonial porque la
convicción que dan los dogmas, la traen puesta.

***
A falta de certidumbres construimos ı́conos contemporáneos; fotos de
amorı́os, retratos de ausentes, agradecimientos y exvotos varios. Historias
siempre pasionales que amueblan nuestras vidas. Iconos terapéuticos. Casi
una liturgia más o menos artı́stica que no falla. Somos el centro de un
espacio sagrado pluridimensional. El centro de un mandala agradecido.

. . . si una persona no se perfeccionó lo su>iciente cumpliendo con los 613


preceptos en acción, palabra y pensamiento, estará sujeta, por necesidad, a la
reencarnación; y quien no haya estudiado el Libro de acuerdo a los cuatro
niveles: literal, alegórico, homilético y místico; verá retornar su alma para
reencarnarse y que pueda cumplir con ellos.

Abulafia propone un camino para deshacer los nudos que sujetan el alma lo
mismo proponen la milagrosa Desatanudos de Talar, los budistas tibetanos,
los callawayas bolivianos y los curanderos de Tucumán.

ANTIGUAS FOTOS DEL FRENTE

La foto vulgariza la muerte


Con el tiempo, las tragedias amarillean y pierden patetismo.
Como certificado de autenticidad permanece el dentado de sus
bordes.

Implacables, las fotos se apolillan, borran personajes, confunden fecha


y procedencia.
Con el polvillo abandonado en la contienda
18
se rellenan pavorreales, tesis
agujeros en las suelas
y colmatan sollozos en la voz.

Los inviernos que nos restan


son duros de mirar y de guardar.
la hora matutina de un dı́a de guardar
la iglesia real
cada uno, hasta las rejas
en su puesto
los partiquinos y comprimarios
cumpliendo su rol
el fotógrafo no tiene lugar para los mitos personales
ni el intimismo
escruta sin guantes
parte al medio las capas de la sociedad
obscenos en verdad
los pasos y miradas

la cesta del mendigo está vacía


todo es vagamente azulenco
la mantilla y el abrigo de visón
son negros
el manco increpa al Gran Ausente.

CEMENTERIO DE MOISÉS VILLE, PROVINCIA DE SANTA FE


El ojo del hombre que es la cámara encuentra el ojo del bicho
que lo juna, desde cuándo
y se deja.
Hábiles uno y otro no dan prioridad a nombre alguno:
un cementerio de placas anónimas a punto de abandono definitivo
sepulturas más bien humildes, de cemento muy gris
una que otra de mármol, para confirmar tal vez la diferencia.
Tumbas de espaldas
almas en desasosiego de Moisés Ville

En la Puerta de las reencarnaciones por divina compasión y providencia


se permitió a un alma judı́a enamorada de la pampa
meterse en la de un zorro colorado
para respirar el horizonte;
cada amanecer debe volver a sus pobres huesos hasta que esté dispuesta a
despojarse de envoltura

19
y con la ayuda de los ángeles dejar el cementerio.
De momento ni piensa.

LA LOSA DE MARMOL CLARO

Hay ciudades de ni traductor conocido


agravios solapados y se disipa cuando quiere
falsos durmientes para irse con la neblina -que es su música
y dolencias crónicas a otra parte
ciudades siempre
en las que me cunde el pánico dentro de mı́
ése que irrumpe sin alfabeto

LEVITA EN ASHDOD SIN SOMBRA*

apariciones a lo lejos un ojo


de otro siglo retiene el paisaje y la memoria
quizá del sur de los Cárpatos
la sinrazón de lado su pregunta
mar adentro ¿por qué se exilan los dioses?
la risa contenida suspendida en el reverbero
estalla a borbotones jamás
tendrá respuesta
*Bajo el inclemente sol que castiga la playa de la ciudad israelí de Ashod, una familia de judíos inte-
gristas pasean con sus niños: los padres cubiertos de arriba abajo con sus indumentarias; él con su
levita y sombrero de copa incluídos.

MÚSICA DE CÁMARA
I

Tres llaves, tres misterios:


la lluvia, el nacimiento
y lo que el viento se llevó

el agua es la música y el movimiento de la tierra


la cascada una sinfonı́a
el rıó enlaza las cadencias
y extravıó s
del tijereteado corazón

II
20
En Cazorla, fuente del Guadalqui-
vir Jamás apagues la vela de otros re-
un hilo de agua zos
gime, respira que el humo llegue a la montaña
solloza encuentre el alma
se atraganta de tempranas prome- el agua seguirá el movimiento
sas perpetuo
incumplidas de la vida

NI NI

después de la fiebre, tiempo


el mundo ya no es es abrir los brazos
ni un reloj de dalı ́ y respirar
ni una foto de man ray
respirar
la hilación quiere decir
es tenue
pero posible gran riesgo

A VEINTE AÑOS DE AUSCHWITZ, BERGEN-BELSEN Y LOS OTROS

¿Dónde guardarán el alma los algarrobos,


los pinos o los alerces?
¿Dónde sufrirán a Dios?
¿En qué lugar alguno de triste corazón
buscará el suicidio?
¿Cómo vivirán las estaciones, la enfermedad,
el amor, la locura, la muerte?
¿Con qué lenguaje expresará el silencio
la vejez de los árboles?
¡Cómo hallar vuestra lengua, me digo,
cómo saber de vosotros la verdad
-porque también habéis sido testigos y por tanto cómplices-,
cómo limpiar nuestras raíces,
cómo recibir el sol con esta alma empozada,
21
con el hierro, la memoria y tanta sangre olvidada
y peligrosamente muerta y viva entre las manos!

EMBARQUE INMEDIATO
a Mariano Rolando
mana, envuelve como anillos de Saturno
líneas de alta angustia,
gente en estado segundo
obedeciendo, siempre obedeciendo
que trasiega bultos, carritos, bebés
un mundo de sellos, ungüentos
de prohibido traspasar la línea blanca
la verde, la roja, la amarilla
las cámaras, desnudan sin pudor
tus condones, tu peso, tus juanetes
las llaves de casa
los accesos a tu corazón, a tu banco
y tus prótesis
casi es lo de menos
la autoridad te palpa
guay que no te dejes
la tragedia espía por la punta mugrienta de sus guantes
dejas atrás una mujer que se esmalta y seca con aspaviento
las uñas bien sombrías
el aire que se conduele por los pájaros que se suicidan
enroscándose en las hélices
por el ojo de buey te entregas
a un sueño con plumas huérfanas de una danza sioux
a la que por fin te atreves
y si sólo materializáramos las pesadillas?
Al aterrizar una sensación de planicie.
Zumbona, la pregunta:
¿para vivir mejor, esmerarse en soñar mejor?
el color de la tierra invernal es pálido
cubos de la nada
las casas han surgido
y tiritan como pueden

22
un merecido pitillo
antes de que entres en la rueda
vocinglera de gente en estado segundo
que trasiega bultos, carritos, bebés
más carros y más bebés.
Tarjeta postal:
Describir un paisaje permite, entre los pliegues, ocultar tu propio desmadre
siempre y cuando, claro está, no te detengas demasiado en un mismo sitio.
El imprevisto es frágil y siempre está a punto de desmayo.
Rutina y necedad le son fatales.

ESTADOS DE LA MATERIA

Las ciudades como la gente son líquidas, sólidas o gaseosas


viena por donde la mires es recontrasólida
le van bien los elefantes de porcelana, verdaderos un poco menos
también los animales con cuernos prominentes
los dolores para dentro, no
de romanticismo y prerrafaelitas ni le hablen
le quedan de perillas los húsares y comerciantes locales con pliegues
de grasa semiocultos por las pulcras toallas de los baños de vapor
la nostalgia por los penachos
los saludos con el brazo en alto
y la música marcial
buenos aires es gaseosa, desmemoriada tirando a líquida
pura humedad viscosa goteando por muros de desasosiego
una madreselva madura y tenaz quedó prendida
en mi jardín que nunca existió
porque tal es el destino de ciertas madreselvas y algunos tangos
entre los hoyos de los adoquines, corriendo la neblina
espejea la cruz del sur
y te solloza, quedito, resoplando
la manivela de vivir
parís es veteada con mayor porcentaje sólido que gaseoso
la politesse cada tanto la desquicia
se mesa la cabellera que alguna vez fue graciosa y ordenada
pierde los tacones corriendo por distantes manicomios
y los ríos arrasan como si fueran un amazonas cualquiera
los puentes y los diques se desmoronan, se los llevan los ciclones,
los tornados, los castillos de naipes
y cambia parís siempre cambia por un rato de máscara y disfraces
23
a quién toca hoy hacer de san jorge
a quién de dragón herido y querendón
cuando se pierde la cuenta de los muertos
hay que empezar de nuevo
se me traban o nunca supe
las tablas de multiplicar

ADVERTENCIA:

solo para milagreros desmemoriados:


puestos a multiplicar
la tabla más fácil que recomiendo para salir de apuros
es la del diez
con unos cuantos ceros en el bolsillo
se zafa
vean, vean

ESTI WEINSTEIN*, PRINCESA DE ASHDOD

Siete veces Esti.


Aclaro, siete hijas tuvo Esti.
Menos Tami, la del medio, todos, ascendientes y descendientes la
repudiaron. Cuando ella optó por abandonar la secta, con pública
vehemencia y sin falla alguna, le hicieron un funeral simbólico de lo
más conmovedor, pero al verdadero, el que ella eligió por mano
propia no asistieron, para qué.
Entre otros despropósitos Esti quería que su marido la llamara por su
nombre pero eso nunca ocurrió. Él sigue asistiendo todos los días
mañana y tarde a leer lo que corresponda en los oficios de la
sinagoga de los ultraobservantes de Gur, en Ashdod, la calurosa. La
de la playa tan dorada que ella eligió para morir.
El ponderado padre de Esti ni siquiera le concedió un elogio fúnebre
completo: lo parceló en los 43 años en que fuiste pura y los 7 de
cuando no lo fuiste más.
Me pregunto; los de Gur cuando les toca repasar el Cantar
de los cantares, ¿se lo saltean?
Y en el día del gran perdón ¿qué perdonan?. ¿Con ayunar y no fumar
basta? ¿O sobra?
24
Esti, que sepas que este canto rodado, pequeñito, para que no te
pese es mío y de nadie más. La corona de princesa y sin espinas
también.

*Esti Weinstein, nacida en el seno de una familia ultraortodoxa, los haredim de Gur, ma-
dre de siete hijas se quitó la vida julio de 2016 en la playa de Hakshatot, Ashdod, Israel.
Esti tenía 50 años y hacía 7 que había abandonado la secta. “En esta ciudad di nacimien-
to a mis hijas, en esta ciudad muero a causa de ellas”, dejó escrito a su lado. También
dejó un manuscrito de casi 200 páginas donde narra los padecimientos que atravesó para
dejar la secta y las pesadas reglas de observancia que la misma impone a sus feligreses.
El ostracismo a la que su familia y cercanos la condenaron, pudo a la larga con ella.
En la asociación Hillel, creada en 1991 para ayudar a los ultraortodoxos que optan por
abandonar la comunidad y a la que Esti había acudido, simplemente admitieron: “no
sabíamos cuán profundas eran sus heridas”.

INOCENTADAS

prescindir es la vocación del mundo, prescindir de la gente en


provecho de las máquinas de vigilancia está visto que se puede
como se pudo prescindir de los discos de 33, 45 y 78 rpm, de los
rollos de celuloide para obtener fotografías
¿acaso no se pudo prescindir del afilador del cuchillos, del soldador
de cacerolas, del organito con la cotorrita de la suerte, del canillita y
el lechero?
la gente tiene la desventaja de que muere casi por sorpresa, los
robots en cambio andan con la obsolescencia programada y pueden
descargar corriente eléctrica a quienes se acerquen demasiado
la gente buscando el santo grial de la intimidad se chamusca las alas,
patina y se fractura los huesos que le quedan
la gente por poder escala, la mayoría se rompe la crisma, los que
llegan a la cima perciben que no hay cima, que no queda otra que
seguir trepando, hasta que la neblina se traga todo cuanto le
pongan por delante: cebras y banqueros, felpudos de palacios,
capitanes de batallones de niños soldados y así.
imaginen una lista bien larga de objetos heteróclitos, de gente que
se cree única y aciertan
salvo respirar nada ni nadie es indispensable
25
2

cuando fui joven e incluso no tanto mi animal admirado, enigmático,


el animal que caminaba a mi lado, mi sombra, la reencarnación
elegida, fue el tigre de bengala y de golpe mi animal preferido
cambió.
desterrados para siempre garras y colmillos. nada de fauces y menos
sangre chorreando.
ante el mundo como va y como estoy yendo mi animal de ahora es
el avestruz y no otro; mirar para otro lado, gran decisión literal:
trágame tierra.

KRITI
1
En Creta, Monasterio de Toplú lapizlázuli
Hania la marchita esmeralda
Retimno de arquetipos uva pasa
remonté palabras esplendor de los olivares:
joyas herida de belleza
2
alguna yo estuvo
a treinta años luz en Heraklion en el trucho Cnosos
extasiada ante los jóvenes que como si nada bailaban en los frescos
con la cornamenta de los toros
y dejaban un rastro de jazmines del país
mientras afanosas, las mamás cocinaban albóndigas
controlando los mares bruñidos y los crepúsculos
hasta hoy
donde aquí
cada guijarro, cada latido
negocia
su astilla de eternidad
bajo el firmamento rutilante vocingleros
¿alguien puede no amar que saben cerca la hora aciaga
los parrales de Archanés? de enfundar violines:
muy ciego y cierto en el meridiano
Isla de perros y gatos
taconea invierno
cansinos
cigarras y pajaritos
26
en Hania, veneciana, la única sinagoga los minoicos
desafía desde hace siglos de ética y estética
el salitre de la muerte hasta en las hierbas
con su piscina de purificación de las tumbas
y su nombre lo descifraron todo
Arbol de la vida
casi intactos
crecido sin cuidado ni atención
el higo chumbo sabe defender
su prole y su dulzura

la Callas imprecando
¡guerra, guerra, guerra!
se multiplica en las pantallas de los hoteles
el vecino alemán con avanzado parkinson
la aleja para comprobar que en su no tan lejano país
los nazis pisan fuerte el parlamento
una mujer ufana presenta sus mellicitas
que van idénticas por el mundo
privadas para siempre de alteridad
Creta oculta sus complicadísimas tramas
de mitos
asas de ánforas
y lámparas de aceite
aprendió que cuando se vayan los depredadores
los usureros
los masticadores de fétido aliento
la vendedora de gardenias
el vinoso ponto
seguirán allí
y Ulises también

LA RISTRA

Con una ristra de ajíes en el muro se puede atravesar el invierno.


Hacer como que no existen los estragos del dinero, las arrugas ni la
fatiga de vivir.
Con ella se pueden machacar derrotas. Y sentarse con aparente
indiferencia en un banquito, la puerta entreabierta, desmenuzando en
hebras finísimas la urdimbre de historias enrevesadas. Pieles y sudores

27
afines con que neutralizar ejércitos hostiles.
Tarde o temprano los ángeles llegarán cargados de advertencias. O
promesas. Con sus cuentas de diezmos a pagar. Que para eso están.
La rosa de los vientos, el firmamento, el ocaso en el alhajero de los
chiles.
Aunque por la Sangre de Cristo, por Santa Fe y Taos falte el mar.

LA VENTANILLA, EL TECHO Y YO
a Bruselas

Puesta a cuestionarme: una vieja enciclopedia y usados diccionarios


de la biblioteca pública Antonio Devoto fueron mi taller de escritura
y fuente casi única de paliar ignorancias y abrevar curiosidades.
Estuvieron también el rumor para la sexualidad y el idish, idioma del
secreto, idioma de entrecasa, para temores, chismes y cabildeos
familiares.
Pasado el vaho de euforia de la primera adrenalina, todos los
caminos son largos.
Ventanilla de tren. París, hacia algún sitio.
Lugares en los que uno se formula una repetida pregunta con
ninguna respuesta: ¿quiénes viven aquí y cómo y por qué llegaron a
este lugar?
La misma cuando el camión para en el altiplano y bajan y suben
cholas, enseres, aves.
La misma en el destartalado bemó de Bali en cualquier terraza de
arrozal.
En el altiplano no hay trenes, en Bali tampoco. Se vive sin.
Desde París en las ventanillas no hay vacas ni bichos, ni qué decir,
tampoco gente.
Inexplicable: El tren para en la estación Saint Maxent l’ecole.
Hay un ciruelo en flor.
La luz es una de las razones mayores para el canto,
Una vez en el altiplano hice para calentarme un fueguito de guano, o
lo fumé, creo. En París nunca.
La piel quemada de las caras del altiplano y del Tíbet es la misma.
Los colores idénticos. Estridentes. En el Tíbet no hay llamas, en Oruro
cada tanto.
Los trenes fueron fuente de escarceos eróticos. Arcaicos. Pensar en
28
los manguitos de Ana Karenina y de Mimí en el último acto de
La Boheme. En el ronroneo dramático o hipnotizador del trinomio
locomotora de vapor-ruedas-rieles. En los aviones el low cost la
emprendió contra el erotismo fugaz y ganó ampliamente la partida.
En un tren de frontera un uniformado quiere jugarme el pasaporte a
las cartas. ¿O fue a los dados? El uniforme era de sarga verde; de
solo pensar en ese tipo de tela de los militares me quedó un
escalofrío, una alergia pronunciada, aspaventosa.
Entre Puerto Suárez y Corumbá me encontré una tortuga. Los
sándwiches comprados en el andén eran históricamente deliciosos y
las empanaditas de camarones también.
A la tortuga la mató un familiar a quien se la confié porque tenía
jardín.
Hasta hoy nunca usé la palabra suegra, suegros, pero tener los tuve.
Medio siglo después tendría que aprender a perdonar; pruebo,
pobre mujer, y del todo no sé si lo consigo.
La tortuga tuvo nombre: Quimomé.
¿A los ciegos les gustan las ventanillas?
Campos de maíz reconozco; la mazorca naciente -la palabra mazorca
me quedó impregnada de sangre rosista y libros de historia que
papá leía de Vicente Fidel López, hijo del autor del himno, ahora tan
cortado que los jóvenes cuando les recito de memoria alguna estrofa
especialmente sangrienta no me lo creen; comprobación,
innecesaria, de mi fosilidad.
En los trenes los críos berrean menos que en los aviones; se
Agradece
Embrollada, la telaraña no existe.
Tuve hombres con ropa que olía a largo viaje en avión, entre
humedad y cosa rancia.
Algo importante que aprendí anoche: el techo de la ópera de París
de Marc Chagall cumplió 50 años. Fue muy controvertido. Entre las
razones para la polémica el antisemitismo de los detractores no
faltó.
En una carta de Malraux a Chagall sobre las discusiones suscitadas
sobre la calidad y pertinencia de la nueva cúpula le dice que los
improperios vertidos sobre la obra son para él y los elogios, todos,
para el pintor.
Chagall cuando inauguró el techo de la Ópera tenía 77 años. Como
yo hoy.
29
Siempre que me trepo a una ventanilla, ojo de buey o incluso
ventana desconocida sin edificio enfrente, es decir con cielo y tierra a
la distancia, aspiro a encontrarme astros, sirenas, almas paseanderas
que tengan a bien brindarme un mensaje certificado personal de
maravilla.
En Cábala el Jardín del Paraíso se llama Pardés.
Los jardines de afuera nunca son vulgares, ¿los de adentro?
La Referencia. El Talmud de Babilonia, Babli, dice;
Cuatro entraron al Pardes, Ben Azái, Ben Zomá, Elisha ben Abuya y
Rabí Akiva. Ben Azái observó y enloqueció. Ben Zomá observó y murió,
Elisha ben Abuya cortó las amarras, Rabí Akiva entró en
paz y salió en paz.
Rabí Akiva estaba contra la ocupación de los romanos. Adhirió a la
rebelión de Bar Kojba, el hijo de la Estrella. Los romanos lo
capturaron, lo tuvieron unos años preso y por fin lo torturaron hasta
que murió en el 135. El suplicio de Rabí Akiva consistió en peines de
hierro calentados al rojo vivo con los que le arrancaron la piel hasta
que murió, se dice que cantando la plegaria del dios único. Poco
contó, al menos para él, salir vivo del Pardés.
Los romanos desollaban, los chinos , los nazis también. Sun Hao,
Fu Sheng y Gao Heng fueron conocidos por arrancar la piel del rostro
de la gente. El emperador Hongwu en 1396, ordenó el desollamiento
de 500 mujeres. Ilse Koch también, en Buchenwald sentía un placer
manifiesto por las lámparas y los libros encuadernados con la piel de
los internados en el campo que con mano de hierro, nunca más
explícitamente dicho, ella y su marido dirigían.
Otra gran ventaja: Las ventanillas no toman en cuenta si mi paso es
claudicante, las escaleras sí.
Un café con ventana a la calle: gran ejercicio de sobrevivencia en
estos tiempos donde los pulgares en las tabletitas reemplazan el
fulgor de la mirada.
Vuelvo a la luz que tiene todas las respuestas y no puede dar
ninguna porque la luz es muda.
Directiva: No el tema, no el objeto. Solo la luz y la mirada (sobre la
desnudez de la luz). el negro oculta, el blanco aunque encandile,
evidencia.
En el principio el verbo y el color.
Con el agua el arte aprende el movimiento.
El espejo de adentro y el de afuera van cada uno por su lado. Eso. La

30
ventanilla, sobre todo la del tren, les tiende un puente de plata.
Rutilante de noche como de día.
Estoy escribiendo esto con bastante contento. Siempre me placen
mis últimos textos; los siento como un desafío a mi propia ley de
gravedad. Y también contienen un placentero desconcierto: quién
sabe dónde van a ir a parar.
Mirándolo bien mucho no importa.
¿Y si así como así me topo con la trascendencia natural?
¿En el paraíso hay plantas dóciles como para cubrirse las
vergüenzas?
Las hojas de higuera son grandes y las de parra suaves.
Imposible respuesta. Imposible silencio.
La NO vida, la aniquilación bestial, irrumpe en el texto esta mañana a
la hora en que la gente va al trabajo, al colegio, a limpiar baños, a
mojar la medialuna en el café con leche con las bombas, los detritus
de sangre, cielorraso y humo del aeropuerto, del metro de Bruselas.

LIK, LA DE LA FOTO

Un animal inquieto en su radiante madurez


un manojo de luz que se derrama con intermitencia de faro,
de estrella tan remota.
Y te duermes, nena, con tus juguetes acariciados con largueza
los nombres de ciudades ultramarinas donde pierdes leyes y ceñidores
ebria de absoluto en zoológicos y bazares donde impera desconcierto.
Sobria, la foto retiene y revela la escueta timidez
en la arrogancia de algún gesto.
En cambio tus lágrimas que nunca dejan presa
asoman detrás de la sombra, las perras
van así, de peñasco en peñasco, construyendo nido
en la comisura alzada de tu sonrisa
y alojándose en tu repentino desfallecimiento.
Un escalofrío inextricable revelará, a deshoras
tu melancolía,
sin remedio.
Repican los grillos en los llanos del sur.
La más cálida aguarda el brazo de su abrazo y tiene dispuesto para el asombro, cree, el
más secreto amor.
31
Desde la otra orilla el remolino parece un sistema solar.
Pajitas, troncos, serpientes de río, ahogados, bagres y viejas, bronca,
esperanzas, marcos desquiciados; en el estuario, todo vale.
Hasta los hoyos negros del firmamento que no te ofrezco.
Te desgrané en las aspas de loas y blasfemias, de crónica y cantigas.
Atrapando nada.

LOS PALIMPSESTOS, PAPÁ, EL ALEPH Y YO

Es disposición obligatoria del lector el uso compartido del texto.


Afirmación que descubrí como dogma en mi niñez por obra y mérito de padre quien tenía como
verdad inquebrantable la cima de cinco libros de lectura anual:
1. Biblia
2. Quijote
3. Odisea
4. Eneida
5. Los cuadernos de Mr. Pickwick
En cada lectura el papel y la encuadernación se descuajeringaban y
los jeroglíficos de los comentarios al margen y en todo espacio libre
de la página aumentaban.
Papá trataba de detener el deterioro inevitable de los libros
forrándolos con viejos diarios y cinta adhesiva en los bordes. De lejos
un ojo poco avisado no podría reconocerlos pero papá y nosotros sí,
por el espesor, la altura, el turno de lectura.
Una de las normas del código de padre es que no se podía
interrumpirlo hasta que no terminara el capítulo que previamente
había destinado para leer ese día.
Entre los comentarios que recuerdo: “no se puede repicar y andar en
la procesión. Aplausos. Cuánta razón tenía. No es cierto”. Y signos
cuyo desciframiento Pa se llevó con él como asteriscos, círculos,
doble admiración, una, dos o tres rayas verticales paralelas u
horizontales. Todo con lápiz.
Vocación de Borges la de papá, vocación premonitoria del intertexto,
manera de asentar y asentir descubrimientos.
Al tiempo que los libros y la biblioteca de algunos autores se
valorizan por los comentarios al margen que los editores se disputan

32
por editar en facsímil, ¿me quedará tiempo para volver a recorrer los
viajes de Papá a su constelación favorita; la Osa Mayor, el planeta
Marte y sobre todo a Venus, la estrella que en días como hoy no le
puede ni nos puede faltar?
NB: Respecto a la noticia sobre enjuiciamiento del joven comentarista del “Aleph engordado”,
me atengo a la muy ponderada RAE:
PAPARRUCHADA:
1. f. coloq. paparrucha (noticia falsa y desatinada).
2. f. coloq. paparrucha (tontería, estupidez).

MAGENTA

los lagos de Madison son vernáculos familiaridad alguna con Maguncia


uno apellida Monona que más bien suena
el otro Mendota a nombre de batalla
y navegan con el sol: quien dice batalla
en Monona amanece, dice huérfanos
en Mendota oscurece y muertos sin sepultura
Aquí, yo que perdí -si es que alguna vez la tuve- debe ser por eso
la ciencia infusa de saber que hoy amanezco más inerme
quién es quién que de costumbre
en las horas de la vida y eso sí, triste
Aquí, yo sin saber a más no poder.
qué color ni qué cara tiene
la palabra magenta
tampoco si reivindica

MEDALLÓN DEL NORTE

Cerca del castillo de Schweirin, capital de Mackleburgo y Pomerania Occidental,


desayuné café aguado, quién sabe, achicoria y pan con
grasa y cebollita quemada como vi hacer a mi bobe en Santos
Lugares.
Hoy día casi no se vende grasa ni en carnicerías ni en
supermercados. La cebollita quemada en idish, según mi abuela en
el zócalo primero de la infancia, se decía zibelle.
La ciudad había sido bastante nazi, bastante comunista. Acababa de

33
reunificarse y estaba decidiendo a qué nuevo bastante adheriría.
Los trenes con vagones sellados donde sea que transiten, me
obsesionan y aflora dentro de mí, la misma pregunta: ¿tendrán tanto
ganado todavía para trasladar, y dónde?
Para desasosiego de mi traductora, la exposición y charla sobre
voces destacadas de poetas latinoamericanas cambió de signo y
rumbo y reconté la historia –para mi modesto público desconocida-
de la jovencita del Tiergarten berlinés que pintó la Alemania de
dentro y fuera, la Charlotte Salomon, diapositivas al canto, que no
tenía decidido morir en Auschwitz. Quise devolver por un rato a los
suyos, a sus lagos y al castillo de cuento de hadas su Leben oder
theater? El teatro o la vida, la bolsa o la vida.
Nunca volví a desayunar con grasa ni unté mi pan con zibelle. Otro
recuerdo de Schweirin no tengo. ¿Es bastante?

PP: PENSAR PANDEMIA (continuaré, si puedo)

hay telas de araña no concebidas para atrapar nada


por mero deber de orfebrería
dónde nacen, dónde mueren las líneas
las ampollas de la mano?
el mundo está quedando estrecho para restañar las alas
de los pasajeros en tránsito
sola y entrada la noche me caí
recordé luego una inscripción con letras zafias
en un metro de Paris: le plus dur c’est dormir

RUE DE CHARENTON: EL PASEO ARBOLADO

Propio en la esquina de aquel departamento en el que ya no vivo un


muchacho de quince fue detenido a punto, dicen, de morir en mártir
acuchillando gente en la promenade plantée, el paseo arbolado que
nace detrás de la ópera de la Bastilla sobre las vías de un ferrocarril
desafectado de la vecindad.
Las casas que uno deja atrás tienen casi siempre una porción de
resaca y más de cuatro episodios amargos que uno querría borrar
con el codo. Un gran codo universal, un Fu Manchú escamoteador
de humillaciones, penurias y vergüenzas.

34
Con esa casa de la rue de Charenton no nos quisimos desde el
primer día hasta el final. Pero de borrarla de mi memoria a que la
elijan centro de atentados jihaidistas hay un paso, hondo, difícil de
franquear.
Sus misterios ese frente tan banal como tener los tenía. Por la parte
de atrás un edificio sin indicación alguna de actividades. Bastante
personal anodino pero sombrío. Por entonces a ese enjambre de
gente misteriosa le atribuí actividades de espionaje. Muchas veces
cuando salía de la ducha sin cuidarme mucho de enrollarme en la
toalla recibía llamados no tan anónimos de uno de sus empleados.
Hoy me entero que no estuve muy lejos en mis presunciones, la
construcción tiene el vago título de Autoridad de la seguridad
nuclear.
Me detengo en algunas postales adheridas a mi piel de aquella
estancia. La vecina del cuarto cenando en casa con un colega
catalán. A veces dice que es judía por parte de padre, a la madre
muy católica española solía cruzarla en el ascensor. La chica;
descarnada, rubia pálida, edad imprecisa entre treinta y cuarenta,
diseñaba ropa para bebé destinada a una fábrica coreana.
Aquella comida salió bastante buena, pescado al horno a punto y
vino bueno. La vecina, cuyo nombre no recuerdo si es que alguna
vez lo supe, habló de la enseñanza de Gurdjieff, donde en una suerte
de encierro pasaba sus fines de semana.
Gurdjieff, ese gurú ruso de moda en los años veinte del veinte que
tenía subyugados a los fieles, especialmente norteamericanos de
guita y de prestigio: paradigma, la muerte de Katherine Mansfield
tuberculosa, buscando la trascendencia en un establo y pleno
rudísimo invierno.
La rubia sin nombre se explaya en que no puede dormir porque en
los cimientos de nuestra casa está enterrada la cabeza degollada de
Luis XVI, que al final de nuestra calle hay un cementerio con gente
ajusticiada durante la revolución, que vaya y vea. Fui y no encontré
otra cosa que un cementerio de barrio y cemento triste a más
no poder de líquen, floreritos quebrados y abandono, fundado bastante
después de la revolución francesa. En cuanto a la cabeza y el cuerpo
del guillotinado estuvieron en un cementerio que no existe, el de la
Magdalena y después, prefirieron la cripta de la basílica de Saint
Denis.
Gurdjieff, carismático tiene algo de meter miedo como Rasputín de
película muda. Otrosí, de Gurdjieff me quedó y practico ponerle una
corteza de limón al café.
35
Aquel colega catalán, que quería una “vida subida a un jeep
trepidante de aventuras”, acabó dejando el periodismo, de ejecutivo
en una agencia de recursos humanos, despidiendo gente. A mi
reprobación contestó: -¿Y?, alguien lo tenía que hacer.
Si escarbo en las estampitas de esa casa me veo mirando paralizada
a otro vecino en la entrada con sangre en las manos. El subió por la
escalera, yo me metí en el ascensor y me quedé aterrorizada detrás
de la puerta hasta que vestida, me desperté al día siguiente sabiendo
que no había sido una pesadilla. En la residencia también había
familias napolitanas a las que sorprendí vendiendo falsos rólex y
camperas marca trucha los fines de semana por los Campos Elíseos.
Enfrente del departamento, de una comisaría a veces oía aullidos de
alguien que arrestaban y no por las buenas.
Entre sectas, guillotinas, alguna cuchillada, falsarios, represores, a los que
ahora se agrega un muchacho yihahidista, anda el juego en que
andamos.
La arboleda de la promenade plantée encima y nosotros por los
corredores de un laberinto sin salida, dentro, muy adentro.

SEXTETO SURREALISTA MA NON TROPPO

a veces tengo gusto de cascotes en la boca


no comimos en una mesa de azulejos azules, dentro ni fuera del jardín
no estuvimos ni en india ni en bali con procesiones que llevaran ofrendas floridas
por la travesía que conduce al mar
nadie fue testigo de la boda
y si digo que me traicionaste a lo largo y ancho de los puntos cardinales?
queda qué queda
esta capa de ceniza y huesitos
buenos como abono
porque vos, jardín tenés

el camarada shu-ru-yang, una vizcacha canija


fue el intérprete oficial de español
para los contratados en beijing, china,
hasta que el maremoto desarrollista lo alejó de una patada hasta una provincia
36
remota, cerca del takla makán, desierto de la muerte, literal
del entra y nunca saldrás
vulgo, que el tonji shu cayó en desgracia para no levantarse jamás

vi un pájaro naranja y dos ardillas saltarinas de cola enrulada


en un huertecito de prospect park
después empezó a nevar y hasta hoy
nos los vi, no me vi más

de telón de fondo la llegada de las tropas francesas a tombuctú


yo guardaba de referirme a un hechizo bien certero;
un diente, el mío, envuelto en pelo de elefante y cuentas
con incisiones,
no digo nada
el comandante que me acompaña
me dice que por qué no lo señalo
mejor hacerse la tonta le digo
-creés que siempre sirve?, dice
-mirá los avestruces
acaso no los ves muy lindos?

anoche en la calle sexta de austin


un hombre joven iba con su cruz para arriba y para abajo de la calle
y cuando te fijabas no la arrastraba como en la estampita
la suya tenía rueditas
jesus loves you
la corona de espinas
de plástico, sirve para otro viernes

lustros
que custodio
el agua lustral

WEST IS WEST

37
me interrogo por qué cuando los chinos vendaban los pies de las
mujeres para que no les crecieran lo denominábamos tortura
homónima
en cuanto a nuestras bailarinas clásicas que a los 40 tienen los pies
rotos, las tetas que no se les desarrollaron, no menstrúan y no sirven
ya para otra cosa que perpetuar el sistema dando clase, ¿lo
llamamos cómo?
detesto a quienes me responden no vas a comparar y se lo creen
lo de las saudís, las mutilaciones, la desigualdad en pesos y medidas,
los castrati, lo calibramos, digo, comparamos otro día

FIN

38

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