Bloque 7

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BLOQUE 7: La restauración Borbónica: implantación de un nuevo Sistema

Político (1874-1902)

Explica los elementos fundamentales del sistema político ideado por


Cánovas.
En la Restauración de Alfonso XII, fue decisiva la figura de Cánovas del
Castillo, un político fragmentario y conservador. Este aprovechó los efectos
sociales del Sexenio Democrático para llevar adelante su proyecto político.
Esta inestabilidad y los primeros movimientos obreros empujaron a la
burguesía y al ejercito a posiciones más conservadoras: anhelo de una
restauración monárquica, restableciendo el orden social y una estabilidad.
Cánovas recoge el sentir mayoritario de la burguesía, hastiada de
experimentos políticos y temerosa de una radicalización social que amenazara
sus propiedades y privilegios.
Cánovas del castillo fue la gran Figura política del momento y el artífice de la
Restauración, hombre práctico en política, encargado de dirigir el país y de
dotarlo de un nuevo marco político de actuación, creyó en principios como la
patria, la monarquía, la dinastía histórica, la libertad, la propiedad y el gobierno
conjunto del Rey con las Cortes, por lo que tenían que formar parte de la
Constitución de manera indiscutible.
Ideario:
El Sistema Político de la Restauración o Sistema de Cánovas pretendía
construir un sistema político estable, duradero y basado en el orden social. Se
inspiraba en la Monarquía Parlamentaria Británica. Para Cánovas las dos
instituciones fundamentales eran el rey y las Cortes, es decir, debía de haber
un sistema de Soberanía Compartida. Recuperando así muchos de los
principios del Partido Moderado.
Otro aspecto que recordaba el sistema británico era el bipartidismo, dos
partidos que se sucedían pacíficamente en el poder.
Su objetivo era asegurar la estabilidad del régimen nacido con la Restauración.
Su intención era crear dos grandes partidos políticos con diferentes criterios
siempre y cuando se ajustarán a la legalidad (dejando fuera a las
organizaciones que no aceptarán la monarquía restaurada y la legalidad
borbónica). Estos partidos eran el conservador y el liberal que representaban a
la derecha e izquierda dentro del pensamiento liberal.
El partido Conservador dirigido por Cánovas recogía los moderados y a los
alfonsinos.
El Partido Liberal-fusionista dirigido por Sagasta, englobaba a los grupos
burgueses más progresistas y demócratas e incluso un sector de los
republicanos (posibilistas).
La Constitución de 1876 definió el sistema político de Cánovas. Era moderada
y basada en lo esencial de la de 1845 aunque con algunos derechos de la
Constitución progresista de 1869. Lo más característico era su elasticidad y
flexibilidad, compatible con gobiernos de muy distinto signo político. De ese
modo los sucesivos gobiernos podrían cambiar las leyes ordinarias sin tener
que cambiar la Constitución ganando más estabilidad. Tomaba elementos
dispares de otras constituciones como la soberanía compartida entre el rey y
las Cortes, el bicameralismo, el estado confesional católico, declaración de
derechos, libertad de conciencia, indefinición de sufragio permitiendo sufragio
universal.
El proyecto de Cánovas tenía 3 soportes principales:
-El rey las Cortes como instituciones fundamentales legitimadas por la historia.
-El bipartidismo como sistema idóneo de alternancia en el poder.
-Una Constitución de 1876 moderada pero elástica.
El funcionamiento real del sistema:
El sistema de Cánovas fue el único periodo duradero del siglo XIX, con una
estabilidad política, por fin se apartó a los militares de la política consolidando
el poder civil. Todo esto se consiguió gracias a una farsa de sistema político
aparentemente democrático y en realidad profundamente corrompido.
La alternancia pacífica en el poder de los dos partidos principales se convirtió
en cambios de gobierno pactados por ellos: turno de partidos.
Una vez acordado el cambio de gobierno, se convocaban nuevas elecciones y
se amañaban para que hubiera resultados favorables al partido que iba a
gobernar: era la práctica del caciquismo y el fraude electoral.

Resume el origen y la evolución del catalanismo, el nacionalismo vasco y


el regionalismo gallego.
La gran novedad de la época de la Restauración fue la aparición de los
Movimientos Nacionalistas y Regionalistas, que explotaban los sentimientos
nacionales de ciertas regiones para arrebatar cuotas de poder a la oligarquía
centralista. Los regionalismos y nacionalismos periféricos alcanzaron un
notable desarrollo en los años finales del siglo XIX, como reacción al carácter
centralista del sistema político, poco sensible a las realidades y peculiaridades
de los diferentes territorios españoles.
El catalanismo: fue el movimiento nacionalista más temprano. Su primera
manifestación a mediados del siglo XIX fue de tipo literario-cultural: la
Renaixença pretendía recuperar la cultura y lengua catalanas. En la época de
la Restauración adquirió su formulación política. Destacan dos vertientes
ideológicas: una de carácter republicano y federal, más progresista; y otra de
carácter conservador y tradicionalista.
El principal representante de los comienzos del catalanismo político fue el
republicano federalista Valentín Almirall, en su obra “lo catalanismo” defendía el
respeto y el fomento de las costumbres tradicionales en las comarcas forales.
Es una exposición sistemática de un catalanismo interclasista y aglutinador que
debía luchar por la autonomía política y la defensa de las señas de identidad
catalanas. Fundó en 1882 el Centre Catalá, como una organización patriótica
que estuviera por encima de los partidos existentes. De este se escindió un
grupo más conservador y fundó La Liga de Catalunya 1887, programa
regionalista, qué mantenía la fidelidad a la monarquía y la búsqueda de una
amplia autonomía.
La Liga de Catalunya, dio origen posteriormente a la Unió catalanista 1891, en
su primera asamblea se redactaron las Bases de Manresa: concepción federal
de integración del Estado catalán en el Estado español y de las ideas del
catalanismo conservador, este movimiento aspira a la regeneración de la vida
política española y la expresión de la burguesía industrial catalana.
Dentro de esta corriente conservadora, el más activo ideólogo y organizador de
finales del siglo XIX y comienzos de él XX fue Prat de la Riba, firme defensor
del autogobierno político de Cataluña, miembro de la Unió Catalanista, alcanzo
la presidencia de Diputación provincial de Barcelona y de la Mancomunidad de
Cataluña. Fue uno de los impulsadores en 1901 de la Liga Regionalista
Catalana, partido conservador que aspiraba a la autonomía de Cataluña, su
base social estaba en las clases medias y altas. Durante las primeras décadas
del siglo XX, fue el principal partido de la vida cotidiana catalana.
El Nacionalismo Vasco: causas:
-La rápida industrialización de Vizcaya, como consecuencia del desarrollo de la
industria siderometalúrgica transformando así la economía la estructura social y
la cultura tradicional.
-La abolición de sus fueros históricos tras la última guerra carlista, que había
puesto el final de la peculiaridad política vasca.
Sus bases eran el clero, el campesinado y la pequeña burguesía. El
nacionalismo vasco rechazó la españolización y se ensalzó como considerado
genuinamente vasco y se reivindicó un Estado propio declarándose anti
españolista y separatista. El primer nacionalismo es tradicionalista e integrista
católico, y contrario a la industrialización, al liberalismo, al socialismo y a
España. No contaban con el apoyo de la burguesía industrial vasca.
Sabino Arana fundó en 1895 el Partido Nacionalista Vasco, de raíces carlistas y
claramente conservador, cuyo lema era Dios y la ley vieja, pretendiendo el
catolicismo y la reivindicación del espíritu de los fueros abolidos en 1876. Su
apoyo social fue escaso debido a su radicalismo antiespañol e independentista,
su rancio tradicionalismo agrario y su limitación al entorno vizcaíno. Desde
comienzos del siglo XX, evolucionó hacia posiciones más moderadas para
extender su influencia entre la población vasca.
-El regionalismo gallego: Galicia, 1846, tuvo un desarrollo mucho más lento y
con menor arraigo social, debido esencialmente al atraso económico de la
región y a una burguesía reducida.
A mediados del siglo las bases se encuentran en un movimiento conocido
como O Rexurdimiento, de carácter cultural, en el cual escritores como Rosalía
de Castro y Manuel Murguía, dignificaban la lengua, en 1889 Murguía, esposo
de Rosalía fundó la Asociación Regionalista Gallega, de marcada tendencia
tradicional. Pero el regionalismo gallego tuvo menor influencia que el
nacionalismo vasco y el catalanismo.

Analiza las diferentes corrientes ideológicas del movimiento obrero y


campesino español, así como su evolución durante el último cuarto del
siglo XIX.
El movimiento obrero y campesino en España va a ser minoritario y testimonial
hasta el Sexenio Democrático o Revolucionario. Se desarrollará más durante la
Restauración con el primer gobierno liberal de Sagasta, y por la Ley de
Asociaciones de 1887 que legalizaba las organizaciones Obreras afirmándose
así la libertad sindical y la legalidad de asociaciones proletarias dando lugar a
asambleas, congresos, mítines, huelgas…
Por otra parte, en sintonía con la división del movimiento obrero internacional,
en España se crearon las organizaciones anarquistas y marxistas por
separado. Ambas pretendían una sociedad igualitaria rechazando la propiedad
privada. Sin embargo, en algunos aspectos, tenían opiniones contrarias.
El anarquismo hasta finales de siglo : llegó de la mano de Giuseppe Fanelli,
buscó que se organizara la sección española de la AIT, dentro de la corriente
anarquista. El tipógrafo Anselmo Lorenzo, jugó un papel muy activo.
Formando la corriente mayoritaria dentro del movimiento obrero español sus
principales focos estaban en el campo andaluz y entre el proletariado urbano
catalán. Los anarquistas rechazaban toda acción política por vía parlamentaria,
aspiraban a la abolición del Estado, de toda propiedad, y jerarquías, al mismo
tiempo que defendía la organización de la sociedad en comunas libres. Sus
ideas se centraban en principios básicos como la libertad absoluta, y la
igualdad económica y social de todos los individuos de ambos sexos. Eran
ideas directas y sencillas que fueron acogidas por el movimiento obrero
español, las discrepancias sobre la forma de actuar y de organizarse quedaron
reflejadas en los congresos.
Durante la Restauración se radicalizó y empezó a ganar adeptos tanto entre los
campesinos, como entre los obreros “propaganda por el hecho”. Los años 90
fueron ricos en esta práctica: círculo vicioso: atentado represión con
fusilamientos, nuevo atentado con represalia anarquista, y nueva represión.
El movimiento socialista hasta finales de siglo : en 1871, Paul Lafargue llegó
a Madrid con la intención de reconducir hacia el marxismo a los
internacionalistas españoles, lo consiguió con un pequeño grupo que constituyó
la Nueva Federación Madrileña en la que estaba Pablo Iglesias, este tipo de
organizaciones serán ilegalizadas en 1874. En, 1879 en la clandestinidad un
grupo reducido con Pablo Iglesias a la cabeza fundó el Partido Socialista
Obrero Español, sus aspiraciones eran la abolición de las clases, es decir, la
emancipación completa de los trabajadores, la transformación de la propiedad
individual y la posesión del poder político por la clase trabajadora.
En 1888 se creó la Unión General de Trabajadores, y en 1889 se asociaron a la
Segunda Internacional.
Los marxistas utilizaron la huelga como principal medio de lucha. Durante la
Restauración el marxismo o socialismo español será moderado, reformista y de
carácter social, no en las ideas sino en los medios. El PSOE creció de manera
lenta debido a diferentes factores: la rigidez de la disciplina, la jerarquización
del partido y el hecho de participar en el sistema vigente mediante
procedimientos políticos legales para conseguir sus objetivos claramente
revolucionarios.
A partir de 1879 surgieron los circuitos católicos como pretendientes de los
sindicatos católicos. En 1891 el papá León XIII, publicó la encíclica Rerum
novarum, carta derechos sociales, la iglesia intentaba dar respuesta a las
nuevas realidades planteadas por la industrialización. Sin embargo, la
implantación del sindicalismo católico fue siempre mucho menor que la de los
sindicatos de clase.

Especifica las consecuencias para España de la crisis del 98 en los ámbitos


económico, político e ideológico.
La guerra de Cuba o guerra hispano estadounidense provocó la liquidación de
los restos del imperio colonial español, perdiendo Cuba, Puerto Rico, Islas
Filipinas y Guam, produciéndose el desastre del 98.
En el ámbito político se criticó la torpeza de los gobernantes, se ponía en
cuestión el propio sistema político incapaz de abrirse políticamente a otros
grupos políticos o darles autonomía a ciertos territorios. Las derrotas
propiciaron la crítica al sistema y la aparición de la idea de regeneracionismo
del país, exigiendo una renovación. En el Ejército español la pérdida de Cuba
se vio como cuestión de deshonor cuando en realidad fue un error político el
enfrentarse a Estados Unidos en lugar de llegar a un acuerdo, sin embargo, el
sistema sobrevivió al desastre.
En el ámbito económico fue negativa la pérdida de los mercados coloniales, y
sus beneficios, así como de los mercados privilegiados que estas suponían y
de las mercancías que deberían comprarse en el futuro a precios
internacionales. Por el contrario, la repatriación a España de los capitales
situados en América resultó positiva, permitiendo el desarrollo de la banca
española. Se promovió una reforma de la Hacienda llevada a cabo por el
ministro Fernández Villaverde.
La costumbre del ejército de librar del servicio militar a aquellos que pagaran
una gran cantidad de dinero “soldados de cuota” fue una de las causas de esta
derrota. Dando lugar a la pérdida de 200000 soldados en Cuba, 25000 en
Filipinas, y 4500 en Puerto Rico, todos ellos de clases trabajadoras debido a
esta costumbre. Esto dio lugar a un antimilitarismo extendido entre los sectores
más humildes.
Ámbito ideológico: estas derrotas conmocionaron a la opinión pública
española, dando lugar a una crisis ideológica con un gran impacto, sumiendo a
la sociedad y a la clase política española en un estado de desencanto y
frustración. España perdía los restos de su imperio colonial mientras que otras
potencias europeas creaban colonias. La prensa extranjera presentaba a
España como una nación moribunda, con un Ejército ineficaz y un sistema
político corrupto, lo que cuajó en buena parte de la opinión pública. Esto se
manifiesta en él regeneracionismo, en la actitud pesimista y en la crítica de los
intelectuales y escritores de la generación del 98.
Tras la crisis de 1998 surgió en la sociedad española el regeneracionismo, una
corriente intelectual, política y social de crítica ante la situación general que
vivía el país, reconocía el retraso de España frente al resto de Europa y exigía
una renovación política, social y cultural. Esta corriente tenía dos grandes
ramas:
-Un regeneracionismo desde dentro del sistema, empleada por los políticos
conservadores, cómo Silvela o Maura. Pero el mensaje que promovía era
ambiguo y carecía de propuestas alternativas sólidas.
-La mayor parte de los regeneracionistas estaban al margen del sistema,
destacando Joaquín Costa, que criticaba el sistema político de la Restauración
en su totalidad, lo calificaba de organismo enfermo y degenerado. Su lema era
“escuela y despensa”.

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