El documento resume la evolución histórica del sacerdocio en la Iglesia Católica según diferentes teólogos y concilios, desde la Edad Media hasta Tomás de Aquino. Aborda temas como las diferentes concepciones del número y naturaleza de los grados del sacerdocio, la vinculación entre orden sacerdotal y eucaristía, y las razones por las que Cristo instituyó el sacramento del orden según Tomás.
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El documento resume la evolución histórica del sacerdocio en la Iglesia Católica según diferentes teólogos y concilios, desde la Edad Media hasta Tomás de Aquino. Aborda temas como las diferentes concepciones del número y naturaleza de los grados del sacerdocio, la vinculación entre orden sacerdotal y eucaristía, y las razones por las que Cristo instituyó el sacramento del orden según Tomás.
El documento resume la evolución histórica del sacerdocio en la Iglesia Católica según diferentes teólogos y concilios, desde la Edad Media hasta Tomás de Aquino. Aborda temas como las diferentes concepciones del número y naturaleza de los grados del sacerdocio, la vinculación entre orden sacerdotal y eucaristía, y las razones por las que Cristo instituyó el sacramento del orden según Tomás.
El documento resume la evolución histórica del sacerdocio en la Iglesia Católica según diferentes teólogos y concilios, desde la Edad Media hasta Tomás de Aquino. Aborda temas como las diferentes concepciones del número y naturaleza de los grados del sacerdocio, la vinculación entre orden sacerdotal y eucaristía, y las razones por las que Cristo instituyó el sacramento del orden según Tomás.
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Tema 6: EL SACERDOCIO EN LA ENSEÑANZA DE
SANTO TOMÁS DE AQUINO
Se da en plena edad media, nace en castillo de roca seca en 1225 y fallece en la Abadía de Fossanova el 07 de marzo1274, en camino de obediencia hacia el concilio de Lyon que ya no llegó y será canonizado en 1323 por Juan XXII. Será san Pio V en 1567, el que lo declara doctor de la Iglesia y el 5 de agosto de 1980 patrón de todas las iglesias católicas del mundo por León XIII. San Juan Pablo II en Fidei et razio lo considera como maestro y modelo de hacer teología. y Pablo VI basándose en Juan XXIII hablará al conmemorar los 700 años de fallecido de Santo Tomás: «No cabe duda que santo Tomás poseyó en grado eximio audacia para la búsqueda de la verdad, libertad de espíritu para afrontar problemas nuevos y la honradez intelectual propia de quien, no tolerando que el cristianismo se contamine con la filosofía pagana, sin embargo, no rechaza a priori esta filosofía. Por eso ha pasado a la historia del pensamiento cristiano como precursor del nuevo rumbo de la filosofía y de la cultura universal. El punto capital y como el meollo de la solución casi profética a la nueva confrontación entre la razón y la fe, consiste en conciliar la secularidad del mundo con las exigencias radicales del Evangelio, sustrayéndose así a la tendencia innatural de despreciar el mundo y sus valores, pero sin eludir las exigencias supremas e inflexibles del orden sobrenatural” En la edad media se reciben los tratados de 3 grandes PDI que van a marcar el modelo a seguir del sacerdocio sacerdotal: San Gregorio Nacianceno, san Juan Crisóstomo y san Gregorio Magno. Aunque los aspectos que tratan son más relevantes, pero se centran en ¿cuál es la misión que cumplen los pastores en la iglesia en orden a una jerarquía? En virtud de la ordenación, configuración con Cristo, son los representantes de Cristo en el sentido grande de la palabra y por los cuales cristo sigue realizando su obra salvadora Aparecerá la crisis montanista, que enfrentará la iglesia disciplinar, el ministerio al carisma y se empezará a sobrevalorar los aspectos carismáticos y despreciar los litúrgicos. Es en la época de san Cipriano cuando se sitúa el sacerdocio como autoridad, honor y dignidad. La alianza entre iglesia-estado trae ciertas consecuencias y produce cambios en los jerarcas cristianos, concediéndoles un rango en su jerarquía propia, se les equiparaba a los obispos como los más altos gobernantes. Tienen cierto poder, teniendo ciertos privilegios, y entre ellos se les reconocía el derecho a honores, el uso de insignias, introducen ceremonias calcadas de la corte imperial, se habla de la catedra del Obispo; similar a los reyes y emperadores. Nada tenia que ver con el servicio, que hoy suena mucho en la Iglesia. Los obispos asesoran a los gobernantes, confiriéndoles un poder grande. En esta época hay varios santos pastores que concilian y cuestionan las autoridades que deberían tener y conciencia que deberían hacer los que están en el gobierno. El concilio de Sárdica (343 d.C. Sofia- actual Bulgaria) “que nadie sea elevado al episcopado sin que no haya ejercido el lectorado, el acolitado y el diaconado”. En este tiempo se piensa en “vamos a hacer carrera clerical”, y allí inicia el clericalismo. Por eso necesita ser aclarado estas terminologías. En el s. XX la cuestión se aborda en un canon que procede de Calcedonia del 451 . Para el teólogo dominico Edwards Sckillebres, el Canon 6 viene a ser una prueba visible de la Iglesia, seguida en la praxis de la Iglesia primitiva. El objetivo fue dar forma estable a una praxis ministerial que anteriormente fue impreciso. Esto lo dijo en su libro “ministerio eclesial”. El canon 6 de Calcedonia fue este: «Nadie puede ser “ordenado” absolutamente (apolelymenos) ni como sacerdote ni como diácono ni en cualquier grado eclesiástico, si no se le asigna claramente a una comunidad local en la ciudad o en el campo, en un martirium (sepultura de un mártir venerado) o en un monasterio. Quién fuera ordenado absolutamente el sacratísimo Concilio determina que la imposición de manos (cheirothesia: ordenación o nombramiento) es nula (o inválida) y que, por tanto, no puede realizar funciones en ninguna ocasión para injuria del ordenante». Sckillebres: la ordenación es la incorporación ministerial en una comunidad, que la comunidad lo elige como presbítero. Una ordenación de alguien que no haya sido elegido por el pueblo o la gente se debe considerar nula. Da la interpretación que como Antonio Santarsiero no fue elegido por el pueblo, su ordenación no es válida para la diócesis de Huacho. Piertrellot: no se hace una llamada de la comunidad, sino que se habla de las condiciones requeridas, para que no sea un clérigo vago; el canon no dice nada de las modalidades de la elección del candidato, ni la elección por una comunidad”. La elección es por imposición de manos, que introduce al elegido a la comunidad ministerial y no por la elección de la comunidad. Pedro Lombardo: ¿Cuál es el número de las ordenes sagradas? Algunos como san Isidoro dicen que hay 9 órdenes, del pseudo Dionicio, la línea icónico-angélica y dice que hay tantos grados eclesiásticos como son los grados de los ángeles. Mas adelante (s. XIII) se añaden Guido de Orchelles y Guillermo de Auxerre, ellos tienen un tratado de sacramentos. Dicen que los grados para alcanzar la carrera sacerdotal, deberían añadirse el episcopado y el arzobispado. Luego tenemos el testimonio de Ivo de Chartres (+ 1116) que hablará de 7 grados y ha eliminado el episcopado, y son 7 porque son 7 los dones del ES y con ello fundamenta la visión pnenmatológica y carismática. Luego Godofredo de Vendome (+ 1132), se centra en la doctrina de san Agustín, el orden es tan sacramento como el bautismo, que tienen en sí la elección y la consagración; con ello lo constituye al ordenado en vicario de Cristo y jefe de la comunidad. Esta es la visión sacramental. Pedro Lombardo, parece que se une a Ivo de Chartres y excluye el episcopado del número de los órdenes y lo considera como una dignidad o un oficio (en las sentencias), el episcopado no es sacramento. El episcopado solo es un honor y no cumple una función más. Los 7 grados encuentran su fundamentación en otras cuantas acciones de Cristo y esta visión se le comienza a llamar Cristológica. Pedro Lombardo a partir de su libro, dice que cada orden sagrado tiene su signo y su efecto propio; de todos se tiene que predicar la SACRAMENTALIDAD. No especifica como se participa de ella; a partir de los sagrados cánones y del uso de la Iglesia primitiva dice que dos deben llamarse en sentido orden: el diaconado y el presbiterado (hay información de los dos y mandato de los apóstoles). De las sentencias es su libro base de todas las universidades. Pedro Lombardo define el Orden Sacerdotal como un orden sagrado, donde se confiere una potestad espiritual y una función. Ello implica la donación gradual y lo considera sacramento, porque cuando se recibe se confiere la gracia, significada por lo que se realiza en ese momento. Los sacramentos causan lo que significan y eso lo aplica al orden sacerdotal. Las razones que da del Diaconado y Presbiterado, es por la capacidad de ofrecer lo sagrado; pueden conferir el sacramento de la eucaristía, a partir de la celebración eucarística reconoce lo sagrado del orden sacerdotal y de modo subsidiario del diácono. Para Pedo Lombardo la celebración eucarística del sacerdote se ve como una acción de la Iglesia y por eso, si se separa no puede ofrecerla, ya que sólo se hace en el modo de La Iglesia. Santo Tomas dirá que no ha tenido en cuenta el “carácter sacramental”. Pedro Lombardo a la hora de examinar el episcopado, dice que no hay distinción entre episcopado y presbiterado, solo en un matiz verbal: el obispo indica dignidad y el presbítero edad. Los obispos tienen la función de presidir y con ello la función de gobierno en la Iglesia. En la Teología medieval había una vinculación de orden entre el cuerpo eucarística y jurisdicción de la iglesia, le servirá a Pedro Lombardo que todas las órdenes que hacen mención a la santificación son sacramentos y los que no están destinados a la santificación no son sacramentos. Pedro Lombardo considera desde la eucaristía al sacerdote, por eso los grandes escolásticos, como santo Tomas lo hacen suyo, y Trento como esquema para referirse al orden. El CVII sistematizará y diferirá de este planteamiento. San Alberto Magno dirá que el ministerio de grado mas alto es el presbiterado y es en orden a la celebración de la eucaristía. El episcopado no puede ser orden porque es lo mismo que el presbiterado y solo goza del gobernar. Con Santo Tomas de Aquino, encontramos una dificultad, de su pluma no pudo salir un estudio del sacramento del orden; hay que hacer un pequeño acopio de lo que hay en distintos opúsculos de varios autores. Aparece en perfecto matrimonio el sacerdocio y la eucaristía. ¿Por qué Cristo instituyó el sacramento del orden? En summa contra gentiles, que “en todos los sacramentos de los cuales ya se trató, se confiere la gracia espiritual oculta bajo las cosas visibles. Pero, como toda acción debe ser proporcionada al agente, es preciso, pues, que administren dichos sacramentos hombres visibles que gocen de poder espiritual”. la administración de los ángeles pertenece a los hombres, revestidos de carne visible y por tanto pueden cumplir con toda acción proporcionada al agente. La carta a los hebreos dice: «Pues todo pontífice, tomado de entre los hombres, es puesto en favor de los hombres, para aquellas cosas que es instituido para aquellas cosas que miran a Dios» (Hb 5, 1)». No son los ángeles si son los hombres. Santo Tomás además de la SE, dirá: «Hay también otro fundamento de esta razón. Pues la institución y la virtud de los sacramentos tienen su origen en Cristo de quien dice San Pablo: «Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola mediante el lavatorio del agua con la palabra de vida» (Ef 5, 25-26)». Además del bautismo: «también consta que Cristo dio el sacramento de su cuerpo y sangre en la cena y lo instituyó para que se frecuentara, y ambos son los principales sacramentos». Sin embargo: «como Cristo había de desaparecer corporalmente de la Iglesia, fue necesario que instituyera a otros como ministros suyos, quienes administraran los sacramentos a los fieles, como dice San Pablo: «Es preciso que los hombres vean en nosotros ministros de Cristo dispensadores de los misterios de Dios» (I Cor 4, 1)». Así se explica que, por ello, Cristo: «confió a los discípulos la consagración de su cuerpo y sangre, diciendo «Haciendo esto en memoria mía» (Lc 22, 19). También: «dióles el poder de perdonar los pecados, según aquello de San Juan: «A quien perdonareis los pecados, le serán perdonados» (Jn 20, 23), Y asimismo: «les impuso también el deber de enseñar y bautizar diciendo: «Id, pues, enseñad a todas las gentes y bautizándolas» (Mt 28, 29)». ¿Cristo dio potestad espiritual a la Iglesia para administrar los sacramentos? El ministro comparado con el señor, es como el instrumento comparado con el agente principal; así, pues, como el instrumento es movido por el agente para obrar, así también el ministro es movido por mandato del señor para ejecutar algo». Además: «es preciso que el instrumento esté proporcionado al agente. En consecuencia, también es preciso que los ministros de Cristo guarden proporción con Él». «Cristo, como Señor, realizó nuestra salvación con autoridad y virtud propias, en cuanto fue Dios y hombre: pues, en cuanto hombre, padeció por nuestra redención y, en cuanto Dios, hizo saludable su pasión para nosotros» [ Suma contra los gentiles, IV, c. 74.]. «hay una doble causa eficiente: una principal, otra instrumental. La causa eficiente principal de la salvación de los hombres es Dios. Pero, al ser la humanidad de Cristo «instrumento de la divinidad», como se ha dicho, se sigue que todas las acciones y sufrimientos de Cristo obran instrumentalmente la salvación en virtud de la divinidad» [ Suma teológica, III, q. 48, a. 6, in c.] De manera que: «Solamente Cristo debe llamarse nuestro Redentor» [ Ibíd., III, q. 48, a. 5, sed c.], pero, «el ser inmediatamente Redentor es algo propio de Cristo en cuanto hombre, aunque la misma redención pueda atribuirse a toda la Trinidad como causa primera» [Ibíd., III, q. 48, a. 5, in c]. La unidad en cristo es hipostática, están gestionadas por la misma persona que el verbo. Toda la redención está a cargo de los tres, pero la víctima de la redención es el verbo. Por eso Cristo, sufrió y murió para la redención del hombre. Recibe esta eficacia de la naturaleza divina de esta manera dirá santo Tomas: la pasión de Cristo: «la pasión de Cristo referida a su carne, convino a la flaqueza que asumió; pero, referida a la divinidad, obtiene de ésta un poder infinito, conforme aquellas palabras: «La flaqueza de Dios es más fuerte que los hombres» (I Cor 1, 25), es a saber, porque la flaqueza de Cristo, en cuanto flaqueza de Dios, tiene una fuerza que supera a todo poder humano» [Ibíd., III, q. 48, a. 6, ad 1.]. San Pablo supo profundizar esto, por eso decía yo me complazco en mi debilidad. De todo esto podemos concluir siguiendo a Santo Tomás, que: «es preciso también que los ministros de Cristo sean hombres y participen algo de su divinidad mediante alguna potestad espiritual, porque el instrumento participa también algo de la virtud del agente principal, Y de esta potestad dice San Pablo que: «el Señor le dio potestad para edificar y no para destruir» (2 Cor 13, 10)». El instrumento de alguna manera participa en virtud de la gente (ejemplo la piedra tirada por Cleider a José, que participa de la maldad, pero en sí mismo no es ni buena ni mala) «no se ha de decir que esta potestad se ha dado a los discípulos de Cristo de manera que no pueda transferirse a otros, puesto que se les dio para «la edificación de la Iglesia» (Ef 4, 12), según dice dan Pablo. Luego es preciso que esta potestad se perpetúe tanto cuanto es necesario para la edificación de la Iglesia. Y esto comprende necesariamente desde la muerte de los discípulos de Cristo hasta el fin del mundo, Así, pues, dióse a los discípulos de Cristo la potestad espiritual para que por ellos pasara a los otros». Bajo los efectos del pecado, se necesita que la redención nos llegue. «el Señor al hablar a los discípulos, se refería a los demás fieles, como consta por aquello que se dice en San Marcos: Lo que a vosotros digo, a todos lo digo» (Mc 13, 37). Y, en San Mateo, dijo el Señor a los discípulos: «Yo estaré con vosotros hasta la consumación del mundo» (Mt 28, 20). Esto lo hace por medio de los sacramentos, entre ella la Eucaristía, que la tiene que ser celebrada por los sacerdotes, ya que está el mandato: “Hagan esto en memoria mía”. SACRAMENTOS IV: 28/09/2023 –¿La potestad espiritual que se transfiere a algunos discípulos es un sacramento? El señor transmitió muchas veces los poderes a los discípulos. ¿Pero ahora, esto es un sacramento o es algo eventual? Santo Tomás el poder sagrado que dio a los apóstoles y que se ha ido transmitiendo por medio de un rito, es un sacramento. Y lo explica así: «Porque este poder espiritual pasa de Cristo a los ministros de la Iglesia, y los efectos espirituales derivados de Cristo a nosotros son ejecutados bajo ciertos signos sensibles, como consta por lo dicho, convino también que esta potestad espiritual se entregara a los hombres bajo ciertos signos sensibles». Estos signos sensibles constituyen la forma y materia del sacramento. Santo Tomás en Summa contra gentiles dice: «son algunas fórmulas verbales y determinados actos, como la imposición de las manos, la unción, la entrega del libro o del cáliz, o cosas parecidas, que pertenecen a la ejecución del poder espiritual». Y como: «cuando se entrega algo espiritual bajo un signo corporal», lo que se da es un sacramento, puede decirse que en la entrega de la potestad se celebra un cierto sacramento que se llama el «sacramento del orden» [Suma contra los gentiles, IV, c. 74.]. ¿queda como opinión de teólogo muy importante? Claramente que no, por eso debemos mirar a Trento y su carácter dogmático dice: «Si alguno dijere que el orden, o la sagrada ordenación, no es verdadera y propiamente sacramento instituido por Jesucristo, nuestro Señor; o que es una ficción humana inventada por hombres ignorantes en materias eclesiásticas; o que es solamente cierto rito para elegir los ministros de la divina predicación y de los Sacramentos, sea excomulgado» [Sesión XXIII, Verdadera y católica doctrina del sacramento del orden para condenar los errores de nuestro tiempo, Cánones del sacramento del orden, can III]. «Si alguno dijere que no hay en el Nuevo Testamento un sacerdocio visible y externo, o que no hay potestad alguna de consagrar y ofrecer el verdadero cuerpo y sangre del Señor, ni de remitir y retener los pecados; sino solamente el oficio y mero ministerio de predicar el Evangelio, o que los que no predican, no son absolutamente sacerdotes, sea excomulgado» [Ibíd., can I.] –¿Cuál sería la definición del sacramento del orden? Santo Tomás dará la siguiente definición tomada de Hugo de San Víctor: «El orden es un cierto signo de la Iglesia por el que se entrega una potestad espiritual al ordenado» [Hugo de S. Víctor, Los sacramentos de la fe cristiana, l. 2, p. 3, c. 5.]. lo explica así santo Tomás: «La definición que el Maestro propone se ajusta al orden en cuanto sacramento de la Iglesia. Por eso señala dos cosas: el signo exterior, diciendo «cierto signo», y el efecto interno, al decir «por el que se entrega una potestad espiritual» [Suma teológica, Supl., q. 34, a. 2, in c.]. Se justifica la esencia de este sacramento de la cual se ha definido de esta forma: «Dios quiso hacer sus obras semejantes a sí en lo posible, para que fuesen perfectas y a través de ellas se le pudiese conocer. Y por eso, para manifestar en sus obras no sólo lo que Él es en sí, sino también su manera de actuar sobre las criaturas, impuso todos los seres esta ley: que los últimos han de ser perfeccionados por los intermedios, y estos por los primeros, según dijo Dionisio (Jerarquía celeste, 4, 3)». De acuerdo con esta ley divina universal: «para que la Iglesia no careciese de esta belleza, puso Dios orden en ella, de suerte que unos administren a otros los sacramentos; con lo cual, siendo como colaboradores de Dios, se hacen de alguna manera semejante a Él. Lo mismo ocurre en el cuerpo natural, en el que unos miembros vivifican a los otros» [Ibíd., Supl., q. 34, a. 1, in c.]. El pastor en el mundo protestante rompe el designio de Cristo, la predicación de él es la suya, a diferencia del sacerdote, que tiene que transmitir, lo que Cristo nos ha enseñado, el administrar las cosas claras que dejó en el evangelio (ejemplo del diacono Felipe y el etíope: predicación para suscitar la fe, a la creencia y allí administrar el sacramento). –¿Cuáles son los efectos del sacramento del orden? Es obvio que el primer efecto, es la gracia sacramental de ese sacramento, o la gracia de ese sacramento que recibe la gracia del sacramento que recibe. Santo Tomás en Summa contra gentiles volverá a decir: «es propio de la liberalidad divina que a quien se concede la potestad de hacer algo se le confieran también aquellas cosas sin las cuales no puede ejercerse convenientemente tal operación». Además, añade: «como la administración de los sacramentos, que es la finalidad del poder espiritual, no se hace convenientemente si uno no es ayudado para esto por la gracia divina», es preciso afirmar que: «también se confiere la gracia en éste como en los demás sacramentos». También se puede inferir, que: «como la potestad del orden es para la administración de los sacramentos y, entre estos, el más noble y como la culminación de todos es el sacramento de la eucaristía, como consta por lo dicho (cf. IV, c. 61), es preciso que la potestad del orden se considere como relacionada con este sacramento, porque: «cada cosa se denomina por el fin» (Arist., El alma, 4)». Se valdrá de Aristóteles, para dar razón en un sentido lógico, aplicable a los sacramentos tiene una genial adecuación. También se puede obtener otra consecuencia: «pertenece al mismo poder el dar alguna perfección y preparar la materia para su recepción, tal como el fuego tiene poder no sólo para comunicar su forma a otro, sino también para disponer la materia para la recepción de esta forma». Por consiguiente: «como quiera que en la potestad del orden se tenga por fin el consagrar y entregar a los fieles el sacramento del Cuerpo de Cristo, es preciso que esa misma potestad incluya también el hacerlos aptos y dispuestos para recibir este sacramento». Hay muchos laicos, incluso religiosas, que tienen capacidades magnificas para transmitir la palabra de Dios; pero Dios no los ha hecho actos para administrar los sacramentos: “yo he elegido a los que yo he querido”. Dios eligió a Pedro y no a otros de su tiempo, que podrían ser más cultos y preparados. Se comprende que: «esta aptitud y disposición del fiel para la recepción de este sacramento consiste en que esté limpio de pecado, pues no hay otro modo de unirse espiritualmente a Cristo, a quien se une sacramentalmente recibiendo este sacramento. Es preciso, pues, que la potestad del orden se extienda hasta la remisión de los pecados, mediante la dispensación de aquellos sacramentos que se ordenan a la remisión del pecado, como son el bautismo y la penitencia, según consta por lo dicho (cf. IV. c. 59 y 62)». «el Señor, como se dijo, dio a sus discípulos, a quienes confió la consagración de su cuerpo, el poder de perdonar los pecados. Poder que se expresa por «las llaves», de las cuales dijo el Señor a San Pedro: «Yo te daré las llaves del reino de los cielos» (Mt 16, 19). Y el cielo se cierra y se abre para cada uno según que esté sujeto al pecado o limpio de pecado; por eso el usar de estas llaves se dice «atar y desatar», esto es, de los pecados» [Suma contra los gentiles, IV, c. 74.]. –¿En el sacramento del orden se pueden distinguir varias partes? En la summa teológica, dira que el sacramento del orden se divide en varias órdenes, basándose en la SE de dos formas: La primera es porque: «la Iglesia es el cuerpo místico de Cristo semejante, según San Pablo, al cuerpo natural (Rm 12, 4-5). Pero en el cuerpo natural las funciones de los miembros son diversas. Luego en la Iglesia debe haber distintas órdenes». Y la segunda es la siguiente: «El ministerio del Nuevo Testamento es más digno que el del Antiguo. Pero en éste eran consagrados no sólo los sacerdotes, sino también sus ministros, los levitas. Luego también en el Nuevo Testamento deben consagrase por el sacramento por el sacramento del orden no sólo los sacerdotes, sino también sus ministros. Por eso es necesario que haya muchas órdenes» [Suma teológica, Supl., q. 37, a. 1, sed c.]. En la Iglesia aparecieron 7 grados jerárquicos por 3 razones: 1. En primer lugar: «para manifestar la admirable sabiduría de Dios, que brilla de manera especial en la distinción ordenada de las cosas, tanto en el orden natural como en el sobrenatural» [Ibíd., Supl., q. 37, a. 1, in c.]. santo tomas asume el principio de continuidad de grados, dado por el pseudo Dionisio. 2. En segundo lugar, explica Santo Tomás que la jerarquía clerical se introdujo en la Iglesia: «para remedio de la fragilidad humana, pues con una sola orden no se podrían atender todas las cosas necesarias para los ritos sagrados sin gran trabajo. Por eso, para los diversos ministerios se ponen distintas órdenes». 3. En tercer lugar: «para dar a los hombres un camino más fácil de adelantar; en efecto, se reparten por los diversos cargos para ser cooperadores de Dios, que es «lo más divino de todas las cosas» (Dionisio, La jerarq. celest., c. III, 2).» [Suma teológica, Supl., q. 37, a. 1, in c.]. cada uno es elevado a cooperar con Dios, como lo hacen los ángeles irá el pseudo Dionisio. Se dispone que unos sean purificados y que otros purifiquen; etc. –¿Cuáles son estas partes u órdenes? Lo dirá en la summa contra gentiles: que por una parte debe tenerse en cuenta lo siguiente: «la potestad que se ordena a algún efecto principal tiene por naturaleza bajo sí las potestades inferiores que la sirven. Como se ve claramente en las artes, pues las artes que disponen la materia están al servicio de la que imprime la forma artificial, y la que le imprime la forma está, a su vez, al servicio de la que atiende al fin de lo artificial; más todavía, la que se ordena al fin más próximo sirve a la que le corresponde el último fin». Y nos pone un ejemplo: la actividad «de cortar maderos sirve a la de construir naves, y ésta a la de marinería, la cual sirve, a la vez, a la económica, o a la militar, o a otra semejante, puesto que la navegación se pude ordenar a diversos fines». De esta manera puede afirmarse que: «como la potestad del orden se ordena principalmente a consagrar el cuerpo de Cristo y administrarlo a los fieles, y a purificarlos de los pecados, es preciso que exista alguna orden principal, cuya potestad se extienda principalmente a esto, y tal es el «orden sacerdotal». «ha de haber otras que le sirvan, disponiendo de algún modo la materia, y éstas son las «órdenes de los administradores». Y porque la potestad sacerdotal, como ya se dijo, se extiende a dos cosas, a saber, a la consagración del cuerpo de Cristo y a hacer idóneos a los fieles para la recepción de la eucaristía por la absolución de los pecados, es conveniente que la sirvan las órdenes inferiores en ambas cosas o en una sola». También se sigue de ello, porque: «es evidente que una orden inferior en tanto es más superior a las otras en cuanto más cosas sirve al orden sacerdotal o lo hace en algo más digno». Santo Tomás a estas órdenes que ayudan, las llama órdenes menores, que solo sirven al orden sacerdotal, en la preparación del pueblo y dirá santo Tomás: los «ostiarios», efectivamente, apartando a los infieles de la congregación de los fieles. Los «lectores», instruyendo a los catecúmenos en los principios de la fe y por eso se les encarga leer las escrituras del Antiguo Testamento. Los «exorcistas», purificando a quienes ya están instruidos, pero están impedidos de algún modo por el demonio para recibir los sacramentos». Antiguamente en los seminarios (antes del CVII dejó como ordenes menores el lectorado y el acolitado) recibían las ordenes que habla santo Tomás. También considera órdenes superiores u ordenes mayores, sirven al orden sacerdotal no sólo en la preparación del pueblo, sino también en la consumación del sacramento. Pues los «acólitos» tienen a su cargo los vasos no sagrados, en los cuales se prepara la materia del sacramento y por eso en su ordenación se les entregan las vinajeras. Los «subdiáconos» tienen a su cargo los vasos sagrados y la preparación de la materia aún no consagrada. Los «diáconos» tienen, además, un cierto ministerio sobre la materia ya consagrada, en cuanto que distribuyen a los fieles la sangre de Cristo. Y por eso estás tres órdenes, a saber, el sacerdocio, el diaconado y el subdiaconado, se llaman sagradas, porque reciben poder sobre algo sagrado». Ritos previos a la reforma de Pablo VI, vigentes en santo Tomás. «estas órdenes superiores también sirven en la preparación del pueblo. Por eso se les confiere a los diáconos el poder de enseñar la doctrina evangélica al pueblo, y los subdiáconos la apostólica, y a los acólitos el poder para que, con respecto a estas dos cosas, preparen lo que corresponde a las ceremonias, como el llevar las luces y otros servicios parecidos» [Suma contra los gentiles, IV, c. 75,]. –¿Las siete órdenes son todas sacramentos? En la Summa Teológica, dirá que «La división del orden no es de un todo integral en sus partes»; como las que se da en el orden de un compuesto, que no consta con todas sus partes. Tampoco: «es la de todo universal». En que consiste ello de orden sacramental y el lo dirá de acuerdo a la potestad: La división del orden sacramental es «la de un todo potestativo», que consiste: «en que el todo, según su razón completa, se da en uno solamente, y en los demás se da una participación del mismo». La división del orden sacramental es «la de un todo potestativo», que consiste: «en que el todo, según su razón completa, se da en uno solamente, y en los demás se da una participación del mismo». Es decir, en una parte se da el todo pleno, como ocurre en el episcopado; pero en la otras todo, pero en distintos grados. Santo Tomás dirá: «Esto es lo que ocurre aquí», porque: «toda la plenitud de este sacramento está en una sola orden, el sacerdocio», el sacerdocio pleno o episcopado, «mientras que en las demás se da una participación del orden (…) Por eso todas las órdenes son un solo sacramento» [Suma teológica, Supl., q. 37, a. 1, ad 2,]. «el sacramento del orden se ordena a la Eucaristía, que es como dice Dionisio, «el sacramento de los sacramentos» (Jerar. Eclesiast, c. 3, p. 1). Por eso, así como se necesitan consagración el templo, el altar, los vasos y las vestiduras, del mismo modo la necesitan también los ministros de la Eucaristía; esta consagración es el sacramento del orden. Por eso la distinción del orden hay que tomarla según la relación a la Eucaristía». De esta manera la potestad del orden o se ordena a la consagración misma o a otra orden que este en relación con ella. Por eso el sacerdote recibe el cáliz y la patena, como símbolo de poder consagrar el cuerpo y sangre de cristo. Los ministerios que tienen que ver con la eucaristía, «La cooperación de los ministros tiene por objeto o el sacramento mismo o a quienes lo reciben». En el primer caso, es la cooperación estricta, ese es el oficio del diácono. Basándose en Pedro Lombardo dirá que es lícito el ayudar al sacerdote en correspondencia a lo sagrado. Las 7 órdenes, en conclusión, son verdaderos sacramentos. Por eso se dice en las Sentencias que en primer lugar, «es propio del diácono ayudar a los sacerdotes en todas las cosas que se realizan en los sacramentos de Cristo; y ésta es la razón de que también los diáconos distribuyan la Sangre». En segundo lugar: «está el ministerio, cuyo fin es preparar la materia del sacramento en los vasos sagrados; es el oficio del «subdiácono»; por eso se dice en las «Sentencias» (Pedro Lombardo), que llevan los vasos del cuerpo y la sangre del Señor y depositan las oblaciones en el altar. En señal de ello, cuando se ordenan, reciben el cáliz vacío en manos del obispo». Y así es cómo ellos lo llevan al altar. En tercer lugar, primero «se encuentra el ministerio ordenado a presentar la materia del sacramento. Es el oficio del «acólito», que, como se dice en las «Sentencias», prepara las vinajeras con vino y agua. Por eso recibe las vinajeras vacías». Frente al Ostiario explicará lo siguiente santo Tomás: «El ministerio ordenado a la preparación de los que reciben la Eucaristía sólo puede ejercerse sobre los inmundos, pues los limpios ya están preparados para recibir los sacramentos. Según Dionisio, hay tres clases de impuros. Unos son totalmente infieles, que rehúsan creer; éstos deben ser rechazados totalmente de la asistencia a los divinos misterios y de la comunidad de los fieles; es el oficio propio de los ostiarios». Lo propio del Ostiario es tocar las campanas o abrir las puertas. Otros son los catecúmenos a lo que se referirá santo Tomás: «Otros, queriendo creer, aún no están instruidos; son los catecúmenos, para cuya instrucción están los «lectores»; por eso se les encomienda leer los primeros rudimentos de la doctrina de la e, contenidos en el Antiguo Testamento». Por último, tenemos la función del exorcista, que es la de expulsar los demonios y se advierte que: «hay otros, fieles e instruidos, pero impedidos por el poder de los demonios; son los energúmenos, sobre quienes ejercen su potestad los «exorcistas» [Ibíd., Supl., q. 37, a. 2, in c.]. hoy ha quedado supeditado al Obispo y a quién este designe. –¿Los exorcismos sólo se pueden ejercitar en la orden del exorcistado? Se llama exorcismo a la oración contra el espíritu maligno, es como un conjuro en el mandato imperativo: “va de retrum satanas”. Santo Tomás dirá: «Hay dos clases de conjuro: Uno procede de modo de súplica, obligando a obrar por respeto a las cosas sagradas; la otra, en cambio a modo de compulsión» o de obligación por autoridad. «El primero no se puede usar respecto de los demonios, ya que exige cierta manifestación de benevolencia y amistad, que nunca es lícito tenerla con ellos». Con el segundo si que podemos enfrentar a los demonios: «Podemos conjurar a los demonios por el poder del nombre de Dios, arrojándolos fuera de nosotros como a enemigos declarados, a fin de evitar los daños espirituales y corporales que nos pueden venir de ellos. Poder que nos dio el mismo Cristo, cuando dijo: «He aquí que yo os he dado poder para andar sobre serpientes y escorpiones y sobre toda potencia enemiga y nada os dañará» (Lc 10, 19)» [Ibíd., II-II, q. 90, a. 2, in c.]. No se puede hacer conjuros en el sentido de invocaciones, como lo hacen los brujos o «Los nigromantes utilizan los conjuros o invocaciones a los demonios para aprender y alcanzar alguna cosa de ellos» [Ibíd., II-II, q. 90, a. 2. ad 2]. Y lo que hacen es tener relaciones con ellos. El conjuro es la invocación del nombre de Dios, para alejarse al demonio de algún lugar, persona o cosa que esté poseída por el demonio. Catecismo de la Iglesia Católica, nº. 1673 dice: Cuando la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del Maligno y sustraída a su dominio, se habla de exorcismo. Jesús lo practicó (cf. Mc 1,25-26; etc.), de Él tiene la Iglesia el poder y el oficio de exorcizar (cf. Mc 3,15; 6,7.13; 16,17). En forma simple, el exorcismo tiene lugar en la celebración del Bautismo. El exorcismo solemne llamado «el gran exorcismo» sólo puede ser practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su Iglesia. Muy distinto es el caso de las enfermedades, sobre todo psíquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Por tanto, es importante, asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, de que se trata de una presencia del Maligno y no de una enfermedad (cf. CIC can. 1172). Y CDC 1172 dice: sin licencia peculiar y expresa del Ordinario del lugar nadie puede realizar legítimamente exorcismos sobre los posesos. El canon 134, en su parágrafo segundo, especifica claramente las figuras que se engloban en el término de Ordinario del lugar. Exorcismos públicos (correspondientes sacramentos) o solemne solo pueden ser realizado por los Obispos o a quienes designen, y los privados debe ser considerado como plegarias de liberación, sacramentales. –¿Cuál es el contenido de los exorcismos u oraciones contra el espíritu maligno? Lo que se ha explicado de los exorcismos públicos y privados –¿En qué consiste la orden del episcopado? Los dos grados del orden imprimen un carácter indeleble. Las ordenes menores son sacramentales, solo están a fines de las órdenes sagradas. Además de los 7 órdenes, están las dos sagradas: el sacramento del orden, del que participan el presbiterado y el diaconado, justificándolo de esta manera santo Tomás: «Para conferir estas órdenes se realiza con cierto sacramento, según se dijo, y los sacramentos de la Iglesia han de ser dispensados por algunos ministros, será necesario que en la Iglesia haya un poder supremo de más alto ministerio que confiera el sacramento del orden. Y tal es el episcopal, el cual, si en cuanto a la consagración del cuerpo de Cristo se equipara al sacerdotal, no obstante, es superior a este en cuando a las necesidades de los fieles». De manera que: «incluso el poder sacerdotal se deriva del episcopal; y cuánto hay de arduo en lo concerniente al pueblo fiel es un quehacer reservado a los obispos, los cuales pueden comisionar a los sacerdotes para que también intervengan en ello». El concilio de Trento dice: «Si alguno dijere que en la Iglesia Católica no existe una jerarquía, establecida por divina institución, la cual consta de obispo, presbiterios y ministros, sea excomulgado» [Sesión XXIII, Verdadera y católica doctrina del sacramento del orden, can VI.]. de tal manera continuará diciendo: «Si alguno dijere que los obispos no son superiores a los presbíteros; o que carecen de la potestad de confirmar y ordenar; o que la que tienen es común a ellos y a los presbíteros; o que son nulas las ordenes conferidas por ellos sin el consentimiento o el llamamiento del pueblo o del poder secular; o que los que no han sido debidamente ordenados ni recibidor misión de potestad eclesiástica y canónica, sino que vienen de otra parte, son ministros legítimos de la predicación y de los sacramentos, sea excomulgado» [Ibíd., can VII.]. La potestad de cabeza única de todos los ministros es la del vicario de Cristo, del papa, el pastor suprema de la Iglesia: «Es manifiesto que, aunque los pueblos se diferencian por las diversas diócesis y ciudades, no obstante, es preciso que así como para la iglesia particular de un pueblo determinado se requiere un obispo, que es la cabeza de todo ese pueblo, igualmente se requiere que para todo el pueblo cristiano haya uno que sea la cabeza de la Iglesia universal» [Suma contra los gentiles, IV, c.76.]. ¿Si el ministro, cuando dispensa los sacramentos, está en pecado, los fieles no alcanzan sus efectos? «los sacramentos eclesiásticos pueden ser dispensados incluso por pecadores y malos, con tal de que estén ordenados». Añade: «Lo que se adquiere para una cosa por medio de la consagración, permanece perpetuamente en ella; por eso, nada consagrado se vuelve a consagrar. Luego la potestad de orden permanece perpetuamente en los ministros de la Iglesia, no desapareciendo por el pecado». «Parece inconveniente que alguien deposite en un simple hombre la esperanza de su salvación, pues se dice: «Maldito el hombre que confía en el hombre» (Jr. 15, 5). Si, pues, el hombre no esperase alcanzar la salvación sino mediante los sacramentos dispensados por un ministro bueno, se pondría al parecer, la esperanza de salvación de alguna manera en el hombre» [Ibíd., IV, c. 77.].