Los 7 Secretos Del Mundo de La Hipnosis
Los 7 Secretos Del Mundo de La Hipnosis
Los 7 Secretos Del Mundo de La Hipnosis
Introducción.
Hipnosis.
No hay fenómeno alguno dentro del ámbito de la hipnosis que puedan argüir
los teóricos del magnetismo que no pueda ser producido por la simple y llana
sugestión. Muchas de las sensaciones eléctricas y magnéticas que narran las
personas que han sido hipnotizadas son el resultado de sugestión y la
predisposición a dichas percepciones, porque así se les ha informado o se les
ha hecho creer previamente. Estos procesos de predisposición emocional se
pueden dar de manera tanto consciente como inconsciente y refuerzan en las
personas la idea de un extraño fluido magnético como la causa de la hipnosis,
pero nada más alejado de la verdad.
“Cuando, en 1889, visité las clínicas de Nancy, oí decir al doctor Liébault, gran
maestro en la hipnosis: «Si dispusiésemos del medio de sumir en el estado de
sonambulismo a todos los sujetos, la terapia hipnótica sería la más poderosa
de todas.» En la clínica de Bernheim parecía casi existir tal arte y ser posible
aprenderlo en su director” (S. Freud. 1895. Estudios sobre la Histeria).
“forma de influencia psíquica que una persona puede ejercer sobre otra, al
margen o con exclusión del pensamiento racional crítico del segundo” (Bibring.
1954).
Por otro lado, también es importante destacar el estado de susceptibilidad en
la persona que va ser hipnotizada, tal susceptibilidad favorece el trance, por lo
menos, cuando es provocado y puesto en relación a otra persona. Sabemos
que los estados hipnóticos pueden ser auto-inducidos o provocados
naturalmente por la estimulación monótona y persistente que proviene del
exterior. Dicho de otro modo, la estimulación natural o artificial repetitiva pone
al sujeto en línea; con la actividad cerebral adecuada, que parece a todas
luces necesaria, para que se establezca una relación de sugestión con alguna
persona externa. En el caso de la autosugestión, el sujeto se pone en relación
consigo mismo, ya sea, consciente o inconscientemente. En el caso de ser
inconsciente, puede ser parte de la explicación dinámica de algunas patologías
nerviosas. Pueden darse otras formas de relación, como las que se establecen
a través de la propaganda y los fenómenos publicitarios, profundamente
estudiados, fenómeno que veremos más adelante.
Ya solo nos gustaría añadir al respecto de este segundo secreto una nota del
Dr. Freud:
http://www.bubok.es/libros/218001/HIPNOSIS-PARA-PSICOLOGOS
La escala del Dr. Liébeault, que fue la misma que utilizó el Dr. Bernheim, ha
servido de base para la más diversas variedades de escalas, y es, de hecho,
una de las más utilizadas en la actualidad, no obstante su antigüedad. Es
utilizada por muchos profesionales de la hipnosis. Se divide en seis grados o
niveles de profundidad hipnótica, de menor a mayor grado. Estos niveles
guardan relación con las características y peculiaridades de las
manifestaciones hipnóticas, los denominados fenómenos de la hipnosis.
Tercer grado, el embotamiento parece ser más profundo, entre los fenómenos
de la hipnosis observados tenemos: la sensibilidad táctil suele extinguirse
facilitándose la analgesia y anestesia; la catalepsia es definitiva; igual para los
movimientos automáticos, si ponemos sus brazos en movimiento y le
indicamos que no los puede detener, no lo puede hacer. Persiste cierto grado
de conciencia y la persona escucha todo lo que se le dice y sucede alrededor;
se pueden lograr algunas contracturas y parálisis por la sugestión, tanto
contracturas espásticas (brazo engarrotado) como flácidas. Al despertar puede
recordar lo acontecido, pero presenta una mayor cantidad de lagunas de
información en su memoria, hasta el punto de reconocer que durante ciertos
lapsos no recuerda absolutamente nada.
Son los distintos fenómenos de la hipnosis, los que a fin de cuentas nos
permiten determinar el nivel de trance hipnótico alcanzado por el sujeto. Esto
dependerá en mayor media de la capacidad del sujeto a aceptar las
sugestiones, y por supuesto, a una adecuada técnica de sugestión hipnótica.
En aquella época, sobre todo en el círculo del célebre Dr. Charcot, se pensó
que los trastornos nerviosos por lo general requerían de un estado anómalo
hipnoide de origen fisiológico, del cual no conocían su mecanismo. Este
estado, decían ellos, era propio de las personas histéricas y emocionalmente
inestables. Estos conceptos fueron rebatidos y demostrados como falsos en la
Escuela de Nancy, la sugestión en la vigilia fue uno de los muchos elementos
que contribuyeron a esta demostración:
http://www.bubok.es/libros/218001/HIPNOSIS-PARA-PSICOLOGOS
http://www.amazon.com/dp/B00GUO6UWW
Como ejemplo podemos ver la llamada sugestión moral, que es utilizada casi
siempre por los medios masivos de comunicación, en particular la prensa y la
televisión. Este tipo de sugestión actúa a través de los valores de las personas
que suelen estar asociados a determinadas ideas o nombres; por ejemplo, una
idea interpretada como ridícula, si es expresada por cualquier persona
ordinaria, mantiene su calidad de ridículo, pero deja de mantener esa calidad
solo por el hecho de ser expresada por alguna persona notable. Basta que esa
idea ridícula esté asociada al nombre de la persona notable para que deje de
verse como ridícula, e incluso sea considerada como una idea muy importante.
Lo mismo es aplicable en cuanto a la invitación a la acción, basta que la
sugerencia venga de personas de renombre, para que la invitación sea válida,
independientemente de las posibles consecuencias de tal acción, ya sea de
índole político o comercial.
Hemos hablado hasta aquí de como es posible que un individuo pueda influir
sobre otra persona a través de la sugestión, poniéndose en línea una respecto
a la otra, es decir, hipnotizador e hipnotizado; estableciéndose en ocasiones
relaciones de dependencia que resultan insostenibles. Pero nos surge de
nuevo una pregunta: ¿Es posible ponerse en relación de sugestión uno consigo
mismo? La respuesta a esta pregunta nos lleva al séptimo y último secreto: La
autosugestión y la autohipnosis.