El Atributo Divino. Algo Acerca de Dios.
El Atributo Divino. Algo Acerca de Dios.
El Atributo Divino. Algo Acerca de Dios.
de Dios
Majestad inenarrable, mi alma desea verte. Clamo a ti desde el polvo. Sin embargo, cuando
busco tu nombre, es secreto. Tú estás escondido en la luz a la que ningún hombre se puede
aproximar. Lo que tú eres, no puede ser pensado ni dicho, porque tu gloria es inefable.
Con todo, profeta y salmista, apóstol y santo, me han animado a creer que en cierta medida
te puedo conocer. Por eso te ruego que, cuanto te haya placido revelar de ti mismo, me
ayudes a buscarlo como un tesoro más precioso que los rubíes, o que la mercadería de oro
fino, porque contigo viviré cuando las estrellas del amanecer ya no existan, y los cielos se
hayan desvanecido, y sólo permanezcas tú. Amén.
El estudio de los atributos de Dios, lejos de ser aburrido y pesado, puede ser un ejercicio
espiritual dulce y absorbente para el cristiano ilustrado. Para el alma que está sedienta de
Dios, nada podría haber más deleitoso.
Antes de seguir adelante, parecería necesario definir la palabra atributo, tal como es
usada en esta obra. No la usamos en su sentido filosófico, ni tampoco la confinamos a su
significado teológico más estricto. Con ella queremos designar todo aquello que se le
pudiera atribuir de manera correcta a Dios. Para los propósitos de este libro, un atributo
de Dios es todo aquello que Dios haya revelado de alguna forma como verdadero con
respecto a sí mismo.
Esto nos lleva a preguntamos por el número de los atributos divinos. Los pensadores
religiosos han diferido con respecto a esto. Algunos han insistido en que hay siete, pero
Faber cantaba sobre "el Dios de los mil atributos", y Carlos Wesley exclamaba: "La gloria
tus atributos confiesa; gloriosos todos e incontables".
Es cierto que estos hombres estaban adorando, no cantando; pero sería sabio que
siguiésemos la profundidad del corazón extasiado, en lugar de los razonamientos más
cautelosos de la mente teológica. Si los atributos son cosas ciertas con respecto a Dios, lo
mejor que haríamos es no tratar de enumerarlos. Además, para esta meditación sobre el
ser de Dios, el número de sus atributos carece de importancia, porque sólo vamos a
mencionar aquí un número limitado de ellos.
Si bien un atributo es algo cierto con respecto a Dios, también es algo que nosotros
podemos concebir como cierto con respecto a Él. Dios, por ser infinito, debe poseer
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Extraído del capítulo 3 del libro: El conocimiento del Dios Santo. A.W. Tozer. Vida. 2020.
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Teología I El atributo divino: algo acerca
de Dios
atributos acerca de los cuales nosotros no podemos saber nada. Un atributo, tal como 2
nosotros lo podemos conocer, es un concepto mental, una respuesta intelectual a la
autorrevelación de Dios. Es una respuesta a una pregunta; la réplica que hace Dios a
nuestra interrogación con respecto a Él.
¿Cómo es Dios? ¿Qué clase de Dios es Él? ¿Cómo podemos esperar que actúe hacia
nosotros y hacia todas las cosas creadas? Las preguntas de este tipo no son sólo
académicas. Tocan las interioridades más profundas del espíritu humano, y sus respuestas
afectan vida, personalidad y destino. Cuando se hacen con reverencia, y se buscan sus
respuestas con humildad, éstas son preguntas que sólo pueden ser agradables a nuestro
Padre que está en los cielos. "Porque su voluntad es que nosotros nos ocupemos en
conocerle y amarle", escribió Juliana de Norwich, "hasta el momento en que seamos
plenamente realizados en el cielo... Porque, entre todas las cosas, son la contemplación y
el amor del Creador las que hacen que el alma parezca menos a nuestros propios ojos, y
nos llenan más de temor reverente y mansedumbre genuina, con abundante caridad para
con los demás cristianos."
La idea de que Dios se revela a sí mismo en la creación no es algo que los cristianos
modernos sostengan con mucho vigor. Sin embargo, la presenta la Palabra inspirada, en
especial los escritos de David e Isaías en el Antiguo Testamento, y la epístola de Pablo a los
Romanos, en el Nuevo. En las Santas Escrituras, la revelación es más clara:
Forma parte sagrada e indispensable del mensaje cristiano el que el resplandor pleno de la
revelación llegase en el momento de la encarnación, cuando la Palabra Eterna se hizo
carne y habitó en medio de nosotros.
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Teología I El atributo divino: algo acerca
de Dios
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Si tenemos la intención de pensar con exactitud acerca de los atributos de Dios,
necesitamos aprender a rechazar ciertas palabras que seguro acudirán a llenarnos la
mente; palabras como rasgo, característica, cualidad. Estas palabras son correctas y
necesarias cuando estamos hablando de los seres creados, pero son inadecuadas por
completo cuando estamos pensando sobre Dios. Debemos quitarnos el hábito de pensar
en el Creador de la misma forma en que pensamos en sus criaturas. Es probable que sea
imposible pensar sin palabras, pero si nos permitimos pensar con las palabras incorrectas,
pronto estaremos alimentando pensamientos erróneos, porque las palabras, que nos han
sido dadas para que expresemos los pensamientos, tienen el hábito de ir más allá de sus
límites correctos, y determinar el contenido de los pensamientos. "Así como no hay nada
más fácil que pensar", dice Thomas Traherne, "tampoco hay nada más difícil que pensar
bien." Si alguna vez pensamos bien, debe ser cuando pensamos en Dios.
De forma natural, pensamos correctamente en el hombre como una obra realizada por la
Inteligencia divina. Es creado y hecho a la vez. Cómo fue creado es algo que permanece sin
revelar entre los secretos de Dios; cómo fue traído de la no existencia a la existencia, de la
nada al ser, no se sabe, y quizá nunca lo sepa nadie más que Aquél que lo creó. En cambio,
cómo Dios lo hizo, es algo menos secreto, y aunque sólo conocemos una pequeña porción
de toda la verdad, sí sabemos que el hombre posee un cuerpo, un alma y un espíritu;
sabemos que tiene memoria, razón, voluntad, inteligencia, sentidos, y sabemos que para
darles sentido a todas estas cosas, tiene el maravilloso don de la conciencia. También
sabemos que éstos, junto con diversas cualidades del temperamento, componen el total
de su yo humano. Éstos son dones procedentes de Dios, organizados con sabiduría
infinita; notas que componen la partitura de la más alta sinfonía de la creación; hilos que
forman el tapiz maestro del universo.
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La doctrina de la unidad divina no sólo significa que existe un Dios único; significa también
que Dios es simple, incomplejo, uno consigo mismo. La armonía de su ser no es el
resultado de un perfecto equilibrio entre las partes, sino de la ausencia de partes. Entre
sus atributos no puede existir contradicción alguna. Él no necesita suspender uno para
ejercitar otro, porque en Él todos sus atributos son uno. Dios no se divide a sí mismo para
realizar una obra, sino que obra en la unidad total de su ser.
Por todo esto, un atributo no es una parte de Dios. Es como Dios es, y tan lejos como
pueda ir la mente en su razonamiento, podemos afirmar que es lo que Dios es (aunque, tal
como he tratado de explicar, exacta mente lo que Él es, no nos lo puede decir). De que
está consciente Dios cuando está consciente de sí mismo, sólo Él lo sabe. "Nadie conoció
las obras de Dios, sino el Espíritu de Dios." Sólo a un igual podría Dios comunicar el
misterio de su Divinidad; y pensar en que Dios tenga un igual sería caer en un absurdo
intelectual.
Los atributos divinos son lo que conocemos como cierto con respecto a Dios. Él no los
posee como cualidades; son como Dios es, tal como se revela a sus criaturas. Por
ejemplo, el amor no es algo que Dios tenga, y que pueda crecer o disminuir, o dejar de
ser. Su amor es la forma en que Dios es, y cuando Él ama se está limitando a ser Él mismo.
Lo mismo sucede con los demás atributos.
Mar insondable,
toda vida procede de ti,
y tu vida es tu bendita unidad.
Frederick W. Faber
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