Teatro Por Semana Santa
Teatro Por Semana Santa
Teatro Por Semana Santa
NARRADORA: La Semana Santa es para el mundo cristiano, la Pascua del paso de Jesucristo de la
muerte a la vida y la más importante. La Pascua significa el arrepentirnos de nuestros pecados, el
tratar de ser mejores, el acercarnos a Cristo. En síntesis: Dejar de ser hombres viejos, pasando a ser
hombres nuevos, que sigan a Cristo y se guíen por el Evangelio.
PRIMERA ESCENA: ENTRADA
NARRADORA: Por aquel entonces Jesús era una persona muy conocida en Jerusalén. Había predicado a
miles de personas, había curado a ciegos, cojos, paralíticos y enfermos de toda clase. Todos le
querían. Bueno, la verdad es que algunas personas importantes no lo querían nada: le tenía envidia, no
aceptaban sus palabras y se enfrentaban con él.
CIEGA: Jesús rey de los judíos, tú que todo lo puedes en nombre de Dios, sana a esta humilde ciega.
SEGUIDORES: ¿Será ciego por pecado suyo o de sus padres?
JESÚS: Ni por él, ni por sus padres, es ciego; pasa que yo puedo sanarla y demostrarle a todos el
poder de Dios. (posa las manos en la venda y ora).
JESÚS: Puede retirar la venda, confía en Dios. (retira la venda)
CIEGA: ¡He sanado! Por fin puedo ver, gracias a Dios. Te seguiré por siempre. (la seguidora aplaude y
alaba a Jesús diciendo: “Dios es amor, Dios es poder”).
NARRADORA: En eso Jesús sigue su camino y en eso se le acerca una persona.
SORDA: Yo que ya no puedo oírte, pero sí admiro tu presencia. ¡Ayúdame en el nombre de Dios! (Jesús
pone sus manos en sus orejas y luego lo bendijo)
SORDO: Esto es un milagro, ya puedo escuchar el canto de las aves y oír tus sagradas palabras.
Jesús: Sígueme, alabado sea el señor
NARRADORA: Enseguida se acerca una tercera persona a Jesús.
INVÁLIDO: ¡Jesús ayúdame! ¡líbrame de todo pecado!
JESÚS: Hijo, tus pecados son perdonados. Deja tus muletas y ven a mí. (el inválido lo abraza a
Jesús).
INVÁLIDO: Te seguiré hoy y siempre. No me apartaré de ti Jesús. (Se van todos caminando)
VENDEDORAS: ¿Qué desea señor?, ¡tenemos lo que usted desee! (ofrecen y los discípulos compran y se
retiran, ingresan al lugar donde se va a celebrar la cena, se sientan).
NARRADORA: Jesús ingresa al final a la casa, donde se va a celebrar una cena especial; Jesús
comenzó a lavar los pies de Pedro y así sucesivamente; todos se quedaron desconcertados, nadie se
atrevía a hablar, pero Jesús les hizo entender que era necesario.
DISCÍPULOS: Sólo los esclavos lavan los pies de sus señores, no comprendemos por qué Jesús está
haciendo eso.
NARRADORA: Todos se dejaron lavar los pies, pero cuando se acercó a Pedro, éste le dijo:
Pedro: Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?
Jesús: Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.
Pedro: No me lavarás los pies jamás.
Jesús: Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.
Pedro: Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.
Jesús: Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio.
Mateo: Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo:
Jesús: ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? si yo, os he lavado los pies, también vosotros
debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros,
vosotros también lo hagáis.
(Todos se acomodan alrededor de la mesa)
NARRADORA: Jesús y cada uno de los discípulos habían celebrado muchas veces la cena de Pascua.
Pero esta cena fue distinta. En un momento de la cena, Jesús tomó un pan y lo partió despacio. Los
miró a cada uno de los doce apóstoles y dijo estas palabras:
Jesús: Tomad, comed: esto es mi cuerpo.
NARRADORA: Y después, cogiendo un cáliz pronunció la acción de gracias y se lo pasó diciendo:
Jesús: Bebed todos; porque esta es mi sangre, sangre de la alianza derramada por todos para el
perdón de los pecados. (beben de la misma copa todos y después pasan el pan y comienzan a trozar
cada uno)
NARRADORA: No entendían casi nada de lo que decía. Pero poco a poco se dieron cuenta de lo que
Jesús quería enseñar con sus gestos y palabras; con ese pan y en ese vino regalaba algo mucho más
valioso: su amor y su vida.
JESÚS: En verdad les digo que uno de ustedes me traicionará muy pronto. El que mete la mano al plato
junto conmigo, es ese quien me va a traicionar.
JUDAS: (Metiendo la mano en el plato). Acaso seré yo maestro. (Queda asombrado).
JESÚS: (Mirando a Judas), Tú lo has dicho. Ve y haz ahora lo que tienes que hacer. (Judas sale
corriendo).
PEDRO: (Mirando a Jesús). Maestro, aunque todos te traicionen, yo estaré contigo, daría la vida por ti
si fuera necesario.
JESÚS: Pedro te diré algo, esta noche antes que cante el gallo, me negarás 3 veces…
PEDRO: (Con cara de molesto) No maestro, te equivocas, yo moriré contigo, nunca te negaré.
(Los personajes de esta escena se marchan).
CUARTA ESCENA: PRENDIMIENTO DE JESÚS EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS
NARRADORA: Jesús salió de la sala y se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, y marcharon al Monte de
los Olivos. ¡Qué triste estaba Jesús! Sabía que pronto lo iban a matar.
Jesús: Me muero de tristeza.
NARRADOR: Y rezaba, lleno de terror, diciendo:
Jesús: Padre: tú lo puedes todo, Líbrame de la muerte. Pero que no sea lo que yo quiero, sino lo que tú
quieres.
NARRADOR: Mientras Jesús rezaba, sus discípulos se durmieron. ¡No entendían nada de lo que estaba
pasando!
Jesús: levantaos y rezad conmigo.
NARRADOR: Pero ellos se durmieron de nuevo y Jesús siguió rezando al Padre.
Por tercera vez Jesús se acercó a sus discípulos y les dijo:
Jesús: Ha llegado la hora
NARRADOR: En este momento se presentó Judas, uno de sus discípulos y quien lo vendió por 30
monedas de plata. Dándole un beso a Jesús, dio la señal para que los soldados supieran que era Él y se
lo llevaran. Todos sus amigos se asustaron, huyeron y lo abandonaron.
Judas: Señor mío, Jesús.
Jesús: Judas ¿Con un beso traicionas a tu maestro?
Santiago: ¡Suelten a Jesús!
Juan: ¡Pedro, Santiago, vienen también por nosotros! ¡Vámonos de aquí!
NARRADORA: Al poco tiempo, Judas arrepentido por su traición a Jesús, devolvió las 30 monedas a los
sacerdotes que se las habían dado. Luego cayó en desesperación y se suicidó.
Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se reunieron todos los jefes religiosos. Lo acusaban
de muchas mentiras y al final lo condenaron a muerte por decir la verdad, por confesar que él era el
Hijo de Dios.
Los soldados y los criados le escupieron y lo abofeteaban.
NARRADORA: En eso Pedro estaba mezclado con la gente del pueblo.
Vendedora 1 ( ): Tú eres uno de los seguidores de Jesús.
Vendedora 2 ( ): Si, tú estabas siempre junto a él y lo seguías a todas partes.
Pedro: Yo no conozco a Jesús. No sé quién es ese hombre.
VENDEDORA 1 ( ): Mientes. Tú eres Pedro, uno de los amigos de Jesús.
Pedro: Me confundes, yo no soy Pedro y no sé quién es Jesús.
Vendedora 3: No niegues lo que todo el mundo sabe: tú eres Pedro, apóstol de Jesús.
Pedro: ¡Lo juro!, no soy apóstol de Jesús. Créanme todos, no conozco a ese hombre.
NARRADORA: Pedro tuvo miedo, negó a Jesús tres veces y cuando canto el gallo se dio cuenta de lo
que había hecho y lloró muchísimo.
QUINTA ESCENA: LA FLAGELACIÓN. SUBIDA AL CALVARIO. CURIFIXIÓN Y MUERTE DE JESÚS
NARRADORA: Al día siguiente, los sacerdotes con los ancianos entregaron a Jesús a Pilato.
Pilatos: Me han entregado a este hombre, lo he interrogado, pero, no le encuentro culpa; esto decido,
será castigado y después lo dejaré libre.
SACERDOTE: ¡No, no, no!, es un criminal. (el pueblo también comienza a gritar por la insistencia de los
sacerdotes).
Pilatos: Querido pueblo, como ustedes saben todos los años liberamos a un criminal. Tenemos a un
asesino, a quien ustedes mismos condenaron: Barrabas. ¿A quién de los dos quieren que libere? al
asesino Barrabas o a Jesús, el Mesías.
Sacerdote ( ): Ese no es nuestro Mesías. Es un impostor, un blasfemo.
Sacerdotes ( ): ¡Deja libre a Barrabas!
Pueblo: ¡Barrabas, ¡Barrabas, Barrabas! (Barrabas ríe y celebra). (Soldados se acercan al pueblo para
apaciguar ánimos).
Sacerdotes: ¡Libera a Barrabas!
Pueblo: ¡Barrabas, ¡Barrabas, Barrabas!
Pilatos: Liberar a Barrabas, un asesino y condenar a Jesús, alguien que parece inocente. (Silencio).
(Pilatos se lava las manos). Está bien, ¡Liberen a Barrabas! (Soldado libera a Barrabas de sus cadenas).
Pilatos: ¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?
Pueblo: ¡Crucifícalo, crucifícalo! (grita el pueblo) (Pilatos se lava las manos)
Pilatos: No soy responsable por esta sangre. (2 veces)
NARRADORA: En eso los soldados se lo llevaron al interior del palacio. Le pusieron una corona de
espinas, que habían trenzado, le golpearon la cabeza con una caña y le escupieron. Jesús callaba, no
abría la boca.
Terminadas las burlas, le pusieron una cruz en sus espaldas y llevaron a Jesús a un monte.
María: Mi hijo, mi hijo; porque te están haciendo eso, no te lo mereces. (afligida y llora)
NARRADORA: Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte. Algunas de las personas
que pasaban, frente a Jesús crucificado, lloraban, otros se reían y le decían:
Pueblo – hombre/ mujer ( ): ¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días,
sálvate a ti mismo bajando de la cruz.
NARRADORA: Desde la cruz, Jesús, a pesar de que no tenía fuerza ni siquiera para sostener la
cabeza, dijo cosas impresionantes:
Jesús: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Padre, perdónales, que no saben lo que hacen
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu
MARÍA: ¡Hijo mío!, ¡hijo, mío! (junto a ella estaba el discípulo Juan)
NARRADORA: Jesús murió. Cogieron su cuerpo, lo envolvieron en una sábana y lo colocaron en un
sepulcro.
SEXTA ESCENA: LA RESURRECCIÓN DE JESÚS
NARRADORA: Les tengo una Buena Noticia: ¡Jesús resucitó! No acabó todo en la tarde del viernes
santo. A los tres días resucito, tal y como nos había dicho.
Es verdad que nadie le vio resucitar. Pero empezamos a darnos cuenta de que algo maravilloso había
sucedido cuando algunas mujeres fueron al sepulcro al amanecer, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echaron a correr y fue donde estaban Simón Pedro y Juan, y les dijeron:
Seguidora: Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.
NARRADORA: Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, Entraron
al sepulcro y vieron las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, enrollado
en un sitio aparte.
Pero eso no fue todo. Jesús resucitado se apareció a sus discípulos en muchas ocasiones.
Final de la obra: ORACIÓN ANTE EL SAGRARIO
NARRADORA: Bueno, nosotros solo hemos contado una parte de la historia de Jesús y ahora todos
conocemos la Buena noticia que Él nos trajo, que por amor a todos murió y resucitó, y quiso quedarse
para siempre con nosotros en la Eucaristía, en el Sagrario, y cada día nos espera ahí para escuchar lo
que le decimos y hablarnos como amigo. Por eso los invitamos a estar un ratito con El en el Sagrario.
Oración y Canto