Tesis para Imprimir BUENA
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DEPARTAMENTO DE MEDICINA
R.D. 99/2011
Dirigida por
Esta tesis es el fruto de un trabajo iniciado hace años y no sería posible sin
la inestimable colaboración, paciencia y comprensión del Dr. Lorenzo Livianos
y la Dra. Pilar Sierra. Gracias por haberme aceptado, enseñado, orientado y
guiado durante este camino, que tan largo pero gratificante ha sido de recorrer.
Por supuesto también a todos los pacientes que han participado, pues sin
su generosidad y comprensión acerca de la importancia de la investigación,
este estudio no habría sido posible.
4
Índice de contenido
1. Introducción .................................................................... 15
3.1. Hipótesis…………………………………………………………………….112
5
4.2.1 Marco…………………………………………………………114
4.2.2. Criterios de inclusión y exclusión ................................... 115
4.2.3. Tamaño muestral ........................................................... 116
4.3. Desarrollo instrumento de evaluación: Cuestionario de Comprobación de
Síntomas de TB y TLP (CCS-TBTLP)…………………………………117
4.5.Evaluación………………………………………………………………….139
6
5.5.5. Curvas ROC .................................................................. 217
6. Discusión ....................................................................... 223
7.2. Debilidades………………………………………………………………..279
CCS-TBTLP…………………………………………………………………….288
Entrevista CCS-TBTLP………………………………………………………..299
MADRS………………………………………………………………………… 317
YMRS……………………………………………………………………………319
FAST…………………………………………………………………………….322
MDQ……………………………………………………………………………..323
MSI-BPD………………………………………………………………………..324
7
Consentimiento representante legal…………………………………………331
8
INDICE DE ABREVIATURAS
ABREVIATURA DESCRIPCIÓN
ACP Análisis de Componentes Principales
AEMPS Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios
AFC Análisis Factorial Confirmatorio
AFE Análisis Factorial Exploratorio
AN Anorexia Nerviosa
ANOVA Analysis of variance
AUC Area Under the Curve
BN Bulimia Nerviosa
CCI Coeficiente de Correlación Intraclase
CIE-10 Clasificación internacional de enfermedades, 10.ª edición
CCS-TBTLP Cuestionario de Comprobación de Sintomas en TB y TLP
DSM-III Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders-III
DSM-IV Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders -IV
DSM-V Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders - V
ETS Enfermedad transmisión sexual
FAST Functioning Assessment Short Test
GAF Global Assessment of Functioning
HUiP Hospital Universitari i Politècnic
IPDE International Personality Disorder Examination
KMO Kaiser-Meyer-Olkin (Indice de)
MADRS Montgomery-Asberg Depression Rating Scale
MDQ Mood Disorder Questionnaire
MSI-BPD McLean Screening Instrument for Borderline Personality
Disorder
ROC Receiver Operating Characteristic
SCAN Schedules for Clinical Assessment in Neuropsychiatry
SCID The Structured Clinical Interview for DSM
TAG Trastorno de ansiedad generalizada
TB Trastorno Bipolar
TB-I Trastorno Bipolar tipo I
TB-II Tratorno Bipolar tipo II
TCA Trastorno de la conducta alimentaria
TDAH Trastorno por déficit de atención e hiperactividad
TDM Trastorno Depresivo Mayor
TEC Terapia Electroconvulsiva
TEPT Trastorno por estrés postraumático
TFG Trabajo Fin de Grado
TLP Trastorno Límite de la Personalidad
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ABREVIATURA DESCRIPCIÓN
TUS Trastorno por Uso de Sustancias
WAIS-IV Wechsler Adult Intelligence Scale-IV
YMRS Young Mania Rating Scale.
10
INDICE DE TABLAS
Tabla 1.Clasificación Espectro Bipolar (Akiskal) y Clasificación del TB
(Klerman)................................................................................................ 18
Tabla 12. Etiopatogenia del desarrollo del TLP, desde una perspectiva
biopsicosocial. ........................................................................................ 60
Tabla 13. Conclusiones comorbilidad entre TLP y TB. Modificada de: Paris,
2007 ....................................................................................................... 67
11
Tabla 17. Variables asociadas al diagnóstioo diferencial en las fases
depresivas entre TB y TLP ..................................................................... 80
Tabla 20. Aspectos diferenciales entre TLP y TB. Modificada de: Bayes
(2019) y Roman (2016). ....................................................................... 107
12
Tabla 38. Resultados puntuaciones items MADRS por grupo. ...... 185
Tabla 39. Resultados puntuaciones items YMRS por grupo. ........ 187
Tabla 40. Resultados puntuaciones dominios FAST por grupo. .... 191
Tabla 55. Área bajo la curva CCS-TBTLP grupo TB-I ................... 220
Tabla 57. Área bajo la curva CCS-TBTLP grupo TB-II .................. 221
Tabla 59. Área bajo la curva CCS-TBTLP grupo TLP ................... 222
13
INDICE DE GRÁFICAS
14
1. Introducción
1.1. Trastorno Bipolar
15
Fernando VI, para las que acuña el término “affectio melancholico-maniaca” y
cuya descripción detalla en su manuscrito “Discurso sobre la enfermedad del
Rey nuestro señor Fernando VI”. Este documento es de notoria relevancia en
el mundo de la Psiquiatría, por la descripción clínica de las fases depresivas
(aflicción con empeoramiento matutino y mejoría vespertina) y la asociación
que realizó entre melancolía y manía, insistiendo en la importancia de la
observación longitudinal en el curso de las enfermedades (López Ibor, 2004):
16
Kraepelin. La nosotaxia de los trastornos mentales elaborada por Kraepelin
delimita aquellos fenómenos clínicos homogéneos e independientes,
considerando que los trastornos debían presentar similitudes desde el punto de
vista etiológico, de manifestaciones clínicas y curso, así como desde el punto
de vista anatomopatológico. Se incluye así el concepto de “psicosis maníaco-
depresiva”, donde se hace referencia a un trastorno psicótico cuyo curso estaba
caracterizado por la presencia alternante de episodios de manía y depresión,
pero que, a diferencia de la esquizofrenia no era deteriorante, por lo que lo que
fue separado del concepto de “Demencia precoz”. Estos trastornos del humor
de tipo “no demenciantes” estaban constituidos por los trastornos maníacos,
depresivos, formas clínicas mixtas (aquellas que presentaban síntomas de
manía y depresión, pero sin poder ser englobados en cualquiera de estos
conceptos) y los estados fundamentales (síntomas constitucionales o
temperamentales que deben ser considerados en los inicios de la psicosis
maníaco-depresiva).
17
ESPECTRO BIPOLAR (AKISKAL) CLASIFICACIÓN TB (KLERMAN)
1.1.2. Clasificación
18
o DSM-V
19
Tabla 3. Descripción clínica y criterios fases afectivas según DSM-V
De clínica:
Ansiedad
Características mixtas
Características melancólicas
Características atípicas
De gravedad De curso Características psicóticas
Ciclos rápidos
Catatonía
Inicio periparto
Patrón estacional
o CIE-11
La edad de inicio del TB-I es menor que para el TB-II (Dell’Osso, 2016),
encontrándose una distribución en tres periodos: inicio precoz (17 años),
intermedio (23 años) o tardío (45 años); aunque más de la mitad de los casos
se diagnostican antes de los 25 años (García-Blanco, 2014). El inicio tardío se
relaciona con una mayor prevalencia de episodios depresivos y síntomas
psicóticos (Kessing, 2006). La edad de inicio es menor en el grupo TB-I (24.3 ±
13.8 años) que en el TB-II (30.1 ± 18.3 años). Algunos estudios señalan una
relación directa entre la edad de inicio y mayor gravedad psicopatológica
(Merikangas, 2011).
23
Los síntomas maníacos son los que clásicamente permiten realizar la
descripción del TB, a pesar de que representan una menor duración sobre el
total del curso del trastorno en comparación con la duración de los síntomas
depresivos, suponiendo una duración cuatro veces menor (Judd, 2002). El
diagnóstico de manía monopolar puede ser realizado en hasta el 16% de los
casos (Shulman, 1994) y puede preceder a los episodios depresivos en más de
15 años (Solomon, 2003). Algunos estudios encuentran un retraso entre la
aparición del primer episodio afectivo y el diagnóstico definitivo de hasta 8 años,
de ahí la importancia de una exhaustiva revisión retrospectiva de los episodios
previos (García-Blanco, 2014; Mantere, 2004).
24
Una de las principales complicaciones del TB es la conducta suicida, la
cual detallaremos en siguientes apartados. La mortalidad en el TB es superior
a la población general, con una reducción de la esperanza de vida de entre 11-
20 años con respecto a ésta (Asensio, 2019; Kessing, 2015). Esta reducción es
más marcada en el subgrupo de pacientes afectados de TB en edades
comprendidas entre principios y mediados de la vida adulta, lo cual plantea la
hipótesis de un “envejecimiento acelerado” en pacientes con TB (Kessing,
2015).
1.1.5. Comorbilidad
25
población pediátrica, una reciente revisión muestra comorbilidad con una
amplia gama de trastornos, entre los que se encuentran el TDAH (60%),
trastorno oposicionista desafiante (47%), trastorno de ansiedad, trastorno
obsesivo-compulsivo y trastorno del espectro autista (10%), por lo que se
recomienda evaluar la comorbilidad en momentos de remisión del TB para
estimar con mayor fiabilidad las prevalencias de comorbilidad (Fahrendorff,
2023). La literatura muestra que la comorbilidad con trastornos de ansiedad y
TDAH influye negativamente en la clínica, curso, funcionamiento global y perfil
neurocognitivo del propio TB pediátrico (Frías, 2014).
26
consumo en TB se asocia a deterioro cognitivo (vs TB no consumidores), con
especial afectación de las funciones ejecutivas, memoria verbal y memoria
visual (Gogia, 2022).
• Trastorno de ansiedad
27
es un síntoma nuclear clásicamente asociado a la descripción del TB, incluso
algunos autores la proponen como un endofenotipo específico del trastorno,
dada la presencia de la queja ansiosa en diversas fases del trastorno (Freeman,
2002). Los síntomas de ansiedad en la infancia y adolescencia aumentan el
riesgo para el posterior desarrollo de un TB, siendo un marcador de riesgo para
el desarrollo de TB y de otros trastornos afectivos y se posicionan como una
diana terapéutica en sujetos de alto riesgo de desarrollo de TB (Buckley, 2023).
28
• Trastornos de la personalidad
Existe una alta tasa de comorbilidad del TB con trastornos del eje II,
especialmente de trastornos del grupo B, seguidos del C y del A (Carbone,
2021). La prevalencia estimada de trastornos de la personalidad del grupo B en
el TB es de hasta el 42%, incluso en fases de eutimia (Bezerra-Filho, 2015).
Aspectos clínicos propios de dichos trastornos como la impulsividad,
inestabilidad emocional o conductas agresivas favorecen que lleguen a ser
considerados parte del espectro bipolar (Quanbeck, 2004). La comorbilidad
con trastornos de personalidad del cluster B se relaciona con mayor número de
episodios, conductas delictivas, conducta suicida, peor adherencia al
tratamiento y peor pronóstico (Friborg, 2014). Los trastornos de personalidad
antisocial, narcisista e histriónico son algunos de los más comórbidos al TB
(Mueser, 2012; Maina, 2007; Turley, 1992).
29
• Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
Si bien algunos síntomas del TDAH disminuyen con la edad, hasta el 65%
de los pacientes presenta síntomas residuales en la vida adulta, siendo los
síntomas emocionales y cognitivos los más deteriorantes (Chang, 2013). Para
algunos autores, la sintomatología emocional en el TDAH apoya la teoría de
una vulnerabilidad genética compartida con trastornos afectivos como la
depresión mayor y el TB (Demontis, 2019). El TDAH es tres veces más
prevalente en población con trastornos del estado de ánimo con respecto a la
población general y casi el doble de prevalente en pacientes bipolares que
depresivos (Sandstrom, 2021). La prevalencia de TDAH en pacientes con TB
disminuye con la edad: 73% en la niñez, 43% en adolescencia y 17% en la edad
adulta (Sandstrom, 2021).
• Suicidio
30
2021). Se ha objetivado que hasta un 7-15% de los pacientes con TB fallecen
por suicidio consumado (Vallejo, 2011).
• Comorbilidad médica
1.1.6. Etiología
• Aspectos genéticos
31
(Mullins, 2021). Existe una fuerte correlación genética entre TB y otros
trastornos psiquiátricos como el consumo de tabaco, consumo de alcohol,
trastornos del sueño, esquizofrenia y trastorno depresivo (Mullins, 2021).
Además se ha descrito una fuerte correlación genética entre TB-I y
esquizofrenia y TB-II y depresión mayor (Mullins, 2021). Un estudio de
coherentes realizado en Taiwán con pacientes diagnosticados de TB y sus
familiares de primer grado, encontró una coagregación familiar del TB y
esquizofrenia, trastorno depresivo mayor, trastorno espectro autista y
TDAH (Chen, 2019).
• Aspectos neuroanatómicos
32
• Aspectos neurohormonales
• Aspectos neurocognitivos
33
memoria verbal y funciones ejecutivas y el riesgo de desarrollar el
trastorno (Miskowiak, 2022).
• Factores ambientales
34
1.1.7. Tratamiento
Las guías CANMAT (Canadian Network for Mood and Anxiety Treatments)
e ISBD (International Society for Bipolar Disorders) publicadas en 2018 realizan
las siguientes recomendaciones sobre tratamientos de primera y segunda línea
para fases agudas o de mantenimiento tanto de depresión como de manía:
35
Tabla 6. Original de: “Yatham. Canadian Network for Mood and Anxiety Treatments (CANMAT) and International Society for Bipolar Disorders (ISBD)
2018 guidelines for the management of patients with bipolar disorder. Bipolar Disord. 2018 Mar; 20(2):97-170.
36
Las intervenciones psicosociales en el TB trabajan la prevención de
recaídas a través de una serie de aspectos como: proporcionar información
sobre la patología y su tratamiento, favorecer la cumplimentación terapéutica,
entrenamiento en la identificación y manejo de los síntomas prodrómicos y
favorecer comportamientos saludables y reducir conductas de riesgo. Las
principales intervenciones psicosociales son la psicoeducación, terapia
cognitivo-conductual, intervenciones familiares con enfoque psicoeducativo y
terapia interpersonal (Guía de Práctica Clínica sobre Trastorno Bipolar, 2012).
37
recaídas y mejorando el curso de la enfermedad, además de mostrar su eficacia
hasta 2 años después de la intervención (Reinares, 2008).
38
1.2. Trastorno Límite de la Personalidad
Las primeras descripciones del TLP son mucho más modernas que las del
TB. Falret y Baillarger objetivaron que algunos de los pacientes de locura
circular no encajaban totalmente en el patrón clínico y cíclico que habían
descrito bajo los términos “folie circulaire” y “folie à double forme” (Clarkin,
1992). A finales del siglo XIX, Hughes (1884) fue el primer autor en señalar la
descripción de “pacientes fronterizos” para hablar de aquellos pacientes que
presentaban síntomas que superan la neurosis pero no alcanzaban el grado de
la psicosis (Frances, 1987). Adolf Stern (1938) amplió el concepto de Hughes
y acuñó el concepto de “borderline” o “estado limítrofe” considerando que es
en el límite que separa el continuum entre neurosis y psicosis, donde se
encuadran los pacientes borderline. Para Stern, este estado limítrofe se
caracterizaba por una sensibilidad extrema e intensa hacia los estímulos
interpersonales, intolerable vivencia de dolor subjetivo y ansiedad e incluso
afectación del criterio de realidad (Stern, 1938).
39
Tabla 7.Estructura de personalidad según O.Kernberg
Conservado
Juicio de realidad Conservado Conservado con Ausente
alteraciones
Maduras Primitivas
Defensas Primitivas Primitivas
Avanzadas
Paranoide
Hipocondríaco
Sadomasoquista Esquizotípico
Anancástico
Ciclotímico Esquizoide
Trastornos de Masoquista
Dependiente Limítrofe
personalidad Depresivo
Histriónico Hipomaníaco
Histérico
Narcisista Narcisismo
maligno
Antisocial
40
sirvieron de sustento al DSM-III (1980) para incluir el diagnóstico de trastorno
de la personalidad límite como una categoría diagnóstica:
1.2.2. Clasificación
o DSM-V
301.0 T.P. paranoide 301.7 T.P. antisocial 301.82 T.P. Evitativo 310.1
Cambio debido a
afección médica
301.20 T.P. Esquizoide 301.83 T.P. Límite 301.6 T.P. Dependiente 301.89 Otro T.P.
especificado
41
afectividad, funcionamiento interpersonal e impulsividad acompañados de un
deterioro funcional asociado.
o CIE-11
42
Los criterios generales establecen que un trastorno de la personalidad se
caracteriza por problemas en el funcionamiento en algunos aspectos del yo
(identidad, autoestima, precisión de uno mismo, autodirección) o disfunción
interpersonal (capacidad para desarrollar y mantener relaciones cercanas y
mutuamente satisfactorias, capacidad para comprender las perspectivas de
otros y manejar conflictos en las relaciones) que han persistido durante un
periodo prolongado (al menos 2 años). Dicha alteración se expresa a través de
patrones de cognición, experiencia y expresión emocional y comportamiento
que son inadaptados y se manifiestan en variedad de situaciones personales y
sociales. Estos patrones de comportamiento no son apropiados para el
desarrollo y no pueden explicarse principalmente por factores sociales,
culturales o sociopolíticos y asocian un malestar o deterioro clínicamente
significativo a nivel personal, familiar, social, educativo, ocupacional o en otras
áreas.
43
• Tendencia a actuar precipitadamente en estados de gran
afectividad negativa que conlleva a comportamientos
potencialmente dañinos para sí mismo
• Episodios recurrentes de autolesiones
• Inestabilidad emocional debida a una marcada reactividad
emocional
• Sentimientos crónicos de vacío
• Enojo intenso e inapropiado o dificultad para controlarlo
• Síntomas disociativos transitorios o características de tipo
psicótico en situaciones de alta excitación afectiva.
1.2.3. Epidemiología
44
mujeres muestran prevalencias superiores para los síntomas internalizantes y
comorbilidad ansiosa, afectiva y de trastornos de la conducta alimentaria.
45
es frecuente y persistente el déficit social derivado de las conductas autolesivas
o la depresión (Gunderson, 2018).
46
Aunque los datos sobre la recurrencia entre ambos estudios mostraron
ligeras diferencias, ambos concluyen que los pacientes TLP consiguen remisión
de síntomas y que la recurrencia de éstos es menor cuanto mayor sea el
periodo de remisión de los mismos (Biskin, 2015).
47
consumado entre los 30 y 37 años (Paris, 2003; Paris, 2001). Dada la mejoría
del TLP con el paso de los años, comentada previamente, cabe pensar que el
suicidio ocurre en aquel subgrupo de pacientes que no alcanza recuperación
sintomática y funcional (Paris, 2003). Estudios de autopsia psicológica
muestran que 1/3 de los pacientes varones menores de 35 años fallecidos por
suicidio cumplían criterios para TLP (Lesage, 1994) y dentro del grupo de
pacientes con TLP suicidados, la mayoría eran del sexo masculino (McGirr,
2007).
Gran parte de los pacientes con TLP muestran un curso del trastorno
caracterizado por las múltiples tentativas autolíticas fallidas, frecuentemente
asociadas a mayores tasas de prescripciones psicofarmacológicas, abordajes
psicoterapéuticos, atenciones en urgencias y hospitalizaciones (Paris, 2019).
No obstante, y a pesar de que diversos manejos psicoterapéuticos como la
terapia dialéctico comportamental se han mostrado eficaces para la
disminución de las autolesiones, las investigaciones no han mostrado pautas
basadas en la evidencia para la prevención de la muerte por suicidio (Paris,
2019). A diferencia de las tentativas autolíticas de los pacientes con trastornos
afectivos, en los que dichas tentativas ocurren en momentos de
descompensación afectiva y remiten cuando cede el episodio afectivo, en el
TLP existe una suicidabilidad crónica (en ocasiones de semanas y meses de
duración) caracterizada por fluctuaciones en la intensidad de forma paralela a
la presencia de estresores externos. La mayor parte de estos pacientes
presentan ideas de muerte durante largos periodos de tiempo, múltiples
tentativas de muerte, pero sin cometer suicidio (Paris, 2019). Sin embargo, las
muertes por suicidio son infrecuentes en relación con las tentativas o
pensamientos, existiendo un elevado porcentaje de falsos positivos (pacientes
que encajan en el perfil de suicidio, pero no lo consuman), por lo que, a pesar
de la importancia de este factor en la clínica y pronóstico del trastorno, todavía
existen aspectos a perfilar y mejorar en el diagnóstico y abordaje terapéutico
en los pacientes con TLP. A pesar de que la hospitalización en la suicidabilidad
crónica no está respaldada como una opción terapéutica, la práctica clínica
muestra que en ocasiones se realiza ante el manejo de una crisis aguda y,
también, de forma defensiva por los profesionales ante el riesgo de una
48
potencial demanda (Paris, 2019). Como alternativa a la hospitalización, se
plantea que el tratamiento psicoterapéutico intensivo (Fowler, 2018).
49
pero no entre depresión y euforia, se han asociado al TLP (Koenigsberg, 2002).
Algunos estudios de neuroimagen plantean que la labilidad afectiva en TLP se
asocia a una disminución del volumen en corteza cingulada anterior y posterior,
cingulado anterior dorsal y a una activación excesiva de la amígdala frente a la
exposición repetida a estímulos aversivos (Hazlett, 2012; Koenigsberg, 2014).
50
• El modelo de las relaciones interpersonales afirma que éstas están
profundamente afectadas en el TLP, siendo un síntoma nuclear en el
diagnóstico y diferencial con respecto a la población sana (Sanislow,
2002; Bouchard, 2009). Los estresores interpersonales se relacionan
con mayor gravedad conductual y sintomática del TLP, como la
presencia de conducta suicida (Soloff, 2008), al igual que otros
síntomas persistentes y estables en el tiempo como el afecto negativo,
miedo a la soledad, abandono y/o al rechazo y la elevada dependencia
emocional (Choi-Kain, 2010). De forma paralela, la existencia de
eventos interpersonales positivos y el establecimiento de relaciones
estables se asocia a buena evolución y remisión sintomática marcada
del trastorno (Links, 2000).
51
y remisión sintomática más difícil que para otros trastornos de la personalidad
(Zanarini, 2012). La literatura muestra que los pacientes TLP presentan tasas
más bajas de mantenimiento de empleo estable o relaciones interpersonales
estables (Javaras, 2017), así como una mayor afectación en el desempeño
laboral (Juurlink, 2018).
1.2.5. Comorbilidad
Hasta un 20% de los pacientes con TCA han presentado criterios de TLP
(Marañon, 2007), especialmente en el grupo con trastornos de atracón y
bulimia, y en hasta el 50% de los pacientes con TLP se cumplen criterios de
TCA, especialmente BN (Zanarini, 1998). Las prevalencias varían en función
del tipo de trastorno de alimentación, siendo las más elevas en el grupo de TCA
no especificado (22%), por delante de BN (10%) y AN (6%) (Zimmerman, 1999;
McGlashan, 2000).
52
(Chen, 2009). A su vez, se acompañada de un peor pronóstico y menor
respuesta al tratamiento del TCA: los patrones disfuncionales de alimentación
refuerzan el afecto negativo, que a su vez perpetúa el patrón alimentario
disfuncional como una estrategia desadaptada de afrontamiento del malestar
emocional (Thompson, 2016).
53
Desde un enfoque transdiagnóstico, existen factores etiológicos y
sindrómicos compartidos entre ambos trastornos, como pueden ser los
problemas interpersonales, de autoconcepto, disregulación afectivos, la
impulsividad y los efectos compartidos del trauma en la infancia (Newton,
2019). El enfoque terapéutico transdiagnóstico mejora ambos trastornos; en
concreto, se ha comprobado que aplicar una de las psicoterapias electivas para
el TLP como es la DBT, en versión modificada para TCA, muestra mejoras en
hasta el 50% de los pacientes TLP con una BN comórbida (Chen, 2008), no
tanto en AN.
54
del tiempo. Se plantea que las altas prevalencias de trastornos afectivos en el
TLP guarden relación con las tasas de recaídas del propio TLP (Zanarini, 2004),
pues los estudios prospectivos muestran mayores recurrencias en TLP que
otros trastornos de personalidad - 92% vs 82%, respectivamente - (Gunderson,
2008).
• Trastornos de ansiedad
55
La comorbilidad del TLP con trastornos de ansiedad ha sido descrita en
múltiples estudios, encontrándose prevalencias de hasta el 88% en pacientes
TLP ingresados y con unas prevalencias a lo largo de la vida del 74.2%
(Zanarini, 1998). La presencia de trastornos de ansiedad se ha asociado con el
riesgo suicida tanto en población general como en poblaciones clínicas, si bien
la comorbilidad TLP y trastornos de ansiedad se asocia con mayor gravedad
sintomática y funcional (Bentley, 2016).
56
postraumático (25-56%), (Zimmerman, 1999; McGlashan, 2000; Silverman,
2012; Zanarini, 2011).
57
autores plantean que las diferencias en el momento de inicio del TEPT podría
guardar relación con la naturaleza o severidad del trauma, así como a la edad
a la que estas experiencias traumáticas ocurrieron (Zanarini, 2011).
La literatura describe una frecuente comorbilidad del TLP y TUS, con rango
de prevalencias en estudios transversales que oscilan entre el 23-84%, siendo
la media de hasta el 65.1% (Zanarini, 1998; Shah, 2018). El riesgo de
desarrollar dependencia a drogas, alcohol u otros trastornos relacionados con
el consumo en general es significativamente superior en pacientes con TLP con
respecto a la población general (Tomko, 2013). La comorbilidad diagnóstica
TLP-TUS es un factor de mal pronóstico, mostrando tasas de remisión de los
síntomas TLP hasta 4 veces menores con respecto a los pacientes sin
comorbilidad (Zanarini, 2004). La comorbilidad TLP con TUS muestra un peor
pronóstico que con el TEPT, trastornos de ansiedad o trastornos del estado de
ánimo (Zanarini, 2004).
Tabaco (54%) y alcohol (47%) se han postulado como los tóxicos que
presentan tasas de prevalencia superiores en el TLP por delante de otros
tóxicos (22%), (Trull, 2010). El TLP es, tras el trastorno de la personalidad
antisocial (33.2%), el segundo trastorno de personalidad más asociado a la
dependencia de opioides, con prevalencias de hasta el 18.2% de la muestra de
pacientes dependientes (Santo, 2022).
58
mayores tasas de recaídas, mayores abandonos de programas terapéuticos y
peor pronóstico del trastorno adictivo (Tull, 2012).
1.2.6. Etiología
59
Tabla 12. Etiopatogenia del desarrollo del TLP, desde una perspectiva biopsicosocial.
Original: “Crowell SE, Beauchaine TP, Linehan MM. A biosocial developmental model of
borderline personality: Elaborating and extending Linehan's theory. Psychol Bull. 2009 May; 1”
60
2017). Este trauma social o psicológico podría modificar áreas cerebrales a
través de mecanismos epigenéticos, especialmente en aquellas áreas
implicadas en el funcionamiento cognitivo, emocional y cognición social
(Fonagy, 2002). En este sentido, a partir de una vulnerabilidad biológica y en
función de las distintas experiencias traumáticas en etapas tempranas, se
afectaría el desarrollo psicobiológico de las habilidades para la regulación
cognitiva, empatía y afectiva, generando el déficit en la mentalización y el
fenotipo TLP. Se ha objetivado que el trauma múltiple e interpersonal es posible
que cumpla un papel único en el desarrollo de características comunes en TLP
y TEPT, especialmente en aquellas relacionadas con la disregulación
emocional (Jowett, 2020).
61
de las relaciones interpersonales disfuncionales con el paso del tiempo (Fisher,
2016).
1.2.7. Tratamiento
62
En general, existe un consenso al definir que el abordaje del TLP es
principalmente psicoterapéutico, siendo el rol de los psicofármacos adyuvante
(Roman, 2016; Mungo, 2020). El abordaje psicoterapéutico especializado
(DBT, terapia de esquemas, terapia basada en la mentalización y STEPPS -
System Training for Emotional Predictability and Problem Solving-) ha mostrado
mejoras en la gravedad de los síntomas generales del TLP y las autolesiones
con respecto a las intervenciones comunitarias o tratamiento habitual (Barnicot,
2011; Oud, 2018). Existen dos aspectos fundamentales predictores de cambio
en el proceso terapéutico: la transferencia o alianza terapéutica calificada por
el paciente, y los síntomas previos al inicio del tratamiento (Barnicot, 2011), sin
que la edad superior del paciente se muestre como un factor predictor
desfavorable en el resultado del tratamiento.
63
1.3. Comorbilidad Diagnóstica TB-TLP
64
contrario, ambas deben considerarse como entidades independientes,
planteando que el TLP es un trastorno multidimensional cuyos síntomas no se
restringen únicamente a los trastornos del estado de ánimo (Bassett, 2012;
Paris, 2015).
65
diagnósticos independientes y únicos (Zimmerman, 2013; Barroilhet, 2013;
Parker, 2015). Uno de los argumentos empleados para apoyar la
independencia diagnóstica fue el tipo de respuesta a tratamientos: la respuesta
de los TLP a tratamientos farmacológicos fue inferior a la respuesta presentada
por pacientes con trastornos del ánimo; también los TLP respondían mejor a
terapias psicológicas (Ghaemi, 2015).
66
Tabla 13. Conclusiones comorbilidad entre TLP y TB. Modificada de: Paris, 2007
Ligero solapamiento
Episodios hipomaníacos Insuficiente
Aumentada en respuesta a Infrecuente como
TB-II vs inestabilidad emocional
Pocos estudios evidencia
con solapamiento estabilizadores resultado de TLP
TLP
ánimo
69
1.3.1 Co-ocurrencia y prevalencias
Trastorno comórbido
Trastorno TB-I TB-II TLP
principal
TB-I - - 11%
TB-II - - 16%
TLP 9% 11% -
70
Los autores resaltan la existencia de sesgos y limitaciones metodológicas
en un gran número de los estudios revisados, entre los que se incluyen:
evaluación durante episodios agudos (plantean que es probable que la
comorbilidad sea superior en ausencia de eutimia por el solapamiento
sintomático) y proporción elevada de muestras hospitalarias que no siempre
son representativas de muestras clínicas (probable mayor comorbilidad en las
muestras clínicas). No obstante, en base a la literatura existente, sí se puede
concluir que existe un aumento de la comorbilidad entre TLP y TB, de forma
bidireccional (Paris, 2007). Sin embargo, este aumento no se considera
específico del TLP ya que en el 75-90% de los casos, la comorbilidad es mayor
con otros trastornos de la personalidad que con TLP (Paris, 2007). En concreto,
algunos autores encuentran que el diagnóstico de personalidad comórbido con
TB más frecuente son el histriónico y obsesivo-compulsivo (Vieta, 2001;
George, 2003; Brieger, 2003), y si bien el TLP es el diagnóstico de personalidad
más asociado al TB-II algunos autores también han encontrado prevalencias
elevadas de trastorno histriónico y trastorno esquizotípico de la personalidad
(Joyce, 2004). Estos resultados hacen replantear la verdadera relación entre
TB y TLP (Zimmerman, 2013).
71
Tabla comorbilidad TB en TLP
Tabla 15. Resumen comorbilidad TB en sujetos diagnosticados de TLP. Modificada de Paris (2007)
y Zimmerman (2013)
TB-I: trastorno bipolar tipo I, TB-II: trastorno bipolar tipo II, TC: trastorno ciclotímico; TEA: trastorno
esquizoafectivo; DSM-III: DSM tercera edición; DSM-III-R: DSM tercera edición revisada; RDC:
Research Diagnostic Criteria; SADS-L/C: Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia lifetime
version; SCID: Structured Clinical Interview for DSM-III/IV; PDE: Personality Disorder Examination;
SIDP: Structured Interview for DSM-III Personality Disorder; PDQ: Personality Disorder Questionnaire
73
Tabla comorbilidad TLP en TB
75
Garno 100 TB DSM-IV Ambulatorios TB: 17 (17%)
(2005) SCID-I
SCID-II
Tabla 16. Resumen comorbilidad TLP en sujetos diagnosticados de TB. Modificada de Paris (2007) y Zimmerman (2013)
TB-I: trastorno bipolar tipo I, TB-II: trastorno bipolar tipo II, TC: trastorno ciclotímico; DSM-III: DSM tercera edición; DSM-III-R: DSM tercera edición
revisada; DSM-IV: DSM cuarta edición; DIB: Diagnostic Interview for Borderline; SADS: Schedule for Affective Disorders and Schizophrenia; SCID:
Structured Clinical Interview for DSM-III/IV; DIPD: Diagnostic Interview for Personality Disorders; DIPD-IV: Diagnostic Interview for Personality
Disorders for DSM-IV; DIS, Diagnostic Interview Schedule; DIBR, Diagnostic Interview for Borderlines Revised; IPDE:International Personality
Disorder Examination, BSI: Brief Symptom Inventory
76
En relación con este tema, los datos de un metaanálisis encuentran que la
prevalencia de TLP entre pacientes con TB fue del 21.46% (Fornaro, 2016),
con mayores prevalencias en el grupo TB-II (26.2-37.7%) y mostrando ligero
predominio por el sexo masculino (56%). Igualmente, el sexo femenino y la
edad media mayor predecían significativamente una menor prevalencia de TLP
comórbido en los pacientes TB. Las prevalencias encontradas para TB en el
grupo TLP fueron del 18.5%. Este estudio concluye que la comorbilidad TB-
TLP es frecuente, en aproximadamente el 20% de los pacientes (Fornaro,
2016).
1.3.2. Fenomenología
78
indicando que la presencia de la misma detectaría a la mayoría de los pacientes
con diagnóstico de TLP, mientras que la ausencia descartaría el trastorno.
79
Tabla 17. Variables asociadas al diagnóstioo diferencial en las fases depresivas entre TB y TLP
TB TLP
Antecedentes Sí No
familiares TB
Inicio síntomas Más tardíos Niñez y adolescencia
Sexo Masculino>femenino Femenino
Curso Alteraciones estado de ánimo Disregulación emocional
cíclicas
Baja tolerancia estrés No Si
Síntomas hipomanía Si No
Respuesta a estabilizadores Sí No
del ánimo
80
síntomas depresivos, autolesiones y gestos suicidas, sin incrementar el número
de falsos positivos para TLP (Bayes, 2018). Otros items como el “miedo al
abandono” y “perturbación de la identidad” incrementan la eficiencia
diagnóstica entre TLP y TB-II (Bayes, 2019).
81
como estado, más asociado a fases de manía que en depresivas (Lawrence,
2010; Wilson, 2007), suele estar presente de forma episódica y vinculada a las
descompensaciones afectivas (Swann, 2004). En el caso del TLP, la
vinculación con la impulsividad es notable tanto por la existencia de correlatos
biológicos de impulsividad (Links 1999), como por los antecedentes familiares
de trastornos del control de los impulsos (White, 2003). La manifestación clínica
de la impulsividad en el TLP puede expresarse por un patrón para paliar la
angustia o modular emociones, incluyendo un abanico de conductas como las
autolesiones de repetición, atracones y vómitos, gastos excesivos, conductas
sexuales de riesgo o conducción temeraria (Swann, 2004; Leichsenring, 2011).
82
El autoconcepto, identidad y autoestima son aspectos afectados en los
pacientes con diagnóstico de TLP (DSM-V, 2014), con frecuencia en presencia
de estresores interpersonales (Luyten, 2020). Suelen presentar una difusión o
alteración de la identidad, dado que no tienen capacidad de integrar las
representaciones de sí mismos y de los demás (Wright, 2022; mayores niveles
de difusión de la identidad se asocian con mayor gravedad sintomática y peor
pronóstico (Esguevillas, 2018). Igualmente, existe una predisposición hacia la
afectividad negativa (Dukalski, 2019), su autoestima es baja, suelen evaluarse
de forma negativa (Beeney, 2016) y con frecuencia muestran dificultades o
inestabilidad en el autoconcepto (Jørgensen, 2012).
83
resto de la población sana (Bassett, 2017). Por el contrario, el área
interpersonal es un dominio de afectación grave, generalizada y recurrente en
los pacientes TLP y, si bien no puede considerarse algo patognomónico de
dicho trastorno, sí es una característica importante y diferencial con respecto a
otros trastornos, como el TB (Bassett, 2017).
El trastorno del sueño es un síntoma nuclear del TB, asociado tanto a las
fases de descompensaciones como a los periodos de eutimia (Kanady, 2015).
Los trastornos del sueño son prevalentes en los pacientes diagnosticados de
TB, llegando a cifras de entre el 75-80% (Harvey, 2005). Los antecedentes de
trastorno del sueño de cualquier tipo se han relacionado con un mayor riesgo
de desarrollar un episodio psicótico o afectivo en la adolescencia o principios
de la vida adulta, con una probabilidad similar de desarrollar episodios bipolares
o depresivos. Varios metaanálisis sobre estudios de actigrafía en TB (Geoffroy,
2015) han concluido que, en comparación con controles, los pacientes con TB
muestran una mayor latencia, fragmentación y duración del sueño, así como
una menor eficiencia del mismo y dichos parámetros persisten en fases de
remisión. Al igual que ocurre en la esquizofrenia, en el TB existe una elevada
latencia del sueño y despertar después del inicio de este, con dificultades para
84
iniciar y mantener el sueño en hasta el 55% de los pacientes con TB en remisión
(Meyer, 2020; Harvey, 2005). Esta fragmentación del sueño actúa como un
factor precipitante y mantenedor de la sintomatología afectiva y psicótica y
viceversa (Talbot, 2012). Los sujetos de alto riesgo para desarrollar TB también
han mostrado alteraciones relacionadas con el patrón de sueño: insomnio,
alteración del ritmo circadiano, irregularidad en los patrones y tiempos de
sueño/vigilia, niveles elevados de cortisol a lo largo del día, mala calidad del
sueño, despertares nocturnos y sueño inadecuado (Melo, 2016).
85
El estudio BRIDGE evaluó el solapamiento diagnóstico entre ambos
trastornos, comprobando que 4 de los 9 criterios diagnósticos según DSM-V del
TLP se encontraban también presentes en el TB (Barroilhet, 2013). Sin embargo,
encontró que algunos de estos criterios no eran especificadores de dichos
trastornos, como ocurría con la labilidad emocional. Los autores identificaron
cuatro especificadores propios del TLP y TB:
Inestabilidad afectiva
Tabla 18. Variables indicadoras del diagnóstico de TB y TLP, modificada de estudio BRIGDE
(Barroilhet, 2013).
86
depresivos y los de grandiosidad en los de euforia); gestos parasuicidas
de repetición y reactivos a conflictos interpersonales o miedo al
abandono; predominio en el sexo femenino; historia de abuso sexual en
la infancia, síntomas paranoides breves reactivos al estrés, síntomas
disociativos y despersonalización en la infancia.
87
Mientras que la superposición entre ambos trastornos se fundamenta en
aspectos como signos y síntomas, la etiología y patogénesis de ambas
entidades es diferente (Ghaemi, 2014). Es importante considerar la evolución
longitudinal de los trastornos para minimizar los riesgos de falsos positivos y
falsos negativos (Zimmerman, 2013). A pesar del solapamiento
fenomenológico entre TLP y TB, pueden considerarse algunas diferencias
claras: el TB se caracteriza por patrones cíclicos de elevación y disminución del
estado de ánimo, mientras que la reactividad emocional del TLP está asociada
a los estresores interpersonales (Paris, 2007).
Antecedente familiar
1º grado con
trastorno afectivo
TB
TLP
Trauma o abuso
sexual
TRASTORNO SUEÑO
SINTOMAS…
SUICIDIO CONSUMADO
DISREGULACION EMOCIONAL
IMPULSIVIDAD TB
TENTATIVAS SUICIDAS TLP
DIFICULTAD RELACIONES…
AUTOCONCEPTO NEGATIVO
IDENTIFICACIÓN…
88
Como resumen, podemos incidir en las diferencias en los factores de riesgo
entre ambos trastornos: mientras que el TB presenta una carga genética
importante (Bassett, 2012), los antecedentes de abuso sexual en la infancia o
trauma en la infancia se relacionan con el TLP (Saunders, 2015; Ghaemi,
2016).
89
✓ Si bien la mortalidad por suicidio es elevada en ambos trastornos
(Paris, 2019; Sher, 2016; Pompili, 2013), el historial de intentos
autolíticos es significativamente superior en el TLP con respecto al
TB, siendo además uno de los criterios diagnósticos del trastorno
(DSM-V, 2014; Barriohlet, 2013; Bayes, 2021).
90
debido al mayor riesgo familiar y a la heredabilidad (Skoglund, 2021) o a una
crianza desadaptativa (Eyden, 2016).
91
relacionados con el control de impulsos y estado afectivo unipolar (White,
2003). Si bien se ha comprobado que el historial de autolesión o problemas con
identidad y autoconcepto típicas del TLP son más frecuentes en familiares de
pacientes TLP, algunos estudios encuentran mayores ratios de hipomanía en
familiares de pacientes con comorbilidad TLP y depresión mayor (Perugi,
2011).
La literatura describe que si bien las diferencias entre TB-I y TLP con
respecto a los antecedentes familiares son más marcadas, la superposición
entre TB-II y TLP es más compleja (Paris, 2007), así las evidencias sugieren
que la historia familiar de TB suele respaldar el diagnóstico de TB-II y ser un
argumento en contra para apoyar el diagnóstico de TLP (Bayes, 2014).
92
de trastorno depresivo mayor (Bond, 2008). Los antidepresivos pueden estar
indicados para la comorbilidad en el TLP, aunque su utilidad es limitada en
aspectos centrales del TLP como son los sentimientos crónicos de vacío,
alteraciones del yo y miedo al abandono (Stoffers, 2010).
93
Algunos autores plantean que el abordaje terapéutico en los pacientes con
comorbilidad TB-TLP sea desde una perspectiva multimodal, abordando ambos
con las herramientas útiles y específicas para cada trastorno (McDermid, 2016).
Este abordaje puede ser realizado de forma simultánea para ambos trastornos
o de forma secuencial, en cuyo caso se le otorga prioridad para el tratamiento
a aquel trastorno con mayor afectación clínica, frecuentemente el TB
(McDermid, 2016).
94
Terapia psicológica
TEC
Depresión
Antidepresivo
Terapia psicológica
TEC
Depresión
Antidepresivo
1.3.5. Curso
95
Generalmente el TLP aparece en la adolescencia e incluso se pueden
detectar síntomas en la infancia (Bohus, 2021; Zanarini, 2006). Mientras, el TB
rara vez aparece en la infancia y sus primeras manifestaciones suelen ser en
la adolescencia tardía o principios de la vida adulta, o incluso en edades más
tardías (Bayes, 2019; Dell’Osso, 2016), suponiendo una ruptura biográfica con
respecto al funcionamiento premórbido (Tijssen, 2010). En el caso del TLP, no
se distingue tal ruptura biográfica, siendo más complejo definir el inicio del
trastorno y siendo frecuente definir un funcionamiento inestable con un
continuum desde principios de la adolescencia (Kernberg, 2013).
96
interacción gen-ambiente, incidiendo en el riesgo ambiental para el desarrollo
del trastorno, como ocurre en situaciones de abuso físico, sexual o físico.
97
comorbilidad TB-TLP. Otra posible explicación etiológica que propone Parker
para la comorbilidad se sustenta en las conductas de riesgo derivadas de
descompensaciones del TB, especialmente aquellas que impliquen riesgo
sexual, y que podrían favorecer el posterior desarrollo de síntomas de TEPT y
a su vez de rasgos TLP. No obstante, los autores recalcan que la aparición de
un TB de forma prepuberal es extraña y los primeros síntomas del TLP son
notorios en la adolescencia (Parker, 2022).
1.3.7. Funcionalidad
98
Se ha descrito una asociación negativa entre el funcionamiento global y
determinadas características en el TB: persistencia de síntomas depresivos
subsindrómicos, comorbilidad psiquiátrica, consumo de tóxicos, pobre soporte
social y deterioro del funcionamiento de la personalidad (Kizilkurt, 2018).
Inclusive, en periodos de eutimia, el funcionamiento de la personalidad muestra
un impacto significativo en la funcionalidad global de los pacientes afectados
de TB (Kizilkurt, 2018).
99
1.3.8. Endofenotipos biológicos
▪ EEG
▪ Neuroimagen
▪ Neuroimagen funcional
100
1.3.9. Aspectos claves en el diagnóstico diferencial
SIMILITUDES DIFERENCIAS
Inestabilidad emocional Antecedentes familiares
Impulsividad Historia de trauma en la infancia
Autolesiones y conducta suicida
Curso e inicio de los síntomas
Síntomas afectivos
Síntomas psicóticos
Consumo de tóxicos
Funcionamiento interpersonal
Respuesta al tratamiento
psicofarmacológico
Psicoterapia
101
o Importancia de realizar una aproximación diagnóstica considerando las
diferencias fenomenológicas entre ambos trastornos, evitando
considerar aspectos puramente descriptivos y diagnósticos
categoriales, que pueden favorecer tanto los falsos positivos como los
falsos negativos (Paris, 2007; Zimmerman, 2013).
102
CARACTERÍSTICAS TB TLP
No melancólicos
Estados manía o Síntomas clásicos: Síntomas maníacos no claros
hipomanía grandiosidad, euforia (puede ni persistentes (<48h),
FENOMENOLOGÍA irritabilidad). Ansiedad suele ansiedad asociada frecuente
disminuir
104
CARACTERÍSTICAS TB TLP
105
CARACTERÍSTICAS TB TLP
7-15% 5-10%
Relaciones Generalmente estables, Marcadas dificultades en las
interpersonales mantenidas en el tiempo y relaciones interpersonales.
soporte para paciente.
Intolerancia al miedo o
FUNCIONAMIENTO Menos preocupación o miedo abandono.
INTERPERSONAL al abandono o rechazo
Tendencia a establecer
relaciones inestables:
patológicas, dependientes,
disruptivas, etc.
Identificación Rara Frecuente
proyectiva
Déficits Dependentes del estado de Menor disfunción ejecutiva.
neuropsicológicos ánimo y tratamiento.
Atención sostenida intacta
Afectación funciones
ejecutivas y atención
sostenida
106
CARACTERÍSTICAS TB TLP
107
1.3.10. Recomendaciones para futuras líneas de investigación en
comorbilidad
109
2. Justificación
110
Basándonos en las recomendaciones de la literatura, que defiende el
desarrollo de investigaciones comparativas entre TB y TLP orientadas a
objetivar las diferencias etiológicas, precursoras, clínicas, de curso y respuesta
al tratamiento entre TLP y TB, nos planteamos el desarrollo de la presente tesis
doctoral.
111
3. Hipótesis y objetivos del estudio
3.1. Hipótesis
112
3.2. Objetivo Primario
113
4. Diseño y métodos
4.2. Muestra
4.2.1 Marco
114
El HUIPLaFe pertenece al Departamento de Salud Valencia La Fe de
la Conselleria de Sanitat, que atiende a una población de más de 300.000
personas. Formado por diversos recursos hospitalarios y ambulatorios,
destacan las Unidades y Consultas Monográficas de Psicogeriatría, Terapia
Electroconvulsiva y Trastorno Mental Orgánico, de Trastornos de la Conducta
Alimentaria y la Unidad de Trastornos Bipolares. La Unidad de Trastornos
Bipolares del Hospital Universitari i Politècnic La Fe fue creada en el año 2000,
con el objetivo de realizar y mejorar la asistencia y tratamiento integral y
especializado de los pacientes con TB, convirtiéndose en Unidad de Referencia
para el tratamiento de esta patología en la Comunidad Valenciana. Actualmente
da seguimiento a pacientes mayores de 16 años y con diagnóstico de psicosis
afectiva (TB y trastorno esquizoafectivo), tanto en régimen de consultas
externas individuales como en sesiones psicoterapéúticas grupales de tipo
psicoeducativo, orientadas a pacientes y familiares. Además de las funciones
asistenciales propias de la Unidad, desarrolla actividad docente e
investigadora.
115
4.2.3. Tamaño muestral
AUTOR RECOMENDACIÓNES
Ratio sujeto: item Tamaño mínimo
Guilford (1954) - 200 sujetos
Gorsuch (1983) 5 sujetos por ítem Mínimo 100 sujetos
Cattell (1978) 3-6 sujetos por items Mínimo 250 sujetos
Everitt (1975) Mínimo 10 sujetos por item -
Por otro lado, el cálculo para un tamaño muestral, para una población
infinita, con un índice de confianza (1-α) del 95% y un margen de error de entre
el 6% y 5%, evidencia que el tamaño muestral de nuestro estudio debe estar
comprendido entre 267 y 383 sujetos, siguiendo la siguiente fórmula:
116
Siendo:
• N= tamaño de la población
• e= margen de error
117
4.3.1. Aspectos teóricos en el desarrollo de escalas, entrevistas y
cuestionarios.
• Entrevista estructurada.
• Entrevista semiestructurada
118
estructurada, pues permite al entrevistador eliminar o añadir preguntas
que considere poco relevantes o significativas, respectivamente. Al igual
que el examinador, el entrevistado también dispone de mayor flexibilidad
o libertad en las respuestas. El análisis de los datos obtenidos es
cualitativo. Como hemos nombrado previamente, nuestro estudio incluyó
la elaboración de una entrevista de este tipo.
• Entrevista no estructurada
119
diferentes factores que pueden disminuir la fiabilidad y validez de las
entrevistas:
Como vemos, existen diversos factores que pueden influir en los resultados
de la entrevista y, por tanto, limitar la reproducibilidad y disminuir su fiabilidad.
Algunos autores plantean que una de las ventajas de las entrevistas con
respecto a otros métodos, es la flexibilidad y capacidad de adaptación a las
circunstancias en función de las necesidades o requerimientos (Wittenborg,
1979). No obstante, la mayor flexibilidad de una entrevista, y por tanto menor
estructuración de la misma, también se relacionan con menor fiabilidad
interobservador.
120
VENTAJAS DE CUESTIONARIOS SOBRE VENTAJAS DE ENTREVISTAS SOBRE
ENTREVISTAS CUESTIONARIOS
Más baratos. Mayor flexibilidad para reformular
preguntas y matizar o corregir
Precisa menor habilidad para aplicar. respuestas.
Puede ser enviado por correo. Permite plantear hipótesis más amplias
y obtener más información.
La mayor estructuración garantiza
mayor uniformidad en respuestas.
Se garantiza el anonimato.
121
cuestionario en caso de precisar aclaraciones, tanto para el encuestado como
encuestador.
Sentimientos
122
o Evitar preguntas indiscretas a menos que sean indispensables para
la finalidad.
o Evitar que algunas preguntas puedan influir en respuestas de
posteriores preguntas.
o Iniciar el cuestionario con preguntas sencillas para finalizar con las
más complejas.
o Agrupar preguntas en bloques o temas.
o Duración de la aplicación del cuestionario no superior a los 30-40
minutos.
o Análisis de resultados.
123
En la construcción de un cuestionario existen dos procesos íntimamente
relacionados: la construcción y la estandarización. El primer concepto hace
referencia al proceso por el cual, tras un adecuado análisis, se seleccionan los
ítems que formarán parte del cuestionario. En el segundo concepto, el de
estandarización, los ítems seleccionados para conformar el test son
administrados a una amplia muestra y posteriormente se elaboran normas
estandarizadas para el uso, en función los resultados obtenidos (Chadha,
2008).
124
definirse no sólo el perfil del encuestado sino también del encuestador (edad,
sexo, experiencia, formación, etc).
125
o Identificar ítems débiles, confusos, de doble significación, o inadecuados que
deban ser excluidos de la prueba.
o Los objetivos de la prueba deben estar ajustados en cada uno de los ítems, para
garantizar la validez.
• Evaluar la fiabilidad del cuestionario. Una baja fiabilidad indicaría que los
resultados serían replicados con dificultad. Este proceso puede llevarse
a cabo a través de varios métodos (como el “test-retest”, método de
formas paralelas, “Split-half”, método de equivalencia racional o alfa de
Cronbach).
126
Con la versión provisional del cuestionario se pretende identificar a
aquellos ítems confusos o inadecuados para el objetivo del cuestionario, así
como realizar modificaciones de forma y estilo en los mismos, antes de
proceder a una importante inversión de tiempo y recursos humanos para la
evaluación de la versión definitiva y la recolección de los datos pertinentes. La
evaluación formal de los ítems incluye el análisis no solo de la fiabilidad global
del instrumento, sino también de cada uno de los ítems, los cuales pueden ser
reemplazados, modificados, mantenidos o eliminados. Tras el análisis de la
versión preliminar, se desarrolla una segunda versión de prueba de la versión
original, repitiendo el ciclo previamente descrito (evaluación, revisión y
reevaluación). Este ciclo puede repetirse cuantas veces se consideren
oportunas, aunque dada la limitación de los recursos, lo más habitual es que
los cuestionarios sean sometidos a dos ciclos de evaluación (Fishman, 2003).
127
Gráfica 5. Desarrollo, análisis y reevaluación de items e instrumentos.
128
cuestionario estuvo integrado por dos ciclos de preparación, aplicación,
evaluación y modificación o mantenimiento del cuestionario. En el primero de
los mismos, la prueba piloto fue evaluada en una muestra más reducida de
pacientes en el contexto de un estudio de Trabajo de Fin de Grado (TFG) de
una alumna del Grado de Medicina de la Universidad de Valencia y el segundo
proceso se desarrolló en este proyecto de tesis doctoral. De forma paralela al
proceso de construcción y estandarización del cuestionario, se elaboró la
entrevista semiestructurada que se detallaremos más adelante.
129
1. PLANIFICACIÓN DEL PROYECTO
o Administración: heteroaplicado.
o Recursos del proyecto: el estudio inicial se llevó a cabo con los recursos
humanos y materiales disponibles en la Unidad de TB del HUiP La Fe, sin
recibir algún tipo de financiación.
130
2. PREPARACIÓN DE LA PRUEBA PILOTO V1
131
Los ítems fueron agrupados en cinco dominios:
1. Síntomas y signos
2. Edad de inicio
3. Curso de la enfermedad
4. Respuesta al tratamiento
5. Historia familiar y personal
RESPUESTA PUNTUACIÓN
A +1
B -1
No consta 0
132
fueron excluidos 14 pacientes por falta de datos esenciales para el estudio (en
concreto por ausencia de digitalización de datos por haber realizado el
seguimiento en etapa previa a la incorporación a los programas informáticos
ORION y Abucasis), quedando una muestra de 30 historias clínicas de
pacientes TB y 28 de TLP.
133
mismos en el TB, mientras que en TLP la remisión es pobre y sin un control de
la disregulación afectiva (p<0.005).
134
Esta versión piloto v2 fue considerada como versión definitiva se aplicó en
el proyecto de investigación que conforma esta tesis (Anexo 2). El cuestionario
y entrevista definitiva constan de los siguientes ítems y dominios:
DOMINIO ITEMS
SÍNTOMAS Y
SIGNOS Psicopatología: estado de ánimo, síntomas de ansiedad, síntomas
psicóticos, sueño, trastorno lenguaje y pensamiento
Ingreso: duración del ingreso, curso de síntomas
Asistencia a urgencias
RESPUESTA AL Estabilizador
TRATAMIENTO Antidepresivo
135
En primer lugar, el proyecto del estudio fue enviado a la Agencia Española
de Medicamentos y Productos Sanitarios, siendo clasificado como Estudio
Observacional No Posautorización (No-EPA), (Anexo 1). Posteriormente se
obtuvo el informe favorable de la Comisión de Ética en Investigación
Experimental de la Universitat de València (Anexo 3), y del Comité de Ética de
Investigación con Medicamentos del Hospital Universitari i Politècnic La Fe de
Valencia (Anexo 4). Igualmente, se notificó el estudio a la Comisión de
Investigación y Formación del Hospital Marina Baixa (Anexo 5).
o Dificultad
o Discriminabilidad
o Consistencia
▪ Validez
o Validez de criterio
▪ Análisis Factorial
136
▪ Puntuación
o Curvas ROC
137
¿Suele presentarse en algún momento del año?
4.4.Cronograma
138
4.5.Evaluación
a) Variables sociodemográficas:
139
Datos relativos a edad, sexo, raza, estado civil, convivencia, ámbito
de residencia, nivel educativo y situación laboral.
b) Variables médicas:
d) Antecedentes familiares:
e) Variables psicobiográficas:
f) Tratamientos biológicos:
140
lamotrigina), otros antiepilépticos (topiramato, zonisamida,
oxcarbazepina, otros), antidepresivos (inhibidores selectivos
recaptación serotonina, duales, multimodales, tricíclicos, bupropion,
otros) y antiparkinsonianos.
g) Tratamiento psicoterapéutico:
h) Episodio actual:
141
A. Structured Clinical Interview for DSM-IV Axis I Disorders (SCID-I).
La Entrevista Clínica Estructurada para los Trastornos del Eje I del DSM-
IV (SCID-I) es una entrevista semiestructurada desarrollada para evaluar los
diagnósticos más significativos del Eje I del DSM-I. El origen de la SCID se
remonta a 1983, cuando estando en vigor el DSM-III, se desarrolló un trabajo
piloto sobre SCID que se amplió con una beca de 2 años en el Biometrics
Research Department (1985). La SCID para DSM-III-R fue publicada en 1990
y posteriormente se realizó una revisión con los criterios DSM-IV en 1993,
siendo publicada la versión final de la SCID para DSM-IV en 1996. La entrevista
se desarrolla con el objetivo de cubrir las necesidades tanto de los
investigadores como de los clínicos, buscando una mejora en la fiabilidad
diagnóstica a través de la homogeneización y estandarización del proceso de
evaluación, aumentando la validez diagnóstica y realizando un análisis
exhaustivo y sistemático de los síntomas.
142
fue validado en población española (López-Ibor, 1996). Se emplea para el
diagnóstico de los trastornos de personalidad, a través de una entrevista clínica
semiestructurada compatible con los criterios de valoración según DSM-IV y
CIE-10. Consta de un cuestionario de detección autoadministrada (con 77 items
para la versión DSM-IV y 59 items para la versión CIE-10), con respuestas de
verdadero/falso, que hace la función de cribado. La presencia de tres o más
items o criterios para cada trastorno de personalidad, sugiere la presencia de
un trastorno. Ante la sospecha de existencia de uno o más trastornos de
personalidad, el evaluador debe administrar la entrevista, que consta de
preguntas abiertas y en la que se evalúan por secciones los diversos trastornos
de personalidad. Como requisito, se solicita que alguno de los requisitos haya
estado presente antes de los 25 años. La IPDE es un instrumento fácil de
aplicar y de gran utilidad clínica. Presenta buena fiabilidad interobservador y
estabilidad temporal. Se han obtenido valores del Índice Kappa elevados (entre
0.70 y 0.96) en la evaluación de los trastornos de personalidad esquizotípico,
compulsivo, histriónico, límite y antisocial.
143
En ensayos clínicos de eficacia terapéutica, el concepto de respuesta es la
disminución igual o superior al 50% con respecto a la puntuación basal en la
MADRS. Sus propiedades psicométricas se han mostrado adecuadas, lo que
valida tanto su uso para la práctica clínica como para la investigación. De
hecho, las objetivadas en la validación de la escala a la población española son
adecuadas y similares a las observadas en la escala original, mostrando una
consistencia interna (α de Cronbach) de 0.88 y una fiabilidad test-retest e
interobservador (coeficiente de correlación intraclase) de 0.94 y 0.98
respectivamente. La escala está disponible en el Anexo 8.
144
E. Functioning Assessment Short Test (FAST)
145
psicométricas obtenidas en el cuestionario original fueron adecuadas: fiabilidad
(0.90), sensibilidad (0.73) y especificidad (0.73).
146
La escala surge ante la demanda por parte de clínicos e investigadores de
una escala válida, fiable y de administración sencilla y que permitiese identificar
con rapidez la presencia de un TLP. Se trata de un cuestionario autoaplicado
de 10 items con puntuación "verdadero-falso”. La puntuación total se obtiene
con la suma de todas las respuestas “verdadera”. Muestra adecuadas
propiedades psicométricas en la versión original, en especial en las muestras
de adolescentes y adultos jóvenes (sensibilidad 0,81 y especificidad 0,85 con
puntuación total de corte óptima 7; así como una adecuada fiabilidad test-retest
-rho Spearman=0,72, p>0,0001-). Las propiedades psicométricas en la versión
española mostraron una buena consistencia interna (KR-20= 0,873), fiabilidad
test-retest (CCI= 0,87), sensibilidad de 0,71 y especificidad de 0,68 para un
punto de corte con puntuación total de 7 y un área bajo la curva (AUC) para la
puntuación 7 de 0, 742. La escala está disponible en el Anexo 12.
147
clasificados mediante una entrevista estructurada diagnóstica con adecuada
validez y fiabilidad, como es la SCID-I y con otra entrevista diagnóstica de los
trastornos de la personalidad, la IPDE, además de un cuestionario de screening
para el diagnóstico de TLP (MSI-BPD), así como el Mood Disorder
Questionnaire (MDQ). El cuestionario es heteroaplicado y retrospectivo,
evaluando aspectos del curso del paciente, antecedentes personales,
familiares y de respuesta al tratamiento, entre otros.
148
de herramientas psicométricas (CCS-TBTLP, MADRS, YMRS, FAST) entre 2 y
3 semanas después de la primera evaluación, con el objetivo de evaluar la
fiabilidad temporal. Esta administración fue realizada por el mismo evaluador
que en la primera ocasión.
Todos los datos recogidos a través del CRD y los obtenidos en las
diferentes escalas y entrevistas, fueron codificados y digitalizados en dos bases
de datos de Excel, separando los datos de identificación del paciente de los
datos clínicos. De este modo, se garantizó la confidencialidad y anonimato de
los pacientes. Todos los datos han sido custodiados por el equipo investigador.
149
mientras que si tiene 3 o más categorías la comparación de
medias se realizará a través del análisis de la varianza
ANOVA (Analysis of variance).
• Validez
• Sistema de puntuación
150
individuales y la decisión de mantener, modificar y descartar un ítem debe
tomarse desde una valoración integral (Fishman, 2003).
151
elevada en las puntuaciones indica una baja precisión y por tanto, también
de la fiabilidad de un instrumento. Así pues, en el proceso de construcción
de un instrumento psicométrico es básica la estandarización del
procedimiento de medición, de tal modo que se minimice la influencia de
factores que puedan interferir negativamente en la fiabilidad y precisión
del mismo.
o Consistencia interna
152
cuestionario miden un mismo constructo o dominio, y por lo
tanto estarán relacionados entre sí. La fiabilidad no es una
propiedad del instrumento sino de las puntuaciones que se
obtienen con el mismo.
153
• α Cronbach <0.5: inaceptable
o Confiabilidad
o Coeficiente de Hambleton-Novick
154
o Coeficiente de Livingston
o VALIDEZ
• Validez de contenido
155
Se refiere al grado en el que los diferentes ítems que
conforman el cuestionario o test representan el contenido o
dominio que la prueba pretende evaluar. Cureton (1951) fue
uno de los primeros autores en realizar una aproximación en la
definición del concepto de validez de contenido: “tendrían que
evocar aquello que dicen estar midiendo y constituir una
muestra representativa del universo de medida” (Cureton,
1951). Esta aproximación considera dos aspectos esenciales
de la validez de contenido: relevancia y representatividad.
156
Generalizabilidad. En nuestro estudio aplicaremos el análisis
factorial exploratorio.
• Validez de criterio
• Validez de constructo
157
La validez de constructo es un término más complejo y amplio
que incluye aspectos teóricos de los otros tipos de validez, por lo
que es la más importante. Se refiere al grado en el que un
determinado instrumento de evaluación es diseñado para medir
aquello que se desea medir. Pretende establecer que las
puntuaciones del test constituyen en forma válida una de las
manifestaciones del constructo
▪ Métodos correlaciónales
▪ Análisis factorial
158
establecerlo (habitualmente un número determinado de
sujetos por cada uno de los ítems).
1. Diferencias de grupo
2. Fiabilidad
o PUNTUACION
159
4.6.3. Análisis Factorial
160
A.F.E. A.F.C.
No presupone a priori que exista un número Permite establecer correlaciones entre los
determinado de factores términos error o específicos.
Considera que las puntuaciones obtenidas en
El empleo de un modelo permite tratar los
las variables observadas dependen de esos
aspectos multigrupo que no se resuelven en
factores pero no establece relación entre
un AFE.
ellas Al estar incluido en estructuras más
complejas (tipo modelos de ecuaciones
No establece relaciones entre los diversos
estructurales), identifica relaciones entre
factores, pueden ser independientes
constructos y abordar cuestiones más
complejas de validez.
No se establecen hipótesis previas para ser
sometidas a verificación
161
desarrollo del Análisis Factorial. Existen diversos métodos para llevar a cabo
este primer análisis de adecuación:
Dónde:
162
En nuestro proceso de estandarización del CCS-TBTLP, el análisis
de adecuación se realizó con el test de esfericidad de Bartlett y el Índice
KMO.
163
Algunos de los criterios de reducción y extracción de los diferentes factores
son los siguientes, ambos empleados en nuestro estudio como podremos ver
en el aparto de “Resultados”:
164
El objetivo es identificar el conjunto de factores con cargas factoriales muy altas
en ciertas variables, y cargas muy bajas en el resto, ya que cada factor tendrá
cargas significativas de varianzas de un determinado número reducido de
variables observables.
a) Rotación ortogonal
b) Rotación oblícua
165
aconseja realizar un estudio de “validación cruzada”, que consiste en reproducir
los factores en diversas muestras.
166
4.7.2. Consentimiento informado.
167
5. Resultados
168
Con relación a la situación laboral, únicamente un 32,3% de la muestra
(113 pacientes) corresponde a pacientes en activo, mientras que 126 pacientes
son pensionistas (36%), 83 desempleados (23,7%), 15 se encuentran con
incapacidad laboral temporal (4,3%) y 13 son estudiantes (3,7%).
1) SCID
2) IPDE
169
Tabla 28.Resultados IPDE
Porcentaje
IPDE MÓDULO Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido acumulado
Ninguno 226 64,6 64,5 64,5
Esquizoide 1 ,3 ,3 64,8
Antisocial 1 ,3 ,3 65,1
Límite 98 28,6 28,6 93,7
Narcisista 2 ,6 ,6 94,3
No especificado 22 6,2 5,7 100,0
Total 350 100,0 100,0
170
5.3. Análisis descriptivo de la muestra por grupos.
171
TB-I TB-II TLP
VARIABLE (DS) K-S (p) (DS) K-S (p) (DS) K-S(p)
EDAD 46.49 0,057 56.26 0,144 36.84 0,100
(12.834) (0,200) (10.047) (0,032) (13.139) (0,017)
VARIABLE DESCRIPCIÓN VARIABLE % % % X2 (p)
SEXO Masculino 48.6% 24.2% 33.7% 13.761
51.4% 75.8% 66.3% (0.001)
Femenino
ESTADO CIVIL Soltero 42.2% 18.2% 49.0% 18.534
39.3% 56.1% 31.6% (0.005)
Pareja 2.9%º 3.0% 1.0%
15.6% 22.7% 18.4%
Viudo
Separado
RAZA Caucásico 98.3% 98.5% 96.9% 2.858
Negro 0.6% 0% 1% (0.827) **
0.6% 0% 0.1%
Gitano 0.6% 1.5% 2%
Otros
CONVIVENCIA Solo 17.3% 22.7% 17.3% 21.643
29.5% 12.1% 42.9% (0.001)
Familia origen 45.7% 60.6% 31.6%
7.5% 4.5% 8.2%
Familia propia
Otros
ÁMBITO Rural 23.7% 27.3% 29.6% 1.183
76.3% 72.7% 70.4% (0.553)
Urbano
NIVEL EDUCATIVO Primarios 17.9% 10.6% 5.1% 15.403
57.2% 57.6% 76.5% (0.004)
Secundarios 24.9% 31.8% 18.4%
Superiores
SITUACIÓN Estudiante 2.3% 000% 9.2% 66.992
35.8% 36.4% 19.4% (0.000)**
LABORAL Activo 17.3% 9.1% 45.9%
Desempleado 1.7% 4.5% 8.2%
42.8% 50.0% 17.3%
ILT
Pensionista
Tabla 29. Resultados datos sociodemográficos.
* Chi-cuadrado no válido. No se cumple el supuesto en el cual no debe haber más de un 25% de las casillas de la tabla cruzada con frecuencia inferior o igual a 5 . ILT: incapacidad laboral temporal.
5.3.2. Datos clínicos
EDAD DE INICIO (años) 31.24 (26.637) 0.260 (0.000) 32.36 (10.666) 0.119 (0.022) 21.52 (7.585) 0.181 (0.000)
DURACIÓN 16.99 (10.612) 0.055 (0.200) 23.91 (11.025) 0.093 (0.200) 15.19 (10.835) 0.105 (0.010)
TRASTORNO (años)
N.º INGRESOS 5.71 (6.124) 0.209 (0.000) 2.26 (3.260) 0.244 (0.000) 4.64 (4.426) 0.170 (0.000)
N.º EPISODIOS 8.79 (6.926) 0.199 (0.000) 5.968 (4.195) 0.161 (0.000) 10.54 (7.467) 0.162 (0.000)
NºURGENCIAS <2 2.06 (2.044) 0.160 (0.000) 1.17 (1.853) 0.264 (0.000) 5.02 (4.831) 0.236 (0.000)
AÑOS
DURACIÓN MEDIA 15.49 (6.840) 0.085 (0.004) 6.71 (9.666) 0.244 (0.000) 6.45 (5.496) 0.186 (0.000)
INGRESOS (días)
MESES DESDE ÚLTIMO 26.71 (50.729) 0.299 (0.000) 23.26 (36.227) 0.263 (0.000) 6.09 (15.271) 0.345 (0.000)
EPISODIO
MESES DESDE EL 43.12 (59.025) 0.233 (0.000) 43.97 (62.115) 0.247 (0.000) 16.40 (40.155) 0.342 (0.000)
ÚLTIMO EPISODIO
TB-I TB-II TLP
VARIABLE Descripción variable % % %
Ninguno 45.1% 66.7% 12.%
Alcohol 17.9% 7.6% 61.2%
CONSUMO TÓXICOS Cannabis 22.5% 4.5% 50.0%
Cocaína 6.4% 1.5% 31.6%
Opiáceos 0.0% 0.0% 6.1%
Psicoestimulantes 2.3% 0.0% 8.2%
Tabaco 43.9% 30.3% 70.4%
Benzodiacepinas 1.7% 3.0% 22.4%
Otros 1.2% 0.0% 0.0%
ANTECEDENTES Ninguno 53.8% 31.8% 59.2%
MÉDICOS ETS 2.3% 0.0% 7.1%
Hepatopatía 2.3% 1.5% 8.2%
Nefropatía 7.5% 4.5% 0.0%
Cardiopatía 4.0% 4.5% 3.1%
Neumopatía 4.6% 9.1% 4.1%
Metabólico 23.7% 28.8% 15.3%
Autoinmune 4.0% 15.2% 2.0%
Otros 13.3% 24.2% 11.2%
ANTECEDENTES Eje I No 46.8% 34.8% 65.3%
FAMILIARES Afectivo mayor 43.9% 57.6% 11.2%
Psicosis 3.5% 4.5% 1.0%
Otro 7.5% 7.6% 22.4%
Trastorno No 90.2% 93.9% 62.2%
personalidad Cluster A 0.0% 0.0% 2.0%
Cluster B 9.2% 6.1% 35.7%
Cluster C 0.6% 0.0% 0.0%
Consumos No 79.8% 92.4% 52.0%
tóxicos
Sí 20.2% 7.6% 48.0%
ETS: Enfermedad de transmisión sexual. APG: Antipsicóticos de primera generación. ASG: Antipsicóticos de segunda generación. ILP:
Inyectables de liberación prolongada. ISRS: Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina. ADT: Antidepresivos tricíclicos. BZD:
benzodiacepinas. TEC: terapia electroconvulsiva. TDM: trastorno depresivo mayor
175
5.3.3. Psicometría
o SCID afectivo:
176
TB-I TB-II TLP
TB I_episodio 0%
18.5% 0%
reciente hipomaniaco
TB-I episodio reciente 0%
36.4% 0%
maniaco
TB-I episodio reciente 0%
2.9% 0%
maniaco único
TB-I episodio reciente 0%
5.8% 0%
mixto
TB-I episodio reciente 0%
10.4% 0%
depresivo
TB-I episodio reciente 0%
26% 0%
SCID no especificado
AFECTIVO TB-II 0% 100% 0%
TB no especificado 0% 0% 2%
TDM recidivante 0% 0% 1%
T.Distimico 0% 0% 2%
T.Depresivo no 4.1%
0% 0%
especificado
Otros 0% 0% 1%
Ninguno 0% 0% 89.8%
Pruebas de chi-cuadrado
Valor df Significación asintótica
(bilateral)
Chi-cuadrado de 674,000a 24 ,000
Pearson
Razón de verosimilitud 688,009 24 ,000
Asociación lineal por 298,787 1 ,000
lineal
N de casos válidos 337
21 casillas (53,8%) han esperado un recuento menor que 5. El
recuento mínimo esperado es ,20.
177
o SCID psicosis:
Pruebas de chi-cuadrado
Valor df Significación asintótica
(bilateral)
Chi-cuadrado de 27,732a 4 ,000
Pearson
Razón de verosimilitud 28,093 4 ,000
Asociación lineal por 20,951 1 ,000
lineal
N de casos válidos 337
a. 5 casillas (55,6%) han esperado un recuento menor que 5.
El recuento mínimo esperado es ,20.
178
TB-I TB-II TLP
Anorexia Nerviosa 0% 1.5% 27.6%
SCID Bulimia Nerviosa 1.2% 1.5% 15.3%
TCA Ninguno 98.8% 97% 57.1%
Pruebas de chi-cuadrado
Valor df Significación
asintótica (bilateral)
Chi-cuadrado de Pearson 101,085a 4 ,000
Razón de verosimilitud 99,093 4 ,000
Asociación lineal por lineal 80,923 1 ,000
N de casos válidos 337
1 casillas (11,1%) han esperado un recuento menor que 5. El recuento mínimo esperado
es 3,53.
o SCID ansiedad
179
TB-I TB-II TLP
T. Angustia 0% 0% 1%
SCID TEPT 1.2% 1.5% 20.4%
ANSIEDAD
T.Ansiedad no 8.1% 16.7% 68.4%
especificado
Fobia social 0% 1.5% 0%
TAG 0% 6.1% 0%
Ninguno 90.8% 74.2% 10.2%
o SCID adaptativo
180
o SCID tóxicos
181
International Personality Disorder Examination (IPDE)
182
TB-I TB-II TLP
VARIABLE (DS) K-S (p) (DS) K-S (p) (DS) K-S (p)
Las puntuaciones más altas las obtiene el grupo TLP, con puntuación total
media superior a los dos grupos previos, de 11.18 (1.14-12.22 con un IC del
95% y varianza de 26.956), seguido del grupo TB-I con 8.14 (7.10-9.17 con un
IC del 95% y una varianza de 47.562) y TB-II, puntuación total media de 5.61
(3.57-7.64 con un IC del 95% y varianza de 68.704).
183
Las puntuaciones medias en cada uno de los ítems, separados por grupos,
son las siguientes:
184
Tabla 38. Resultados puntuaciones items MADRS por grupo.
Tensión interna 1.49 (1.265) 0.252 (p=0.000) 0.77 (1.020) 0.382 (p=0.000) 1.77 (0.822) 0.408 (p=0.000)
Sueño reducido 2.91 (2.189) 0.154 (p=0.000) 1.18 (1.435) 0.280 (p=0.000) 1.10 (1.030) 0.215 (p=0.000)
Apetito reducido 0.32 (0.723) 0.482 (p=0.000) 0.26 (0.664) 0.515 (p=0.000) 0.32 (0.667) 0.478 (p=0.000)
Dificultad concentración 1.62 (1.619) 0.234 (p=0.000) 1.00 (1.414) 0.336 (p=0.000) 0.54 (0.910) 0.418 (p=0.000)
Lasitud 0.35 (0.833) 0.485 (p=0.000) 0.48 (1.085) 0.460 (p=0.000) 0.68 (0.937) 0.369 (p=0.000)
Incapacidad para sentir 0.14 (0.498) 0.529 (p=0.000) 0.26 (0.730) 0.517 (p=0.000) 0.17 (0.477) 0.509 (p=0.000)
Pensamientos pesimistas 0.24 (0.673) 0.508 (p=0.000) 0.33 (0.847) 0.51 (p=0.000) 1.68 (1.154) 0.302 (p=0.000)
Pensamientos suicidas 0.30 (0.906) 0.509 (p=0.000) 0.32 (0.826) 0.498 (p=0.000) 2.47 (1.416) 0.176 (p=0.000)
Los estadísticos de normalidad Kolmogorov-Smirnov son significativos
(p<0.05) para cada uno de los ítems en cada uno de los diagnósticos, por lo
que se concluye que, al igual que ocurre para las puntuaciones totales de
escala, la distribución de las puntuaciones por ítems no sigue un patrón de
normalidad. Los ítems “tristeza observada”, “tristeza declarada", “tensión
interna”, “lasitud”, “pensamientos pesimistas” y “pensamientos suicidas”
presentan una puntuación media más elevada en el grupo TLP que en TB-I y
TB-II. Destaca la puntuación más elevada, dentro del grupo TLP, en el ítem
“tristeza declarada” que en el ítem “tristeza observada”. Dentro del grupo TB-I,
los ítems con mayor puntuación media son “tensión interna”, “sueño reducido”
(este ítem puntuando más del doble que en los otros dos grupos) y “dificultad
de concentración”; mientras que en el TB-II los items con mayores
puntuaciones media fueron “sueño reducido”, “dificultad de concentración” y
“tensión interna”.
Hiperactividad 1.53 (1.445) 0.249 0.48 (0881) 0.436 0.17 (0.445) 0.506
(p=0.000) (p=0.000) (p=0.000)
Impulso 0.94 (1.142) 0.291 0.20 (0.638) 0.500 0.05 (0.204) 0.536
sexual (p=0.000) (p=0.000) (p=0.000)
Sueño 1.92 (1.285) 0.205 1.00 8 (1.081) 0.322 1.07 (0.602) 0.288
(p=0.000) (p=0.000) (p=0.000)
Irritabilidad 2.52 (2.174) 0.207 0.76 (1.253) 0.424 2.24 (0.920) 0.431
(p=0.000) (p=0.000) (p=0.000)
Expresión 2.64 (2.7626) 0.249 0.79 (1.564) 0.435 0.18 (0.581) 0.532
verbal (p=0.000) (p=0.000) (p=0.000)
Curso/ 1.44 (1.549) 0.251 0.32 (0.636) 0.464 0.07 (0.296) 0.534
contenido (p=0.000) (p=0.000) (p=0.000)
lenguaje
Curso/ 2.55 (2.798) 0.253 0.67 (1.281) 0.465 0.22 (0.856) 0.522
contenido (p=0.000) (p=0.000) (p=0.000)
pensamiento
Agresividad 1.81 (1.903) 0.257 0.52 (0.949) 0.464 1.35 (1.066) 0.373
(p=0.000) (p=0.000) (p=0.000)
Apariencia 1.12 (1.130) 0.225 0.33 (0.616) 0.843 0.35 (0.539) 0.424
(p=0.000) (p=0.000) (p=0.000)
Conciencia 1.52 (1.383) 0.211 0.47 (0.706) 0.398 0.31 (0.564) 0.451
de (p=0.000) (p=0.000) (p=0.000)
enfermedad
Tabla 39. Resultados puntuaciones items YMRS por grupo.
Tras aplicar los estadísticos de normalidad no paramétricos Kolmogorov-
Smirrnov, se objetiva que el valor-p en cada uno de los ítems y cada uno de los
grupos, es significativo (p<0.05), por lo que la distribución de las puntuaciones
no sigue un patrón de normalidad.
Dentro del grupo TB-II, las puntuaciones más elevadas son en los ítems
“sueño”,” irritabilidad” y “expresión verbal”.
En el grupo TLP, los ítems con puntuaciones más elevadas son “sueño”,
“irritabilidad” y “agresividad”.
La puntuación total media del grupo TLP es 7.32 (DS= 1.099), superando
el punto de corte; mientras que no se supera en los grupos TB-I (1.91, DS=
1.680) y TB-II (1.15, DS=1.638). Los estadísticos de normalidad Kolmogorov-
Smirnov son significativos para todos los grupos, por lo que la distribución de
las medias no sigue un patrón de normalidad: TB-I (estadístico 0.157, p=0.000),
TB-II (estadístico 0.304, p=0.000), TLP (estadístico 0.213, p=0.000).
Mood Disorder Questionnaire (MDQ)
189
Functioning Assessment Short Test (FAST)
El grupo TB-I presenta puntuaciones más elevadas que los otros grupos
en los dominios “autonomía”, “laboral”, “cognitivo”, “finanzas” y “ocio”.
190
La prueba de normalidad Kolmogorov-Smirnov presenta valor-p
significativos (p<0.05) en todos los ítems y grupos excepto en “laboral grupo
TB-II”, “laboral grupo TLP”, e “interpersonal grupo TB-II”. En estos tres casos,
las puntuaciones totales presentan una distribución normal, no ocurriendo así
con el resto de los ítems.
Media Kolmogorov-
Media Kolmogorov-
Media Kolmogorov-
(desviación Smirnov (desviación Smirnov (desviación Smirnov
estándar) (p) estándar) (p) estándar) (P)
AUTONOMIA 4.36 (2.909) 0.104 2.41 (2.643) 0.228 3.33 (2.615) 0.142
(P=0.000) (P=0.000) (P=0.000)
LABORAL 9.25 (4.010) 0.141 6.29 (4.829) 0.131 8.03 (3.811) 0.085
(P=0.000) (P=0.07) (P=0.079)
COGNITIVO 5.03 (3.665) 0.114 3.02 (3.358) 0.199 1.45 (2.159) 0.300
(P=0.000) (P=0.000) (P=0.000)
FINANZAS 2.98 (2.170) 0.313 1.41 (2.000) 0.350 2.46 (1.688) 0.168
(P=0.000) (P=0.000) (P=0.000)
INTERPERSONAL
8.82 (4.721) 0.102 5.89 (4.993) 0.133 11.53 (3.050) 0.123
(P=0.000) (P=0.06) (P=0.001)
OCIO 2.20 (1.620) 0.184 1.48 (1.825) 0.277 1.95 (1.987) 0.220
(P=0.000) (P=0.000) (P=0.000)
191
CCSTB/TLP
Tabla 41. Contraste de hipótesis por variables clínicas y puntuaciones medias cuestionarios
entre tres grupos
193
Posteriormente se realiza el contraste de hipótesis con el estadístico U de
Mann Whitney para dos grupos. Los resultados muestran que existen diferencias
de medias significativas entre los grupos TB-I y TB-II en las siguientes
variables: edad (p=0.000), duración del trastorno (p=0.000), número de ingresos
(p=0.000), número de urgencias en los últimos dos años (p=0.000), duración
media de los ingresos (p=0.000) y puntuaciones totales en todas las escalas
(MADRS, YMRS, MSI-BPD, MDQ, FAST, CCSTB/TLP; p=0.000).
La prueba U de Mann Whitney entre los grupos TB-I y TLP mostró, con
un nivel de significancia valor-p < 0.05, que todas las variables analizadas,
excepto “duración” (p=0.134) y “número de ingresos” (p=0.181), presentan
diferencias de medias significativas para ambos grupos.
Con respecto a los grupos TB-II y TLP, el valor-p fue significativo en todas
las variables excepto “nº de episodios” (p=0.166), “duración del ingreso”
(p=0.289) y “meses desde último ingreso” (p=0.221).
194
Posteriormente, se realiza contraste de hipótesis para todos los ítems de las
escalas de depresión y manía, y de los seis dominios de la FAST. Se compara
la media de los tres grupos con la prueba de Kruskal-Wallis:
▪ FAST
▪ MADRS
▪ YMRS
a) TB-I y TB-II
b) TB-I y TLP
c) TB-II y TLP
196
• El valor-p de la prueba U de Mann-Whitney para la diferencia de medias
en los ítems de la YMRS entre TB-II y TLP es significativo (p<0.05) para
los siguientes ítems: euforia (p=0.04), hiperactividad (p=0.021),
irritabilidad (p=0.000), expresión verbal (p=0.003), trastorno de curso y
contenido del lenguaje (p=0.002), trastorno del curso y contenido del
pensamiento (p=0.004) y agresividad (p=0.000).
197
Tabla 43. Resultados contraste de hipótesis items cuestionarios entre dos grupos
•Análisis de adecuación:
FIABILIDAD DEL test de esfericidad de
INSTRUMENTO Barlett e Índice KMO.
VALIDEZ
•Extracción
Componentes
Principales •Constructo:
•Dificultad •Rotación factores: AF
•Consistencia •Consistencia Varimax •Contenido:
•Discriminabilidad interna: alfa de •Interpretación AF
Cronbach
•Criterio
•Estabilidad (externo e
temporal: interno)
ANÁLISIS DE coeficiente de
LOS ITEMS correlación
intraclase, VALIDEZ DE
kappa de CONSTRUCTO: ANÁLISIS
Cohen. FACTORIAL
EXPLORATORIO
200
TB-I TB-II TLP
PUNTUACIONES X2 P
ITEM -1 0 1 -1 0 1 -1 0 1
1 0.6% 0.0% 99.4% 7.6% 0.0% 92.4% 99.4% 0.0% 5.1% 287.063 0.000
2 8.1% 12.1% 79.8% 25.8% 9.1% 65.2% 93.9% 3.1% 3.1% 203.622 0.000
3 0.6% 12.1% 87.3% 9.1% 47.0%% 43.9% 62.2% 34.7% 3.1% 233.518 0.000
4 1.2% 1.7% 97.1% 7.6% 3.0% 89.4% 93.9% 5.1% 1.0% 289.870 0.000
5 2.3% 5.8% 91.9% 12.1% 12.1% 75.8% 94.9% 2.0% 3.1% 269.088 0.000
6 3.5% 6.9% 89.6% 30.3% 2.0% 54.5% 95.9% 2.0% 2.0% 244.196 0.000
7 0.6% 12.7% 86.7% 3.0% 66.7% 30.3% 51.0% 42.9% 6.1% 243.395 0.000
8 1.7% 5.8% 92.5% 4.5% 57.6% 37.9% 85.7% 9.2% 5.1% 350.676 0.000
9 5.2% 5.8% 89.0% 15.2% 45.5% 39.4% 61.2% 3.1% 35.7% 190.808 0.000
10 0.6% 6.4% 93.1% 7.6% 53.0% 39.4% 58.2% 5.1% 36.7% 233.244 0.000
11 1.2% 1.2% 97.7% 1.5% 1.5% 97.0% 51.0% 5.1% 43.9% 138.203 0.000
12 15.6% 0.0% 84.4% 21.2% 1.5% 77.3% 100% 0.0% 0.0% 201.312 0.000
13 3.5% 0.0% 96.5% 9.1% 3.0% 87.9% 99.0% 0.0% 1.0% 287.842 0.000
14 4.6% 2.9% 92.5% 6.1% 7.6% 86.4% 48.0% 50.0% 2.0% 241.701 0.000
15 24.9% 43.9% 31.2% 33.3% 25.8% 40.9% 91.8% 7.1% 1.0% 125.550 0.000
16 8.7% 46.8% 44.5% 1.5% 37.9% 60.6% 49.0% 43.9% 7.1% 103.977 0.000
17 2.3% 55.5% 42.2% 7.6% 50.0% 42.4% 95.9% 4.1% 0.0% 279.161 0.000
18 5.8% 14.5% 79.8% 9.1% 3.0% 87.9% 60.2%% 25.5% 14.3% 154.448 0.000
19 10.4% 1.7% 87.9% 12.1% 0.0% 87.9% 89.8% 4.1% 6.1% 203.820 0.000
20 7.5% 1.7% 90.8% 4.5% 1.5% 93.9% 37.8% 26.5% 35.7% 120.042 0.000
21 11.0% 0.0% 89.0% 22.7% 0.0% 77.3% 88.8% 5.1% 6.1% 193.087 0.000
22 1.2% 0.6% 98.3% 3.0% 0.0% 97.0% 50.0% 10.2% 39.8% 152.737 0.000
23 0.6% 0.6% 98.8% 1.5% 0.0% 98.5% 34.7% 32.7% 32.7% 186.560 0.000
24 0.6% 0.0% 99.4% 0.0% 0.0% 100.0% 75.5% 10.2% 14.3% 268.113 0.000
25 11.6% 0.6% 87.9% 9.1% 0.0% 90.9% 90.8% 5.1% 4.1% 216.601 0.000
26 24.9% 2.3% 72.8% 106% 3.0% 86.4% 80.6% 3.1% 16.3% 111.595 0.000
27 6.9% 2.3% 90.8% 4.5% 0.0% 95.5% 92.9% 3.1% 4.1% 248.674 0.000
28 8.7% 0.0% 91.3% 12.1% 0.0% 87.9% 91.8% 3.1% 5.1% 224.373 0.000
29 5.2% 0.6% 94.2% 9.1% 0.0% 90.9% 56.1% 19.4% 24.5% 170.629 0.000
30 1.7% 0.6% 97.7% 0.0% 0.0% 100.0% 43.9% 14.3% 41.8% 149.780 0.000
PT 23.92 19.53 -18.29 HKW= 222.103
(p=0.000)
Tabla 45. Tabla de frecuencias CCS-TBTLP PT= puntuación total. HKW= H de Kruskal-Wallis
5.5.2. Análisis de los ítems
• Discriminabilidad
• Consistencia
203
5.5.3. Fiabilidad del instrumento
Estadísticas de fiabilidad
N de elementos
Alfa de Cronbach
,973 30
204
Tabla 47. Kappa Cohen por item CCS-TBTLP
ÍTEM KAPPA p
ÁNIMO ANORMAL 1 0.000
SÍNTOMAS DE ANSIEDAD 0.964 0.000
SINTOMAS PSICÓTICOS 1 0.000
SUEÑO 1 0.000
TRASTORNOS LENGUAJE 0.965 0.000
TRASTORNOS PENSAMIENTO 0.932 0.000
DURACIÓN INGRESO 1 0.000
CURSO DE LOS SINTOMAS 1 0.000
ASISTENCIA A URGENCIAS 0.881 0.000
PROPUESTA DE INGRESO 0.908 0.000
EDAD DE INICIO 0.952 0.000
TIPO DE CURSO 1 0.000
FUNCIONAMIENTO INTEREPISÓDICO 0.966 0.000
ESTABILIZADOR DEL ÁNIMO 0.937 0.000
VIRAJE ANTIDEPRESIVO 0.896 0.000
ANTECEDENTES FAMILIARES 00.948 0.000
AUTOLISIS 0.971 0.000
MALTRATO INFANTIL 0.842 0.000
PLANES DE FUTURO 0.767 0.000
PROBLEMAS LEGALES 0.837 0.000
TRASTORNO DE ANSIEDAD 0.901 0.000
TRASTORNO CONDUCTA ALIMENTARIA 0.958 0.000
SÍNTOMAS DISOCIATIVOS 0.769 0.000
AUTOMUTILACIÓN 0.928 0.000
IMPULSIVIDAD 0.966 0.000
CONSUMO SUSTANCIAS 0.869 0.000
RELACIONES INTERPERSONALES 1 0.000
RELACIONES AFECTIVAS 1 0.000
CONDUCTA SEXUAL 0.963 0.000
RELACION TERAPEUTA 0.760 0.000
Las puntuaciones obtenidas de Kappa para cada uno de los items son
elevadas (27/30 items con valores superiores a 0.8). Los items con valores de
kappa más bajos son: “planes de futuro” (k=0.767), “síntomas disociativos”
(k=0.769) y “relación con terapeuta” (k=0.760).
5.5.4. Validez de constructo y contenido: Análisis Factorial Exploratorio
(A.F.E.)
206
Según el método de Kaiser, únicamente nos quedaremos con los
autovalores de la matriz principal que sean superiores al uno. En nuestro caso,
fueron tres factores.
207
Tabla 49. Matriz de extracción de componentes.
Matriz de componentes
Componente
1 2 3
ANIMO ,922 -,102 -,075
ANSIEDAD ,772 -,245 -,236
SÍNTOMAS PSICOTICOS ,802 -,192 -,214
SUEÑO ,931 -,071 -,060
TRASTORNO LENGUAJE ,878 -,202 -,128
TRASTORNO PENSAMIENTO ,821 -,336 -,187
DURACION SÍNTOMAS ,742 -,282 -,094
CURSO SINTOMAS ,858 -,206 -,082
ASISTENCIA A URGENCIAS ,543 -,559 ,467
PROPUESTA DE INGRESO ,598 -,558 ,404
EDAD DE INICIO ,643 ,035 -,041
TIPO CURSO ,915 -,061 -,078
FUNCIONAMIENTO INTEREPISODICO ,806 ,198 ,135
ESTABILIZADOR HUMOR ,806 -,142 ,010
VIRAJE ANTIDEPRESIVO ,591 -,073 -,268
ANTECEDENTES FAMILIARES ,447 ,209 -,496
AUTOLISIS ,803 ,150 ,137
MALTRATO INFANTIL ,696 ,188 ,007
PLANES FUTURO ,814 ,321 ,186
PROBLEMAS LEGAL ,536 ,413 ,104
ANSIEDAD/TEPT ,768 ,010 -,014
TR. CONDUCTA ALIMENTARIA ,677 ,043 -,071
SINTOMAS DISOCIATIVOS ,698 -,018 ,067
AUTOMUTILACION ,853 ,024 -,035
IMPULSIVIDAD ,803 ,332 ,120
CONSUMO DE SUSTANCIAS ,607 ,451 ,120
RELACIONES INTERPERSONALES ,870 ,170 ,058
RELACIONES AFECTIVAS ,852 ,276 ,140
CONDUCTA SEXUAL ,719 ,217 ,169
RELACION TERAPEUTA ,663 ,087 ,013
Método de extracción: análisis de componentes principales.
a. 3 componentes extraídos.
En la siguiente tabla se muestra la varianza explicada de cada factor antes
y después de la rotación. Se considera que hay 3 factores con valores
propios superiores a 1, aunque hay uno que prevalece sobre los demás,
explicando este primer factor más de un 29,143% de la varianza de los datos
originales. El segundo factor explica más del 28,884 % y el tercer factor el
9,379%. En general los 3 factores logran explicar el 67,406% de la variabilidad
de los datos. Valores superiores al 50% de varianza total explicada se
consideran adecuados.
209
variable “sueño”, y así sucesivamente con todas las comunalidades adjuntas
en la tabla inferior.
210
Comunalidades Inicial Extracción
ANIMO 1,000 ,865
ANSIEDAD 1,000 ,711
SÍNTOMAS PSICOTICOS 1,000 ,726
SUEÑO 1,000 ,875
TRASTORNO LENGUAJE 1,000 ,827
TRASTORNO PENSAMIENTO 1,000 ,821
DURACION SÍNTOMAS 1,000 ,638
CURSO SINTOMAS 1,000 ,784
ASISTENCIA A URGENCIAS 1,000 ,825
PROPUESTA DE INGRESO 1,000 ,833
EDAD DE INICIO 1,000 ,417
TIPO CURSO 1,000 ,846
FUNCIONAMIENTO INTEREPISODICO 1,000 ,707
ESTABILIZADOR HUMOR 1,000 ,669
VIRAJE ANTIDEPRESIVO 1,000 ,426
ANTECEDENTES FAMILIARES 1,000 ,489
AUTOLISIS 1,000 ,687
MALTRATO INFANTIL 1,000 ,520
PLANES FUTURO 1,000 ,801
PROBLEMAS LEGAL 1,000 ,469
ANSIEDAD/TEPT 1,000 ,590
TR. CONDUCTA ALIMENTARIA 1,000 ,466
SINTOMAS DISOCIATIVOS 1,000 ,492
AUTOMUTILACION 1,000 ,730
IMPULSIVIDAD 1,000 ,769
CONSUMO DE SUSTANCIAS 1,000 ,586
RELACIONES INTERPERSONALES 1,000 ,789
RELACIONES AFECTIVAS 1,000 ,821
CONDUCTA SEXUAL 1,000 ,593
RELACION TERAPEUTA 1,000 ,448
Método de extracción: análisis de componentes principales.
Tabla 51. Extracción componentes principales: comunalidades
La matriz factorial relaciona factores con elementos/ítems. Para facilitar la
asociación entre los factores y las variables, ya que con frecuencia los factores
se correlacionan con múltiples variables, la rotación factorial se plantea como
un procedimiento que nos permite transformar la matriz inicial en otra, la matriz
factorial rotada. Esta matriz factorial rotada es de más fácil lectura e
interpretación. A continuación, se adjunta la tabla de matriz de componente
rotado, tras aplicar el método de rotación con la técnica “Varimax”.
212
Componente
1 2 3
CCS-TBTLP_PENSAMIENTO ,804 ,325
CCS-TBTLP_ANSIEDAD ,767
CCS-TBTLP_LENGUAJE ,756 ,409
CCS-TBTLP_PSICOTICOS ,754 ,337
CCS-TBTLP_ANIMO ,715 ,523
CCS-TBTLP_CURSO SINTOMAS ,715 ,409 ,326
CCS-TBTLP_SUEÑO ,701 ,555
CCS-TBTLP_TIPO CURSO ,697 ,544
CCS-TBTLP_DURACION ,671 ,333
CCS-TBTLP_VIRAJE ,599
CCS-TBTLP_ESTABILIZADOR ,598 ,447 ,334
CCS-TBTLP_AUTOMUTILACION ,597 ,574
CCS-TBTLP_AFAMILIARES ,537 -,354
CCS-TBTLP_ANSIEDAD/TEPT ,530 ,515
CCS-TBTLP_TCA ,491 ,458
CCS-TBTLP_INICIO ,453 ,439
CCS-TBTLP_PLANES FUTURO ,320 ,819
CCS-TBTLP_RELACIONES AFECTIVAS ,391 ,799
CCS-TBTLP_IMPULSIVIDAD ,349 ,798
CCS-TBTLP_TUS ,746
CCS-TBTLP_FUNCIONAMIENTO ,393 ,715
CCS-TBTLP_INTERPERSONAL ,494 ,714
CCS-TBTLP_AUTOLISIS ,407 ,682
CCS-TBTLP_SEXUALIDAD ,304 ,681
CCS-TBTLP_LEGAL ,668
CCS-TBTLP_MALTRATO ,402 ,593
CCS-TBTLP_RELACION TERAPEUTA ,412 ,506
CCS-TBTLP_DISOCIATIVOS ,442 ,477
CCS-TBTLP_ASISTENCIA ,849
CCS-TBTLP_PROPUESTA ,365 ,821
Método de extracción: análisis de componentes principales. Método de rotación: Varimax con normalización Kaiser.
Componente 1 2 3
1 ,684 ,668 ,293
2 -,375 ,667 -,644
3 -,626 ,331 ,706
215
Gráfica 11. Componente 1 y 3 en espacio rotado
216
• Interpretación de los factores
Factor 1: Factor 2:
Factor 3:
CLÍNICA Y CONDUCTA Y
ATENCIÓN HOSPITALARIA
PATOBIOGRAFÍA FUNCIONALIDAD
•Trastorno pensamiento •Planes de futuro •Asistencia a Urgencias
•Síntomas de ansiedad •Relaciones afectivas •Propuesta de ingreso
•Trastorno del lenguaje •Impulsividad
•Síntomas psicóticos •Consumo sustancias
•Estado de ánimo anormal. •Funcionamiento
•Curso de los síntomas interpersonal
•Sueño •Autolisis
•Tipo de curso •Sexualidad
•Viraje antidepresivo •Problemas legales
•Estabilizador del ánimo •Maltrato infantil
•Automutilación •Relación con terapeuta
•Antecedentes familiares •Sintomas disociativos
•Síntomas de ansiedad/ TEPT
•Trastorno conducta
alimentaria
•Inicio de los síntomas
217
b. Analizar la capacidad discriminativa de un test diagnóstico que
permita distinguir entre sujetos sanos y enfermos.
El área bajo la curva (AUC, area under curve) posee un valor que oscila
entre 0.5 y 1, siendo mayor el poder diagnóstico de la prueba cuando AUC
posea un mayor valor. Se considera que los valores de 0.5 no presentan
capacidad diagnóstica discriminatoria. Se han establecido los siguientes
intervalos para los diferentes valores de AUC:
Los resultados de las curvas ROC para los tres grupos son dispares.
Mientras que en el grupo TB-I se obtiene un área bajo la curva (AUC) del
0.888 (p=0.000), es decir, que existe un 88.8% de posibilidades de que el
diagnóstico realizado a una persona enferma (con TB-I) con nuestro
instrumento sea más correcto que el de una persona sana escogida al azar, en
los grupos TB-II y TLP los valores del área bajo la curva son bajos o no
218
significativos. En el caso del grupo TB-II el AUC presenta valores bajos propios
de un test malo y no significativos (AUC=0.539, p=0.322) y en el caso del grupo
TLP el valor del AUC es muy malo (AUC=0.001, p=0.000). Así pues, este test
únicamente permitiría identificar y diferenciar a los pacientes TB-I de los
pacientes TB-II y TLP, pero no a estos últimos dos grupos. El punto de
corte para el grupo TB-I con mayor sensibilidad y especificidad es 19.5, con una
sensibilidad del 86.1% y una especificidad del 76.2%.
o TB-I
Los valores más grandes de las variables de resultado de prueba indican una prueba mayor para un estado real
positivo.
219
Variables de resultado de prueba: CCSTB/TLP (pt)
95% de intervalo de confianza asintótico
Significación
Límite superior
Área Desv. Errora asintóticab Límite inferior
,888 ,018 ,000 ,852 ,923
Las variables de resultado de prueba: CCSTB/TLP (pt) tienen, como mínimo, un empate entre el grupo
de estado real positivo y el grupo de estado real negativo. Las estadísticas podrían estar sesgadas.
a. Bajo el supuesto no paramétrico
b. Hipótesis nula: área verdadera = 0,5
Coordenadas de la curva
Variables de resultado de prueba: CCSTB/TLP (pt)
o TB-II
220
Variables de resultado de prueba: CCSTB/TLP (pt)
95% de intervalo de confianza
asintótico
Límite superior
Área Desv. Errora Significación asintóticab Límite inferior
,539 ,031 ,322 ,478 ,601
Las variables de resultado de prueba: CCSTB/TLP (pt) tienen, como mínimo, un empate entre el grupo de estado
real positivo y el grupo de estado real negativo. Las estadísticas podrían estar sesgadas.
a. Bajo el supuesto no paramétrico
b. Hipótesis nula: área verdadera = 0,5
o TLP
Los valores más grandes de las variables de resultado de prueba indican una prueba
mayor para un estado real positivo.
221
Gráfica 15. Curva COR para grupo TLP
222
6. Discusión
Uno de los dilemas más extendidos y discutidos en el campo de la
Psiquiatría es la relación existente entre el TB y el TLP. Varios han sido varios
los autores que han defendido que el TLP podría enmarcarse en el denominado
“espectro bipolar” (Akiskal, 1998), mientras otros consideraban que eran
trastornos independientes (Parker, 2015; Ghaemi, 2014; Zimmerman, 2013).
En general, la evidencia hasta la fecha muestra que, aunque existen similitudes
entre ambos trastornos, estas semejanzas son sutiles cuando se profundiza
desde una perspectiva fenomenológica y no puramente descriptiva (Ghaemi,
2014) y a la vez existen diferencias que son fundamentales entre ambos
trastornos (Baryshnikov, 2015). Estudios recientes remarcan la importancia de
realizar un estudio y abordaje transdiagnóstico en los trastornos mentales,
debido al frecuente solapamiento sintomático y al posible sobre o
infradiagnóstico de los mismos (Parker, 2021). Del mismo modo, se recalca la
importancia de llevar a cabo investigaciones que profundicen en la búsqueda
de marcadores clínicos que permitan arrojar luz en este, con frecuencia
complejo, diagnóstico diferencial (Ghaemi, 2014).
223
diferencias pronósticas, otro aspecto de vital importancia y en el que divergen
nuevamente ambos trastornos, es la respuesta e indicación terapéutica:
mientras que en el TLP no hay ningún psicofármaco con indicación específica
y sí recomendaciones de tratamiento psicoterapéutico, en el caso del TB el
abordaje prioritario tanto en fases sintomáticas como de mantenimiento es el
farmacológico, otorgando un rol adyuvante a la psicoterapia (Ghaemi, 2014;
Bassett, 2017; Parker, 2019, Mungo, 2020).
224
Otro de los aspectos más destacables de nuestro estudio es que el tamaño
muestral es elevado y la inclusión en el estudio se basó en diagnósticos
realizados con instrumentos diagnósticos validados y estandarizados en la
población de estudio, con un elevado acuerdo interobservador (kappa=0.84).
Cuando realizamos revisiones de las publicaciones realizadas hasta la fecha,
los estudios comparativos entre TB y TLP disponen de tamaños muestrales
menores (ver tabla 15 y tabla 16), lo cual consideramos otorga más valor a
nuestro proyecto, si bien el tamaño muestral entre los diferentes grupos de
nuestro estudio no es homogéneo y podría influir en algunos de los resultados
obtenidos.
225
Si bien las tentativas autolíticas y el riesgo de suicidio están incrementados
tanto en el diagnóstico de TB como de TLP (Zimmerman, 2014; Bayes, 2016),
algunos estudios muestran que hasta un 50% de pacientes diagnosticados de
TLP han presentado tentativas autolíticas (Oldham, 2007), un riesgo que
estaría además incrementado en aquel subrupo de pacientes que presentó
hospitalizaciones psiquiátricas previas (Temes, 2019). La mayoría de los
pacientes diagnosticados de TLP muestran un curso del trastorno caracterizado
por las autolesiones de repetición, que se relacionan con mayor uso de
psicofármacos, de recursos psicoterapéuticos, atenciones en urgencias y
hospitalizaciones (Paris, 2019). Aunque clásicamente se ha descrito al TB-II
como una entidad clínica con una mayor propensión al riesgo autolítico que el
TB-I, especialmente en fases mixtas (Joyce, 2010), otros autores no
encontraron diferencias significativas en el riesgo entre TB-I y TB-II, aunque sí
diferencias en la letalidad de los métodos, recurriendo los pacientes
diagnosticados de TB-II a métodos más violentos para cometer suicidio (Novick,
2010). Los datos de nuestro estudio son similares a lo publicado en la literatura,
pues encontramos que las atenciones por tentativas autolíticas fueron la causa
principal de ingreso en el TLP, con cifras que llegan a multiplicar por 20 el
motivo de ingreso en el TB-I (63.3% vs 2.9%); mientras que las diferencias entre
TB-I y TB-II fueron mínimas. Estos datos podrían sustentar las hipótesis que
perfilan la conducta suicida como un factor diferenciador entre TB y TLP, siendo
muy sugestivo de este último (Barroilhet, 2013; Baryshnikov, 2015). En el caso
del TB, las autolesiones suelen aparecer en contexto de descompensaciones
afectivas, con frecuencia en el TLP son impulsivas, mediadas con estresores o
conflictos interpersonales y realizadas con la finalidad de reducir la angustia
(Swann, 2004; Bayes, 2019). Las autolesiones deliberadas, si bien presentes
en ambos trastornos, se encuentran mucho más asociadas al TLP (Bayes,
2016; Ghaemi, 2014).
226
criterios clínicos de ambas entidades, los episodios maníacos únicamente
están presentes en el TB-I, por lo que probablemente ese 3% de los pacientes
diagnosticados de TB-II de nuestra muestra modificasen el diagnóstico a TB-I
tras la administración de entrevista semiestructurada ó la codificación del
motivo de atención fue errónea (síntomas de exaltación del estado de ánimo
que cumplen criterios de manía por duración y/o por hospitalización). A pesar
de que la estabilidad diagnóstica se ha considerado elevada para el TB, existen
variables asociadas a alto riesgo de inestabilidad diagnóstica en este trastorno,
como pueden ser: sexo femenino y edad precoz (relacionados con retraso en
el diagnóstico), la presencia de síntomas psicóticos, los cambios de tratamiento
de depresión unipolar a depresión bipolar, los antecedentes familiares de
trastorno afectivo y la edad tardía de aparición de manifestaciones psiquiátricas
(Cegla, 2019). En el caso de las fases mixtas, no se objetivaron diferencias en
la proporción entre ingresos entre TB-I y TB-II.
227
estudios han encontrado que tres de cada cuatro pacientes con diagnóstico de
TLP llegan a experimentar sintomatología psicótica breve o síntomas
disociativos transitorios, de corta duración y relacionados con el estrés o
conflictos interpersonales (Roman, 2016). Sin embargo, en el caso del TB, los
síntomas psicóticos pueden ser la punta del iceberg de un episodio afectivo,
tanto maníaco como depresivo. Por ejemplo, los clásicos síntomas de primer
rango de la esquizofrenia descritos por Kurt Schneider, han mostrado
inespecificidad diagnóstica, estando presentes también en episodios maníacos
(Basterreche, 2008). A diferencia de lo descrito en el TLP, la clínica disociativa
o psicótica reactiva breve no guarda tanta relación con el TB; un estudio sobre
síntomas disociativos en trastornos mentales encontró que la mayor asociación
de los síntomas disociativos se desarrollaba en el TLP y TEPT, muy por delante
del TB (Lyssenko, 2018). En nuestro estudio los síntomas psicóticos motivaron
el ingreso en un 3.1% del grupo TLP y en un 1.7% del grupo TB-I. No se
encontraron en el grupo TB-II y ello es compatible con la descripción de
hipomanía (“estado maníaco no psicótico, más leve o subumbral de corta
duración que dura al menos cuatro días consecutivos y sin un deterioro social
y laboral marcado” –Sekhon, 2023- ) y, si bien los síntomas psicóticos pueden
estar asociados a fases depresivas, probablemente los pacientes con
diagnóstico de TB-II vinculados al estudio por depresión psicótica lo hayan
realizado bajo el motivo de consulta “depresión” y no el de “psicosis”.
EPIDEMIOLOGÍA
228
superior a lo descrito en la literatura (Bohus, 2021; Dell’Osso, 2016). La
literatura concluye que el TLP es un trastorno frecuentemente vinculado con
pacientes jóvenes, llegando a observarse los primeros síntomas del trastorno
en edades inferiores a los 12 años (Biskin, 2015; Bohus, 2021). El diagnóstico
de este trastorno suele realizarse en edades tempranas y adultos jóvenes, con
frecuencia en edades comprendidas entre los 19 y 34 años (Winsper, 2016;
Chanen, 2017), aunque un diagnóstico tardío se relaciona con mayor gravedad
del trastorno (García López. 2010). En el caso del TB, la edad de los pacientes
diagnosticados de TB-II suele ser superior a del TB-I (Dell’Osso, 2016), algo en
lo que puede influir el retraso en el diagnóstico, que puede llegar a ser de hasta
8 años de media desde la aparición del primer episodio hasta el diagnóstico
definitivo (García-Blanco, 2014; Mantere, 2004). La presentación tardía del TB
se relaciona con la presencia de fases depresivas con síntomas psicóticos y un
menor número de fases maníacas (Kessing, 2006).
229
más común que permanezcan solteros. En el caso del TLP, esto se relaciona
con aspectos como la tendencia que presentan estos pacientes a establecer
relaciones interpersonales inestables, relaciones de pareja tormentosas, así
como a la existencia de dificultades en habilidades sociales y de resolución de
problemas y, por tanto, de la percepción de pobre calidad en la relación de
pareja (Javaras, 2017; Lavner, 2015). Este deterioro en las relaciones de pareja
de los pacientes con TLP suele ser crónico, aparece desde las primeras fases
de la relación y evoluciona de forma paralela a la presencia y gravedad de los
síntomas del trastorno (Lavner, 2015). Nuestros datos apoyan dicha hipótesis,
pues encontramos que casi la mitad del grupo TLP de nuestro estudio estaban
solteros. En el caso del TB, encontramos algunas diferencias: mientras la
mayoría de los pacientes TB-II estaban casados o con pareja, el estado civil
predominante en el TB-I fue la soltería, lo que podría estar relacionado con el
inicio de la enfermedad más tardío en el TB-II, edades en las que es más
frecuente que los pacientes hayan establecido relaciones de pareja estables,
contraído matrimonio o formado su propia familia. Nuestros datos replican lo
descrito en la literatura sobre mayor proporción de pacientes bipolares en
situación de pareja estable en comparación con los pacientes diagnosticados
de TLP (Bayes, 2016).
230
siendo “desempleado” el predominante en el grupo TLP, por lo que
confirmamos las mayores tasas de desempleo en TLP en comparación con TB
(Bayes, 2016). En el TLP, existen tasas más bajas de mantenimiento de empleo
estable (Javaras, 2017) así como una relación inversa entre los síntomas de
TLP y el rendimiento laboral, influido por factores como la inseguridad,
dificultades de decisión y conflictos interpersonales (Juurlink, 2018). En el caso
del TB, la evolución del trastorno conduce hacia un deterioro funcional global
que afecta el desempeño en la funcionalidad laboral (Rosa, 2007; Barrera 2013)
y que puede persistir incluso en periodos de eutimia, evolucionando de forma
desfavorable con el paso de los años (Del Bello, 2007; Bassett, 2017), lo cual
corrobora nuestros datos según los cuales la situación laboral mayoritaria en
los pacientes diagnosticados de TB de nuestra muestra, tanto TB-I como TB-II,
fue “pensionista”.
231
siempre precisando la hospitalización. De igual modo, el número de asistencias
a Urgencias en los últimos dos años fue superior para el grupo TLP, casi
duplicando las atenciones del grupo TB-I y quintuplicando las del TB-II.
Diversos estudios muestran que el TLP es un diagnóstico asociado a un
incremento de los recursos sanitarios como puerta de Urgencias,
especialmente por tentativas autolíticas (Paris, 2019; Vandyck, 2019; Brennan,
2014; Davidson, 2006; Brañas, 2019).
Nuestros datos apoyan una menor edad y duración del trastorno para TB-
I, (García López, 2010), así como un mayor de atenciones en urgencias en los
últimos dos años, ingresos y duración de las hospitalizaciones. En relación con
estos datos, un estudio con una muestra de 1.343.584 hospitalizaciones
psiquiátricas llevadas a cabo entre 1998 y 2005 en Australia muestra que, tras
la esquizofrenia y el trastorno delirante, los episodios maníacos son los que
presentan una mayor duración de hospitalización (Low, 2009), lo cual podría
232
justificar los datos obtenidos en nuestro estudio que muestran una mayor
duración de las hospitalizaciones en los pacientes TB-I que TB-II. Sin embargo,
no se objetivan diferencias de medias significativas entre ambos grupos en las
variables edad de inicio, número de episodios, meses desde el último episodio
y meses desde el último ingreso. Estos resultados sugieren que algunas de las
variables estudiadas en nuestra muestra no corroboran los datos publicados
sobre una menor edad de inicio en TB-I que TB-II (Dell’Osso, 2016), puesto que
las medias de edad de inicio son muy similares, pero no estadísticamente
significativas (31.24 años vs 32.26 años). Planteamos como posibles
explicaciones a esta discrepancia con la literatura: a) el sesgo de memoria por
parte de los pacientes en los que algunos episodios subsindrómicos hayan
podido pasar desapercibidos, dando lugar a un retraso en la edad de
diagnóstico; y/o b) una mayor proporción de pacientes con inicio tardío de la
enfermedad en nuestra muestra de TB-I, lo que podría incrementar la edad
media de inicio de este grupo.
Comparado con el grupo TB-I, el TLP presenta una edad media y edad de
inicio significativamente menor, puesto que las primeras manifestaciones de los
rasgos de personalidad desadaptativos y patológicos se detectan en la
adolescencia o incluiso en la infancia (Winsper, 2016; Chanen, 2017; Biskin,
2015, Bohus, 2021). El número de episodios y número de urgencias en los
últimos dos años es superior en el grupo TLP que en TB-I, lo que en nuestra
opinión es compatible con el curso de su trastorno de base, caracterizado por
la inestabilidad emocional, interpersonal y la impulsividad de características
crónicas que se exacerba en determinados momentos vitales con mayor carga
afectiva (Bassett,2017), y por la mayor tasa de frecuentación a Urgencias por
crisis como gestos autolíticos, consumo de tóxicos, conductas de riesgo,
síntomas psicóticos transitorios, ansiedad, depresión y disforia (Vera-Varela,
2019). Igualmente, la duración desde el último episodio y desde el último
ingreso es significativamente menor que en el TB-I. Sin embargo, la duración
de las hospitalizaciones es 2.4 veces más prolongada en el grupo TB-I, como
hemos señalado anteriormente.
233
▪ DIFERENCIAS CLÍNICAS TB-II Y TLP
234
primer episodio fue depresiva o mixta en el 80.3% de la muestra, mientras que
la polaridad hipomaníaca supone el 18.2%. Estos datos son compatibles con lo
descrito en la literatura, que asocia el inicio de la enfermedad con síntomas
depresivos en el TB-II y episodios maníacos en TB-I (Baldessarini, 2010). En el
caso del TLP, el 70.4% de los motivos para la primera consulta fueron por
síntomas afectivos (principalmente depresivos), mientras que hasta un 29.6%
ocurrieron por otros motivos tales como intoxicaciones, trastornos conductuales
y/o gestos autolíticos, lo cual relacionamos con el patrón multidimensional del
trastorno. Además, cabe recordar que en muestras de preadolescentes con
rasgos TLP se identifican los síntomas de síntomas de tipo internalizante en
mujeres y de tipo externalizante en varones (Sharp, 2018), lo cual se replican
en adultos (Qian, 2022). Interpretamos que la mayor proporción de síntomas
internalizantes como primera vinculación a Salud Mental en nuestra muestra
del TLP también guarda relación con la mayor propoción de sexo femenino,
coherente con lo descrito en la literatura (Skodol, 2033; Qian, 2022).
El concepto “ciclador rápido” fue acuñado en 1974 por los psiquiatras David
Dunner y Ronald Fieve (Dunner, 1974) para referirse a aquellos pacientes
bipolares que no respondían adecuadamente al tratamiento con carbonato de
litio y que presentaban frecuentes episodios de manía y depresión (más de
cuatro al año). Dunner y Fieve reportaron la prevalencia en un 13% pero
únicamente incluyeron a pacientes TB-I. Otros estudios muestran prevalencias
a los 12 meses entre el 9-32% y a lo largo de la vida entre el 26-43% (Hajek,
2008). En nuestra muestra la prevalencia de ciclación rápida fue del 8%, siendo
el doble de prevalente en el grupo TB-II que TB-I, lo que es compatible con lo
descrito en la literatura, que objetiva mayor prevalencia de ciclos rápidos en el
TB-II, además de pacientes del sexo femenino y asociando mayor severidad y
duración de los síntomas depresivos, mayor resistencia psicofarmacológica,
abuso de tóxicos, hipotiroidismo, inicio precoz, uso de antidepresivos y mayor
riesgo de suicidio (Gigante, 2016).
235
las hospitalizaciones de pacientes bipolares en Austria entre 2001 y 2014
(Fellinger, 2018) se objetivó que, de las 60.607 hospitalizaciones, el 39.6%
correspondían a manías, el 34.4% a episodios depresivos y el 30.5% a fases
mixtas. Los autores encontraron que, para los hombres, la única asociación
estacional significativa fueron los episodios maníacos en verano. Sin embargo,
en el caso de las mujeres encontraron patrones estacionales significativos,
independientemente del tipo de episodio (manías en verano y otoño, depresión
en invierno y fases mixtas en verano). Además, se observó que el subgrupo
de mujeres jóvenes (15-35 años) presentaba más ingresos hospitalarios
siguiendo un patrón estacional. No obstante, los resultados no arrojaron
diferencias significativas entre sexos en las diferentes estaciones.
236
estudio en eutimia (consulta ambulatoria) en el subgrupo TB-II que TB-I.
Nuestros datos muestran que el consumo de tabaco es muy prevalente en los
tres grupos, siendo el tóxico más empleado en todos ellos. El consumo de
tabaco es 2-3 veces más prevalente en pacientes diagnosticados de TB que en
la población general, con prevalencias de entre el 60-70% (Ng, 2014). En el
caso del TLP, el tabaco se ha postulado como el tóxico que presenta tasas de
prevalencia superiores, seguido del alcohol (Trull, 2010). El consumo de
tóxicos es hasta 8 veces más prevalente en los pacientes con diagnóstico de
TB que en la población general y en estos pacientes se ha relacionado con
inicio precoz de la enfermedad, mayor número de hospitalizaciones, mayor
número de episodios afectivos e intentos autolíticos, ciclación rápida, peor
adherencia al tratamiento, peor pronóstico y peor evolución del consumo
(Navarro, 2016; Arias, 2020). Si bien en una reciente revisión bibliográfica sobre
variables clínicas, evolutivas y pronósticas en TB (Asensio, 2019) el consumo
de alcohol fue más relacionado con TB-II que con TB-I, en nuestra muestra no
hemos replicado dichos datos. Con respecto al cannabis, en nuestra muestra
el consumo fue más prevalente en TB-I (22.5%) que TB-II (4.5%). En general,
los estudios describen de una prevalencia de consumo de cannabis a lo largo
de la vida en pacientes diagnosticados de TB del 30-64%, con un consumo
actual (transversal) del 7.2% (Lev-Ran, 2013). Este consumo se relaciona con
un riesgo aumentado de descompensaciones maníacas, así como de un inicio
más precoz del trastorno, apoyando la teoría del consumo de cannabis como
precipitante del trastorno (Lagerberg, 2011). Hipotetizamos que las cifras
superiores de consumo de cannabis que encontramos en TB-I se relacionan
con las mayores tasas de hospitalización por manía en dicho grupo.
237
ambulatorios (Barral, 2017), la comorbilidad del consumo de tóxicos y TLP fue
relacionada con el sexo femenino, trastornos afectivos, trastornos de ansiedad,
trastornos de la conducta alimentaria, inicio temprano del consumo y un
consumo más significativo de cocaína, seguido de benzodiacepinas.
Por otro lado, nuestro estudio también evaluó aspectos como los
antecedentes familiares. En nuestra muestra se observa mayor prevalencia de
antecedentes familiares en TB que en TLP, tanto de trastornos afectivos como
trastornos psicóticos. Nos parece importante destacar que la ausencia de
trastornos mentales graves fue mayor en TLP (65.3%) que, en TB, lo que
probablemente guarda relación con la mayor heredabilidad del TB que el TLP
(McElroy, 2001; Althoff, 2005; Torgersen, 2000). Mientras que la gran mayoría
de los pacientes diagnosticados de TB-I y TB-II carecen de antecedentes
familiares de trastornos de la personalidad, más de un tercio de los pacientes
238
TLP de nuestra muestra sí los presentan. En concreto, nuestro estudio recoge
en qué subgrupo de la personalidad se incluyen los antecedentes familiares y
encontramos que principalmente eran del cluster B (narcisista, histriónico, límite
y antisocial), con un menor peso del cluster A. También encontramos una
prevalencia aumentada de familiares con TUS en el grupo TLP, por delante de
TB-I y TB-II, así como de conducta suicida y suicidio consumado. Estos datos
coinciden con las descripciones de la literatura, donde se destacan los
antecedentes familiares de trastornos de control de impulsos en los pacientes
diagnosticados de TLP, especialmente en trastornos de consumo de
sustancias, rasgos disociales de personalidad y otros trastornos del cluster B y
conducta suicida (White, 2003; Bassett, 2017).
239
descripciones en las guías clínicas para el manejo de las fases sintomáticas y
preventivas del TB (Yatham, 2018), que incluyen a valproato y litio como
estrategias de primera línea en monoterapia para el manejo de manía y
depresión bipolar y también de segunda línea en combinación con
antipsicóticos. Sin embargo, el papel de los eutimizantes en el TLP es más
discutido, quedando con frecuencia relegados al control de la ira y de la
impulsividad (Del Casale, 2021), siendo empleados con frecuencia agentes
como el topiramato y otros antiepilépticos. Nuestros datos corroboran estas
reflexiones, pues encontramos que un tercio de los pacientes diagnosticados
de TLP tienen prescritos topiramato, oxcarbazepina y zonisamida, mientras que
el uso de estos fármacos en los pacientes con TB de nuestra muestra es
mínimo.
240
Con relación al uso de técnicas de neuromodulación, los antecedentes de
tratamiento con TEC se recogen en el 6.2% de la muestra, especialmente en
los grupos TB-I (8.1%) y TB-II (7.6%), si bien hasta un 2% de los pacientes con
TLP de nuestra muestra, recibieron tratamiento con esta técnica. Estas cifras
podrían guardar relación con lo descrito en algunos estudios. Una cohorte de
pacientes en tratamiento con TEC (n=1508), encontró que hasta un 18.4% de
la muestra presentaba rasgos TLP (Luccarelli, 2022). Aunque la TEC no está
indicada en trastornos de la personalidad, es posible que en estos casos de
nuestra muestra fuese indicada por la presencia de episodios afectivos graves,
mala tolerabilidad o resistencia a psicofármacos y/o riesgo de suicidio. Como
crítica, planteamos que en nuestro estudio no hemos recogido ni la indicación
la respuesta a dicha técnica en los pacientes con TLP, centrándonos
únicamente en los antecedentes de indicación a la TEC, por lo que
consideramos que hubiese sido interesante reflejarlo para favorecer un mejor
análisis de estos resultados. Algunos estudios muestran que la respuesta a la
TEC para el manejo de episodio depresivo mayor es más baja en pacientes con
TLP, especialmente en aquellos casos que eran mujeres, jóvenes y con
resistencia al tratamiento psicofarmacológico, en comparación con otros
trastornos de personalidad (Feske, 2004). Sin embargo, otros estudios indican
que pese a que la TEC no es la técnica indicada para el tratamiento comórbido
TLP-TDM, la presencia de rasgos de personalidad límite no siempre predicen
una pobre respuesta a la TEC, ni una recurrencia mayor de los síntomas tras
el tratamiento (Lee, 2019). Estas conclusiones han sido puestas en entredicho
en un reciente metaanálisis, que evidencia que la presencia comórbida de TLP
en pacientes con depresión mayor predice una respuesta aguda más pobre a
la TEC, si bien la técnica no debe descartarse en casos de pacientes
gravemente enfermos (Nicolini, 2023).
241
Colom, 2011; Valdivieso-Jiménez, 2021), es posible que aspectos como la
disparidad de recursos humanos y estructurales entre los diferentes
Departamentos de Salud de nuestro estudio puedan influir en la baja
adherencia a psicoterapias en los pacientes con TB, quedando este abordaje
relegado a un segundo plano. Sin embargo, la psicoterapia es el tratamiento de
elección en el manejo de los trastornos de la personalidad, recurriéndose al
tratamiento psicofarmacológico para el manejo sintomático. En una revisión
sistemática publicada en 2017 sobre las intervenciones psicoterapéuticas en el
TLP (Ferran Burgal, 2017) se concluye que la Terapia Dialéctica
Comportamental (DBT), la Terapia Basada en la Mentalización (MBT) y la
Terapia Basada en Esquemas son eficaces, especialmente en el control de las
autolesiones y conductas suicidas, pero sin conseguir un control óptimo de
aspectos como la regulación emocional. Recientes estudios sobre la DBT
concluyen que es una intervención que permite reducir las conductas
autolesivas y mejorar los síntomas depresivos y el funcionamiento psicosocial
(Storebø, 2020), especialmente en las intervenciones de una duración superior
a los cuatro meses, a pesar de que su efecto sobre la ideación suicida y la ira
es pobre (Chen, 2021).
ESTABILIDAD DIAGNÓSTICA
242
administrar las entrevistas semiestructuradas. Lo que observamos fue que la
estabilidad diagnóstica fue superior en el TB (presentando una concordancia
entre ambos diagnósticos del 90.2% en el caso del TB-I y del 90.9% en el TB-
II), mientras que en el caso del TLP esta estabilidad se redujo al 81.6%.
Revisando los diagnósticos previos y definitivos que recibieron cada uno de los
grupos, encontramos lo siguiente:
• En el caso del grupo TB-I, los diagnósticos previos recibidos fueron: TB-
I (90.2%) (diagnóstico estable entre ambas evaluaciones), TB-II (4%), TB-
TLP (3.5%), TLP (1.2%), trastorno depresivo (0.6%), sin diagnóstico
previo (0.6%).
• Mientras que en el grupo TLP los diagnósticos previos fueron: 81.6% TLP
(diagnóstico estable entre evaluaciones), TLP comórbido con TB (14.3%)
y trastorno depresivo (4.1%).
243
como posible hipótesis de esta variabilidad que los pacientes que previamente
fueron diagnosticados de comorbilidad TB-TLP se encuentran clasificados en
el grupo “trastorno de la personalidad no especificado”, puesto que podrían
presentar síntomas y funcionamiento desadaptado propio de un trastorno de la
personalidad cluster B, pero sin cumplir todos los criterios diagnósticos de TLP.
Por otro lado, el diagnóstico de TPNE varía en función del instrumento que
se emplee para la evaluación. La evaluación diagnóstica desde los modelos
categoriales (como DSM-IV y CIE-10) se acompaña de una baja especificidad
y precisión de los criterios diagnósticos para TPNE (observada por una baja
concordancia entre medidas de autoinforme y entrevista y entre
entrevistadores), lo que se relaciona con una baja validez de consenso y por
tanto, de una validez diagnóstica comprometida. Existen diversos instrumentos
que permiten la evaluación categorial, como son IPDE y SCID-II. En el caso del
244
IPDE (Loranger, 1997), el diagnóstico de TPNE se realiza si se cumplen 10
criterios de TP, siendo más probable realizarlo en la versión para DSM que para
la versión CIE, por disponer de más items. En nuestro caso, la versión DSM de
IPDE fue la empleada para evaluar la existencia de un trastorno de
personalidad, lo que puede estar relacionado con las tasas de TPNE
encontradas en nuestra muestra. Actualmente, la existencia de modelos
dimensionales en la evaluación del trastorno mental y en concreto de los
trastornos de personalidad, permite tanto la identificación de trastornos
específicos de la personalidad como la evaluación por rasgos (Trastorno de la
Personalidad Especificado por rasgos, sección II del DSM-V). Este último
diagnóstico se aplica en aquellos casos en los que se detecta un trastorno de
la personalidad, si bien no encaja en los criterios diagnósticos para cualquiera
de los otros trastornos especificados de la sección III, incluyendo
presentaciones subclínicas, mixtas o atípicas de todos éstos. En el DSM-V es
posible evaluar tanto los rasgos disfuncionales como la funcionalidad de la
personalidad a través de diversos instrumentos. En el caso de la CIE-11, ésta
también contempla los trastornos de personalidad desde un punto dimensional,
evaluando tanto los rasgos o patrones de personalidad predominantes como la
funcionalidad de la personalidad para su diagnóstico y eliminando los
diagnósticos de trastornos de personalidad empleados en su versión previa. En
concreto, la CIE-11 destaca un patrón de personalidad predominante
específico, el “patrón límite”, que describe a aquellos sujetos con un patrón
generalizado de inestabilidad en las relaciones interpersonales, autoimagen,
afectos y elevada impulsividad y que equivale al diagnóstico de TLP del DSM-
V, cuya evaluación puede realizarse a través del “Borderline Pattern Scale”
(BPS) (Oltmanns, 2019).
245
transdiagnóstico de algunos síntomas puede haber influido en el diagnóstico
comórbido de TB y TLP (Parker, 2022; Zheng, 2015).
246
si bien destacando que el TLP sí fue el más comórbido con el grupo TB-II
(Joyce, 2004; Vieta, 2000). No obstante, sabemos que el TB no es el
diagnóstico del eje I más frecuentemente diagnosticado en TLP, sino la
depresión mayor, trastorno por uso de sustancias y TEPT (Zimmerman, 2013).
247
incluso el suicidio consumado en el TLP, ocurren de forma secundaria a
estresores tipo interpersonal (Soloff, 2008). Es por ello por lo que una de
nuestras aportaciones incide en considerar el diagnóstico de “trastorno
adaptativo” y no sólo los diagnósticos afectivos en el TLP en el ámbito clínico e
investigador. Más teniendo en cuenta que, según nuestros resultados, dentro
de los trastornos adaptativos, el que presentó la especificación de alteración
mixta de las emociones y comportamiento fue el más prevalente en el TLP. Sin
profundizar detenidamente en los criterios diagnósticos de este trastorno y
únicamente atendiendo a su descripción categórica, “alteración mixta de las
emociones y comportamientos”, guarda ciertas similitudes con la propia
definición de trastorno de la personalidad del DSM-V: “patrón perdurable de
experiencia interna y comportamiento que se desvía notablemente de las
experiencias de la cultura del individuo y se manifiesta en dos o más de los
siguientes ámbitos: cognición, afectividad, funcionamiento interpersonal y
control de los impulsos”.
248
I y TB-II. Encontramos que, según el sistema de corrección del instrumento, las
puntuaciones medias totales para los grupos TLP y TB-I indican la presencia
de depresión leve, mientras que en el caso del grupo TB-II descartan la
presencia de depresión. Además, se encontraron diferencias significativas en
las puntuaciones medias de cada uno de los diez ítems de la escala. Nuestra
hipótesis es que estos resultados se relacionan con los motivos de consulta en
el momento de la evaluación; mientras que el 31.2% y 62.1% de los TB-I y TB-
II se vinculan por consulta programada y en eutimia, el 88.8% de los TLP
acuden de urgencia, especialmente por ideación autolítica (63.3%), depresión
(4.1%) y trastornos conductuales (19.4%).
249
los síntomas depresivos, el estrés y pobre apoyo social percibido, son
predictores relacionados con la aparición de pensamientos suicidas en el
TLP (Wongpakaran, 2021). Un estudio con pacientes diagnosticados de
TLP encuentra que el 77.6% de la muestra ha presentado tentativas
autolíticas y un 64.2% autolesiones no suicidas (Alberdi, 2021). Ambas
conductas son síntomas nucleares del TLP y están correlacionadas entre
sí, de tal forma que las autolesiones se relacionan con un mayor número
de gestos autolíticos.
▪ Dentro del grupo TB-I, los síntomas con mayor puntuación media son
tensión interna, dificultad de concentración y sueño reducido. Además,
este último síntoma presenta el doble de puntuación que los otros dos
grupos y ello probablemente, guarde relación con el sueño reducido
propio de las fases depresivas y la disminución de necesidades de sueño
de fases maníacas del TB-I. El trastorno del sueño es un síntoma nuclear
del TB, tanto en periodos sintomáticos como en eutimia (Kanady, 2015).
Más de la mitad de los pacientes afectados por TB muestran marcadas
dificultades para conciliar y mantener el sueño (Meyer, 2020; Harvey,
2005) y dicha fragmentación puede actuar como un factor precipitante y
mantenedor de la sintomatología afectiva y psicótica y a la inversa (Talbot,
2012).
250
(p=0.030), pensamientos pesimistas (p=0.000), pensamientos suicidas
(p=0.000) que el grupo TB-II. Estos aspectos clínicos deberían ser
sumarse en el diagnóstico diferencial en las fases depresivas del TB-II y
TLP, además de otros aspectos ya conocidos como antecedentes
familiares, edad de inicio, curso de los síntomas, reactividad al entorno,
características melancólicas de los síntomas afectivos y respuesta a
estabilizadores del ánimo (Parker, 2015).
• En el grupo TB-II los ítems con mayor puntuación fueron los que
evaluaban sueño, irritabilidad y expresión verbal. Sin embargo, resulta
interesante recalcar que los items de agresividad e irritabilidad se
encuentra mucho más afectado en el TLP que en el TB-II, por lo que
podrían plantearse como marcadores clínicos de utilidad en el diagnóstico
diferencial entre ambos trastornos.
251
significativamente superiores al grupo TB-II, como hemos nombrado pero
menores a TB-I. Como agresividad podemos entender el estado
emocional caracterizado por sentimientos de odio, ira y de dañar a otra
persona u objetos. La disregulación emocional, irritabilidad y agresividad
son com en enfermedades mentales graves como psicosis, TB o TLP y
pueden desencadenarse como secundarios a procesos internos o
externos (Sharma, 2021). Las conductas agresivas han sido descritas en
trastornos mentales severos, especialmente en aquellos que no están
recibiendo tratamiento psicofarmacológico. Las tentativas suicidas en TB
se han relacionado con hipoactividad serotoninérgica e hipoactividad del
eje hipotálamo-hipofisario-adrenal; las conductas violentas se relacionan
con estado inflamatorio crónico, encontrándose el ácido úrico como un
biomarcador de heteroagresividad en TB (Fico, 2020). Las conductas
agresivas son frecuentes en el TLP y algunos estudios han mostrado la
relación existente entre ellas y estructuras frontales y límbicas, incluidas
amígdala e hipocampo (Chu, 2021). Algunos rasgos clínicos del TLP se
han vinculado con la agresividad y violencia, como sucede con la ira,
impulsividad y la intolerancia al abandono, mientras que la conducta
suicida, la inestabilidad emocional y la alteración de la identidad no la
muestran (Sarkar, 2019). Además, la irritabilidad, la disforia y la ansiedad
son síntomas que definen una de las características nucleares del TLP,
como es la inestabilidad emocional (Linehan, 1993).
252
puntuaciones significativamente más elevadas que en el resto de los
grupos, congruente con lo descrito en la literatura y detallado en apartados
previos (Rosa, 2009; Coryell, 1993; Barrera, 2013). Al mismo tiempo,
según nuestros datos en el grupo de pacientes con TLP, el dominio
interpersonal muestra un deterioro mucho más marcado que en el resto de
los grupos, siendo el dominio más deteriorado en la evaluación de todos
los grupos y dominios. Este dato es congruente con el criterio diagnóstico
“inestabilidad en las relaciones” en el TLP. Los pacientes con TLP
presentan una peor funcionalidad psicosocial que la población general,
además el deterioro psicosocial se incrementa de forma paralela a la
gravedad clínica (Esguevillas, 2018). Igualmente, en el grupo TLP las
puntuaciones en el dominio laboral son elevadas, mostrando deterioro en
esa área, y aunque no encontramos diferencias significativas con respecto
al resto de grupos, los estudios hablan de un rendimiento laboral deficiente
en el TLP (Juurlink, 2018). En el grupo TB-II, ocio, autonomía y finanzas
son los dominios más afectados, aunque dicho deterioro es menor que en
el resto de los grupos. Estos resultados muestran un deterioro funcional
global mayor para TB-I, mientras que el deterioro en el funcionamiento
interpersonal está más acentuado en el grupo TLP. Los pacientes con TB-
II muestran un deterioro intermedio en áreas de ocio, autonomía y finanzas.
253
• McLean Screening Instrument for Borderline Personality Disorder (MSI-
BPD).
254
en 27/30 items y próxima a 0.8 en los tres restantes) muestran una elevada
fiabilidad intraobservador cuando el instrumento es administrado por el
mismo entrevistador con 3 semanas de diferencia.
Si bien las puntuaciones totales en CCS-TBTLP entre los tres grupos son
diferentes (TB-I= 23.92; TB-II = 19.53 y TLP= -18.29) y muestran diferencias
255
significativas entre ellas, el análisis ROC únicamente ha permitido diagnosticar
de forma adecuada a los pacientes del grupo TB-I (puntuación >19.5, con
una sensibilidad de 86.1% y especificidad del 76.2%, AUC=0.888), no
ocurriendo lo mismo para los grupos TLP y TB-II. Ello nos lleva a replantear que
la validez externa del cuestionario es insuficiente para el diagnóstico diferencial
entre las tres entidades, quedando relegada a la diferenciación de TB-I con
respecto TB-II y TLP. No obstante, el cuestionario identifica factores clínicos
que pueden permitir discriminar los diferentes trastornos cuando se empleen
de forma conjunta con otros instrumentos como las entrevistas estructuradas y
semiestructuradas y, por tanto, facilitar la práctica diagnóstica en el día a día
(Wright, 2022).
256
resultados, además de mostrar la presencia de sintomatología
depresiva comórbida en el TLP, nos ayudan a identificar aquellas
variables intrínsecas a la sintomatología TLP: conducta suicida e
inestabilidad emocional. La diferencia en la percepción subjetiva y
objetiva de la tristeza puede guardar relación con la
hipersensibilidad propia del TLP. Sin embargo, las puntuaciones
totales de la YMRS son superiores en el grupo TB-I que TLP y TB-
II. En concreto, el ítem “euforia” es más elevado en el grupo TB-I
que TLP, mientras que “agresividad”, a pesar de seguir puntuando
más alto en TB-I (compatible con la sintomatología disfórica de
fases maníacas o mixtas), presenta puntuaciones más próximas en
el grupo TLP, lo cual puede explicarse por la asociación con
síntomas como ira y la irritabilidad (Sharma, 2021). En fases
maníacas o hipomaníacas del TB, la expansividad asociada a éstas
es de una intensidad y duración superior a la que pueden presentar
los TLP en momentos de estrés (Parker, 2014).
257
sobre la sintomatología psicótica en TB (Parker, 2014), si bien los
resultados de prevalencia de alucinaciones en el TLP son inferiores
a lo descrito en la literatura (Gras, 2014) y ello probablemente
guarde relación con la naturaleza fronteriza de los síntomas
psicóticos en el TLP entre las bouffée delirante de Magnan (súbitas,
bruscas, con clínica rica y polimorfa, asociando con frecuencia
trastornos del ánimo y conciencia y de rápida recuperación), la
sintomatología psicótica asociada a intoxicaciones y los síntomas
disociativos. Los síntomas psicóticos en el TLP suelen ser breves,
reactivos a estresores o intoxicaciones y rara vez presentes en los
episodios depresivos (Parker, 2014). Igualmente, el trauma infantil
y los modelos de reactividad psicótica al estrés cumplen un papel
central en el modelo de las alucinaciones en el TLP, que están
presentes en hasta un 30% de los pacientes (Gras, 2014). Se ha
encontrado una prevalencia a lo largo de la vida de síntomas
psicóticos en el TB-I del 73.8%, siendo ésta más elevada para las
ideas delirantes que para las alucinaciones y asociándose al
diagnóstico precoz y a mayores tasas de hospitalizaciones,
especialmente por episodios maníacos (van Bergen, 2019).
258
nuestro estudio muestran una proporción de pacientes TLP
diagnosticados entre los 15-20 años o edades más tardías
claramente superior a lo que deberíamos esperar por la propia
naturaleza del trastorno. Una posible explicación es que aunque los
primeros síntomas de TLP aparecen en edades tempranas, con
frecuencia antes de los 12 años (Bohus, 2021) en ocasiones existe
un retraso en el diagnóstico, que suele realizarse cuando existe una
escalada de síntomas y conductas desadaptativas (Beatson, 2016).
259
depresivas como maníacas. Estos resultados son coherentes con
lo descrito en la literatura sobre la afectación de los ritmos
circadianos y patrón de sueño en TB, con afectación tanto en las
fases afectivas como en las remisiones y como predictores de
descompensación (Ng, 2015; Kaplan, 2020, Colombo, 1999) e
identificándose síntomas como insomnio, hipersomnia, disminución
de las necesidades de sueño y trastornos del ritmo circadiano
sueño-vigilia (Kaplan, 2020).Las disminuciones de necesidades de
sueño y mayor latencia de inicio del sueño son habituales de las
fases maníacas (Serretti, 2005), mientras que en las fases
depresivas del TB se objetiva insomnio (40-100%) y en menor
medida, hipersomnia (23-78%), (Steinan, 2016). El TLP muestra
prevalencias de trastornos del sueño que fluctúan entre el 5-45%
(Vaneck, 2021), manifestándose con discontinuidad del sueño,
alteraciones del sueño de onda lenta y de la fase REM y
parasomnias como pesadillas (Hafizi, 2013).
260
92.5% de los pacientes TB-I y 86.4% TB-II, no así en el TLP (2.0%).
Estos datos son compatibles con lo descrito en la literatura, que
recoge que el tratamiento con estos fármacos ha demostrado
eficacia en la mejoría de las fases afectivas y en la prevención de
recaídas en el TB, habiendo demostrado el litio su eficacia
antimaníaca de forma consistente (Butler, 2018). La combinación de
antipsicóticos atípicos y estabilizadores del estado de ánimo ha
mostrado superioridad en la prevención de recaídas en el TB-I tanto
en fases maníacas, hipomaníacas o mixtas como depresivas (Kishi,
2021). Sin embargo, el uso de estos psicofármacos en el TLP ha
mostrado escasos beneficios sintomáticos (Gunderson, 2009). La
diferenciación clínica entre ambas entidades es importante para
garantizar un adecuado abordaje terapéutico, tanto
psicofarmacológico como psicoterapéutico.
261
variables relacionadas con el riesgo de viraje maníaco/hipomaníaco
tras el uso de antidepresivos (Quevedo, 2017).
262
(0.5% y 1.5%, respectivamente). Así pues, los resultados obtenidos
apoyan la línea de la literatura sobre la asociación entre
automutilación y trastornos de la personalidad, en concreto TLP
(Zanarini, 2013). Las conductas de automutilación o autoagresión
han sido relacionadas con los trastornos de personalidad, el sexo
femenino y la finalidad ansiolítica y/o amortiguadora de emociones
displacenteras o negativas. Los conflictos interpersonales en TLP
se han identificado como causa disparadora de múltiples
autolesiones, siendo los sentimientos de rabia, frustración y/o la
movilización del entorno las razones para perpetuar dicha conducta
(Zanarini, 2013). Los pacientes con historial prolongado de
automutilaciones habitualmente refieren tanto motivaciones
cognitivas como emocionales para autoagredirse (Zanarini, 2013).
Impulsividad, automutilación e inestabilidad emocional son
características identificadas tanto en los ciclos rápidos del TB como
en el TLP, sin embargo, deberían considerarse otras variables
propias del TLP para realizar un adecuado diagnóstico diferencial,
como son la inestabilidad emocional, los sentimientos crónicos de
vacío, miedo al abandono, ira, alteración del yo y síntomas
disociativos o psicóticos breves y que no suelen presentarse en el
TB (Rieman, 2017).
263
bien la prevalencia total de trastornos de la alimentación y TLP es
del 29.1%, es superior para el grupo anorexia nerviosa (27.6%) que
para el de bulimia nerviosa (15.3%). Es posible que pueda guardar
relación con que la SCID-I no recoge el trastorno por atracón o el
trastorno de conducta alimentario no especificado, que con
frecuencia se asocian al TLP, habiendo codificado a los pacientes
en el subtipo más próximo a su clínica (Marañón, 2007; McGlashan,
2000). No obstante, otra interpretación que damos a las
prevalencias más altas de AN en la población con TLP es la relación
existente entre la inestabilidad emocional y la anorexia nerviosa
subtipo atracones y purgas (Miller, 2022). Este item presenta una
carga factorial ligeramente superior en el componente
“Psicopatología y Síntomas” que en el de “Conducta y
Funcionalidad”, pero a nivel teórico podría guardar más relación con
el segundo componente. No obstante, la variabilidad en la carga
factorial de este item (0.491) con respecto a otros ítems del
componente “Psicopatología y Síntomas” tales como pensamiento
(0.804), ansiedad (0.767), lenguaje (0756), síntomas psicóticos
(0.754), ánimo anormal (0.7115) y trastornos del sueño (0.701) nos
indica que es un ítem con un menor peso en la varianza explicada
para el componente.
264
obstante, las recurrencias en aquellos pacientes que presentaron
una remisión temprana alcanzan cifras del 40% a los 10 años y el
inicio de síntomas de forma tardía era entre 3 y 5 veces superior a
la prevalencia de TEPT en supervivientes del Holocausto y
veteranos de guerra de Vietnam, sugiriéndose que dichas
diferencias podrían residir en la naturaleza de los eventos
traumáticos y la edad a la que fueron experimentados (Shah, 2018).
Recientes estudios muestran que el TEPT, el TETP complejo y el
TLP son síndromes comórbidos y conceptualizados en el trauma
prolongado (Ford, 2021). Diferentes estudios muestran una elevada
comorbilidad de trauma complejo y TLP: el 79% de los pacientes
con trauma complejo recibió también el diagnóstico de TLP y el
40.5% de los pacientes diagnosticados de TLP recibió el diagnóstico
de trauma complejo (van Dijke, 2018). Desde el punto de vista
fenomenológico, existe un solapamiento entre algunos de los
síntomas como son la alteración en la identidad, inestabilidad
emocional, impulsividad, desconfianza, disregulación emocional,
autopercepción negativa y deterioro en las relaciones
interpersonales. Algunos autores plantean la existencia de los tres
diagnósticos como un continuum de respuesta al estrés tras la
exposición a maltrato infantil y otras experiencias traumáticas y en
el que se encuentran inmersos mecanismos de disociación (Ford,
2021). Otros trastornos de ansiedad han mostrado una alta
comorbilidad con el TB, mostrando una prevalencia del 50% a lo
largo de la vida (Jensen, 2021). Sin embargo y a pesar de la
comorbilidad de la ansiedad para TLP y TB, las puntuaciones
obtenidas para el ítem “trastorno de ansiedad” son
significativamente superiores para el grupo TLP (88.8%) que TB-II
(27.7%) y TB-I (11%). Estos resultados concuerdan con los
diagnósticos que obtuvimos en el módulo “ansiedad” con la SCID-I
y que han sido descritos en la literatura: mayor prevalencia de
trastornos de ansiedad en TLP que en TB. Con respecto a los
resultados obtenidos en el TB, sí encontramos diferencias en cuanto
a la distribución de la ansiedad en los pacientes con TB, ya que la
265
literatura describe que estos trastornos son más frecuentes en el
TB-I y nosotros encontramos lo contrario (Kessler, 1997).Una de las
posibles explicaciones que otorgamos es que gran parte de la
variabilidad de esta asociación reside en la mayor prevalencia de
“trastorno de ansiedad no especificado” en el grupo TB-II con
respecto al TB-I; la inespecificidad de este trastorno podría guardar
relación con la presencia de síntomas ansiosos transdiagnósticos
que pudiesen corresponder a una mayor ansiedad secundaria a
consumo de tóxicos o depresión agitada, por ejemplo, y haber
favorecido el falso positivo en este diagnóstico y por tanto, el
incremento de la prevalencia de ansiedad en el TB-II. Lo que
nuestros datos sí pudieron corroborar fue la mayor asociación del
TB-II con el TAG (Simon, 2009).
266
interpersonal o percepciones subjetivas de miedo al rechazo o
abandono (Kernberg, 2013), y supone un síntoma estable, nuclear
y duradero del trastorno en el tiempo (Shea, 2004; Paris, 2001).
Mientras los cambios emocionales en el TLP son bruscos y rápidos,
en el caso del TB las fluctuaciones son de días o meses, a
excepción de las fases mixtas donde es frecuente encontrarse una
“tormenta emocional” (Bassett, 2017).
267
TLP, en los que predomina un patrón crónico de inestabilidad
emocional sostenida en el tiempo (Roman, 2016). La evaluación del
ítem del funcionamiento interepisódico muestra una inestabilidad y
pobre funcionalidad durante la mayor parte del tiempo superior en
el grupo TLP (99.0%) que en los grupos TB-I (3.5%) y TB-II (9.1%),
siendo estos resultados compatibles con lo descrito en la literatura
y también con los datos clínicos recogidos en nuestro estudio,
donde se mostró una menor duración desde el último episodio y
desde el último ingreso en el TLP que el TB.
268
interpersonales satisfactorias (Kernberg, 2013) y generalmente su
autoconcepto es similar al que tiene sobre sí mismo el resto de la
población sana (Bassett, 2017).
269
solapamiento diagnóstico entre algunos síntomas de TEPT y TB
tales como trastornos del sueño, dificultades de concentración,
conductas de riesgo, pérdida de interés en actividades habituales,
sentimientos de cupa, irritabilidad y estado emocional negativo
persistente (Cogan, 2020). Por todo ello se puede concluir que la
evaluación exhaustiva del trauma en la anamnesis y a través de
instrumentos estandarizados puede ayudar en el diagnóstico
diferencial, así como la delimitación temporal de los síntomas
(siendo más frecuente que el TEPT aparezca tras el evento
traumático).
270
más tardía, consumo de tóxicos –especialmente cannabis- y
antecedentes familiares de suicidio son variables relacionadas con
mayor riesgo de suicidio consumado en TB; sin embargo, sexo
femenino, edad de inicio más precoz, consumo de cualquier tóxico,
trastorno de ansiedad y rasgos de personalidad del grupo B se han
asociado con un incremento de intentos suicidas en TB (Schaffer,
2015). En el caso del TLP el riesgo autolítico es tanto agudo como
crónico, con relación a sus crisis y también a las ideas pasivas de
muerte propias de su fenomenología. Identificar factores
protectores y de riesgo ayudan a realizar en el manejo terapéutico
de una forma individualizada para cada sujeto y momento (Vera-
Varela, 2019). No obstante, la historia de intentos autoliticos de
repetición, de características impulsivas y en contextos del estrés
más propias de un funcionamiento inestable e impulsivo
característico del TLP más que del TB. En nuestro cuestionario, el
ítem “autolisis” valora los gestos suicidas, letalidad, metodología,
concurrencia de terceros para auxiliar y la intencionalidad tras el
acto. Los resultados de las puntuaciones obtenidas muestran que
la historia de gestos autoliticos impulsivos, parasuicidas y
movilizadores del entorno está presente en un 95.9% de los
pacientes TLP de nuestra muestra, a diferencia de sólo un 2.3% de
TB-I y 7.6% de TB-II. Los resultados son coherentes con lo descrito
en la literatura sobre las conductas suicidas en el TLP (Vera, 2019).
A pesar de que se ha descrito un riesgo suicida incrementado en el
TB-II que sobre el TB-I, algunos estudios muestran que las tasas de
tentativas suicidas a lo largo de la vida son superiores en el grupo
TB-I que TB-II, con diferencias pequeñas, objetivándose una
asociación entre intento de suicidio y sexo femenino, consumo de
tóxicos comórbido, trastorno por atracón, ciclación rápida (más
frecuente en varones y TB-I) o inicio precoz (Bobo, 2018).
271
comienza en las primeras etapas de la vida adulta y está presente
en diversos contextos”) como en CIE-11. La CIE-11 describe el
“patrón límite” como “un calificador aplicado a individuos con una
alteración de la personalidad caracterizada por la inestabilidad en
las relaciones interpersonales, autoimagen y afectos, así como por
una marcada impulsividad”. Sin embargo, si bien la impulsividad es
un síntoma asociado al TB, no es un síntoma nuclear ni
imprescindible para su diagnóstico según los criterios clínicos de las
guías actuales (DSM-5, CIE-11). No obstante, algunos estudios
muestran que la impulsividad comportamental está presente en
todas las fases del TB (Ramírez-Martín, 2020) y plantean que dicha
sintomatología sea central y clínicamente relevante, más allá del
estado de ánimo (Ramírez-Martín, 2020). Se postula que la
depresión tanto bipolar como unipolar está asociada a un
incremento de la impulsividad con respecto a la población general,
sin embargo, mientras que los estudios no muestran diferencias
significativas entre ambos grupos de depresión para las subescalas
de atención e impulsividad no planificada, el grupo depresión bipolar
mostró mayor impulsividad motora que el grupo depresión unipolar
(Ozten,2019). El ítem “impulsividad” mide la frecuencia de patrones
de impulsividad a lo largo de la vida del paciente, más como un
rasgo que estado de enfermedad. En nuestro estudio, los datos del
CCS-TBTLP en el ítem “impulsividad” muestran que el 90.8% de los
pacientes TLP ha presentado patrones de impulsividad frecuentes,
por un 11.6% TB-I y 9.1% TB-II. Estos datos apoyan la hipótesis de
la presencia de impulsividad como un síntoma nuclear del TLP y
presente en diversas áreas de la vida y funcionamiento. Igualmente,
es un síntoma presente en ambos grupos de TB y si bien no aparece
en la misma prevalencia que el TLP, los resultados podrían guardar
relación con lo descrito en la literatura sobre presencia de síntomas
de impulsividad en todas las fases del trastorno (Ramírez-Martin,
2020), especialmente impulsividad motora (Ozten, 2019).
272
7. El ítem “planes de futuro” muestra que un 89.8% de los pacientes
TLP presenta una biografía caracterizada por los planes
desajustados de futuro, mientras que esto ocurre en el 10.4% de los
TB-I y 12.1% TB-II. La pobreza en dicha gestión en el TLP puede
estar influida por múltiples factores como los propios síntomas del
trastorno (inestabilidad emocional, impulsividad, hipersensibilidad al
rechazo), comorbilidad psiquiátrica y física, deterioro en el
funcionamiento psicosocial y especialmente interpersonal. Sin
embargo, los planes de futuro en el TB suelen ser ajustados
salvando las fases de descompensación, especialmente maníacas.
Igualmente, el ítem “problemas legales” muestra una mayor
prevalencia de biografía caracterizada por los problemas legales en
los pacientes TLP (93.9%) que TB-I (7.5%) y TB-II (4.5%). Algunos
estudios muestran que el diagnóstico de TLP es frecuente en ámbito
de prisión, especialmente en mujeres (Drapalski, 2009), quienes se
han mostrado más propensas a referir sintomatología
(especialmente ansiedad, rasgos TLP, quejas somáticas y síntomas
de trauma). Estas características también se acompañan de mayor
propensión a vincularse a programas de adicciones y salud mental
forense, aunque no a los de tipo psicoeducativo (Yasmeen, 2021).
Un estudio recientemente publicado (Cavelti, 2021) relaciona el
diagnóstico de TLP y los antecedentes penales en una muestra
ambulatoria de jóvenes de entre 15 y 25 años a lo largo de 10 años
de estudio (1998-2008), muestra que tanto el diagnóstico de TLP
como la cantidad de criterios clínicos de TLP se asocian a un riesgo
incrementado de violencia familiar; asimismo, la impulsividad y la
ira en este grupo de pacientes predicen de forma independiente la
presencia de delitos violentos, no violentos y la intervención policial
por violencia familiar. En el caso de los pacientes con TB, se ha
descrito un incremento de los problemas legales con respecto a la
población general, especialmente al asociar consumo de sustancias
(Fovet, 2015). También destaca un riesgo aumentado de
comportamiento criminal violento en pacientes TB en comparación
273
con pacientes depresivos, pero menor que en los psicóticos
(Verdolini, 2018).
274
de TB-II. Estos resultados son congruentes con lo descrito sobre la
sexualidad en el TLP, con mayores trastornos de identidad sexual y
mayores tasas de relaciones homosexuales que la población
general, así como una mayor impulsividad sexual (Frías, 2016). Las
conductas sexuales de riesgo se relacionan con mayores tasas de
ETS, gestaciones no deseadas, violaciones e intercambios
sexuales con fines económicos, especialmente entre aquellos
pacientes con dependencia a tóxicos (Frías, 2016).
275
funcionamiento es menor en el caso del TLP (43.9%). Es probable
que rasgos como la poca tolerancia a la frustración o los límites
influyan en aspectos como la contratransferencia descrita en este
ítem.
276
sí o para terceros. Esta conclusión se encontraría también ligada a los motivos
de ingreso de los pacientes vinculados a nuestro estudio (TB-I frecuentemente
manías, TLP frecuentemente conducta suicida).
277
7. Fortalezas y debilidades
7.1. Fortalezas
Por otro lado, el estudio está formado por una amplia muestra clínica de
pacientes vinculados a diversos dispositivos de Salud Mental: consulta
monográfica de TB, Consultas Externas de Psiquiatría General y Unidad de
Hospitalización de Agudos. Si bien esta heterogeneidad en la vinculación puede
tener sus limitaciones, como comentaremos posteriormente, también permite
trabajar y estudiar a pacientes “reales” en condiciones “reales” de la práctica
clínica habitual, como son las valoraciones clínicas en estados de estabilidad
clínica y/o valoraciones en momentos de crisis o descompensación
psicopatológica. Otra de las fortalezas del estudio es el desarrollo bicéntrico, ya
que nuestra muestra se ha obtenido de dos Departamentos de Salud diferentes:
Hospital Universitari i Politècnic La Fe y Hospital Marina Baixa, por lo que
consideramos que la validez externa de nuestros resultados podría ser
extrapolable a más centros.
278
7.2. Debilidades
A pesar de que el tamaño muestral del estudio es vasto, óptimo para llevar
a cabo un análisis factorial, existen una serie de factores a considerar en la
muestra y selección de esta:
279
o Sesgo de memoria. Aunque todos los pacientes fueron evaluados
con entrevistas semiestructuradas y se recogieron amplios datos
relativos a sus historiales personales y familiares según la historia
clínica electrónica, en algunos sujetos existían dudas sobre
algunos detalles recogidos en la investigación como fueron la fecha
de primera vinculación a Salud Mental, polaridad afectiva del primer
episodio (especialmente en pacientes con fases depresivas o
hipomaníacas subsindrómicas que no requirieron atención previa
en Salud Mental) o antecedentes familiares.
280
permitiría identificar aquellos rasgos o facetas específicos de la personalidad,
así como la intensidad en que se manifestarían, comórbidos al TB, lo cual
puede resultar de mayor utilidad que el diagnóstico categorial. Se recomiendan
próximos estudios realizando un análisis por rasgos o dominios de personalidad
asociados a TB.
281
8. Conclusiones
282
6. El TB muestra una mayor cronicidad que el TLP: mayor número y duración
de hospitalizaciones, así como mayor duración del trastorno.
12. Según nuestros datos, la comorbilidad del TLP con trastornos adaptativos es
muy elevada, especialmente para el subgrupo de síntomas mixtos
emocionales y de la conducta.
283
diagnóstico dimensional y longitudinal de los trastornos de la personalidad y
la consideración de otros trastornos del eje I.
15. El CCS-TBTLP identifica tres de los dominios que sustentan las bases del
diagnóstico diferencial entre trastornos: clínica y patobiografía, conducta y
funcionalidad y atención hospitalaria.
16. El CCS-TBTLP establece una relación directa entre items relacionados con
sintomatología, conducta y funcionalidad propia del TB.
284
9. Actividades académicas y Comunicaciones derivadas
del periodo de formación doctoral
285
10. Anexos
Clasificación Estudio Agencia Española Medicamento Y
Productos Sanitarios
286
287
CCS-TBTLP
288
289
290
291
292
293
294
Informe Comisión De Ética En Investigación Experimental de la
Universitat De València
295
Informe Comité De Ética De Investigación Con Medicamentos Del
Hospital Universitari I Politècnic La Fe De Valencia
296
297
Informe Comisión De Investigación Y Formación Del Hospital
Marina Baixa
298
Entrevista CCS-TBTLP
Entrevista para la
1.Signos y síntomas:
Psicopatología:
299
2.- Síntomas de ansiedad: Si el paciente presenta síntomas de
ansiedad durante el episodio, el curso de la misma se caracteriza
porque la ansiedad desaparece rápidamente, mientras que el estado
de euforia o hipomanía es predominante.
A. Si.
B. No.
C. No consta
3. Síntomas psicóticos.
4. Sueño.
300
¿Se levantaba totalmente descansa aun habiendo dormido poco?
A. Sí.
B. No.
C. No consta
A. Sí.
B. No.
C. No consta
2.- INGRESO
301
B. Ingreso breve de intervención en crisis (24-72horas).
C. No consta o duraciones intermedias.
¿Quería ingresar?
302
11. Edad de inicio.
A. Los síntomas inician entre los 15 y 20 años o bien en edades más tardías sin
síntomas previos.
B. Los síntomas inician antes de los 15 años
C. No consta.
¿Suele notar estas fases varias veces al año, mes, semana, día?
A. c
B. Inestabilidad emocional caracterizada por fluctuaciones emocionales
que pueden presentarse varias veces a lo largo del día y suelen
caracterizarse por alta reactividad afectiva en respuesta a eventos del
entorno.
C. No/No consta.
303
14. Estabilizador. (Tras la implementación terapéutica de un
estabilizador del estado de ánimo los síntomas afectivos remiten o se
espacian grandemente).
¿Cambió la enfermedad?
A. Sí.
B. La mejoría sintomática es modesta y no se alcanza remisión de la
disregulación afectiva.
C. No/No consta.
A. Sí.
B. No.
C. No consta.
Antecedentes Familiares:
¿Qué le ocurría?
¿Estaba en tratamiento?
304
¿Llegó a estar ingresado?
Antecedentes personales:
Personales
¿Cómo?
305
¿Sufrió abusos sexuales?
A. No.
B. Sí.
C. No consta.
A. No.
B. Sí.
C. No consta.
¿Ha tenido usted problemas legales? ¿Le han detenido alguna vez? Si es
así:
¿Qué ocurrió?
A. No.
B. Sí.
C. No consta.
A. No.
B. Sí.
C. No consta.
306
22. Trastorno de Conducta Alimentaria. (El paciente presenta
antecedentes personales de Trastorno de conducta alimentaria).
A. No.
B. Sí.
C. No consta.
A. No.
B. Sí.
C. No consta.
307
¿Se ha producido quemaduras con un cigarrillo?
A. No.
B. Sí.
C. No consta.
A. No.
B. Sí.
C. No consta.
308
B. Consumo frecuente de distintas sustancias y con un patrón de
abuso/dependencia.
C. No consta.
Interpersonales.
A. No.
B. Sí.
C. No consta.
309
29. Conducta sexual. (El paciente presenta conductas de alteración
sexual, que pueden ser, pero no se limitan a: parafilias, promiscuidad, elevado
número de relaciones, tendencia a los cambios en la orientación sexual…).
A. No.
B. Sí.
C. No consta.
A. No.
B. Sí.
C. No consta.
310
Ítems de la escala.
1. Estado de ánimo anormal.
2. Síntomas de ansiedad.
3. Síntomas psicóticos.
4. Sueño.
5. Trastornos del lenguaje.
6. Trastornos del pensamiento.
7. Duración del ingreso.
8. Curso de los síntomas.
9. Asistencia a urgencias.
10. Propuesta de ingreso.
11. Edad de comienzo.
12. Tipo de curso.
13. Funcionamiento inter-episódico.
14. Estabilizador.
15. Antidepresivo.
16. Antecedentes familiares.
17. Autolisis.
18. Maltrato Infantil.
19. Planes de futuro.
20. Problemas legales.
21. Trastorno de ansiedad.
22. Trastorno de Conducta Alimentaria.
23. Síntomas disociativos.
24. Automutilación.
25. Impulsividad.
26. Consumo de substancias.
27. Relaciones interpersonales.
28. Relaciones afectivas.
29. Conducta sexual.
30. Cambio de terapeuta
311
Hoja de puntuación de la Escala TLP-TB.
ITEM A = B = C=0
+1 -1
1. Estado de ánimo anormal.
2. Síntomas de ansiedad
3. Síntomas psicóticos.
4. Sueño.
5. Trastornos del lenguaje.
6. Trastornos del pensamiento.
7. Duración del ingreso.
8. Curso de los síntomas.
9. Asistencia a urgencias.
10. Propuesta de ingreso.
11. Edad de inicio.
12. Tipo de Curso.
13. Funcionamiento inter-episódico.
14. Estabilizador.
15. Antidepresivo.
16. Antecedentes familiares.
17. Autolisis.
18. Maltrato infantil.
19. Planes de futuro.
20. Problemas legales.
21. Trastorno de Ansiedad/TEP.
22. Trastorno de Conducta Alimentaria.
23. Síntomas disociativos.
24. Automutilación.
25. Impulsividad.
312
26. Consumo de sustancias.
27. Relaciones interpersonales.
28. Relaciones afectivas.
29. Conducta sexual.
30. Cambio de terapeuta.
TOTAL
Normas de puntuación:
313
Variables Cuadernillo Recogida Datos
314
315
316
MADRS
317
318
YMRS
319
320
321
FAST
322
MDQ
323
MSI-BPD
324
Hoja de información al paciente
325
326
327
328
Consentimiento por escrito del paciente
329
Consentimiento oral ante testigos
330
Consentimiento representante legal
331
Póster 28th International Symposium on Controversies on Psychiatry
332
Póster XXV Congreso Nacional Psiquiatría
333
Comunicación Oral XXV Congreso Nacional Psiquiatría
334
Premio Mejor Póster En Investigación Clínica XXV Congreso Nacional
Psiquiatría
335
Premio Mejor Póster en Investigación Clínica XXV Congreso Nacional
Psiquiatría
336
Comunicación Oral 23rd WPA World Congress of Psychiatry
337
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