Culturas Prehispánicas Venezolanas

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 Culturas prehispánicas venezolanas

 POBLAMIENTO DEL TERRITORIO

La gran mayoría de los investigadores que ha estudiado el pasado indígena venezolano han
coincidido en que el poblamiento de nuestro territorio se produjo a .través de oleadas
humanas provenientes del sur del continente hace aproximadamente 15 000 años.

La primera oleada de poblamiento estuvo integrada por pequeñas hordas de cazadores y


recolectores de raíces y frutas silvestres, que se movilizaban de un lugar a otro en búsqueda
de alimento. Por esta razón, no construyeron viviendas estables y sólo dejaron algunos
rastros de su paso, como instrumentos de hueso y piedra.

Posteriormente, se produjo una segunda oleada de pescadores, cazadores y recolectores de


conchas marinas, que se localizaron en pequeñas aldeas en la cuenca del `lago de
Maracaibo, donde construyeron palafitos. Estos grupos aprovecharon la palma de moriche
Para la fabricación de sus viviendas e instrumentos de trabajo.

Esta segunda oleada poblacional se produjo hace 10 000 años aproximadamente y, a


diferencia de los primeros grupos, dejó numeroso. vestigios arqueológicos constituidos por
restos de conchas marinas instrumentos de huesos y espinas así como objetos de piedra.

Luego, hace unos 4 000 años, ingresó una tercera oleada proveniente de comunidades
arawacas que se desplazaron desde el sur del continente americano, y se extendieron por
todo el territorio venezolano, organizadas en pequeñas aldeas.

Una cuarta oleada estuvo integrada por comunidades de origen chibcha que se desplazaron
desde el territorio que hoy forma parte de Colombia hacia los Andes venezolanos. Estas
comunidades representadas por los timotes y los cuicas, se organizaron en pequeñas aldeas
agrícolas, y llegaron a constituir el grupo más avanzado desde el punto de vista cultural,
Finalmente, una quinta oleada de comunidades de lengua caribe, procedente de
Centroamérica y el mar de las Antillas, llegó a las costas venezolanas.

Los caribes se localizaron en las costas orientales y centrales de Venezuela, donde


formaron comunidades agrícolas.

Otros investigadores han señalado que los caribes provenían de la región amazónica y
navegaron por la costa de Brasil hasta llegar a nuestro territorio, desde donde se
extendieron hacia las islas antillanas.

Al momento cíe la llegada de los españoles a Venezuela. los caribes se habían convertido
ven fieros guerreros que habían desplazado de la costa a casi todos los demás pueblos
indígenas. También, los caribes fueron los indígenas que mayor resistencia opusieron al
conquistador español.

 EVOLUCIÓN CULTURAL
Según los estudios realizados por diversos antropólogos, así como los testimonios de restos
arqueológicos encontrados en diferentes lugares del territorio venezolano, la evolución
cultural de las comunidades indígenas de Venezuela se puede clasificar de la siguiente
manera:

 Formación preagrícola: integrada por pequeñas comunidades de cazadores,


pescadores y recolectores de frutos silvestres y conchas marinas, que poblaron el
territorio venezolano) entre 15000 y 1000 años a.C.

 Formación agrícola incipiente: compuesta por comunidades que combinaron las


actividades de caza, pesca y recolección con el cultivo elemental de frutos
silvestres, como la yuca amarga. Estas comunidades. formadas por tribus, poblaron
el territorio venezolano) hacia el año 1000 a.C.

 Formación agrícola media: representada por aquellas comunidades que


practicaron el cultivo en conucos familiares, donde sembraron maíz, fríjol, algodón,
tabaco y otros frutos permanentemente. Estas comunidades desarrollaron también la
cestería, la alfarería y el tejido como actividades complementarias. Ocuparon
nuestro territorio entre el año 1000 a.C. y la llegada de los españoles al territorio.

 Formación agrícola avanzada: integrada por las comunidades que practicaron una
agricultura de regadío, con la construcción de terrazas, canales, estanques y
almacenes de piedra y barro para guardar los excedentes de alimentos. Formaron
aldeas permanentes en el piedemonte y valles andinos entre los años 1000 y 1500
d.C.

 Formación indohispánica: representada por las comunidades que establecieron


contacto con la cultura europea e incorporaron a sus formas de vida técnicas y
costumbres de los europeos (1500 d.C. en adelante). El contacto de los aborígenes
con los europeos y la incorporación de los negros africanos produjo el mestizaje
cultural característico del pueblo venezolano, que se ha conservado hasta nuestros
días. La evolución cultural de las comunidades aborígenes venezolanas se produjo
lentamente mediante el intercambio entre diferentes grupos. Ninguna de las etnias o
grupos indígenas asentados en el territorio actual de Venezuela logró alcanzar el
grado de desarrollo que representaron otras culturas americanas como la de los
mayas, los aztecas o los incas. En nuestro país la Conquista se logró con las
encomien-das, las misiones y a través de la fundación de ciudades.

 ÁREAS culturales indígenas

 DISTRIBUCIÓN DE LOS PRIMEROS INDÍGENAS

De acuerdo con el historiador y antropólogo venezolano Miguel Acosta Saignes, la


población indígena venezolana para el siglo xv se encontraba distribuida en 10 áreas
culturales según sus semejanzas en cuanto a lengua y formas de vida:
 Área de la costa caribe: formada por agricultores y pescadores que se extendieron
desde el Orinoco hasta los estados Portuguesa y Lara; incluye a los Otomacos,
taparitas y parcialmente a los Yaruros, con tres subáreas: los cumanagotos,
palenques y caracas.

 Área de los ciparicotos: integrada por tribus de origen y lengua caribe que se
localizaron en la costa oriental de Falcón.

 Área de los arawacos occidentales: localizada en la región centro-occidental, en


los actuales estados Falcón, Lara y Yaracuy, hasta la costa oriental del lago de
Maracaibo. Sus principales representantes fueron los caquetios.

 Área de los Jirajaras y Ayamanes: formada por tribus de recolectores, cazadores


y pescadores de los llanos centrales y montañas de Nirgua. en Yaracuy. También
incluye a los axaguas.

 Área de la Guajira: integrada por tribus de recolectores, cazadores y pescadores


que se localizaron en la península de la Guajira y la costa occidental del lago de
Maracaibo. El origen de las tribus guajiras corresponde a la cultura caribe, aunque
algunos señalan que son de la familia arawaca.

 Área de los caribes occidentales: formada por tribus de agricultores, cazadores y


pescadores localizados entre la sierra de Perijá y el sur del lago) de Maracaibo. En
esta área se incluyen los motilones y los bobures.

 Área de los Andes venezolanos: integrada por tribus agrícolas de gran desarrollo
que poblaron la región andina. Procedían de Colombia y sus representantes más
importantes fueron los cuicas. los timotes y los totuis.

 Área de los recolectores, cazadores y pescadores: formada por diferentes tribus


independientes que se extendieron desde el delta del Orinoco hasta los llanos de
Apure.

 Área de los Otomacos: tribus relacionadas con las culturas de la América Central
que se localizaron en los llanos bajos de Apure y en las riberas del río Orinoco.
Entre sus representantes están los guamos. los taparitos. los Otomacos y los
Yaruros.

 Área de la Guayana: formada por tribus de origen caribe que se localizaron al sur
del río Orinoco y en lo que es hoy el estado) Amazonas.

 Familia linguistica indigenas

 Los ARAWACOS
Los arawacos constituyeron el grupo indígena más numeroso y extendido dentro del
continente americano. La mayor parte de su población se localizó en el área
amazónica, desde donde penetraron al territorio venezolano siguiendo el curso de
los grandes ríos del Sur.

Otros grupos llegaron por el Occidente a través de la península de la Guajira,


procedentes del actual territorio de Colombia. Se ubicaron en la costa occidental.
donde vivieron principalmente de la pesca y la recolección de moluscos También se
localizaron en los llanos del Sur y en las selvas de Guayana, donde practicaron el
cultivo de maíz y yuca. Los arawacos desarrollaron la técnica del tejido, mediante la
cual fabricaron hamacas, redes y cestas. Con el barro elaboraron vasijas.

 Los CARIBES

Las tribus de lengua caribe penetraron al territorio venezolano desde el sureste,


utilizando diferentes vías, tanto terrestres como fluviales y marítimas.

Se localización en las costas orientales de Venezuela. de donde desplazaron a los


arawacos. gracias a su actitud belicosa.

Practicaron la agricultura y construyeron sus viviendas en aldeas cercanas a los


conucos, donde cultivaron el maíz, la yuca. el algodón y la batata, También fueron
grandes navegantes y expertos cazadores. Las comunidades caribes practicaron el
comercio con sus vecinos por vía fluvial y marítima.

 Los Timotocuicas

Los timotocuicas representaron los grupos indigenas más avanzados dentro del
territorio venezolano y estaban relacionados con la cultura chibcha de los Andes,

Se localizaron en los actuales estados Mérida y Trujillo, donde construyeron aldeas


de piedra y barro.

Desarrollaron la agricultura de regadío en terrazas construidas en las áreas


montañosas, donde cultivaron la papa. el cacao, el maíz, el tabaco y el ají. También
fueron excelentes alfareros y textileros,

Practicaron el comercio con otras comunidades indígenas venezolanas, mediante el


intercambio) de sus artesanías por productos y frutos. como el algodón y la sal, De
acuerdo con algunos estudios, se cree que los arawacos timotocuicas y caribes
practicaron el trueque y, al parecer. no) sostuvieron grandes enfrentamientos pues,
de haberlos tenido habría desaparecido la población de esas comunidades. Sin
embargo, sí sornetieron a otras pequeñas tribus, que comenzaron a depender de
ellas, sobre todo en el campo lingüístico.

 Los indígenas y su relación con el ambiente


 EL uso DE LOS RECURSOS

Con la práctica de la caza, la pesca y la recolección, los primeros pobladores de


nuestro territorio utilizaron los recursos que les propiciaba la naturaleza.
Probablemente la subsistencia en el interior del territorio requirió de los grupos
indígenas el conocimiento de los ciclos biológicos de los recursos vegetales, para
disponer de frutas semillas y granos, además de suelos fértiles.

 DEL APROVECHAMIENTO DEL AGUA

El agua fue el principal recurso natural para los grupos indígenas que poblaron el
territorio) venezolano. Por ello, sus aldeas se localizaron casi siempre en la cercanía
de fuentes naturales de agua dulce, como ríos, lagos y lagunas, que aseguraban este
líquido) indispensable para la vida. En muchos casos, llegaron a construir sus
viviendas sobre las mismas aguas, corno los palafitos del lago de Maracaibo. Los
ríos y los lagos proporcionaban alimento seguro; peces, especies terrestres que se
acercaban a sus riberas a beber agua. y toda clase de animales acuáticos.

El recurso agua fue utilizado por nuestros indigenas para preparar sus comidas, para
el aseo personal diario y, en otros casos, para curar las fiebres y otras enfermedades
mediante inmersiones. Los ríos y los mares se convirtieron en vías de comunicación
surcadas por canoas, curiaras y balsas, construidas con diferentes materiales,
especialmente troncos de árboles. Para las comunidades agrícolas, el agua constituía
un elemento de gran importancia, debido a que su presencia garantizaba las
cosechas. De allí que la mayoría de los indígenas practicaban ritos mágicos o
religiosos dirigidos a provocar las lluvias y conjurar las sequías. Comunidades como
los timotocuicas realizaron obras para almacenar sus productos y regar las tierras de
cultivo).

 DEL APROVECHAMIENTO DE LOS SUELOS

Los suelos fueron aprovechados de diferentes formas por nuestros indígenas. Los
grupos de recolectores, por ejemplo, obtenían del suelo raíces, tubérculos,
roedores, gusanos e insectos, que servían de alimento.

Los grupos de agricultores aprovecharon las tierras fértiles para sembrar plantas,
como el maíz, la papa, la yuca y otros frutos.

El barro se utilizó en la elaboración de vasijas, ídolos y otros objetos. Igualmente,


fue aprovechado para la construcción de casas de bahareque. Algunas comunidades
lograron extraer del suelo minerales como la sal, que fue de suma importancia, y el
oro, que usaban como adorno sin valor de cambio.

 EL APROVECHAMIENTO DE LA VEGETACIÓN
La vegetación tropical de los bosques y sabanas ofreció a las comunidades
indigenas una fuente casi inagotable de recursos y materiales que les permitió
sobrevivir a pesar del escaso desarrollo tecnológico que tenían. Los árboles
proporcionaron frutos comestibles y fibras para la fabricación de tejidos, cestas,
redes y cuerdas, y para la elaboración de hamacas; además de la madera necesaria
para la construcción de viviendas, embarcaciones y utensilios de trabajo.

En los bosques y selvas, los indígenas practicaron la tala limitada para construir sus
aldeas y ampliar las áreas de cultivo. Sin embargo, esta practica nunca puso en
peligro el equilibrio de la vida vegetal, pues la deforestación sólo se hacía para
satisfacer las necesidades inmediatas de la comunidad. En las sabanas, las
comunidades indigenas aprovecharon la gran variedad de hierbas tanto para el uso
alimenticio como el medicinal. La práctica de la quema. con la finalidad de limpiar
los terrenos agrícolas, no afectó la vida cíe la flora la fauna silvestres ni las puso en
peligro El carácter local de tales actividades y el abandono cíe las tierras afectadas
facilitaban la recuperación de los suelos y la vegetación en breve tiempo.

 EL APROVECHAMIENTO DE LA FAUNA SILVESTRE

La actividad de captura y caza cíe animales silvestres fue otra importante fuente de
recursos alimenticios de las comunidades indígenas.

La caza del venado, el chigüire, la lapa; así como la captura de tortugas, iguanas y
culebras y la recolección de huevos de aves y reptiles se realizaron respetando las
épocas de apareamiento y reproducción de los animales y sólo se practicaban sí eran
necesarias.

 CULTURA NO CONTAMINANTE

Los indígenas venezolanos no produjeron materiales contaminantes de tipo sólido ni


químico que afectaran las aguas de los ríos, lagos y mares. La mayor parte de sus
desechos eran orgánicos, y el medio pronto los absorbía; además, eran muy escasos,
y en su mayoría se enterraban o quemaban, y así se preservaba el ambiente.

CONCLUSIÓN

Desde el punto de vista de la agrupación lingüística, el etnólogo Miguel Acosta


Saignes distinguió 10 áreas que aquí se resumen: área de la costa caribe, desde Paria
hasta Borburata, comprende tres subáreas: de los cumanagotos, los palenques y los
caracas; área de los ciparicotos, que aparecen como una inclusión entre pueblos
caquetíos; área de los arawakos occidentales, comprende los caquetíos (estados de
Falcón, Lara y Yaracuy, y los llanos de Apure); área de los jirajaras, comprende a
los jirajaras, ayamanes, axaguas y gayones; área de La Guajira y del lago de
Maracaibo, en la que aparecieron sólo grupos de cazadores-recolectores y
pescadores en el siglo XVI; área de los caribes occidentales, comprende a los
pemones, bobures y motilones; área de los Andes venezolanos, comprende a los
timoto-cuicas; área de los recolectores, incluye a los actuales guaraúnos del delta
del Orinoco y a los cazadores-recolectores y pescadores de Los Llanos hasta los
estados de Portuguesa y Lara; área de los otomacos, incluye a los otomacos,
guamos, taparitas y yaruros; área de Guayana, engloba todo el territorio al sur del
Orinoco.

Si bien los indígenas venezolanos no trabajaron los metales como en otras regiones,
en cambio sí destacaron en la agricultura, particularmente los andinos, que
cultivaron con éxito la papa (patata), el maíz, la yuca y otros frutos que de
inmediato fueron asimilados por la gastronomía europea.

Según el censo de 1990, la población indígena era de 314.772 individuos repartidos


en 25 etnias, de las cuales la wayúu (guajiros) es la más numerosa.

Conclusión final: Obviamente, antes de la llegada de Colón ya existía una


organización social entre los indígenas venezolanos; por lo tanto, en la medida en
que las comunidades lograron una unidad étnico-cultural, se inició el proceso de
formación de la nación venezolana.

La cultura en Venezuela comenzó con la simbiosis de dos elementos enteramente


distintos que se encuentran en el momento del descubrimiento colombino: el indio y
el español. El choque de estas dos culturas es el punto de partida de la formación de
Venezuela como pueblo y de su conciencia como ente social, gracias al mestizaje.

ANEXOS
Otro
paradójica vivencia de ser criolla
 1 Utilizo la categoría de criollo para designar la entidad étnica resultante del
proceso de etnogéne (...)

1Para cualquier nativo es un riesgo abordar como problemática el tema de la identidad


nacional, y mucho más si pretende –como es el caso en este trabajo– determinar el uso de
símbolos e iconografía indígena en el proceso de invención, re-creación y negociación de
aquélla. Es un riesgo, en primer lugar porque es imposible olvidar el peso doloroso del
pasado mediato de la conquista y la colonia, o el amargo –y no por ello menos doloroso–
pasado inmediato del nacimiento de la República; y más aún, dejar de sentir en la propia
piel el peso de la culpa por la destructora y etnocida práctica de la sociedad venezolana
hacia las comunidades indígenas. Es un riesgo también, porque no quiero caer en un
discurso indigenista que me permita, en tanto que criolla1, lavar las culpas y eludir
responsabilidades o por el contrario caer en exotismo (Todorov, 1991: 305) que me impida
tomar distancia para la observación e interpretación de los procesos sociales o me conduzca
a negar sus particularidades y la multiplicidad de factores culturales y agentes sociales que
en éstos inciden. Pero también es un riesgo porque cuando una reflexiona sobre el sí mismo
(identidad) necesariamente lo hace con o en relación con el otro, y si las diferencias no se
asumen y reconocen en términos de igualdad, generalmente se experimentan sentimientos o
se toman actitudes y comportamientos que van desde la desvalorización absoluta (lo que
muchos llaman «identidad negativa») a la prepotencia aniquiladora.

2Además, es un riesgo porque pertenezco a esa generación de venezolanòs que ha crecido


en el desarraigo, comenzando por la migración interna de mis padres desde su lugar de
origen hacia los centros petroleros para establecerse en una ciudad que surgió en la zona
fronteriza del campamento petrolero; de allí que nací y crecí rodeada siempre de
extranjeros, en un pueblo, donde los de más edad, en su mayoría, confesaban estar de paso
y con la esperanza del regreso a casa marcada en sus rostros. O por la vivencia, sufrida en
carne propia, de un país que no se corresponde con el modelo homogéneo que aprendimos
en la escuela, donde existe no sólo contingentes humanos diferenciados étnica y
socialmente sino también bloqueos, conflictos e inadecuaciones entre individuos, entre
colectividades, surgidas, siempre, por las desigualdades y por la incapacidad de
reconocernos como país en la multi e inter etnicidad.

 2 El término código es polisémico, si bien originariamente fue utilizado en la teoría


de la informac (...)
 3 Parto del supuesto de que todo individuo humano tiene un acceso simbólico al
mundo, al mismo tiemp (...)
 4 «Consideraciones generales sobre los códigos utilizados en la invención, re-
invención y negociació (...)
3En el proceso de hacer coincidir Venezuela con los venezolanos, cuyo objetivo ha sido no
sólo la integración nacional sino y sobre todo la asimilación de todos los grupos étnica y
culturalmente diferenciados, se han utilizado símbolos y códigos culturales2 con la
intención de generar sentimientos de pertenencia y solidaridad. El contenido o la imagen de
muchos de esos códigos simbólicos, tanto en el pasado como en el presente, ha sido la idea
de nación haciendo hincapié en lo territorial -nacidos en un mismo espacio geográfico-, se
construye así un espacio interno, en el interior del grupo, una referencia espacial que hace
posible el nosotros. Este es precisamente el punto de partida de esta investigación,
interrogarme por los otros códigos simbólicos3 utilizados y en particular, determinar si en
ese proceso de invención, re-creación y negociación de la identidad nacional han sido
utilizados iconos y símbolos indígenas. Este artículo tiene como meta dar respuesta a esta
última inquietud. El mismo está dividido en dos capítulos; en el primero hago hincapié en
las consideraciones generales sobre la noción de identidad nacional ya expresadas en un
artículo que precedió a éste4, así como también algunas reflexiones sobre los símbolos
utilizados en ese proceso de invención de la identidad nacional. En el segundo capítulo,
describo e interpreto algunas situaciones de la vida venezolana donde es posible detectar la
utilización de contenidos simbólicos de origen amerindio en la invención y negociación de
dicha identidad.

4Finalmente, confieso que he asumido este trabajo corriendo todos los riesgos y con la
intención de que los resultados del mismo abran una vía para vernos y pensarnos sin miedo
a reconocernos en nuestra pobreza y grandeza, en la creatividad y en la miseria, sin
complejos y exorcizados de falsos orgullos.

5Ningún grupo humano se piensa a sí mismo como grupo sin pensar sus fronteras con el
exterior y sus diferencias con el que vive más allá de aquéllas; esto quiere decir que
reconocerse a sí mismo lleva implícito la comparación con el otro y el reconocimiento de
las diferencias.

 5 Recuérdese la vigencia que durante un largo tiempo tuvo en la disciplina el


principio evolucionist (...)

6Este hecho real que puede ser comprobado en cualquier grupo humano en el tiempo y en
el espacio se constituyó, a partir del siglo XIX, en el objeto epistemológico por excelencia
de la antropología, al mismo tiempo, que en ella se debatía sobre la unidad del género
humano y la continuidad del orden histórico entre las diversas formas de humanidad. Con
el surgimiento de esta disciplina se sistematiza todo un discurso sobre la
alteridad/identidad, sin entrar en detalles sobre el recorrido histórico de la misma y el
acento que han puesto sus investigadores en el «nosotros»5 -como sujetos que realizan la
aproximación científica al objeto elegido- y «ellos» - ubicados casi siempre fuera del
contexto espacial del «nosotros». Es importante remarcar el giro que en los últimos años
ésta ha dado dirigiendo su mirada hacia dentro, hacia el «nosotros», y las implicaciones de
este cambio de actitud; las cuales se inscriben no sólo en el nuevo contenido de las
comparaciones, sino y sobre todo en el hecho de que esta nueva posición exige, en una
primera instancia, una comprehensión de nuestra ideología que permita no cerrarnos a la
comprehensión de cualquier otra alteridad (Berthoud 1992: 127). En esa dirección se
inscribe esta investigación.
De las identidades a la identidad nacional
7Quiero dejar bien claro que mis reflexiones sobre la problemática de las identidades se
enmarcan dentro de una posición anti-esencialista, de allí que considere que cada actor
social dispone de un surtido de identidades, dependiendo su número e importancia de su
pertenencia a múltiples agrupamientos sociales, los cuales no dejan nunca de recomponer y
definir sus entornos. La identidad nacional es, pues, sólo una entre muchas y consiste en
representaciones colectivas (Durkheim 1968: 621), en cuya producción inciden las luchas y
estrategias de los grupos que compiten entre sí por su control, por hegemonizar su
significado y por el derecho a las prácticas culturales (Klor de Alva 1993: 509). La
construcción de este tipo de identidades puede ubicarse a partir de la construcción de
límites y fronteras que establecen la demarcación entre lo de adentro y lo de afuera, lo
extranjero y lo familiar, los amigos y los enemigos, lo semejante y lo diferente; así como
también de la posibilidad de cruzar esas fronteras. Este tipo de identidad se configura en la
sociedad occidental en el siglo XVIII con el nacimiento de los Estados europeos modernos;
en su determinación concurren fundamentalmente la lengua, las particularidades culturales
y sobre todo la idea de nación y la organización de ésta afirmando su independencia: «El
nacionalismo, tal como se desarrolló en Europa desde el siglo XVIII, es una forma
específicamente moderna de identidad colectiva» (Habermas 1994: 89).

 6 Tal como afirma F. Chabod (1987: 23) es un término que se va desarrollando en


Europa desde el sigl (...)

8Si bien el término nación6 existe desde la Edad Media es sólo posteriormente cuando la
nación se determina a partir de la existencia de: a) un grupo de individuos unidos por un
vínculo natural, externo o cuando menos existente ab inmemorabili (Bobbio y Mateucci
1982: 1076); b) la organización del poder político en base a ese vínculo; c) la unidad
económica, política y territorial que constituyen los estados-nación que pueblan el mapa
mundial en la actualidad. Su representación conceptual es la de una comunidad política que
reside en su propio territorio, cohesionadora y coercitiva no sólo ella es el origen del poder
político sino que está definida por un cuerpo de leyes (La Constitución Nacional por
ejemplo, en el caso de Venezuela) que obliga y le da derechos a todos los ciudadanos. Esta
comunidad política de unidad territorial está concretizada en el estado-nación: «Este es el
salvaguarda de la nación, consolida el espacio nacional y regula la vida de los ciudadanos
dentro de su jurisdicción territorial» (Smith Anthony 1994: 9).

9En la realidad histórica las comunidades políticas establecidas como Estados no han sido
poblaciones homogéneas sino que se han definido, en la gran mayoría de los casos, en
relación a una etnia mayoritaria que ejerce su hegemonía sobre las demás. Ahora bien, con
la finalidad de lograr la unidad geopolítica y el sentimiento de unidad, todo estado-nación,
además de establecer, por un lado, vínculos jurídicos que unen a los individuos a su
jurisdicción territorial y política, por el otro apela a la cultura para marcar y fijar sus
particularidades y reafirmarse en sus relaciones con otros estadosnación. Es en este marco
de inter relaciones –en el interior y al exterior– que se inventan o se crean las identidades
nacionales.
10Para poder dar forma y servir de soporte a una identidad colectiva, el plexo de la vida
lingüístico-cultural ha de ser hecho presente en unos términos capaces de fundar sentido. Y
sólo la construcción narrativa de un acontecer histórico dotado de un sentido cortado al talle
del propio colectivo puede suministrar perspectivas de futuro orientadoras de la acción y
cubrir la necesidad de autoconfirmación (Habermas 1994: 91).

11En la construcción de esa identidad colectiva o mejor de la identidad nacional todas las
sociedades, constituidas como estado-nación desde el siglo XVIII han «fundado sentido»
semantizando el pasado, la «tradición», emblematizando todos aquellos códigos simbólicos
que marquen las diferencias con los vecinos y fundamenten la continuidad del grupo. Para
ello reelaboraron el pasado (poniendo el acento en los códigos simbólicos que hacen
referencia a las gestas heroicas del origen, del principio), y lo revalorizaron (a través de la
profundización del conocimiento del mismo por medio de la promoción de la investigación
tanto arqueológica como histórica), al mismo tiempo, que buscaron su apropiación
consciente y reflexiva por parte de todos los grupos sociales y étnicos (para lograrlo lo
divulgaron y fijaron a través de los programas educativos y de la creación de museos o
institutos especializados). Igualmente globalizaron las lenguas de los grupos hegemónicos
(son ejemplo de esta situación el francés y el inglés que pasaron a ser las «lenguas
nacionales» –léase oficiales– de Francia y Gran Bretaña), los códigos simbólicos que se
refieren a los usos y costumbres de los colectivos y que están construidos en base a la
familiaridad implícita de las normas, así como también los símbolos referidos a la relación
del grupo con lo sagrado (que en muchos casos se convirtió en la religión del progreso y de
la racionalidad).

 7 Al igual que el término nación, en la definición del nacionalismo tampoco hay un


acuerdo único. Se (...)

12En este contexto la idea de nación tomó una connotación política que motorizó la
sustitución del reino por la de colectividad y la de súbdito por la de ciudadano, con la
consecuencia de que las jerarquías dejaron de ser centrípetas y sagradas; aunado este hecho
a los cambios económicos, a los grandes descubrimientos (sociales y científicos) y al
desarrollo de las comunicaciones prepararon el terreno para que paralela y simultáneamente
al proceso de invención y re-creación de las identidades nacionales se gestaran en Europa
los nacionalismos7, entre los cuales pueden citarse: el basado en la concepción liberal,
donde la nación es la unidad organizadora de los individuos, pero tanto ésta como el Estado
son producto de la voluntad de aquéllos y su adscripción a la misma es de acuerdo con las
leyes o por haber nacido en el territorio nacional; y el segundo, conocido como la
modalidad alemana o continental y caracterizado porque concibe la nación como la base de
la sociedad y de los derechos individuales y su máxima expresión es el estado que está por
encima de los individuos, los criterios de adscripción a aquélla son excluyentes y están
basados en el derecho de sangre (Keating 1993: 44). Este último tipo de nacionalismo está
íntimamente conectado con la identidad étnica a la cual apela constantemente.

13En la realidad la caracterización del nacionalismo es compleja ya que no existe un solo


modelo que pueda universalizarse, todo lo contrario, los hechos revelan una gran
multiplicidad de variaciones y de contradicciones, sirva como ejemplo el hecho que
después de la Segunda Guerra Mundial toda «revolución triunfante se ha definido en
términos nacionales» (Anderson 1993: 18).

 8 Entendiendo por popular el conjunto de la población.

14Por otro lado, la doctrina nacionalista nunca se encuentra en las sociedades en forma
pura sino siempre entremezclada con otras formas de representación social, ya sean
políticas, religiosas o económicas e igual mente como doctrina tampoco es producto de
todos los conglomerados sociales y étnicos que constituyen la nación sino todo lo
contrarios, siempre es producida y ejecutada por determinados grupos, que aspiran lograr,
por encima de las diferencias, movilizar a todos los demás en el logro de un proyecto
común. En unos casos puede promover y facilitar la transformación económica –buscar la
autosuficiencia– en otros, ser un mecanismo de resistencia ante los cambios; unas veces
puede ser integrista otras veces excluyente, y en algunas ocasiones ha llegado a ser
expansionista. A pesar de la ambigüedad del término, los diferentes tipos de nacionalismo
que se han conocido, desde el siglo XIX, tienen algunas características comunes, tales
como: el tener una base popular8 –la nación no es ya identificada ni con un soberano ni con
una dinastía sino al conjunto de la población–, plantear reivindicaciones individuales sin
apelar a ningún tipo de autoridad (moral, política o religiosa), conectarse con el Estado
moderno, desarrollar un sentimiento y una conciencia de pertenencia a la nación. Es esta
última característica la que permite afirmar que el nacionalismo emula a los individuos a
reafirmar y a expresar su identidad nacional frente tanto a los enemigos como a los vecinos
más cercanos haciendo hincapié en la particularidad de su cultura, tal como lo señala, entre
otros, J. Habermas (1994: 101) «el nacionalismo marca un primer paso en la apropiación
reflexiva de tradiciones de las que uno se considera miembro; la identidad nacional es ya
también una identidad postradicional.»

15En el caso de la formación de las Repúblicas de la América del Sur fue también la idea
de una unidad político-territorial, económica y cultural la que inspiró las diferentes luchas
independentistas. Sin embargo, a diferencia de las naciones europeas, los estados-nación
que se gestaron de este lado del Atlántico tuvieron la particularidad de que en primer lugar,
cada uno de ellos era ya una unidad administrativa desde el siglo XVI; en segundo lugar, en
todos ellos el grupo social que motorizó el proceso independentista -y más tarde tomó el
poder- compartía con aquellos en contra de quienes luchaba la lengua, la ascendencia y la
cultura; y en tercer lugar, esos movimientos independentistas no estuvieron nunca
motivados por la movilización política de los grupos más desfavorecidos (Anderson 1993:
78). El deseo de integración como Estado-nación independiente estaba por encima de las
diferencias, en detrimento de la diversidad étnica, cultural y societaria, lo que le imprimió
sentimientos nacionalistas a las luchas de los criollos frente a los peninsulares. Una vez
rotos los lazos coloniales, las nacientes repúblicas se incorporaron al escenario
internacional, impregnadas de los valores europeos pero en condiciones no ya de
prolongación de Europa sino de protagonistas. Todas ellas se definieron como Estado-
nación en relación con uno solo de los grupos sociales y étnicos -los criollos- que las
constituían.

16Ahora bien, al igual que los Estados-nación europeos las nuevas repúblicas americanas
han tenido que producir al interior de cada una de ellas: códigos simbólicos y sentimientos
de pertenencia y solidaridad que les identifiquen como un grupo particular o nación, así
como también el mapa de los diferentes otros –amigos, enemigos, vecinos lejanos y
próximos– y todo lo que es extraño a la comunidad. Igualmente, han tenido que elaborar
frente a propios y extraños, aquellos códigos simbólicos que establecen las líneas y
fronteras que separan inconmensurablemente el interior del exterior y marcar las
posibilidades de cruzar esas fronteras. En otras palabras, ellas han tenido que producir una
lógica de exclusión-inclusión cuya función es la de generar tipos ideales de distinción.

17Todos estos códigos simbólicos son el resultado de un proceso de producción de sentido.


Lo que quiere decir, que están íntimamente ligados a la creación y re-creación humana,
continua y dinamizada por los cambios que se suceden en las relaciones que mantienen los
sujetos con el medio que les rodea, con la sociedad, y con los diferentes otros con los que
puedan entrar en relación directa e indirectamente y que por razones de operatividad se
incluyen en la categoría de cultura. Ahora bien, como la cultura no es sólo cuestión de
códigos simbólicos, sino que en ella están incluidos todos los modos de hacer, sentir y
pensar de los grupos humanos, influenciados por la biografía de la persona, y por el
contexto histórico donde se desarrollen, así como también, determinados por la
organización y división del trabajo, la distribución y control de los recursos y las relaciones
de poder. Lo que conlleva a que la transmisión de esos códigos simbólicos se haga siempre
dentro de un marco de coerción, cohesión y conflicto ya que su producción y reproducción
es diferenciada (según la edad, el sexo, el status, etc.). En definitiva este proceso dinámico
de interacciones que categorizamos como cultura es lo que: «proporciona significado a la
experiencia humana, seleccionándola y organizándola» (Rosaldo 1991: 35).

 9 Es el caso por ejemplo de los espacios que poco a poco han ido ganado dentro de
la sociedad marabi (...)

18En su producción participan todos los grupos sociales y étnicos, unos más conscientes de
su acción que otros, unos de manera más efectiva por el ejercicio del poder y la
coercitividad; así por ejemplo, aquellos grupos sociales que tienen la oportunidad de ejercer
el gobierno tienen mayores oportunidades para obtener espacios que permitan la
generalización de sus símbolos en la invención y negociación de la identidad nacional
(Mato 1993: 223). En consecuencia, a medida que los diferentes grupos sociales y étnicos
van ganando espacio o perdiéndolo, sus símbolos adquieren otras dimensiones9.

19Entre los códigos simbólicos que se han producido con el fin de emular la formación de
una conciencia nacional es posible distinguir los siguientes:

1. códigos de distinción espacial entre lo de afuera y lo de adentro y que permiten en la


cotidianidad marcar las diferencias entre nosotros –los de aquí, los nacidos en esta
tierra y ellos, los otros–los extranjeros;
2. códigos de distinción temporal que señalan las diferencias entre el pasado, el
presente y el futuro;
3. códigos referentes a la relación del grupo con la naturaleza y que proveen una base
firme y estable, por encima del dominio de las acciones voluntarias;
4. códigos referentes a las diferenciaciones de parentesco, sexuales, generacionales, de
jerarquía y status;
5. códigos que enlazan las diferencias constitutivas internas -tanto biológicas como
sociales y culturales- a lo «original», a lo «natural de la unidad territorial», donde
los límites entre lo propio y lo extraño pareciera incuestionable e inamovible, pero
sin embargo, en algunas oportunidades permiten un cruce limitado de esas fronteras,
sea para evitar las crisis internas o para adoptar o aceptar nuevos miembros del
exterior;
6. códigos cívicos construidos a base de la familiaridad implícita de normas, rutinas
sociales y reglas de conducta que definen y demarcan los límites de la colectividad,
así como también las diferencias constitutivas entre el «nosotros» y el «ellos». Estos
códigos se refieren a la continuidad temporal, a la recurrencia de prácticas sociales y
a la constitución de la nación;
7. códigos referidos a la unidad de la colectividad misma que reduce las identidades
que forman el todo a la suma de sus elementos y éstos son concebidos como
semejantes e iguales;
8. códigos referidos a la relación particular del sujeto colectivo con lo sagrado, lo
sublime, lo que en la filosofía occidental se ha conocido como logos o razón y en la
sociedad laica liberal como progreso o racionalidad.

20Todos estos códigos pueden combinarse, y de hecho se combinan sobre todo cuando se
objetivan en la cotidianidad o en los rituales más sofisticados de las ceremonias
conmemorativas, las consagraciones, las fiestas, etc. o los ritos de pasaje en ocasiones
como el nacimiento, el matrimonio y/o la muerte.

Las particularidades del proceso de


invención de la identidad nacional
venezolana
21La etnogénesis de la sociedad venezolana es la resultante de la conjugación de diferentes
contingentes humanos profundamente diferenciados tanto en lo cultural como en lo
poblacional, así como también en su deculturación y mestizaje, bajo condiciones de
extrema compulsión, precedida por el dominio colonial y la esclavitud (Ribeiro 1977: 297).
En la base de su formación hay grupos diferenciados de amerindios, de negros africanos y
de españoles, y más recientemente –durante el presente siglo– confluyen en ella
contingentes migratorios europeos y suramericanos, dando origen así, a una realidad
plurisocietal y pluricultural.

 10 Ejemplos de esta situación son las diferentes masacres de indígenas que han
hecho los terratenient (...)

22Ahora bien, ante esta realidad cabe preguntarse sobre la manera cómo es vivido este
proceso de correlación interétnica, intercultural y plurisocietal; así como también sobre la
manera cómo se han integrado, si asumen plenamente esta situación o por el contrario la
evaden. En principio, comenzaré por decir que el peso de la definición de Venezuela como
Estado-nación en relación con un solo grupo social y étnico en detrimento de los otros, ha
dado lugar a dos situaciones: en primer lugar a que la integración haya sido casi una tarea
sin fin; y en segundo lugar que las representaciones y convicciones que hasta ahora tienen
los venezolanos sobre ellos mismos y las relaciones entre los diferentes otros que
conforman el mapa del país sea incompleta, amputada (Bonfil Batalla 1989: 106),
etnocida10, cargada de ambigüedades y de paradojas. En los actuales momentos los
venezolanos viven una crisis de reorganización de sus identidades étnica y nacional que
probablemente les lleve a asumir en su propia piel el peso de sus identidades múltiples que
se entrecruzan en la humanidad de cada uno de ellos.

 11 Todos ellos forman parte de los códigos simbólicos que señalan la relación
articular del sujeto co (...)
 12 Desde los primeros momentos del movimiento independentista -1811- se ha
remarcado este código. Par (...)
 13 La vivencia cotidiana ha puesto de manifiesto la fragilidad de las fronteras
territoriales, sobre (...)

23Si se revisan con atención los hechos, una puede percibir que después de 1830, la
oligarquía criolla, quien sin tomar en cuenta las particularidades de los diferentes grupos
étnicos y societarios definió y formuló el Proyecto Nacional (Carrera Damas 1984: 19)
basado en el paradigma del Estado liberal europeo (cuyos valores se resumen en: paz,
orden, progreso e igualdad de derechos y deberes para todos)11, se enfrentó al más agudo
de los problemas y a la meta deseada con más vehemencia como fue el de lograr la
integración nacional. La cual sólo se logra –y no sin dificultades– en la primera mitad del
siglo XX. En aras de alcanzar la tan ansiada integración se han realizado ajustes y
concesiones para luchar contra la entropía interna, por un lado y por el otro, con la
intención de reafirmar las particularidades frente a los otros Estados. En consecuencia,
desde un primer momento fue necesaria la definición del «nosotros» –venezolanos– por
oposición a «ellos», a los «otros», particularizados en los españoles durante el período
independentista y más tarde después de la separación de la Gran Colombia en los vecinos
más cercanos, así como también frente a los otros Estados. En la definición de Venezuela
como Estado-nación y con ello la determinación de la nacionalidad venezolana está
implícita la intención de ser reconocidos -«nosotros»- como integrantes de un Estado
autónomo y diferenciado. El primer contenido semántico del «nosotros venezolanos» fue el
referido al «derecho natural de suelo», es decir que se centró en los códigos que marcan las
distinciones espaciales, haciendo hincapié en lo territorial, cuyo fundamento es el derecho
natural en cuanto «nacidos en» o «pertenecer a la tierra donde se ha nacido»12. En este
sentido el cuadro del mundo adquiere características espaciales que organiza los diferentes
niveles y da sentido a la ideologización del Proyecto Nacional13: la nación como un
espacio determinado por fronteras naturales, a pesar de la indefinición de las mismas que
todavía hoy se discuten con los vecinos más cercanos, poblado de ciudadanos unidos por un
espíritu nacional, basado en la unidad lingüística y cultural que no existía.

 14 Desde 1830 se aspira separar al hombre indígena (sea barí, yucpa, añúu, wayüu,
o cualquier otro) d (...)
 15 Como ejemplo pueden citarse todos los decretos gubernamentales y prácticas
indigenistas donde se c (...)
24Este modelo de nación, obliga a la oligarquía criolla a desplegar estrategias para inducir
los códigos simbólicos referidos al Proyecto Nacional, como un proyecto único para todos
los diversos grupos tanto étnicos como societarios, excluyente de cualquier otro (Carrera
Damas 1986: 173), sin respetar las diferencias, y haciendo de la integración un proceso que
cuando no es etnocida14 es asimilador15, criollizador, y que ha generado un acelerado
proceso de descaracterización étnica de los grupos sociales que configuran el mapa de la
sociedad venezolana. En este caso pareciera como si la identidad nacional –ser venezolano–
fuese como algo dado, natural, la unidad es inducida como una semejanza natural y básica
de sus miembros; no hay representación personal de la identidad colectiva aparte o por
encima de esta semejanza natural. La utilización de este código puede ser ejemplificada con
discursos tomados tanto de aquéllos que dirigieron al país en el pasado como de los que lo
dirigen en el presente ya que, tanto la oligarquía como la burguesía criolla han hecho de
este código, conjuntamente con el ideal de progreso, el tipo ideal de distinción y el más
resaltante, pero con el agravante de que los grupos que constituyen esa unidad no son, ni se
asumen, ni viven su venezolanidad de la misma manera, ni tampoco son atendidos por las
políticas gubernamentales en términos de la igualdad y unidad que se espera de ellos.
Revisaré algunos ejemplos de esta situación: para comenzar es suficiente con recordar
cómo a partir de la Constitución de 1811 (1989:101) el interés de los emancipadores no
sólo era el de enfrentar a los españoles, sino y sobre todo qué hacer con pardos, indios y
negros, de allí que las primeras negociaciones de la identidad nacional con miras a
fundamentar este tipo de códigos estuvieron dirigidas a la consideración de los dos
primeros como ciudadanos:

Del mismo modo quedan revocadas y anuladas en todas sus partes las leyes antiguas que
imponían degradación civil a una parte de la población libre de Venezuela conocida hasta
ahora bajo la denominación de pardos; éstos quedan en posesión de su estimación natural y
civil y restituidos a los imprescriptibles derechos que les corresponden como a los demás
ciudadanos (ibid. 203);

25y sobre los indígenas a instancia del representante de la Provincia de Mérida (idem: 100),
también se les reconoce por lo menos en el texto, su condición de «ciudadanos naturales» y
se aspira su asimilación:

procuren por todos los medios posibles atraer a los referidos Ciudadanos naturales a estas
casas de ilustración y enseñanza, hacerles comprender la íntima unión que tienen con todos
los demás Ciudadanos, las consideraciones que como aquellos merecen del Gobierno, y los
derechos de que gozan por el hecho de ser hombres iguales a todos los de su especie...

26En la mentalidad criolla de la época hubo un temor permanente a las rebeliones de los
otros grupos étnicos y fue una constante el reafirmar la idea de la «unidad de la nación» a
pesar de que las tensiones y situaciones negaban este hecho. La reacción de Simón Bolívar
frente a la rebelión de Piar es un buen ejemplo de la afirmación anterior:

Yo denuncio a la faz de la nación el crimen más atroz que ha podido cometer un hombre
contra la sociedad, el Gobierno y la patria. El general Piar es el autor execrable de este fatal
delito! ¿Qué pretende el general Piar en favor de los hombres de color? La igualdad? No:
ellos la tienen y la disfrutan en la más grande latitud que la puedan desear... El general Piar
con su insensata y abominable conspiración sólo ha pretendido una guerra de hermanos en
que crueles asesinos degollasen al inocente niño, a la débil mujer, al trémulo anciano, por la
inevitable causa de haber nacido de un color más o menos claro... (Bolívar 1970: 644,646).

27El reconocimiento de los negros como ciudadanos fue un poco más tardío, después de la
abolición de la esclavitud que fue decretada en 1854 y jurídicamente legitimada en la
Constitución de 1858.

28Sin embargo, es a partir de las cuatro últimas décadas del siglo XIX cuando
verdaderamente se inicia el proceso de instrumentar el proyecto nacional por medio de dos
medios de información y formación como son la educación, programada y formulada como
instrucción obligatoria a todos los venezolanos de ambos sexos, como puede leerse en el
decreto de Guzmán Blanco (1870) sobre la educación pública:

La instrucción obligatoria es aquella que la ley exige a todos los venezolanos de ambos
sexos y que los poderes públicos están en el deber de dar gratuita y preferentemente.
Comprende por ahora los principios generales de moral, la lectura y la escritura del idioma
patrio, la aritmética práctica, el sistema métrico y el compendio de la Constitución federal
(1989: 22); igualmente con la edición y publicación del periódico La Opinión Nacional, por
parte del mismo Guzmán Blanco.

29Los ejemplos de cómo ha sido la inducción de este código simbólico, referido a la unidad
de los venezolanos como requisito para la realización del ideal del Proyecto Nacional, son
innumerables, sin embargo, obligada como estoy por dar cumplimiento a los objetivos que
me propuse al inicio de este trabajo, sólo citaré dos ejemplos más tomados del siglo XX. En
el primer caso citaré a Marcos Pérez Jiménez, quien en el ejercicio de su gobierno
autocrático puso en ejecución la «Doctrina del Nuevo Ideal Nacional» donde se convocaba
al pueblo y al Gobierno en el engrandecimiento de la nación:

Seamos un pueblo que sepa usar de sus derechos y vivir dentro del cumplimiento de sus
deberes; un pueblo para quien lo hecho con ánimo de bien colectivo valga más que las
promesas de los falaces y la vocinglería con la cual se cubren incapacidades; un pueblo
cuya innata bondad no vuelva a servir para proteger a quienes han tratado de envilecerlo;
un pueblo que con actitud responsable y con la propia exaltación de sus cualidades, honre
cada vez más uno de nuestros mayores timbres de orgullo, como es el sentido igualitario de
los venezolanos (Pérez Jiménez, 1955:13).

30Uno de los mejores defensores e ideólogos del régimen, Vallenilla Lanz (1956: 11) es
más explícito en la intención asimiladora del proyecto del Nuevo Ideal Nacional: «También
tratamos de uniformar la raza. En breve no tendremos ni negros, ni blancos, ni indios. De
esa mezcla maravillosa de hombres surgirá un venezolano que tendrá a la vez de
Guacaipuro, Diego de Losada, Garibaldi y el negro Miguel.»

31El otro ejemplo lo tomaré de uno de los líderes políticos venezolanos más reconocidos
del siglo XX, se trata de Rómulo Betancourt, fundador del partido político Acción
Democrática y quien ejerciera la presidencia en dos oportunidades con la Junta Patriótica
en 1948, después del derrocamiento del General Medina Angarita, y en 1961 después del
derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez. Para el señor Betancourt los objetivos del partido
Acción Democrática son los de articular a las mayorías nacionales a un proyecto político,
para él partido y nación están íntimamente ligados y los intereses del partido no son más
que la expresión de los intereses de la nación y es por ello que: «coinciden con los
ciudadanos de todas las clases sociales y de las demás diversas profesiones» (Betancourt
1941:1).

32Otro ejemplo son los llamados «pactos nacionales» que en los últimos cuarenta años se
han firmado en el país entre algunas instituciones sociales como son los partidos políticos,
los sindicatos y los organismos empresariales. El más conocido es el Pacto de Punto Fijo,
realizado después del derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, y
considerado como el pacto de integración y reconciliación nacional aún cuando en esos
acuerdos no participaran ni todos los partidos políticos ni mucho menos cualquier
representante de las minorías étnicas. Actualmente ante los múltiples problemas,
económicos, políticos, sociales, éticos y étnicos que se viven en el país y que genera en los
ciudadanos una percepción de la realidad como si se estuviera en un callejón sin salida, el
gobierno nacional así como algunos sectores de la burguesía promueven campañas
publicitarias reforzando estos códigos basados en la unidad integradora del Proyecto
Nacional.

33A partir de las circunstancias vividas en la sociedad venezolana puede afirmarse que:

341.- En las diferentes luchas por el poder, que se han dado en el país desde antes de 1830,
ha existido una competencia nacionalista cuya finalidad es hacer realidad un proyecto
nacional que aún no termina de concretarse –el mejor ejemplo es el resultado de los últimos
ejercicios presidenciales–, el cual fue definido idealmente a partir de paradigmas
completamente separados y ajenos de la realidad histórica, social y cultural (en un primer
momento los criollos venezolanos negaron tanto a España como a la diversidad socio-
cultural local), e igualmente con metas mal diseñadas y poco concretas que conducen cada
vez más a la frustración en el presente y a la desesperanza por un futuro que no se sabe
dónde está.

352.- La variante más común de la competencia nacionalista venezolana ha sido el


populismo –tanto de derecha como del centro y de la izquierda–. Al igual que otras tantas
nociones de la ciencia social, el término populismo tiene la característica de gozar de
ambigüedad conceptual; sin embargo, los analistas políticos que han escrito sobre el tema,
sobre todo cuando se han referido a la América del Sur, han estado de acuerdo en señalar
que son fórmulas políticas que se presentan con un discurso policlasista, en el cual se
considera al pueblo como un conjunto social homogéneo, al mismo tiempo que se resaltan
artificial y estereotipadamente algunos códigos simbólicos tradicionales como elementos
esenciales del «pueblo», de la «nación». En este tipo de fórmula política han coincidido, en
el siglo XX desde Acción Democrática, definida por parte de sus dirigentes como la
expresión más «auténtica y cabal de nuestro país»; pasando por Pérez Jiménez, quien en
aras de reforzar el Nuevo Ideal Nacional paseó por todo el territorio nacional al conjunto
musical –arpa, cuatro y maracas– y de baile, sobre todo joropo, – llamado el «Retablo de
Maravillas» donde se representaba el modelo de la vestimenta y de la música «autóctona»;
hasta Copei, Causa R y el MAS, y sobre todo la más reciente expresión de este populismo
manifestada en los comandantes «Bolivarianos» que protagonizaron la intentona del golpe
del 4 de febrero de 1992.

363.- En tercer lugar se observa la contradicción de que si bien el conocimiento de la


historia es una de las bases para fundamentar la identidad nacional, en el caso venezolano
han sido escasos los esfuerzos de promoción y divulgación de la misma; en consecuencia,
en la invención y re-creación de la identidad nacional no ha habido una afirmación
simultánea de la diversidad de identidades que la conforman ni una revaloración de la
historia de cada uno de los grupos étnicos y/o sociales que han participado en la
constitución de la misma. Sirva como ejemplo, el hecho de que hasta hace muy poco lo que
se tomaba oficialmente como códigos simbólicos constitutivos y definitorios de la identidad
venezolana, toda una serie de representaciones tomadas del estilo de vida del habitante de
la llanura. Estos símbolos no sólo fueron reafirmados hasta la década de los 80 sino que
además el Comandante Chávez -principal líder del movimiento Bolivariano- promueve su
mesianismo reviviendo estos códigos; la hegemonía de los mismos tiene su explicación en
el peso que tuvo el General Páez y la oligarquía criolla de los llanos centro-occidentales en
la constitución del Estado-nación venezolano.

37Uno de esos rangos esenciales parece consistir en la emblematización del tipo regional
llanero, cuya celebridad se nutre de las proezas militares de que dio muestras en la época de
las contiendas independendstas. En el curso de los años inmediatamente posteriores a la
independencia política, Páez era el caudillo de mayor prominencia (Rago 1994: 27).

384.- Los elementos tomados del pasado ya sea pre-hispánico (sólo cuentan los indios que
se opusieron o enfrentaron al español), del período colonial o del independentista (que son
fundamentalmente los más tomados en cuenta) se epopeyizan, se sacralizan, se convierten
en un fetiche: son la esencia del Ser Nacional (Simón Bolívar es el símbolo padre-madre
generador/a de ese ser).

39A nivel de las identidades en la combinación que se hace en lo cotidiano de los diferentes
códigos que confluyen en la re-creación y negociación de la identidad nacional, el modelo
idílico de las clases dirigentes debe competir y de hecho compite con los códigos
simbólicos producidos por los otros grupos sociales y/o étnicos.

Símbolos indígenas en la invención de la


identidad nacional
40Miguel Acosta Saignes (1961: 14) remarcó con actitud crítica el desinterés por parte de
quienes habían escrito la historia venezolana de abordar los aspectos indígenas de la cultura
nacional. La burguesía criolla no ha estado interesada en promover y estimular tal
conocimiento a diferencia de las burguesías de las sociedades europeas que revaloraron el
pasado mediato e inmediato por medio de la investigación del mismo y por su divulgación
a través de los planes de estudio y otro tipo de instituciones. Además no se ha identificado
en ningún momento ni con el indio ni con el negro sino todo lo contrario, su actitud ha sido
la de rechazo, «un rechazo que conlleva el cargo de que la persistencia de su cultura ha
pesado de manera determinante y negativa en el progreso (sic) de las sociedades criollas»
(Carrera Damas 1993: 194).

41En la actualidad si bien no se puede estar satisfecha con las referencias estereotipadas y
ausentes de la realidad que hacen los textos de la escuela básica de los grupos amerindios
nacionales, es un hecho que han habido algunos cambios; hoy por hoy existe una actitud
algo más abierta para reconocer la presencia de códigos simbólicos de origen amerindio en
el proceso de etnogénesis venezolano así como también la de asumir la presencia real de
éstos en el desenvolvimiento de la vida cotidiana nacional. Igualmente por parte de las
comunidades amerindias se observa su decisión de convertirse en los actores principales de
las luchas y reivindicaciones tanto para lograr la legalización de las tierras que el proceso
independentista les quitó, como para lograr una presencia real como sujetos libres y con
derechos a perpetuarse como colectividades, así como también para la negociación y el
cruce de fronteras culturales.

42Realmente en la sociedad venezolana es objetivable una serie de códigos simbólicos, no


completamente estructurados ni conscientemente asumidos, que forman parte de los
contenidos diferenciadores de la identidad nacional cuyo origen puede buscarse en los
diferentes grupos de comunidades amerindias que existieron en el país, tal como lo observó
A. Butt Colson (1980: 23):

En las combinaciones particulares del Viejo y el Nuevo mundo hemos notado que mucho
de lo que es indígena en este último se ha extendido a la escena venezolana. En muchas
ciudades de rápido desarrollo y gran sofisticación moderna, los usos lingüísticos y las
actitudes culturales todavía reflejan la herencia compleja. En las áreas rurales surgen aun
más fuertemente distintos modos de vida y tradiciones ajustadas íntimamente a su medio
ambiente físico, mientras que en las comunidades más aisladas todavía encontramos
vigentes diferentes idiomas y las estructuras socioculturales peculiares de sus habitantes
indígenas.

Tan cerca y tan ignorados


43A lo largo de todo el proceso histórico del Estado-nación venezolano, ha habido un
desarrollo con evidentes desigualdades en lo socio-económico y con una marcada
heterogeneidad en lo cultural, que sugiere al observador la existencia de un collage o
mosaico de múltiples y variadas subculturas frágilmente integradas. En este panorama,
también es perceptible la hegemonía de la sub-cultura criolla, cuyos productores son
adeptos a la «ideología del progreso» que establece una valoración positiva de lo urbano, al
mismo tiempo que juzga tanto lo rural como las culturas amerindias actuales como
sinónimo de atraso, de «incivilización», de ausencia de progreso; en consecuencia hay que
«civilizarlo», modernizarlo, desarrollarlo. Pero es precisamente aquí donde surge la gran
ambivalencia de lo venezolano: por un lado se reconoce el ancestro indígena y se
resemantizan las diferentes leyendas sobre los enfrentamientos con los conquistadores, al
mismo tiempo, por otro lado al indio vivo no se le reconoce como la continuidad de
aquellos ancestros sino como lo más vergonzante de la sociedad venezolana. La
coexistencia está cargada de tensiones y con pocas oportunidades de un intercambio
cultural recíproco, los sistemas culturales de las comunidades amerindias llevan siempre las
de perder puesto que la relación es asimétrica y de dominación. Sin embargo, gracias a la
persistencia y resistencia de estas comunidades en el transcurso del tiempo, muchas de ellas
no sólo conservan su proyecto de modo y estilo de vida, sino que además participan activa
y voluntariamente en las luchas reivindicativas así como en las negociaciones en aras de
promover su proyecto propio a partir de la simbolización de los conflictos o del
establecimiento de nuevas alianzas culturales o simplemente con la
legitimación/deslegitimación de valores.

44Por otro lado, en la vida de todos los días de la sociedad criolla, donde no es posible
negar el peso de la «tradición», de las relaciones de amistad, de parentesco, de la
distribución del tiempo sin atender a planes quinquenales, de los valores, de la comida de
cada día, de los intercambios no mercantiles con las deidades, y con la naturaleza, así como
con las personas, etc., surgen, sin poderse ocultar, códigos simbólicos cuyos referentes
primordiales son los sistemas socioculturales amerindios.

45Estos aspectos de la identidad nacional –códigos simbólicos– que son involuntarios,


aprendidos por la fuerza de la presencia de ellos en la vida diaria, marcan las diferencias no
tanto por la extrañeza sino por su no familiaridad; su objetivación es la que permite
reconocerse con cierta continuidad en el devenir del tiempo, la rutina los hace parecer como
naturales. Es a la presencia de ese tipo de códigos que hace referencia Butt Colson y
cualquier otro que tenga la oportunidad de observar en la cotidianidad a cualquier
población venezolana. Estos códigos marcan la diferencia entre la rutina y lo
extraordinario, por medio de ellos no es posible considerar las identidades colectivas como
representativas de una referencia externa sino en la continuidad espacio-temporal de
haceres y sentimientos presentes en la constitución de la comunidad. En estos códigos están
inmersos los nexos de solidaridad y pertenencia a todas las prácticas institucionales, desde
la familia -en unas regiones y sectores sociales más que en otros-, en algunas fiestas –como
la de las Turas por ejemplo– hasta aquellos comportamientos, sentimientos, decires,
toponimia, usos, hábitos alimentarios, técnicas corporales, etc., que generalmente no se
discuten porque son demasiado evidentes; el que está dentro de ellos está plenamente
familiarizado con ellos por lo que tampoco se plantea o cuestiona ni el origen ni la autoría
de los mismos y algunas veces, puede llegar a los extremos de ser incapaz de nombrarlos o
de explicarlos. Si bien mi intención no es hacer el repertorio de este tipo de códigos, puedo
citar uno de esos usos tradicionales, sea por ejemplo la presencia del maíz en la dieta básica
de todos los venezolanos, aun cuando muchos de ellos no sepan ni su origen ni por qué su
uso más común es en el pan cotidiano o mejor dicho en la arepa.

46Además de este tipo de códigos simbólicos primordiales, de origen amerindio, presentes


de una manera no consciente en la invención de la identidad nacional venezolana existen
otros, del mismo origen, que pueden ser calificados como un desplazamiento de la tradición
a la conciencia, una conciencia que fue apropiada por la elite criolla y mediatizada por la
experiencia personal. Así por ejemplo, de las comunidades amerindias pre-hispánicas se
han tomado: la toponimia de pueblos y ciudades, tales como Caracas, Caravalleda, Los
Teques, Los Taques, Bobures, Maracaibo, Mara, Yare, Catatumbo, Caroní, Choroní,
Cujicito, Chuao, Orinoco, Cabudare, Aragua, Yaracuy, Curiepe, Píritu, Zapara, Zulia,
Orituco, Paracoto, Macuto, Zorocaima, Ziruma, Borburata, Paraguaipoa, Cabimas,
Kasmera, Amacuro, etc... De igual manera voces indígenas se utilizan en la asignación de
nombres a escuelas, plazas, avenidas, premios, edificios, conjuntos musicales y en muchos
casos para nombrar a las personas.

Los símbolos indígenas usados como


códigos de distinción temporal
47Todo grupo humano, toda sociedad, toda cultura para asumirse y concebirse a sí misma,
y preservarse en el tiempo se enfrenta a la necesidad de conocer o tener códigos
referenciales sobre su pasado, es precisamente en ese sentido que tanto la burguesía criolla,
como los militares, artistas plásticos, dramaturgos y hasta movimientos religiosos, a partir
de los años 50 reivindican el pasado mítico-heroico de los caciques indígenas. A esta
situación debe añadírsele que ante la fragilidad de los códigos de referencia territorial, la no
conciencia de las prácticas simbólicas cotidianas como aspectos definitorios y
particularizantes, y las contradicciones y luchas en la asunción de los códigos
identificatorios referidos a la unidad nacional, se hacía más urgente la utilización y
promoción de códigos simbólicos referidos a la distinción temporal, a la permanencia en el
tiempo; de allí que la inducción del símbolo del indio heroico, como héroe civilizador fuera
consciente y premeditada. La lucha por la emancipación venezolana se presenta como una
sola desde el rechazo de los caciques al conquistador español, pasando por los movimientos
de rebelión de negros y mulatos hasta las guerras de Independencia y la de la Federación.
Aquellos ocupan el primer lugar, de allí que los nombres de Tiuna, Tamanaco, Manaure,
Mara, Yare, Guaicaipuro, Urimare, Guaicamacuto, la india Rosa, Terepaima, Sorocaima,
Yaracuy, o simplemente los Indios, los Indígenas, etc... son los personajes y principales
protagonistas a los cuales se hace referencia tanto en los textos escolares como en los
discursos oficiales y en los de la dirigencia política sean de izquierda o de derecha para
referirse al pasado, a «nuestro pasado», son ellos los protagonistas heroicos de los primeros
enfrentamientos con «el español invasor»; es el modelo de heroísmo a imitar, hay aquí una
idealización del pasado: se resuelve el enfrentamiento en una forma heroica, los ancestros-
los indígenas citados-después de ser vencidos se heroizan. Ejemplificaré esta situación con
algunos hechos:

481.- en primer lugar la vulgarización, en textos escolares así como por medio de la
tradición oral (sobre todo entre los creyentes del culto a María Lionza) de la muerte heroica
de Guaicaipuro. Este es el cacique indígena cuya hazaña ha servido de modelo para la
mitificación de esta parte de la historia venezolana; a partir de la narración que hizo Oviedo
y Baños en la Historia de la Conquista y Población de la Provincia de Venezuela, se pone
el acento tanto en el enfrentamiento del cacique con Losada, Fajardo, Suárez, Narváez
como en su valor, arrogancia, coraje y fortaleza. Todos los venezolanos aprendemos en la
escuela básica que Guaicaipuro después de haber defendido con mucho valor la casa donde
estaba y los españoles haber decidido prenderle fuego salió para enfrentarse a los enemigos:

con aquella ferocidad de ánimo que siempre tuvo para menospreciar los peligros, (...),
defendió la entrada de tal suerte, que cuantos intentaron emprenderla volvieron para atrás
muy mal heridos (...) embistió con Juan de Gámez, a quien atravesó un brazo, sacándole el
estoque por el hombro; y echando llamas de enojo aquel corazón altivo, dijo: «Ah
españoles cobardes, porque os falta el valor para rendirme os valéis del fuego para
vencerme; yo soy Guaicaipuro a quien buscáis, y quien nunca tuvo miedo a vuestra nación
soberbia (Enciclopedia de Venezuela; s.f.: 147).

49Igualmente dentro del culto a María Lionza, Guacaipuro es uno de los personajes
centrales no sólo de la «corte india» sino también del culto, conforma conjuntamente con
María Lionza y el negro Felipe las «tres potencias», trilogía básica de esta manifestación
religiosa. Él es:

 16 Testimonio de un creyente del Culto a María Lionza.

El Gran padre Guaicaipuro, jefe indio que no tuvo miedo de enfrentarse a los españoles a
pesar de que sus armas eran superiores y de su crueldad; Él es fuerza y protección, se le
invoca o se acude a él en cuando se emprenden empresas donde el valor y la fortaleza de
carácter son necesarias o en caso de conflictos interpersonales y hasta para que proteja y
defienda las casas de intrusos y ladrones16.

 17 Por fin Guaicaipuro entro en el pantéon....

50A Guaicaipuro como héroe fundador le corresponde, al igual que a los otros «padres de
la patria», un puesto en el Panteón Nacional17. Ése es el lugar sagrado donde la patria
honra a sus ancestros, allí se sacralizan los héroes civilizadores de la sociogénesis
venezolana. Con miras a lograr este fin se ha gestado un movimiento nacional, integrado
por criollos e indígenas, que ha solicitado al Congreso de la República el lugar que a
Guaicaipuro le corresponde en ese monumento funerario por ser una de las figuras
primordiales en el proceso de gestación de lo venezolano.

51Esta representación de Guaicaipuro como un ancestro, como uno de los héroes


fundadores de la nacionalidad se ha popularizado y banalizado que se le utiliza -y a nivel
regional en el estado Zulia es la del cacique Mara- para premiar (a semejanza del Oscar
norteamericano) en los medios de la farándula -prensa, radio y televisión- a todos aquéllos
que se distinguen anualmente por su trabajo.

522.- También la imagen del indio heroico del pasado es utilizada dentro del campo de la
lucha política de partidos tanto por gobernantes como por opositores, por los de derecha
como por los de izquierda; así por ejemplo una de las poesías más celebradas por la
Generación del 28,-grupo de estudiantes que opusieron resistencia a la dictadura del
General J. V. Gómez y entre los cuales se encontraban los primeros integrantes del Partido
Comunista Venezolano (PCV) conjuntamente con los principales protagonistas del pacto de
Punto Fijo y fundadores de los partidos políticos Acción Democrática (AD), Unión
Republicana Democrática (URD)-es de Pío Tamayo, quien aprovechó la oportunidad de la
coronación de la Reina del carnaval universitario para lanzar un manifiesto antigomecista:

Agotarse llamándola en los senderos muros. Oscurecerse en noches solitario y rendido, ¡y


sentirla que sufre y que se está muriendo! AH ¡Ya no puedo más reina Beatriz. ¡No puedo!
Vuelve a llorar el indio con su llanto agorero... Pero no, Majestad que he llegado hasta
hoy, y el nombre de esa novia se me parece a vos! Se llama: ¡LIBERTAD! (...) Y yo,
enhiesto otra vez, -alegre el junco en silbo de indígena romero- armado de esperanzas
como la antigua raza proseguiré en marcha. Pues con vos, Reina nuestra, juvenil, en su
trono, ¡se instala el porvenir! (Muñoz Blanco).

533.- La construcción de plazas y monumentos con un indio heroico como personaje


central: la plaza Indio Mara en Maracaibo, la plaza de la India del Paraíso en Caracas, la
plaza Manaure en Coro, la plaza Yaracuy en San Felipe, el monumento a María Lionza en
Caracas, etc... Todos estos monumentos presentan un indio completamente diferente y
distante de los indios reales, de carne y hueso, no sólo de aquéllos que han sobrevivido a
pesar de la conquista, la colonización, la independencia, la federación, la democracia y la
industrialización del país sino también de aquellos que, como carne de cañón, han sido
víctimas durante todos esos procesos. Esta representación del indígena fuerte, musculoso,
arrogante, rígido, todos diseñados con una regularidad casi precisa, en pie de lucha al estilo
de gladiadores griegos, es una representación idealizada del indio héroe, ancestro, punto de
partida y elemento cohesionador de la comunidad; este contenido semántico es
completamente distinto al del indio concreto wayúu, añúu, barí, pemón, yucpa, de los
cuales se ignora todo. Las pocas referencias que existen de estos últimos, en los libros de
texto de la escuela básica (7o gdo. por ejemplo), los ubican sólo en el pasado a la llegada de
los españoles:

54Objetivo 1. 2: Describir los principales rasgos culturales de los grupos indígenas


venezolanos desde los inicios del poblamiento hasta la llegada de los conquistadores
españoles. Objetivo 1. 3: Diferenciar la forma de explotación y el uso de los recursos
naturales por los indígenas venezolanos, desde los inicios del poblamiento hasta la llegada
de los europeos (Arias Amaro A., s.f.; 5).

55Esta resemantización del indio heroico hace que el símbolo indio se fije en el pasado, se
convierta en algo estático, se petrifiquen como estatuas, y es así como se asumen formando
parte de lo «autóctono», uno de los elementos constituyentes del Ser Nacional y por ende
de la identidad nacional. En todos estos mensajes del indio heroico como lo más autóctono
de la venezolanidad hay una representación estereotipada del indio, en ellos no se espera
que el destinatario, el pueblo, los venezolanos, argumente nada, se trata de no suscitar en él
proposiciones sino sentimientos silenciosos, es necesario que oiga lo que se dice como si no
estuviera allí, vivo como destinatario y muerto como referente.

Símbolos indígenas en la relación del


sujèto colectivo con lo sagrado
56Todos los sistemas socioculturales construyen una relación cerrada con el dominio de lo
sagrado, sea que éste se entienda en un sentido restringido -dios, las deidades, los espíritus,
los ancestros- o en un sentido amplio y secularizado - la razón, el progreso, la racionalidad.
En ambos casos lo que interesa es que primordialmente los individuos adhieran un modo de
vida colectivo que les proporcionara algunos medios de interpretación de sus roles,
funciones y hasta de sus destinos. Esta relación se presenta como el eje dominante a partir
del cual se estructuran todas las otras relaciones, distinguiendo, por una parte, entre el valor
trascendental de los valores eternos y los principios de razón o los mandamientos divinos; y
por la otra, marcando la distinción entre los procesos históricos, las conveniencias sociales
o las comunidades mundanas. De tal manera que se enfatiza la fragilidad de las
construcciones sociales frente a la permanencia, estabilidad y unidad histórica de la
identidad colectiva o identidad nacional que trasciende las circunstancias particulares, así
como su fundamentación en la representación del progreso, lo que le da un acceso
privilegiado a lo universal, a lo sagrado.

 18 Advocación de la Virgen María que según la leyenda, en el año 1600 se le


apareció al jefe indio de (...)
 19 En el estado Zulia existe la costumbre de llamar a los indígenas «chinos».

57En los códigos simbólicos de la identidad nacional que hacen referencia a este tipo de
relación de los individuos con lo sagrado, se superponen tanto aquellos códigos que están
estrechamente relacionados con la ideología del progreso -fundamento ideológico del
Proyecto Nacional-, como los tomados a partir de la religión católica y finalmente los que
han sido producción propia a partir de la etnogénesis venezolana. En estos dos últimos es
donde se puede apreciar la utilización de símbolos de origen amerindio. Sirva de ejemplo la
consagración y coronación de la Virgen de Coromoto18 como patrona de Venezuela y la
promoción que de ella han hecho todos los gobiernos durante el presente siglo. La re-
creación de una santa patrona fenotípicamente blanca pero con el nombre indígena puede
leerse como parte del proceso de la construcción del sí mismo a partir del otro y con el otro.
Otro ejemplo de esta situación es el cambio de nombre y de representación iconográfica
que sufrió Nuestra Señora de Chiquinquirá, asumida por la población del estado Zulia como
su patrona, y representada como una Wayúu y llamada «Chinita»19.

 20 Gilberto Antolínez publicó en 1939 en la Revista Guarura una de las versiones


míticas más populare (...)

58Otro caso, menos ortodoxo es la gestación y formación de lo que pudiera considerarse


una «religión nacional» -venezolana-, el Culto a María Lionza que ha emergido de los
grupos rurales subalternos a todo el contexto nacional. El personaje central de este culto de
posesión -o de marcada influencia espiritista para otros- es según los creyentes una diosa
indígena20, en unos casos, en otros una mestiza de indio y blanca, que está llamada a ser la
salvadora, la protectora de Venezuela. María Lionza además de ser el personaje central del
culto, forma parte conjuntamente con Guaicaipuro y el negro Felipe de la trilogía
sintetizadora y cohesionadora de la gran multiplicidad de prácticas y creencias que el
mismo contiene. El panteón del culto, está dividido en «cortes» -organizadas en forma
ascendente de espíritus de menos luz a espíritus de más luz- una de las cuales está integrada
por indios, los caciques y otros indios producto del imaginario popular; igualmente hay
otras deidades menores -como los Dueños o Dones- que son reminiscencias formales de
deidades amerindias.
Iconos amerindios para emblematizar la
identidad nacional
59A partir de los ejemplos que en este texto he descrito, puede muy bien deducirse que en
algunas de las narrativas que sirven de motivación y articulan muchos de los códigos
simbólicos utilizados para la invención, reinvención y negociación de la identidad nacional
se han nutrido del componente amerindio de la etnogénesis venezolana. Son imágenes,
temas de descripciones, de leyendas y de historias proporcionadas por la realidad o por los
textos (Marín 1978: 121) ya sea de los cronistas, de los historiadores, de los antropólogos,
etc... a las cuales puede caracterizárseles de iconográficas, extendiendo el significado del
término icono a representaciones visuales que están fuera del campo religioso, o más
precisamente en el sentido que A. J. Greimas y J. Courtes (1979: 178) le dan al neologismo
iconisación para designar: a) la figuración propiamente dicha que da cuenta de la
conversión de los temas en figura, y b) la que toma en cuenta las figuras ya constituidas, les
atribuye valores particulares, susceptibles de producir una ilusión referencial, que en este
caso sirven para articular las metáforas de la venezolanidad. En las cuales se acentúan los
aspectos específicos de la cultura nacional, sea resaltando los códigos de diferenciación
temporal y/o espacial, sea en los referidos a su relación con lo sagrado, sea para
ejemplificar las rutinas y haceres cotidianos. Es en este sentido que la figura del indio ha
sido utilizada consciente y voluntariamente en el proceso de invención de la identidad con
la finalidad de representar, por una parte un referente de origen y por el otro la unidad
integradora del Estado-nación. O lo que es lo mismo, la idea de la continuidad en el tiempo
del Proyecto Nacional, de sus raíces más lejanas del pasado, se une a una imagen que tiene
un doble valor mnemónico e interpretativo (Marin, 1978: 148).

60Y esto es así porque en cada sociedad los sistemas de representaciones que en ella se
producen están estrechamente relacionados. El lenguaje visual, por ejemplo, es un lenguaje
semejante al lenguaje oral y al escrito. Y así como para los dos últimos es necesario tanto
una alfabetidad como una sintaxis, en el lenguaje visual existe una alfabetidad visual y una
sintaxis que no es calcada de los dos anteriores aunque se integren y se refieran
recíprocamente; igualmente en cuanto a la significación en unos casos puede ser autónoma
y en otros reenvía a otros sistemas de significación. Así por ejemplo la estatua de María
Lionza, de Alejandro Colina, situada en una de las vías más céntricas de la capital, puede
ser percibida como uno de los temas míticos del pasado que hacen referencia a la fertilidad,
pero cuando las reproducciones de la misma (sean hechas en yeso o en fotografías) se
encuentran colocadas espacialmente en un centro ritual su lectura cambia y se la percibe
como uno de los temas inherentes a la historia de la deidad central del culto a este
personaje.

61En todas estas imágenes, entre otras como el mural de César Rengifo (ubicado en la
capital, en el Paseo de Los Proceres, que conjuntamente con el monumento alusivo a
Carabobo es uno de los monumentos más grandes dedicados a la venezolanidad), los
cuadros del pintor Tovar del proceso independentista, los temas mitológicos amerindios
recreados por el pintor zuliano Cuevas, las diferentes versiones, tanto de profesionales
como de los artesanos de: María Lionza (esta deidad ha sido una de las figuras míticas más
representada y en diferentes versiones por los artistas plásticos), de Guaicaipuro, de la
Coromoto, de la Chinita, etc... tienen un contenido básico y primordial que está dado por la
voluntaria e inconsciente auto-revelación de una actitud de fondo hacia el mundo que es
característica, tanto de quien ha hecho la obra como de la época particular, de la sociedad y
la cultura que le ha tocado vivir; como dice C. Ginzburg (1989: 61) los datos iconográficos
sirven como «un inequívoco elemento de mediación entre determinado ambiente cultural,
religioso y político; inequívoco, es decir, objetivamente controlable.»

62En otras palabras, en el uso de la iconografía y símbolos indígenas hay una producción
cultural que hace referencia tanto a los códigos simbólicos existentes en la sociedad
venezolana, así como también a las intenciones conscientes del sujeto que produce la obra y
la sensibilidad específica del grupo al cual pertenece.

63La función más resaltante que tiene la producción de imágenes y símbolos amerindios es
la de definir y marcar las diferencias culturales en la invención, re-creación y negociación
de la identidad nacional, o mejor dicho de la venezolanidad. En las imágenes citadas, como
en otras, y en los ejemplos de los discursos que revisé puede leerse: el peso que tiene la
intervención de ese otro interior y próximo-los indígenas-, el cual fluctúa entre la similitud
y la diferencia radical, convirtiéndose así en un espacio óptimo para fungir de espejo de la
propia humanidad:

Indio de carne y hueso–Otro


Indio héroe del pasado–Igual a nosotros.

 21 Como nota final quiero dejar constancia de mi agradecimiento al Consejo de


Desarrollo Científico y (...)

64El pasado indígena resemantizado y emblematizado tiene la función de legitimar el poder


de aquellos que se apropiaron de las mismas y las pusieron en escena con la intención de
darle un sentido histórico a la identidad nacional venezolana21.

Para leer

Consecuencias Políticas: Con el descubrimiento de las nuevas tierras americanas surgieron


los grandes imperios europeos de ultramar.

España y Portugal se repartieron los territorios de America a través de Tordesillas firmado


en 1494 por los reyes de estas dos naciones.

En este Tratado, Portugal se hacia dueño de África, Mientras que España, Adquiría
derechos sobre el continente Americano.
Anteriormente, las bulas del papa Alejandro VI (1493) habían extendido
Los derechos de Portugal hasta la costa brasileña.

El reparto del mundo realizado por el papa Alejandro VI entre las naciones católicas no fue
aceptado por los otros estados Europeos.

Inglaterra, Francia y Holanda enviaron sus hombres a Norteamérica y las antillas para
participar en la conquista y colonización de America.

Con los nuevos territorios, las monarquías Europeas extendieron y consolidaron su poder
político en el mundo y fortalecieron sus estados nacionales.

Los pueblos indígenas, que tenían sus propias formas de organización, autoridades y
normas, fueron sometidos por las instituciones, leyes y gobiernos de Europa.

Los valores y esquemas Europeos fueron prácticamente implantados en America.

Consecuencias Económicas: Las potencias Europeas se enriquecieron rápidamente con la


explotación de los grandes yacimientos de oro, plata y piedras preciosas del continente
Americano.

También en Europa introdujeron algunos cultivos americanos, como la papa, el maíz, y el


tabaco resolviendo problemas de alimentación entre sus habitantes.

A cambio de ello America recibió semillas de frutos desconocidos como la caña de azúcar,
el café y el trigo.
De Europa vino también la ganadería como la introducción de caballo, vacas y cerdos
multiplicándose en nuestras praderas.

El comercio adquirió un auge notable, ya que los países europeos ampliaron sus mercados a
través del intercambio con las colonias americanas.

Las potencias Europeas impusieron a sus colonias americanas un trato desigual y


desventajoso: Mientras los imperios se enriquecían las colonias sufrían pérdidas

Para Europa el descubrimiento y la colonización de nuevos territorios en America acelero


el proceso de la naciente vida urbana, De la producción para un mercado cada vez mayor y
de la internacionalización del comercio.

Los metales preciosos, las materias primas y los alimentos extraídos de las colonias de
España en America hicieron posible la acumulación de capital de los diversos estados
europeos

Consecuencias sociales
España a trajo a america sus intituciones y costumbres como el matrimonio,
La encomienda de indios y la propiedad privada, que sustituyeron las antiguas formas de
vida de nuestras comunidades aborígenes.

La guerra de conquista significo la desaparición de numerosos pueblos y comunidades


americanas por la superioridad militar de los europeos. Según algunas estimaciones en los
primeros 150 años de presencia europea en america, la población autóctona callo de
Unos 70 millones individuos a menos de 4 millones. Ciertos pueblos como los nahuatl y los
quetchuas perdieron hasta un 90% de su población prehispánica.

La introducción de la mano de obra en america se tradujo en el sometimiento de millones


de africanos que habían sido sacados por la fuerza de su continente.

Para los europeos el continente americano significo la liberación de numerosos hombres


sometidos a la servidumbre y a la pobreza.

La sociedad europea tuvo que cambiar sus primeras ideas sobre el aborigen americano, en
su mayoría bastante negativo y discriminatorio. En ese cambio influyo la acción de juristas
y teologos católicos que actuaron en defensa de los derechos de los indígenas, tales como
fray Bartolomé de las Casas y frai Francisco de Montecinos.

Consecuencias Culturales

El encuentro en america revivió conceptos y teorías antiguas sobre la forma y el tamaño del
mundo, La existencia de océanos y continentes. Igual mente sirvió de impulso al desarrollo
de la cartografía, la geografía y la navegación.

La religión católica expandió sus fronteras la evangelización de los pueblos indígenas


permitiéndole llegar a ser una institución de alcance universal.
Fuero erradicas o marginas muchas manifestaciones religiosas autóctonas de nuevo
continente

El castellano, el portugués y más tarde el ingles, se transformaron en lenguas habladas por


millones de habitantes en los cinco continentes.

Con los descubrimientos lo europeos trajeron su música, sus bailes, su literatura y su


creencia, que al mezclarse con los de los indígenas y africanos dieron origen a mestizaje
cultural.

El encuentro con america origino una revolución cultural en Europa: Se tradujo en nuevos
inventos, teorías y formas de actuar que sacaron a sus pobladores del asdamientofeudal.
Gente de la yuca
Los arawak, también llamados arahuacos o
aruacos, constituían una numerosa población organizada en comunidades.
Ocuparon tierras bajas de la cuenca hidrográfica del Orinoco
y tierras ligeramente inclinadas al pie de la
montaña (espacios cercanos a los que ocuparon
los caribes). Vivían en chozas; cuando habitaban
a orillas de lagunas o ríos, las construían sobre
estacas (palafitos). Si tienes en cuenta esta
información, ¿qué pueblos de origen arawak
viven actualmente en Venezuela? Ubícalos en un
mapa de nuestro país.
Con tallos fabricaban esteras, con fibras
vegetales tejían sus chinchorros y guayucos.
Algunas comunidades comían lo obtenido
mediante la pesca y la caza; pero otras producían
los alimentos en su conuco.
Algunos indigenistas afirman que los arawak
aprendieron de los caribes el cultivo en conuco.
Otros afirman que los caribes aprendieron a
cultivar yucas con los arawak. Esto permite deducir
que hubo relaciones entre las dos etnias y que
ambas cultivaban yuca. Para sembrar, utilizaban la
coa; para cazar, el arco y la flecha; para pescar, el
arpón.
Las comunidades arawak practicaban entre
ellas el trueque de productos, pero también lo
hacían con pueblos caribes.
Dicen que la gente arawak era mansa”(apacible) y
la gente caribe era violenta y guerrera. Sin embargo,
no es del todo cierto, ya que las frecuentes guerras
entre ellos tuvieron un motivo.
Según algunos especialistas, las luchas que hubo
tuvieron una causa: las comunidades arawak tenían
numerosas personas y había muchas mujeres
hermosas; en cambio, en las comunidades caribes
eran escasas las mujeres. Por eso, a veces los caribes
invadían aldeas arawak para raptar mujeres, que
luego convertían en pareja de sus jóvenes varones.
Los arawak eran politeístas, pero tenían ritos
especiales para dos dioses: el Sol y la Luna.
Mujer arawak (viejo grabado europeo)
26
Gente del maíz en nuestros Andes
Las últimas oleadas pobladoras que llegaron a nuestro actual
territorio, fueron comunidades sedentarias de timotos y cuicas
que se asentaron en la región andina: los timotos en el actual
estado Mérida y los cuicas en Trujillo. El antropólogo Miguel
Acosta Saignes y muchos estudiosos del tema, los vinculan con
la cultura chibcha (de la actual Colombia) en lo lingüístico, las
técnicas de cultivo, en el arte y otros elementos culturales.
La principal característica de la cultura timotocuica es su
avanzada técnica para el cultivo, excelentemente adecuada a las
condiciones del clima y del relieve que caracteriza a los Andes;
cultivaban en andenes construidos en las laderas montañosas,
para lo cual construían escalones sostenidos con un murito de
piedras, de modo que sobre cada escalón quedaba el espacio
horizontal para proteger el suelo de la erosión y fertilizaban con
Al fondo, terrazas cultivadas en los Andes merideños. Fuente: Atlas de Áreas
Protegidas de Venezuela.
Andén
abono orgánico antes de sembrar. Para garantizar agua para el riego construían
quinpúes: estanques que
llenaban de agua para nutrir largos canales para el regadío. Esa estructura
agrícola la completaban con la
construcción de mitoyes, que servían para almacenar productos cosechados.
Sus principales productos eran el maíz y la papa. También cultivaban yuca dulce,
distintos tipos de frijoles, ají
dulce y picante, y otras plantas típicas de la región.
Lamentablemente, hoy sólo algunos campesinos andinos cultivan en andenes,
como lo demuestra esta
foto. ¿Por qué decimos “lamentablemente sólo algunos”?
Otra actividad importante fue el trueque, como dijimos en páginas anteriores. Entre
los productos agrícolas
que comercializaban está la papa; esto permitió que su cultivo se iniciara entre
otros indígenas. Pero los más
importantes productos para el intercambio fueron los tejidos: mantas y ropa tejida
con algodón, esteras tejidas
con fique y con junco.

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