Mod Compressed
Mod Compressed
Mod Compressed
i v i e n d o e le
V d i f í c i l e s
c u s t a n c i a s
c i r
2 3
Culturas separadas, y unidas,
desde 1964
Ambos grupos quedaron marcados por aquellos sucesos, y a su vez ellos mismos
marcaron una época. Su rivalidad, amplificada por los medios de comunicación, ha
sido objeto de estudio durante décadas. Stanley Cohen, en Folk Devils and Moral
Panics (1972) acuñó el concepto sociológico de “pánico moral” referido a cómo
la ciudadanía percibió estos movimientos juveniles como violentos y basados en
conductas antisociales. Por otro lado, el trabajo de Dick Hebdige Subculture, the
Meaning of Style (1979), de la Escuela de Estudios Culturales de Birmingham,
demostró que también tenían muchos rasgos en común como formas de expresión
generacionales, y que no eran tantas las diferencias que los separaban.
Esta exposición recorre los caminos seguidos por rockers y mods desde aquella
época germinal hasta nuestros días: su popularización, su revitalización de finales
de los 70 –que dio lugar a una muy extensa producción cultural global–y su arraigo
en nuestro país a partir de los años 80. Dos de los mejores conocedores de ambas
culturas, Rubén Olivares Rosell y Dani Llabrés, nos hacen de guías a lo largo de un
recorrido a través de objetos extraordinarios cargados de vivencias,
Photo by Terence Spencer/Popperfoto via Getty Image
fruto de la generosidad y el compromiso de un buen puñado de rockers y mods
que comparten aquí sus colecciones.
dy, Go!
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as a seg
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4 5
Sawdust Caesars
La “batalla” de Brighton
En 1963 abrieron sus puertas los primeros mod clubs (The Scene en
“Anfetaminas Londres y The Twisted Wheel en Manchester), nació el primer sello
, Jean-Paul S
John Lee Hoo artre y discográfico para mods (la versión brit de Sue Records) y se estrenó el
ker. Eso era
(Days in the ser mod” programa televisivo musical Ready, Steady, Go!, de influencia claramente
Life, Jonathan
Green) mod. Aunque ya por entonces el 35 % de la juventud inglesa se había
rendido a sus encantos, lo mod seguía siendo un misterio para adultos,
El Reino Unido, muy castigado por la Segunda Guerra autoridades y medios de comunicación masiva. Pero esto iba a cambiar
Mundial, tardó una década en recuperarse. Los muy, muy pronto…
escombros y el racionamiento dieron paso a una época
de optimismo contagioso, consumismo desbocado y un
recién estrenado fenómeno adolescente.
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El estilo es inmortal Discos negros
Viviendo elegantes en circunstancias difíciles Otis, Jackie Wilson y Sam Cooke
La otra gran
pasión que h
izo al mod fu
e la música.
joven
p i d o , muere ver…
á á
Vive r n bonito cad
e j a u
yd
Contra la creencia popular, la parka no fue el chaquetón típico de los mods A finales de los 60, la de rockers y mods era una historia olvidada, como lo eran sus
originales. Solo la llevaban cuando iban a lomos de su scooter para protegerse la peleas en Brighton. Entonces, nadie podía imaginar que volverían, y esta vez para
ropa. quedarse.
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Los mods han regresado Quadrophenia
¿Qué pasó en los 70? Mucho más que un modo de vida
de mi edad nunca habían “Pocas semanas después de que
“La mayoría de los chicos la película llegara a los cines, la
a lo sumo, los recordaban nación
oído hablar de los mods o, entera parecía estar atrapada
de nuevo en las garras de la mo
mpos oscuros” dm anía”
como bestias míticas de tie (Mod a Very British Phenomeno
(Paul Weller, The Jam) Cromos de The Who. Holanda.
n, Terry Rawlings).
Segunda mitad de 1960. Colección de Álvaro y Mocky “Dimples”.
Sus hitos, además de Quadrophenia y The Jam: Secret Affair, The Chords, The
Purple Hearts, Nine Below Zero, Merton Parkas, The Lambrettas, Long Tall Shorty,
Killermeters, el recopilatorio Mods Mayday ‘79, los modzines (Extraordinary
Sensations, In The Crowd, Direction Reaction Creation, Roadrunner, Maximum Speed,
Patriotic, Go Go…), la gira March of the Mods, el libro Mods! de Richard Barnes, las
fiestas del Bridge House y el Ilford Palais y el rockumental sobre The Who The Kids
Are Alright.
En 1979, la revista Sounds publicó el ya legendario Mod Top 100 de Randy Cozens, un
mod de los 60 que día sí, día también, enviaba misivas incendiarias a los magacines
musicales exhortando a los herederos de su subcultura a que volvieran a la “real mod
music”. Aquellas 99 canciones (había una falsa para coger al mentiroso) marcaron el
camino de vuelta a casa para toda una generación de mods. Fotografía de Gema Romero. Brighton. 1964.
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De Inglaterra al resto del mundo Modzines
This is the Modern World Autarquía con grapas
Con la llegada de internet, muchas de las filias cotidianas del mod (ensuciarse los
dedos buscando discos, leer modzines, recorrer mercadillos a la caza y captura de
ropa de los 60…) pasaron a ser ocasionales, cuando no a mejor vida.
Yo soy muy crítico con toda esta historia. Me hice mod muy joven
porque fue la manera más excitante que encontré de escapar del
ambiente frío y gris que tenía a mi alrededor, con la espontaneidad
y la inconsciencia imprescindibles para iniciar un camino que no
sabes a dónde te va a llevar. Me gustaba el sonido, me gustaba la
imagen, rápidamente hice buenos amigos y encontré una dirección,
un modo de canalizar mi pasión por la música. Parece aceptado
que son los medios de comunicación generalistas, difundiendo
claves equivocadas y viejos clichés de nuestra subcultura, los
causantes de la inevitable comercialización y posterior destrucción
de un movimiento cuyo principal atractivo es el secretismo y la
exclusividad. Difícil de aceptar para alguien que descubrió a los
Jam en la televisión nacional, en un programa musical en horario
Secuencia de fotos del Flamingo Club de Jeremy Fletcher. 1964. Colección de Álvaro y Mocky “Dimples”.
de máxima audiencia. Sinceramente, creo que tan perjudiciales
como las desinformadas crónicas de los mass media, si no más,
En el Londres de los 60, los mods contaron con espacios de encuentro dedicados son los mitos que los propios mods han creado sobre su escena a lo
en exclusiva a ellos, como The Scene, La Discothèque, The Last Chance Saloon o largo de los años y que hoy día son casi dogmas de fe.
Tiles (una auténtica mod city bajo tierra y en miniatura), y con muchos otros en
los que pinchaban su música y tocaban sus bandas: The Flamingo, The Marquee, Yo ni siento ni pienso lo mismo que los mods originales de los 60;
The Railway Hotel Club, Crawdaddy, Eel Pie Island Hotel, The Goldhawk Social Club, de hecho, en muchos aspectos pienso exactamente lo contrario.
Klooks Kleek, Roaring 20’s, The Ram Jam Club… Para empezar no soy inglés. Tampoco soy esencialmente
individualista. No pertenezco a la clase trabajadora. Siento un
No hubo ciudad con unas mínimas aspiraciones cosmopolitas que no tuviera su rechazo visceral por la espiral de consumismo que alimenta esta
correspondiente club for mods only: en Manchester estuvo The Twisted Wheel, en sociedad, una sociedad que no distingue entre lo viejo y lo antiguo.
Windsor (y no solo) el Ricky-Tick, en Sheffield el King Mojo Club, en Portsmouth se No me agrada la fascinación por “el último grito”, el valor añadido
ubicó The Birdcage… de la novedad que impera en el ámbito cultural, a la deriva muchas
veces por no saber aceptar que una de las características de los
Con el revival el concepto resurgió, con el mismo fondo, con distinta forma. Ya no clásicos es que siempre serán ejemplo de modernidad. Mi pasión por
eran clubes para mods sino locales que programaban mod sessions en determinados la estética no me lleva a juzgar a la gente por su apariencia, no soy
días, lo que acabó derivando en colectivos de mods que organizaban sus propios tan superficial como para decidir si me interesa una persona o no
eventos (concepción que ha llegado hasta nuestros días). Los 80 fueron la época según su imagen. Puedo aceptar que haya élites, pero nunca me han
del Ilford Palais, The Phoenix, Sneakers y de mod clubs que aparecieron en medio gustado las jerarquías; no quiero pertenecer a un grupo humano
mundo. Entre los más influyentes de los últimos tiempos: The Hideaway Club en el que unos cuantos dictan lo que está bien y la mayoría sigue
(Manchester), el Boiler barcelonés y el londoner New Untouchables (NUTs). sus directrices (seguramente por ello nunca quise ser un face y me
20 21
bastó con ser un mod más; actitud muy poco mod, en realidad). El clásico aforismo vez tenía uno en casa y Steve Marriott tenía que atravesar todo el patio trasero
acuñado para describir la Vida Total Mod “Quick Sex, Quick Fame, Quick Money”, si le entraban ganas de ir al servicio, ya que la mayoría de las casas inglesas no
como ética vital me parece basura. Pete Meaden, face original e ideólogo modernista, disponían de W.C. dentro.
vivía en un apartamento vacío, con un colchón en el suelo, algunos discos y sus
trajes de mohair colgados de un perchero. Soñó con conquistar el mundo, pero murió Si le dijeras a un mod de la primera generación que un español, de más de cincuenta
de sobredosis de barbitúricos antes de los 40; no es alguien a quien admire, para años, que viste ropa de segunda mano y conduce un scooter que tiene medio
mí era un pobre diablo. Al pensar en tantos chicos empeñados en aparentar lo que siglo, casado y con una hija dice ser mod, se partiría de risa o simplemente no
no son, en vivir la vida que imaginan que otros llevan, no siento más que decepción se lo creería. Y, sin embargo, a pesar de todo lo anterior, yo vivo mi incoherencia
y tristeza. Y, por supuesto, no me hubiera gustado vivir en la Inglaterra de los 60. con devoción y orgullo, como muchos de los de mi generación. Para encontrar
En el 65 Pete Townshend residía en un apartamento de dos habitaciones en un razones que expliquen esta paradoja debo reconocer que he tenido que sentarme
sexto piso sin ascensor, Spencer Davis estaba feliz porque se acababa de comprar su a reflexionar qué es lo que me sigue atrayendo de esta escena de un modo tan
primer frigorífico, Brian Jones no paraba de hablar por teléfono porque por primera irresistible.
El modernismo tiene que ver con el estilo y el buen gusto, y eso a mí siempre me
Alex Cooper. Alrededor de 2018. Fotografía de Mary Wilson. ha apasionado. Luego está la música, los mejores sonidos que puedas imaginar son
parte de nuestra escena, canciones imborrables que han forjado la historia del rock
y el soul. Como buen amante del paradigma “All Things Mod” vibro con el modern
jazz, el rhythm’n’blues, el soul, el beat, el garaje, la psicodelia, la música jamaicana,
el northern, el revival mod, el acid jazz y hasta el britpop (sí, también el britpop).
La imagen juega una parte muy importante en mi fascinación por el universo mod
y mi gusto estético es muy marcado, siempre a vueltas con la elegancia sixties
y la cultura pop. Y luego está una característica algo más abstracta e intangible
pero igual de importante: el deseo de aprender, de conocer y de mejorar. Seguir
alimentando la curiosidad me hace estar más vivo y avanzar en el culto mod me
lleva a buscar las infinitas piezas de un puzzle imaginario para comprender mejor
qué pasó, cómo sucedieron las cosas antes de que yo formara parte de todo esto.
Ser mod requiere paciencia, dedicación y pasión. Viajar, buscar sin descanso
en mercadillos, polvorientos cajones de ferias del disco, almacenes y tiendas de
segunda mano. Es difícil transmitir, sin resultar banal, la excitación que he sentido
al encontrar el 45 de Pandamonium en Jukebox, la mejor tienda de discos de
Bruselas; o al abrir un Melody Maker antiguo y descubrir una imagen de los Action
o los Small Faces que hasta ese momento era desconocida para mí. Pero, como el
amor, el que lo conoce lo sabe: lo vintage crea adicción.
Aprender para progresar. Progresar para crear. Nuestro ambiente fomenta la acción
y la creación. Y si eres respetuoso con algunas normas básicas serás capaz de
encontrar tu sitio. Adoptar objetos, sonidos o actitudes ajenos a nuestra escena e
integrarlos en esta forma de vida hasta que se conviertan en un rasgo más que no
choque con el conjunto es algo que me divierte. Pero también me he esforzado por
saber más, descubrir las raíces, conocer testimonios de primera mano. Nunca me
ha bastado con aceptar la línea ortodoxa que otros marcaban porque la intuición me
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decía que no existe una única perspectiva, y yo quería conocerlas todas.
Así comenzaron los primeros contactos con mods de otras ciudades, la adquisición
de fanzines y las largas conversaciones con amigos que hoy son casi hermanos Mocky Dimples
de sangre. Así empezaron mis peregrinaciones a la Mecca, Londres, a la búsqueda
de discos, ropa y revistas originales de los sesenta repletas de la tan necesaria
información. Cada hallazgo era un paso adelante, y la colección creció tanto que
surgió la necesidad de compartir todo aquello. El vehículo elegido fue el Pussycat,
el modzine que Elena y yo publicábamos en los tiempos de Los Flechazos. Con la
llegada de Internet desapareció la urgencia de regresar a Inglaterra cada seis
meses, las posibilidades se multiplicaron y descubrí que mi “patria” espiritual era
Ebay. Si las cosas que más te importan son las cosas a las que más tiempo dedicas,
mis mayores inquietudes son, por este orden: mi familia, mi grupo y mi colección de
discos. Me siento absurdo al decirlo, pero estoy siendo sincero. Algunos son socios
del Real Madrid, Testigos de Jehová o afiliados a la UGT. Yo soy mod.
Hay otro aspecto de esta historia que se adapta muy bien a mi forma de ser. Es
la necesidad de mantener el compromiso adquirido hace tiempo, el sentido de la
lealtad, la responsabilidad ante la herencia recibida, el respeto a una tradición
que no es sólo tuya. Poner en marcha el Archivo Gráfico de la Era Pop o colaborar
con el Museo Nacional de Antropología en la muestra sobre Mods y Rockers de
esta primavera son distintas manera de reavivar ese compromiso: sigo sintiendo
la necesidad de compartir lo que he conocido, con la esperanza de que otros lo
disfruten tanto como yo lo hago.
He tenido mucha suerte. Como nunca he sentido nostalgia de una época que no
conocí, he vivido mi vida sin desear la de otros. Conservo grandes recuerdos de
los tiempos pasados, y esos recuerdos no son prestados, son propios. Pero también
es cierto que mi camino ha estado marcado por gente, músicos famosos y también
anónimos, artistas que me han emocionado e inspirado en todos estos años. Es de
n.
justicia volver a las raíces de vez en cuando. Es bueno conocerse. do Martí
a de Conra
Fotografí
de 2019.
ton. Agosto
Alex Cooper imples”. Brigh
Álvaro “D
Mocky y
Adaptación de un texto escrito en 2010 para el libro “Club 45”
Me considero muy afortunado por todo lo que he vivido y por compartir mi vida
con una persona que está igual de colada que yo por todo esto. Con ella tuvimos a
nuestro querido hijo que sobrelleva con naturalidad a sus padres Mods. Me licencié
en Derecho, aunque siempre quise ser filólogo inglés. Hoy día soy profesor de
Formación y Orientación Laboral en un cole de León.
Gracias por su infinita comprensión a mi familia, por convivir con algo que no tiene
sentido si no estás dentro. Gracias al Museo de Antropología por haber querido
profundizar y no quedarse en tópicos como suele pasar. Gracias a los compañeros
de viaje que han hecho posible esta exposición. Gracias a ti que te tomas un
Entre salida y salida minuto para leer este texto. Espero que te guste todo lo que veas en el Museo de
por los Pubs Heste, Antropología, hay mucha ilusión detrás. Una época que no vivimos pero que hemos
Berlín y La Hila de mi revitalizado a diario y durante muchos años en una feliz anacronía. ¿Quién sabe?
bonita ciudad donde Igual el reguetón un buen día pasa de moda y los jóvenes descubren a Kevin Fingier,
se daban cita todos Original Gravity, Miles Kane, Amy Winehouse, Blur, Jamiroquai, las Marvelettes,
los Mods de León, Slim Harpo o Jimmy McGriff… y el mundo se convierte en un lugar mejor. Imaginar
tuve la suerte de es gratis. Soñemos.
visitar Londres aquel Álvaro “Dimples”
verano. Me atrapó
para siempre. Carnaby
Street aún tenía mucha
vida y podías conseguir
“básicos fantásticos”
Mock
yyÁ
(nada que ver con la
lvaro anodina calle que es
“Dim
ples”
. hoy día). Ya nada se
detuvo.
Aquella ropa un día te encantaba y al siguiente no te veías con ella y andabas
buscando un sastre (sí, un sastre, de los que no quedan) para que te hiciera unos
pantalones en condiciones y luego un traje así y luego un abrigo asá… y te empiezas
a peinar muy Mod, algo que vaya a tono con esa ropa a medida tan increíble. Los
discos empiezan a ser de nombres menos conocidos, pero igual de excitantes:
Jimmy Smith, Inez and Charlie Foxx, Prince Buster, Mose Allison, Alexis Korner y
recopilatorios de “Soul” de Kent, “Beat” de See For Miles o “Jazz” de BGP. Vuelta a
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Esto es puro baile
Ante todo, yo bailaba. Durante años, muchos años, los más importantes, los que
son formativos y me acabaron definiendo como lo que, para bien o para mal, he
terminado siendo, bailé.
Sobre las pistas de baile y a pie de escenario me pasaron cosas. Epifanías, alegrías,
emociones. Sensaciones extraordinarias, como la de dejarte arrastrar por el rugido
del Hammond de Brian Auger con los quince recién cumplidos. Como desafiar varias
leyes de la física –y todas las del decoro-- saltando con The Style Council. Como no
ser capaz de estarme quieto en La Boîte, con Sharon Jones dándolo todo a medio
metro de distancia. Como dar infinitas vueltas sobre mí mismo con Etta James o
descubrir que el mid-tempo también se baila o sudar hasta las uñas con aquel set de
puro Funk servido por Ian Wright, aquella vez en Gijón. Ilustraci
ón de Ja
ime Panto
ja. 2021
Bailar fue mi forma de autoafirmarme en este mundo. Casi tanto como lo era vestir,
como lo era peinarme de ciertas maneras, como lo era ver ciertas películas y visitar
ciertas exposiciones, como lo era comprar y amar determinados discos y libros. tal y cual Dj tenían en su maleta. Pero el espíritu contenido en aquellos surcos
Bailaba, a lo loco. Dándolo todo, hasta el último suspiro, con esa energía, ganas y te contagiaba, te atravesaba, te quitaba de encima tus cargas, tus angustias, tus
angustia de cuando eres joven y aquel podría ser el último baile. Bailar hasta tener miedos. Bailabas y no es que fueras libre, porque la cosa no va exactamente así,
toda la ropa empapada en sudor. Bailar hasta fundir la suela de los zapatos. Bailar pero sí tenías la sensación de volar. De que la noche te pertenecía y de que estabas
hasta alcanzar el éxtasis. disfrutando de la mejor banda sonora del planeta. Porque a ver. Georgie Fame o Joe
Bataan o las Marvelettes son la mejor banda sonora del planeta.
Y lo gracioso es que ni siquiera se me daba bien. Era torpe, desgarbado, proclive a
pisar los pies de otros bailarines, de hincarles el codo en las costillas, de tropezar. Y ese baile es lo que luego tratabas de expresar por otros cauces. Haciendo fanzines,
Cuántas veces choqué contra mi amigo Edu Domingo que, él sí, bailaba como los haciendo programas de radio y organizando saraos. Fiestas, clubes, conciertos,
ángeles. Pero qué más daba. En ningún lugar como en el baile es más cierto aquello weekenders. Desde pinchadas modestas en baretos musicales hasta fines de semana
de que lo que cuenta es la intención. El alma que le echas al asunto. Jackie Wilson con actuaciones, Djs internacionales y actividades varias. Pero el denominador
y Sister Rosetta Tharpe son tu evangelio y tú les rezas con todo. Con el alma, con común siempre era el baile. Las piruetas, los gestos, los pasos y juegos de piernas
la cabeza, con los pies. Bailar es una cuestión de devoción. No bailas porque sí. No del respetable sobre la pista. Palmadas con Quartette Très Bien, chasquidos de
bailas por no estarte quieto. No bailas cualquier cosa que suene. Esta no es una dedos con Yvonne Baker, brincos con los Animals, aspavientos con los Creation,
jodida boda con el Paquito el chocolatero, esto es Chuck Jackson, estos son The aullidos con Jorge Ben. El éxtasis, sí.
Hipster Image, esta es Marcia Griffiths. Esto es serio.
A decir verdad, ahora ya bailo muy poco. A veces aún me animo, como el otro día,
Bailar era el momento clave. Era la comunión con tus héroes musicales, aunque en que a mi amigo Lluís le habían invitado a pinchar en unas fiestas muy chulas que
bailaras una gran cantidad de temas desconocidos para ti hasta aquel momento. hacen en Sant Andreu y, bueno, es que es Lluís Cardenal y, cuando se pone detrás
Aunque luego tardaras meses en enterarte del título y autor de esa canción que de los platos, a ver quién se resiste.
30 31
El caso es que, como decía, bailo muy poco. Por eso tampoco pincho mucho, porque,
con algunas honrosas excepciones, creo que los mejores Djs son los que conocen
la pista desde dentro. Los que saben cómo respira aquello. Los que se meten en el
meollo del fregao. He visto chavales con maletas de discos carísimos y deseadísimos
vaciar pistas y he visto chavales con discos baratos y fáciles de conseguir llenarlas,
porque ante todo lo de pinchar va de gusto y de criterio.
Lista de reproducción seleccionada
Eso creo que, de alguna manera, lo conservo. Aunque en muchos casos ya no lo
viva desde la pista de un club, sino sentado en una cava de Jazz viendo cómo cada por Dani Llabrés
instrumento expresa todo su potencial, todas sus posibles voces. Igual eso era
hacerse mayor, ahora que lo pienso. Dejar de bailar. O, al menos, dejar de hacerlo
tanto con los pies y que cada vez más sean la cabeza, el alma, las que se meneen 1 Muddy Waters - ‘Got My Mojo Working’ (US-Chess).
al compás de los sonidos, exultando con cada crescendo, amando cada silencio,
vibrando con cada cambio rítmico. 2 Jimmy McGriff - ‘All about My Girl’ (US-Sue/UK-Sue).
Quizás por eso se da la extraña paradoja de que, pese a que ya no baile mucho, yo Booker T. and The M.G.’s - ‘Green Onions’ (US-Volt/UK-London).
no me siento como que he dejado de bailar. No del todo, al menos. No en lo esencial, 3
más allá de ahorrarle al sufrido personal ulteriores pisotones, codazos y tropiezos.
Prince Buster All Stars - ‘Al Capone’ (JAM-Prince Buster
Porque la cuestión es que, con tanta danza a cuestas, tal vez uno pueda decir que 4 Voice of the People/UK-Blue Beat).
realmente ha dejado de bailar cuando deje de hacerlo su alma. Cuando se le seque el
espíritu y se le quede, éste, vacío de sonidos y de colores.
Stevie Wonder - ‘Uptight (Everything’s Alright)’
Y a mí eso no me pasa. A mí me pasa todo lo contrario, de hecho. Ya sea hincándole
5 (US-Tamla/UK-Tamla Motown).
el diente a un viejo disco de Makin’ Time, descubriendo un tema que no controlaba
de Little Walter o escuchando lo ultimísimo de Irene Reig. The Joe Cuba Sextet – ‘Bang! Bang!’ (US-Tico/UK-Pye
6 International).
En cualquiera de estos casos, siento un arrebato. Algo efervescente que vibra en mi
sangre.
7 Georgie Fame and The Blue Flames - ‘Yeh, Yeh’ (UK-Columbia).
Y entonces pienso que esto es pura vida. Que esto es, de alguna manera, sin que
nadie me lo pueda arrebatar jamás, puro baile. 8 The Who - ‘My Generation’ (UK-Brunswick).
Alberto Valle – abril de 2024
9 Small Faces - ‘Whatcha Gonna Do About It’ (UK-Decca).
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GLOSARIO