Los Nombres Italicos de Los Astures Mer
Los Nombres Italicos de Los Astures Mer
Los Nombres Italicos de Los Astures Mer
RESUMEN: Este artículo está dedicado a tres importantes etnónimos astures, los
ZOELAE y sus dos subdivisiones conocidas hasta ahora, los Desonci y
los Tridiavi. Un examen etimológico detallado de estos nombres los
relaciona directamente con las lenguas itálicas y no, como suele supo-
nerse, con las celtas.
ABSTRACT: This paper aims to clarify some Asturian ethnonyms which have
remained hitherto inadequately understood. These are the ZOELAE and
two tribes belonging to this group, the Desonci and the Tridiavi. A
thorough etymological approach reveals a very ancient lexical affinity
of these names with the Italic languages.
1 Por otra parte, la explicación de las excepciones a esa regla /d/ > /r/, basada en
que se trata en realidad de casos de la antigua aspirada /dh/, como en lusitano DOENTI,
me resulta increíble a la vista de que, al menos para la labial aspirada contamos con
ejemplos de fricativización y ensordecimiento /bh/ > /f/, como en IFADEM (< *en-bhat-
yo-). Cf. B. Mª Prósper (2004).
2 Con la bibliografía anterior. Véase también el resumen bibliográfico de DIP, pp.
263-68. La idea de que se trataba de un dios-río ya había sido sugerida por F. Fita sobre
la identificación de REVE con lat. rîvus, que ya no parece morfológicamente viable, sin
embargo.
3 La aparición conjunta de ambos elementos en la inscripción principal del mau-
soleo de un sevir augustal, Iulius Successianus, condujo a A. Canto (1997) a sugerir que
este culto debía estar vinculado con las funciones habituales de un augustal y, por tanto,
con el culto imperial. El ejemplo emeritense confirma que el culto imperial aprovechaba
en Hispania la preexistencia de núcleos de cultos indígenas, y en este caso de cultos a
las confluencias. Tal asimilación es conocida en el santuario confederal galo de Lugdu-
num en la confluencia entre el Ródano y el Saona, situado frente a Condate, donde hubo
históricamente un altar dedicado al emperador Augusto.
4El texto de la primera parte del pacto, en los pasajes que nos ocupan, dice:
[...] GENTILITAS DESONCORVM EX GENTE ZOELARVM ET GENTILITAS TRIDIAVORVM EX
GENTE IDEM ZOELARVM HOSPITIUM VETVSTVM ANTIQVOM RENOVAVERVNT [...] EGERVNT
ARAVS ABLECAENI ET TVRAIVS CLOVTI DOCIVS ELAESI MAGILO CLOVTI BODECIVS BVRRALI
ELAESVS CLVTAMI PER ABIENVM PENTILI MAGISTRATVM ZOELARVM ACTVM CVRVNDA.
Y su segunda parte:
[...] GENTILITAS DESONCORVM ET GENTILITAS TRIDIAVORVM IN EANDEM CLIENTELAM
EADEM FOEDERA RECEPERVNT EX GENTE AVOLGIGORVM SEMPRONIVM PERPETVVM
ORNIACVM ET EX GENTE VISALIGORVM ANTONIVM ARQVIVM ET EX GENTE CABRVAGENI-
GORVM FLAVIVM FRONTONEM ZOELAS [...]
ningún problema en sí, dado que K. McCone ha demostrado de forma convincente que
se ha dado un cambio fonético proto-celta /u/ > /o/ en contacto con /w/, a su vez seguida
de cualquier vocal a excepción de /i/. El único obstáculo aparente a esta identificación
consiste en que exige que el compuesto haya dejado de ser inteligible ya desde fecha de
unidad celta, o de lo contrario su primer elemento habría recuperado su forma su- sobre
el modelo de tantos otros.
10 Cf. W. S. Allen (1991, p. 58). Obsérvese que hay pruebas indirectas de un valor
africado en los dialectos griegos de Italia, como se deduce del uso que hace el osco del
alfabeto griego en el caso del dativo ζωυηι (< *dyew-ei, Rossano di Vaglio), frente a
ιουηι (Paestum), formas que tienen un equivalente directo en alfabeto latino, con
empleo precisamente del grafo <Z>- para notar una africada [dz] o más probablemente
una silbante fricativa sonora [z] del mismo origen, en el genitivo ZOVES de la Tabula
Bantina (< *dyew-eis).
11 Véase la larga serie de contraejemplos ofrecidos en F. Villar – B. Mª Prósper
(2005, cap. VIII), que habría que molestarse algo más en discutir uno por uno, en vez
de ignorarlos sumariamente como hace De Bernardo.
me parece una idea más que sugerente, que abre posibilidades insospe-
chadas. Partiré de que se trata originalmente de un grupo consonántico
*dy-, y no del resultado secundario de una preposición celta di-. Si así
fuera, la frontera de compuesto habría impedido con toda probabilidad
que la vocal /i:/ hiciera coalescencia con la dental, porque de esta
manera se perdía definitivamente el valor original de esta forma, que
entendida así dependería crucialmente de su segmentación. Véase por
ejemplo en galo lo que sucede con los compuestos diastu-, diacus.
En realidad, hasta ahora sólo había un ejemplo claro de la evolu-
ción de un grupo indoeuropeo *dy- en toda la franja occidental de His-
pania: El proporcionado por el nombre de la divinidad IOVEAI, que se
documenta en la inscripción de Lamas de Moledo y que difícilmente
puede interpretarse como otra cosa que no sea un derivado *dyew-yo-
del nombre del cielo, *dyeu-, derivado por cierto muy bien documen-
tado en las lenguas itálicas antiguas.
Pues bien, nada impide suponer que, a lo largo de toda la cornisa
occidental, se dieron evoluciones diferentes del grupo primitivo dy-. Si
IOVEAI muestra pérdida de la dental como el latín, hasta ahora atesti-
guada sólo en la Lusitania Scallabitana, el nombre de los Zoelae testi-
monia un resultado africado dental sonoro [dz] o bien con menor pro-
babilidad un resultado fricativo sonoro [z], es decir, un resultado “a la
griega” en un dialecto no-celta del área meridional del convento astur.12
El postulado de la pérdida de /w/ en posición intervocálica no tiene
ningún inconveniente fonético y sí muchos paralelos en la misma zona
y para este mismo contexto. En LRP, cap. XV, yo me planteaba la nece-
sidad de entender varios casos en que se documenta una secuencia -
<OE>- como procedentes no, de un diptongo indoeuropeo *–oi-, sino
de un segmento –owé-, donde la pérdida de /w/ se explica en virtud de
la pronunciación in allegro. Los ejemplos más notables de una evolu-
ción *-Co.wV- > -Co.V- son: El antropónimo BOELIVS (Bande, Orense),
BOELI (Villamesías, Cáceres) procedentes de una forma anterior *bowé-
lius, que a su vez viene de *gwow- “buey”; OILAM (Guarda) de *owíla-m
“oveja”, forma conservada tal cual al otro lado del continuum indoeu-
ropeo en sánscrito avila-;13 y la forma verbal en 3ª pers. pl. de presente
DOENTI (Lamas de Moledo,Viseu), de *dowénti.
15 G. Devoto (1967, p. 331) relaciona el gentilicio latino Iuvilius con una forma
lepóntica Iuvilios. En realidad, una secuencia como ésta sólo puede extraerse de una ins-
cripción procedente de Cernusco Asinario, en el área de Milán. Nadie la ha visto desde
1879, y P. Solinas (1995, p. 364, nr. 98) la transmite como – ?tiusiuilios, sugiriendo que
puede segmentarse como –tiu siuilios. En cuyo caso se trataría de una fórmula ono-
mástica bimembre en nominativo, compuesta de un tema en nasal y un apositivo en
–ios. En cualquier circunstancia resulta evidente que esta forma es inutilizable para el
problema que nos ocupa.
16 En griego, el adjetivo ηέριοζ “matutino” al que se atribuye igualmente un ori-
estos dos casos conoce la forma típica de los grupos familiares con
sufijo velar y en que ambos son conocidos como unidades étnicas de
rango superior a las anteriores, es posible formular la hipótesis de que
en el nombre de los cántabros Manilius y Doiderus se hace referencia a
la vinculación étnica más antigua de su familia, desplazada desde una
zona más meridional, donde precisamente el empleo del sistema filia-
tivo de los genitivos de plural era infrecuente.
Sin embargo, es probable que la realidad original sea bastante más
compleja. Aún conservamos noticia de los nombres que daban los
romanos a las sucesivas generaciones de antepasados, contadas hacia
atrás. Figuran ya por su orden en Plauto (Persa 57): pater, auos,
proauos, abauos, atauos, tritauos.
Aquí nos interesa el término tritauos. Se trata, en términos actua-
les, del abuelo del tatarabuelo, es decir, la sexta generación a partir del
presente. Se reitera este mismo orden en San Isidoro (IX, 5, 9), para el
cual “tritauus ultimum cognationis nomen est”.
Curiosamente, la opinión tradicional ha visto en tritauus una falsa
forma latina, no histórica, sino analógica de la correspondiente griega.
Por ejemplo, para É. Benveniste (1965, p. 8), tri-tauus tiene como
modelo la forma griega sinónima τρíπαπποζ. Sólo O. Szemerényi
(1989, pp. 41-42) ha notado correctamente que hay que entender la
forma tri-tauus como puramente latina, y que tiene en su base el nume-
ral ordinal *triti(y)os, regularmente conservado en latín tertius. Tri--
tauus procede por tanto en última instancia de *triti(y)o-awo-, com-
puesto que significa “el tercer abuelo” y que debe su formación a que el
antepasado en cuestión ocupa precisamente el sexto lugar desde el pre-
sente, con lo cual se entiende que si cada dos generaciones culminan en
un abuelo, el sexto lugar lo ocupa un tercer abuelo. Desde el punto de
vista de la evolución fonética, tendríamos que contar con una secuencia
cronológica *triti(y)o-awo- > *tritiewo- > *tritiwo- (por la ley de la
apofonía) > *tri-tiwo- (por metátesis, lo que explicaría la medida larga
en Plauto) > *tri-tawo- (por refección a partir del simple auus).
Resulta ahora sencillo establecer la relación etimológica con la
etnia de los Tridiavî. Sencillamente este nombre mantiene la estructura
vado en –awo-, sino que puede remontarse a celta común *erawo-, luego *arawo- por
la acción de la Ley de Joseph, y yendo más atrás en el tiempo, a indoeuropeo *H1erH-
wo- “tranquilo”. El antropónimo Arauus es claramente de idéntico origen, pero puede
ser históricamente (al menos parcialmente) independiente del etnónimo.
bre propio licio Epñxuxa,20 cuya segunda parte –xuxa es idéntica a lat.
auus y a het. huhhas, y cuya primera parte, presumiblemente procedente
de *opem, es un adverbio que se cree que significa “después”. Podría-
mos especular con la posibilidad de que se trate de un “abuelo poste-
rior”, es decir, el siguiente en la jerarquía, pero contando lógicamente
hacia atrás, después del abuelo: es decir, el “bis-abuelo”, en latín el pro-
auus.
Por último, una palabra o dos acerca del numeral “tercero” en
celta. La única rama celta que conserva como tal un numeral *tritiyo- es
el britónico. En celta continental la forma antigua parece más bien
*trito-, a juzgar por galo TRITOGENVS, celtibérico tirtu, tirtobolokum. En
Hispania, no encontramos en términos generales, con la posible excep-
ción de un antropónimo TRITIANVS de Salamanca,21 formas derivadas
de *tritiyo-, sino precisamente de *trito-. El derivado principal de
*trito- es precisamente *trit-yo-, común en toponimia y en antroponi-
mia. Y otras frecuentes son tirtouios, tirtanos y los nombres de familia
derivados TRITECV(M), tirtanokum, TRITALICVM, TIRTALIQ(VM), TRIDO-
NIECVM. Finalmente, los escasísimos casos de derivación en –awo- his-
panos tienen como base sustantivos: los lemavi galaicos, el teónimo
COLVAV (Cáceres) y tal vez el teónimo SANNOAVA (Pontevedra), que pre-
sentan problemas propios (cf. LRP, caps. VI.III y V.XI).
Por consiguiente, para defender que, después de todo, TRIDIA-
VORVM y TRIDIAVM portan un sufijo –awo-, habría que aceptar que son
etnónimos, pero originados en realidad (lo que tampoco es estadística-
mente tan frecuente) en localicios, es decir que estaríamos ante el deri-
vado de un topónimo Tritium. Esto a su vez conlleva problemas meno-
res: El localicio típico porta en este caso, como de costumbre, sufijo
velar, como en el epíteto divino TRITIAECIO (Cáceres) o la ceca berona
Titiakos, Titiako (A.58). Y entre las localidades del área astur y cánta-
bra no figura ningún Tritium, a diferencia de lo que se deduce de los
datos de Cáceres y del área nororiental de España. En términos absolu-
tos, pero sobre todo en comparación con la situación de las Galias, la
sufijación por medio de –awo-/-âwo- es sumamente infrecuente en la
Península, donde, en antropónimos, se documenta más bien un sufijo
complejo *–aw-yo-. Todo esto hace pensar que el nombre de los Tri-
diavî encubre una realidad diferente y más arcaica, probablemente no
celta, y que no se deja explicar por el empleo de un sufijo poco produc-
tivo sobre el derivado primario de un numeral.
22 Es muy chocante por tanto el contraste con los numerosísimos casos de una
por el editor (cf. ERA, nr. 36), y que consistía en interpretar toda la secuencia BODECI-
VES como abreviatura de un nombre de familia BODECIVES(CVM). No es imposible, dado
que se documenta un BODIVESC(VM) en un epígrafe de Sorribas (León).
25 Osco pumperias, umbro pumperias, lat. Pompilius proceden de un sufijo com-
plejo secundario –el-yo- o, más probablemente, del productivo –ed-yo-, con alteración
en la forma latina.
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26 Sin fuente; probablemente no es, por lo tanto, más que una reconstrucción
culta extraída de algún repertorio.