Ictericia Del Recién Nacido
Ictericia Del Recién Nacido
Ictericia Del Recién Nacido
La ictericia afecta a más del 60% de los niños durante la primera semana de vida, por lo que se trata de uno
de los hallazgos más frecuentes en la exploración del recién nacido (RN). Esta pigmentación amarillenta de la
piel es expresión clínica de la elevación de la bilirrubina en sangre, que en la mayoría de los niños es un
fenómeno fisiológico. Sin embargo, la bilirrubina es potencialmente tóxica para el sistema nervioso central, por
lo que es esencial una adecuada evaluación de todos los neonatos ictéricos. La ictericia aparece cuando la
bilirrubina total alcanza, aproximadamente, 5 mg/dL.
METABOLISMO DE LA BILIRRUBINA
En el ciclo del metabolismo de la Bb juega un papel importante el grupo hemo procedente de la degradación
de los glóbulos rojos y el papel hepático en la conjugación y excreción de la Bb. El porcentaje mayor de Bb
proviene de la degradación del grupo hemo (80%). La Bb circula en la sangre como fracción indirecta/no
conjugada (insoluble), libre o unida a albúmina hasta su llegada al hígado, donde sufre un proceso de
conjugación a Bb directa/ conjugada (soluble), siendo así captada por los lisosomas y el aparato de Golgi y
excretada al intestino delgado desde la vesícula biliar. Las bacterias intestinales juegan un importante papel
en la transformación a urobilinógeno y estercobilinógeno, modo en el cual se excreta en heces. Parte de la Bb
vuelve al hígado mediante recirculación enterohepática. En el período neonatal, existen características
específicas que alteran el normal metabolismo de la Bb. Existe: un mayor volumen de hematíes con menor
vida media; una menor concentración de albúmina con menor afinidad por la Bb; un menor nivel de enzimas
encargadas de la conjugación; y una ausencia de bacterias intestinales con menor conversión a urobilinoides.
Todo ello hace más difícil la excreción de Bb
La causa más frecuente de ictericia es la fisiológica; le siguen en orden de frecuencia las ictericias hemolíticas
por isoinmunización ABO o por déficit enzimático (glucosa-6-fosfato deshidrogenasa). El momento de
aparición de la ictericia puede ayudar a orientar el diagnóstico (Cuadro 2.20.2). Las ictericias hemolíticas
pueden estar presentes al nacer o tener un inicio precoz, mientras que la fisiológica suele aparecer del
segundo al cuarto día y las ictericias por hepatitis o atresia de vías biliares son más tardías y prolongadas.
Desde el punto de vista clínico resulta didáctico clasificar las hiperbilirrubinemias según el Cuadro 2.20.3.
Ictericia fisiológica
En la primera semana de vida, más del 60% de los RN aparentemente sanos presentarán cierto grado de
ictericia, denominada fisiológica o icterus simplex neonatorum. Esta ictericia refleja niveles de bilirrubina que
no precisan tratamiento: se encuentran por debajo del percentil 95 en los nomogramas poblacionales.
Clínica.
Se aprecia generalmente a partir del segundo día, siendo más manifiesta en el 3º y 4º, para disminuir
rápidamente, de modo que en la inmensa mayoría de los casos no es perceptible al octavo día. En
algunas ocasiones se aprecia ya al final de las 24 horas. Por el contrario, en otras (un 5%
aproximadamente) es más prolongada, pero sólo excepcionalmente el icterus simplex llega a los 12
días.
El tinte ictérico de piel y mucosas se considera mínimo o moderado.
Además, la ictericia es “monosintomática”, lo cual significa que es el único síntoma o signo llamativo en
el neonato.
Laboratorio. La ictericia fisiológica se debe a hiperbilirrubinemia de franco predominio indirecto o no
conjugada. El aumento diario es inferior a 5 mg.
Patogenia. Niveles de bilirrubinemia mayores que en edades posteriores son apreciables en todos los RN
ya en la sangre del cordón umbilical (hasta 4 mg por 100) Aumentos discretos de bilirrubina no tienen
acción patógena y, como ya se ha indicado, tienen un efecto antioxidante protector. Varios factores están
implicados en la ictericia fisiológica: el neonato sufre una sobrecarga de bilirrubina relacionada con el
mayor volumen de los hematíes y con el acortamiento de su vida media (8-10 mg/kg al día; adulto: 3,8
mg/kg/día). Además, existe un déficit de captación por el polo proximal del hepatocito a cargo de la
ligandina. El principal factor que determina la ictericia del RN es el déficit fisiológico de la enzima
glucuroniltransferasa, que limita la capacidad del hígado para metabolizar la bilirrubina producida en los
primeros días, haciéndola apta para su eliminación renal. Por último, existe un aumento de la circulación
enteroplasmática. Cuando se produce la saturación de la capacidad de fijación de bilirrubina a la albúmina
(más baja en el RN, especialmente en el prematuro), difunde a través de la pared capilar al espacio
conjuntivo y, a través de éste, al intracelular, dando lugar, en definitiva, a la ictericia.
Ictericia por leche materna. La asociación entre lactancia materna e ictericia prolongada es un fenómeno
bien conocido que afecta a dos tercios de los niños amamantados. Los RN con adecuada instauración de
la lactancia materna tienen niveles de bilirrubina semejantes a los niños alimentados con fórmula durante
los primeros 5 días de vida; posteriormente, la mayoría de los niños alimentados con lactancia materna
mantienen niveles estables o presentan un segundo aumento de bilirrubina que alcanza las cifras más
altas alrededor de los 10-15 días de vida, para descender progresivamente. Este fenómeno se ha atribuido
a gran variedad de mecanismos: inhibición de la glucuronil transferasa hepática mediante metabolitos
presentes en la leche materna, como el pregnandiol, o por ácidos grasos libres (producidos por la
actividad lipasa de la leche materna), efecto de la taurina en el metabolismo de los ácidos biliares o
aumento de la circulación entero-hepática de la bilirrubina por la actividad beta-glucuronidasa de la leche
materna. Aunque ninguno de estos mecanismos ha demostrado ser el responsable, el aumento de la
absorción de bilirrubina en el intestino de los niños amamantados sí parece estar implicado en el
fenómeno. Este proceso fisiológico recuerda que la bilirrubina tiene probablemente acciones favorables,
como su efecto antioxidante. La persistencia de ictericia después de los 3 meses o niveles por encima de
los 9 mg/dL sugieren otras etiologías y, en casos extremos, precisan interrumpir la lactancia materna
durante 1-2 días o realizar tratamiento con fototerapia.
1. Hemolítica
7. Síndrome de Driscoll-Lucey
8. Alteraciones mixtas en las que puede haber tanto bilirrubina no conjugada, como conjugada: galactosemia, tirosinosis, hipermetioninemia,
enfermedad fibroquística
Ictericia hemolítica.
Está presidida por la enfermedad hemolítica del RN, tanto por isoinmunización Rh, como ABO u otras
mucho menos frecuentes frente a otros antígenos eritrocitarios (véase cap. 2.21). Otras causas son la
esferocitosis hereditaria, eliptocitosis, picnocitosis, acantocitosis, hemoglobinopatías, anemias hemolíticas
enzimopénicas (déficit de G6PDH), carencia de vitamina E, hiperhidratación materna con hipoosmolaridad
en el RN y hemólisis (véase cap. 18.3).
Reabsorción de sangre.
Absorción digestiva. Tanto la ingesta de sangre materna durante el parto o una hemorragia digestiva
pueden aumentar la bilirrubina no conjugada por mecanismo similar al anterior.
Cuando hay retardo en la eliminación de meconio, la bilirrubina que ha sido excretada es reabsorbida y
vuelve a la circulación. Existe particular riesgo en las oclusiones intestinales (atresia o estenosis intestinal,
enfermedad de Hirschsprung, íleo o tapón meconial), en el íleo paralítico por fármacos (hexametonio) y en
el ayuno prolongado. En esta última situación también se asocia disminución de la glucuronoconjugación
hepática por déficit de ingesta calórica. En la estenosis hipertrófica de píloro, aunque hayadéficit de
ingesta calórica, el mecanismo etiopatogénico por el que se produce la hiperbilirrubinemia no conjugada
no está bien establecido. Labrune, Odievre y otros han comprobado una deficiencia prolongada de la
enzima glucuroniltransferasa-difosfato (UDPG-T) después de la pilorotomía y sugieren que la
hiperbilirrubinemia de esta afección no es más que una manifestación precoz de la enfermedad de Gilbert.
Ictericia endocrinológica.
Puede existir ictericia en el periodo neonatal en: hipopituitarismo, diabetes insípida, insuficiencia
suprarrenal y, sobre todo, en el hipotiroidismo.
Hipopituitarismo congénito. Estos niños pueden presentar un cuadro similar de ictericia prolongada, que
suele ir asociada a hipoglucemia y puede acompañarse ocasionalmente de micropene y fisura palatina.
HIPERBILIRRUBINEMIAS CONJUGADAS
Hiperbilirrubinemias conjugadas
A. Obstrucción del flujo biliar
5. Enfermedad fibroquística
6. Litiasis de colédoco
6. Errores congénitos del metabolismo: galactosemia, fructosemia, tirosinemia, déficit de alfa-1-antitripsina, enfermedad
fibroquística, enfermedad de Gaucher, glucogenosis tipo IV, enfermedad de Wolman, hemocromatosis neonatal idiopática,
enfermedad de Niemann-Pick, síndrome cerebro-hepatorenal de Zellweger, enfermedad de Byler, síndrome de Rotor, síndrome
de Dubin-Johnson
Las hiperbilirrubinemias por obstrucción del flujo biliar y por alteraciones hepáticas se tratan en el capítulo
2.23
El cerebro es particularmente susceptible a la toxicidad por bilirrubina, que puede producir encefalopatías
aguda y crónica (véase cap. 2.22). El kernícterus, caracterizado por parálisis cerebral atetoide y/o sordera
neurosensorial, sigue siendo la patología más fácilmente prevenible entre las causas de daño cerebral en
la infancia. Es difícil definir un nivel de bilirrubina seguro para evitar la encefalopatía por bilirrubina. Las
guías clínicas basadas en la evidencia y en el consenso pretenden reducir la incidencia de daño cerebral,
a la vez que minimizar los daños colaterales no deseados, como preocupación familiar, disminución de la
lactancia materna o tratamiento excesivo a neonatos que no lo necesitan.
Diagnostico
La ictericia aparece cuando la producción de bilirrubina supera la excreción. Una alteración en cualquiera
de los procesos descritos, si no es compensado por otro, provocará un aumento de la bilirrubina en sangre
y tejidos. Así, la ictericia puede deberse a los siguientes mecanismos:
a) hemólisis,
b) déficit de transporte,
c) perturbación de la captación,
d) déficit de la glucuronoconjugación,
f) colestasis intrahepática,
g) colestasis mecánica,
h) reabsorción intestinal.
Algunos factores etiológicos tienen un mecanismo de acción doble; así algunas infecciones producen a la
vez hemólisis y hepatotoxicidad.
Diagnóstico sindrómico. Se establece fundamentalmente por el color amarillento de la piel. Hay que
comprobar que esta coloración se debe a un aumento de la bilirrubina y no a factores ambientales (luz
artificial) u otro proceso que también altere la coloración de la piel, como anemia o carotenodermia. La
ictericia afecta a las conjuntivas y la carotenodermia, no.
Tipo de ictericia. Se determinará si se trata de un fenómeno fisiológico o patológico. Este punto puede
ser resuelto por los datos clínicos recogidos en la anamnesis y en el examen clínico: intensidad, duración,
momento de aparición, tipo clínico (rubínica, flavínica, verdínica), signos asociados, etc. Cualquier grado
de ictericia es patológico en las primeras 24 horas de vida; posteriormente es necesario determinar los
niveles de bilirrubina: para cada edad de vida (en horas), la probabilidad de que los niveles de bilirrubina
lleguen a ser excesivamente elevados o ya lo sean en el momento de la determinación (ictericia patológica
o hiperbilirrubinemia) suele definirse en relación a nomogramas obtenidos por consenso de expertos
basados en los conocimientos actuales. Debe recordarse que es posible una cifra en los límites “normales”
en presencia de una excesiva producción cuando la depuración hepática es suficiente.
c) Factores del RN: hematocrito de cordón, grupo sanguíneo, Rh, Coombs directo, pérdida de peso,
momento del inicio de la ictericia, velocidad del incremento de la bilirrubina, cefalohematoma, presencia de
síntomas acompañantes sugestivos de enfermedad de base (infección, metabolopatía, sangrado), como
vómitos, letargia, rechazo del alimento, hepatomegalia, esplenomegalia, inestabilidad térmica, taquipnea o
apnea. Presencia de síntomas que sugieran colestasis, como coloración verdínica o pardusca, coluria,
hipocolia o acolia.
Potenciales evocados auditivos del tronco cerebral. El aumento excesivo de bilirrubina produce
alteraciones en los potenciales evocados auditivos y estas alteraciones son más acusadas cuantos
mayores son los valores de bilirrubina. La relación es mayor con los valores de bilirrubina libre. Estas
alteraciones pueden revertir con la práctica de una exanguinotransfusión.
Otros datos analíticos. En las hepatitis neonatales, las elevadas cifras iniciales de bilirrubina van
disminuyendo, aunque de un modo irregular y, al avanzar el proceso, se aprecia un predominio de la
reacción directa (bifásica). De las pruebas de función hepática, la actividad aminotransferásica en los RN
experimenta variaciones más amplias que en edades sucesivas, con estabilización entre el décimo día (a
término) y el vigésimo (prematuros). En la atresia de vías biliares se observan, inicialmente, valores
normales, pero más tarde se produce un aumento especialmente de la fracción pirúvica. En las hepatitis
neonatales se aprecia incremento notable con inversión en la relación de la fracción pirúvica, pero el
aumento no es tan intenso como en otras edades y por sí solo es incapaz de distinguir entre atresia de
vías biliares y hepatitis neonatal. El aumento de gamma-glutamiltranspeptidasa indica lesión hepática,
mientras la leucina-amino-peptidasa se incrementa más en la atresia de vías biliares. También indican
colestasis la aparición de la lipoproteína X y el aumento de 5’-nucleotidasa (colestasis extrahepática). Para
más datos.
Tratamiento
Normalmente se establece en función del riesgo de toxicidad neurológica, según los niveles plasmáticos
de la bilirrubina total y de sus fracciones, aunque la bilirrubina total no es un parámetro suficientemente
preciso. Por ello el tratamiento se establece según los protocolos de cada servicio, que generalmente se
estructuran siguiendo las últimas recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría. A pesar de la
gran variedad etiológica, la terapéutica de las ictericias del RN ofrece una serie de medidas generales que
pretenden modificar la insuficiencia hepática posible, y evitar la evolución hacia cuadros graves, precoces
(encefalopatía bilirrubínica, síndrome de la bilis espesada) o tardíos (cirrosis). Entre ellas se encuentran:
Medidas higiénicas. El RN se mantendrá en un ambiente térmico adecuado, que permita vestirle con
poca ropa y someterlo a luz natural.
Fluidoterapia endovenosa. Sólo se emplea en los casos graves, para mantener al RN a dieta mientras
se evalúa la necesidad de realizar una exanguinotransfusión. Aunque se prefiere la rehidratación oral en
caso de deshidratación, puede ser necesario administrar líquidos e iones endovenosos en niños con
importante afectación del estado general. Una buena hidratación es importante tanto para el normal
funcionamiento del hepatocito como para conservar una adecuada permeabilidad biliar.
Fototerapia:
Indicación de fototerapia:
Isoinmunización Rh: fototerapia profiláctica al ingreso del RN en la Unidad Neonatal. Cuando se inicie
fototerapia terapéutica se indicará también fenobarbital IM o EV lento (5 mg/Kg/12 horas, durante 3 días).
Iniciar FT cuando los valores de bilirrubina se sitúen por encima de la línea correspondiente a la edad
gestacional y peso de nacimiento. Siempre prevalecerá la edad gestacional
La absorción de luz por la bilirrubina es máxima en la región azul del espectro (alrededor de 460 nm), una
región en la que la penetración de la luz en el tejido aumenta significativamente al aumentar la frecuencia
de onda. Por eso se consigue una eficacia máxima al utilizar luz con longitudes de onda entre 460-490
nm. La eficacia de la fototerapia también depende de la irradianción de la fuente de luz (la potencia de la
energía emitida), que se puede medir con un radiómetro o espectrorradiómetro en μW/cm2/nm. La
distancia entre la fuente de luz y el paciente, la superficie de piel expuesta, la etiología y gravedad de la
hiperbilirrubinemia, determinan también la respuesta al tratamiento.
No existe un sistema único estandarizado de fototerapia. Los sistemas utilizados habitualmente son de luz
blanca (luz natural) o tubos azules fluorescentes, que concentran toda la luz en el espectro azul-verde. La
Academia Americana de Pediatría recomienda actualmente el uso de lámparas fluorescentes azules o
diodos emisores de luz (LED, Light-Emitting Diode). Los sistemas de fibra óptica son útiles en combinación
con las lámparas halogenadas o las fluorescentes azules.
Efectos secundarios. La fototerapia se ha utilizado en millones de niños durante más de 30 años y los
casos de toxicidad significativa comunicados son muy pocos. En presencia de colestasis puede producir el
síndrome del niño bronceado, en el que la piel, el suero y la orina adquieren una tonalidad marrón-
grisácea por un mecanismo no totalmente conocido; la clínica desaparece tras la retirada del tratamiento.
El síndrome generalmente tiene pocas consecuencias relevantes por lo que, si está indicado realizar
tratamiento con fototerapia, la presencia de hiperbilirrubinemia directa no debe considerarse una
contraindicación. De forma excepcional pueden aparecer lesiones cutáneas purpúricas y bullosas en niños
con ictericia colestásica grave, por sensibilización a las porfirinas circulantes. Los antecedentes familiares
de porfiria o el diagnóstico de porfiria congénita son contraindicación absoluta al uso de fototerapia debido
al riesgo de lesiones cutáneas graves. Un estudio ha señalado el riesgo de incrementar el número de
nevus melanocíticos atípicos en la edad escolar, lo que no ha sido confirmado por otros investigadores. El
riesgo teórico más grave podría relacionarse con un posible aumento del estrés oxidativo y la formación de
radicales libres. Son frecuentes otros efectos secundarios de poca gravedad. Hay un aumento de pérdidas
insensibles a través de la piel y de las heces, requiere separar a la madre del niño si no se dispone de
lámparas en la sala de obstetricia, dificulta la lactancia materna y la oclusión ocular resulta molesta para el
niño y sus familiares. Una diarrea acuosa, verdosa, aparece en el 10% de los casos, posiblemente por
acción local de un fotoproducto de la bilirrubina. También pueden aparecer exantemas cutáneos,
sobrecalentamiento o enfriamiento.
Técnica. Se coloca al RN desnudo, a excepción de la zona gonadal, y con los ojos vendados, teniendo
especial cuidado en cambiarlo de postura, controlar la temperatura, vigilar la presencia de una conjuntivitis
y no interpretar un blanqueamiento del niño como un descenso de bilirrubina. El foco de luz, cuanto más
cerca esté de la piel del niño, más efecto tendrá, pero se recomienda para cada equipo seguir las
indicaciones del fabricante. La fototerapia intensiva utiliza cifras de radiación en la banda de 430 a 490 nm
(usualmente, 30 μW/cm2/nm o mayor) y aplicada a la máxima superficie corporal posible. El tratamiento se
suspende cuando los niveles de bilirrubina han descendido hasta cifras consideradas normales, en función
de la edad, según el estado neonatal; es posible un fenómeno de rebote durante las primeras 24 horas.
Actualmente se prefiere la fototerapia continua. Si bien cuando los valores de bilirrubina no son extremos,
puede apagarse a ratos para tomar al niño en brazos o para alimentarlo.
Inhibición de la síntesis de bilirrubina. En la degradación del grupo HEM intervienen dos reacciones
enzimáticas que requieren la presencia de oxígeno y NADPH. La hemooxigenasa (HO) cataliza la primera
de estas reacciones formando biliverdina IX alfa. Si se inhibe esta reacción mediante competición con
análogos del HEM o inhibidores de la actividad de la HO se disminuirá la producción de bilirrubina. De
todas las sustancias ensayadas para disminuir esta reacción, la más efectiva ha sido la estaño-
mesoporfirina (SnMP). La SnMP actúa como inhibidor competitivo y se excreta, sin metabolizar, por la
bilis. Dado su mecanismo de acción, su uso es sobre todo profiláctico, normalmente en las primeras horas
de vida y siempre antes de que la bilirrubina haya alcanzado niveles altos. Se ha demostrado
especialmente útil en pacientes con riesgo de hiperbilirrubinemia por hemólisis y en el síndrome de
Crigler-Najjar tipo I. En este último se han empleado dosis repetidas durante largos periodos de tiempo sin
que se hayan descrito efectos colaterales. Habitualmente se administra una dosis de 4,5 mg/kg (6 μmol).
Varios ensayos clínicos han mostrado su eficacia para reducir la necesidad de fototerapia en RN a los que
se les administró una dosis única intramuscular de 6 μmol por kg de SnMP. En niños prematuros, el
tratamiento con SnMP redujo en 76% la necesidad de fototerapia; en niños con déficit de glucosa-6-
fosfato-deshidrogenasa ninguno de los tratados requirió fototerapia frente a más de 30% de los niños no
tratados; en niños a término con niveles de bilirrubina de 15 a 18 mg/dL ninguno de los niños tratados
precisó fototerapia frente a un cuarto de los niños control. Sin embargo, la preparación farmacéutica no
está disponible, y sólo es posible su uso hospitalario compasivo.
Quelantes. Para eliminar la bilirrubina indirecta se han utilizado resina de colestiramina, carbón activado,
penicilamina y agar-agar al 1%. Albúmina sérica humana. En los RN, especialmente en los prematuros, se
ha propuesto por algunos grupos la administración por vía venosa, lenta, de albúmina humana, en dosis
de 1 g/kg, para disminuir el efecto tóxico de la bilirrubina. Está contraindicada en las situaciones con
presión venosa central elevada, pues su principal efecto secundario es producir una hipervolemia.
También se contraindica en el síndrome de pérdida capilar, ya que puede favorecer la salida de líquido al
espacio intersticial y empeorar el cuadro clínico. En la actualidad sólo tendría indicación en los casos con
una franca hipoalbuminemia.
Exanguinotransfusión.
Isoinmunización ABO: según las curvas de evolución de la bilirrubina, sumando 2 puntos a la bilirrubina
total obtenida. Nunca pasar de 20 mg/dL de bilirrubina total real, no corregida.
a) Hidrops fetalis.
e) Bilirrubina ≥ 20 mg/dL o impresión de que alcanzará esa cifra con la velocidad que asciende.
f) Progresión rápida de la anemia (hemólisis muy activa) aunque la bilirrubina esté controlada con FT. La
necesidad de practicar varias ET vendrá determinada por las mismas indicaciones
Siempre que la bilirrubina sérica sobrepase los valores indicados, está indicado realizar una
exanguinotransfusión, que ocasionalmente será necesario repetir. La prevención sistemática de la
isoinmunización Rh en las gestantes y la accesibilidad del tratamiento con fototerapia han disminuido
notablemente la necesidad de este tratamiento. Casi siempre es posible un periodo de observación
durante el que se administra fototerapia intensiva y gamma-globulinas si se trata de enfermedad
hemolítica Rh o ABO. Sin embargo, se recomienda realizar una exanguinotransfusión inmediata cuando el
RN presente signos de encefalopatía aguda moderada o grave.