Pedagogía Unidad 1 - 2024 - Reartes
Pedagogía Unidad 1 - 2024 - Reartes
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PEDAGOGÍA
Presentación General
La Pedagogía puede ser entendida de muchos modos. Como la ciencia y/o el arte
de la educación, como un espacio teórico y práctico, difuso, lábil y entrecruzado con
otros campos de las ciencias sociales, como un conjunto de “consejos” o “reglas” para
educar, o como un espacio de reflexión, entre otras posibles definiciones. Así la
Pedagogía se la puede estudiar o hacer, una disyunción que no es excluyente, antes
bien es una invitación a aprender haciendo. Esto es lo que se pretende en este
espacio curricular, hacer pedagogía -aunque suene pretencioso. Se espera realizar
una reflexión constante a partir de las experiencias compartidas de los procesos de
educación personales y colectivos, locales y regionales, más o menos
institucionalizados, más o menos formalizados, en sus dimensiones sociales y
políticas. Pero para esta reflexión de la experiencia elegimos un camino que implica el
“diálogo” con proyectos pedagógicos históricos.
¿A qué llamamos proyectos pedagógicos históricos? A construcciones discursivas
que han surgido en relación a prácticas educativas, y que han intentado proponer y
responder a algunos de estos interrogantes: ¿qué es educar?, ¿quiénes son los
responsables de la educación?, ¿a quién se educa?, ¿cómo educar?, ¿qué saber es
necesario educar?, ¿para qué educar? Hablamos de sistemas que poseen una
coherencia, y que surgen en contextos históricos a fin de intentar resolver algún
conflicto, alguna carencia, o concretar algún deseo. Los proyectos intentan
comprender y aconsejar sobre la educación indagando sobre los sujetos, saberes,
métodos y fines de la educación. Los proyectos pedagógicos son más o menos críticos
o propositivos, a veces satíricos o utópicos, y cada uno posee, además, una riqueza
en lenguaje, metáforas, estrategias, atrevimientos, gestos, que permiten identificar la
continuidad o emergencia de tensiones y deseos respecto a la educación.
Según Meirieu, la educación es “introducir a un universo cultural, un universo en el
que los hombres han conseguido amansar hasta cierto punto la pasión y la muerte, la
angustia ante el infinito, el terror ante las propias obras, la terrible necesidad y la
inmensa dificultad de vivir juntos… un mundo en el que quedan algunas obras a las
que es posible remitirse, a veces tan sólo para asignar palabras, sonidos o imágenes a
aquello que nos atormenta, tan sólo para saber que no se está solo” (Meirieu 2010:25-
26). La intención es poder conocer y comprender algunas de estas introducciones a
diferentes mundos, revisar y reflexionar sobre nuestra introducción a este mundo en el
que vivimos, para imaginar esperanzados cómo introducir a otros, pero también cómo
serían los mundos que quisiéramos crear. La intención reviste la intensidad de un
impulso, es decir una fuerza que genera movimiento, un movimiento de la curiosidad
crítica (Freire 2004) que es colectiva, pues en suma es sólo un “empujoncito” que se
da en conjunto con los demás espacios de formación general y específica.
Pero también la educación se construye en “la lucha por los sentidos que ella
asume en el presente y asumirá en el futuro de nuestras sociedades” (Gentili2011:19),
por ello la necesidad de discutir sobre los sentidos que ella entraña, y para ello la
convicción que esto no es posible sin el diálogo, sin la memoria, sin recuperar los
proyectos que han intentado definir sentidos para la educación.
Pero no todos los diccionarios son idénticos, hay algunos que definen los
significados, otros dan sinónimos y antónimos, y unos que son muy interesantes: los
diccionarios etimológicos. Primera tarea: averiguar qué significa etimología.
Lectura e Interrogantes
Otra de sus tareas constantes será la lectura. Si bien para este espacio
leeremos una selección bibliográfica que contiene artículos provenientes de la
antropología, la teoría política, la historia, la filosofía y la pedagogía específicamente;
les sugiero que se entrenen en leer, no sólo “mensajitos”, “posteos” o “comentarios”,
sino novelas, poesía, cuentos, comics, noticias. Les sugiero que cultiven la lectura, y
que esta no sea siempre igual. A veces “aceptando” lo que se dice, maravillándose en
el modo en que se dice, y otras que sean “lecturas mala onda”. Es decir, muy atentas,
sospechosas, analíticas, críticas. Lecturas en donde no crean en todo lo que les diga
el autor, que tengan cautela y reflexión en la interpretación. Y también que empiecen a
identificarse o aliarse con alguna postura, al tiempo que construyan las propias.
Antes de darles un texto para leer, les propongo que piensen en lo que ya
conocen, y vean algunas películas. Esta será la actividad que tendrán al final.
¿cómo educar?
¿qué educar?
Actividad
Etimología:
Pedagogía:
Educación:
Corazón:
Hermoso:
Introducción
Los Proyectos Pedagógicos Históricos son modos de entender la educación en
diferentes momentos de la historia. Es un Proyecto porque es una propuesta, una
proyección, tiene una intención y para ello piensa en un camino a seguir, en un
método. Conocer esos modos de educar que han existido en la historia, las
sociedades y las culturas, es posible si los analizamos. Para eso nos sirven esos
cuatro interrogantes. Pero también les dije que teníamos que aprender a identificar lo
que cada proyecto cuestiona y propone, es decir aquello contra lo que se enfrenta y
aquello que desea.
Texto
Les presento a Jacques Ranciere, un francés contemporáneo, filósofo interesado
en la estética y la política principalmente, pero también con algunas ideas llamativas
sobre la educación. Vamos a leer el Capítulo 1 “Una aventura intelectual”, de su libro
El maestro ignorante. Les advierto, como ayuda, que tienen que leer con mucha
atención.
Es importante que las contesten. Que las sepan. Que vayan haciendo las tareas. Ya
tendremos las instancias de evaluación. Así que sean responsables de su estudio y
aprendizaje. Enfréntense con el texto y salgan victoriosos.
Clase 3. Una emancipación educativa
Pequeñas reflexiones
1. Supongo que tendría que iniciar con una pregunta: ¿Quieren que les explique el
texto de Ranceire? Y aquí hay dos respuestas posibles: SI o NO. A los que contestan
SI, les sugiero, los exhorto, les pido que lean de nuevo, con mayor atención, hasta que
estén convencidos que ante el interrogante la respuesta no puede ser otra que NO.
Los que NO quieren que les explique, sospecho, y espero que sea porque sienten y
saben que son capaces de aprehender por sí mismos. Sienten y saben que les puede
costar un poco más o un poco menos, que les puede llevar más o menos tiempo, pero
pueden aprender sin explicación. Y si es así, entonces están en el camino de la
emancipación educativa, o también podríamos decir en la búsqueda de una
autonomía del aprendizaje.
4. Igualdad. Para que esta propuesta educativa sea posible es necesario partir de algo
que nosotros podríamos identificar como un supuesto, aunque para Ranciere es una
certeza, y es que todos tenemos una igualdad de inteligencias. Cuatro puntos a tener
en cuenta aquí.
Les propongo que sigamos por el lado de un filósofo ilustrado, Immanuel Kant,
un referente de la Modernidad, alguien del siglo XVIII, aunque nosotros leeremos algo
que se publicó en 1803, un año antes de su muerte. Él, veremos, persigue un fin
parecido al de Ranciere, la autonomía, la libertad, la humanidad. Vamos a ver qué
pensaba Immanuel Kant de la educación.
Puede ser útil la comparación que hace Kant del proceso educativo con la edad
humana, pues partiendo de una dependencia en la infancia, el objetivo es la
autonomía en la mayoría de edad. La mayoría de edad sería la adultez. Claro que
Kant no se encontró con fenómenos como los nuestros, en donde la adolescencia se
ha extendido casi de manera indefinida, y llegar a la adultez, a ser dueño de sí mismo,
a tener autonomía, y hacer un uso libre de la razón, parece hoy una utopía.
Presentación
En esta clase les propongo tres senderos para desandar. El primero es una
reflexión a partir de un cuento. Luego el análisis de algunas ideas de Kant, en donde lo
haremos intervenir a Ranciere. Y, por último, la introducción al próximo Proyecto
Pedagógico. Y ya estaremos a punto de realizar el primer Trabajo Práctico.
Primer sendero
Empecemos con un pequeño cuento de Julio Cortázar, con una historia de
cronopios y famas. Les sugiero que si no conoces nada de Julio Cortazar investiguen
su biografía y producción literaria. Rayuela suele ser un clásico, un libro muy querido y
visitado por muchos jóvenes. Pero también ha escrito muchos cuentos geniales. Ahora
leeremos uno pequeño llamado “Eugenesia”:
a. Primero, el hombre natural está dominado por su voluntad, por sus intereses,
por su animalidad. Esto es, por un lado, algo natural del hombre, es parte de
la condición como seres vivos, y al mismo tiempo condición para que actúe
sobre él la educación. Porque si el hombre tuviese instintos no haría falta que
se lo eduque, ya que la naturaleza le habría proporcionado “la herramienta”
necesaria para su subsistencia. Sin embargo, vemos que los humanos desde
pequeños necesitan de otros, tienen una dependencia, y esto es un rasgo
natural sobre el que la educación, como acción de los hombres, puede y
debe intervenir.
b. Pero también la naturalidad, la animalidad, es una gran amenaza al destino
del hombre, que es la humanidad. Una amenaza que, si no se la disciplina a
tiempo, el hombre caerá en la holgazanería, el capricho, la barbarie. Por eso
es tan importante la educación desde la más temprana edad, sino luego el
hombre estará perdido para la humanidad.
c. La humanidad es un objetivo aún no cumplido. Kant considera que aún el
hombre no ha podido alcanzar su destino, concretar la idea de humanidad.
Pero esa idea es la guía del plan de toda educación como arte razonado.
d. La idea de humanidad tiene algunos caracteres: auto-nomía, es decir darse a
sí mismo la ley (nomos), regirse a sí mismo racionalmente; si el hombre no
está en dependencia, entonces el humano ha conquistado la autonomía. No
están mecánico como aquí lo exponemos con fines didácticos, pero sirva
como esquema de trabajo. La autonomía también se la llama libertad,
consiste en saber y poder elegir por nosotros mismos el bien común, no sólo
el bien individual, porque entonces algo estaría mal.
e. El humano se ha alejado de la animalidad, y posee el dominio de la cultura
ilustrada, de las ciencias racionales, que permiten el justo discernimiento y
decisión, que posibilitan el arte de auto-gobernarse.
f. La humanidad también se comprende con otra metáfora: “la mayoría de
edad”. Hay una analogía entre la historia de la humanidad y la biografía de
un individuo. En el individuo se reproduce la historia universal, y así hay
primero una edad de dependencia de otros que es la infancia, pero por la
progresión de la educación se puede llegar a la mayoría de edad, que es una
edad de no dependencia.
g. Ser humano es ser capaz de hacer un uso justo de la propia razón, que por
una parte debe dominar a la voluntad y la animalidad (el autogobierno); y por
otra, la propia razón debe regirse por los designios de la diosa de este
periodo, La Razón. Mi razón no debe ser caprichosa, sino regirse por la
razón universal, por eso la importancia de considerar el bien común, y mi
razón sólo podrá regirse por La Razón en la medida acceda, por la
instrucción, a la cultura ilustrada, es decir a las ciencias.
Llegamos hasta aquí por este sendero, se podría seguir, pero tenemos que
prestar atención a los otros. La educación hace que el cronopio sea un cronopio. Lo
que Cortazar no nos dice, es si con la educación también se puede superar esa
“acumulación de desdichas que un día serán las suyas”. Porque así presentado el
cuento parecería que el destino de los cronopios es repetirse en la historia, mientras
que Kant deposita otros designios en la educación, pues de ella depende el progreso
histórico, la perfección humana, sólo posible por la perfección de la educación.
Volveremos luego a este desandar este sendero.
Segundo sendero
Aquí les propongo partamos de algunas ideas de Kant, y desde ahí intentemos
algunas reflexiones.
A. Para Kant hay dos artes que son esenciales para la humanidad, para lograr su
destino: el gobierno y la educación. Arte quiere decir en este contexto un
conjunto de saberes que se pueden aplicar para crear algo. Arte tiene que ver
con técnicas, estrategias, dispositivos, procedimientos, en su mayoría de
carácter racional, que al ponerlas en acción van guiando, moldeando, formando
una cosa hasta que llegue a su ser adecuada. Como ven aquí arte no tiene
nada que ver con las ideas míticas de inspiración o arrebato, ni menos con las
románticas de expresión individual de sentimientos y emociones. Aquí arte es
técnica, Todo arte, sobre todo el de gobierno y educación, están amenazados
por el sin sentido, la mecanicidad, la reacción, la corrupción, el equívoco, el
accidente y el azar (esto que tanto le gustaba a Ranciere). Por esto, esas artes,
para llevar al hombre a su destino, deben convertirse en artes racionales, en
estudios, disciplinas, teorías, ciencias. Aquí arte y ciencia no son opuestas, son
complementarias. Pues un arte será mucho más efectivo en cuanto esté
diseñado y dirigido por una ciencia. Cuando la educación es un arte y ciencia,
estamos hablando, por lo menos en Kant, de Pedagogía. ¿Qué es pedagogía?
El arte racional de la educación, esta podría ser una respuesta sintética.
B. La educación es un modo de gobierno, y el gobierno de todos los hombres
depende de la educación. No sólo de la educación de los súbditos, sino
también del soberano; no sólo de la educación de la ciudadanía, sino también
del gobernante. Podríamos pensar el problema de la educación como gobierno
a partir de unos interrogantes. Pensemos que educarse, adquirir conocimiento,
desarrollar el potencial disponible, en Kant tiene como finalidad la humanidad,
es decir la autonomía, el autogobierno, el auto-regirse. Entonces podríamos
preguntar a Kant: ¿Cómo gobernarse a sí mismo? ¿Cómo gobernar a los
demás? ¿Cómo gobernar las almas? ¿Cómo gobernar los cuerpos y las
conductas? ¿Cómo gobernar los pensamientos, y por ende las decisiones? Y si
hemos hecho las preguntas por el método, por las técnicas a desarrollar, por
los pasos a seguir, podemos preguntarnos también por los fines de ese tipo de
gobierno que es la educación. Pero ahora actualizar los interrogantes, desde
Kant preguntar en nuestros días: ¿Para qué gobernarse a sí mismo? ¿Para
qué gobernar a los demás? ¿Para qué gobernar las almas? ¿Para qué
gobernar los cuerpos y las conductas? ¿Para qué gobernar los pensamientos,
y por ende las decisiones? Y digo actualizar, porque en Kant, en el siglo XVIII y
XIX, sabemos que el fin es la humanidad, pero hoy en día, en la educación
como gobierno, ¿cuál fin perseguirá?
C. Pero ¿qué es gobernar? Foucault, un filósofo francés, identifica algunas ideas
de gobierno que, en el siglo XVIII, que es la época de Kant, tenían vigencia y
fuerza. Según Foucault, gobernar se entiende en aquella época como “el arte
de ejercer el poder en la forma y según el modelo de la economía”, es decir de
un aprovechamiento de los recursos disponibles para lograr la mayor eficiencia.
También gobernar se entiende como “la recta disposición de las cosas de las
cuales es menester hacerse cargo para conducirlas hasta el fin oportuno”. O
sea que la educación es antes que cualquier otra cosa un ejercicio de poder.
Una pregunta ingenua, pero útil para estas clases, sería intentar localizar e
identificar cómo se localiza, se posiciona y circula el poder en la relación
educativa que establecemos entre nosotros. Dicho de otro modo, quién tiene el
gobierno de la educación de nosotros, de cada uno de nosotros, y de la
comunidad que somos. ¿Ustedes son dueños de su educación? ¿Ustedes
poseen el poder de su educación? Y también preguntarnos, ¿Qué nos dejó
como enseñanza Ranciere? La explicación no era acaso un sistema de
dominio de las inteligencias, un arte, una técnica, un dispositivo que sirve para
que el sujeto que ejerza el poder sea el maestro, y que los alumnos sean
dóciles individuos guiados a dónde el maestro desee. Y podríamos añadir otra
pregunta, ¿por qué los atontados, en términos de Ranciere, demandan, mejor
dicho, desean, que sobre ellos se ejerza el poder de la explicación?
D. El hombre necesita desarrollar una razón propia, y para esto lo que necesita es
sobre todo un plan. Ha de someterse primero, por coacción, a un plan, hasta
que esté en edad de construirse él mismo el plan de su conducta. Hay en Kan
un elogio de la coacción como camino hacia la libertad. Lo cual parece otra
paradoja, pues ser coaccionados es ser objeto de una acción violenta contra
nuestra propia naturaleza. Y sin embargo es esto, como disciplina, la que
encausa al hombre hacia la humanidad. El caso de la danza clásica me parece
muy preciso, porque sólo como resultado de un estricto entrenamiento, de una
incorporación paciente y meticulosa, ordenada y progresiva, dolorosa e
incómoda, se logra la excelencia, la precisión, la libertad. Pero ¿quién ha de
ser el responsable de ejercer esta coacción sobre el hombre? Otro hombre que
sobre todo debe estar educado, pensar no caprichosamente, sino en el bien
común de la humanidad, y estar guiado por un plan, para que no caiga o se
pierda en su acción.
E. Kant advierte e insiste que la educación no puede ser algo espontáneo, sino
que hace falta un plan. Diseñar un plan implica por los menos tres acciones:
reconocer la posición actual, identificar una meta y trazar un recorrido. A
grandes rasgos podríamos decir que la meta es la humanidad; que el recorrido
implica esos tres grandes momentos educativos que son los cuidados, la
disciplina y la instrucción; y que la posición en la que nos encontramos, según
el diagnóstico de Kant hace más de dos siglos atrás, es a mitad de camino,
pues se han hecho grandes progresos históricos en la educación, pero aún
queda mucho por hacer, pues la educación es perfectible.
F. El diseño del plan demanda un saber especializado. Y por esto Kant insiste que
el “proyecto de una teoría de la educación es un noble ideal, y en nada
perjudica, aun cuando no estemos en disposición de realizarlo”; o “si éstos (los
hombres) han de llegar a ser mejores, preciso es que la Pedagogía sea una
disciplina; sino, nada hay que esperar de ellos, y los mal educados, educarán
mal a los demás”; y por último, “en el arte de la educación se ha de cambiar lo
mecánico en ciencia: de otro modo, jamás sería un esfuerzo coherente, y una
generación derribaría lo que otra hubiera construido”. Nosotros podemos
trabajar en el plan de una educación conforme a un fin y entregar a la
posteridad una orientación que poco a poco, paulatinamente, progresivamente,
pueda llegar a la perfección, y es de ella de quien depende el destino humano.
G. La importancia de una ciencia, de una disciplina como campo de conocimiento,
es que puede definir, distinguir, vislumbrar una idea, y luego impartir pautas
para lograr concretarla. La importancia de la idea es fundamental, porque sólo
en posesión de ella es que la educación podría tener un sentido. “Una idea no
es otra cosa que el concepto de una perfección no encontrada aún en la
experiencia”. Pero la idea no sólo del hombre, no sólo esa idea guía a la
educación, sino que también hay que pensar en cuál es la idea de educación
que se tiene cuando se realiza esa acción. “La idea de una educación que
desenvuelva en los hombres todas sus disposiciones naturales, es, sin duda,
verdadera”. Si hay una idea verdadera, entonces hay otras que son falsas.
¿Qué idea de educación tenemos hoy en día nosotros? ¿Será, en términos de
Kant, verdadera o falsa?
H. Lo último de este sendero. Nos dice Kant que “con la educación actual no
alcanza el hombre por completo el fin de su existencia”. Entonces a la ciencia,
al arte, a la idea, le hace falta un principio que la guíe. “Un principio de arte de
la educación, que en particular debían tener presente los hombres que hacen
sus planes es que no se debe educar los niños conforme al presente, sino
conforme a un estado mejor, posible en lo futuro, de la especie humana.” La
idea de Kant es magnífica, pues siempre que se eduque habría que pensar qué
es lo que espero de a quien educo, qué es lo que deseo de ese otro ser, cómo
me lo represento en el futuro, qué tanto creo será capaz de dar, de hacer, de
ser. Volvemos a Ranciere, recuerden que el maestro explicador cree que sus
alumnos son incapaces, y por ello les explica, sabiendo o no que con ese arte
los sigue sometiendo. En cambio, el maestro emancipador, el maestro
ignorante, cree que sus alumnos son capaces, confía en el poder de sus
propias inteligencias, y espera que ellos puedan resolver todo problema, a su
tiempo, pero por sí mismo.
Tercer sendero
Tenemos en este párrafo una síntesis de muchas ideas que hemos visto. Pero lo
recupero en especial porque menciona Kant a “los salvajes que, aunque presten
servicio durante mucho tiempo a los europeos, nunca se acostumbran a su modo de
vivir”. Estos salvajes, o barbaros como los llama más adelante, son los pueblos
colonizados por Europa desde el siglo XV aproximadamente, hasta mediados del siglo
XX. Y “servicio” es un eufemismo para llamar a la servidumbre o esclavitud que, con la
colonización política, económica y cultural Europa ejerció en África y América
principalmente, aunque también en algunas regiones de Asía y Oceanía. La
colonización ha dejado huellas, marcas, cicatrices que calan hondo, y a veces
incomodan y duelen. La colonización la podemos entender como un proceso político
de dominación y explotación de una metrópolis sobre sus colonias.
Podemos aquí hacer un paso desde la educación como procesos de dominación
y transformación entre hombres, como gobierno de sí y de los demás, para pensar esa
acción entre pueblos, entre naciones. Y entonces es posible advertir que la educación
haya servido muchas veces para el gobierno, para el dominio, para la justificación del
sometimiento, sobre todo en estos contextos coloniales. Se trata en suma de someter
a la Razón europea toda otra razón o voluntad, por más libertad, emancipación o
autonomía que reclaman para sí. Y aquí podemos preguntarnos, recuperando ideas de
Ranciere y apropiándonos de Kant, si en un contexto de dominación y explotación, ¿la
educación puede ser una herramienta, un arma, para la liberación? O, en este
contexto, ¿será sólo de dominación? Podría ser que sea ambas,
educación/dominación y educación/liberación, dependiendo de quién, cómo y para qué
haga uso de ella.
Aquí es donde le damos la bienvenida al proyecto pedagógico de Simón
Rodríguez, a una emancipación latinoamericana.