Extinción de Dominio.
Extinción de Dominio.
Extinción de Dominio.
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Sentencia C-740, 2003
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Partiendo, entonces, de que el derecho a la propiedad privada es un
derecho constitucional y no absoluto (en el entendido de que puede ser limitado en
ciertas ocasiones y bajo ciertos parámetros), se procederá entonces a establecer
la relación entre la extinción de dominio y el derecho de propiedad, para luego
establecer la procedencia o no de la aplicación de la acción de extinción de
dominio, con base en la causal de bienes equivalentes, a los bienes adquiridos
ilícitamente antes de la Constitución de 1991:
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Sentencia C-374, 1997.
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La acción de extinción del derecho de dominio es declarativa, no
constitutiva. El juez, al momento de emitir una sentencia al respecto, lo que hace
es desvelar la realidad que hay detrás de la apariencia, es decir, declarar que el
sujeto que tiene todos los elementos que lo hacen ver como el dueño, en realidad
no lo es. Al haber una vacancia respecto de su propiedad, se declara que el titular
será el Estado.
Tobar Torres (2014) concluye que con la extinción de dominio no se
persigue una condena sino la declaración, mediante sentencia judicial, de la
inexistencia del aparente derecho de propiedad que ostentaba una persona. Por
tanto, los efectos de dicha sentencia se proyectarán retroactivamente y, al no
existir realmente algún derecho adquirido, se elimina cualquier posibilidad de
indemnizar al sujeto “afectado”.
Finalmente, se puede concluir que la acción de extinción de dominio no
afecta de ninguna forma el derecho de propiedad, puesto que el mismo se
representa como una ficción jurídica o aparente al devenir de una actividad ilícita,
la cual se encuentra en contravención no sólo del preámbulo constitucional, sino
que también se encuentra excluida de cualquier forma de protección y
reconocimiento por parte del Estado.
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entonces, la elevación a rango constitucional de tal figura, más no su
incorporación primigenia a la normativa nacional.
El antecedente más importante de esta figura se encuentra en la Ley 200
de 1936, mejor conocida como la Ley de Tierras, en la cual se establecía la
extinción de dominio a favor del Estado sobre terrenos baldíos, abandonados o
injustificadamente no explotados por parte del dueño, durante un lapso de tiempo
determinado.
La Constitución Política de 1991, sin embargo, sí incorpora un elemento
novedoso a la figura -ya existente- de extinción de dominio, y es su decreto sobre
los bienes que provengan del enriquecimiento ilícito, afectando el Tesoro público o
la moral social. Esta acción, adicionalmente, es completamente autónoma y sui
generis, puesto que no es una acción penal, administrativa o civil. Martínez
Sánchez (2015) clasifica a la acción de extinción de dominio como una acción real
(ya que persigue bienes y no a personas), jurisdiccional (por ser la rama judicial
quien decide sobre su procedencia a través de una sentencia), pública (al estar
involucrado el interés social), directa (por no requerir el agotamiento de ningún
requerimiento judicial o administrativo previo) e independiente (al no depender de
la declaración previa de la responsabilidad penal del sujeto sobre el cual existe la
apariencia de titularidad del bien).
La naturaleza declarativa de la acción de extinción de dominio es clave para
poder entender el alcance de su aplicación, es decir, su intemporalidad. Sobre la
materia, la Corte Constitucional3 ha sostenido que las autoridades pertinentes no
solamente están avaladas para perseguir los bienes futuros que se obtengan de
manera ilícita, sino también a todos aquellos bienes que se hayan obtenido de
esta forma, aún antes de la entrada en vigencia de la Ley 333 de 1996 (conocida
como la Ley de Extinción de Dominio) y de la misma Constitución Política de 1991.
Ello, con base a que no se está refiriendo a la existencia de algún derecho
adquirido y, por ende, objeto de protección y reconocimiento; sino que se trata de
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Sentencia C-374, 1997.
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derechos aparentes, derivados de alguna actuación ilícita, lo cual no genera
derecho alguno.
Adicionalmente, la Ley 1708 de 2014, por medio de la cual se expide el
Código de Extinción de Dominio, establece en su artículo 21 el carácter
imprescriptible de esta acción, pudiendo ser declarada independientemente de
que los presupuestos de procedencia hayan ocurrido con anterioridad a su entrada
en vigencia. Por tales razones, se puede concluir que, a raíz de la intemporalidad
de la extinción de dominio, su aplicación se realiza de forma retrospectiva.
El artículo 16 de la Ley 1708 de 2014, numerales 10 y 11, establecen la
posibilidad de extinguir el dominio de bienes de origen lícito cuyo valor sea
equivalente a los bienes descritos en las causales anteriores (ej.: producto directo
o indirecto de una actividad ilícita, los que formen parte de un incremento
patrimonial no justificado, los empleados como medio o instrumento para la
ejecución de actividades ilícitas, etc.), en los casos en que la acción sea
improcedente por el reconocimiento de derechos de terceros de buena fe exentos
de culpa o por la imposibilidad de localización, identificación o afectación material
de los mismos.
Como ya se ha mencionado anteriormente, la aplicación material de todo lo
estipulado en relación a la acción de extinción de dominio es de carácter
intemporal, imprescriptible y de aplicación retrospectiva. Con lo cual, se concluye
que la viabilidad de la aplicación de cualquiera de estas causales es viable dentro
de la normativa o marco jurídico actual por las siguientes razones:
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contrario, un orden económico injusto sería aquel que permita la protección
y disfrute de bienes económicos o patrimoniales producto de alguna
actividad ilícita o delictiva.
c. El contexto histórico bajo el cual se elevó a rango constitucional a la
extinción de dominio corresponde a una lucha en contra del narcotráfico y a
la corrupción derivada de éste. En razón a ello, la Convención de las
Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancia
Psicotrópicas de 1988 establece en su artículo 5 que el decomiso 4
procederá sobre los productos derivados del delito o sus bienes de valor
equivalente, sobre los estupefacientes y sustancia psicotrópicas,
materiales, equipos o instrumentos utilizados o destinados a la comisión de
tales ilícitos.
d. La intemporalidad de la ley, según Martínez Sánchez (2015), es
consecuencia con la naturaleza misma de los derechos reales, los cuales
se adquieren sólo mediante el título y modo previstos en la ley. Por ende,
los derechos reales no pueden tener origen en una actividad ilícita o en un
delito.
e. Dado que el ilícito o el delito no originan derechos y, en sintonía con la
garantía de un orden económico y social justo, es lógico concluir que la
aplicación de la extinción de dominio es viable, independientemente de la
temporalidad de las acciones ilícitas o delictivas, puesto que de las mismas
no surge ningún derecho real merecedor de la garantía, protección y
reconocimiento del Estado.
f. La retrospectividad en la aplicación de la Ley 1708 de 2014 (la cual
incorpora la disposición de intemporalidad e imprescriptibilidad) se limita,
lógicamente, a las causales estipuladas en su artículo 16. Es decir, su
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Debido a que no existe una uniformidad internacional con respecto a las definiciones y
conceptualización de dichos términos, en este caso “decomiso” es el equivalente a la “extinción de
dominio” conocida dentro del ordenamiento jurídico colombiano. En el artículo 1, lateral f) de la
mencionada Convención, se define “decomiso” como la privación con carácter definitivo de algún
bien por decisión de un tribunal o de otra autoridad competente.
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alcance material y temporal se encuentra supeditado a la concurrencia de
alguno de los presupuestos de procedencia previstos en dicho artículo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Valero Montenegro (2009).
7
Martínez Sánchez, W. A. (2015). La Extinción de Dominio y la Acción de Extinción
de Dominio en Colombia. En La Extinción de Dominio y la Acción de Extinción de
Dominio en Colombia (pp. 5 - 35). Universidad del Rosario. Recuperado de
https://www.unodc.org/documents/colombia/2017/Marzo/La_extincion_de_dominio
_en_el_posconflicto_colombiano_2016.pdf
Referencias jurídicas:
Diario Oficial núm. 23.388. (21 de Enero de 1937). Ley 200. Diario Oficial.
Diario Oficial núm. 42945. (23 de Diciembre de 1996). Ley 333. Diario Oficial.
Diario Oficial núm. 49.039. (20 de Enero de 2014). Ley 1704. Diario Oficial.
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Sentencia C-374 (Corte Constitucional, M.P. José́ Gregorio Hernández, 13 de
agosto de 1997).