Resumen Centro Histórico

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FUNDACIÓN DE CÓRDOBA

A mediados del siglo XVI, Don Jerónimo Luis de Cabrera, había adquirido prestigio como fundador;
es por eso que el Virrey del Perú, lo nombró Gobernador de las provincias del Tucumán (centro y
noroeste argentino). Cabrera partió hacia el sur en 1572, acompañado por su mujer y sus hijos.
Una de las acciones que el Virrey le había encomendado a Jerónimo era la de fundar un pueblo en
el Valle de Salta con el fin de que fuera más seguro el tránsito entre el Perú y el actual noroeste
argentino. Pero el nuevo gobernador desobedeció aquella orden poniendo todo su esfuerzo en la
exploración y conquista de las tierras al sur de Santiago del Estero (Capital de las Provincias del
Tucumán) para poder lograr una salida al Océano Atlántico.

En 1573, Cabrera mandó a su hombre de confianza, Lorenzo Suarez de Figueroa, para que hiciera
un relevamiento de la tierra de los comechingones. Cuando volvió y le dio su informe, el
gobernador se apresuró a partir hacia el sur.

El arribo se produjo el 24 de junio de 1573, y el 6 de julio se realizó la ceremonia de fundación en


nombre del Rey de España; durante la misma se marcó el lugar que ocuparía la Plaza Mayor y, con
una cruz, el sitio donde se levantaría la Iglesia Mayor. El lugar elegido estaba a orillas del Río
Suquia (actual barrio Yapeyú). Se bautizó a la ciudad con el nombre de “Córdoba de la Nueva
Andalucía”, seguramente fue un homenaje de Cabrera a la familia de su esposa, que venía de la
Córdoba Andaluza. También designo el patrono, San Jerónimo, en cuya fecha (30 de septiembre)
debían llevarse a cabo la ceremonia religiosa, fiestas populares y corridas de toros, entre otras
cosas. Allí se construyó un fuerte y poco a poco se fue desarrollando la vida cordobesa. Tiempo
después, advirtieron las dificultades que podía tener la población ubicada a orillas del río, por lo
que el fundador dispuso el traslado del vecindario a los solares ubicados en el actual centro de la
ciudad.

Debido a la falta de comunicación en aquella época, se produjo una confusión con terribles
consecuencias. En el año que el Virrey nombró Gobernador a Cabrera, el mismo Rey de España
designó a Gonzalo Abreu de Figueroa para que ocupe el mismo puesto. En marzo de 1574, cuando
este llega a Santiago del Estero, envía a uno de sus hombres a buscar a Cabrera que estaba en
Córdoba; confiscó todos sus bienes y lo mantuvo prisionero en pésimas condiciones durante 5
meses, hasta que en agosto del mismo año le fue aplicada la pena de muerte.

Finalmente, 3 años después de la fundación de la ciudad, Lorenzo Suarez de Figueroa, fue


nombrado gobernador de Córdoba y se encargó del traslado de la cuidad a su actual
emplazamiento como Jerónimo había dispuesto. En aquel momento se diseñó un plano, donde se
ubicó la Plaza, la Catedral y el Cabildo y el resto de los terrenos se les repartieron a las ordenes
religiosas (1 o dos cuadras completas a cada uno) y el resto de las manzanas/cuadras se dividieron
en 4, y se los entregaron a los acompañantes del fundador.

PLAZA SAN MARTÍN

España impone en toda Latinoamérica una misma lengua, religión y un sistema de urbanización: el
‘damero’ (manzanas cuadradas de 100m), en el centro siempre se ubicaba la Plaza Mayor y
alrededor de ella los edificios principales: la Iglesia Mayor, representando el poder espiritual y el
Cabildo, que representa el poder político.

Cuando finalizo el traslado de la ciudad, que demoró aproximadamente un año, la Plaza era un
espacio vacío, abierto y descampado. Allí se centraban todos los acontecimientos de carácter
cívico-religioso: entre las actividades más importantes, podemos destacar procesiones, corridas de
toros, riñas de gallo y fuegos de artificio; la actividad comercial se centraba aquí, de vendían
carnes, frutas, verduras… También, durante un tiempo, se ejecutaban los condenados a muerte.

El aspecto de la Plaza, como de la ciudad, comienza a cambiar con la llegada del Intendente-
Gobernador Marqués de Sobremonte (gestión 1784 a 1796). Instaló un sistema de iluminación, y
una fuente frente a la catedral que distribuía agua potable a las instituciones más importantes. Hoy
esa fuente ya no existe pero podemos apreciar una que se instaló al norte de la plaza casi 100
años después con el mismo fin. Y otra de carácter ornamental del lado sur.

Promediando el siglo XIX, la visión europeizante de la clase alta era trasladada a las
construcciones y obras que realizaban; es por eso que en aquel entonces se instaló una glorieta en
el medio de la plaza, donde los jueves y domingos se instalaba la Banda de Música de la Provincia
que amenizaba el paso de los ciudadanos.

En el año 1916, con el fin de celebrar el centenario de la independencia, el Gobierno Nacional donó
la estatua del General José de San Martín donde se lo ve señalando hacia el Oeste donde está la
Cordillera; el Gobierno Provincial mandó a construir la base, donde podemos ver los escudos de
Córdoba y Argentina, bajorrelieves que representan momentos de la vida del General San Martin,
los cóndores que señalan los puntos cardinales y las guirnaldas de frutas que representan la
abundancia. Ese mismo año, la plaza fue bautizada con el nombre de Plaza San Martín.

También aquí está el monolito que indica el kilómetro 0 de todas las Rutas Provinciales.

CABILDO DE CÓRDOBA

Fue la primera institución que se instaló en Latinoamérica. Le otorgaba formalidad jurídica a la


nueva población, debiendo velar por los intereses de los vecinos. El día de la fundación de
Córdoba, se nombró a los primeros alcaldes, que por ser la primera vez fueron designados a
voluntad del fundador pero de ahí en más, todos los 1ro de enero, debían ser proclamados por los
pobladores habilitados; sus miembros podían elegir y ser elegidos.

El Cabildo era el único órgano de Gobierno integrado por vecinos, personas del lugar que conocían
las necesidades de la población y muchas veces la mejor forma de solucionarlas. Si bien era la
única institución que representaba a los habitantes, no se puede considerar como democrática, ya
que solo unos pocos privilegiados tenían derecho a acceder a ella.

Fue esta institución española, la que sin dudas impulsó a la definitiva organización nacional. Los
principales cabildos daban origen a provincias, y fue un Cabildo Abierto el que se reveló contra la
autoridad del Virrey del Río de La Plata. Por el poder tan alto que alcanzó dentro de la política, fue
censurado, por ejemplo durante la presidencia de Rivadavia en 1824 hasta 1855, año en que se
sancionó la Constitución Provincial. A través de la historia, el edificio fue sede de diferentes
instituciones (Municipalidad, Cárcel Pública, Legislatura, Jefatura de Policía, entre otras) hasta que
se decide recuperarlo para la ciudad, estudiando sus antecedentes históricos. En 1941 fue
nombrado Monumento Histórico Nacional. Hoy en día quedan en pie solo 3 cabildos en el país: en
Buenos Aires, Córdoba y Salta. actualmente funciona como Centro Cultural.

Al prohibir Cabrera que los cabildantes se reunieran en sus casas, fue prioridad construir el edificio.
Después del traslado de la ciudad, se comenzaron a recolectar materiales; la ciudad carecía de
fondos por lo que se pensó reunirlos cobrando multas.
El edificio no siempre tuvo este aspecto, se le hicieron modificaciones a lo largo de 3 siglos. Por lo
tanto podemos distinguir 3 etapas de construcción:

- Primer Etapa: Siglo XVII.

Por esa época, Bernardo de León era el único albañil de la ciudad, pero estaba preso por haber
cometido un delito. Como no había nadie que supiese hacer ladrillos, se lo pone en libertad bajo
fianza. Al principio fue una precaria construcción con puertas sin refuerzos y techo de paja. Luego
se cambia la paja que cubría el techo por teja española (Diferencia con la teja muslera). Poco
después se construyó otra celda. El tiempo iba arruinando la casa y celdas provocando la fuga de
los presos.

- Segunda etapa: Gobernador Marqués de Sobre Monte, fines del siglo XVIII.

El Cabildo asume la actual fisonomía de su fachada. El Marqués le encomendó la terminación de la


escalera principal, de la recova de 15 arcos de medio punto, con bóveda de cañón corrido, el
balcón concejil, las farolas, algunas modificaciones en las cárceles del subsuelo para ampliarla y
evitar fugas de reos. También se le agrega una capilla para que pudieran asistir a misa y orar los
presos, abierta más tarde al público.

Por entonces se alquilaban algunas arcadas para la colocación de tiendas, como una fuente más
para el ingreso del fisco. Este es al antecedente de las calles comerciales y peatonales de la
ciudad de Córdoba.

- Tercera etapa: siglo XIX.

Se continuaron algunas obras como la cárcel de mujeres.

Una de las particularidades de este cabildo, es que no tiene una torre como era habitual. Hacia
1881 ocurre un hecho sobresaliente, el gobernador Juárez Celman le encarga a Mariano Güell el
armado de una torre de madera, a la que se le agregaría el reloj, con el fin de darle al Cabildo un
estilo más europeo, propio de la etapa liberal que por la cual pasaba por entonces el país. La
estructura de dicha construcción, no fue lo suficientemente robusta, y ante la posibilidad de
derrumbe, se demolió en 1906. El reloj fue llevado a la torre de la Legislatura y comenzó a
funcionar desde el 25 de Mayo de 1910.

Unos años más tarde se reviste en mármol parte de la fachada. Además, se rebatió de mosaicos
sobre el adoquinado donde se reproducen las siluetas del Cabildo y de su vecina La Catedral,
dirigido por el arquitecto Jaime Roca. El arquitecto sostenía que muchos cordobeses transitan por
esa zona y no observan estos edificios importantes, por lo que intentó de alguna manera, llamar la
atención de los mismos con este rebatido.

Celdas: Éstas fueron construidas en los siglos XVII y XVIII. Se usaban como cárcel de la ciudad
tanto para la detención de ciudadanos categorizados como de negros, mulatos e indios.
Sus pisos originales eran de piedra cubierto de ladrillo los cuales se encontraban a un nivel
superior al actual (señalar los bordes), el techo es abovedado, de muy baja altura, sus paredes son
de calicanto. La antigua entrada a las celdas era la abertura que está enfrente a la escalera por la
que bajamos.
Actualmente, se lo utiliza como sala de exposiciones de obras de arte.
Sala Capitular: Lugar de sesiones de los funcionarios capitulares y posteriormente espacio de usos
múltiples según la institución que funcionara.
Al ser remodelado en la época en que funcionó como comisaría, tomó el nombre de “Salón Rojo”
por su abundante decoración en este color.
Actualmente, se lo utiliza para la recepción de personalidades ilustres que visitan la ciudad,
entregándole la llave de la ciudad, cada 6 de Julio el intendente de Córdoba dirige desde allí el
mensaje conmemoratorio del día de la fundación, también, es el lugar donde asumen sus cargos
los nuevos intendentes.

PASAJE SANTA CATALINA

En este lugar se llevaban a cabo ejecuciones, ajusticiando a los delincuentes. Luego, fue lugar de
enterratorio. Famosos personajes de la historia e importantes Cordobeses estuvieron enterrados
aquí.

Teniendo en cuenta que lo primero que se marcó en el plano fundacional fue la plaza, la catedral y
el cabildo, podemos decir que esta es la primera calle de la ciudad de Córdoba. Recibe este
nombre porque al final de la calle está el Convento de Santa Catalina de Siena, que fue el primer
convento del territorio.

CATEDRAL – IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN DE CÓRDOBA

Este sitio, donde se implantó una rudimentaria cruz de madera estableciendo su sacro destino, era
un lugar de privilegio, que se repetía en las fundaciones españolas. De acuerdo a las normas
vigentes en la época, su fachada principal está orientada hacia el este-sur-este, ya que debían
tener el altar mayor orientado hacia Jerusalén (en este caso, debería estar hacia el noreste,
aunque se encuentra hacia el noroeste).

Recién en 1580, el cabildo ordena estaquear las esquinas del solar, para empezar a construir, y le
encarga la tarea al Obrero Mayor Capitán, Nicolao de Dios. En ese mismo momento se solicita a
los vecinos que aporten un indio, peones y herramientas necesarias. La tarea de construir
semejante obra sin ingenieros, ni arquitectos, ni asesores con los conocimientos técnicos
necesarios se tornaba complicada y por ende lenta. 13 años después, la pequeña iglesia en
construcción, era apenas una capilla.

En 1598 el Cabildo contrata a un arquitecto y constructor y a Juan Rodríguez para que hiciera los
ladrillos para la obra. Ahora sí todo estaba detallado y constaba ante Escribano Público, los
materiales serían cal, piedra y ladrillo. Todo iba bien hasta que llegó el momento de techar. El
espacio a cubrir era de 8 metros y no existían troncos de esa longitud.

En 1601, el carpintero Mateo Domínguez comienza a colocar el armazón de vigas cruzadas para
sostener el techo, mientras que 30.000 tejas son encargadas a Hernando Álvarez (Dicha cantidad
no alcanza más que para la mitad de lo que es el edificio actualmente). Los años pasaban y las
tejas no aparecían, las lluvias azotaban a la iglesia sin ninguna defensa. Pero además había otro
problema, los tirantes seguían siendo cortos, las vigas estaban muy alejadas unas de otras y eran
de madera de sauce muy débil. Se comienza a hundir el coro alto, por lo que el vicario decide la
construcción de uno nuevo que tapa la visión del altar a una buena parte de la iglesia. Con tantos
problemas el techo se desploma por primera vez, matando a tres personas. La iglesia queda
inconclusa, pero además resultaba chica para la cantidad de fieles, la ciudad había crecido.
Hacia 1620 las obras vuelven a ponerse en marcha bajo las órdenes de Gonzalo Carvalho, pero se
comete un nuevo error: utilizar parte de los muros ya existentes, que con el peso de los nuevos
materiales no lograría mantenerse en pie, produciéndose un nuevo derrumbe, el 02 de octubre de
1677, sepultando al Cura Párroco Adrián Cornejo y al Sacristán Juan de Cáceres.

En 1687, el cabildo no se da por vencido, retomando nuevamente las obras y dejándolas a cargo
del Maestro de Campo Pedro de la Torre. Esta fecha se toma como la del inicio del templo y a este
maestro le debemos los primeros planos. Esta vez se piensa como una Iglesia Catedral, que
llegaría a Córdoba con el traslado de la sede del Obispado de Tucumán que se encontraba en
Santiago del Estero. Dicho traslado se decide en 1696, por Real Cédula, y en 1699 se materializa,
llegando a Córdoba el obispo Manuel Mercadillo. A raíz de esto se decide contratar un constructor
con experiencia, y es ahí cuando aparece la figura de José González Merguete, quien había
edificado con éxito la Catedral de Chuquisaca (Hoy Sucre, Bolivia). A este arquitecto se le debe la
planta de tres naves en forma de cruz latina, y el diseño de la cúpula en el crucero, siguiendo el
estilo del Gesú (Templo principal de la Orden de la Compañía de Jesús en Roma). Pero el
entusiasmo y la experiencia nuevamente se ven frenados por la falta de materiales, así González
Merguete cae en la miseria y termina rescindiendo el contrato.

En 1707 se decide continuar la obra, techando el presbiterio, pero años más tarde en 1723, parte
de este se derrumba. Como consecuencia de ello, en 1728 se pide ayuda a la Compañía de Jesús,
quien comisiona a los hermanos Andrés Bianchi y Juan Bautista Prímoli. Estos maestros jesuitas
reemplazaron la primitiva armazón de madera para el techo por una bóveda de ladrillos para las
naves y el crucero. Estos trabajos estuvieron terminados recién en 1739, conjuntamente con la
fachada de estilo clásico italiano, con un pórtico de frente tripartito con pilastras apareadas (de a
dos) que sostienen un gran frontis y a su vez enmarcan un arco central, concepción estilística del
padre Bianchi.

Con el Obispo Monseñor Argandoña, en 1753, se continúan los trabajos para completar la obra.
Mientras Fray Vicente Muñoz trabaja en la construcción de la magnífica cúpula, que terminara allá
por 1758. En realidad la cúpula fue prevista por el padre Bianchi al construir el crucero, diseñada
por Fray Vicente Muñoz y ejecutada por este y Juan Bautista Pardo. Dicha cúpula presenta
columnas pareadas (nervaduras) que terminan en una cornisa superior y flanquean ventanales
curvilíneos. Termina en un cupulín abulbado o linterna cuyo magnífico remate es una veleta de
hierro forjado con una aureola radiante que encierra un cáliz, todo coronado por la cruz de cuatro
brazos iguales, y en total tiene 3 metros de altura, todos estos elementos denotan un estilo barroco,
pero además la cúpula presenta cuatro torrecillas octogonales que son de estilo románico.

Recién para 1761, el Arquitecto Joaquín Marín comienza a construir la torre sur, dicha obra sería
culminada en 1764. La torre presenta dos dados, del primero, casi ciego, emerge el segundo más
pequeño y octogonal para cubrirse con un cupulín y alta linterna. Hacia 1770, José Rodríguez
construye la torre norte, imitando la construcción de la torre sur, pero un tanto más débil y delgada.
Las torres son de estilo barroco, circundadas por barandas de hierro y finalizadas en cornisas
quebradas y adornos en espiral. La presencia indoamericana se ve a través de cuatro figuras
representando ángeles a la usanza indígena, ubicados en cada una de las esquinas. También las
altas aberturas se ven coronadas por plumas o peinetones. Las hornacinas rematan en conchillas.
Ambas torres rematan en veletas de flecha y banderola.
En 1782, se trasladaron los clérigos desde Santa Teresa hacia la Catedral. El 14 de julio de 1784,
el Obispo Fray José Antonio de San Alberto, consagra al templo como la Catedral de la Diócesis
del Tucumán. Así mismo, los trabajos para finalizar la obra continuaron hasta 1787.

En 1860, se coloca el reloj donado por Alejo Carmen de Guzmán, y en 1890, llegan nuevas
campanas desde Rosario, donadas por Manuel Mariano Paz.

En 1900, llega desde Francia, el Cristo Redentor de bronce, de 3,50 m. de altura. Fue bendecido el
último día del año y colocado en su lugar en 1901.

Luego, se realiza la técnica del rebatido en el frente (sombras del edificio proyectadas en el piso y
realizadas en mármol blanco), por el arquitecto Jaime Roca.

En 1925 el arquitecto Kronfuss propone un proyecto para remodelar y jerarquizar la Catedral, que
encuentra su realización recién a mediados de siglo, con la quita de los edificios circundantes y la
creación de la Plazoleta del Fundador. Tiempo antes se había declara Monumento Histórico
Nacional (1941).

En 1983, se coloca la estatua de Fray Mamerto Esquiú, realizada por Marcelo Hepp.

Aquel ranchito de barro inicial, que en dos siglos se convirtió en un tesoro arquitectónico de
América, creció, de generación en generación, y logró imponerse a los derrumbes, a la falta de
planos, de especialistas y de materiales. Incluso la mezcla de estilos (llamado ecléctico) obró en su
favor, otorgándole personalidad, casi como si reflejara el mosaico de razas que es Argentina.

MUSEO DE ARTE RELIGIOSO JUAN DE TEJEDA

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