Resumen Psicología Social y Comunitaria
Resumen Psicología Social y Comunitaria
Resumen Psicología Social y Comunitaria
La Psicología Social
Lo que caracteriza a la Psicología Social es el concepto de relación, interdependencia,
interacción, influencia. Modificación de la conducta y las creencias de una persona debido a la
presencia de otros. La psi soc enlaza la conducta a fenómenos micro y macro-sociales. Da una
perspectiva para enfrentar la problemática humana. Aborda la experiencia subjetiva de las personas.
La psi soc se constituyó en una multiplicidad de teorías. Se desarrolló en un terreno empírico al
ritmo de las demandas de la sociedad y de la utilidad de las respuestas que fue brindando.
Cartwright: “La Psicología Social es una rama de las cs sociales que intenta explicar cómo la
sociedad influyó en la cognición, la motivación, el desarrollo y el comportamiento de individuos y es
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influida por ellos”. Hay relaciones recíprocas entre sociedad e individuos a través de dos constructos
básicos, el ambiente social y el comportamiento social.
El contexto de desarrollo de la psi soc del bloque norteamericano es por la 2da GM y por la
gran cantidad de problemas y necesidades críticas que produjo y que requerían respuestas urgentes.
Cartwright habla de la SGM como la influencia más poderosa en el desarrollo de la Psi Soc y de
Hitler como la persona que mayor impacto tuvo tanto en el surgimiento de problemas humanos como
en la búsqueda de soluciones.
Los precursores
Comienzos de la psi soc: fines del siglo XIX, en Francia: Tarde. Y en Austria: Ratzenhofer.
Tarde polemizó con Durkheim sobre la influencia fundante del ser humano: lo individual vs. lo
social. Así como Durkheim afirmaba que lo social, las normas sociales son exteriores al individuo y
ejercen sobre él una coerción que le es extraña, Tarde enfatizó el papel de individuo, de sus
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innovaciones y sus invenciones sobre el desarrollo social. La persona, según Tarde, interioriza las
normas que se transforman en lo más íntimo del sujeto. La cc colectiva no tiene una existencia
independiente de los individuos. Asimiladas a la cc, la coerción normativa se hace interior, frente a las
creencias y deseos.
Tarde subraya el carácter dinámico y selectivo de la imitación. Somos el resultado de la
combinación de una multiplicidad de otros. Así preanuncia la posterior teoría del rol y la perspectiva
social del sí mismo que deriva de “asumir el rol del otro”.
El estudio del individuo puede aplicarse al conocimiento del grupo, ya que éste está compuesto
por individuos y la consideración de las relaciones sociales está asociada con un énfasis en lo
interaccional, lo que Tarde denomina intermental e interespiritual. La interpsicología se refiere a la
reciprocidad de las imitaciones. En el proceso social, los individuos se influyen recíprocamente,
construyendo una cc colectiva.
Alemania, 2da mitad del siglo XIX: se discuten dos formas de conocimiento: cs naturales / cs
humanas y sociales. El paradigma cartesiano (prepara el terreno para el surgimiento de las cs naturales)
frente al paradigma hegeliano (acceso al saber absoluto, a la consideración de la subjetividad, de la
interioridad, el self considerado en relación al otro). Este fue el contexto conflictivo en que nace la
psicología como ciencia experimental y social.
Busca aquello que hace de los individuos un solo pueblo, cómo la diversidad se transforma en
comunidad. Apunta a mostrar los espíritus y mentes de diferentes pueblos, razas y comunidades.
Cultura: se define como un proceso colectivo influido por los cambios históricos.
Relación con Durkheim: ambos consideran al hecho social como algo externo al individuo que
no puede ser comprendido desde la perspectiva psicológica individual. Coinciden en el abordaje
sociológico de la moralidad y en la diferenciación entre rep individual y rep colectiva.
Los aportes de Wundt serán el germen de la Psicología Social Sociológica, que estudia la cc
individual como resultado de la creación de significados en la interacción social.
W separó a la psi de la especulación metafísica y la convirtió en cs experimental y creó una psi
social no positivista, ligada a la cultura y a la comprensión de la conducta humana, emergiendo de la
interacción en contextos sociales.
Ross:
- Influencia de G.Tarde y de la psi colectiva europea.
- Estudia las conductas resultantes de las interacciones sociales, tales como se dan en las
situaciones de invención – combinación original de ideas en la mente individual – y sugestión e
imitación – acción de unas mentes sobre otras.
- Estudia la uniformidad en la conducta humana debida a causas sociales como el lenguaje, mitos,
costumbres, una psi de las modas colectivas.
- Destaca la imitación como explicación de la conducta.
- Inscribe a psi social como parte de sociología.
McDougall:
- Empezó con una psi individual
Habla de:
- Instintos como origen de la conducta humana individual o social.
- Cada instinto corresponde con una conducta específica que explica y su correspondiente
expresión emocional. Ejemplo: el instinto de huida se corresponde con el temor.
- Los componentes emocionales de los instintos son inmutables.
- Psicología colectiva con una perspectiva genética y social de la mente humana que “está
moldeada por la sociedad en la que se desarrolla”, siendo el producto de la interacción humana.
- El grupo tiene un poder de influencia sobre las cc individuales.
- Existencia de una cc colectiva que se impone sobre las cc individuales a través de la sugestión.
Críticas a McDougall:
- Posición biologicista e instintivista de la conducta humana.
- Fijeza e incapacidad de cambio.
Floyd Allport:
- Definición de la psicología social: estudio de la conducta social.
- Cc como parte del estudio de la conducta. La cc es una rta individual, de índole fisiológica,
frente a estímulos del medio social.
- Posición individualista, biologicista. Los mecanismos comportamentales y la cc son un
fenómeno individual, fundamentales para la comprensión de la interacción entre individuos.
- Facilitación social: importancia de la presencia de otros sobre la ejecución de la tarea de un
individuo a través de la sugestión que favorece respuestas a través de la liberación de impulsos
individuales.
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- Individuo: sujeto cuyas rtas a estímulos del medio le significan una acomodación plástica en el
tiempo y el espacio.
- Para el sujeto adaptado exitosamente, su conocimiento “refleja” el medio en el que vive.
- Se enfatizó el papel de recompensas y castigos sobre la conducta, desde la perspectiva del
sujeto que “aprende del medio social”.
- El fenómeno físico solo puede ser definido por sus efectos.
- Métodos objetivos de observación.
- Pavlov (precursor): condicionamiento clásico.
- Watson: ambientalismo, importancia primordial al aprendizaje que puede convertir a cualquier
persona en un eximio especialista.
- Skinner: condicionamiento operante: la conducta seguida de una recompensa, un refuerzo,
tenderá a presentarse con mayor frecuencia. Carácter manipulable del comportamiento.
El interaccionismo simbólico
- William James: sostuvo que la razón tiene base en la experiencia concreta.
- Énfasis en la razón y la racionalidad.
- El significado y la verdad de una proposición deben buscarse en sus consecuencias prácticas.
- James buscó tratar a la psicología como una cs natural y estudia la cc como una función
peculiar del ser humano. Cc como proceso, transcurso, siempre cambiante, sucesión continua de
vivencias subjetivas y personales (se opone a Wundt que plantea una cc estática).
- La cc es continua, selectiva, transitoria. Es funcional, resuelve problemas, toma decisiones. Está
referida a objetos de la percepción, externa o interna, que es donde comienza la experiencia. La
percepción de un hecho suscita un afecto, la emoción, que da lugar a la expresión corporal.
- Se habla de un yo empírico, que se desdobla en un yo conocedor y un yo conocido. El yo como
conocedor, que es lo cc, lo subjetivo, está formado por el conjunto del yo material, el yo social
y el yo espiritual.
Crisis de la psicología social: se da en la década del „60 y „70 por sus críticas relacionadas con
su ahistoricismo, la falta de relevancia de sus estudios, el uso abusivo del experimento de laboratorio y
el reduccionismo psicológico. Esto determinó un giro de la psicología social psicológica hacia una
psicología social más sociológica, con mayor consideración de los fenómenos sociales.
- Teoría del campo – Lewin: importancia de explicar la conducta humana a partir de los hechos
presentes en la situación: el espacio vital, o sea el ambiente subjetivo tal como lo representa
cada persona en su mapa mental.
- Teoría del equilibrio – Heider: se enfatizan los procesos cognitivos, sosteniendo que somos
concientes de nuestras actitudes y comportamientos, aunque no necesariamente racionales. La
percepción de la propia inconsistencia interna genera tensión e incomodidad y una tendencia a
superarla, volviendo a un estado de equilibrio. El cambio de actitudes es la herramienta para
equilibrarse a nivel individual.
La cognición social
- Es el entrecruzamiento entre la psicología cognitiva y la psicología social.
- Estudia la manera en que las personas dan sentido a la experiencia en las relaciones
interpersonales de la vida cotidiana y explica la conducta propia y la ajena, los grupos, los roles
o las instituciones, a fin de controlar el medio.
- Enfoca al sujeto como procesador de información y busca conocer las leyes que regulan el
procesamiento, almacenamiento y la utilización de la información.
- La interacción social está condicionada por la forma en que los sujetos perciben el mundo y
produce pensamientos, sentimientos y comportamientos.
Bruner
Adhiere a un enfoque histórico e interpretativo de la psicología, la psicología cultural, buscando
comprender la naturaleza de la mente, la construcción humana de significados y realidades en el
contexto de la historia y la cultura. En esta actividad simbólica, los hombres dan sentido al mundo y a
sí mismos, en un proceso de construcción recíproca, de modo que el “yo” emerge de su relación con
otros.
Foucault
Relaciona conocimiento con poder, buscando investigar y cuestionar cómo se producen los
diferentes saberes a partir de la inserción institucional de los actores.
Saber y poder se relacionan recursivamente en su obra. El saber genera poder y recíprocamente
el poder crea saberes en un ciclo continuamente reiterado. Ambos proporcionan mecanismos de
subjetivación por los cuales el poder constituye la subjetividad. El poder es una relación presente en
todos los ámbitos de lo social. Constituye al sujeto.
El construccionismo social
- Plantea que el sujeto construye activamente el conocimiento del mundo externo. En el mismo
proceso en que el sujeto construye el mundo que conoce, se construye a sí mismo.
- Nuestro conocimiento del mundo es una construcción de la realidad y esta construcción es
asimismo construida.
- El constructivismo tiene su expresión en la epistemología genética de Piaget y en la psicología
de los constructos personales de Kelly.
- Se pone en tela de juicio la base objetiva del conocimiento al plantear que fenómenos como las
emociones, la identidad, el género o la violencia emergen de la atribución de significados en
contextos de intercambio históricos que configuran formas de acción social.
filosofía, la política, la economía; autores como Hobbes, Locke, Rousseau, Maquiavelo, etc. dejaron
marcas en las definiciones de aquello que liga el individuo a la sociedad.
El capitalismo transformó las relaciones de producción, instauró nuevas condiciones de trabajo
y, entonces, nuevas clases sociales. Cambió las concepciones de organizaciones sociales. Se constituye
la sociedad moderna y en la búsqueda de justificaciones y explicaciones a este nuevo orden de cosas,
surgen las ciencias sociales y la psicología social. Según la mayor preocupación por lo psicológico o
por lo sociológico se definieron tendencias o tradiciones en psicología social más psicológica o más
sociológica.
1.2.1. Referentes principales del pensamiento psicológico:
Los primeros estudios de psi social tenían un carácter biologicista-instintivista e individualista.
Interés pragmático. Plantearon una forma reduccionista de leer la conducta social, el entorno y/o medio
ambiente. Inciden principalmente los referentes teóricos del estudio de la conducta (conductismo), pero
se destaca también que el estudio de la conducta excede al conductismo y se reconocen entonces
aportes de la Gestalt, psicoanálisis y el cognitivismo.
Watson: promotor de la psicología experimental. Modelo E-R utilizado en ámbitos educativos
y para rehabilitación de delincuencia o capacitación laboral. También se destacan Miller y Dollard,
Bandura (imitación de la conducta social), y Skinner.
Gestalt: en Europa. Interés: influencia del ambiente social. Wertheimer, Köhler y Koffka.
Redefinen la percepción y las condiciones que hacen posible esa organización perceptual (asimilación
y contraste, agrupamiento perceptual). Introducen la noción de “configuración de un todo”. La
percepción, condicionada por la forma o Gestalt, destaca la importancia de reconocer la situación, las
posiciones y roles dentro de ella, lo que permitió la definición de categorías psicosociales como
proximidad social-rechazo-equilibrio-armonía, etc. De esta manera se formularon importantes teorías
como la de Festinger y la de K. Lewin.
Kurt Lewin: desde la Gestalt incursiona en la física y el campo experimental. Construye la
noción de campo dinámico o de fuerza a partir de una hipótesis: la frustración ocasiona agresión. Dice
que “es más fácil modificar el comportamiento del sujeto cuando está en grupo que cuando está solo”.
Psicoanálisis: Freud marca una ruptura con el modo de conocer. Examina el origen y
reproducción de las instituciones y el vínculo social, la ley como prohibición (en Tótem y Tabú); los
fundamentos de la aparición de las religiones, que representan la posibilidad de externalizar conflictos
inconscientes (en el malestar en la cultura y en el porvenir de una ilusión); y el vínculo entre los
hombres, la noción de líder (en psicología de las masas y análisis del yo).
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distingue de los comportamientos concretos, que son los únicos observables: los fenómenos sociales.
Realiza una crítica a las teorías biologicistas, instintivistas. Entre lo biológico y la vida humana
concreta están la sociedad y la cultura. Los motivos de la acción están dados por razones
biopsicológicas en base al condicionamiento social.
Cabe destacar a Pérez Amuchástegui, que dibuja al porteño, gaucho, etc.; y a Jauretche.
Entre los autores dados, el denominador común es la forma en que se plasma al “hombre
argentino”, sus actitudes, conductas, representaciones, en función de una determinada estructura
sociocultural.
Década de los „60/70
Comienza un periodo que trae repercusiones para la Psicología, en toda Latinoamérica, la
Corriente Institucionalista. Para comprenderla en Argentina, hay un acontecimiento importante: la
separación del bloque de analistas de la IPA. Desprendimiento motivado por cuestiones ideológicas que
interpelan la estructura de poder interna que regía en las instituciones oficiales y también, el uso de la
teoría freudiana entendida como elemento al servicio de la burguesía dominante en su intento por
reforzar el proceso de sujetación social. Resonaba también acá, la revolución cubana, el mayo francés,
sumados a distintos procesos de liberación como el Cordobazo. El conflicto social anidaba en la
Institución. Hubo entonces dos posiciones en la teoría psicoanalítica, una “apolítica” y otra con Pichón
Rivière, Bleger, etc., que armaron una perspectiva de trabajo psicoanalítico con incidencia en pos de la
transformación social.
Enrique Pichón Rivière: el padre de la psicología social en Argentina. Médico y psicoanalista.
En el periodo desde el „38 al „47 su pensamiento era muy psiquiátrico. De a poco incluyó una mirada
psicoanalítica y luego social.
Desarrolló “lo grupal”, una formulación de la teoría y técnica de Grupo operativo. El E.C.R.O.,
esquema conceptual referencial y operativo, es la esquematización original y productiva de la
psicología social, sus referentes son Freud, Marx, Althusser, M Klein, K Lewin y G Mead.
A partir de su experiencia en el Borda elabora sus nociones de grupos, instituciones y cuestiona
los conceptos de salud-enfermedad. El desarrollo de la Técnica de grupo Operativo, implicó otro
conocimiento y compresión de la dinámica y del tratamiento de la enfermedad mental. Por esto impuso
una definición de Psicología como Social.
Los seguidores de Riviere son Ana Quiroga, Vicente Zito Lema, Josefina Racedo, entre otros.
Década del „80
Década de reconstrucción política de los Estados, luego de las dictaduras militares. En la
psicología social, se retoma todo lo anterior y es un Pichón re-trabajado en la reinstauración del Estado
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democrático. Los conceptos centrales: vínculo, salud/enfermedad, emergente, etc., fueron puestos bajo
la lupa dadas las diferentes condiciones de recepción que había ahora. Se fortalecen las corrientes
institucionalistas y grupalitas en el país y desde las posiciones menos legitimadas del poder, se
continuó formulando ensayos, comentarios en pos de pensar con sentido crítico la trama sociocultural
en donde se constituye la subjetividad.
Década del „90
Década que instala las nominaciones del “fin”. Fin de la historia, ideologías, trabajo, Estado
benefactor, indicando la producción de un fenómeno de ruptura de los modelos existentes de
funcionamiento socio-cultural habitual. Al no estar creciendo otro modelo se instala el desorden en las
formas de regulación y una progresiva crisis de credibilidad en las instituciones sociales. Crisis de los
enunciados fundantes y emergencia de formas de resolución de los lugares que van posicionándose en
el poder.
En este sentido de lucha de poder, ganó el mundo “financiero”, lo que aumentó la desigualdad y
formas de exclusión. En este marco la psicología social profundiza estudios sobre diversos campos de
aplicación, rescatando y profundizando las elaboraciones en torno a representaciones sociales. La
labilidad de las relaciones sociales tiene su consecuencia en los lazos psicosociales y en la crisis
profunda de las instituciones. Con ello el sujeto queda indefenso, frágil, y vulnerable.
desinterés por la psicología comparada, con lo cual la imagen y construcción de la psicología social que
se difundió a los demás países, con tradiciones de pensamiento no occidentales, fue la de una ciencia
experimentalista, individualista y conductual.
Ante este panorama, que algunos autores como Graumann (1986) y Manicas (1987) han
denominado el proceso de americanización de las ciencias sociales y de la psicología social, se hace
necesario que la psicología social recupere una vez más su carácter multidisciplinar. La emergencia de
nuevos campos de investigación interdisciplinar como la psicología social transcultural, la psicología
social organizacional, la psicología colectiva y la psicología política, entre otros, son prueba de ello.
Niveles de teorización
Teórico Individual Intermedio Colectivo
Wundt Psicología fisiológica Völkerpsychologie
Durkheim Representaciones individuales Representaciones colectivas
Le Bon Individuo Una multitud
Freud Estudios clínicos Ello, yo y superyó Psicología de las masas
Saussure Habla Lengua
Mead Mente Self Sociedad
McDougall Instintos Mente grupal
Allport Comportamiento del individuo Comportamiento institucional,
opinión pública
bastante incompletas para dejar muchos problemas sin estar resueltos para el redelimitado grupo de
científicos. 3) Luego señala que un paradigma establece los criterios para la elaboración de las
herramientas apropiadas.
A la clasificación anteriormente citada cabría agregar otra. En las diferentes acepciones
atribuidas al término podemos encontrar los siguientes tipos: a) aquellas que definen al paradigma
como un modelo filosófico o epistemológico; b) aquellas que lo definen como un modelo
metodológico del cual derivan instrumentos, herramientas y modos de actuar para resolver problemas y
c) como un modelo de logro científico, como ilustraciones recurrentes y casi normalizadas de
diversas teorías. Entonces, la noción de paradigma es usada para referirse a una concepción
metafísica, un modo de interpretar del mundo, los seres humanos, la naturaleza o parte de ellos.
En tanto la ciencia es actividad que busca el conocimiento, la noción de paradigma fue usada
como ejemplo a seguir para descubrir relaciones, hechos, explicar fenómenos. Ha pasado a ser desde
una visión del mundo, una perspectiva general, una forma de simplificar la complejidad del mundo
real, formas de normatividad que indican qué hacer, hasta un conjunto sistemático de creencias
básicas y metafísicas, sistema de ideas que dan algún juicio sobre la naturaleza de la realidad, junto con
un método para aprehender lo que puede conocerse.
El paradigma dominante en la psicología:
La psicología encuentra un panorama paradigmático en el cual las ciencias naturales, en virtud
de un método (hipotético-deductivo) ya sistematizado, y de su correspondiente concepción del mundo,
habían establecido modelos de interpretación y conocimiento de la naturaleza.
La posición intermedia de la psicología, ubicada entre el estudio del organismo, el estudio de
los individuos en sociedad y el estudio de los procesos psicológicos que median entre la actividad
interna y externa de la persona, la llevan por una parte a adoptar el modelo o paradigma metodológico
que habían utilizado las ciencias naturales, y por otra, a adoptar simultáneamente modelos o
paradigmas de explicación de la actividad humana provenientes del campo de la filosofía y que ya a
inicios del siglo XX desembocaran en creaciones estrictamente psicológicas, ligadas sin embargo a
corrientes filosóficas y sociológicas.
El paradigma que ha dominado en la psicología se caracteriza de la siguiente manera:
1. Predominio del método hipotético-deductivo, considerado como el método científico por
excelencia, con la consiguiente tendencia a descalificar como ilegítimas a otras vías metodológicas,
cuyo carácter científico es negado.
2. Atemporalidad, expresada en tomar lo histórico como anecdótico. Histórico como antónimo
de científico.
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d) La psicología social puede y debe incluir en su objeto formas de intervención psicosocial que
le dan relevancia social y mediante las cuales pueda fortalecer, rescatar y potenciar las virtudes y
potencialidades desfavorables.
6. El conflicto es parte de la acción humana, por lo tanto su estudio debe estar incluido en el
objeto de la psicología, que no debe concretarse a los aspectos convergentes únicamente, sino incluir
las perspectivas de la resistencia.
a) Inclusión del estudio de la rebeldía y desviación y no sólo del conformismo.
b) No privilegiar la normalidad. Admitir las disparidades.
c) Reconocer e incluir en las teorías el interés político y la resistencia que se dan fuera de la
psicología.
7. Se reconoce la importancia del estudio psicológico de la ideología como fenómeno
humano y producto psicosocial, en el cual el individuo es sujeto tanto activo como pasivo.
8. De la incorporación de una concepción dinámica y dialéctica de los seres humanos y de
su relación con la sociedad por ellos construida se desprende la necesidad de estudiar el cambio
social en tanto producto de grupos y comunidades.
9. La psicología debe trabajar porque sus sujetos de estudio, seres humanos, adquieren
conciencia y control sobre sus vidas y circunstancias vitales. Debe entonces estudiar los procesos
mediante los cuales las víctimas pueden devenir en dueños de su destino.
10. Inclusión de los estudios sobre la relación entre individuos y vida cotidiana, de cómo se
da sentido al mundo en que se vive en ese proceso diario de construirlo. De aquí se deduce que:
a) Se reconoce el carácter generador de conocimiento del sentido común.
b) Los hallazgos y teorías de la psicología contienen, al igual que el sentido común, datos
contradictorios y conflictivos.
11. Carácter engañoso de la percepción, la cual se organiza dentro de interpretaciones
mediadas y mantenidas por el lenguaje.
12. Rechazo a la noción de progreso como elemento básico del paradigma de la psicología,
por cuanto ella esquematiza el futuro usando materiales y conceptos del presente, lo cual da un carácter
restrictivo.
La psicología social demuestra que distintos paradigmas pueden co-existir a pesar de que exista
un paradigma dominante. Se habla más bien de agotamiento, erosión o cambio, en lugar de revolución
(Khun).
La idea es aceptar la crisis. La cc de crisis habilita a pensar nuevas ideas y nuevos problemas a
la vez que los modelos emergentes obtienen reconocimiento.
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mociones pulsionales inconcientes. Las propiedades nuevas son las exteriorizaciones de eso
inconciente que contiene, como disposición constitucional, toda la maldad del alma humana. El núcleo
de la conciencia moral es justamente la “angustia social”.
La segunda causa es el contagio. En la multitud, todo sentimiento y todo acto con contagiosos,
el individuo sacrifica muy fácilmente su interés personal al interés colectivo.
Una tercera causa es la sugestionabilidad. El individuo inmerso durante cierto lapso en una
masa se encuentra en un estado singular, muy próximo a la fascinación en que cae el hipnotizado bajo
la influencia del hipnotizador. La personalidad conciente desaparece por completo, la voluntad y el
discernimiento quedan abolidos. Sentimientos y pensamientos se orientan en la dirección que quiere la
masa. El individuo no tiene conciencia de sus actos.
Entonces, los principales rasgos del individuo integrante de la masa son: la desaparición de
la personalidad conciente, de los sentimientos e ideas en el mismo sentido por sugestión y contagio, y
la tendencia a transformar inmediatamente en acto las ideas sugeridas. El individuo deja de ser él
mismo, se ha convertido en un autómata carente de voluntad.
Le Bon también agrega que por el mero hecho de pertenecer a una masa, el ser humano pierde
su civilización. Aislado, era quizás culto; en la masa es un bárbaro, una criatura que actúa por instinto.
Posee la espontaneidad, la violencia, el salvajismo y el heroísmo de los seres primitivos.
(Esto ya es Freud) La masa es impulsiva, voluble y excitable. Es guiada casi por exclusividad
por lo inconciente. Los impulsos a los que obedece son imperiosos, nunca se impone lo personal, ni
siquiera el interés por la autoconservación. Nada es premeditado, no hay una voluntad perseverante.
Hay un sentimiento de omnipotencia, lo imposible desaparece.
La masa es influible y crédula, es acrítica. Piensa por imágenes que se evocan asociativamente
unas a otras, tal como las fantasías. Ninguna instancia racional mide su acuerdo con la realidad. Los
sentimientos son exaltados, un poco de antipatía deviene en un odio salvaje. Quien quiera influir a la
masa no necesita presentarle argumentos lógicos, ya que no abriga dudas sobre lo verdadero o lo falso.
La masa es conciente de su gran fuerza, y es tan intolerante como obediente ante la autoridad.
Lo que pide de sus héroes es fortaleza y aun violencia. Conservadora en el fondo, siente aversión hacia
las novedades y progresos, y venera sin límites a la tradición.
Al reunirse los individuos de la masa desaparecen todas las inhibiciones y son llamados a la
libre satisfacción pulsional todos los instintos crueles, brutales, destructivos del tiempo primordial de
los individuos. Hay una moralización del individuo por la masa, el rendimiento intelectual de la masa
es menos al del individuo, pero la conducta ética es mayor.
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La masa está sujeta al poder mágico de las palabras. Nunca buscan la verdad, piden ilusiones.
Lo irreal prevalece sobre lo real. Este predominio de la fantasía y la ilusión sustentada por el deseo
incumplido comanda la psicología de las neurosis. Para los neuróticos no vale la realidad objetiva, sino
la realidad psíquica. Un síntoma histérico se funda en una fantasía y no en la repetición de un vivenciar
real. Así como en el sueño y en la neurosis, en la actividad anímica de la masa el examen de realidad
retrocede frente a la intensidad de las mociones de deseo afectivamente investidas.
También Le Bon habla del conductor de las masas. La masa es un rebaño que nunca podría
vivir sin señor. Tiene tal sed de obedecer que se subordina instintivamente a cualquiera que se designe
su señor. Las propiedades personales de ese conductor son el estar fascinado por una intensa
creencia (una idea), y el poseer una voluntad poderosa, imponente, que la masa sin voluntad acepta.
Y estas propiedades están sostenidas por un poder misterioso, irresistible: el prestigio, una suerte de
imperio que ejerce sobre nosotros un individuo, una obra o una idea. Paraliza nuestra capacidad de
crítica y nos llena de asombro y respeto.
III. Otras apreciaciones de la vida anímica colectiva
Lo que se habló antes refiere a masas efímeras que se aglomeran por la reunión de individuos de
diversos tipos con un interés pasajero. Lo opuesto a estas serían las masas o asociaciones estables a que
los seres humanos consagran su vida y se encarnan en las instituciones de la sociedad.
McDougall halla la solución en la organización. La condición para que una multitud de seres
humanos formen algo semejante a una masa, es que tengan algo en común, un interés común por un
objeto, una orientación afectiva dentro de cierta situación, y cierto grado de capacidad para influirse
recíprocamente. Mientras más fuertes sean estas relaciones de comunidad, con mayor facilidad se
forma una masa psicológica, y más llamativas son las manifestaciones de un alma de las masas.
El fenómeno más notable de la formación de masa es el incremento de la afectividad que
provoca en cada individuo. Los afectos de los hombres difícilmente alcanzan bajo otras condiciones la
intensidad a la que llegan dentro de una masa. Es una sensación gozosa para los miembros entregarse
así, sin barreras, a sus pasiones y así perder el sentimiento de su individualidad. McDougall explica
esto por el principio de inducción directa de la emoción por vía de la respuesta primitiva de simpatía.
Lo que se percibe de un estado afectivo es apto para provocar automáticamente el mismo afecto en
quien lo percibe.
Esta compulsión automática se vuelve más fuerte cuantas más son las personas en que se nota
ese afecto. Se acalla la crítica del individuo y se deja deslizar hacia el afecto. Se acrecienta por
inducción recíproca la carga afectiva de los individuos.
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Lo que Freud agrega para esclarecer esta cuestión es el concepto de libido, como la energía,
considerada como magnitud cuantitativa, de aquellas pulsiones que tiene que ver con lo que se sintetiza
como “amor”. El núcleo de lo que llamamos amor lo forma el amor cuya meta es la unión sexual, y
también por un lado, el amor a sí mismo, y por el otro, el amor filial, el amor a los hijos, la amistad, el
amor a la humanidad. Todas esas aspiraciones son la expresión de las mismas mociones pulsionales
que las que aspiran a la unión sexual, pero son apartadas de esta meta, son desexualizadas, aunque
siempre conservan su naturaleza originaria.
En el psicoanálisis estas pulsiones de amor son pulsiones sexuales. Freud no halla motivo
alguno para avergonzarse de esta sexualidad.
Los vínculos de amor constituyen la esencia del alma de las masas. Freud introduce dos
reflexiones: 1, que la masa se mantiene cohesionada en virtud del poder del Eros; y 2, si el individuo
resigna su peculiaridad en la masa, y se deja sugerir por otros, lo hace porque siente la necesidad de
estar de acuerdo con ellos, y no de oponérseles, y lo hace por amor de ellos.
V. Dos masas artificiales: Iglesia y ejército
Freud habla de dos masas de alto grado de organización, duraderas y artificiales: la Iglesia y el
ejército. Son masas artificiales, hay una compulsión externa para prevenir su disolución e impedir
alteraciones de su estructura. Por regla general, no se le pregunta al individuo si quiere ingresar a esa
masa, y el intento de separación suele estorbarse.
En la Iglesia y en el ejército hay un jefe – Cristo en la Iglesia católica, el general en el ejército –
que ama por igual a todos los individuos de la masa. De esta ilusión depende todo. Cristo formula este
amor igual para todos, él se sitúa como un bondadoso hermano mayor; es para ellos un sustituto del
padre. Todas las exigencias que se dirigen a los individuos derivan de este amor de Cristo. La Iglesia es
animada por un sesgo democrático, porque todos son iguales ante Cristo, todos tienen idéntica
participación en su amor. La ligazón de cada individuo con Cristo es también la que une a todos.
Algo similar ocurre con el ejército, que se diferencia estructuralmente de la Iglesia por poseer
una jerarquía. Las ideas de Patria, Gloria Nacional, son indispensables para la pervivencia de un
ejército (más adelante Freud hablará de la posible sustitución del conductor por una idea rectora). Lo
que ocurrió es que el trato falto de amor que el hombre recibía de sus superiores fue uno de los
principales motivos de contracción de neurosis.
En estas dos masas artificiales cada individuo tiene una doble ligazón libidinosa: con el
conductor y con los otros individuos de la masa. Esto nos conduce al principal fenómeno de la
psicología de las masas: la falta de libertad del individuo dentro de ellas. Si todo individuo está sujeto a
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una ligazón afectiva tan amplia en dos direcciones, de ahí se derivan la alteración y la restricción
observadas en su personalidad.
La esencia de una masa consistiría en las ligazones libidinosas existentes en ella. El fenómeno
del pánico ayuda a explicar esto. El pánico se genera cuando una masa de esta clase se descompone.
Esto se ve cuando ya no se presta oídos a la orden del jefe, y cada uno cuida por sí sin miramiento por
los otros. Los lazos recíprocos han cesado, y se libera una angustia enorme, sin sentido, que crece hasta
que prevalece sobre todo.
Cuando los individuos, dominados por la angustia pánica, se ponen a cuidar de ellos solos,
comprenden que han cesado las ligazones afectivas que hasta entonces les rebajaban el peligro. Ahora
que lo enfrentan solos, lo sienten más. La angustia pánica supone el aflojamiento de la estructura
libidinosa de la masa y ésta reacciona justificadamente ante él.
El pánico es la angustia de masas. Nace por el aumento del peligro que afecta a todos, o por el
cese de las ligazones afectivas que cohesionaban a la masa. La pérdida del conductor basta para que se
produzca el estallido de pánico, aunque el peligro siga siendo el mismo. Al desaparecer la ligazón de
los miembros de la masa con su conductor desaparecen las ligazones entre ellos, y la masa se pulveriza.
La descomposición de una masa religiosa no es tan fácil de observar. Para ilustrarlo Freud toma
una novela, y habla de que lo que sale a la luz a raíz de la descomposición de la masa religiosa no es
angustia, sino impulsos despiadados y hostiles hacia otras personas, a los que el amor de Cristo, igual
para todos, había impedido exteriorizarse antes. Por eso una religión, aunque se llame la religión del
amor, no puede dejar de ser dura y sin amor hacia quienes no pertenecen a ella. Cada religión es de
amor por todos aquellos a quienes abraza, y es cruel e intolerante hacia quienes no son sus miembros.
VI. Otras tareas y orientaciones de trabajo
Freud sostiene que lo que caracteriza a una masa son ligazones libidinales. Los seres humanos
en general se comportan afectivamente entre sí. Casi toda relación afectiva íntima y prolongada entre
dos personas, contiene un sedimento de sentimientos de desautorización y de hostilidad que sólo en
virtud de la represión no es percibido.
Cuando la hostilidad apunta a personas a quienes se ama, hablamos de “sentimiento de
ambivalencia”, y se explica por las veces que unos vínculos tan íntimos proporcionan justamente a los
conflictos de intereses. En las aversiones a extraños se puede discernir un amor de sí, un narcicismo,
que aspira a su autoconservación y se comporta como si toda divergencia implicase una crítica a ellas y
una exhortación a remodelarlas. En estas conductas hay una predisposición al odio, una agresividad de
origen desconocido.
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Toda esta intolerancia desaparece por la formación de masa y en la masa. Mientras esta perdura,
los individuos se comportan como si fueran homogéneos; toleran la especifidad del otro, se consideran
como su igual. Una restricción así del narcicismo solo puede producirse por una ligazón libidinosa con
otras personas. El amor por sí mismo no encuentra más barrera que el amor por lo ajeno, el amor por
objetos.
En la cooperación se establecen por regla general lazos libidinosos entre los compañeros, lazos
que prolongan y fijan la relación entre ellos mucho más allá de lo meramente ventajoso. En las
relaciones sociales ocurre lo mismo que en el desarrollo de la libido individual. Esta se apuntala en la
satisfacción de las grandes necesidades vitales, y escoge como sus primeros objetos a las personas que
participan en dicho desarrollo. Y en el de la humanidad, al igual que en el del individuo, solamente el
amor ha actuado como factor de cultura en el sentido de una vuelta del egoísmo en altruismo.
La esencia de la formación de masa consiste en ligazones libidinosas recíprocas de nuevo tipo
entre sus miembros. La índole de esas ligazones existentes en el interior de la masa no se trata de metas
sexuales directas, sino de pulsiones de amor que, sin actuar por eso de manera menos enérgica, están
desviadas de sus metas originarias. Hay un desvío de la pulsión respecto de su meta sexual.
Aun así, dice Freud, existen otros mecanismos de ligazón afectiva: las identificaciones.
VII. La identificación
La identificación es la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otro, anterior a
toda elección de objeto. Distinguida de la elección de objeto basada en el querer tener, la identificación
se articula en el querer ser, aspirando a configurar el yo propio a semejanza de otro, tomado como
modelo. Es el mecanismo principal que articulará la prehistoria del complejo de Edipo, el varón toma al
padre como modelo, querrá ser como él, contemporáneamente a esta identificación emprende una
investidura de objeto en la madre, ambos lazos coexisten un tiempo, sin perturbarse entre sí.
La unificación de la vida anímica tiene como consecuencia que de esa confluencia nazca el
complejo de Edipo normal, la identificación con el padre toma un carácter hostil, este aparece como un
obstáculo a la satisfacción de la investidura sexual hacia la madre y la identificación pasa a ser idéntica
al deseo de sustituir al padre.
Desde el comienzo la identificación es ambivalente, expresando ternura o deseo de eliminación.
Se comparta como un retoño de la primera fase, oral, de la organización libidinal, en la que el objeto
anhelado y apreciado se incorpora por devoración y así se lo aniquila como tal. Esta identificación
primaria es fundante, permitiendo la afiliación del sujeto a la cultura, permite la salida del complejo de
Edipo, así como la incorporación de la ley de prohibición del incesto.
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objeto se hace más grandioso, hasta llegar a poseer todo el amor de sí mismo del yo, dando por
resultado una restricción del narcisismo.
La diferencia entre la identificación y el enamoramiento es que en la primera, el yo se ha
enriquecido con las propiedades del objeto, lo ha introyectado, en el segundo, se ha empobrecido, se ha
entregado al objeto. En el caso de la identificación con el objeto perdido o resignado, este se vuelve a
erigir en el interior del yo, y el yo se altera parcialmente según el modelo del objeto perdido. En el
enamoramiento el objeto se ha mantenido y es sobreinvestido por el Yo y a costas del yo. La diferencia
radica en que el objeto se ponga en el lugar del yo (id) o en el del ideal de yo (enamoramiento).
Entre el enamoramiento y la hipnosis encontramos como coincidencia, la sumisión, la
obediencia y la falta de crítica hacia el hipnotizar como hacia el objeto amado, la absorción de la propia
iniciativa, el hipnotizador ha ocupado el lugar del ideal del yo. Su diferencia reside en que el vínculo
hipnótico excluye toda satisfacción sexual, mientras que en el enamoramiento esta se pospone de
manera temporaria y permanece en el trasfondo como meta. Para Freud el vínculo hipnótico es idéntico
a la formación de masa, es una formación de masa de dos, esta restricción del número diferencia a la
hipnosis de la formación de masa, así como la ausencia de aspiración sexual directa la separa del
enamoramiento, en este sentido el vínculo hipnótico ocupa una posición intermedia entre
enamoramiento y formación de masa.
El ideal del yo es definido como una instancia que se separa del resto del yo y puede entrar en
conflicto con él. Atribuyéndole las funciones de la observación de sí, la conciencia moral, la censura
onírica y la influencia en la represión. Estableciendo que es la herencia del narcisismo originario, en el
que el yo infantil se contentaba a sí mismo, era su ideal, y una vez perdido, sus rodeos se encuadran en
restaurar esa imagen de completud perdida.
Este ideal tiene origen en las influencias de la autoridad de los padres, y luego tomará en el
desarrollo los influjos del medio a través de las exigencias que este le plantea al yo. Toda vez que el yo
no puede contentarse consigo mismo, puede hallar su satisfacción en el cumplimento de ese ideal del
yo. Este desarrollo del ideal permite explicar la formación de la masa así como la sumisión de los
individuos que la componen frente a la figura del líder, para Freud una masa ligada a un conductor es
una multitud de individuos que ha puesto un objeto en el lugar de su ideal del yo, a consecuencia de lo
cual se ha identificado entre sí en su yo.
IX. El instinto gregario
Trotter deriva los fenómenos anímicos de la masa a un instinto gregario innato en el hombre y
otras especies animales. Esta proclividad gregaria es, desde el punto de vista biológico, una analogía y
una prosecución del carácter pluricelular, expresado en la tendencia de todos los seres vivos de la
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misma especie a formar unidades cada vez más amplias. El instinto gregario sería algo primario y no
susceptible de descomposición. Es a través del lenguaje que se vehiculiza el entendimiento recíproco
dentro del rebaño que compone el individuo, y sobre el descansa, en la concepción de Trotter, buena
parte de la identificación de los individuos unos con otros.
La crítica de Freud remarca que el instinto gregario no dejaría sitio al conductor, la esencia de la
masa no puede concebirse descuidando el papel del líder. Además, probablemente la pulsión gregaria
no sea indescomponible, ni primaria en el sentido en que lo son las pulsiones de autoconservación y las
pulsiones sexuales. La angustia del niño ante la soledad a la que Trotter discierne como exteriorización
de la pulsión gregaria posee otra interpretación. Esta angustia se dirige a la madre, no se calma a la
vista de cualquier otro del rebaño, al contrario, es provocada por la llegada de uno de esos extraños.
Freud corrige el enunciado de Trotter según el cual el ser humano es un animal gregario
diciendo que es más bien un animal de horda, el miembro de una horda dirigida por un jefe.
X. La masa y la horda primordial
A partir de la conjetura de Darwin, para quien la forma primordial de la sociedad humana fue la
de una masa gobernada despóticamente por un macho fuerte, Freud muestra que los destinos de esta
horda han dejado huellas en el linaje de sus herederos, explicando que el desarrollo del totemismo y los
comienzos de la religión, se entrama con el asesinato del jefe y la transformación de la horda paterna en
una comunidad de hermanos.
La psicología de las masas, que exhibe una atrofia de la personalidad individual, la orientación
de pensamientos y sentimientos en una misma dirección, el predominio de la afectividad y de lo
anímico inconsciente, la tendencia a la ejecución inmediata de los propósitos, responde a un estado de
regresión a una actividad anímica primitiva, como la que adscribimos a la horda primordial. La masa se
muestra como un renacimiento de la horda primitiva, el hombre primordial sobrevive virtualmente en
cada individuo, de igual modo la horda primordial se restablece a partir de una multitud de seres
humanos gobernados por la formación de masa.
Al hablar del mito de horda primordial, Freud explica aquella cohesión que existe en la masa,
así como los fenómenos psicológicos expresados por ella, como fenómenos que parten de la relación
ambivalente de la masa con el conductor. El conductor de la masa sigue siendo el temido y amado
padre primordial, la masa quiere ser gobernada por un poder irrestricto, tiene un ansia extrema de
autoridad. El padre primordial es el ideal de la masa, que gobierna al yo en remplazo del ideal del yo.
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La distinción entre la psicología social y otras ciencias, es la manera de observar los fenómenos
y las relaciones, desde una visión psicosocial. Para dar cuenta de esto, el autor toma como punto de
comparación la manera en que los psicólogos enfocan los hechos, sosteniendo que estos tienen una
lectura binaria que corresponde a la separación del sujeto y del objeto, que son dados y definidos
independientemente uno del otro. El psicólogo pone de un lado el “ego” (el sujeto) y del otro el
“objeto”. Al estudiar los procesos intelectuales nos interesamos por la manera en que el cerebro trata
una información proveniente del mundo exterior, como la aprende, la organiza y la transforma en un
comportamiento definido.
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En sociología se trata de algo similar, nada más que el sujeto ya no es un individuo sino una
colectividad. Se toma en consideración una multitud de sujetos que cambian, negocian, comparten una
misma visión del mundo. Por lo que se refiere al objeto, éste también posee un valor social,
representando un interés o una institución. El objeto a veces está constituido por otras personas del
entorno humano. Lo que se busca saber es cómo se comportan las diversas categorías de individuos en
la sociedad, o cómo la acción de cada individuo se transforma en una acción colectiva.
Ya no se trata de un sujeto individual y un objeto, sino de un sujeto colectivo diferenciado
según criterios económicos o históricos y un objeto diferenciado en social o no social.
Existe una visión psicosocial que se traduce por una lectura ternaria de los hechos y las
relaciones. Su particularidad consiste en sustituir la relación de dos términos (sujeto y objeto), por una
relación de tres términos: Ego – Alter – Objeto.
Objeto
(físico, social,
imaginario o real)
Ego Alter
Sujeto individual Sujeto social
La relación de sujeto a sujeto en su relación con el objeto puede concebirse de manera estática o
dinámica. Se distinguen dos mecanismos que ilustran esto: la facilitación social, por un lado, y la
influencia social, por el otro. La facilitación social consiste en que la simple presencia de un individuo
o de un grupo haga que un individuo prefiera o aprenda con mayor facilidad las respuestas más
familiares y las menos originales. Como si se inhibiese, el individuo expresa o retiene las respuestas
dominantes, comunes a todos. La influencia social consiste en que un individuo sometido a la presión
de una autoridad o de un grupo adopte sus opiniones y conductas.
Esto ayuda a definir la manera en que se considera el alter (individuo o grupo) para analizar las
relaciones con la realidad, el objeto. Nos encontramos ante un otro similar, un alter ego, o un otro
diferente, un alter sin más. Sobre el alter ego, decimos que se manifiesta en los individuos una
tendencia a compararse a alguien semejante. Los individuos juzgan sus opiniones y conductas en
función de la mayoría de los individuos que encarnan el poder, y se conforman para parecerse a esos
alter egos privilegiados.
En relación al alter, se habla de innovación, donde la minoría, el individuo, expresa una opinión
y un juicio que le son propios. Se confrontan a una mayoría que representan la norma, y lo que intentan
estas minorías es hacerse reconocer una identidad particular y una diferencia evidente. Estos dos
mecanismos psicosociales, el de comparación social y el de reconocimiento social, corresponden a
dos maneras de percibir al otro en el campo social.
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Este desplazamiento que implica pasar de una concepción binaria de las relaciones humanas, a
una concepción ternaria, concede su especifidad a la visión psicosocial. Esta visión se encuentra
concretada en las prácticas de la psicología social. Se trata de prácticas de observación directa de
relaciones, gestos, reacciones afectivas o simbólicas. Ver es más importante que escuchar. El
observador, a veces visible y a veces invisible, se oculta detrás de un espejo de doble visión, a fin de
ver sin ser visto. Este ojo irrigado por las experiencias y la memoria, mantiene fijamente a cada uno de
los personajes en el sitio que le es propio, de manera que sabemos quién es cada uno. Pero este ojo
también mantiene fijamente los acontecimientos que tejen la historia dentro de la historia. Personajes y
acontecimientos sólo adquieren su sentido a través de esta única “investigación”, a través de la
“sociedad de cada cual”.
El narrador observa según sus propios convencionalismos, pero lo ve como lo ven los demás.
Nuestra personalidad social es la creación del pensamiento de los demás. El enfoque psicosocial no es
la percepción inocente de lo humano que describe, explica y denuncia con la buena conciencia de ver
las cosas tal como son. Se trata de la persecución dentro del tiempo de una intriga entre individuos y
acontecimientos que crean la sociedad a medida que la narran.
El autor plantea que existen obstáculos epistemológicos para quien desee dedicarse a la
investigación y práctica de la psicología social. El primero consiste en la opinión bastante difundida
según la cual hay que agregar un suplemento espiritual a los fenómenos sociales. Esto significa que se
debe explorar el aspecto subjetivo de los acontecimientos de la realidad objetiva (realidad económica y
social). Se comienza por analizar los diversos aspectos del sujeto “colectivo”: el poder, la clase social,
los intereses de los grupos, etc. Una vez constituido el marco, constatamos las diferencias con respecto
a lo que debería pensar o hacer ese sujeto colectivo si obedeciera a los amplios determinismos
económicos o sociales: descuida sus intereses, vota a la izquierda, x ej. Para dar cuenta de estas
diferencias se invocan factores de tipo subjetivo: los sentimientos, valores, el grado de cc social, etc.
Entonces nos volvemos hacia la psicología social y le pedimos que comprenda lo que la gente piensa y
siente, y mida sus efectos.
El segundo obstáculo tiene que ver con el hecho de que la psicología estudia una gran suma de
fenómenos (la percepción, el razonamiento, la ansiedad, etc.), pero los estudia en el individuo aislado,
como si fuese autista. Lo que sostiene el autor entonces es que el individuo, por estar aislado, no deja
de pertenecer al grupo, a una clase social, y sus reacciones son influenciadas por esta pertenencia.
Entonces, a fin de aportar un suplemento de materia, de realidad, el psicólogo se cree obligado a
volver a estudiar los mismos fenómenos que estudió en el vacío social, en el seno de la sociedad.
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Encarga a la psicología social que añada una dimensión objetiva a los fenómenos subjetivos, que
vuelva a situar en el contexto social aquello que ha sido analizado fuera de él.
En ambos casos vemos en la psicología social el medio de satisfacer una carencia: por un lado,
llenar al sujeto social de un mundo interior, y por el otro, resituar al sujeto individual en el mundo
exterior, social. Así, su naturaleza sería psicológica para unos y sociológica para otros.
Estos obstáculos impiden ver lo que esta ciencia tiene de propio, que consiste en cuestionar la
separación entre lo individual y lo colectivo en los campos esenciales de la vida humana. La psicología
social analiza y explica los fenómenos que son simultáneamente psicológicos y sociales.
El enfoque psicosocial se guía por las teorías y observaciones precisas de las relaciones entre
los individuos y los grupos en un medio social determinado. En psicología social se encontrarán tres
tipos de teorías: paradigmáticas, fenomenológicas y operatorias.
Las teorías paradigmáticas proponen una visión global de las relaciones y comportamientos
humanos.
Las teorías fenomenológicas intentan describir y explicar una familia de fenómenos conocidos.
Unas se ocupan de los fenómenos fundamentales, por ej, la influencia. Otras se ocupan de fenómenos
no tan fundamentales, pero de igual manera cada teoría responde a dos preguntas: ¿cómo? y ¿por qué?,
y al hacerlo, todas buscan revelar la causa de un cierto número de efectos.
Las teorías operatorias tratan de llegar a un mecanismo elemental, desconocido hasta
entonces, y que explica un conjunto de hechos. También prevén hechos nuevos y sorprendentes.
Los tres tipos de teorías coexisten dentro de la psicología social, cada una de ellas corresponde a
un estado de las investigaciones en un campo y posee su propia fecundidad.
En tanto que fenómenos, las representaciones sociales se presentan de formas variadas, más o
menos complejas. Imágenes que condensan un conjunto de significados; sistemas de referencia
que nos permiten interpretar lo que nos sucede, e incluso, dar un sentido a lo inesperado;
categorías que sirven para clasificar las circunstancias, los fenómenos y a los individuos con
quienes tenemos algo que ver; teorías que permiten establecer hechos sobre ellos. A menudo,
cuando se les comprende dentro de la realidad concreta de nuestra vida social, las representaciones
sociales son todo ello junto.
Una representación social es una manera de interpretar y de pensar nuestra realidad
cotidiana, una forma de conocimiento social. Esta noción nos sitúa en un punto donde se intersectan
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lo psicológico y lo social. Concierne a la manera en que nosotros, como sujetos sociales, aprehendemos
los acontecimientos de la vida diaria. El conocimiento espontáneo: el conocimiento de sentido común.
Este conocimiento se constituye a partir de nuestras experiencias, pero también de las
informaciones, conocimientos y modelos de pensamiento que recibimos y transmitimos a través de la
tradición, la educación y la comunicación social. De este modo, es un conocimiento socialmente
elaborado y compartido.
También se trata de un conocimiento práctico en tanto permite comprender y explicar la
realidad, actuar sobre ella y con otras personas. Este conocimiento forja nuestra realidad consensuada,
participa en nuestra construcción social de la realidad.
La representación social debe ser abordada como el producto y el proceso de una
elaboración psicológica y social de lo real.
El concepto de representación social designa una forma de conocimiento específico, el saber
del sentido común, cuyos contenidos manifiestan la operación de procesos generativos y funcionales
socialmente caracterizados. Designa una forma de pensamiento social.
Las representaciones sociales constituyen modalidades de pensamiento práctico orientados
hacia la comunicación, comprensión y dominio del entorno social, material e ideal. El proceso de
representación ha de referirse a los contextos en los que surge, a la comunicación mediante la que
circulan y a su función dentro de la interacción con el mundo y con los demás.
Por una parte, la representación social se define por un contenido, éste se relaciona con un
objeto. Por otra parte, es la representación social de un sujeto en relación con otro sujeto. Toda
representación social es representación de algo y de alguien, no es el duplicado de lo real o ideal, ni
la parte subjetiva del objeto, ni la parte objetiva del sujeto. Sino que constituye el proceso por el cual se
establece su relación.
Del hecho de representar…
El acto de representar constituye el nivel elemental de la representación social, es un acto de
pensamiento por el cual un sujeto se relaciona con un objeto. La representación es el representante
mental de algo. Por ello, está emparentada con el símbolo. Representar es re-presentar, hacer presente
en la mente, en la conciencia.
La representación mental, social, conlleva un carácter significante. No solo restituye de modo
simbólico algo ausente, sino que puede sustituir lo que está presente. Debido a ello, no es simple
reproducción, sino construcción y conlleva en la comunicación una parte de autonomía y creación
individual o colectiva. Esto tiene las siguientes consecuencias:
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3. Una tercera corriente trata la representación como forma de discurso y desprende sus
características de la práctica discursiva de sujetos sociales.
4. La cuarta óptica toma en cuenta la práctica social del sujeto como actor social inscripto en
una posición o lugar social.
5. Para un quinto punto de vista, el juego de las relaciones intergrupales determina la dinámica
de las representaciones.
6. Finalmente, una última perspectiva, basa la actividad representativa en la reproducción de los
esquemas de pensamiento socialmente establecidos.
Estas ópticas convergen en el campo de estudio de las representaciones sociales.
dentro de una visión dialéctica, integrando el tema del sujeto y su organización psíquica con las
condiciones sociales en que este se desarrolla.
Una de las tendencias fuertes en el rumbo de esta psicología social crítica, fue la de José
Miguel Salazar, quien desde su posición social crítica, desarrolló trabajos sobre las actitudes políticas
en estudiantes venezolanos. El tema del nacionalismo se fue relacionando de forma progresiva con la
cuestión de la ideología y con la identidad.
Esto permitió visualizar la imagen negativa que los latinoamericanos expresaban con relación a
los norteamericanos, lo que evidenciaba la necesidad del desarrollo de una identidad latinoamericana
como opción al dominio ideológico, político y económico de los norteamericanos en el continente.
Montero: “las acusaciones arrojadas sobre las teorías psicológicas clásicas, de fragmentar y
atomizar el objeto de estudio, presentan inconvenientes: estudiar un fragmento de conducta, un
comportamiento específico, no explicar la totalidad de un fenómeno complejo, lleva a concepciones
erróneas y a ocultar causas profundas”.
La emergencia de una visión socio-histórica de la psique aparece desde diferentes perspectivas.
Martín Baró, tendió a la búsqueda de alternativas teóricas y metodológicas facilitadoras de esta
psicología crítica. Escribió en relación a la cultura de la pobreza. “Decir, por ej, que el obrero o el
campesino latinoamericanos, a diferencia de los norteamericanos, no progresan porque carecen de
ambición y empuje, es una forma más “técnica” pero también psicologista de cargar a la víctima con la
culpa de la situación”.
Se fue formando en el continente una conciencia teórica y metodológica crítica que se separaba
del positivismo y enfatizaba el origen histórico y cultural de la psique, rompiendo con la naturalización
de la psique en la psicología social dominante.
Durante los años 80 aparece en el continente una tendencia a la crítica de las posiciones
tradicionales que dominaban los escenarios académicos de la enseñanza de la psicología. Los aspectos
principales abordados fueron:
- La necesidad de una psi social con posiciones propias frente a los problemas del continente, y el
reconocimiento de una realidad social que definía los aspectos psicológicos de los diferentes
grupos y clases de América Latina.
- La necesidad de intervenir en la realidad estudiada y facilitar procesos libertadores que
contribuyeran al cambio social y la implicación política y ciudadana en los procesos sociales.
La crítica en la psi social latinoamericana se comienza a articular por las relaciones entre
investigadores y la organización de foros y congresos. Se va produciendo un movimiento organizado
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de producción y reflexión compartida entre psicólogos latinoamericanos que va ganando fuerza a nivel
continental.
La integración de lo simbólico como dimensión fundante de la realidad social tiene un papel
importante en la desnaturalización de esta realidad. La noción de paradigma emergente abre el espacio
de la diversidad en la construcción de nuevas alternativas, sin embargo, ese paradigma emergente
evoluciona en los noventa hacia el construccionismo social, que desde la epistemología enfatiza la
ciencia como producción social y se orienta a buscar procesos de naturaleza social que legitiman
ciertos discursos científicos y rechazan otros.
El construccionismo social y su significación epistemológica es indiscutible, sin embargo, la
forma en que esta tendencia niega al sujeto, a la realidad como referente diferente del discurso, a la
epistemología y a todo aquello que no sea una producción discursiva, desconecta a la psi social de las
realidades desde las que ejerce su crítica, y pierde su poder crítico sobre la realidad social. Sin dudas es
atractivo en su crítica a la psicología tradicional, en sus reflexiones creativas sobre la construcción del
conocimiento y con relación a las diferentes prácticas de la psicología que se apoyan en la
naturalización de la psique a través de su representación estática en entidades individuales y
universales, pero en la psicología social, va a extremos que crean una nueva ideologización sobre los
límites absolutos de la producción del conocimiento: los criterios legitimadores de las prácticas
discursivas. Se torna como una “verdad” que devalúa con cierta autosuficiencia intelectual otras
opciones en la producción de conocimiento.
En el pensamiento de Martín Baró hay una plena conciencia sobre la necesidad de una
reformulación teórica que le permita a la psi social enfrentar los desafíos que tenía en América Latina,
y un interés por la significación de lo individual para la construcción de la psicología social. Ese interés
por la integración de lo social y lo individual como momentos simultáneos de un sistema complejo, en
el que mantienen una relación recursiva y a la vez formas propias de organización que enfatizan su
especifidad histórica e impiden que cada uno se diluya en otro, como pasó en las tendencias
reduccionistas. Frente a este desafío se presenta una perspectiva de la subjetividad dentro de un marco
histórico cultural y un sentido subjetivo que permita articular la subjetividad social, individual y el
sujeto concreto.
La categoría de sentido subjetivo sirve para pensar las formas singulares que adquieren sentidos
socialmente producidos en la historia de los sujetos. El sujeto singular, a través de su producción de
sentidos subj nos permite visualizar y significar espacios de lo social que no son visibles con una
mirada objetiva de investigador.
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La realidad representa una compleja organización subjetiva que Castoriadis presenta con el
concepto de imaginario social, y este autor (González Rey) conceptualiza como subjetividad social,
para representar no solo los aspectos subjetivos sino también los escenarios sociales que mantienen en
funcionamiento el sistema de la sociedad.
La psi social latinoamericana se tiene que integrar en los diferentes espacios y conflictos de
nuestros países. Martín Baró: a los psicólogos latinoamericanos nos hace falta un buen baño de
realidad, pero de esa misma realidad que agobia y angustia a las mayorías populares. Por eso para
analizar con bibliografía un problema les recomiendo que primero se dejen impactar por el problema,
que se embeban en la angustiosa realidad cotidiana que viven las mayorías populares.
quehacer psicosocial comunitario. No como sujeto sujetado, definido externamente, sino como sujeto
autodefinido desde la propia comunidad, activo de las acciones en que ella se lleva a cabo, como actor
social, constructor de su propia realidad.
En cuanto al segundo planteamiento, el cambio o la transformación social, se hace desde la
propia comunidad, desde las aspiraciones, los deseos y las necesidades de la comunidad.
Psicología comunitaria y desarrollo comunal
El desarrollo comunal ha sido definido como el producto de la acción comunal. Acción que
se produce cuando la comunidad se hace cargo de sus problemas y se organiza para resolverlos,
desarrollando sus propios recursos y utilizando también ajenos. Muchas veces factores económicos y
políticos ponen barreras que no permiten alcanzar las metas de la comunidad. El desarrollo comunal
deberá, por lo tanto, involucrar también estrategias para la superación de obstáculos.
Sobre el método en la psicología comunitaria
Los métodos provenían principalmente de la psicología social, de ella tomamos las técnicas y
los procedimientos propios de la dinámica de grupos, ya que trabajamos con comunidades y dichas
técnicas nos permitían establecer intercambios en los cuales los miembros del grupo pudiesen tener la
oportunidad de expresar sus puntos de vista, sus preocupaciones, opiniones.
La unión de la teoría y la práctica es uno de los principios fundamentales de la psicología
comunitaria, que junto con el carácter activo de los participantes provenientes de las comunidades,
caracterizan el método de la psicología comunitaria.
No se descarta el uso de formas tradicionales de investigación e intervención social, como por
ejemplo el uso de encuestas, las observaciones, pruebas psicológicas. Se da así un pluralismo
metodológico.
El método de la psicología comunitaria se rige por los siguientes principios básicos:
1. El principio científico de que el método sigue al objeto. El método está unido a los aspectos
epistemológicos y ontológicos, por lo tanto el problema es quien va a determinar qué método
emplear, para qué y cuándo.
2. El carácter participativo del método (por lo del punto anterior).
3. El carácter activo del método. La orientación hacia la transformación exige modos de conocer
que respondan a las exigencias que plantean las comunidades.
4. El carácter continuo de su aplicación. Toda intervención comunitaria supone una aplicación
metodológica que acompaña todas las acciones que se ejecutan con la comunidad.
5. El carácter heurístico, que en su necesidad de responder a las exigencias de la situación debe
generar modos sistemáticos de responder a sus características.
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sociales, sujeto que es un ser activo, que construye la realidad y protagoniza la vida cotidiana. Alguien
que posee conocimientos y continuamente los produce, alguien que piensa, actúa, crea.
La comunidad tiene derecho a decidir qué tema se va a investigar y cómo desea que esto se
haga. La comunidad es quien más se ve afectada por cualquier tipo de intervención por lo tanto, nadie
tiene el derecho de intervenir-investigar sin su consentimiento.
La comunidad posee recursos para realizar sus propias investigaciones sin necesidad de que
vengan extraños a realizar dicha tarea.
Epistemológica: Entre sujeto y objeto no hay distancia, no se los trata como entidades
separadas e independientes. Ambos tienen una relación de mutua influencia. El sujeto construye una
realidad que a su vez lo transforma, lo limita y lo impulsa. Ambos están siendo construidos
continuamente en un proceso dinámico.
Los sujetos construyen la realidad cada día, la realidad está en el sujeto y alrededor de él, a su
vez, el sujeto está en la realidad, parte de ella y no es posible separarlos. Es necesario plantear la
relación sujeto-sujeto/objeto. La psicología habla de agentes internos y externos en el trabajo
comunitario.
Metodológica: Comprende la necesidad de generar métodos que se transformen al mismo
tiempo que cambian las comunidades. Métodos capaces de producir preguntas y respuestas ante sus
transformaciones, cuya capacidad fundamental sea la de cambiar según los cambios del problema que
se estudia. Se busca entonces buscar una metodología dialógica, dinámica y transformadora.
Ética: Tiene como objeto principal la relación con el otro en términos de igualdad y respeto.
Incluyendo la responsabilidad que cada uno tiene respecto del otro, entiendo por responsabilidad,
responder por el otro. Se trata del trabajo incluyente en el trabajo comunitario, se busca integrar,
respetando las diferencias individuales, en lugar de excluir. Considerar el interés común por encima del
bienestar individual.
La comunidad como grupo tiene voz propia, y sus miembros cuentan con capacidad para tomar
sus propias decisiones.
Política: Todo tiene que expresarse y hacerse oír en el espacio político. La política se refiere a
la esfera de lo público, dentro de la sociedad en que vivimos, tener voz y hacerla oír, generar espacios
para que aquellos que no han sido escuchados, lo sean. Se debe dar la expresión de las comunidades.
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buscadas. Un trabajo que diera sentido a lo que estábamos generando, que genere sentidos nuevos y
que explicara cómo lo individual se hace comunitario y lo comunitario afecta a lo individual.
Esas concepciones, unidas a la experiencia en el campo, permitieron la naciente rama
comunitaria. La psicología comunitaria surgió de la praxis elaborada en la interacción entre
investigación, práctica, reflexión.
Primeras respuestas teóricas dentro de la psicología comunitaria
El enfoque ecológico cultural
En los años 70 se comienza a generar una concepción de la psicología comunitaria que
denominaron psicología ecológica transaccional, la cual parte de la idea de que se debe reajustar el
ámbito social antes de intentar “curar” a los individuos que presentan desajustes en la comunidad. Se
debe actuar sobre el medio ambiente para lograr así transformaciones en los individuos y a la vez
generar relaciones de equilibrio entre unos y otro.
Se hace énfasis en la responsabilidad del sujeto, en su flexibilidad y su carácter activo y
constructor de la realidad. Se considera a los psicólogos comunitarios como agentes de cambio social
comprometidos con ese cambio.
Relaciones e influencias teóricas actuales
La perspectiva de la psicología de la liberación
La psicología de la liberación espropuesta por Ignacio Martín-Baró y unida a la influencia
freiriana sostiene el interés por la facilitación de procesos de desideologización y por el desarrollo de
las capacidades de las personas para reaccionar críticamente a circunstancias de opresión, generando
formas de conocimiento y de acción que transformen sus condiciones de vida.
Se trata de un proceso complejo de emancipación tanto de las mayorías populares de los medios
y modos de satisfacer dignamente sus necesidades como de los grupos opresores respecto de su propia
alienación y dependencia de ideas socialmente negativas. En psicología comunitaria se definió como
una relación dialógica entre psicólogos y personas de la comunidad, y una concepción de comunidad y
de sus miembros que no considera a éstos como individuos débiles, sin capacidad de acción, sino, por
el contrario, como portadores de recursos y fuerzas de algún tipo que pueden movilizar y que se pueden
fortalecer para lograr transformaciones. Por eso, se considera que la liberación, en la psicología
comunitaria, se inicia “en ese acto de reconocimiento de la libertad del otro, que deja de ser un sujeto
„sujetado‟ para ocupar un sitio de igualdad, como actor social fundamental, propietario de habilidades y
conocimientos específicos, de una índole diferente”.
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El enfoque crítico
La psicología comunitaria es hija de la crítica ya que surge como una respuesta a la
insatisfacción con los modos de hacer (crítica, posición que rechaza las condiciones injustas de la vida).
Desde sus principios la psicología social comunitaria asumió el carácter activo y constructor de lo
social de las personas, construye la realidad y al hacerlo le da significado, y ciertas construcciones y
ciertos significados se imponen a otros, influyen, obstruyen y sirven a ciertos intereses. Por eso es
necesario incorporar nuevos actores a la acción, oír las voces de aquellos que viven los problemas y
que son excluidos.
La realidad existe porque la construimos socialmente cada día, por eso podemos y debemos
intervenir en ella. Los modos de aprenderla, conocerla, interpretarla, describirla, explicarla, son un
producto social, mediado por actos y símbolos. Y por eso, esas construcciones varían según los grupos
y las sociedades, a través del espacio y el tiempo. La base está en la praxis. Es ahí donde se construye
la realidad y esa realidad está allí, y es construida por las personas que la habitan.
La tendencia sistemática
Las sociedades constituyen sistemas abiertos en constante transformación, por lo tanto, la labor
de la psicología comunitaria será generar fuentes que faciliten esas transformaciones.
a planificaciones de distinto tipo para que pueda realizarse el cambio aspirado, que consiste en el
desarrollo pleno de la existencia humana a través de la modificación mutua del hombre y la naturaleza.
El ECRO es un instrumento interdisciplinario que articula aportes de distintas disciplinas. Estos
aportes provienen del materialismo histórico, dialéctico, el psicoanálisis, la semiología y las
contribuciones de quienes han trabajado en una interpretación totalizadora en las relaciones entre
estructura socioeconómica y vida psíquica.
Por su condición de sujeto de las necesidades y de la práctica por las modalidades de su relación
con el mundo, por su temporalidad, y la dominancia del desequilibrio sobre equilibrios que son
transitorios y lábiles, el hombre es un ser a cuya esencia hace el movimiento. Como sujeto histórico es
sujeto de las crisis y sus elaboraciones.
El psiquismo humano se configura como movimiento de desestructuración y estructuración, de
quiebra y resolución.
El vínculo y el grupo cumplen en relación al sujeto una función esencial de sostén o función
yoica, condición de emergencia y de desarrollo del psiquismo humano. Desde su génesis el psiquismo
se constituye en la institución del vínculo y del grupo, que a su vez tienen la apoyatura y normalización
en las relaciones sociales.
El proceso de constitución de la subjetividad opera desde el comienzo de la vida, redefiniéndose
en sus formas. La organización psíquica, aun alcanzados sus niveles más desarrollados y complejos, no
es absolutamente autosuficiente. Por su carácter de “sistema abierto”, en relación dialéctica con el
mundo, está en movimiento continuo de modificación. La vida psíquica es movimiento.
Queda definido así un lugar y una función que el vínculo, los grupos, las organizaciones y en
particular las relaciones sociales, cumplen para el sujeto, ya que en tanto instituciones e instancias con
relativa estabilidad son requeridas y operan como sostén y posibilitantes de la vida psíquica.
Crisis social y subjetividad
La crisis social es un proceso objetivo, que se despliega en el plano de las relaciones sociales.
Nos compromete como sujetos de un sistema, pero a la vez nos trasciende. Produce un estado de
conflicto que tiene diversas manifestaciones, ya que las crisis sociales emergen de muchas
contradicciones. Los sujetos corren el riesgo de quedar atrapados, sujetados en la crisis, sin poder
posicionarse como protagonistas de ese acontecer histórico.
Las crisis tienen un aspecto develador, en que rasgos ocultos de la vida social se hacen
manifiestos, pero a la vez, la quiebra que implican, y la complejidad que ponen en evidencia, gestan
momentos de confusión. La multidimensionalidad de la crisis social se expresa, entre muchos signos,
por un deterioro acelerado de las instituciones de ese sistema, lo que puede aparecer como caducidad
súbita de normas y valores, desorganización de la representación del mundo, fisuras y replanteos
sustanciales en la significación de sí y de los otros.
¿Qué implica esto para el sujeto que sostiene y es a la vez sostenido en esas relaciones sociales
y sus instituciones? La pérdida masiva de referentes. Por ello la quiebra del orden social se transforma
en una perturbación subjetiva, y desde allí puede ser, “crisis del sujeto”.
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como efectores de la institución de la salud mental. La institución de salud está presente de un modo y
otro en todas las instancias de la vida social.
La salud mental está en obra, en el sentido de construcción y desarrollo o deterioro y daño, en
las distintas prácticas sociales: el trabajo, la vida familiar, la política, la justicia, el uso del tiempo libre,
la sexualidad. Por esto se dice que la salud mental es un hacer y un deshacer que tiene por escenario la
vida cotidiana.
La salud mental como conjunto de procesos, como relación de sujeto consigo mismo y con el
mundo. La concepción de salud mental es una representación social incluida en un sistema. Este
criterio que define lo “sano” y lo “enfermo” es una presencia que puede ser explícita o implícita, pero
alcanza siempre una enorme vigencia normativa.
Los criterios de salud en el proceso de conocimiento
Los criterios de salud y enfermedad presentes y operantes en nuestra vida cotidiana, son
elaboraciones colectivas, no necesariamente conscientes, con sustento en relaciones sociales fundantes.
No surgen solo de los aportes de la psiquiatría biológica sino también de la comprensión de los
procesos inconscientes, los factores sociales y vinculares intervinientes en la configuración y desarrollo
del sujeto y de su relación con el mundo. En tanto representaciones sociales, tienen también
condiciones de producción económicas, históricas y políticas. Se elaboran desde una concepción del
hombre y desde un proyecto social. Por eso implican valores y normativas acerca de la subjetividad.
En el mundo hay ideologías dominantes y su visión del mundo es sustentada por las necesidades
de un sector minoritario, se produce así una universalización de lo particular, lo que no permite el
análisis de la relación entre lo general y lo particular conduciendo a falsas generalizaciones.
La ideología y conocimiento debe ser analizada teniendo en cuenta tres factores:
- Concepción del mundo, del hombre y de la historia.
- Base social objetiva, intereses que esa concepción expresa.
- Conocimiento objetivo.
Por ejemplo, si el sujeto es definido como presocial y ahistórico, al indagar su problemática, se
dejará de lado como factor de salud o patología su acontecer vincular y los efectos subjetivos de los
procesos sociales en lo que está inmerso.
Los criterios de salud desde la psicología social pichoniana
La salud mental es un criterio que tiene distintas formulaciones. En todas ellas se focaliza la
relación sujeto-mundo y se interroga tanto al sujeto, como al orden socio-histórico, en que organiza e
interpreta su experiencia. Ese orden vigente en tanto facilitador u obstaculizador de la existencia de un
sujeto integrado en sí y con otros, consciente de sus conflictos, de las relaciones en que está inmerso y
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es actor. Un ser con capacidad de aprendizaje y creatividad, que puede reconocerse en su condición
esencial de productor, en relación activa con la naturaleza y los otros hombres, que puede asumirse
como un sujeto de necesidades, y por lo tanto sujeto del hacer, del conocimiento y de la historia.
Pichón Rivière identifica la salud mental con la adaptación activa a la realidad, lo que
implica relación con el mundo en términos de aprendizaje, transformación recíproca en función de
necesidades.
Esta caracterización pichoniana provoca cuestionamientos (constructivistas), los que concentran
su crítica en la utilización de la idea de adaptación y sus implicancias en relación a la problemática del
conocimiento.
Pichón Rivière sostiene: “el sujeto es sano en tanto aprehende la realidad en una perspectiva
integradora y tiene capacidad para transformar esa realidad transformándose a la vez él mismo. Está
activamente adaptado en la medida en que mantiene un interjuego dialéctico con el medio”.
Fundamentos de una psicología social
Concepción del hombre y ciencias sociales
El hombre es un ser de necesidades que solo se satisfacen socialmente, en relaciones que lo
determinan. Nada hay en él que no sea resultante de la interacción entre individuos, grupos y clases. Se
entiende al hombre como configurándose en una actividad transformadora, en una relación dialéctica
modificante con el mundo, que se ve entretejido de vínculos y relaciones sociales. Esa relación
dialéctica tiene su motor en la necesidad.
La elaboración de un criterio de salud, al que llamamos de adaptación activa o aprendizaje,
significa el análisis de las formas que reviste la relación del sujeto con el mundo.
El sujeto es sano, aprende la realidad y tiene capacidad para transformar esa realidad,
transformándose a su vez él mismo. Está activamente adaptado en la medida en que mantiene un
interjuego dialéctico con el medio.
Relaciones entre ciencia e ideología
La práctica social compleja y contradictoria, opera como factor determinante en el desarrollo
del conocimiento. Lo complejo y lo contradictorio de esas relaciones sociales de intereses, determinan
formas de pensamiento y emergen desde allí diversas modalidades de interpretación de lo real. Todas
las formas de ideología son reflejo de la existencia social. En una sociedad divida en clases, las
ideologías tiene también carácter de clase.
Se expresan los intereses de un sector dominante en la sociedad, es decir, la ideología de los
sectores dominante distorsionarán la realidad produciendo una universalidad de lo particular.
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- Sujeto y contexto vincular-social, en el que emerge y se resuelve en una relación con otro.
Las necesidades cumplen su destino social de gratificación o frustración, en el interjuego de
causas internas y condiciones externas que operan en la constitución del sujeto. La necesidad sería un
principio que remite a la base material, orgánica del comportamiento del sujeto. Esa necesidad a su vez
tiene su fundamento en otra contradicción ya que emerge del intercambio de materia de ese organismo
con su medio. La necesidad es inherente al ser vivo.
La contradicción entre la necesidad y satisfacción, se da en el interior del sujeto pero la fuerte
gratificación le es exterior. La necesidad aparece así como fundamento motivacional de toda
experiencia de contacto de todo aprendizaje, de todo vínculo. La satisfacción, a la que solo se accede en
la experiencia con el otro, es social, vincular.
Desde las primeras experiencias las necesidades del sujeto se transforman y en consecuencia
también lo hace el sujeto.
El objeto se inscribe en el sujeto a partir de la experiencia y desde la necesidad, configurándolo.
En la experiencia de satisfacción el objeto se transforma en un referente interno (objeto interno)
interpenetrando la necesidad, conformándola. Lo que operaba hasta entonces como condición externa
cambia de carácter, pero transformándose en un elemento de causalidad interna.
Es en el escenario vincular, en la relación con el otro, donde el sujeto de la necesidad, en la
acción de satisfacerla en una experiencia social, se transforma en sujeto de la representación, de las
significaciones sociales, sujeto humano.
El mundo interno, génesis de los conceptos
El mundo interno es definido como un sistema en función de la interdependencia de sus
elementos que interactúan. A través de ese sistema el sujeto interpreta la realidad y orienta su acción en
el mundo exterior.
El contacto con el paciente en crisis y su contexto grupal inmediato, ponen en manifiesto los
mecanismos de la interacción. El juego de roles, las alternativas de presencia y ausencia, la conducta, el
discurso del paciente se muestran en relación a ese contexto. La conducta revela un carácter
esencialmente relacional. El proceso de interacción tiene un carácter determinante y eficaz.
No solo la práctica clínica, el análisis de los procesos transferenciales, la indagación de la
estructura vincular transferida y el abordaje grupal familiar de la enfermedad echan luz sobre la
estructura dramática, escénica, interaccional del mundo o grupo interno. También el análisis de los
mecanismos de juego infantil, la investigación de los procesos grupales y las formas de articulación de
los sujetos en grupos e instituciones muestran a esa dimensión intrapsíquica como escenario habitado
por personajes ligados entre sí por una trama argumental.
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A partir de estos hechos adquiere una particular pertinencia la pregunta por la génesis de ese
mundo interno, por sus principios organizadores.
El mundo interno es entendido como reconstrucción de la trama relacional, del sistema vincular
en el que el sujeto emerge y en el que como horizonte de su experiencia, cumplen sus necesidades su
destino social de gratificación o frustración.
El mundo interno se constituye como una reinterpretación de la experiencia del sujeto, como
inscripción y procesamiento de una trayectoria vincular. El mundo interno o grupo interno es un
sistema abierto sobre la realidad, sobre el mundo externo, con el que mantiene una relación dialéctica.
El sujeto interpreta su experiencia desde su necesidad, que implica una estrategia, también icc, de
satisfacción.
Esa organización social material de la experiencia y el conjunto de representaciones y fantasías
que recorre el sistema interaccional, determina formas concretas de relación, el destino de las
necesidades en el vínculo, la administración de la gratificación o la frustración. Esto a su vez,
realimenta la estructura de fantasías. Se produce entonces, un interjuego entre lo real y lo fantasmático,
entre acción concreta y fantasía inconsciente. Este interjuego dialéctico nos permite hablar de una
policausalidad en la configuración del mundo interno.
Pichón sostiene esa policausalidad, dada por la articulación de relaciones reales y necesidades
escenificadas en fantasías, en tanto enfatiza la eficacia determinante del orden social y de la experiencia
y su significación desde la acción del otro, factores operantes en la interpretación de la experiencia, en
la adjudicación de una valencia positiva o negativa al objeto y al vínculo. La psicología social plantea
el análisis de las relaciones entre estructura social y configuración del psiquismo, lo que implica la
indagación entre sujetos, e investigar en su estructura y función las distintas unidades interaccionales
que operan como mediaciones entre las relaciones sociales fundantes del psiquismo y la subjetividad.
hecho más esencial es que los hombres producen y reproducen su vida, en una sobre relación, con la
naturaleza y con los otros hombres.
El objetivo, los medios y las forma de producción, así como la inserción de los sujetos en ese
proceso productivo, la distribución de lo producido y la relación que guarda lo que se produce y su
distribución con las necesidades de los hombres que constituyen una organización social, determinan
sus formas de vida, su cotidianeidad.
Desde la Psicología Social se jerarquiza la producción de la propia vida como hecho fundante
en tanto es condición de existencia, y desde allí fundante y condicionante a su vez de toda otra
experiencia. Esa práctica surgida de las necesidades y que implica una relación con la naturaleza y los
otros hombres, es la que da lugar a la emergencia de los procesos psíquicos, al nacimiento y desarrollo
de la subjetividad, la que se configura en el interior de esas relaciones.
No hay actividad psíquica desvinculada de la práctica, no hay procesos y contenidos psíquicos
que no estén determinados desde las condiciones concretas de existencia. Son las experiencias
concretas, la acción y la práctica las que determinan la subjetividad y no viceversa. Aquí queda
plasmado el carácter social e histórico de lo psíquico.
De aquí surge la caracterización que Enrique Pichón Rivière hace del sujeto como emergente,
producido en una complejísima trama de vínculos y relaciones sociales. Producido y emergente, en
tanto determinado, pero a la vez productor, actor, protagonista.
Pichón Rivière sostiene: “entiendo al hombre como configurándose en una realidad
transformadora, en una relación dialéctica, mutuamente modificante con el mundo, relación esta que
tiene su motor en la necesidad”.
La Psicología social se plantea el abordaje del sujeto en la interioridad de sus vínculos, en el
seno de las tramas de relación en las que sus necesidades emergen, son decodificadas y significadas,
cumpliendo su destino vincular y social de gratificación o frustración.
La Psicología social se define como crítica de la cotidianidad. Su tarea implica un análisis
objetivo de las formas en que cada formación social concreta, se organiza materialmente la experiencia
de los sujetos, determinándose así el interjuego fundante para la constitución de la subjetividad entre
necesidad y satisfacción vincular social de esa necesidad. La crítica de la vida cotidiana consiste en un
análisis del destino de las necesidades de los hombres en una organización social determinada.
El análisis apuntará a pensar de qué manera esa organización social y material de la experiencia
de los sujetos promueve en ellos el aprendizaje, la salud mental, o por lo contrario, se constituye en un
obstáculo para una adaptación activa a la realidad.
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La indagación de la cotidianidad permite develar los mecanismos por los cuales un sistema de
relaciones sociales configura los sujetos aptos para sostener esas relaciones y desarrollarlas.
¿Qué se entiende por vida cotidiana?
Podríamos definir la cotidianidad como el espacio y el tiempo en que se manifiestan las
relaciones que los hombres establecen entre sí y con la naturaleza, en función de sus necesidades,
configurándose así lo que se ha denominado “sus condiciones concretas de existencia”. Cotidianidad es
la manifestación inmediata, en un tiempo, en un ritmo, en un espacio, de las complejas relaciones
sociales que regulan la vida de los hombres en una época históricamente determinada. A cada época
histórica y a casa organización social corresponde un tipo de vida cotidiana, ya que en cada época
histórica y en cada organización social se da distinto tipo de relaciones con la naturaleza y los otros
hombres.
Podemos caracterizar también la cotidianidad como el modo de organización material y social
de la experiencia humana, en un contexto histórico social determinado.
La vida cotidiana se manifiesta como un conjunto multitudinario de hechos, de actos, objetos,
relaciones y actividades, es decir como acción, como mundo en movimiento. Constituyen la
cotidianeidad la familia, la revista que leemos, el trabajo, etc. Vida cotidiana es la forma de
desenvolvimiento que adquiere día tras día nuestra historia individual. La vida cotidiana nos muestra
un mundo subjetivo, que yo experimento, que a la vez es un mundo compartido, social. Para cada uno
de nosotros “mi mundo” es un mundo que vivo con otros.
Los hechos y fenómenos que vivimos, en los que nos implicamos día a día, se nos presentan
como algo que no tiene sentido cuestionar ni problematizar, que no requiere de examen ni verificación,
lo que simplemente es.
Se nos presenta a lo cotidiano como lo incuestionable, ya que estamos bajo un sistema social de
idolologías que distorsiona lo cotidiano, lo muestra como la realidad, la única forma de vida posible.
Los intereses de los sectores hegemónicos en la sociedad la esencia de la vida cotidiana. Es decir, que
la ideología dominante se naturaliza como lo social, se universaliza lo particular.
En la medida en que la realidad social e histórica se muestra y oculta a la vez en lo cotidiano, un
sistema social de representaciones “da cuenta” de la vida cotidiana justificándola, mostrándola a la vez
como, lo autoevidente, lo natural, lo real por excelencia, la vida cotidiana reclama una crítica, una
indagación que arribe al conocimiento objetivo de las leyes que rigen su desarrollo.
La crítica es un interrogar a los fenómenos y las relaciones, en la búsqueda de sus leyes
internas. Esta crítica, en tanto actitud científica, analítica, es lo opuesto a conciencia ingenua. Implica
una interpelación a los hechos, su problematización. Una consecuencia de la crítica es la
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ley, por eso todo acontecimiento es legal. La ley para este autor es ley estructural ya que establece una
relación funcional entre los aspectos de una situación, y el acontecimiento depende de la totalidad de la
situación. En el campo formado por la unidad funcional de persona y ambiente, la situación es única,
cambiante y caracterizada por la totalidad de las interrelaciones que se dan en determinado momento.
Por eso para la Psicología no tiene sentido establecer leyes de acuerdo con el criterio aristotélico, hay
que tener en cuenta la totalidad de la situación.
La línea que va de Mayo a Lewin permite demarcar momentos claves para una reconstrucción
genealógica de las teorizaciones sobre los grupos humanos. Fueron fundacionales para el dispositivo de
los grupos. Para Lewin el grupo es irreductible a los individuos que lo componen, en tanto estos
establezcan un sistema de interdependencia; en esto radicará la fuerza o dinámica de un grupo.
d. 1er momento epistémico: el todo es más que la suma de las partes
El aporte de la Gestalt resalta la idea de totalidad. Se crean las condiciones para la producción
de dispositivos técnicos y la organización de los primeros discursos sobre la grupalidad.
En síntesis, el reconocimiento de un todo: el grupo ha mantenido una importancia histórica en la
demarcación de los saberes y quehaceres de la grupalidad. El grupo imaginado como un todo más que
la suma de las partes, constituye un 1er momento epistémico en la institucionalización de saberes y
prácticas grupales. Ha configurado un imaginario fundador.
e. Análisis de la demanda
En la situación socio-económica de la época de Mayo aparece la necesidad por parte de los
empresarios de regular la producción. Es una época de organización científica del trabajo, el trabajo en
cadena fue suprimiendo el trabajo viviente. Surge un encargo a Mayo, una demanda social que pone en
evidencia un vacío: la carencia técnico-social frente a los problemas que las nuevas formas de
producción generan. Desde Mayo y Lewin se organiza una disciplina: la Dinámica de Grupos, dando
lugar al “Dispositivo Grupal”.
Esta formación ha tenido como función principal responder a una urgencia: mantener y mejorar
el nivel de producción de la gran empresa, estimulando las relaciones informales entre los operarios.
También reforzar los ideales democráticos, operar sobre el consumo, etc. La dinámica de grupos se
expandirá por diversos campos.
Esta demanda por los grupos en la Argentina (décadas 60 y 70) se produce en un cuerpo social
agitado, momento de auge de las luchas populares.
Junto con otras formas de abordajes grupales, los grupos operativos fueron instrumentos claves
para el trabajo en los espacios públicos; crearon condiciones para que las palabras y cuerpos sofocados
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en las jerarquías instituidas pudieran ponerse en movimiento, afectarse en otras formas sociales, abrir
nuevos sentidos para las prácticas colectivas.
Los dispositivos grupales que se produjeron desde Mayo-Lewin debieron mantener en la
invisibilidad los atravesamientos institucionales, políticos e ideológicos en los que, sin embargo,
quedaron inscriptos tanto sus discursos de la grupalidad como sus intervenciones técnicas. Tales
dispositivos visibilizaron importantes mecanismos de funcionamiento de los grupos: liderazgos, roles,
dificultades en la toma de decisiones, cambio, resistencia al cambio, etc.
Una genealogía del campo disciplinario puede dar cuenta de las condiciones de constitución de
sus saberes y dominios de objeto; que pueda pensar las ideas y las áreas problemáticas que el campo de
saber inaugura como la compleja articulación de la urgencia histórica que la hace posible, las
necesidades sociales que la despliegan, los a priori conceptuales desde donde ordena sus conocimientos
y los dispositivos tecnológicos que inventa.
f. El nacimiento de lo grupal
Dispositivo de los grupos ≠ dispositivos grupales.
El término dispositivo de los grupos se refiere a la aparición histórica de ciertos criterios en
virtud de los cuales comenzó a pensarse en artificios grupales para “resolver” algunos conflictos que se
generaban en las relaciones sociales.
Desde diferentes puntos de iniciación se inventa una nueva tecnología: el Dispositivo de los
Grupos; aparece un nuevo técnico: el coordinador de grupos. Se gestiona una nueva convicción: los
abordajes grupales pueden operar como espacios tácticos con los que se intentará dar respuesta a
múltiples problemas que el avance de la modernidad despliega.
En cambio, cuando se utiliza la expresión dispositivos grupales se hace referencia a las
diversas modalidades de trabajo con grupos que cobraron cierta presencia propia en función de las
características teórico-técnicas elegidas, como también de los campos de aplicación donde se han
difundido.
Los dispositivos grupales forman parte del dispositivo de los grupos. Es necesario tener en
cuenta que los grupos no son lo grupal. Bion subraya que, si bien los seres humanos son impensables
por fuera de los grupos, los grupos se vuelven visibles a partir del montaje de dispositivos técnicos que
permitan demostrar y observar las conductas de grupo.
Cap 4: “Hacia una clínica grupal”
a. Primeros dispositivos grupales terapéuticos
Los primeros intentos de abordajes colectivos con fines terapéuticos fueron las actividades
iniciadas por Pratt en 1905, al introducir el sistema de “clases colectivas” en una sala de pacientes
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tuberculosos. El mérito de este autor fue utilizar en forma sistemática y deliberada las emociones
colectivas con una finalidad terapéutica. A los métodos que han seguido la orientación de Pratt se los
ha denominado terapias exhortativas parentales que actúan “por” el grupo. Se dice que actúan por
el grupo porque incitan y se valen de las emociones colectivas aunque no intenten comprenderlas. Se
busca la solidaridad del grupo con fines terapéuticos.
Las 1eras formas de psicoterapia colectiva que aquí se describen tienen un tronco común,
caracterizado por su dinámica, que consiste en la actuación “por” las emociones del grupo. Todavía no
se plantea comprender su naturaleza ni modificar la estructura, tienden a estimular lo que popularmente
se designa como “buenos sentimientos de gripo”. Se encuentra aquí cierta noción de “efecto de grupo”,
se descubrió que el tratamiento de sus pacientes era más eficaz cuando eran agrupados aisladamente.
En estos dispositivos el liderazgo y la coordinación no se han descentrado aún.
b. Aplicaciones iniciales del psicoanálisis a los grupos
Los aportes psicoanalíticos de orientación anglosajona introdujeron la interpretación en la
situación colectiva, aplicando al grupo el “setting” psicoanalítico; a través de estos recursos crea las
condiciones para descentrar coordinación de liderazgo y superar el procedimiento sugestivo propio de
las terapias “por” el grupo. El problema radica en la pregunta ¿a quién interpretar?, frente a esta
disyuntiva la solución encontrada en un primer momento fue agrupar a personas con un mismo tipo de
problemas; se presuponía que la interpretación dada a uno de los integrantes debería ser válida para la
mayoría de los mismos. Por esta razón se ha denominado a estas primeras formas de aplicación del
Psicoanálisis a los grupos “terapia interpretativa individual EN grupo”. Actualmente esta manera
de aplicación resulta rudimentaria.
Otro tipo de respuesta al problema de la interpretación fue la “técnica interpretativa DE
grupo”, este tipo de terapia toma al grupo como fenómeno central y punto de partida de toda
interpretación. Concibe al grupo como una totalidad. En función de esto denominaron a su técnica
psicoterapia de grupo, diferenciándola de aquellos que interpretaban al individuo “en” grupo y de los
que actuaban “por” el grupo, manejando las emociones colectivas sin interpretarlas. La psicoterapia DE
grupo advierte la importancia de interpretar a los participantes en función del aquí y el ahora, dado que
esto permite que las respuestas provocadas integren al grupo.
c. El todo no lo es todo
Las psicoterapias de grupo psicoanalíticas suelen agruparse en dos tendencias: psicoanálisis en
grupo y psicoanálisis del grupo. Tomando a los psicoanalistas del grupo, podría pensarse que son ellos
los que (superando el eventual “individualismo” de la anterior) han rescatado la especificidad de lo
grupal. Pero en realidad si bien se interpreta al TODO-GRUPO, ¿hay en esa interpretación noción de
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grupalidad? La demarcación de la totalidad suele ser condición necesaria pero no suficiente para el
abordaje de la demarcación del campo grupal. En realidad lo que se hace con el grupo es “leerle” la
transferencia, las ansiedades y las fantasías. El grupo, más que confirmar una eventual totalidad
específica, es algo así como un conjunto de personas portadoras de un sujeto inconsciente en el
que se hallan inscriptos.
Con respecto a la relación TODO-PARTES, planteos estructuralistas puntualizaron que no
alcanza con afirmar que el todo es más que la suma de las partes, si no puede darse cuenta de un
sistema de relaciones. Es por esto que el TODO-PARTES comienza a transformarse en un “obstáculo
epistemológico” para pensar lo grupal. El problema fundamental es que se operó un pasaje del campo
psicoanalítico al campo grupal sin reformular ningún área del primero. Es por esto necesario distinguir
los importantes aportes del psicoanálisis al campo grupal, de un psicoanalismo en los grupos.
Al incorporar al nuevo dispositivo las cuestiones básicas de la técnica psicoanalítica clásica se
abrió lugar al descentramiento de la coordinación con respecto al liderazgo y creó las condiciones para
la lectura de los procesos inconscientes circundantes en los grupos. El psicoanalismo toma al grupo
como un gran individuo y tiene como consecuencia la búsqueda de la fantasía inconsciente grupal. Otra
forma que adopta el psicoanalismo en el campo grupal es la novela psicoanalítica de los grupos. Es por
esto que se vuelve necesario diferenciar la escucha analítica de la “comprensión” de los
acontecimientos grupales desde una narrativa psicoanalítica de los mismos. Podríamos afirmar que el
pensar la totalidad no garantiza la absoluta demarcación del campo disciplinario.
d. Del líder al oráculo
La incorporación del “setting” psicoanalítico en el trabajo con grupos otorgó las condiciones
para descentrar al lugar de la coordinación de los liderazgos. Sin embargo, los psicoanalistas del grupo,
reciclaron otra forma de poder de la coordinación; en tanto el coordinador (en el acto interpretante)
develaba lo oculto del grupo, se instituía en un nuevo lugar de saber poder; él era quien sabía lo que al
grupo le pasaba. De esta manera se acercaban a la constitución de otra forma de liderazgo, era él quien
tenía un supuesto saber que organizaba un lugar de coordinación-oráculo. Solo este comprende el
sentido oculto del acontecer grupal.
Cap 5: “El segundo momento epistémico”
a. Cierta especificidad grupal (la noción de supuestos básicos)
Bion realizo una primera experiencia con grupos como psiquiatra durante la 2da GM. Él estaba
encargado de un hospital donde (por la cantidad de demanda) se hacía imposible realizar abordajes
psicoterapéuticos individuales. Se le ocurrió ver en ello una situación psicoanalítica donde el
“paciente” era una comunidad.
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significativo desarrollo de la cultura “psi” para implementar dispositivos grupales con fines
terapéuticos, fue la necesidad masiva de asistencia.
Cap 6: “Los organizadores fantasmáticos”
a. Hacia la enunciabilidad de los organizadores fantasmáticos
Teorizaciones del grupo según Anzieu. Esta corriente intenta precisar que desde el punto de
vista psicoanalítico, el grupo puede aspirar a un status diferente de aquel que tiene en el campo teórico
y práctico de la psicología social. Este autor postula una hipótesis esencial para comprender desde el
punto de vista psicoanalítico, la dinámica de grupo y sus miembros.
Para estos autores el grupo es un contexto de descubrimiento de las formaciones de lo
inconsciente y no un contexto de descubrimiento de la grupalidad. En cuanto al grupo, se estudiaran
entonces las características que hagan posibles la visibilidad de formaciones y procesos inconscientes.
Entre otras teorizaciones se destaca el concepto de formaciones grupales del psiquismo, la noción de
aparato psíquico grupal. Esta noción puntualiza que habrá grupo, y no simple reunión de individuos,
cuando a partir de los aparatos psíquicos individuales tienda a construirse un aparato psíquico grupal
más o menos autónomo.
Se sostendrá también que entre el grupo y la realidad, hay algo más que relaciones entre unas
fuerzas reales; hay primitivamente una relación imaginaria. Para él no hay grupo sin lo imaginario.
Los procesos claves desde el punto de vista psicoanalítico, que puntualiza para los grupos son: ilusión
grupal (sentimiento de euforia compartido por los integrantes por pertenecer al grupo) y por este
cumple una función de realización imaginaria de deseos. También el autor pone su atención en la
amenaza de pérdida de la identidad personal producida por la situación del grupo.
Anzieu puntualiza: el fantasma individual inconsciente es el primer organizador del grupo, y los
imagos y los fantasmas originarios constituyen el segundo y tercer organizadores del grupo.
b. Problemas de demarcación
Anzieu y su escuela retoman la intención de Bion en la búsqueda de organizadores grupales.
Encuentran el fantasma individual prevaleciente, imagos y fantasmas originarios. Sus investigaciones
precisan que no hay fantasma grupal, el plus de los grupos no radicaría en un fantasma colectivo. Así,
se refuta la idea de una mente grupal, y se afirma la hipótesis de fantasmas “individuales” que entran en
resonancia fantasmática.
La posibilidad de resonancia fantasmática radica en la grupalidad del fantasma. En tanto el
fantasma es una escenificación que se desarrolla entre varios personajes, es una imagen colectiva y
posee una estructuración grupal interna, de ahí su carácter de organizador. Entonces, el fantasma
individual es grupal, que es diferente a decir que hay un fantasma de grupo. La integración de las
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personas reales a una situación grupal, dispara, moviliza, las instancias o formas grupales de su propia
subjetividad. Por esto pueden agruparse. Aquello que resuena y habla o actúa desde los participantes de
un grupo son posiciones en la escena fantasmática. Los aportes de esta escena permiten superar la
noción de fantasía inconsciente grupal a partir de la noción de grupalidad del fantasma.
Anzieu y su escuela diseñan un dispositivo que organiza las formas de desarrollo de la situación
grupal, produce la visibilidad de determinados acontecimientos grupales. Se busca diseñar espacios
grupales que hagan posible el despliegue y la investigación de formaciones inconscientes. Es decir,
implementa dispositivos colectivos para investigar formaciones inconscientes. Esta corriente se
propone como uno de sus objetivos centrales dar un estatuto psicoanalítico al trabajo con grupos, aporta
intangibilidad con respecto a las condiciones por las cuales el sujeto de su disciplina, el sujeto
inconsciente, entra en resonancia fantasmática y “hace” grupo.
La resonancia fantasmática, la identificación, etc. son aquellos motores grupales sobre los que el
psicoanálisis se encuentra posibilitado de producir visibilidad y enunciabilidad.
Se dice: “los grupos son una amenaza a la identidad”, o en su contrario, “los grupos son un
sostén identificatorio y/o solidario”, cuando en realidad debería relativizarse la afirmación diciendo, tal
grupo pone en juego significaciones imaginarias desde las cuales algunos de sus integrantes lo
perciben como amenazante o bien como soporte.
El descubrimiento de esta corriente es encontrar las condiciones estructurales del sujeto icc para
que haga nudo, y cuándo, cómo, por qué, en un nudo grupal, algunos de sus hilos constitutivos cobran
mayor significación que otros.
c. Tercer momento epistémico: el agotamiento del objeto discreto
René Kaës formula la idea de un aparato psíquico grupal, mantiene operante su preocupación
por la articulación del “grupo de adentro” y el “grupo de afuera”, o sea grupalidad interna y grupo real.
El grupo, como objeto representado, es una imagen cuyos referentes son a la vez endopsíquicos
y externos, correspondientes a la realidad material y social.
La epistemología de las ciencias positivas es reduccionista en tanto supone un objeto discreto,
autónomo, reproducible, no contradictorio y unívoco; implica una lógica de lo Uno, donde la
singularidad del objeto teórico no debe verse afectada, dado su aislamiento metodológico por las
condiciones de posibles aproximaciones con otros campos disciplinarios. La lógica del objeto discreto
ocasiona problemas para comprender las trasferencias mutuas entre los distintos niveles ya que desde
ella no puede pensarse la articulación de las formaciones de lo singular y lo colectivo. Se vuelven
pertinentes enfoques epistemológicos transdisciplinarios, para investigar, más bien, desde la lógica de
la paradoja y de lo discontinuo.
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estas prácticas se configuran en una relación de contigüidad con los ideales políticos y sociales de la
época.
Lo grupal era uno de los modos de intervención que en el terreno de la salud y la educación
podían producir formas de subjetividad alternativas. La figura que ilustra esta intención es la de
“trabajadores de la salud mental”; interesaba pensar al intelectual como actor productivo en el campo
de las ideas. El moverse en situaciones no tradicionales permitió detectar cuestiones como el trabajo
institucional, el equipo de salud y la diversidad de las prácticas terapéuticas. En sí, lo común de esta
corriente fue la crítica de cualquier forma de autoritarismo.
Los analistas entran en relación con las instituciones porque era allí adonde llegaban los pedidos
de asistencia de la población. En esa tendencia hay una nueva significación de la solidaridad que no
tiene que ver con una ilusión unificante, porque el trabajo institucional no aparece en la Argentina
como una moda, sino como una vocación de una transformación imaginada.
Estos profesionales tienen algo en común: nadie podía concebirse trabajando solo. Dominaba
como convicción el valor de los espacios de trabajo colectivos. Este cambio de perspectiva estimuló las
críticas sobre el modo de trabajo en el circuito privado. Instalarse en el espacio público obligó a dar
respuestas en situaciones inéditas.
El trabajo en las instituciones impulsó a inventar otras figuras y dispositivos para la acción. Lo
único que podía posibilitar un lugar para los profesionales era la innovación, la diversificación de las
experiencias y el desarrollo de nuevos instrumentos.
c) Crítica de la institucionalización del psicoanálisis
Los autores de la tendencia de ruptura plantean la puesta en cuestión de los límites que imponía
el pensamiento dogmatizado. En sus producciones se cuestionan dos temas: las relaciones de poder en
la situación clínica, formativa e institucional; y las relaciones entre psa y otras teorías.
La inauguración de una práctica es una forma de rebeldía y resentimiento ante la religiosidad de
la APA. Los grupalistas escriben a partir de un vacío que deben llenar. Entonces, lo grupal se inaugura
en nuestro país sobre un vacío y en contra del dogmatismo.
La crítica es una de las tareas más difíciles pero más importantes: el pensamiento avanza contra
el tedio de la Verdad, si puede desnaturalizar, temporalizar e historizar. La crítica es interrogación. La
tradición grupalista argentina, lejos de ser interrogada ha sido desechada, transformada en prácticas de
segunda. Se vuelve necesario recuperar la memoria.
Transformaciones de la subjetividad en los años ochenta y encrucijadas de lo grupal
Lo grupal tiene que pensar su encrucijada, el punto en el que su saber es asediado por los
diferentes discursos que habitan el mundo cultural. Es necesario interrogarse sobre cómo algunas
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posiciones que dominan el horizonte de nuestra época inciden en la manera de pensar y actuar que
tenemos. Ensayar la crítica es interrogar nuestra manera de pensar. Pero declararse en contra de algo no
cuenta, sino en cambio la duda sobre nosotros mismo, sobre la propia inercia que busca seguridad e la
verdad o en un héroe intelectual. Tiene que ver con una propuesta de acción que imagina que siempre
es posible pensar y obrar de otro modo.
El autor propone pensar en un agotamiento de una concepción del saber y del héroe intelectual,
que nos replantea nuestro lugar en la escena clínica. Al desvanecerse el saber, el poder se vuelve
molesto. Por momentos, la labor es frustrante, porque se ejerce con la interrogación antes que con la
afirmación.
Si el pensamiento grupal quiere contribuir a la propuesta de un espacio alternativo para el
posicionamiento subjetivo, el análisis de las instituciones y las relaciones de poder, debe examinar la
legitimidad de su saber, su crítica y la distinción entre lo grupal y los grupos.
Dar cuenta de un saber tiene que ver con imaginar fundamentos para acciones grupales que
participen de opciones que, en salud, se necesitan inventar. Lo grupal, así entendido, comienza por ser
utópico, se sitúa más allá del horizonte de posibilidades al que remiten los grupos conocidos hasta el
momento.
Leer es aventurarse a dar un paso en falso. Se reconoce el valor de un acto de lectura en cuanto
éste no cae en la ilusión de la certeza, proponiendo demorar el deseo de captura de un significado. Así
la lectura se inicia como aplazamiento de un saber que se deja provocar por lo inesperado. Esto tiene
como consecuencia el extravío de una razón unificante. La multiplicidad de sentidos incomoda,
inaugura nuevas preguntas y nos sitúa en la inestabilidad de lo problemático.
De Brasi: “un grupo puede referirse como un proceso desencadenado por los cruces y
anudamientos deseantes entre miembros singulares” este autor dice singulares y no individuales,
porque “mientras el individuo marca el acabamiento del self como noción doctrinaria y, por lo tanto,
irrealidad concreta, una singularidad existe sólo a partir de sus conexiones, vecindades y relaciones”.
Singularidad ≠ individualidad. La singularidad se practica. Y si la subjetividad es un
posicionamiento, la singularidad es la huella que queda dibujada en el sendero de lo subjetivo. Es una
posición realizada.
El grupo es la producción de un espacio común en el que se realiza una implicación diferente.
El desafío es pensar en una situación grupal que no aplane las diferencias o niegue la singularidad. El
grupo como espacio de articulación discursiva en el que cada uno dice lo suyo. Hay una unidad que se
funda en el entrecruzamiento de discursividades grupales, institucionales, históricas y sociales.
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en que aprehende la realidad en una perspectiva integradora y tiene capacidad para transformar esa
realidad transformándose a la vez él mismo”. “El sujeto está activamente adaptado en la medida en que
mantiene un interjuego dialéctico con el medio, y no una relación rígida, pasiva, estereotipada. La salud
mental consiste en aprendizaje de la realidad, en una relación sintetizadora y totalizante, en la
resolución de las contradicciones que surgen en la relación sujeto-mundo.”
La Psicología Social para Pichón no es una psicología de los grupos, sino una reflexión acerca
del sujeto y su comportamiento. Pero la concepción vincular del sujeto implica un estilo de abordaje de
ese sujeto: en el interior de la red vincular, en la que emerge y se configura a partir de esa contradicción
interna entre la necesidad y la satisfacción. De allí la importancia de lo grupal, en tanto escenario e
instrumento de la constitución del sujeto.
Esta concepción vincular del sujeto es elaborada por Pichón a partir de su práctica clínica, en la
que se le revela el mundo interno del paciente, la dimensión intrasubjetiva, estructurada como un
grupo interno, un escenario interior en el que se reconstruye la trama vincular en la que ese sujeto está
inmerso y en la que sus necesidades cumplen su destino de gratificación o frustración.
La determinación recíproca entre interacción grupal y acontecer individual, y la consecuente
concepción de la subjetividad está presente no sólo en la noción de vínculo, o en la de mundo interno
estructurado como grupo interno, sino en la postulación acerca de la enfermedad mental como
emergente de una dinámica vincular, la del grupo familiar, dinámica que en ese momento aparece
generando patología. El que enferma es el portavoz más señalado de ese proceso, y su conducta
resultado de la “intolerancia a un determinado monto de sufrimiento”, remite, como signo, a una
modalidad de interacción grupal, que es condición de producción de ese comportamiento patológico.
La unidad de interacción en la que el sujeto emerge, es el contexto pertinente, lo que debe ser
focalizado como objeto de reflexión para comprender a ese sujeto, la articulación de sus
determinaciones internas y externas. De allí el abordaje grupal-familiar del proceso de enfermarse, y la
instrumentación (transformadora) de la interacción familiar como elemento terapéutico.
La interacción: proceso motivado
Pichón caracteriza a la psi como social a partir de una concepción de lo subjetivo que jerarquiza
los procesos de determinación social-vincular del sujeto, determinación que se cumple en experiencias
concretas de contacto, de interacción. Esos procesos interaccionales, sustancia de toda trama vincular,
constituyen el horizonte de la conducta humana, el contexto en que dicha conducta reviste
significatividad.
En una situación de interacción dos o más sujetos comparten un tiempo y un espacio. Se
perciben recíprocamente y sobre la base de esa percepción recíproca intercambian mensajes. Hablamos
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de reciprocidad e intercambio, posible por el hecho de que las actitudes de ambos actores no aparezcan
aisladas, desarticuladas, sino que por el contrario, se establezcan relaciones causales entre el
comportamiento de uno y otro sujeto.
Se da interacción en tanto se dé una determinación recíproca o interjuego que se efectiviza
cuando la presencia y la respuesta del otro es incluida, anticipada en la actitud de cada sujeto. Inclusión
y anticipación que se configura como expectativa hacia el otro, en un interjuego de orientación mutua.
El desarrollo de expectativas recíprocas permite afirmar que interacción implica procesos de
comunicación a la vez que fenómenos de aprendizaje, en tanto se da una modificación interna en los
actores, modificación emergente del reconocimiento del otro, lo que tendrá por efecto un ajuste del
comportamiento de ambos a esa realidad que significa la presencia concreta del Otro.
Cuando se da ese interjuego de expectativas recíprocas, en el que cada sujeto aparece como
significativo para el otro, se habla de una acción direccional de un actor hacia el otro. La unidad
interaccional se caracteriza entonces por ser una integración de tiempo, espacio, sujetos que se
perciben mutuamente y cuyas acciones son recíprocas. Entonces, la unidad interaccional es un sistema,
posee una organización interna que articula sus partes, una coherencia interna que emerge de los
principios organizadores. Es una organización interna la que estructura las distintas unidades
interaccionales cotidianas; pareja, grupo familiar, grupo de trabajo, etc.
Hay otras formas de lo colectivo en la que los sujetos participan objetivamente del mismo
espacio y tiempo, en los que se desarrollan acciones, pero no se da una dialéctica entre sujetos, en tanto
estos no se relacionan entre sí. Acá no hay unidad interaccional. Se llama SERIE, a esta forma de lo
colectivo cuya unidad le es exterior, sus “principios organizadores” son externos, no intrínsecos. La
serie es inestructurada, carece de coherencia interna. Los clientes en el interior de un comercio, la gente
en un cine, en un colectivo, constituyen una serie. Están en un mismo lugar al mismo tiempo, pero no
hay reciprocidad en sus acciones. Los otros no aparecen como significativos. La finalidad, ver una
película por ejemplo, puede ser la misma para todos, pero no aparece compartida. El logro del objetivo
no los remite los unos a los otros, sólo los reúne un elemento externo. Entonces, compartir tiempo,
espacio y objetivo, no es suficiente para una relación vincular, hace falta un fundamento motivacional.
Ese percibirse recíprocamente, esa direccionalidad mutua que caracteriza a los procesos
interaccionales tiene una causalidad inscripta en cada uno de los sujetos comprometidos en dichos
procesos. De allí que la interacción es un proceso motivado, afirmando que la causalidad del proceso,
su fundamento motivacional, es la necesidad.
Cada sujeto se incluye en una dialéctica con otros sujetos a partir de la contradicción interna
necesidad/satisfacción, contradicción que sólo puede resolverse en una experiencia, en una relación con
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otro. De allí la afirmación de que el vínculo como unidad interaccional básica y el grupo como trama
vincular, constituyen el escenario y el instrumento de resolución de las necesidades. Este hecho tiene
una historicidad individual y social.
Desde la perspectiva individual, las primeras conductas y experiencias del sujeto están
determinadas desde la necesidad, constituyéndose como modelos primarios de reconocimiento del otro
y de conducta direccional. Desde el primer vínculo que establece el sujeto con el cuerpo, con el pecho
materno, el otro podrá ser reconocido como objeto en tanto se incluya en el interjuego
necesidad/satisfacción. El objeto así se carga de significatividad. El interjuego necesidad/satisfacción
es condición de posibilidad de la inscripción del objeto en un mundo interno del sujeto, y de la
configuración de ese mundo interno.
La experiencia de contacto gratificante de un bebé con su madre, inscripta en él como vivencia
de satisfacción, es un hecho estructurante del psiquismo, uno de sus efectos más señalados es el
desarrollo de expectativa en relación al objeto, al producirse la emergencia de la tensión de necesidad.
En ese interjuego entre el registro de la tensión de necesidad y experiencia gratificante con el otro, se
establecen los primeros procesos comunicacionales y se cumple un protoaprendizaje.
Es en ese interjuego fundante del vínculo, que tiene su anclaje toda representación, toda
significación, toda norma. Desde su condición de sujeto de la necesidad y en el proceso relacional de
satisfacerlas, el hombre se transforma en el sujeto de la representación, sujeto de las significaciones
sociales, en sujeto humano.
El otro aparece intricado en el interjuego necesidad/satisfacción, en una red de expectativas,
adquiriendo relevancia, significatividad. Este hecho tiene consecuencias: la acción hacia el otro, en
tanto fundada en la necesidad, plantea la idea de una relación direccional, que no surge al azar sino con
un objetivo o tarea, que no podrá ser explícita.
La acción hacia el otro, como búsqueda de objeto para lograr gratificación o evitar la privación,
tiene siempre una finalidad. Es por esto que Pichón sostiene que no hay vínculo y en consecuencia
grupo sin tarea, ya que en toda relación se establece un sentido de operatividad logrado o no.
El grupo, como red vincular, se estructura sobre la base de una constelación de necesidades-
objetivos-tarea. El objetivo es aquello que, definido desde la necesidad, significaría su satisfacción. Es
aquello de lo que se carece y hacia lo que se tiende. La tarea podría ser entendida como proceso,
conjunto de acciones destinadas al logro del objetivo. La tarea se plantea desde la necesidad y es la
transformación de esa ausencia, esa carencia en aquello que la satisface. Implica necesariamente
transformación de la realidad, interna o externa.
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Uno de los principios organizadores del grupo como estructura es esta constelación de
necesidades, objetivos y tarea. De ella surge la unidad interior del sistema interaccional, en tanto en ella
se encuentran recíprocamente los integrantes. Para Pichón el grupo se define como una estructura de
acción, de operación. De allí que para él todo grupo sea operativo. “Todo conjunto de personas,
ligadas por constantes de espacio y tiempo y articuladas por su mutua representación interna se
propone de forma explícita o implícita una tarea que constituye su finalidad.”
La técnica, el tipo de intervención que plantea Pichón, se sustenta en esa concepción de grupo
como unidad operacional. La técnica apunta a centrar la interacción en la tarea, potencializándose así la
acción grupal, en tanto se visualicen, aborden y resuelvan los obstáculos que emergen de la marcha
hacia los objetivos grupales.
El objetivo-tarea-finalidad se perfila como un principio organizador de esa estructura
interaccional que es el grupo. ¿Por qué organizador? En la red interaccional cada sujeto ocupa una
posición, íntimamente ligada a su función dentro del sistema, posición y función que generará una
“constelación de expectativas” que implican al sujeto y a los otros integrantes de la red. Este proceso se
constituye a través de los mecanismos de adjudicación y asunción de roles, pero la ubicación de cada
sujeto en la trama interaccional obedece a una racionalidad, una ley interna del sistema. Esa ley es el
objetivo (tarea que otorga sentido a la relación recíproca) que requiere esas funciones, que en principio
las origina, da lugar a ellas. Los roles en un grupo están fundamentalmente requeridos desde la tarea
(principio organizador), sea para realizarla, sea para negarla. El rol de coordinador está requerido en
función de la tarea y a partir de los obstáculos que surgen para su desarrollo.
La realización de la tarea, el conjunto de operaciones destinadas a satisfacer necesidades y
alcanzar objetivos comunes exige en primer término, que los integrantes del grupo reconozcan esas
necesidades y objetivos como comunes. Es decir, que el otro aparezca intrincado en su propia
necesidad, compartiéndola o desde necesidades complementarias.
El punto de partida de la productividad grupal es el reconocimiento que sus integrantes hacen de
sus necesidades como sujetos y como grupo, como forma primaria de resolver la contradicción sujeto-
grupo.
La interacción, proceso eficaz
Interacción implica una secuencia de acciones recíprocas, un desarrollo temporal. Dentro de la
dialéctica entre sujetos se da un intercambio de mensajes, un acontecer, en ese tiempo y espacio
compartidos que tiene como eje la comunicación. En el desarrollo de ese juego comunicacional se
produce la transformación de esa relación entre sujetos, la que se constituye como estructura vincular.
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marcha, en su tarea, en su trabajarse como grupo. Por eso un grupo es un conjunto de personas
articuladas por su mutua representación interna.
La tarea, sentido del grupo y mutua representación interna hecha en relación a la tarea
constituyen al grupo como grupo.
El grupo centrado en la tarea es aquel que apunta a puntos de urgencia que van a ser operativos
de acuerdo a una configuración especial del grupo. Cuando lo implícito y lo explícito toman contacto a
través del abordaje en el punto de urgencia, se produce un cambio general en la estructura del grupo,
que resuelve operativamente esa dificultad.
Pichón define al grupo, en tanto estructura, como una Gestalt, pero no en un sentido fijo como
proponen los psi gestálticos, sino que habla más bien de una “Gestaltung”, para referir a un
“estructurando”. Esto para significar que se trata de un proceso móvil, en circuito abierto.
El proceso implícito cuyo signo es el emergente se manifiesta por medio de un portavoz, que es
el integrante que se desempeña como vehículo de esa cualidad nueva que es el emergente. Es el que es
capaz de sentir una situación en la que el grupo está participando y puede expresarla.
Existen fenómenos que emergen en el acontecer grupal, son emergentes universales. Uno es el
secreto grupal, ligado también al misterio familiar, perturbador de la comunicación que se suele cargar
con sentimientos y fantasías de culpabilidad. También surgen las fantasías del enfermarse, de
tratamiento y de curación. En todo grupo, además, emergen ideologías que determinan la aparición de
enfrentamientos entre subgrupos. El análisis de estos factores constituye uno de los pasos de la tarea
grupal.
A una mayor heterogeneidad de los miembros, adquirida a través de la diferenciación de roles, y
una mayor homogeneidad en la tarea lograda que enriquece a cada integrante y al grupo en su totalidad,
se logra una productividad mayor.
El grupo se estructura sobre la base de un interjuego de roles, de los cuales destacamos tres: el
portavoz, el chivo emisario y el líder. No son roles fijos sino funcionales y rotativos.
El portavoz ya está definido en el texto anterior. El chivo emisario es un miembro del grupo
que se hace depositario de los aspectos negativos o atemorizantes del mismo, en un acuerdo tácito.
Aparecen entonces los mecanismos de segregación. Otro miembro en cambio, puede hacerse
depositario de aspectos positivos del grupo y pasa a ser el líder. A estos tres roles agregamos el de
saboteador, que es el liderazgo de la resistencia al cambio.
grupos. En este sentido es necesario re-pensar la problemática de la transgresión, como una fuerza
cuestionadora de lo instituido, siempre operante en los grupos.
Existen los grupos-objeto y los grupos-sujeto. En los grupos-objeto todo desviante será visto
como un transgresor, un peligro a expulsar. Se forman así las sectas, las rupturas de escuelas, etc. En
cambio, grupo-sujeto es aquel con capacidad de enunciar algo, que es posible por el soporte de la
transversalidad, en tanto dimensión permanente de la institución en la que el grupo se inscribe. Así,
toda posibilidad de intervención creadora dependerá de la capacidad de poner en descubierto al sujeto
de la institución (el “inconsciente institucional”).
II. El interjuego de roles
Para Pichón el grupo se estructura sobre la base del interjuego de mecanismos de asunción y
adjudicación de roles. El rol es un modelo organizado de conducta relativo a una cierta posición del
individuo en una red de interacción. Estos mecanismos hacen referencia entonces a la posición en que
cada integrante de un grupo se ubica en esa red de interacciones, red que estará referida tanto a la
historia individual del sujeto como a su forma de inserción en el grupo. La tarea del grupo constituye su
finalidad y estará basada en lo explícito (el objetivo), y en lo implícito (la elaboración de las dos
ansiedades que configuran la situación de resistencia al cambio). Acá hablan de los roles que ya definí
20 veces.
Las autoras reformulan algunas nociones de Pichón. Si bien les parece importante el análisis del
interjuego de roles, les parece que es más un efecto que una causa de la estructuración del grupo. Les
resulta más preciso abordar la estructuración del grupo desde la producción de sus formas propias: las
formaciones imaginarias grupales.
Por otro lado, pensar en verticalidad y horizontalidad es volver a dicotomías como individuo-
sociedad. Proponen pensar más bien en transversalidad, en tanto los grupos están atravesados por
múltiples inscripciones: deseantes, institucionales, ideológicas, socio-históricas. Esta noción de
transversalidad ayuda a dejar de pensar a los grupos como islas, en el sentido en que remite al anclaje
institucional de los grupos y, a la vez, ayuda a desdibujar la tradicional antinomia individuo-sociedad
en tanto implica un significante social operando como fundante del sujeto. Deleuze: “todo fantasma es
de grupo”. No sólo operan en el individuo las inscripciones edípicas, sino que también habrá una
inscripción social e histórica fundante de la dimensión icc.
III. Las formaciones imaginarias grupales
Son los procesos imaginarios que un grupo produce. Un grupo es más que la suma de sus
individuos, y los procesos imaginarios no constituyen la suma de los imaginarios individuales. Por el
contrario, un grupo produce formas imaginarias propias.
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En todo grupo hay una representación imaginaria subyacente, común en la mayoría de sus
miembros, y ellas son el “algo común” del grupo, no la tarea. Para que un grupo de personas pase de la
serialidad al grupo, se deberá consolidar un conglomerado de representaciones imaginarias. No hay
grupo sin estas formaciones imaginarias grupales.
Dentro de estas formaciones grupales están:
1- Red de identificaciones cruzadas. Red transferencial.
Lo que hace que un grupo permanezca es la constitución de una matriz grupal, que se da sólo si
existe entre los miembros una empatía que los una entre sí, una mirada recíproca. Esta matriz grupal
tiene que ver con la posible organización libidinal que este grupo se ha dado. Se dan lazos libidinosos
entre los miembros y el coordinador, que tienen que ver con la red de identificaciones que se va
estableciendo en el transcurso del grupo.
Hablar de red de identificaciones cruzadas da cuenta de la permanencia. Los procesos
identificatorios que se producen en los grupos van a funcionar como motor de la vida de los mismos, y
las transferencias son las que posibilitan, dan el campo propicio para que esas identificaciones se den.
2- La ilusión grupal
Para Freud, una ilusión es una creencia engendrada por el impulso a la satisfacción de un deseo
prescindiendo de su relación con la realidad. Freud habla de la ilusión religiosa, la artística y la
científica. Lo que todas tienen en común es que se hacen presentes en todo tránsito de la impotencia a
la omnipotencia, contribuyen todas a la cohesión social.
De este concepto freudiano parte Anzieu para abordar lo que él llama la “ilusión grupal”, que
es un estado psíquico particular que se observa en los grupos y que se expresa en frases como
“estamos bien juntos”, “somos un buen grupo”, etc.
Por ilusión grupal, las autoras entienden aquello que un grupo dado cree que es, que puede
realizar. Todo grupo necesita creer que es lo que desea ser, para poder lograr sus objetivos. Sólo desde
esa ilusión obtendrá la fuerza necesaria para lograrlos, enfrentar sus adversidades, sostener sus
creencias, etc. Así, toda la vida del grupo aparece modelada con carácter estructurante por una ilusión
grupal que habla de sus deseos.
3- El mito grupal
La constitución de las formaciones imaginarias grupales va dotando al grupo de una cierta
identidad grupal, que irá constituyendo la historia del grupo. Esa historia está relacionada con: a) el
momento histórico político que hace posible la aparición del grupo; b) del momento institucional
preciso en que ese grupo se formó; c) y el tiempo de organización del grupo como tal con su historia
particular entrecruzada con las historias individuales de los miembros.
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Dentro de esta fantasmática grupal se constituyen los mitos grupales, que junto con la ilusión
grupal formaran la novela grupal. Los mitos grupales son aquellas producciones imaginarias que
conforman el imaginario grupal, dando cuenta de la historia del origen fantasmático de un grupo;
apoyadas en la historia real, y entrecruzadas a su vez con la ilusión grupal.
Los mitos son siempre relatos y remiten a un origen. Su eficacia simbólica opera en virtud de su
repetición. Las historias individuales se incorporan al mito grupal y se “socializan” en el relato, y el
relato de ese origen circula repetitivamente.
4- La institución como disparador del imaginario grupal
En tanto todo grupo funciona inmerso en inscripciones institucionales, sean reales o
imaginarias, la dimensión institucional constituye lo impensado, lo invisible, su “inconsciente”,
genera por lo tanto, efectos desde la latencia grupal.
Dicha inscripción comprende un doble movimiento: el grupo se inscribe en un sistema
institucional dado, de la misma manera que la institución sólo vive en los grupos humanos que la
constituyen. ¿Cómo opera efectos la institución en un grupo? El coordinador y las normas formales son
los indicadores del sistema institucional. Instituyen lo que corresponde o no en ese grupo.
a) las normas de funcionamiento: son las normas que ante su explicitación producen
permanentemente efectos implícitos en las inscripciones ideológicas, transferenciales, identificatorias,
transgresoras, etc.
b) el contrato: estas normas suelen especificarse en un contrato que condensa las formas que un
grupo adopta para su funcionamiento. Un grupo puede tender a aceptar, transgredir o transformar las
reglas estipuladas en el contrato.
c) la coordinación: dependerá tanto del estilo personal del coordinador como de la actividad
que el grupo tenga que desarrollar. Puede tener una eficacia explícita, cuando un objetivo se cumple, o
implícita, cuando la coordinación dispara efectos en el imaginario grupal.
d) intercambio simbólico: las clases sociales se definen por la apropiación desigual de los
bienes simbólicos (culturales). En los grupos se producen intercambios simbólicos, y analizando la
forma en la que estos se producen, se podrá dar una apertura en la comprensión de las relaciones de
poder en los grupos.
dramática. En la multiplicación de cada escena operan múltiples inscripciones, que generan múltiples
sentidos. Y ese sentido es imposible de leer exclusivamente desde el lugar del coordinador; los
comentarios grupales posteriores, en su dimensión de lo dicho y lo no dicho, ayudan a ver las líneas de
sentido operantes. Entonces, en tanto lo acontecido en el grupo es mucho más que aquello de lo que se
puede dar cuenta, hablamos de un plus en el acontecer grupal, que escapa a su inteligibilidad.
Hay una necesidad de abrir el pensamiento de lo grupal hacia lógicas pluralistas que
legitiman epistemológicamente atravesamientos disciplinarios. Esto hace que los cuerpos teóricos
funcionen como “cajas de herramientas”. Aportan herramientas y no sistemas conceptuales.
Instrumentos teóricos que incluyen en su reflexión una dimensión histórica de las situaciones que
analizan. Se propone así hablar de los grupos como campos de problemáticas, nudos teóricos,
aludiendo al des-disciplinamiento disciplinario necesario para su conceptualización.
b. Un número numerable de personas (cuerpos discernibles)
La identificación en su doble dimensión constitutiva es, a la vez, base libidinal del lazo
colectivo como de la fundación del sujeto. Esto es en Freud la condición por la que un sujeto hace
masa. Pero lo grupal tiene la especifidad de que se produce entre un número numerable de personas.
El carácter numerable del grupo propicia que los cuerpos se hagan discernibles. Algo hace
nudo. La distribución circular del dispositivo hace posible un intercambio entre los integrantes, genera
condiciones de “mirada” que desencadenarán resonancias fantasmáticas y harán posibles procesos
identificatorios o transferenciales. Esa peculiaridad es la que hace del pequeño grupo un nudo.
Con aquel rasgo de la persona que resuena por similar u opuesto, se juega un enlace
identificatorio; con aquella posición en la escena fantasmática motivo de sus repeticiones. Resonancia
fantasmática, condición estructural para que el sujeto haga nudo. Fantasma: escena donde repite una
posición insistente.
Un grupo inventa sus formaciones, es decir las formas o figuras de sus significaciones
imaginarias. Estas sostienen la tensión de inventarse en su singularidad y en su atravesamiento socio-
histórico-institucional. Esto es que cada grupo construye sus ilusiones, mitos y utopías; tales
construcciones son únicas e irrepetibles y, al mismo tiempo, sólo son posibles en su inscripción
histórico-institucional.
Las significaciones imaginarias grupales operan como puntos de condensación en la producción
de múltiples sentidos, constituyendo el camino por donde el grupo construye su historia.
Castoriadis con el término de imaginario social alude al conjunto de significaciones por las
cuales un colectivo, una sociedad, un grupo, se instituye como tal. Constituye sus universos de
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significaciones imaginarias que operan como organizadores de sentido de cada época y establecen lo
bueno y lo malo, lo legítimo o lo ilegítimo, etc.
Así distingue imaginario radical de imaginario efectivo. Imaginario radical: aquella instancia
por la cual el social-histórico inventa, imagina nuevos conjuntos de significaciones. Constituye una
potencial instituyente, transformadora, productora de utopías. Imaginario efectivo: tiende a la
reproducción-consolidación de lo instituido. Cuenta para ello con mitos, rituales y emblemas de gran
eficacia simbólica y con el disciplinamiento de imágenes, anhelos, intereses de una sociedad. La
institución de la sociedad es lo que determina lo real y lo que no lo es, lo que tiene sentido y lo que no.
Esta noción, pensada en el campo grupal, se encuentra en las ilusiones, mitos y utopías que un
grupo produce, que forman un imaginario grupal. Lo ilusorio será la dimensión desde donde se
producen significaciones imag que organizan-desorganizan tal colectivo.
c. La relación texto-contexto grupal
Las autoras quieren romper con la antinomia que refiere a un “afuera” y a un “adentro” grupal.
Pavlovsky habla del drama icc social en el que cada integrante actúa a un personaje principal de la
trama argumental. Lo habla su icc individual, pero al servicio de una trama argumental que sugiere una
fantasmática social.
El contexto es, en rigor, texto del grupo. No hay adentro o afuera. No hay una realidad externa
que produce efectos de influencia sobre los acontecimientos grupales, sino que esa realidad es parte del
propio texto grupal. Más que escenografía, hablamos de drama grupal. La palabra con-texto alude a
aquello que va con el texto, que lo rodea. Y con texto grupal se hace referencia a las formas propias que
el grupo produce. No se trata de texto en un sentido lingüístico, sino en relación a su productividad.
El texto grupal tiene entonces un poder generador de sentidos, que en virtud de sus
atravesamientos, se inscribe en múltiples significaciones. Así, desdibujando el adentro-afuera, se
piensan a los grupos en tanto espacios de enlaces y desenlaces de subjetividades, como nudos grupales,
complejos entramados de múltiples inscripciones.
d. La latencia grupal
“Lo que no existe insiste. Insiste para existir”. Ya no se trata de pensar lo latente como lo que
está oculto, lo verdadero que hay que traer desde las profundidades a la superficie. No, ahora se trata de
pensar lo latente como lo que insiste todo el tiempo en la escena grupal, más en la superficie que en la
profundidad. Todo está ahí, latiendo, insistiendo, en los pliegues de la superficie del nudo grupal. La
insistencia de lo discontinuo permite detectar los puntos de condensación, los pliegues de la superficie.
Ahora se da un recorrido que puntúa (por la intervención interpretante) insistencias-latencias en
una superficie de discursos, múltiples flujos que constituyen el acontecimiento. Se intenta pensar los
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juegos instituyentes. En ese sentido una institución es una red simbólica socialmente sancionada en
la que se articula junto a su componente funcional un componente imaginario.
Desde esta noción de institución puede pensarse a los grupos desplegándose en lo imaginario
institucional donde inscriben sus prácticas. Lo imaginario institucional puede promover o incentivar la
producción grupal. Un grupo de transferencia positiva con la institución puede tener mayor
productividad, así como en sentido contrario puede haber grupos que presenten una mayor
productividad en movimientos contrainstitucionales.
La dimensión institucional trasciende los edificios. En tanto red simbólica que articula
componentes funcionales e imaginarios, su presencia en los grupos puede ser más o menos visible. Una
coordinación y un sistema de reglas operan como disparadores de lo imaginario y crean condiciones
necesarias para que ese grupo comience a producir sus formaciones grupales.
Las instituciones forman parte de las redes del poder social. Constituyen un factor de
integración y serán un lugar donde el ejercicio de poder es condición de posibilidad de un saber y
donde el ejercicio del saber se convierte en instrumento de poder.
Lapassade: la inscripción institucional de los grupos constituye su impensado, el negativo, lo
invisible, su icc.
Un grupo se inscribe en un sistema institucional dado, de la misma manera que la
institución sólo vive en los grupos humanos que la constituyen.
las teorías del psa de grupos. La tercera renuncia a tomar al grupo como objeto discreto, habla más
bien de totalidad inacabada, complejidad, disipación, etc. Intenta producir redes transdisciplinarias.
En los dos primeros momentos, lo grupal aparece como asimilable al grupo. La preocupación
teórica es identificar al grupo, recortarlo, explicarlo. En la última, en cambio, el grupo no es centro de
interés, sino que lo es la re de entrecruzamientos. Así surge otra concepción de lo grupal.
Preguntas
Unidad I
1) ¿Cuáles son las concepciones de sujeto, de conocimiento y de sociedad que sustenta el paradigma
dominante y el paradigma emergente en las ciencias sociales y particularmente en la psicología social?
Explicite el rol del psicólogo en ambos paradigmas.
2) Desarrolle y caracterice los inicios de la Volkerpychologie en Alemania // Explique cuáles son las
dos formas de debate del conocimiento que se dan en el siglo 19 en Alemania y desarrolle los aportes
de Wundt al respecto.
3) La psicología Social se desarrolla en los Estados Unidos de América en 1908. Desarrolle sus
principales aportes.
4) Realice un cuadro comparativo entre los desarrollos de George Mead y de Wundt.
5) Dentro de la Ps. Social sociológica destacamos el Interaccionismo simbólico cuyo mayor
representante es G. H Mead. Desarrolle los aportes fundamentales de esta corriente.
Unidad II
1) A partir de las alteraciones que se producen en una masa y se imponen en el individuo Le Bon, Mac
Dougall y Freud teorizan sobre las causas de dicha transformación. Desarrolle.
2) ¿Porqué Freud considera que el hombre es un animal de horda y descarta la existencia del instinto
gregario? Fundamente abordando el concepto de represión.
3) Trotter desarrolla la idea de que el ser humano es un ser gregario. ¿Cuál es el debate que establece
Freud sobre este tema?
4) Explique y desarrolle por qué Freud retoma la conjetura de Darwin acerca de la forma primordial de
la sociedad humana y por qué polemiza con Trotter al respecto.
Unidad III
1) Según la teoría de las Representaciones Sociales los conocimientos cotidianos se configuran a partir
de los procesos de Objetivación y Anclaje. Desarrolle y fundamente con un ejemplo.
4) Explique la siguiente afirmación y aporte ejemplos: “la psicología social analiza y explica los
fenómenos simultáneamente psicólogos y sociales”. S Moscovici.
Unidad IV
1) Desde el movimiento crítico de la Ps. Social Latinoamericana surgen diversas posiciones teórico-
metodológicas. Desarrolle los postulados teóricos de los autores comprometidos con este movimiento.
2) En la conformación del ECRO de su Psicología Social, Enrique Pichón Rivière toma aportes de
otras disciplinas del materialismo dialéctico, del interaccionismo simbólico, de la teoría del Campo
psicológico, del psicoanálisis. Desarrolle cada uno de ellos // Desarrolle los aportes que Enrique Pichón
Rivière toma del materialismo dialéctico, de Freud, de Kurt Lewin, de George Mead y de Melanie
Klein en la formación del ECRO de su Psicología Social.
3) Señale los principios básicos de la Ps. Comunitaria planteada por Maritza Montero y explique su
metodología
Unidad V
1) Ana María Fernández propone en el segundo momento epistémico el concepto de organizadores
grupales. Desarrolle las diferentes teorizaciones al respecto.
2) Señale los principios básicos de la Ps. Comunitaria planteada por Maritza Montero explique su
metodología.
3) Explicite la función del coordinador en cada uno de los momentos epistémicos del campo grupal
que plantea Ana María Fernández.
Primer momento epistémico: coordinador – líder. Segundo momento epistémico: oráculo (tiene el
saber). Tercer momento epistémico: coordinador – provocador o disparador de las formaciones
inconscientes grupales, acorde a los planteos transdisciplinarios.
4) Explique y fundamente por qué los dispositivos grupales son una herramienta necesaria a la hora de
intervenir desde la Psicología Comunitaria.
5) Kurt Lewin fue el creador del concepto “dinámica de grupos”. ¿Cuáles son las categorías teóricas
que aporta al campo grupal?
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