Resumen Psicología Social y Comunitaria

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Lucía Fenoglio – 2022 Página 1 de 101

Resumen Psicología Social y Comunitaria


UNIDAD I: La Psicología Social como campo de problemáticas
Historia de la Psicología Social – Susana Seidmann
Desde los antiguos griegos (Platón), se buscó comprender dos órdenes de fenómenos:
- La naturaleza de la realidad – lo objetivo.
- El carácter del alma – la mente, inmortal y eterna, no sometida a las leyes de la naturaleza, lo
subjetivo, lo intuitivo.
Aristóteles: el hombre es un animal capaz de pensar e inhibir un impulso natural. La mente
humana al nacer es una tabula rasa, adquiere el conocimiento por la experiencia y debe ser estudiada
con los métodos de las ciencias naturales.
Pensamiento cristiano medieval: retrasó la posibilidad de estudiar la conducta humana. El
mundo posee una estructura jerárquica con Dios a la cabeza. El hombre es concebido como una criatura
divina que no pertenece a la naturaleza. El alma procede de Dios y las formas de vida social derivan de
un diseño divino.
Renacimiento: aparece nuevo interés por el hombre percibido como miembro de la naturaleza.
Siglos XVI, XVII, se aleja el pensamiento humano de la especulación metafísica.
Descartes: cambio de paradigma – da a las cs humanas una consideración dualista del hombre:
res cogitans, alma pensante, origen de las ideas – la mente es incorpórea, no forma parte del mundo
natural – y res extensa, el cuerpo concebido como una máquina que puede funcionar autónomamente.
Esta oposición que se origina con los griegos, llega hasta nuestros días con diferentes nombres:
materia / espíritu – cuerpo / mente – irracional / racional – empirismo / racionalismo, etc.
La historia del pensamiento humano da cuenta de cómo estas concepciones se distancian, se
oponen o se integran. Existen condiciones históricas y sociales para que una sociedad y una cultura
abandonen la especulación metafísica y aborden el estudio científico del mundo natural y del hombre.

La Psicología Social
Lo que caracteriza a la Psicología Social es el concepto de relación, interdependencia,
interacción, influencia. Modificación de la conducta y las creencias de una persona debido a la
presencia de otros. La psi soc enlaza la conducta a fenómenos micro y macro-sociales. Da una
perspectiva para enfrentar la problemática humana. Aborda la experiencia subjetiva de las personas.
La psi soc se constituyó en una multiplicidad de teorías. Se desarrolló en un terreno empírico al
ritmo de las demandas de la sociedad y de la utilidad de las respuestas que fue brindando.
Cartwright: “La Psicología Social es una rama de las cs sociales que intenta explicar cómo la
sociedad influyó en la cognición, la motivación, el desarrollo y el comportamiento de individuos y es
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influida por ellos”. Hay relaciones recíprocas entre sociedad e individuos a través de dos constructos
básicos, el ambiente social y el comportamiento social.

El contexto social en el surgimiento de la Psicología Social


Existen dos escenarios, el europeo y el norteamericano.
El surgimiento de la Psicología Social tiene sus raíces en el pensamiento de autores occidentales
principalmente europeos del siglo XIX. La primera mitad del siglo XIX fue un tiempo donde las
guerras civiles y las intervenciones revolucionarias eran comunes entre los países de occidente. Todo
movimiento –ideológico, político, social y económico– estaba dado en nombre de obtener un único
resultado: mantener paz. Por otro lado, la economía sufriría dos fuertes revoluciones industriales. La
primera, entre 1750 y 1840, y la segunda entre los años 1870 y 1914.
El siglo XIX se caracterizó por una serie de fenómenos sociales como los procesos
revolucionarios, los movimientos migratorios, la creciente industrialización y consecuente
urbanización, la visibilidad de ciertos grupos sociales como los sindicatos.
Las ideas heredadas del siglo XVIII, durante los años que siguieron a la Revolución francesa,
sentarían las bases para las llamadas revoluciones burguesas del siglo XIX. Estas son generadoras de
ciudadanos libres, pensadores, que buscan fomentar la igualdad real entre las personas.
En materia filosófica, surgieron: el idealismo, en la obra de Hegel; posteriormente hacia el
materialismo dialéctico de Engels y Marx; el nihilismo, un término que empezó a ser utilizado por los
románticos alemanes para referirse a las doctrinas que propugnan la ausencia de convicciones
verdaderas. Por otro lado, el nacionalismo, fundamentalmente es un principio político que sostiene que
debe haber congruencia entre la unidad nacional y la política.

El contexto de desarrollo de la psi soc del bloque norteamericano es por la 2da GM y por la
gran cantidad de problemas y necesidades críticas que produjo y que requerían respuestas urgentes.
Cartwright habla de la SGM como la influencia más poderosa en el desarrollo de la Psi Soc y de
Hitler como la persona que mayor impacto tuvo tanto en el surgimiento de problemas humanos como
en la búsqueda de soluciones.

Los precursores
Comienzos de la psi soc: fines del siglo XIX, en Francia: Tarde. Y en Austria: Ratzenhofer.
Tarde polemizó con Durkheim sobre la influencia fundante del ser humano: lo individual vs. lo
social. Así como Durkheim afirmaba que lo social, las normas sociales son exteriores al individuo y
ejercen sobre él una coerción que le es extraña, Tarde enfatizó el papel de individuo, de sus
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innovaciones y sus invenciones sobre el desarrollo social. La persona, según Tarde, interioriza las
normas que se transforman en lo más íntimo del sujeto. La cc colectiva no tiene una existencia
independiente de los individuos. Asimiladas a la cc, la coerción normativa se hace interior, frente a las
creencias y deseos.
Tarde subraya el carácter dinámico y selectivo de la imitación. Somos el resultado de la
combinación de una multiplicidad de otros. Así preanuncia la posterior teoría del rol y la perspectiva
social del sí mismo que deriva de “asumir el rol del otro”.
El estudio del individuo puede aplicarse al conocimiento del grupo, ya que éste está compuesto
por individuos y la consideración de las relaciones sociales está asociada con un énfasis en lo
interaccional, lo que Tarde denomina intermental e interespiritual. La interpsicología se refiere a la
reciprocidad de las imitaciones. En el proceso social, los individuos se influyen recíprocamente,
construyendo una cc colectiva.
Alemania, 2da mitad del siglo XIX: se discuten dos formas de conocimiento: cs naturales / cs
humanas y sociales. El paradigma cartesiano (prepara el terreno para el surgimiento de las cs naturales)
frente al paradigma hegeliano (acceso al saber absoluto, a la consideración de la subjetividad, de la
interioridad, el self considerado en relación al otro). Este fue el contexto conflictivo en que nace la
psicología como ciencia experimental y social.

Wundt (Alemania) – científico que crea simultáneamente:


- una psicología experimental – no social – como disciplina autónoma, ciencia de la naturaleza;
- una metafísica científica; y
- una psicología social histórica – ciencia social no experimental, ciencia del espíritu.
Primer laboratorio de Psicología (1879) – creación de la psicología fisiológica experimental.
Wundt crea una psi que estudia estados o contenidos de la cc, procesos sensoriales básicos, con el
método de la introspección o análisis de la experiencia consciente, acentuando la consideración de lo
psíquico como estructura de sensaciones y sentimientos.
Introspección: para el sujeto se manifiesta como percepción interna de elementos de la propia
cc, una cc que aísla al individuo de los otros y del fenómeno cultural. El objeto de la investigación
científica es aquello presente en la cc. Hay una cuantificación y un control de las variables psíquicas.
Psicología de los pueblos: estudia las formas de comportamiento colectivo, los procesos
mentales que trascienden a los individuos y que surgen por asociación en una comunidad cultural y son
importantes para la comprensión de procesos cognitivos no cognoscibles por introspección. Estudia la
relación entre el lenguaje y el pensamiento.
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Busca aquello que hace de los individuos un solo pueblo, cómo la diversidad se transforma en
comunidad. Apunta a mostrar los espíritus y mentes de diferentes pueblos, razas y comunidades.
Cultura: se define como un proceso colectivo influido por los cambios históricos.
Relación con Durkheim: ambos consideran al hecho social como algo externo al individuo que
no puede ser comprendido desde la perspectiva psicológica individual. Coinciden en el abordaje
sociológico de la moralidad y en la diferenciación entre rep individual y rep colectiva.
Los aportes de Wundt serán el germen de la Psicología Social Sociológica, que estudia la cc
individual como resultado de la creación de significados en la interacción social.
W separó a la psi de la especulación metafísica y la convirtió en cs experimental y creó una psi
social no positivista, ligada a la cultura y a la comprensión de la conducta humana, emergiendo de la
interacción en contextos sociales.

Durkheim – sociólogo positivista vinculado a los orígenes de la sociología en Francia.


Primacía de lo social por encima de lo individual. Lo social es irreductible a una explicación
psicológica individual, es anterior a la existencia del individuo. “La causa determinante de un hecho
social debe ser buscada en otros hechos sociales precedentes y no en los estados de cc individual”.
Le interesa la relación del individuo con la solidaridad social y cómo diferentes formas de
organización social generan sistemas organizados de creencias y conocimientos sobre la realidad.
Diferencia las representaciones individuales, estudiadas por psicólogos, de las representaciones
colectivas que los sociólogos estudian tomando objetivamente los hechos sociales. Hay que pensar a
los hechos sociales como cosas, factibles de ser analizados objetivamente.

Gustavo Le Bon (Francia) – consideración de la conducta de las masas


Era necesaria una disciplina que explique el comportamiento social, los mecanismos del control
social frente a una Europa convulsionada, movimientos políticos revolucionarios, procesos de
industrialización, migraciones, etc.
Para Le Bon los fenómenos de masas eclipsan las características humanas individuales
positivas. El ascenso de las masas coincide con la declinación de la civilización, ya que el “alma
colectiva” tiene una conducta icc e irracional, de modo que los hombres “sienten, piensan y actúan de
un modo completamente distinto a como lo haría cada uno de ellos por separado”. Así la masa se
transforma en una entidad psicológica distintiva e independiente de los miembros que la componen.
Asocia las masas a las entidades psicopatológicas de su tiempo.

Historia de la psicología social


En EEUU la psi social aparece con Edward Ross y William McDougall.
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Ross:
- Influencia de G.Tarde y de la psi colectiva europea.
- Estudia las conductas resultantes de las interacciones sociales, tales como se dan en las
situaciones de invención – combinación original de ideas en la mente individual – y sugestión e
imitación – acción de unas mentes sobre otras.
- Estudia la uniformidad en la conducta humana debida a causas sociales como el lenguaje, mitos,
costumbres, una psi de las modas colectivas.
- Destaca la imitación como explicación de la conducta.
- Inscribe a psi social como parte de sociología.
McDougall:
- Empezó con una psi individual
Habla de:
- Instintos como origen de la conducta humana individual o social.
- Cada instinto corresponde con una conducta específica que explica y su correspondiente
expresión emocional. Ejemplo: el instinto de huida se corresponde con el temor.
- Los componentes emocionales de los instintos son inmutables.
- Psicología colectiva con una perspectiva genética y social de la mente humana que “está
moldeada por la sociedad en la que se desarrolla”, siendo el producto de la interacción humana.
- El grupo tiene un poder de influencia sobre las cc individuales.
- Existencia de una cc colectiva que se impone sobre las cc individuales a través de la sugestión.
Críticas a McDougall:
- Posición biologicista e instintivista de la conducta humana.
- Fijeza e incapacidad de cambio.

Floyd Allport:
- Definición de la psicología social: estudio de la conducta social.
- Cc como parte del estudio de la conducta. La cc es una rta individual, de índole fisiológica,
frente a estímulos del medio social.
- Posición individualista, biologicista. Los mecanismos comportamentales y la cc son un
fenómeno individual, fundamentales para la comprensión de la interacción entre individuos.
- Facilitación social: importancia de la presencia de otros sobre la ejecución de la tarea de un
individuo a través de la sugestión que favorece respuestas a través de la liberación de impulsos
individuales.
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Dos corrientes de la psicología social: psicológica y sociológica.


Psicología Social Psicológica: deriva de la psicología general y surge a principios del siglo XX,
en EEUU, vinculada al conductismo (como reacción al introspeccionismo de Wundt), el instintivismo y
las teorías sobre la mente de grupo. La psi dejó de ser la cs de la mente para ser la cs de la conducta.
Posición epistemológica: positivismo lógico. Se estudia la conducta observable, desde una
aproximación externa a la gente.
Método: experimental. Laboratorios. Intento de formular leyes generales sobre la conducta
social. Disciplina empírica y experimental. Nuevo paradigma: lo importante era observar y medir lo
que la gente hacía, desatendiendo a lo que pensaban.
Unidad de estudio: el individuo y su forma de relacionarse con el medio circundante.
Describen procesos psi en términos de interacción entre sujetos individuales, actitudes
consideradas como representaciones individuales, motivación, conformidad, liderazgo, comunicación
persuasiva. Hicieron desarrollos metodológicos y técnicos para poder medir, controlar y modificar
problemas cotidianos.

Psicología Social Sociológica:


- Vinculada al interaccionismo simbólico.
- Las influencias más importantes sobre la conducta son las simbólicas, que derivan del uso del
lenguaje en la interacción y que impregnan de significado la conducta social.
- La persona se va conformando a través de la internalización de los significados plasmados en la
interacción social e incorporada al sí mismo. Esto le posibilita ver el mundo tal como lo ven los
demás. Convertirse en persona implica un desarrollo evolutivo.

El conductismo en psicología social


Conductismo: basado en el dualismo mente/cuerpo, desarrolla sus consideraciones a partir del
cuerpo y particularmente acerca del comportamiento.
- Estudio de las respuestas de la persona frente a los estímulos del medio en el proceso de
aprendizaje de conductas sociales.
- Estudia la conducta observable. Desecha el estudio de la cc.
- Rechaza cualquier hipótesis mentalista.
- Toda conducta humana es producto de la influencia moldeadora del ambiente, que deja su
impronta en el sujeto.
- La psicología sólo debe estudiar fenómenos observables, repetibles y mensurables, los
estímulos que impactan al ser humano y su respuesta (ER).
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- Individuo: sujeto cuyas rtas a estímulos del medio le significan una acomodación plástica en el
tiempo y el espacio.
- Para el sujeto adaptado exitosamente, su conocimiento “refleja” el medio en el que vive.
- Se enfatizó el papel de recompensas y castigos sobre la conducta, desde la perspectiva del
sujeto que “aprende del medio social”.
- El fenómeno físico solo puede ser definido por sus efectos.
- Métodos objetivos de observación.
- Pavlov (precursor): condicionamiento clásico.
- Watson: ambientalismo, importancia primordial al aprendizaje que puede convertir a cualquier
persona en un eximio especialista.
- Skinner: condicionamiento operante: la conducta seguida de una recompensa, un refuerzo,
tenderá a presentarse con mayor frecuencia. Carácter manipulable del comportamiento.

El movimiento de la teoría de la Gestalt en psicología social


- La realidad está organizada y la ciencia funciona como un sistema integrador y comprensivo.
- Introduce el isomorfismo (semejanza) entre las estructuras de los fenómenos del mundo natural
y las mentales.
- Interés por la influencia del ambiente social.
- Wertheimer, Köhler y Koffka. Se oponen a Wundt.
- Temas centrales: pensamiento, procesos cognitivos y percepción. Influencias de Kant (idea de
una mente activa que estructura y organiza las percepciones) y de la fenomenología (no existe
contacto directo con el mundo sino a través de las percepciones).
- El mundo tiene una representación en la mente. Cada individuo tendrá una rep del mundo.
- Introducen la noción de configuración de un todo que permite una lectura eficaz de los
fenómenos colectivos. Totalidad de los elementos presentes como principio explicativo. El
todo, la organización, es lo que da sentido a las partes.
Propiedades y leyes de la percepción:
- Asimilación y contraste: se eliminan diferencias  homogeneidad. Se agudizan diferencias 
discontinuidad.
- Agrupamiento perceptual: se agrupan por un destino en común, similitud, proximidad, causa
y efecto, forma, etc.
- Definen categorías psicosociales que llevaron a que se formen teorías de psicología social como
la teoría de la disonancia cognitiva y la teoría del equilibrio.
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El psicoanálisis en psicología social


Freud modifica su teoría del aparato psíquico (1923) para dar cuenta de los fenómenos de
masa, de lo social. Se vio obligado a formular su teoría del icc como metapsicología. Lo más
significativo de la vida humana no está en su cc y se halla tanto en el icc como en la cultura.
Teodoro Adorno y sus colaboradores intentaron explicar con las ideas psicoanalíticas las
condiciones psicosociales implicadas en el surgimiento de un movimiento fascista.
Otros autores psicoanalíticos posteriores se inclinaron a considerar la influencia de la cultura en
la personalidad: Horney, Fromm, Erikson, Kardiner. En Francia, el psa influyó en estudios de los
grupos sociales y de las instituciones: Anzieu, Lourau, Castoriadis, entre otros.

El interaccionismo simbólico
- William James: sostuvo que la razón tiene base en la experiencia concreta.
- Énfasis en la razón y la racionalidad.
- El significado y la verdad de una proposición deben buscarse en sus consecuencias prácticas.
- James buscó tratar a la psicología como una cs natural y estudia la cc como una función
peculiar del ser humano. Cc como proceso, transcurso, siempre cambiante, sucesión continua de
vivencias subjetivas y personales (se opone a Wundt que plantea una cc estática).
- La cc es continua, selectiva, transitoria. Es funcional, resuelve problemas, toma decisiones. Está
referida a objetos de la percepción, externa o interna, que es donde comienza la experiencia. La
percepción de un hecho suscita un afecto, la emoción, que da lugar a la expresión corporal.
- Se habla de un yo empírico, que se desdobla en un yo conocedor y un yo conocido. El yo como
conocedor, que es lo cc, lo subjetivo, está formado por el conjunto del yo material, el yo social
y el yo espiritual.

- Mead: concilia la controversia entre la prioridad del individuo o la de la sociedad (polémica


entre Durkheim y Tarde), y la antítesis de Wundt entre su psicología fisiológica experimental y
su psicología social histórica, proponiendo que el individuo es un producto de la interacción
recíproca, a través de la cual surge la mente. Así supera también el dualismo cartesiano.
- Mead plantea self, mente y sociedad vinculados con la teoría darwiniana de la evolución.
- La teoría de Mead es considerada un conductismo social por oposición al conductismo de
Watson y de Allport. Mead parte de una actividad observable, pero toma también la experiencia
interna del individuo, los procesos mentales, el análisis de la cc.
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- Plantea la anterioridad histórica de la sociedad sobre el individuo. La mente surge en el devenir


de la comunicación humana y la experiencia social, siendo el lenguaje un fenómeno social. El
origen y bases de la persona y del pensamiento son sociales, surgen de la interacción social.
- La teoría de Mead es genética. La conciencia reflexiva surge a partir de la conciencia del otro.

- Blumer: sistematizó los fundamentos del interaccionismo simbólico.


- Oposición con Mead: Blumer quiere liberar a la sociología de la influencia darwiniana.
- Las respuestas de las personas se basan en el significado que atribuyen a las acciones de otros y
estos significados mediatizan las relaciones con los demás. La conducta humana implica un
proceso de construcción de la realidad social, a través del cual los hombres le dan sentido a su
medio social y físico. De este proceso nace el pensamiento reflexivo.
- Blumer sostiene que el interaccionismo simbólico reposa en tres premisas:
1) Los seres humanos actúan hacia los objetos sobre la base de los significados que éstos tienen
para ellos.
2) El significado surge en la interacción social.
3) Los significados se modifican a través de un constante proceso de interpretación.

Crisis de la psicología social: se da en la década del „60 y „70 por sus críticas relacionadas con
su ahistoricismo, la falta de relevancia de sus estudios, el uso abusivo del experimento de laboratorio y
el reduccionismo psicológico. Esto determinó un giro de la psicología social psicológica hacia una
psicología social más sociológica, con mayor consideración de los fenómenos sociales.

Todos los enfoques vinculados al interaccionismo simbólico plantean el carácter simbólico de la


conducta humana. Los hombres interpretan la realidad atribuyendo significados en la interacción a la
experiencia compartida. Los significados son el eje central para comprender la conducta humana.
Enfatizan en el proceso de interacción simbólica dinámico, la construcción de una realidad social.

Desarrollos cognitivos en psicología social


A partir de los desarrollos de la Gestalt, surgen los desarrollos cognitivos en psi social. Declinan
los modelos conductistas al enfatizar el rol activo de la persona como procesadora de información, que
interpreta y categoriza estímulos del medio. El acento puesto en el medio se sacó para centrarlo en el
sujeto pensante. Continua así una psi social psicológica centrada en el individuo.
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- Teoría del campo – Lewin: importancia de explicar la conducta humana a partir de los hechos
presentes en la situación: el espacio vital, o sea el ambiente subjetivo tal como lo representa
cada persona en su mapa mental.
- Teoría del equilibrio – Heider: se enfatizan los procesos cognitivos, sosteniendo que somos
concientes de nuestras actitudes y comportamientos, aunque no necesariamente racionales. La
percepción de la propia inconsistencia interna genera tensión e incomodidad y una tendencia a
superarla, volviendo a un estado de equilibrio. El cambio de actitudes es la herramienta para
equilibrarse a nivel individual.

La cognición social
- Es el entrecruzamiento entre la psicología cognitiva y la psicología social.
- Estudia la manera en que las personas dan sentido a la experiencia en las relaciones
interpersonales de la vida cotidiana y explica la conducta propia y la ajena, los grupos, los roles
o las instituciones, a fin de controlar el medio.
- Enfoca al sujeto como procesador de información y busca conocer las leyes que regulan el
procesamiento, almacenamiento y la utilización de la información.
- La interacción social está condicionada por la forma en que los sujetos perciben el mundo y
produce pensamientos, sentimientos y comportamientos.

Bruner
Adhiere a un enfoque histórico e interpretativo de la psicología, la psicología cultural, buscando
comprender la naturaleza de la mente, la construcción humana de significados y realidades en el
contexto de la historia y la cultura. En esta actividad simbólica, los hombres dan sentido al mundo y a
sí mismos, en un proceso de construcción recíproca, de modo que el “yo” emerge de su relación con
otros.

La psicología social europea


- Mayor interés por lo social que la psicología social norteamericana, que es más individualista.
- En Francia tiene sus raíces en las ideas de Durkheim.
- Autores: Moscovici, Jodelet, Tajfel, escuela de Ginebra (Doise y Mugny), Potter, Parker, otros.

Las representaciones sociales


Moscovici retoma las ideas de Durkheim de las representaciones colectivas. Se refieren a la
forma en que el grupo piensa acerca de sus experiencias. Son las formas en que la sociedad se
representa a sí misma. La representación social es “una preparación para la acción” que guía el
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comportamiento. Le permiten a las personas orientarse en su entorno material y social y controlarlo,


ordenando sus significados.
Las rep sociales son sistemas cognitivos compartidos por los miembros de una comunidad,
explicaciones de sentido común que les permiten evocar objetos ausentes, pasados o futuros, portando
una condensación de significados que conllevan emociones, imágenes e ideas. La rep social se opone a
la actitud, concepto de raíz conductista.

Foucault
Relaciona conocimiento con poder, buscando investigar y cuestionar cómo se producen los
diferentes saberes a partir de la inserción institucional de los actores.
Saber y poder se relacionan recursivamente en su obra. El saber genera poder y recíprocamente
el poder crea saberes en un ciclo continuamente reiterado. Ambos proporcionan mecanismos de
subjetivación por los cuales el poder constituye la subjetividad. El poder es una relación presente en
todos los ámbitos de lo social. Constituye al sujeto.

El construccionismo social
- Plantea que el sujeto construye activamente el conocimiento del mundo externo. En el mismo
proceso en que el sujeto construye el mundo que conoce, se construye a sí mismo.
- Nuestro conocimiento del mundo es una construcción de la realidad y esta construcción es
asimismo construida.
- El constructivismo tiene su expresión en la epistemología genética de Piaget y en la psicología
de los constructos personales de Kelly.
- Se pone en tela de juicio la base objetiva del conocimiento al plantear que fenómenos como las
emociones, la identidad, el género o la violencia emergen de la atribución de significados en
contextos de intercambio históricos que configuran formas de acción social.

Una reflexión final


En sus comienzos, para alcanzar el status de ciencia, la psi social tuvo que acercarse al modelo
epistemológico positivista y el de las cs naturales. Esto significó un auge de la psicología social
psicológica que utilizó el método experimental en el laboratorio, junto a la vigencia del conductismo en
EEUU durante la primera mitad del siglo XX.
Progresivamente y a partir del desarrollo de la psi social sociológica hubo mayor interés en
captar la experiencia de las personas, la forma en que otorgan significado a sus vidas, y se da la
prevalencia de una metodología de investigación cualitativa. Se acentuó la importancia de lo social.
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A finales del siglo XX hablamos de una epistemología postobjetiva, constructivista, que


enfatiza la importancia de los significados y los aspectos cognitivos. Los abordajes epistemológicos acá
son interpretivismo, fenomenología, constructivismo, entre otros. Todos destacan la importancia de los
procesos de intercambio social y la necesidad de comprender la conducta humana a partir de su
contexto histórico, político, ideológico y cultural.
Se ha venido gestando en la psicología social un nuevo paradigma caracterizado por el énfasis
en los aspectos históricos, dialécticos y simbólicos de la conducta humana, el interés por la ideología,
la resolución de problemas sociales, el estudio de la vida cotidiana y la utilización de métodos
alternativos de investigación.

Notas para una psicología social – Ana Correa:


Aproximación al campo de la psicología social:
El campo de conocimiento psico-social de la vida cotidiana se recorta por el interés de la
relación entre el sujeto y la realidad. El campo de la psicología social es un conjunto de saberes y
producciones teórico-prácticas que posibilitan lecturas sobre la relación/tensión entre individuo y
sociedad en la realidad de la vida cotidiana.
Principales antecedentes
Los antecedentes de la disciplina nos muestran las vicisitudes para definir el objeto de estudio.
El recorrido en la trayectoria de una disciplina nos permite comprender cómo se construyó y desde ese
lugar cómo podrá reconstruirse en la actualidad. Dicho recorrido está orientado por los problemas que
enfrenta la disciplina para enunciar su objeto. Proponemos aproximarnos a:
1. La relación individuo-sociedad:
En la historia de la psicología social distintas teorizaciones plantearon e intentaron explicar la
constitución de la relación individuo-sociedad. Se rescatan las crisis como puntos clave de inflexión en
las reconstrucciones teóricas y metodológicas que están vinculadas a revoluciones, transformaciones
del mundo social, guerras. La relación individuo-sociedad es una problemática abierta que implica una
construcción conceptual o elaboración provisoria de conocimiento, en función de las herramientas
conceptuales y metodológicas que se elaboran y utilizan en un contexto singular. Entonces la vieja
fórmula individuo-sociedad plantea el requerimiento de ser re-trabajada desde su misma complejidad,
histórica y social.
1.2. Principales referentes del recorrido por los antecedentes de la Psicología Social.
La psicología social surge en la Modernidad, en el mundo anglosajón en el s XIX bajo el signo
de las nuevas clases sociales producto de la revolución industrial, y reconoce como antecedentes a la
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filosofía, la política, la economía; autores como Hobbes, Locke, Rousseau, Maquiavelo, etc. dejaron
marcas en las definiciones de aquello que liga el individuo a la sociedad.
El capitalismo transformó las relaciones de producción, instauró nuevas condiciones de trabajo
y, entonces, nuevas clases sociales. Cambió las concepciones de organizaciones sociales. Se constituye
la sociedad moderna y en la búsqueda de justificaciones y explicaciones a este nuevo orden de cosas,
surgen las ciencias sociales y la psicología social. Según la mayor preocupación por lo psicológico o
por lo sociológico se definieron tendencias o tradiciones en psicología social más psicológica o más
sociológica.
1.2.1. Referentes principales del pensamiento psicológico:
Los primeros estudios de psi social tenían un carácter biologicista-instintivista e individualista.
Interés pragmático. Plantearon una forma reduccionista de leer la conducta social, el entorno y/o medio
ambiente. Inciden principalmente los referentes teóricos del estudio de la conducta (conductismo), pero
se destaca también que el estudio de la conducta excede al conductismo y se reconocen entonces
aportes de la Gestalt, psicoanálisis y el cognitivismo.
Watson: promotor de la psicología experimental. Modelo E-R utilizado en ámbitos educativos
y para rehabilitación de delincuencia o capacitación laboral. También se destacan Miller y Dollard,
Bandura (imitación de la conducta social), y Skinner.
Gestalt: en Europa. Interés: influencia del ambiente social. Wertheimer, Köhler y Koffka.
Redefinen la percepción y las condiciones que hacen posible esa organización perceptual (asimilación
y contraste, agrupamiento perceptual). Introducen la noción de “configuración de un todo”. La
percepción, condicionada por la forma o Gestalt, destaca la importancia de reconocer la situación, las
posiciones y roles dentro de ella, lo que permitió la definición de categorías psicosociales como
proximidad social-rechazo-equilibrio-armonía, etc. De esta manera se formularon importantes teorías
como la de Festinger y la de K. Lewin.
Kurt Lewin: desde la Gestalt incursiona en la física y el campo experimental. Construye la
noción de campo dinámico o de fuerza a partir de una hipótesis: la frustración ocasiona agresión. Dice
que “es más fácil modificar el comportamiento del sujeto cuando está en grupo que cuando está solo”.
Psicoanálisis: Freud marca una ruptura con el modo de conocer. Examina el origen y
reproducción de las instituciones y el vínculo social, la ley como prohibición (en Tótem y Tabú); los
fundamentos de la aparición de las religiones, que representan la posibilidad de externalizar conflictos
inconscientes (en el malestar en la cultura y en el porvenir de una ilusión); y el vínculo entre los
hombres, la noción de líder (en psicología de las masas y análisis del yo).
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Entonces: el concepto de “conducta” pervive como núcleo central aunque posteriores


reconstrucciones muestran desde otras posturas el potencial de la noción. Newcomb dice “todo
enunciado que vincule la conducta del funcionamiento de un organismo, el cual está vinculado al
medio social, es un enunciado psico-social”. Pichón Rivière dice “la conducta expresa los vínculos en
tres áreas de expresión, el cuerpo, la mente y el mundo”.
1.2.2. Referentes del pensamiento sociológico.
Los clásicos generaron líneas de pensamientos:
Durkheim: sociedad como fuerza real que sobrepasa al individuo porque ejerce coerción.
Individuo como soporte de normas y valores colectivos.
Weber: importancia a la acción racional. Trabaja las razones sociales que hacen a la persona.
Marx: hombre indisociable de la sociedad. La sociedad es el producto de la acción recíproca de
los hombres, determina la conciencia.
Luego el interaccionismo simbólico, Mead, y la fenomenología de Schütz con Goffman,
Berger y Luckmann realizan aportes al conocimiento de lo “social” y al comportamiento humano
puntualizando conceptos como: relación social, condiciones concretas de existencia, normas, etc.
Interaccionismo simbólico: Blumer (1938). Objeto: procesos de interacción, acción social
caracterizada por una orientación recíproca inmediata.
George Mead: principal representante. Importancia al proceso social de intercambios y los
mecanismos de interiorización de la conversación de gestos (símbolos significantes) y la incorporación
del “otro generalizado” en el surgimiento de la conciencia de sí mismo. Subraya el carácter simbólico
de la acción social, retomando el problema de la interacción. En ella está el individuo sujeto a la
influencia del entorno, pero también él mismo es fuente de reacciones, por eso enfatiza la noción de
autorreflexión. El mundo del sentido común, de la vida diaria es la expresión del mundo intersubjetivo
experimentado por el hombre dentro de lo que la fenomenología llama actitud natural.
Goffman: análisis de las interacciones en la vida cotidiana. Perspectiva situacional. La
construcción de las representaciones sociales son resultantes del “escenario” como el teatro donde se
juegan los actores.

Algunos autores en la disciplina Psicología Social:


Allport. Se ocupa del estudio de las relaciones reales o imaginadas de una persona u otra dentro
de un contexto social. Aplica métodos experimentales.
Newcomb. Teoría de la interacción y la comunicación vinculada a temas grupales. Las personas
se perciben y responden mutuamente y se modifican al hacerlo.
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Festinger. Teoría de comparación, el individuo necesita comparar si sus opiniones son


correctas. Teoría de la disonancia cognitiva, el individuo compara si son congruentes.
Murray-Thibaut et Kelley-Baer et Sherman. Estudian la influencia social.
Otto Klinenberg. Estudia las diferencias étnicas, actitudes y opiniones, la patología social.
2. Psicología Social en Latinoamérica:
Como el resto de Latinoamérica y Europa, Argentina se caracteriza históricamente por la
coexistencia de diversos paradigmas y desarrollos teóricos.
En Latinoamérica la trayectoria de las ciencias sociales y de la psicología social se
institucionalizan a partir de la II GM con hegemonía de los marcos teóricos producidos en EEUU, lo
cual revela, por un lado, un determinado modo de producción de conocimiento que generó corrientes
ideológicas marcadas en torno al desarrollo nacional que tematizaban y proveían el soporte técnico para
industrializar los países periféricos, convirtiendo a la industria nacional en el eje articulador de un
proceso de crecimiento económico y cambio social general. La misma población se transforma de
problema en solución, y el Estado en el obstáculo al desarrollo de su impulso empresarial. Y por otro
lado, se presentan características que asume el “populismo” o tipo de alianza social entre el Estado, el
modelo económico y las ideas de cambio social que construye y define los procesos organizativos,
comunitarios y grupales que redunda en la confusión y trastrocamiento de lo político a lo económico.
Piscología social en Argentina
En nuestro país la psicología es principalmente una psicología social que desembarca con los
proyectos desarrollistas americanos de la CEPAL en la década del „50, y desde entonces sus acuerdos,
conflictos, y desarrollos muestran una forma de interpretar la cultura nacional de luchas sociales en el
campo de la psicología.
Década de los „50
Mafud. “Psicología de la viveza criolla”. Enfoque weberiano, aborda las relaciones sociales, el
amor, las costumbres, los valores, la cultura “nacional” en la confluencia de visiones, gauchesca-
indígena-europeísta. Categoriza el “estilo de vida”, categoría que opera en el campo psicosocial. “La
mejor orientación para estudiar los estilos de vida es verificar las reacciones de grupos e individuos en
el momento del conflicto o del estilo transculturado y la sociedad receptora o preexistente”.
Gino Germani. Hipótesis acerca de la relación de la sociedad sobre los individuos. Entiende a
la psicología social como una psicología diferencial, que aborda el espacio de la variación del
comportamiento humano en relación a las modalidades que impone la estructura social. El
comportamiento humano es una actividad psíquica de cada individuo en la que inciden pautas
culturales, o patrones típicos. No se le atribuye a tales patrones un carácter sustancial; pero si se los
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distingue de los comportamientos concretos, que son los únicos observables: los fenómenos sociales.
Realiza una crítica a las teorías biologicistas, instintivistas. Entre lo biológico y la vida humana
concreta están la sociedad y la cultura. Los motivos de la acción están dados por razones
biopsicológicas en base al condicionamiento social.
Cabe destacar a Pérez Amuchástegui, que dibuja al porteño, gaucho, etc.; y a Jauretche.
Entre los autores dados, el denominador común es la forma en que se plasma al “hombre
argentino”, sus actitudes, conductas, representaciones, en función de una determinada estructura
sociocultural.
Década de los „60/70
Comienza un periodo que trae repercusiones para la Psicología, en toda Latinoamérica, la
Corriente Institucionalista. Para comprenderla en Argentina, hay un acontecimiento importante: la
separación del bloque de analistas de la IPA. Desprendimiento motivado por cuestiones ideológicas que
interpelan la estructura de poder interna que regía en las instituciones oficiales y también, el uso de la
teoría freudiana entendida como elemento al servicio de la burguesía dominante en su intento por
reforzar el proceso de sujetación social. Resonaba también acá, la revolución cubana, el mayo francés,
sumados a distintos procesos de liberación como el Cordobazo. El conflicto social anidaba en la
Institución. Hubo entonces dos posiciones en la teoría psicoanalítica, una “apolítica” y otra con Pichón
Rivière, Bleger, etc., que armaron una perspectiva de trabajo psicoanalítico con incidencia en pos de la
transformación social.
Enrique Pichón Rivière: el padre de la psicología social en Argentina. Médico y psicoanalista.
En el periodo desde el „38 al „47 su pensamiento era muy psiquiátrico. De a poco incluyó una mirada
psicoanalítica y luego social.
Desarrolló “lo grupal”, una formulación de la teoría y técnica de Grupo operativo. El E.C.R.O.,
esquema conceptual referencial y operativo, es la esquematización original y productiva de la
psicología social, sus referentes son Freud, Marx, Althusser, M Klein, K Lewin y G Mead.
A partir de su experiencia en el Borda elabora sus nociones de grupos, instituciones y cuestiona
los conceptos de salud-enfermedad. El desarrollo de la Técnica de grupo Operativo, implicó otro
conocimiento y compresión de la dinámica y del tratamiento de la enfermedad mental. Por esto impuso
una definición de Psicología como Social.
Los seguidores de Riviere son Ana Quiroga, Vicente Zito Lema, Josefina Racedo, entre otros.
Década del „80
Década de reconstrucción política de los Estados, luego de las dictaduras militares. En la
psicología social, se retoma todo lo anterior y es un Pichón re-trabajado en la reinstauración del Estado
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democrático. Los conceptos centrales: vínculo, salud/enfermedad, emergente, etc., fueron puestos bajo
la lupa dadas las diferentes condiciones de recepción que había ahora. Se fortalecen las corrientes
institucionalistas y grupalitas en el país y desde las posiciones menos legitimadas del poder, se
continuó formulando ensayos, comentarios en pos de pensar con sentido crítico la trama sociocultural
en donde se constituye la subjetividad.
Década del „90
Década que instala las nominaciones del “fin”. Fin de la historia, ideologías, trabajo, Estado
benefactor, indicando la producción de un fenómeno de ruptura de los modelos existentes de
funcionamiento socio-cultural habitual. Al no estar creciendo otro modelo se instala el desorden en las
formas de regulación y una progresiva crisis de credibilidad en las instituciones sociales. Crisis de los
enunciados fundantes y emergencia de formas de resolución de los lugares que van posicionándose en
el poder.
En este sentido de lucha de poder, ganó el mundo “financiero”, lo que aumentó la desigualdad y
formas de exclusión. En este marco la psicología social profundiza estudios sobre diversos campos de
aplicación, rescatando y profundizando las elaboraciones en torno a representaciones sociales. La
labilidad de las relaciones sociales tiene su consecuencia en los lazos psicosociales y en la crisis
profunda de las instituciones. Con ello el sujeto queda indefenso, frágil, y vulnerable.

La individualización de la psicología social – Robert Farr


A partir de sus investigaciones sobre la historia de la psicología social, Farr argumenta que el
establecimiento de esta disciplina en EEUU a inicios del siglo XX y la construcción de los conceptos y
modelos teóricos tiene fuertes vínculos con los contextos socioculturales en los cuales fueron
desarrollados. En este sentido, establece que el desarrollo de la psicología social en la sociedad
estadounidense se caracterizó por su proceso de individualización. Allport sostenía que sólo existe la cc
de los individuos, la multitud no puede ser cc. Este argumento prosperó cuando la psicología dejó de
ser una cs de la mente para ser una cs del comportamiento.
El concepto de rep colectiva de Durkheim, al distinguir las rep colectivas de las individuales,
separó a la sociología de la psicología, provocando una crisis de identidad para los psicólogos sociales.
Además, en ese momento, las barreras entre disciplinas eran más tajantes.
Las implicaciones que tuvo la individualización de la psicología social a lo largo del siglo XX
han sido el rechazo a las raíces europeas que ubicaban a la disciplina como parte de las ciencias
humanas, la psicología de los pueblos de Wundt, los fenómenos mentales colectivos formulados por Le
Bon y Freud o las representaciones colectivas de Durkheim, así como el reduccionismo en las ciencias
sociales, la coexistencia de perspectivas teóricas incompatibles como conductismo y gestaltismo y el
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desinterés por la psicología comparada, con lo cual la imagen y construcción de la psicología social que
se difundió a los demás países, con tradiciones de pensamiento no occidentales, fue la de una ciencia
experimentalista, individualista y conductual.
Ante este panorama, que algunos autores como Graumann (1986) y Manicas (1987) han
denominado el proceso de americanización de las ciencias sociales y de la psicología social, se hace
necesario que la psicología social recupere una vez más su carácter multidisciplinar. La emergencia de
nuevos campos de investigación interdisciplinar como la psicología social transcultural, la psicología
social organizacional, la psicología colectiva y la psicología política, entre otros, son prueba de ello.
Niveles de teorización
Teórico Individual Intermedio Colectivo
Wundt Psicología fisiológica Völkerpsychologie
Durkheim Representaciones individuales Representaciones colectivas
Le Bon Individuo Una multitud
Freud Estudios clínicos Ello, yo y superyó Psicología de las masas
Saussure Habla Lengua
Mead Mente Self Sociedad
McDougall Instintos Mente grupal
Allport Comportamiento del individuo Comportamiento institucional,
opinión pública

Construcción y crítica de la psicología social – Maritza Montero:


La noción de paradigma:
Los paradigmas se suelen asumir como algo ineludible que está allí, que es parte de la
construcción de un edificio científico, en particular referidos a su estructura.
La obra de Kuhn “La estructura de las revoluciones científicas”, no presenta un panorama
claro al respecto de la profundidad y complejidad que puede llegar a alcanzar un examen serio del
tema. Este autor, quien supone que la ciencia avanza por cambios paradigmáticos que ocurren mediante
revoluciones, es responsable de introducir al menos tres tipos de significados para la noción de
paradigma. Ellos son:
1) el paradigma como una entidad metafísica-filosófica
2) el paradigma como una entidad de tipo sociológico y
3) el paradigma como un artefacto o construcción de carácter más bien concreto.
Así, vemos que Kuhn dice que un paradigma es “una o más realizaciones científicas” y que
tienen caracteres esenciales: 1) Ser suficientemente carente de antecedentes como para haber podido
atraer a un grupo duradero de partidarios, alejándolos de los aspectos de la competencia. 2) Ser lo
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bastante incompletas para dejar muchos problemas sin estar resueltos para el redelimitado grupo de
científicos. 3) Luego señala que un paradigma establece los criterios para la elaboración de las
herramientas apropiadas.
A la clasificación anteriormente citada cabría agregar otra. En las diferentes acepciones
atribuidas al término podemos encontrar los siguientes tipos: a) aquellas que definen al paradigma
como un modelo filosófico o epistemológico; b) aquellas que lo definen como un modelo
metodológico del cual derivan instrumentos, herramientas y modos de actuar para resolver problemas y
c) como un modelo de logro científico, como ilustraciones recurrentes y casi normalizadas de
diversas teorías. Entonces, la noción de paradigma es usada para referirse a una concepción
metafísica, un modo de interpretar del mundo, los seres humanos, la naturaleza o parte de ellos.
En tanto la ciencia es actividad que busca el conocimiento, la noción de paradigma fue usada
como ejemplo a seguir para descubrir relaciones, hechos, explicar fenómenos. Ha pasado a ser desde
una visión del mundo, una perspectiva general, una forma de simplificar la complejidad del mundo
real, formas de normatividad que indican qué hacer, hasta un conjunto sistemático de creencias
básicas y metafísicas, sistema de ideas que dan algún juicio sobre la naturaleza de la realidad, junto con
un método para aprehender lo que puede conocerse.
El paradigma dominante en la psicología:
La psicología encuentra un panorama paradigmático en el cual las ciencias naturales, en virtud
de un método (hipotético-deductivo) ya sistematizado, y de su correspondiente concepción del mundo,
habían establecido modelos de interpretación y conocimiento de la naturaleza.
La posición intermedia de la psicología, ubicada entre el estudio del organismo, el estudio de
los individuos en sociedad y el estudio de los procesos psicológicos que median entre la actividad
interna y externa de la persona, la llevan por una parte a adoptar el modelo o paradigma metodológico
que habían utilizado las ciencias naturales, y por otra, a adoptar simultáneamente modelos o
paradigmas de explicación de la actividad humana provenientes del campo de la filosofía y que ya a
inicios del siglo XX desembocaran en creaciones estrictamente psicológicas, ligadas sin embargo a
corrientes filosóficas y sociológicas.
El paradigma que ha dominado en la psicología se caracteriza de la siguiente manera:
1. Predominio del método hipotético-deductivo, considerado como el método científico por
excelencia, con la consiguiente tendencia a descalificar como ilegítimas a otras vías metodológicas,
cuyo carácter científico es negado.
2. Atemporalidad, expresada en tomar lo histórico como anecdótico. Histórico como antónimo
de científico.
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3. Predominio de un modelo metodológico experimentalista, ya que las reglas relativas al


control de variables (regla de una sola variable), que expresan una relación de dominio por el
investigador sobre la situación experimental, son vistas como la vía más adecuada, segura, objetiva,
válida y confiable para producir conocimiento.
4. La relación entre investigador y sujeto de conocimiento supone una distancia
paradigmática: debe haber una clara separación entre el uno y el otro. El investigador es activo,
controla, dirige, conoce los objetivos y fines, busca el conocimiento: sobre el objeto de investigación se
ejercen influencias, es sometido a la acción de determinadas variables.
5. Se supone la existencia de una estructura de equifinalidad. El objetivo que orienta a la
investigación y que proviene de alguna teoría será alcanzado a pesar de que haya causas que tiendan a
evitarlo.
6. Se supone la existencia de variables homeostáticas responsables de la tendencia a
mantener una consecuencia o finalidad, tienden a ser estables en la realidad empírica aunque haya
fuerzas que tiendan a modificarlas.
El paradigma Emergente:
El nuevo paradigma que se ha venido construyendo durante las dos últimas décadas está
constituido por los siguientes postulados:
1. Carácter histórico de la psicología. La psicología debe reconocerse como ciencia histórica.
Su objeto de estudio debe ser ubicado en el devenir y está constituido por hechos cultural y
espacialmente anclados. Esto supone:
a) La impredictibilidad de la conducta humana. El viejo sueño que ha orientado a la psicología
durante poco más de un siglo: predecir la conducta es una ilusión ideológica.
b) No se puede hablar de verdad. La psicología, como otras ciencias, busca el conocimiento y
éste es histórico y transitorio.
2) La realidad social como orientadora fundamental de los estudios psicológicos, lo cual
indica que:
a) La realidad es una construcción cotidiana.
b) La realidad social debe ser entendida en una perspectiva dialéctica. Persona y sociedad se
construyen mutuamente.
c) La naturaleza de la realidad social supone un carácter simbólico, que permite la construcción
subjetiva de esa realidad y que se expresa en la comunicación, la cual permite la construcción
intersubjetiva de la realidad.
d) La psicología debe reflejar los problemas de la realidad en que se hace.
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3) La psicología no es una ciencia objetiva a la manera de las ciencias naturales y tampoco


tiene por qué serlo. Esto significa que:
a) El método de la psicología debe apartarse de los cánones dictados para las ciencias naturales
en la medida en que éstos pasan a constituirse en estructuras limitantes, y no asumir como modelo
fundamental el experimento.
b) No existe neutralidad ni en el modo de producción del conocimiento ni en los resultados
que produce.
c) Como consecuencia de esto, se abre la posibilidad y se reconoce la necesidad de producir
métodos alternativos.
d) Se reconoce un nuevo rol para el psicólogo: el de agente y facilitador del cambio social, lo
cual supone una forma de conciencia de su inserción social y de los intereses históricos a los que sirve.
4) Reconocimiento del carácter activo de los seres humanos, que son considerados como
actores y constructores de su realidad. Por lo tanto:
a) Quienes van a ser estudiados y “beneficiados” o “ayudados” por dicho estudio deben
participar en la formulación de los objetivos de la investigación, así como poder hacerlo en otras fases
de la investigación, según el tipo de ésta.
b) Los sujetos de la investigación tienen derecho a conocer sus resultados en tanto que
coproductores de conocimiento.
c) Se debe incluir la autogestión y participación en los modelos metodológicos
d) La investigación psicosocial tiene dos sujetos: uno investigador externo y otro investigador-
investigada. Entre ambos debe darse una relación horizontal en la cual se elimina el criterio del
“experto”.
5. Necesidad de incluir en el estudio psicológico el punto de vista de los oprimidos, lo cual
supone no hacer solamente no hacer solamente psicología desde la perspectiva del “hombre promedio”.
De aquí se deriva que:
a) Los resultados de la investigación deben ser evaluados en función de sus efectos sobre la
realidad y no en función de lo que manifiestan sus realizadores.
b) La investigación está mediada por significados compartidos socialmente y construidos
culturalmente.
c) El estudio de las formas de conciencia y saber popular es parte del objeto de la psicología
social.
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d) La psicología social puede y debe incluir en su objeto formas de intervención psicosocial que
le dan relevancia social y mediante las cuales pueda fortalecer, rescatar y potenciar las virtudes y
potencialidades desfavorables.
6. El conflicto es parte de la acción humana, por lo tanto su estudio debe estar incluido en el
objeto de la psicología, que no debe concretarse a los aspectos convergentes únicamente, sino incluir
las perspectivas de la resistencia.
a) Inclusión del estudio de la rebeldía y desviación y no sólo del conformismo.
b) No privilegiar la normalidad. Admitir las disparidades.
c) Reconocer e incluir en las teorías el interés político y la resistencia que se dan fuera de la
psicología.
7. Se reconoce la importancia del estudio psicológico de la ideología como fenómeno
humano y producto psicosocial, en el cual el individuo es sujeto tanto activo como pasivo.
8. De la incorporación de una concepción dinámica y dialéctica de los seres humanos y de
su relación con la sociedad por ellos construida se desprende la necesidad de estudiar el cambio
social en tanto producto de grupos y comunidades.
9. La psicología debe trabajar porque sus sujetos de estudio, seres humanos, adquieren
conciencia y control sobre sus vidas y circunstancias vitales. Debe entonces estudiar los procesos
mediante los cuales las víctimas pueden devenir en dueños de su destino.
10. Inclusión de los estudios sobre la relación entre individuos y vida cotidiana, de cómo se
da sentido al mundo en que se vive en ese proceso diario de construirlo. De aquí se deduce que:
a) Se reconoce el carácter generador de conocimiento del sentido común.
b) Los hallazgos y teorías de la psicología contienen, al igual que el sentido común, datos
contradictorios y conflictivos.
11. Carácter engañoso de la percepción, la cual se organiza dentro de interpretaciones
mediadas y mantenidas por el lenguaje.
12. Rechazo a la noción de progreso como elemento básico del paradigma de la psicología,
por cuanto ella esquematiza el futuro usando materiales y conceptos del presente, lo cual da un carácter
restrictivo.
La psicología social demuestra que distintos paradigmas pueden co-existir a pesar de que exista
un paradigma dominante. Se habla más bien de agotamiento, erosión o cambio, en lugar de revolución
(Khun).
La idea es aceptar la crisis. La cc de crisis habilita a pensar nuevas ideas y nuevos problemas a
la vez que los modelos emergentes obtienen reconocimiento.
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UNIDAD II: El Psicoanálisis y la Psicología Social


Psicología de las masas y análisis del yo – Freud
I. Introducción
La oposición entre psicología individual y psicología social o de las masas pierde su nitidez si
se la considera más a fondo. La psicología individual estudia al ser humano singular y los caminos por
los cuales busca alcanzar la satisfacción de sus mociones pulsionales, pero rara vez puede prescindir de
los vínculos con otros. En la vida anímica del individuo, el otro cuenta como modelo, como objeto,
como auxiliar y como enemigo, y por eso la psicología individual es simultáneamente social.
Todos los vínculos que ha estudiado el psicoanálisis son fenómenos sociales. En todas las
relaciones el individuo experimenta el influjo de un número de personas que adquieren una enorme
importancia para él. Cuando se habla de psicología de las masas, se suele prescindir de esos vínculos y
se estudia la influencia ejercida sobre el individuo por un gran número de personas a las que está ligado
pero que en muchos aspectos pueden serle ajenas. Se estudia al individuo como miembro de un linaje,
de un pueblo, de una multitud organizada en forma de masa durante cierto lapso y para un cierto fin.
II. Le Bon y su descripción del alma de las masas
Le Bon, en su psicología de las masas, expone que el rasgo más notable de una masa
psicológica es que por más diversos o semejantes que sean los individuos que la componen, sus modos
de vida, su inteligencia, etc., hallarse transformados en una masa los dota de una especie de alma
colectiva en virtud de la cual sienten, piensan y actúan de manera enteramente distinta de como
sentiría, pensaría y actuaría cada uno de ellos en forma aislada. Hay ideas o sentimientos que sólo
emergen o se convierten en actos en los individuos ligados en masas.
Nuestros actos concientes derivan de un sustrato inconciente creado por influencias hereditarias,
huellas ancestrales que constituyen el alma de la raza. En la masa, desaparecen las adquisiciones de los
individuos y, por tanto, su peculiaridad. Aflora el inconciente racial, lo heterogéneo se hunde en lo
homogéneo. La superestructura psíquica de los individuos es desmontada, despotenciada, y se vuelve
operante el fundamento inconciente, uniforme en todos ellos. Muestran nuevas propiedades que no
habían poseído hasta entonces.
La primera causa es que dentro de la masa el individuo adquiere un sentimiento de poder
invencible que le permite entregarse a instintos que, de estar solo, habría sujetado forzosamente. Tiene
menos motivo para controlarse ya que, por ser la masa anónima, irresponsable, desaparece el
sentimiento de la responsabilidad que frena a los individuos.
Desde el punto de vista de Freud, no hace falta agregar nuevas propiedades, sino decir que el
individuo, al entrar en la masa, encuentra condiciones para mandar a la mierda las represiones de sus
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mociones pulsionales inconcientes. Las propiedades nuevas son las exteriorizaciones de eso
inconciente que contiene, como disposición constitucional, toda la maldad del alma humana. El núcleo
de la conciencia moral es justamente la “angustia social”.
La segunda causa es el contagio. En la multitud, todo sentimiento y todo acto con contagiosos,
el individuo sacrifica muy fácilmente su interés personal al interés colectivo.
Una tercera causa es la sugestionabilidad. El individuo inmerso durante cierto lapso en una
masa se encuentra en un estado singular, muy próximo a la fascinación en que cae el hipnotizado bajo
la influencia del hipnotizador. La personalidad conciente desaparece por completo, la voluntad y el
discernimiento quedan abolidos. Sentimientos y pensamientos se orientan en la dirección que quiere la
masa. El individuo no tiene conciencia de sus actos.
Entonces, los principales rasgos del individuo integrante de la masa son: la desaparición de
la personalidad conciente, de los sentimientos e ideas en el mismo sentido por sugestión y contagio, y
la tendencia a transformar inmediatamente en acto las ideas sugeridas. El individuo deja de ser él
mismo, se ha convertido en un autómata carente de voluntad.
Le Bon también agrega que por el mero hecho de pertenecer a una masa, el ser humano pierde
su civilización. Aislado, era quizás culto; en la masa es un bárbaro, una criatura que actúa por instinto.
Posee la espontaneidad, la violencia, el salvajismo y el heroísmo de los seres primitivos.
(Esto ya es Freud) La masa es impulsiva, voluble y excitable. Es guiada casi por exclusividad
por lo inconciente. Los impulsos a los que obedece son imperiosos, nunca se impone lo personal, ni
siquiera el interés por la autoconservación. Nada es premeditado, no hay una voluntad perseverante.
Hay un sentimiento de omnipotencia, lo imposible desaparece.
La masa es influible y crédula, es acrítica. Piensa por imágenes que se evocan asociativamente
unas a otras, tal como las fantasías. Ninguna instancia racional mide su acuerdo con la realidad. Los
sentimientos son exaltados, un poco de antipatía deviene en un odio salvaje. Quien quiera influir a la
masa no necesita presentarle argumentos lógicos, ya que no abriga dudas sobre lo verdadero o lo falso.
La masa es conciente de su gran fuerza, y es tan intolerante como obediente ante la autoridad.
Lo que pide de sus héroes es fortaleza y aun violencia. Conservadora en el fondo, siente aversión hacia
las novedades y progresos, y venera sin límites a la tradición.
Al reunirse los individuos de la masa desaparecen todas las inhibiciones y son llamados a la
libre satisfacción pulsional todos los instintos crueles, brutales, destructivos del tiempo primordial de
los individuos. Hay una moralización del individuo por la masa, el rendimiento intelectual de la masa
es menos al del individuo, pero la conducta ética es mayor.
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La masa está sujeta al poder mágico de las palabras. Nunca buscan la verdad, piden ilusiones.
Lo irreal prevalece sobre lo real. Este predominio de la fantasía y la ilusión sustentada por el deseo
incumplido comanda la psicología de las neurosis. Para los neuróticos no vale la realidad objetiva, sino
la realidad psíquica. Un síntoma histérico se funda en una fantasía y no en la repetición de un vivenciar
real. Así como en el sueño y en la neurosis, en la actividad anímica de la masa el examen de realidad
retrocede frente a la intensidad de las mociones de deseo afectivamente investidas.
También Le Bon habla del conductor de las masas. La masa es un rebaño que nunca podría
vivir sin señor. Tiene tal sed de obedecer que se subordina instintivamente a cualquiera que se designe
su señor. Las propiedades personales de ese conductor son el estar fascinado por una intensa
creencia (una idea), y el poseer una voluntad poderosa, imponente, que la masa sin voluntad acepta.
Y estas propiedades están sostenidas por un poder misterioso, irresistible: el prestigio, una suerte de
imperio que ejerce sobre nosotros un individuo, una obra o una idea. Paraliza nuestra capacidad de
crítica y nos llena de asombro y respeto.
III. Otras apreciaciones de la vida anímica colectiva
Lo que se habló antes refiere a masas efímeras que se aglomeran por la reunión de individuos de
diversos tipos con un interés pasajero. Lo opuesto a estas serían las masas o asociaciones estables a que
los seres humanos consagran su vida y se encarnan en las instituciones de la sociedad.
McDougall halla la solución en la organización. La condición para que una multitud de seres
humanos formen algo semejante a una masa, es que tengan algo en común, un interés común por un
objeto, una orientación afectiva dentro de cierta situación, y cierto grado de capacidad para influirse
recíprocamente. Mientras más fuertes sean estas relaciones de comunidad, con mayor facilidad se
forma una masa psicológica, y más llamativas son las manifestaciones de un alma de las masas.
El fenómeno más notable de la formación de masa es el incremento de la afectividad que
provoca en cada individuo. Los afectos de los hombres difícilmente alcanzan bajo otras condiciones la
intensidad a la que llegan dentro de una masa. Es una sensación gozosa para los miembros entregarse
así, sin barreras, a sus pasiones y así perder el sentimiento de su individualidad. McDougall explica
esto por el principio de inducción directa de la emoción por vía de la respuesta primitiva de simpatía.
Lo que se percibe de un estado afectivo es apto para provocar automáticamente el mismo afecto en
quien lo percibe.
Esta compulsión automática se vuelve más fuerte cuantas más son las personas en que se nota
ese afecto. Se acalla la crítica del individuo y se deja deslizar hacia el afecto. Se acrecienta por
inducción recíproca la carga afectiva de los individuos.
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También McDougall sostiene lo de la inhibición colectiva de la inteligencia dentro de la masa.


Las inteligencias inferiores hacen descender a su nivel a las superiores. El incremento de la afectividad
crea en general condiciones desfavorables para un trabajo mental correcto.
Entonces, una masa simple, no organizada, es extremadamente excitable, impulsiva,
apasionada, inclinada a acciones extremas, sugestionable, aturdida en sus reflexiones, violenta en sus
juicios, fácil de conducir, sin conciencia de sí, etc. La conducta de la masa se asemeja más a la de una
manada de animales salvajes que a la de los seres humanos.
Ahora, para que la vida anímica de la masa se eleve de nivel, debe organizarse, y para esto
impone condiciones:
1) que haya cierto grado de continuidad en la persistencia de la masa.
2) que haya en los individuos de la masa una determinada representación sobre la naturaleza,
función, operaciones y exigencias, para que se derive un vínculo afectivo con la masa en su conjunto.
3) que la masa esté en relación con otras formaciones de masa semejantes pero divergentes. Ej:
que rivalice con estas.
4) que la masa posea tradiciones, usos e instituciones.
5) que dentro de la masa exista una articulación, expresada en la especialización y
diferenciación de las operaciones que corresponden al individuo.
Cuando se cumplen estas condiciones quedan canceladas las desventajas psíquicas de la
formación de masa. Se debe sustraer de la masa la solución de las tareas intelectuales y reservarla a
algunos individuos que forman parte de ella.
Para Freud, la organización puede buscarse de otra forma. La tarea sería procurar a la masa las
mismas propiedades que eran características del individuo y se le borraron por la formación de masa.
IV. Sugestión y libido
Sobre el concepto de sugestión, Freud realiza un recorrido alrededor de la concepción de
diversos autores sobre este concepto. Tarde la llama imitación, ya que la sugestión es consecuencia de
la imitación. Le Bon reconduce todo lo extraño de los fenómenos sociales a la sugestión recíproca del
individuo y al prestigio del conductor, pero el prestigio no se exterioriza sino por su efecto, que es
provocar sugestión. En McDougall, su principio de la inducción primaria de afecto, excusa la hipótesis
de la sugestión, no agrega nada distinto de las tesis sobre imitación o contagio; lo único que agrega es
la tendencia a caer en un estado afectivo cuando percibimos sus signos en otro, pero también pasa que
muchas veces rechazamos el afecto y reaccionamos de manera opuesta, ¿qué cambia cuando estamos
en la masa? El influjo sugestivo de la masa nos fuerza a obedecer a esa tendencia imitativa e induce en
nosotros el afecto. Entonces la sugestión es un hecho básico de la vida anímica de los individuos.
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Lo que Freud agrega para esclarecer esta cuestión es el concepto de libido, como la energía,
considerada como magnitud cuantitativa, de aquellas pulsiones que tiene que ver con lo que se sintetiza
como “amor”. El núcleo de lo que llamamos amor lo forma el amor cuya meta es la unión sexual, y
también por un lado, el amor a sí mismo, y por el otro, el amor filial, el amor a los hijos, la amistad, el
amor a la humanidad. Todas esas aspiraciones son la expresión de las mismas mociones pulsionales
que las que aspiran a la unión sexual, pero son apartadas de esta meta, son desexualizadas, aunque
siempre conservan su naturaleza originaria.
En el psicoanálisis estas pulsiones de amor son pulsiones sexuales. Freud no halla motivo
alguno para avergonzarse de esta sexualidad.
Los vínculos de amor constituyen la esencia del alma de las masas. Freud introduce dos
reflexiones: 1, que la masa se mantiene cohesionada en virtud del poder del Eros; y 2, si el individuo
resigna su peculiaridad en la masa, y se deja sugerir por otros, lo hace porque siente la necesidad de
estar de acuerdo con ellos, y no de oponérseles, y lo hace por amor de ellos.
V. Dos masas artificiales: Iglesia y ejército
Freud habla de dos masas de alto grado de organización, duraderas y artificiales: la Iglesia y el
ejército. Son masas artificiales, hay una compulsión externa para prevenir su disolución e impedir
alteraciones de su estructura. Por regla general, no se le pregunta al individuo si quiere ingresar a esa
masa, y el intento de separación suele estorbarse.
En la Iglesia y en el ejército hay un jefe – Cristo en la Iglesia católica, el general en el ejército –
que ama por igual a todos los individuos de la masa. De esta ilusión depende todo. Cristo formula este
amor igual para todos, él se sitúa como un bondadoso hermano mayor; es para ellos un sustituto del
padre. Todas las exigencias que se dirigen a los individuos derivan de este amor de Cristo. La Iglesia es
animada por un sesgo democrático, porque todos son iguales ante Cristo, todos tienen idéntica
participación en su amor. La ligazón de cada individuo con Cristo es también la que une a todos.
Algo similar ocurre con el ejército, que se diferencia estructuralmente de la Iglesia por poseer
una jerarquía. Las ideas de Patria, Gloria Nacional, son indispensables para la pervivencia de un
ejército (más adelante Freud hablará de la posible sustitución del conductor por una idea rectora). Lo
que ocurrió es que el trato falto de amor que el hombre recibía de sus superiores fue uno de los
principales motivos de contracción de neurosis.
En estas dos masas artificiales cada individuo tiene una doble ligazón libidinosa: con el
conductor y con los otros individuos de la masa. Esto nos conduce al principal fenómeno de la
psicología de las masas: la falta de libertad del individuo dentro de ellas. Si todo individuo está sujeto a
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una ligazón afectiva tan amplia en dos direcciones, de ahí se derivan la alteración y la restricción
observadas en su personalidad.
La esencia de una masa consistiría en las ligazones libidinosas existentes en ella. El fenómeno
del pánico ayuda a explicar esto. El pánico se genera cuando una masa de esta clase se descompone.
Esto se ve cuando ya no se presta oídos a la orden del jefe, y cada uno cuida por sí sin miramiento por
los otros. Los lazos recíprocos han cesado, y se libera una angustia enorme, sin sentido, que crece hasta
que prevalece sobre todo.
Cuando los individuos, dominados por la angustia pánica, se ponen a cuidar de ellos solos,
comprenden que han cesado las ligazones afectivas que hasta entonces les rebajaban el peligro. Ahora
que lo enfrentan solos, lo sienten más. La angustia pánica supone el aflojamiento de la estructura
libidinosa de la masa y ésta reacciona justificadamente ante él.
El pánico es la angustia de masas. Nace por el aumento del peligro que afecta a todos, o por el
cese de las ligazones afectivas que cohesionaban a la masa. La pérdida del conductor basta para que se
produzca el estallido de pánico, aunque el peligro siga siendo el mismo. Al desaparecer la ligazón de
los miembros de la masa con su conductor desaparecen las ligazones entre ellos, y la masa se pulveriza.
La descomposición de una masa religiosa no es tan fácil de observar. Para ilustrarlo Freud toma
una novela, y habla de que lo que sale a la luz a raíz de la descomposición de la masa religiosa no es
angustia, sino impulsos despiadados y hostiles hacia otras personas, a los que el amor de Cristo, igual
para todos, había impedido exteriorizarse antes. Por eso una religión, aunque se llame la religión del
amor, no puede dejar de ser dura y sin amor hacia quienes no pertenecen a ella. Cada religión es de
amor por todos aquellos a quienes abraza, y es cruel e intolerante hacia quienes no son sus miembros.
VI. Otras tareas y orientaciones de trabajo
Freud sostiene que lo que caracteriza a una masa son ligazones libidinales. Los seres humanos
en general se comportan afectivamente entre sí. Casi toda relación afectiva íntima y prolongada entre
dos personas, contiene un sedimento de sentimientos de desautorización y de hostilidad que sólo en
virtud de la represión no es percibido.
Cuando la hostilidad apunta a personas a quienes se ama, hablamos de “sentimiento de
ambivalencia”, y se explica por las veces que unos vínculos tan íntimos proporcionan justamente a los
conflictos de intereses. En las aversiones a extraños se puede discernir un amor de sí, un narcicismo,
que aspira a su autoconservación y se comporta como si toda divergencia implicase una crítica a ellas y
una exhortación a remodelarlas. En estas conductas hay una predisposición al odio, una agresividad de
origen desconocido.
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Toda esta intolerancia desaparece por la formación de masa y en la masa. Mientras esta perdura,
los individuos se comportan como si fueran homogéneos; toleran la especifidad del otro, se consideran
como su igual. Una restricción así del narcicismo solo puede producirse por una ligazón libidinosa con
otras personas. El amor por sí mismo no encuentra más barrera que el amor por lo ajeno, el amor por
objetos.
En la cooperación se establecen por regla general lazos libidinosos entre los compañeros, lazos
que prolongan y fijan la relación entre ellos mucho más allá de lo meramente ventajoso. En las
relaciones sociales ocurre lo mismo que en el desarrollo de la libido individual. Esta se apuntala en la
satisfacción de las grandes necesidades vitales, y escoge como sus primeros objetos a las personas que
participan en dicho desarrollo. Y en el de la humanidad, al igual que en el del individuo, solamente el
amor ha actuado como factor de cultura en el sentido de una vuelta del egoísmo en altruismo.
La esencia de la formación de masa consiste en ligazones libidinosas recíprocas de nuevo tipo
entre sus miembros. La índole de esas ligazones existentes en el interior de la masa no se trata de metas
sexuales directas, sino de pulsiones de amor que, sin actuar por eso de manera menos enérgica, están
desviadas de sus metas originarias. Hay un desvío de la pulsión respecto de su meta sexual.
Aun así, dice Freud, existen otros mecanismos de ligazón afectiva: las identificaciones.
VII. La identificación
La identificación es la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otro, anterior a
toda elección de objeto. Distinguida de la elección de objeto basada en el querer tener, la identificación
se articula en el querer ser, aspirando a configurar el yo propio a semejanza de otro, tomado como
modelo. Es el mecanismo principal que articulará la prehistoria del complejo de Edipo, el varón toma al
padre como modelo, querrá ser como él, contemporáneamente a esta identificación emprende una
investidura de objeto en la madre, ambos lazos coexisten un tiempo, sin perturbarse entre sí.
La unificación de la vida anímica tiene como consecuencia que de esa confluencia nazca el
complejo de Edipo normal, la identificación con el padre toma un carácter hostil, este aparece como un
obstáculo a la satisfacción de la investidura sexual hacia la madre y la identificación pasa a ser idéntica
al deseo de sustituir al padre.
Desde el comienzo la identificación es ambivalente, expresando ternura o deseo de eliminación.
Se comparta como un retoño de la primera fase, oral, de la organización libidinal, en la que el objeto
anhelado y apreciado se incorpora por devoración y así se lo aniquila como tal. Esta identificación
primaria es fundante, permitiendo la afiliación del sujeto a la cultura, permite la salida del complejo de
Edipo, así como la incorporación de la ley de prohibición del incesto.
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Bajo las constelaciones de la formación de síntoma, la represión y el predominio de


mecanismos del inconsciente, puede suceder que la elección de objeto vuelva por vía regresiva a la
identificación, tomando el yo sobre sí propiedades del objeto. Es una identificación secundaria,
regresiva, parcial y limitada, tomando prestado único rasgo de la persona objeto. No es directa al estar
mediada por la elección de objeto y su mecanismo es la introyección.
Otro caso de formación de síntoma es la identificación por vía de la infección psíquica, la
cual prescinde de la relación de objeto con la persona copiada. Su mecanismo es la proyección de un yo
sobre otro yo, la identificación se articula sobre la base de poder o querer ponerse en la misma
situación. Uno de los yo ha percibido en el otro una analogía en un punto, desplazándose y haciendo
suyo el síntoma que el primer yo ha producido. Este tipo de identificación puede nacer a raíz de
cualquier comunidad que llegue a percibirse en una persona que no es objeto de las pulsiones sexuales.
La ligazón recíproca entre los individuos de la masa tiene la naturaleza de una identificación de esta
clase y reside en una ligazón común con el conductor.
La masa está gobernada por un lazo afectivo doble, por un lado, la ligazón con el conductor, por
otro lado, aquella ligazón recíproca entre los individuos que la componen. Una multitud de seres
humanos no es una masa hasta que no se establecen en ella lazos, en virtud de los cuales los individuos
que forman parte de la masa de compartan como si fueran homogéneos y llegan a percibirse como
iguales, restringiendo en ello el narcisismo propio.
La naturaleza de la ligazón libidinosa recíproca entre los miembros de la masa descansa en una
investidura sexual inhibida de su meta, correspondiendo a un desvío de la pulsión respecto a su meta
sexual originaria. Esta doble ligazón, de los miembros hacia el conductor y entre los miembros da
cohesión a la masa mientras perdure. La explicación de que las aspiraciones de meta inhibida logren
crear ligazones duraderas entre individuos se debe a que no son susceptibles de una satisfacción plena,
mientras que las sexuales no inhibidas experimentan una disminución tras su descarga.
VIII. Enamoramiento e hipnosis
El enamoramiento reposa en la cooperación y síntesis entre pulsiones sexuales no inhibidas y
pulsiones de meta inhibida, gracias a la contribución de las pulsiones tiernas, de meta inhibida, puede
medirse el grado de enamoramiento en oposición al anhelo simplemente sensual. En el marco del
enamoramiento encontramos el fenómeno de sobrestimación sexual, el hecho de que el objeto amado
goza de cierta exención de la crítica, otorgándole al objeto todas las excelencias. Si la sobreestimación
y el enamoramiento aumentan, las aspiraciones que esfuerzan hacia una satisfacción sexual directa
pueden ser enteramente esforzadas hacia atrás, el yo resigna cada vez mas todo reclamo a la par que el
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objeto se hace más grandioso, hasta llegar a poseer todo el amor de sí mismo del yo, dando por
resultado una restricción del narcisismo.
La diferencia entre la identificación y el enamoramiento es que en la primera, el yo se ha
enriquecido con las propiedades del objeto, lo ha introyectado, en el segundo, se ha empobrecido, se ha
entregado al objeto. En el caso de la identificación con el objeto perdido o resignado, este se vuelve a
erigir en el interior del yo, y el yo se altera parcialmente según el modelo del objeto perdido. En el
enamoramiento el objeto se ha mantenido y es sobreinvestido por el Yo y a costas del yo. La diferencia
radica en que el objeto se ponga en el lugar del yo (id) o en el del ideal de yo (enamoramiento).
Entre el enamoramiento y la hipnosis encontramos como coincidencia, la sumisión, la
obediencia y la falta de crítica hacia el hipnotizar como hacia el objeto amado, la absorción de la propia
iniciativa, el hipnotizador ha ocupado el lugar del ideal del yo. Su diferencia reside en que el vínculo
hipnótico excluye toda satisfacción sexual, mientras que en el enamoramiento esta se pospone de
manera temporaria y permanece en el trasfondo como meta. Para Freud el vínculo hipnótico es idéntico
a la formación de masa, es una formación de masa de dos, esta restricción del número diferencia a la
hipnosis de la formación de masa, así como la ausencia de aspiración sexual directa la separa del
enamoramiento, en este sentido el vínculo hipnótico ocupa una posición intermedia entre
enamoramiento y formación de masa.
El ideal del yo es definido como una instancia que se separa del resto del yo y puede entrar en
conflicto con él. Atribuyéndole las funciones de la observación de sí, la conciencia moral, la censura
onírica y la influencia en la represión. Estableciendo que es la herencia del narcisismo originario, en el
que el yo infantil se contentaba a sí mismo, era su ideal, y una vez perdido, sus rodeos se encuadran en
restaurar esa imagen de completud perdida.
Este ideal tiene origen en las influencias de la autoridad de los padres, y luego tomará en el
desarrollo los influjos del medio a través de las exigencias que este le plantea al yo. Toda vez que el yo
no puede contentarse consigo mismo, puede hallar su satisfacción en el cumplimento de ese ideal del
yo. Este desarrollo del ideal permite explicar la formación de la masa así como la sumisión de los
individuos que la componen frente a la figura del líder, para Freud una masa ligada a un conductor es
una multitud de individuos que ha puesto un objeto en el lugar de su ideal del yo, a consecuencia de lo
cual se ha identificado entre sí en su yo.
IX. El instinto gregario
Trotter deriva los fenómenos anímicos de la masa a un instinto gregario innato en el hombre y
otras especies animales. Esta proclividad gregaria es, desde el punto de vista biológico, una analogía y
una prosecución del carácter pluricelular, expresado en la tendencia de todos los seres vivos de la
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misma especie a formar unidades cada vez más amplias. El instinto gregario sería algo primario y no
susceptible de descomposición. Es a través del lenguaje que se vehiculiza el entendimiento recíproco
dentro del rebaño que compone el individuo, y sobre el descansa, en la concepción de Trotter, buena
parte de la identificación de los individuos unos con otros.
La crítica de Freud remarca que el instinto gregario no dejaría sitio al conductor, la esencia de la
masa no puede concebirse descuidando el papel del líder. Además, probablemente la pulsión gregaria
no sea indescomponible, ni primaria en el sentido en que lo son las pulsiones de autoconservación y las
pulsiones sexuales. La angustia del niño ante la soledad a la que Trotter discierne como exteriorización
de la pulsión gregaria posee otra interpretación. Esta angustia se dirige a la madre, no se calma a la
vista de cualquier otro del rebaño, al contrario, es provocada por la llegada de uno de esos extraños.
Freud corrige el enunciado de Trotter según el cual el ser humano es un animal gregario
diciendo que es más bien un animal de horda, el miembro de una horda dirigida por un jefe.
X. La masa y la horda primordial
A partir de la conjetura de Darwin, para quien la forma primordial de la sociedad humana fue la
de una masa gobernada despóticamente por un macho fuerte, Freud muestra que los destinos de esta
horda han dejado huellas en el linaje de sus herederos, explicando que el desarrollo del totemismo y los
comienzos de la religión, se entrama con el asesinato del jefe y la transformación de la horda paterna en
una comunidad de hermanos.
La psicología de las masas, que exhibe una atrofia de la personalidad individual, la orientación
de pensamientos y sentimientos en una misma dirección, el predominio de la afectividad y de lo
anímico inconsciente, la tendencia a la ejecución inmediata de los propósitos, responde a un estado de
regresión a una actividad anímica primitiva, como la que adscribimos a la horda primordial. La masa se
muestra como un renacimiento de la horda primitiva, el hombre primordial sobrevive virtualmente en
cada individuo, de igual modo la horda primordial se restablece a partir de una multitud de seres
humanos gobernados por la formación de masa.
Al hablar del mito de horda primordial, Freud explica aquella cohesión que existe en la masa,
así como los fenómenos psicológicos expresados por ella, como fenómenos que parten de la relación
ambivalente de la masa con el conductor. El conductor de la masa sigue siendo el temido y amado
padre primordial, la masa quiere ser gobernada por un poder irrestricto, tiene un ansia extrema de
autoridad. El padre primordial es el ideal de la masa, que gobierna al yo en remplazo del ideal del yo.
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UNIDAD III: Psicología Social Europea


Psicología social 1. Influencia y cambio de actitudes
Introducción: el campo de la psicología social – Serge Moscovici
Serge Moscovici sostiene la diferenciación entre individuo y sociedad; lo individual y lo
colectivo. Siempre que la psicología social no estudie el problema entre estas dos nociones, perderá su
personalidad, convirtiéndose en un apéndice de otra ciencia. Por esto, el autor sostiene que la
psicología social es la ciencia del conflicto entre el individuo y la sociedad. De la sociedad externa y
de la sociedad que lleva dentro. Resulta banal reconocer que el individuo sólo existe dentro de la red
social y que toda sociedad se compone de una multitud de individuos diversos, ya que en cada
individuo habita una sociedad. La psicología social, así, se ocupa de responder a la pregunta ¿por qué
se produce el conflicto entre individuo y sociedad?
A partir del problema al que responde, se considera su objeto. Su objeto central son todos los
fenómenos relacionados con la ideología y la comunicación, ordenados según su génesis, su estructura
y su función. En relación a la ideología se trata de sistemas de representaciones y de actitudes en
relación a los fenómenos familiares de prejuicios sociales o raciales, estereotipos, creencias, etc. Su
rasgo común es que expresan una representación social que individuos y grupos se forman para actuar
y comunicar.
En relación a los fenómenos de la comunicación social, se trata de los intercambios de mensajes
lingüísticos y no lingüísticos entre individuos y grupos. Son medios empleados para transmitir una
información determinada e influir sobre los demás. La noción de comunicación social incluye tanto los
fenómenos de comunicación de masas de influencia colectiva (por ej. publicidades) como los procesos
puramente lingüísticos y semánticos.
Entonces, decimos que la psicología social es la ciencia de los fenómenos de la ideología
(cogniciones y representaciones sociales) y los fenómenos de la comunicación.

La distinción entre la psicología social y otras ciencias, es la manera de observar los fenómenos
y las relaciones, desde una visión psicosocial. Para dar cuenta de esto, el autor toma como punto de
comparación la manera en que los psicólogos enfocan los hechos, sosteniendo que estos tienen una
lectura binaria que corresponde a la separación del sujeto y del objeto, que son dados y definidos
independientemente uno del otro. El psicólogo pone de un lado el “ego” (el sujeto) y del otro el
“objeto”. Al estudiar los procesos intelectuales nos interesamos por la manera en que el cerebro trata
una información proveniente del mundo exterior, como la aprende, la organiza y la transforma en un
comportamiento definido.
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En sociología se trata de algo similar, nada más que el sujeto ya no es un individuo sino una
colectividad. Se toma en consideración una multitud de sujetos que cambian, negocian, comparten una
misma visión del mundo. Por lo que se refiere al objeto, éste también posee un valor social,
representando un interés o una institución. El objeto a veces está constituido por otras personas del
entorno humano. Lo que se busca saber es cómo se comportan las diversas categorías de individuos en
la sociedad, o cómo la acción de cada individuo se transforma en una acción colectiva.
Ya no se trata de un sujeto individual y un objeto, sino de un sujeto colectivo diferenciado
según criterios económicos o históricos y un objeto diferenciado en social o no social.
Existe una visión psicosocial que se traduce por una lectura ternaria de los hechos y las
relaciones. Su particularidad consiste en sustituir la relación de dos términos (sujeto y objeto), por una
relación de tres términos: Ego – Alter – Objeto.
Objeto
(físico, social,
imaginario o real)

Ego Alter
Sujeto individual Sujeto social
La relación de sujeto a sujeto en su relación con el objeto puede concebirse de manera estática o
dinámica. Se distinguen dos mecanismos que ilustran esto: la facilitación social, por un lado, y la
influencia social, por el otro. La facilitación social consiste en que la simple presencia de un individuo
o de un grupo haga que un individuo prefiera o aprenda con mayor facilidad las respuestas más
familiares y las menos originales. Como si se inhibiese, el individuo expresa o retiene las respuestas
dominantes, comunes a todos. La influencia social consiste en que un individuo sometido a la presión
de una autoridad o de un grupo adopte sus opiniones y conductas.
Esto ayuda a definir la manera en que se considera el alter (individuo o grupo) para analizar las
relaciones con la realidad, el objeto. Nos encontramos ante un otro similar, un alter ego, o un otro
diferente, un alter sin más. Sobre el alter ego, decimos que se manifiesta en los individuos una
tendencia a compararse a alguien semejante. Los individuos juzgan sus opiniones y conductas en
función de la mayoría de los individuos que encarnan el poder, y se conforman para parecerse a esos
alter egos privilegiados.
En relación al alter, se habla de innovación, donde la minoría, el individuo, expresa una opinión
y un juicio que le son propios. Se confrontan a una mayoría que representan la norma, y lo que intentan
estas minorías es hacerse reconocer una identidad particular y una diferencia evidente. Estos dos
mecanismos psicosociales, el de comparación social y el de reconocimiento social, corresponden a
dos maneras de percibir al otro en el campo social.
Lucía Fenoglio – 2022 Página 35 de 101

Este desplazamiento que implica pasar de una concepción binaria de las relaciones humanas, a
una concepción ternaria, concede su especifidad a la visión psicosocial. Esta visión se encuentra
concretada en las prácticas de la psicología social. Se trata de prácticas de observación directa de
relaciones, gestos, reacciones afectivas o simbólicas. Ver es más importante que escuchar. El
observador, a veces visible y a veces invisible, se oculta detrás de un espejo de doble visión, a fin de
ver sin ser visto. Este ojo irrigado por las experiencias y la memoria, mantiene fijamente a cada uno de
los personajes en el sitio que le es propio, de manera que sabemos quién es cada uno. Pero este ojo
también mantiene fijamente los acontecimientos que tejen la historia dentro de la historia. Personajes y
acontecimientos sólo adquieren su sentido a través de esta única “investigación”, a través de la
“sociedad de cada cual”.
El narrador observa según sus propios convencionalismos, pero lo ve como lo ven los demás.
Nuestra personalidad social es la creación del pensamiento de los demás. El enfoque psicosocial no es
la percepción inocente de lo humano que describe, explica y denuncia con la buena conciencia de ver
las cosas tal como son. Se trata de la persecución dentro del tiempo de una intriga entre individuos y
acontecimientos que crean la sociedad a medida que la narran.
El autor plantea que existen obstáculos epistemológicos para quien desee dedicarse a la
investigación y práctica de la psicología social. El primero consiste en la opinión bastante difundida
según la cual hay que agregar un suplemento espiritual a los fenómenos sociales. Esto significa que se
debe explorar el aspecto subjetivo de los acontecimientos de la realidad objetiva (realidad económica y
social). Se comienza por analizar los diversos aspectos del sujeto “colectivo”: el poder, la clase social,
los intereses de los grupos, etc. Una vez constituido el marco, constatamos las diferencias con respecto
a lo que debería pensar o hacer ese sujeto colectivo si obedeciera a los amplios determinismos
económicos o sociales: descuida sus intereses, vota a la izquierda, x ej. Para dar cuenta de estas
diferencias se invocan factores de tipo subjetivo: los sentimientos, valores, el grado de cc social, etc.
Entonces nos volvemos hacia la psicología social y le pedimos que comprenda lo que la gente piensa y
siente, y mida sus efectos.
El segundo obstáculo tiene que ver con el hecho de que la psicología estudia una gran suma de
fenómenos (la percepción, el razonamiento, la ansiedad, etc.), pero los estudia en el individuo aislado,
como si fuese autista. Lo que sostiene el autor entonces es que el individuo, por estar aislado, no deja
de pertenecer al grupo, a una clase social, y sus reacciones son influenciadas por esta pertenencia.
Entonces, a fin de aportar un suplemento de materia, de realidad, el psicólogo se cree obligado a
volver a estudiar los mismos fenómenos que estudió en el vacío social, en el seno de la sociedad.
Lucía Fenoglio – 2022 Página 36 de 101

Encarga a la psicología social que añada una dimensión objetiva a los fenómenos subjetivos, que
vuelva a situar en el contexto social aquello que ha sido analizado fuera de él.
En ambos casos vemos en la psicología social el medio de satisfacer una carencia: por un lado,
llenar al sujeto social de un mundo interior, y por el otro, resituar al sujeto individual en el mundo
exterior, social. Así, su naturaleza sería psicológica para unos y sociológica para otros.
Estos obstáculos impiden ver lo que esta ciencia tiene de propio, que consiste en cuestionar la
separación entre lo individual y lo colectivo en los campos esenciales de la vida humana. La psicología
social analiza y explica los fenómenos que son simultáneamente psicológicos y sociales.

El enfoque psicosocial se guía por las teorías y observaciones precisas de las relaciones entre
los individuos y los grupos en un medio social determinado. En psicología social se encontrarán tres
tipos de teorías: paradigmáticas, fenomenológicas y operatorias.
Las teorías paradigmáticas proponen una visión global de las relaciones y comportamientos
humanos.
Las teorías fenomenológicas intentan describir y explicar una familia de fenómenos conocidos.
Unas se ocupan de los fenómenos fundamentales, por ej, la influencia. Otras se ocupan de fenómenos
no tan fundamentales, pero de igual manera cada teoría responde a dos preguntas: ¿cómo? y ¿por qué?,
y al hacerlo, todas buscan revelar la causa de un cierto número de efectos.
Las teorías operatorias tratan de llegar a un mecanismo elemental, desconocido hasta
entonces, y que explica un conjunto de hechos. También prevén hechos nuevos y sorprendentes.
Los tres tipos de teorías coexisten dentro de la psicología social, cada una de ellas corresponde a
un estado de las investigaciones en un campo y posee su propia fecundidad.

El autor plantea dos métodos: el de observación sistemática, y el experimental. Cada uno


plantea problemas éticos y sociales.
Método de observación: el psicosociólogo que trabaja sobre el terreno intenta registrar de
manera precisa y sistemática las actividades realizadas por las personas dentro de su marco normal.
Toma notas, graba, filma. No es posible sacar conclusiones fiables. No obstante, las hipótesis o ideas
sugeridas pueden captar ciertos fenómenos.
La investigación sobre el terreno representa el mejor método para comprender la vida del
individuo y del grupo simultáneamente en varios campos y sus conexiones. Descubre esquemas de
relaciones y acciones. El inconveniente es que las personas sometidas a esto generalmente saben que
son observadas, y no hablan ni se comportan como lo harían normalmente.
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Método experimental: intenta provocar una serie de reacciones en condiciones determinadas


de antemano. La hipótesis del experimentador define simultáneamente estas condiciones y la serie de
reacciones esperadas. Por una parte delimita las causas y por la otra prevé los efectos.
La investigación experimental requiere dos factores: el factor que el experimentador varía
sistemáticamente (variable independiente), y el comportamiento resultante de la manipulación
experimental (variable dependiente).
La psicología social es probablemente la única ciencia social que recurre de manera
predominante a la experimentación. No existe una psicología social que sea puramente “de
observación”.

La representación social – Denise Jodelet


El concepto de representación social es presentado por Jodelet como un “concepto olvidado” de
Durkheim, y también constituye la designación de fenómenos múltiples que se observan y estudian a
variados niveles de complejidad, individuales, colectivos, psicológicos y sociales. Son una nueva
unidad de enfoque para la psicología social.
La representación que elabora un grupo sobre lo que debe llevar a cabo, define objetivos y
procedimientos específicos para sus miembros. La autora describe una primera forma de representación
social: la elaboración por parte de una colectividad, bajo inducción social, de una concepción de
la tarea que no toma en consideración la realidad de su estructura funcional. Esta representación
incide directamente sobre el comportamiento social y la organización del grupo y llega a modificar el
propio funcionamiento cognitivo.
Una palabra se convierte en una representación social cuando pasa a ser una categoría del
sentido común, un instrumento para comprender al otro, para saber cómo conducirnos ante él e incluso
para asignarle un lugar en la sociedad.

En tanto que fenómenos, las representaciones sociales se presentan de formas variadas, más o
menos complejas. Imágenes que condensan un conjunto de significados; sistemas de referencia
que nos permiten interpretar lo que nos sucede, e incluso, dar un sentido a lo inesperado;
categorías que sirven para clasificar las circunstancias, los fenómenos y a los individuos con
quienes tenemos algo que ver; teorías que permiten establecer hechos sobre ellos. A menudo,
cuando se les comprende dentro de la realidad concreta de nuestra vida social, las representaciones
sociales son todo ello junto.
Una representación social es una manera de interpretar y de pensar nuestra realidad
cotidiana, una forma de conocimiento social. Esta noción nos sitúa en un punto donde se intersectan
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lo psicológico y lo social. Concierne a la manera en que nosotros, como sujetos sociales, aprehendemos
los acontecimientos de la vida diaria. El conocimiento espontáneo: el conocimiento de sentido común.
Este conocimiento se constituye a partir de nuestras experiencias, pero también de las
informaciones, conocimientos y modelos de pensamiento que recibimos y transmitimos a través de la
tradición, la educación y la comunicación social. De este modo, es un conocimiento socialmente
elaborado y compartido.
También se trata de un conocimiento práctico en tanto permite comprender y explicar la
realidad, actuar sobre ella y con otras personas. Este conocimiento forja nuestra realidad consensuada,
participa en nuestra construcción social de la realidad.
La representación social debe ser abordada como el producto y el proceso de una
elaboración psicológica y social de lo real.
El concepto de representación social designa una forma de conocimiento específico, el saber
del sentido común, cuyos contenidos manifiestan la operación de procesos generativos y funcionales
socialmente caracterizados. Designa una forma de pensamiento social.
Las representaciones sociales constituyen modalidades de pensamiento práctico orientados
hacia la comunicación, comprensión y dominio del entorno social, material e ideal. El proceso de
representación ha de referirse a los contextos en los que surge, a la comunicación mediante la que
circulan y a su función dentro de la interacción con el mundo y con los demás.

Por una parte, la representación social se define por un contenido, éste se relaciona con un
objeto. Por otra parte, es la representación social de un sujeto en relación con otro sujeto. Toda
representación social es representación de algo y de alguien, no es el duplicado de lo real o ideal, ni
la parte subjetiva del objeto, ni la parte objetiva del sujeto. Sino que constituye el proceso por el cual se
establece su relación.
Del hecho de representar…
El acto de representar constituye el nivel elemental de la representación social, es un acto de
pensamiento por el cual un sujeto se relaciona con un objeto. La representación es el representante
mental de algo. Por ello, está emparentada con el símbolo. Representar es re-presentar, hacer presente
en la mente, en la conciencia.
La representación mental, social, conlleva un carácter significante. No solo restituye de modo
simbólico algo ausente, sino que puede sustituir lo que está presente. Debido a ello, no es simple
reproducción, sino construcción y conlleva en la comunicación una parte de autonomía y creación
individual o colectiva. Esto tiene las siguientes consecuencias:
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1. El aspecto de imagen, figurativo de la representación es inseparable de su aspecto


significante: la estructura de cada representación tiene dos caras indisociables: La cara figurativa y la
cara simbólica. Por eso, la representación hace que a toda figura corresponda un sentido y a todo
sentido una figura.
2. La representación no es un puro reflejo del mundo exterior, no es una reproducción pasiva de
un exterior en un interior, hacen entrar en juego la intervención especificante de lo imaginario.
3. El concepto de representación social fue introducido en Psicología social debido a las
insuficiencias de los modelos clásicos, sobretodo el conductista, a fin de explicar las interacciones
significativas con el mundo. Según Moscovici, el sujeto y el objeto no son distintos, se enfrentan
modificándose mutuamente sin cesar.
4. Siempre hay actividad de construcción y reconstrucción en el acto de representación. El
sujeto no es solamente un escenario donde se representan cosas, sino el actor y autor de estas
representaciones.
5. La representación tiene un carácter creativo y autónomo no solo en tanto al objeto, sino
también en relación al sujeto. En toda representación hay un proceso de elaboración cognitiva y
simbólica que orienta los comportamientos, esta noción relaciona los procesos simbólicos con las
conductas.
En resumen, las características fundamentales de la representación son:
1. Siempre es la representación de un objeto.
2. Tiene un carácter de imagen y la propiedad de intercambiar lo sensible y la idea, la
percepción y el concepto.
3. Tiene un carácter simbólico y significante.
4. Tiene un carácter constructivo
5. Tiene un carácter autónomo y creativo.
6. Siempre conlleva algo social: las categorías que la estructuran y expresan, tomadas de un
fondo común de cultura. Estas son categorías del lenguaje.
… a la construcción de una representación social.
Enfoques para abordar la construcción de una representación social:
1. Un primer enfoque se limita a la actividad puramente cognitiva a través de la cual el sujeto
construye su representación.
2. Un segundo enfoque pone el acento sobre el aspecto significante de la actividad
representativa.
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3. Una tercera corriente trata la representación como forma de discurso y desprende sus
características de la práctica discursiva de sujetos sociales.
4. La cuarta óptica toma en cuenta la práctica social del sujeto como actor social inscripto en
una posición o lugar social.
5. Para un quinto punto de vista, el juego de las relaciones intergrupales determina la dinámica
de las representaciones.
6. Finalmente, una última perspectiva, basa la actividad representativa en la reproducción de los
esquemas de pensamiento socialmente establecidos.
Estas ópticas convergen en el campo de estudio de las representaciones sociales.

Construir lo real, encarnar el pensamiento


Al estudiar cómo penetra en la sociedad una ciencia, Moscovici plantea dos procesos que
explican cómo lo social transforma un conocimiento en representación y cómo esta representación
transforma lo social:
1) Objetivización: En este proceso, la intervención de lo social se traduce en el agenciamiento
y la forma de los conocimientos relativos al objeto de una representación, la objetivización puede
definirse como una operación formadora de imagen y estructurante, tiene que ver con la propiedad
de hacer concreto lo abstracto. La objetivación permite que lo invisible se torne en perceptible. Según
Jodelet ésta implica tres fases:
a) Selección y descontextualización de los elementos: éstos son separados del campo al que
pertenecen y son apropiados por la sociedad.
b) Formulación de un núcleo figurativo: El discurso se estructura y objetiviza en un esquema
de pensamiento, sintético, condensado, simple, concreto, formado con imágenes vividas y claras, es
decir, las ideas abstractas se convierten en formas icónicas. Una imagen nuclear concentrada, con
forma gráfica y coherente que captura la esencia del concepto, teoría o idea que se trate de objetivar.
c) Naturalización: el modelo figurativo permitirá concretar, al coordinarlos, cada uno de los
elementos que se transforman en elementos de la realidad natural.
2) Anclaje: Implica la integración cognitiva del objeto representado dentro del sistema de
pensamiento preexistente y a las transformaciones de este sistema. Ya no se trata de la constitución
formal de un conocimiento, sino de su inserción dentro de un pensamiento constituido. Permite
incorporar lo extraño -lo que crea problemas- en una red de categorías y significaciones, por medio de
dos modalidades:
a) Inserción del objeto de representación en un marco de referencia conocido y preexistente.
Lucía Fenoglio – 2022 Página 41 de 101

b) Instrumentalización del saber, es decir, inserción de las representaciones en la dinámica


social, haciéndolas instrumentos útiles de comunicación y comprensión.

Ejemplos de representación social:


“No es no” – el sujeto es la mujer, el objeto es la violencia de género, y el álter es el movimiento
feminista.
“Memoria, verdad y justicia” – el sujeto son los argentinos, el objeto es la conmemoración de la
dictadura militar, y el álter es el movimiento de organizaciones de derechos humanos, abuelas de plaza
de mayo, etc.
Los elementos de la representación social son la objetivación y el anclaje, también hay que ubicarlos en
los ejemplos.
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UNIDAD IV: Psicología Comunitaria en Latinoamérica. La Psicología Social en Argentina


La crítica en la Psicología Social Latinoamericana y su
impacto en los diferentes campos de la Psicología – González Rey
En diferentes momentos históricos y contextos, la psicología social ha presentado una
orientación crítica relacionada con la vocación y el compromiso social de algunos de los sectores
comprometidos con este campo de la psicología. En América Latina este carácter crítico ha sido
estimulado por la especificidad del contexto socio-económico de América Latina y los conflictos que
históricamente han marcado las aspiraciones de independencia de los países de la región, y que
tomaron una connotación muy particular en la década de los años 60.
Se fue produciendo y profundizado un proceso de crítica que comenzó con las herramientas de
la psicología tradicional, dentro de un marco positivista – descriptivo, pero que luego logró visualizar
problemas propios de la región que condujo a la crítica del modelo teórico y metodológico dominante
en la psicología social norteamericana.
La recuperación de esta memoria histórica tiene por objetivo no solo desarrollar una
representación sobre lo que ocurrió sino analizar la forma en que se desarrolló la crítica, para
revitalizarla, ya que esa crítica se fue debilitando, haciendo que se debiliten las producciones de
América Latina.
Todos los modelos de pensamiento hegemónicos que se institucionalizan pierden el carácter
creativo y revolucionario, se dogmatizan y generan un culto a patrones universales que limitan la
producción de pensamiento. Esto ocurrió con el positivismo y también con el psicoanálisis, fuertemente
en América Latina, por su adopción mimética por parte de grupos e instituciones.
En este contexto de hegemonía, una primera ruptura importante fue la que hicieron Bleger y
Pichón Rivière. Enfatizaron el carácter social de la formación del icc y su relación con la condición
social compleja del sujeto, a partir de una apropiación creativa del marxismo, evitando los dogmas de
la objetivación de la psique del marxismo de la época, al que se enfrentaron también al destacar la
importancia de la subjetividad y de los aspectos no conscientes de esta.
Rivière: “la psi social que postulamos tiene como objeto el estudio y transformación de una
realidad dialéctica ente formación y estructura social y la fantasía icc del sujeto, asentada sobre sus
relaciones de necesidad. La relación entre estructura social y configuración del mundo interno del
sujeto, relación abordada a través de la noción de vínculo… el sujeto no es solo un sujeto
relacionado, es un sujeto producido, resultante de la interacción entre individuos, grupos y clases”.
En ambos autores aparece el desafío de integrar el mundo psíquico del sujeto a través de la
complejidad de los espacios sociales en los que este sujeto se produce, presentado la psique y lo social
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dentro de una visión dialéctica, integrando el tema del sujeto y su organización psíquica con las
condiciones sociales en que este se desarrolla.
Una de las tendencias fuertes en el rumbo de esta psicología social crítica, fue la de José
Miguel Salazar, quien desde su posición social crítica, desarrolló trabajos sobre las actitudes políticas
en estudiantes venezolanos. El tema del nacionalismo se fue relacionando de forma progresiva con la
cuestión de la ideología y con la identidad.
Esto permitió visualizar la imagen negativa que los latinoamericanos expresaban con relación a
los norteamericanos, lo que evidenciaba la necesidad del desarrollo de una identidad latinoamericana
como opción al dominio ideológico, político y económico de los norteamericanos en el continente.
Montero: “las acusaciones arrojadas sobre las teorías psicológicas clásicas, de fragmentar y
atomizar el objeto de estudio, presentan inconvenientes: estudiar un fragmento de conducta, un
comportamiento específico, no explicar la totalidad de un fenómeno complejo, lleva a concepciones
erróneas y a ocultar causas profundas”.
La emergencia de una visión socio-histórica de la psique aparece desde diferentes perspectivas.
Martín Baró, tendió a la búsqueda de alternativas teóricas y metodológicas facilitadoras de esta
psicología crítica. Escribió en relación a la cultura de la pobreza. “Decir, por ej, que el obrero o el
campesino latinoamericanos, a diferencia de los norteamericanos, no progresan porque carecen de
ambición y empuje, es una forma más “técnica” pero también psicologista de cargar a la víctima con la
culpa de la situación”.
Se fue formando en el continente una conciencia teórica y metodológica crítica que se separaba
del positivismo y enfatizaba el origen histórico y cultural de la psique, rompiendo con la naturalización
de la psique en la psicología social dominante.
Durante los años 80 aparece en el continente una tendencia a la crítica de las posiciones
tradicionales que dominaban los escenarios académicos de la enseñanza de la psicología. Los aspectos
principales abordados fueron:
- La necesidad de una psi social con posiciones propias frente a los problemas del continente, y el
reconocimiento de una realidad social que definía los aspectos psicológicos de los diferentes
grupos y clases de América Latina.
- La necesidad de intervenir en la realidad estudiada y facilitar procesos libertadores que
contribuyeran al cambio social y la implicación política y ciudadana en los procesos sociales.
La crítica en la psi social latinoamericana se comienza a articular por las relaciones entre
investigadores y la organización de foros y congresos. Se va produciendo un movimiento organizado
Lucía Fenoglio – 2022 Página 44 de 101

de producción y reflexión compartida entre psicólogos latinoamericanos que va ganando fuerza a nivel
continental.
La integración de lo simbólico como dimensión fundante de la realidad social tiene un papel
importante en la desnaturalización de esta realidad. La noción de paradigma emergente abre el espacio
de la diversidad en la construcción de nuevas alternativas, sin embargo, ese paradigma emergente
evoluciona en los noventa hacia el construccionismo social, que desde la epistemología enfatiza la
ciencia como producción social y se orienta a buscar procesos de naturaleza social que legitiman
ciertos discursos científicos y rechazan otros.
El construccionismo social y su significación epistemológica es indiscutible, sin embargo, la
forma en que esta tendencia niega al sujeto, a la realidad como referente diferente del discurso, a la
epistemología y a todo aquello que no sea una producción discursiva, desconecta a la psi social de las
realidades desde las que ejerce su crítica, y pierde su poder crítico sobre la realidad social. Sin dudas es
atractivo en su crítica a la psicología tradicional, en sus reflexiones creativas sobre la construcción del
conocimiento y con relación a las diferentes prácticas de la psicología que se apoyan en la
naturalización de la psique a través de su representación estática en entidades individuales y
universales, pero en la psicología social, va a extremos que crean una nueva ideologización sobre los
límites absolutos de la producción del conocimiento: los criterios legitimadores de las prácticas
discursivas. Se torna como una “verdad” que devalúa con cierta autosuficiencia intelectual otras
opciones en la producción de conocimiento.
En el pensamiento de Martín Baró hay una plena conciencia sobre la necesidad de una
reformulación teórica que le permita a la psi social enfrentar los desafíos que tenía en América Latina,
y un interés por la significación de lo individual para la construcción de la psicología social. Ese interés
por la integración de lo social y lo individual como momentos simultáneos de un sistema complejo, en
el que mantienen una relación recursiva y a la vez formas propias de organización que enfatizan su
especifidad histórica e impiden que cada uno se diluya en otro, como pasó en las tendencias
reduccionistas. Frente a este desafío se presenta una perspectiva de la subjetividad dentro de un marco
histórico cultural y un sentido subjetivo que permita articular la subjetividad social, individual y el
sujeto concreto.
La categoría de sentido subjetivo sirve para pensar las formas singulares que adquieren sentidos
socialmente producidos en la historia de los sujetos. El sujeto singular, a través de su producción de
sentidos subj nos permite visualizar y significar espacios de lo social que no son visibles con una
mirada objetiva de investigador.
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La realidad representa una compleja organización subjetiva que Castoriadis presenta con el
concepto de imaginario social, y este autor (González Rey) conceptualiza como subjetividad social,
para representar no solo los aspectos subjetivos sino también los escenarios sociales que mantienen en
funcionamiento el sistema de la sociedad.
La psi social latinoamericana se tiene que integrar en los diferentes espacios y conflictos de
nuestros países. Martín Baró: a los psicólogos latinoamericanos nos hace falta un buen baño de
realidad, pero de esa misma realidad que agobia y angustia a las mayorías populares. Por eso para
analizar con bibliografía un problema les recomiendo que primero se dejen impactar por el problema,
que se embeban en la angustiosa realidad cotidiana que viven las mayorías populares.

Introducción a la psicología comunitaria – Maritza Montero


Capítulo 2: Qué es la psicología comunitaria
Definición
La mayoría de los autores define a la psicología comunitaria como aquella que trata de la
comunidad y que es realizada con la comunidad. Esto supone la primera y primordial característica
de la psi comunitaria: lo comunitario incluye el rol activo de la comunidad, su participación, como
agente activo, con voz y voto. Quienes trabajan en la psicología comunitaria producen, junto con las
comunidades, intervenciones para lograr el fortalecimiento de esa comunidad y cambios sociales.
Rappaport dice que la psicología comunitaria acentúa la importancia en mejorar la
adaptación entre las personas y su ambiente mediante la creación de nuevas posibilidades
sociales y el desarrollo de recursos personales en vez de hacer hincapié exclusivamente en la
supresión de las deficiencias de los individuos o las comunidades. Es muy importante la relación
individuo-medio ambiente (cultural, social y físico), y el objetivo es mejorar esa relación.
Montero: La psicología comunitaria es una rama de la psicología cuyo objeto es el estudio
de los factores psicosociales que permiten desarrollar, fomentar y mantener el control y poder
que los individuos pueden ejercer sobre su ambiente individual y social para solucionar
problemas que los aquejan y lograr cambios en esos ambientes y en la estructura social.
Esta definición implica:
- El rol de los profesionales de la psicología como agentes de transformación social, que
comparten sus conocimientos con otros actores sociales, provenientes de la comunidad, con
quienes trabajan conjuntamente.
- La detección de potencialidades psicosociales y el estímulo de las mismas.
- Un cambio en el modo de enfrentar la realidad, de interpretarla y de reaccionar ante ella.
- Hacer psicología para la transformación positiva, social e individual.
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- Cambios en las relaciones individuo-grupo-sociedad. Los cambios en el individuo llevan a


cambios en los grupos y viceversa. Hay una relación dialéctica de transformaciones mutuas.
Características de la psicología social comunitaria
- Se ocupa de fenómenos psicosociales comunitarios, tomando en cuenta su contexto cultural y
social.
- Concibe a la comunidad como ente dinámico compuesto por agentes activos, actores sociales
relacionados, constructores de la realidad en la que viven.
- Hace énfasis en las fortalezas y capacidades, no en las carencias y debilidades.
- Incluye la diversidad.
- Asume las relaciones entre las personas y el medio ambiente en el que viven.
- Está orientada al cambio social y el cambio personal en la interrelación entre individuos y
comunidad.
- Busca que la comunidad tenga poder y control sobre los procesos que la afectan.
- La acción comunitaria fomenta la participación y se da mediante ella.
- Produce reflexión, crítica y teoría.
El origen pluridisciplinario de la psicología comunitaria
Se caracteriza por la multidisciplinariedad, ya que surgió de ramas de la psicología y de la
integración de saberes de otras ciencias sociales. La multidisciplinariedad es una condición por el
carácter de complejidad que presenta la psicología comunitaria, ya que integra aspectos psicosociales,
sociológicos, culturales, políticos.
Psicología comunitaria y psicología social comunitaria
La psicología comunitaria surge en América en un momento de crisis que obliga a muchas
ramas de la psicología, sobre todo a la social, a repensarse críticamente y a evaluar su papel social. La
psicología social comunitaria surge por la necesidad de producir una disciplina que responda a los
problemas sociales. Se orienta a la intervención crítica para la transformación social, facilitando y
fortaleciendo los procesos psicosociales que posibilitan el desarrollo de las comunidades, para la
solución de sus problemas.
Psi comunitaria y psi social comunitaria son lo mismo. La expresión psicología social
comunitaria se debe a que fue en el campo de la psicología social donde se gestó la nueva práctica.
El objeto de la psicología comunitaria
La definición de Montero señala el poder y el control sobre las circunstancias de vida por parte
de las personas que integran las comunidades, así como el cambio social como objeto de esta rama de
la psicología. El primer señalamiento coloca a la comunidad como ámbito, espacio, y al sujeto del
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quehacer psicosocial comunitario. No como sujeto sujetado, definido externamente, sino como sujeto
autodefinido desde la propia comunidad, activo de las acciones en que ella se lleva a cabo, como actor
social, constructor de su propia realidad.
En cuanto al segundo planteamiento, el cambio o la transformación social, se hace desde la
propia comunidad, desde las aspiraciones, los deseos y las necesidades de la comunidad.
Psicología comunitaria y desarrollo comunal
El desarrollo comunal ha sido definido como el producto de la acción comunal. Acción que
se produce cuando la comunidad se hace cargo de sus problemas y se organiza para resolverlos,
desarrollando sus propios recursos y utilizando también ajenos. Muchas veces factores económicos y
políticos ponen barreras que no permiten alcanzar las metas de la comunidad. El desarrollo comunal
deberá, por lo tanto, involucrar también estrategias para la superación de obstáculos.
Sobre el método en la psicología comunitaria
Los métodos provenían principalmente de la psicología social, de ella tomamos las técnicas y
los procedimientos propios de la dinámica de grupos, ya que trabajamos con comunidades y dichas
técnicas nos permitían establecer intercambios en los cuales los miembros del grupo pudiesen tener la
oportunidad de expresar sus puntos de vista, sus preocupaciones, opiniones.
La unión de la teoría y la práctica es uno de los principios fundamentales de la psicología
comunitaria, que junto con el carácter activo de los participantes provenientes de las comunidades,
caracterizan el método de la psicología comunitaria.
No se descarta el uso de formas tradicionales de investigación e intervención social, como por
ejemplo el uso de encuestas, las observaciones, pruebas psicológicas. Se da así un pluralismo
metodológico.
El método de la psicología comunitaria se rige por los siguientes principios básicos:
1. El principio científico de que el método sigue al objeto. El método está unido a los aspectos
epistemológicos y ontológicos, por lo tanto el problema es quien va a determinar qué método
emplear, para qué y cuándo.
2. El carácter participativo del método (por lo del punto anterior).
3. El carácter activo del método. La orientación hacia la transformación exige modos de conocer
que respondan a las exigencias que plantean las comunidades.
4. El carácter continuo de su aplicación. Toda intervención comunitaria supone una aplicación
metodológica que acompaña todas las acciones que se ejecutan con la comunidad.
5. El carácter heurístico, que en su necesidad de responder a las exigencias de la situación debe
generar modos sistemáticos de responder a sus características.
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6. El carácter contextualizado, que se ve en la adaptación del método, las técnicas y los


procedimientos al contexto específico, cultural y comunal, en el cual se trabaja.
Capítulo 3: El paradigma de la psicología comunitaria y su fundamentación ética y relacional
Sobre modelos y paradigmas
Con la creación de la psicología comunitaria se buscaba producir una forma de intervención en
los problemas psicosociales a fin de hacer una psicología efectivamente social, produciendo
transformaciones en las personas y en su entorno y dirigidas por esas mismas personas.
La noción de paradigma
Por paradigma se entiende un modelo o modo de conocer, que incluye tanto una concepción
del individuo o sujeto cognoscente como una concepción del mundo en que éste vive y de las
relaciones entre ambos. Un conjunto de ideas y prácticas que rigen las interpretaciones sobre las
personas y la sociedad.
Diálogo, liberación, apoyo social, inclusión social, ética, son aspectos que encontramos en los
trabajos de psicólogos comunitarios. Entonces, existe una comunidad diferenciada, con canales de
comunicación y que comparte técnicas y métodos, sosteniendo en su praxis el paradigma construido
por psicólogos que trabajan en comunidades.
Se configura un modelo de acción y una praxis crítica que es parte de un modo de hacer
psicología que integra un paradigma, es decir, un modo de producción y organización del
conocimiento y un modo de comprender el mundo y a los seres humanos. Ese modelo surge de una
psicología de la acción para la transformación.
Somos seres de relaciones en un mundo de relaciones, el conocimiento no se produce en
personas aisladas sino en la intersubjetividad que es el producto de la relación. La persona solo puede
existir en relación.
La psicología comunitaria se define como una psicología de relaciones creada para un mundo
relacional. Los seres humanos separados de la sociedad son individuos, pero no humanos. La
humanidad se adquiere en las relaciones sociales. En cada relación se produce conocimiento y el
conocimiento surge en las relaciones.
El paradigma es analizado en sus cinco dimensiones:
Ontológica: Relación entre investigadores externos (psicólogxs) y las personas que forman las
comunidades. El conocimiento se produce siempre en y por relaciones y no como un hecho aislado de
un individuo solitario.
La psicología social se centra principalmente en la interacción con los grupos en los cuales se da
una comunicación cara a cara. La psicología comunitaria no trabaja con sujetos sino con actores
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sociales, sujeto que es un ser activo, que construye la realidad y protagoniza la vida cotidiana. Alguien
que posee conocimientos y continuamente los produce, alguien que piensa, actúa, crea.
La comunidad tiene derecho a decidir qué tema se va a investigar y cómo desea que esto se
haga. La comunidad es quien más se ve afectada por cualquier tipo de intervención por lo tanto, nadie
tiene el derecho de intervenir-investigar sin su consentimiento.
La comunidad posee recursos para realizar sus propias investigaciones sin necesidad de que
vengan extraños a realizar dicha tarea.
Epistemológica: Entre sujeto y objeto no hay distancia, no se los trata como entidades
separadas e independientes. Ambos tienen una relación de mutua influencia. El sujeto construye una
realidad que a su vez lo transforma, lo limita y lo impulsa. Ambos están siendo construidos
continuamente en un proceso dinámico.
Los sujetos construyen la realidad cada día, la realidad está en el sujeto y alrededor de él, a su
vez, el sujeto está en la realidad, parte de ella y no es posible separarlos. Es necesario plantear la
relación sujeto-sujeto/objeto. La psicología habla de agentes internos y externos en el trabajo
comunitario.
Metodológica: Comprende la necesidad de generar métodos que se transformen al mismo
tiempo que cambian las comunidades. Métodos capaces de producir preguntas y respuestas ante sus
transformaciones, cuya capacidad fundamental sea la de cambiar según los cambios del problema que
se estudia. Se busca entonces buscar una metodología dialógica, dinámica y transformadora.
Ética: Tiene como objeto principal la relación con el otro en términos de igualdad y respeto.
Incluyendo la responsabilidad que cada uno tiene respecto del otro, entiendo por responsabilidad,
responder por el otro. Se trata del trabajo incluyente en el trabajo comunitario, se busca integrar,
respetando las diferencias individuales, en lugar de excluir. Considerar el interés común por encima del
bienestar individual.
La comunidad como grupo tiene voz propia, y sus miembros cuentan con capacidad para tomar
sus propias decisiones.
Política: Todo tiene que expresarse y hacerse oír en el espacio político. La política se refiere a
la esfera de lo público, dentro de la sociedad en que vivimos, tener voz y hacerla oír, generar espacios
para que aquellos que no han sido escuchados, lo sean. Se debe dar la expresión de las comunidades.
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Capítulo 4 - Influencias y desarrollos teóricos en la psicología comunitaria


Influencias teóricas tempranas en la psicología comunitaria
Aspectos teóricos provenientes de conceptos psicosociales atributivos
relacionados con procesos psicosociales comunitarios
En sus inicios, la psicología comunitaria analizó los procesos psicosociales que conducen a las
transformaciones sociales, ambientales y personales requeridos para satisfacer las necesidades
comunitarias y fomentar el desarrollo de la comunidad.
Esta nueva rama de la psicología se proponía lograr procesos de fortalecimiento o potenciación
basados en la afirmación, participación, el compromiso, la creatividad, el diálogo y la confianza en la
capacidad de la comunidad como grupo organizado y en la de sus miembros para transformar al
ambiente y al grupo.
La influencia de la fenomenología
Aporta a la psicología comunitaria la búsqueda de la totalidad, la visión holista. Insistía en la
importancia al estudio de la vida cotidiana, como ámbito de adjudicación de sentido al quehacer
humano y a su entorno. Asume a la comunidad como una totalidad en la cual se da una transformación
social a partir de la vida diaria y la concepción del ser humano como actor y constructor de la realidad.
El aporte de Marx y de las corrientes de influencia marxiana
Las ideas de Marx son la base de gran parte de la psicología comunitaria. La relación con esta
teoría nos permitió comprender los problemas comunitarios en el plano de la totalidad económica,
social, política en la cual se producen, superando la tendencia psicologista a hacer del sujeto el universo
de estudio, descontextualizándolo.
También fueron de gran influencia sociólogos latinoamericanos igualmente influidos por las
ideas marxianas, quienes sentaron las bases para una praxis renovadora de las ciencias sociales, del rol
de los investigadores e interventores sociales y para el desarrollo de métodos como la transformación
participativa de la investigación-acción.
También, Freire aportó nuevas formas de intervención social, mediadas y efectuadas por y con
la comunidad, realizadas con un sujeto activo, en relación, actor de su propia transformación, en
control de sus circunstancias de la vida y del rumbo de su acción.
Hacer de necesidad, virtud
No había en los años 70 teorías psicológicas o psicosociales que satisficiesen los requerimientos
que planteaba la naciente disciplina de la psicología social comunitaria. Se trataba de encontrar
explicaciones e hipótesis que nos permitiesen comprender mejor lo que observábamos y –siguiendo la
máxima cartesiana: hacer de necesidad, virtud– realizar un trabajo que condujera a las transformaciones
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buscadas. Un trabajo que diera sentido a lo que estábamos generando, que genere sentidos nuevos y
que explicara cómo lo individual se hace comunitario y lo comunitario afecta a lo individual.
Esas concepciones, unidas a la experiencia en el campo, permitieron la naciente rama
comunitaria. La psicología comunitaria surgió de la praxis elaborada en la interacción entre
investigación, práctica, reflexión.
Primeras respuestas teóricas dentro de la psicología comunitaria
El enfoque ecológico cultural
En los años 70 se comienza a generar una concepción de la psicología comunitaria que
denominaron psicología ecológica transaccional, la cual parte de la idea de que se debe reajustar el
ámbito social antes de intentar “curar” a los individuos que presentan desajustes en la comunidad. Se
debe actuar sobre el medio ambiente para lograr así transformaciones en los individuos y a la vez
generar relaciones de equilibrio entre unos y otro.
Se hace énfasis en la responsabilidad del sujeto, en su flexibilidad y su carácter activo y
constructor de la realidad. Se considera a los psicólogos comunitarios como agentes de cambio social
comprometidos con ese cambio.
Relaciones e influencias teóricas actuales
La perspectiva de la psicología de la liberación
La psicología de la liberación espropuesta por Ignacio Martín-Baró y unida a la influencia
freiriana sostiene el interés por la facilitación de procesos de desideologización y por el desarrollo de
las capacidades de las personas para reaccionar críticamente a circunstancias de opresión, generando
formas de conocimiento y de acción que transformen sus condiciones de vida.
Se trata de un proceso complejo de emancipación tanto de las mayorías populares de los medios
y modos de satisfacer dignamente sus necesidades como de los grupos opresores respecto de su propia
alienación y dependencia de ideas socialmente negativas. En psicología comunitaria se definió como
una relación dialógica entre psicólogos y personas de la comunidad, y una concepción de comunidad y
de sus miembros que no considera a éstos como individuos débiles, sin capacidad de acción, sino, por
el contrario, como portadores de recursos y fuerzas de algún tipo que pueden movilizar y que se pueden
fortalecer para lograr transformaciones. Por eso, se considera que la liberación, en la psicología
comunitaria, se inicia “en ese acto de reconocimiento de la libertad del otro, que deja de ser un sujeto
„sujetado‟ para ocupar un sitio de igualdad, como actor social fundamental, propietario de habilidades y
conocimientos específicos, de una índole diferente”.
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El enfoque crítico
La psicología comunitaria es hija de la crítica ya que surge como una respuesta a la
insatisfacción con los modos de hacer (crítica, posición que rechaza las condiciones injustas de la vida).
Desde sus principios la psicología social comunitaria asumió el carácter activo y constructor de lo
social de las personas, construye la realidad y al hacerlo le da significado, y ciertas construcciones y
ciertos significados se imponen a otros, influyen, obstruyen y sirven a ciertos intereses. Por eso es
necesario incorporar nuevos actores a la acción, oír las voces de aquellos que viven los problemas y
que son excluidos.
La realidad existe porque la construimos socialmente cada día, por eso podemos y debemos
intervenir en ella. Los modos de aprenderla, conocerla, interpretarla, describirla, explicarla, son un
producto social, mediado por actos y símbolos. Y por eso, esas construcciones varían según los grupos
y las sociedades, a través del espacio y el tiempo. La base está en la praxis. Es ahí donde se construye
la realidad y esa realidad está allí, y es construida por las personas que la habitan.
La tendencia sistemática
Las sociedades constituyen sistemas abiertos en constante transformación, por lo tanto, la labor
de la psicología comunitaria será generar fuentes que faciliten esas transformaciones.

El proceso grupal – Pichón Rivière


Del psa a la psicología social. Prólogo:
A través de las experiencias vividas, el investigador construirá su mundo interno, habitado por
personas, lugares y vínculos. El contacto con los pacientes psiquiátricos, el intento de establecer con
ellos un vínculo terapéutico confirmó que tras toda conducta desviada, subyace una situación de
conflicto, siendo la enfermedad la expresión de un fallido intento de adaptación al medio. La
enfermedad es un proceso comprensible. Ese contacto permanente con todo tipo de pacientes y sus
familiares me permitió conocer en su contexto el proceso de la enfermedad.
En el tratamiento de pacientes psicóticos (análisis) y la indagación de sus procesos
transferenciales, se hizo evidente la existencia de objetos internos, que se articulan en un mundo
construido según un progresivo proceso de internalización de objetos y relaciones que configuran un
mundo interno. Ese mundo interno se configura como un escenario en el que se intenta reconstruir la
realidad exterior, pero los objetos y vínculos aparecen con modalidades diferentes por el fantaseado
pasaje desde el “afuera” hacia el “adentro”. La indagación de ese mundo interno permitió ampliar el
concepto de “relación de objeto”, formulando la noción de vínculo: estructura compleja, que incluye
un sujeto y un objeto, y su mutua interrelación con procesos de comunicación y aprendizaje.
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Estas relaciones intersubjetivas son direccionales y se establecen sobre la base de necesidades,


fundamento motivacional del vínculo. Las relaciones intrasubjetivas, o estructuras vinculares
internalizadas, articuladas en un mundo interno, condicionarán las características del aprendizaje de la
realidad. Este aprendizaje será dialéctico (facilitado, abierto, de trayectoria en espiral) o dilemático
(obstaculizado, como un circuito cerrado).
El mundo interno se define como un sistema, en el que interactúan relaciones y objetos, en
una mutua realimentación. A partir de las cualidades de la interacción externa e interna,
formularemos los criterios de salud y enfermedad.
La trayectoria de la tarea de Pichón Rivière, puede describirse como la indagación de la
estructura y sentido de la conducta, en la que surgió el descubrimiento de su índole social, se configura
como una praxis que se expresa en un esquema conceptual, referencial y operativo.
Freud: punto de partida de la psicología social
Freud señala su postura sobre la relación entre psicología individual y social y expone que en la
vida anímica individual, aparece integrado siempre el “otro” como modelo, objeto, auxiliar y de este
modo la psicología individual es al mismo tiempo psicología social. Las relaciones del individuo con
sus padres, sus hermanos, con la persona objeto de amor y con su médico, pueden ser consideradas
como fenómenos sociales.
Para M. Klein se trata de vínculos internos, relaciones sociales externas que se internalizan,
que incluyen al objeto, al sujeto y sus mutuas interrelaciones. A su vez, toda la vida mental
inconsciente, el dominio de la fantasía inconsciente, debe ser considerado como la interacción entre
objetos internos (grupo interno) en interrelación dialéctica con los objetos del mundo exterior.
La psicología social a la que apuntamos se inscribe en una crítica en la vida cotidiana.
Abordamos al sujeto inmerso en sus relaciones cotidianas. Tiene como objeto de estudio el desarrollo y
transformación de una relación dialéctica, la que se da entre estructura social y fantasía inconsciente
del sujeto asentada sobre sus relaciones de necesidad. La relación entre estructura social y
configuración del mundo interno del sujeto es abordada a través de la noción de vínculo.
El ser humano es un ser de necesidades que solo se satisfacen socialmente en relaciones que
lo determinan. El sujeto no es solo un sujeto relacionado, es un sujeto producido en una praxis. No
hay nada en él que no sea la resultante de la interacción entre individuo, grupos y clases.
La psicología social como disciplina se orienta hacia una praxis, de donde surge su carácter
instrumental. Su punto de partida es una práctica conceptualizada por una crítica y una autocrítica. Se
elabora una logística y construye una estrategia, a través de la táctica y la técnica de carácter operativo
Lucía Fenoglio – 2022 Página 54 de 101

a planificaciones de distinto tipo para que pueda realizarse el cambio aspirado, que consiste en el
desarrollo pleno de la existencia humana a través de la modificación mutua del hombre y la naturaleza.
El ECRO es un instrumento interdisciplinario que articula aportes de distintas disciplinas. Estos
aportes provienen del materialismo histórico, dialéctico, el psicoanálisis, la semiología y las
contribuciones de quienes han trabajado en una interpretación totalizadora en las relaciones entre
estructura socioeconómica y vida psíquica.

Crisis, procesos sociales, sujeto y grupo – Ana Quiroga


Cap: relaciones sociales, procesos de crisis y cambios y subjetividad
Introducción
Hipótesis acerca de la vinculación entre relaciones sociales, procesos de crisis y subjetividad.
Estas hipótesis han sido elaboradas a partir de una práctica en psicología social, desarrolladas en
distintos contextos. Surgen del procesamiento de la experiencia y apuntan a la situación del país que
desde hace varias décadas se encuentra en una crisis económica, social, política, cultural.
Marco teórico
Para Pichón Rivière la psicología social implica una concepción del sujeto como ser complejo y
sostiene la esencia social del psiquismo, en tanto entiende que entre el orden social e histórico y la
subjetividad existe una relación dialéctica y fundante.
Pichón comparte una concepción de sujeto que lo caracteriza como “ser de necesidades”, que
solo se satisfacen socialmente, en relaciones que lo determinan. El sujeto no es solo un sujeto
relacionado, es sujeto producido en una praxis. No hay nada en el que no sea resultado de la interacción
entre individuos.
El sujeto en tanto configurado y determinado en y por una red relacional, es sujeto producido,
emergente de procesos sociales, institucionales, vinculares. En tanto ser de necesidades, es por ello
sujeto de la praxis de conocimiento. Hace a su esencia ser el productor de su vida material, lo que lo
define como sujeto de la historia, creador del orden social y el universo simbólico.
Al analizar la interrelación de causas internas y condiciones externas no resulta pertinente
hablar de un afuera social, contexto de un adentro psíquico. En el interjuego sujeto-mundo lo externo se
hace interno, y este a su vez se transforma en su opuesto ya que lo interno se externaliza.
Concepción de Sujeto. Criterio de Salud.
Al afirmar que el hombre es ser en el mundo, en relación dialéctica con él, y al caracterizar al
psiquismo como un “sistema abierto al mundo”, constituyéndose en y por su ser en un mundo material,
social, vincular, estamos planteando implícitamente hipótesis acerca de la contradicción salud-
enfermedad.
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La reflexión concierne al sujeto de la praxis, sujeto de una relación de recíproca determinación


y transformación con una realidad que lo trasciende y a la que a su vez modifica y produce. La
elaboración de un criterio de salud requiere el análisis de las formas concretas que toma la relación
fundante sujeto-mundo.
Esto implica estudiar las posibilidades del sujeto para realizar una acción transformadora, una
adaptación activa a la realidad que tenga en cuenta necesidades, condiciones concretas y
potencialidades. Esto requiere un análisis de su conducta, sus vínculos, su hacer y su representación del
mundo, indagar el grado de plasticidad de aquellas operaciones psíquicas que Pichón Rivière denominó
técnicas del yo, y que permiten ese encuentro dialéctico e instrumental entre el sujeto y el mundo, que
están al servicio del aprendizaje, en tanto aprehensión de la realidad. Aprehensión que en un proceso,
permite la elaboración de una visión progresivamente integradora de hechos y relaciones que posibilite
establecer nexos, descubrir nuevas articulaciones, y reconocer fracturas, quiebres.
La psicología social analiza a los hombres concretos en sus condiciones concretas de existencia,
lo que abarca la complejidad de su praxis, su experiencia, su acontecer interno.
Las situaciones de crisis
Podemos afirmar que la cotidianidad, como manifestación y experiencia directa de las
relaciones sociales, está marcada por esa particular forma de movimiento al que se denomina crisis. El
término crisis ha asignado históricamente ruptura, discontinuidad. No hay que naturalizar a la crisis,
sino tomar conciencia de ella e intentar resolverla.
Concepto de crisis
Esta situación se asocia con ruptura, discontinuidad, desestructuración de un orden previo. En
las crisis, una organización preexistente se muestra inadecuada, insuficiente y tiende a desaparecer. Y
no se manifiestan aun nuevas formas de organización, o transformaciones.
Se condena al proceso de crisis como un acontecer caótico, catastrófico, que solo nos llevaría
hacia la destrucción y desintegración del mundo social, las instituciones, los sujetos. Y como
consecuencia de ella se produce temor e intolerancia a los procesos de cambio.
Subjetividad, movimiento y crisis
Habiendo mencionado los rasgos de movimiento, contradicción, desestructuración que marca la
crisis, se propone reabrir el interrogante acerca de la relación entre subjetividad y crisis. Esta
vinculación funda dialécticamente la identidad del sujeto.
“La entrada en la vida, la entrada en el mundo, es entrada en crisis”. La situación de nacimiento
condensa todos los rasgos de una crisis: implica una desestructuración de lo previo. Por eso Pichón
define ese acontecer como protodepresión, en tanto registro de pérdida y amenaza de desintegración.
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Por su condición de sujeto de las necesidades y de la práctica por las modalidades de su relación
con el mundo, por su temporalidad, y la dominancia del desequilibrio sobre equilibrios que son
transitorios y lábiles, el hombre es un ser a cuya esencia hace el movimiento. Como sujeto histórico es
sujeto de las crisis y sus elaboraciones.
El psiquismo humano se configura como movimiento de desestructuración y estructuración, de
quiebra y resolución.
El vínculo y el grupo cumplen en relación al sujeto una función esencial de sostén o función
yoica, condición de emergencia y de desarrollo del psiquismo humano. Desde su génesis el psiquismo
se constituye en la institución del vínculo y del grupo, que a su vez tienen la apoyatura y normalización
en las relaciones sociales.
El proceso de constitución de la subjetividad opera desde el comienzo de la vida, redefiniéndose
en sus formas. La organización psíquica, aun alcanzados sus niveles más desarrollados y complejos, no
es absolutamente autosuficiente. Por su carácter de “sistema abierto”, en relación dialéctica con el
mundo, está en movimiento continuo de modificación. La vida psíquica es movimiento.
Queda definido así un lugar y una función que el vínculo, los grupos, las organizaciones y en
particular las relaciones sociales, cumplen para el sujeto, ya que en tanto instituciones e instancias con
relativa estabilidad son requeridas y operan como sostén y posibilitantes de la vida psíquica.
Crisis social y subjetividad
La crisis social es un proceso objetivo, que se despliega en el plano de las relaciones sociales.
Nos compromete como sujetos de un sistema, pero a la vez nos trasciende. Produce un estado de
conflicto que tiene diversas manifestaciones, ya que las crisis sociales emergen de muchas
contradicciones. Los sujetos corren el riesgo de quedar atrapados, sujetados en la crisis, sin poder
posicionarse como protagonistas de ese acontecer histórico.
Las crisis tienen un aspecto develador, en que rasgos ocultos de la vida social se hacen
manifiestos, pero a la vez, la quiebra que implican, y la complejidad que ponen en evidencia, gestan
momentos de confusión. La multidimensionalidad de la crisis social se expresa, entre muchos signos,
por un deterioro acelerado de las instituciones de ese sistema, lo que puede aparecer como caducidad
súbita de normas y valores, desorganización de la representación del mundo, fisuras y replanteos
sustanciales en la significación de sí y de los otros.
¿Qué implica esto para el sujeto que sostiene y es a la vez sostenido en esas relaciones sociales
y sus instituciones? La pérdida masiva de referentes. Por ello la quiebra del orden social se transforma
en una perturbación subjetiva, y desde allí puede ser, “crisis del sujeto”.
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Aquello en lo que se apoyaba y lo orientaba, que formaba parte de su ser-en-el-mundo, y de su


ser en el mundo para él, se vive como insatisfactorio o destruido. Emerge entonces la angustia que
puede llegar a convertirse en pánico, en vivencia catastrófica. Queda así en evidencia su función de
apoyo para el sujeto.
La ruptura de la cotidianidad, se manifiesta en los vínculos, en el ámbito grupal, en las
organizaciones, en la institución familiar, en el mundo del trabajo, genera ansiedades que por su
contenido e intensidad muestran hasta qué punto el sistema social es sostén del psiquismo. Sistema con
el que el sujeto puede acordar disentir, pero que lo funda, ya que su configuración se da tanto en la
identificación como en el antagonismo, nunca en el vacío.
Lo que llamamos cotidianidad implica una secuencia de los hechos de nuestra experiencia, la
que tiene un ritmo relativamente estable. En ese ordenamiento se organiza nuestra noción de
temporalidad, lo que a su vez hace a la vivencia emocional de identidad. Cumple un rol significativo en
la construcción de esa identidad.
La crisis económica hiere al sujeto en su condición de productor. La actividad productiva se
deteriora rápidamente y queda separada como posibilidad de acceso a la satisfacción de las necesidades
básicas. Se enuncia entonces “el fin del trabajo”, la desaparición del hombre en el proceso productivo,
y queda como excluido. Vacío, incertidumbre, desestructuración conducen a uno de los rasgos más
dolorosos de la crisis: la confusión y el sufrimiento psíquico que ésta genera. Se intensifican los
sentimientos de vulnerabilidad y soledad.
Crisis social y procesos de conocimiento
Registrar una situación como crisis implica una inestructuración del campo del conocimiento,
por la movilización o ausencia de referentes. Las crisis implican quiebra o debilitamiento de los
sistemas de significación, registro del surgimiento de lo nuevo y la agudización de las contradicciones.
Se da una articulación entre aprendizaje y crisis, ya que aprender significa poner en crisis lo
previamente estructurado como visión del mundo para lograr una nueva estructura. Las crisis se
enfrentan y se resuelven a través de procesos de aprendizaje que modifican al sujeto y sus modalidades
de interpretar y operar la realidad.
La ambigüedad o inexistencia de referentes que orienten el hacer y el vivir alimenta ansiedades
ante la pérdida, que se hacen particularmente intensas si no se visualiza o elabora un proyecto en el
cual sostener la esperanza. La crisis en este contexto amenazante aparece como un presente vaciado de
contenido y catastrófico.
Ante estas situaciones insoportables a veces se busca una salida a través de acciones violentas,
donde se busca una descarga y se agota la destrucción.
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En las crisis profundas y prolongadas se instalan vivencias de frustración y pérdida. Y emerge


entonces una categoría de alienantes. Asociamos escepticismo y alineación en este contexto de crisis,
porque en ese posicionamiento ante el acontecer social que se expresa en carencia o fragilidad de
proyectos, ausencia de expectativas de cambio, los sujetos se desconocen a sí mismos, sus
potencialidades les resultan ajenas, o son vividas como inexistentes o destruidas. Esto se manifiesta en
la desesperanza, y el sufrimiento psíquico.
Hay otras formas de ordenar la visión del mundo, trabajar las contradicciones y crecer en el
aprendizaje. Esto implica una mayor preservación del pensamiento y del vínculo, con un
reconocimiento de sí y del otro y de la relación que los articula.
Crisis, grupo, vínculo, organización
Los vínculos, los grupos, las instituciones y fundamentalmente los procesos identificatorios que
los sustentan, están particularmente comprometidos en el proceso de crisis. Las relaciones son puestas a
prueba. Se potencian los vínculos en estos momentos, se busca al otro como un refugio, un anhelo,
anexándole la propia necesidad. Esta ilusión no suele sostenerse y surge así la desconfianza, la
significación negativa del otro, el malestar en el grupo, el malestar en la cultura.
Grupos, vínculos, organizaciones, son requeridos en las situaciones de crisis también desde los
aspectos más evolucionados de los sujetos. Son reclamados e instituidos como referentes, como
espacios alternativos a una cotidianidad frustrante. Se los convoca como ámbito de elaboración de
ansiedades, de preservación del yo, de la identidad, del pensamiento, de la capacidad de desarrollar un
hacer desalienante y creativo. En estos “espacios vinculares”, la primera tarea es gestar la posibilidad
de encuentro superando la fragmentación que hoy hegemoniza la vida social, y a partir de esta
articulación de necesidades, recorriendo contradicciones y desencuentros, trabajando la dialéctica
unidad-diversidad, acercarse al diseño de un futuro a través de un proyecto que parta de la realidad de
esta crisis múltiple y profunda, transitando su resolución.
Los rasgos positivos de la crisis
Las crisis personales o sociales, las crisis de las organizaciones, abren posibilidades de
conciencia y de transito de caminos innovadores. En esta trayectoria el sujeto se construye, se redefine
y se modifica.
El sujeto se sitúa en el presente y anticipa un futuro, sostenido y sosteniendo un proyecto que da
sentido a su vida personal y su ser social. Ese proyecto será su referente, sus sostén.
Crisis y aprendizaje social en el mundo actual
En las crisis se da la posibilidad de aprendizaje social, que la conmoción opera como
analizadora de las relaciones sociales, las instituciones y los sujetos.
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Las crisis generan condiciones de aprendizaje social en tanto el movimiento de


desestructuración de referentes no es unívoco, no genera sólo confusión. Abre también un potencial
espacio a la búsqueda de caminos alternativos, la creatividad individual y colectiva.
Emergen nuevas formas organizativas que rescatan la identificación con el otro, el
reconocimiento del semejante, construyendo nuevas redes sociales, modalidades nuevas de hacer y
comunicar para superar la crisis.
La lucha contra la alienación, la afirmación de lo humano y el fortalecimiento subjetivo
transitan, hoy más que nunca, por la dignidad. Por el reconocimiento de sí como sujeto capaz de
construir su propio destino y de convertirse, en relación con otros, en hacedor social de su historia.
Cap: Los criterios de salud mental
Introducción
Pichón Rivière obliga a repensar esa particular forma de relación sujeto-mundo a la que
llamamos salud mental. El análisis de esta relación hace a la especificidad de las concepciones de salud
mental, indisolublemente ligadas a las concepciones de sujeto.
Criterios de salud y enfermedad. Su rol en la vida social
Las concepciones de salud mental y su rol en la vida social es un campo confuso y complejo,
impactado por los procesos de crisis y transformaciones de la vida social.
Estamos ante hechos que nos demuestran la emergencia de nuevas formas de vinculación,
nuevas modalidades de significarse a sí mismo y al otro, también de nuevas patologías. Estas se ligan al
pánico, la sobre adaptación, el narcisismo y la autodestrucción.
El criterio de salud mental es como un hilo conductor puede guiar en este campo en que se
caracteriza como “complejo, difuso, confuso, y actualmente conmocionado por el acontecer social y
subjetivo”. Afirma Pichón: “la elaboración de un criterio de salud mental es a nuestro juicio el punto de
partida posible y necesario para analizar y evaluar, tanto las estructuras asistenciales y las situaciones
institucionales como los puntos de urgencia en esas estructuras o situaciones”.
Este criterio nos permite indagar las necesidades de la población a la que se destinan las
acciones en salud mental.
En síntesis, la concepción de salud mental sería el encuadre o eje coherentizador de las políticas
en salud mental, así como de las distintas operaciones técnicas y elaboraciones teóricas, por tenerla
como referente.
La salud mental como proceso y como representación social, es una construcción social. En
esa construcción no participan sólo el conjunto de organizaciones que se ligan a ella en forma explícita,
como hospitales y servicios, personal técnico y administrativo, aquellos que son definidos clásicamente
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como efectores de la institución de la salud mental. La institución de salud está presente de un modo y
otro en todas las instancias de la vida social.
La salud mental está en obra, en el sentido de construcción y desarrollo o deterioro y daño, en
las distintas prácticas sociales: el trabajo, la vida familiar, la política, la justicia, el uso del tiempo libre,
la sexualidad. Por esto se dice que la salud mental es un hacer y un deshacer que tiene por escenario la
vida cotidiana.
La salud mental como conjunto de procesos, como relación de sujeto consigo mismo y con el
mundo. La concepción de salud mental es una representación social incluida en un sistema. Este
criterio que define lo “sano” y lo “enfermo” es una presencia que puede ser explícita o implícita, pero
alcanza siempre una enorme vigencia normativa.
Los criterios de salud en el proceso de conocimiento
Los criterios de salud y enfermedad presentes y operantes en nuestra vida cotidiana, son
elaboraciones colectivas, no necesariamente conscientes, con sustento en relaciones sociales fundantes.
No surgen solo de los aportes de la psiquiatría biológica sino también de la comprensión de los
procesos inconscientes, los factores sociales y vinculares intervinientes en la configuración y desarrollo
del sujeto y de su relación con el mundo. En tanto representaciones sociales, tienen también
condiciones de producción económicas, históricas y políticas. Se elaboran desde una concepción del
hombre y desde un proyecto social. Por eso implican valores y normativas acerca de la subjetividad.
En el mundo hay ideologías dominantes y su visión del mundo es sustentada por las necesidades
de un sector minoritario, se produce así una universalización de lo particular, lo que no permite el
análisis de la relación entre lo general y lo particular conduciendo a falsas generalizaciones.
La ideología y conocimiento debe ser analizada teniendo en cuenta tres factores:
- Concepción del mundo, del hombre y de la historia.
- Base social objetiva, intereses que esa concepción expresa.
- Conocimiento objetivo.
Por ejemplo, si el sujeto es definido como presocial y ahistórico, al indagar su problemática, se
dejará de lado como factor de salud o patología su acontecer vincular y los efectos subjetivos de los
procesos sociales en lo que está inmerso.
Los criterios de salud desde la psicología social pichoniana
La salud mental es un criterio que tiene distintas formulaciones. En todas ellas se focaliza la
relación sujeto-mundo y se interroga tanto al sujeto, como al orden socio-histórico, en que organiza e
interpreta su experiencia. Ese orden vigente en tanto facilitador u obstaculizador de la existencia de un
sujeto integrado en sí y con otros, consciente de sus conflictos, de las relaciones en que está inmerso y
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es actor. Un ser con capacidad de aprendizaje y creatividad, que puede reconocerse en su condición
esencial de productor, en relación activa con la naturaleza y los otros hombres, que puede asumirse
como un sujeto de necesidades, y por lo tanto sujeto del hacer, del conocimiento y de la historia.
Pichón Rivière identifica la salud mental con la adaptación activa a la realidad, lo que
implica relación con el mundo en términos de aprendizaje, transformación recíproca en función de
necesidades.
Esta caracterización pichoniana provoca cuestionamientos (constructivistas), los que concentran
su crítica en la utilización de la idea de adaptación y sus implicancias en relación a la problemática del
conocimiento.
Pichón Rivière sostiene: “el sujeto es sano en tanto aprehende la realidad en una perspectiva
integradora y tiene capacidad para transformar esa realidad transformándose a la vez él mismo. Está
activamente adaptado en la medida en que mantiene un interjuego dialéctico con el medio”.
Fundamentos de una psicología social
Concepción del hombre y ciencias sociales
El hombre es un ser de necesidades que solo se satisfacen socialmente, en relaciones que lo
determinan. Nada hay en él que no sea resultante de la interacción entre individuos, grupos y clases. Se
entiende al hombre como configurándose en una actividad transformadora, en una relación dialéctica
modificante con el mundo, que se ve entretejido de vínculos y relaciones sociales. Esa relación
dialéctica tiene su motor en la necesidad.
La elaboración de un criterio de salud, al que llamamos de adaptación activa o aprendizaje,
significa el análisis de las formas que reviste la relación del sujeto con el mundo.
El sujeto es sano, aprende la realidad y tiene capacidad para transformar esa realidad,
transformándose a su vez él mismo. Está activamente adaptado en la medida en que mantiene un
interjuego dialéctico con el medio.
Relaciones entre ciencia e ideología
La práctica social compleja y contradictoria, opera como factor determinante en el desarrollo
del conocimiento. Lo complejo y lo contradictorio de esas relaciones sociales de intereses, determinan
formas de pensamiento y emergen desde allí diversas modalidades de interpretación de lo real. Todas
las formas de ideología son reflejo de la existencia social. En una sociedad divida en clases, las
ideologías tiene también carácter de clase.
Se expresan los intereses de un sector dominante en la sociedad, es decir, la ideología de los
sectores dominante distorsionarán la realidad produciendo una universalidad de lo particular.
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Concepción del hombre en la psicología social


Pichón Rivière fundamenta una psicología y la define como social, a partir de una concepción
del sujeto como social e históricamente determinado, configurándose en un interjuego con un
contexto que se da a su experiencia siempre interpenetrado de vínculos y relaciones sociales. Este
interjuego tiene como fundamento la contradicción entre necesidad y satisfacción. Es la necesidad la
que promueve la relación activa con el mundo externo, con el otro. Esa contradicción intrínseca es la
que remite a la dialéctica sujeto- contexto, en la que el sujeto se configura.
En la elaboración de esta concepción del sujeto se articulan una práctica clínica y una
concepción del mundo que se constituye como conocimiento objetivo en tanto da cuenta de la
estructura de lo real, al establecer las relaciones entre naturaleza, hombre y sociedad.
El hombre, en función de su particular organización biológica es productor de su vida material
en una doble relación: con la naturaleza y con los otros hombres. El hombre es naturaleza pero emerge
de ella transformándola y transformándose a partir del trabajo y en la producción de los bienes
necesarios de subsistencia, en la que se apropia de la naturaleza modificándola en vista a sus
necesidades. Este proceso solo puede cumplirse en relaciones necesarias con otros hombres. En esta
doble relación el hombre es productor, protagonista de la praxis, de la historia, es producido,
determinado. Se constituye en el desarrollo de esas relaciones materiales y necesarias. Las relaciones
de producción instauran y sostienen el orden social e histórico humano.
En el seno de estas relaciones emerge el psiquismo, como interiorización de la mismas,
como instancia y funciones representacional que dará luego lugar al surgimiento del pensamiento, el
lenguaje y las distintas formas de simbolización. Ellas fundamentan las formas de conciencia social, el
orden jurídico, político, las significaciones sociales.
La naturaleza humana es en esencia social e históricamente determinada. Las relaciones sociales
al organizar y determinar, según sus fines, la experiencia de los sujetos determinan los vínculos
interpersonales, la organización familiar, las instituciones.
La práctica clínica remite a la dialéctica entre mundo interno y mundo externo, entre sujeto y su
contexto vincular.
La constitución de lo subjetivo. Rol de las necesidades
La concepción pichoniana del sujeto lo define como emergente, configurado en un sistema
vincular- social a partir del interjuego fundante entre necesidad y satisfacción, que remite a su vez a
una dialéctica intersubjetiva. La dialéctica esencial, constitutiva de lo subjetivo, tiene como sustancia la
interpretación de dos pares contradictorios:
- Necesidad y satisfacción.
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- Sujeto y contexto vincular-social, en el que emerge y se resuelve en una relación con otro.
Las necesidades cumplen su destino social de gratificación o frustración, en el interjuego de
causas internas y condiciones externas que operan en la constitución del sujeto. La necesidad sería un
principio que remite a la base material, orgánica del comportamiento del sujeto. Esa necesidad a su vez
tiene su fundamento en otra contradicción ya que emerge del intercambio de materia de ese organismo
con su medio. La necesidad es inherente al ser vivo.
La contradicción entre la necesidad y satisfacción, se da en el interior del sujeto pero la fuerte
gratificación le es exterior. La necesidad aparece así como fundamento motivacional de toda
experiencia de contacto de todo aprendizaje, de todo vínculo. La satisfacción, a la que solo se accede en
la experiencia con el otro, es social, vincular.
Desde las primeras experiencias las necesidades del sujeto se transforman y en consecuencia
también lo hace el sujeto.
El objeto se inscribe en el sujeto a partir de la experiencia y desde la necesidad, configurándolo.
En la experiencia de satisfacción el objeto se transforma en un referente interno (objeto interno)
interpenetrando la necesidad, conformándola. Lo que operaba hasta entonces como condición externa
cambia de carácter, pero transformándose en un elemento de causalidad interna.
Es en el escenario vincular, en la relación con el otro, donde el sujeto de la necesidad, en la
acción de satisfacerla en una experiencia social, se transforma en sujeto de la representación, de las
significaciones sociales, sujeto humano.
El mundo interno, génesis de los conceptos
El mundo interno es definido como un sistema en función de la interdependencia de sus
elementos que interactúan. A través de ese sistema el sujeto interpreta la realidad y orienta su acción en
el mundo exterior.
El contacto con el paciente en crisis y su contexto grupal inmediato, ponen en manifiesto los
mecanismos de la interacción. El juego de roles, las alternativas de presencia y ausencia, la conducta, el
discurso del paciente se muestran en relación a ese contexto. La conducta revela un carácter
esencialmente relacional. El proceso de interacción tiene un carácter determinante y eficaz.
No solo la práctica clínica, el análisis de los procesos transferenciales, la indagación de la
estructura vincular transferida y el abordaje grupal familiar de la enfermedad echan luz sobre la
estructura dramática, escénica, interaccional del mundo o grupo interno. También el análisis de los
mecanismos de juego infantil, la investigación de los procesos grupales y las formas de articulación de
los sujetos en grupos e instituciones muestran a esa dimensión intrapsíquica como escenario habitado
por personajes ligados entre sí por una trama argumental.
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A partir de estos hechos adquiere una particular pertinencia la pregunta por la génesis de ese
mundo interno, por sus principios organizadores.
El mundo interno es entendido como reconstrucción de la trama relacional, del sistema vincular
en el que el sujeto emerge y en el que como horizonte de su experiencia, cumplen sus necesidades su
destino social de gratificación o frustración.
El mundo interno se constituye como una reinterpretación de la experiencia del sujeto, como
inscripción y procesamiento de una trayectoria vincular. El mundo interno o grupo interno es un
sistema abierto sobre la realidad, sobre el mundo externo, con el que mantiene una relación dialéctica.
El sujeto interpreta su experiencia desde su necesidad, que implica una estrategia, también icc, de
satisfacción.
Esa organización social material de la experiencia y el conjunto de representaciones y fantasías
que recorre el sistema interaccional, determina formas concretas de relación, el destino de las
necesidades en el vínculo, la administración de la gratificación o la frustración. Esto a su vez,
realimenta la estructura de fantasías. Se produce entonces, un interjuego entre lo real y lo fantasmático,
entre acción concreta y fantasía inconsciente. Este interjuego dialéctico nos permite hablar de una
policausalidad en la configuración del mundo interno.
Pichón sostiene esa policausalidad, dada por la articulación de relaciones reales y necesidades
escenificadas en fantasías, en tanto enfatiza la eficacia determinante del orden social y de la experiencia
y su significación desde la acción del otro, factores operantes en la interpretación de la experiencia, en
la adjudicación de una valencia positiva o negativa al objeto y al vínculo. La psicología social plantea
el análisis de las relaciones entre estructura social y configuración del psiquismo, lo que implica la
indagación entre sujetos, e investigar en su estructura y función las distintas unidades interaccionales
que operan como mediaciones entre las relaciones sociales fundantes del psiquismo y la subjetividad.

Enfoques y perspectivas en Psicología Social – Ana Quiroga


Psicología social y crítica de la vida cotidiana
Para lograr un conocimiento objetivo de la unidad bio-psico-social que es el hombre se requiere
el análisis de los sujetos en su realidad inmediata, en sus condiciones concretas de existencia, en su
cotidianidad.
Lo más inmediato y a la vez lo más concreto y esencial de los hombres, es su condición de seres
vivos, y de sujetos de necesidades en intercambio permanente con el medio. A partir de esas
necesidades y en función de ellas, establecen entre sí relaciones en las que producen en una acción
planificada y social a la que se denomina trabajo, los bienes destinados a satisfacerlas. Por esto el
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hecho más esencial es que los hombres producen y reproducen su vida, en una sobre relación, con la
naturaleza y con los otros hombres.
El objetivo, los medios y las forma de producción, así como la inserción de los sujetos en ese
proceso productivo, la distribución de lo producido y la relación que guarda lo que se produce y su
distribución con las necesidades de los hombres que constituyen una organización social, determinan
sus formas de vida, su cotidianeidad.
Desde la Psicología Social se jerarquiza la producción de la propia vida como hecho fundante
en tanto es condición de existencia, y desde allí fundante y condicionante a su vez de toda otra
experiencia. Esa práctica surgida de las necesidades y que implica una relación con la naturaleza y los
otros hombres, es la que da lugar a la emergencia de los procesos psíquicos, al nacimiento y desarrollo
de la subjetividad, la que se configura en el interior de esas relaciones.
No hay actividad psíquica desvinculada de la práctica, no hay procesos y contenidos psíquicos
que no estén determinados desde las condiciones concretas de existencia. Son las experiencias
concretas, la acción y la práctica las que determinan la subjetividad y no viceversa. Aquí queda
plasmado el carácter social e histórico de lo psíquico.
De aquí surge la caracterización que Enrique Pichón Rivière hace del sujeto como emergente,
producido en una complejísima trama de vínculos y relaciones sociales. Producido y emergente, en
tanto determinado, pero a la vez productor, actor, protagonista.
Pichón Rivière sostiene: “entiendo al hombre como configurándose en una realidad
transformadora, en una relación dialéctica, mutuamente modificante con el mundo, relación esta que
tiene su motor en la necesidad”.
La Psicología social se plantea el abordaje del sujeto en la interioridad de sus vínculos, en el
seno de las tramas de relación en las que sus necesidades emergen, son decodificadas y significadas,
cumpliendo su destino vincular y social de gratificación o frustración.
La Psicología social se define como crítica de la cotidianidad. Su tarea implica un análisis
objetivo de las formas en que cada formación social concreta, se organiza materialmente la experiencia
de los sujetos, determinándose así el interjuego fundante para la constitución de la subjetividad entre
necesidad y satisfacción vincular social de esa necesidad. La crítica de la vida cotidiana consiste en un
análisis del destino de las necesidades de los hombres en una organización social determinada.
El análisis apuntará a pensar de qué manera esa organización social y material de la experiencia
de los sujetos promueve en ellos el aprendizaje, la salud mental, o por lo contrario, se constituye en un
obstáculo para una adaptación activa a la realidad.
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La indagación de la cotidianidad permite develar los mecanismos por los cuales un sistema de
relaciones sociales configura los sujetos aptos para sostener esas relaciones y desarrollarlas.
¿Qué se entiende por vida cotidiana?
Podríamos definir la cotidianidad como el espacio y el tiempo en que se manifiestan las
relaciones que los hombres establecen entre sí y con la naturaleza, en función de sus necesidades,
configurándose así lo que se ha denominado “sus condiciones concretas de existencia”. Cotidianidad es
la manifestación inmediata, en un tiempo, en un ritmo, en un espacio, de las complejas relaciones
sociales que regulan la vida de los hombres en una época históricamente determinada. A cada época
histórica y a casa organización social corresponde un tipo de vida cotidiana, ya que en cada época
histórica y en cada organización social se da distinto tipo de relaciones con la naturaleza y los otros
hombres.
Podemos caracterizar también la cotidianidad como el modo de organización material y social
de la experiencia humana, en un contexto histórico social determinado.
La vida cotidiana se manifiesta como un conjunto multitudinario de hechos, de actos, objetos,
relaciones y actividades, es decir como acción, como mundo en movimiento. Constituyen la
cotidianeidad la familia, la revista que leemos, el trabajo, etc. Vida cotidiana es la forma de
desenvolvimiento que adquiere día tras día nuestra historia individual. La vida cotidiana nos muestra
un mundo subjetivo, que yo experimento, que a la vez es un mundo compartido, social. Para cada uno
de nosotros “mi mundo” es un mundo que vivo con otros.
Los hechos y fenómenos que vivimos, en los que nos implicamos día a día, se nos presentan
como algo que no tiene sentido cuestionar ni problematizar, que no requiere de examen ni verificación,
lo que simplemente es.
Se nos presenta a lo cotidiano como lo incuestionable, ya que estamos bajo un sistema social de
idolologías que distorsiona lo cotidiano, lo muestra como la realidad, la única forma de vida posible.
Los intereses de los sectores hegemónicos en la sociedad la esencia de la vida cotidiana. Es decir, que
la ideología dominante se naturaliza como lo social, se universaliza lo particular.
En la medida en que la realidad social e histórica se muestra y oculta a la vez en lo cotidiano, un
sistema social de representaciones “da cuenta” de la vida cotidiana justificándola, mostrándola a la vez
como, lo autoevidente, lo natural, lo real por excelencia, la vida cotidiana reclama una crítica, una
indagación que arribe al conocimiento objetivo de las leyes que rigen su desarrollo.
La crítica es un interrogar a los fenómenos y las relaciones, en la búsqueda de sus leyes
internas. Esta crítica, en tanto actitud científica, analítica, es lo opuesto a conciencia ingenua. Implica
una interpelación a los hechos, su problematización. Una consecuencia de la crítica es la
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desmitificación, la superación de ilusiones o ficciones en relación a los hechos. La crítica es un


interrogar a los fenómenos y las relaciones, en la búsqueda de sus leyes internas, de su esencia.
¿Cómo realizar esta crítica de la cotidianidad? Experimentándola, ya que la práctica se
constituye como primer momento de todo proceso de conocimiento. En segundo término estableciendo
una ruptura con la familiaridad acrítica, con el mito de lo obvio y lo natural, con el sistema de
representaciones que la muestra como lo real y autoevidente.
Desde la Psicología Social la crítica de la vida cotidiana implicara el estudio de las leyes que
rigen, en cada formación social concreta, la emergencia y decodificación de las necesidades de los
hombres, la organización y las modalidades de respuesta social y vincular a esas necesidades en cada
estructura interaccional.
La psicología social indagará las leyes que rigen la configuración del sujeto a partir del
interjuego entre necesidades y satisfacción, que es en esta dialéctica entre necesidad satisfacción, entre
sujeto y contexto que tiene su anclaje toda representación, toda significación social, toda ideología.
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Unidad V: Lo grupal como campo de problemáticas


El campo grupal – Ana María Fernández
Cap 3: “La demanda por los grupos”
a. La ilusión de los orígenes
El conjunto de conocimientos cuya preocupación son los grupos humanos tiene uno de sus
puntos de origen en la demanda proveniente de la práctica social empresarial, en EEUU en los años 20.
La introducción de este nuevo dominio del conocimiento había comenzado antes de la 1er GM. Las
1eras intervenciones que darán lugar al estudio de pequeños grupos, fueron las de Elton Mayo, quien
descubre que los trabajadores constituyen espontáneamente entre sí grupos informales, vínculos, con
vida y organización propias y cuyo código implícito determina su actitud hacia el trabajo. Su mayor
rendimiento depende más de la interrelación afectiva entre ellos que de las mejoras en sus condiciones
de trabajo.
Aparece por 1era vez el planteo de una moral de grupo. Comienza a surgir la noción de plus
que tendrá el grupo con respecto a la sumatoria de sus integrantes, que se hace evidente en el mayor
rendimiento. Estas experiencias son las que por 1era vez pusieron a los grupos en la mira de
investigadores sociales, empresarios y hombres de estado de los principales países centrales.
b. La dinámica de grupos
Lewin, psicólogo que aportó principios de la teoría de la Gestalt al estudio de la personalidad y
de los grupos. Esta teoría confirma que “el todo es más que la suma de las partes”. Explicará la
acción individual a partir de la estructura que se establece entre el sujeto y su ambiente en un momento
determinado. Tal estructura es un campo dinámico, un sistema de fuerzas en equilibrio. Cuando el
equilibrio se quiebra, se crea tensión en el individuo.
Utiliza el método experimental para trabajar la noción de campo dinámico. Comienza a
desarrollar sus hipótesis centrales sobre los grupos: el grupo es un todo cuyas propiedades son
diferentes a la suma de las partes. El grupo y su ambiente constituyen un campo social dinámico, cuyos
principales elementos son los subgrupos, los miembros, los canales de comunicación, las barreras.
Modificando un elemento se puede modificar la estructura. El equilibrio que logra un grupo no es
estático, es dinámico, por eso dinámica de grupos. Para Lewin, el grupo es una realidad irreducible a
los individuos que la componen, un sistema específico de interdependencia.
c. Criterios epistémicos de Lewin
Lewin opone ley aristotélica vs. ley galileana. Para la ley aristotélica son inteligibles las cosas
que ocurren con frecuencia. Los hechos que ocurren una sola vez son mero azar y quedan por fuera de
la legalidad. En cambio, para Galileo, que un hecho ocurra rara vez no compromete la presencia de la
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ley, por eso todo acontecimiento es legal. La ley para este autor es ley estructural ya que establece una
relación funcional entre los aspectos de una situación, y el acontecimiento depende de la totalidad de la
situación. En el campo formado por la unidad funcional de persona y ambiente, la situación es única,
cambiante y caracterizada por la totalidad de las interrelaciones que se dan en determinado momento.
Por eso para la Psicología no tiene sentido establecer leyes de acuerdo con el criterio aristotélico, hay
que tener en cuenta la totalidad de la situación.
La línea que va de Mayo a Lewin permite demarcar momentos claves para una reconstrucción
genealógica de las teorizaciones sobre los grupos humanos. Fueron fundacionales para el dispositivo de
los grupos. Para Lewin el grupo es irreductible a los individuos que lo componen, en tanto estos
establezcan un sistema de interdependencia; en esto radicará la fuerza o dinámica de un grupo.
d. 1er momento epistémico: el todo es más que la suma de las partes
El aporte de la Gestalt resalta la idea de totalidad. Se crean las condiciones para la producción
de dispositivos técnicos y la organización de los primeros discursos sobre la grupalidad.
En síntesis, el reconocimiento de un todo: el grupo ha mantenido una importancia histórica en la
demarcación de los saberes y quehaceres de la grupalidad. El grupo imaginado como un todo más que
la suma de las partes, constituye un 1er momento epistémico en la institucionalización de saberes y
prácticas grupales. Ha configurado un imaginario fundador.
e. Análisis de la demanda
En la situación socio-económica de la época de Mayo aparece la necesidad por parte de los
empresarios de regular la producción. Es una época de organización científica del trabajo, el trabajo en
cadena fue suprimiendo el trabajo viviente. Surge un encargo a Mayo, una demanda social que pone en
evidencia un vacío: la carencia técnico-social frente a los problemas que las nuevas formas de
producción generan. Desde Mayo y Lewin se organiza una disciplina: la Dinámica de Grupos, dando
lugar al “Dispositivo Grupal”.
Esta formación ha tenido como función principal responder a una urgencia: mantener y mejorar
el nivel de producción de la gran empresa, estimulando las relaciones informales entre los operarios.
También reforzar los ideales democráticos, operar sobre el consumo, etc. La dinámica de grupos se
expandirá por diversos campos.
Esta demanda por los grupos en la Argentina (décadas 60 y 70) se produce en un cuerpo social
agitado, momento de auge de las luchas populares.
Junto con otras formas de abordajes grupales, los grupos operativos fueron instrumentos claves
para el trabajo en los espacios públicos; crearon condiciones para que las palabras y cuerpos sofocados
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en las jerarquías instituidas pudieran ponerse en movimiento, afectarse en otras formas sociales, abrir
nuevos sentidos para las prácticas colectivas.
Los dispositivos grupales que se produjeron desde Mayo-Lewin debieron mantener en la
invisibilidad los atravesamientos institucionales, políticos e ideológicos en los que, sin embargo,
quedaron inscriptos tanto sus discursos de la grupalidad como sus intervenciones técnicas. Tales
dispositivos visibilizaron importantes mecanismos de funcionamiento de los grupos: liderazgos, roles,
dificultades en la toma de decisiones, cambio, resistencia al cambio, etc.
Una genealogía del campo disciplinario puede dar cuenta de las condiciones de constitución de
sus saberes y dominios de objeto; que pueda pensar las ideas y las áreas problemáticas que el campo de
saber inaugura como la compleja articulación de la urgencia histórica que la hace posible, las
necesidades sociales que la despliegan, los a priori conceptuales desde donde ordena sus conocimientos
y los dispositivos tecnológicos que inventa.
f. El nacimiento de lo grupal
Dispositivo de los grupos ≠ dispositivos grupales.
El término dispositivo de los grupos se refiere a la aparición histórica de ciertos criterios en
virtud de los cuales comenzó a pensarse en artificios grupales para “resolver” algunos conflictos que se
generaban en las relaciones sociales.
Desde diferentes puntos de iniciación se inventa una nueva tecnología: el Dispositivo de los
Grupos; aparece un nuevo técnico: el coordinador de grupos. Se gestiona una nueva convicción: los
abordajes grupales pueden operar como espacios tácticos con los que se intentará dar respuesta a
múltiples problemas que el avance de la modernidad despliega.
En cambio, cuando se utiliza la expresión dispositivos grupales se hace referencia a las
diversas modalidades de trabajo con grupos que cobraron cierta presencia propia en función de las
características teórico-técnicas elegidas, como también de los campos de aplicación donde se han
difundido.
Los dispositivos grupales forman parte del dispositivo de los grupos. Es necesario tener en
cuenta que los grupos no son lo grupal. Bion subraya que, si bien los seres humanos son impensables
por fuera de los grupos, los grupos se vuelven visibles a partir del montaje de dispositivos técnicos que
permitan demostrar y observar las conductas de grupo.
Cap 4: “Hacia una clínica grupal”
a. Primeros dispositivos grupales terapéuticos
Los primeros intentos de abordajes colectivos con fines terapéuticos fueron las actividades
iniciadas por Pratt en 1905, al introducir el sistema de “clases colectivas” en una sala de pacientes
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tuberculosos. El mérito de este autor fue utilizar en forma sistemática y deliberada las emociones
colectivas con una finalidad terapéutica. A los métodos que han seguido la orientación de Pratt se los
ha denominado terapias exhortativas parentales que actúan “por” el grupo. Se dice que actúan por
el grupo porque incitan y se valen de las emociones colectivas aunque no intenten comprenderlas. Se
busca la solidaridad del grupo con fines terapéuticos.
Las 1eras formas de psicoterapia colectiva que aquí se describen tienen un tronco común,
caracterizado por su dinámica, que consiste en la actuación “por” las emociones del grupo. Todavía no
se plantea comprender su naturaleza ni modificar la estructura, tienden a estimular lo que popularmente
se designa como “buenos sentimientos de gripo”. Se encuentra aquí cierta noción de “efecto de grupo”,
se descubrió que el tratamiento de sus pacientes era más eficaz cuando eran agrupados aisladamente.
En estos dispositivos el liderazgo y la coordinación no se han descentrado aún.
b. Aplicaciones iniciales del psicoanálisis a los grupos
Los aportes psicoanalíticos de orientación anglosajona introdujeron la interpretación en la
situación colectiva, aplicando al grupo el “setting” psicoanalítico; a través de estos recursos crea las
condiciones para descentrar coordinación de liderazgo y superar el procedimiento sugestivo propio de
las terapias “por” el grupo. El problema radica en la pregunta ¿a quién interpretar?, frente a esta
disyuntiva la solución encontrada en un primer momento fue agrupar a personas con un mismo tipo de
problemas; se presuponía que la interpretación dada a uno de los integrantes debería ser válida para la
mayoría de los mismos. Por esta razón se ha denominado a estas primeras formas de aplicación del
Psicoanálisis a los grupos “terapia interpretativa individual EN grupo”. Actualmente esta manera
de aplicación resulta rudimentaria.
Otro tipo de respuesta al problema de la interpretación fue la “técnica interpretativa DE
grupo”, este tipo de terapia toma al grupo como fenómeno central y punto de partida de toda
interpretación. Concibe al grupo como una totalidad. En función de esto denominaron a su técnica
psicoterapia de grupo, diferenciándola de aquellos que interpretaban al individuo “en” grupo y de los
que actuaban “por” el grupo, manejando las emociones colectivas sin interpretarlas. La psicoterapia DE
grupo advierte la importancia de interpretar a los participantes en función del aquí y el ahora, dado que
esto permite que las respuestas provocadas integren al grupo.
c. El todo no lo es todo
Las psicoterapias de grupo psicoanalíticas suelen agruparse en dos tendencias: psicoanálisis en
grupo y psicoanálisis del grupo. Tomando a los psicoanalistas del grupo, podría pensarse que son ellos
los que (superando el eventual “individualismo” de la anterior) han rescatado la especificidad de lo
grupal. Pero en realidad si bien se interpreta al TODO-GRUPO, ¿hay en esa interpretación noción de
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grupalidad? La demarcación de la totalidad suele ser condición necesaria pero no suficiente para el
abordaje de la demarcación del campo grupal. En realidad lo que se hace con el grupo es “leerle” la
transferencia, las ansiedades y las fantasías. El grupo, más que confirmar una eventual totalidad
específica, es algo así como un conjunto de personas portadoras de un sujeto inconsciente en el
que se hallan inscriptos.
Con respecto a la relación TODO-PARTES, planteos estructuralistas puntualizaron que no
alcanza con afirmar que el todo es más que la suma de las partes, si no puede darse cuenta de un
sistema de relaciones. Es por esto que el TODO-PARTES comienza a transformarse en un “obstáculo
epistemológico” para pensar lo grupal. El problema fundamental es que se operó un pasaje del campo
psicoanalítico al campo grupal sin reformular ningún área del primero. Es por esto necesario distinguir
los importantes aportes del psicoanálisis al campo grupal, de un psicoanalismo en los grupos.
Al incorporar al nuevo dispositivo las cuestiones básicas de la técnica psicoanalítica clásica se
abrió lugar al descentramiento de la coordinación con respecto al liderazgo y creó las condiciones para
la lectura de los procesos inconscientes circundantes en los grupos. El psicoanalismo toma al grupo
como un gran individuo y tiene como consecuencia la búsqueda de la fantasía inconsciente grupal. Otra
forma que adopta el psicoanalismo en el campo grupal es la novela psicoanalítica de los grupos. Es por
esto que se vuelve necesario diferenciar la escucha analítica de la “comprensión” de los
acontecimientos grupales desde una narrativa psicoanalítica de los mismos. Podríamos afirmar que el
pensar la totalidad no garantiza la absoluta demarcación del campo disciplinario.
d. Del líder al oráculo
La incorporación del “setting” psicoanalítico en el trabajo con grupos otorgó las condiciones
para descentrar al lugar de la coordinación de los liderazgos. Sin embargo, los psicoanalistas del grupo,
reciclaron otra forma de poder de la coordinación; en tanto el coordinador (en el acto interpretante)
develaba lo oculto del grupo, se instituía en un nuevo lugar de saber poder; él era quien sabía lo que al
grupo le pasaba. De esta manera se acercaban a la constitución de otra forma de liderazgo, era él quien
tenía un supuesto saber que organizaba un lugar de coordinación-oráculo. Solo este comprende el
sentido oculto del acontecer grupal.
Cap 5: “El segundo momento epistémico”
a. Cierta especificidad grupal (la noción de supuestos básicos)
Bion realizo una primera experiencia con grupos como psiquiatra durante la 2da GM. Él estaba
encargado de un hospital donde (por la cantidad de demanda) se hacía imposible realizar abordajes
psicoterapéuticos individuales. Se le ocurrió ver en ello una situación psicoanalítica donde el
“paciente” era una comunidad.
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Después de la guerra, Bion se ocupó de la readaptación de los veteranos y antiguos prisioneros


de guerra a la vida civil, como un método de psicoterapia de grupo. Estas primeras experiencias fueron
organizando las producciones teóricas de Bion sobre lo grupal, llegando a la conclusión de que la
cooperación consciente entre los miembros del grupo, requiere de una circulación emocional y
fantasmática icc entre ellos. Esto llega al punto de que la cooperación puede ser regulada o paralizada
por dicha circulación fantasmática inconsciente.
Destacó que los individuos reunidos en un grupo se combinan en forma instantánea e
involuntaria para actuar según unos estados afectivos que denominó “supuestos básicos”, estos son
arcaicos y pre genitales. Describió 3 de ellos: supuesto básico de dependencia (el grupo está reunido
para que alguien, de quien depende absolutamente, provea la satisfacción de todas sus necesidades y
deseos); supuesto básico de ataque y fuga (convicción grupal de que existe un enemigo y de que es
necesario atacarlo o huir de él) y supuesto básico de apareamiento (creencia colectiva e icc de que un
hecho futuro o ser no nacido resolverá sus problemas). Estos supuestos básicos son verdaderos
organizadores grupales, reguladores implícitos de los comportamientos grupales. Estos organizadores
fantasmáticos regulan el accionar de los individuos en el grupo.
Los supuestos básicos refieren a un nivel emocional primitivo que coexiste según Bion con otro
nivel de funcionamiento que es del grupo de trabajo (en este punto las actividades se realizan racional y
eficientemente).
b. El segundo momento epistémico: los organizadores grupales
La noción de los supuestos básicos marca un avance en los discursos sobre la grupalidad. Su
planteo como organizadores implica una búsqueda de un sistema de legalidades propio, específico del
campo grupal. Hasta Bion la comprensión psicoanalítica de los grupos consistía en un psicoanálisis
aplicado al grupo ya que los grupos no se habían considerado aun como un posible campo de
descubrimientos.
Igualmente, la relevancia otorgada a los supuestos básicos como organizadores grupales, no
debe impedir resaltar que suele operar restrictivamente en la lectura de los acontecimientos grupales,
tipificando los mismos según contenidos preestablecidos, se suele inducir en el coordinador un adentro
grupal ilusorio (grupo isla).
c. El encargo a Bion y su producción teórica
La urgencia social a la que responden las teorías de Bion son: por un lado la psiquiatría inglesa
debía encontrar un sistema diferente que terminara con la desmoralización de las tropas, había que
restituir, personal y militarmente, a los innumerables inadaptados, delincuentes y neuróticos que
desbordaron los hospitales hacia 1940. Por otro lado, una de las razones habituales en los países de
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significativo desarrollo de la cultura “psi” para implementar dispositivos grupales con fines
terapéuticos, fue la necesidad masiva de asistencia.
Cap 6: “Los organizadores fantasmáticos”
a. Hacia la enunciabilidad de los organizadores fantasmáticos
Teorizaciones del grupo según Anzieu. Esta corriente intenta precisar que desde el punto de
vista psicoanalítico, el grupo puede aspirar a un status diferente de aquel que tiene en el campo teórico
y práctico de la psicología social. Este autor postula una hipótesis esencial para comprender desde el
punto de vista psicoanalítico, la dinámica de grupo y sus miembros.
Para estos autores el grupo es un contexto de descubrimiento de las formaciones de lo
inconsciente y no un contexto de descubrimiento de la grupalidad. En cuanto al grupo, se estudiaran
entonces las características que hagan posibles la visibilidad de formaciones y procesos inconscientes.
Entre otras teorizaciones se destaca el concepto de formaciones grupales del psiquismo, la noción de
aparato psíquico grupal. Esta noción puntualiza que habrá grupo, y no simple reunión de individuos,
cuando a partir de los aparatos psíquicos individuales tienda a construirse un aparato psíquico grupal
más o menos autónomo.
Se sostendrá también que entre el grupo y la realidad, hay algo más que relaciones entre unas
fuerzas reales; hay primitivamente una relación imaginaria. Para él no hay grupo sin lo imaginario.
Los procesos claves desde el punto de vista psicoanalítico, que puntualiza para los grupos son: ilusión
grupal (sentimiento de euforia compartido por los integrantes por pertenecer al grupo) y por este
cumple una función de realización imaginaria de deseos. También el autor pone su atención en la
amenaza de pérdida de la identidad personal producida por la situación del grupo.
Anzieu puntualiza: el fantasma individual inconsciente es el primer organizador del grupo, y los
imagos y los fantasmas originarios constituyen el segundo y tercer organizadores del grupo.
b. Problemas de demarcación
Anzieu y su escuela retoman la intención de Bion en la búsqueda de organizadores grupales.
Encuentran el fantasma individual prevaleciente, imagos y fantasmas originarios. Sus investigaciones
precisan que no hay fantasma grupal, el plus de los grupos no radicaría en un fantasma colectivo. Así,
se refuta la idea de una mente grupal, y se afirma la hipótesis de fantasmas “individuales” que entran en
resonancia fantasmática.
La posibilidad de resonancia fantasmática radica en la grupalidad del fantasma. En tanto el
fantasma es una escenificación que se desarrolla entre varios personajes, es una imagen colectiva y
posee una estructuración grupal interna, de ahí su carácter de organizador. Entonces, el fantasma
individual es grupal, que es diferente a decir que hay un fantasma de grupo. La integración de las
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personas reales a una situación grupal, dispara, moviliza, las instancias o formas grupales de su propia
subjetividad. Por esto pueden agruparse. Aquello que resuena y habla o actúa desde los participantes de
un grupo son posiciones en la escena fantasmática. Los aportes de esta escena permiten superar la
noción de fantasía inconsciente grupal a partir de la noción de grupalidad del fantasma.
Anzieu y su escuela diseñan un dispositivo que organiza las formas de desarrollo de la situación
grupal, produce la visibilidad de determinados acontecimientos grupales. Se busca diseñar espacios
grupales que hagan posible el despliegue y la investigación de formaciones inconscientes. Es decir,
implementa dispositivos colectivos para investigar formaciones inconscientes. Esta corriente se
propone como uno de sus objetivos centrales dar un estatuto psicoanalítico al trabajo con grupos, aporta
intangibilidad con respecto a las condiciones por las cuales el sujeto de su disciplina, el sujeto
inconsciente, entra en resonancia fantasmática y “hace” grupo.
La resonancia fantasmática, la identificación, etc. son aquellos motores grupales sobre los que el
psicoanálisis se encuentra posibilitado de producir visibilidad y enunciabilidad.
Se dice: “los grupos son una amenaza a la identidad”, o en su contrario, “los grupos son un
sostén identificatorio y/o solidario”, cuando en realidad debería relativizarse la afirmación diciendo, tal
grupo pone en juego significaciones imaginarias desde las cuales algunos de sus integrantes lo
perciben como amenazante o bien como soporte.
El descubrimiento de esta corriente es encontrar las condiciones estructurales del sujeto icc para
que haga nudo, y cuándo, cómo, por qué, en un nudo grupal, algunos de sus hilos constitutivos cobran
mayor significación que otros.
c. Tercer momento epistémico: el agotamiento del objeto discreto
René Kaës formula la idea de un aparato psíquico grupal, mantiene operante su preocupación
por la articulación del “grupo de adentro” y el “grupo de afuera”, o sea grupalidad interna y grupo real.
El grupo, como objeto representado, es una imagen cuyos referentes son a la vez endopsíquicos
y externos, correspondientes a la realidad material y social.
La epistemología de las ciencias positivas es reduccionista en tanto supone un objeto discreto,
autónomo, reproducible, no contradictorio y unívoco; implica una lógica de lo Uno, donde la
singularidad del objeto teórico no debe verse afectada, dado su aislamiento metodológico por las
condiciones de posibles aproximaciones con otros campos disciplinarios. La lógica del objeto discreto
ocasiona problemas para comprender las trasferencias mutuas entre los distintos niveles ya que desde
ella no puede pensarse la articulación de las formaciones de lo singular y lo colectivo. Se vuelven
pertinentes enfoques epistemológicos transdisciplinarios, para investigar, más bien, desde la lógica de
la paradoja y de lo discontinuo.
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Notas para pensar lo grupal – Marcelo Percia


Pensar es encontrar la historia en el presente, y poner en cuestión los límites de lo actual para
imaginar otro posible. El autor habla de dos corrientes del grupalismo en nuestro país:
1. Tendencia de aplicación:
Década del 50. Buenos Aires. Los primeros grupalistas eran psicoanalistas y pertenecían a la
APA (Asoc. Psicoanalítica Argentina). Se esforzaron por desplazar sobre la situación plural las
referencias y métodos del psicoanálisis hegemónico de la época. Por eso es corriente de aplicación.
Aplicación del psa al grupo. Eso los llevó a pensar en un psicoanálisis aplicado.
Se advierte en esta tendencia una perspectiva que organiza la manera de pensar lo grupal: el
rendir cuentas. Se piensa según un faro establecido como guía. El psa como un dogma que sólo se
interesa por salvar su orden.
2. Tendencia de ruptura o desvío:
Ruptura del encierro unificante dentro de la institución psicoanalítica oficial, y desvío del
modelo de aplicación y salida de la dirección autorizada. El autor toma tres ordenadores:
a) Subjetividad e intelectualidad crítica en los 60-70
Se reconoce en esa época una vocación por la política y por el trabajo en los espacios públicos.
Prevalecía la idea de que el cambio social era no sólo posible sino además necesario e impostergable.
El clima subjetivo dominante se caracterizaba por la interrogación del lugar social del especialista y la
responsabilidad del intelectual como crítico.
Las producciones culturales y lecturas estaban articuladas por el presupuesto de que el campo
de las ideas debía servir para transformar las condiciones de la vida social. Leer era buscar
fundamentos para la acción. Los discursos buscaban la implicación intelectual en el curso de la
historia, y la dirección de esas lecturas conducía a la utopía: un pensamiento que impugnaba los límites
de lo posible. Una práctica para la construcción de otro lugar. Así lo grupal se inició como una otra
práctica posible en salud mental y de entrada se planteó el problema de la acción.
Tras el golpe de Onganía en el 66 se dio una resistencia intelectual en el espacio cultural y
universitario que inauguró una red de pensamiento alternativo a las instituciones oficiales. Los docentes
perseguidos y expulsados del sistema de enseñanza oficial armaban los grupos de estudio. También a
principios de los 60 se fractura la APA. El cuestionamiento abrió así el camino para autorizar a los
psicoanalistas a pensar e inventar otras prácticas posibles en el campo de la salud.
b) La vocación pública: el trabajo institucional
Una característica de esta tendencia es la idea de que el discurso de los intelectuales del campo
“psi” debe ser significativo para la sociedad y especialmente para los sectores populares. De entrada
Lucía Fenoglio – 2022 Página 77 de 101

estas prácticas se configuran en una relación de contigüidad con los ideales políticos y sociales de la
época.
Lo grupal era uno de los modos de intervención que en el terreno de la salud y la educación
podían producir formas de subjetividad alternativas. La figura que ilustra esta intención es la de
“trabajadores de la salud mental”; interesaba pensar al intelectual como actor productivo en el campo
de las ideas. El moverse en situaciones no tradicionales permitió detectar cuestiones como el trabajo
institucional, el equipo de salud y la diversidad de las prácticas terapéuticas. En sí, lo común de esta
corriente fue la crítica de cualquier forma de autoritarismo.
Los analistas entran en relación con las instituciones porque era allí adonde llegaban los pedidos
de asistencia de la población. En esa tendencia hay una nueva significación de la solidaridad que no
tiene que ver con una ilusión unificante, porque el trabajo institucional no aparece en la Argentina
como una moda, sino como una vocación de una transformación imaginada.
Estos profesionales tienen algo en común: nadie podía concebirse trabajando solo. Dominaba
como convicción el valor de los espacios de trabajo colectivos. Este cambio de perspectiva estimuló las
críticas sobre el modo de trabajo en el circuito privado. Instalarse en el espacio público obligó a dar
respuestas en situaciones inéditas.
El trabajo en las instituciones impulsó a inventar otras figuras y dispositivos para la acción. Lo
único que podía posibilitar un lugar para los profesionales era la innovación, la diversificación de las
experiencias y el desarrollo de nuevos instrumentos.
c) Crítica de la institucionalización del psicoanálisis
Los autores de la tendencia de ruptura plantean la puesta en cuestión de los límites que imponía
el pensamiento dogmatizado. En sus producciones se cuestionan dos temas: las relaciones de poder en
la situación clínica, formativa e institucional; y las relaciones entre psa y otras teorías.
La inauguración de una práctica es una forma de rebeldía y resentimiento ante la religiosidad de
la APA. Los grupalistas escriben a partir de un vacío que deben llenar. Entonces, lo grupal se inaugura
en nuestro país sobre un vacío y en contra del dogmatismo.
La crítica es una de las tareas más difíciles pero más importantes: el pensamiento avanza contra
el tedio de la Verdad, si puede desnaturalizar, temporalizar e historizar. La crítica es interrogación. La
tradición grupalista argentina, lejos de ser interrogada ha sido desechada, transformada en prácticas de
segunda. Se vuelve necesario recuperar la memoria.
Transformaciones de la subjetividad en los años ochenta y encrucijadas de lo grupal
Lo grupal tiene que pensar su encrucijada, el punto en el que su saber es asediado por los
diferentes discursos que habitan el mundo cultural. Es necesario interrogarse sobre cómo algunas
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posiciones que dominan el horizonte de nuestra época inciden en la manera de pensar y actuar que
tenemos. Ensayar la crítica es interrogar nuestra manera de pensar. Pero declararse en contra de algo no
cuenta, sino en cambio la duda sobre nosotros mismo, sobre la propia inercia que busca seguridad e la
verdad o en un héroe intelectual. Tiene que ver con una propuesta de acción que imagina que siempre
es posible pensar y obrar de otro modo.
El autor propone pensar en un agotamiento de una concepción del saber y del héroe intelectual,
que nos replantea nuestro lugar en la escena clínica. Al desvanecerse el saber, el poder se vuelve
molesto. Por momentos, la labor es frustrante, porque se ejerce con la interrogación antes que con la
afirmación.
Si el pensamiento grupal quiere contribuir a la propuesta de un espacio alternativo para el
posicionamiento subjetivo, el análisis de las instituciones y las relaciones de poder, debe examinar la
legitimidad de su saber, su crítica y la distinción entre lo grupal y los grupos.
Dar cuenta de un saber tiene que ver con imaginar fundamentos para acciones grupales que
participen de opciones que, en salud, se necesitan inventar. Lo grupal, así entendido, comienza por ser
utópico, se sitúa más allá del horizonte de posibilidades al que remiten los grupos conocidos hasta el
momento.
Leer es aventurarse a dar un paso en falso. Se reconoce el valor de un acto de lectura en cuanto
éste no cae en la ilusión de la certeza, proponiendo demorar el deseo de captura de un significado. Así
la lectura se inicia como aplazamiento de un saber que se deja provocar por lo inesperado. Esto tiene
como consecuencia el extravío de una razón unificante. La multiplicidad de sentidos incomoda,
inaugura nuevas preguntas y nos sitúa en la inestabilidad de lo problemático.
De Brasi: “un grupo puede referirse como un proceso desencadenado por los cruces y
anudamientos deseantes entre miembros singulares” este autor dice singulares y no individuales,
porque “mientras el individuo marca el acabamiento del self como noción doctrinaria y, por lo tanto,
irrealidad concreta, una singularidad existe sólo a partir de sus conexiones, vecindades y relaciones”.
Singularidad ≠ individualidad. La singularidad se practica. Y si la subjetividad es un
posicionamiento, la singularidad es la huella que queda dibujada en el sendero de lo subjetivo. Es una
posición realizada.
El grupo es la producción de un espacio común en el que se realiza una implicación diferente.
El desafío es pensar en una situación grupal que no aplane las diferencias o niegue la singularidad. El
grupo como espacio de articulación discursiva en el que cada uno dice lo suyo. Hay una unidad que se
funda en el entrecruzamiento de discursividades grupales, institucionales, históricas y sociales.
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Con la “multiplicación dramática” se revaloriza otra condición de la subjetividad: la disidencia.


No se quiere imponer una razón unánime allí donde insiste lo diverso. La mult dram es una técnica en
la que un protagonista presta una escena, relata algo que lo involucra, y lo ofrece para que sea
dramatizado. Luego, cada integrante improvisa otra escena que asocia a la primera por resonancia o
consonancia con algo que lo impactó.
Esto permite pensar lo grupal como “obra abierta”, y al grupo como un espacio en el que
multiplicidad de sentidos se superponen. Cada uno se conoce a través de la información que el otro le
da y por las resonancias con su discurso inicial, así la captación de lo semejante es solo un momento en
el trazo de otra cosa: la vacilación. La multiplicidad reinscribe relaciones que al protagonista se le
escapan, y entonces, duda.
El autor habla de la comunicación como la acción de un desvío, un salto hacia otra conexión de
cada uno, con su propio discurso. Para eso el otro es necesario. Comunicarse es extraviar la propia
palabra y recuperarla en la de otro. El trabajo de lectura se presenta, entonces, como la reconstrucción
de la singularidad de cada trayectoria, en medio de la simultaneidad de enlaces y desvíos.
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Unidad VI: “Dispositivos grupales”


Enfoques y perspectivas – Ana Quiroga
“El concepto de grupo y los principios organizadores internos
en el pensamiento de Enrique Pichón-Rivière”
Pichón caracteriza al grupo como “un conjunto restringido de personas que ligadas por
constantes de tiempo y espacio y articuladas por su mutua representación interna se propone, en
forma explícita o implícita, una tarea que constituye su finalidad, interactuando a través de
complejos mecanismos de asunción y adjudicación de roles”.
Para Rivière la psicología se define como social a partir de la concepción del sujeto, que es
entendido como emergente, configurado en una trama compleja entretejida de vínculos y relaciones
sociales. La subjetividad está determinada histórica y socialmente, en tanto el sujeto se constituye como
tal en el proceso de interacción, en una dialéctica o interjuego entre sujetos, de la que el vínculo, como
relación bicorporal y el grupo, como red vincular, constituyen unidades de análisis.
El sujeto aparece entonces bajo un doble carácter: como agente, actor del proceso
interaccional, a la vez que configurándose en ese proceso, emergiendo y siendo determinado por las
relaciones que constituyen sus condiciones concretas de existencia.
Se define al sujeto como “sujeto de la necesidad”, pero el eje real del análisis se sitúa en la
contradicción interna inherente a ese sujeto como ser vivo, interjuego entre la necesidad emergente del
intercambio material del organismo con el medio y la satisfacción de esa necesidad. Esa contradicción
interna vuelca al sujeto sobre el mundo externo en busca de la fuente de la gratificación en la relación
con otro sujeto. La necesidad, experimentada como tensión interna, reabre ese interjuego, en tanto
promueve en el sujeto la realización de un conjunto de operaciones materiales y simbólicas, a las que se
denomina conducta. Determina en él una acción concreta, transformadora, destinada a la satisfacción
de la necesidad. La acción transforma, modifica el contexto, pero también al protagonista de la acción,
adquiere entonces la condición de aprendizaje.
Se habla de sujeto-sujetado. La sujeción a la necesidad, como punto de partida de la acción
destinada a obtener la gratificación, es la condición de una TAREA, en la que el sujeto se proyecta
sobre el mundo externo con una estrategia (proyecto) en un hacer que lo modifica. Este interjuego entre
necesidad y satisfacción, fundante de toda tarea y aprendizaje, define al sujeto como sujeto de la
acción, como actor, situándolo, a partir de sus tareas concretas, en una dimensión histórica, en su
cotidianidad, en su temporalidad.
El hacer, la tarea, ocupan un lugar fundante en la concepción del sujeto y en la elaboración de
un criterio de salud en términos de adaptación activa a la realidad: “el sujeto es “sano” en la medida
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en que aprehende la realidad en una perspectiva integradora y tiene capacidad para transformar esa
realidad transformándose a la vez él mismo”. “El sujeto está activamente adaptado en la medida en que
mantiene un interjuego dialéctico con el medio, y no una relación rígida, pasiva, estereotipada. La salud
mental consiste en aprendizaje de la realidad, en una relación sintetizadora y totalizante, en la
resolución de las contradicciones que surgen en la relación sujeto-mundo.”
La Psicología Social para Pichón no es una psicología de los grupos, sino una reflexión acerca
del sujeto y su comportamiento. Pero la concepción vincular del sujeto implica un estilo de abordaje de
ese sujeto: en el interior de la red vincular, en la que emerge y se configura a partir de esa contradicción
interna entre la necesidad y la satisfacción. De allí la importancia de lo grupal, en tanto escenario e
instrumento de la constitución del sujeto.
Esta concepción vincular del sujeto es elaborada por Pichón a partir de su práctica clínica, en la
que se le revela el mundo interno del paciente, la dimensión intrasubjetiva, estructurada como un
grupo interno, un escenario interior en el que se reconstruye la trama vincular en la que ese sujeto está
inmerso y en la que sus necesidades cumplen su destino de gratificación o frustración.
La determinación recíproca entre interacción grupal y acontecer individual, y la consecuente
concepción de la subjetividad está presente no sólo en la noción de vínculo, o en la de mundo interno
estructurado como grupo interno, sino en la postulación acerca de la enfermedad mental como
emergente de una dinámica vincular, la del grupo familiar, dinámica que en ese momento aparece
generando patología. El que enferma es el portavoz más señalado de ese proceso, y su conducta
resultado de la “intolerancia a un determinado monto de sufrimiento”, remite, como signo, a una
modalidad de interacción grupal, que es condición de producción de ese comportamiento patológico.
La unidad de interacción en la que el sujeto emerge, es el contexto pertinente, lo que debe ser
focalizado como objeto de reflexión para comprender a ese sujeto, la articulación de sus
determinaciones internas y externas. De allí el abordaje grupal-familiar del proceso de enfermarse, y la
instrumentación (transformadora) de la interacción familiar como elemento terapéutico.
La interacción: proceso motivado
Pichón caracteriza a la psi como social a partir de una concepción de lo subjetivo que jerarquiza
los procesos de determinación social-vincular del sujeto, determinación que se cumple en experiencias
concretas de contacto, de interacción. Esos procesos interaccionales, sustancia de toda trama vincular,
constituyen el horizonte de la conducta humana, el contexto en que dicha conducta reviste
significatividad.
En una situación de interacción dos o más sujetos comparten un tiempo y un espacio. Se
perciben recíprocamente y sobre la base de esa percepción recíproca intercambian mensajes. Hablamos
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de reciprocidad e intercambio, posible por el hecho de que las actitudes de ambos actores no aparezcan
aisladas, desarticuladas, sino que por el contrario, se establezcan relaciones causales entre el
comportamiento de uno y otro sujeto.
Se da interacción en tanto se dé una determinación recíproca o interjuego que se efectiviza
cuando la presencia y la respuesta del otro es incluida, anticipada en la actitud de cada sujeto. Inclusión
y anticipación que se configura como expectativa hacia el otro, en un interjuego de orientación mutua.
El desarrollo de expectativas recíprocas permite afirmar que interacción implica procesos de
comunicación a la vez que fenómenos de aprendizaje, en tanto se da una modificación interna en los
actores, modificación emergente del reconocimiento del otro, lo que tendrá por efecto un ajuste del
comportamiento de ambos a esa realidad que significa la presencia concreta del Otro.
Cuando se da ese interjuego de expectativas recíprocas, en el que cada sujeto aparece como
significativo para el otro, se habla de una acción direccional de un actor hacia el otro. La unidad
interaccional se caracteriza entonces por ser una integración de tiempo, espacio, sujetos que se
perciben mutuamente y cuyas acciones son recíprocas. Entonces, la unidad interaccional es un sistema,
posee una organización interna que articula sus partes, una coherencia interna que emerge de los
principios organizadores. Es una organización interna la que estructura las distintas unidades
interaccionales cotidianas; pareja, grupo familiar, grupo de trabajo, etc.
Hay otras formas de lo colectivo en la que los sujetos participan objetivamente del mismo
espacio y tiempo, en los que se desarrollan acciones, pero no se da una dialéctica entre sujetos, en tanto
estos no se relacionan entre sí. Acá no hay unidad interaccional. Se llama SERIE, a esta forma de lo
colectivo cuya unidad le es exterior, sus “principios organizadores” son externos, no intrínsecos. La
serie es inestructurada, carece de coherencia interna. Los clientes en el interior de un comercio, la gente
en un cine, en un colectivo, constituyen una serie. Están en un mismo lugar al mismo tiempo, pero no
hay reciprocidad en sus acciones. Los otros no aparecen como significativos. La finalidad, ver una
película por ejemplo, puede ser la misma para todos, pero no aparece compartida. El logro del objetivo
no los remite los unos a los otros, sólo los reúne un elemento externo. Entonces, compartir tiempo,
espacio y objetivo, no es suficiente para una relación vincular, hace falta un fundamento motivacional.
Ese percibirse recíprocamente, esa direccionalidad mutua que caracteriza a los procesos
interaccionales tiene una causalidad inscripta en cada uno de los sujetos comprometidos en dichos
procesos. De allí que la interacción es un proceso motivado, afirmando que la causalidad del proceso,
su fundamento motivacional, es la necesidad.
Cada sujeto se incluye en una dialéctica con otros sujetos a partir de la contradicción interna
necesidad/satisfacción, contradicción que sólo puede resolverse en una experiencia, en una relación con
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otro. De allí la afirmación de que el vínculo como unidad interaccional básica y el grupo como trama
vincular, constituyen el escenario y el instrumento de resolución de las necesidades. Este hecho tiene
una historicidad individual y social.
Desde la perspectiva individual, las primeras conductas y experiencias del sujeto están
determinadas desde la necesidad, constituyéndose como modelos primarios de reconocimiento del otro
y de conducta direccional. Desde el primer vínculo que establece el sujeto con el cuerpo, con el pecho
materno, el otro podrá ser reconocido como objeto en tanto se incluya en el interjuego
necesidad/satisfacción. El objeto así se carga de significatividad. El interjuego necesidad/satisfacción
es condición de posibilidad de la inscripción del objeto en un mundo interno del sujeto, y de la
configuración de ese mundo interno.
La experiencia de contacto gratificante de un bebé con su madre, inscripta en él como vivencia
de satisfacción, es un hecho estructurante del psiquismo, uno de sus efectos más señalados es el
desarrollo de expectativa en relación al objeto, al producirse la emergencia de la tensión de necesidad.
En ese interjuego entre el registro de la tensión de necesidad y experiencia gratificante con el otro, se
establecen los primeros procesos comunicacionales y se cumple un protoaprendizaje.
Es en ese interjuego fundante del vínculo, que tiene su anclaje toda representación, toda
significación, toda norma. Desde su condición de sujeto de la necesidad y en el proceso relacional de
satisfacerlas, el hombre se transforma en el sujeto de la representación, sujeto de las significaciones
sociales, en sujeto humano.
El otro aparece intricado en el interjuego necesidad/satisfacción, en una red de expectativas,
adquiriendo relevancia, significatividad. Este hecho tiene consecuencias: la acción hacia el otro, en
tanto fundada en la necesidad, plantea la idea de una relación direccional, que no surge al azar sino con
un objetivo o tarea, que no podrá ser explícita.
La acción hacia el otro, como búsqueda de objeto para lograr gratificación o evitar la privación,
tiene siempre una finalidad. Es por esto que Pichón sostiene que no hay vínculo y en consecuencia
grupo sin tarea, ya que en toda relación se establece un sentido de operatividad logrado o no.
El grupo, como red vincular, se estructura sobre la base de una constelación de necesidades-
objetivos-tarea. El objetivo es aquello que, definido desde la necesidad, significaría su satisfacción. Es
aquello de lo que se carece y hacia lo que se tiende. La tarea podría ser entendida como proceso,
conjunto de acciones destinadas al logro del objetivo. La tarea se plantea desde la necesidad y es la
transformación de esa ausencia, esa carencia en aquello que la satisface. Implica necesariamente
transformación de la realidad, interna o externa.
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Uno de los principios organizadores del grupo como estructura es esta constelación de
necesidades, objetivos y tarea. De ella surge la unidad interior del sistema interaccional, en tanto en ella
se encuentran recíprocamente los integrantes. Para Pichón el grupo se define como una estructura de
acción, de operación. De allí que para él todo grupo sea operativo. “Todo conjunto de personas,
ligadas por constantes de espacio y tiempo y articuladas por su mutua representación interna se
propone de forma explícita o implícita una tarea que constituye su finalidad.”
La técnica, el tipo de intervención que plantea Pichón, se sustenta en esa concepción de grupo
como unidad operacional. La técnica apunta a centrar la interacción en la tarea, potencializándose así la
acción grupal, en tanto se visualicen, aborden y resuelvan los obstáculos que emergen de la marcha
hacia los objetivos grupales.
El objetivo-tarea-finalidad se perfila como un principio organizador de esa estructura
interaccional que es el grupo. ¿Por qué organizador? En la red interaccional cada sujeto ocupa una
posición, íntimamente ligada a su función dentro del sistema, posición y función que generará una
“constelación de expectativas” que implican al sujeto y a los otros integrantes de la red. Este proceso se
constituye a través de los mecanismos de adjudicación y asunción de roles, pero la ubicación de cada
sujeto en la trama interaccional obedece a una racionalidad, una ley interna del sistema. Esa ley es el
objetivo (tarea que otorga sentido a la relación recíproca) que requiere esas funciones, que en principio
las origina, da lugar a ellas. Los roles en un grupo están fundamentalmente requeridos desde la tarea
(principio organizador), sea para realizarla, sea para negarla. El rol de coordinador está requerido en
función de la tarea y a partir de los obstáculos que surgen para su desarrollo.
La realización de la tarea, el conjunto de operaciones destinadas a satisfacer necesidades y
alcanzar objetivos comunes exige en primer término, que los integrantes del grupo reconozcan esas
necesidades y objetivos como comunes. Es decir, que el otro aparezca intrincado en su propia
necesidad, compartiéndola o desde necesidades complementarias.
El punto de partida de la productividad grupal es el reconocimiento que sus integrantes hacen de
sus necesidades como sujetos y como grupo, como forma primaria de resolver la contradicción sujeto-
grupo.
La interacción, proceso eficaz
Interacción implica una secuencia de acciones recíprocas, un desarrollo temporal. Dentro de la
dialéctica entre sujetos se da un intercambio de mensajes, un acontecer, en ese tiempo y espacio
compartidos que tiene como eje la comunicación. En el desarrollo de ese juego comunicacional se
produce la transformación de esa relación entre sujetos, la que se constituye como estructura vincular.
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La constitución del vínculo como estructura de interacción implica un aprendizaje, una


modificación estructural profunda de los sujetos comprometidos en ella. Este aprendizaje significa un
cambio sustancial en el proceso de interacción, una transformación cualitativa del mismo, a la vez que
es efecto del interjuego entre sujetos.
La transformación cualitativa del proceso interaccional está dada por la internalización del
vínculo. Esta relación hasta aquí actuada en el mundo externo, efectivizada en la dimensión de la
intersubjetividad, se inscribe en la interioridad del sujeto con otra calidad, se aloja en su mundo interno.
Adquiere una dimensión intrasujeto. Esta inscripción se da en el mundo interno de cada uno de los
protagonistas de la relación, en un proceso de internalización recíproca. El proceso ha seguido un
itinerario que va de la necesidad a la acción y a la percepción recíproca, que permite hablar de un
primer nivel de interacción. Al persistir el juego comunicacional, el interactuar, se instituye el vínculo,
al reconstruir cada sujeto, cada actor, en su mundo interno, la trama relacional de la que participa. Cada
uno de los sujetos queda habitado por los personajes, por las figuras y las relaciones que estructuran esa
trama.
Entonces la interacción no es sólo un proceso motivado y en consecuencia direccional y con
sentido, sino que también es un proceso eficaz, haciendo referencia a este fenómeno de internalización
(efecto de la interacción) en el que se configura el mundo interno de cada sujeto.
En esa internalización recíproca de la trama interaccional que es la mutua representación
interna, se constituye el vínculo como tal, de la misma manera que se constituye, a partir del mismo
principio organizador, esa trama o red vincular más compleja que es el grupo.
En el escenario interno de cada uno de los integrantes de la red interaccional se inscribe,
adquiriendo entonces vigencia, la situación que articula un complejo de actores, necesidades y
objetivos que definen un proyecto, y en consecuencia, una tarea.
La inscripción, efectivizada en la mutua representación interna, de la situación interaccional en
cada uno de los sujetos coherentiza internamente la trama relacional, estructurándola. Se hace posible,
a partir de esa inscripción fundante de lo grupal, la emergencia de un juego de fantasías y expectativas
que se patentizan en el campo grupal a través de los mecanismos de adjudicación y asunción de roles.
En este proceso de mutua representación interna, internalización recíproca o totalización,
emerge el “nosotros”, la vivencia de la unidad vincular o grupal. Esta vivencia se transforma en
pertenencia, la que permite establecer la identidad del grupo y la propia identidad como integrante de
ese grupo.
El grupo, por la pertenencia, la cooperación y fundamentalmente por la pertinencia, en la que
juegan la comunicación, el aprendizaje y la telé, llega a una totalización en un sentido de hacerse en su
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marcha, en su tarea, en su trabajarse como grupo. Por eso un grupo es un conjunto de personas
articuladas por su mutua representación interna.
La tarea, sentido del grupo y mutua representación interna hecha en relación a la tarea
constituyen al grupo como grupo.

Historia de la técnica de los grupos operativos – Pichón Rivière


Los grupos operativos se definen como grupos centrados en la tarea. Se abordan, a través del
grupo, los problemas relacionados con la tarea, el aprendizaje o los problemas personales. Se da un
aprendizaje de carácter grupal. El grupo se propone una tarea y la tarea es el aprendizaje.
El grupo operativo se diferencia de otras técnicas por el hecho de que no está centrado en el
grupo en su totalidad, sino que el vínculo fundamental es la relación entre un grupo y sus miembros
con una tarea determinada.
La técnica consiste en dos aspectos fundamentales: el aspecto manifiesto, explícito y el latente
o implícito. En ese sentido nos acercamos a la técnica analítica de hacer conciente lo inconsciente.
La tarea consiste en el abordaje del objeto de conocimiento, que tiene un nivel explícito o
manifiesto de abordaje. En lo explícito de la ejecución de la tarea se dan ciertas dificultades y grados de
exigencia que aparecen como signos, como obstáculos epistemológicos. Este obstáculo denuncia una
actitud de resistencia al cambio, y nuestra tarea es justamente promover un cambio (en un sentido
grupal) operativo (de una situación a otra).
Muchas veces en el paciente no existe la voluntad de curarse, hay una resistencia al cambio
sobre la que vamos a trabajar permanentemente. Analizando esta resistencia, vemos que existen dos
miedos básicos en toda patología: el miedo a la pérdida y el miedo al ataque. Los pacientes tenían
miedo a la pérdida de lo ya adquirido, de las defensas neuróticas establecidas. Este miedo se relaciona
con la pérdida de instrumentos que ya utilizaban como enfermedad para lograr una adaptación
particular al mundo. En esas condiciones se sentían seguros. Este miedo consiste entonces en el temor a
perder, por el cambio, la situación previamente lograda, situación que le significaba seguridad al sujeto.
Por otro lado, por haber cambiado, el sentimiento de pérdida crea una nueva situación en el
paciente, que es el miedo al ataque, y consiste en el miedo a encontrarse vulnerables, sin instrumentos
en la nueva situación. Entonces, el miedo a la pérdida es el sentimiento de perder lo que ya se posee y
el miedo al ataque es el sentimiento de encontrarse indefenso ante un medio nuevo, sin instrumentación
capaz de protegerlo. Desde estos dos miedos se pueden leer todos los cuadros de las neurosis o
psicosis.
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La tarea consiste en resolver las situaciones dilemáticas que surgen de la intensificación de


estas ansiedades en la situación de aprendizaje. Cuando se está aprendiendo estamos abandonando otras
maneras de ver el mundo o la realidad, y eso da la dirección de nuestro trabajo.
El proceso de esclarecimiento en un grupo tiende a hacerse dialéctico, es decir, a romper las
situaciones dilemáticas (que impiden el cambio). Nuestra tarea es resolver situaciones de estancamiento
para hacer a esa situación, dialéctica. Tesis, antítesis y síntesis llevan al movimiento dentro del grupo,
con posibilidad de aprender sin temor de perder. El perder queda desplazado ante la posibilidad de un
aprender operativo.
Podemos representar la operación correctora con un cono invertido. Lo explícito sería lo que
vemos manifiesto. Progresivamente en forma dialéctica y en espiral, llegamos al fondo de la situación.
Con esta espiral dialéctica damos en el núcleo central del miedo al cambio como resistencia.
En la técnica grupal todos los que están comprometidos en el grupo contribuyen a la tarea, cada
uno desde su experiencia personal. Cuando se da el paso de una situación dilemática a una dialéctica
hay un progreso, y una vez que se da surgen nuevos problemas y aspectos que hacen que el sujeto
pueda aprender por la ruptura del estereotipo.
En el esquema lo que aparece primero es lo explícito. Lo implícito es lo que correspondería al
icc. Pero partiendo de lo exp y en espiral constante se puede llegar a lo imp. La tarea enunciada es la
unidad de trabajo, que hace posible el esclarecimiento de lo subyacente. La unidad básica de trabajo
es la percepción y exploración de lo que el paciente dice. Eso se aborda con una interpretación que
pone de manifiesto aspectos implícitos de la situación y nos da un criterio de operatividad de la misma.
A través de las operaciones utilizadas en esta técnica se pudo establecer una planificación para
tratar pacientes colectivamente, que incluye momentos de la operación: estrategia, táctica, técnica y
logística. Establecer una estrategia es establecer una forma de enfocar la situación.
Sobre la unidad de trabajo, se divide en tres vectores: 1) existente 2) interpretación y 3) nuevo
emergente. El existente es la situación dada con el grupo a través de uno o varios portavoces. La
interpretación o señalamiento del coordinador propone una nueva perspectiva a la situación. Creada
la situación, vivida como estancamiento o no, el coordinador señala, interpreta y el esclarecimiento de
la dificultad tiene una situación o formulación general.
Una vez que se interpreta, se da el nuevo emergente, lo que surge como respuesta. Es la
situación nueva que se estructura por la interpretación del coordinador. Si es operativa, es porque ha
dado en un punto de urgencia. Lo implícito se hace explícito cuando el señalamiento o la
interpretación han tocado la fuente de la resistencia. El dar en el punto de urgencia reduce la dificultad
y eso es lo que lo hace operativo, porque dentro de esa dificultad está incluida siempre la tarea.
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El grupo centrado en la tarea es aquel que apunta a puntos de urgencia que van a ser operativos
de acuerdo a una configuración especial del grupo. Cuando lo implícito y lo explícito toman contacto a
través del abordaje en el punto de urgencia, se produce un cambio general en la estructura del grupo,
que resuelve operativamente esa dificultad.
Pichón define al grupo, en tanto estructura, como una Gestalt, pero no en un sentido fijo como
proponen los psi gestálticos, sino que habla más bien de una “Gestaltung”, para referir a un
“estructurando”. Esto para significar que se trata de un proceso móvil, en circuito abierto.
El proceso implícito cuyo signo es el emergente se manifiesta por medio de un portavoz, que es
el integrante que se desempeña como vehículo de esa cualidad nueva que es el emergente. Es el que es
capaz de sentir una situación en la que el grupo está participando y puede expresarla.

El concepto de portavoz – Pichón Rivière


El portavoz es aquel que en el grupo en un determinado momento enuncia algo, y ese algo es
signo de un proceso grupal que hasta ese momento estaba implícito. Como signo, lo que denuncia el
portavoz debe ser decodificado (explicitarlo). Es decodificado por el grupo, particularmente por el
coordinador que señala la significación de ese aspecto.
El sujeto que enferma es el portavoz de la ansiedad y las dificultades del grupo familiar. El
enfermo es el alienado, pero su enfermedad, su conducta desviada, es la resultante de la interacción
familiar, de la forma alienante de relacionarse entre los integrantes de ese grupo, por eso emerge la
enfermedad de uno de ellos como conducta desviada.
En los grupos operativos de aprendizaje pasa lo mismo que en los grupos familiares. Los
integrantes experimentan ciertos signos de fantasías icc que en ese momento son compartidas. El
portavoz es aquel que por su historia personal puede expresar algo que permite descifrar el proceso
latente. Su verticalidad, que es su historia personal, sus experiencias, se articula con la horizontalidad
grupal, que constituye el común denominador de la situación, lo compartido por todos.
La verticalidad es la posición o actitud de un miembro del grupo que le permite captar la
situación patológica y la pone en evidencia. La horizontalidad constituye la manera de expresarse del
grupo. En el momento en que verticalidad y horizontalidad se juntan, coinciden, se constituye la
operación del grupo, que permite realizar una tarea determinada o tener éxito en el aprendizaje de una
cosa. Cuando no coinciden, la operación no se da de forma eficaz.
Lo que ocurre en el portavoz cuando se articulan su verticalidad con la horizontalidad del grupo,
es un reencuentro icc que lo sensibiliza ante la situación y lo empuja a denunciarla de alguna manera.
Puede denunciarla porque es en ese momento quien vive y siente con mayor intensidad esta
problemática del grupo. Por eso es una manifestación no sólo de un acontecer individual sino de un
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acontecer grupal. Lo vertical es lo personal, lo histórico que se actualiza; lo horizontal es lo grupal, lo


presente.
Todo lo que sucede en un grupo está representado en el
esquema del cono invertido. Señala una situación espiralada que
va a dar en un punto determinado en el que se plantea la
resistencia al cambio. El trabajo grupal configura la espiral que
se va internando poco a poco utilizando los vectores de
interpretación para llegar al núcleo donde reside la resistencia al
cambio. Esos vectores son:
1) Afiliación: se trata de una pertenencia no lograda.
Ejemplo: en un equipo de futbol, los hinchas son afiliados pero
que no juegan.
Pertenencia: consiste en el sentimiento de pertenecer a un grupo determinado, hay una mayor
identificación con los procesos grupales y su tarea se realiza con una intensidad mayor, debida a ese
sentimiento y al clima de seguridad.
2) Cooperación: se expresa por la manera en que los miembros de un grupo, después de su
pertenencia, adquieren la misma dirección para su tarea. Son co-operadores de ese grupo y co-operan
en una misma dirección.
3) Pertinencia: ser pertinente en una tarea determinada es sentirse, ubicarse direccionalmente
sobre la tarea. Hay un criterio de utilidad, de centralidad sobre el trabajo a realizar colectivamente. La
mayor pertenencia y cooperación tienen valor si hay pertinencia.
Del otro lado, los vectores son índices operativos sobre los cuales se van a analizar las
dificultades.
4) Comunicación: el proceso de comunicación se trata de un intercambio entre un emisor y un
receptor, con un proceso de codificación y decodificación. El resultado es la información. Existen
factores perturbadores de la comunicación que complejizan ese proceso.
5) Aprendizaje: es la posibilidad de abordar un objeto, apoderarse instrumentalmente de un
conocimiento para poder operar con él. Esto implica un cambio con su secuela de resistencia. Al igual
que con la comunicación, existen factores que obstaculizan el aprendizaje.
6) Telé: consiste en la capacidad o disposición que cada uno tiene para trabajar con otro. A
mayor telé positiva el proceso de aprendizaje y el clima del grupo adquieren una buena disposición a la
tarea. Tiene que ver con la aceptación del otro. La telé negativa, en cambio, tiene que ver el rechazo del
otro, las dificultades de trabajar con el otro.
Lucía Fenoglio – 2022 Página 90 de 101

El proceso grupal – Pichón Rivière


Propósitos y metodología
La psicología social se particulariza por ser operativa e instrumental, con las características
de una interciencia cuyo campo es abordado por una multiplicidad interdisciplinaria (epistemología
convergente), de la cual deriva la multiplicidad de las técnicas. La psi soc es la ciencia de las
interacciones orientada hacia un cambio social planificado.
Como unidad operacional, las ciencias del hombre así reunidas aportan elementos para la
construcción de un ECRO (esquema conceptual, referencial y operativo), orientado hacia el
aprendizaje a través de la tarea. Permite la comprensión horizontal (la totalidad comunitaria) y vertical
(el individuo inserto en ella) de una sociedad en permanente situación de cambio y de los problemas de
adaptación. Permite planificar un manejo de las relaciones con la naturaleza y sus contenidos en las que
el sujeto se modifica a sí mismo y al mundo en un constante interjuego dialéctico.
El abordaje es interdisciplinario porque esta metodología comprende el estudio en profundidad
de todas las partes de un problema. De ahí surge la necesidad de trabajar en grupos formados por
integrantes de diversas especialidades. Es una didáctica de núcleo básico, éste está constituido por los
universales. La transmisión de conceptos universales que rigen cada disciplina específica hace posible
una mayor velocidad, profundidad y operatividad del conocimiento. El aprendizaje va de lo general a lo
particular.
Es instrumental y operacional porque el ECRO, así constituido, es aplicable en cualquier sector
de tarea e investigación.
El instrumento primordial de tarea e investigación es el grupo operativo. La investigación del
psicólogo social se centra así en la interacción, de donde surge el reconocimiento de sí y del otro en un
diálogo e intercambio permanente que sigue una trayectoria en espiral.
GRUPO: Todo conjunto de personas que, ligadas entre sí por constantes de tiempo y espacio y
articuladas por su mutua representación interna, se plantea explícita e implícitamente una tarea, que
constituye su finalidad.
La técnica de grupos operativos se caracteriza por estar centrada en forma explícita en una tarea
que puede ser el aprendizaje, la curación, el diagnóstico de las dificultades de una situación laboral, etc.
Bajo esta tarea explícita subyace otra implícita, que apunta a la ruptura, a través del esclarecimiento, de
las pautas estereotipadas que dificultan el aprendizaje y la comunicación, significando un obstáculo
frente a toda situación de progreso o cambio.
*Acá empieza a hablar del miedo a la pérdida y al ataque, ya está en el texto de Quiroga, y
también habla de los vectores del cono invertido, ya está en el texto anterior.
Lucía Fenoglio – 2022 Página 91 de 101

Existen fenómenos que emergen en el acontecer grupal, son emergentes universales. Uno es el
secreto grupal, ligado también al misterio familiar, perturbador de la comunicación que se suele cargar
con sentimientos y fantasías de culpabilidad. También surgen las fantasías del enfermarse, de
tratamiento y de curación. En todo grupo, además, emergen ideologías que determinan la aparición de
enfrentamientos entre subgrupos. El análisis de estos factores constituye uno de los pasos de la tarea
grupal.
A una mayor heterogeneidad de los miembros, adquirida a través de la diferenciación de roles, y
una mayor homogeneidad en la tarea lograda que enriquece a cada integrante y al grupo en su totalidad,
se logra una productividad mayor.
El grupo se estructura sobre la base de un interjuego de roles, de los cuales destacamos tres: el
portavoz, el chivo emisario y el líder. No son roles fijos sino funcionales y rotativos.
El portavoz ya está definido en el texto anterior. El chivo emisario es un miembro del grupo
que se hace depositario de los aspectos negativos o atemorizantes del mismo, en un acuerdo tácito.
Aparecen entonces los mecanismos de segregación. Otro miembro en cambio, puede hacerse
depositario de aspectos positivos del grupo y pasa a ser el líder. A estos tres roles agregamos el de
saboteador, que es el liderazgo de la resistencia al cambio.

El dispositivo grupal – A. M. Del Cueto – A. M. Fernández


A. Introducción
En Argentina hubo un apagamiento en la
teorización de lo grupal, y dos aspectos
contribuyeron a esto. Por un lado, las
psicoterapias grupales se realizaron
siempre desde un lugar de marginalidad
respecto de las Instituciones Psicoanalíticas. Por el otro,
el objeto a estudiar, el grupo, ofrece dificultades en su abordaje
desde criterios epistemológicos. Por eso los grupos, más que un objeto teórico, constituyen un campo
de problemáticas.
La forma de avanzar en su teorización es renunciando a dar cuenta de los acontecimientos
grupales desde un solo cuerpo teórico. Las autoras plantean abordar este campo de problemáticas en el
seno de su complejidad.
Etimológicamente, grupo refiere a “nudo”. Estamos ante nudos teóricos, y nos orientamos a
encontrar esos nudos problemáticos caleidoscópicamente atravesados por las múltiples
inscripciones que los constituyen.
Lucía Fenoglio – 2022 Página 92 de 101

Las autoras proponen dos movimientos:


1) Dejar de pensar en los grupos como islas, es decir, como si estuvieran aislados. Pensamos en
términos de un complejo entramado de múltiples inscripciones que implica que en un grupo se
producen muchos más acontecimientos de los que podemos dar cuenta. Hay una inscripción de los
grupos en las instituciones, pero estos no son meros espejos de la institución en la que se inscriben, sino
que producen formas propias.
2) No desdibujar la grupalidad, o sea lo especifico del acontecer grupal.
B. El dispositivo grupal
Dados un tiempo, un espacio, un número de personas y algún objetivo común, se crean las
condiciones de posibilidad para que un agrupamiento se constituya en un grupo. Estos elementos
conforman un dispositivo, una virtualidad específica y propia de ese grupo y no de otro.
Las autoras reemplazan el término tarea por objetivo común, porque es más abarcativo.
I. El proceso grupal
Fernández y Del Cueto plantean que sus ≠ con la Dinámica de Grupos (Lewin) se focalizan en
que esta corriente se centra en lo manifiesto, estudia los acontecimientos grupales como fenómenos en
sí mismos (grupos islas), tienden a explicar lo grupal desde modelos fiscalistas… sostienen que los
estudios de Lewin deben ir aparejados de un despeje de territorios de alta saturación ideológica
presentes en sus planteos. Lapassade plantea que “desembarazada de sus modelos mecanicistas, la
dinámica de grupos conduce a una dialéctica de los grupos”. El grupo, la organización, será una
totalización en curso que nunca es totalidad actualizada. La dialéctica tiene que ver el movimiento
siempre inacabado de los grupos.
Las autoras caracterizan el proceso grupal desde diferentes dialécticas:
1) Serialidad grupos
La intención es focalizar el proceso grupal como una dialéctica de una totalización en proceso.
¿Cómo se pasa de la serialidad al grupo? Un grupo se constituye en contra de la serialidad, pero tiende
a volver a ella, por eso los grupos tienen vida efímera. En su tensión contra la serie el grupo deberá
juramentarse. Así, un grupo se estructura como tal, más que por su tarea, cuando va consolidando
un conglomerado de representaciones imaginarias comunes (red de identificaciones cruzadas,
ilusión y mitos grupales, etc.)
2) Repetición-reproducción creatividad-transformación
Todo grupo alberga en su seno aspectos repetitivos y aspectos transformadores en una dialéctica
permanente. El tema de esta dialéctica repetición-transformación remite al problema del poder en los
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grupos. En este sentido es necesario re-pensar la problemática de la transgresión, como una fuerza
cuestionadora de lo instituido, siempre operante en los grupos.
Existen los grupos-objeto y los grupos-sujeto. En los grupos-objeto todo desviante será visto
como un transgresor, un peligro a expulsar. Se forman así las sectas, las rupturas de escuelas, etc. En
cambio, grupo-sujeto es aquel con capacidad de enunciar algo, que es posible por el soporte de la
transversalidad, en tanto dimensión permanente de la institución en la que el grupo se inscribe. Así,
toda posibilidad de intervención creadora dependerá de la capacidad de poner en descubierto al sujeto
de la institución (el “inconsciente institucional”).
II. El interjuego de roles
Para Pichón el grupo se estructura sobre la base del interjuego de mecanismos de asunción y
adjudicación de roles. El rol es un modelo organizado de conducta relativo a una cierta posición del
individuo en una red de interacción. Estos mecanismos hacen referencia entonces a la posición en que
cada integrante de un grupo se ubica en esa red de interacciones, red que estará referida tanto a la
historia individual del sujeto como a su forma de inserción en el grupo. La tarea del grupo constituye su
finalidad y estará basada en lo explícito (el objetivo), y en lo implícito (la elaboración de las dos
ansiedades que configuran la situación de resistencia al cambio). Acá hablan de los roles que ya definí
20 veces.
Las autoras reformulan algunas nociones de Pichón. Si bien les parece importante el análisis del
interjuego de roles, les parece que es más un efecto que una causa de la estructuración del grupo. Les
resulta más preciso abordar la estructuración del grupo desde la producción de sus formas propias: las
formaciones imaginarias grupales.
Por otro lado, pensar en verticalidad y horizontalidad es volver a dicotomías como individuo-
sociedad. Proponen pensar más bien en transversalidad, en tanto los grupos están atravesados por
múltiples inscripciones: deseantes, institucionales, ideológicas, socio-históricas. Esta noción de
transversalidad ayuda a dejar de pensar a los grupos como islas, en el sentido en que remite al anclaje
institucional de los grupos y, a la vez, ayuda a desdibujar la tradicional antinomia individuo-sociedad
en tanto implica un significante social operando como fundante del sujeto. Deleuze: “todo fantasma es
de grupo”. No sólo operan en el individuo las inscripciones edípicas, sino que también habrá una
inscripción social e histórica fundante de la dimensión icc.
III. Las formaciones imaginarias grupales
Son los procesos imaginarios que un grupo produce. Un grupo es más que la suma de sus
individuos, y los procesos imaginarios no constituyen la suma de los imaginarios individuales. Por el
contrario, un grupo produce formas imaginarias propias.
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En todo grupo hay una representación imaginaria subyacente, común en la mayoría de sus
miembros, y ellas son el “algo común” del grupo, no la tarea. Para que un grupo de personas pase de la
serialidad al grupo, se deberá consolidar un conglomerado de representaciones imaginarias. No hay
grupo sin estas formaciones imaginarias grupales.
Dentro de estas formaciones grupales están:
1- Red de identificaciones cruzadas. Red transferencial.
Lo que hace que un grupo permanezca es la constitución de una matriz grupal, que se da sólo si
existe entre los miembros una empatía que los una entre sí, una mirada recíproca. Esta matriz grupal
tiene que ver con la posible organización libidinal que este grupo se ha dado. Se dan lazos libidinosos
entre los miembros y el coordinador, que tienen que ver con la red de identificaciones que se va
estableciendo en el transcurso del grupo.
Hablar de red de identificaciones cruzadas da cuenta de la permanencia. Los procesos
identificatorios que se producen en los grupos van a funcionar como motor de la vida de los mismos, y
las transferencias son las que posibilitan, dan el campo propicio para que esas identificaciones se den.
2- La ilusión grupal
Para Freud, una ilusión es una creencia engendrada por el impulso a la satisfacción de un deseo
prescindiendo de su relación con la realidad. Freud habla de la ilusión religiosa, la artística y la
científica. Lo que todas tienen en común es que se hacen presentes en todo tránsito de la impotencia a
la omnipotencia, contribuyen todas a la cohesión social.
De este concepto freudiano parte Anzieu para abordar lo que él llama la “ilusión grupal”, que
es un estado psíquico particular que se observa en los grupos y que se expresa en frases como
“estamos bien juntos”, “somos un buen grupo”, etc.
Por ilusión grupal, las autoras entienden aquello que un grupo dado cree que es, que puede
realizar. Todo grupo necesita creer que es lo que desea ser, para poder lograr sus objetivos. Sólo desde
esa ilusión obtendrá la fuerza necesaria para lograrlos, enfrentar sus adversidades, sostener sus
creencias, etc. Así, toda la vida del grupo aparece modelada con carácter estructurante por una ilusión
grupal que habla de sus deseos.
3- El mito grupal
La constitución de las formaciones imaginarias grupales va dotando al grupo de una cierta
identidad grupal, que irá constituyendo la historia del grupo. Esa historia está relacionada con: a) el
momento histórico político que hace posible la aparición del grupo; b) del momento institucional
preciso en que ese grupo se formó; c) y el tiempo de organización del grupo como tal con su historia
particular entrecruzada con las historias individuales de los miembros.
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Dentro de esta fantasmática grupal se constituyen los mitos grupales, que junto con la ilusión
grupal formaran la novela grupal. Los mitos grupales son aquellas producciones imaginarias que
conforman el imaginario grupal, dando cuenta de la historia del origen fantasmático de un grupo;
apoyadas en la historia real, y entrecruzadas a su vez con la ilusión grupal.
Los mitos son siempre relatos y remiten a un origen. Su eficacia simbólica opera en virtud de su
repetición. Las historias individuales se incorporan al mito grupal y se “socializan” en el relato, y el
relato de ese origen circula repetitivamente.
4- La institución como disparador del imaginario grupal
En tanto todo grupo funciona inmerso en inscripciones institucionales, sean reales o
imaginarias, la dimensión institucional constituye lo impensado, lo invisible, su “inconsciente”,
genera por lo tanto, efectos desde la latencia grupal.
Dicha inscripción comprende un doble movimiento: el grupo se inscribe en un sistema
institucional dado, de la misma manera que la institución sólo vive en los grupos humanos que la
constituyen. ¿Cómo opera efectos la institución en un grupo? El coordinador y las normas formales son
los indicadores del sistema institucional. Instituyen lo que corresponde o no en ese grupo.
a) las normas de funcionamiento: son las normas que ante su explicitación producen
permanentemente efectos implícitos en las inscripciones ideológicas, transferenciales, identificatorias,
transgresoras, etc.
b) el contrato: estas normas suelen especificarse en un contrato que condensa las formas que un
grupo adopta para su funcionamiento. Un grupo puede tender a aceptar, transgredir o transformar las
reglas estipuladas en el contrato.
c) la coordinación: dependerá tanto del estilo personal del coordinador como de la actividad
que el grupo tenga que desarrollar. Puede tener una eficacia explícita, cuando un objetivo se cumple, o
implícita, cuando la coordinación dispara efectos en el imaginario grupal.
d) intercambio simbólico: las clases sociales se definen por la apropiación desigual de los
bienes simbólicos (culturales). En los grupos se producen intercambios simbólicos, y analizando la
forma en la que estos se producen, se podrá dar una apertura en la comprensión de las relaciones de
poder en los grupos.

El campo grupal – A. M. Fernández


Cap. VII: El nudo grupal
a. Lo grupal como campo de problemáticas
La cuestión de los organizadores grupales se encuentra anudada. Muchos de estos anudamientos
se vieron a partir del trabajo del psicodrama psicoanalítico, con la técnica de la multiplicación
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dramática. En la multiplicación de cada escena operan múltiples inscripciones, que generan múltiples
sentidos. Y ese sentido es imposible de leer exclusivamente desde el lugar del coordinador; los
comentarios grupales posteriores, en su dimensión de lo dicho y lo no dicho, ayudan a ver las líneas de
sentido operantes. Entonces, en tanto lo acontecido en el grupo es mucho más que aquello de lo que se
puede dar cuenta, hablamos de un plus en el acontecer grupal, que escapa a su inteligibilidad.
Hay una necesidad de abrir el pensamiento de lo grupal hacia lógicas pluralistas que
legitiman epistemológicamente atravesamientos disciplinarios. Esto hace que los cuerpos teóricos
funcionen como “cajas de herramientas”. Aportan herramientas y no sistemas conceptuales.
Instrumentos teóricos que incluyen en su reflexión una dimensión histórica de las situaciones que
analizan. Se propone así hablar de los grupos como campos de problemáticas, nudos teóricos,
aludiendo al des-disciplinamiento disciplinario necesario para su conceptualización.
b. Un número numerable de personas (cuerpos discernibles)
La identificación en su doble dimensión constitutiva es, a la vez, base libidinal del lazo
colectivo como de la fundación del sujeto. Esto es en Freud la condición por la que un sujeto hace
masa. Pero lo grupal tiene la especifidad de que se produce entre un número numerable de personas.
El carácter numerable del grupo propicia que los cuerpos se hagan discernibles. Algo hace
nudo. La distribución circular del dispositivo hace posible un intercambio entre los integrantes, genera
condiciones de “mirada” que desencadenarán resonancias fantasmáticas y harán posibles procesos
identificatorios o transferenciales. Esa peculiaridad es la que hace del pequeño grupo un nudo.
Con aquel rasgo de la persona que resuena por similar u opuesto, se juega un enlace
identificatorio; con aquella posición en la escena fantasmática motivo de sus repeticiones. Resonancia
fantasmática, condición estructural para que el sujeto haga nudo. Fantasma: escena donde repite una
posición insistente.
Un grupo inventa sus formaciones, es decir las formas o figuras de sus significaciones
imaginarias. Estas sostienen la tensión de inventarse en su singularidad y en su atravesamiento socio-
histórico-institucional. Esto es que cada grupo construye sus ilusiones, mitos y utopías; tales
construcciones son únicas e irrepetibles y, al mismo tiempo, sólo son posibles en su inscripción
histórico-institucional.
Las significaciones imaginarias grupales operan como puntos de condensación en la producción
de múltiples sentidos, constituyendo el camino por donde el grupo construye su historia.
Castoriadis con el término de imaginario social alude al conjunto de significaciones por las
cuales un colectivo, una sociedad, un grupo, se instituye como tal. Constituye sus universos de
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significaciones imaginarias que operan como organizadores de sentido de cada época y establecen lo
bueno y lo malo, lo legítimo o lo ilegítimo, etc.
Así distingue imaginario radical de imaginario efectivo. Imaginario radical: aquella instancia
por la cual el social-histórico inventa, imagina nuevos conjuntos de significaciones. Constituye una
potencial instituyente, transformadora, productora de utopías. Imaginario efectivo: tiende a la
reproducción-consolidación de lo instituido. Cuenta para ello con mitos, rituales y emblemas de gran
eficacia simbólica y con el disciplinamiento de imágenes, anhelos, intereses de una sociedad. La
institución de la sociedad es lo que determina lo real y lo que no lo es, lo que tiene sentido y lo que no.
Esta noción, pensada en el campo grupal, se encuentra en las ilusiones, mitos y utopías que un
grupo produce, que forman un imaginario grupal. Lo ilusorio será la dimensión desde donde se
producen significaciones imag que organizan-desorganizan tal colectivo.
c. La relación texto-contexto grupal
Las autoras quieren romper con la antinomia que refiere a un “afuera” y a un “adentro” grupal.
Pavlovsky habla del drama icc social en el que cada integrante actúa a un personaje principal de la
trama argumental. Lo habla su icc individual, pero al servicio de una trama argumental que sugiere una
fantasmática social.
El contexto es, en rigor, texto del grupo. No hay adentro o afuera. No hay una realidad externa
que produce efectos de influencia sobre los acontecimientos grupales, sino que esa realidad es parte del
propio texto grupal. Más que escenografía, hablamos de drama grupal. La palabra con-texto alude a
aquello que va con el texto, que lo rodea. Y con texto grupal se hace referencia a las formas propias que
el grupo produce. No se trata de texto en un sentido lingüístico, sino en relación a su productividad.
El texto grupal tiene entonces un poder generador de sentidos, que en virtud de sus
atravesamientos, se inscribe en múltiples significaciones. Así, desdibujando el adentro-afuera, se
piensan a los grupos en tanto espacios de enlaces y desenlaces de subjetividades, como nudos grupales,
complejos entramados de múltiples inscripciones.
d. La latencia grupal
“Lo que no existe insiste. Insiste para existir”. Ya no se trata de pensar lo latente como lo que
está oculto, lo verdadero que hay que traer desde las profundidades a la superficie. No, ahora se trata de
pensar lo latente como lo que insiste todo el tiempo en la escena grupal, más en la superficie que en la
profundidad. Todo está ahí, latiendo, insistiendo, en los pliegues de la superficie del nudo grupal. La
insistencia de lo discontinuo permite detectar los puntos de condensación, los pliegues de la superficie.
Ahora se da un recorrido que puntúa (por la intervención interpretante) insistencias-latencias en
una superficie de discursos, múltiples flujos que constituyen el acontecimiento. Se intenta pensar los
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acontecimientos sin renunciar al análisis de las legalidades grupales. La diferencia, la invención, lo


discontinuo, la singularidad, es del acontecimiento.
Foucault habla de una dicotomía entre las estructuras –lo que es pensable– y el
acontecimiento como lugar de lo irracional, lo impensable, lo que no entra en la mecánica analítica.
¿De qué depende que en el flujo de sucesos advenga un acontecimiento? Si acontecimiento es
producción de sentido, dependerá de las figuras que el caleidoscopio identificatorio-transferencial
invente, de la coordinación, de la producción de ilusiones, mitos y utopías grupales, del contrato
organizador institucional. Estas implicancias organizan el universo de significaciones que será
disruptivamente atravesado por la producción de sentido.
No se trata de orientar la reflexión hacia un indeterminismo, sino de poder pensar los juegos de
múltiples marcar; no referir a lo incausado, sino a la coexistencia de cuasi-causas.
e. El lugar del coordinador
Aquello que circula en el plano discursivo, gestual, los silencios, etc. suele interpretarse desde
una teoría que sostiene que los acontecimientos grupales serían expresión de un sentido oculto, que la
interpretación debe traer a la superficie. Esta teoría de la representación tiene que ver con la metáfora
platónica de la caverna. Acá las autoras quieren plantear otra cosa.
El acontecimiento no representa ni expresa, está todo ahí, en tal inmediatez que suele volverse
invisible. Ahora, el coordinador podrá puntuar algún sentido, resaltar alguna paradoja, alguna
insistencia, pero no será quien descubra una verdad. Al resituar esta función interpretante en la
puntuación interrogante, se redefine el lugar de “poder” del coordinador. Función interpretante
realizada desde un lugar de ignorancia. Se vuelve requisito la renuncia al saber de la certeza.
La puntuación de las paradojas y sinsentidos por parte del coordinador evita el cierre-obturación
que toda evidencia de verdad produce, por lo tanto permite la apertura a nuevas producciones de
sentido. Más que poseedor de una verdad oculta, es quien busca aquella posición que facilite la
capacidad imaginante singular-colectiva.
f. La dimensión institucional de los grupos
Los traumas sociales presentes en los grupos se hacen visibles en las formas límites de lo social.
Lo social siniestro ayuda así a pensar las formas permanentes de relación entre lo grupal y lo social.
Una de ellas es la dimensión institucional.
Las instituciones cubren diversas necesidades de una sociedad (componente funcional), pero
además, tienden a normativizar el tipo de enunciados que es pertinente en cada una de ellas,
autorizando algunos y excluyendo otros. Sus límites son siempre provisionales y desplazables en
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juegos instituyentes. En ese sentido una institución es una red simbólica socialmente sancionada en
la que se articula junto a su componente funcional un componente imaginario.
Desde esta noción de institución puede pensarse a los grupos desplegándose en lo imaginario
institucional donde inscriben sus prácticas. Lo imaginario institucional puede promover o incentivar la
producción grupal. Un grupo de transferencia positiva con la institución puede tener mayor
productividad, así como en sentido contrario puede haber grupos que presenten una mayor
productividad en movimientos contrainstitucionales.
La dimensión institucional trasciende los edificios. En tanto red simbólica que articula
componentes funcionales e imaginarios, su presencia en los grupos puede ser más o menos visible. Una
coordinación y un sistema de reglas operan como disparadores de lo imaginario y crean condiciones
necesarias para que ese grupo comience a producir sus formaciones grupales.
Las instituciones forman parte de las redes del poder social. Constituyen un factor de
integración y serán un lugar donde el ejercicio de poder es condición de posibilidad de un saber y
donde el ejercicio del saber se convierte en instrumento de poder.
Lapassade: la inscripción institucional de los grupos constituye su impensado, el negativo, lo
invisible, su icc.
Un grupo se inscribe en un sistema institucional dado, de la misma manera que la
institución sólo vive en los grupos humanos que la constituyen.

Los grupos y el psicodrama. Unidad de análisis, investigación e intervención – Del Cueto

Los grupos y el psicodrama se instituyen en la unidad de análisis e investigación que habilita la


posibilidad de intervenir en los colectivos. La grupalidad permite el intercambio con otros en el círculo
grupal. Incluye y produce rupturas en el orden instituido, distribuye el poder entre los miembros, lo
contiene y pone el cuerpo en escena.
Sobre Foucault y su epistemología de las ciencias: hablar de episteme es hablar del análisis de
las regularidades discursivas que son posibles y aparecen en una época entre las ciencias. Opera de
manera icc, es el orden a partir del cual pensamos. Entonces, existe en las ideas una identidad histórica
que deviene de esas regularidades discursivas.
Las distintas formas de conceptualizar lo grupal construyen modelos teóricos diferentes y una
práctica particular. Existen tres momentos epistémicos de lo grupal.
La primera forma considera al grupo como un todo, que es más que la suma de las partes.
Lewin, teorías psi de los roles, del liderazgo, de la comunicación, etc. La segunda intenta
conceptualizar la estructura, las invariantes del grupo, las organizaciones grupales. A esta pertenecen
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las teorías del psa de grupos. La tercera renuncia a tomar al grupo como objeto discreto, habla más
bien de totalidad inacabada, complejidad, disipación, etc. Intenta producir redes transdisciplinarias.
En los dos primeros momentos, lo grupal aparece como asimilable al grupo. La preocupación
teórica es identificar al grupo, recortarlo, explicarlo. En la última, en cambio, el grupo no es centro de
interés, sino que lo es la re de entrecruzamientos. Así surge otra concepción de lo grupal.

Preguntas
Unidad I
1) ¿Cuáles son las concepciones de sujeto, de conocimiento y de sociedad que sustenta el paradigma
dominante y el paradigma emergente en las ciencias sociales y particularmente en la psicología social?
Explicite el rol del psicólogo en ambos paradigmas.
2) Desarrolle y caracterice los inicios de la Volkerpychologie en Alemania // Explique cuáles son las
dos formas de debate del conocimiento que se dan en el siglo 19 en Alemania y desarrolle los aportes
de Wundt al respecto.
3) La psicología Social se desarrolla en los Estados Unidos de América en 1908. Desarrolle sus
principales aportes.
4) Realice un cuadro comparativo entre los desarrollos de George Mead y de Wundt.
5) Dentro de la Ps. Social sociológica destacamos el Interaccionismo simbólico cuyo mayor
representante es G. H Mead. Desarrolle los aportes fundamentales de esta corriente.
Unidad II
1) A partir de las alteraciones que se producen en una masa y se imponen en el individuo Le Bon, Mac
Dougall y Freud teorizan sobre las causas de dicha transformación. Desarrolle.

2) ¿Porqué Freud considera que el hombre es un animal de horda y descarta la existencia del instinto
gregario? Fundamente abordando el concepto de represión.

3) Trotter desarrolla la idea de que el ser humano es un ser gregario. ¿Cuál es el debate que establece
Freud sobre este tema?

4) Explique y desarrolle por qué Freud retoma la conjetura de Darwin acerca de la forma primordial de
la sociedad humana y por qué polemiza con Trotter al respecto.
Unidad III
1) Según la teoría de las Representaciones Sociales los conocimientos cotidianos se configuran a partir
de los procesos de Objetivación y Anclaje. Desarrolle y fundamente con un ejemplo.

2) La Ps Social de Serge Moscovici reflexiona sobre la relación individuo-sociedad, desarrolle dicha


argumentación y defina y explique su objeto de estudio.

3) La categoría representación social nos sitúa en la intersección entre lo psicológico y lo social.


Explique.
Lucía Fenoglio – 2022 Página 101 de 101

4) Explique la siguiente afirmación y aporte ejemplos: “la psicología social analiza y explica los
fenómenos simultáneamente psicólogos y sociales”. S Moscovici.

Unidad IV
1) Desde el movimiento crítico de la Ps. Social Latinoamericana surgen diversas posiciones teórico-
metodológicas. Desarrolle los postulados teóricos de los autores comprometidos con este movimiento.

2) En la conformación del ECRO de su Psicología Social, Enrique Pichón Rivière toma aportes de
otras disciplinas del materialismo dialéctico, del interaccionismo simbólico, de la teoría del Campo
psicológico, del psicoanálisis. Desarrolle cada uno de ellos // Desarrolle los aportes que Enrique Pichón
Rivière toma del materialismo dialéctico, de Freud, de Kurt Lewin, de George Mead y de Melanie
Klein en la formación del ECRO de su Psicología Social.

3) Señale los principios básicos de la Ps. Comunitaria planteada por Maritza Montero y explique su
metodología
Unidad V
1) Ana María Fernández propone en el segundo momento epistémico el concepto de organizadores
grupales. Desarrolle las diferentes teorizaciones al respecto.

2) Señale los principios básicos de la Ps. Comunitaria planteada por Maritza Montero explique su
metodología.

3) Explicite la función del coordinador en cada uno de los momentos epistémicos del campo grupal
que plantea Ana María Fernández.

Primer momento epistémico: coordinador – líder. Segundo momento epistémico: oráculo (tiene el
saber). Tercer momento epistémico: coordinador – provocador o disparador de las formaciones
inconscientes grupales, acorde a los planteos transdisciplinarios.

4) Explique y fundamente por qué los dispositivos grupales son una herramienta necesaria a la hora de
intervenir desde la Psicología Comunitaria.

5) Kurt Lewin fue el creador del concepto “dinámica de grupos”. ¿Cuáles son las categorías teóricas
que aporta al campo grupal?

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café que me tomo mientras hago tu resumen <3

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