Educando A Darwin
Educando A Darwin
Educando A Darwin
Educando a Darwin
la ciudad de Buenos Aires y alrededores, como lo de-
nomina aquí Ana–, la extraña pareja se encuentra con
distintas personalidades que colaboran, cada una
desde su disciplina, a disipar las dudas del anciano
Darwin, durante una velada misteriosa y hasta mítica
en la que queda demostrado que la curiosidad y el an- María Susana Rossi
sia de conocimiento nunca mueren. Marcos Imberti
ISBN 978-950-23-3141-6
Eudeba
Universidad de Buenos Aires
© 2021
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Impreso en Argentina.
Hecho el depósito que establece la ley 11.723
El carnaval es uno de los momentos del año que más disfruto de Buenos
Aires, me gusta ese clima relajado que mata casi cualquier rutina, me gusta esa
ilusión de libertad, que por más ilusión que sea es un envión para apurar las
ganas de cosas nuevas. Además, esto que voy a contarles empezó, justamente,
un miércoles de ceniza. Suelo vagar de barrio en barrio para empaparme del
clima del carnaval, para ver a la gente saliendo a las calles. Aquel miércoles de
carnaval yo caminaba por la avenida Ángel Gallardo, el sol ya empezaba a caer
sobre mi espalda cuando vi el granito dorado por la resolana de los muros del
Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia. Por esos días
yo era una flamante bióloga: acababa de recibirme de licenciada en Ciencias
Biológicas en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad
de Buenos Aires. Es decir, tenía un título, pero también muchas dudas sobre
mi futuro próximo. ¿Qué especialidad de la Biología era la que realmente me
entusiasmaba más? ¿Sería mejor convertirme en una especialista, conocedora
a fondo de una subdisciplina específica o lograr más bien un perfil de biólogo
generalista? Encima, por aquel entonces yo estaba de novia con un escribano
quien, cada vez que le hablaba de esas dudas desgarradoras, me decía: “Es fácil...
tenés que elegir lo que te de más plata”, o cosas por el estilo. Entenderán que
no podía contar con él para hablar de esos temas.
Los redobles de una murga lejana me habían traído de vuelta de mis cavila-
ciones, cuando levanté la vista tenía frente a mí las pesadas puertas del museo,
con sus enormes y elegantes arañas forjadas en hierro. Entonces me acordé
de una extraña historia que me habían contado sobre un joven estudiante de
Biología que había quedado atrapado durante toda una noche dentro del museo.
Esa noche había sido aleccionadora para él porque allí, en el museo, este
joven, que si no recuerdo mal se llamaba Marcos, decía haberse encontrado con...
Charles Darwin,1 bueno... digamos, con su fantasma. Les sonará increíble, ¿no?
1. Por aquel entonces yo no había leído el libro donde se relata la aventura de Mar-
cos, publicada un tiempo después por la editorial Siglo XXI bajo el nombre de Qué es
(y qué no es) la evolución. Marcos se había encontrado con Darwin (sigan leyendo y
me van a tener que creer) y con otros grandes biólogos evolutivos. Aprendió de todos
ellos los fundamentos modernos de la teoría evolutiva. Charles Darwin, para quien no
lo conozca, fue uno de los naturalistas más célebre de todos los tiempos. Formó parte de
una expedición que recorrió el mundo cuando las grandes potencias de Europa gastaban
muchísimo dinero en explorar el mundo “salvaje”. Junto con otro naturalista inglés, Alfred
Wallace, formuló la teoría de evolución por selección natural, que está bien explicada
en el libro Qué es (y qué no es) la evolución.
2. Hace unas semanas encontré un video que da una idea de cómo podrían haber
sido los dinosaurios emplumados. Lo pueden ver en este link: youtu.be/bElVNx093vw.
3. Les cuento quiénes fueron estos personajes en pugna: Germán Burmeister había
nacido en Alemania a principios del siglo XIX y ya tenía una cierta reputación como
naturalista cuando fue convocado por Domingo Faustino Sarmiento para dirigir el Mu-
seo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires. Cuando llegó a la Argentina, sus
trabajos en paleontología y zoología eran conocidos en toda Europa. Florentino Ame-
ghino fue su gran rival intelectual porque Burmeister no era evolucionista. Florentino
Ameghino fue uno de los pioneros en los estudios de historia natural en la Argentina
durante la segunda mitad del siglo XIX. Era un autodidacta, invertía en sus viajes los
exiguos fondos que sacaba de la librería “El gliptodonte”, que él mismo atendía. Fue
uno de los primeros en introducir los conceptos evolutivos en la paleontología argentina.
Describió más de nueve mil animales extinguidos, muchos descubiertos por él mismo.
Fue director del museo después de Germán Burmeister y Carlos Berg.
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Lo que se veía en el microscopio. A la izquierda, una cabeza de mosca sin nada des-
tacable, normal. A la derecha, la cabeza de una mosca mutante que había formado
¡patas en lugar de antenas!
3. Para que sepan, los autores de estas fotos fueron el Dr. Thomas C. Kaufman y sus
colaboradores, quienes allá por 1990 las publicaron en la revista Advances in Genetics
en un trabajo titulado “Molecular and genetic organization of the Antennapedia gene
complex of Drosophila melanogaster “. La reproducción de las fotos cuenta con la gentil
autorización del Dr. Thomas C. Kaufman, con quien me contacté por correo electrónico.
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4. Para que entiendan la discusión, les tengo que explicar algo respecto a las ideas de
Jean-Baptiste Lamarck. Según él, el uso o desuso de las partes del cuerpo de los animales
o las plantas a lo largo de las generaciones determinaba su forma, su tamaño, etcétera.
Ante un cambio en el ambiente, los organismos siguiendo un “impulso interno y natural”
producían una respuesta adecuada. Por esto fue considerado como un transformista. El
impulso interno era para Lamarck una respuesta del organismo al ambiente que de esta
manera moldeaba su morfología. Estos cambios podrían ser heredados de un organismo
a su descendencia. La idea de Lamarck de la herencia de los caracteres adquiridos fue
descartada, por ser considerada errónea, por la genética del siglo XX.
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Cuando volví en mí, distinguí las luces de los faroles de Parque Centenario
a través de la neblina perezosa que me envolvía.
—Annie, despierte, ya estamos afuera… —la voz de Darwin me llegaba
implorante desde un lugar indefinido—. Annie....
Darwin estaba arrodillado a mi lado. Me incorporé como pude y apenas
pude responderle.
—Aquí estoy... ¿Qué pasó?
—¿Me escucha? ¿Está bien? Un sabotaje, supongo. Calma. Ya está a
salvo, Annie.
— Pero... qué pasó ¿Dónde están Haeckel y von Baer?
—Haeckel y von Baer cubrieron nuestra huída...
En el momento en el que Darwin me decía estas palabras sentí una opresión
en el pecho. Por nuestros dos amigos, pero debo reconocer que en particular
por Haeckel ¿Acaso se había sacrificado por mí?, ¿estaría en riesgo de vida?
Bueno, no sé qué riesgo de vida podría correr un fantasma, pero sea como fuere,
ese hombre estaba dándome una prueba de su valor, de su interés en mí. Sentí
culpa por haberlo ofendido cuando discutimos. Me pregunté si lo volvería a ver.
—¡Volvamos a ayudarlos! —solté.
—Despreocúpese. No podemos volver allí. Si todo sale bien, los volveremos
a encontrar pronto.
Miré alrededor: estábamos en la vereda frente a la explanada del Instituto
Leloir. Debíamos irnos de allí inmediatamente.
—Vamos al museo entonces —dije, mientras intentaba torpemente incor-
porarme. Me sentía muy débil. Todavía estaba bajo los efectos de los vapores.
—¡De ninguna manera vamos a volver al museo! —dijo Darwin ayudándome
a ponerme de pie.
—¿Adónde quiere ir a estas horas?
—Todavía me quedan muchas cosas por aprender y las horas de la noche corren.
—¿Cómo dice? ¡Es demasiado tarde!
—Quiero saber... No. Corrijo: necesito saber.
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postura no reduccionista, en cambio, sostendría que el movimiento del gato ocurre como
consecuencia de eventos que suceden a varios niveles: a nivel molecular, celular, de los
órganos involucrados, y también de los estímulos que reciba el animal del ambiente.
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1. Para que tengan una idea del tamaño de nuestro genoma: si cada par de bases
fuese una letra, los 3.000.000.000 de pares de un genoma humano, equivaldrían ¡a 749
Biblias en castellano, incluyendo Antiguo y Nuevo Testamento!
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3. El tema es tan importante para la salud que me voy a permitir repetir lo que ya
seguramente leyeron en los diarios o vieron en la televisión. Los rayos ultravioletas,
también conocidos como rayos UV, son parte de la radiación que emite el Sol junto con
la radiación visible que denominamos “luz”, y que se propagan por el espacio hasta llegar
a nuestro planeta. Un exceso de exposición a los rayos UV puede ser dañino para el ADN
de las células, pudiendo provocar mutaciones que desencadenan diversas enfermedades,
principalmente el melanoma. Pero no todos los rayos UV que llegan a nuestro planeta
logran traspasar las capas más altas de la atmósfera, como la capa de ozono. La capa
de ozono filtra alrededor del 90% de los rayos UV que llegan a ella. Diversos gases de
origen industrial, como los clorofluorocarbonados o CFC, presentes en algunos aerosoles
y en motores de máquinas refrigeradoras, dañan esta capa de la atmósfera. El espesor
de la capa de ozono fue un asunto preocupante a partir de mediados de los años 1980,
cuando se empezó a detectar un adelgazamiento de la capa como consecuencia del uso
indiscriminado de estos gases.
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Las primeras migraciones de especies de homínidos desde África hacia Europa ocu-
rrieron hace aproximadamente 1,8 millones de años atrás, en el límite entre el Plio y
Pleistoceno, en la era Cenozoica. El Homo sapiens, nuestra especie, también migró
desde África hacia Europa y Asia, pero mucho tiempo después, hace unos 150.000
años. La flecha traza la posible ruta migratoria y el encuentro de los Homo sapiens
con neandertales en Europa y Medio Oriente, y con denisovanos en Asia.
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4. El premio Nobel que James Dewey Watson y Francis Crick recibieron por el
descubrimiento de la estructura del ADN fue, al menos, parcialmente injusto. El descu-
brimiento de la estructura del ADN se basó en estudios muy reveladores de fotografías
de rayos X de esta molécula realizados por Rosalind Franklin, una investigadora del
King’s College de Londres que, en mi opinión, y la de muchos, debiera haber recibido
también aquel Nobel.
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y los diferencian de los patrones agramaticales. Muchos pájaros cantores reconocen se-
cuencias sonoras lineales diferentes pero estos estorninos podrían reconocer la estructura
jerárquica además de la lineal. El trabajo fue realizado por un grupo de investigación de
la Universidad de California y publicado por la revista Nature el 27 de abril de 2006, en
el volumen 440, pp.1204-1207.
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El esquema del libro mostraba la diferencia entre herencia vertical y transferencia hori-
zontal de palabras. El inglés y el alemán derivan del stock lingüístico ancestral anglo-
sajón por herencia vertical. Se muestran la evolución de algunas palabras para referir-
se a vaca, cerdo y oveja, en los dos idiomas, pero el inglés además adoptó del francés
otras palabras para los mismos significados, en este caso por transferencia horizontal.
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1. Admiré desde siempre a Ernst Mayr gracias a mi padre que era aficionado a la
ornitología, el estudio de las aves. Mayr estudió, sobre todo, los mecanismos de formación
de nuevas especies. Se lo llamó el Darwin del siglo XX.
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—En esta orquesta los pies que se dan los instrumentos unos a otros son
en forma de red —Darwin estaba exaltado—. El timbal da pie a la entrada de
la flauta, pero también al violín. La flauta, a su vez, da pie al violín, el violín
al piano y este… ¡también da pie nuevamente al timbal! Además, ciertas notas
ejecutadas por el timbal en otro momento de la sinfonía dan pie al piano y este,
a su vez, da pie al violín. Como los instrumentos de esta orquesta se dan pie
recíprocamente a lo largo de su ejecución, si faltara el flautista, a diferencia de la
otra orquesta, la sinfonía resultante ocurriría igual. Una sinfonía tal vez distinta,
pues falta un instrumento. Pero sinfonía al fin. En estos casos, la mutación en
un solo gen no sería suficiente para que cambie drásticamente un carácter. Más
bien, cabría esperar que caracteres que dependen de redes génicas sean más
estables desde el punto de vista evolutivo, es decir que cambien menos.
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Liebe Ana,
Nur die unendlich Zeit kann zwei Inseln verbinden erleben.
Ernst Haeckel
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Gattaca
Director: Andrew Niccol, 1997.
Cuenta la historia y los conflictos entre dos hermanos nacidos en una sociedad
futura, uno planificado genéticamente y el otro no. Vale la pena.
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Marcos Imberti
Es profesor y doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos
Aires. Realizó sus estudios doctorales en temas de Biología Evolutiva, utilizando
en sus investigaciones especies de moscas de la fruta, uno de los “organismos-
modelo” que más aportó a los conocimientos en Biología. Ha difundido el
resultado de sus investigaciones en numerosas revistas científicas. Desde en-
tonces se desempeña como profesor en escuelas y en universidades de Buenos
Aires y Córdoba. Su práctica cotidiana como docente alimenta su pasión por la
divulgación de las ciencias.
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Carnaval..........................................................................................................5
La sinfonía del embrión................................................................................12
El coro............................................................................................................26
Toneladas de información............................................................................41
La pasajera....................................................................................................54
Tertulia........................................................................................................... 69
Bibliografía recomendada............................................................................79
Películas recomendadas................................................................................80
Sobre los autores........................................................................................... 81
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