Hades y Pandora
Hades y Pandora
Hades y Pandora
Nota: 15 pts.
-Ensayo Evaluado.
-Cualquier observación o inquietud que puedas tener la discutimos en el aula.
-Lo subrayado en azul fue aquello que más me llamó la atención.
Pandora
Pandora "la que da todo", en la mitología griega fue la primera mujer en la tierra.
Cuando Prometeo se llevo las artes de los dioses, Hefesto y Atenea, y con ello el fuego de
los dioses, Zeus ordenó que Hefesto modelara una imagen con arcilla con figura de
encantadora doncella, semejante en belleza a las inmortales, y Zeus le propició vida. Pero,
mientras que a Afrodita le ordenó otorgarle gracia y sensualidad, y a Atenea concederle el
dominio de las artes relacionadas con el telar y adornarla, junto a las Gracias y las Horas
con diversos atavíos. La envió por medio de Hermes al hermano de Prometeo, Epimeteo,
éste se casó con ella para aplacar la ira de Zeus por haberla rechazado una primera vez, a
causa de las advertencias de su hermano de no aceptar ningún regalo de los dioses; en
castigo Prometeo sería encadenado.
A Pandora se le entregó una caja como regalo por parte de los dioses, pero con la orden
de que no podía abrirla, la curiosidad la supera y abre la caja…tal como planeó Zeus. Al
abrirla se libera el mal sobre la Tierra, como castigo a la humanidad, Pandora aterrada
intenta cerrar la caja pero se da cuenta de que en ella quedó la Esperanza, el único consuelo
que le traería a los seres humanos. Ella l levaría la caja por la tierra brindándole, así, la
sanación a las personas. Pandora y Epimeteo tuvieron una hija llamada Pirra esposa de
Deucalión, hijo de Prometeo. Deucalión y Pirra son considerados por el mito como
antepasados de la mayor parte de los pueblos de Grecia antigua.
Hades
En la mitología griega, Hades ‘el invisible’[,] alude tanto al antiguo inframundo griego
como al dios de éste. Era el dios de la muerte, de los muertos y rey del inframundo (el reino
de los muertos). Hades es el mayor hijo varón de los Titanes Cronos y Rea. Tenía tres
hermanas, Deméter, Hestia y Hera, así como dos hermanos, Zeus (el menor de todos) y
Poseidón. Juntos constituían los seis dioses olímpicos originales.
Al hacerse adulto, Zeus logró obligar a su padre a que regurgitase a sus hermanos. Tras
ser liberados, los jóvenes dioses, junto a los aliados que lograron reunir, desafiaron el poder
de los dioses mayores en la Titanomaquia, una guerra divina. Zeus, Poseidón y Hades
recibieron armas de los tres Cíclopes como ayuda para la guerra: Zeus los truenos,
Poseidón el tridente y Hades un casco de invisibilidad. La guerra duró diez años y terminó
con la victoria de los dioses jóvenes. Después de esta victoria, según un pasaje famoso de la
Ilíada, Hades y sus dos hermanos menores, Poseidón y Zeus, echaron a suerte, los reinos a
gobernar. Zeus se quedó con el cielo, Poseidón con los mares y Hades recibió el
inframundo, el reino invisible al que los muertos van tras dejar el mundo, así como todas
las cosas bajo tierra. Fue así como los tres hermanos se convirtieron en los dioses supremos
de la cultura griega.
Hades obtuvo su consorte definitiva y reina, Perséfone, representada por los griegos
como la hermosa hija de Deméter. Perséfone no se sometió a Hades voluntariamente, sino
que fue raptada por éste mientras recolectaba flores en los campos de Nisa, en la Provincia
de Caltanissetta, en Sicilia. En protesta por este acto, Deméter lanzó una maldición sobre la
tierra que produjo una gran hambruna, y aunque los dioses fueron uno por uno a pedirle que
la levantase para que la humanidad dejase de sufrir, ella aseguraba que la tierra
permanecería estéril hasta que volviese a ver a su hija. Por fin intervino Zeus, quien a través
de Hermes pidió a Hades que devolviese a Perséfone. Este accedió, pero antes de partir
tomó un grano de granada, que es dulce como la miel y que Hades le ofreció porque sabía
que así tendría que regresar. Esto la ató a Hades y al Inframundo, para gran consternación
de Deméter. Zeus propuso un compromiso, al que accedieron todas las partes: Perséfone
pasaría un tercio del año con su marido. Es durante esta época cuando el invierno cae sobre
la tierra. Helios le dijo a la llorosa Deméter sobre Hades “que no es un indigno yerno el
soberano de tantos, que es de tu misma semilla y sabes bien dónde vive y qué lote le tocó
cuando se hizo el reparto entre los tres hermanos...”
Hades reinaba sobre los muertos, con la ayuda de otros sobre los que tenía completa
autoridad. Prohibió estrictamente a sus súbditos abandonar sus dominios y se enfurecía
bastante cuando alguien lo intentaba, o si alguien trataba de robar almas de su reino. Era
igualmente terrible para quien intentaba engañar a la muerte o cruzarla, como descubrieron
desgraciadamente Sísifo y Pirítoo.
El mundo subterráneo suele ser llamado El Hades o Inframundo. Estaba dividido en dos
regiones: Erebo, donde los muertos entran en cuanto mueren, y Tártaro, la región más
profunda, donde se había encerrado a los titanes. La filosofía griega posterior introdujo la
idea de que los mortales eran juzgados tras su muerte y se los recompensaba o maldecía.
Muy pocos mortales podían abandonar este reino una vez que habían entrado, con la
excepción de los héroes Heracles y Teseo. Incluso Odiseo en su nekyia3 llama a los
espíritus de los difuntos, en lugar de descender hasta ellos.
Para los helenos, los fallecidos entraban al inframundo cruzando el río Aqueronte,
porteados por Caronte, quien cobraba por el pasaje un óbolo, una pequeña moneda que
ponían en la boca del difunto sus piadosos familiares. Los pobres y aquellos que no tenían
ni amigos ni familia se reunían durante cien años en la orilla cercana. Los griegos ofrecían
libaciones propiciatorias para evitar que los difuntos volviesen al mundo superior a
perseguir a quienes no les habían dado un funeral adecuado.
El otro lado del río era guardado por Cerbero, el perro de tres cabezas derrotado y
domesticado para sí mismo por Heracles (Hércules para los romanos). Más allá de Cerbero,
las sombras de los difuntos entraban en la tierra de los muertos para ser juzgadas.
Los cinco ríos del reino de Hades y su significado simbólico eran el Aqueronte (el río de
la pena o la congoja), el Cocito (de las lamentaciones), el Flegetonte (del fuego), Lete (del
olvido) y Estigia (del odio), el río sobre el que incluso los dioses juraban y en el que
Aquiles fue sumergido para hacerlo invencible. El Estigia formaba la frontera entre los
mundos superior e inferior.
Los Campos de Asfódelos, descritos en la Odisea, en donde las almas de los héroes
vagaban abatidas entre espíritus menores, que gorjeaban a su alrededor como murciélagos.
Solo libaciones de sangre que les eran ofrecidas en el mundo de los vivos podían
despertarlos durante un tiempo a las sensaciones de humanidad.
En el Érebo, que podía tomarse como un eufemismo para el Hades, cuyo nombre era
temido, había en él dos lagos: el de Lete, a donde las almas comunes acudían para borrar
todos sus recuerdos, y el de Mnemósine (memoria), de donde los iniciados en los Misterios
preferían beber. En el antepatio del palacio de Hades y Perséfone se sentaban los tres jueces
del Inframundo: Minos, Radamantis y Éaco. Allí, en el trivio consagrado a Hécate, donde
los tres caminos se encontraban, las almas eran juzgadas; volvían a los Campos de
Asfódelos, si eran virtuosas ni malvadas, y eran enviadas al camino del tenebroso Tártaro si
eran impías o malas, o al Elíseo (Islas de los Bienaventurados) con los héroes intachables.
El Tartaro era un lugar oscuro, sombrio, húmedo, lúgubre, frío y neblinoso en donde los
tres hermanos: Zeus, Poseidón y Hades, habían encerrado a los Titanes luego de que éstos
fueran derrotados después de diez años de guerra. Zeus colocó entonces allí a los
Hecatónquiros, los monstruos de cien manos y cincuenta cabezas a quienes Urano había
apresado en un lugar secreto, y a los Cíclopes, gigantes de un solo ojo, como los guardianes
de las puertas del Tártaro.
Hades era un personaje temible para aquellos que aún vivían. Sin prisa por encontrarse
con él, eran reticentes a prestar juramentos en su nombre. Para muchos, simplemente decir
la palabra “Hades” ya era espantoso, por lo que se buscaron eufemismos que usar como:
Plouton. Aunque era un olímpico, pasaba la mayor parte del tiempo en su oscuro reino.
Formidable en la batalla, demostró su ferocidad en la famosa Titanomaquia, la batalla de
los olímpicos contra los titanes, que entronizó a Zeus. Temido y odiado, Hades
personificaba la inexorable finalidad de la muerte: “¿Por qué odiamos a Hades más que a
cualquier dios, si no es por ser tan adamantino e inflexible?”, se preguntaba retóricamente
Agamenón. No era sin embargo un dios malvado, pues aunque severo, cruel y despiadado,
era justo. Sus pertenencias identificativas incluían un famoso casco, que le dieron los
Cíclopes y que hacía invisible a cualquiera que lo llevase. Se sabía que a veces Hades
prestaba su casco de invisibilidad tanto a dioses como a hombres (como a Perseo). Su carro
oscuro, tirado por cuatro caballos negros como el carbón, siempre resultaba impresionante
y pavoroso. Sus otros atributos ordinarios eran el narciso y el ciprés, la Llave del Hades y
Cerbero, el perro de múltiples cabezas. Se sentaba en un trono de ébano.
CONCLUSION
Pandora, creada por Hefesto dios del fuego y forjador de los dioses, por orden del dios
Zeus, rey de los dioses y del cielo. Fue esculpida a semejanza de las diosas, hermosa,
sensual, inteligente, pero también curiosa, lo que hizo que se metiera en problemas.
Devastó la tierra con todo males por abrir una caja, y aunque parecía espontaneo, en
realidad, fue premeditado por Zeus como un castigo para la humanidad a quienes el titán
Prometeos dio el fuego de los dioses.
Una historia que explica como la raza humana consiguió el conocimiento del fuego y
varias artes manuales que eran la especialidad de los dioses Hefesto y Atenea.
Hades, como bien se menciona en el informe, es el dios de la muerte y rey del mundo de
los muertos “El Inframundo”. Uno de los seis dioses olímpicos originales, junto con sus
hermanos: Zeus, Poseidón, Hera, Deméter y Hestia. Juntos derrotaron a su padre cronos y
se repartieron el Universo.
Y bien que este dios era la máxima personificación de la muerte, no era un dios maligno.
Era cruel, frio y despiadado, además de implacable, pero también era del todo justo. Por lo
tanto no podía ser malvado. Este personaje tiene mucha complejidad en la mitología griega,
porque normalmente a las personificaciones de la muerte, la oscuridad o el infierno,
siempre se le adjudica características y personalidades malévolas además de aptitudes
homicidas. Con Hades fue diferente a pesar de ser un dios sombrío rey de los muertos, su
comportamiento demostraba toda una faceta diferente con respecto a su estereotipo.
Muchos seres se guían por lo que ven y se permiten juzgar sin conocer bien a los demás,
eso crea desconfianza, división y repudio, sobre todo cuando es algo que no pueden
comprender, que para sus mentes es inadmisible. Y con ello solo logran crear limitaciones.
Al contrario, se tiene que superar estas costumbres para que, de ese modo, lograr
comprender muchos misterios del universo que, solo, nos es desconocido.
BIBLIOGRAFIA