Tesis Sobre Glaucoma
Tesis Sobre Glaucoma
Tesis Sobre Glaucoma
Autor
Tutores
Enero, 2023
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Introducción 1
I. Pregunta de Investigación 2
II. Objetivos 3
III.Justificación 4
IV.Hipótesis 5
V. Marco Teórico 6
V.1Antecedentes 6
V.2Etiopatogenia del GNV 10
V.3Epidemiologia 17
V.4Manifestaciones clínicas y diagnostico 18
V.5Tratamiento 24
V.6Válvula de Ahmed 31
VI. Materiales y Métodos 43
VII. Resultados 47
VIII. Discusión 59
IX. Conclusiones 62
X. Recomendaciones 63
XI. Referencias Bibliográficas 64
Anexos
ii
RESUMEN
iii
SUMMARY
iv
LISTA DE ABREVIATURAS
v
INTRODUCCIÓN
A nivel local existen pocos reportes de investigaciones llevadas a cabo en pacientes con
GNV sometidos a implante valvular, por lo que realizar un estudio sobre el tema se
torna interesante, a fin de obtener datos concretos referentes al efecto de la válvula de
Ahmed en el control de la PIO y su duración, en la agudeza visual, en el uso de
fármacos y la ocurrencia de complicaciones en pacientes adultos de un centro de
referencia nacional.
1
I. PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN
I.1 General
¿Cuáles fueron los resultados observados luego del implante valvular en pacientes con
diagnóstico de glaucoma neovascular sometidos a cirugía en el Instituto de la Visión del
Hospital La Carlota entre los años 2017 a 2019?
I.2 Especificas
¿Cuál fue el valor medio de la presión intraocular pre quirúrgica en los pacientes
estudiados y sus variaciones a 1 día, 1 semana, 1 mes, 6 y 12 meses posteriores
al implante valvular?
¿Hubo mejoría en la agudeza visual de los pacientes al cabo de 1 día, 1 semana,
1 mes, 6 y 12 meses posteriores al implante valvular?
¿Disminuyó la cantidad de fármacos utilizados por los pacientes para el control
de la PIO en la etapa posterior al implante valvular?
¿Cuáles fueron las complicaciones observadas luego del implante valvular en los
pacientes estudiados?
¿Cuál fue el porcentaje de éxito quirúrgico encontrado en el periodo de estudio?
2
II. OBJETIVOS
II.1 General
II.2 Específicos
Determinar el valor medio de la presión intraocular pre quirúrgica en los
pacientes estudiados y sus variaciones a 1 día, a la semana, al mes, 6 y 12 meses
posteriores al implante valvular.
Identificar la ocurrencia de mejoría en la agudeza visual de los pacientes al cabo
de 1 día, 1 semana, 1 mes, 6 y 12 meses posteriores al implante valvular.
Comprobar si la cantidad de fármacos utilizados para el control de la PIO
disminuyó en la etapa post implante valvular en los pacientes estudiados.
Describir las complicaciones observadas luego del implante valvular en los
pacientes estudiados.
Establecer el porcentaje de éxito quirúrgico encontrado en el periodo de estudio.
3
III. JUSTIFICACIÓN
Según Mejía et al. (7), no se cuenta con estudios epidemiológicos que permitan conocer
la prevalencia e incidencia de esta enfermedad, pero sí hay información hospitalaria y
algunos indicios que sugieren que este padecimiento puede ser muy relevante entre
mexicanos.
4
IV. HIPÓTESIS
5
V. MARCO TEÓRICO
V.1Antecedentes
El término glaucoma neovascular (GNV) fue propuesto por Weiss en el año 1963,
aunque esta patología ha recibido diferentes nombres, como glaucoma congestivo,
rubeótico y hemorrágico. Este tipo de glaucoma secundario, no es poco frecuente (3,9
%), el tratamiento terapéutico es difícil y la condición se produce por el crecimiento de
una membrana fibrovascular a nivel del ángulo camerular, como consecuencia de un
estímulo angiogénico generado por enfermedades generales y oculares que causan
isquemia ocular (solo en 3% de los casos por enfermedades no isquémicas,
generalmente asociadas a enfermedades inflamatorias) (8).
6
la válvula de glaucoma de Ahmed (AGV por sus siglas en inglés) se reservaba para
pacientes con glaucoma mal controlado después de uno o más procedimientos de
filtración; sin embargo, la evidencia reciente ha fomentado su uso como cirugía
primaria en el glaucoma refractario, como el secundario al GNV, vitrectomía pars plana
(PPV), queratoplastia penetrante y uveítis (12). Desafortunadamente, la AGV tiene
limitaciones en una superficie pequeña y en fase hipertensiva, por lo que su tasa de éxito
reportada varía mucho dependiendo del período de seguimiento y los tipos de glaucoma.
Es importante destacar que el efecto de AGV en el tratamiento del GNV específico ha
recibido poca atención por parte del mundo científico hasta el momento (13,14).
En un estudio retrospectivo llevado a cabo por Xie et al (15) para determinar los
resultados observados en 59 pacientes asiáticos con GNV (66 ojos) luego de la
implantación de la válvula de Ahmed, se informó que la PIO promedio disminuyó
significativamente entre la evaluación preoperatoria y en cada visita de seguimiento
(p<0,05). A los 12 meses, la tasa de éxito fue del 66,7%. El análisis de regresión
múltiple sugirió que la edad, la fotocoagulación panretiniana (PRP), las complicaciones
y el hifema fueron factores significativos que influyeron en la tasa de éxito quirúrgico
(p<0,05). Por lo tanto, estos investigadores han concluido que la implantación de AGV
es eficaz y segura para el tratamiento del GNV.
7
En una revisión sistemática y meta-análisis publicado por Shchomak et al (17) se
consideró que, a pesar de no contar con resultados de ensayos clínicos aleatorizados
sobre las técnicas quirúrgicas más eficaces para el tratamiento del GNV, el implante de
válvula de Ahmed ha demostrado tasas muy bajas de fracaso con respecto al resto, por
lo que se deben tomar con cautela los beneficios obtenidos, hasta contar con datos más
concluyentes.
Por otro lado, Bernal et al (18) evaluaron a través de un estudio retrospectivo los
resultados arrojados por un grupo de pacientes con GNV severo, quienes fueron
sometidos a VPP, AGV y fotocoagulación panretiniana y/o crioterapia en un solo acto
quirúrgico durante un período de 13 años. La PIO preoperatoria media fue de 42,0 ±
11,2 mm Hg y disminuyó a 15,5 ± 7,1 mm Hg a los 12 meses, y a 15,8 ± 9,1 mm Hg a
los 24 meses de seguimiento. La incidencia acumulada de éxito en el control de la PIO
fue del 76 % en el primer mes postoperatorio, alcanzando el 88,3 % a los 6 meses. La
prevalencia del control exitoso de la PIO a largo plazo fue del 74,4 % a los 12 meses y
del 71,4 % a los 24 meses. Estos investigadores han comentado que la combinación de
implante valvular y VPP en un solo acto puede ser una opción adecuada para las formas
graves de GNV, caso por caso para un control eficaz de la PIO y una fotocoagulación
panretiniana completa.
8
Lin et al (20) en una revisión sistemática y meta-análisis en red, evaluaron 23 estudios
con un total de 1303 pacientes diagnosticados con GNV. Los tratamientos quirúrgicos
incluyeron al implante de válvula de Ahmed (AGV), AGV combinado con factor de
crecimiento endotelial antivascular intravítreo (AGV+IVAV), ciclofotocoagulación
(CPC), ciclocrioterapia (CCT), trabeculectomía con mitomicina (Trab+MMC) y
Trab+MMC combinado con IVAV (Trab+MMC+IVAV). El meta-análisis en red
mostró que, en el tratamiento del glaucoma neovascular, AGV+IVAV y CPC fueron
más efectivos en la reducción de la PIO, y en la tasa de éxito que las otras
intervenciones. Además, AGV+IVAV es superior a CPC en cuanto a la tasa de éxito en
el tratamiento a largo plazo. Sin embargo, considerando las limitaciones de los datos
obtenidos con la revisión, los autores han reconocido que en el futuro se deben realizar
más ensayos de alta calidad, en especial, incluir a otras intervenciones quirúrgicas no
consideradas aquí, para confirmar aún más los hallazgos actuales.
9
para tratar la GNV y que la edad es un factor importante que influye en la tasa de éxito
quirúrgico.
Finalmente se puede decir que existe una gran cantidad de enfermedades que
predisponen y favorecen la aparición y desarrollo de glaucoma neovascular, pero solo
tres de ellas tienen un papel preponderante y una alta frecuencia, la retinopatía diabética
(33%), la oclusión isquémica de la vena central retiniana (33%) y el síndrome
isquémico ocular (13%) (24).
11
fracturas. Al mismo tiempo, la angiogénesis juega un papel muy importante en la
vascularización de los tumores, en la retinopatía diabética proliferativa, la oclusión de la
vena central de la retina y otros. Como la mayoría de los procesos, la angiogénesis
depende del equilibrio entre los factores estimulantes e inhibidores. Se ha demostrado
que el VEGF y sus receptores juegan un papel decisivo en la proliferación y migración
de las células endoteliales, creando así una base para los nuevos vasos (26).
Si hay un número excesivo de células en la punta, los nuevos vasos sanguíneos tendrán
una disposición caótica. Por ello, los vasos tienen un aspecto característico en diferentes
retinopatías proliferativas. En la actualidad, las células de punta tienen un papel
principal y jerárquico a la hora de conducir la formación del tallo del vaso brotado. Las
células de la punta tienen filopodios largos y polarizados, migran hacia la matriz
extracelular y reciben señales atractivas y repulsivas para guiarse. No hay evidencia de
que las células de la punta puedan proliferar, no forman la luz del vaso, pero son
responsables del reclutamiento de células no vasculares, incluidos los pericitos. Las
células endoteliales que siguen a la célula de punta migratoria, se diferencian en células
de tallo. Las células madre pueden proliferar y promoverán la lumenogénesis (creando
12
la luz del vaso sanguíneo). Las células endoteliales que siguen a las células del tallo se
diferencian en células de falange. Entonces, estos tres tipos de células endoteliales se
moverán en una dirección específica, siendo guiadas por estímulos angiogénicos.
Cuando dos brotes se unen, crean una anastomosis y nace un nuevo vaso sanguíneo. La
anastomosis está mediada por macrófagos residentes en los tejidos. Es muy importante
que el nuevo vaso esté cubierto por pericitos funcionales, porque un reclutamiento
defectuoso de estas células es malo para los tejidos, especialmente para el ojo, siendo el
reclutamiento de pericitos un paso clave en la angiogénesis. Una vez que los neovasos
funcionan y abastecen a los tejidos afectados por la hipoxia y la falta de nutrientes,
pueden entrar en un estado de reposo. Además, la angiogénesis también depende de la
vía de señalización VEGF-DLL4-Notch (28).
Por otro lado, es importante recordar que la familia del factor de crecimiento del
endotelio vascular representa moléculas clave para el inicio y la dirección del
crecimiento de los vasos sanguíneos. VEGF deriva de una familia supergénica del factor
de crecimiento derivado de plaquetas (PDGF). Todos los VEGF son citocinas (proteínas
de señalización) y pueden estimular tanto la angiogénesis como la vasculogénesis
(desarrollo de novo del sistema vascular embrionario). En condiciones fisiológicas, el
VEGF es responsable del desarrollo vascular embrionario, creando vasos colaterales
después de un traumatismo o en el tejido muscular cuando es muy utilizado durante el
esfuerzo físico, o si existen algunos vasos sanguíneos bloqueados. En condiciones
patológicas, VEGF asegura los tumores en crecimiento con oxígeno y nutrientes al
aumentar su vascularización y les permite hacer metástasis. Hasta el momento, hay seis
miembros conocidos de la familia VEGF: VEGF-A, VEGF-B, VEGF-C, VEGF-D,
VEGF-E y factor de crecimiento placentario (PIGF) (28).
13
participa en la linfangiogénesis. VEGF-D es necesario para el desarrollo de los vasos
linfáticos de los bronquiolos pulmonares adyacentes, VEGF-E fue descubierto en el
genoma del virus Orf y el PIGF tiene un papel importante en la vasculogénesis y
angiogénesis (si hay isquemia), en procesos inflamatorios, cicatrización de heridas y
neoformaciones (29).
Cada tipo de VEGF podría unirse a uno o dos receptores de VEGF. Hay tres VEGFR:
VEGFR1, VEGFR2, VEGFR3. Todos ellos son receptores de tipo tirosina-quinasa
transmembrana. VEGF-A se une a VEGFR1 (codificado por el gen FLT1) y VEGFR2
(codificado por el gen KDR/FLK1). VEGF-B se une solo a VEGFR1. VEGF-C y
VEGF-D son ligandos específicos para VEGFR3 (codificados por el gen FLT4) y por lo
tanto son responsables de la angiogénesis y linfangiogénesis embrionaria. Además,
VEGF-C y VEGF-D se unen a VEGFR2 y pueden estimular la angiogénesis. VEGF-E
se une solo a VEGFR2 y PIGF se une solo a VEGFR1, que actúa para la vasculogénesis
embrionaria. De todos modos, la activación de VEGFR2 inicia la mayoría de las
respuestas celulares a VEGF. Además de su función principal, VEGFR1 puede modular
la señalización de VEGFR2 secuestrando VEGF de VEGFR2. Asimismo, mas allá de
unir VEGF a VEGFR, los factores de crecimiento del endotelio vascular también se
pueden acoplar a complejos de receptores, que están compuestos por VEGFR y
neuropilinas. Este complejo receptor emite señales más fuertes para VEGF en las
células endoteliales. Las neuropilinas (NRP-1 y NRP-2) son receptores proteicos activos
en las neuronas, capaces de regular la neurogénesis y la angiogénesis. Actúan
principalmente como co-receptores, debido a su naturaleza pleiotrópica (29).
14
Por otro lado, es importante recalcar que VEGF actúa como un agente quimiotáctico
para las células de la punta endotelial. Los correceptores VEGFR2, VEGFR3 y NRP-1
se expresan en su superficie. Una vez que se encuentran, el ligando (VEGF) se une a sus
receptores y activa las células de punta. Luego, expresarán el ligando tipo delta 4
(DLL4, codificado por el gen DLL4). Más tarde, DDL4 se une como ligando a los
receptores Notch (Notch 1) desde la superficie de las células del tallo endotelial que
siguen a las células de la punta. La interacción DLL4-Notch da como resultado la
división de la proteína Notch por una gamma secretasa de células madre, liberando así
un dominio intracelular de la proteína Notch (NICD). NICD reduce la expresión de
VEGFR2, VEGFR3 y NRP1/2. Además, puede estimular la expresión de VEGFR1 en
las células madre. Cuando VEGF se une a VEGFR1, se bloquea toda la vía de
señalización de VEGF. Otro componente crítico es Jagged 1 (una proteína codificada
por el gen JAG1) con un papel importante en la señalización intercelular. Se expresa en
gran medida en las células del tallo endotelial y actúa como antagonista de DLL4,
bloqueando la vía Notch. Debido a que la proteína Notch está presente tanto en el tallo
como en las células endoteliales de la punta, JAG1 también puede unirse a Notch desde
la célula de la punta, inactivando así la señalización (31).
Es bueno tener en cuenta también que los pericitos son células indispensables para la
supervivencia de nuevos vasos. Pueden estimular la migración de células endoteliales al
expresar proteasas y proteoglicanos en la parte superior del brote vascular y facilitar la
motilidad de las células de la punta endotelial. La interacción entre las células
endoteliales y los pericitos da lugar a la síntesis de MMP, especialmente de MMP 14.
Una vez que se forman los neovasos, es necesario estabilizarlos y los pericitos son los
responsables de esta función. Cuando los pericitos interactúan con las células
endoteliales, se secretan inhibidores tisulares de MMP (TIMMP) para reducir la
proteólisis y estabilizar los vasos (32).
15
inactividad vascular. Tie 2 puede activar o inhibir la angiogénesis, según el contexto.
Por ejemplo, ANGPT1 derivado de pericitos puede activar Tie 2, estimulando así la
adhesión de pericitos a la pared capilar. ANGPT2 tiene un efecto antagonista sobre Tie
2 y representa un marcador importante para las células de punta endotelial. Los niveles
altos de VEGF y ANGPT2 están asociados con una alta tasa de desestabilización de los
vasos sanguíneos, proliferación endotelial y activación de los pericitos (32).
Hay algunos tipos de células en el ojo que pueden secretar factor de crecimiento
endotelial vascular y factor de crecimiento similar a la insulina 1 (IGF-1). Estos son:
células de Muller, epitelio pigmentario de la retina (EPR), pericitos de los capilares de
la retina, células endoteliales y ganglionares, y epitelio ciliar no pigmentado. Se ha
demostrado que el VEGF no es suficiente para la angiogénesis y el IGF-1 también
debería estar presente en el humor acuoso. Entonces, aparecerá la rubeosis del iris y la
sinequia anterior periférica que bloqueará el ángulo iridocorneal y el flujo de salida del
humor acuoso (33).
16
V.3Epidemiologia
Es importante señalar que alrededor del 60% de los pacientes con oclusión isquémica de
la vena central retiniana presentan vasos nuevos del segmento anterior en términos de
algunas semanas a 1-2 años desde el momento del accidente vascular. El 40-45% de
aquellos pacientes con CRVO desarrollarán GNV, y en el 80% de ellos, la condición se
desarrollará en solo 6 a 8 meses. Por otro lado, el 65% de los pacientes con retinopatía
diabética proliferativa (RDP) puede llegar a desarrollar neovascularización del iris, con
la probabilidad de ocurrencia de glaucoma neovascular en el 20% de ellos. Si un
paciente diabético tiene GNV en un ojo, su riesgo de desarrollarlo en el otro ojo es de
alrededor del 33%. Algunos datos sugieren que cualquier cirugía intraocular, extracción
de cataratas, vitrectomía, u otras, podrían acelerar la progresión del glaucoma
neovascular en pacientes con RDP (35).
17
Publicaciones relacionadas con la frecuencia actual del GNV en Estados Unidos
plantean que su incidencia es rara y el tratamiento difícil con respecto a su morbilidad,
situación que dificulta el mantenimiento de la agudeza visual, y que prevalece en
pacientes con edad avanzada, aspecto preocupante, debido al incremento de la
expectativa de vida que existe a nivel mundial (37).
Existe poca o casi nula información acerca de esta patología a nivel latinoamericano,
por lo que estimar su comportamiento epidemiológico se torna bastante difícil, a pesar
de reportarse algunos estudios aislados, con poca casuística y débil rigor metodológico.
El glaucoma cursa de forma asintomática hasta estadios avanzados, de ahí que hasta el
50% de los pacientes estén sin diagnosticar. Debido a la irreversibilidad del déficit
visual que provoca, es esencial un diagnóstico temprano; el médico de atención primaria
deberá por tanto estar alerta ante determinada semiología, especialmente durante el
manejo de determinados fármacos (38)
Los hallazgos clínicos dependerán del tipo de glaucoma, orientando hacia uno u otro
tipo. El glaucoma primario de ángulo abierto o glaucoma crónico simple es la forma
más frecuente de glaucoma (60-70%), de evolución gradual, asintomática y lenta (años).
No causa sintomatología alguna hasta fases muy avanzadas, de ahí que hasta el 50% de
los pacientes estén sin diagnosticar. El descubrimiento suele ser casual, en una revisión
rutinaria oftalmológica, o al referir el paciente síntomas como que al taparse un ojo
descubre que ve mal por el otro ojo, dificultad para conducir, pérdida de palabras al leer,
problemas al bajar escaleras, si se afecta el campo visual inferior. La afectación es
bilateral, aunque suele ser asimétrica. En algunos casos puede haber cefaleas y dolor
ocular, además de pérdidas del campo visual: la visión central es habitualmente la
última en afectarse, perdiéndose primero la visión periférica (39).
18
Para realizar el cribado en los pacientes, antes de dilatar la pupila, debe revisarse la
cámara anterior ocular con la lámpara de hendidura; si el ángulo iridocorneal está
abierto, se procede a la dilatación pupilar, pero si existen dudas se efectúa una
gonioscopía. Si se confirma que el ángulo es estrecho, se procede a la laseriridotomía
profiláctica, por lo que estos casos deben ser derivados al especialista. El diagnóstico de
glaucoma se basa en la detección de cambios en la papila óptica, defectos en el campo
visual y, frecuentemente, de hipertensión ocular (HTO) (40).
- Tonometría
- Gonioscopía
Técnica de visualización del ángulo iridocorneal. Sirve para diferenciar GPAA y GAC,
además valorar el crecimiento de neovascularización en 360°.
19
central. En el GPAA la disminución de la visión es bilateral, pero asimétrica. En el
GAC es unilateral habitualmente (42).
- Estudio de la Papila
- Prerubeosis
20
las arterias carótidas a la aparición de la NV del iris. El riesgo de NV y GNV del iris
aumenta en pacientes con retinopatía diabética si hay áreas retinianas con ausencia de
perfusión arteriolar o capilar o si el paciente se ha sometido a vitrectomía o lensectomía
en el pasado. Los vasos nuevos en el iris y el ángulo no son detectables en la etapa de
prerubeosis. Esta alteración del endotelio vascular de los vasos sanguíneos preexistentes
precede a la formación de nuevos vasos. En OVCR, la biomicroscopia revela
tortuosidad e ingurgitación de todas las ramas afectadas por OVCR, manchas profundas
extensas y hemorragias en forma de llama en la retina periférica y el polo posterior,
edema de disco severo e hiperemia de disco. El área de la retina no perfundida y la
presencia de hemorragias retinianas periféricas están directamente asociadas con el
desarrollo de GNV en individuos con OVCR isquémica (44).
Por su parte, la gonioscopía muestra un ángulo de cámara normal con una red fina de
vasos recién formados que se extienden más allá de la banda del cuerpo ciliar y el
espolón de la esclerótica que se ramifica sobre la superficie de la red trabecular,
mientras que los vasos normales suelen quedar retenidos detrás del espolón de la
21
esclerótica. El examen del ángulo debe realizarse con gran aumento y con una presión
mínima sobre la lente gonioscópica para evitar el vaciamiento de nuevos vasos
sanguíneos anormales y evitar pasar por alto la NV del ángulo temprano. La NV del iris
generalmente precede a la NV angular, pero también se ha informado el resultado
opuesto, lo que justifica la necesidad de un examen gonioscópico completo. La etapa
previa al glaucoma en pacientes con OVCR no es fundamentalmente diferente de esta
etapa en pacientes con diabetes, pero su progresión es generalmente más rápida y
explosiva. La red neovascular parece más regular y más fina en pacientes con diabetes
que en pacientes con OVCR. Esta red es difícil de resaltar en pacientes con diabetes,
especialmente en sujetos con iris marrones (45).
El dolor y los signos inflamatorios se desarrollan rápidamente y casi sin previo aviso
porque las primeras etapas del desarrollo de la NV del iris con frecuencia pasan
desapercibidas. El ojo está rojo con dilatación de los vasos epiesclerales e inyección
periqueratica, la córnea está edematosa, con aplanamiento y borramiento de la
superficie anterior del iris, y la cámara anterior se vuelve profunda y muestra la
presencia de destellos. La pupila está fija y semidilatada como resultado de la isquemia
del esfínter de la pupila. Con frecuencia es irregular debido a la presencia de sinequias
posteriores (46).
La NV del iris alcanza el trabéculo y pasa por la parte frontal del cristalino. El examen
por biomicroscopía generalmente no permite la visualización de la fina membrana
fibrovascular, que consiste en la proliferación de miofibroblastos con propiedades
contráctiles, los cuales se desarrollan a lo largo de estos vasos recién formados e
inmaduros, y pasa por la superficie anterior del iris y dentro del ángulo iridocorneal,
22
extendiéndose a veces sobre la superficie posterior del iris. El trabéculo está obstruido
por esta membrana fibrovascular iridotrabecular, que se desplaza gradualmente hacia
adelante para ocluir el ángulo. El ángulo iridocorneal permanece parcialmente abierto
en varias regiones del ángulo con una NV aguda, y la PIO es alta y puede aumentar
repentinamente, similar a la presentación clínica del glaucoma agudo. El hifema está
frecuentemente presente durante este inicio dramático y puede contribuir o precipitar un
aumento agudo de la PIO. El GNV tras OVCR tiene una evolución fulminante en
comparación con la retinopatía diabética. La neuropatía glaucomatosa óptica puede
desarrollarse en esta etapa debido al aumento de la PIO. El diagnóstico diferencial
incluye varios trastornos oculares con variantes del vaso del ángulo o del iris asociadas
que pueden simular una verdadera NV, como la iridociclitis heterocrómica de Fuchs, la
uveítis no granulomatosa grave con vasos del iris dilatados y proteína en el humor
acuoso, la atrofia esencial del iris y el síndrome de seudoexfoliación (47).
23
Una capa endotelial también está presente en algunos casos, que continúa con el
endotelio corneal y crea un ángulo pseudocamerular. Las modificaciones del disco
óptico son inespecíficas. El diagnóstico diferencial incluye estadios avanzados de
glaucoma primario de ángulo abierto y de ángulo cerrado y glaucoma maligno (48).
V.5Tratamiento
El tratamiento del GNV tiene dos objetivos principales, el primero es reducir la PIO
mediante intervenciones médicas o quirúrgicas. El segundo, que posiblemente sea el
más crítico para los resultados efectivos del tratamiento a largo plazo, es disminuir el
impulso isquémico que induce a la formación de nuevos vasos sanguíneos. El pilar de
este objetivo es la fotocoagulación panretiniana (PRP), que reduce la producción de
factores vasoproliferativos de la retina isquémica. Si se realiza temprano durante el
proceso neovascular, el PRP puede inducir la regresión de la neovascularización del
segmento anterior y posterior. Más recientemente, el uso de agentes anti-VEGF para
inducir una regresión rápida de la neovascularización ha obtenido una amplia
aceptación clínica (49).
Entre las opciones terapéuticas para reducir la PIO, y de paso prevenir la pérdida visual,
aliviar el dolor o la incomodidad asociados a la patología, se encuentra el uso de agentes
hipotensores, como los antagonistas β-adrenérgicos tópicos, agonistas α-2 e inhibidores
de la anhidrasa carbónica tópicos u orales. Estos agentes farmacológicos actúan
suprimiendo la producción acuosa y posiblemente aumentando el flujo de salida
uveoescleral. Se deben prescindir de los análogos de prostaglandinas para evitar una
mayor ruptura de la barrera hematoacuosa con el empeoramiento de la inflamación
intraocular (50).
24
administrar corticosteroides tópicos para reducir cualquier proceso inflamatorio y el
malestar propio de la condición. Los inhibidores orales de la anhidrasa carbónica, como
la acetazolamida y la metazolamida, se pueden prescribir cuando el tratamiento tópico
no es suficiente para reducir la PIO (50).
La prevención del GNV siempre es preferible al tratamiento. Los pacientes con alto
riesgo de desarrollar GNV, como aquellos con retinopatía diabética proliferativa o
OVCR reciente, deben ser evaluados cuidadosamente en cada visita al profesional para
detectar neovascularización del iris y el ángulo, incluso si las presiones intraoculares
son normales. Si se detecta NVI o NVA, se debe iniciar la aplicación inmediata de
tratamientos con PRP y anti-VEGF. El tratamiento de la neovascularización,
especialmente si es anterior al desarrollo de glaucoma intratable, puede prevenir o
retrasar el desarrollo de NVG que amenaza la vista (51).
- Betabloqueantes
Los fármacos de primera elección para el tratamiento del glaucoma neovascular son los
betabloqueantes y los inhibidores de la anhidrasa carbónica. En general, estas drogas se
eligen según su eficacia, perfil de seguridad, costo y tolerancia local.
25
diminuye la PIO. Esto puede deberse a su acción sobre la microvasculatura ciliar que
reduce el componente de ultrafiltración de la secreción acuosa. Indicado para todo tipo
de Glaucoma o HTO (ángulo abierto/cerrado).
Los IAC tópicos deben instilarse tres veces al día como monoterapia y dos veces al día
en combinación con otros agentes como los PGA. La combinación fija con tópicos con
timolol se instila dos veces al día.
Los IAC tópicos pueden empeorar el estado de las córneas comprometidas con una
disminución del recuento y la función de las células endoteliales (p. Ej., Distrofia de
26
Fuchs, disminución de la densidad de las células endoteliales después de una cirugía de
cataratas complicada, posqueratoplastia). Esto puede llevar a una descompensación
corneal manifiesta que puede ser irreversible incluso después de la interrupción del IAC
tópico. En general se emplean como terapia de segunda o tercera línea (53).
- Alfa-agonistas
Brimonidina – Apraclonidina: Disminuyen la producción acuosa y aumentan la salida
del humor acuoso, se instila 1 gota cada 8 o 12 horas, es un medicamento de segunda
línea, el costo es variable. Contraindicaciones: Bebes y niños, adultos mayores,
embarazo. Efectos adversos de las gotas: ojo rojo, irritación, alergia (10-20%) mareo,
cefalea, resequedad ocular y oral. La brimonidina reduce la PIO al 26% a 2 hrs de la
primera dosis (8-12 hrs).
- Agentes Hiperosmóticos
27
Estos fármacos reducen el volumen del humor vítreo a través del aumento relativo de la
osmolalidad del líquido intravascular. Penetran muy lentamente en el vítreo avascular,
este transporte da como resultado la creación de un gradiente osmótico que extrae
líquido del vítreo hacia el espacio intravascular.
El manitol disminuye la PIO preoperatoria en glaucoma de alta presión, con dosis: 1-2
g/kg/peso como glaucoma neovascular, glaucoma traumático, glaucoma maligno y
glaucoma inducido por cristalino.
El glicerol está indicado para el glaucoma agudo de ángulo cerrado, con dosis: 1-1.5
g/Kg/peso ya que no solo reduce la PIO, sino que también puede conducir a un reajuste
en el volumen intraocular y la presión en las cámaras anterior y posterior de tal manera
que el cierre del ángulo se alivia y la dinámica del humor acuoso se normaliza. Ambos
agentes penetran mal la barrera sanguínea ocular. Esto es ventajoso ya que crea un
gradiente osmótico más grande para que lo siga el agua.
El glicerol generalmente se usa como una solución oral al 50 %, el inicio del efecto
puede ocurrir dentro de los 10 minutos, con un pico en aproximadamente 1 hora. La
duración de la acción es 4-5 horas. En pacientes de edad avanzada, debe utilizarse la
dosis mínima (por ejemplo, 1 g / kg) (53).
- Terapia Combinada
28
por separado. Se ha informado que un 39,7% de los pacientes en tratamiento usa dos o
más medicamentos, y que un no despreciable porcentaje de 9,3% usa tres o más (54).
Se debe considerar que la eficacia del tratamiento no se duplica al asociar otra droga
como se podría pensar, y que el efecto de taquifilaxis igual existe en este tipo de
fármacos. También es importante tener en cuenta que las fluctuaciones de la PIO son un
factor de riesgo significativo para la progresión de las lesiones del campo visual, aunque
la PIO medida en la consulta se encuentra controlada, durante el resto del día puede no
estarlo. Considerar además a las variaciones circadianas de la PIO al momento de elegir
los fármacos hipotensores, pues los objetivos deberían enfocarse en obtener eficacia
durante las 24 horas y evitar al máximo las fluctuaciones de la PIO (55).
29
La constante evolución en la tecnología y en los materiales nos permite contar con
implantes protésicos de mejor calidad, mayor biocompatibilidad y más sencillos de
implantar, como reguladores mecánicos de los niveles de la PIO. Aunque la historia de
los implantes quirúrgicos para el control del glaucoma se remonta a principios del siglo
XX, se han ido diseñando e ideando formas para drenar el humor acuoso en una gran
variedad de lugares anatómicos no convencionales, como hacia la coroides o el
conducto nasolagrimal, con diferentes materiales (58).
V.6Válvula de Ahmed
31
una membrana de silicona doblada y tensada en la cercanía de los bordes finales del
doblez que funciona como sistema valvular unidireccional. Solo bajo determinadas
presiones de la columna de líquido que pasa por el tubo las valvas pueden separarse y
permitir el paso del excedente de presión para volver a coaptarse cuando el exceso de
presión ha sido liberado, situación que sucede in vitro en el laboratorio y, quizá, durante
las primeras semanas después de haberse implantado. Después, lo que sucede con
seguridad es que se encuentre permanentemente abierto el sistema valvular, solo
restringido por la presión positiva en contra del flujo de filtración que induce la fibrosis
que rodea y limita al plato receptáculo (65, 66).
Es el implante más usado en nuestro medio y tiene una versión para ojos pequeños
(niños) y una versión para ojos grandes que se lanzó al mercado con plato de
polipropileno o con plato de silicona (Anexo B Figs.1-4). Actualmente solo se fabrica
con plato de silicona. La indicación actual que tienen estos dispositivos es en los
glaucomas de difícil control, en glaucomas refractarios a tratamiento convencional con
trabeculectomía o en pacientes con trabeculectomías previas fallidas (67).
Las complicaciones que pueden aparecer con los dispositivos de drenaje para el
glaucoma incluyen: efusión coroidea, hipotalamia, seidel por la incisión, hifema, edema
corneal persistente, ampolla encapsulada, disestesia, edema macular cistoide,
hemorragia supracoroidea, diplopia persistente, glaucoma maligno, maculopatía por
hipotonía, endoftalmitis o blebitis, seidel por la ampolla, hemorragia vítrea, obstrucción
tubular, retinopatía por descompresión, úlcera corneal y desprendimiento de retina (68).
Los dispositivos de drenaje pueden ser divididos según su resistencia al flujo del humor
acuoso en dos tipos, valvulados o con restricción al flujo y no valvulados. Los primeros
intentos de añadir una restricción al flujo en los implantes de drenaje vinieron del
mecanismo valvular utilizado en el dispositivo de Krupin. Actualmente, el dispositivo
de drenaje con resistencia al flujo o valvulado más utilizado es la válvula de Ahmed
para el glaucoma (New World Medical, Rancho Cucamonga, California) introducido en
el año 1993 (69).
32
membranas de elastómero de silicona posicionadas en una cámara trapezoidal para
utilizar el efecto Venturi y mantener la válvula abierta a partir de una presión de 8-12
mm2. El diseño de la cámara donde se encuentran las membranas de elastómero se
apoya en la ecuación de Bernoulli para, al tener la parte de entrada una sección más
ancha que la de salida, crear un gradiente de presión que ayude al humor acuoso a salir
del ojo a través del mecanismo valvular aun habiendo una diferencia de presión pequeña
entre la cámara anterior y el espacio subconjuntival que rodea el dispositivo de drenaje.
Este sistema valvular, en teoría tan ventajoso, ha sufrido críticas desde sus inicios, que
fueron incrementando el halo de dudas respecto al funcionamiento real de la válvula in
vivo (69).
Por su parte, Lee (70) hace una crítica a la aceptación de los principios físicos
presentados por los fabricantes de las válvulas de Ahmed y de Krupin sin una
demostración científica sólida. Para la válvula de Ahmed calcula la diferencia de
presión que existiría entre la entrada a la válvula y la salida, asumiendo un flujo de 2
mm/min y una densidad del humor acuoso diez veces mayor que la del agua y el
resultado es de 4,4 x 10-8, realmente inapreciable. Y es que al manejar unas velocidades
de flujo muy lentas el intercambio velocidad-presión es mínimo. Al probar las presiones
de apertura de diferentes dispositivos de drenaje, entre los que se encontraba la válvula
de Ahmed para el glaucoma, Prata et al (71) detectan un funcionamiento de restricción
de flujo en la válvula de Ahmed, pero tras la apertura inicial no vuelve a cerrarse. Otros
autores hablan del verdadero efecto válvula del dispositivo de Ahmed (72). Esta
controversia sobre el mecanismo valvular continúa con los nuevos diseños de silicona.
Experimentos in vitro muestran importante variabilidad en las presiones de cierre del
mecanismo valvular, hasta en un 50% de los dispositivos dentro de límites de presión
peligrosos por las potenciales complicaciones debidas a la hipotonía (73).
33
En cuanto a los modelos, existe una variada oferta de válvula de Ahmed para el
glaucoma, que involucra a dos tipos de materiales para su fabricación, el polipropileno y
la silicona. La comparación entre los dos tipos de válvula ha mostrado resultados
dispares. En modelos experimentales de dispositivos de drenaje de glaucoma, el
polipropileno mostró un aumento de inflamación y de fibrosis comparado con la
silicona (78,79). Law et al (80), tras un año de seguimiento, en un estudio retrospectivo
de cohortes no sincrónicas, publicaron un control tensional al menos no inferior con la
válvula de silicona FP7 comparada con la de polipropileno S2, pero con mayores
complicaciones en el grupo de los tratados con el modelo FP7. Tanto Ishida et al (81)
como Hinckle et al (82) encuentran mejores resultados de control tensional con el
modelo de silicona que con el de polipropileno, y el primero también habla de un mejor
perfil de seguridad. También Mackenzie et al (83) publican mejores resultados en
cuanto a seguridad con el modelo FP7 comparado con el S2, con efectos similares en lo
que a control tensional se refiere.
34
Aquellos pacientes que tienen los ojos con adelgazamiento escleral y/o
corneoescleral límbico acentuado que impida una fijación segura del implante, o
que propicie una ubicación inestable del tubo dentro de la cámara anterior por
falta de resistencia en el limbo, que pueda ocasionar toque endotelial corneal o
capsular cristaliniano.
Pacientes plurioperados en los cuales no exista la posibilidad de disecar un
colgajo conjuntival suficiente para alojar el cuerpo valvular y luego cubrirlo,
como sucede en algunos pacientes con cirugía de retina o múltiples
procedimientos quirúrgicos filtrantes previos.
En aquellos pacientes en los que no sea posible una visualización adecuada de la
cámara anterior por opacidad corneal severa.
Por escuela acá utilizamos un implante valvular de Ahmed de silicona modelo FP7. El
primer paso es la preparación de la válvula. Se debe tener mucho cuidado al manipular
el dispositivo, ya que es pequeño, ligero y de superficie pulida, lo cual hace que
fácilmente pueda resbalarse y caerse. Con una cánula calibre 23 montada en una jeringa
de 3 cc que contenga solución salina balanceada para irrigación ocular, se debe de
realizar el purgado del tubo y el despegamiento inicial de las valvas de silicona del
sistema Venturi. Es conveniente subrayar que la primera causa de falla primaria de la
filtración en el postoperatorio inmediato es el olvido del paso del purgado, lo cual trae
como consecuencia la reintervención del paciente y el purgado ulterior, en la
inteligencia que intentar practicar el purgado a través de la canalización del tubo dentro
de la cámara anterior para evitar el procedimiento abierto es inviable, ya que la presión
aproximada para poder despegar la valvas quizá supere los 100 mmHg y el intentarlo
arriesga la integridad ocular tanto de la cámara anterior como de la ubicación en el
lecho escleral. La selección de la anestesia en la mayoría de los pacientes adultos es la
infiltración con lidocaína al 2% en el espacio subtenoniano, tratando de despegar la
Tenon de la esclerótica en todo el cuadrante. Es preferible la aplicación de sedación
superficial en estos pacientes. Preferimos la tracción corneal mediante una sutura de
poliglactina de 7-0 (vicryl) (86).
Este paso se simplifica si en los primeros cortes se logra llegar a la esclerótica y dejar
del lado conjuntival toda la Tenon. La maniobra ideal para la ampliación del lecho
escleral y disecarlo de la Tenon es introducir la tijera cerrada en el punto medio de la
ubicación de los dos músculos rectos correspondientes, abrir las ramas de la tijera e
intentar sacarla con las ramas abiertas. Esta maniobra, repetida varias veces, permite
36
que la Tenon se separe mejor de la epiesclera y que no se enrolle cuando se proceda a
deslizar y meter el cuerpo valvular en el lecho escleral. Una vez limpia la zona
epiescleral se tiene que introducir el cuerpo valvular y lo mejor es poder meterlo con los
dedos, una pinza fuerte sin dientes o con un portaagujas fino que se apoye en las anillas
donde estará previamente colocada la sutura de fijación de dicho cuerpo. La maniobra
debe de ser limpia y fácil; si se nota dificultad para desplazar hacia el ecuador el cuerpo
del dispositivo, seguramente la disección no fue completa y quedo algo de la Tenon
pegada a la epiesclera. El cuerpo del dispositivo debe de quedar a 8 a 10 mm del limbo
para poder ser fijado justo a esa distancia. La fijación del cuerpo a la epiesclera es
mediante dos puntos separados (uno en cada anilla), paralelos al limbo, superficiales-
medios en el lecho escleral pero largos en extensión, de tal manera que con menos
tensión se logre una buena fijación del dispositivo en la zona. Nosotros preferimos
utilizar seda de ocho ceros, ya que es muy dúctil, no desgarra la epiesclera con facilidad
y produce en corto plazo una fibrosis de fijación del cuerpo valvular mejor que si
utilizáramos nylon de 9 o 10 ceros u otras suturas absorbibles. Una vez que se ha fijado
el plato a la epiesclera.
37
Debido a las características histológicas de la esclera y a sus relaciones anatómicas
hacia la cara interna con la coroides y hacia la cara externa con la Tenon y a la relación
transicional hacia adelante con el limbo, el hacer una tunelización a través de ella
resulta sencillo y cómodo, ya que permite en un solo paso y un solo trayecto comunicar
el cuerpo valvular con la cámara anterior. El inicio del túnel debe ubicarse a unos 4 a 6
mm del limbo, utilizando para este procedimiento una aguja hipodérmica calibre Nº 23
doblada (Anexo B Fig. 5), conectada a una jeringa con viscoelástico, de tal manera que
el abordaje a la esfera ocular sea a la manera de una tangente y no de una secante.
Para lograr esto, se practica un primer doblez en el extremo distal de la aguja, como a
unos seis milímetros del bisel, el cual tendrá que estar hacia la zona del doblez. La aguja
debe de doblarse hasta que forme un ángulo agudo con el bisel hacia adentro de unos 60
grados, justamente para tratar de evitar que la aguja tenga la tendencia a comportarse
geométricamente como una secante a la esfera ocular, ya que el bisel tendrá siempre la
tendencia a escapar del ojo y no a perforarlo. Después de este primer paso se practica un
segundo doblez cerca del pivote de dicha aguja, en sentido contrario al primer doblez y
lo suficiente como para que esta zona de la aguja y la consecuente jeringa a la que
tendrá que estar conectada no obstaculicen visualmente el trayecto mientras se está
practicando la tunelización subepiescleral (86).
La profundidad del túnel en la esclerótica debe ser poca (apenas subepiescleral), ya que
la zona más compacta y de mayor resistencia, inclusive al frote, es la epiesclera. La
tunelización debe de ser vigilada y seguida durante su práctica por todo el trayecto hasta
el limbo, debido a que si se profundiza demasiado podría provocar una falsa vía a la
coroides o cuerpo ciliar. Se aconseja que se vaya observando el trayecto de la aguja por
transparencia hasta llegar al limbo. Hasta aquí todo el procedimiento ha sido visualizado
fácilmente. En el momento en que se llega a la zona de transición con la córnea (limbo),
hay que hacer una corrección en la dirección del túnel, ya que el arco de curvatura de la
córnea es diferente al de la esfera escleral. En este momento lo que se debe de hacer es
levantar la jeringa hasta que se observe que la porción de la aguja que está en el túnel
queda en plano paralelo al iris. Una vez logrado esta posición, se debe de perforar el
limbo hasta penetrar a la cámara anterior. Debe de hacerse notar que el limbo es la zona
de mayor resistencia a la tunelización y que penetrar a la cámara anterior requerirá de
una fuerza un poco mayor. Es conveniente, para evitar una entrada muy abrupta, que no
se pierda la paciencia y se agregue un poco más de fuerza solamente, para que el bisel
38
de la aguja cumpla su cometido de disecar lateralmente y permitir que en un breve
periodo de tiempo la punta de la aguja se visualice en la cámara anterior.
Una vez con el bisel en la cámara anterior hay que procurar introducir todo el bisel para
abocardar ligeramente la zona del cambio de dirección del túnel y permitir que el tubo
de silicona pase con menos dificultad a la cámara anterior. En el momento en que
estamos en la cámara anterior, conviene inyectar un poco de material viscoelástico, y al
sacar la aguja del túnel procurar seguir inyectando para que las paredes del plano de
disección (túnel) se dilaten y se mantengan un poco más abiertas para poder pasar en su
momento el tubo con más facilidad (Anexo B Figs. 6 y 7).
Posteriormente se deberá de proceder a meter el tubo (Anexo B Fig. 8), procurando que
la introducción sea lenta y pausada para impedir que el pico del bisel se atore en las
paredes del túnel. En el momento en el que la punta del bisel alcanza al limbo, tendrá
que acompañar al cambio de dirección que presenta el túnel mismo, por lo que pudiera
ser conveniente, si este momento se dificulta, deprimir con la otra mano la zona del
limbo al mismo tiempo que la mano comandante empuja el tubo hacia la cámara. Esto
hará que el bisel encuentre más fácilmente el cambio de la trayectoria. Una vez
visualizado el tubo en la cámara anterior, se debe de forzar a introducirlo todo, de tal
manera que el trayecto escleral se encuentre sin holguras. El dejar holgado el tubo
favorece el movimiento del mismo sobre el túnel y esto a su vez pudiera hacer que los
bordes del túnel se aflojen, quitándole estabilidad al dispositivo, favoreciendo una
posible extrusión por movimientos no deseados de dicho tubo sobre el lecho escleral y
el recubrimiento conjuntivotenoniano (Anexo B Fig. 9).
39
Hay que hacer el doblez de la aguja con el bisel hacia arriba y la rama de la
aguja que hará el túnel deberá ser como de 6-8 mm. Ni más, ni menos.
La epiesclera debe de estar libre de Tenon, para que la profundidad del túnel sea
la adecuada (que no sea subtenoniana sino realmente subepiescleral), ya que se
puede confundir la profundidad por la presencia de la Tenon adherida a la
epiesclera.
El túnel debe de realizarse en la misma profundidad hasta llegar al limbo; en el
momento de hacer el cambio de dirección de la tunelización es preferible ser
más corneal que escleral, para evitar tocar la raíz del iris y un probable sangrado.
Cuando se entra a la cámara anterior, el bisel de la aguja debe de penetrar en su
totalidad para que el paso del tubo no sea tan difícil cuando cursa por el cambio
de dirección del túnel.
La aguja debe de estar colocada en una jeringa con material viscoelástico, el cual
debe de inyectarse en forma moderada en la cámara anterior y en el momento de
sacar la aguja de dicha cámara inyectar en el trayecto para que el túnel quede
formado y lubricado y así se facilite el paso del tubo a través de él.
El tubo se debe de introducir en su totalidad, de manera que no quede flojo o
«suelto» entre el cuerpo valvular y la entrada al túnel. Esto es con la intención de
evitar el movimiento del tubo y el posible frote con la conjuntiva.
La conjuntiva la suturamos con dos puntos a nivel del limbo con una sutura reabsorbible
de poliglactina (Vycril) de 7-0. También se cierran las descargas laterales. Dejamos el
borde anterior algo tenso para conseguir un cierre estanco y evitar fugas en el
postoperatorio. Es importante que la cápsula de Tenon recubra también el dispositivo de
drenaje pues es una capa más para prevenir la erosión del tubo. El ojo es cubierto con un
parche tras la cirugía hasta el día siguiente.
40
mes y después cada tres meses. En casos con buena evolución y tras un tiempo de
seguimiento importante prolongamos las revisiones cada seis meses.
En cada visita de revisión, intentamos obtener la agudeza visual en los pacientes en los
que es posible, en la mayoría de los casos no se puede obtener este dato. En pacientes
mayores se usa un optotipo de Snellen. Tomamos la presión intraocular en los pacientes
mayores con un tonómetro de aplanación de Goldmann incorporado a la lámpara de
hendidura). En los pacientes menores o no colaboradores utilizamos un tonómetro de
rebote Icare. La exploración oftalmológica del polo anterior la realizamos en la lámpara
de hendidura, Comprobamos el aspecto general del ojo, la existencia de alteraciones
corneales, la correcta posición del tubo y el recubrimiento adecuado, el estado del
cristalino, y la exploración de fondo de ojo con la anotación de la relación excavación
papilar – diámetro papilar (89).
41
En contra de los anteriores resultados, Al-Mobarak et al (93) muestran una peor
supervivencia de los casos en los que se usa mitomicina-C intraoperatoriamente
comparándolos con los casos en los que no se usa. Se atribuye este peor resultado a una
reacción fibrosa e inflamatoria aumentada por la muerte celular inducida por la
mitomicina-C. Estos resultados se basan en un estudio retrospectivo en el que el uso de
la mitomicina-C estuvo elegido en cada caso según la preferencia del cirujano por lo
que puede existir un sesgo importante en los resultados ya que se tiende a elegir el
antifibrótico en los casos de peor pronóstico.
42
VI. MATERIALES Y MÉTODOS
43
VI.4.1 Inclusión:
VI.4.2 Exclusión:
VI.5 Reclutamiento
Para llevar a cabo la investigación, en primer término, fue enviada una nota dirigida a la
Dirección del Hospital, solicitando el permiso correspondiente, a fin de acceder a las
fichas medicas de los pacientes. Se adjuntó el protocolo de investigación para mayor
información sobre el estudio que se pretendía realizar.
Una vez convenido el permiso, se coordinaron los días y el horario para el relevamiento
de información.
44
- Sexo: Se consideró como variable cualitativa dicotómica, clasificándose en:
masculino, femenino.
- Antecedentes Patológicos Personales: Se consideró como variable cualitativa
nominal clasificándose en enfermedades pre existentes como: Diabetes mellitus,
Hipertensión arterial, DLP.
- Etiología del GNV: Se consideró como variable cualitativa nominal,
clasificándose en: Diabetes Mellitus, vascular y otros.
- Ojo operado: Se consideró como variable cualitativa dicotómica, clasificándose
en: ojo derecho, ojo izquierdo.
- PIO pre y post quirúrgica: Se consideró como variable cuantitativa continua,
la cual fue medida en la etapa pre quirúrgica y a la una semana, a los 30 días, a
los 6 y 12 meses posteriores al implante valvular.
- Agudeza visual pre y post quirúrgica: Se consideró como variable cualitativa
ordinal, clasificándose según la Cartilla de Snellen en: 20/16, 20/20, 20/25,
20/32, 20/40, 20/50, 20/63, 20/80, 20/100, 20/125, 20/160, 20/200.
- Medicación hipotensora: Se consideró como variable cualitativa nominal,
clasificándose en: agonistas colinérgicos, agonistas adrenérgicos, alfa 2
agonistas, betabloqueantes inhibidores de la anhidrasa carbónica, análogos de
prostaglandinas.
- Complicaciones postquirúrgicas: Se consideró como variable cualitativa
nominal, clasificándose en: Hipotonía, Hifema, Atalamia, QPB, DC,
Enquistamiento valvular, Retracción del tubo, HTO, Extracción, otros. También
se tuvo en cuenta el tiempo de ocurrencia de las mismas, categorizándolas como:
Complicación Temprana, a toda aquella situación ocurrida antes del primer mes
post-operatorio, y se consignó como una Complicación Tardía, a la ocurrida
después de este plazo.
- Éxito o falla quirúrgica: Se consideró como variable cualitativa nominal,
clasificándose en:
a. Éxito Total: aquella situación en la que la PIO fue ≤ 21 mmHg y >5 mmHg,
sin tratamiento antiglaucomatoso suplementario.
b. Éxito Parcial: se supuso cuando se reunieron los criterios previamente
descritos con la PIO y el empleo de uno o más agentes hipotensores oculares.
c. Falla Parcial: se consideró cuando la PIO estuviera entre 22 y 25 mmHg,
con o sin el empleo de medicamentos que la redujeran.
45
d. Falla Total: cuando la PIO fuese ≤5 mmHg y ≥26 mmHg, por un periodo de
tiempo mayor de 3 meses, y/o que se desarrollara una pérdida total de
percepción de luz, y/o que se requiriera de cirugía de glaucoma adicional
para el control de la PIO, y/o que se retirara la válvula implantada, y/o que se
presentara extrusión del tubo o del cuerpo de la válvula.
46
VII. RESULTADOS
GNV/ OVCR 1 2 0 3
Otros 12 12 20 44
diagnósticos
Destecham. Valvular 1
Needling 1 2 1
47
Entre los años 2017 y 2019, los cuales se consideraron como nuestro periodo de estudio,
se implantaron 109 válvulas de Ahmed en el Instituto de la Visión, de los cuales 60%
(n=65) fue por diagnóstico de GNV y el 40% restante, por otros diagnósticos de
glaucoma. A pesar de contar con un número considerable de casos, el tamaño de la
muestra tuvo que ser ajustado a los criterios de inclusión para llevar a cabo la
investigación.
64%
39%
36%
32%
16%
13%
3%
48
Grafico 3. Distribución de los pacientes según morbilidades sistémicas asociadas al
GNV.
10%
Diab + HTA
32% Diab. Mellitus
58% Ninguna
49
Grafico 4. Distribución de la muestra estudiada según el tipo de glaucoma
diagnosticado.
13%
GNV/RDP
GNV/OVCR
87%
50
Grafico 5. Lateralidad de los casos estudiados
44% OD
56% OS
51
Grafico 6. Distribución de los casos según el comportamiento de la presión
intraocular (PIO) en las etapas pre y post quirúrgicas.
1 100%
97%
86%
83% 83% 83%
0.17 0.17
0.14 0.14
0.03 0.03
52
Tabla 1. Valores medios de la PIO en las etapas pre y post implante valvular
35,8 ±13 mmHg 11 ± 5 mmHg 11 ± 4 mmHg 16,7 ± 7 mmHg 18 ± 9 mmHg 15,6 ± 6 mmHg 16 ± 6 mmHg 0,000*
53
Grafico 7. Valoración de la agudeza visual luego del implante valvular en los ojos
estudiados.
28%
Sin mejoria AV
Con mejoria AV
72%
54
Grafico 8. Empleo de fármacos hipotensores luego del implante valvular
7%
7%
3 Hipotensores
2 Hipotensores
1 Hipotensor
87%
55
Grafico 9. Ocurrencia de complicaciones luego del implante de la válvula de
Ahmed en los casos estudiados.
25%
20%
10%
56
Grafico 10. Complicaciones más frecuentes ocurridas luego del implante valvular
5%
20%
35% Hipotonia
Hifema
Retracc. Tubo
HTO
DC
20%
20%
En los 22 ojos que sufrieron complicaciones luego del implante de válvula de Ahmed,
se observaron con mayor frecuencia casos de hipotonía, hifema y retracción del tubo.
En casi la mitad de los mismos, se presentó más de una complicación durante el año de
seguimiento post implante.
57
Grafico 11. Resultado de la intervención quirúrgica al cabo de un año en la
muestra estudiada.
14%
Éxito total
50% Éxito parcial
Falla total
36%
En el grafico 11 se puede ver que al año del implante valvular en los 31 ojos con GNV,
se registró éxito total en la mitad de los casos intervenidos y éxito parcial en el 36%
(n=11). Por lo tanto, se puede decir que el procedimiento quirúrgico fue exitoso en 8 de
cada 10 ojos tratados durante el periodo 2017 a 2019.
58
VIII. DISCUSION
La literatura ha descrito que el implante de la VA para tratar el GNV se asocia con una
variedad de complicaciones, siendo la aparición de una etapa hipertensiva como
consecuencia, la más prevalente. Se ha demostrado que la VA es más propensa a la
encapsulación y al desarrollo de hipertensión que otros tratamientos (96).
59
intervención, así como probabilidades de éxito a favor del implante de VA (98, 99). Por
su parte, Christakys et al (100) compararon los efectos derivados del implante de
válvula Ahmed vs Baerveldt, encontrando que, a los 5 años de seguimiento, la VA tuvo
resultados menos auspiciosos en el mantenimiento a largo plazo de la PIO, pero otorgó
mayor seguridad que el otro dispositivo.
En nuestra práctica, al inicio del estudio, todos los casos tenían prescripción de
fármacos hipotensores, pero luego del implante, esa cantidad se redujo a 42% para
controlar la PIO en la etapa postquirúrgica. Varias investigaciones han referido también
la reducción en el número de fármacos utilizados luego del implante valvular como en
el caso de Hernández et al (19), aunque ninguno encontró una asociación significativa
entre la intervención y la farmacoterapia.
60
En la presente investigación se verificó éxito quirúrgico total en la mitad de los casos
intervenidos y éxito parcial en el 36%, por lo que se puede decir que nuestros hallazgos
no se alejan mucho de lo informado por otros autores como Yalvac et al (103) con 63%
y Xie et al (15) con 67%. Otros estudios han observado tasas de éxito entre 62% (104) y
el 84% (105) para el implante de la válvula de Ahmed sin intervenciones después de 1
año de seguimiento; por su parte Hernández et al (19) en México determinaron una tasa
de éxito del 60% a pesar de la mejoría de la PIO postoperatoria, casi la misma situación
que observamos en nuestra experiencia.
Se necesita llevar a cabo más investigaciones del tipo cohortes prospectivas y ensayos
clínicos aleatorizados a nivel local, de manera a ir definiendo el perfil de los casos, el
comportamiento de la enfermedad y las opciones terapéuticas más adecuadas a la
población mexicana, considerando que el GNV exige un tratamiento costoso y a largo
plazo, el cual debe ser sostenible tanto para el paciente, la familia y el propio sistema de
salud.
61
IX. CONCLUSIONES
X. RECOMENDACIONES
63
XI. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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of glaucoma and projections of glaucoma burden through 2040: a systematic
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64
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73
ANEXO A
Ficha de Colecta de Datos
a. Datos Personales
Identificación: Edad:
Sí No Sí No
Fármacos: Fármacos:
Sí No
74
ANEXO B
75
76