Vascos - Danilo Maytia
Vascos - Danilo Maytia
Vascos - Danilo Maytia
Danilo Maytía integra actualmente la directiva del centro Euskal Herria. Ha participado en la
Comisión de Cultura y en el Taller de Estudios Vascos. Se desempeña asimismo como
secretario en el centro Haize Hegoa. A su vez forma parte del grupo de danza Eusko Indarra.
Entrevistador/a: ¿Es usted vasco o descendiente de vascos? ¿Puede decirnos en qué año
llegaron sus familiares al Uruguay, y cuáles fueron los motivos que los impulsaron a venir?
Danilo: Soy descendiente de vascos, entre otros. Por parte de mi padre, sobre todo: Etelvide,
Etchart, Aramburu, hay varios. Pero también por el lado de mi madre tengo gallegos y canarios
de la segunda tanda de colonización. Soy lo que se dice un crisol de razas. Sinceramente, no sé
con exactitud en qué año vinieron; asumo que llegaron junto a una gran masa de inmigrantes
hacia 1836-37, con las leyes de fomento de la inmigración. El primer Maytía que llega a Uruguay
nace en la localidad de Navarra, en un pueblito precioso en la montaña y se casa en el País
Vasco en 1830. Dos de sus hijos nacen en un caserío (construcción con una propiedad para ser
explotada), y se casan en Florida en 1856. Uno de ellos lo hace con una hija de vascos; esto era
típico entre inmigrantes, es decir, buscaban apoyo entre ellos. Entre las cosas que deja mi padre,
encuentro un pasaporte escrito a mano de uno de los Aramburu, quien llega aquí de soltero y
recibe el título de Licenciado del Ejército. Lo curioso es que en el propio pasaporte figura la
autorización del alcalde del pueblo que establecía que Aramburu contaba con el aval de su
madre para venirse a Uruguay. Este hecho reflejaba que él se encontraba libre de deudas, y por
eso estaba autorizado a abandonar el pueblo.
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Entrevistador/a: ¿Sabe usted de alguna política que haya tenido lugar en el pasado, por parte
de nuestro Estado, propiciando la inserción de la comunidad vasca en el territorio nacional?
Danilo: Por lo que tengo entendido, entre los años 1832 y 1834, aparece un proyecto de ley por
parte del Estado para el fomento de la inmigración canaria y vasca. Ésta establecía que como
forma de pago por las labores que realizaban se les entregaran tierras para ser explotadas. En
aquél momento, Ellauri como embajador en Francia y Lafone como uno de los principales
capitalistas, trataban de atraer mano de obra para poblar el territorio nacional. No todos tenían
acceso al beneficio de la inmigración: existían límites de edad. La mano de obra de los vascos
era una mano de obra barata. En los registros del Archivo General existen datos de dicha
inmigración, donde se menciona detalladamente la persona que llega, su oficio y el barco en que
lo hace. Pero luego, ese registro detallado es sustituido por otro en el que simplemente aparece
el número de inmigrantes que llegan y quién es su contratista. Había ciertas personas que
pagaban los pasajes de esos inmigrantes y estos debían trabajar para ellos hasta reintegrar el
importe de esos pasajes. Por lo general, transcurrían al menos cuatro o cinco años para que eso
se cumpliera.
Entrevistador/a: ¿Usted, como integrante de la comunidad, tiene algún vínculo con el País
Vasco? Si es así, ¿podría decirnos a través de que medios?
Danilo: En el País Vasco tengo amigos, con quienes me vinculo principalmente por teléfono.
Estos amigos han surgido a partir del grupo de baile y es usual que nos comuniquemos para
saludarnos en las fiestas tradicionales de fin de año. La comunicación se da sobre todo para
contarles qué es lo que estamos haciendo acá y cómo estamos realizando las distintas
actividades relacionadas con el centro. No estoy interesado o motivado por lo que esté pasando
en el País Vasco. Es innegable que me voy enterando por conversaciones o por televisión, pero
no es que los llame para recibir noticias de lo que está ocurriendo allí. Lo que más me llama la
atención es el tema de la historia y la difusión cultural del euskera. No tengo TV cable; tal vez, si
la tuviera estaría enchufado viendo el Canal vasco, en cuanto a lo que es difusión cultural. Los
partidos de pelota creo que no los miraría. El tema del mantenimiento del euskera y de la cultura
en general, es muy importante. Allá se está perdiendo un poco esto, así como acá estamos
perdiendo el tema del canto folklórico (al menos en Montevideo).
Entrevistador/a: Sabemos que existen diferentes instituciones vascas que nuclean a los
miembros de esta comunidad. ¿Cómo cree usted que se da la relación entre estas distintas
instituciones?
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Danilo: En lo que respecta a los inmigrantes directos, la integración a los centros vascos es
prácticamente nula. Principalmente, están relacionados con la actividad de los tambos en el
Interior del país y es difícil establecer un contacto fluido con ellos, aunque con algunos logramos
contactarnos a través de Internet. En lo que tiene que ver con los que somos descendientes,
podemos hablar de unos trescientos mil, pensando en que el 10% de la población tiene su primer
apellido vasco. Hay gente que accede al tema de la cultura vasca, mientras a otros no les
interesa: algunos saben que tienen apellido vasco, pero no tienen interés en interiorizarse con la
cultura o no les motiva el tema. Yo accedí al estudio de la cultura vasca por un amigo, que me
invitó al grupo de danza. En ese momento era Eusko Indarra y estaba ensayando en Euskal
Herria. Fue en el año 1985.
Con respecto a los centros, el Euskaro se fundó en 1911, pero ya no existe. Después
encontramos a Euskal Herria, fundado en 1912, y el tercer centro vasco en fundarse fue Haize
Hegoa. Más tarde vino Euskal Etxea de Durazno, y después hubo una seguidilla: Rosario en
Carmelo, Minas, Maldonado, Salto. Hay muchos centros, pero sólo cuatro pertenecemos a la
FIVU (Federación de Instituciones Vascas del Uruguay). Lo que ocurre es que no hay que perder
de vista que es difícil mantener un centro trabajando, ya sea vasco como cualquier otro. Si bien
cada uno tiene su modalidad de funcionamiento y sus características propias, me parece que
somos necesarios todos.
Minas tiene su centro en una preciosa casa en la falda de un cerro, pero es lejos para acceder
caminando; al que no tiene auto se le complica. A los gurises hay que llevarlos y traerlos a
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ensayar cuando se hacen clases de danza. Y eso nos ocurre a nosotros también: muchas veces
los que más tienen acceso son los gurises del barrio, que son los que más vienen. Como centros
vascos, en mayor o menor medida, todos estamos trabajando y mantenemos contacto con el
Gobierno Vasco y con las oficinas paralelas del Gobierno.
Otro punto fundamental para nosotros es tratar de incentivar el estudio de la inmigración vasca a
nuestro país, dando a su vez apoyo a quienes se encargan de esto. Hace un tiempo, un grupo
de profesores del IPA (que habían hecho una especialización en Historia, en la Facultad de
Humanidades, sobre el estudio de los vasco-franceses en la Guerra Grande) tuvo, gracias a
nuestro apoyo, la oportunidad de divulgarlo y de que eso no quedara archivado en una biblioteca
donde nadie lo viera.
Otra experiencia muy linda, pero poco conocida, y que llevamos acabo hace nueve años, es
contarle a niños en edad escolar mitos, leyendas y tradiciones del País Vasco. Luego, ellos las
interpretan a través de dibujos, en base a [sic] los cuales hacen tarjetas impresas que se usan
como saludos de fin de año. Por ejemplo, entre lo que les relatamos, está la historia de un
personaje del País Vasco (parecido a Papá Noel). La historia sostiene que éste era de una muy
vieja raza vasca y que llega al País Vasco anunciando la Buena Nueva: el nacimiento del hijo de
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Dios. Los niños, generalmente, lo dibujan como un personaje que viaja en trineo, vestido de rojo,
que en definitiva es un Papá Noel, como todos lo conocemos. Esta actividad la realizamos en el
Colegio de los Vascos (en Mercedes 984). Además, allí realizamos todos los años (desde hace
tres años) un ciclo de charlas. Por ejemplo, el año pasado hablé de los vascos en Uruguay.
Otros hablaron de San Fermín en el País Vasco y de los deportes vascos. Damos nuestro
testimonio como integrantes de la comunidad vasca en Uruguay.
Entrevistador/a: En diferentes materiales a los que hemos accedido se afirma que la comunidad
vasca profesa la religión católica. ¿Está usted de acuerdo con esta afirmación?
Danilo: No me animaría a decir que sí tajantemente, pero el tema de la religión para los vascos
es muy importante, a pesar de que nuestro pueblo haya accedido muy tardíamente a la
cristianización. En Uruguay, se hacen las comidas en San Ignacio de Loyola, festejos de San
Miguel, de San Juan, porque cada provincia de allá tiene su santo. Por ejemplo, el día de la
Patria Vasca, se institucionalizó por problemas políticos: es el último domingo de Pascuas. A la
Iglesia de los vascos acudían muchas personas en los años 40. Fue creada con la intención de
no perder la masa de vascos inmigrantes. El peligro al que se enfrentaban era que, al no existir
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curas que hablaran euskera, no se los podía atender. Surgió, entonces, la necesidad de traer
curas vascos entre los años 1850-52 para atender esa gente. Hoy, la realidad es distinta: no hay
una gran masa de inmigrantes vascos, y entre los descendientes, hay una gran diversidad.
Realizando un estudio sobre la virgen de Arantxaxu, de la que eran devotos los primeros
inmigrantes vascos que llegaron al Uruguay, me dolió mucho que los vascos hayan [sic] perdido
esa imagen. La iglesia del Cerro dejó de estar bajo la avocación de esta virgen porque los
italianos pudieron colocar en lugar de Arantxaxu otra imagen, ya que participaron con más
dinero. Los vascos se ofendieron y hasta había uno que se quería llevar la imagen. De esa
manera se borraron setenta años de historia. Por eso, creo que los vascos y la religión están
muy unidos. Tal es así que los vascos también son devotos de la virgen de Betharram. Miguel de
Garikovitz, que era vasco de la parte francesa, instaura esta imagen en tiempos de los primeros
inmigrantes vascos. Y además de esta virgen, está la Señora de la Inmaculada Concepción. En
un momento planteé la idea de traer la virgen de Arantxaxu desde el Cerro hacia la Iglesia de los
vascos (Iglesia de la Inmaculada Concepción). Pero me dijeron que ya había dos vírgenes
(Betharram y la Inmaculada Concepción) y [que] una tercera no les parecía.
Entrevistador/a: Nos gustaría saber, entonces, ¿cuál es su visión sobre la integración de los
vascos en el Uruguay? ¿Cuál cree usted que es la percepción que tiene la sociedad uruguaya de
"lo vasco"?
Danilo: Es bastante cambiante. Cuando yo empecé a estudiar, la gente titulaba a los vascos de
grandes trabajadores, lo cual puede que tenga algo de idealización. Hubo un quiebre de esta
concepción, en parte, por el famoso tema de La Trainera (el restaurante de comida vasca). Éste
fue un hecho específico mediante el cual se trajo a nuestro país un tema que estaba muy lejos:
el terrorismo. Particularmente, me molestaba y me sigue molestando que se crea [que] vascos
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[es] igual a terroristas. Algo similar ocurría en el año 59, cuando hice el Viaje de Arquitectura,
donde uruguayo era igual a tupamaro. Esto es lo que trasciende, por lo menos, a nivel de los
medios de comunicación. Es muy difícil para nosotros convivir con el tema del terrorismo. Esto
muchas veces hace que se vea a nuestra colectividad con miedo. Se cree que la colectividad
está apoyando, a través de una actividad cultural, el tema del terrorismo. Esto es algo que no
depende de nosotros; en nuestro centro trabajamos por un tema cultural y hay que remar contra
eso. De todas formas, esto no quita que se siga vislumbrando al vasco como trabajador o
empeñoso de la palabra.
Entrevistador/a: Cuéntenos un poco acerca de las costumbres más significativas de los vascos
en el Uruguay, por ejemplo, en lo que se refiere a comidas, música, celebraciones, deporte, etc.
Danilo: No estoy tan seguro de que haya un interés explícito por mantener las costumbres. Tal
vez sea por la rápida asimilación de los vascos a nuestro medio. Sin embargo, todavía en la
actualidad persisten elementos tales como la comida, con todo aquello "a la vizcaína", y hasta la
práctica del juego de pelota. En lo que refiere al grupo de baile, lo hacemos porque nos gusta, ya
que, en definitiva, no estamos manteniendo un folklore. Con respecto al euskera, mi interés
radica en motivar a que se estudie, por ser el único idioma preindoeuropeo vivo.
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Por otra parte, existen apellidos que han cobrado importancia en nuestro país y que todos
reconocen como vascos; es el claro ejemplo del vasco Aguirregaray o del vasco Ostolaza. Pero
así como está eso, se desconoce que muchas localidades uruguayas tienen nombre vasco; tal
es el caso de Juan Lacaze, Ombúes de Lavalle, Lascano y Aznarez, entre otras. No sabrán de la
virgen de Arantxaxu, no sabrán del naufragio en las costas de Rocha (en el cual naufragó un
barco que, entre otras cosas, transportaba la imagen de la virgen), pero saben que los vascos,
acá, estuvieron presentes. Incluso hay gente que desconoce que Zabala era vasco, y que lo de
circunvalación Durango es por el lugar donde él nació. Esa falta de información es un déficit tal
vez de los centros vascos, que no han podido solucionar cosas como éstas.