Neurociencia de Las Emociones

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LAS EMOCIONES

Las emociones son respuestas o reacciones fisiológicas de nuestro cuerpo


ante cambios o estímulos que aparecen en nuestro entorno y en nosotros
mismos. Por ejemplo, si estamos cruzando la calle distraídos y escuchamos
el ensordecedor sonido de un claxon (estimulo externo) cerca, nos
asustaremos. También puede ocurrir que estemos viendo tranquilamente
una película en el sofá de nuestra casa y aparezca en nuestra mente un
recuerdo (estimulo interno) que nos entristezca. Las emociones se
experimentan a través de cambios fisiológicos, cognitivos y conductuales.

La raíz etimológica de la palabra “e-moción” nos da mucha información


acerca de su significado. En latín “movere” significa moverse y el prefijo
“e” denota un objetivo. La palabra emoción, desde el plano semántico,
significa “movimiento hacia”. Las emociones nos ayudan a aprender cosas
nuevas, entender otras e impulsarnos a la acción. Buen ejemplo de ello
sería la conducta de chillar de una persona ante un susto o la conducta de
estudiar aplicadamente un tema que te apasiona. Son vitales para el ser
humano ya que nos permiten vivir adaptados y plenamente.

Las emociones siempre aparecen tras los pensamientos (que aparecen en


la conciencia o no) y dan lugar a acciones que suponen unos resultados.

Estímulo/situación => Pensamiento => Emociones => Acción => Resultado

Según lo anterior, si nuestras reacciones no son adaptativas y nos impiden


conseguir nuestros objetivos (realistas), la causa próxima estaría en
nuestra forma de ver el mundo, a nosotros mismos y a los demás. Si
ajustáramos esa visión general del mundo, conseguiríamos resultados
diferentes y más adaptativos, es decir, nos sentiríamos mejor y más
satisfechos.

Existe cierto grado de acuerdo en considerar la existencia de 6 emociones


básicas. Todas ellas constituyen y forman parte de procesos de adaptación
y existen en todos los seres humanos, independientemente de la cultura
en la que se hayan desarrollado. Se agrupan en emociones agradables,
neutras y desagradables:

Agradables:

Alegría: para disfrutar de lo que acontece y repetir.

Neutras:

Sorpresa: para indagar más en lo ocurrido.

Desagradables:

Tristeza: para llorar y refugiarte.

Miedo: para evitar, huir o atacar.

Ira: para establecer límites y protegerlos.

Asco: para expulsar o alejarte.

Las emociones y su función:

En este apartado describiré las emociones primarias y sus funciones ya


que, como he mencionado anteriormente, las emociones secundarias
derivan de las primarias.

Tristeza
La tristeza aparece ante la percepción de una pérdida.

De ella derivan otras emociones secundarias como la soledad, el


pesimismo, la decepción o la culpa.

Su función es la reintegración personal, nos motiva pedir ayuda y


aumentar los nuestros propios recursos.

Función de la Tristeza

Reintegración

Miedo

El miedo aparece ante situaciones o estímulos de carácter amenazante.


Esa amenazada puede ser real o imaginada.

De esta emoción surgen los estados de inseguridad, ,la ansiedad o la


incertidumbre.

Su función es protegernos tanto física como psicológicamente.

Función del Miedo

Protección

Alegría

La alegría aparece cuando logramos algo que deseamos.

Genera seguridad, sensación de bienestar y nos lleva reproducir esos


comportamientos o acciones que nos hacen sentir bien.

Su función es la de afiliación y reproducción

Función de la Alegría
Afiliación y Reproducción

Sorpresa

La sorpresa se genera a partir de la aparición de un estímulo inesperado.

Genera sobresalto, desconcierto o asombro.

Es la emoción más breve en su duración.

Su función es de exploración y orientación.

Función de la Sorpresa

Exploración y Orientación

Ira

La ira aparece cuando percibimos que algo que queremos o deseamos no


sale como esperábamos o cuando percibimos que alguien interfiere
intencionadamente en la consecución de nuestros objetivos.

Se relaciona con la rabia, el enfado o la frustración.

Su función es de autoprotección.

Función de la Ira

Autoprotección, Autodefensa

Asco

El asco aparece ante estímulos que nos resultan aversivos.

La función del asco es el rechazo, hace que nos alejemos de aquello que
puede resultar nocivo para nosotros: enfermedades, basura, etc.
Función del Asco

Rechazo

¿Para qué sirven las emociones?

Las emociones nos ayudan a aprender de nuestros recuerdos. Cuando


nuestro cerebro almacena experiencias, no simplemente recopila hechos;
también registra nuestros sentimientos y estos sentimientos nos ayudan a
aprender. Por ejemplo, si un niño toca un horno caliente, experimentará
un dolor intenso. Solo pensar en volver a tocar otro horno en el futuro,
hará que se dispare el recuerdo de ese dolor y sufrimiento. De esta forma,
las emociones evitarán que le pase lo mismo otra vez.

Otro beneficio de las emociones es la forma en la que nos ayudan a


interpretar los sentimientos de otros, lo que a su vez nos ayuda a predecir
sus acciones. Es decir, nos ayudan a relacionarnos con los demás. Por
ejemplo, imagina que te estás enfrentando a un hombre colérico. Por su
lenguaje corporal (quizás sus puños o su tono de voz) puedes descifrar su
estado emocional. Sabiendo esto, puedes predecir sus acciones futuras;
por ejemplo, estar a punto de golpear a alguien.

El último beneficio que mencionaremos es el impulso para actuar.


Requerimos de nuestras emociones para poder reaccionar rápidamente
ante una situación. Por ejemplo, el hombre colérico del ejemplo anterior;
si creemos que puede estar cerca de explotar, nos sentiremos amenazados
o incluso enfadados como él, lo que nos preparará para huir o luchar.
Ya sabemos que nuestras emociones son herramientas importantes para
entender e interactuar con nuestro entorno. Aun así, tienen defectos y
pueden impulsarnos a cometer errores.

Uno de esos errores ocurre cuando nos volvemos excesivamente emotivos


y no podemos pensar claramente. Nuestras mentes solo pueden manejar
un número limitado de elementos a la vez y cuando estamos en un estado
de intensidad emocional, nuestras mente es bombardeadas con
pensamientos alarmantes e imágenes perturbadoras. Así, no queda
espacio para el pensamiento racional y nuestro juicio se nubla. Por
ejemplo, cuando estás aterrorizado puedes verte reaccionando en exceso
a ciertas situaciones, pensando que son más peligrosas de lo que
realmente son. Éste es el por qué cuando estás aterrorizado, puedes
confundir una sábana tendida con un fantasma.

Otro error causado por nuestras emociones ocurre cuando actuamos


antes de poder juzgar una situación apropiadamente. Cuando la
información entra a nuestro cerebro, una fracción de ella se salta la región
responsable del pensamiento racional, el neocórtex, y entra directamente
al área emocional, el sistema límbico. Si el área emocional percibe que la
información es una amenaza para nosotros, puede provocar que actuemos
súbitamente, sin pensar racionalmente. Ésta es la razón por la que puedes
pegar un brinco cuando estás en un bosque oscuro y ves una figura
extraña con el rabillo del ojo.

Un error más de nuestra mente emocional es reaccionar a situaciones del


presente basándose en experiencias pasadas, aun cuando las condiciones
hayan cambiado. Por ejemplo, un niño que fue acosado en el colegio
puede crecer para convertirse en un hombre seguro de sí mismo, pero
aun así sentirse amenazado.

Aunque las emociones son importantes, pueden tomar el control de


nuestra mente y corromper nuestro pensamiento racional. Por eso
necesitamos algo de ayuda para manejarlas efectivamente.

NEUROCIENCIA DE LAS EMOCIONES


Desde hace 20 años la neurociencia de las emociones ha aportado mucho
para comprender los procesos de adaptación de nuestra especie a la
sociedad.
Así como algunos detalles minúsculos, como la selección de personal
basados en su inteligencia emocional y no es su inteligencia intelectual.
Cuando los sociobiólogos buscan una explicación al relevante papel que la
evolución ha asignado a las emociones en el psiquismo humano, no dudan
en destacar la preponderancia del “corazón sobre la cabeza” en los
momentos realmente cruciales.

ROL DE LAS EMOCIONES SEGÚN LA NEUROCIENCIA


Según la neurociencia de las emociones, son éstas las que nos permiten
afrontar situaciones demasiado difíciles, como el riesgo, las pérdidas
irreparables, la persistencia en el logro de un objetivo a pesar de las
frustraciones, la relación de pareja y la creación de una familia.
No así el intelecto, que nos ayuda a evaluar las decisiones, pero no nos da
el empuje que necesitamos.
Cada emoción nos predispone de un modo diferente a la acción.
Cada una de ellas nos señala una dirección que, en el pasado, permitió
resolver adecuadamente los innumerables desafíos a que se ha visto
sometida la existencia humana.

SUPERVIVIENCIA Y EMOCIONES
En este sentido, nuestro bagaje emocional tiene un extraordinario valor de
supervivencia y esta importancia se ve confirmada por el hecho de que las
emociones han terminado integrándose en el sistema nervioso en forma
de tendencias innatas y automáticas de nuestro corazón.
Cualquier concepción de la naturaleza humana que soslaye el poder de las
emociones pecará de una lamentable miopía.
De hecho, a la luz de las recientes pruebas que nos ofrece la ciencia sobre
el papel desempeñado por las emociones en nuestra vida, hasta el mismo
término homo sapiens —la especie pensante— resulta un tanto equívoco.
Todos sabemos, por experiencia propia, que nuestras decisiones y
nuestras acciones dependen tanto —y a veces más— de nuestros
sentimientos como de nuestros pensamientos.

NEUROCIENCIA: ¿EMOCIONES O INTELIGENCIA?


Hemos sobrevalorado la importancia de los aspectos puramente
racionales para la existencia humana pero, para bien o para mal, en
aquellos momentos en que nos vemos arrastrados por las emociones,
nuestra inteligencia se ve francamente desbordada.

SIGNIFICADO DE LAS EMOCIONES SEGÚN LA NEUROCIENCIA


Todas las emociones son impulsos para actuar, planes instantáneos para
enfrentarnos a la vida que la evolución nos ha otorgado.
La raíz de la palabra emoción es motere, el verbo en latín “mover”,
además del prefijo “e”, que implica “alejarse”, lo que sugiere que en toda
emoción hay implícita una tendencia a actuar.
Que las emociones conducen a la acción es muy evidente cuando
observamos a niños o animales; sólo es en los adultos “civilizados” en los
que encontramos la anomalía: emociones –impulsos arraigados que nos
llevan a actuar- divorciadas de la reacción evidente.
Con nuevos métodos para explorar el cuerpo y el cerebro, los
investigadores están descubriendo más detalles fisiológicos acerca de
cómo cada emoción prepara al organismo para una clase distinta de
respuesta:

CONFLICTO EMOCIÓN Y RAZÓN


Para comprender la neurociencia y el gran poder de las emociones sobre la
mente pensante —y la causa del frecuente conflicto existente entre los
sentimientos y la razón— consideraremos ahora la forma en que ha
evolucionado el cerebro.
El cerebro del ser humano, ese kilo y pico de células y jugos neurales, tiene
un tamaño unas tres veces superior al de nuestros primos evolutivos, los
primates no humanos.
A lo largo de millones de años de evolución, el cerebro ha ido creciendo
desde abajo hacia arriba, por así decirlo, y los centros superiores
constituyen derivaciones de los centros inferiores más antiguos

NEUROCIENCIA DE LAS EMOCIONES: EVOLUCIÓN DEL CEREBRO


La región más primitiva del cerebro, una región que compartimos con
todas aquellas especies que sólo disponen de un rudimentario sistema
nervioso, es el tallo encefálico, que se halla en la parte superior de la
médula espinal.

EL CEREBRO PRIMITIVO
Este cerebro rudimentario regula las funciones vitales básicas, como la
respiración, el metabolismo de los otros órganos corporales y las
reacciones y movimientos automáticos.
Mal podríamos decir que este cerebro primitivo piense o aprenda porque
se trata simplemente de un conjunto de reguladores programados para
mantener el funcionamiento del cuerpo y asegurar la supervivencia del
individuo.
Éste es el cerebro propio de la Edad de los Reptiles, una época en la que el
siseo de una serpiente era la señal que advertía la inminencia de un
ataque.
De este cerebro primitivo —el tallo encefálico— emergieron los centros
emocionales que, millones de años más tarde, dieron lugar al cerebro
pensante —o «neocórtex»— ese gran bulbo de tejidos replegados sobre sí
que configuran el estrato superior del sistema nervioso.
El hecho de que el cerebro emocional sea muy anterior al racional y que
éste sea una derivación de aquél, revela con claridad las auténticas
relaciones existentes entre el pensamiento y el sentimiento.

EL PAPEL DEL OLFATO


La raíz más primitiva de nuestra vida emocional radica en el sentido del
olfato o, más precisamente, en el lóbulo olfatorio, ese conglomerado
celular que se ocupa de registrar y analizar los olores.
En aquellos tiempos remotos el olfato fue un órgano sensorial clave para la
supervivencia, porque cada entidad viva, ya sea alimento, veneno, pareja
sexual, predador o presa, posee una identificación molecular característica
que puede ser transportada por el viento.
A partir del lóbulo olfatorio comenzaron a desarrollarse los centros más
antiguos de la vida emocional, que luego fueron evolucionando hasta
terminar recubriendo por completo
la parte superior del tallo encefálico.
En esos estadios rudimentarios, el
centro olfatorio estaba compuesto de
unos pocos estratos neuronales
especializados en analizar los olores.
Un estrato celular se encargaba de
registrar el olor y de clasificarlo en
unas pocas categorías relevantes
(comestible, tóxico, sexualmente
disponible, enemigo o alimento)
Y un segundo estrato enviaba
respuestas reflejas a través del
sistema nervioso ordenando al
cuerpo las acciones que debía llevar a cabo (comer, vomitar, aproximarse,
escapar o cazar).
EL CEREBRO LÍMBICO O EMOCIONAL
Con la aparición de los primeros mamíferos emergieron también nuevos
estratos fundamentales en el cerebro emocional. Estos estratos rodearon
al tallo encefálico a modo de una rosquilla en cuyo hueco se aloja el tallo
encefálico.
A esta parte del cerebro que envuelve y rodea al tallo encefálico se le
denominó sistema «límbico», un término derivado del latín “linbus”, que
significa «anillo».
Este nuevo territorio neural agregó las emociones propiamente dichas al
repertorio de respuestas del cerebro.
Cuando estamos atrapados por el deseo o la rabia, cuando el amor nos
enloquece o el miedo nos hace retroceder, nos hallamos, en realidad, bajo
la influencia del sistema límbico.
La evolución del sistema límbico puso a punto dos poderosas
herramientas: el aprendizaje y la memoria.
Dos avances realmente revolucionarios que permitieron ir más allá de las
reacciones automáticas predeterminadas y afinar las respuestas para
adaptarlas a las cambiantes exigencias del medio, favoreciendo así una
toma de decisiones mucho más inteligente para la supervivencia.
Por ejemplo, si un determinado alimento conducía a la enfermedad, la
próxima vez sería posible evitarlo.
Decisiones como la de
saber qué ingerir y qué
expulsar de la boca
seguían todavía
determinadas por el
olor y las conexiones
existentes entre el
bulbo olfatorio y el
sistema límbico, pero
ahora se enfrentaban a
la tarea de diferenciar y reconocer los olores.
Comparar el olor presente con los olores pasados y discriminar lo bueno
de lo malo, una tarea llevada a cabo por el «rinencéfalo» —que
literalmente significa «el cerebro nasal»— una parte del circuito límbico
que constituye la base rudimentaria del neocórtex, el cerebro pensante.

EL NEOCORTEX SEGÚN LA NEUROCIENCIA DE LAS EMOCIONES


Hace unos 100 millones de años, el cerebro de los mamíferos experimentó
una transformación radical que supuso otro extraordinario paso adelante
en el desarrollo del intelecto.
Y sobre el delgado córtex de dos estratos se asentaron los nuevos estratos
de células cerebrales que terminaron configurando el neocórtex (la región
que planifica, comprende lo que se siente y coordina los movimientos).
Las neurociencias han demostrado que el neocórtex del Homo sapiens es
mucho mayor que el de cualquier otra especie, y ha traído consigo todo lo
que es característicamente humano.
El neocórtex es el asiento del pensamiento y de los centros que integran y
procesan los datos registrados por los sentidos.
Y también agregó al sentimiento nuestra reflexión sobre él y nos permitió
tener sentimientos sobre las ideas, el arte, los símbolos y las imágenes.
A lo largo de la evolución, el neocórtex permitió un ajuste fino que sin
duda habría de suponer una enorme ventaja en la capacidad del individuo
para superar las adversidades, haciendo más probable la transmisión a la
descendencia de los genes que contenían la misma configuración
neuronal.
La supervivencia de nuestra especie debe mucho al talento del neocórtex
para la estrategia, la planificación a largo plazo y otras estrategias
mentales, y de él proceden también sus frutos más maduros: el arte, la
civilización y la cultura.

RESUMEN NEUROCIENCIA DE LAS EMOCIONES


Hemos descubierto (aunque algunos siguen pensando diferentes y lo
respetamos) que las decisiones más importantes que tomamos, las
realizamos en este orden:
Primero lo instintivos: sobrevivir y reproducirnos
Luego, lo emocional: Actuar en función de la emociones que nos toma
Finalmente y en último lugar: La inteligencia / Neocortex / Materia Gris /
Corteza Cerebral
Insistimos, las personas seguimos analizando y racionalizando nuestros
comportamientos, suponiendo que hemos tomado decisiones
intelectuales incorrectas, y sin cuestionarnos que pudieron haber sido
decisiones emociones o instintivas.

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