Neurociencia de Las Emociones
Neurociencia de Las Emociones
Neurociencia de Las Emociones
Agradables:
Neutras:
Desagradables:
Tristeza
La tristeza aparece ante la percepción de una pérdida.
Función de la Tristeza
Reintegración
Miedo
Protección
Alegría
Función de la Alegría
Afiliación y Reproducción
Sorpresa
Función de la Sorpresa
Exploración y Orientación
Ira
Su función es de autoprotección.
Función de la Ira
Autoprotección, Autodefensa
Asco
La función del asco es el rechazo, hace que nos alejemos de aquello que
puede resultar nocivo para nosotros: enfermedades, basura, etc.
Función del Asco
Rechazo
SUPERVIVIENCIA Y EMOCIONES
En este sentido, nuestro bagaje emocional tiene un extraordinario valor de
supervivencia y esta importancia se ve confirmada por el hecho de que las
emociones han terminado integrándose en el sistema nervioso en forma
de tendencias innatas y automáticas de nuestro corazón.
Cualquier concepción de la naturaleza humana que soslaye el poder de las
emociones pecará de una lamentable miopía.
De hecho, a la luz de las recientes pruebas que nos ofrece la ciencia sobre
el papel desempeñado por las emociones en nuestra vida, hasta el mismo
término homo sapiens —la especie pensante— resulta un tanto equívoco.
Todos sabemos, por experiencia propia, que nuestras decisiones y
nuestras acciones dependen tanto —y a veces más— de nuestros
sentimientos como de nuestros pensamientos.
EL CEREBRO PRIMITIVO
Este cerebro rudimentario regula las funciones vitales básicas, como la
respiración, el metabolismo de los otros órganos corporales y las
reacciones y movimientos automáticos.
Mal podríamos decir que este cerebro primitivo piense o aprenda porque
se trata simplemente de un conjunto de reguladores programados para
mantener el funcionamiento del cuerpo y asegurar la supervivencia del
individuo.
Éste es el cerebro propio de la Edad de los Reptiles, una época en la que el
siseo de una serpiente era la señal que advertía la inminencia de un
ataque.
De este cerebro primitivo —el tallo encefálico— emergieron los centros
emocionales que, millones de años más tarde, dieron lugar al cerebro
pensante —o «neocórtex»— ese gran bulbo de tejidos replegados sobre sí
que configuran el estrato superior del sistema nervioso.
El hecho de que el cerebro emocional sea muy anterior al racional y que
éste sea una derivación de aquél, revela con claridad las auténticas
relaciones existentes entre el pensamiento y el sentimiento.