Unidad Didáctica V

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UNIDAD DIDÁCTICA V: Urgencias en el niño y el adolescente

• 5.1. Principales urgencias clínicas en el niño (lactante, preescolar, escolar y


adolescencia) y cuidados específicos de las principales urgencias infantiles

• 5.2. Manejo general de una urgencia infantil. Triajes. Medidas de estabilización

• 5.3. Reanimación cardiopulmonar en el niño

5.1. PRINCIPALES URGENCIAS CLÍNICAS EN EL NIÑO


URGENCIAS RESPIRATORIAS: las causas de consulta en Urgencias más frecuentes son por
casos de bronquiolitis, por crisis asmáticas y/o por broncoespasmo.

BRONQUIOLITIS: es una infección aguda de causa viral que, tras un período catarral, cursa
fundamentalmente con obstrucción e inflamación de los bronquiolos terminales inferiores. Se
caracteriza por episodios de taquipnea y disnea respiratoria o por la presencia de hipoxia (SpO2
<95%) e hiperinsuflación en la radiografía de tórax en ausencia de sibilancias, en los 24 primeros
meses de vida.

Los síntomas asociados son: congestión nasal, tos y fiebre en grado variable, seguidos de
dificultad respiratoria, aleteo nasal, tiraje y dificultad para la alimentación por vía oral.

El VRS causa aproximadamente el 60-70% de todas ellas.

CRISIS ASMÁTICA: Episodio de sibilancias espiratorias, acompañadas o no de tos, dificultad


respiratoria y/o dolor torácico, en un marco clínico en el que el diagnóstico de asma es probable
y se han excluido otros diagnósticos menos frecuentes. Pueden acompañarse o no de fiebre.

BRONCOESPASMO: Es la contracción de los bronquios, causando su estrechamiento y


dificultades al respirar. Normalmente se generan pitos y sibilancias, disnea, dolor en el tórax o
tos, al inhalar aire.

TRATAMIENTO GENERAL: en el momento actual, las infecciones respiratorias virales en niños


siguen tratándose únicamente con tratamiento sintomático. El tratamiento antibiótico no está
justificado, salvo que se detecte una infección bacteriana concomitante o se sospeche por los
datos clínicos o analíticos.

La nebulización de suero salino al 3% sólo o como disolvente de fármacos como salbutamol o


adrenalina ha demostrado su eficacia en algunos trabajos con un número pequeño de pacientes.
Recientemente se ha demostrado la reducción de un día en la estancia media hospitalaria con
su nebulización pautada.

La oxigenoterapia, hidratación y nutrición adecuadas son las bases del tratamiento. Administrar
tomas pequeñas y fraccionadas si son bien toleradas.

FIEBRE: se define como fiebre en el niño la temperatura rectal superior a 38 ºC, y fiebre sin foco
(FSF) cuando no se descubre el origen de la misma después de una historia y exploración física
cuidadosas, y el cuadro clínico tiene una evolución inferior a 72 horas.

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La fiebre es la consecuencia de una alteración de la termorregulación normal, con un
desplazamiento hacia arriba del punto preestablecido de control de la temperatura en el
hipotálamo, debido a la acción de determinadas citoquinas secretadas por células inmunitarias
(inmunidad innata). La razón por la cual los lactantes tienen un riesgo incrementado de infección
bacteriana grave estriba fundamentalmente en la inmadurez de su sistema inmunológico.

Es una de las causas más comunes de consulta pediátrica. La inmensa mayoría son infecciones
víricas benignas y autolimitadas que no precisan de tratamiento.

Los virus más frecuentes son el herpes virus humano tipo 6, enterovirus y adenovirus, así como
los virus respiratorios. Las fiebres también pueden ser de origen bacteriano.

TRATAMIENTO: Los antipiréticos empleados habitualmente son paracetamol o ibuprofeno.

Respecto al tratamiento antibiótico, en general no es necesario ni conveniente. (sólo en caso de


bacteriemia comprobada).

Las medidas físicas han de ser racionales: evitar sobrecalentamiento exógeno, desabrigar
cuando convenga y, en determinadas ocasiones, paños húmedos o baños templados a
temperatura sólo 1ºC ó 2ºC por debajo de la corporal en ese momento febril. El enfriamiento
con agua fría está formalmente contraindicado salvo en casos concretos.

ALTERACIONES RENALES:
SÍNDROME NEFRÓTICO: es la manifestación clínica de las alteraciones bioquímica producidas
por una lesión glomerular que tiene como punto fundamental la alteración de la permeabilidad
de la pared capilar glomerular, dando origen a una proteinuria masiva con hipoalbuminemia.

Las manifestaciones clínicas son derivadas de esta situación hipoalbuminemia, como


consecuencia directa de la afectación de otros órganos y sistemas.

El SN puede producirse de forma secundaria a otra enfermedad sistémica, clasificándole como


SN secundario, o siendo él mismo la única manifestación de la enfermedad, hablando así de SN
primario. La importancia de esta diferenciación radica en el tratamiento a realizar.

TRATAMIENTO: es un tratamiento farmacológico basado en los siguientes fármacos: Prednisona,


Ciclofosfamida, Micofenolato mofetil, Ciclosporina.

Los cuidados de enfermería en esta patología cobran suma importancia:

Cambios de TA Aumento del pulso


Aumento de la frecuencia respiratoria Edema postural periférico
Aumento del aporte hídrico Determinar la ingestión y eliminación total
cada ocho horas
Controlar las constantes vitales con Administrar diuréticos según prescripción
frecuencia, especialmente la tensión arterial médica.
y el pulso
Conservar al niño en reposo en cama durante Administrar dieta con poco sodio y rica en
los periodos de edema grave potasio
Restringir los líquidos según lo indique el Medir los líquidos con precisión en
médico (por lo general, sólo se restringen recipientes graduados
durante la fase edematosa intensa)
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No estimar la ingestión o eliminación de
líquidos
Anotar otras pérdidas de líquidos, como Cuidados de la piel
número de evacuaciones por día, sudación,
etc.
Bañar al niño diariamente. evitando dejar Colocar al niño en tal forma que las
zonas húmedas superficies cutáneas edematosas no estén en
contacto
Ponerle una almohada entre las piernas Irrigar los ojos tumefactos y asear la región
cuando se le acuesta de lado circundante varias veces al día para eliminar
exudados
Mantener la cabeza del niño levantada para Si es posible, evitar punciones venosas
disminuir el edema femorales e inyecciones intramusculares en
los glúteos. Además del peligro de infección,
es posible que el niño esté predispuesto a
tromboembolias por hipovolemia, estasis y
aumento de la concentración en plasma de
factores de coagulación
Dar alimentos ricos en proteínas y calorías. Realizar un interrogatorio completo sobre las
(Por lo regular no es necesaria la restricción preferencias y características de la
de sal, excepto durante periodos de edema e alimentación, para que las comidas del niño
hipertensión) sean tan aceptables como sea posible

INFECCIÓN DEL TRACTO URINARIO (ITU): es una de las infecciones bacterianas más frecuentes
en niños. Se estima que al finalizar la edad pediátrica del 8%-10% de las niñas y del 2%-3% de
los niños ha padecido una ITU verificada con cultivo bacteriológico.

La afectación renal (PNA), estimada por gammagrafía renal se produce en el 40%-70% de


pacientes menores de 2 años con ITU febril. Son factores de riesgo de lesión aguda la duración
de la enfermedad febril antes de la antibioterapia efectiva >24h, la intensidad de la fiebre
(>39ºC) y la existencia de RVU (Reflujo Vesicouretral).

El microorganismo que más frecuentemente invade la vía urinaria es E.coli, en casi el 90% de los
casos de ITU.

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El tratamiento farmacológico será antibiótico en el caso de las bacterianas, más antitérmico.

Las actividades de enfermería serán las siguientes:

Obtener las muestras de orina para urocultivo, Administrar antibióticos y antisépticos


empleando las técnicas apropiadas a la edad del tan pronto como se prescriban
niño
Aliviar el dolor Tratamiento de la hipertermia
secundaria a la infección
Vigilar el estado de hidratación y procurar un Vaciar la vejiga completamente en cada
aporte adecuado de líquidos micción
Evitar retener la orina. El niño debe orinar con Explicar cómo realizar la higiene
frecuencia perianal
Proporcionar soporte emocional y apoyo al niño y a
su familia

ALTERACIONES NEUROLÓGICAS; CONVULSIONES:


Las convulsiones son la urgencia neurológica más frecuente en pediatría. La mayoría de las veces
llegan a la consulta en la fase post-crítica, pero en ocasiones pueden tratarse de una urgencia
vital, especialmente en las crisis prolongadas que conducen al status convulsivo.

Una crisis convulsiva es una descarga sincrónica excesiva de un grupo neuronal que,
dependiendo de su localización, se manifiesta con síntomas motores, sensitivos, autonómicos o
de carácter psíquico, con o sin pérdida de conciencia.

Pueden clasificarse como:

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Sintomáticas: desencadenadas por un estímulo transitorio que afecte a la actividad cerebral
(hipoglucemia, traumatismos, fiebre, infección del sistema nervioso central).

Idiopáticas: sin relación temporal con un estímulo conocido. Cuando éstas tienen un carácter
recurrente se utiliza el término epilepsia.

Los cuidados de enfermería son los siguientes:

Asegurar ABC del niño Mantener la tranquilidad en


caso de crisis
Protección del niño: aflojar ropas Administración medicación
apretadas, almohadillado de laterales pautada: conocer
cama interacciones y formas de
administración
Valoración de la crisis: observación y Valoración de postcrisis
descripción de la crisis: duración,
movimientos oculares, contracciones
musculares, alteración de consciencia
Favorecer ambiente tranquilo: evitar Determinaciones: Punción
factores desencadenantes de crisis lumbar, extracción
sanguínea /orina,
metabolopatías

FRACTURAS:
Una fractura es la pérdida de continuidad normal de la sustancia ósea. Es consecuencia de
golpes, fuerzas o tracciones cuyas intensidades superan la elasticidad del hueso.

Dependiendo de si el punto de fractura se comunica o no con el exterior, se clasifica en:

• Cerrada, si la punta de la fractura no se asocia a ruptura de la piel, o si hay herida, ésta


no comunica con el exterior.
• Abierta o expuesta, si hay una herida que comunica el foco de fractura con el exterior,
posibilitando a través de ella, el paso de microorganismos patógenos provenientes de
la piel o el exterior.

La radiografía es imprescindible para la evaluación de la fractura. No sólo confirma el


diagnostico, sino que establece las características de la fractura.

En caso de dudas puede ser necesario el uso de otras proyecciones, radiografías en estrés o
recurrir a técnicas de imagen como TAC, gammagrafías o tomografías. Pueden ser necesarias
radiografías de los dos miembros para su comparación, como ocurre en la infancia,
solicitándolas de forma sucesiva.

TRATAMIENTO: el habitual en las fracturas, poniendo especial atención a la analgesia y a la


inmovilización adecuada.

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TRAUMATISMO CRANEOENCEFÁLICO (TCE):
Se define como lesión encefálica de origen traumático. Un TCE genera distintos tipos de daño
cerebral según su mecanismo y momento de aparición. Esta diferenciación ha de ser
considerada en el manejo diagnóstico y terapéutico del paciente:

• Daño cerebral primario. Se produce en el momento del impacto, a consecuencia del


traumatismo directo sobre el cerebro, o por las fuerzas de aceleración o desaceleración
en la substancia blanca.
• Daño cerebral secundario. Resulta de los procesos intracraneales y sistémicos que
acontecen como reacción a la lesión primaria, y contribuyen al daño y muerte neuronal.
A nivel intracraneal pueden aparecer edema cerebral, hemorragias intracraneales
(axiales o extraxiales), convulsiones, etc., con un intervalo variable de tiempo desde el
traumatismo.

DIAGNÓSTICO:

• Radiografía simple de cráneo


• Tomografía computarizada (TC)
• Resonancia magnética nuclear (RMN)
• Ecografía cerebral

El tratamiento puede ir desde una simple observación domiciliaria al ingreso en planta o en UCI,
dependiendo de la gravedad.

En los TCE de riesgo bajo:

• Dar de alta siempre que exista garantía de control por otra persona, adjuntando normas
escritas de actuación.
• Se pautarán analgésicos tipo paracetamol, si procede.

En los TCE de riesgo moderado:

• Inmovilización de la columna cervical (collarín cervical).


• Canalizar vía venosa con Suero Fisiológico.
• Mantener el cabecero de la cama con una elevación de alrededor de 30º, evitando
hiperflexión de cuello para mejorar el drenaje venoso.
• Dieta absoluta.
• Analgesia si procede.
• Vigilancia neurológica. Glasgow, respuesta pupilar, movimientos oculares y constantes
vitales horarias.

En los TCE de riesgo grave: (además de las medidas anteriores que procedan)

• Optimización del ABC.


• El tratamiento ha de comenzar lo más precozmente posible con el objeto de minimizar
las posibles consecuencias que sobre el paciente tendría un aumento de la presión
intracraneal (PIC).
• El manejo de estos pacientes vendrá condicionado fundamentalmente por la aparición
de signos de herniación cerebral (disminución de la consciencia con alteraciones
pupilares y/o movimientos de decorticación o descerebración).

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Los cuidados de enfermería serán los siguientes:

Asegurar ABC del niño Vía aérea: permeabilidad de la Respiración: dispositivos


misma, uso de cánula de guedel externos, ventilación artificial.
Circulación: constantes Monitorización de constantes Valoración neurológica: Escala
vitales, shock vitales y pulxiosimetría de Glasglow
Control de hemorragia Posición neutra: cabecero Inmovilización de cuello y
elevado 30º fracturas
Canalización de vía Control de gases Monitorización de líquidos
intravenosa
Administración Administración sedación / Asegurar movilización y
sueroterapia relajación Transporte adecuado:
Médico- enfermera Monitorización de constantes Maletín de transporte: vía
aérea, circulación, medicación.
Suturas si precisa Favorecer bienestar: vómitos Apoyo al niño y familia
Reevaluación Evitar complicaciones
neurológica constante

ABDOMEN AGUDO (AA):


Es un cuadro sindrómico de origen múltiple y de clínica muy variada. Con carácter general,
podemos decir que el síntoma principal del AA es el dolor abdominal agudo (DAA), siendo
además éste uno de los motivos que con más frecuencia origina consultas en un Servicio de
Urgencias Pediátricas. El DAA precisa un diagnóstico precoz para decidir el tratamiento más
adecuado, sobre todo si éste debiera ser quirúrgico.

El DDA puede ser de origen visceral (proviene de los receptores de las vísceras o del peritoneo
visceral), somático o peritoneal (peritoneo parietal, piel y mucosas) o referido desde otra parte
del cuerpo (origen central).

Las causas pueden ser muy variadas; desde problemas por inmadurez del aparato digestivo
(cólicos del lactante), enfermedades de malabsorción o inflamación de las vísceras digestivas,
infecciones (gastroenteritis), apendicitis, alteraciones renales, etc.

Para hacer un diagnóstico diferencial habrá que recurrir a una buena historia clínica sumada a
la exploración y pruebas diagnósticas (analítica, RX, ECO, TC…).

El tratamiento irá en función de la causa del DAA, y la administración de analgesia, tan


controvertida en los años anteriores, empieza a generalizarse.

5.2. MANEJO GENERAL DE UNA URGENCIA INFANTIL. TRIAJE. MEDIDAS DE


ESTABILIZACIÓN
TRIAJE: proceso de valoración clínica preliminar que ordena a los pacientes antes de la
valoración diagnóstica y terapéutica completa de forma que, en una situación de saturación del
servicio o de disminución de recursos, los pacientes más urgentes son atendidos con prioridad.

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FUNCIONES DEL TRIAJE:
• Identificar rápidamente a los pacientes en situación de riesgo vital
• Asegurar la priorización en función de la urgencia. Permite conocer la urgencia de nuestros
pacientes
• Asegurar la reevaluación periódica de los pacientes que no presentan condiciones de riesgo
vital
• Determinar el área más adecuada, para tratar al paciente que se presenta en el Servicio de
Urgencias
• Determinar necesidades de exploraciones diagnósticas y/o tratamientos preliminares (triaje
avanzado)
• Informar a los pacientes y a sus familias: tipo de servicio y el tiempo probable de espera
• Disminuir la saturación: mejora el flujo de pacientes dentro del Servicio
• Lenguaje común para todos los que atienden las Urgencias y Emergencias

CARACTERÍSTICAS:
• Permitir clasificar a los pacientes en función de la gravedad.
• Estandarizado.
• Dinámico.
• Fácil de entender y rápido de aplicar.
• Alto nivel de concordancia inter-observador.
• Definir la ubicación más adecuada para el paciente en Urgencias.
• Predictivo de la evolución clínica de los pacientes
• La calidad del triaje pasa por ser válido, reproducible y aplicable.
o Validez: que mida lo que tiene que medir (distintos niveles correspondan a distintos
grados de urgencia, cuantificado por ingresos, consumo de recursos, tiempo
asistencia, diagnóstico final).
o Reproducibilidad: estudios de concordancia.
o Aplicabilidad: estudios de campo, cuya puesta en práctica resulte posible, y cuyo
tiempo en realizar el triaje sea razonable

¿QUIÉN DEBE REALIZARLO?: SU no es llegar a un diagnóstico, sino realizar una valoración clínica
del estado de paciente a través de signos, síntomas, constantes y factores de riesgo.
Tanto pediatras como enfermería están capacitados, pero el perfil de enfermería resulta algo
más adecuado (demostrado en estudios de concordancia), pero siempre formado en la
metodología del triaje.

IMPACTO DEL TRIAJE EN UN SERVICIO DE URGENCIAS:


• El triaje es el centro de la organización de la asistencia en el Servicio de Urgencias
• Mejora el pronóstico general de los pacientes atendidos
• Tiene capacidad para predecir el destino y las necesidades.
• Es la llave de la eficiencia y efectividad clínica del Servicio de Urgencias
• Aumenta la satisfacción de los usuarios

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¿CÓMO SE REALIZA?:
Solo observación del niño (sin tocar ni monitorizar).

No dura más de 15-30 segundos. Sólo observando 3 aspectos, nos da una impresión general del
niño:

• APARIENCIA: Tono, Actividad, Conexión, Mirada Llanto / palabras

Primer paso en la evaluación inicial.

Refleja adecuada oxigenación, ventilación, perfusión cerebral y función del sistema nervioso
central.

• RESPIRACIÓN: Rápido indicador del estado de ventilación y oxigenación en el niño, más


que FR y la AP.
Ruidos respiratorios anormales:
o Estridor (crup, epiglotitis)
o Quejido
o Gorgoteo (secreciones, sangre)
o Sibilancias (broncoespasmo)
o Ronquido (obstrucción parcial hipofaringe)

Signos de trabajo respiratorio:

o Posición para respirar (trípode)


o Retracciones (tiraje subcostal, intercostal)
o Aleteo nasal
o Cabeceo
o La taquipnea no se relaciona con una respiración anormal

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❖ CIRCULACIÓN: Es un importante indicador de perfusión en niños.

Se valora en el aspecto de la piel:

o Palidez

o Piel moteada

o Cianosis

❖ IMPORTANTE: el frío es la causa más frecuente de mala interpretación.

NIVELES DE PRIORIDAD:
• Prioridad 1- RESUCITACIÓN

• Requiere resucitación

• Emergencia o riesgo vital inmediato.

• Paciente que no supera la valoración ABC

• Tiempo de asistencia inmediata

• Prioridad 2- EMERGENCIA

• Paciente agudo crítico

• Superan ABC pero tiene un potencial deterioro

• Constantes vitales alteradas

• Incluyen: situaciones concretas sin riesgo vital, pero merecen una atención
inmediata: dolor severo, sospecha de enfermedades con riesgo de deterioro
rápido (fiebre y petequias) o pacientes con riesgo real por patología base
(inmunodeprimidos con fiebre)

• Asistencia en menos de 10 minutos

• Prioridad 3- URGENTE

• Agudo no crítico

• Estabilidad fisiológica (constantes normales o ligeramente alteradas)

• Incluye pacientes: que deben ser atendidos por problemas epidemiológicos o


por intensidad de dolor (moderado)

• Asistencia en < 60 minutos

• Prioridad 4- MENOS URGENTE

• Situaciones poco urgentes pero que son potencialmente complejas, pueden


beneficiarse de ser vistas en urgencias
• Atención en < de 120 minutos
• Prioridad 5- NO URGENTE
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• Situaciones no urgentes
• Atención en < de 240 minutos.

5.3. REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR EN EL NIÑO


La RCP del niño, en líneas generales, difiere poco de la del adulto. Como los niños varían mucho
su peso y tamaño en función de la edad, vamos a ver diferenciaciones en la RCP según su grupo
de edad:

NEONATOS/RN: según la Asociación Española de Pediatría, la evaluación inicial estará basada


en responder a 4 preguntas: ¿El líquido amniótico es claro? ¿La gestación es a término? ¿El
recién nacido respira o llora? ¿Tiene buen tono? Si todas las respuestas son afirmativas el recién
nacido puede ser colocado piel con piel con su madre (secar con toalla y limpiar la boca con una
gasa). Si alguna repuesta no es afirmativa se procederá a la estabilización inicial:

a) Evitar pérdida de calor: tras ligar y cortar el cordón umbilical, colocar al niño bajo una fuente
de calor radiante.

b) Optimizar la vía aérea: colocar al niño en decúbito supino con la cabeza en posición neutra o
ligera extensión. Si precisa, aspirar secreciones con una sonda de 8-10 F, primero boca y después
nariz. La presión negativa no debe ser superior a 100 mmHg o 20 cm H2O. La succión debe ser
en periodos breves y de forma superficial, evitando introducir la sonda profundamente, ya que
se puede producir un espasmo laríngeo y bradicardia vagal.

c) Secar la piel con toallas precalentadas, retirando las toallas húmedas y cubriéndole con una
seca. Se debe evitar tanto la hipertermia como la hipotermia.

d) Estimulación táctil: si tras las maniobras anteriores el recién nacido no inicia la respiración
estimularle con palmadas suaves en la planta de los pies o frotando la espalda.

e) Reposicionar. Estas maniobras se realizan en los primeros 30 segundos.

El segundo paso será la valoración:

a) Respiración: el llanto del niño es la confirmación del inicio de una ventilación adecuada. Si no
existe llanto se debe valorar la frecuencia y profundidad de los movimientos torácicos, así como
la existencia de patrones respiratorios anómalos (respiración en boqueadas o “gasping”,
excesivo trabajo respiratorio con tiraje a diferentes niveles).

b) Frecuencia cardiaca: auscultar el latido cardíaco o tomar el pulso en la base del cordón
umbilical.

c) Color: observar si el niño tiene color sonrosado, está cianótico o pálido. La cianosis periférica
es habitual y no significa en sí misma hipoxemia

La evaluación de estos 3 parámetros se debe realizar cada 30 segundos durante el tiempo que
dure la reanimación. Si la respiración es regular, la frecuencia cardiaca es superior a 100 lpm y
el color es sonrosado, pueden aplicarse los cuidados de rutina y pasar el niño a la madre. No se
debe esperar al minuto de vida para actuar según el test de Apgar, sino que el proceso de
evaluación y estabilización empieza cuando el niño nace.

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El tercer paso a revisar será la oxigenación: Si el recién nacido está cianótico a pesar de una
respiración y frecuencia cardiaca adecuadas puede considerarse la administración de oxígeno
libre. El oxígeno puede administrarse mediante bolsa de anestesia, mediante una mascarilla
facial conectada a un mezclador aire/oxígeno, o colocando un tubo de oxigenación cercano a la
cara del bebé, siempre en concentraciones en torno al 30-35%.

Si el RN no responde adecuadamente a esta maniobra no invasiva, procederemos a la ventilación


no invasiva manual con bolsa autoinflable manual (o mascarilla laríngea). Tras 30 segundos de
ventilación con presión positiva evaluar nuevamente la respiración, la frecuencia cardiaca y el
color:

• Si FC > 100 lpm, respiración regular y color sonrosado: cuidados de rutina.


• Si FC < 60 lpm: iniciar masaje cardíaco
• Si FC > 60 lpm: continuar ventilando

El 4º paso es el masaje cardiaco, que estará indicado en los siguientes casos:

• En cualquier momento si hay ausencia de latido cardíaco


• Frecuencia cardiaca inferior a 60 lpm tras 30 segundos de ventilación con presión positiva

La técnica correcta es la siguiente: colocar los pulgares (uno al lado del otro en caso de recién
nacido a término o uno encima del otro si es pretérmino) sobre el tercio inferior del esternón,
por debajo de la línea intermamilar, y el resto de los dedos abrazando el tórax. Otra forma
consiste en comprimir en el mismo punto con dos dedos colocados perpendicularmente al
esternón. Esta técnica puede ser más útil en caso de un solo reanimador. La profundidad de la
compresión debe ser 1/3 del diámetro antero-posterior del tórax. El ritmo de
compresión/ventilación debe ser 3/1: tres compresiones seguidas de una ventilación.

El último paso es la administración de fármacos y fluidos: adrenalina (0,01 a 0,03 mg/kg) IV o IT,
expansores de volumen, naloxona, bicarbonato sódico.

¡Es fundamental evitar la pérdida de calor en todo el proceso de reanimación!!

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MÁS INFORMACIÓN SOBRE RCP NEONATAL EN: G. Zeballos Sarrato, A. Avila-
Alvarez, R. Escrig Fernández et al,Guía española de estabilización y reanimación
neonatal2021. Análisis, adaptación y consenso sobre las recomendaciones
internacionales. Anales de Pediatría. Disponible en
https://doi.org/10.1016/j.anpedi.2021.06.003

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SOPORTE VITAL PEDIÁTRICO: según las recomendaciones del European Resuscutation
Council (ERC) de 2015, los reanimadores que hayan aprendido RCP básica de adultos o la
secuencia de "sólo con compresiones" y no tengan conocimientos específicos de RCP pediátrica
pueden utilizar la secuencia de adultos, ya que el pronóstico para la víctima sería peor si no
hicieran nada. Sin embargo, es mejor realizar respiraciones de rescate como parte de la
secuencia de RCP en niños, ya que la naturaleza asfíctica de la mayor parte de las paradas
cardíacas pediátricas hace necesaria la ventilación como parte de una RCP efectiva. Así, es
preferible modificar la secuencia de RCP básica del adulto y realizar cinco respiraciones iniciales
seguidas de un minuto de RCP antes de buscar ayuda.

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En el caso de ser niños lactantes (menor de 1 año), evitar hiperextensión del cuello, dejando la
cabeza en posición neutra. Las respiraciones pueden hacerse boca- nariz + boca para mejorar el
sellado. El masaje cardiaco se hará con la punta de 2 dedos, como en niños RN.

En todos los niños, comprimir la mitad inferior del esternón. La fuerza de la compresión debe
ser la suficiente para deprimir el esternón al menos un tercio del diámetro anteroposterior del
tórax.

Las compresiones torácicas en niños mayores de 1 año se harán colocando el talón de una sola
mano en la zona a comprimir. En niños grandes en edad escolar, o cuando el rescatador no tiene
suficiente fuerza, se emplearán las 2 manos (como si fuera un adulto) para realizar las
compresiones.

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Los cuidados posresucitación están encaminados a identificar y tratar la causa precipitante de
la parada, así como a evaluar y manejar la lesión cerebral, la disfunción miocárdica y la respuesta
sistémica por isquemia/reperfusión secundarias a la misma.

Los cuidados post PCR son el último eslabón de la cadena de supervivencia, ya que influyen
significativamente en los resultados globales y particularmente en la calidad de la recuperación
neurológica.

Los principales objetivos a conseguir con los cuidados serán mantener una SatO2 por encima del
94% (mediante respirador u otros dispositivos ventilatorios, para proceder a la respiración
espontánea posterior), mantener la vigilancia y monitorización cardiaca, mantener cifras de
tensión arterial estables y bajas, asegurar la diuresis, optimizar la función neurológica y la
rehabilitación posterior.

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