TEMA 3_HES
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TEMA 3_HES
ÍNDICE:
Introducción.
1. Los Reyes Católicos y la construcción del Estado Moderno.
2. La España del s. XVI. Los Austrias mayores.
3. La crisis del s. XVII. Los Austrias menores.
INTRODUCCIÓN
Los príncipes herederos de Castilla y Aragón, Isabel y Fernando, se casaron en 1469, uniendo
ambas coronas bajo su mandato al heredar Isabel la corona de Castilla en 1474 y Fernando la de
Aragón en 1479. A partir de entonces, ambas coronas compartieron monarcas, ejerciendo ambos sus
funciones en las dos coronas (de ahí el lema de los reyes: “Tanto Monta”), pero estas siguieron
funcionando de hecho y de derecho como coronas independientes, cada una con sus propios fueros, es
decir, sus leyes, instituciones, fronteras, monedas, etc. propias. Por tanto, no se puede hablar de un
Estado unitario y centralista, sino de una simple unión dinástica que dio lugar a una especie de Estado
confederal, la Monarquía Hispánica.
Tras la muerte del rey castellano Enrique IV, se produjo una guerra civil en Castilla por la
sucesión al trono. Aunque el rey tenía una hija (Juana La Beltraneja), en la Corte se consideraba que
esta era ilegítima. El rey llegó a ceder el trono a su hermana Isabel con la firma del Pacto de los Toros
de Guisando (1468), por el que reconocía a Isabel como su heredera con la condición de que no se
casara sin su consentimiento. Isabel se casó con Fernando en secreto (1469), lo que hizo reconsiderar a
Enrique IV su postura, nombrando a Juana la Beltraneja su heredera. A la muerte del rey se
desencadenó la guerra civil en la que se enfrentan:
• Por un lado Isabel apoyada por un sector de la nobleza, las ciudades y Aragón.
• Por otro Juana la Beltraneja apoyada por otra parte de la nobleza y por Portugal.
El triunfo correspondió a Isabel, ya que tras la batalla de Toro se firmó la paz con Portugal mediante el
Tratado de Alcaçovas (1479) que reconocía a Isabel como reina de Castilla a cambio de que esta no
interviniese en las posesiones portuguesas en el Atlántico (a excepción de Canarias). El peso de la
unión matrimonial de Isabel y Fernando basculó enseguida hacia Castilla, ya que era un territorio más
extenso, poblado y dinámico económicamente. Además era un territorio más unido que la Corona de
Aragón, formada por cuatro reinos distintos, y mostraba menor oposición al intervencionismo real.
Por otra parte, los RRCC acabaron la conquista de Canarias en 1496, iniciaron una política de
expansión territorial en el norte de África (ocupando Melilla en 1497) y, poco después, el proceso de
expansión en América tras el descubrimiento de Colón en 1492. Además, el reino de Navarra fue
anexionado a la Corona de Castilla en 1512, aunque se le permitió conservar sus fueros.
Las reformas que los RRCC introducen en sus territorios tienden a la centralización y al
reforzamiento del poder real. Este proceso va a tener más peso en Castilla, ya que en la Corona de
Aragón continúa vigente el pactismo medieval. Para reforzar su autoridad, los Reyes Católicos tomaron
una serie de medidas como reorganizar las finanzas (con impuestos como la alcabala), la creación de
representantes del poder real (virreyes en los reinos y corregidores en los municipios).
Poítica religiosa.
A finales del siglo XV había dos importantes minorías religiosas. Los musulmanes
(mudéjares), radicados sobre todo en Granada, Aragón y Valencia, unas 300.000 personas dedicadas
sobre todo a la agricultura, y los judíos, unos 200.000, bien situados en general en las ciudades como
artesanos, prestamistas, médicos, vendedores ambulantes…
Los RRCC mostraron deseos de unificación religiosa, ya que la convivencia entre religiones
estaba rota desde la Baja Edad Media. Estas persecuciones llevaron a muchos judíos a convertirse al
cristianismo (judeoconversos), aunque algunos continuaban practicando su antigua religión de forma
oculta. Poco a poco se va a desarrollar una mentalidad de llevar con orgullo el ser “cristiano viejo” que
tendrá gran trascendencia en el futuro.
Para hacer frente a este problema, en 1478 se creó en Castilla el Tribunal de la Santa
Inquisición, con el fin principal de perseguir y juzgar a los falsos conversos. El dominico fray Tomás
de Torquemada fue el primer inquisidor general. El procedimiento seguido por los inquisidores era muy
duro: las pesquisas eran secretas, los acusados desconocían quienes eran sus acusadores y los
condenados y sus descendientes podían quedar inhabilitados para recibir cargos y honores. El Tribunal
siguió existiendo hasta el s XIX.
En 1492 los RRCC dan un paso más contra la minoría judía y decretan la expulsión de los
judíos que no se convirtiesen: unos 150.000 judíos abandonaron la Monarquía Hispánica, perdiéndose
así una minoría laboriosa y emprendedora.
Con los musulmanes granadinos, muy pronto se impuso la intolerancia, lo que les llevó a la
insurrección y a su conversión forzosa en 1502. Se hizo lo mismo con los mudéjares de los demás
territorios. A partir de esta conversión forzada, los mudéjares dejaron oficialmente de serlo, ya que
estaban bautizados y se les llamaba moriscos, expresión que en esta época tenía un matiz claramente
negativo. Se produjo una sólida identificación de la monarquía con el catolicismo.
Política exterior: política italiana y norteafricana.
Italia estaba formada por muchos estados muy pequeños, en general ricos y cultos, que
destacaban por su habilidad comercial y diplomática. Aragón controlaba, en el sur, Nápoles y Sicilia.
Los conflictos se iniciaron por las aspiraciones del rey de Francia Carlos VIII de dominar Nápoles.
Cuando invadió Nápoles todos los estados italianos apoyados por los Reyes Católicos se coaligaron
contra él. Pero posteriormente Fernando el Católico y el rey de Francia llegan a un acuerdo para
repartirse Italia: se envían tropas dirigidas por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, que
hará uso de la experiencia de la Guerra de Granada. Muy pronto estalla el conflicto entre ambos
ocupantes, franceses y españoles. Sin embargo a pesar de la superioridad militar francesa, el Gran
Capitán los derrota en Ceriñola y Garellano (1503) y los Reyes Católicos recuperan Nápoles.
El descubrimiento de América.
El objetivo que se perseguía era la búsqueda de oro, azúcar, esclavos, pesquerías y sobre todo la
Ruta hacia las Indias , objeto del principal tráfico a larga distancia de la época: las especias. Entre los
grandes logros de la navegación destaca cuando, en 1488, Bartolomé Díaz cruza el Cabo de Buena
Esperanza y en 1498, Vasco da Gama llega a Calcuta.
El enfrentamiento entre la Monarquía Española y Portugal se solucionó en 1494 con la firma del
Tratado de Tordesillas, que establecía la línea divisoria entre los dominios de ambos a 370 millas al
oeste de Cabo Verde.
Colón planteó un camino alternativo para las Indias: el Atlántico, dirección oeste. Ofrece su
proyecto a Portugal y después a Castilla. En abril de 1492 firma Colón con los RRCC las
Capitulaciones de Santa Fe, por las que Colón era nombrado Almirante de todas las tierras que
descubriera y recibiría un 10% de las ganancias. Los RRCC, por su parte, le proporcionaron tres
carabelas: la Pinta, la Niña y la Santa María con las que descubrió América el 12 de octubre de 1492.
Otro de los grandes hitos del momento es cuando, en 1521, Magallanes y Juan Sebastián Elcano dieron
la primera vuelta al mundo.
Como consecuencias del descubrimiento de América, podemos destacar las siguientes: se trajeron a
Europa nuevos productos como el maíz, el tabaco, el tomate o la patata. Además obtuvieron metales
preciosos que inundaron el mercado monetario de Europa, aumentando la cantidad de dinero en
circulación, lo que conllevó de inmediato una espectacular subida de los precios. Si tenemos en cuenta
que ese oro no se repartió entre todos los sectores sociales y que la subida de precios sí, podemos
concluir que perjudicó a los sectores más desfavorecidos. La llegada del oro estimuló la demanda de
más productos al haber más dinero disponible. Además, al poblarse América con españoles y
transformarse también los indígenas al modo de vida europeo se van a demandar más productos
manufacturados, al aumentar la demanda se produce también la espectacular subida de los precios
porque la oferta no crece en la misma proporción.
Patrimonio de Carlos V:
- Herencia materna (Juana la Loca): la Corona de Aragón, Castilla y Navarra, posesiones italianas y
norteafricanas y Las Indias.
- Herencia paterna (Felipe el Hermoso): Países Bajos y el Franco Condado.
- En 1515, territorios de su abuelo Maximiliano I (emperador del Sacro Imperio Romano Germánico):
sur de la actual Alemania, Austria y el Tirol. También los derechos a la corona imperial (desde 1519,
Carlos V).
Conflictos internos.
Comunidades y Germanías. Cuando llega Carlos V a Castilla es un extraño: no conoce la
lengua, rodeado de extranjeros y con la única preocupación de conseguir el título de emperador.
Cuando consiguió el título, estuvo fuera de Castilla durante largas temporadas. El malestar provocado
por estos hechos degeneró pronto en revueltas.
• La revuelta de las Comunidades: 1520-1522: Fue protagonizada por varias ciudades castellanas, en
especial Toledo, Segovia y Salamanca, que se autoproclamaban una “comunidad”. Los “comuneros” se
opusieron a las autoridades que acompañaban a Carlos V, a la alta nobleza y expulsaron a los
corregidores. Las ciudades rebeldes exigían varias condiciones al monarca: prescindir de los consejeros
extranjeros y que acatara la voluntad del reino (de los procuradores de las ciudades en las Cortes),
además de limitación del poder real, reducción de impuestos, protección a la industria textil,
disminución del poder de la nobleza… El movimiento fue dirigido por nobles de segunda categoría,
maestros de oficios y algunos clérigos. La aristocracia se mantuvo al margen hasta que los comuneros,
para ganar apoyo popular, animaron movimientos antiseñoriales. Entonces, la alta nobleza cerró filas
con los representantes del monarca. En la batalla de Villalar (1521) los comuneros fueron derrotados y
sus líderes (Bravo, Padilla y Maldonado) son ejecutados. Con ello se puso fin al movimiento y se
aseguró el autoritarismo regio.
• La revuelta de las Germanías: 1519-1523: Esta rebelión estalló en Valencia y se extendió a Mallorca.
Se caracteriza por su contenido antiseñorial. Artesanos, los campesinos más pobres, bajo clero y
comerciantes de las ciudades descontentos (epidemia de peste, huida de la nobleza, ausencia del rey) se
niegan a someterse al representante del monarca, y la revuelta se dirigió contra los señores feudales:
pedían la abolición de la jurisdicción señorial y los impuestos feudales, y se oponían a los abusos
señoriales y a la presencia de musulmanes. La rebelión fue dominada por las tropas reales y nobiliarias
unidas: las ciudades fueron castigadas.
Conclusión: la monarquía fue la gran vencedora en ambas revueltas. Las Cortes de Castilla se
convirtieron en una institución sumisa. Los nobles, temerosos e impotentes ante las rebeliones, se
convirtieron en aliados fieles del rey y, en consecuencia, la política exterior posterior, costosa y
ambiciosa, se financió con recursos humanos y económicos de Castilla, obtenidos sin casi oposición.
Política exterior.
- La zona central de Europa: el sultán Sulimán el Magnífico (1520-1566) ocupa Hungría y sitia Viena.
- En la zona occidental del Mediterráneo, los corsarios, protegidos por Sulimán (Barbarroja) ocuparon
Trípoli y Bugía e incluso saquearon pueblos costeros de Italia y España.
La guerra contra los turcos no constituyó una prioridad para Carlos V, los recursos se dedicaron a otras
campañas militares y el Mediterráneo occidental se convirtió en un mar inseguro hasta Lepanto. (1571).
Guerra en Alemania. Carlos V lucha contra la reforma de Lutero y algunos príncipes alemanes que
ven en ella la oportunidad de aumentar sus rentas e independizarse del emperador. Carlos V se
mostraba partidario de llegar a un compromiso entre Lutero y el Papa y convocó una reunión en Worms
en 1521. En Worms, Carlos V fijó su posición de condena a Lutero y reclamó del Papa un concilio para
la reforma de la Iglesia: algunos príncipes alemanes protestaron (protestantes). Cuando en 1545 el
Papa convoca el Concilio de Trento la ruptura era un hecho y originó una guerra entre los príncipes
protestantes y Carlos V: la victoria de Mühlberg aumentó su poder en Alemania, pero no resolvió la
cuestión. La Paz de Augsburgo (1555) reconoció a los príncipes el derecho de imponer su religión a
sus súbditos. En esta época, 1555-56, Carlos V renunció a sus dominios en la península Ibérica, en
Borgoña e Italia a favor de Felipe II y cedió sus derechos imperiales y dominios austríacos a su
hermano Fernando, retirándose al monasterio de Yuste.
En el exterior venció a los franceses en San Quintín (1557), dando paso a un periodo largo de
paz con Francia. Unos años después, la armada española y la veneciana vencían a los turcos en
Lepanto (1571). El problema más grave fue la rebelión de los Países Bajos, donde se daban deseos
autonomistas unidos a la extensión del calvinismo en el norte (Holanda). La intervención del Duque de
Alba no pudo impedir la división entre una zona norte (protestante) y el sur católico (Bélgica).
Contra Inglaterra, que ayudaba a los protestantes de Países Bajos y hostigaba a los dominios del
rey en América, envió la Armada Invencible que fracasó. (1588).
La unidad ibérica.
En 1580, el trono de Portugal quedó desierto al morir su único titular sin descendientes. Felipe
II que era hijo de Isabel de Portugal, hizo valer sus derechos y derrotó al ejército portugués. Las cortes
de Tomar le reconocieron como rey en 1581. Eso significaba la realización plena de la monarquía
hispánica, a la vez que implicaba el control de su gran imperio marítimo: Brasil y enclaves comerciales
en África y Asia.
También se enfrentó a alteraciones en Aragón a finales del XVI, cuando llega a Zaragoza
Antonio Pérez, antiguo secretario del rey, encarcelado por el asesinato del secretario de don Juan de
Austria y que tras 11 años de cárcel había conseguido huir. Antonio Pérez se acogió al fuero del Justicia
Mayor de Aragón. Para detenerlo, fue acusado ante la Inquisición, lo que fue considerado un ataque a
las Leyes de Aragón, siendo liberado y escapando. Finalmente la entrada de un ejército real permitió al
rey controlar la situación.
El modelo de organización política fue heredado de los Reyes Católicos, aunque, a partir de la
segunda mitad del XVI, los reyes se hicieron sedentarios y se rodearon de una Administración
profesionalizada que se superponía a las instituciones de cada reino.
En general, las instituciones creadas por los Reyes Católicos se hicieron más complejas y la burocracia
se incrementó:
- Se consolidó el sistema de gobierno por consejos. Carlos I creó el Consejo de Estado, con
jurisdicción sobre todos los reinos, y que asesoraba al rey en asuntos relevantes, sobre todo de política
exterior. Otros consejos eran el de Castilla, Aragón, la Inquisición, Indias, Órdenes Militares, el de
Hacienda. Este sistema basado en consejos se denominaba polisinodial.
- Aumentó el poder de los secretarios del rey, que pasaron a ser claves en el gobierno: eran los
encargados de informar al monarca de las decisiones de los consejos, de manera que el rey no acudía a
estos y despachaba sólo con los secretarios.
- Se mantuvo la delegación del poder en virreyes y gobernadores en los territorios en los que el
soberano iba a estar ausente durante bastante tiempo: Navarra, Aragón, Nápoles, Sicilia, Cerdeña,
Méjico…
- Financiación: Los ingresos crecieron notablemente, pero no cubrían los gastos, sobre todo los
militares. Los ingresos procedían de los impuestos de Castilla: sobre todo la alcabala, las órdenes
militares y los impuestos votados en la Cortes; además eran muy importantes los ingresos provenientes
de Las Indias. Los nobles no pagaban impuestos y la Iglesia colaboraba con una parte del diezmo.
Felipe II añadió el subsidio (sobre las rentas de los eclesiásticos) y el excusado (sobre los bienes de las
parroquias).
El déficit se cubría recurriendo al crédito y al préstamo. De esta forma, banqueros, sobre todo
alemanes y genoveses, fueron haciéndose con cantidades crecientes del importe de los impuestos. Por
ello y por la disminución del oro americano, en diversas ocasiones la monarquía se declaró en
bancarrota y suspensión de pagos.
La conquista de América fue privada, protagonizada por figuras ambiciosas pero en nombre del
rey mediante las capitulaciones. El conquistador era un segundón o de la pequeña nobleza. La
conquista fue rápida gracias al acero, los caballos y perros y las epidemias. Durante los primeros 20
años tras el descubrimiento conquistaron las islas antillanas. Durante la segunda fase Hernán Cortés
conquistó el imperio Azteca (1519-1521) y Pizarro el imperio Inca (1531-1533). En la tercera etapa
destacan Alvarado, Mendoza o Orellana. Se conquistó Centroamérica (cultura maya), y zonas de
América del Sur y del Norte. Las Filipinas se conquistarían en 1571.
Tras la conquista el máximo órgano de poder fue el Consejo de Indias. América se dividió en
dos virreinatos (Nueva España y Perú) que se dividieron en gobernaciones y estos en municipios o
cabildos. Para la justicia hubo audiencias. La agricultura se trabajó mediante la encomienda o esclavos
negros en grandes propiedades (haciendas y estancias). La minería (Zacatecas y Potosí) se aprovechaba
con el trabajo indígena. El comercio fue monopolio de Castilla mediante la Casa de Contratación de
Sevilla. La mayor riqueza para los colonos eran los indios: primero se los repartieron de forma
espontánea (repartimientos) y desde 1512, con las Leyes de Burgos, se estableció el sistema de las
encomiendas: se asignaba un grupo de indios a un encomendero quien, a cambio de su trabajo, se
comprometía a alimentarlos, cristianizarlos y respetarlos. La mita era el reclutamiento forzado de mano
de obra por un tiempo estipulado.
Las consecuencias para los nativos más allá de nuevos productos (caballos o vacas) fueron
negativas ya que desaparecieron sus imperios, su cultura adoptando la castellana, sufrieron un descenso
demográfico y vivieron bajo un sistema de castas. Para Europa fueron positivas: nuevos productos
(maíz, patata…) impulsó diversas ciencias y permitió la creación imperios. Para Castilla, América fue
una vía de escape de población y le ayudó a financiar su hegemonía aunque la abundancia de metales
preciosos provocase una subida de precios
En buena parte de Europa, especialmente en los países mediterráneos, durante el siglo XVII se
produjo una enorme crisis demográfica, económica y social que se tradujo en un gran malestar entre
la población y en una inestabilidad política que afectó a la monarquía.
A estos factores hay que añadir la emigración a América, que aunque no fue decisiva, sí afectó de
forma importante en Andalucía y Castilla.
La producción agrícola disminuyó, sobre todo en Castilla. Esto supuso un descenso de la mano de obra,
enormes cargas fiscales sobre los agricultores, y reducción de la demanda por la disminución de la
población. La propiedad tendió a concentrarse y aumentaron los latifundios. Muchos campesinos
tuvieron que convertirse en jornaleros para sobrevivir, sobre todo en el sur (Extremadura, Castilla- La
Mancha y Andalucía). En otras zonas se acusó la expulsión de los moriscos (Valencia y Aragón). Como
positivo ha de destacarse la introducción de nuevos cultivos procedentes de América, patata y maíz,
decisivos en algunas zonas del norte y en épocas posteriores.
La exportación de lana siguió siendo la más rentable para el comercio español, aunque se resintió a
causa de la situación de guerra permanente en la zona.
En cuanto a la industria y el comercio, solo las elites sociales tenían acceso a artesanía de calidad
suministrada por los gremios o importada de Flandes, Italia, Inglaterra, Francia o las colonias. Las
ventas que se obtenían del campo no se invertían en empresas industriales y comerciales. Se adquirían
casas, tierras, cargos, títulos de nobleza, buscaban ser rentistas sin necesidad de trabajar. La artesanía
castellana entró en recesión: falta de competitividad por los altos precios. El comercio interior se veía
dificultado por las aduanas interiores entre reinos. El comercio exterior exportaba materias primas e
importaba manufacturas: déficit de la balanza de pagos que se cubría con el oro y la plata de América.
El comercio con América decayó entre 1630 y 1660 por el incremento de los intercambios entre
las colonias, la presión fiscal excesiva y la confiscación de remesas enteras de oro y plata para gastos
militares. A partir de 1660, el comercio exterior se recuperó.
La sociedad.
La sociedad seguía siendo estamental con dos estamentos privilegiados, clero y nobleza, y el tercer
estamento que producía y trabajaba.
• Los nobles: Eran el 10% de la población. Se concentraba sobre todo en el norte, donde la mitad de la
población se consideraba noble, aunque modesta. El número de nobles se incrementó y aumentó su
poder social y político. Existían certificados de limpieza de sangre.
• El clero: era menos numeroso, pero no dejó de crecer en el siglo XVII. El alto clero era generalmente
de origen noble porque, para los segundones, la Iglesia ofrecía una buena posición económica y social.
Los conventos eran además uno de los pocos sitios donde vivir con dignidad mujeres solteras y viudas.
El bajo clero era de origen humilde, aunque sin problemas económicos gracias a las exenciones
tributarias, el cobro del diezmo y las rentas de sus propiedades.
• El tercer estado: formado por los que no eran ni nobles ni eclesiásticos. El grupo predominante era el
de los campesinos, sujeto a impuestos directos (diezmo, rentas señoriales) que podían ascender a la
mitad del producto de sus tierras y ganados. Su posición dependía de si eran o no propietarios de las
tierras: en el norte abundaban los labradores propietarios, mientras que en Aragón, Valencia,
Extremadura la mayoría eran jornaleros. La mayoría de los artesanos y comerciantes de las ciudades
estaban organizados en gremios. Dada la escasa relevancia que tenía el artesanado y el comercio, el
papel de la burguesía de negocios era reducido. Prestamistas y comerciantes eran mayoritariamente
extranjeros. En las grandes ciudades, sobre todo en Madrid, vivía un numeroso grupo de mendigos,
pobres, delincuentes y pedigüeños a la búsqueda de dinero fácil, limosnas, la beneficencia y el pan
barato a precio tasado por la Corona.
Durante el reinado de Felipe III las dificultades financieras de la monarquía llevan a buscar la
paz con las protestantes Inglaterra y Holanda. El Duque de Lerma fue el principal líder político y su
valido, sustituido por su hijo cuando perdió la confianza del rey. Eran aristócratas, intentaron gobernar
prescindiendo de los consejos y se rodearon de partidarios entre sus parientes y amigos. Aprovecharon
la situación para enriquecerse, aunque sus logros como gobernantes fueron escasos. El duque de Lerma
trasladó la Corte de Madrid a Valladolid, su ciudad natal, para aumentar su poder e influencia sobre el
Rey. Consiguió que le nombraran cardenal, lo que le protegió tras su caída. La principal medida en el
interior fue la expulsión de los moriscos (1609-1614), a los que se consideró falsos conversos: para
justificarlo se argumentó que constituían un poderoso enemigo que cada vez era más numeroso por su
elevada natalidad. Lo más probable es que la medida se tomase para apaciguar a una sociedad
descontenta. La expulsión afectó gravemente a la economía agraria de Valencia y Aragón (35 y 20 %
respectivamente de su población. La pérdida de una mano de obra laboriosa en un momento de crisis
demográfica, perjudicó notablemente a los señores que tenían tierras. Para compensarlos se les permitió
que impusieran duras condiciones a los repobladores de sus tierras en lugar de los moriscos.
El Duque de Medinaceli y el Conde de Oropesa como más destacados, llevan a cabo una
política de reformas: control del desorden monetario (devaluación de la moneda de vellón),
reorganización de la recaudación de los impuestos, recorte de gastos, etc. La caída de Oropesa supuso
un debilitamiento del reformismo, aunque este triunfará con la llegada de los Borbones en el siglo
XVIII.
La etapa en la que los tercios constituyeron el mejor símbolo de la hegemonía de los Austrias en
Europa fue sustituida, a mediados del siglo XVII, por una nueva fase en la que las derrotas militares
confirmaron la crisis económica y social de la Monarquía Hispánica.
La política exterior de los Austrias las dos primeras décadas del XVII se caracterizó,
coincidiendo con el reinado de Felipe III, por una paralización de las actividades militares que
respondía a una incapacidad de la Monarquía para seguir luchando en Europa. En este contexto, cabe
entender la firma con los holandeses de la Tregua de los Doce Años (1609) que, de hecho, reconocía la
independencia de las provincias holandesas del norte.
Pero bajo el reinado de Felipe IV (1621) se registró un claro intervencionismo en los asuntos
europeos. Las causas del cambio de actitud hay que buscarlas en el estallido de la Guerra de los
Treinta Años (1618-1648) y en la voluntad del Conde-Duque de Olivares de hacer que la monarquía
continuase estando presente en Europa como potencia hegemónica. La guerra de los Treinta Años,
iniciada bajo el pretexto de la defensa del catolicismo (Liga Católica) frente a los príncipes protestantes
(Liga Evangélica), escondía la colaboración de las dos ramas de los Habsburgo (la Hispánica y la
Austríaca) para mantener su hegemonía en los asuntos europeos.
A pesar de algunas victorias iniciales (Breda, 1626), las derrotas navales de Dunas (1639) y la
terrestre de Rocroi (1643) demostraron el fracaso de Olivares de devolverle a la Corona un prestigio
internacional que había comenzado a declinar y el principio del fin de la hegemonía hispánica en
Europa. Las rebeliones de Cataluña y Portugal en 1640 ayudaron al fracaso de la Corona, obligada a
luchar en dos frentes.
La Paz de Wesfalia (1648) puso fin a la guerra de los Treinta Años, consagrando la
independencia de Holanda, si bien la Monarquía conservaba las provincias católicas del sur (Bélgica);
además, se impuso la tolerancia religiosa en los territorios del imperio, la Confederación Helvética se
separó reconociendo todos su neutralidad, Suecia y Francia ampliaron sus territorios y Austria se
separó del Imperio. Sin embargo, Wesfalia no puso fin a la guerra entre la Monarquía y Francia, que se
prolongó hasta la Paz de los Pirineos (1659).