Como_leer_la_biblia
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Notas
¿Cómo leer la Biblia todos los días?
Sé que, al comenzar a leer la Biblia, muchas veces nos preguntamos cómo hacerlo. Sin
embargo, al abrir sus páginas, deberíamos plantearnos una pregunta diferente: ¿por qué es
importante leerla? Sin comprender su importancia, la lectura de la Biblia puede convertirse
en una carga en lugar de un deleite.
Conocer la importancia de la lectura diaria de las Escrituras es tan relevante como saber
el cómo hacerlo. Esto significa que la Biblia no es un libro que pueda abordarse únicamente
con técnicas o métodos para descubrir datos superficiales, sino que contiene en lo más
profundo palabras con el poder de transformar la vida de una persona, ya que son palabras
inspiradas por el mismo Espíritu de Dios. Por tanto, comprender por qué deberíamos leerla
aumentará nuestro deseo y la urgencia de profundizar en ella, hasta el punto de que la
lectura se convierta en un deleite y no simplemente en una tarea más en nuestra lista de
objetivos diarios.
Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son
necedad; y no las puede entender, porque son cosas que se disciernen espiritualmente.
-1 Corintios 2:14 NBLA
¡Cuán preciosos también son para mí, oh Dios, Tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la
suma de ellos! Si los contara, serían más que la arena; Al despertar aún estoy contigo. -
Salmos 139:17-18 NBLA
Los pensamientos de Dios, que se encuentran en las mismas Escrituras, son los que
permiten que Cristo sea formado en nosotros. Por tanto, es fundamental que meditemos
profundamente y nos alimentemos de las palabras de Dios, materializadas en Jesús, para que
nuestro corazón se afirme en la identidad que proviene de Dios y seamos sanados hasta
alcanzar la madurez de un hombre o una mujer conforme a Cristo.
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios,
a la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. -
Efesios 4:13 NBLA
-1 Timoteo 4:16.
Cuando somos injertados en la familia de Dios a través del sacrificio de Jesús en la cruz,
nos convertimos automáticamente en blanco del enemigo, quien busca destruir y robar
nuestra vida en Cristo (Juan 10:10, NBLA). Por ello, debemos luchar esta guerra que es real de
la misma manera en que Jesús la enfrentó: respondiendo al diablo con las palabras que se
encuentran en las Escrituras. Jesús combatió a Satanás guardando y memorizando las
Escrituras en su corazón (Mateo 4)
Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a
él sólo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían. -Mateo
4:10-11 RVR1960
En mi corazón he atesorado Tu palabra, Para no pecar contra Ti. -Salmos 119:11 NBLA
La Biblia es mucho más que un simple libro; es un medio divino que nos conecta con la paz
y la gracia de Dios. Cuando meditamos en las Escrituras, no solo estamos adquiriendo
conocimiento, sino que estamos profundizando en el corazón mismo de Cristo. A medida que
comprendemos Su amor, Su sacrificio y Su voluntad para nuestras vidas, experimentamos
una transformación interna. Esta revelación no solo nos trae entendimiento, sino también
una profunda paz que sobrepasa todo entendimiento, porque al conocer a Cristo,
encontramos seguridad y consuelo. Además, al sumergirnos en las promesas de Dios, Su
gracia se derrama sobre nosotros, fortaleciendo nuestra fe y llenándonos de un gozo que no
depende de las circunstancias. Así, la Biblia se convierte en un faro que ilumina nuestra vida
diaria, guiándonos hacia una relación más profunda con Cristo, lo que nos lleva a vivir con
paz y gozo en nuestro interior.
Cuando llegamos a conocer la verdad que se revela en Jesús, como Él mismo lo dice en
Juan 14:6, experimentamos una liberación profunda del poder del pecado que anteriormente
gobernaba nuestras vidas. Jesús es la Verdad absoluta, y al reconocerle como tal,
entendemos que solo a través de Él podemos ser verdaderamente libres. Esta libertad no
solo se refiere a la liberación de las consecuencias eternas del pecado, sino también a una
transformación diaria en nuestra mente y corazón. Al abrazar la verdad de Su sacrificio, del
perdón que nos ofrece y de la nueva identidad que nos da como hijos de Dios, el pecado
pierde su dominio sobre nosotros. Nos volvemos capaces de vivir conforme a la voluntad de
Dios, guiados por Su Espíritu, y, aunque aún enfrentamos tentaciones y luchas, sabemos que
en Cristo tenemos el poder para superarlas.
La Biblia es como un canal de parte de Dios que trae gozo al corazón del hombre a través
de Sus promesas. La realidad es que vivimos en un mundo roto, donde existe la maldad y el
dolor, y todos somos expuestos a estas realidades. Sin embargo, cuando meditamos
frecuentemente en las promesas de Dios encontradas en la Biblia, podemos experimentar el
gozo de saber que el Dios que creó todas las cosas nos acompañará en cada situación. Esto
trae alegría al corazón en medio de las dificultades, porque Él nos promete estar con
nosotros.
Meditar en la Palabra de Dios nos aferrará más a Su amor y a Su misericordia. Absorber
esto diariamente es como beber agua fresca cada día, lo que mantendrá nuestra alma
hidratada y saludable, causando gozo y alegría que desborda de una manera sobrenatural.
Por tanto, cualquiera que oye estas palabras Mías y las pone en práctica, será semejante a un
hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes,
soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada
sobre la roca. -Mateo 7:24-25 NBLA
No hay nada más firme que caminar sobre las palabras de Jesús, ya que cualquier otro
conocimiento humano puede estar lleno de orgullo y mentiras que nos llevarán a errar el
blanco en la vida. Construir sobre la arena significa caminar y confiar en nuestro propio
entendimiento, el cual nos llevará a callejones sin salida, sufriendo consecuencias que
afectan a personas incluso cerca de nosotros.
al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven. Porque las cosas
que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. -2 Corintios 4:18
La Biblia nos recuerda todos los días que nada de lo que está en esta tierra perdurará por
la eternidad, porque hay un Reino eterno sobre el cual Jesús reina, donde no hay dolor ni
sufrimiento. La alegría de la esperanza que tenemos en Jesús es una verdad que debemos
llevar a nuestro corazón diariamente, ya que el acusador tratará de desanimarnos para que
no disfrutemos de la plenitud de esta esperanza
Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud,
escudriñando diariamente las Escrituras, para ver si estas cosas eran así. -Hechos 17:11
En nuestra cultura, donde las noticias resuenan más fuerte que nunca debido a las redes de
comunicación, muchos cristianos están creyendo mentiras y falsas-verdades simplemente
por la fuerza con que se presentan, y no por estar fundamentadas en la verdad, la cual habla
más fuerte que simples palabras. Por eso, al igual que la iglesia de Tesalónica, que
comprobaba todo a través del filtro de las Escrituras, los seguidores de Jesús debemos
llenarnos de la Palabra para no ser engañados. Jesús mismo lo advirtió en Mateo 24:4-5
RVR1960:
Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi
nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
»Más engañoso que todo es el corazón, Y sin remedio; ¿Quién lo comprenderá? -Jeremías
17:9 NBLA
Con toda diligencia guarda tu corazón, Porque de él brotan los manantiales de la vida. -
Proverbios 4:23
Conclusión:
Hablar sobre cómo leer la Biblia es importante; sin embargo, primero debemos entender
que no hay técnicas ni métodos efectivos para leerla si no existe el deseo de hacerlo.
‘Desead, como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis
para salvación’ (1 Pedro 2:2, RVR1960). Será imposible leer la Biblia correctamente si no
tenemos el deseo en nuestro corazón. Como seguidores de Jesús, debemos anhelar la leche
espiritual (las Escrituras) para crecer en Cristo y madurar, hasta llegar a ser como Jesús.