Mignolo-LALENGUALA-1986

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LA LENGUA, LA LETRA, EL TERRITORIO (O LA CRISIS DE LOS ESTUDIOS LITERARIOS

COLONIALES)
Author(s): Walter D. Mignolo
Source: Dispositio , 1986, Vol. 11, No. 28/29, LITERATURE AND HISTORIOGRAPHY IN
THE NEW WORLD (1986), pp. 137-160
Published by: Center for Latin American and Caribbean Studies, University of
Michigan, Ann Arbor

Stable URL: https://www.jstor.org/stable/41491294

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Dispositio Vol. XI, Nos. 28-29, pp. 137-160
©Department of Romance Languages, University of Michigan

LA LENGUA, LA LETRA, EL TERRITORIO (O LA CRISIS DE LOS


ESTUDIOS LITERARIOS COLONIALES)

Walter D. Mignolo
The University of Michigan

Las historias de la literatura hispano/latino americana nos legaron una


imagen del período colönial que dificultó (si no impidió) orientar la reflexión
sobre obras que no fueran escritas en castellano, consideradas literarias y que
expresaran o representaran, de alguna manera, cierta ''experiencia americana .
Los criterios que fundaron esta imagen fueron el idiomático, el literario y el
cultural. El supuesto de que la literatura colonial ES la literatura escrita en
castellano en/sobre América, de tan simple parece incuestionable. Las corrientes
literarias en la América hispánica (1949) de Pedro Henriquez Ureña imponen una
pauta que se naturaliza y expresa de ésta manera en Enrique Anderson Imbert
(1954):

Ni siquiera nos ocuparemos de los fenómenos culturales próximos


a la literatura: folklore, oratoria, periodismo, filosofía, crítica... Cuando
no podamos menos de detenernos en un escritor sin propósitos
literarios buscaremos su lado más íntimo y personal. Literatura, sólo
literatura. Y la literatura que vamos a estudiar es la que, en América,
se escribió en español. No ignoramos la importancia de las masas de
indios. Pero, EN UNA HISTORIA DE LOS USOS EXPRESIVOS
DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN AMERICA, corresponde
escuchar solamente a quienes se expresaron en español. Por la
misma razón no nos referiremos a los escritores que nacieron en
Hispanoamérica pero escribieron en latín (Rafael Landivar), en
francés (cómo Jules Supervielle) ó en inglés (cómo W .H. Hudson).
Tampoco a los que escribieron, sí, en español, pero sin experiencia

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1 38 WALTER D. MIGNOLO

americana (como Ventura de la Vega


a nuestra historia a los extranjeros q
emplearon nuestra lengua (como Pa

Si bien es incuestionable el hecho


castellano en América se limite a las ob
estudios literarios sobre el período
castellano en el Nuevo Mundo. Por el co
de las colonias como la confrontació
sociedades basadas en la escritura,' hac
tanto para la reflexión sobre culturas y l
interacciones discursivas. Pienso que
complejidad cultural y lingüística del
manifestando en un conjunto de estud
de 1980. De esta manera, el dominio de
valor literario va dejando paso al dominio
las transcripciones de relatos orales, si
subtítulo alude al reconocimiento, p
relevancia de la circulación de discurso
Mundo y Europa para la comprensión
(puesto que importan las tradiciones orale
escrito en castellano por hispanos. Intu
de paradigma a cuya conceptualización
cuatro orientaciones entre los estudios
heredada de la literatura colonial, que

1 . La primera orientación comienza a


desapercibida. Digo "naturalmente" por
estudios del neolatín durante el México c
literatura náhuatl cuando las investig
castellano. Si bien los estudios pionero
hermanos Gabriel y Alfonso Ménd
indiscutiblemente los eruditos estudios
el neolatín en la escena de las letras colon
1983a y 1983b). La confluencia en el i
indígenas, la señala Osorio Romero en

El nuevo interés por el neolatín mexic


meritorios trabajos de Joaquín G
pasado - surgió casi simultáneam
Angel María Garibay hizo de los m
sobre los poetas y prosistas indígenas
la literatura náhuatl (1953-1954). Am
una misma motivación: recuperar una

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LA LENGUA, LA LETRA, EL TERRITORIO 139

para el mexicano de hoy, dar actualidad a los valores qu


juicio se pierden (1983a; 1 1-12)

La diferencia entre el proyecto de los hermanos Planearte y el q


Romero es de naturaleza ideológica. Mientras que los prime
manera acrítica, la herencia de Menéndez y Pelayo (1877) tr
Horacio en España a un México que es esencialmente una
(Gabriel Méndez Planearte, 1837), el segundo trata de revisar
herencia latina junto a la castellana en la formación del Méxi

La cultura que los españoles introdujeron a estas tierras


significativamente llamaron Nueva España tenía dos expr
una en lengua latina y otra en lengua castellana. Ambas corr
fincaban sus raíces en la historia y la tradición; representab
una parte, a quienes consideraron que la perfección lite
encontraba en la expresión latina clásica, y, por otra, a
elevaron las lenguas vulgares a la categoría literaria.
durante la colonia, las más de las veces fue simultáneo;
también, en una visión de mayor alcance histórico, el la
castellano encarnaron a los Dioscuros que tenían que vivir y
alternativamente (1983a, 12-13).

La lectura conjunta de éste párrafo con el de Anderson Imber


(a la cual invito al lector), nos evita abundar en los comentari
contraste entre ambos proyectos. La restricción de las letra
textos escritos en castellano responde a la ideología y punto
tradición colonizadora. La apertura que señala Osorio nos sitúa
ideología y punto de vista de la tradición que surge de los escomb
colonizador. Recordemos, finalmente, la temprana contribució
Manuel Rivas Sacconi (Rivas Sacconi, 1949)

2. La segunda orientación es un esfuerzo por justificar


atribución de propiedades estéticas o expresivas a un conjunt
relevancia cultural nos resulta hoy obvia aunque no sus rasg
mismo tiempo, un esfuerzo por racionalizar y justificar
literatura hispanoamericana en el siglo XVI. En este contexto son
estudios de Enrique Pupo- Walker sobre Garcilaso de la Vega y
literaria del pensamiento histórico en América (Pupo-Walker, 19
de Noé Jitrik sobre Colón (Jitrik, 1983), y el de Beatriz Pastor s
narrativo de la conquista (Pastor, 1983). En Pupo-Walker
denodado esfuerzo por justificar las propiedades literarias e
Garcilaso de la Vega (1982a, 27ss); de conjugar lo imaginario y
literario y el pensamiento histórico (1982b, 64ss, 80ss), y de fun
técnicas narrativas literarias en el discurso historiográfico

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literaria de éste último (1982b, 38ss). E


cambio de expresión, "escritura lati
hispanoamericana", y un esfuerzo por
"escritura" (que incluye tanto lo escrit
cultural "latinoamericana" (que incluye
Beatriz Pastor opta por atender aquello que
discurso narrativo). A la vez, se preocup
discurso narrativo el momento en que eme
le otorga al discurso narrativo de la co
americana (1983, 45 lss). Estos estudios tien
espacio crítico y reflexivo sobre la natural
Americano y proyectan las técnicas de
discursos no-literarios. La consecuencia má
de la disciplina incluyendo en ella una a
literario no vaya de suyo. Conservan, d
una esencia americana que se manifestaría
exploradores y conquistadores.

3. La tercera orientación ha puesto d


común más que de específico en cada dis
que regían la producción y la lectura de
Elide Pitarello (1982) ha mostrado en
discursiva y l,a ambigüedad genérica de la
Juan de Castellano. Analizado el texto a
configuraban el sistema discursivo d
dicotomía entre el género épico a histo
impulsarnos a decidir por el uno o por el o
participa de la naturaleza de ambos. El co
del discurso historiográfico, en el artículo
estudio de está configuración discursiv
Hechos de Don García Hurtado de Mendo
en la Historia de los descubrimientos an
(1584) de Baltazar de Obregón (Pitar
reconstruir los principios generales que gu
el período colonial fue también sugerida
configuración discursiva historiográf
existencia de textos cuya "unidad" resul
rigen distintos tipos y configuraciones
1988). Por otro lado, el análisis de la escrit
de la historia de la escritura permitió c
pasado en sociedades orales con las de la
(Mignolo 1981a, 1981b).

4. Las investigaciones de lo que llam

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LA LENGUA, LA LETRA, EL TERRITORIO 141

reciente y por ello menos definida, tienen en común la propiedad d


atención sobre las fronteras de la lengua y la cultura castellana en la cul
Nuevo Mundo. La noción de literatura que orientó la selección de t
autores del período colonial, raramente invocó los autores indígenas
lado, el criterio idiomático no sólo eliminó la consideración de los
lenguas indígenas, sino que bloqueó la posibilidad de considerar text
en otras lenguas que el castellano. Si desde el punto de vista de la
hispanoamericana" el idioma impone ya unas fronteras, desde el pun
del "discursos del período colonial" las interacciones discursivas ad
mayor relevancia que las fronteras idiomáticas. La naturaleza de los
que deseemos investigar o de los textos que decidamos (re)interpret
distintas configuraciones según los situemos en el contexto de la
hispano-americana" o de los "discursos del período colonial".
descripción y la explanación de acontecimientos y situaciones discur
la interpretación de textos individuales necesita de un "contexto de desc
cuya configuración no la ha establecido la Historia sino que la postul
investigador. Los reclamos por contemplar el "contexto histórico"
estamos acostumbrados no son más que la elección de UN con
descripción que elige el investigador y pretende que no ha sido elegido p
sino creado por su agente anónimo, la Historia.
a) El primer caso puede ilustrarse con el ejemplo de Juan
Miariátegui ( 1929) y de Francisco Esteve Barba (1964) frente a Guamán
Ayala. Mariátegui se ocupa de Garcilaso de la Vega y de Espinoza M
buscar las raíces de la literatura peruana en la colonia, pero no me
Guarnan Poma. Esteve Barba, por su parte, traza la historia de la his
indiana y le dedica algunas páginas al autor indígena, principalme
criticar sus incoherencias, mal castellano y su orgullo nativo (p.47
edición de Nueva crónica y buen gobierno de John Murra y Rolena Ado
por un lado, y los numerosos estudios que Adorno le ha dedicado a
Poma y que culminan en su reciente libro (Adorno, 1986), hacen i
ignorar la obra como hacen necesario encontrarle un lugar en el c
estudio. Para hacerlo, debemos salir del marco de los usos del cast
América e ingresar en la compleja estructura mental de las culturas pre
(Adorno 1982) y en la red de interacciones semióticas de las colonias
Mundo.
b) El estudio de W. Franklin sobre los descubridores, exploradores y
colonizadores (Franklin, 1979), dedicado en su mayor parte a la América Sajona
comienza, sin embargo, estudiando las cartas de Colón y Cortés y prestando gran
atención a las tesis de E. O'Gorman (1960). Por razones que podemos imaginar,
pero que queda fuera de nuestros propósitos explorar, el estudio de Franklin
pasó desapercibido en los estudios de la literatura del Nuevo Mundo. El reciente
libro de P. Hulme (Hulme, 1986), contribuye a recordar el de Franklin,
publicado durante los primeros años de la transformación disciplinaria que
vengo bosquejando. El estudio de Hulme (como el Franklin), dedica los primeros

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capítulos a tópicos de la cultura


consagrarse a tópicos de la cultura
preocupación central por el "discu
excelentes ejemplos para ilustrar e
literatura hispano/latinoamericana
Estos ejemplos, como dije, nos invit
la noción de "literatura hispano/lat
revisión de la noción de "literatura".
Mi propósito en las páginas que siguen
estudio que nos despegue de las re
literatura y de su especificidad cultur
ella el ámbito de la oralidad, de las es
idiomas distintos del castellano. El a
de los estudios literarios y sus consec
a elucidar el problema de la identi
identidad forjada por los miembros d
de esa imagen por -parte de los pr
finalmente, el apartado IV reúne l
justificar un desplazamiento en
"literatura hispano/latinoamerican

II. DE LA LETRA AL DISCURSO.

El vocablo "literatura" proviene de "letra" ( littera , una letra del alfabeto;


del griego gramma , un signo escrito que significa un sonido). En su sentido
primigenio designa la escritura alfabética y la distingue tanto de la voz (phoné,
vox, sonido, grito, llamado) como de las formas de escritura no alfabética. La
singularización de la escritura alfabética, distinguida de la voz y de otras formas
de escritura, ha dado lugar a sugerir la necesidad de una disciplina (la
gramatología) que se ocupe de ella. Esta disciplina se distinguiría de la epigrafia y
de la paleografía por formular preguntas sobre el cómo y el por qué en vez de
preguntar por el qué, cuándo y dónde . Las primeras preguntas establecen el
contexto teórico de la gramatología, mientras que las segundas establecen el
contexto descriptivo de la epigrafía y de la paleografía (Gelb, 1969, 22-23). Por
otra parte, el empleo del mismo vocablo (gramatología) por Jacques Derrida
para designar una disciplina surgida de la crítica a la lingüística moderna, pone
en entredicho la distinción entre la lengua hablada, en la que se funda la
lingüística (según Saussure) y los signos gráficos en los que se funda la
gramatología (según Gelb), como también la fundación misma de las disciplinas
científicas cuya condición de existencia es la escritura alfabética, un rincón
privilegiado del dominio de estudio promovido al rango de universalidad
(Derrida, 1967, 43). Al destituir la lingüística y la escritura alfabética de su
privilegio semiotico (e.g., de constituirse en signos y representantes de otras cosas
que no son signos) y proponer que toda manifestación es un signo cuya

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LA LENGUA, LA LETRA, EL TERRITORIO 143

estructura la generan las diversas posibilidades de la hue


significación surge de la diferencia , la escritura ya no es privileg
sino la condición misma de la significación (p.95).
Tanto la lingüística como la gramatología (en las vers
Derrida) nos invitan a revisar la imagen cultural de la noción
regresar a la cuestión fundamental de la letra. La letra fija
discurrir oral y, por otro, se independiza de él conduciendo
nuevasr estrategias discursivas. También, a la vez que se independ
letra se independiza de otras formas de expresión gráfica c
dominio de interacciones en el que el discurso es prisionero del o
transmiten los signos: el libro (Mignolo, 1987).
Los vocablos de letra y de literatura designan y diseñan, en e
espacio que bien podría considerarse como el dominio de los e
Así, el universo del discurso (en sentido lógico) quedaría compues
su complemento la oralidad y las escrituras no-alfabéticas.
Aristóteles nos acostumbramos a pensar la historia como co
poesía y con Jakobson las distintas funciones del lenguaje como c
la función poética, la imagen del dominio de estudio que acab
invita a meditar sobre las condiciones de existencia de la fi
discurso (en sentido gramatológico) en relación con las p
dominio del discurso (en sentido lógico) que elimina: la oralid
no alfabéticas. Las consecuencias de un tal desplazamient
estudio son relevantes no sólo para la disciplina misma sino tamb
especifica de estudio como lo es la literatura colonial en el N
centro de atención se desplaza de la literatura (en el sentido de "b
la literatura (en el sentido de la producción discursiva
complemento, la oralidad y las diversas formas de escritur
precolombinas. Un doble desplazamiento que nos lleva desde la
impuesta por una tradición cultural al concepto de literatur
práctica disciplinaria (Mignolo, 1983).
La idea de literatura impuesta por la tradición cultural y que
parte de nuestra vida cotidiana se remonta al siglo XVIII cuando
y literatura se rodean de nuevos sentidos al establecerse
sinonimia entre "poesía" y "bellas letras". Mientras que en l
"poesía" (poiesis, hacer y hacer mimètico, hacer para deleitar) se
gramma y phoné , vocablos con los que designaban las unidades d
escrito, la expresión "bellas letras" (acuñada en el siglo XVIII
entre "letra" y "discurso" y singulariza un tipo particular de
rasgos de belleza que no tardan en identificarse con la an
"poesía" y engendrar, en el encuentro, la imagen de literatu
estamos acostumbrados. Así, en el contexto intelectual d
gramma (signo escrito, letra del alfabeto), se funde con aes
percepción, intuición) para convertirse en sensación, percepción
belleza (E. Kant, Crítica del Juicio, 1790). La acumulación de estas

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configura el cuerpo de conocimientos


vocablo "literatura"; conocimientos q
entre poiesis , mimesis y phoné vertién
gramma . Las lecturas de Platón hech
que los diálogos en torno a la poesía tienen
de una sociedad que está viviendo el con
cual las musas son las guardianas de l
del pasado, pero no fuentes de inspir
de poiesis que en Aristóteles se expre
mantiene, previamente, una estrecha
100).
La acumulación y transformación de sentidos en torno al vocablo
"literatura" para conceptualizar una actividad que, primariamente, se limita a
cierto dominio de interacciones discursivas y se desempeña en sociedades con
escritura alfabética es un buen ejemplo de un fenómeno general que caracteriza a
los seres humanos: la capacidad de participar, a un nivel, en un dominio de
interacciones y, a otro nivel, reflexionar y crear una imagen del primero. Si bien
esta característica es, como dije, común a los seres humanos, la conceptualización
de la "literatura" en cambio se limita a aquellas sociedades y culturas que han
creado un dominio de interacción por medio de la letra escrita (ver Figura 1). El
desplazamiento de la noción de literatura que compartimos como miembros y
participantes en la vida social y cultural hacia la noción de literatura (i.e. letra
escrita, discurso) que elaboramos como miembros y practicantes en actividades
disciplinarias, guiará nuestra concepción de los estudios de áreas así como
nuestra interpretación de actividades, artefactos y acontecimientos semióticos
del área que estudiemos.
No sólo los estudiosos de la literatura se vieron mal orientados por una
noción regional y cultural (no teórica) del dominio de estudio, sino también lo
estuvieron antropólogos e historiadores. Leamos estas opiniones de Edmonson:
sobre el Popol Vuh :

It is my conviction that the Popol Vuh is primary a work of


literature, and that it cannot be properly read apart from the
literary form in which it is expressed. That this form is general to
Middle America (and even beyond) and that it is common to
Quiché discourse, ancient and modern, does not dimish its
importance. The Popul Vuh is in poetry and cannot be accurately
understood in prose. It is entirely composed in parallelistic (i.e.
semantic) couplets.

La presuposición de que un discurso que se manifiesta por medio de


repeticiones y acoplamientos paralelos es "literatura" sorprenderá hoy a los
estudiosos familiarizados con la teoría de la literatura y con las reevaluaciones de
la oralidad y de la escritura. Si aceptamos, en efecto, que las repeticiones y

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3,00

3000 SUMERIAN CUNEIFORM


A 2900
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2700 / ' ! ! 2700
/ ' ! J 2700 2600
2500 AKKADIAN ElAMITE y ¡ ,
A h ,/ ¡ I 2400
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2200 / ' ! /' ! PROTO1 INOIC 2200
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200 / / I II MANICHEAN' 200
300 / / OGHAM AVESTAN II ' ETHIOPIC 300
400 I 6°™IC / J ARMENIAN GEORGIAN ' 400
500 SAMARITAN / SOG DIAN ' дядВК JAPANESE 500
800 / » SYLL
/ MANDEAN 800
700
I 700
800 SLAVONIC 800
900 MEOIEVAL DEVELOPMENTS 900

Figura Г (I.J. Gelb, 1952)

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"Representación" del discurso entre los aztecas, Códice Mendoza.

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LA LENGUA, LA LETRA, EL TERRITORIO 145

paralelismos son una exigencia de la expresión oral para asegur


discursiva y que la letra escrita introduce nuevos medios para alc
fin (e.g., la fijación escrita que dirige la atención hacia adelante, pro
las repeticiones que dirigen la atención hacia atrás, verso) es sen
éste principio que las repeticiones que encontramos en el Popol Vuh
base oral en la que se realizan las interacciones discursivas de la cultu
se narra y trasmite el relato, y no a la universalidad de los valores es
que el relato manifestaría. Intuyo que Edmonson tiene razón c
que la forma expresiva del Popol Vuh es un rasgo común d
mesoamericanas. De ello no se infiere, sin embargo, que las culturas m
practicaban o habían descubierto la poesía. Los conceptos de poes
son regionales y pertenecen a la tradición de las sociedades y cultura
occidentales. No es ni mérito ni desmérito de una sociedad que
desarrollo paralelo a la tradición de occidente, no poseer o desconoce
de interacción que ésta última ha conceptualizado y dado el nomb
de literatura. "La busca de Averroes", de Borges, es un buen m
dificultades en comprender diferentes conceptualizaciones
semejantes : Averroes empeñado en traducir a Aristóteles y of
imposibilidad de entender el sentido de dos palabras, tragedia y
nadie en el ámbito del Islam "barruntaba lo que querían decir"
balcón enrejado el juego de unos chicos semidesnudos que preten
no eran ("todos querían ser el almuédano, nadie la congregación
La traducción e interpretación del Popol Vuh propuesta por T
enfatiza, en cambio, la naturaleza oral del relato no sólo en su e
también en su trasmisión (1983a, 1983b, 1983c). Mientras que A
más apegado a la ideología de la escritura, traduce la primera fr
destacando la expresión "antiguas historias" ("Este es el pri
antiguas historias de éste lugar llamado Quiché"), dejando que "h
remita tanto el relato como a los acontecimientos, Tedlock desta
"la antigua palabra" ("This is the beginning of the Ancient Word
place called Quiché"). La opción de la primera frase revela los pre
guiarán las opciones en la traducción entera del primer pá
interpretación correspondiente. Comparemos:

Recinos: Este es el principio de las antiguas historias de este lug


llamado Quiché. Aquí describiremos y comenzaremos las ant
historias, el principio y el origen de todo lo que se hizo en la c
de Quiché, por las tribus de la nación quiché.

Tedlock: This is the beginning of the Ancient Word, here in t


place called Quiché. Here we shall inscribe, we shall implan

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146 WALTER D. MIGNOLO

Ancient word, the potential and sour


the citadel of Quiché, in the nation o

El proceso que conduce de la primera


hasta las traducciones de Recinos pasan
Ximénez, presentan un espectro en el qu
correspondiente conceptualización en
conquista, se fija en la escritura y, al hac
traducciones que arrastran con ellas la c
semióticas generadas por la escritura. La
sobre el Popol Vuh y la cultura quiché son
orales a la vez que contemplar el proceso
Una situación semejante a la anterior es
de Angel María Garibay (1954). Las mism
Miguel León-Portilla por haber creado u
sobre el modelo de la filosofía griega (Le
con las cautelas necesarias en ambos casos
Sabemos por un lado, que Garibay era un
como así también de la tradición de las g
también que estaba atento a la histori
fundamentalmente, que su obra no sólo
consciente (una primera recopilación y or
náhuatl) sino también el de rescatar una
escrita, había sido hasta ese momento me
11). Las dificultades que tenemos hoy
valoración de la cultura náhuatl se hace,
paralela a la imagen post-renacentista de
otros casos, reconstruye una cultura fun
una filosofía de la producción verbal
sociedades con escritura alfabética. Una
sobre la base de la semejanza y toma el l
fuera una descripción que enfatice la
racionalizado la necesidad de éste princip
pensamiento y la filosofía. Esta racional
Garibay y al caso de la producción oral y
de las cautelas anunciadas, León-Portil
escarbar en la etimología de las palabras
para referirse a sus interacciones semiótic
preciosa información y comentario de pa
designar las maneras de conservar el pas
composición de acuerdo con su designaci
introduce al pensamiento de una s
homogeneidad del vocabulario de la cultu
de la disciplina. Nos habla así de las prim

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LA LENGUA, LA LETRA, EL TERRITORIO 147

precolombino" (1978, xviii), o de la legitimidad de conservar el v


para designar todo tipo de pensamiento o actividad que podemos
que en occidente se entiende y designa por tal nombre (1968). No se
un empleo neutro de los vocablos que podría justificarse invocand
de emplear vocablos indígenas para designar aquello que, sa
propiamente filosofía o literatura pero que no obstante se asemej
bien de presupuestos que guían la lectura e interpretación de di
como si fueran textos escritos. Por ejemplo, cuando J. Bierhorst ob
piezas denominadas xochitl/ cuicatl (flores/cantos) de los Canta
han sido definidas repetidamente como poema o poesía y que tal
al parecer, inventada por Angel M. Garibay (Bierhorst, 1985, 17)
distinción entre oralidad y escritura que sostuvo mi argumento ante
a Edmonson/Tedlock), puede invocarse nuevamente aquí. En ef
Bierhorst sostiene que la definición "xochitl/ cuicatl =poetry" es en
los casos un concepto débil y en el peor un equívoco, podemos
distinción entre oralidad (canto) y poesía (escritura) está enjueg
León-Portilla (1987, 390ss), enfocada en el nombre que Biershorst as
("ghost-song ritual") esquiva, en realidad, el acento que el segun
hecho que tales piezas no sean poesías sino cantos asociados a d
formas rituales. Sin pretender terciar en la discusión sino emplearla
argumento, quiero recordar que oralidad, en este contexto
sociedades que no poseen ninguna forma de escritura fonética.
(1986, 65) acentúa la expresión "oralidad primara" para destaca
interacción lingüística difícil de comprender, para nosotros, que hem
una red metafórica y un léxico inferidos de nuestra experiencia escr
comprobación abre las puertas hacia un campo desconocido que
literarios pueden contribuir a explorar. En esa exploración nos s
enfrentamiento de culturas orales y escripturales en el Nuevo Mundo:
que ha sido interpretado, la mayoría de las veces, ignorando la difer
que separa las primeras de las segundas.

III. DISCURSO , IDENTIDAD Y TERRITORIALIDAD

El modificador "hispano/latino" con que usualmente acompañamos al


sustantivo "literatura" puede analizarse de manera semejante al de este último.
Arturo Ardao (1980) coleccionó y comentó un número significativo de
documentos en los que la idea y/o el nombre de "América Hispana", "América
Latina" y algunas otras expresiones equivalentes a las dos primeras, se forja y
transforma desde los primeros años del siglo XIX hasta los últimos. Es notable
también, al leer esos documentos, que el modificador se reemplace (como ya
estamos acostumbrados desde Martí) por el posesivo, obteniendo así la
expresión "nuestra América". Surge así un discurso en el que el posesivo implica
la identificación con el espacio y con el pasado de ese espacio, bsto es, el posesivo
invoca el problema de la tradición y de la identidad (Mario Zambarino, 1980). En

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148 WALTER D. MIGNOLO

este apartado me interesan las relacio


fija, transmite y transforma el senti
todo grupo humano.
En efecto, mientras que a nivel del
una entidad que llamamos "yo", que
operacional lingüística y nuestra
(Maturana y Varela, 1984, 152), a ni
una entidad que llamamos "nosotros"
una tradición compartida; es decir, a
de un grupo humano se construye de
un espacio delimitado por frontera
una sucesión de acontecimientos qu
"América Latina" o "América Hisp
vista de un discurso que construye
apropiación territorial y, desde el pun
un "él" (el discurso de varias disc
literaturología, etc.), como nombre qu
necesariamente identificarse con el sentido de territorialidad. Cuando la
identificación ocurre, el discurso que construyo como miembro de una cultura se
identifica con el discurso que construyo como practicante de una disciplina. Las
respuestas a la pregunta sobre la identidad de lo hispano/latinoamericano y, por
lo tanto de su literatura, han sido víctimas de esta yuxtaposición.
El sentimiento y el sentido de la identidad del grupo es inseparable de la
reflexión y conceptualización del pasado. "Tradición" nos remite tanto a los
elementos inconscientes que comparten los miembros de una comunidad como a
la reflexión consciente que la comunidad hace de ese pasado. En el primer caso,
tradición es una configuración cultural que hace que el grupo sea lo que es; en el
segundo, es la construcción discursiva y conceptual mediante el cual el grupo se
representa como lo que cree que es.
Durante el período colonial tenemos al menos tres tipos de construcción
territorial: la de las culturas nativo-indígenas, la de los conquistadores y
colonizadores y, finalmente, la de los nativo- criollos. Es suficiente para mi
argumento un ejemplo de cada uno de los tipos, aunque es posible encontrar
casos fronterizos que complican la tipología.

1) El Señor del Sur es el tronco del lijane del Gran Uc.


Xhantacay es su nombre. Y es el tronco del linaje de Ah Puch.

Nueve ríos los guardaban. Nueve montañas los guardaban.

El pedernal rojo es la sagrada piedra de Ah Chac Mucen Cab .


La Madre Ceiba Roja, su Centro Escondido, está en el Oriente. El
chacalpucté es el árbol de ellos. Suyos con el zapote rojo y los
bejucos rojos. Los pavos rojos de cresta amarilla con sus pavos. El

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LA LENGUA, LA LETRA, EL TERRITORIO 149

maíz rojo y tostado su maíz.

El pedernal blanco es la sagrada piedra del Norte. La


Ceiba Blanca es el Centro invisible de Sac Mucen Cab . L
blancos son sus pavos. Las habas blancas son sus habas.
blanco su maíz.

El pedernal negro es la piedra del Poniente. La Madre Ceiba


Negra es su Centro Escondido. El maíz negro y acaracolado es su
maíz. El camote de pezón negro es su camote. Los pavos negros
son sus pavos. La negra noche es su casa. El frijol negro es su frijol.
El haba negra es su haba.

El pedernal amarillo es la piedra del Sur. La Madre Ceiba


Amarilla es su Centro Escondido. El pucté amarillo es su árbol.
Amarillo es su camote. Amarillos son sus pavos. El frijol de
espalda amarilla es su frijol. {Libro de Chilam Balan de Chumayel,
"Libro de los linajes". Antonio Mediz Bollo, 1980).

2) Naturaleza parece quizo dividir y cortar el continente y tierra


descubierta de las Indias, por el itsmo ó angostura que hay en la
tierra desde el Nombre de Dios a Panamá, dejando la mitad de las
Indias a la parte del norte, y la otra mitad al mediodía; que aunque
lo descubierto y poblado de la parte de Tierra firme y Pirú, es
mucho más, en comparación, que lo de la parte del norte, la tierra
que está por descubrir para Quiviria y parte setentrional, se va
ensanchando de manera que parece ó debe ser tanta como la del
mediodía o más [...] y así la división de toda la tierra de las indias,
por naturaleza y por caso parece la más cómoda que puede ser por el
Nombre de Dios y Panamá, que está desde 0 ó 9 grados septentrional;
dejando a una parte en una tabla toda la tierra é islas de la mar del
Norte, que hay desde aquella altura para el norte, con nombre de
Indias del Norte y á la otra parte del mediodía, todo lo que hay
desde la dicha altura de 8 grados y costa de Tierra firme hasta el
Estrecho de Magallanes, y lo que de adelante se descubriere, con
nombre de Indias del mediodía (López de Velasco, 157 1-74, itálicas
agregadas);

3) Aunque el Nuevo Mundo abarca, como vulgarmente decimos,


dos Américas, la mexicana o boreal y la peruana o meridional,
hemos dejado intacta esta última en nuestra BIBLIOTECA, por
muchas razones. [...].

Hemos rotulado nuestra obra BIBLIOTECA MEXICANA o sea

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150 WALTER D. MIGNOLO

historia de los varones eruditos que


septentrional o visto la luz en otro
residencia o estudios y escriben
idioma; y en especial de aquellos qu
insignes o por cualquier clase
encaminadas al progreso y foment

La razón de haber llamado mexi


declarada en su y refrendada po
virtud de la cual se designa a tod
de mexicana, tomado el nombre d
sujetándonos nosotros a dicha co
de los escritores que florecier
intentaremos abarcarlos bajo
biblioteca incluímos igualmente a
lo demás pertenecen a la Améric
adscritos, política y eclesiásticam
diócesis una de las sufragáneas
Católica de Santo Domingo. En c
la Carolina, la Virginia, la Nue
Canada o Nueva Francia, regiones d
con las cuales tenemos muy raro
desconocemos casi en absoluto, a
estas partes de la América Septe
[1755], 1944, 1984).

He aquí los comentarios que me sug

a) La tesis de Edmundo O'Gorman


pone de relieve, en este contexto, el
espacio geográfico que determine el
La "invención de América" es un
construcción territorial que ignora
invención oculta. Colonización es, en
territorial. La "invención dé Améri
la de los exploradores y colonizad
reemplaza, la territorialidad pre-col
Erróneo sería decir, como a menud
al fin de cuenta lo que antes se llam
el Caribe o también América Latina.
tienen un sentido independiente de
designan. Una vez más, la inmensa
despegado el nombre de la cosa, hab
haberlo despojado de su necesidad hi

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LA LENGUA, LA LETRA, EL TERRITORIO 1 5 1

pregunta por la naturaleza y el ámbito de la literatura latinoameric


Pizarro et al., 1985, 13-65) dependerá del contexto de empleo y de la po
participante o de observador de quién la formule. Podemos, no obstan
seguros que desde el punto de vista de la construcción territorial de l
[ejemplos 1) a 3)] la expresión "literatura latinoamericana" no tiene
sentido. La expresión "literatura indiana" empleada por Céspedes del
( 1985; 307) para referirse a La Araucana y a otros ejemplos coloniales es ce
al menos, al concepto territorial hispánico y criollo.
b) Como es obvio, "América Latina" no aparece en ninguno
ejemplos anteriores. "América Latina" es el nombre admitido en
disciplinas para designar una vasta macro-àrea antropogeog
Lingüísticamente, es un sustantivo compuesto equivalente a "Latinoa
Se forma de un sustantivo simple adjetivado "América latina". El
semejante para "Hispanoamérica" que se forma de un sustantivo adje
"América hispana". La misma lógica afecta la formación de "Indoamé
"Iberoamérica". Históricamente, estos nombres comienzan a forjarse
de los movimientos de independencia. Culturalmente, tales nom
expresiones han sido y son empleados por varias generaciones de inte
post-independentistas para construir su propio marco territorial.
c) La cuestión de la lengua está estrechamente ligada a la cu
territorial. El primer texto está escrito, originalmente, en idioma q
segundo en castellano y el tercero en latín. Dos ejemplos ilustran la im
de este aspecto para la conceptualización de las relaciones entre discu
sentido de territorialidad.
En 1545 Ambrosio de Morales expresa el conflicto entre el latín y el
castellano y defiende la imposición del primero sobre el segundo. Cuando
Cervantes de Salazar se traslada al Nuevo Mundo, una de sus múltiples tareas es
la de editar los Diálogos de Luis Vives, agregándole algunos de su propia cosecha.
Tres de éstos diálogos, escritos en latín, fueron traducidos al castellano y
editados por Joaquín García Icazbalceta en 1875. Los cuatro restantes, también
escritos en latín , pero cuyo tema no es la ciudad de México o su Universidad, sino
los juegos, no han sido incorporados en esta edición. Con la edición de
Icazbalceta, la literatura mexicana e hispano/latinoamericana ha ganado una
nueva obra. La obra de Cervantes de Salazar, pertenece a dos territorios: el de las
colonias española en el Nuevo Mundo y el de las naciones independientes. Un
segundo ejemplo lo constituye la obra de Sahagún. En su enorme esfuerzo por
traducir y fijar en la escritura alfabética el discurso de una sociedad oral,
Sahagún se enfrenta a la cuestión de la lengua que describe de esta manera:

El governador con los alcaldes, me senalaron hasta ocho, o diez


principales, escogidos entre todos muy habiles en su lengua, y en
las coasas de sus antiguallas: con los quales, y con quatro o cinco
colegiales, TODOS TRILINGUIS: por espacio de un año y algo
mas encerrados, en tepeculco.

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152 WALTER D. MIGNOLO

Al castellano y al latín se suman, en es


lenguas nativas. Recordemos una vez m
que se han conservado, independiente
tipos: los códices pictográficos, anteri
transcripción de discursos orales y su
lengua es un implícito de la territoria
construimos mediante ella la expres
encontramos en los ejemplos anteriore
y cada uno de ellos manifestando disti
emerge de un conjunto de oraciones de
fronteras geográficas y la selección de ac
d) Cada uno de los conceptos territorial
se excluyen sino que coexisten. Mejor d
del observador, no necesariamente de q
En otras palabras, mientras que para el pa
trata de un territorio o una morada cu
campo de conocimientos. En el primer
conforme a la cosmología mesoamericana,
colores y objetos que se hacen corr
demarcación espacial del territorio se sum
del pasado de quienes narran y expresan e
del Memorial de Sololá :

De cuatro [lugares] llegaron las gentes a Tulán. En oriente está una


Tulán; otra tnXibalbay' otra en el poniente, de allá llegamos
nosotros, del poniente; y otra donde está Dios. Por consiguiente
había cuatro Tulanes [...]. Del poniente llegamos a Tulán, desde el
otro lado del mar; y fue a Tulán a donde llegamos para ser
engendrados a luz por nuestras madres y por nuestros padres (A.
Reciño, 1950).

En este relato las fronteras geográficas no están especificamente


delimitadas. Las técnicas para medir el espacio no habían alcanzado, en las
culturas mesoamericanas, la misma sofisticación que las técnicas para medir el
tiempo. Sin embargo, las interrelaciones entre la organización del espacio y su
correspondiente "espesura" histórica mediante las cuales las culturas
precolombinas concebían y representaban su concepción territorial queda aquí
claramente ejemplificada. A ello podemos agregar el clásico análisis del mapa de
Teozacoalco hecho hace ya varios años por Alfonso Caso (Caso, 1949), en el cual
la representación geográfica y cronológica del territorio se expresa también por
medio de signos no-verbales. Mientras mantengamos la literatura y no la letra
como objeto de conocimiento confundiremos la territorialidad con el campo de
conocimientos a la vez que suprimiremos la posibilidad de comprender las
relaciones entre la letra, la palabra y el ideograma. La territorialidad, como

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LA LENGUA, LA LETRA, EL TERRITORIO 153

apropiación de un espacio en el que se construye un pasado, una


extiende nuestros proyectos cognoscitivos a la generalidad de las int
semióticas. La letra se convierte en un punto de referencia en el que conv
palabra y el ideograma para construir un nuevo objeto de conocimien
e) El contraste entre la concepción territorial mesoamerican
descripción territorial de López de Velasco no puede ser menos que n
texto de López de Velasco marca y otorga sentidos a las fronteras geográf
se corresponden con la expansión y apropiación territorial castellana
Occidentales" es el nombre con que se identifica el territorio y que reemp
su totalidad y desde el punto de vista de los participantes en la
castellana, el sentido territorial de expresiones indígenas como "An
(cerca de donde abunda el agua) o "Teozacoalco" (gran solar o s
apropiación territorial se funda en una disposición de la propia naturaleza
futuro de la humanidad que la cultura que ejecuta la apropiación se o
discurso que describe las Indias Occidentales, producido por y para penins
es el discurso que construye un sentido territorial que es a la vez una apr
Si la atribución de nombres castellanos y las constantes comparacio
emplean cronistas e historiadores castellanos son, por un lado, p
referencia cognoscitivos son también, desde el punto de vista de la constr
territorial, formas de apropiación. En ese proceso Cristóbal Colón o
lugar singular. Su lectura de las Indias Occidentales es una apr
territorial que se corresponde con la expansión peninsular. La lectu
Colón hacen los historiadores y los historiadores de la literatura que l
un lugar privilegiado en el origen de las letras y de la cultura del Nuevo M
corresponde con la construcción territorial decimonónica y postindepend
en Hispano/Latino America.
f) El territorio que construye Egiara y Eguren es de otra natura
memoria territorial no comienza ya con Colón o con Cortés (quiene
mencionan en sus Antéloquia), sino que el "origen" se remite a las c
precolombinas. Mientras que la construcción territorial hispánica se super
borra la territorialidad nativa, Egiara y Eguren la incorpora al sentido te
que forjan los criollos. Siete de sus veinte anteloquia (exactamente u
están dedicadas a las antigüedades mesoamericanas. En el octavo antelo
introduce la trayectoria de las letras y la cultura después de la lleg
españoles. El título de ese capítulo es el siguiente:

En que se pone de manifiesto la ignorancia de don Manuel Mart


acerca de la cultura mexicana en el tiempo comprendido desde que
América comenzó a ser señoreada por los españoles hasta nuestro
días , y se refuta la ligereza con que escribe (énfasis agregado).

Este capítulo está dedicado a la enseñanza en México. En el si


Eguren comienza a ofrecer los primeros nombres y puntos de referencia
orientan hacia su construcción territorial. Estos primeros nombres s

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1 54 WALTER D. MIGNOLO

Antonio Rubio y su Lògica Mexicana (


universam Aristotelis Logicam, 1605)
Balbuena (1604) y "nuestra monja S
Madrid, siete veces reimpresos en otro
dados reiteradamente a las prensas m
españoles y extranjeros, a la que ha m
insignes elogios de los varones más ilustr
a la biblioteca mexicana en la medida en q
establecidas por Eguren y los criterios a
cultura algunos de estos criterios son im
nacimiento, el lugar de residencia y la
Nueva España y el México de Eguren no s
México de López de Velasco. Menos aú
Tezozomoc, a quien le entrego la palab

Dícese, nómbrase aquí cómo llegaro


llamados, nombrados teochichimecas
chicomoztoquenses, cuando vinieron
vinieron a ganar tierras, aquí a la g
México Tenochtitlan, su lugar de f
asiento del "tenochtli" (tuna dura), qu
[...] que está dentro del agua, en el tul
el tular, el carrizal del ventarrón, la q
de todos y cada uno de los poblados de
Nueva España ( Crónica mexicáyotl,

Egiara y Eguren convierte aquello qu


nuestro". "Lo otro" presupone una ide
explicita en el discurso de los colon
significativo el hecho de que tanto en
Eguren encontremos un énfasis en el
mientras que en el texto de López de Vela
un futuro. El Nuevo Mundo, expres
territorial, se incorpora al Viejo Mundo,
colonizador, el segundo; en tanto que el p
el futuro. Es decir, es la colonización.
territorial las encontramos reflejadas, ho
efecto mientras que el estudio O'Gorma
identidad , el de Todorov (1982) hace expl
de la colonia como parte de "lo mismo"
tanto a los principios disciplinarios que as
la cual pertenece o al punto de vista cu
significativa separa la territorialidad e

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LA LENGUA, LA LETRA, EL TERRITORIO 1 55

dominio de estudio que configura su discurso. La cuestión de la na


"literatura hispano/latinoamericana" es un buen ejemplo de la s
entre la apropiación territorial y la conceptualización disciplinar
que se quiere describir, historiar o explicar.

'V. CONCLUSION: DE LA LITERATURA HISPANO / LATINO


AMERICANA AL LOS DISCURSOS EN LAS COLONIAS DEL NUEVO
MUNDO.

En los apartados anteriores mis propósitos fueron los de constatar


necesidad de una nueva distribución del área de conocimiento y el de sugerir
manera de hacerlo. Quiero concluir adelantando un nuevo problema insepa
del anterior: la transformación disciplinaria a la que necesariamente lleg
como consecuencia de la redistribución del área de conocimiento.
Mencioné más arriba, y al pasar, las preguntas formuladas por Ana Pizarro
en su introducción al volúmen en que se contienen las ponencias y diálogos de la
reunión en la Universidad de Campinhas (Pizarro 1985). Citó:

Cuando decimos literatura latinoamericana ¿estamos hablando


por ejemplo de la literatura de los conquistadores-españoles,
portugueses, franceses, holandeses, ingleses más tarde para el caso
del Caribe - que, siendo europeos, escriben sobre América? [...] Es
literatura latinoamericana por ejemplo la literatura de los jesuitas к.
que en 1767 son expulsados del continente y que comienzan a
constituir en Europa una especie de conciencia de América en el
exterior? [...] ¿Es literatura latinoamericana la de los exiliados
recientes que comienzan a publicar en Europa y los Estados
Unidos fundamentalmente, textos en fumano, finlandés, francés?
Situándonos en el ámbito de la lengua ¿Cómo pensar por otra
parte el caso de los chícanos viviendo del otro lado de la frontera
de México con los Estados Unidos, y cuyos contenidos culturales
constituyen un proceso transcultural específico? ¿Y el caso de los
hispanos, situados ellos también entre dos lenguas y dos culturas?

¿Cómo pensar un problema que ya no es de minorías, sino que en


nuestro continente es en varios de nuestros países de mayorías,
como es el de las literaturas indígenas?

¿Cómo pensar, por otra parte, las literaturas del Caribe? Ya no el


Caribe hispánico - Santo Domingo, Cuba, Puerto Rico - ni el
Caribe francés - Haití, Martinica, Guadalupe - , en el que
pensamos en último término cuando hablamos del Caribe no
hispánico, sino también del Caribe holandés - Curazao, Aruba,
Surinam - o el inglés - Trinidad, Jamaica, Santa Lucía, etc.?

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1 56 WALTER D. MIGNOLO

La enumeración que sostiene las pregunt


lo hizo B. Croce sobre los géneros, que
/latinoamericana es una manera de hab
expresión que unifica tan vasto campo de exp
sugerido en el apartado anterior, que la e
relevante en el contexto de la construcción
se extiende a lo largo del siglo XIX, pero que
designa la totalidad del área de conocimie
período colonial la literatura es una práctic
sólo podría concederse que sea hispano/lat
acepte que por "hispano/latino" entendemos l
por "americano" la contribución de la cul
cultural del Nuevo Mundo, en vez de enten
europea en América del Sur.
Las preguntas enumeradas por Pizarro m
aspecto que ha sido ya señalado en lo
especialmente en lo concerniente a la terri
un miembro de la comunidad cuyo propio
delgada línea separa la construcción territo
(Mignolo, 1983). Al repensar las preg
comprendemos de inmediato que las re
perspectivas. De tal manera que la preg
contienen los párrafos citados es algo así
corpus textual o un conjunto de prá
determinadas convenciones y normas p
literatura hispano/americana"? Si la respu
vista territorial, la expresión incorpora
consistentes con la imagen de territor
pertenecieran. Es por esta razón que tendemo
cultura hispano/latinoamericana, que nues
En cambio, si la respuesta se formula desd
podemos dar por sentado que así sean las c
la idea de que hay tal cosa como la literatu
de suponer que hay tal entidad (en vez de
con Colón.

El empleo de la expresión "discursos en el período colonial" en vez de


"literatura hispanoamericana colonial" no es un capricho sino una necesidad de
separar la cultura a la cual pertenezco de la disciplina que practico; separar la
cuestión de la identidad como una cuestión vital de la cuéstión de la identidad
como una cuéstión analítica. La "literatura" colonial, es sin duda, una parte de
los discursos del período colonial, en Ы medida en que tal idea regula un sector de
las interacciones lingüísticas. El modificador "hispano /latinoamericana" es
ajeno a la reflexiones coloniales sobre sus propias interacciones semióticas. Por
lo tanto el modificador me mantiene en la mismidad de la cultura a la que

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LA LENGUA, LA LETRA, EL TERRITORIO 157

pertenezco y me oculta la diferencia con aquello que la cu


pertenezco ha reprimido. Es por esta razón que el ejercicio crític
disciplinaria en las ciencias de la cultura (incluyendo en el conjunto
literarios) exige que sepamos distinguir la cultura que, co
naturalmente me constituye de la disciplina que, como practicante,
debo ejercer críticamente.
La complejidad de interacciones semióticas y transacciones
durante el período colonial nos enfrenta a una fascinante supe
construcciones territoriales cuya sofísticación simbólica se acha
cuando, en el gesto etnocèntrico de apropiación, lo cubrimos co
sentimiento que me identifica como hispano o latino americano.
nos permite distinguir el canon (que se nos impone como oblig
transmitir) del campo de conocimiento y de investigación (que
como un deseo o un interés perseguir). Lo primero es una her
construida como territorialidad a la que pertenecemos (o, com
reconocemos) y transmitimos; comenzamos a consruir lo segundo
de este artículo), como conocimiento y como diferencia crítica con l
preocupación por afirmar la identidad cultural latinoamerican
europea fue una etapa necesaria en la "búsqueda de nuestra
inevitable frente a la callada e imponente identidad del coloniza
que su prolongación es justificable desde el punto de vista
ideológico de un grupo intelectual representativo de un amplio
población, sería contraproducente pensar que la tradición en la
incorpora sin diferencia todo el pasado del que me apropio y todo el
ignoro o desconozco. La literatura (y las tradiciones literarias) form
que soy. Para que ella se constituyan en campo de conocimient
puntualizar la diferencia entre el canon que leo y trasmito
hispano/latinoamericana) como miembro de una cultura o interes
campo de conocimento que construyo y trasmito como practic
disciplina. Se trata de la simple distinción entre autocomprensión (h
y conocimiento (epistemología). El estado de crisis es el de la t
ambos niveles.

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1 58 WALTER D. MIGNOLO

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