Caso Dora

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Fragmento de análisis

de un caso de histeria
1905 [1901])
El caso Dora es uno de los más famosos e interesantes
del psicoanálisis. Se puede afirmar que es uno de los
procesos fundadores de esta disciplina. Fue atendido
por Sigmund Freud en persona y confirmó algunos
planteamientos para la conceptualización de la
histeria, una de las estructuras psíquicas que
contempla el análisis freudiano.
A partir del caso Dora, Freud se reafirmó en una de sus
premisas básicas. Esta es: los síntomas de la histeria
son el resultado de fantasías sexuales reprimidas.
Entrando en el análisis del caso, en primer lugar
señalemos que “Dora” es un nombre ficticio.
Corresponde a Ida Bauer, quien estuvo en psicoanálisis
durante tres meses con Freud e interrumpió el proceso
por voluntad propia.
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El presente trabajo fue realizado por Freud luego de la presentación
del libro “Interpretación de los sueños” Año 1900

Contiene:

 Soluciones de síntomas histéricos


Consideraciones sobre el fundamento del origen
sexual-orgánico de la enfermedad
Interpretación de sueños
Ambivalencia sexual
Lo fundamental de este trabajo es
lo psicológico: apreciación de la
importancia de los sueños y la
descripción de algunas
peculiaridades de las
representaciones inconscientes.
Se trata de una histeria con tussis nervosa y
afonía, que se reconducen a las
características propias de una “chupadora”.

En los procesos psíquicos conflictivos, el


papel principal lo desempeña la oposición
ante una inclinación hacia el hombre y otra
hacia la mujer.
Tratamiento: no superó los 3 meses.
Esto muestra por qué Freud no pudo
obtener una solución definitiva a los
síntomas y por qué sus resultados
analíticos tienen carácter
incompleto.
Freud redactó el historial clínico
después de concluida la cura y
apoyándose sólo en su memoria. -

Freud intenta mostrar cómo la


interpretación de los sueños se
entreteje en el historial de un
tratamiento y cómo con su ayuda
permiten llenarse las amnesias y
esclarecerse los síntomas.
Freud utiliza cierta técnica: el enfermo
mismo determina el tema de trabajo
cotidiano; esto le permite partir de la
superficie que el inconsciente ofrece a su
atención.
Otra insuficiencia del trabajo es que Freud
no expuso el trabajo interpretativo al que
sometió las ocurrencias y comunicaciones
de la paciente, sino solo sus resultados.
Esto fue así porque a Freud solo le
interesaba poner de relieve el
determinismo de los síntomas
Freud dice que los sueños son uno de
los caminos para que llegue a la
conciencia aquél material psíquico
que, por la aversión que genera su
contenido, fue bloqueado de la
consciencia, fue reprimido y así se
volvió patógeno. Son uno de los
rodeos por los que puede sortear la
represión. Son uno de los principales
recursos de la figuración indirecta en
el interior de lo psíquico.
En todo historial clínico se debe
atender tanto a las condiciones
humanas y sociales como a los
datos somáticos y a los síntomas
patológicos del paciente. Su
interés se enfoca sobre todo en
las relaciones familiares de los
pacientes.
- Padre: _ persona dominante por su
inteligencia, sus rasgos de carácter y
sus circunstancias de vida. Éstas
proporcionaron el armazón en torno
al cual se edificó la historia infantil y
patológica de la paciente. _ tenía una
gran industria y una situación
material muy holgada.
- Madre: _ mujer de escasa cultura,
poco inteligente. _ tras la enfermedad
de su marido y el distanciamiento,
concentró sus intereses en la economía
doméstica, dando como resultado el
cuadro de psicosis de ama de casa. _ no
se ocupaba de los intereses de sus hijos.
La relación madre-hija: era inamistosa;
Dora no hacía caso a su madre, la
criticaba duramente y se sustrajo por
completo de su influencia.
Hermano mayor: había
sido el modelo al cual
ambicionaba parecerse, en
épocas anteriores, pero en
los últimos años su
relación se había vuelto
más distante.
Relación padre-hija: Dora
estaba apegada a él con
particular ternura, y ésta se
había acrecentado por las
enfermedades que el padre
padeció desde que ella
cumplió 6 años.
Se enfermó de tuberculosis y la familia se trasladó a una
pequeña ciudad que será llamada B, donde había mejor
calidad de aire y se convirtió en el lugar principal de
residencia de la familia.
Cuando Dora tenía 10 años, el padre sufrió de
desprendimiento de retina y tuvo como consecuencia la
disminución permanente de visión.
La dolencia más seria fue un ataque de confusión, seguido
por manifestaciones de parálisis y ligeras perturbaciones
psíquicas. Aquí acude a la consulta de Freud, quien le
diagnostica una afección vascular difusa.
El paciente confiesa que antes del matrimonio contrajo una
infección específica y Freud le recomendó una cura con la que
cedieron todas las perturbaciones que tenía.
Frente a esta satisfacción, el padre le presentó a Freud a su
hija cuando ésta tenía 16 años, y pasados dos años Dora
comienza el tratamiento.
- La familia paterna tenía
también enfermedades: _ la
hermana del padre tenía una
grave forma de psiconeurosis y _
el hermano del padre era
hipocondríaco. _ Freud dice que
de esta familia le venían a Dora
tanto sus dotes intelectuales
como su disposición a enfermar
8 años: Dora presentaba síntomas
neuróticos: contrajo una disnea
permanente, en forma de ataques
muy agudos, que apareció tras
una pequeña excursión por las
montañas y fue atribuido a un
sumernage.
12 años: aparecieron migrañas y ataques de tos
nerviosa. Luego la migraña desaparece a los 16 años
y los ataques de tussis nervosa, que iniciaron como
un catarro común, perduraron todo el tiempo hasta
en el análisis con ya 18 años de edad. Su hermano
solía contraer la enfermedad en grado leve y ella
seguía con manifestaciones más serias. En los
últimos años, el síntoma más molesto era una afonía
total. - Intentaron con distintos tratamientos pero
ninguno había dado resultado.
16 años: Freud la ve por primera vez.
Ella sólo acudió por la palabra
autoritaria del padre. En ese entonces
estaba aquejada de una tos y afonía,
que desapareció espontáneamente.
Durante el invierno del año siguiente
estuvo en Viena en casa de su tío y
tuvo unos cuadros febriles que se
diagnosticó como apendicitis.
Dora había crecido y los signos principales de su
enfermedad eran una desazón y una lteración del
carácter. No estaba satisfecha consigo misma ni con
los suyos. Se enfrentaba hostilmente a sus padres y
evitaba el trato social. - Un día sus padres se
horrorizan cuando encuentran una carta de suicidio
en la que Dora se despedía porque ya no podía
soportar la vida. Tras una discusión entre padre e
hija, esta sufrió un primer ataque de pérdida de
conocimiento (del cual persistió una amnesia). El
padre ante esta situación decide poner a Dora bajo
el tratamiento de Freud.
Freud la describe como una Petite
hystérie (pequeña histeria) con los
más corrientes síntomas somáticos y
psíquicos: disnea, tussis nervosa (tos
nerviosa), afonía, migrañas, desazón,
insociabilidad histérica y taedium
vitae (tedio vital).
- Es el padre de Dora el que le
informa a Freud de toda la
situación.

Él y su familia habían trabado una íntima


amistad en B. con un matrimonio que residía allí
desde hacía varios años: la Señora K lo había
cuidado durante su larga enfermedad, y el Señor
K siempre se había mostrado muy amable hacia
Dora, salía de paseo con ella y le hacía pequeños
obsequios. Dora incluso atendía a los hijos del
matrimonio K, les hacía de madre.
Cuando padre e hija fueron a ver a Freud, estaban
a punto de viajar para encontrarse con los K, con
quienes pasarían el verano. Dora iba a pasar varias
semanas en casa de los K, mientras que el padre se
había propuesto regresar a los pocos días. Pero
cuando el padre estaba haciendo los preparativos
para regresar, Dora declaró que viajaría de regreso
con él. Algunos días después, explicó su repentina
conducta contando a su madre que el Señor K
durante una caminata, tras un viaje por el lago, le
había hecho una propuesta amorosa. (Escena
conocida como la escena del lago)
El padre y el tío de Dora increparon al
Señor K, y éste dijo desconocer tal acción
y que debe haber sido una fantasía de
Dora porque, por lo que le contó la Señora
K, ella sólo tenía interés por asuntos
sexuales y leía libros de esa temática. Dora
le pide a su padre que rompa relaciones
con el Señor K y, particularmente, con la
Señora K.
- El padre no puede hacerlo porque
considera que lo que Dora dijo del Señor
K es una fantasía de ella, y porque lo
une a la Señora K una sincera amistad:
son dos seres que se consuelan el uno al
otro. - El último ataque de Dora le
sobrevino después de una discusión con
su padre donde le hizo el mismo pedido.
El padre de Dora le dice a Freud que la
ponga en el “buen camino”.
Dora comunicó a Freud una vivencia
anterior con el Señor K que es apropiada
para producir el efecto de un trauma sexual:
Tenía 14 años. El Señor K había quedado con ella y su mujer que,
después del mediodía, las damas vendrían a su tienda. El Señor K
hizo que su mujer se quedara en casa, despachó a los empleados
y estaba solo cuando Dora entró al negocio. Pidió a Dora que
espere en la puerta mientras él bajó las cortinas y cuando
regresó le estampó un beso en los labios.
Esta situación en cualquier muchacha virgen
habría causado una sensación de excitación
sexual, pero Dora sintió asco y salió corriendo de
la tienda. Por un tiempo evitó encontrarse con el
Señor K, todo prosiguió como si esa escena nunca
ocurrió. - Freud determina que ya en esta época
(14 años) convendría llamar la conducta de Dora
como “histérica”.
Freud llama HISTÉRICA a toda persona,
sea o no capaz de producir síntomas
somáticos, en quien una ocasión de
excitación sexual provoca
predominantemente o exclusivamente
sentimientos de displacer.
Freud plantea que se ha producido un trastorno de afecto sumado a un
desplazamiento de la sensación: 1- en lugar de la sensación genital que
habría sentido una muchacha sana, le sobreviene una sensación de
displacer propia de la mucosa del tramo de entrada del aparato
digestivo (asco). Este asco sólo estuvo en el análisis de manera
potencial, no permanente: confesaba cierta repugnancia por los
alimentos. 2- Esa escena le dejó una alucinación sensorial que le
sobrevenía a veces: sentía la presión del brazo del Señor K sobre la parte
superior de su cuerpo. En base a esto, Freud dice que durante el
apasionado abrazo, ella no sintió meramente el beso sobre sus labios,
sino la presión del miembro erecto contra su vientre. Esta percepción
fue eliminada del recuerdo, fue reprimida y sustituida por la sensación
de presión en el tórax. Este es otro desplazamiento del sector inferior al
sector superior del cuerpo. 3- Otra particularidad de Dora luego de la
escena es que no quería pasar junto a ningún hombre a quien viera en
tierno o animado coloquio con una dama.
Freud determina 3 síntomas que provienen de una misma
vivencia: 1- el asco: corresponde al síntoma de represión de
la zona erógena de los labios. (Para resaltar, Freud acá dice
que el asco es un síntoma pero abajo dice que es una
manifestación de afecto, así que no se confundan por más
que diga que es un síntoma, es un afecto no un síntoma). 2-
la sensación de presión en la parte superior del cuerpo, en el
tórax: la presión del miembro erecto provocó una alteración
en el clítoris, la excitación de esta zona quedó fijada en el
tórax por el desplazamiento de la sensación de presión. 3- el
horror a los hombres en una situación tierna: este obedece
al mecanismo de una fobia destinado a protegerla contra
una revivencia de la percepción reprimida.
Freud deduce que la sensación de asco parece ser
originariamente la reacción frente al olor de los excrementos.
Ahora bien, los genitales y en especial el miembro masculino,
pueden recordar las funciones excrementicias porque aquí el
órgano, además de servir a la función sexual, sirve a la micción.
Así el asco se incluye entre las manifestaciones de afecto de la
vida sexual. - Dora no podía perdonarle a su padre que continuase
tratando con el Señor K, y en particular, con la mujer de este.

Freud llama HISTÉRICA a toda persona, sea o no capaz de producir


síntomas somáticos, en quien una ocasión de excitación sexual
provoca predominantemente o exclusivamente sentimientos de
displacer.

Dora no tenía dudas de que su padre había entablado con esa


mujer joven y bella una vulgar relación amorosa.
El trato con la Señora K sólo se volvió
íntimo cuando el padre enferma de
gravedad y ella hace de su
cuidadora. Hubo acontecimientos
que daban cuenta de esa relación
entre ambos:
En las vacaciones de verano ambas familias alquilaron un
pabellón de un hotel; tanto el Padre como la Señora K
abandonaron sus habitaciones iniciales y se mudaron a otras
alejadas de sus familiares y separadas entre sí por un pasillo;
- Dora los había visto juntos en el bosque y frente a sus
reproches, el padre se había inventado una historia de un
intento de suicidio suyo para justificar su cita. - el padre iba
todos los días a la casa de la Señora K, a ciertas horas en que
no estaba su esposo. - a veces el padre decía que no podía
soportar el clima y que debía volver a B por su salud. Todas
esas enfermedades eran pretextos para volver a ver a su
amiga. - el padre decide mudarse a Viena. Dora empieza a
sospechar una combinación y se entera que el matrimonio K
hacía ya varias semanas que se había traslado a esa ciudad.
Dora solía encontrarse por la calle al padre con la Señora K, y
a veces también se encontraba con el Señor K, que la seguía
con la mirada y la perseguía para ver si no iba a una cita.
No había duda de que la Señora K le aceptaba
dinero al padre, porque hacía gastos que no
podía solventar con sus recursos o los de su
marido. El padre le empezó a hacer grandes
regalos a la Señora K, y para encubrirlos se
volvió generoso con Dora y su madre a
quienes también les hacía regalos. Tanto el
padre como el Señor K evitaban hablar de la
situación y no exponían la conducta del otro
por miedo a que saliera a la luz lo que ellos
hacían.
Esto permitió que el Señor K pueda obsequiar a Dora un ramo de
flores todos los días y por todo un año, hacerle regalos costosos y
pasar con ella todo su tiempo libre sin que los padres de ella
discernieran esta conducta como algo amoroso. - Freud dice que
todo esto que Dora cuenta está correctamente fundado y plantea
que unos reproches dirigidos a otras personas hacen sospechar
de autorreproches de idéntico contenido. Dora tenía razón en
que su padre no quería aclararse la conducta del Señor K hacia su
hija para no ser molestado en su relación con la Señora K, pero
Dora había hecho exactamente lo mismo: se había vuelto
cómplice de esa relación, y había hecho lo posible para
encubrirla. Solamente desde la aventura en el lago. Cuando Dora
estaba de mal humor, se le imponía la idea de que había sido
entregada al Señor K como precio por la tolerancia que este
mostraba hacia las relaciones entre su padre y la señora K.
Dora tenía razón en que su padre no quería aclararse la
conducta del Señor K hacia su hija para no ser
molestado en su relación con la Señora K, pero Dora
había hecho exactamente lo mismo: se había vuelto
cómplice de esa relación, y había hecho lo posible para
encubrirla. Desde la aventura en el lago, Dora
comienza con los reproches al padre
En casa de Dora, había una gobernanta (señorita mayor y
leída sobre temas sexuales) que le abrió los ojos sobre las
relaciones del padre con la Señora K, y quiso incitarla a
tomar partido en contra de esta mujer. Dora hizo caso
omiso, y llegó a irritarse con la gobernanta porque estaba
enamorada de su padre. Dora se molestó cuando notó
que ella era indiferente para la gobernanta, y que el amor
que le mostraba en realidad iba dirigido al padre (se
mostraba servicial y amable con Dora sólo cuando estaba
su padre). El comportamiento que la gobernanta tenía a
veces hacia Dora, era el mismo que Dora había tenido
hacia los hijos del Señor K: les hacía de madre sustituta,
salía con ellos
El compartido interés por los niños había sido un medio
de unión en el trato entre el Señor K y Dora. De su
conducta hacia los niños se extraía la misma conclusión
que de su tácito consentimiento al trato de su padre con
la Señora K: todos esos años, ella había estado
enamorado del Señor K. Si bien Dora dice que esto no es
así, más adelante parece reconocer que estando en B
estaba enamorada del Señor K, pero desde la escena del
lago quedó todo superado.
Cabe remarcar que el reproche que ella
dirigía contra el padre, recaía sobre su
propia persona. - El otro reproche de
que “su padre creaba enfermedades
como pretextos y las explotaba como un
recurso” coincide también con todo un
fragmento de su propia historia secreta:
- Cierto día se quejó de un supuesto nuevo síntoma: unos fuertes
dolores de estómago y Freud le pregunta a quién se lo está
copiando: el día anterior había visitado a sus primas. La más joven
había formalizado noviazgo y con esto la mayor sufría dolores de
estómago, y Dora pensaba que era envidia. - Sus propios dolores
de estómago decían que Dora se identificaba con su prima, ya sea
porque envidiaba el amor de la prima más joven o porque veía
representado su destino en el de la hermana mayor, que poco
antes había tenido una relación amorosa de final desdichado. -
Dora también se percata que la Señora K se enfermaba cada vez
que el Señor K volvía de algún viaje. Dora comprendió que era la
presencia del marido lo que hacía enfermar a la mujer y lo que le
permitía sustraerse de los deberes conyugales. Dora hacía
exactamente lo mismo durante los primeros años que pasó en B.
“haber hecho oídos sordos a ciertos deberes irrenunciables y
haber arreglado las cosas de la manera más cómoda para su
propio enamoramiento”
Dora había presentado gran cantidad de
ataques de tos con afonía. La duración media
de estos ataques era de 3 a 6 semanas.
Justamente, la misma duración de ausencia
del Señor K. - Así con sus enfermedades,
Dora demostraba su amor por el Señor K:
enfermaba cuando él estaba ausente y
sanaba cuando él regresaba. - En los
primeros días de su afonía la escritura le fluía
con particular facilidad de la mano. El Señor
K le escribía mucho cuando estaba de viaje,
le enviaba postales
La afonía de Dora admitía esta
interpretación: cuando el
amado estaba lejos, ella
renunciaba a hablar; el
hacerlo perdía valor, pues no
podía hablar con él. En
cambio, la escritura cobraba
importancia como el único
medio por el cual podía tratar
con el ausente.
Freud plantea que todo síntoma histérico requiere la
contribución de dos partes: lo psíquico y lo somático.
_No se produce si no posee un significado psíquico,
un sentido: el síntoma histérico no lo trae consigo,
sino que le es prestado y puede ser diverso de
acuerdo con la naturaleza de los pensamientos
sofocados que buscan expresarse. Así los síntomas se
solucionan en la medida en que se explora su
intencionalidad psíquica. _No puede producirse sin
cierta solicitación (transacción) somática: brindada
por un proceso normal o patológico en el interior de
un órgano del cuerpo, o relativo a ese órgano. La
solicitación somática se agrega de manera secundaria
y le brinda a los procesos psíquicos inconscientes una
salida hacia lo corporal. Esta solicitación somática es
el carácter particular de la histeria.
Freud tuvo que llamar la atención sobre
el hecho de que su actual enfermedad
respondía a motivos y era tendenciosa
tanto como la de la Señora K. Ella tenía
en vista un fin que esperaba alcanzar
mediante su enfermedad. “hacer que el
padre se alejase de la Señora K”
Observaciones generales sobre el papel de los motivos de la enfermedad en el caso de
la histeria: _ no son lo mismo que las posibilidades de enfermedad. _ no participan de
la formación de síntoma, ni siquiera tienen existen en el comienzo de la enfermedad;
sólo secundariamente se agregan. _ sólo con su advenimiento se constituye
plenamente la enfermedad. _ en la vida psíquica el síntoma aparece primero como un
huésped mal recibido y por eso se desvanece fácilmente con el paso del tiempo. Al
comienzo no cumple ningún cometido útil dentro de la economía psíquica, pero muy a
menudo lo obtiene secundariamente cuando una corriente psíquica halla cómodo
servirse del síntoma, y entonces éste alcanza una La afonía de Dora admitía esta
interpretación: cuando el amado estaba lejos, ella renunciaba a hablar; el hacerlo
perdía valor, pues no podía hablar con él. En cambio, la escritura cobraba importancia
como el único medio por el cual podía tratar con el ausente. Su función secundaria , el
motivo para enfermar es en todos los casos, es el propósito de obtener una ganancia.
El enfermarse ahorra una operación psíquica, se presenta como una solución
económicamente más cómoda frente a un conflicto psíquico. A menudo, los motivos
para enfermar empiezan a obrar ya en la infancia: la niña hambrienta de amor que
comparte con sus hermanos la ternura de los padres observa que esta vuelve a afluirle
si ella enferma y causa inquietud en los padres; ahora conoce un medio para
granjearse el amor de sus padres.
La meta que Dora buscaba
conseguir mediante su enfermedad
era mover a compasión al padre y
hacerlo apartarse de la Señora K.
Ningún proceder parecía irritar tanto a Dora
como el pensar que la escena junto al lago
era un producto de su fantasía.
Freud concluye que el relato de Dora era
verdad. En esa escena del lago, apenas Dora
comprende los propósitos del Señor K no lo
deja explicarse y le da una cachetada en el
rostro y escapa.
Como las acusaciones contra el padre se
repetían con monotonía, y al hacerlas ella
tosía continuamente, Freud piensa que este
síntoma debería tener un significado referido
al padre. Freud plantea que por lo menos uno
de los significados de un síntoma corresponde
a la figuración de una fantasía sexual,
mientras que los otros significados no están
sometidos a esa restricción. Un síntoma tiene
más de un significado y sirve para la
figuración de varias ilaciones inconscientes de
pensamiento.
Interpretación de la tos nerviosa a partir de una situación
sexual fantaseada:
Cuando Dora decía que la Señora K sólo amaba a su papá por
ser un hombre de recursos, Freud nota que tras esa frase se
ocultaba su contraria: que el padre era un hombre sin
recursos. Esto sólo podía entenderse sexualmente: no tenía
recursos como hombre, era impotente. Dora confirma esto
por su conocimiento consciente, y remarca que hay más de
una manera de satisfacción sexual, aludiendo al uso de otros
órganos que en ella misma se encontraban en estado de
irritación; es decir la garganta y cavidad bucal. _con su tos
espasmódica ella se representaba una situación de
satisfacción sexual per os entre las dos personas cuyo vínculo
amoroso la ocupa tan de continuo: su padre y la Señora K.

La tos desaparece con este esclarecimiento


Siempre en el tratamiento de una histeria uno debe convencerse de que es
inevitable tocar temas sexuales. Tiene que ser posible hablar sin indignarse de las
perversiones sexuales entendidas como transgresiones de la función sexual tanto
en el ámbito del cuerpo cuanto en el del objeto sexual. Las perversiones no son
bestialidades ni degeneraciones; sino que son desarrollos de gérmenes
contenidos en la disposición sexual indiferenciada del niño, cuya sofocación o
vuelta hacia metas más elevadas asexuales o sublimatorias, están destinadas a
proporcionar la fuerza motriz de logros culturales. Toda vez que alguien ha
devenido perverso, ha permanecido tal: ejemplifica un estadio de inhibición del
desarrollo. Todos los psiconeuróticos son personas con inclinaciones perversas
muy marcadas pero reprimidas y devenidas inconscientes en el curso del
desarrollo. Sus acciones inconscientes tienen idéntico contenido que las acciones
que se observan en el perverso. Por esto, se considera que las psiconeurosis son
el negativo de las perversiones. La constitución sexual, en la que va contenida
también la expresión de la herencia, coopera en los neuróticos con influencias
accidentales que sufrieron en su vida y perturbaron el despliegue de la sexualidad
normal (tiene que ver con las series complementarias).
Las fuerzas impulsoras para la formación de síntomas
histéricos no provienen sólo de la sexualidad normal
reprimida, sino también de las mociones perversas
inconscientes. No es asombroso que Dora tuviera
conocimiento de la existencia de esa clase de comercio
sexual (la succión del miembro viril), hubiera desarrollado
una fantasía inconsciente de esa índole, y la expresara a
través de la sensación de estímulo en la garganta y la tos.
_Un hecho notable proporcionaba en ella la precondición
somática para la creación autónoma de esta fantasía:
Dora en su infancia había sido una chupeteadora.
Esta es la manera completa de
autosatisfacción por el chupeteo.

Escena donde Dora estaba sentada


en el suelo, en un rincón,
chupándose el pulgar de la mano
izquierda, mientras con la derecha
daba tironcitos al lóbulo de la oreja
de su hermano que estaba quieto,
sentado. Costumbre que le duró
hasta el cuarto o quinto año.
La mucosa de los labios y de la boca pueden
considerar una zona erógena primaria, pues una
parte de esa satisfacción se ha conservado en el
beso. La intensa activación de esta zona erógena a
temprana edad es la condición para la posterior
solicitación somática de parte del tracto de
mucosa que empieza en los labios. - Esta fantasía
perversa de la succión del pene tiene un origen
inocente: es la nueva versión de una impresión
prehistórica, la de la succión del pecho de la
madre.
Otra observación sobre la interpretación
del síntoma de la garganta de Dora:
Freud se pregunta cómo se relaciona esta
situación sexual fantaseada con la otra
explicación: que el advenimiento y
desaparición de las manifestaciones
patológicas imitaba la presencia/ausencia
del hombre amado (Señor K).
Freud dice que no es necesario que los diversos significados de
un síntoma sean compatibles entre sí. Un síntoma también
puede expresar varios significados sucesivamente. El síntoma
puede variar uno de sus significados o su significado principal en
el curso de los años pero hay un rasgo conservador en el
carácter de la neurosis: el hecho de que el síntoma ya
constituido se preserva por más que el pensamiento
inconsciente (que se expresa en el síntoma) haya perdido
significado. Freud explica que es tan difícil la producción de un
síntoma así y que requiere de muchas condiciones favorables
para que ocurra y que en vez de crear una nueva conversión,
parece más fácil producir nuevos vínculos asociativos entre un
pensamiento nuevo urgido de descarga y el antiguo, que ha
perdido esa urgencia. Así fluye la excitación desde su nueva
fuente hacia el lugar anterior de la descarga .
Freud plantea que pueden existir pensamientos hiperintensos,
hipervalentes o reforzados: _ en el caso Dora es la incesante repetición
de los mismos pensamientos acerca de la relación entre su padre y la
señora K. _ no pueden ser destruidos ni eliminados por más esfuerzos
conceptuales conscientes y deliberados que haga la persona. _ debe su
refuerzo a lo inconsciente, y el trabajo conceptual no puede resolverlo
porque tras él se oculta otro pensamiento inconsciente y este último es
casi siempre su opuesto directo. Uno de los pensamientos es
consciente con hiperintensidad, pero su contraparte está reprimida e
inconsciente. Esta constelación es resultado del proceso represivo; la
represión a menudo se produjo por el esfuerzo del opuesto del
pensamiento que reprimía. A esto, Freud llama refuerzo reactivo, y
llama pensamiento reactivo al que se afirma en lo consciente con
hiperintensidad y se muestra indestructible. El pensamiento reactivo
retiene en la represión al repelido; pero al hacerlo, él mismo queda
como taponado y resguardado del trabajo conceptual consciente.
Entonces, hacer consciente el opuesto reprimido es el camino que
permite sustraer su refuerzo al pensamiento hiperintenso.
-Freud analiza y plantea que el pensamiento
hipervalente de Dora sobre la relación de su
padre con la Señora K puede originarse por 2
opciones:
-1) Origen por refuerzo directo:
-2 La raíz de su preocupación compulsiva por la
relación del padre con la Señora K le era
desconocida porque residía en lo inconsciente. La
conducta de Dora rebasaba la esperaba para una
hija, se comportaba como una mujer celosa y
evidentemente ocupaba el lugar de la madre.
La raíz de su preocupación compulsiva por la relación del padre
con la Señora K le era desconocida porque residía en lo
inconsciente. La conducta de Dora rebasaba la esperaba para una
hija, se comportaba como una mujer celosa y evidentemente
ocupaba el lugar de la madre. _ Si deducimos correctamente la
fantasía referida a una situación sexual que estaba en la base de
su tos, ella ocupaba en esa fantasía el lugar de la Señora K. _Así
se identificaba con las dos mujeres amadas por el padre. _La
conclusión: se sentía inclinada hacia su padre en mayor medida
de lo que creía, pues estaba enamorada de él. Las muchas
enfermedades que éste contrajo aumentaron la ternura de Dora
hacia él, y cuando apareció la Señora K, fue Dora (y no su madre)
la suplantada de su posición.
Origen por refuerzo reactivo
Dora estaba enamorada de su padre, pero durante varios años no lo
exteriorizó; más bien, mantuvo en ese lapso la más cariñosa armonía con la
mujer que la había desalojado del lugar junto a él, y aun favoreció su relación
con este, como sabemos por sus autorreproches. _Ese amor se había renovado
en fecha reciente y podría ser como síntoma reactivo para sofocar alguna otra
cosa que era todavía más poderosa en el inconsciente. Freud deduce que lo
sofocado era el amor por el señor K; piensa que el enamoramiento de ella
perduraba y que la muchacha había retomado y reforzado su vieja inclinación
hacia el padre a fin de no tener que notar nada en su conciencia de ese primer
amor adolescente que se le había vuelto penoso. Por una parte, le consternaba
tener que rechazar la solicitud de ese hombre, sentía nostalgia por su persona
y sus signos de ternura; por otra parte, poderosos motivos como su orgullo, se
revolvían contra estas mociones de ternura y nostalgia. _De tal modo, dio en
imaginar que había terminado con el Señor K y, no obstante, tenía que llamar
en su auxilio y exagerar la inclinación infantil hacia el padre a fin de protegerse
contra ese enamoramiento que asediaba permanentemente su conciencia.
Dora no aceptó esta interpretación, sino hasta el final del análisis cuando se
obtuvo una prueba correcta.
Tras el itinerario de pensamientos hipervalentes que
la hacían ocuparse de la relación de su padre con la
Señora K se escondía una moción de celos hacia esa
mujer; una moción que sólo podía basarse en una
inclinación hacia el mismo sexo. _ En los neuróticos
existe una fuerte disposición homosexual y en
mujeres y muchachas histéricas cuya libido dirigida
al hombre ha experimentado una sofocación
enérgica, por regla general hallamos reforzada
vicariamente la libido dirigida a la mujer.
Cuando Dora se hospedaba en casa de los K, compartía el dormitorio con la señora:
el marido era desterrado. Era la confidente y consejera de la mujer en todas las
dificultades de su vida matrimonial. Cuando Dora hablaba de la Señora K solía
alabar su “cuerpo deliciosamente blanco” con un tono que era más el de una
enamorada. Nunca se escuchó de boca de Dora una palabra dura sobre esa mujer;
en quien, según sus pensamientos hipervalentes, habría de ver a la causante de su
desdicha. _ Luego de la escena del lago, cuando Dora acusó al Señor K, él puso a la
muchacha por el suelo y sacó a relucir los libros que lee. Aquí es la Señora K quien
traiciona a Dora al contarle al Señor K sobre el libro de Mantegazza que leían y los
temas prohibidos que hablaban. La Señora K la había sacrificado sin reparos a fin de
no verse perturbada en su relación con el padre de Dora. Así Dora se repite lo
ocurrido con la gobernanta: tanto ella como la Señora K no amaban a Dora por su
propia persona sino por la del padre. _ Quizás esta afrenta tuvo mayor eficacia
patógena que la otra con que pretendió encubrirla: que el padre la había
sacrificado.
Freud concluye: el hipervalente itinerario de
pensamientos de Dora que la hacía ocuparse
de la relación de su padre con la señora K, no
estaba destinado sólo a sofocar el amor por el
Señor K (amor que antes fue consciente), sino
que también debía ocultar el amor por la
Señora K, inconsciente en un sentido más
profundo. - Respecto de esto último, aquellos
pensamientos mantenían la relación de su
opuesto directo. Dora decía sin cesar que su
padre la había sacrificado a esa mujer
haciendo ver que no la dejaría poseer a su
papá, y de ese modo se ocultaba lo contrario:
no dejaría al papá poseer el amor de esa
mujer, que no le perdonaba a la mujer amada
el desengaño que le causó su traición.
Primer sueño - es un sueño recurrente. - Dora no recuerda cuándo lo soñó por primera
vez, sin embargo Freud dice que puede demostrarse que lo soñó por primera vez en L (el
lugar donde ocurrió la escena del lago con el Señor K) y que lo tuvo tres noches sucesivas y
había vuelto a tenerlo unos días antes en Viena. - Freud exhorta a Dora a que le
comunique lo que se le ocurra sobre el sueño, y Dora comenta que “en estos días su padre
tuvo una disputa con mamá, porque ella cierra por la noche el comedor. Sólo se puede
llegar a la habitación del hermano de Dora por el comedor. El papá de Dora no quiere que
su hermano quede encerrado por la noche, porque algo podría pasar que obligase a salir.”
Esto se relaciona con una vez, cuando Dora y su papá llegaban a L, y él expresó su angustia
por el hecho de que pudiera producirse un incendio porque llegaron en medio de una
tormenta y la cabaña no tenía pararrayo. - Dora había tenido el sueño después de la
escena en el bosque con el Señor K, por ende Freud deduce que el sueño era una reacción
frente a aquella vivencia. _ Dora comenta que a la siesta del día de su viaje por el lago, del
que el Señor K y ella regresaron al mediodía, ella se había acostado sobre el sofá en el
dormitorio. Dora se despertó y vio al Señor K en frente de ella. Al igual que estaba su padre
en su sueño frente a su cama. Dora increpa al Señor K sobre qué está haciendo y él dice
que no dejará de entrar a su habitación cuando quisiese. Dora se alerta y le solicita a la
Señora K una llave de la habitación. Cuando a la siesta quiere encerrarse para recostarse
de nuevo, faltaba la llave y estaba segura que el Señor K la había quitado. He aquí el tema
que se presenta en el sueño de cerrar o dejar abierta la habitación. - Las mañanas que
siguieron Dora tenía miedo de que el Señor K la sorprendiera mientras se hacía la toilette y
tenía que vestirse con rapidez. (como en el sueño)
- Freud dice que entiende que en la siesta del segundo día Dora se hizo el
designio de sustraerse de esas persecuciones (que el Señor K la sorprendiera
mientras se vestía), y entonces la segunda, tercera y cuarta noche que siguieron
a la escena en el bosque tuvo tiempo de repetirse ese designio mientras
dormía. A la segunda siesta, antes del sueño, Dora sabía que a la mañana
siguiente no encontraría la llave para encerrarse mientras se vestía. Pero su
sueño se repitió cada noche porque respondía a un designio y un designio
persiste hasta que se lo ejecuta. Acaso Dora se dijo: “no tendré tranquilidad, no
podré dormir tranquila hasta que no me encuentre fuera de esta casa”. Lo
inverso dice Dora en el sueño: “una vez abajo me despierto”. - Teoría acerca del
mecanismo de la formación del sueño: _ Todo sueño es un deseo al que se
figura como cumplido. _ La figuración es encubridora cuando se trata de un
deseo reprimido, que pertenece al inconsciente. _ Exceptuando el caso de los
sueños infantiles, sólo el deseo inconsciente o que alcanza hasta el inconsciente
tiene la virtud de formar un sueño. _ La tesis general de Freud restringe el
sentido de los sueños a la figuración de deseos.
Interpretación e ideas en torno al alhajero del sueño el que su madre quiere
salvar: _ A su mamá y a Dora les gustan las alhajas. La madre quería unos
pendientes de gotas de perlas pero al padre no le gustaban entonces le regaló
una pulsera. Esto fue motivo de discusión, poniéndose ella furiosa y diciendo
que ya que había gastado tanto dinero en regalarle algo que a ella no le
gustaba, que se lo regalase a otra. _ Dora cuenta que el Señor K le había
regalado un alhajero un tiempo atrás. Freud plantea que correspondía retribuir
el obsequio y que “alhajero” es una designación para los genitales femeninos.
Freud dice que Dora se siente perseguida por el Señor K, que él quiere
penetrar en su habitación; que su “alhajero” corre peligro y si ocurre alguna
desgracia la culpa será del padre. Por eso en el sueño Dora se ha escogido una
situación que expresa lo contrario: hay un peligro del que su papá la salva. En
esta parte del sueño todo está mudado en lo contrario. _ El secreto reside en
su mamá y en su aparición en el sueño: ella es la primera competidora contra
Dora en el favor de su papá. Freud le revela que ella estaría dispuesta a aceptar
de buena gana la pulsera que la madre había rechazado. Sustituyendo el
“aceptar” por el “dar”, tenemos que Dora estaría dispuesta a dar a su papá lo
que su mamá le rehúsa y eso tendría que ver con una alhaja.
Con el recuerdo de que el Señor K le obsequió un alhajero a
Dora se establece una serie paralela de pensamientos en
que su papá debe ser reemplazado por el señor K, tal como
sucedía en la situación de la cama. El Señor K le obsequió un
alhajero, entonces ahora Dora tiene que obsequiarle su
alhajero, por eso Freud habla de retribución del obsequio.
En esta serie de pensamientos, su mamá tiene que ser
sustituida por la Señora K, quién sí estaba presente en L por
aquél entonces en que tuvo el sueño. Por lo tanto, Freud
interpreta que Dora está dispuesta a obsequiarle al Señor K
lo que su mujer le rehúsa. - Freud concluye aquí que el
sueño refresca su viejo amor por su papá a fin de protegerse
de su amor por K.
Esto demostraría que no sólo tuvo miedo del Señor K, sino
que también temió ceder a la tentación; esto confirma la
intensidad de su amor por él. Dora no quiso acompañar a
Freud en esta interpretación. - Freud plantea que un sueño en
regla se apoya en dos piernas: una de las cuales está en
contacto con la ocasión actual y la otra con un episodio
relevante de la infancia. Entre estas dos vivencias, la infantil y
la presente, el sueño establece una conexión: procura refundir
el presente según el modelo del pasado más remoto. El deseo
que crea al sueño proviene siempre de la infancia; quiere
transformarla una y otra vez en realidad, corregir el presente
según la infancia. - Freud le pregunta a Dora si sabe por qué a
los niños se les dice que no jueguen con fuego, ella responde
que es por el peligro de un incendio y Freud agrega que se
teme que se mojen en la cama. En la base de esto se
encuentra la oposición de agua y fuego, acaso que sueñen con
fuego hace que se vean tentados a apagarlo con agua.
Dora le presta claros servicios a esta oposición de agua y fuego en su sueño: _
En el sueño, la madre de Dora quiere salvar el alhajero para que no se queme;
en cambio, en los pensamientos oníricos se trata de que el alhajero no se
moje. Pero “fuego” no se emplea sólo como opuesto de “agua”; sirve también
como subrogación directa de amor, de estar enamorado, abrasado. Así, desde
fuego parten unos rieles que llegan hasta los pensamientos amorosos. _ Freud
vuelve a plantearle a Dora la frase podría pasar algún percance que obligase a
salir, y la entiende como una necesidad física y que, llevada a la infancia, no
puede ser otra cosa que mojar la cama. Freud dice que lo que se hace para
evitar que los niños mojen la cama es despertarlos por la noche. Como hace
su padre en el sueño. Dora después admite que mojó la cama hasta el séptimo
u octavo año, y habiendo consultado al doctor le diagnosticó una debilidad
nerviosa. Este sería el episodio real del que Dora se vale para sustituir al Señor
K que la despertó mientras ella dormía, por su papá. _ Más tarde Dora cuenta
que todas las veces, tras despertar, había sentido olor a humo. Dora comenta
que tanto su papá como el señor K eran fumadores apasionados, como
también lo era Freud
. El olor a humo apareció en los tres sueños seguidos que tuvo
en L. Freud plantea que la sensación de humo se agregara tras
haber vencido un particular esfuerzo de la represión que
probablemente pertenecía al pensamiento mejor reprimido y
más figurado en el sueño: la tentación de mostrarse
complaciente con el hombre. Además la sensación de humo no
significa otra cosa que la nostalgia de un beso que dado por un
fumador sabe a humo. Freud relaciona estos pensamientos de
tentación con el beso que tuvo Dora con el señor K. _ Freud se
vale de los indicios de una posible transferencia sobre él para
pensar lo siguiente: como él también es fumador, a Dora se le
ocurrió un día en la sesión que desearía ser besada por él. Esta
fue la ocasión que la llevó a repetir el sueño de advertencia y a
formarse el designio de abandonar la cura.
Freud plantea la importancia que tiene el
mojarse en la cama para la prehistoria del
neurótico, y destaca que Dora no era en este
aspecto el habitual: _ Este trastorno había
proseguido más allá de lo normal, _ Este
trastorno primero desapareció y volvió a
aparecer después del sexto año de vida. _ La
causa más probable de una enuresis de esta
clase es la masturbación. - Dora había
preguntado por qué había enfermado y antes
de que Freud responda, echó la culpa al padre.
La justificación para esto era un conocimiento
consciente. Dora conocía de qué clase había
sido la enfermedad del padre y ella oyó decir
que él estaba enfermo antes de casarse.
Por tanto, el padre había enfermado por llevar una
vida disipada y ella suponía que le había contagiado
la enfermedad por vía hereditaria. Esta ilación de
pensamientos de acusación proseguía a través de un
material inconsciente. - Dora se identificó con su
madre en pequeños síntomas y singularidades: _ La
madre padecía de dolores en el bajo viento y de un
flujo (catarro), que hicieron necesaria una cura de
aguas. Dora pensaba que esa enfermedad se la debía
a su papá, quien había contagiado a su madre su
afección venérea. Freud le pregunta a Dora si ella
tenía alguna enfermedad venérea y Dora respondió
que estaba aquejada por un catarro (fluor albus) que
no podía recordar cuando empezó.
Tras la ilación de pensamiento que acusaba al padre, se escondía
una autoacusación. Freud le asegura a Dora que el flour de las
jóvenes solteras era un indicio de masturbación. Dora negó
poder acordarse de haber hecho algo así en su infancia, pero días
después hizo algo que se puede interpretar como una confesión:
_ Llevó colgando una carterita portamonedas y jugaba con ella
mientras hablaba tendida en el diván: la abría, introducía un
dedo, volvía a cerrarla. + Freud le explica que eso es una acción
sintomática; es decir, aquellos manejos que el ser humano realiza
de manera automática, inconsciente, como jugando. Tales
acciones, de las que la consciencia nada quiere saber, expresan
pensamientos e impulsos inconscientes. Hay dos modos de
conducta consciente frente a las acciones sintomáticas: por un
lado atribuirles una motivación corriente cuando se toma
conocimiento de ellas, y por otro lado no reparar en que se las
ejecuta. En el caso de Dora su motivación era fácil, ¿cómo no
llevar una carterita así, que está tan de moda?
Freud interpreta la carterita como una
figuración de sus genitales, y su acción de
juguetear abriéndola y metiendo un dedo
adentro como la comunicación inconfundible
de lo que querría hacer: la masturbación.
- Dora tuvo otra acción sintomática: cuando Freud entra en la sala
donde Dora esperaba, ella esconde rápidamente una carta que
estaba leyendo. Freud pregunta de quién es y al principio, no quiere
contárselo pero después lo hace. Se trataba de algo insignificante
para la cura: era una carta de la abuela que la exhortaba a escribirle
más a menudo. Freud entiende que ahora Dora se “dejaría arrancar”
su secreto por el médico. Dora tenía renuencia frente a cualquier
médico nuevo por la angustia de que pudiera llegar a saber la razón
de su sufrimiento: la masturbación. Después de todos estos
esclarecimientos, Freud considera establecida la prueba indiciaria de
la masturbación infantil.
Freud ya sospechaba de la masturbación cuando Dora le contó
sobre los espasmos estomacales de la prima, identificándose
luego con ésta y quejándose de idénticas sensaciones
dolorosas. Es sabido que a los masturbadores les sobrevienen
con frecuencia espasmos estomacales. - Los síntomas
histéricos casi nunca se presentan mientras los niños se
masturban, sino con la abstinencia; expresan un sustituto de la
satisfacción masturbatoria, que seguirá anhelándose en el
inconsciente hasta que aparezca una satisfacción más normal.
En este punto suele insertarse una curación de la histeria por
el matrimonio y el comercio sexual normal.
Freud dice que Dora se mojó en la cama hasta que tuvo su
primera disnea. En esa época su papá había salido de viaje por
primera vez después de su mejoría. Freud plantea que las
acciones sintomáticas y otros indicios le proporcionaron razones
para suponer que Dora, cuyo dormitorio era contiguo al de sus
padres, espió con las orejas una visita nocturna del padre a su
mujer y lo oyó jadear en el coito. Freud plantea que la disnea y
las palpitaciones en la histeria y en la neurosis de angustia son
fragmentos desprendidos de la acción del coito. El síntoma de
Dora de la disnea y el asma nerviosa pueden reconducirse al
mismo ocasionamiento: espiar con las orejas el comercio sexual
de personas adultas. + La coexcitación producto de esa vivencia
pudo producir el ímpetu subvirtiente de la sexualidad en Dora,
quien sustituyó la inclinación a masturbarse por la inclinación a la
angustia.
Tiempo después, estando el padre ausente y extrañándolo Dora
enamorada, se repitió como ataque de asma. Puede llegarse
hasta la ilación angustiada de pensamientos que acompañó el
ataque: El ataque de asma lo tuvo por primera vez tras haberse
fatigado en una excursión a la montaña, durante la cual sintió una
falta de aliento real. A esto se sumó la idea de que el padre tenía
prohibido trepar montañas, no podía fatigarse por su hipopnea.
Después, el recuerdo de cuánto se había esforzado por la noche
con la mamá (¿no le habría hecho daño?); además la
preocupación que ella misma se hubiera esforzado mucho con la
masturbación que, igualmente, llevaba al orgasmo con algo de
disnea. Por último, el retorno reforzado de esta disnea como
síntoma.
Se vislumbra una comprensión más amplia de los síntomas de
Dora si consideramos el fluor albus: La palabra “catarro” con
que aprendió a designar su afección es un cambio de vía, a
través del cual toda la serie de pensamientos referidos a la
culpa de su papá en la enfermedad encontró abierto el acceso
hacia su manifestación en el síntoma de la tos. Esta tos,
surgida de un catarro real, era además una imitación de su
padre aquejado por una afección pulmonar, y pudo expresar
su compasión y cuidado por él. Pero también proclamaba al
mundo: “Soy la hija de papá. Tengo un catarro como él”.

“Él me ha enfermado, como enfermó a mi mamá”


Ahora reunimos las diversas determinaciones que se hallaron para
los ataques de tos y afonía: _Debajo de todo cabe suponer un
estímulo de tos real, orgánicamente condicionado. Este estímulo es
susceptible de fijación porque afecta a una región del cuerpo que
conservó en alto grado la significación de una zona erógena. Por
tanto es apto para dar expresión a la libido excitada. Quedó fijado
primero por la imitación compasiva del padre enfermo, y después
por los autorreproches a raíz del catarro. _Este mismo grupo de
síntomas es susceptible de figurar las relaciones con el Señor K, de
lamentar su ausencia y expresar el deseo de ser una mejor esposa.
_Cuando una parte de la libido se vuelca de nuevo al padre, el
síntoma cobra quizás su último significado: la figuración del
comercio sexual con el padre en la identificación con la Señora K.
Freud plantea que los órganos genitales afectados son capaces de
inspirar repugnancia o asco en las mujeres. Recordemos que a Dora,
tras el beso con el Señor K, le sobrevino una sensación de asco. Freud
averiguó que la misma gobernanta a quién Dora hizo echar, le había
dicho que todos los hombres eran frívolos e inconstantes. Para Dora,
esto debió significar que todos los hombres eran como su papá. Ella
consideraba que su padre sufría una enfermedad venérea y pudo
imaginarse que todos los hombres sufrían de las mismas. El concepto
que Dora se había formado sobre éstas enfermedades era derivaba
de su propia experiencia personal. Por tanto, padecer esa
enfermedad significaba para ella estar aquejada por un asqueroso
flujo. Este asco, transferido al contacto con el hombre, sería entonces
un asco referido en última instancia a su propio fluor y proyectado
según el mencionado mecanismo primitivo.
El sueño de Dora corresponde a un designio que ella retomó
durmiendo, y que conscientemente podría formularse así: “alejarme
de esta casa en la cual, según he visto, mi virginidad corre peligro;
partiré con papá y por la mañana, al hacerme la toilette, tomaré mis
preocupaciones para no ser sorprendida”. Tras estos pensamientos
se puede evidenciar un itinerario de pensamientos de subrogación
más oscura que corresponde a la corriente contraria y por eso, cayó
bajo la sofocación: la tentación de entregarse al hombre en
agradecimiento por el amor y la ternura que él había demostrado en
los últimos años, y convoca quizás el recuerdo del único beso que
había recibido de él. De todos modos, esto no basta para formar un
sueño: un sueño no es un designio que figure como ejecutado, sino
un deseo que se figura como cumplido y en lo posible, un deseo que
proviene de la vida infantil.
La niña resuelve a huir con su padre; en realidad, huye a refugiarse
en su padre por angustia frente al hombre que la asedia; convoca
una inclinación infantil hacia el padre destinada a protegerla de su
inclinación reciente hacia el extraño. - Del peligro presente, el
padre mismo es culpable, pues llevado por sus propios intereses la
ha ofrecido al extraño. - El designio de huir de la casa no es en sí y
por sí soñable; se convierte en tal asociado con otro designio que se
apoya en un deseo infantil. - El deseo de sustituir al señor K por el
padre presta la fuerza impulsora para el sueño. Se había
despertado, evocado, una inclinación infantil hacia el padre a fin de
poder mantener en la represión el amor reprimido hacia el señor K.
Teoría: existe toda una clase de sueños cuya
incitación proviene de los restos de la vida diurna. Sin
embargo esto no es suficiente para la formación del
sueño; sino que la fuerza impulsora que le hace falta
a este tiene que ser aportada por un deseo. El
pensamiento onírico es el empresario que tiene la
idea y el empuje para ponerla en práctica; pero
necesita de un capitalista que costee el gasto psíquico
y que es en todos los casos un deseo que procede del
inconsciente.
Si Dora se siente incapaz de ceder al amor por ese hombre, si llega
a reprimirlo en vez de entregársele, es porque esta decisión se
entrama de manera íntima con su prematuro goce sexual y sus
consecuencias (el mojarse en la cama, el catarro y el asco). Una
prehistoria así puede, según cual sea la sumatoria de las
condiciones constitucionales, ser el fundamento de dos tipos de
conducta hacia el reclamo de amor en la edad madura: o bien la
plena entrega a la sexualidad, sin resistencia alguna y lindante con
lo perverso; o bien su desautorización y la contracción de una
neurosis. La constitución de Dora y el nivel de su educación
intelectual y moral habían permitido que ocurriera esto último.
El trabajo del sueño comienza la siesta del segundo
día tras la escena del bosque, después que notó ya
no podía cerrar más con llave su habitación.
Entonces Dora se dijo: “aquí se corre peligro” y se
formó el designio de no permanecer sola en la casa,
de partir con su papá. Este designio devino
susceptible de formar un sueño porque pudo
continuarse en el inconsciente y ahí tuvo su
correspondiente:
Convocó al amor infantil por el padre como
protección contra la tentación actual. Luchan en
ella la tentación de ceder al hombre que la corteja y
la renuencia compuesta de hacerlo: ya sea por
prudencia, por mociones hostiles de la gobernanta
y por el elemento neurótico de la repugnancia
sexual a que estaba predispuesta y que tenía raíces
en su historia infantil: el amor hacia el padre,
llamado para protegerla de la tentación, proviene
de esa historia infantil.
El sueño muda el designio de refugiarse
en el padre, ahincado en el
inconsciente, en una situación que
muestra cumplido el deseo de que el
padre la salve del peligro. Para ello es
preciso hacer a un lado un
pensamiento que estorba, pues es el
padre quien la ha expuesto a ese
peligro.
- De acuerdo con las condiciones en que se
forman los sueños, la situación fantaseada
se escoge de suerte que repita una
situación infantil. En el caso de Dora tal
como el Señor K apareció ante su sofá y la
despertó, a menudo solía hacerlo su padre
en la niñez. Pero el padre, en aquel
tiempo, la despertaba para que ella no se
mojase la cama. Este mojar pasa a ser
determinante respecto del resto del
contenido onírico.
El opuesto de mojadura, de agua, fácilmente puede ser fuego, quemar.
La contingencia de que el padre, al llegar a aquel lugar, expresara
angustia frente al peligro de fuego contribuye a decir que el peligro del
cual la salva sea un incendio. Esta proferencia casual del padre armoniza
con la corriente afectiva que triunfó, la que a toda costa se empeña en
que aquél sea auxiliador y el salvador. “Él vislumbró el peligro no bien
llegó, y tenía razón” (en realidad, había expuesto a Dora a ese peligro). -
En los pensamientos oníricos, la mojadura recibe el papel de un punto
nodal para varios círculos de representaciones. Mojadura no pertenece
sólo al mojarse en la cama, sino al círculo de los pensamientos de
tentación sexual. Dora sabe que hay también un mojarse a raíz del
comercio sexual, que en el coito el hombre regala a la mujer algo líquido
en forma de gotas. Ella sabe que el peligro reside justamente en eso,
que es asunto de ella precaverse de que los genitales le sean mojados.
Con mojadura y gotas se abre el otro círculo
asociativo del asqueroso catarro. Mojado
tiene el mismo significado que ensuciado.
Los genitales que deben mantenerse
limpios, ya han sido ensuciados por el
catarro; por lo demás, lo mismo le ocurrió a
su mamá. Dora parece comprender que la
manía de limpieza de su mamá es la
reacción contra este ensuciamiento.
Ambos círculos coinciden en uno: la mamá ha recibido las dos cosas del papá, la
mojadura sexual y el fluor que ensucia. Este recuerdo es el episodio de las gotas
que la mamá deseaba como alhaja. El recuerdo proviene del material de los
celos hacia la mamá, celos de raíz infantil. A través de ambos puentes verbales,
todo el significado que adhiere a las representaciones del comercio sexual, de la
contracción del fluor y de la martirizadora manía de limpieza de la mamá puede
ser transferido a una única reminiscencia, la de las gotas-alhaja. - En el
contenido del sueño se recogió la palabra alhaja. Al insertarse este elemento
pudo decirse: “mamá quiere todavía salvar sus alhajas”. Ahora bien, en la nueva
modificación, alhajero, se hace valer la influencia de elementos que provienen
del círculo de la tentación por el Señor K. éste no le ha obsequiado alhajas pero
sí una cajita para ellas: un alhajero, que es un subrogado de los genitales
femeninos intactos e impolutos. - Así, en el contenido del sueño se dice en dos
lugares: alhajero de la mamá y este elemento sustituye a la mención de los celos
infantiles, de las gotas; por lo tanto, de la mojadura sexual, del ensuciamiento
por el fluor y, por otra parte, de los pensamientos de tentación actuales y
contemporáneos que presionan a retribuir el amor contrario y pinta la situación
sexual inminente –anhelada y amenazadora-.
El sueño es la reacción frente a una vivencia
fresca, de efecto excitador que
necesariamente despierta el recuerdo de la
única vivencia análoga que ella tuvo años
antes. Fue la escena del beso en la tienda, a
raíz de lo cual surgió el asco. - Hay un
incendio… el beso supo a humo (tabaco) y por
eso el contenido del sueño se huele a humo, y
se lo sigue oliendo tras el despertar.
Segundo sueño - Este sueño sobrevivo pocas
semanas después del primero; y con su
solución terminó el análisis. -

Ando paseando por una ciudad a la que no conozco, veo calles y plazas que me son
extrañas. Después llego a una casa donde yo vivo, voy a mi habitación y hallo una
carta de mi mamá tirada ahí. Escribe que, puesto que yo me he ido de casa sin
conocimiento de los padres, ella no quiso escribirme que papá ha enfermado.
«Ahora ha muerto, y si tú quieres, puedes venir». Entonces me encamino hacia la
estación ferroviaria (Bahnhof) y pregunto unas cien veces ¿dónde está la estación?
Todas las veces recibo una respuesta «cinco minutos». Veo después frente a mí un
bosque denso; penetro en él, y ahí pregunto a un hombre a quien encuentro. Me
dice «Todavía dos horas y media». Me pide que lo deje acompañarme. Lo rechazo, y
marcho sola. Veo frente a mí la estación y no puedo alcanzarla. Ahí me sobreviene el
sentimiento de angustia usual cuando uno en el sueño no puede seguir adelante.
Después yo estoy en casa; entretanto tengo que haber viajado, pero no sé nada de
eso… Me llego a la portería y pregunto al portero por nuestra vivienda. La muchacha
de servicio me abre y responde: «la mamá y los otros ya están en el cementerio».
+ Freud nota que en esta primera parte del sueño ella se identifica con un
joven que deambula por el extranjero, se afana por alcanzar una meta, pero
se ve demorado, hace falta paciencia. Si ella tenía en mente al ingeniero,
condeciría muy bien que esa meta fuera de la posesión de una mujer, de su
propia persona. En vez de eso era una estación ferroviaria, que por lo demás
nos es lícito sustituir por una cajita. - Interpretación del fragmento: Pregunta
unas cien veces… Ando paseando por una ciudad a la que no conozco, veo
calles y plazas que me son extrañas. Después llego a una casa donde yo vivo,
voy a mi habitación y hallo una carta de mi mamá tirada ahí. Escribe que,
puesto que yo me he ido de casa sin conocimiento de los padres, ella no
quiso escribirme que papá ha enfermado. «Ahora ha muerto, y si tú quieres,
puedes venir». Entonces me encamino hacia la estación ferroviaria (Bahnhof)
y pregunto unas cien veces ¿dónde está la estación? Todas las veces recibo
una respuesta «cinco minutos». Veo después frente a mí un bosque denso;
penetro en él, y ahí pregunto a un hombre a quien encuentro. Me dice
«Todavía dos horas y media». Me pide que lo deje acompañarme. Lo rechazo,
y marcho sola. Veo frente a mí la estación y no puedo alcanzarla. Ahí me
sobreviene el sentimiento de angustia usual cuando uno en el sueño no
puede seguir adelante. Después yo estoy en casa; entretanto tengo que
haber viajado, pero no sé nada de eso… Me llego a la portería y pregunto al
portero por nuestra vivienda. La muchacha de servicio me abre y responde:
«la mamá y los otros ya están en el cementerio».
Interpretación del fragmento: ¿Dónde está la llave? Es el
correspondiente masculino de la pregunta ¿dónde está la cajita?
Por tanto, son preguntas por los genitales. - Interpretación del
contenido de la carta que aparece en el sueño. Freud le recuerda
la carta de despedida que había escrito a sus padres. Esa carta
estaba destinada a horrorizar al padre para que renunciase a la
Señora K, o a vengarse de él si no era posible moverlo a que lo
hiciese. Así se llega al tema de la muerte de ella y de la muerte de
su padre. Esto correspondería a una manía de venganza por parte
de Dora contra su padre. - Interpretación del fragmento de la
pregunta de la carta: ¿si tú quieres? + Dora la individualizó como
cita de la carta de la Señora K que contenía la invitación a L (el
paraje junto al lago). Esto nos lleva a la escena junto al lago.
El señor K había comenzado una seducción seria; pero ella
no lo deja terminar. Tan pronto comprendió de qué se
trataba, le dio una bofetada en el rostro y escapó. Ella
recuerda que el Señor K alegó “Usted sabe, no me importa
nada de mi mujer”. En ese momento ella quiso regresar a L
bordeando el lago a pie, y preguntó a un hombre a quién
encontró qué distancia había. Tuvo como respuesta dos
horas y media, abandonando ese propósito y volviendo a
buscar la embarcación. El Señor K estaba de nuevo ahí, se
acercó, le pidió disculpas y que no contara nada de lo
sucedido. El bosque del sueño era un todo parecido al
bosque de la orilla del lago donde ocurrió esta escena.
Freud relaciona estos términos: estción ferroviaria (patio de
vías) y cementerio (patio de paz) y concluye que representaban
los genitales femeninos. Cuando se agregaron las ninfas que se
veían en el trasfondo del bosque denso, Freud se percata que
se trataba de una geografía sexual, simbólica. Se llaman ninfas a
los labios menores que se hallan en el fondo del denso bosque
del vello pubiano. Pero estos términos no estarían al alcance de
Dora si no hubiese leído cierto libro de conocimientos más
técnicos, enciclopédicos. Tras la primera situación del sueño se
oculta una fantasía de desfloración: un hombre se esfuerza por
penetrar en los genitales femeninos. - Freud comunica esto a
Dora y ella agrega un fragmento olvidado del sueño: “ella se va
tranquila a su habitación y ahí lee un gran libro que yace sobre
su escritorio”.
El acento recae en las palabras tranquila y grande.
Dora dice que el libro tenía el formato de una en las
palabras tranquila y grande. Dora dice que el libro
tenía el formato de una enciclopedia. Freud dice que
los niños nunca leen tranquilos sobre temas
prohibidos. Pero Dora soluciona ésta molesta
situación en el sueño: el padre había muerto y los
otros ya habían viajado al cementerio. Ella podía leer
tranquila lo que quisiese. ¿No querría decir esto que
una de sus razones para la venganza era también la
sublevación contra la coerción que le imponía sus
padres? Si el padre había muerto, ella podía leer o
amar como quisiese.
Dora admite otro recuerdo: en la época en que ya se había
decidido el viaje de Dora a Viena, llegó una carta de otro tío,
anunciando que ellos no podían viajar a Viena pues su hijo había
contraído una apendicitis peligrosa. Entonces Dora buscó en la
enciclopedia para averiguar los síntomas de una apendicitis. De lo
que leyó, recuerda todavía el característico dolor localizado en el
vientre. Freud recuerda que poco después de la muerte de su tía,
Dora había tenido en Viena una supuesta apendicitis. Los primeros
días tuvo mucha fiebre y sintió en el bajo vientre ese mismo dolor
sobre el cual había leído en la enciclopedia. Al segundo día le
vinieron fuertes dolores, anunciadores del período; por esa época
había padecido constantemente de obstrucción intestinal.
- Interpretación del fragmento: “con particular
nitidez, ella se ve subir por la escalera” + Dora
cuenta que tras la apendicitis había tenido
dificultades para caminar, pues arrastraba el pie
derecho. Así le ocurrió durante mucho tiempo, y
por eso evitaba las escaleras. Era un genuino
síntoma histérico. Ella se había procurado una
enfermedad sobre la cual había leído en la
enciclopedia y se había castigado por esa lectura:
el castigo no fue por la lectura, sino que se
produjo un desplazamiento, después que a esa
lectura siguió otra, más culpable.
Freud pregunta cuándo aconteció la apendicitis, si antes o
después de la escena junto al lago, a lo que Dora responde
diciendo nueve meses después. La supuesta apendicitis había
realizado entonces la fantasía de un parto con los modestos
recursos a disposición de la paciente, los dolores y el flujo
menstrual. - La pierna arrastrada por la apendicitis se
representaba como el hecho de dar un mal paso, como cuando
uno se ha torcido el pie. Freud dice que tales síntomas sólo se
forman cuando se tiene un modelo infantil para ellos. Dora lo
confirma ya que de niña (antes de los ocho años) se había
torcido ese mismo pie. En B, al bajar las escaleras, resbaló, se
le hinchó y debió ser vendado, por lo que guardó reposo
algunas semanas.
Freud dice a Dora: “si nueve meses después de la
escena del lago usted pasó por un parto y hasta el día
de hoy ha debido soportar las consecuencias del mal
paso, ello prueba que en el inconsciente usted
lamenta el desenlace de la escena. La corrigió
entonces en su pensamiento inconsciente. La
premisa de la fantasía de parto es que esa vez ocurrió
algo, que usted vivenció y experimentó todo lo que
más tarde tuvo que tomar de la enciclopedia. Su
amor por el Señor K no terminó con aquella escena,
sino que prosiguió hasta el día de hoy, al menos en su
inconsciente”. Dora ya no contradijo.
Dora notifica a Freud que era la última sesión y que tomó esa
decisión 14 días atrás. Freud dice que suena como si se tratase de
una muchacha de servicio, de una gobernanta con un preaviso de
14 días. Dora cuenta que una gobernanta también dio preaviso en
casa de los K cuando los visitó en L, junto al lago. Era una muchacha
joven con una mala conducta hacia el Señor K; no lo saludaba, no le
daba respuesta alguna, y él tampoco era cortés con ella. La
gobernanta le cuenta a Dora que el Señor K se le había acercado (en
una época en que su mujer estaba ausente) y la había requerido de
amores, pidiéndole que gustase de él le dijo que nada le importaba
su mujer. Freud repara en que ésta frase era la misma que le había
dicho a Dora. Luego la gobernanta cedió pero el Señor K ya no le
hizo caso y desde entonces ella lo odiaba. La gobernanta esta por
dar el preaviso pero quiso esperar a ver si él cambiaba de opinión.
En cuanto ella se sintió abandonada les contó lo sucedido a sus
padres y abandonó la casa de los K
Freud ahora conoce el motivo de la bofetada con
que Dora respondió al cortejo + Fue la venganza de
celos. En el momento en que el Señor K usó las
palabras “nada me importa mi mujer”, que había
dicho también a la gobernanta, nuevas mociones
se despertaron en Dora y se dijo: ¿cómo se atreve a
tratarme como a una gobernanta, a una persona de
servicio? A esta afrenta al amor propio, se sumaron
los celos y los motivos de sensatez consciente.
Dora se identifica con la gobernanta en su
sueño y en su conducta: + Dora notifica a sus
padres lo sucedido tal como hizo la
gobernanta. + A su vez Dora se despide de
Freud con un preaviso de 14 días. + La carta
del sueño que le permite a Dora regresar a
casa se corresponde con la carta de los padres
a la señorita, donde le prohibían hacerlo. +
Dora esperó también 14 días para comunicar a
sus padres lo sucedido en la escena del lago, y
lo hizo así por el mismo motivo que la
gobernanta: esperar a ver si el Señor K
renovaba su cortejo. - Cuando Dora acusa al
Señor K con sus padres pudo haber tenido un
propósito colateral: que el Señor K viaje hacia
donde ella residía. Y eso es lo que justamente
él se ofreció a hacer.
Freud le dice a Dora que quizá ella tomó su
relación con el Señor K mucho más en serio de
lo que era. Dora cuenta que se hablaba de un
posible divorcio entre los K, pero que ella
primero no quería por los niños, y ahora ella
quiere pero él ya no.
Freud deduce que el Señor K quiera divorciarse
para casarse con Dora, pero que ahora ya no
quiere porque no tiene ninguna sustituta. Así
hubiera garantizado la libertad de la Señora K
para que pueda estar con su papá. Esta
hubiese sido la solución si el final de la escena
del lago hubiese sido favorable. Freud cree que
por eso lamentó Dora el desenlace de la
escena del lago cuando no lo dejó terminar su
propuesta y se fue, y lo corrigió en la fantasía
presentada como apendicitis. Tuvo que haber
sido un serio desengaño para Dora que en vez
de un renovado cortejo, sus acusaciones
tuvieran por resultado la negativa y las
calumnias de parte del Señor K. Por eso Dora
confiesa que nada la enfurece más que se crea
que imaginó la escena del lago. Pero en
realidad no quiere que le recuerden que ella
imaginó que el cortejo iba en serio y que el
Señor K no pararía hasta que ella se casara con
él.
Dora escuchó todo lo que le dijo Freud y no contradijo. Se despidió de
la manera más amable y no regresó. - Freud comenta que el padre
apoyó la cura mientras pudo alentar la esperanza de que Freud
disuadiría a Dora de la idea de que entre él y la Señora K había otra
cosa más que amistad. Su interés se desvaneció al notar que eso no
estaba en los propósitos de Freud. - Freud sabía que Dora no
regresaría, fue un acto de venganza que ella aniquilase las esperanzas
de Freud en el momento en que tenía expectativas de feliz término de
la cura. - Freud dice que si el Señor K no hubiese hecho caso del primer
“no” de Dora, representado por la cachetada, y hubiera continuado su
cortejo el resultado habría sido otro. - La incapacidad para cumplir la
demanda real de amor es uno de los rasgos de carácter más esenciales
de la neurosis; los enfermos están dominados por la oposición entre la
realidad y la fantasía. Lo que anhelan con máxima intensidad en sus
fantasías es justamente aquello de lo que huyen cuando la realidad se
los presenta; y se abandonan a sus fantasías con tanto mayor gusto
cuando no es de temer que se realicen.
Epílogo
Freud lo llama “fragmento de un análisis” porque dice que
es una publicación incompleta ya que: _ no llegó a dar una
serie de resultados porque el análisis fue interrumpido
antes de que fueran discernidos con certeza. _ omitió la
técnica que permite extraer los pensamientos
inconscientes de las ocurrencias del enfermo. _ no
fundamentó las premisas psicológicas que se traslucen en
sus descripciones de los fenómenos psicológicos.
Con esta publicación tan incompleta
Freud pretende por un lado mostrar la
importancia de los sueños para descubrir
lo escondido y lo reprimido en el interior
de la vida anímica considerando la técnica
de la interpretación de los sueños; y por
otro lado quiere despertar el interés por
este procedimiento que permite conocer
cosas que la ciencia sigue ignorando.
Además le interesa demostrar que la sexualidad presta la fuerza
impulsora para cada síntoma singular y para cada exteriorización
del mismo. Los fenómenos patológicos son la práctica sexual de
los enfermos. Freud descubre en cada caso que la sexualidad
constituye la clave para el problema de las psiconeurosis. - Es
cierto que los síntomas no desaparecen mientras dura el trabajo,
pero sí un tiempo después, cuando se han disuelto los vínculos
con el médico. La dilación de la cura o de la mejoría sólo es causa
por la persona del médico. - En el curso de una cura
psicoanalítica, la neoformación de síntoma se suspende pero la
productividad de la neurosis no se ha extinguido en absoluta,
sino que se afirma en la creación de un tipo particular de
formaciones de pensamiento -casi siempre inconscientes- que
Freud denomina transferencias.
Son reediciones, recreaciones de las mociones y
fantasías que a medida que el análisis avanza no
pueden menos que despertarse y hacerse
conscientes; pero lo característico es la
sustitución de una persona anterior por la
persona del médico. Toda una serie de vivencias
psíquicas anteriores no se reviven como algo
pasado, sino como vínculo actual con la persona
del médico. Algunas sufren un cambio, una
sublimación es su contenido, pero otras son
reediciones sin cambios. La transferencia es algo
necesario, no hay medio alguno para evitarla, y
es preciso combatirla pero esta parte del trabajo
es la más difícil.
La cura psicoanalítica no crea la
transferencia sino que la revela, como a
tantas otras cosas ocultas en la vida del
alma. En el psicoanálisis son despertadas
todas las mociones, tanto las tiernas como
las hostiles; y haciéndolas conscientes se
las aprovecha para el análisis. - La
transferencia se convierte en el auxiliar
más poderoso cuando se logra colegirla en
cada caso y traducírsela al enfermo.
El factor de la transferencia le permitió a Freud esclarecer las
particularidades del análisis de Dora: _ Freud no logró
dominar a tiempo la transferencia _ En la fantasía de Dora,
Freud hacía de sustituto del padre; facilitado por la diferencia
de edad entre ambos. Dora lo comparó conscientemente con
su padre al buscar asegurarse que Freud sea totalmente
sincero con ella; ya que su padre prefería los secretos y
rodeos. _ Cuando sobrevino el primer sueño, en que ella se
alertaba para abandonar la cura como en su momento lo
había hecho con la casa del Señor K, Freud dice que debería
haber tomado precauciones, haciendo notar a Dora la
posibilidad de que haya hecho una transferencia desde el
Señor K hacia él. _ Había algo que hacía que Freud le
recordara al Señor K, y por esto Dora se venga de Freud, así
como lo hizo con el Señor K abandonando a ambos: actuó una
parte de sus recuerdos y fantasías, en lugar de reproducirlo en
la cura.
En el segundo sueño de Dora, la transferencia estaba subrogada por
varias y nítidas alusiones. Cuando se lo contó a Freud, él todavía no
sabía que sólo quedaban por delante dos horas de trabajo, el mismo
tiempo que pasó ante la imagen de la Madonna Sixtina y también el
que le indicaron como medida del camino costero del lago, que al
final no transitó. _ La cura se le hacía larga, no tendría paciencia de
esperar tanto. El rechazo del acompañante y la preferencia por ir
sola que aparecen en el sueño, ahora tendría que experimentarlos
Freud. Las mociones de crueldad y de venganza que sostenían los
síntomas de Dora ahora se transfieren sobre el médico en el curso de
la cura. ¿Qué mejor venganza para los médicos que mostrar, en su
propia persona, la impotencia y la incapacidad de un médico?
- Luego de quince meses de la
conclusión del tratamiento, Freud
recibe noticias del estado de Dora
y del desenlace de la cura. Dora
se presentó para poner fin a su
historia y pedirle nuevo auxilio.
Cuenta que en algunas semanas posteriores al fin del
tratamiento, anduvo toda revuelta. Luego sobrevino una
gran mejoría, los ataques ralearon, se puso de mejor
talante. En mayo de ese año, murió un hijo del
matrimonio K que siempre había sido enfermizo. A raíz
del duelo, hizo a los K una visita de condolencias y ellos la
recibieron como si nada hubiera ocurrido en los últimos
tres años. En ese momento, se reconcilió con ellos; se
vengó de ellos y llevó su asunto a una conclusión que le
resultaba satisfactoria:
Le dijo a la Señora K: “sé que tienes una relación con mi papá” y
ella no lo negó. También movió al Señor K a confesar la escena del
lago. Llevó a su padre esta noticia y no reanudó el trato con los K. -
Le fue muy bien hasta mediados de octubre, época en que le
sobrevino un ataque de afonía que perduró seis semanas. El
ataque había seguido a un fuerte susto. Vio como el Señor K era
arrollado por un carruaje y se cercioró de que no se haya hecho
daño. - Dora cuenta que todavía se pica cuando oye hablar de la
relación entre su padre y la Señora K pero que ya no inmiscuye en
ella. Está consagrada a sus estudios. - Dora demandaba la ayuda
de Freud por una neuralgia facial del lado derecho, que la
molestaba día y noche. Hacía catorce días que la acosaba y hacía
justamente catorce días atrás que había leído en el diario una
noticia referida a Freud. La pretendida neuralgia fácil respondía a
un autocastigo, al arrepentimiento por el bofetón que propinó
aquella vez al señor K y por la transferencia vengativa que hizo
después sobre mí.
Pasaron años desde la visita de Dora a
Freud. Se había casado y, según Freud, era
con el ingeniero del segundo sueño. - Si el
primer sueño dibujaba el apartamiento
del padre amado y el refugio en el padre
(la huida de la vida hacia la enfermedad),
este segundo sueño anunciaba que se
desasiría del padre y se recuperaría para
la vida.

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