Caso Dora
Caso Dora
Caso Dora
de un caso de histeria
1905 [1901])
El caso Dora es uno de los más famosos e interesantes
del psicoanálisis. Se puede afirmar que es uno de los
procesos fundadores de esta disciplina. Fue atendido
por Sigmund Freud en persona y confirmó algunos
planteamientos para la conceptualización de la
histeria, una de las estructuras psíquicas que
contempla el análisis freudiano.
A partir del caso Dora, Freud se reafirmó en una de sus
premisas básicas. Esta es: los síntomas de la histeria
son el resultado de fantasías sexuales reprimidas.
Entrando en el análisis del caso, en primer lugar
señalemos que “Dora” es un nombre ficticio.
Corresponde a Ida Bauer, quien estuvo en psicoanálisis
durante tres meses con Freud e interrumpió el proceso
por voluntad propia.
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El presente trabajo fue realizado por Freud luego de la presentación
del libro “Interpretación de los sueños” Año 1900
Contiene:
Ando paseando por una ciudad a la que no conozco, veo calles y plazas que me son
extrañas. Después llego a una casa donde yo vivo, voy a mi habitación y hallo una
carta de mi mamá tirada ahí. Escribe que, puesto que yo me he ido de casa sin
conocimiento de los padres, ella no quiso escribirme que papá ha enfermado.
«Ahora ha muerto, y si tú quieres, puedes venir». Entonces me encamino hacia la
estación ferroviaria (Bahnhof) y pregunto unas cien veces ¿dónde está la estación?
Todas las veces recibo una respuesta «cinco minutos». Veo después frente a mí un
bosque denso; penetro en él, y ahí pregunto a un hombre a quien encuentro. Me
dice «Todavía dos horas y media». Me pide que lo deje acompañarme. Lo rechazo, y
marcho sola. Veo frente a mí la estación y no puedo alcanzarla. Ahí me sobreviene el
sentimiento de angustia usual cuando uno en el sueño no puede seguir adelante.
Después yo estoy en casa; entretanto tengo que haber viajado, pero no sé nada de
eso… Me llego a la portería y pregunto al portero por nuestra vivienda. La muchacha
de servicio me abre y responde: «la mamá y los otros ya están en el cementerio».
+ Freud nota que en esta primera parte del sueño ella se identifica con un
joven que deambula por el extranjero, se afana por alcanzar una meta, pero
se ve demorado, hace falta paciencia. Si ella tenía en mente al ingeniero,
condeciría muy bien que esa meta fuera de la posesión de una mujer, de su
propia persona. En vez de eso era una estación ferroviaria, que por lo demás
nos es lícito sustituir por una cajita. - Interpretación del fragmento: Pregunta
unas cien veces… Ando paseando por una ciudad a la que no conozco, veo
calles y plazas que me son extrañas. Después llego a una casa donde yo vivo,
voy a mi habitación y hallo una carta de mi mamá tirada ahí. Escribe que,
puesto que yo me he ido de casa sin conocimiento de los padres, ella no
quiso escribirme que papá ha enfermado. «Ahora ha muerto, y si tú quieres,
puedes venir». Entonces me encamino hacia la estación ferroviaria (Bahnhof)
y pregunto unas cien veces ¿dónde está la estación? Todas las veces recibo
una respuesta «cinco minutos». Veo después frente a mí un bosque denso;
penetro en él, y ahí pregunto a un hombre a quien encuentro. Me dice
«Todavía dos horas y media». Me pide que lo deje acompañarme. Lo rechazo,
y marcho sola. Veo frente a mí la estación y no puedo alcanzarla. Ahí me
sobreviene el sentimiento de angustia usual cuando uno en el sueño no
puede seguir adelante. Después yo estoy en casa; entretanto tengo que
haber viajado, pero no sé nada de eso… Me llego a la portería y pregunto al
portero por nuestra vivienda. La muchacha de servicio me abre y responde:
«la mamá y los otros ya están en el cementerio».
Interpretación del fragmento: ¿Dónde está la llave? Es el
correspondiente masculino de la pregunta ¿dónde está la cajita?
Por tanto, son preguntas por los genitales. - Interpretación del
contenido de la carta que aparece en el sueño. Freud le recuerda
la carta de despedida que había escrito a sus padres. Esa carta
estaba destinada a horrorizar al padre para que renunciase a la
Señora K, o a vengarse de él si no era posible moverlo a que lo
hiciese. Así se llega al tema de la muerte de ella y de la muerte de
su padre. Esto correspondería a una manía de venganza por parte
de Dora contra su padre. - Interpretación del fragmento de la
pregunta de la carta: ¿si tú quieres? + Dora la individualizó como
cita de la carta de la Señora K que contenía la invitación a L (el
paraje junto al lago). Esto nos lleva a la escena junto al lago.
El señor K había comenzado una seducción seria; pero ella
no lo deja terminar. Tan pronto comprendió de qué se
trataba, le dio una bofetada en el rostro y escapó. Ella
recuerda que el Señor K alegó “Usted sabe, no me importa
nada de mi mujer”. En ese momento ella quiso regresar a L
bordeando el lago a pie, y preguntó a un hombre a quién
encontró qué distancia había. Tuvo como respuesta dos
horas y media, abandonando ese propósito y volviendo a
buscar la embarcación. El Señor K estaba de nuevo ahí, se
acercó, le pidió disculpas y que no contara nada de lo
sucedido. El bosque del sueño era un todo parecido al
bosque de la orilla del lago donde ocurrió esta escena.
Freud relaciona estos términos: estción ferroviaria (patio de
vías) y cementerio (patio de paz) y concluye que representaban
los genitales femeninos. Cuando se agregaron las ninfas que se
veían en el trasfondo del bosque denso, Freud se percata que
se trataba de una geografía sexual, simbólica. Se llaman ninfas a
los labios menores que se hallan en el fondo del denso bosque
del vello pubiano. Pero estos términos no estarían al alcance de
Dora si no hubiese leído cierto libro de conocimientos más
técnicos, enciclopédicos. Tras la primera situación del sueño se
oculta una fantasía de desfloración: un hombre se esfuerza por
penetrar en los genitales femeninos. - Freud comunica esto a
Dora y ella agrega un fragmento olvidado del sueño: “ella se va
tranquila a su habitación y ahí lee un gran libro que yace sobre
su escritorio”.
El acento recae en las palabras tranquila y grande.
Dora dice que el libro tenía el formato de una en las
palabras tranquila y grande. Dora dice que el libro
tenía el formato de una enciclopedia. Freud dice que
los niños nunca leen tranquilos sobre temas
prohibidos. Pero Dora soluciona ésta molesta
situación en el sueño: el padre había muerto y los
otros ya habían viajado al cementerio. Ella podía leer
tranquila lo que quisiese. ¿No querría decir esto que
una de sus razones para la venganza era también la
sublevación contra la coerción que le imponía sus
padres? Si el padre había muerto, ella podía leer o
amar como quisiese.
Dora admite otro recuerdo: en la época en que ya se había
decidido el viaje de Dora a Viena, llegó una carta de otro tío,
anunciando que ellos no podían viajar a Viena pues su hijo había
contraído una apendicitis peligrosa. Entonces Dora buscó en la
enciclopedia para averiguar los síntomas de una apendicitis. De lo
que leyó, recuerda todavía el característico dolor localizado en el
vientre. Freud recuerda que poco después de la muerte de su tía,
Dora había tenido en Viena una supuesta apendicitis. Los primeros
días tuvo mucha fiebre y sintió en el bajo vientre ese mismo dolor
sobre el cual había leído en la enciclopedia. Al segundo día le
vinieron fuertes dolores, anunciadores del período; por esa época
había padecido constantemente de obstrucción intestinal.
- Interpretación del fragmento: “con particular
nitidez, ella se ve subir por la escalera” + Dora
cuenta que tras la apendicitis había tenido
dificultades para caminar, pues arrastraba el pie
derecho. Así le ocurrió durante mucho tiempo, y
por eso evitaba las escaleras. Era un genuino
síntoma histérico. Ella se había procurado una
enfermedad sobre la cual había leído en la
enciclopedia y se había castigado por esa lectura:
el castigo no fue por la lectura, sino que se
produjo un desplazamiento, después que a esa
lectura siguió otra, más culpable.
Freud pregunta cuándo aconteció la apendicitis, si antes o
después de la escena junto al lago, a lo que Dora responde
diciendo nueve meses después. La supuesta apendicitis había
realizado entonces la fantasía de un parto con los modestos
recursos a disposición de la paciente, los dolores y el flujo
menstrual. - La pierna arrastrada por la apendicitis se
representaba como el hecho de dar un mal paso, como cuando
uno se ha torcido el pie. Freud dice que tales síntomas sólo se
forman cuando se tiene un modelo infantil para ellos. Dora lo
confirma ya que de niña (antes de los ocho años) se había
torcido ese mismo pie. En B, al bajar las escaleras, resbaló, se
le hinchó y debió ser vendado, por lo que guardó reposo
algunas semanas.
Freud dice a Dora: “si nueve meses después de la
escena del lago usted pasó por un parto y hasta el día
de hoy ha debido soportar las consecuencias del mal
paso, ello prueba que en el inconsciente usted
lamenta el desenlace de la escena. La corrigió
entonces en su pensamiento inconsciente. La
premisa de la fantasía de parto es que esa vez ocurrió
algo, que usted vivenció y experimentó todo lo que
más tarde tuvo que tomar de la enciclopedia. Su
amor por el Señor K no terminó con aquella escena,
sino que prosiguió hasta el día de hoy, al menos en su
inconsciente”. Dora ya no contradijo.
Dora notifica a Freud que era la última sesión y que tomó esa
decisión 14 días atrás. Freud dice que suena como si se tratase de
una muchacha de servicio, de una gobernanta con un preaviso de
14 días. Dora cuenta que una gobernanta también dio preaviso en
casa de los K cuando los visitó en L, junto al lago. Era una muchacha
joven con una mala conducta hacia el Señor K; no lo saludaba, no le
daba respuesta alguna, y él tampoco era cortés con ella. La
gobernanta le cuenta a Dora que el Señor K se le había acercado (en
una época en que su mujer estaba ausente) y la había requerido de
amores, pidiéndole que gustase de él le dijo que nada le importaba
su mujer. Freud repara en que ésta frase era la misma que le había
dicho a Dora. Luego la gobernanta cedió pero el Señor K ya no le
hizo caso y desde entonces ella lo odiaba. La gobernanta esta por
dar el preaviso pero quiso esperar a ver si él cambiaba de opinión.
En cuanto ella se sintió abandonada les contó lo sucedido a sus
padres y abandonó la casa de los K
Freud ahora conoce el motivo de la bofetada con
que Dora respondió al cortejo + Fue la venganza de
celos. En el momento en que el Señor K usó las
palabras “nada me importa mi mujer”, que había
dicho también a la gobernanta, nuevas mociones
se despertaron en Dora y se dijo: ¿cómo se atreve a
tratarme como a una gobernanta, a una persona de
servicio? A esta afrenta al amor propio, se sumaron
los celos y los motivos de sensatez consciente.
Dora se identifica con la gobernanta en su
sueño y en su conducta: + Dora notifica a sus
padres lo sucedido tal como hizo la
gobernanta. + A su vez Dora se despide de
Freud con un preaviso de 14 días. + La carta
del sueño que le permite a Dora regresar a
casa se corresponde con la carta de los padres
a la señorita, donde le prohibían hacerlo. +
Dora esperó también 14 días para comunicar a
sus padres lo sucedido en la escena del lago, y
lo hizo así por el mismo motivo que la
gobernanta: esperar a ver si el Señor K
renovaba su cortejo. - Cuando Dora acusa al
Señor K con sus padres pudo haber tenido un
propósito colateral: que el Señor K viaje hacia
donde ella residía. Y eso es lo que justamente
él se ofreció a hacer.
Freud le dice a Dora que quizá ella tomó su
relación con el Señor K mucho más en serio de
lo que era. Dora cuenta que se hablaba de un
posible divorcio entre los K, pero que ella
primero no quería por los niños, y ahora ella
quiere pero él ya no.
Freud deduce que el Señor K quiera divorciarse
para casarse con Dora, pero que ahora ya no
quiere porque no tiene ninguna sustituta. Así
hubiera garantizado la libertad de la Señora K
para que pueda estar con su papá. Esta
hubiese sido la solución si el final de la escena
del lago hubiese sido favorable. Freud cree que
por eso lamentó Dora el desenlace de la
escena del lago cuando no lo dejó terminar su
propuesta y se fue, y lo corrigió en la fantasía
presentada como apendicitis. Tuvo que haber
sido un serio desengaño para Dora que en vez
de un renovado cortejo, sus acusaciones
tuvieran por resultado la negativa y las
calumnias de parte del Señor K. Por eso Dora
confiesa que nada la enfurece más que se crea
que imaginó la escena del lago. Pero en
realidad no quiere que le recuerden que ella
imaginó que el cortejo iba en serio y que el
Señor K no pararía hasta que ella se casara con
él.
Dora escuchó todo lo que le dijo Freud y no contradijo. Se despidió de
la manera más amable y no regresó. - Freud comenta que el padre
apoyó la cura mientras pudo alentar la esperanza de que Freud
disuadiría a Dora de la idea de que entre él y la Señora K había otra
cosa más que amistad. Su interés se desvaneció al notar que eso no
estaba en los propósitos de Freud. - Freud sabía que Dora no
regresaría, fue un acto de venganza que ella aniquilase las esperanzas
de Freud en el momento en que tenía expectativas de feliz término de
la cura. - Freud dice que si el Señor K no hubiese hecho caso del primer
“no” de Dora, representado por la cachetada, y hubiera continuado su
cortejo el resultado habría sido otro. - La incapacidad para cumplir la
demanda real de amor es uno de los rasgos de carácter más esenciales
de la neurosis; los enfermos están dominados por la oposición entre la
realidad y la fantasía. Lo que anhelan con máxima intensidad en sus
fantasías es justamente aquello de lo que huyen cuando la realidad se
los presenta; y se abandonan a sus fantasías con tanto mayor gusto
cuando no es de temer que se realicen.
Epílogo
Freud lo llama “fragmento de un análisis” porque dice que
es una publicación incompleta ya que: _ no llegó a dar una
serie de resultados porque el análisis fue interrumpido
antes de que fueran discernidos con certeza. _ omitió la
técnica que permite extraer los pensamientos
inconscientes de las ocurrencias del enfermo. _ no
fundamentó las premisas psicológicas que se traslucen en
sus descripciones de los fenómenos psicológicos.
Con esta publicación tan incompleta
Freud pretende por un lado mostrar la
importancia de los sueños para descubrir
lo escondido y lo reprimido en el interior
de la vida anímica considerando la técnica
de la interpretación de los sueños; y por
otro lado quiere despertar el interés por
este procedimiento que permite conocer
cosas que la ciencia sigue ignorando.
Además le interesa demostrar que la sexualidad presta la fuerza
impulsora para cada síntoma singular y para cada exteriorización
del mismo. Los fenómenos patológicos son la práctica sexual de
los enfermos. Freud descubre en cada caso que la sexualidad
constituye la clave para el problema de las psiconeurosis. - Es
cierto que los síntomas no desaparecen mientras dura el trabajo,
pero sí un tiempo después, cuando se han disuelto los vínculos
con el médico. La dilación de la cura o de la mejoría sólo es causa
por la persona del médico. - En el curso de una cura
psicoanalítica, la neoformación de síntoma se suspende pero la
productividad de la neurosis no se ha extinguido en absoluta,
sino que se afirma en la creación de un tipo particular de
formaciones de pensamiento -casi siempre inconscientes- que
Freud denomina transferencias.
Son reediciones, recreaciones de las mociones y
fantasías que a medida que el análisis avanza no
pueden menos que despertarse y hacerse
conscientes; pero lo característico es la
sustitución de una persona anterior por la
persona del médico. Toda una serie de vivencias
psíquicas anteriores no se reviven como algo
pasado, sino como vínculo actual con la persona
del médico. Algunas sufren un cambio, una
sublimación es su contenido, pero otras son
reediciones sin cambios. La transferencia es algo
necesario, no hay medio alguno para evitarla, y
es preciso combatirla pero esta parte del trabajo
es la más difícil.
La cura psicoanalítica no crea la
transferencia sino que la revela, como a
tantas otras cosas ocultas en la vida del
alma. En el psicoanálisis son despertadas
todas las mociones, tanto las tiernas como
las hostiles; y haciéndolas conscientes se
las aprovecha para el análisis. - La
transferencia se convierte en el auxiliar
más poderoso cuando se logra colegirla en
cada caso y traducírsela al enfermo.
El factor de la transferencia le permitió a Freud esclarecer las
particularidades del análisis de Dora: _ Freud no logró
dominar a tiempo la transferencia _ En la fantasía de Dora,
Freud hacía de sustituto del padre; facilitado por la diferencia
de edad entre ambos. Dora lo comparó conscientemente con
su padre al buscar asegurarse que Freud sea totalmente
sincero con ella; ya que su padre prefería los secretos y
rodeos. _ Cuando sobrevino el primer sueño, en que ella se
alertaba para abandonar la cura como en su momento lo
había hecho con la casa del Señor K, Freud dice que debería
haber tomado precauciones, haciendo notar a Dora la
posibilidad de que haya hecho una transferencia desde el
Señor K hacia él. _ Había algo que hacía que Freud le
recordara al Señor K, y por esto Dora se venga de Freud, así
como lo hizo con el Señor K abandonando a ambos: actuó una
parte de sus recuerdos y fantasías, en lugar de reproducirlo en
la cura.
En el segundo sueño de Dora, la transferencia estaba subrogada por
varias y nítidas alusiones. Cuando se lo contó a Freud, él todavía no
sabía que sólo quedaban por delante dos horas de trabajo, el mismo
tiempo que pasó ante la imagen de la Madonna Sixtina y también el
que le indicaron como medida del camino costero del lago, que al
final no transitó. _ La cura se le hacía larga, no tendría paciencia de
esperar tanto. El rechazo del acompañante y la preferencia por ir
sola que aparecen en el sueño, ahora tendría que experimentarlos
Freud. Las mociones de crueldad y de venganza que sostenían los
síntomas de Dora ahora se transfieren sobre el médico en el curso de
la cura. ¿Qué mejor venganza para los médicos que mostrar, en su
propia persona, la impotencia y la incapacidad de un médico?
- Luego de quince meses de la
conclusión del tratamiento, Freud
recibe noticias del estado de Dora
y del desenlace de la cura. Dora
se presentó para poner fin a su
historia y pedirle nuevo auxilio.
Cuenta que en algunas semanas posteriores al fin del
tratamiento, anduvo toda revuelta. Luego sobrevino una
gran mejoría, los ataques ralearon, se puso de mejor
talante. En mayo de ese año, murió un hijo del
matrimonio K que siempre había sido enfermizo. A raíz
del duelo, hizo a los K una visita de condolencias y ellos la
recibieron como si nada hubiera ocurrido en los últimos
tres años. En ese momento, se reconcilió con ellos; se
vengó de ellos y llevó su asunto a una conclusión que le
resultaba satisfactoria:
Le dijo a la Señora K: “sé que tienes una relación con mi papá” y
ella no lo negó. También movió al Señor K a confesar la escena del
lago. Llevó a su padre esta noticia y no reanudó el trato con los K. -
Le fue muy bien hasta mediados de octubre, época en que le
sobrevino un ataque de afonía que perduró seis semanas. El
ataque había seguido a un fuerte susto. Vio como el Señor K era
arrollado por un carruaje y se cercioró de que no se haya hecho
daño. - Dora cuenta que todavía se pica cuando oye hablar de la
relación entre su padre y la Señora K pero que ya no inmiscuye en
ella. Está consagrada a sus estudios. - Dora demandaba la ayuda
de Freud por una neuralgia facial del lado derecho, que la
molestaba día y noche. Hacía catorce días que la acosaba y hacía
justamente catorce días atrás que había leído en el diario una
noticia referida a Freud. La pretendida neuralgia fácil respondía a
un autocastigo, al arrepentimiento por el bofetón que propinó
aquella vez al señor K y por la transferencia vengativa que hizo
después sobre mí.
Pasaron años desde la visita de Dora a
Freud. Se había casado y, según Freud, era
con el ingeniero del segundo sueño. - Si el
primer sueño dibujaba el apartamiento
del padre amado y el refugio en el padre
(la huida de la vida hacia la enfermedad),
este segundo sueño anunciaba que se
desasiría del padre y se recuperaría para
la vida.