Hijos Adultos de Padres Emocionalmente

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 193

Lindsay C.

Gibson, Hijos Adultos de Padres


Emocionalmente Inmaduros: Cómo Sanar de Padres
Distantes, Rechazantes o Ensimismados

(Oakland: New Harbinger Publications, 2015)1

1
Traducido al castellano por Luciano M. Villar.
“Hijos Adultos de Padres Emocionalmente Inmaduros está escrito con la sabiduría y corazón
de una terapeuta experimentada y la mente de una estudiosa que ha pasado décadas estudiando
minuciosamente la investigación y teoría psicológica. En este libro, Lindsay C. Gibson mezcla
sin problemas este impresionante cuerpo de conocimiento con experiencias de la vida real para
crear un libro amigable y de alta facilidad de lectura… este libro no se trata de la culpa sino
más bien sobre la comprensión de uno mismo en un nivel profundo y sobre aprender a sanar.”

—Esther Lerman Freeman, PsyD, profesora clínica asociada en la Escuela de


Medicina de la Universidad de Oregón de Salud y Ciencia

“Los hijos no pueden escoger a sus padres. Desafortunadamente, muchos individuos se


crían sufriendo por las adversidades que moldean sus vidas producto de padres
negligentes y emocionalmente inmaduros. Con compasión y sabiduría, Lindsay C.
Gibson habilita al lector a reconocer y comprender mejor estas relaciones toxicas y crear
nuevas y saludables vías de sanación. Este libro provee una oportunidad poderosa de auto
ayuda y es un recurso para que los terapeutas recomienden a sus clientes necesitados.”

—Thomas F. Cash, PhD, Profesor Emérito de psicología en la Universidad Old


Dominion, y autor del libro The Body Image Workbook

“El perspicaz libro de Lindsay C. Gibson ofrece al ‘solitario emocional’ un viaje paso a paso
hacia la autoconsciencia y la sanidad. Las anécdotas reveladoras de Gibson, ejercicios
esclarecedores y conocimiento honesto guían al lector a comprender mejor cómo conectar más
plenamente consigo mismo y con otros. Este es un libro excelente para cualquiera que se sienta
aislado de los miembros de la familia y busca disfrutar de una vida emocionalmente más
conectada.”

—Peggy Sijswerda, editora y publicadora de Tidewater Women


(tidewaterwomen.com) y Tidewater Family (tidewaterfamily.com), y autora de Still
Life with Sierra
“Hijos Adultos de Padres Emocionalmente Inmaduros de Lindsay C. Gibson es una guía
informada y compasiva para cualquiera que busque comprender y superar el impacto
perdurable de crecer en una familia emocionalmente infructuosa. Aquí encontrarás consejos
sabios y prácticas simples que te ayudarán a liberarte de viejos patrones, conectar más
profundamente contigo mismo y con otros, y, finalmente, ser la persona que siempre tendrías
que haber sido.”

—Ronald J. Frederick, PhD, psicólogo y autor de Living Like You Mean It

“Lindsay C. Gibson, una psicóloga muy experimentada, escribió Hijos Adultos de Padres
Emocionalmente Inmaduros para proveer una guía de autoayuda para adultos que buscan
resolver dificultades de ansiedad, depresión y de relacionamiento que vienen como resultado
de tener padres emocionalmente inmaduros. Es una descripción exhaustiva y detallada de
padres inmaduros, la experiencia de los hijos a partir de esto, y métodos para resolver los
problemas ocasionados. Hay muchos ejemplos útiles de los clientes de psicoterapia de Gibson.
Este libro incluye ejercicios útiles de auto comprensión. Una persona puede utilizar el libro
para desarrollar madurez espiritual y relaciones más profundas.”

—Neill Watson, PhD, profesor de investigación y Profesor Emérito de psicología


en el Colegio de William y Mary, y psicólogo clínico que investiga sobre ansiedad,
depresión y psicoterapia Lindsay C. Gibson

“Basada en años de lectura, investigación y labor con pacientes, la psicóloga Lindsay C. Gibson
escribió un libro sobresaliente acerca de las múltiples maneras en que los padres
emocionalmente inmaduros impactan en las vidas de sus hijos adultos. Recomiendo
fuertemente Hijos Adultos de Padres Emocionalmente Inmaduros para todos los lectores que
deseen comprender la dinámica padre / hijo. Este es un libro elevador que provee esperanza y
estrategias soberbias de afrontamiento para aquellos que encuentran difícil o imposible
establecer relación con padres que carecen de empatía y sensibilidad… Hijos Adultos de Padres
Emocionalmente Inmaduros está lleno de sabiduría que te habilitará a relacionarte con tu
familia y amigos en la manera más saludable posible —sin importar tu edad— y posiblemente
incluso reconocer qué hay detrás de algunos de los intercambios disfuncionales descritos en las
noticias y en la cultura popular.”
—Robin Cutler, PhD, historiadora y autora de A Soul on Trial

“El libro de Lindsay C. Gibson, Hijos Adultos de Padres Emocionalmente Inmaduros, está
lleno de esbozos clínicos que resonarán con los hijos adultos de padres emocionalmente
inmaduros. El libro también ofrece consejos prácticos y ejercicios para identificarse a uno
mismo y evitar las trampas de las autoimágenes, relaciones y fantasías que socavan el bienestar
psicológico. Finalmente, el libro provee guías sólidas para interactuar con nuestros padres
emocionalmente inmaduros de una manera que evite recreaciones del pasado dolorosas y
dañinas. El lector hallará alivio al reconocer que no está solo y que es comprendido por esta
clínica espléndida.”

—B. A. Winstead, PhD, profesora de psicología en el Virginia Consortium


Program in Clinical Psichology, y coeditora de Psychopathology: Foundations for
a Contemporary Understanding, Third Edition
Reconocimientos

Escribir este libro ha sido un sueño hecho realidad, tanto en lo personal como en lo
profesional. Estas ideas me han estado ayudando en mi trabajo de psicoterapia con mis clientes
por un largo tiempo, y he estado deseosa de compartirlas. Lo que no había anticipado es la
cantidad de personas que han ayudado a convertir este sueño en realidad demostrando su
aprecio y apoyo. Recibir este apoyo sin reparos me llenó de una manera que va más allá de
sólo escribir el libro.

Este libro comenzó en Hawái, durante un encuentro fortuito con mi futura editora de
adquisiciones de New Harbinger Publications, Tesilya Hanauer. El entusiasmo de Tesilya por
la idea del libro me llevó a través del largo proceso de desarrollo, escritura y edición, y siempre
se mantuvo responsiva con retroalimentación útil. Fue una campeona infatigable por el libro
mucho antes que su publicación fuera una cosa segura. Estoy profundamente agradecida por
su fe en mí y su inquebrantable entusiasmo en la idea.

El equipo de New Harbinger me ha apoyado mucho más de lo que podría haber imaginado.
Agradezco especialmente a Jess Beebe por su fenomenal edición del manuscrito, especialmente
cómo se las ingenió para indicarme la dirección correcta de una manera en que me entusiasmara
acerca de los cambios que ella proponía. También extiendo un profundo aprecio por Michele
Waters, Georgina Edwards, Karen Hathaway, Adia Colar, Katie Parr, y el equipo de marketing
de New Harbinger por sus esfuerzos extraordinarios para asegurarse de que este libro halle a
la gente que se pueda beneficiar de él. Muchas gracias también a Jasmine Star, mi excelente
editora de copias, que pulió incansablemente el producto terminado, creando claridad y fluidez
en un estilo simple que potenciaba cada oración.

Agradezco especialmente a mi agente literario, Susan Crawford, que me guio a través de


las minutas de la publicación de un libro —y ni siquiera se molestó porque la llamara en el
medio de un campamento para hacerle preguntas. No podría haber imaginado un agente más
útil. Gracias también a Tom Bird, cuyos talleres de escritura fueron invaluables a la hora de
aprender a escribir para ser publicada.

He sido afortunada de tener una familia que me apoyase maravillosamente y amigos que
me alentaron y, en ocasiones, estuvieron incluso dispuestos a comentar sus propias experiencias
de la niñez para enriquecer el contenido del libro. Mis agradecimientos a Arlene Ingram, Mary
Ann Kearley, Judy y Gil Snidre, Barbara y Danny Forbes, Myra y Scott Davis, Scotty y Judi
Carter, y mi prima y colega autora, Robin Cutler. También deseo agradecer especialmente a
Lynn Zoll, que me sostuvo enviándome e-mails y cartas diciendo “¡Sigue escribiendo!”, y a
Alexandra Kedrock, cuya sabiduría dilucidó muchos de los puntos con los que luché para que
queden claros en el libro.

Esther Lerman Freeman fue una verdadera amiga en la necesidad, viniendo al rescate
varias veces para discutir aspectos del libro y leer y editar a pedido. Sus devoluciones, y su
amistad, han sido esenciales desde que comenzamos a estudiar el doctorado muchos años atrás.

A mi maravillosa hermana, Mary Babcock, amor y profundo agradecimiento por todo su


apoyo devoto e interés. Ella ha sido un pilar en mi vida, y su optimismo con respecto a mis
esfuerzos creativos me ha mantenido inspirada. No todos son tan afortunados como yo de tener
una amiga tan cercana, mentora sin igual, y pariente leal todo en una sola persona, como Mary
lo ha sido.

Mi hijo, Carter Gibson, me ha dado un entusiasmo infeccioso y un espíritu de “¡Dale,


Ma!” todo el camino. También estoy agradecida de tener su exuberancia y buen sentido en mi
vida, y agradecida por la manera en que él hace que todo parezca posible.

Y finalmente, mi más profundo amor y aprecio para mi increíble compañero de vida y


esposo, Skip. Todo lo que necesitó oír fue que este libro era el sueño de mi vida, y dio un paso
adelante en toda manera posible para hacerlo realidad. Además de apoyarme al cuidarme
durante el largo proceso de escritura, ha estado involucrado sin falla en la misión del libro y en
mi carrera como escritora. Ha sido una de las mejores experiencias de mi vida el ser oída y
amada por una persona tan genuina y amorosa. En su presencia, mi verdadero yo ha florecido.
Introducción

Aunque estamos acostumbrados a pensar que los adultos son más maduros que sus hijos,
¿qué pasaría si algunos de los hijos sensibles que vendrán al mundo en los próximos años son
emocionalmente más maduros que sus padres, que estuvieron aquí por décadas? ¿Qué pasa
cuando estos padres inmaduros no tienen la respuesta emocional necesaria para suplir las
necesidades emocionales de sus hijos? El resultado es la negligencia emocional, un fenómeno
tan real como cualquier deprivación física.

La negligencia emocional en la niñez conduce a una soledad emocional dolorosa que


puede tener impacto negativo de largo plazo en las elecciones de una persona con respecto a
relaciones y compañeros íntimos. Este libro describe cómo los padres emocionalmente
inmaduros afectan negativamente a sus hijos, especialmente hijos que son emocionalmente
sensibles, y muestra cómo sanarnos a nosotros mismos del dolor y confusión que llega por
tener padres que rehúsan tener intimidad emocional.

Los padres emocionalmente inmaduros temen emociones genuinas y se alejan de la


cercanía emocional. Utilizan mecanismos de afrontamiento que resisten la realidad más bien
que lidiar con ella. No le dan la bienvenida a la auto reflexión, por lo que raramente aceptan la
culpa o se disculpan. Su inmadurez los hace inconsistentes y no confiables emocionalmente, y
son ciegos a las necesidades de sus hijos una vez que sus propios planes entran en juego. En
este libro, aprenderemos que cuando los padres son emocionalmente inmaduros, las
necesidades emocionales de sus hijos casi siempre saldrán perdiendo ante los instintos de
supervivencia de los padres.

Los mitos y cuentos de hadas vienen describiendo a estos padres por siglos. Pensemos en
cuántos cuentos de hadas presentan niños abandonados que deben buscar la ayuda de animales
y otros ayudadores porque sus padres son descuidados, no tienen idea o están ausentes. En
algunas historias, el personaje del progenitor es de hecho malévolo y los hijos deben sobrevivir
por sus propias cuentas. Estas historias han sido populares por siglos porque tocan una nota en
común: cómo los hijos deben defenderse por su cuenta luego de que sus padres hayan sido
negligentes o los hayan abandonado. Aparentemente, los padres inmaduros han sido un
problema desde la antigüedad.
Y este tema de la negligencia emocional por parte de padres preocupados en sí mismos
puede aun ser hallado en las historias más irresistibles de nuestra cultura popular. En libros,
películas y televisión, la historia de padres emocionalmente inmaduros y los efectos que tienen
en las vidas de sus hijos sigue siendo un asunto fértil. En algunas historias, esta dinámica padre
/ hijo es el foco principal; en otras, puede ser indicada como el trasfondo de un personaje. A
medida que aprendemos más acerca de inmadurez emocional en este libro, seremos recordados
de famosos personajes de teatro y literatura, y ni hablar de las noticias.

Conocer acerca de las diferencias en madurez emocional nos dará una manera de
comprender por qué podemos sentirnos tan emocionalmente solos a pesar de la declaración de
amor y aprecio de otras personas. Espero que lo que leas aquí responda las preguntas que
durante tanto tiempo has tenido, como por qué las interacciones con algunos miembros de la
familia han sido tan dolorosas y frustrantes. La buena noticia es que, entendiendo el concepto
de inmadurez emocional, podemos desarrollar expectativas más realistas de los demás,
aceptando el nivel de relación posible con ellos en vez de sentirnos heridos por la falta de
respuesta de ellos.

Entre los psicólogos, se conoce de larga data que soltarse emocionalmente de padres
tóxicos es la manera de restaurar la paz y autosuficiencia. Pero ¿cómo logramos esto? Lo
hacemos comprendiendo con lo que estamos lidiando. Qué ha estado faltando en la literatura
acerca de los padres ensimismados es una explicación completa sobre por qué hay límites en
sus capacidades para amar. Este libro llena ese vacío, explicando que estos padres básicamente
carecen de madurez emocional. Una vez que comprendamos sus características, seremos
capaces de juzgar por nosotros mismos qué nivel de relación podemos llegar a tener, o no, con
nuestros padres. Saber esto nos permitirá regresar a nosotros mismos, y vivir la vida desde
nuestra naturaleza más profunda en vez de estar enfocados en padres que rehúsan cambiar.
Comprender la inmadurez emocional de ellos nos libera de la soledad emocional a medida que
nos damos cuenta de que la negligencia de nuestros padres no era un asunto nuestro, sino de
ellos. Cuando vemos por qué no pueden ser diferentes, finalmente podemos ser libres de
nuestra frustración con ellos, al igual que de nuestras dudas con respecto a nuestra propia
capacidad de ser amados.

En este libro, hallaremos por qué uno o ambos padres no pudieron darnos el tipo de
interacción que nos podría haber nutrido emocionalmente. Aprenderemos exactamente por qué
podemos habernos sentido invisibles y desconocidos por nuestros padres, y por qué nuestros
esfuerzos bien intencionados de comunicarnos nunca mejoraron las cosas.

En el capítulo 1, veremos por qué la gente que creció con padres emocionalmente
inmaduros suele sentir soledad emocional. Leeremos las historias de gente cuya falta de
conexiones emocionales profundas con sus padres afectaron sus vidas adultas en maneras
significativas. Tendremos una imagen detallada de cómo se ve la soledad emocional y también
sobre cómo la autopercepción puede ayudar a revertir los sentimientos de aislamiento.

Los capítulos 2 y 3 exploran las características de los padres emocionalmente inmaduros


y los tipos de problemas de relacionamiento que provocan. Muchas de las conductas
incomprensibles de nuestros padres comenzarán a tener sentido cuando las vemos a la luz de
la inmadurez emocional. Se provee una lista de características para ayudarnos a identificar las
áreas de inmadurez emocional de nuestros padres. También obtendremos información acerca
de los posibles motivos por los cuales el desarrollo emocional de nuestros padres se detuvo
antes de tiempo.

El capítulo 4 describe cuatro tipos de padres emocionalmente inmaduros y nos ayudará a


identificar el tipo de crianza que probablemente hayamos tenido. También aprenderemos acerca
de los hábitos autodestructivos que los hijos pueden desarrollar en un esfuerzo para adaptarse
a estos cuatro tipos de padres.

En el capítulo 5, veremos cómo la gente pierde contacto con sus verdaderas identidades
para tomar un rol familiar, y cómo construyen fantasías inconscientes acerca de cómo el resto
debería actuar para sanarlos de su negligencia pasada. Aprenderemos acerca de los dos tipos
muy diferentes de hijos que surgirán de padres emocionalmente inmaduros: internalizadores y
externalizadores. (Esto también nos dará luz acerca de por qué hermanos de una misma familia
pueden diferir grandemente en sus maneras de funcionar.)

En el capítulo 6, describo la personalidad del internalizador en mayor detalle. Este es el


tipo de personalidad que más probablemente se involucrará en auto reflexión y crecimiento
personal, y por tanto se sentirá más atraído hacia este libro. Los internalizadoress son muy
perceptivos y sensibles, con instintos fuertes para relacionarse y conectar con otros. Veremos
si este tipo de personalidad es la tuya, especialmente las características que conducen a sentirse
apologético por precisar ayuda, hacer la mayor parte del trabajo en las relaciones y pensar en
qué desean los demás primero.
El capítulo 7 desarrolla qué ocurre cuando viejos patrones de relación finalmente se
quiebran y la gente comienza a despertar y comprender sus necesidades insatisfechas. Este es
el punto en el que la gente suele buscar ayuda en la psicología. Compartiré historias de personas
que se despertaron de sus patrones de autonegación y decidieron ser diferentes. En este proceso
de admitir la verdad a sí mismos, recuperaron su habilidad de confiar en sus instintos y
conocerse verdaderamente.

En el capítulo 8, desarrollaré una manera de relacionarse con la gente que llamo el


acercamiento de la comprensión de madurez. Utilizando el concepto de madurez emocional
para evaluar el nivel de funcionamiento de la gente, comenzaremos a ver este comportamiento
de una manera más objetiva y podremos observar las señales definitorias de inmadurez cuando
ocurran. Aprenderemos qué funciona y qué no con la gente emocionalmente inmadura y cómo
protegernos de la angustia emocional que provocan. Todo esto nos ayudará a obtener paz
renovada y autoconfianza.

En el capítulo 9, oiremos acerca de individuos que han experimentado un nuevo sentido


de libertad e integridad luego de utilizar este acercamiento. Sus historias nos ayudarán a ver
cómo se siente liberarse finalmente de la culpa y confusión que provoca la inmadurez de los
padres. Al enfocarnos en nuestro propio desarrollo, podremos comenzar a viajar hacia nuestra
libertad de relaciones emocionalmente inmaduras.

El capítulo 10 describe cómo identificar a la gente que nos tratará bien y son
emocionalmente seguras y confiables. También nos ayudará a cambiar comportamientos
interpersonales de autoderrota que son comunes a los hijos adultos de padres emocionalmente
inmaduros. Con este nuevo acercamiento a las relaciones, la soledad emocional podrá ser una
cosa del pasado.

Luego de leer este libro, estaremos en condiciones de vislumbrar señales de inmadurez


emocional y comprender por qué nos hemos sentido solos con frecuencia. Tendrá finalmente
sentido por qué nuestros intentos de tener intimidad emocional fallaron en crear relaciones
cercanas con personas emocionalmente inmaduras. Aprenderemos a administrar la empatía
sobre desarrollada que nos puede haber tenido de rehén emocional de gente manipuladora y no
recíproca. Finalmente, podremos reconocer a la gente que es capaz de sostener una intimidad
emocional genuina y una comunicación satisfactoria.
Estoy entusiasmada por compartir el resultado de años de leer e investigar acerca de este
tema, junto con historias fascinantes tomadas de mi trabajo con clientes reales. Estuve en una
búsqueda de comprensión de este tema la mayor parte de mi vida profesional. Me parece que
una gran verdad se ha estado ocultando a simple vista, oscurecida por los estereotipos sociales
que ponen a los padres más allá del alcance de la objetividad. También estoy feliz de compartir
los descubrimientos y conclusiones que han sido confirmados una y otra vez por mucha gente
con la que he trabajado.

Espero poder proveer alivio a la confusión y sufrimiento emocional que provocaron los
padres emocionalmente inmaduros en sus hijos. Si este libro te ayuda a comprender tu soledad
emocional o te ayuda a crear conexiones emocionales más profundas y una intimidad más
provechosa en tu vida, entonces mi misión está cumplida. Si te ayuda verte como una persona
digna que ya no está a merced de las manipulaciones de otras personas, mi trabajo estará hecho.
Sé que sospechabas mucho de lo que estás a punto de leer, y aquí estoy para decirte que siempre
estuviste en lo cierto.

Te deseo lo mejor.
Capítulo 1

Cómo los padres emocionalmente inmaduros

afectan la vida de sus hijos adultos

La soledad emocional viene por no tener suficiente intimidad emocional con otra gente.
Puede comenzar en la niñez, a causa de sentirse emocionalmente invisibles a los ojos de padres
ensimismados, o puede surgir en la adultez cuando se pierde una conexión emocional. Si ha
sido un sentimiento de toda la vida, indica a la posibilidad de no haber obtenido suficiente
respuesta emocional de niño.

Crecer en una familia con padres emocionalmente inmaduros es una experiencia solitaria.
Estos padres pueden verse y actuar perfectamente normal, ocupándose de la salud física de sus
hijos y proveyendo alimento y seguridad. Sin embargo, si no establecen una conexión
emocional sólida con sus hijos, estos tendrán un agujero abierto donde debería estar la
verdadera seguridad.

La soledad de sentirse invisible ante los otros es un dolor tan fundamental como una
lastimadura física, pero no se ve en el exterior. La soledad emocional es una experiencia privada
e imprecisa, difícil de ver o describir. Se la podría llamar de sentimiento de vacío o de sentirse
solo en el mundo. Algunas personas lo han llamado soledad existencial, pero no tiene nada de
existencial. Si lo sentimos, viene de nuestra familia.

Los niños no tienen manera de identificar la ausencia de intimidad emocional en la


relación con sus padres. No tienen ese concepto. Y es mucho menos probable que puedan
comprender que sus padres son emocionalmente inmaduros. Lo único que tienen es un
sentimiento interior de vacío, que es la manera en la que un niño experimenta la soledad. Con
padres maduros, el remedio del niño para la soledad es simplemente ir a sus padres para obtener
una conexión afectuosa. Pero si tus padres eran temerosos de los sentimientos profundos, puede
que te hayas quedado con una sensación incómoda de vergüenza por precisar consuelo.

Cuando los hijos de padres emocionalmente inmaduros crecen, el vacío interior


permanece, incluso si tienen una vida adulta superficialmente normal. Su soledad puede
continuar en la adultez si escogen involuntariamente relaciones que no les pueden brindar
suficiente conexión emocional. Puede que vayan a estudiar, trabajar, se casen y tengan hijos,
pero mientras tanto siguen siendo acosados por esa sensación interior de aislamiento
emocional. En este capítulo, veremos la experiencia de gente con soledad emocional y cómo
la autopercepción los ayudó a comprender lo que les estaba faltando y cómo cambiar.

Intimidad emocional

La intimidad emocional involucra saber que tenemos a alguien a quien podemos contarle
todo, alguien a quien acudir con todos nuestros sentimientos, sobre cualquier cosa y todo. Nos
sentimos completamente seguros al abrirnos ante esa persona, ya sea en forma de palabras, a
través de un intercambio de miradas, o simplemente estar juntos en silencio en un estado de
conexión. La intimidad emocional es profundamente satisfactoria, y crea una sensación de ser
vistos por lo que realmente somos. Sólo puede existir cuando la otra persona desea conocernos
y no juzgarnos.

Cuando niños, la base de nuestra seguridad es la conexión emocional con nuestros tutores.
Los padres que están involucrados emocionalmente hacen que los hijos sientan que siempre
tienen a quien acudir. Este tipo de seguridad requiere interacciones emocionales genuinas con
los padres. Los padres que son emocionalmente maduros se involucran en este nivel de
conexión emocional casi siempre. Han desarrollado suficiente autoconsciencia como para
sentirse cómodos con sus propios sentimientos, al igual que con los de otra gente.

Lo que es más importante, están sintonizaos con sus hijos, dándose cuenta de los ánimos
de ellos y dándole la bienvenida a los sentimientos de ellos con interés. Un niño se siente seguro
conectando con padres así, ya sea en busca de comodidad o compartiendo entusiasmo. Los
padres maduros hacen que sus hijos sientan que disfrutan establecer relación con ellos y que
está bien hablar acerca de temas emocionales. Estos padres tienen una vida emocional dinámica
y balanceada y suelen ser consistentes en su atención e interés hacia los hijos. Son
emocionalmente confiables.

Soledad emocional
Los padres que son emocionalmente inmaduros, por otro lado, están tan ensimismados
que no se percatan de las experiencias internas de sus hijos. Además, descartan los
sentimientos, y temen la intimidad emocional. Se sienten incómodos con sus propias
necesidades emocionales y, por tanto, no tienen idea de cómo ofrecer apoyo a un nivel
emocional. Estos padres pueden incluso ponerse nerviosos y enojados si sus hijos se acongojan,
castigándolos en lugar de consolarlos. Estas reacciones cierran el impulso instintivo de los
niños de buscar ayuda, cerrando la puerta hacia el contacto emocional.

Si uno o ambos padres no fueron lo suficientemente maduros como para darnos apoyo
emocional, de niños habremos sentido los efectos de no tenerlo, pero no necesariamente nos
habríamos dado cuenta de que algo andaba mal. Podemos haber tenido la idea de que sentirnos
vacíos y solos era nuestra propia experiencia extraña y privada, algo que nos diferenciaba del
resto de la gente. De niños no teníamos manera de saber que este sentimiento vacío era una
respuesta normal y universal a la carencia de compañerismo humano adecuado. “Soledad
emocional” es un término que sugiere su propia cura: estar en del lado receptor del interés
amable de otra persona en conocer lo que estamos sintiendo. Este tipo de soledad no es un
sentimiento raro o sin sentido; es el resultado predecible de crecer sin suficiente empatía por
parte de los demás.

Para cerrar esta descripción de la soledad emocional, veamos a dos personas que recuerdan
vívidamente este sentimiento en sus infancias y lo describen bien.

⸻⸻⸻La historia de David⸻⸻⸻

Así respondió mi cliente David cuando comenté que criarse con su familia
sonaba solitario: “Fue increíblemente solitario, como estar absolutamente aislado.
Era un hecho de mi existencia. Parecía que era normal. En mi familia, todos estaban
separados, y estábamos todos emocionalmente aislados. Vivíamos vidas paralelas,
sin puntos de contacto. En el secundario, solía tener esta imagen de flotar en el
océano sin nadie alrededor. Así era como se sentía en casa.”

Cuando le pregunté más acerca del sentimiento de soledad, dijo: “Era una
sensación de vacío y nada. No tenía manera de saber que el resto de las personas
no sentía lo mismo. Ese sentimiento era mi vida diaria.”
⸻⸻⸻La historia de Rhonda⸻⸻⸻

Rhonda recordaba una soledad similar cuando tenía siete años, parada al lado
del camión de mudanza fuera de la vieja casa de su familia con sus padres y tres
hermanos mayores. Aunque estaba técnicamente con su familia, nadie hacía
contacto físico con ella y se sentía totalmente sola: “Estaba parada allí con mi
familia, pero nadie me había explicado realmente lo que significaría esa mudanza.
Me sentía totalmente sola, intentando comprender lo que ocurría. Estaba con mi
familia, pero no me sentía como si estuviera con ellos. Recuerdo sentirme exhausta,
preguntándome cómo lidiaría con aquello por mi cuenta. Sentía que no podía hacer
preguntas. Estaban totalmente fuera de mi disponibilidad. Estaba demasiado
ansiosa como para compartir algo con ellos. Sabía que era un asunto con el que
tenía que lidiar sola.”

El mensaje dentro de la soledad emocional

Este tipo de dolor emocional es en realidad un mensaje saludable. La ansiedad que sentían
David y Rhonda les estaba permitiendo saber que estaban necesitando urgentemente contacto
emocional. Pero como sus padres no se daban cuenta de cómo se sentían, lo único que podían
hacer era mantener los sentimientos guardados. Afortunadamente, una vez que comenzamos a
oír a nuestras emociones en lugar de apagarlas, nos guiarán hacia una conexión autentica con
los demás. Conocer la causa de nuestra soledad emocional es el primer paso hacia el hallazgo
de relaciones más satisfactorias.

Cómo lidian los niños con la soledad emocional

La soledad emocional es tan angustiante que un niño que la experimenta hará lo que sea
necesario para tener algún tipo de conexión con sus padres. Estos niños pueden llegar a
aprender a poner las necesidades de los demás primero como precio de entrada a una relación.
En lugar de esperar que los otros provean apoyo o demuestren interés en ellos, puede que tomen
el rol de ayudar a otros, convenciendo a todos de que tienen muy pocas necesidades propias.
Desafortunadamente, esto tiende a crear incluso mayor soledad, porque ocultar nuestras
necesidades más profundas previene una conexión genuina con los demás.

Al carecer de apoyo o conexión adecuada por parte de los padres, muchos niños privados
emocionalmente están ansiosos de dejar la niñez atrás. Perciben que la mejor solución es crecer
rápido y volverse autosuficientes. Estos niños se vuelven competentes más allá de su edad,
pero son solitarios en su interior. Suelen dar un salto a la adultez prematuramente, obteniendo
trabajos tan pronto como pueden, volviéndose activos sexualmente, casándose pronto, o
uniéndose al ejército. Es como si estuvieran diciendo, como me estoy ocupando de mí mismo,
qué mejor que obtener los beneficios de crecer rápido. Anhelan la adultez, creyendo que ofrece
libertad y una oportunidad de pertenecer. Tristemente, en el apuro de dejar el hogar puede que
se terminen casando con la persona equivocada, tolerando explotación laboral, o
permaneciendo en un trabajo que toma más de lo que da. Suelen conformarse con la soledad
emocional en sus relaciones porque les parece normal, como en los días de la niñez.

Por qué se repite el pasado

Si la falta de conexión emocional con padres emocionalmente inmaduros es tan dolorosa,


¿por qué tanta gente termina en relaciones similarmente frustrantes en la adultez? Las partes
más primitivas de nuestro cerebro nos dicen que la seguridad está en la familiaridad (Bowlby
1979). Gravitamos hacia situaciones con las que hayamos tenido experiencia porque sabemos
cómo lidiar con ellas. De niños, no reconocemos las limitaciones de nuestros padres, porque
verlos como inmaduros o fallados es aterrador. Desafortunadamente, al negar la dolorosa
verdad acerca de los padres, no somos capaces de reconocer a la gente que puede lastimarnos
de forma similar en relaciones futuras. La negación nos hace repetir la misma situación una y
otra vez porque nunca la vemos venir. La historia de Sophie ilustra muy bien esta dinámica.

⸻⸻⸻La historia de Sophie⸻⸻⸻

Sophie estuvo saliendo con Jerry por cinco años. Tenía un buen trabajo como
enfermera y se sentía afortunada de tener una relación de larga duración. A los
treinta y dos, ella deseó casarse, pero Jerry no estaba apurado. En su mente, todo
estaba bien tal y como estaba. Era un muchacho divertido, pero no parecía querer
intimidad emocional y solía cerrarse cuando Sophie traía a colación tópicos
emocionales. Sophie se estaba sintiendo profundamente frustrada y buscó terapia
para que la ayude a dilucidar qué debía hacer. Era un dilema complicado: amaba a
Jerry, pero se le estaba acabando el tiempo para comenzar una familia. También se
sentía culpable y preocupada de estar pidiendo mucho.

Un día, Jerry sugirió ir al restaurante donde habían ido para su primera cita.
Hubo algo en la manera en la que él lo sugirió que hizo que Sophie se preguntara
si no iría a proponerle matrimonio. Sophie apenas pudo contener su entusiasmo a
lo largo de la cena.

Con seguridad, luego de la cena, Jerry sacó una pequeña cajita de joyería del
bolsillo de su saco. A medida que lo empujaba por el mantel de lino de la mesa,
Sophie apenas podía respirar. Pero cuando abrió la caja no había anillo, sólo un
pequeño cuadrado de papel con un signo de pregunta en él. Ella no comprendía.

Jerry le sonrió. “¡Ahora podrás decirles a tus amigos que finalmente yo te hice
‘la pregunta’!”

“¿Me estás proponiendo matrimonio?” ella preguntó, confundida.

“No, es un chiste. ¿Lo entiendes?”

Sophie estaba en shock, furiosa y profundamente herida. Cuando llamó a su


madre y le contó el incidente, su madre, de hecho, se puso del lado de Jerry,
diciéndole a Sophie que fue un chiste gracioso y que no debería estar enojada.

Honestamente no puedo pensar en una sola situación en la que este sería un


buen chiste en una relación. Es muy rebajado y degradante. Pero, como reconoció
Sophie más tarde, su madre y Jerry tenían mucho en común en la insensibilidad
hacia los sentimientos de los demás. Cada vez que Sophie intentaba decirles cómo
se sentía, terminaba sintiéndose anulada.

En terapia, Sophie comenzó a ver los paralelos entre la falta de empatía de su


madre y la insensibilidad emocional de Jerry. Se dio cuenta de que, en su relación
con Jerry, ella había vuelto a ingresar en la soledad emocional que había sentido
cuando era niña. Ahora veía que su frustración con la indisponibilidad emocional
de Jerry no era algo nuevo; era tan viejo como su niñez. Sophie había tenido esa
sensación de desconexión toda su vida.

Sintiéndose culpable por ser infeliz

Tengo un lugar especial en mi corazón para la gente como Sophie, que funcionan tan bien
que los demás piensan que no tienen problemas. De hecho, su competencia les dificulta tomarse
su propio dolor en serio. “Lo tengo todo”, puede que digan. “Debería ser feliz. ¿Por qué me
siento tan miserable?” Esta es la confusión clásica de una persona cuyas necesidades físicas
fueron atendidas en su niñez mientras que sus necesidades emocionales permanecieron
insatisfechas.

La gente como Sophie suele sentirse culpable por quejarse. Hombres y mujeres por igual
harán un listado de las cosas por las cuales deberían estar agradecidos, como si sus vidas fueran
una cuenta matemática en la cual la cifra positiva significa que nada puede ir mal. Pero no
pueden quitarse de encima el sentimiento de estar fundamentalmente solos y sin el nivel de
intimidad emocional que desean en sus relaciones más íntimas.

Para cuando vienen a verme, algunos ya están listos para abandonar a su pareja o están
involucrados en un amorío que les da algo de lo que necesitan. Otros han evitado las relaciones
románticas del todo, viendo al compromiso emocional como una trampa de la cual prefieren
mantenerse alejados. Incluso otros han decidido permanecer en las relaciones por sus hijos y
vienen a terapia para buscar ayuda para ser menos iracundos y resentidos.

Pocos de ellos entran a mi oficina pensando que la falta de intimidad emocional comenzó
en la niñez. Suelen estar mistificados acerca de cómo terminaron en una vida que no los hace
felices. Luchan con sentimientos de egoísmo por desear algo más de la vida. Como dijo Sophie
al principio, “Las relaciones siempre tendrán frustraciones. Es el trabajo, ¿cierto?”

Tenía razón en parte. Las buenas relaciones requieren esfuerzo y perseverancia. Pero no
debería tomar trabajo el ser notado. Tener una conexión emocional debería ser la parte fácil.

La soledad emocional transciende el género


Aunque las mujeres que buscan asistencia psicológica siguen superando a los hombres, he
trabajado con muchos hombres que han enfrentado el mismo problema de sentirse solos en sus
relaciones principales. De alguna manera, es incluso más conmovedor para ellos porque nuestra
cultura mantiene que los varones tienen menos necesidades emocionales. Pero al ver las
estadísticas de suicidio y violencia se nos revela que esto no es verdad. Los hombres son más
proclives a ponerse violentos o cometer suicidio cuando se sienten angustiados
emocionalmente. Los hombres que no tienen intimidad emocional, un sentido de pertenencia,
o atención cariñosa, pueden sentirse tan vacíos como cualquier otro, aunque se resistan a
demostrarlo. La conexión emocional es una necesidad humana básica, sin importar el género.

Los niños que sienten que no pueden entablar relación emocional con sus padres suelen
reforzar su conexión interpretando el papel que sea que ellos creen que sus padres desean que
interpreten. Aunque esto puede que gane cierta aprobación fugaz, no produce cercanía
emocional genuina. Los padres desconectados emocionalmente no desarrollan una capacidad
de empatía de repente sólo porque sus hijos hacen algo para satisfacerlos.

La gente que no tuvo relación emocional en su niñez, hombres y mujeres por igual, suelen
no poder creer que alguien querría tener una relación con ellos sólo por quienes son. Creen que,
si ellos desean cercanía, deben interpretar un papel que siempre pone a la otra persona primero.

⸻⸻⸻La historia de Jake⸻⸻⸻

Jake se había casado hace poco con Kayla, una mujer burbujeante que lo hacía
sentir genuinamente amado. Estaba feliz cuando se casó, pero ahora no podía
quitarse el sentimiento de estar bien abajo en los deshechos. “Debería estar feliz”,
dijo, “soy el tipo más afortunado del mundo, y estoy intentando con todas mis
fuerzas ser la persona que ella desea que yo sea. Pero siento que estoy actuando,
forzándome a ser más optimista de lo que soy realmente. Odio sentir que estoy
fingiendo.”

Le pregunté a Jake quién creía que debía ser con Kayla.

“Debería ser una persona que está super feliz, como ella. Necesito hacerla sentir
amada y mantenerla feliz. Esa es la manera en que se supone que debe ser.” Me
miró expectante esperando confirmación, pero cuando simplemente esperé,
continuó: “Cuando ella llega a casa del trabajo, me esfuerzo por actuar realmente
feliz y entusiasmado, pero es más de lo que realmente estoy sintiendo. Estoy
exhausto.”

Le pregunté qué pensaba que pasaría si fuera honesto y le diría a Kayla acerca
de la tensión que sentía, y él dijo, “Estaría devastada y furiosa si intentara hablarle
de eso.”

Le dije a Jake que pensaba que compartir sus sentimientos honestos puede haber
enojado a alguien en su pasado, pero que no me sonaba que Kayla respondería así.
Sonaba más como lo que me había contado acerca de su madre enojada, que era
rápida para explotar si no se hacía lo que ella quería.

La relación segura de Jake con Kayla lo estaba tentando a relajarse y ser él


mismo, pero estaba seguro de que su relación sufriría si dejaba de esforzarse tanto.

Cuando le dije a Jake que tal vez esta relación nueva y segura le estaba dando
una oportunidad de finalmente ser amado por quien es, se sintió incómodo con la
referencia a sus necesidades emocionales. Me miró avergonzado y dijo, “Cuando
lo dices así, parezco lamentable y necesitado.”

Durante su niñez, Jake recibió de su madre que mostrar necesidades


emocionales significaba ser débil. Más aun, si no actuaba como ella quería, él se
sentía inadecuado e imposible de ser amado.

Jake eventualmente pudo comprender sus sentimientos y se volvió más genuino


con Kayla, que lo aceptó totalmente. Pero estaba asombrado de la cantidad de ira
que tenía guardada hacia su propia madre. “No puedo creer cuánto la odiaba”, dijo.
Lo que Jake no se dio cuenta es que el odio es una reacción normal e involuntaria
cuando alguien intenta controlarte sin motivo alguno. Indica que la persona está
extinguiendo tu fuerza vital emocional al obtener sus necesidades satisfechas a
costas nuestras.

Sintiéndose atrapados al cuidar a los padres


No es sólo en las relaciones románticas que la gente siente profunda soledad emocional.
he trabajado con gente soltera que tiene historias similares, pero sus relaciones infelices adultas
son interpretadas con padres o amigos. Con frecuencia, sus relaciones con los padres son tan
drenantes que no tienen la energía emocional para buscar relaciones románticas, ni lo desean.
Sus experiencias con los padres les han enseñado que las relaciones significan sentirse
abandonado y cargado al mismo tiempo. Para esta gente, las relaciones se sienten como
trampas. Ya tienen sus manos llenas con un progenitor que actúa como si fuera su dueño.

⸻⸻⸻La historia de Louise⸻⸻⸻

Louise, una maestra de escuela soltera de veintitantos años, se sentía


completamente dominada por su madre controladora, una expolicía brusca que
esperaba que Louise viviera con ella y la cuidara. Sus demandas eran tan excesivas
que Louise comenzó a tener pensamientos suicidas. El terapeuta de Louise le dijo
sin vaguedad que su vida dependía en alejarse del control de su madre. Cuando
Louise le dijo a su madre que se iría, su madre dijo, “Eso no va a suceder, te sentirás
horrible contigo misma. Además, no puedo llevarme bien contigo.”
Afortunadamente, Louise encontró la fuerza para establecer su propia vida
independiente. En el procedimiento, descubrió que la culpa era una emoción
manejable, y un precio módico a pagar por su libertad.

Desconfiando de tus instintos

Los padres emocionalmente inmaduros no saben cómo validar los sentimientos e instintos
de sus hijos. Sin esta validación, los niños aprenden a ceder ante lo que los demás están seguros.
Como adultos, pueden negar sus instintos al punto donde ceden a relaciones que no desean en
realidad. Pueden entonces creer que es cuestión de ellos hacer que la relación funcione. Pueden
racionalizar por qué deben esforzarse tanto en la relación, como si fuera normal luchar
diariamente para llevarse bien con la pareja. Si bien se necesita hacer un esfuerzo para mantener
comunicación y conexión en una relación, no debería sentirse como un trabajo constante y sin
recompensa.
La verdad es que, si ambos padres se complementan, comprenden los sentimientos el uno
del otro, y son positivos y solidarios, las relaciones no son arduas sino principalmente
placenteras. No es pedir demasiado sentirse generalmente feliz cuando ven a su pareja o ansían
pasar tiempo juntos. Cuando la gente dice, “No puedes tenerlo todo”, en realidad están diciendo
que no tienen lo que necesitan. Como ser humano, puedes confiar en ti mismo cuando estás
emocionalmente satisfecho. Sabes cuándo te han dado la medida completa. No eres un pozo
sin fondo de demandas incesantes. Puedes confiar las ideas internas que te dicen que algo está
faltando.

Pero si has sido entrenado para descartar tus sentimientos, te sentirás culpable por quejarte
si todo se ve bien en el exterior. Si tienes donde vivir, un sueldo mensual, comida suficiente y
pareja o amigos, la sabiduría convencional dice, “¿Qué tan malo puede ser?”

Muchos enumeran rápidamente todas las razones por las cuales deberían estar satisfechos
y son tímidos a la hora de admitir que no lo están. Se culpan a sí mismos por no tener los
sentimientos “correctos”.

⸻⸻⸻La historia de Meaghan⸻⸻⸻

Meaghan rompió con su novio dos veces antes de quedar embarazada en su


primer año de universidad. Aunque su novio deseaba casarse, la relación
simplemente no se sentía bien para ella. Sin embargo, sus padres estaban
enloquecidos por su novio, que venía de una familia acaudalada, y la presionaron
para que se case con él, especialmente con un bebé en camino, y Meaghan dio el
brazo a torcer. Su marido se convirtió en un exitoso corredor de bienes raíces, lo
cual sumó encanto para los padres de ella. Años después, con tres hijos finalmente
en la universidad, ella estaba lista para terminar con el matrimonio, pero se sentía
confundida y culpable por desear irse.

En nuestra primera sesión, Meaghan dijo, “No sé cómo expresarme.” Ni su


marido ni sus padres podían entender por qué ella no estaba satisfecha con la
manera en que las cosas iban, y ella no podía hallar las palabras para defender sus
sentimientos. Para cada explicación que ella articulaba con dificultad, ellos la
rebatían con muchas razones por las cuales estaba equivocada. Descartaban sus
motivos porque sus quejas eran emocionales, como no ser escuchada, que sus
sentimientos y pedidos sean desechados y no tener ninguna alegría con su marido.
Intentó explicarles que ella y su marido no eran compatibles socialmente,
sexualmente o en sus actividades.

El verdadero problema de Meaghan no era que ella no sabía expresarse; era que
su familia no deseaba oírla. Su marido y padres no intentaban comprenderla;
estaban enfocados en intentar convencerla de que estaba equivocada.

Meaghan se sintió avergonzada y culpable porque sus necesidades emocionales


pesaban más que sus votos y compromisos. Pero como le indiqué, los votos y
promesas no son el combustible que mueve las relaciones. Las relaciones son
sostenidas por el placer de la intimidad emocional, el sentimiento de que alguien
está interesado en tomarse el tiempo de realmente oír y comprender tu experiencia.
Si no tienes eso, tu relación no prosperará. La sensibilidad emocional mutua es el
ingrediente más esencial de las relaciones humanas.

Meaghan temía ser una mala persona por desear dejar a su marido. Cuando la
gente ya no puede tolerar una relación emocionalmente sin recompensa, ¿cómo
debería caracterizar su deseo de abandonarla? ¿Están siendo egoístas, impulsivos
o cabezadura? ¿Están rindiéndose prematuramente, o tal vez siendo lisa y
llanamente inmorales? Si lo han soportado todo este tiempo, ¿por qué no pueden
aguantar un poco más? ¿Para qué sacudir el bote?

El punto puede que sea exactamente que ya lo han aguantado por mucho
tiempo. Tal vez han utilizado literalmente toda la energía que tenían para dar, como
Meaghan, que pasó años intentando darle a su esposo y padres lo que ellos
esperaban. Meaghan intentó repetidas veces explicar sus sentimientos y contarles
cuán infeliz era. Incluso intentó llegar a su marido dejándole cartas para que lea.
Pero ni él ni sus padres escucharon. En lugar de eso, respondieron con lo que ellos
querían que ella hiciera —la respuesta egoísta clásica de la gente emocionalmente
inmadura.

Afortunadamente, Meaghan finalmente comenzó a tomarse sus propios


sentimientos en serio y dejó de permitir que su marido y padres le nieguen sus
necesidades emocionales con argumentos que eran emocionalmente irrelevantes
para ella. Cuando Meaghan finalmente se dio cuenta qué es lo que deseaba de una
relación, me dijo tímidamente, “Deseo ser lo más importante para alguien. Deseo
que alguien desee estar conmigo.” Entonces se vio confundida y dijo, “¿Es mucho
pedir? Realmente no lo sé.” Desde la infancia, Meaghan había sido entrenada para
pensar que su deseo natural de sentirse especial y amada era egoísta. A lo largo de
su matrimonio, su marido reforzó esto diciéndole que ella deseaba demasiado y que
sus expectativas eran demasiado altas —hasta que dejó de creer que él sabía más
acerca de ella, que ella misma.

Carencia de autoconfianza a causa de rechazo de los padres

Cuando los padres rechazan o son emocionalmente negligentes con sus hijos, estos niños
suelen crecer esperando lo mismo de otras personas. Carecen de confianza en que otros puedan
estar interesados en ellos. En lugar de preguntarse qué desean, sus bajas autoconfianzas los
hace tímidos y conflictuados acerca de buscar atención. Están convencidos de que estarían
molestando a los demás si intentaran hacer que sus necesidades sean conocidas.
Desafortunadamente, al esperar que el rechazo pasado se repita, estos niños terminan
sofocándose y promoviendo más soledad emocional.

En esta situación, la gente crea su propia soledad emocional quedándose a un lado en vez
de interactuar. Como psicóloga, mi trabajo es ayudarlos a darse cuenta cómo sus padres han
dañado su autoconfianza mientras también los alentaban a tolerar la ansiedad de probar con
algo nuevo para conectar más con los otros. Como lo demuestran las dos historias siguientes,
la gente es capaz de hacer esto; puede que no se les ocurra buscar ayuda porque simplemente
no tienen mucha experiencia con que otra persona les ayude a sentirse mejor.

⸻⸻⸻La historia de Ben⸻⸻⸻

Ben ha sufrido de ansiedad y depresión por mucho tiempo en su vida.


Caracterizaba a su madre como una mujer rechazante que lo mantenía a distancia.
Era arrogante y dejaba en claro que él ocupaba un lugar muy bajo en el orden
jerárquico de la familia. De niño, las necesidades y sentimientos de Ben
simplemente no eran una preocupación principal, y se pretendía de él que esperase
a que los adultos estuviesen listos para prestarle atención.
Afortunadamente, Ben se casó con una mujer amable y afectuosa, Alexa. Pero
él estaba desconcertado de por qué ella lo había escogido. Como lo dijo él, “No soy
una persona interesante, no sé por qué le gusto a Alexa. No es que sea un don nadie,
pero…” La manera en que la voz de Ben iba desapareciendo indicaba que se veía
a sí mismo como alguien que podría ser fácilmente ignorado y dado por sentado.
La experiencia de la niñez de Ben del rechazo de su madre había desinflado
claramente su autoconfianza. Más aun, lo había convencido de que los demás
encontrarían sus necesidades emocionales tan repugnantes como su madre las veía.

Un día en terapia, Ben habló acerca de cuán infeliz y abrumado se sentía.


Cuando le pregunté si le había contado a Alexa cómo se sentía, me dijo, “No, no
puedo. Ella tiene sus propios problemas. No quiero que me vea como un cobarde
que no puede solucionar sus propios problemas.” Cuando le dije que me parecía
poco probable que Alexa hiciera eso, él estuvo de acuerdo: “Sé que ella me ama
por cómo soy. Pero yo no me siento del mismo modo conmigo.”

Cuando le sugerí a Ben que intentara abrirse a Alexa, teniendo en cuenta lo


solidaria que era, me dijo que él pensaba que debía depender más de sí mismo, dijo,
“Debería ser capaz de soportar esto solo. ¿No debería satisfacer mis propias
necesidades emocionales?”

Qué pensamiento más solitario. Le dije a Ben que todos necesitamos de otras
personas que satisfagan nuestras necesidades emocionales para tener cercanía y
confort. Para eso están las relaciones.

⸻⸻⸻La historia de Charlotte⸻⸻⸻

Charlotte también sirve de ejemplo de esta tendencia a ver las situaciones


actuales a través del lente del rechazo pasado de los padres. Ella había aceptado
finalmente las repetidas invitaciones de una amiga para participar de un concurso
de escritura con una historia corta. Estaba segura de que los jueces rechazarían su
trabajo, aunque era una periodista exitosa. Para su asombro, ganó.

Para Charlotte, esto movió recuerdos dolorosos acerca de todas las veces en su
infancia cuando fue criticada y avergonzada por sus padres por intentar sobresalir.
Sus padres no eran capaces de proporcionar apoyo emocional y, en lugar de eso,
hallaban razones para menospreciar los logros de ella. Ahora, aunque estaba
entusiasmada por el premio, simultáneamente se sentía aterrorizada de que alguien
diera un paso al frente para burlarse de ella o exponerla como alguien que no se lo
merece. En vez de compartir su felicidad con todos, ella lo guardó para sí,
diciéndose que a nadie le interesaría.

Soledad infantil debajo del éxito adulto

El rechazo de los padres no siempre resulta en baja autoconfianza. Algunas personas


inteligentes y resilientes, de alguna manera manifiestan la confianza para tener buenas carreras
y alcanzar altos niveles de logro. Muchos hallan parejas emocionalmente maduras, disfrutan
de relaciones duraderas y se crean familias cercanas propias. Pero a pesar de que sus
necesidades emocionales están satisfechas con relaciones actuales, el trauma que permanece
de la soledad de la niñez puede que lo acose de otras maneras, a través de ansiedad, depresión
o pesadillas.

⸻⸻⸻La historia de Natalie⸻⸻⸻

Natalie, de cincuenta, consultora de negocios premiada, fue una niña


emocionalmente descuidada que, sin embargo, creó una vida adulta recompensante
para sí tanto en lo personal como en lo profesional.

Desafortunadamente, el descuido emocional que experimentó de niña aun la


acosa en forma de sueños, los cuales describe así: “Tengo pesadillas recurrentes
con el mismo tema. Estoy en una situación desesperante de la cual no puedo salir.
Intento frenéticamente hallar una solución, una manera de salir. Diferentes
caminos, diferentes llaves, diferentes puertas —ninguna de ellas es una solución.
Estoy sola, y estoy sola intentando solucionar el problema; no hay nadie más.
Muchas veces soy responsable de otras personas que están observando y esperando
que yo arregle todo, pero aquí no me ayudan en nada. No hay consuelo a la vista.
No tengo protección y estoy en peligro. Luego me despierto y mi corazón está
acelerado.”
El sueño de Natalie captura lo que se siente estar emocionalmente solo. Debe
lidiar con todo sola y no considera pedir ayuda a nadie. Así es como se sienten los
hijos de padres emocionalmente inmaduros. Sus padres pueden estar técnicamente
presentes, pero ofrecen poca ayuda, protección o consuelo.

En su vida familiar, Natalie aun cuida de su madre anciana, que vive con
Natalie, su marido e hijos. Pero no importa cuánto Natalie haga, su madre aún se
queja de que Natalie nunca la amó o ayudó lo suficiente. Desde la infancia, Natalie
se ha sentido responsable del estado emocional de su madre. Mientras tanto, Natalie
estaba sola porque su madre no era una persona a la cual pudiera acudir. Los niños
como Natalie suelen crecer y ser pequeños adultos, ayudando a sus padres, sin
darles problemas, y aparentando no necesitar prácticamente nada. Estos niños
capaces pueden parecer aptos para ser padres ellos mismos, pero no pueden.
Ningún niño puede. Simplemente aprenden a sujetarse de las migajas emocionales
que puedan conseguir porque cualquier conexión es mejor que ninguna.

Pero ¿quién sospecharía las inseguridades tempranas de Natalie al verla


ingresar a las reuniones de negocios con sus trajes impecables? Tiene un buen
matrimonio, niños exitosos y amistades cercanas. Sabe cómo relacionarse con
gente de todo ámbito, y su inteligencia emocional es fuera de serie. Los sueños de
Natalie corren la cortina para revelar la soledad emocional que permanece en su
interior. A pesar de haber creado una vida adulta satisfactoria, en su interior
permanece vulnerable a ansiedades acerca de estar sola y sin ayuda. No fue hasta
que estuvo cerca de los cincuenta que comenzó a comprender cómo su relación con
su madre nutría sus sentimientos de ansiedad subyacentes. Ese fue uno de los
descubrimientos más significativos de su vida. Finalmente, vio la razón detrás de
todas esas pesadillas.

Por qué se siente tan mal vivir sin una conexión emocional

Existe una razón por la cual la gente tiene una necesidad tan fuerte de tener una conexión
emocional con otros. A lo largo de la evolución humana, ser parte de un grupo siempre ha
significado más seguridad y menos estrés. Nuestros ancestros que disgustaban de la separación
tenían más chances de supervivencia debido al sentimiento seguro de estar cerca de otros. Los
humanos primitivos a los cuales no les importaba el aislamiento, por otro lado, puede que se
hayan sentido cómodos con más distancia de la que era buena para su supervivencia.

Por eso, cuando ansías una conexión emocional profunda, recuerda que el doloroso
sentimiento de soledad viene no solo de tu historia individual, sino también de la memoria
genética humana. Igual que tú, nuestros ancestros distantes tenían una fuerte necesidad de
cercanía emocional. Tu necesidad de atención y conexión es tan vieja como la raza humana.
Tienes razones prehistóricas para que no te guste estar solo.

Resumen

Una falta de intimidad emocional crea soledad emocional tanto en niños como en adultos.
Las relaciones emocionales atentas y confiables son la base del sentido de seguridad de un
niño. Desafortunadamente, los padres emocionalmente inmaduros suelen estar demasiado
incómodos con la cercanía como para darle a sus hijos la conexión profunda que necesitan. La
negligencia y rechazo de los padres en la infancia puede afectar adversamente la autoconfianza
y las relaciones en la adultez, a medida que la gente repite patrones viejos y frustrantes y luego
se culpan a sí mismos por no ser felices. Incluso el éxito adulto no borra por completo el efecto
de la desconexión de los padres en la vida temprana.

Comprender cómo la inmadurez emocional de tus padres te ha afectado es la mejor manera


de evitar repetir el pasado en tus relaciones adultas. Para ello, en el próximo capítulo veremos
las características principales de los padres emocionalmente inmaduros.
Capítulo 2

Reconociendo a un progenitor

emocionalmente inmaduro

Puede ser difícil ver a nuestros padres objetivamente porque puede sentirse como si los
estuviéramos traicionando. Pero ese no es el tema aquí. En este libro, nuestra misión no es
faltarles el respeto o traicionar a nuestros padres, sino poder verlos objetivamente de una vez.
Espero puedas ver que la discusión acerca de los padres emocionalmente inmaduros en este
libro está documentada por una profunda comprensión de los motivos de sus limitaciones.
Como verás, mucho de su comportamiento dañino e inmaduro es inintencional. Al ver este y
otros aspectos de nuestros padres de una manera desapasionada, podremos comprender cosas
acerca de nosotros mismos y nuestra historia que puede no hayamos contemplado antes.

La mayoría de las señales de inmadurez emocional están más allá del control consciente
de una persona, y la mayoría de los padres emocionalmente inmaduros no tienen conocimiento
de cómo han afectado a sus hijos. No estamos intentando culpar a estos padres, sino
comprender por qué son como son. Mi esperanza es que cualquier nueva información con
respecto a nuestros padres que podamos obtener al leer este libro tendrá el resultado de
incrementar radicalmente nuestra autoconsciencia y libertad emocional.

Afortunadamente, como adultos, tenemos la habilidad e independencia de analizar si


nuestros padres pueden brindarnos el cuidado y comprensión que deseamos. Para juzgar esto
objetivamente, es importante comprender no sólo las características conductuales de nuestros
padres, sino también sus estructuras emocionales subyacentes. Una vez que comprendamos
estas características profundas y aprendamos qué esperar de nuestros padres y cómo etiquetar
estas conductas, será menos probable que sus limitaciones nos tomen desprevenidos.

Recordemos que los pensamientos acerca de nuestros padres son privados. No deberían
nunca saber lo que obtuviste de este libro, ni necesitan saberlo. El objetivo es que puedas ganar
la autoconfianza que viene de conocer la verdad de tu propia historia. No estarías traicionando
a tus padres al verlos de forma correcta. Pensar en ellos de forma objetiva no los lastimará.
Pero te ayudará.
Como vimos en el capítulo pasado, los padres emocionalmente inmaduros pueden tener
impactos devastadores en la autoestima de sus hijos y en sus relaciones en la adultez. Los
efectos pueden variar de leves a severos, dependiendo del nivel de inmadurez de los padres,
pero el efecto concreto es el mismo: los hijos se sienten emocionalmente invisibles y solos.
Esto erosiona el sentido de los niños de su propia capacidad de ser amados y puede conducir a
una precaución excesiva acerca de la intimidad emocional con otros.

Ejercicio: Evaluando la inmadurez emocional de tus padres

La inmadurez emocional humana ha sido estudiada por mucho tiempo. Sin embargo, a
través de los años ha perdido terreno ante un foco aumentado en los síntomas y diagnósticos
clínicos, utilizando un modelo de enfermedad médica para cuantificar los comportamientos
como enfermedades adecuadas para un reintegro de seguro. Pero, en términos de comprensión
profunda de la gente, evaluar la inmadurez emocional suele ser mucho más útil, como lo
podremos descubrir leyendo este capítulo y completando este ejercicio.

Lee las siguientes declaraciones y marca cualquiera que describa a tus padres. Si deseas
llenar esta evaluación para más de una persona o padrastro, utiliza la versión descargable de
este ejercicio disponible en http://www.newharbinger.com/31700.

⸻⸻⸻ Mis padres solían sobre reaccionar a cosas relativamente menores.

⸻⸻⸻ Mis padres no expresaban mucha empatía o consciencia emocional.

⸻⸻⸻ Cuando se trataba de cercanía emocional y sentimientos, mis padres parecían


incomodos y cambiaban de tema.

⸻⸻⸻ Mis padres solían estar irritados por diferencias individuales o diferentes puntos de
vista.

⸻⸻⸻ En mi niñez, mis padres me utilizaron como confidente, pero no lo fueron para mí.

⸻⸻⸻ Mis padres solían decir y hacer cosas sin pensar en los sentimientos de los demás.

⸻⸻⸻ No obtuve mucha atención o compasión por parte de mis padres, excepto tal vez cuando
estaba muy enfermo.

⸻⸻⸻ Mis padres eran inconsistentes —a veces sabios, a veces irrazonables.


⸻⸻⸻ Si yo me angustiaba, mis padres o decían algo superficial que no ayudaba o se enojaban
y eran sarcásticos.

⸻⸻⸻ Las conversaciones solían centrarse en los intereses de mis padres.

⸻⸻⸻ Incluso un desacuerdo cortés podía poner a mis padres muy defensivos.

⸻⸻⸻ Era decepcionante contar a mis padres acerca de mis éxitos porque parecía no
importarles.

⸻⸻⸻ Hechos y lógica no eran rivales para las opiniones de mis padres.

⸻⸻⸻ Mis padres no eran auto reflexivos y raramente se miraban a sí mismos como parte de
un problema.

⸻⸻⸻ Mis padres tendían a ser pensadores en blanco y negro, e poco receptivos a nuevas
ideas.

¿Cuántas de estas declaraciones describen a tus padres? Como todos estos puntos son
señales potenciales de inmadurez emocional, marcar más de uno sugiere que seguramente
estuviste tratando con padres emocionalmente inmaduros.

Patrón de personalidad vs. Regresión emocional temporal

Existe una diferencia entre un patrón de inmadurez emocional, y una regresión emocional
temporal. Cualquiera puede perder brevemente el control emocional o volverse impulsivo
cuando está cansado o estresado. Y muchos de nosotros tenemos mucho de qué avergonzarnos
cuando miramos hacia atrás algunos momentos de nuestras vidas.

Sin embargo, cuando una persona tiene un patrón de personalidad de inmadurez


emocional, algunos comportamientos aparecen reiteradas veces. Estos comportamientos son
tan automáticos e inconscientes que la gente no se da cuenta que los realiza. La gente
emocionalmente inmadura no da un paso atrás para reflexionar en cómo su comportamiento
impactó a otros. No existe un factor de vergüenza para ellos, por lo que rara vez se disculpan o
experimentan arrepentimiento.
Definiendo madurez

Antes de explorar la inmadurez emocional, veamos cómo funciona la madurez emocional.


La madurez emocional no es una cuestión turbia de opinión; ha sido bien y famosamente
estudiada.

“Madurez emocional” significa que una persona es capaz de pensar objetiva y


conceptualmente mientras mantiene conexiones emocionales profundas con otros. La gente
emocionalmente madura puede funcionar independientemente mientras tiene apegos
emocionales, e incorpora ambos suavemente en su vida diaria. Son directos en buscar lo que
desean, pero lo hacen sin explotar a los demás. Se han diferenciado lo suficiente de sus
relaciones familiares originales como para construir una vida propia (Bowen 1978). Tienen un
sentido de sí mismos bien desarrollado (Kohut 1985) e identidad (Erikson 1963) y atesoran sus
relaciones más profundas.

La gente emocionalmente madura está cómoda y es honesta con respecto a sus


sentimientos y se llevan bien con otros, gracias a su empatía bien desarrollada, control de
impulsos e inteligencia emocional (Goleman 1995). Están interesados en las vidas interiores
de los demás y disfrutan abrirse y compartir con otros de una manera emocionalmente íntima.
Cuando hay un problema, lidian con los demás directamente para suavizar las diferencias
(Bowen 1978).

La gente emocionalmente madura trata con el estrés de una manera realista y mirando
hacia adelante, mientras procesan conscientemente sus pensamientos y sentimientos. Pueden
controlar sus emociones cuando es necesario, anticipar el futuro, adaptarse a la realidad y
utilizar empatía y humor para suavizar situaciones difíciles y fortalecer lazos con los demás
(Vaillant 2000). Disfrutan siendo objetivos y se conocen lo suficiente como para admitir sus
debilidades (Siebert 1996).

Rasgos de personalidad asociados con la inmadurez emocional

La gente emocionalmente inmadura, por otro lado, tienden a tener un set de características
actitudinales, emocionales y mentales bastante diferentes. Como estas características de
personalidad están todas interconectadas, la gente que demuestra una suele ser propenso a las
demás. En las secciones que siguen, describiré brevemente varias características de las
personas emocionalmente inmaduras.

Son rígidos y resueltos

Siempre que haya un camino claro por el cual seguir, la gente emocionalmente inmadura
puede ir muy bien, incluso alcanzando altos niveles de éxito y prestigio en ocasiones. Pero
cuando se trata de relaciones o de decisiones emocionales, su inmadurez se vuelve evidente.
Son rígidos o impulsivos, e intentan lidiar con la realidad achicándola para que sea manejable.
Una vez que forman una opinión en sus mentes, se cierran. Sólo hay una respuesta correcta, y
pueden ponerse muy defensivos y carentes de humor cuando la gente tiene otras ideas.

Tienen poca tolerancia al estrés

La gente emocionalmente inmadura no lleva muy bien el estrés. Sus respuestas son
reactivas y estereotipadas. En vez de evaluar la situación y anticipar el futuro, utilizan
mecanismos de afrontamiento que niegan, distorsionan o reemplazan la realidad (Vaillant
2000). Les cuesta admitir los errores y en vez de ello descartan los hechos y culpan a los demás.
Les cuesta regular las emociones y suelen sobre reaccionar con frecuencia. Una vez que se
angustian, es difícil que se calmen, y esperan que los demás los apacigüen haciendo lo que
ellos quieren. Suelen buscar confort en intoxicantes o mediación.

Hacen lo que se siente mejor

Los niños son gobernados por los sentimientos, mientras que los adultos consideran las
consecuencias posibles. A medida que maduramos, aprendemos que lo que se siente bien no
siempre es lo mejor. Entre la gente emocionalmente inmadura, sin embargo, el instinto de la
niñez de hacer lo que se siente bien nunca cambia realmente (Bowen 1978). Toman decisiones
sobre la base de lo que se siente mejor en el momento y suelen seguir el camino que ofrece
menos resistencia.
Si eres una persona madura y piensas antes de actuar, puede que encuentres difícil
imaginarte cómo sería vivir haciendo lo que se siente mejor en el momento. Por eso aquí hay
un ejemplo de una persona emocionalmente inmadura que deja la boca abierta. Ana convenció
a su hermano Tom para ir a hablar con su padre anciano acerca de llevarlo a un asilo. Luego de
visitar a su padre por un rato, llegó la hora de hablar en serio. De repente, Tom había
desaparecido. Ana buscó por toda la casa y luego miró por la ventana a tiempo para ver a su
hermano subirse al auto e irse. Ana estaba maravillada y no podía creer cómo Tom podría haber
huido de esa manera. Pero cuando te das cuenta de que, en ese momento, irse de la casa se
sentía mucho mejor que quedarse para una confrontación difícil, tiene sentido.

Son subjetivos, no objetivos

La gente emocionalmente inmadura evalúa las situaciones de una forma subjetiva, no


objetiva. No realizan muchos análisis desapasionados. Cuando interpretan las situaciones, lo
que sienten es más importante que lo que realmente está sucediendo. No importa tanto lo que
es verdad sino lo que se siente como cierto (Bowen 1978). Intentar que una persona orientada
a lo subjetivo sea objetiva sobre cualquier cosa es un ejercicio de futilidad. Los hechos, la
lógica, la historia —todo entra en oídos sordos en lo que concierne al emocionalmente
inmaduro.

No respetan mucho las diferencias

La gente emocionalmente inmadura se molesta acerca de los pensamientos divergentes y


opiniones de otras personas, creyendo que todos deberían ver las cosas como ellos. La idea de
que cada uno tiene derecho a tener su propio punto de vista va más allá de ellos. Pueden ser
propensos a meter la pata en lo social porque no tienen suficiente conciencia de la
individualidad de los demás como para evitar ser ofensivos. Sólo están cómodos en relaciones
definidas por el rol donde cada uno sostiene sus mismas creencias. Los más silenciosos y
buenos son iguales, pero en una forma más silenciosa y buena.

Son egocéntricos
Los niños normales son egocéntricos de pequeños, pero el ensimismamiento de los adultos
emocionalmente inmaduros es más infantil que parecido a un niño. A diferencia de el de los
niños, el egocentrismo de ellos carece de gozo y apertura. La gente emocionalmente inmadura
está preocupada por sí mismo de un modo obsesivo, no con la inocencia de un niño. Los niños
pequeños son egocéntricos porque aún están comandados por instinto puro, pero los adultos
emocionalmente inmaduros son comandados por la ansiedad y la inseguridad, como la gente
herida que debe estar constantemente cuidando de estar intacto. Viven en un perpetuo estado
de inseguridad, temiendo ser expuestos como malos, inadecuados o imposibles de amar.
Mantienen las defensas altas para que nadie pueda acercarse lo suficiente como para amenazar
sus tambaleantes sentidos de auto valía.

Antes que comencemos a sentir demasiada lástima por ellos, recordemos que sus defensas
funcionan sin problemas para mantener estas ansiedades subyacentes por debajo del nivel de
percepción. Nunca se verán a sí mismos como inseguros o defensivos.

Están preocupados por sí mismos y auto involucrados

La preocupación ansiosa por sí mismos es un rasgo que toda la gente emocionalmente


inmadura comparte. Están constantemente monitoreando si sus necesidades están siendo
satisfechas o si alguien los ha ofendido. La autoestima de ellos sube o baja dependiendo de
cómo los demás reaccionan a ellos. No soportan ser criticados, por lo que minimizan sus
errores. Como su auto involucramiento lo consume todo, los sentimientos de los demás son
eclipsados por sus necesidades. Por ejemplo, luego de que una mujer le dijera a su madre cuánto
le dolía oírla criticar a su padre, su madre dijo, “Bueno, si no te lo pudiera contar, no tendría a
nadie con quien hablar.”

Los términos “ensimismado” y “narcisista” hacen que suene como si esta gente disfrutara
pensar en ellos mismos todo el tiempo, pero en realidad no tienen opción en el asunto. Tienen
dudas fundamentales acerca de su valor intrínseco como seres humanos. Están profundamente
auto involucrados porque su desarrollo quedó enano por la ansiedad durante la niñez. De esta
manera, el egocentrismo de ellos es más parecido a la auto preocupación de alguien con un
problema de dolor crónico, que alguien que se ama a sí mismo.
Son auto referenciales, no auto reflexivos

La gente emocionalmente inmadura es altamente auto referencial, por lo que, en cualquier


interacción, todo tiene que ver con ellos. Sin embargo, no son auto reflexivos. El foco en ellos
mismos no se trata de ganar conocimiento o autocomprensión; se trata de ser el centro de
atención.

Mientras hablas con ellos, cualquier cosa que digas la gente auto referencial lo conducirá
a una experiencia propia. Un ejemplo sería una madre oyendo a su hija describir una crisis de
relación y utilizarla como trampolín para hablar de su propio divorcio. Otro ejemplo podría ser
padres que pasan por encima la victoria de sus hijos con recuerdos de sus propios logros.

Aquellos que tienen mejores habilidades sociales puede que oigan más educadamente,
pero aun así no podrás interesarlos. Puede que no cambien abruptamente de tema, pero no harán
preguntas sobre lo que dices, ni expresarán curiosidad acerca de los detalles de tu experiencia.
Es más probable que terminen la conversación con un comentario agradable que dé un cierre
efectivo, como “Es buenísimo, querido. Sé que lo pasaste bien.”

Como carecen de auto reflexión, la gente emocionalmente inmadura no considera sus roles
en un problema. No evalúan sus comportamientos o se cuestionan sus motivos. Si provocaron
un problema, lo descartarán diciendo que no era la intención de ellos lastimarte. Después de
todo, no puedes culparlos por algo que no querían hacer, ¿cierto? De esta manera, el foco
egocéntrico de ellos permanece en sus intenciones, no en el impacto que ha tenido en ti.

Les gusta ser el centro de atención

Como los niños, la gente emocionalmente inmadura suele terminar siendo el centro de
atención. En una reunión, la persona más emocionalmente inmadura suele dominar el tiempo
y la energía del grupo. Si los demás lo permiten, toda la atención del grupo irá hacia esa
persona, y una vez que esto sucede, es difícil redirigir la atención del grupo. Si alguien más
desea la posibilidad de ser oído, alguien tendrá que forzar una transición abrupta —algo que
mucha gente no está dispuesta a hacer.

Puede que te preguntes si estas personas son extrovertidas. No lo son. La diferencia es que
la mayoría de los extrovertidos siguen fácilmente un cambio de tema. Como los extrovertidos
anhelan interacción, no sólo una audiencia, están interesados y son receptivos cuando otros
participan. Los extrovertidos disfrutan de hablar, pero no con el propósito de que todos los
demás se callen.

Promueven la reversión de roles

La reversión de roles es una característica clásica de los padres emocionalmente


inmaduros. En este caso, el padre se relaciona con el hijo como si el hijo fuera el padre,
esperando atención y consuelo por parte del niño. Estos padres puede que reviertan los roles y
esperen que sus hijos sean sus confidentes, incluso en asuntos adultos. Los padres que hablan
sus problemas matrimoniales con sus hijos son un ejemplo de este tipo de reversión. En otras
ocasiones, los padres pueden esperar que sus hijos los elogien y se alegren por ellos,
exactamente como un niño esperaría de sus padres.

Una mujer con la que trabajaba, Laura, recordaba que su padre se había ido con otra mujer,
dejando a Laura, con ocho años, para cuidar sola de su madre severamente deprimida. Un día,
el padre de Laura la pasó a buscar en un convertible nuevo, lleno de entusiasmo por su juguete
nuevo. Esperaba que ella estuviera tan entusiasmada como él, sin considerar el contraste entre
su gozosa vida nueva y la tristeza en la que vivía Laura con su madre abandonada.

Aquí hay otro ejemplo de un padre que esperaba que su hija funcionara en un rol de
aprobación y casi parental, a pesar de haber sido abusivo con ella en el pasado.

⸻⸻⸻La historia de Frieda⸻⸻⸻

Frieda, una mujer de treinta y tantos años, había crecido en un hogar dominado
por el miedo. Su padre, Martín, solía expresar su inmadurez emocional a través de
la agresión física. Aunque era un ciudadano ilustre en el trabajo y en la vida pública,
en casa cacheteaba a sus hijos y los golpeaba con un cinto hasta dejar marcas.
Cuando Frieda finalmente se enfrentó a él en su adolescencia, él dejó de golpearla,
pero continuó haciéndolo con su hermana menor. También hablaba con la madre
de Frieda de forma degradante.

Martin era un hombre impredecible, a veces impaciente e iracundo, otras


generoso, feliz y amoroso, dependiendo cómo iba su día. Pero generalmente, más
que ser un padre para sus hijos, Martin esperaba que ellos calmaran sus
sentimientos, lo hagan el centro de atención y que exhiban autocontrol. En un
clásico caso de reversión de rol, había demandado la aprobación incondicional de
ellos mientras él consentía en sus propios estados de ánimo como un niño. Frieda
era especialmente el blanco de estas reversiones, con Martin claramente esperando
que ella le mostrara un amor casi maternal y admiración.

Por ejemplo, luego de que Frieda se mudara, Martin decidió que ella necesitaba
una hamaca en el porche —y no cualquier hamaca, sino una hecha por él mismo
de un tronco pesado. Sin preguntar, se la hizo entregar en su pequeña cubierta
donde ocupaba la mayor parte del espacio que ella tenía para disfrutar sentada
afuera. Era gigante e imposible de mover, cosa que Frieda entendió como una
analogía perfecta de cómo Martin ocupaba todo el espacio en la familia. Estaba
orgulloso de sí mismo como un niño cuando le presenta a su madre una obra de
arte. Afortunadamente, luego de comprender la inmadurez de su padre y las
dinámicas involucradas en la reversión de roles, Frieda se sintió libre de hacer
quitar la hamaca, restaurando la cubierta como a ella le gustaba.

Tienen poca empatía y son insensibles en lo emocional

La empatía dañada es una característica central de la gente emocionalmente inmadura, así


como evitar compartir emociones e intimidad. Al estar fuera de contacto con sus propios
sentimientos más profundos, son increíblemente ciegos a cómo hacen que los demás se sientan.

La empatía no es tan solo una sutileza social, como tener tacto. Es una necesidad para
tener intimidad emocional verdadera. No puedes tener una relación profunda sin ella. Mi
definición favorita de empatía viene de los investigadores de apego infantil Klaus y Karin
Grossman y Anna Schwan, quienes describen la empatía como la habilidad de una madre
sensible “de ver y sentir estados e intenciones desde el punto de vista del bebé” (1986, 127).
Esta definición incluye conocer tanto las emociones como las intenciones. Más allá de la mera
compasión, implica leer correctamente los intereses de la gente y cómo sus voluntades son
dirigidas.

La más alta forma de empatía requiere un esfuerzo de la imaginación, que ha sido llamado
mentalización (Fonagy y Target 2008), que sería la habilidad de imaginar que los demás tienen
sus propias mentes únicas y procesos de pensamiento. Los psicólogos de desarrollo se refieren
a esto como tener la teoría de la mente. Adquirir esta habilidad es un hito del desarrollo para
los niños. Mentalizar permite que comprendamos los puntos de vista de los demás y sus
experiencias internas en general porque nos damos cuenta de que tienen una mente propia,
diferente de la nuestra. Los buenos padres son excelentes a la hora de empatizar y mentalizar;
el interés que tienen en la mente de sus hijos hace que el niño se sienta visto y comprendido.
Es también una característica indispensable para el liderazgo en los negocios, el ejército o
cualquier situación donde comprender y predecir los motivos de otros es central. La empatía
es el componente base de la inteligencia emocional (Goleman 1995), que es esencial para el
éxito social y ocupacional.

En sus conversaciones con el Dalai Lama, el psicólogo Paul Ekman distinguió diferentes
tipos de empatía y compasión. La verdadera empatía involucra más que saber lo que la gente
siente; también incluye la habilidad de resonar con esos sentimientos (Dalai Lama y Ekman
2008). Por ejemplo, los sociópatas pueden hacer un excelente trabajo de leer las
vulnerabilidades emocionales de una persona, pero sin la habilidad de resonar con los
sentimientos del otro, el conocimiento de esos sentimientos se convierte en una herramienta de
depredación, no de conexión.

Esto echa luz sobre un hecho curioso acerca de la gente emocionalmente inmadura. En
lugar de no resonar empáticamente, suelen ser bastante astutos cuando se trata de leer las
intenciones y sentimientos de los demás. Sin embargo, no utilizan su comprensión de la gente
para fomentar la intimidad emocional. En vez, la empatía de ellos opera a un nivel sentimental
instintivo o superficial. Puedes sentirte dimensionado, pero no condolido.

La falta de empatía resonante sugiere una falta de autodesarrollo. Para que los padres se
imaginen precisamente lo que sus hijos sienten, necesitan tener suficiente autodesarrollo para
ser conscientes de sus propias emociones. Si no han desarrollado una autoconciencia emocional
propia, no pueden resonar con cómo los demás puedan sentirse, ni siquiera con sus propios
hijos.

Por qué hay tantos padres emocionalmente inmaduros

Muchos de mis clientes han compartido historias que reflejan la inmadurez emocional de
sus padres. Para mí, esto precisa preguntarse qué podría haber causado tanto subdesarrollo
emocional en tantos padres. Basándome en mis observaciones y experiencia clínica, parece
posible que los padres de muchos de mis clientes fueron silenciados emocionalmente de niños.

A medida que exploramos las historias familiares de mis clientes, solían recordar evidencia
de gran infelicidad y tensión en las vidas tempranas de sus padres. Abuso de sustancias,
abandono, pérdida, abuso o experiencias inmigratorias traumáticas flotan en el trasfondo
familiar, sugiriendo una atmosfera de pérdida, dolor y desconexión. Mucha gente me ha
contado que, aunque se sintieron descartados o abusados, aquello no era nada en comparación
con las historias que sus padres les contaron acerca de sus miserias de infancia. Con frecuencia
la relación entre la madre de un cliente y su abuela materna había sido conflictiva e
insatisfactoria, aunque la abuela haya sido una figura nutritiva para el cliente. Parece que
muchos de los padres de mis clientes nunca tuvieron una conexión de apoyo o de intimidad
emocional con sus propios padres, entonces desarrollaron defensas duras para sobrevivir sus
propias soledades emocionales de la infancia.

Es también importante recordar que los padres del pasado —la crianza que los padres de
mis clientes experimentaron— tenía mucho que ver con los niños siendo vistos, pero no
escuchados. El castigo físico no solo era aceptable, era tolerado, incluso en la escuela, como
una forma de hacer responsables a los niños. Para muchos padres, “el que refrena el castigo
odia a su hijo” era considerado sabiduría convencional. No estaban preocupados acerca de los
sentimientos de los niños; veían la crianza como enseñar a un niño cómo comportarse. No fue
sino hasta 1946 que el Dr. Benjamín Spock, en la versión original de su éxito en ventas The
Common Sense Book of Baby and Child Care [El libro del sentido común acerca del cuidado
del bebé y el niño], ampliamente popularizó la idea de que los sentimientos de los niños y su
individualidad eran factores importantes para considerar, además del cuidado físico y la
disciplina. En las generaciones anteriores a este cambio, la crianza tendía a enfocarse en la
obediencia como el patrón oro para el desarrollo del niño, en vez de pensar acerca de apoyar la
seguridad e individualidad emocional de ellos.

En las siguientes historias, podremos ver los efectos heredados de esta crianza antigua en
mis clientes.

⸻⸻⸻La historia de Ellie⸻⸻⸻


Ellie, la mayor de una familia numerosa recordaba a su madre, Trudy, como
“una persona generosa, pero dura como una roca.” Trudy estaba activa en la iglesia
y en la comunidad y tenía una reputación de ser amable y atenta. Pero cuando se
trataba de empatía por los sentimientos de sus hijos, era impermeable. Ellie tenía
pesadillas recurrentes y dependía de su animal de peluche favorito para calmarse.
Una noche, cuando Ellie tenía unos once años, su madre tomó repentinamente si
animal de peluche y dijo, “Lo voy a regalar. Ya estás grande para esto.” Cuando
Ellie rogó a su madre para que no lo hiciera, Trudy le dijo que estaba
comportándose de manera ridícula. Aunque Trudy cuidó bien de Ellie físicamente,
no tuvo ningún cuidado con el apego emocional de Ellie hacia su apreciado juguete.

Ellie estaba también profundamente apegada a un gato que había estado con la
familia desde que ella era una niña pequeña. Un día, cuando Ellie regresó del
colegio, Trudy anunció que había regalado el gato porque había hecho un desorden
en la casa. Ellie estaba devastada, pero Trudy le dijo a Ellie años después, “Sus
sentimientos nos importaban un comino; lo importante era poner un techo sobre
sus cabezas.”

⸻⸻⸻La historia de Sarah⸻⸻⸻

Sarah, cuya madre era apartada y emocionalmente inhibida, tuvo una crianza
muy estricta. Ella recuerda que su madre siempre parecía estar conteniéndose en lo
emocional, como si estuviera detrás de un gran muro. Pero Sarah aprecia un
recuerdo de una mañana cuando su madre permaneció silenciosa al lado de su
cama, mirando afectuosamente a Sarah dormir hasta que se despertó. Sarah ya
estaba medio despierta, pero no se movió para poder disfrutar aquel momento de
cercanía secreta con su madre. Una vez que despertó, el muro volvió a erigirse y
su madre mantuvo una distancia “apropiada”.

Efectos más profundos de ser suprimido emocionalmente

Por supuesto, los padres emocionalmente inmaduros una vez fueron niños también, y
como niños habrán tenido que suprimir muchos de sus sentimientos más profundos para ser
aceptables ante sus propios padres. Es posible que las madres de Ellie y Sarah también hayan
crecido con insensibilidad de sus padres hacia los sentimientos de ellas. Mucha gente
emocionalmente inmadura fue “sobre podada” temprano en sus vidas, creciendo con un rango
muy limitado de aceptación. Sus personalidades son como árboles bonsái enanos, entrenados
a crecer en formal antinaturales. Como tuvieron que retorcerse para encajar en sus familias, no
pudieron desarrollarse fluidamente hasta convertirse en las personas integradas y naturales que
podrían haber sido.

Puede ser que a mucha gente emocionalmente inmadura no se le ha permitido explorar y


expresar sus sentimientos y pensamientos lo suficiente como para desarrollar un sentido fuerte
de conciencia y una identidad madura e individual. Esto les dificultó conocerse a sí mismos,
limitando sus habilidades de entablar intimidad emocional. Si no tenemos un sentido básico de
quién somos como personas, no podremos aprender cómo entablar relaciones emocionales con
los demás a un nivel profundo. Este autodesarrollo detenido da lugar a debilidades adicionales
y más profundas que son comunes entre la gente emocionalmente inmadura, como lo delinea
este capítulo.

Suelen ser inconsistentes y contradictorios

En lugar de tener un sentido bien integrado de quiénes son, la gente emocionalmente


inmadura se parece más a una amalgama de varias partes prestadas, muchas de las cuales no se
llevan bien entre sí. Como tuvieron que clausurar partes importantes de sí mismos por miedo a
la reacción de sus padres, sus personalidades formaron grupos aislados, como piezas de un
rompecabezas que no calzan juntas. Esto explica sus reacciones inconsistentes, lo cual los hace
difíciles de comprender.

Como probablemente no se les permitió expresar e integrar sus experiencias emocionales


en la niñez, esta gente crece para ser adultos emocionalmente inconsistentes. Sus
personalidades están estructuradas débilmente, y suelen expresar emociones y
comportamientos contradictorios. Entran y salen de estados emocionales, sin darse cuenta de
la inconsistencia de ellos. Cuando son padres, estos rasgos crean un desconcierto emocional en
sus hijos. Una mujer describió el comportamiento de su madre como caótico, “cambiando de
parecer en formas que no tienen sentido.”
Esta inconsistencia significa que, como padres, la gente emocionalmente inmadura puede
ser amorosa o desprendida, dependiendo de su ánimo. Sus hijos sienten momentos fugaces de
conexión con ellos, pero no saben cuándo o bajo qué circunstancias sus padres estarán
emocionalmente disponibles nuevamente. Esto establece lo que los psicólogos conductistas
llaman situación de refuerzo intermitente, que significa que recibir una recompensa por tus
esfuerzos es posible, pero completamente impredecible. Esto crea una resolución tenaz de
seguir intentando obtener la recompensa, porque de vez en cuando estos esfuerzos dan
resultado. Así, la inconsistencia de los padres puede ser la cualidad que une más cercanamente
a los hijos con los padres, a medida que siguen esperando esa respuesta positiva infrecuente y
elusiva.

Crecer con padres inconsistentes puede socavar el sentido de seguridad de un niño,


manteniéndolo al límite. Como la respuesta de los padres provee la brújula emocional del niño
para su auto valía, estos infantes también pueden creen que los cambios de ánimo de sus padres
son de alguna manera culpa de ellos.

⸻⸻⸻La historia de Elizabeth⸻⸻⸻

La madre de Elizabeth era emocionalmente impredecible y ella siempre tenía


que intentar adivinar. Siempre se sentía ansiosa cuando se acercaba a su mamá. ¿Su
madre la alejaría o estaría interesada y abierta? Elizabeth me contó, “Debía estar
leyendo sus ánimos constantemente. Si parecía negativa, me mantenía a una
distancia. Pero si estaba de buen ánimo, podía hablar con ella. Tenía el poder de
hacerme feliz, y yo hacía lo mejor que podía para ganar su aprobación.” De niña,
Elizabeth solía estar preocupada de que los cambios negativos en el ánimo de su
madre eran causados por ella. Al sentirse responsable, Elizabeth llegó a la
conclusión de que estaba defectuosa.

Elizabeth no estaba defectuosa, pero la única manera en que podía comprender


los cambios de ánimo de su padre era pensar que se trataba de algo que ella hubiera
hecho —o peor, algo que ella era.

Desarrollan defensas fuertes que toman el lugar de su conciencia


En lugar de aprender acerca de ellos mismos y desarrollar una conciencia fuerte y cohesiva
en la temprana edad, la gente emocionalmente inmadura aprendió que ciertos sentimientos eran
malos y estaban prohibidos. Desarrollaron defensas inconscientes para no experimentar
muchos de sus sentimientos más profundos.

Como resultado, las energías que tendrían que haber ido hacia el desarrollo de una
conciencia completa, fueron dedicados a suprimir los instintos naturales, resultando en una
capacidad limitada de intimidad emocional.

Al no darse cuenta de la magnitud de las limitaciones de desarrollo de sus padres, muchos


hijos de gente emocionalmente inmadura piensan que debe haber una persona genuina y
completamente desarrollada dentro de sus padres, un ser real con el que podrían conectar si tan
sólo ellos lo permitieran. Esto es verdad especialmente si los padres fueron ocasionalmente
afectuosos o atentos.

Como me dijo una mujer, “Con mis padres, solía escoger la parte buena de ellos que me
gustaba y hacía de cuenta que esa era la parte real. Me decía a mí misma que esta parte buena
algún día ganaría, pero nunca tomó control. También solía hacer de cuenta que las partes
dolorosas de ellos no eran reales. Pero ahora me doy cuenta de que todo era real.”

Cuando las defensas de la gente se convierten en una parte integral de sus personalidades,
son tan reales como las cicatrices en el cuerpo. Puede que no pertenecieran allí originalmente,
pero una vez formadas, permanecen. Estas limitaciones se convierten en una parte importante
de las personalidades de la gente. Sea que finalmente se vuelvan más auténticos y
emocionalmente disponibles depende de sus habilidades de auto reflexión.

La gente suele preguntarse si sus padres podrán cambiar. Eso depende de si sus padres
están dispuestos a auto reflexionar, que es el primer paso para cualquier cambio.
Desafortunadamente, si sus padres no están interesados en analizar el impacto que tienen en
los demás, no tienen impulso de mirarse a sí mismos; sin este tipo de auto reflexión, no hay
manera de cambiar.

⸻⸻⸻La historia de Hannah⸻⸻⸻

Hannah siempre deseó tener una relación más íntima con su madre severa y
trabajadora. De adulta, en una visita le pidió a su madre que le dijera algo sobre
ella que nunca haya compartido con Hannah. Esto tomó a la madre por sorpresa.
Primero parecía como un venado ante las luces de un automóvil, luego se puso a
llorar y no pudo hablar. Hannah sintió que había aterrorizado y abrumado a su
madre simultáneamente con esta pregunta inocente. Había atravesado
involuntariamente las defensas de su madre y llegado a un lugar de pena que estuvo
escondido por mucho tiempo, exponiendo el deseo insatisfecho de la infancia de
ser oída por alguien que esté interesado en su experiencia. El interés y empatía de
Hannah abrumó las defensas que su madre había desarrollado en respuesta a la falta
de ese tipo de conexión. Simplemente no pudo lidiar con el intento de Hannah de
tener intimidad emocional.

Un desarrollo incompleto conduce a limitaciones emocionales

A pesar de ser altos reactivos emocionales, la gente emocionalmente inmadura tiene una
relación paradójica con las emociones. Despiertan rápido a lo emocional, pero tienen miedo de
sus sentimientos más auténticos. Esto puede esperarse si fueron criados en un medio familiar
que no los ayudó a lidiar con sus emociones, o que incluso los haya castigado por estar
angustiados. Cuanto antes puedan evitar que los sentimientos tomen el control, mejor.
Encuentran al mundo de las emociones profundas extremadamente amenazador.

Temen a los sentimientos

De niños, mucha gente emocionalmente inmadura creció en hogares donde fueron


enseñados que la expresión espontanea de ciertos sentimientos era un incumplimiento
vergonzoso de la costumbre familiar. Aprendieron que expresar, o incluso experimentar, estos
sentimientos más profundos podrían traer vergüenza o castigo, resultando en lo que la
investigadora en psicoterapia Leigh McGullogh y sus colegas llamaron fobia al afecto
(McGullogh et al. 2003). Habiendo aprendido a conectar sus emociones más personales con
juicios negativos, ya no pueden soportar reconocer ciertos sentimientos, especialmente
aquellos que tienen que ver con la intimidad emocional. Como resultado, buscaron
ansiosamente inhibir sus reacciones genuinas, desarrollando comportamientos defensivos en
lugar de experimentar sus verdaderos sentimientos e impulsos (Ezriel 1952).
La fobia al afecto puede conducir a una personalidad angosta e inflexible, basada en
defensas rígidas contra ciertos sentimientos. Cuando son adultos, esta gente emocionalmente
inmadura tienen una reacción de ansiedad automática cuando se trata de conexión emocional
profunda. La mayoría de las emociones genuinas los hace sentir expuestos y extremadamente
nerviosos. A lo largo de sus vidas, sus energías han estado dedicadas a crear una fachada
defensiva que los protege de la vulnerabilidad emocional con los demás. Para evitar intimidad
emocional peligrosa, se mantienen firmes a un guion de vida bien gastado y se resisten a hablar
acerca de, o procesar, emociones, incluyendo relaciones personales.

Cuando son padres, pasan este miedo a las emociones vulnerables a sus hijos. En esas
familias, el dicho “Te daré algo por lo cual llorar” es una respuesta común de los padres a un
niño angustiado. Muchos hijos de padres con fobia emocional desarrollan miedo a que, si ellos
comienzan a llorar, nunca pararán, lo que surge porque nunca se les permitió descubrir que el
llanto concluye solo naturalmente cuando se le permite su expresión completa. Como crecieron
con padres emocionalmente fóbicos que entraron a pisotear la angustia de sus hijos, nunca
experimentaron el ritmo natural de un episodio de llanto y cómo éste concluye.

Es fácil ver cómo niños que crecen en estas condiciones pueden volverse temerosos de sus
propias emociones. De hecho, incluso sentimientos positivos como gozo y entusiasmo pueden
terminar siendo asociados con ansiedad. Por ejemplo, Anthony recordaba un acontecimiento
doloroso en el que había corrido alegremente hacia la puerta del frente para dar la bienvenida
a su padre que estaba llegando. Anthony saltó un pequeño arbusto, lo golpeó con su pie, y lo
volteó. En lugar de apreciar la manifestación de afecto de Anthony, el padre le dio una paliza.
Como resultado, Anthony aprendió no solo a temer a su padre, sino también a temer la alegría
espontanea como a algo que puede meterte en problemas.

Se concentran en lo físico en vez de lo emocional

Los padres emocionalmente inmaduros pueden hacer un buen trabajo en cuidar


físicamente de sus hijos y sus necesidades materiales. En el mundo de la comida, techo y
educación, estos padres puede que provean todo lo necesario. En términos de cosas que son
físicas, tangibles, o relacionadas a una actividad, muchos de estos padres se aseguran de que
sus hijos obtengan toda ventaja que puedan permitirse. Pero cuando se trata de asuntos
emocionales, pueden ser inconscientes de las necesidades de sus hijos.
Muchos de mis clientes tienen buenos recuerdos de ser bien cuidados cuando estuvieron
enfermos, disfrutando de la atención de sus padres e incluso recibiendo regalos y comida
favorita. Pero esto solo ocurría cuando sus padres estaban debidamente convencidos de que
estaban en verdad enfermos. Experimentaron estas atenciones cuando estuvieron enfermos
como prueba del amor de sus padres. Parecía ser la única vez que recuerdan haber tenido mucha
atención.

Esto tiene sentido, porque cuidar durante la enfermedad permitiría a los padres la
justificación para tener “indulgencias” con sus hijos con atención y afecto. Es razonable que el
cuidado afectuoso se sintiera seguro para estos padres cuando era hecho con el propósito de
restaurar la salud física del niño. La salud física era más sancionada que el apego emocional.

Ser bien cuidado en áreas no emocionales puede crear una confusión en la gente que crece
sintiéndose emocionalmente sola. Tienen una evidencia abrumadora de amor y sacrificio de
sus padres por ellos, pero sienten una dolorosa falta de seguridad emocional y cercanía con sus
padres.

Pueden ser aguafiestas

El miedo a la emoción genuina puede provocar que la gente emocionalmente inmadura


sea aguafiestas. Como padres, en vez de disfrutar la alegría y entusiasmo de sus hijos, puede
que abruptamente cambien de tema o les adviertan que no se entusiasmen demasiado. En
respuesta a la exuberancia de sus hijos, puede que digan algo desdeñoso o escéptico para
bajarlos un poco. Cuando una mujer le dijo a su madre que estaba entusiasmada porque iba a
comprar su primera casa, su madre de hecho dijo, “Sí, y luego encontrarás otra cosa en la que
concentrarte.”

Tienen emociones intensas pero superficiales

La gente emocionalmente inmadura es fácilmente abrumada por las emociones profundas,


y demuestran su inquietud al transformarla en reactividad rápida. En lugar de sentir las cosas
profundamente, reaccionan superficialmente. Puede que se entusiasmen emocionalmente y
demuestren un sentimentalismo fuerte, tal vez incluso puedan ser movidos a las lágrimas
fácilmente. O puede que se inflen en enojo hacia algo que les desagrada. La reactividad de ellos
puede parecer indicar que son apasionados y profundamente emocionales, pero sus expresiones
emocionales suelen tener una cualidad superficial, casi como correr las piedras de la superficie
en lugar de ir profundo. Es una reacción fugaz del momento —dramática, pero sin profundidad.

Cuando se interactúa con este tipo de gente, la raramente superficial cualidad de sus
emociones puede hacer que no nos sintamos movidos por sus angustias. Puede que nos digamos
a nosotros mismos que deberíamos sentir más por ellos, pero nuestro corazón no puede resonar
con aquellas reacciones exageradas. Y como reaccionan exageradamente tan seguido, puede
que aprendamos rápidamente a ignorarlos por el bien de nuestra supervivencia emocional.

No experimentan emociones mezcladas

La habilidad de tener emociones mezcladas es una señal de madurez. Si la gente puede


mezclar emociones contradictorias, como felicidad con culpa, o ira con amor, demuestra que
pueden orientar la complejidad emocional de la vida. Al experimentarse al mismo tiempo, los
sentimientos opuestos se doman el uno al otro. Una vez que la gente desarrolla la habilidad de
sentir diferentes emociones al mismo tiempo, el mundo madura en algo más rico y profundo.
En lugar de tener una reacción emocional singular y unidimensional, pueden experimentar
muchos sentimientos diferentes que reflejan los matices de la situación. Sin embargo, las
reacciones de la gente emocionalmente inmadura tienen a ser de blanco y negro, sin grises.
Esto elimina la ambivalencia, los dilemas y otras experiencias emocionales complicadas.

Diferencias en calidad de pensamiento

Además de las diferencias emocionales y conductuales, suele haber diferencias


intelectuales entre la gente emocionalmente madura y la inmadura. Si tus padres crecieron en
una atmosfera familiar llena de ansiedad y juicio, puede que hayan aprendido a pensar de forma
angosta y a resistir la complejidad. La ansiedad de niñez excesiva conduce no solo a la
inmadurez emocional sino también al pensamiento sobre simplificado que no puede tener ideas
opuestas en mente. Entornos familiares represivos o castigadores típicamente no alientan el
libre pensamiento o autoexpresión y por tanto con conducen al desarrollo completo de la mente
de uno.
Dificultades con el pensamiento conceptual

Comenzando en la adolescencia, los hijos comienzan a pensar conceptualmente, y esto les


permite solucionar problemas con lógica y razón en lugar de impulsos instintivos. El desarrollo
cerebral acelerado significa que pueden volverse más objetivos e imaginativos. Pueden agrupar
ideas en categorías y rápidamente pensar en símbolos. Van más allá de simplemente memorizas
las cosas y comienzan a evaluar las ideas, no sólo comparar hechos. Pueden pensar
independiente e hipotéticamente, y generar nuevas ideas a partir de conocimientos previos.
Cuando los niños entran en la adolescencia, su habilidad de auto reflexión se eleva muchísimo
porque se vuelven capaces de pensar acerca de su pensamiento (Piaget 1963).

Sin embargo, las intensas emociones y ansiedad que experimentan las personas
emocionalmente inmaduras pueden disminuir la habilidad de ellos de pensar a este nivel tan
alto. Como suelen estar a merced de sus emociones, sus pensamientos más elevados pueden
caer fácilmente bajo el peso del estrés. De hecho, la falta frecuente de auto reflexión viene de
sus tendencias a la regresión y pierden temporalmente la habilidad de pensar acerca de sus
pensamientos. Cuando los temas que provocan emociones surgen, sus mentes caen dentro de
categorías rígidas de blanco o negro que rechaza la complejidad e imposibilita el intercambio
de ideas.

La gente emocionalmente inmadura que es inteligente en otras áreas puede pensar


conceptualmente y demostrar conocimiento mientras no se sientan muy amenazados en el
momento. La objetividad de sus intelectos está limitada a temas que no son emocionalmente
provocativos para ellos. Esto puede ser misterioso para sus hijos, que experimentan dos lados
diferentes de sus padres: a veces inteligentes e ingeniosos, otras, estrechos de miras e
irrazonables.

Tendencia al pensamiento literal

Si oímos las conversaciones de la gente emocionalmente inmadura, notaremos lo rutinario


y literal que es el pensamiento de ellos. Suelen hablar de lo que pasó o lo que observaron, no
del mundo de los sentimientos o ideas. Por ejemplo, un hombre hallaba las conversaciones con
su madre aburridas y agotadoras porque ella nunca hablaba de algo sustancioso. En vez, sólo
le hacía preguntas mundanas como qué estaba haciendo en el momento o cómo estaba el clima.
Me dijo, “Ella sólo reporta los hechos y nunca habla de nada más que ‘Esto es lo que pasó
últimamente’, nunca conecta conmigo en la conversación. Me frustro tanto que quiero decir,
‘¿No podemos hablar de algo relevante? Pero ella no puede.”

Intelectualización obsesiva

Otra señal cognitiva de inmadurez emocional es la sobre intelectualización y obsesionarse


con ciertos temas. En esas áreas, la gente emocionalmente inmadura puede conceptualizar bien
—ciertamente, en exceso. Pero no aplican esta habilidad en la auto reflexión o en ser
emocionalmente sensibles hacia otros. La preocupación que tienen con las ideas los distrae de
la intimidad emocional. Pueden discutir sus temas favoritos largamente, pero nunca establecen
relación con la otra persona. Como resultado, puede ser difícil hablar con ellos porque son
pensadores literales. Aunque pueden pensar conceptualmente mientras comunican sus ideas,
sólo se sienten cómodos si las cosas permanecen en un nivel impersonal e intelectual.

Resumen

La inmadurez emocional es un fenómeno real que ha sido estudiado y se ha escrito acerca


de él por mucho tiempo. Socava la habilidad de la gente de lidiar con el estrés y tener intimidad
emocional con otros. La gente emocionalmente inmadura suele haber crecido en entornos
familiares que restringieron su desarrollo emocional e intelectual. Como resultado, tienen un
acercamiento a la vida sobre simplificado, achicando las situaciones hasta que calcen sus
rígidas habilidades de afrontamiento. Tener un sentido de sí mismos tan limitado los vuelve
egocéntricos y socava sus habilidades de ser sensibles a las necesidades y sentimientos de los
demás. Sus emociones reactivas, falta de objetividad y temor a la intimidad emocional puede
hacer que las relaciones cercanas sean difíciles, especialmente cuando se trata de sus hijos.

En el próximo capítulo, veremos qué se siente tener una relación con padres
emocionalmente inmaduros, junto con los desafíos que los hijos adultos enfrentan al tratar de
comunicarse con estos padres.
Capítulo 3

Cómo se siente tener una relación con

Un progenitor emocionalmente inmaduro

En este capítulo, exploraremos cómo manejan las relaciones los padres emocionalmente
inmaduros de formas en que frustran las necesidades emocionales de sus hijos. Como
probablemente ya sabes, ser criado por padres así provoca tanto el sentimiento de soledad como
el de exasperación.

No tenemos manera de escoger nuestras primeras relaciones en la vida. Nuestro lazo más
fuerte es con nuestro progenitor de apego principal, al que acudimos primero cuando estamos
asustados, hambrientos, cansados o enfermos. Puede que busquemos a otros para jugar cuando
nos sentimos bien, pero el estrés o una necesidad urgente nos enviará correteando de regreso a
nuestro cuidador principal (Ainsworth 1967).

La intensidad de este lazo temprano ayuda a explicar por qué los padres emocionalmente
inmaduros pueden ser tan infinitamente decepcionantes. Las relaciones con ellos pueden ser
difíciles de llevar, pero cuando estamos distantes o separados de ellos, se siente como si algo
esencial estuviera faltando. Nuestros instintos más tempranos nos llevan a seguir yendo a
nuestros padres para obtener cuidado y comprensión.

Ejercicio: Evaluando tus dificultades de la infancia con padres emocionalmente


inmaduros

La inmadurez emocional se muestra más claramente en las relaciones, y su impacto es


especialmente profundo cuando la relación es entre padres e hijos. Lea las siguientes
afirmaciones que subrayan algunas de las dificultades más dolorosas que los padres
emocionalmente inmaduros provocan en sus hijos, y marque todas las que reflejen su
experiencia de la infancia. Si deseas llenar esta evaluación para más de una persona o padrastro,
utiliza la versión descargable de este ejercicio disponible en http://www.newhar
binger.com/31700.
⸻⸻⸻No me sentí escuchado; rara vez recibí toda la atención de mis padres.

⸻⸻⸻Los ánimos de mis padres afectaban todo el hogar.

⸻⸻⸻Mis padres no eran sensibles a mis sentimientos.

⸻⸻⸻Sentía que debía saber lo que deseaban mis padres sin que se me diga.

⸻⸻⸻Sentía que no podía hacer lo suficiente como para que mis padres fueran felices.

⸻⸻⸻ Hacía grandes esfuerzos para comprender a mis padres de lo que ellos en intentar
comprenderme.

⸻⸻⸻ Era imposible tener una comunicación abierta y honesta con mis padres.

⸻⸻⸻ Mis padres creían que la gente debería mantenerse en sus roles y no desviarse de ellos.

⸻⸻⸻ Mis padres solían ser intrusivos o irrespetuosos de mi privacidad.

⸻⸻⸻ Siempre sentí que mis padres pensaban que yo era demasiado sensible y emocional.

⸻⸻⸻ Mis padres tenían sus favoritos en términos de quién recibía más atención.

⸻⸻⸻ Mis padres dejaban de escuchar cuando se decía algo que no les gustaba.

⸻⸻⸻ Solía sentirme culpable, estúpido, malo o avergonzado alrededor de mis padres.

⸻⸻⸻ Mis padres rara vez se disculpaban o intentaban mejorar la situación cuando había un
problema entre nosotros.

⸻⸻⸻ Sentía ira reprimida hacia mis padres con frecuencia y no podía expresarlo.

Cada una de estas declaraciones está enlazada a características descritas en este capítulo.
Puede que tus padres no hayan tenido todas las características que describo, pero el marcar más
de uno de estos puntos sugiere cierto nivel de inmadurez emocional.

Es difícil o imposible comunicarse

Si has estado intentado relacionarte con padres emocionalmente inmaduros que tienen
habilidades de intimidad pobres, estas interacciones puede que te hayan hecho sentir apagado,
silenciado o excluido. Incluso si tus padres están en el extremo más amable y cálido del
espectro, probablemente tengan una ventana muy angosta de atención con respecto a los
intereses de los demás. Puede que hayas intentado durante años encontrar una manera de
conectar, sólo para salir sintiéndote invisible y sin nadie que te oiga una y otra vez.
Probablemente sentiste mucha exasperación; la insensibilidad de tus padres lo garantiza.

Como dijo una persona con respecto a su madre ensimismada, “Ella cree que somos tan
cercanas, pero para mí no es una relación satisfactoria. Me vuelve loca cuando le dice a la gente
que yo soy su mejor amiga.”

La comunicación con una persona emocionalmente inmadura suele sentirse


unidireccional. No están interesados en conversaciones recíprocas y mutuas. Como los niños
pequeños, sólo desean atención exclusiva y desean que todos estén interesados en lo que ellos
encuentran emocionante. Si otra gente obtiene más atención, buscan la manera de volver a
traerla hacia ellos, como interrumpir, hacer chistes que llamen la atención de todos, o
cambiando de tema. Y todo esto falla, puede que se retiren intencionalmente, se vean aburridos
o de otra forma comuniquen que ya no están involucrados —comportamientos que aseguran
que el foco permanezca con ellos.

⸻⸻⸻La historia de Brenda⸻⸻⸻

La madre anciana de Brenda, Mildred, siempre había sido egocéntrica. Luego


de que Mildred la visitara en las fiestas, Brenda quedaba exhausta. En la sesión que
seguía a esta visita, Brenda se veía gastada y físicamente mayor. Durante esa
sesión, ella dio esta descripción de su madre: “Mi madre sólo está interesada en sí
misma. Nunca me pregunta cómo me siento o cómo va el trabajo. Sólo desea saber
qué estoy haciendo para poder jactarse de mí con sus amigas. No creo que ella haya
recibido nada de lo que jamás le hubiera dicho; simplemente no lo registra. Nunca
tuvimos una relación de verdad porque la atención siempre estaba en ella. nunca
llenó mi tanque emocional. No le importa si estoy feliz, y es muy desdeñosa de
cualquier cosa que yo diga. Tenerla cerca no es más que trabajo para mí. Es como
lidiar con esta persona superficial que sólo quiere que haga cosas para ella. No
entiendo cómo tiene el valor de ser tan demandante.”
Aunque Mildred tenía más de ochenta, su egocentrismo era infantil. Brenda
comprendió la inmadurez de su madre a un nivel intelectual, pero seguía
sintiéndose enojada con ella. Como me dijo, “Desearía que no me colme la
paciencia tan fácilmente. Me decepciona enojarme tanto cuando estoy cerca de
ella.” Durante la visita de Mildred, Brenda intentó repetidamente acomodarla para
poder hacer otras cosas para las fiestas. Pero minutos después Mildred la llamaba,
esperando que Brenda deje todo y le traiga algo. Era molesto ser interrumpida
repetidamente, pero la reacción fuerte de Brenda era más profunda que eso. La
siguiente sección acerca del apego emocional ayudará a explicar el enojo de
Brenda.

Provocan enojo

John Bowlby, un pionero en el estudio de las reacciones de los niños ante la separación y
la pérdida, observó que los bebés y los niños se enojan como respuesta normal a ser dejados
por sus padres. La tristeza es una respuesta esperable ante la pérdida, pero Bowlby documentó
que la ira es también algo común en respuesta a la separación (1979). Esto es comprensible. El
enojo e incluso la furia son reacciones adaptativas hacia sentimientos de abandono, que nos
dan la energía para protestar y cambiar situaciones emocionalmente insalubres.

Bajo esta luz, el enojo de Brenda con su madre no era mezquino o irracional; era su
respuesta biológica a los sentimientos de impotencia provocados por la indiferencia emocional
de su madre. Después de todo, sentirse descartado o invisible crea una separación emocional.
Para Brenda era como si su madre la estuviera abandonando constantemente. Cuando Brenda
comprendió que el egocentrismo de su madre era una especie de abandono emocional, pudo
comprender las profundidades de su enojo por primera vez. No estaba sobre reaccionando;
estaba experimentando una respuesta normal hacia una herida emocional. Y una vez que
Brenda comprendió de dónde venía su enojo, pudo verse a sí misma bajo otra luz. Ella había
sido una niña normal; experimentó el enojo que cualquier niño sentiría si sus padres lo
abandonaran o se negaran a responderle.

A veces los hijos de padres emocionalmente inmaduros reprimen su ira o la dirigen hacia
ellos mismos. Tal vez han aprendido que es demasiado peligroso expresar el enojo
directamente, o quizás se sienten demasiado culpables acerca de su ira como para ser
conscientes de ella. Cuando se internaliza el enojo de esta manera, la gente tiende a criticarse
y a culparse a ellos mismos de una manera irreal. Pueden terminar severamente deprimidos o
experimentar sentimientos suicidas —la expresión definitiva de ira contra uno mismo. A veces,
algunos expresan su enojo de una manera pasivo-agresiva, intentando vencer a sus padres y
otras figuras de autoridad con comportamientos como el olvido, la mentira, demora o evitación.

Se comunican a través del contagio emocional

Como la gente emocionalmente inmadura tiene poca conciencia de los sentimientos y un


vocabulario limitado para las experiencias emocionales, suelen actuar sus necesidades
emocionales en lugar de hablar de ellas. Utilizan un método de comunicación conocido como
contagio emocional (Hatfield, Rapson y Le 2007), que hace que los demás sientan lo que ellos
sienten.

El contagio emocional es también como los bebés y los niños pequeños comunican sus
necesidades. Lloran y hacen escándalos hasta que sus cuidadores se dan cuenta cuál es el
problema y lo solucionan. El contagio emocional de un bebé angustiado es galvanizado,
motivando a un cuidador a hacer lo que sea necesario para calmar al niño.

Los adultos emocionalmente inmaduros comunican sus sentimientos en esta misma forma
primitiva. Como padres, cuando están afligidos, angustian a sus hijos y a todo el que esté
alrededor, típicamente con el resultado de que los demás están dispuestos a hacer lo que sea
con tal de hacerlos sentir mejor. En esta reversión de roles, el niño se contagia la aflicción de
los padres y se siente responsable por hacer que sus padres se sientan mejor. Sin embargo, si el
progenitor afligido no está intentando comprender sus propios sentimientos, nunca nada se
resuelve. En lugar de ello, los sentimientos de aflicción se esparcen a los demás, para que todos
reaccionen sin comprender cuál es el problema en verdad.

No realizan trabajo emocional

Los padres emocionalmente inmaduros no intentan comprender las experiencias


emocionales de los demás —incluyendo a sus propios hijos. Si se los acusa de ser insensibles
a las necesidades y sentimientos de otros, se vuelven defensivos, diciendo algo como “Bueno,
¡tendrías que haberlo dicho antes!” Puede que agreguen algo acerca de no ser capaces de leer
las mentes, o puede que se desentiendan de la situación diciendo que la persona herida es
demasiado emocional o sensible. Como sea que respondan, el mensaje es el mismo: no puede
esperarse que se esfuercen por comprender qué ocurre dentro de los demás.

En su artículo “Trabajando duro en el campo de la emoción” (2008, 270), la psiquiatra


Harriet Fraad utiliza el término labor emocional para describir este esfuerzo por comprender a
los demás: “La labor emocional es el desembolso de tiempo, esfuerzo y energía utilizando
cerebro y músculos para comprender y satisfacer necesidades emocionales. Por necesidades
emocionales quiero decir necesidades humanas de sentirse necesarios, apreciados, amados y
cuidados. Las necesidades emocionales de los individuos suelen permanecer sin decirse o ser
desconocidas / inconscientes. La labor emocional suele ocurrir junto con la labor física
(produciendo bienes o servicios), pero la labor emocional difiere de la física al apuntar producir
los sentimientos específicos de ser necesario, apreciado, amado y / o cuidado.”

Continúa explicando que algunas personas no siempre se dan cuenta que precisan consuelo
emocional, siendo que las necesidades emocionales suelen ser vagas o inconscientes. Otros
pueden esconder sus necesidades porque están avergonzados de admitirlo, por lo que los
ayudadores deben ofrecer consuelo con tacto y oblicuamente, permitir que la persona guarde
las apariencias.

La labor emocional es un trabajo duro. La gente que hace este trabajo debe seguir leyendo
a la otra persona para saber si sus esfuerzos son efectivos. Muchos roles y ocupaciones
dependen pesadamente de la labor emocional, y si está bien hecha, los demás apenas podrán
notar que hay esfuerzo involucrado. La tarea de una buena madre es un ejemplo de esta labor
anónima, así como numerosas profesiones de la industria de servicios.

La gente madura toma automáticamente la labor emocional en las relaciones porque viven
en un estado de empatía y autoconciencia. Es imposible para ellos pasar por alto el hecho de
que alguien que ellos quieren está pasando un mal momento. Hacer este trabajo les permite
navegar exitosamente todo tipo de situaciones interpersonales sin pisar los pies de los demás.
Tanto en el trabajo como en el hogar, la labor emocionar promueve el bienestar y buenas
relaciones.

La gente emocionalmente inmadura, por otro lado, suelen enorgullecerse de tener la falta
de esta habilidad. Racionalizan sus respuestas impulsivas e insensibles con excusas como “Sólo
digo lo que pienso” o “No puedo cambiar quien soy.” Si los confrontas con el hecho de que
decir todo lo que pensamos no es una señal de buen sentido o que la gente no puede madurar
sin cambiar quienes son, probablemente responderán con enojo o ignorándote como si fueras
ridículo.

Es como si pensaran que no es problema de ellos si los demás no expresan sus dolores o
dificultades en palabras. Creen que no tienen por qué estar en sintonía con los sentimientos de
los demás. Sin embargo, la gente emocionalmente madura casi siempre es sensible a los demás,
sabiendo que esto es simplemente parte de tener buenas relaciones. Para los que tienen empatía,
la labor emocional fluye fácilmente. Sin embargo, para aquellos que no tienen habilidades de
empatía y hallan las mentes de los demás opacas, la labor emocional no les parece para nada
natural. Esta puede ser la razón por la cual la gente emocionalmente inmadura se queja tanto
cuando los demás esperan que ellos hagan el esfuerzo.

Es difícil darles lo que desean

La gente emocionalmente inmadura ansía que se atiendan sus necesidades, aunque es


difícil hacerlo. Este rasgo ha sido llamado capacidad receptiva pobre por la investigadora Leigh
McCullogh (McCullogh et al. 2003). La gente emocionalmente inmadura desea que los demás
muestren preocupación acerca de sus problemas, pero no aceptarán sugerencias ayudadoras.
Rechazan reflexivamente los esfuerzos que se hacen para hacerlos sentir queridos. Atraen a los
demás, pero cuando intentan ayudarlos, los alejan.

Además, esta gente parece esperar que los demás lean sus mentes y suelen enojarse rápido
si la gente no se anticipa a sus deseos lo suficientemente rápido (McCullogh et al.2003). No
les gusta tener que decirle a la gente lo que ellos necesitan y en lugar de ello esperan, esperando
para ver si alguien se da cuenta cómo se sienten. Esta demanda silenciosa clásica del adulto
emocionalmente inmaduro es “Si realmente me amaras, sabrías lo que deseo que hagas.”

Como ejemplo, una mujer describió el hábito de su madre de sentarse en el estudio hasta
que un miembro de la familia llegara de la cocina para quejarse enojadamente de que la persona
no pensó en preguntarle si quería algo. En lugar de decir lo que necesitan, la gente
emocionalmente inmadura crea un juego de adivinación maligna que tienen inquieto a todos.

Se resisten a reparar las relaciones


Suelen surgir problemas en cualquier relación, por lo que es importante saber cómo
manejar el conflicto de forma que ayude a la relación a resistir la tormenta. Requiere confianza
y madurez admitir haberse equivocado e intentar mejorar las cosas. Pero la gente
emocionalmente inmadura se resiste a encarar sus errores.

La gente a la cual una persona emocionalmente inmadura le ha hecho mal puede empezar
a pensar que es culpa suya si siguen sintiéndose heridos por lo que aquella persona les hizo. La
gente emocionalmente inmadura espera que los liberes inmediatamente. Si se siente mejor
culparte por no perdonarlos lo suficientemente rápido, eso es lo que harán.

Luego de una grieta, mucha gente hará lo que el experto en relaciones John Gottman llama
un intento de reparación (1999), disculparse, pedir perdón o reparar los daños es una manera
de mostrar un deseo de arreglar las cosas. Pero la gente emocionalmente inmadura tiene una
idea completamente irreal de lo que significa el perdón. Para ellos, el perdón debería hacer que
la grieta nunca sucedió, como si se pudiera empezar de cero. No tienen conciencia de la
necesidad de proceso emocional o del tiempo que puede tomar reconstruir la confianza luego
de una traición grande. Ellos sólo desean volver a la normalidad. El dolor de los demás es sólo
una mosca en la sopa. Todo estará bien si los demás ignoran sus sentimientos acerca de la
situación.

Demandan espejado

Espejar es una forma de empatía y relacionamiento que los padres maduros dan
espontáneamente a sus hijos. Los padres sensibles y emocionalmente responsivos espejan los
sentimientos de sus hijos al demostrar las mismas emociones en sus rostros (Winnicott 1971).
Se ven preocupados cuando sus hijos están tristes y demuestran entusiasmo cuando sus hijos
están felices. De este modo, los padres sensibles les enseñan a sus hijos acerca de las emociones
y cómo entablar relación espontanea con otros. Un buen espejado por parte de los padres
también da al niño la sensación de ser conocido y comprendido como un individuo único. Este
no es el caso para los hijos de padres emocionalmente inmaduros. Como lo dijo un hombre con
respecto a su madre, “No me ve por lo que soy. Ella nunca me conocerá, aunque soy su propio
hijo.”
De hecho, los padres emocionalmente inmaduros esperan que sus hijos sepan y los espejen
a ellos. Pueden angustiarse grandemente si sus hijos no actúan como ellos quisieran. Sus
autoestimas frágiles viajan en todo aquello que va hacia ellos. Sin embargo, ningún niño está
psicológicamente capacitado para espejar a un adulto adecuadamente.

Los padres emocionalmente inmaduros suelen tener la fantasía de que sus bebés los harán
sentir bien consigo mismos. Cuando resulta que sus hijos terminan teniendo sus propias
necesidades, puede que provoque en esos padres un estado de ansiedad intensa. Aquellos que
son extremadamente inmaduros emocionalmente pueden entonces recurrir a castigos,
amenazas de abandono y avergonzamiento como cartas en un intento de sentirse al mando y
reforzar su autoestima —a expensas de sus hijos.

⸻⸻⸻La historia de Cynthia⸻⸻⸻

La madre de Cynthia, Stella, que era volátil en extremo, esperaba que Cynthia
espejara cada ánimo de ella, como si fuera un clon emocional. Cuando Cynthia
decidió viajar como joven adulta, Stella explotó, diciendo, “¡Estás desheredada!”
y rompió todo contacto con Cynthia. No habló con Cynthia por meses, ni siquiera
en su cumpleaños. Cynthia resumió el mensaje de su madre como “Querías estar
sola. Me dejaste. No quiero saber nada contigo.”

Luego de otro episodio de furia, encendido por un plan de Cynthia de visitar


a una amiga en Canadá, Stella dejó de aportar dinero al fondo universitario de
Cynthia. Le dijo a Cynthia que estaba siendo egoísta por querer viajar, diciendo,
“¿Cuál es tu problema? ¡La vida no se trata sobre divertirse!” Stella sólo podía
sentirse segura si Cynthia espejaba el mismo tipo de vida angosta que ella tuvo.

Afortunadamente, Cynthia tenía una personalidad fuerte. Consiguió terminar


la universidad y se hizo aeromoza, viajando a locaciones exóticas. Pero en el fondo
de su cabeza, aún tenía la creencia de que, si deseaba mantener cualquier relación,
ella debía apaciguar y espejar al otro. Me dijo que siempre temió que la gente
reaccionaría como lo hizo su madre, castigándola por atreverse a ser diferente a
ellos.
La autoestima de ellos viaja en tu conformidad

La gente que es emocionalmente inmadura sólo se siente bien consigo misma cuando
logran que los demás les den lo que ellos quieren y actúan como ellos piensan que deberían.
Dada esta tambaleante autovaloración, es difícil para los padres emocionalmente inmaduros
tolerar las emociones de sus hijos. Un niño angustiado o escandaloso puede remover sus
ansiedades acerca de su propia bondad fundamental. Si no pueden calmar inmediatamente a su
hijo, puede que se sientan un fracaso y luego culpen al niño por angustiarlos.

Por ejemplo, Jeff recordaba un incidente de su infancia cuando le pidió ayuda a su padre
con la tarea. Cuando Jeff no comprendió la lección inmediatamente, su padre gritó, “¿Qué tan
malditamente estúpido puedes ser?” ¡Deja de ser tan perezoso! Simplemente no lo estás
intentando.” No es sorpresa que Jeff haya quedado mortificado y nunca más le haya pedido
ayuda a su padre. Lo que no podía comprender como niño era que su padre estaba luchando
contra su propio terror de ser incompetente como padre si no podía ayudar a su hijo a
comprender fácil e inmediatamente. Su reacción no tenía nada que ver con Jeff.

Para la gente emocionalmente inmadura, todas las interacciones se resumen a la pregunta


de si ellos son buenas personas o malas, lo cual explica lo extremadamente defensivos que se
ponen si se intenta hablarles acerca de algo que han hecho. Suelen responder incluso a quejas
leves acerca de sus comportamientos con una declaración extrema, como “Bueno, ¡entonces
debo ser la peor madre del mundo!” o “¡Obviamente no puedo hacer nada bien!” Prefieren
cerrar la comunicación que oír algo que los haga sentir como malas personas.

Ven los roles como algo sagrado

Si hay algo acerca de las relaciones que le gusta a la gente emocionalmente inmadura, es
el cumplimiento del rol. Los roles simplifican la vida y hacen que las decisiones sean bien
claras. Como padres, la gente emocionalmente inmadura necesita que sus hijos interpreten un
rol apropiado que incluye respetar y obedecerlos. Suelen utilizar lugares comunes para apoyar
la autoridad de sus roles como padres, porque, como los roles, los lugares comunes sobre
simplifican situaciones complejas y las hacen más fáciles de enfrentar.
Derecho de rol

El derecho otorgado por el rol es una actitud de demanda de cierto trato en función de tu
rol social. Cuando los padres sienten que tienen derecho de hacer lo que quieran simplemente
porque están en el rol de padres, esta es una forma de derecho de rol. Actúan como si ser padres
los eximiera de respetar los límites o ser considerados.

Los padres de Mardi proveen un ejemplo clásico de derecho de rol. Mardi y su marido se
mudaron a otra ciudad luego de que el marido de Mardi fuera transferido. No mucho después,
los padres de Mardi se mudaron cerca. Una vez en el vecindario, sus padres comenzaron a ir a
la casa sin avisar e incluso ingresaban al hogar sin golpear la puerta. Cuando Mardi sugirió que
primero llamasen, sus padres se indignaron y citaron sus roles como padres para declarar el
derecho que tenían de caer en cualquier momento.

Aquí hay otro ejemplo: Faith tuvo que prohibirle las visitas a su madre, una agente de
bienes raíces, porque insistía en realizar cambios al mobiliario y los accesorios en la casa de
Faith. Incluso luego de que Faith le dijera a su madre que se detenga, protestó que se le debería
permitir hacerlo porque era la madre de Faith y una corredora de bienes raíces —dos roles clave
para ella.

Coerción de rol

La coerción de rol ocurre cuando la gente insiste en que alguien interprete un rol porque
ellos así lo desean. Como padres, intentan forzar a sus hijos a actuar de cierta manera al no
hablarles, amenazando con rechazarlos, o buscando que otros miembros de familia se junten
contra ellos. La coerción de rol suele involucrar una alta dosis de vergüenza y culpa, como
decirle al niño que es una mala persona por desear algo que sus padres desaprueban.

Jillian, mi cliente, cuya familia era rígidamente religiosa, experimento un caso maligno de
coerción de rol. Jillian se casó con un hombre abusivo que la lastimó físicamente en numerosas
ocasiones. Ella finalmente tomó coraje para dejarlo, sólo para que su madre le insista que ella
debería volver con su marido. Desesperada por el apoyo de su madre, Jillian finalmente le contó
a su madre acerca del abuso. Pero a la vista de su madre, eso no tenía nada que ver; Jillian
ahora debía cumplir con el rol de una mujer casada, y el divorcio era un pecado.
En otro ejemplo, cuando Mason le dijo a su madre que creía que tal vez era gay, ella dijo
que no era posible, “porque no eres una cebra.” En su mente, el rol de su hijo era firmemente
heterosexual, y si su hijo no se veía a sí mismo de esa manera, estaba tan engañado como si
estuviera declarando ser de otra especie.

La insistencia en el cumplimiento de los roles a este grado es una invalidación profunda


de las elecciones más personales y profundas de la vida de un niño. Aun así, los padres
emocionalmente inmaduros no tienen escrúpulos en hacerlo porque no se sienten cómodos con
la complejidad y prefieren vivir una vida simplificada. Desde el punto de vista de ellos, no
cumplir con un supuesto rol significa que hay algo mal en esa persona y la persona debe
cambiar.

Buscan enredos, no intimidad emocional

Aunque la intimidad emocional y el enredo pueden verse superficialmente similar, estos


dos estilos de interacción son muy diferentes. En la intimidad emocional, dos individuos con
personalidades completamente desarrolladas disfrutan conocerse a un nivel profundo,
construyendo confianza emocional a través de la aceptación mutua. En el proceso de llegar a
conocerse, descubren e incluso aprecian las diferencias entre ellos. La intimidad emocional es
vigorizante y energiza a la gente hacia el crecimiento personal a medida que disfrutan el interés
y apoyo de otra persona.

En el enredo, por otro lado, dos personas emocionalmente inmaduras buscan hallar su
identidad y completarse a sí mismos a través de una relación intensa y dependiente (Bowen
1978). A través de esta relación de enredo, crean un sentido de certeza, previsibilidad y
seguridad apoyadas en la familiaridad tranquilizadora de que cada persona está interpretando
un rol cómodo para el otro. Si una persona intenta salir de los límites implícitos de la relación,
el otro generalmente experimenta gran ansiedad que sólo se calma con el regreso al rol
prescrito.

Tienen favoritos

El enredo a veces se manifiesta teniendo favoritos (Libby 2010). Puede ser duro ver a tus
padres darle atención a su hijo favorito, dejándonos con la duda de por qué nunca mostraron el
mismo tipo de interés en nosotros. Pero el favoritismo obvio no es una señal de relación
cercana; es una señal de enredo. Es probable que el hijo preferido tenga un nivel de madurez
psicológico similar al de los padres (Bowen 1978). Los bajos niveles de madurez emocional
llevan a la gente hacia el enredo mutuo, especialmente si son padre / madre e hijo.

Recordemos, los padres emocionalmente inmaduros se relacionan en base a los roles, no


a la individualidad. Si tuviéramos una personalidad independiente y confiada, nuestros padres
no nos verían como un niño necesitado con el cual ellos pudieran interpretar el rol del
progenitor al rescate. En lugar de esto, puede que hayamos sido encasillados como los niños
sin necesidades, el pequeño adulto. No se trata de algún tipo de insuficiencia en nosotros lo
que hizo que nuestros padres prestaran más atención a nuestros hermanos; más bien es probable
que no hayamos sido lo suficientemente dependientes como para activar los instintos de enredo
de nuestros padres.

Es interesante que los hijos autosuficientes que no estimulan a sus padres a estar enredados
suelen ser dejados solos para que creen una vida más independiente y autodeterminada (Bowen
1978). Por tanto, pueden conseguir un nivel de autodesarrollo superior al de sus padres. De esta
forma, que no le presten atención puede terminar siendo beneficioso a la larga. Pero mientras
tanto, los hijos de alto funcionamiento siguen teniendo el dolor de sentirse dejados afuera a
medida que sus padres ponen sus energías en enredarse emocionalmente con uno o más de sus
hermanos.

El enredo puede tomar la forma de dependencia o idealización. En el enredo dependiente,


el niño es inadaptado y el padre interpreta el rol del rescatista o de la víctima. En el enredo
idealizado, el progenitor complace al hijo favorito como si fuera más importante y merecedor
que los otros hijos. Sin embargo, esto encierra al hijo favorito en un rol acorazado, por lo que
ese niño tampoco está experimentando ninguna intimidad emocional.

⸻⸻⸻La historia de Heather⸻⸻⸻

Heather siempre había querido el interés y atención de su madre, pero nunca


lo recibió, mientras que su hermana mayor, Marlo, era claramente su favorita.
Heather se sentía particularmente lastimada cuando su madre contaba con
entusiasmo cómo, en una visita reciente, Marlo y ella “¡hablaron, hablaron y
hablaron!”
“¿De qué?” preguntó Heather.

“Oh, acerca de lo que está haciendo y lo que desea hacer.”

El corazón de Heather se sentía atravesado porque ella siempre había deseado


tener ese tipo de conversaciones con su madre, pero nunca ocurrieron.

En otra oportunidad, en una reunión festiva, Heather vio con consternación


cómo su madre revoloteaba alrededor de Marlo con una mirada de adoración, y se
ofreció a sentarse en una silla incómoda para que Marlo pudiera tener un buen
asiento.

⸻⸻⸻La historia de Mark⸻⸻⸻

El padre de Mark, Don, claramente prefería al hermano menor de Mark, Brett,


ayudándolo financieramente y llamándolo de su bebé. Cuando murió el padre de
Mark, en el funeral el tío de Mark recordó lo duro que había sido Don con Mark,
castigándolo duramente sin motivo. “Tú eras el mejor”, le dijo su tío, “no puedo
comprender por qué era tan duro contigo.” Mark era un niño independiente e
inteligente que nunca dependió de su padre. No pudieron enredarse, entonces Don
escogió a Brett, que era más inmaduro emocionalmente.

Hallan familiares sustitutos

Los padres emocionalmente inmaduros pueden actuar ante su necesidad de enredo incluso
con gente que no es familia cercana. Si hay un vacío de enredo, saldrán a buscar en la familia
inmediata para llenarlo. Pueden también enredarse con un grupo, como la iglesia u otra
organización.

⸻⸻⸻La historia de Bill⸻⸻⸻

Luego que Bill creciera y se fuera de la casa, sus padres comenzaron a


hospedar gente sin techo que conocían en programas de asistencia de la iglesia. En
cualquier encuentro, los padres de Bill agasajaban a la gente con historias acerca
de lo último de las vidas de la gente que estaban ayudando. Aunque los padres de
Bill estaban muy involucrados en hablar acerca de la última persona que ayudaron
tomándola bajo su cuidado, rara vez mencionaba algo en lo que estuviera
involucrado Bill.

Tienen un sentido del tiempo inconsistente

Aunque este es un punto extremadamente sutil y fácil de ignorar, la gente


emocionalmente inmadura suele tener una orientación fragmentada del tiempo,
especialmente cuando se ponen emocionales. Podríamos asumir que todos los adultos
experimentan el tiempo del mismo modo, utilizando algún tipo de continuo lineal que se
estira sin problemas desde el pasado lejano hasta el futuro previsible. No es así con la
gente emocionalmente inmadura. Cuando son despertados emocionalmente, los
momentos existen en una especie de ahora eterno. Esta es la razón por la que las vidas
de la gente emocionalmente inmadura suelen estar acosadas de problemas: no los ven
venir. Dominados por los deseos del momento, sus experiencias en el tiempo están
frecuentemente desconectadas. Cuando actúan por impulso, no utilizan el pasado como
guía, y no anticipan el futuro. Esta perturbación en la continuidad del tiempo explica sus
inconsistencias y la manera irreflexiva en la que manejan asuntos de las relaciones.

Por qué un sentido pobre del tiempo puede verse como manipulación
emocional

La gente emocionalmente inmadura puede parecer manipuladora emocional, pero


en realidad son tan solo tácticos muy oportunos, buscando lo que se siente mejor en el
momento. No invierten en ser consistentes, por lo que dicen lo que sea que les de ventaja
en el momento. Pueden ser capaces de tener pensamiento estratégico en su trabajo y otras
áreas, pero cuando se trata de situaciones emocionales, buscan la ventaja inmediata.
Mentir es un perfecto ejemplo de una victoria momentánea que se siente bien, pero es
destructiva para una relación a la larga.
Cómo no tener sentido de la continuidad del tiempo crea inconsistencias

Cuando están estresadas o estimuladas emocionalmente, la gente inmadura no se


experimenta como estando incorporadas en el flujo continuo del tiempo. Experimentan
momentos en el tiempo como puntos aislados separados y no lineales, como pequeñas luces
que se encienden y apagan aleatoriamente, con pocos anclajes en el tiempo entre una
interacción y la otra. Actúan inconsistentemente, a medida que sus conciencias saltan de una
experiencia a otra. Esta es la razón por la cual están frecuentemente indignados cuando se les
recuerda su comportamiento en el pasado. Para ellos, el pasado pasó y no tiene nada que ver
con el presente. Del mismo modo, si se expresa precaución acerca de algo en el futuro, es
probable que ellos lo ignoren porque el futuro no ha llegado aún.

La gente más madura en lo emocional, por otro lado, experimenta el tiempo como una
serie de momentos de conexión y autopercepción. Si se lamentan por algo que hicieron, esto
continúa viajando con ellos a través del tiempo, pegado a ellos con una emoción como la
vergüenza o la culpa. Si piensan acerca de hacer algo riesgoso en el futuro, se sienten enlazados
a lo que podría ocurrir si escogieran hacer algo diferente. Los momentos de sus vidas se sienten
conectados, cada uno afectando a los otros, y todos afectando las relaciones con otras personas.

Cómo un sentido inmaduro del tiempo limita la auto reflexión y la


responsabilidad

La auto reflexión es la habilidad de analizar nuestros pensamientos, sentimientos y


conductas a lo largo del tiempo. La gente que se enfoca principalmente en el presente no tiene
suficiente perspectiva de tiempo para involucrarse en la auto reflexión. En vez, con cada
momento nuevo dejan su pasado atrás, liberándose de cualquier tipo de responsabilidad por sus
acciones. Por tanto, cuando alguien se siente herido por algo que ellos hicieron en el pasado,
tienden a acusar a la persona de vivir en el pasado sin motivo. No comprenden por qué otros
no pueden perdonar, olvidar y continuar. A causa de sus sentidos limitados de la continuidad
del tiempo, no comprenden que toma tiempo sanar de una traición.

Podemos ver cuán difícil será la responsabilidad para esta gente; es un concepto endeble
para aquellos que no sienten una conexión temporal entre sus acciones y consecuencias futuras.
Como resultado, su estilo natural es prometer algo, no hacerlo, disculparse superficialmente, y
luego resentirse con la gente si lo sigue trayendo a cuenta. Podríamos preguntarnos por qué
una persona desarrollaría un sentido del tiempo tan poco confiable, siendo ciega a sus propias
inconsistencias e incapaz de observar su propia conducta. Tiene que ver con su falta de
autodesarrollo y una integración de personalidad pobre, junto con su tendencia hacia el
pensamiento extremadamente concreto y literal. Como no cuentan con una conciencia continua
como el centro organizador de su personalidad, las emociones o el estrés puede ponerlos en
una mentalidad infantil en la que los momentos en el tiempo flotan por separado.

Resumen

La gente emocionalmente inmadura tiene un sentido pobre de su historia personal y se


resiste a ser responsable por sus acciones pasadas o consecuencias futuras. Al faltarles un
sentido firme de la conciencia, piensan que la cercanía familiar significa enredo, con gente que
existe para espejarse el uno al otro. La verdadera comunicación es casi imposible a causa de su
empatía pobre y énfasis rígido en los roles. Descuidan la reparación de las relaciones y eluden
la labor emocional necesaria para ser sensibles a otras personas. En vez, se enfocan en si los
demás los hacen ver bien o mal. Defenderse contra la ansiedad impide relacionarse
auténticamente con otros, incluyendo sus hijos.

En el próximo capítulo, veremos algunas investigaciones acerca del apego de madre – hijo
para ver cómo estas características inmaduras pueden surgir. Luego discutiremos cómo esto se
traduce en cuatro tipos principales de padres emocionalmente inmaduros.
Capítulo 4

Cuatro tipos de padres

emocionalmente inmaduros

Hay diferentes tipos de padres emocionalmente inmaduros, pero todos pueden provocar
soledad e inseguridad en los hijos. Existe básicamente una manera de proveer amor nutritivo,
pero muchas maneras de frustrar la necesidad de amor de un niño. En este capítulo, veremos
cuatro tipos de padres, cada uno con una marca particular de inmadurez emocional. Aunque
cada tipo es emocionalmente insensible de una manera diferente, todos crean inseguridad
emocional en sus hijos.

A pesar de sus diferentes estilos, los cuatro tienen la misma inmadurez emocional
subyacente. Todos tienden a ser egocéntricos, narcisistas y emocionalmente desconfiables.
Todos comparten los rasgos comunes de egocentrismo, insensibilidad y una capacidad limitada
de intimidad emocional genuina. Todos utilizan mecanismos de afrontamiento no adaptables
que distorsionan la realidad más que lidiar con ella (Valiant 2000). Y todos utilizan a sus hijos
para intentar sentirse mejor, frecuentemente conduciendo a un reverso de roles padre – hijo y
exponiendo a sus hijos a problemas adultos de una manera abrumadora.

Además, los cuatro tipos tienen poca resonancia con los sentimientos de los demás. Tienen
problemas de límites extremos, ya sea involucrándose demasiado o rehusando involucrarse del
todo. La mayoría tolera pobremente la frustración y utiliza tácticas emocionales o amenazas
más bien que comunicación verbal para obtener lo que desean. Los cuatro tipos de padres se
resisten a ver a sus hijos como individuos separados y en cambio se relacionan con ellos
estrictamente en base a sus propias necesidades. Y con los cuatro estilos, los hijos se sienten
“vaciados de sí mismos” (Bowen 1978) porque sus necesidades e intereses son eclipsados por
lo que es importante para sus padres. Antes de explorar los cuatro tipos, sin embargo,
tomémonos un breve instante para ver investigaciones anteriores que estudiaron los efectos de
diferentes tipos de maternidad en cuanto a la calidad del comportamiento de apego de los bebés.

Cómo afectan diferentes tipos de maternidad al apego infantil


Mary Ainsworth, Silvia Bell, y Donelda Stayton (1971, 1974) condujeron una famosa
investigación del apego infantil que ha sido replicada muchas veces a lo largo de los años. Parte
de su investigación involucraba observar e identificar las características maternales que estaban
asociadas con comportamientos de apego seguros o inseguros en bebés. Como se resumió en
el artículo de 1974, estas investigadoras calificaron el comportamiento de las madres con sus
bebés en cuatro dimensiones: sensibilidad-insensibilidad, aceptación-rechazo, cooperación-
interferencia, y accesible-ignorante. Hallaron que el “grado de sensibilidad” de la madre era
“una variable clave en el sentido de que las madres que calificaban alto en sensibilidad,
también, sin excepción, calificaban alto en aceptación, cooperación y accesibilidad, mientras
que las madres que calificaban bajo en alguna de las otras tres escalas también calificaban bajo
en sensibilidad” (1974, 107). Ainsworth y sus colegas reportaron que las madres más sensibles
tenían bebés que mostraban más comportamientos de apego seguros en los experimentos.

Así es como las investigadoras describieron a las madres sensibles de bebés que mostraban
comportamientos de apego seguros: “En resumen, las madres altamente sensibles suelen ser
accesibles a sus infantes y están conscientes de incluso las más sutiles comunicaciones, señales,
deseos y ánimos; además, estas madres interpretan adecuadamente sus percepciones y
muestran empatía con sus infantes. La madre sensible, armada con su comprensión y empatía,
puede controlar bien el tiempo de sus interacciones y tratar con su bebé para que sus
interacciones parezcan apropiadas —apropiadas en tipo, así como en calidad —e inmediatez”
(1974, 131).

Sin embargo, la conducta de las madres que tenían bebés que mostraban comportamientos
de apego inseguros eran muy diferentes. Pensando en los capítulos 2 y 3 de este libro, veamos
si la siguiente descripción de madres insensibles hecha por Mary Ainsworth y sus colegas nos
recuerda las características de lo que llamo padres emocionalmente inmaduros:

En contraste, las madres con baja sensibilidad no son conscientes de la mayor


parte del comportamiento de sus infantes, ya sea porque ignoran al bebé o fallan en
percibir en su actividad las comunicaciones más sutiles y difíciles de detectar.
Además, las madres insensibles suelen no comprender los aspectos del
comportamiento de su infante de los que sí son conscientes o suelen distorsionarlo.
Una madre puede tener ciertas percepciones adecuadas de la actividad y modos de
su infante, pero puede que no tenga la capacidad de empatizar con él. Sea a través
de la falta de comprensión o empatía, las madres con baja sensibilidad responden
a tiempos incorrectos, ya sea en términos de programación o de prontitud, a las
comunicaciones del bebé. Además, una madre con baja sensibilidad suele dar
respuestas inapropiadas en tipo al igual que en cantidad, por ej., interacciones que
están fragmentadas o fueron pobremente resueltas. (Ainsworth, Bell, y Stayton
1974, 131)

Los hallazgos de esta investigación apoyan la idea de que los niveles de sensibilidad y
empatía de una madre afectan fuertemente la calidad de los comportamientos de apego del bebé
en la relación madre-hijo.

Los cuatro tipos de padres emocionalmente inmaduros

Recordando esta investigación previa acerca del apego infantil, veamos ahora las
categorías que establecí como los cuatro tipos principales de padres emocionalmente
inmaduros, los cuales todos seguramente crearán sentimientos de inseguridad en sus hijos.
Aunque cada tipo socaba la seguridad emocional de un niño en diferentes maneras, todos se
relacionan con sus hijos con empatía limitada y apoyo emocional poco confiable, y su falta de
sensibilidad fundamental es lo mismo. También, tengamos en cuenta que cada tipo existe en
un continuo, desde leve hasta severo, con varios grados de narcicismo. En los casos severos, el
progenitor puede estar enfermo mental o físicamente, o ser abusivo en lo sexual.

 Padres emocionales se dejan llevar por sus sentimientos, variando entre el sobre
involucramiento y el repliego abrupto. Son proclives a una inestabilidad e
impredecibilidad tenebrosa. Abrumados por la ansiedad, buscan que otros los
estabilicen. Tratan con las pequeñas angustias como si fueran el fin del mundo y ver a
los demás como rescatadores o abandonantes.
 Padres conducidos son orientados compulsivamente hacia las metas y están siempre
muy ocupados. No pueden dejar de intentar hacer que todo sea perfecto, incluyendo los
demás. Aunque rara vez se detienen lo suficiente como para tener verdadera empatía
por sus hijos, son controladores e interfieren en lo que refiere a manejar las vidas de sus
hijos.
 Padres pasivos tienen una forma de pensar de dejar hacer y evitan lidiar con cualquier
cosa que pueda provocar angustia. Son obviamente menos dañinos que los otros tipos,
pero tienen sus propios efectos negativos. Están listos para tomar el asiento de atrás y
dejar que domine su pareja, incluso permitiendo que ocurran abusos y negligencia al
mirar en otra dirección. Enfrentan los problemas minimizándolos y consintiendo.
 Padres rechazantes se involucran en un rango de comportamientos que nos dejan
preguntándonos por qué tuvieron familia en primer lugar. Sea que sus comportamientos
sean leves o severos, no disfrutan la intimidad emocional y claramente no desean ser
molestados por los niños. Su tolerancia por las necesidades de los demás es
prácticamente nula, y sus interacciones consisten en dar órdenes, explotar o aislarse de
la vida familiar. Algunos de los tipos más leves puede que se involucren en actividades
familiares estereotipadas, pero aun así muestran muy poca cercanía o involucramiento.
Suelen desear estar solos para hacer sus cosas.

A medida que leemos las siguientes descripciones, recordemos que algunos padres son una
mezcla de tipos. Mientras la mayoría de los padres tienden a caer en una categoría, cualquiera
es proclive a comportamientos que calzan un tipo diferente bajo ciertos tipos de estrés. Y dentro
de las siguientes descripciones, veremos un patrón unificador: ninguno de los tipos es capaz de
actuar consistentemente de maneras que hagan a un niño sentirse seguro acerca de la relación.
Sin embargo, cada tipo tiene su propia manera de quedarse corto. También, notemos que el
propósito aquí es sólo proveer un esbozo de estos cuatro tipos de padres. Discutiremos las
mejores maneras de lidiar con padres emocionalmente inmaduros en otros capítulos.

Padres emocionales

Los padres emocionales son los más infantiles de los cuatro tipos. Dan la impresión de
necesitar ser vigilados y tratados con cuidado. No se requiere mucho para que se angustien, y
luego todos en la familia parten para calmarlos. Cuando los padres emocionales se desintegran,
se llevan a sus hijos con ellos en su caída personal. Sus hijos experimentan la desesperación de
ellos, ira u odio en toda su intensidad. No es sorpresa que todos en la familia se sientan como
caminando sobre cáscaras de huevo. La inestabilidad emocional de estos padres es lo más
predecible de ellos.

En el extremo severo del espectro, estos padres son, con franqueza, enfermos mentales.
Pueden ser psicóticos o bipolares, o tener desorden de personalidad límite o narcisista. A veces,
la emocionalidad desenfrenada de ellos puede incluso terminar en intentos suicidas o ataques
físicos a otros. La gente está nerviosa alrededor de ellos porque sus emociones pueden escalar
tan rápidamente, y porque es muy aterrador ver a alguien que uno conoce salirse de sí. Las
amenazas de suicidio son especialmente aterradoras para los niños, que sienten el peso
aplastante de intentar mantener con vida a sus padres, pero no saben qué hacer. En el extremo
más leve del espectro, la inestabilidad emocional es el mayor problema, tal vez en forma de un
desorden de personalidad histriónica, caracterizado por episodios alternos de ánimos arriba y
abajo.

Dejando la severidad a un lado, todos los padres así tienen dificultad para tolerar el estrés
y el despertar emocional. Pierden el balance emocional y el control de su comportamiento en
situaciones que adultos maduros podrían manejar. Por supuesto, el abuso de sustancias puede
hacerlos incluso más desbalanceados e incapaces de tolerar la frustración o la angustia.

Cualquiera sea su grado de autocontrol, estos padres son gobernados por las emociones,
ven el mundo en términos de blanco y negro, recordando agravios, guardando rencores, y
controlando a los demás con tácticas emocionales. Sus ánimos fluctuantes y reactividad los
hace no fidedignos e intimidantes. Y mientras actúan como indefensos y suelan verse como
víctimas, la vida familiar siempre da vueltas alrededor de sus ánimos. Aunque con frecuencia
se controlan fuera de la familia, donde pueden seguir un rol estructurado, dentro del crisol de
las relaciones familiares íntimas, despliegan toda la impulsividad, especialmente si están
intoxicados. Puede ser chocante ver cuán irrestrictos se pueden poner.

Muchos hijos de padres así aprenden a subyugarse a sí mismos a los deseos de los demás
(Young y Klosko 1993). Como crecieron anticipando el clima emocional tempestuoso de sus
padres, pueden ser atentos en demasía a los sentimientos y ánimos de los demás, con frecuencia
en detrimento propio.

⸻⸻⸻La historia de Brittany⸻⸻⸻

A pesar del hecho de que Brittany tenía más de cuarenta y vivía


independientemente, su madre, Shonda, aun intentaba controlar a Brittany con sus
emociones. Una vez, cuando Brittany estuvo en cama enferma por muchos días, la
ansiedad de Shonda se elevó hasta que llamó a Brittany cinco veces en el mismo
día. También pasó por la casa porque pensaba que era hora de que Brittany saliera
de la cama, aunque Brittany le había pedido que no fuera. Finalmente, Brittany
cerró la puerta de entrada para que Shonda no pudiera entrar. Shonda le dijo,
“Cuando me dejaste afuera, ¡estaba tan enojada que deseaba derribar tu puerta!”
Cuando fue confrontada acerca de su intrusión, Shonda actuó herida y se escondió
detrás de la excusa “Sólo necesitaba saber que estabas mejor.” Pero la verdad era
que su principal preocupación era acerca de sus propios sentimientos, no las
necesidades de Brittany.

Padres conducidos

Los padres conducidos son el tipo que tiende a verse más normal, incluso aparentando
estar excepcionalmente involucrados en las vidas de sus hijos. Siendo conducidos, siempre
están enfocados en que las cosas se realicen. Mientras los padres emocionales son obvios en su
inmadurez, los conducidos parecen tan involucrados en el éxito de sus hijos que es difícil ver
el egoísmo de ellos. La mayor parte del tiempo, no notaremos nada insalubre acerca de ellos.
Sin embargo, sus hijos puede que tengan problemas ya sea con la iniciativa o con el autocontrol.
Paradójicamente, los padres trabajadores suelen terminar con hijos desmotivados, incluso
depresivos.

Si miramos un poco más profundo, podremos detectar la inmadurez emocional en esta


gente responsable y sobresaliente. Aparece en la manera en que ellos hacen suposiciones acerca
de los demás, esperando que todos deseen y valoren lo mismo que ellos. El excesivo foco en
ellos mismos se manifiesta como una convicción de que ellos saben lo que es “mejor” para los
demás.

No experimentan dudas de sí mismos a un nivel consciente y prefieren simular que todo


está bien y que ya tienen las respuestas. En lugar de aceptar los intereses particulares de sus
hijos y caminos de vida, selectivamente alaban y presionan lo que desean ver. La frecuencia
con la que interfieren en las vidas de sus hijos es legendaria. Además, su preocupación acerca
de tener cosas hechas los conduce como un motor. Las metas toman precedencia por sobre los
sentimientos de los demás, incluyendo sus hijos.

Los padres conducidos suelen haber crecido en un ambiente privado de lo emocional.


Aprendieron a vivir con sus propios esfuerzos en vez de esperar ser nutridos. Suelen ser
autodidactas y estar orgullosos de su independencia. Temen que sus hijos los avergüencen al
no triunfar, aunque no pueden ofrecerles la aceptación incondicional que les daría un
fundamento seguro desde el cual salir y obtener logros.

Ya sea que esa sea su intención o no, los padres conducidos hacen que sus hijos se sientan
evaluados constantemente. Un ejemplo podría ser un padre que hace que sus hijos practiquen
piano delante de él para que pueda marcarles los errores. Este tipo de vigilancia excesiva suele
amargar a los hijos que buscan la ayuda adulta para cualquier cosa. Como resultado, en la
adultez puede que se resistan a conectar con mentores potenciales.

Convencidos de que saben la mejor manera de hacer las cosas, los padres conducidos a
veces hacen cosas extravagantes. Una madre insistió en ir a la casa de su hija adulta para pagar
sus cuentas porque estaba segura de que su hija no lo haría bien. Otra madre compró a su hijo
adulto un auto usado que no había pedido y se sintió herida cuando él no lo quiso. Y el padre
de un joven hacía que su hijo se pesara cada día delante de él cuando engordaba.

Si pensamos en los estudios de apego infantil descritos al comienzo de este capítulo


(Ainsworth, Bell y Stayton 1971, 1974), los padres conducidos parecen similares a algunas de
las madres insensibles de bebés con apego inseguro. Fuera de sincronización con la experiencia
de momento a momento de sus hijos, no se adaptan a las necesidades de sus hijos; en vez,
presionan a su hijo hacia lo que ellos piensan que debería estar haciendo. Como resultado, los
hijos de los padres conducidos siempre sienten que deberían estar haciendo más, o estar
haciendo otra cosa diferente a lo que están haciendo.

⸻⸻⸻La historia de John⸻⸻⸻

Aunque John tenía veintiuno, pasaba mucho tiempo con sus padres y no se
sentía dueño de su vida. Al describir cómo se sentía alrededor de su madre dijo,
“Estoy constantemente en su radar.” John se sentía tan presionado por lo que sus
padres esperaban de él que perdió todo tipo de confianza en sus propias ideas acerca
de su futuro.

Como él lo dijo, “Me preocupo mucho acerca de lo que se espera de mí, no


tengo idea de qué quiero. Sólo estoy intentando contentar a mis padres y terminar
con lo mío.” Esto era especialmente cierto en las vacaciones familiares, cuando
John sentía que su padre se enojaba mucho si John no lo estaba pasando lo
suficientemente bien.

Los padres de John estaban tan ensimismados que él tenía miedo de proponerse
metas, porque eso parecía volverlos incluso más tenaces en cuanto a lo que él tenía
que hacer después. Estaban matando su iniciativa al estar constantemente
urgiéndolo a hacer un poco más o a esforzarse un poco más. A un nivel consciente,
deseaban lo mejor para John, pero eran completamente sordos cuando se trataba de
respetar y alentar su autonomía.

⸻⸻⸻La historia de Christine⸻⸻⸻

Christine era una abogada con un padre muy dominante, Joseph, que
constantemente la presionaba para ser exitosa. Bien temprano en nuestras sesiones
juntas, me describió su niñez así: “Mi padre me controlaba. No soportaba que
alguien tenga otra opinión; era absolutamente intolerable para él. Tenía tanto miedo
de tomar la decisión incorrecta que tomé muchas decisiones basadas en el temor.
Era como si mi padre fuera mi dueño por completo. Incluso en la universidad tenía
que estar en casa a las once, lo cual era extremadamente vergonzoso, pero no podía
ni soñar con desafiarlo.”

Joseph intentó incluso controlar los pensamientos de Christine. Si Christine


tenía una idea que a su padre no le gustaba, su respuesta era inmediata: “¡Ni lo
pienses!” Joseph también tenía una falta de empatía que lo convertía en un pésimo
maestro. No podía darse cuenta de cuán aterrador podría ser para la niña, por lo que
intentó enseñar a Christine a nadar arrojándola literalmente a una piscina. Como lo
dijo Christine, “Él me mandaba a hacer bien las cosas, pero no me ofrecía ninguna
guía o ayuda. Simplemente me ordenaba ser exitosa.” Visto desde las apariencias
externas, Christine sí fue exitosa, pero en su interior ella sentía una inseguridad
tremenda, como si realmente no supiera lo que estaba haciendo.

Padres pasivos
Los padres pasivos no son irascibles ni presionan como los otros tres tipos, pero siguen
teniendo efectos negativos. Ellos se entregan pasivamente a personalidades dominantes y
suelen hacer pareja con tipos más intensos que son también inmaduros, lo que tiene sentido
dado que la gente con niveles de madurez emocional similar se atrae el uno al otro (Bowen
1978).

Comparado con los otros tipos, estos padres parecen más disponibles en lo emocional,
pero sólo hasta cierto punto. Cuando las cosas se ponen muy intensas, se vuelven pasivos,
emocionalmente retraídos, y ocultan sus cabezas en la arena. No ponen límites a sus hijos ni
los guían para ayudarlos a navegar el mundo. Puede que nos amen, pero no pueden ayudarnos.

Los padres pasivos son tan inmaduros y ensimismados como los otros tipos, pero sus
maneras simples y con frecuencia juguetonas los hace mucho más queribles que los otros tres
tipos (emocionales, conducidos o rechazantes). Suelen ser el tipo de padre favorito que puede
demostrar un poco de empatía por sus hijos, siempre que el hacerlo no impida satisfacer sus
propias necesidades. Y como pueden ser tan egocéntricos como los otros tipos, los padres
pasivos pueden utilizar a sus hijos para satisfacer sus propias necesidades emocionales —
principalmente la necesidad de ser el foco de la atención afectiva de alguien. Disfrutan la
apertura inocente de los niños y pueden ponerse al nivel del niño de una manera deliciosa. El
niño ama su tiempo con estos padres —pero como el niño suele estar llenando la necesidad de
admiración y compañía atenta, se convierte en una especie de incesto emocional. Este tipo de
relación nunca es completamente cómoda para el niño porque presenta el riesgo de poner
celoso al otro progenitor, e incluso puede sentirse sexualizado.

Los niños saben ciertamente que no deben esperar mucha ayuda de estos padres. Mientras
los padres pasivos disfrutan de sus hijos, se divierten con ellos y los hacen sentir especiales,
los hijos sienten que sus padres no están allí realmente para ellos de ninguna manera esencial.
De hecho, estos padres son famosos por hacer la vista gorda a situaciones familiares que son
dañinas para sus hijos, dejando a los niños por sus cuentas. Cuando la madre es la pasiva, puede
que permanezca con una pareja que maltrata o abusa de sus hijos porque ella no tiene un ingreso
independiente. Este tipo de madres suelen adormecerse a lo que ocurre alrededor de ellas. Por
ejemplo, una madre se refirió más tarde con respecto a los ataques violentos de su marido
contra sus hijos con la leve declaración “Papi puede ser duro a veces.”

En su propia crianza, los padres pasivos a menudo aprendieron a mantenerse lejos de la


línea de fuego, manteniendo un perfil bajo y subyugándose a sí mismos bajo personalidades
más fuertes. Cuando son adultos, no se les ocurre que tengan una misión no sólo de divertirse
con sus propios hijos, sino de protegerlos. En vez, entran en una especie de trance durante los
peores momentos, replegándose en ellos mismos o encontrando otras formas pasivas de
atravesar la tormenta.

Además de abandonar a sus hijos impremeditadamente cuando las cosas se ponen feas,
estos padres pueden dejar a la familia si tienen la oportunidad de una vida más feliz. Si los
padres pasivos, pero más conectados en lo emocional dejan su familia por algún motivo, la
herida en los hijos puede ser especialmente profunda, ya que el abandono vino del progenitor
que significaba más para el niño.

Los niños que adoraban a un progenitor pasivo pueden convertirse en adultos que excusan
la conducta de abandono de otros. De niños, creían que no se podía hacer nada con respecto a
su situación de niñez y que su progenitor pasivo estaba realmente indefenso. Nunca habían
considerado que los padres tienen el deber de poner el bienestar emocional de sus hijos por lo
menos al mismo nivel de sus propios intereses.

⸻⸻⸻La historia de Molly⸻⸻⸻

La madre de Molly era una mujer de poca paciencia y abusiva en lo físico que
trabajaba muchas horas y solía llegar a la casa de mal humor. Su padre era un
hombre dulce y afectuoso que solía estar de buen ánimo. Le gustaba arreglar cosas
en el garaje cuando no estaba en su trabajo, por lo que Molly solía ser dejada a
cargo de su hermana mayor abusiva y degradante, aparentemente sin ninguna
consideración con respecto a cómo se trataba a Molly.

El santuario de Molly era la relación con su padre. Su bondad era el único brillo
y fuente de amor en su vida, y ella lo adoraba y sentía que debía protegerlo. Nunca
se le ocurrió que debía esperar que él la proteja a ella. Por ejemplo, una vez cuando
su madre se encolerizó y comenzó a golpear a Molly en el comedor, oyó que su
padre estaba golpeando cacerolas en la cocina. Ella lo interpretó como una manera
de hacerle saber que aún estaba allí para ella. No tenía ninguna expectativa de que
él intervenga para detener el abuso. Este es un ejemplo notable de cómo los niños
privados de lo emocional intentan darle un aspecto positivo a la conducta de su
progenitor favorito sin importar el costo.
Molly también tenía un pequeño tartamudeo, y una vez en un viaje a un parque
de diversiones, la hermana de Molly y sus amigas comenzaron a burlarse de ella
sobre esto tanto que se puso histérica. El padre de Molly se rio todo el tiempo, en
vez de amonestar a los niños mayores o cuidar de los sentimientos de Molly. En el
viaje a casa, todos se reían fuertemente mientras se turnaban para imitar la
limitación en el habla de Molly.

Padres rechazantes

Los padres rechazantes parecen tener un muro alrededor de ellos. No desean pasar tiempo
con sus hijos y parecen ser más felices si los demás los dejan solos para hacer lo que desean.
Sus hijos sienten que su progenitor estaría bien si ellos no existieran. El comportamiento
irritado de estos padres enseña a sus hijos a no acercarse a ellos, algo que una persona describió
como correr hacia alguien y que le cierren la puerta en la cara. Rechazan sumariamente todos
los intentos de atraerlos hacia interacciones afectivas o emocionales. Si se los presiona para
que respondan, puede que se vuelvan furiosos o abusivos. Estos padres son capaces de realizar
ataques físicos como castigo.

Los padres rechazantes también son los menos empáticos de los cuatro tipos. Suelen evitar
el contacto visual para señalar su disgusto por la intimidad emocional o a veces emplean una
mirada vacía u hostil con el propósito de que los demás se vayan.

Estos padres dominan el hogar, con la vida familiar dando vueltas alrededor de sus deseos.
Un ejemplo bien conocido de este tipo es el padre distante y aterrador —un hombre sin calidez
emocional por sus hijos. Todo da vueltas alrededor de él, y la familia instintivamente intenta
no molestarlo. Con un padre rechazante, es fácil sentirse apologético por existir. Pero las
madres también pueden ser rechazantes.

Los hijos de padres rechazantes llegan a verse a sí mismos como molestias e irritaciones,
provocando que se den por vencidos fácilmente, mientras los niños más seguros tienden a
seguir haciendo pedidos o quejándose para obtener lo que desean. Esto puede tener serias
ramificaciones más tarde en la vida cuando, como adultos, estos hijos rechazados tienen
dificultades para pedir lo que necesitan.
⸻⸻⸻La historia de Beth⸻⸻⸻

La madre de Beth, Rosa, nunca demostró ningún entusiasmo acerca de pasar


tiempo con ella. Cuando Beth venía de visita, Rosa se resistía a los abrazos e
inmediatamente encontraba algo para criticar acerca de la apariencia de Beth. Solía
urgir a Beth para que llamase a un pariente ni bien Beth ingresara por la puerta,
como si quisiera redirigirla hacia otra parte. Si Beth sugería pasar tiempo juntas,
Rosa reaccionaba con irritación y le decía a Beth que era demasiado dependiente.
Cuando Beth llamaba a su madre, cualquier cosa que Beth dijera era
frecuentemente interrumpida mientras Rosa hallaba una excusa para dejar el
teléfono, con frecuencia para dárselo al padre de Beth.

Ejercicio: Determinando el tipo de padres

Para evaluar cuál de estos cuatro tipos podría encajar en tus padres, lee a través de la
siguiente lista y marca las características que asocias con tus padres, recordando que los padres
de cualquier tipo pueden mostrar rasgos de otros tipos cuando están muy estresados. Las
características de inmadurez emocional son comunes a todos los tipos e incluyen preocupación
por ellos mismos, empatía baja, desdén hacia los límites, resistir la intimidad emocional,
comunicación pobre, ausencia de auto reflexión, rechazo a reparar problemas de relación,
reactividad emocional, impulsividad y problemas para mantener cercanía emocional.

Como antes, si deseas completar esta evaluación para un progenitor, padrastro o madrastra,
utiliza la versión descargable de este ejercicio disponible en
http://www.newharbinger.com/31700.

Padres emocionales

⸻⸻⸻ Preocupado por sus propias necesidades

⸻⸻⸻ Tiene poca empatía

⸻⸻⸻ Está enredado y no respeta los límites

⸻⸻⸻ Está a la defensiva y no intima


⸻⸻⸻ No se involucra en comunicación recíproca; sólo habla de sí mismo

⸻⸻⸻ No es auto reflexivo

⸻⸻⸻ Tiene pocas habilidades de reparación de relaciones

⸻⸻⸻ Es reactivo, no considerado.

⸻⸻⸻ O es muy cercano o distante

⸻⸻⸻ Explota o interrumpe a los demás

⸻⸻⸻ Tiene intensidad emocional aterradora o intimidante

⸻⸻⸻ Espera que sus hijos provean tranquilidad y no piensan en las necesidades del niño

⸻⸻⸻ Les gusta hacer de cuenta que ellos no están al mando

⸻⸻⸻ Se ven a sí mismos como víctimas

Padres conducidos

⸻⸻⸻ Preocupado por sus propias necesidades

⸻⸻⸻ Tiene poca empatía

⸻⸻⸻ Está enredado y no respeta los límites

⸻⸻⸻ Está a la defensiva y no intima

⸻⸻⸻ No se involucra en comunicación recíproca; sólo habla de sí mismo

⸻⸻⸻ No es auto reflexivo

⸻⸻⸻ Tiene pocas habilidades de reparación de relaciones

⸻⸻⸻ Es reactivo, no considerado.

⸻⸻⸻ O es muy cercano o distante

⸻⸻⸻ Tiene valores rígidos y expectativas perfeccionistas

⸻⸻⸻ Está obsesionado con las metas y ocupado, con una visión maquinaria
⸻⸻⸻ Ven a sus hijos como un reflejo, sin considerar lo que ellos desean

⸻⸻⸻ Les gusta estar al mando

⸻⸻⸻ Se ven a sí mismos como arregladores

Padres pasivos

⸻⸻⸻ Preocupado por sus propias necesidades

⸻⸻⸻ Tiene poca empatía

⸻⸻⸻ Está enredado y no respeta los límites

⸻⸻⸻ Está a la defensiva y no intima

⸻⸻⸻ No se involucra en comunicación recíproca; sólo habla de sí mismo

⸻⸻⸻ No es auto reflexivo

⸻⸻⸻ Tiene pocas habilidades de reparación de relaciones

⸻⸻⸻ Pueden ser considerados ocasionalmente

⸻⸻⸻ O es muy cercano o distante

⸻⸻⸻ Puede ser amable y divertido, pero no protector

⸻⸻⸻ Tiene una actitud de permitirlo todo y que todo está bien

⸻⸻⸻ Es afectuoso hacia el niño, pero no lo protege

⸻⸻⸻ Le gusta que otro sea el que manda o el malo

⸻⸻⸻ Se ven a sí mismos como melosos y bondadosos

Padres rechazantes

⸻⸻⸻ Preocupados por sus propias necesidades

⸻⸻⸻ No tienen empatía

⸻⸻⸻ Tienen límites impenetrables


⸻⸻⸻ Parecen desconectados y hostiles

⸻⸻⸻ Rara vez se involucran en la comunicación

⸻⸻⸻ No es auto reflexivo

⸻⸻⸻ No tiene habilidades de reparación de relaciones

⸻⸻⸻ Es reactivo, atacante y degradante

⸻⸻⸻ Es muy distante

⸻⸻⸻ Ignora a sus hijos o puede ser iracundo con ellos

⸻⸻⸻ Suele ser rechazante y furioso

⸻⸻⸻ Ve a sus hijos como molestias y no desea estar cerca de ellos

⸻⸻⸻ Gusta de burlarse y descartar

⸻⸻⸻ Se ven a sí mismos como independientes de los demás

Resumen

Los cuatro tipos de padres emocionalmente inmaduros están ensimismados, son


insensibles y por tanto no están disponibles emocionalmente para sus hijos. La falta de empatía
los hace difíciles de comunicarse y conectar con ellos. Todos temen emociones genuinas y
buscan controlar a los demás para tener comodidad. Ninguno de ellos hace que sus hijos se
sientan emocionalmente vistos. Todos están escurriéndose para estar en sus propios caminos,
y en definitiva todas las interacciones se centran alrededor de ellos. Además, son todos
incapaces de tener una verdadera reciprocidad interpersonal.

Aunque hay cuatro tipos generales de padres emocionalmente inmaduros, sus hijos suelen
caer sólo en dos categorías principales: internalizadores y externalizadores. En el siguiente
capítulo, veremos a estos dos tipos bien diferentes de estilos de afrontamiento.
Capítulo 5

Cómo reaccionan los niños a los

padres emocionalmente inmaduros

Cuando los padres inmaduros no pueden involucrarse emocionalmente y darles a sus hijos
suficiente atención o afecto, sus hijos lo afrontan imaginando fantasías de sanidad acerca de
que sus necesidades emocionales serán satisfechas en el futuro. También lo afrontan hallando
un rol familiar especial, creando lo que llamo un yo de rol. El yo de rol está diseñado para
obtener algún tipo de atención de un progenitor preocupado. En este capítulo, comenzaremos
viendo las fantasías de sanidad y los yo de rol, y luego exploraremos los dos estilos de
afrontamiento muy diferentes que los niños utilizan para lidiar con la negligencia emocional:
internalizar o externalizar.

Desafortunadamente, ninguno de los estilos de afrontamiento permite al niño desarrollar


completamente su potencial. A causa de la auto preocupación de sus padres, estos niños suelen
sentir que sus verdaderos yo no son lo suficiente como para entablar relación con sus padres.
Como resultado, comienzan a creer que la única manera de llamar la atención es convertirse en
algo diferente a lo que son en realidad.

Tristemente, el verdadero yo, que consiste en las aptitudes innatas del niño y sus
sentimientos genuinos, toma el asiento trasero de lo que parece necesario para asegurarse un
lugar en la familia. Aunque el yo verdadero todavía existe debajo de la superficie, suele ser
silenciado por las reglas familiares que ponen las necesidades de los padres primero. En el
capítulo 7, veremos qué ocurre cuando el yo verdadero subyacente resurge para despertar a la
gente ante sus verdaderos sentimientos y potencial. Pero por ahora, veamos cómo las fantasías
de sanidad y los roles familiares afectan a la gente tanto en la niñez como en la adultez.

El origen de las fantasías de sanidad

Tener padres inmaduros fuerza a los hijos a ajustarse a las limitaciones emocionales de sus
padres. Los niños reaccionan a la inmadurez paternal de diversas formas para intentar llamar
la atención, ser cuidados y establecer conexión. Pero una cosa que todos los niños privados
emocionalmente tienen en común es tener una fantasía acerca de cómo eventualmente
obtendrán lo que necesitan.

De niños, comprendemos el mundo armando una historia que nos explica nuestra vida.
Imaginamos lo que nos hace sentir mejor y creamos lo que llamo una fantasía de sanidad —
una historia de esperanza acerca de lo que algún día nos hará realmente felices.

Los niños suelen pensar que la cura para su dolor infantil y soledad emocional está en
hallar una manera de cambiarse ellos y a los demás en algo diferente de lo que son realmente.
Todas las fantasías de sanidad tienen esta temática. Por tanto, la fantasía de sanidad de todos
comienza con si tan solo… Por ejemplo, la gente puede pensar que serán amados sólo si fueran
lo suficientemente desinteresados y atractivos, o si pudieran hallar a un compañero
desinteresado y sensible. O pueden pensar que sus vidas serán sanadas siendo famosos o
extremadamente ricos, o haciendo que la gente les tenga miedo. Desafortunadamente, la
fantasía de sanidad es una solución infantil que viene de una mente infantil, por lo tanto, no
calza en la realidad adulta.

Pero cualquiera sea la fantasía de sanidad, le da al niño el optimismo para atravesar una
crianza dolorosa con esperanza de un futuro mejor. Mucha gente ha sobrevivido una niñez
miserable de esta manera. La fantasía de esperanza de que un día serán amados y cuidados los
mantiene en pie.

Cómo las fantasías de sanidad afectan las relaciones adultas

A medida que llegamos a la adultez, secretamente esperamos que nuestras relaciones más
cercanas harán que nuestras fantasías de sanidad se vuelvan realidad. Nuestras expectativas
subconscientes de los demás vienen directamente de este mundo de fantasía infantil. Creemos
que, si nos mantenemos en ella lo suficiente, eventualmente conseguiremos cambiar a la gente.
Podríamos pensar que nuestra soledad emocional finalmente será sanada por una pareja que
siempre piensa en nuestras necesidades primero o un amigo que nunca nos abandona. Con
frecuencia, estas fantasías inconscientes son bastante proclives a provocar auto derrota. Por
ejemplo, una mujer creía secretamente que, si tan sólo pudiera hacer feliz a su padre depresivo,
ella sería finalmente libre en su vida de hacer lo que quiera. No se daba cuenta de que ya era
libre de vivir su propia vida, incluso si su padre seguía siendo miserable.
Otra mujer estaba segura de que podría obtener el tipo de amor que ella deseaba por parte
de su esposo si ella hacía todo lo que él quisiera. Cuando él aun no le daba la atención que ella
pensaba haberse ganado, estaba furiosa con él. Su ira cubrió la ansiedad que sentía cuando se
dio cuenta de que su historia de sanidad no estaba funcionando, aun cuando hizo su mejor
intento. Desde la niñez, ella había estado segura de que sería amada si era una persona “buena”.

Con frecuencia no tenemos idea de que estamos intentando endilgarle a alguien una
fantasía de sanidad, pero puede verse en las pequeñas pruebas de amor que ponemos a la gente.
Es más fácil para un foráneo ver cuán irreal es la fantasía. La terapia marital exitosa suele
involucrar cómo las fantasías de sanidad de la gente intentan forzar a sus parejas a darles la
infancia amorosa que siempre desearon.

Desarrollando un yo de rol

Si tus padres o tutores no respondieron adecuadamente a tu verdadero yo en la niñez, te


darás cuenta lo que tienes que hacer para tener una conexión. En lugar de sólo ser quién eres,
desarrollarás un yo de rol, o seudo yo (Bowen 1978), que te dará un lugar seguro en tu sistema
familiar. Este yo de rol va remplazando gradualmente la expresión espontanea del verdadero
yo. Este yo de rol puede estar basado en una creencia como que Me auto sacrificaré tanto que
los demás me alabarán y amarán. O puede tomar la forma negativa de Los haré prestarme
atención de una manera u otra.

El proceso de asumir un yo de rol es inconsciente; nadie se propone hacerlo


deliberadamente. Creamos un yo de rol gradualmente, a través de prueba y error a medida que
vemos las reacciones de los demás. Sin importar si el yo de rol parece positivo o negativo,
como niños lo vemos como la mejor manera de pertenecer. Luego, de adultos, tendemos a
continuar actuando nuestro rol con la esperanza de que alguien nos prestará atención de la
manera que hubiéramos deseado que lo hagan nuestros padres.

Puede que nos preguntemos por qué no todos los niños inventan un yo de rol
maravillosamente positivo —por qué tanta gente actúa roles de fracaso, ira, perturbación
mental, volatibilidad emocional u otras formas de miseria. Una respuesta es que no todo niño
tiene los recursos internos para ser exitoso y autocontrolado en las interacciones con los demás.
La genética y la neurología de algunos niños los lleva hacia una reactividad impulsiva en vez
de a la acción constructiva.
Otra razón por la cual surgen los roles negativos es que es común para los padres
emocionalmente inmaduros utilizar inconscientemente diferentes niños en la familia para
expresar aspectos irresueltos de sus propios yo de rol y fantasías de sanidad. Por ejemplo, un
niño puede ser idealizado e consentido como el niño perfecto, mientras que otro es catalogado
como incompetente, siempre metiendo la pata y precisando ayuda.

Cómo los padres influencian el desarrollo del yo de rol

Un ejemplo de padre que presiona a su hijo a adoptar un yo de rol sería una madre insegura
que refuerza los miedos de un niño ansioso para darse a sí misma un rol de seguridad como el
centro de la vida de ese niño (Al fin, alguien me necesita en serio.) Otro ejemplo sería un padre
con sentimientos de insuficiencia irresueltos que menosprecia a su hijo para sentirse fuerte y
capaz en comparación (Soy el que es competente y debe corregir a todos los demás.) O tal vez
ambos padres hacen la vista gorda a sus propios enojos subyacentes y egocentrismo, pero los
ven en sus hijos (Somos padres amorosos, pero nuestro hijo es malo e irrespetuoso.) Pocos
padres pretenden socavar el futuro de sus hijos, pero sus propias ansiedades pueden hacerlos
ver sus propias cualidades negativas e indeseables en sus hijos (Bowen 1978). Esta es una
poderosa reacción psicológica defensiva que está más allá del control consciente.

De niños, si hallábamos un rol que calzaba en las necesidades de nuestros padres como
una llave en una cerradura, a lo mejor nos hubiéramos identificado rápidamente con este yo de
rol. En el proceso, nuestro verdadero yo se habría hecho más invisible a medida que nos
transformábamos en lo que el sistema familiar precisaba de nosotros. Este tipo de olvido de
nuestro yo verdadero puede sabotear nuestras relaciones íntimas en la adultez. No podemos
forjar una relación satisfactoria desde la posición de un yo de rol. Debemos estar disponibles
para expresar suficiente de nuestros yo verdaderos para darle a la otra persona algo real con lo
que relacionarse. Sin ello, la relación es tan solo una actuación entre dos yo de rol.

Otro problema con el yo de rol es que no tiene su propia fuente de energía. Debe robar
vitalidad del verdadero yo. Actuar un rol es mucho más cansado que tan solo ser uno mismo
porque requiere un esfuerzo enorme ser algo que no somos. Y como es inventado, el yo de rol
es inseguro y teme ser revelado como un impostor.

Actuar en un yo de rol no suele funcionar a la larga porque nunca podrá ocultar las
verdaderas inclinaciones de la gente por completo. Tarde o temprano, sus necesidades genuinas
saldrán a la superficie. Cuando la gente decide dejar de actuar el rol y vivir más desde su yo
verdadero, pueden avanzar con más liviandad y vitalidad.

Ejercicio: Identificando tu fantasía de sanidad y yo de rol

Precisarás dos hojas para este ejercicio. En una, el título será “Fantasía de sanidad” y en
la otra “Yo de rol.”

La primera parte de este ejercicio te ayudará a explorar e identificar tus propias fantasías
de sanidad. Arriba de tu hoja de “Fantasía de sanidad”, copia y completa las siguientes
oraciones. No las pienses demasiado; sólo escribe lo que primero venga a la cabeza.

Desearía que los demás fueran más___________________________________________.

¿Por qué es tan difícil que la gente___________________________________________?

Para variar, me encantaría que la gente me tratara como___________________________.

Tal vez alguno de estos días encuentre alguien que_______________________________.

En un mundo ideal con gente buena, los demás harían ____________________________.

Ahora utilizaremos un proceso similar para ayudarte a descubrir tu yo de rol. En tu hoja


de “Yo de rol”, copia y completa las siguientes oraciones, nuevamente escribiendo lo primero
que venga a la cabeza.

Me esfuerzo por ser ______________________________________________________.

La razón principal por la cual le agrado a la gente es porque yo _____________________.

Los demás no aprecian cuánto yo ____________________________________________.

Siempre tengo que ser el que ________________________________________________.

Intenté ser la persona que __________________________________________________.


Luego de completar las oraciones, utiliza las palabras e ideas de tus respuestas para escribir
dos descripciones cortas acerca de tu fantasía de sanidad y una para tu yo de rol. Estas
descripciones revelarán tus ideas secretas acerca de cómo los demás deberían cambiar para
hacerte sentir valorado y cómo piensas que debes comportarte para ser amado.

Para terminar, escribe un breve resumen acerca de tu experiencia intentando que los demás
cambien y cómo se siente haber interpretado el yo de rol que has descrito en este ejercicio.

¿Deseas mantener estas fantasías y roles, o estás listo para explorar y expresar tu verdadera
individualidad? Si estás listo para vivir más manteniendo tu yo verdadero, el resto de este libro
te ayudará a hacerlo.

Dos estilos de lidiar con padres emocionalmente inmaduros

Las fantasías de sanidad y los roles son tan únicos como los niños que los inventan. Pero,
sobre todo, los niños con padres emocionalmente inmaduros lidian con privación emocional en
una de estas dos maneras: ya sea internalizando sus problemas, o externalizándolos. Los niños
que son internalizadores creen que es responsabilidad de ellos cambiar las cosas, mientras que
los externalizadores esperan que los otros lo hagan por ellos. En algunas circunstancias, un
niño puede sostener ambas creencias, pero la mayoría de los niños principalmente adoptan un
estilo de afrontamiento o el otro cuando luchan para satisfacer sus necesidades.

Es una cuestión de personalidad y constitución cuál de estos sistemas has adoptado, más
que de elección. Y finalmente, ambos estilos son intentos de obtener satisfacción a las
necesidades. A medida que la gente atraviesa la vida, pueden tener periodos de ser más
internalizadores o externalizadores, pero su naturaleza básica seguramente se inclinará más
sobre una que la otra. Sin embargo, el ideal es balancear ambos acercamientos, para que los
internalizadores aprendan a buscar ayuda externamente, de otros, y los externalizadores
aprendan mirar dentro de ellos mismos para controlarse.

Internalizadores

Los internalizadores son mentalmente activos y aman aprender cosas. Intentan solucionar
problemas desde el interior hacia afuera a través de la auto reflexión, intentando aprender de
sus errores. Son sensibles e intentan comprender de la causa a el efecto. Al ver la vida como
una oportunidad de desarrollarse, disfrutan volverse más competentes. Creen que pueden
mejorar las cosas esforzándose, y toman responsabilidad instintivamente para resolver los
problemas por su propia cuenta. Sus principales fuentes de ansiedad son el sentimiento de culpa
cuando desagradan a los demás y el temor a ser expuestos como impostores. Su mayor ruina
en una relación es auto sacrificarse demasiado y luego resentirse por cuanto hacen por los
demás.

Externalizadores

Los externalizadores actúan antes de pensar. Son reactivos y hacen las cosas
impulsivamente para eliminar la ansiedad rápido. No tienden a ser auto reflexivos, asignando
la culpa a los demás y a las circunstancias más que a sus propias acciones. Experimentan la
vida como un proceso de prueba y error, pero rar vez utilizan sus errores para aprender cómo
hacer mejor las cosas en el futuro. Están sujetos firmemente a la noción de que las cosas deben
cambiar en el mundo exterior para estar felices, creyendo que, si tan sólo los demás les dieran
lo que ellos quieren, sus problemas se solucionarían. Este estilo de afrontamiento es con
frecuencia tan de autoderrota y disruptivo que los demás deben involucrarse para reparar el
daño de las acciones impulsivas de ellos.

Los externalizadores sienten que la gente competente debería ayudarlos y tienden a creer
que las cosas buenas le ocurren a los demás de una manera bastante injusta. Con respecto a la
imagen que tienen de ellos mismos, tienen una confianza en sí mismos realmente baja o un
sentido de superioridad inflado. Dependen de estímulos externos para calmarse, lo que los hace
susceptibles al abuso de sustancias, relaciones adictivas y muchas otras formas de gratificación
inmediata. La principal fuente de ansiedad que tienen es que serán cortados de los recursos
externos en los que depende su seguridad. El mayor problema de relaciones que tienen incluye
sentirse atraídos a la gente impulsiva y ser demasiado dependientes en los demás para obtener
apoyo y estabilidad.

Comprendiendo la cosmovisión de los externalizadores


Es difícil saber cuál estilo de afrontamiento la tiene peor. Los internalizadores ciertamente
sufren más conscientemente, pero la tendencia de culparse a ellos mismos tiene la ventaja de
obtener la seguridad y el apoyo de los demás. En contraste, los externalizadores se involucran
en comportamientos que suelen exasperar e irritar a los demás, por lo que cuando precisan
ayuda, los demás típicamente desean mantener distancia. Sin embargo, los externalizadores
suelen seguir actuando hasta que alguien viene a ayudarlos. En cambio, los internalizadores
pueden sufrir en silencio y seguir viéndose bien, incluso cuando están derrumbándose por
dentro. Con frecuencia, la gente no ofrece ayuda a los internalizadores porque no se dan cuenta
de que la necesitan.

Este libro probablemente atraerá principalmente a la gente que es internalizadora, porque


está diseñado para ayudar a la gente a comprenderse a sí misma y a los demás, que es
típicamente algo que a los externalizadores no le interesa mucho. Aun así, es importante que
los internalizadores comprendan la cosmovisión de los externalizadores para tratar con ellos
de una manera más efectiva —especialmente porque la mayoría de los padres emocionalmente
inmaduros son externalizadores y luchan contra la realidad más que afrontarla. Culpan al
mundo exterior de sus problemas, como si la realidad tuviera la culpa. Si te suena como la
conducta de un niño pequeño, tienes toda la razón.

Externalizar previene a la gente de crecer psicológicamente, y es por ello por lo que está
asociado con la inmadurez emocional. Internalizar, por otro lado, promueve el desarrollo
psicológico a través del uso de la auto reflexión. Como cubriré en profundidad a los
internalizadores en el capítulo 6, el resto de este capítulo discutirá varios aspectos de los
externalizadores.

Los externalizadores crean un círculo vicioso de autoderrota

Externalizar tiende a obtener castigo y rechazo. En contraste con los internalizadores de


buenos modos, los externalizadores actúan su ansiedad, dolor y depresión. Hacen cosas
impulsivas para distraerse de sus problemas inmediatos. Aunque esto pueda ayudarlos a
sentirse mejor temporariamente, crea más problemas a futuro.

Cuando los externalizadores tienen que enfrentar las consecuencias de su impulsividad,


son vulnerables a fuertes pero breves sentimientos de vergüenza y fracaso. Sin embargo, suelen
utilizar la negación para evitar la vergüenza, en lugar de preguntarse si deberían cambiar o
cómo hacerlo. Esto los lleva a un círculo vicioso de impulsividad seguido por sentimientos de
fracaso que traen incluso más impulsividad.

Como resultado, los externalizadores sienten repetidas ráfagas de baja autoestima y


sentimientos de ser malos. Para evitar odiarse a sí mismos por completo, se deshacen de la
vergüenza culpando a los demás y excusándose. Esta estrategia no les gana mucha compasión
—excepto entre otros externalizadores— por lo que suelen terminar sin el apoyo emocional
que estaban buscando.

Los externalizadores buscan la solución fuera de ellos mismos

Los externalizadores no tienen oportunidad de crecer o aprender de los errores porque


expulsan el estrés ni bien llega. Al creer que sus problemas deben ser resueltos por otro, buscan
que los demás los hagan sentir mejor, a veces con un poco de resentimiento por no haber
recibido ayuda antes. Puede que los imaginemos como siempre buscando una fuente de poder
externa a la cual enchufarse, mientras los internalizadores tienen sus baterías incluidas. Por
supuesto, a veces los internalizadores precisan recargar, pero no suelen hacer de sus problemas
al asunto de otra persona.

Si no se atiende, un estilo de afrontamiento externalizador temprano resulta en inmadurez


emocional. La mayoría de los padres emocionalmente inmaduros tienen un estilo de
afrontamiento externalizador. Como siempre están buscando fuera de sí mismos para sentirse
mejor, los externalizadores no obran para desarrollar mejor autocontrol. Los abruma la emoción
y niegan la seriedad de sus problemas o culpan a otros. Los externalizadores piensan que la
realidad debería conformarse a sus deseos, mientras la gente más madura lidia con la realidad
y se adapta a ella (Vaillant 2000).

La externalización en los niños promueve una dependencia emocional y enredo con las
dinámicas de los padres (Bowen 1978). Además, los padres emocionalmente inmaduros puede
que consientan a un niño externalizador porque al hacerlo se distraen de sus propios problemas
irresueltos. Cuando lidian con un niño fuera de control, los padres no tienen tiempo de pensar
acerca de sus propios dolores del pasado. En vez, pueden tomar el yo de rol de padres fuertes
y ayudar al niño débil y dependiente que no podría sin la ayuda de ellos.
Aunque los niños externalizadores suelen luchar con problemas de conducta,
impulsividad, volatibilidad emocional e incluso adicciones, estas formas de actuar tienen la
ventaja de que hacen los problemas visibles. El dolor de ellos no queda oculto, como ocurre
con los internalizadores, a pesar de que pueden ser malinterpretados como rebeldes, opositores
o problemáticos sin sentido.

Los externalizadores existen en un continuo de severidad

La externalización existe en un continuo de severidad. En un extremo está la gente


depredadora y sociopática que ve a los demás como recursos para explotar, sin importarles sus
derechos o sentimientos. Los externalizadores más tranquilos y leves puede verse como
internalizadores porque evitan mucho la confrontación, pero pueden ser identificados por su
creencia de que los demás deberían cambiar. Dicho esto, los externalizadores leves pueden ser
dóciles al crecimiento y la auto reflexión cuando son adultos.

Un ejemplo de externalizador leve era un hombre que vino a terapia porque perdía el
control con frecuencia cuando estaba estresado y gritaba a su mujer e hijos. Había sido criado
en una familia rígida en la cual era golpeado y humillado si se equivocaba, por lo que tenía
muchos modelos a seguir para una conducta externalizadora. Sin embargo, como deseaba
sinceramente que las cosas mejoraran en su hogar, se esforzó para aceptar a su mujer e hijos
como gente sensible de derecho propio, que necesitaba colaboración en lugar de ser superados.

Los externalizadores leves pueden aparecer en diversas formas. Como se mencionó, en la


superficie pueden incluso parecer internalizadores. La clave es si culpan a los demás por su
infelicidad, como en la próxima historia.

⸻⸻⸻La historia de Rodney⸻⸻⸻

Por fuera, Rodney parecía ser un internalizador empático que intentaba hacer
feliz a todos. Permitía que su esposa, Sasha, le dijera qué es lo que podía y no podía
hacer, dándole el poder total de control sobre todas sus actividades. Vino a terapia
porque estaba deprimido y sentía que se había perdido a sí mismo. Temía hacer
enojar a Sasha y nunca la desafiaba porque temía que lo dejase. Exteriormente, se
declaraba a sí mismo responsable de sus decisiones, pero en lo secreto, culpaba a
Sasha por restringir su vida. En una forma verdaderamente externalizadora, la veía
a ella como la que controlaba su felicidad e infelicidad y sentía que él no era libre
de hacer lo que deseaba sin su permiso.

Rodney se había criado con una madre despótica que no le daba mucha
nutrición verdadera, y cuando llegó a la adultez todavía se veía a sí mismo en el rol
de un niño dominado, ahora controlado por Sasha. En una sesión de terapia, se
describió a sí mismo como un prisionero, un hombre encadenado —¡una imagen
muy externalizadora!

Rodney no era extravagantemente demandante como la mayoría de los


externalizadores, pero del mismo modo, creía que la solución a sus problemas eran
asunto de otro. Hasta que comenzó a reconocer esta dinámica, permaneció
estancado en sus problemas como un externalizador más severo. Afortunadamente,
luego de hacer terapia un tiempo, Rodney vio lo que había estado haciendo y
comenzó a hablar por sí mismo. Sasha no tenía idea de que él estaba tan angustiado;
simplemente había estado tomando el control porque Rodney nunca expresaba sus
deseos.

Los externalizadores pueden ser hermanos abusivos

Muchos de mis clientes que son internalizadores han vivido con hermanos
externalizadores fuera de control. Todos estos clientes tenían la misma situación: un hermano
consentido y depredador —ya sea mayor o menor— que les hacía la vida miserable de niños
mientras los padres no hacían nada para intervenir. Si el hermano estaba aburrido o angustiado,
se desquitaba con el cliente. Sus padres solían ver a los hermanos externalizadores como
especiales en alguna manera y les dejaban salirse con la suya con todo tipo de mal
comportamiento. En algunos casos, esto incluso tomó la forma de abuso sexual, que mis
clientes no reportaron porque pensaron que sus padres no les creerían, o sí lo reportaron y los
padres defendieron al hermano abusador.

Los hermanos externalizadores también pueden perpetrar abuso emocional, dominando la


familia con sus problemas y caprichos. Mientras los internalizadores se sentían que no podían
librarse de ninguna situación, sus hermanos externalizadores se salían con la suya repetidas
veces. Los padres emocionalmente inmaduros suelen aplacar o rescatar a los niños
externalizadores. Con frecuencia esto parece la única solución porque los externalizadores
siguen tomando decisiones impulsivas que hacen sus vidas inmanejables.

En una familia con un hijo externalizador, la actitud de los padres suele ser silenciar
cualquier queja de injusticia por parte de los internalizadores, diciéndole al niño que intente
llevarse bien o comprender el problema de su hermano. Para los padres, no tiene ninguna
ventaja tener a un niño externalizador angustiado. El mensaje a los internalizadores es que
deberían poner sus necesidades en el olvido y en lugar de ello enfocarse en lo que precisa el
externalizador.

Los externalizadores también suelen acusar equivocadamente a los demás de abuso,


presentándose a sí mismos como las víctimas dañadas que precisan atención especial. Una
mujer inocente estaba sorprendida cuando su hermano menor, un externalizador, la acusó de
haber abusado sexualmente de él en la niñez. Cuando él era pequeño, ella había sacrificado
mucho de su vida adolescente para cuidarlo porque los padres estaban enfocados en un abuelo
que tenía una enfermedad crónica. La acusación infundada de su hermano siguió este patrón
de buscar razones externas por las cuáles él no podía administrar su vida. Los padres se
pusieron de su lado inmediatamente, incluso después de que mi cliente jure que no había pasado
nada. Los roles que sus padres y hermano interpretaban como rescatadores y víctima
desventurada estaban demasiado bien establecidos por los hechos como para tener apoyo.

El continuo del afrontamiento: Estilos mezclados

Como todo en la naturaleza humana, las características de la personalidad no ocurren en


formas puras. Más bien, cualquier rasgo existe junto a un continuo. La internalización y la
externalización ocurren en un espectro, siendo los ejemplos más severos profundamente
diferentes el uno del otro.

Bajo las condiciones correctas, cada tipo puede desplegar conductas y actitudes
comúnmente asociadas con el otro tipo. Por ejemplo, una vez que los externalizadores tocan
fondo, a veces se abren a la idea de que precisan cambiar en lugar de esperar que el mundo se
ajuste a ellos. Y cuando están bajo estrés severo, algunos internalizadores comienzan a
reaccionar impulsivamente como cualquier externalizador.
Los externalizadores pueden llegar a ser más internalizadores

Al final, externalizar e internalizar son sólo dos lados de ser humano. Todos pueden
mostrar más o menos de ambos estilos dependiendo las circunstancias y dónde caen en el
continuo. Dicho esto, la gente que busca terapia o disfruta leer sobre autoayuda es mucho más
probable que tengan un estilo de afrontamiento internalizador. Siempre están intentando
comprender qué pueden hacer para cambiar sus vidas para mejor.

En contraste, la gente que externaliza sus problemas suele terminar en tratamiento debido
a presiones exteriores, como juicios, ultimátum matrimonial o rehabilitación. La mayor parte
de la recuperación de adicciones está orientada hacia empujar a los externalizadores hacia la
adopción de un estilo de afrontamiento más internalizador y hacerse responsables de sí mismos.
Incluso podríamos pensar en grupos como AA como un movimiento diseñado para convertir a
externalizadores en internalizadores que se vuelven responsables de su propio cambio.

Los internalizadores pueden externalizar cuando están bajo estrés

Por otro lado, los internalizadores pueden caer en la externalización cuando están
demasiado estresados o solitarios. A veces, los internalizadores que se auto sacrifican
demasiado comienzan a actuar sus problemas a través de amoríos o relaciones sexuales
superficiales. Suelen sentir una vergüenza enorme y culpa acerca de esto y están aterrados de
ser descubiertos, aun así, se sienten atraídos hacia estas relaciones como un escape de una vida
estéril en lo emocional o sexual. Tener un amorío los ayuda a sentirse vivos y especiales
nuevamente, y les ofrece la posibilidad de satisfacer sus necesidades de atención fuera de su
relación principal sin sacudir el bote. La mayor parte del tiempo, primero intentan hablar con
su pareja acerca de su infelicidad, debido a su instinto de hacerse responsables de solucionar
sus problemas. Pero si su pareja no los oye, o peor, rechaza estas aperturas, los internalizadores
puede que salgan a buscar alguien que los salve —una aproximación externalizadora clásica.

Tal vez esto ayuda a explicar muchas crisis de mediana edad, donde gente que antes era
responsable parece revertir algunos de sus valores de maneras sorpresivas. Parecieran de
repente rechazar obligaciones y responsabilidades a medida que buscan una vida más
provechosa en lo personal. Pero a la luz del perfil típico de los internalizadores, tal vez la
metamorfosis de mediana edad no es para nada repentina ni sorprendente; tal vez es el resultado
de años de autonegación, seguido de la convicción de los internalizadores de que las
necesidades de los demás están primero, demasiadas veces.

El abuso de sustancias es otra manera en que los internalizadores pueden adoptar una
solución externalizadora cuando están bajo estrés, como podremos ver en la siguiente historia.

⸻⸻⸻La historia de Ron⸻⸻⸻

Ron era un internalizador de toda la vida con un dolor de espalda crónico, que
constantemente intentaba complacer a su madre egocéntrica y a un jefe criticón.
Originalmente había venido a terapia con una perspectiva internalizadora,
buscando maneras de cambiar su vida. Pero a medida que el estrés laboral crecía y
comenzó a sentir la soledad y falta de apoyo en su vida, comenzó a externalizar
tomando más medicación para el dolor y más bebida. Finalmente, Ron confesó que
pensaba que estaba yendo demasiado lejos en el abuso del alcohol y las pastillas, y
poco después buscó tratamiento de internación para que su adicción esté bajo
control. Con cuidado especializado, pudo regresar al uso de su propio
afrontamiento interno como forma de solucionar sus problemas, en vez de recurrir
al escape externalizador de las drogas.

Ejercicio: Identificando tu estilo de afrontamiento

Este ejercicio te ayudará a identificar si tienes tendencia a ser más internalizador o


externalizador. Si quisieras utilizar las listas de abajo para evaluar a otras personas y ver qué
estilo de afrontamiento los caracteriza, utiliza la versión descargable de este ejercicio
disponible en http://www.newharbinger.com/31700. Con el contenido descargable, también
hallarás una tabla que resume estos rasgos.

Nota que los atributos listados abajo están en los extremos del espectro, acentuando las
diferencias básicas en cómo estos dos tipos enfrentan los desafíos de la vida. Como
recordatorio, en la vida real, la gente suele existir en algún lugar del continuo para estos rasgos.
Aun así, la mayoría de la gente se parecerá a un tipo más que al otro.
Rasgos externalizadores

Aproximación a la vida

⸻⸻⸻ Vivir el momento presente y no considerar las consecuencias futuras

⸻⸻⸻ Pensar que las soluciones vienen de afuera

⸻⸻⸻ Esperar que los demás mejoren las cosas: “¿Qué debería hacer otro para mejorar las
cosas?”

⸻⸻⸻ Actuar inmediatamente y pensar después

⸻⸻⸻ Subestimar las dificultades

Respuesta a los problemas

⸻⸻⸻ Reaccionar a lo que sea que ocurra

⸻⸻⸻ Ver los problemas como la culpa de otro

⸻⸻⸻ Culpar a las circunstancias

⸻⸻⸻ Involucrar a otros en sus problemas

⸻⸻⸻ Negar o escapar de la realidad para sentirse mejor

Estilo psicológico

⸻⸻⸻ Ser impulsivo y enfocado en sí mismo

⸻⸻⸻ Creen que las emociones tienen vida propia

⸻⸻⸻ Se enojan fácilmente

⸻⸻⸻ No les interesa el mundo psicológico interno

Estilo de relación
⸻⸻⸻ Esperan que otros provean ayuda

⸻⸻⸻ Piensan que otros deberían cambiar para mejorar la situación

⸻⸻⸻ Esperan que otros oigan y atiendan para entablar un monólogo

⸻⸻⸻ Demandan a los demás que dejen de “insistir”

Rasgos del internalizador

Acercamiento a la vida

⸻⸻⸻ Se preocupan por el futuro

⸻⸻⸻ Pensar soluciones comienza en el interior

⸻⸻⸻ Pensativos y empáticos: “¿Qué puedo hacer para mejorar las cosas?”

⸻⸻⸻ Pensar acerca de lo que podría ocurrir

⸻⸻⸻ Sobreestimar las dificultades

Respuesta a los problemas

⸻⸻⸻ Intentan comprender qué es lo que pasa

⸻⸻⸻ Buscan su responsabilidad por haber causado el problema: “¿Qué hice yo?”

⸻⸻⸻ Realizan auto reflexión y se hacen responsables

⸻⸻⸻ Resuelven los problemas independientemente y trabajan en ellos

⸻⸻⸻ Lidian con la realidad como es y están dispuestos a cambiar

Estilo psicológico

⸻⸻⸻ Piensan antes de actuar

⸻⸻⸻ Creen que las emociones pueden manejarse


⸻⸻⸻ Se sienten culpables con facilidad

⸻⸻⸻ Encuentran fascinante al mundo psicológico interior

Estilo de relación

⸻⸻⸻ Piensan en las necesidades del otro primero

⸻⸻⸻ Consideran cambiar para mejorar la situación

⸻⸻⸻ Piden dialogar sobre los problemas

⸻⸻⸻ Desean ayudar a los demás a comprender por qué hay un problema

Si los resultados indican que eres principalmente un internalizador, puede que te sientas
exhausto de intentar hacer tanto del trabajo emocional en tus relaciones. El próximo capítulo
explorará las características de los internalizadores que te llevan a hacer demasiado para los
demás. Si, por otro lado, tus resultados indican que eres principalmente un externalizador,
puede que quieras pedir a otros que te den una devolución acerca de cómo te ven. Puede que
se te estén acabando los sistemas de apoyo.

El equilibrio es la clave

La gente que cae en los extremos de cualquier estilo de afrontamiento suele tener
problemas significativos para vivir. Los externalizadores extremos tienden a desarrollar
síntomas físicos o meterse en problemas con sus conductas, mientras que los internalizadores
extremos suelen tener síntomas emocionales como ansiedad y depresión.

Si vuelves a mirar la lista en el ejercicio anterior, veras que cualquiera de los rasgos podría
ser un beneficio o un problema dependiendo de las circunstancias. Por ejemplo, podemos ver
que los internalizadores podrían desarrollar tendencias de autoderrota hacia la inacción, no
hablar y evitar pedir ayuda. En cambio, aunque los externalizadores puede que encuentren que
su vida es un lío, el estilo impulsivo que tienen suele hacerlos más dispuestos a actuar e intentar
diferentes soluciones. A veces, ese tipo de impetuosidad es exactamente lo que se precisa, por
eso en algunas situaciones puede ser una fortaleza. Bajo las condiciones adecuadas, cada estilo
puede ser útil; al final, los problemas tienden a surgir cuando la gente queda estancada en el
extremo de alguno de estos dos estilos de afrontamiento.

Aun así, el perfil general del externalizador refleja una personalidad que es mayormente
más irrealista y menos adaptativa. Esto es porque los mecanismos inmaduros de afrontamiento
de los externalizadores simplemente no funcionan bien para las relaciones exitosas, ni
promueven un desarrollo psicológico maduro.

Resumen

Los niños tienen diferentes maneras de reaccionar a los padres emocionalmente


inmaduros, pero todos desarrollan fantasías de sanidad inconscientes acerca de cómo las cosas
podrían mejorar. Si el yo verdadero de un niño no es aceptado, el niño también adoptará un yo
de rol como forma de tener un papel valioso para interpretar en la familia. Además, los niños
desarrollar dos estilos principales de afrontamiento en respuesta a los padres emocionalmente
inmaduros: externalizar o internalizar. Los externalizadores piensan que la solución a sus
problemas vendrá de afuera, mientras que los internalizadores tienden a mirar hacia dentro de
ellos mismos para solucionarlos. Ambos estilos pueden ser ventajosos en el momento, pero la
internalización tiene menos posibilidades de crear conflictos o traer problemas a los demás. En
vez, las dificultades de los internalizadores suelen resultar en angustia interior.

En el próximo capítulo, veremos en profundidad el estilo internalizador. Veremos cómo


las fantasías de sanidad de los internalizadores pueden atraparlos en roles de autoderrota —y
cómo pueden volver a ser libres recuperando su yo verdadero.
Capítulo 6

Cómo se siente ser un


internalizador

De niños, los internalizadores perceptivos no pueden evitar notar cuando sus padres no
están conectando con ellos verdaderamente. Registran un dolor emocional de una manera que
un niño menos perceptivo no lo haría y por tanto son afectados profundamente al criarse con
padres emocionalmente inmaduros. Como los internalizadores son sensibles a las sutilezas de
las relaciones con los seres queridos, cuando tienen padres desentendidos en lo emocional, son
mucho más conscientes de la dolorosa soledad que surge. En este capítulo, veremos de cerca
las características de los internalizadores. También exploraremos los pozos del estilo
internalizador, particularmente cómo las esperanzas de una conexión cercana pueden guiar a la
gente a hacer demasiado por los demás, al punto de descuidarse a ellos mismos.

Los internalizadores son muy sensibles y perceptivos

Si eres un internalizador, puede que te preguntes cómo llegaste a estar tan alerta de los
estados interiores de los demás. Puede ser que hayas sido movido a estar tan en sintonía con
los sentimientos y necesidades de los demás por algo tan básico como tu sistema nervioso.

Los internalizadores son muy sensibles y se dan cuenta de todo mucho más que la mayoría
de la gente. Reaccionan a la vida como si fueran una antena de radio, recibiendo y resonando
con las vibraciones de otras personas y del mundo alrededor de ellos. Esta percepción puede
ser una bendición y una maldición al mismo tiempo. Como lo describió un cliente, “¡Mi cerebro
lo absorbe todo! No puedo creer cuánto percibo, se me filtra directo.”

Los internalizadores tienen un sistema nervioso excepcionalmente alerta desde el


nacimiento. Algunos estudios han hallado que pueden verse diferencias entre los niveles de
sintonía de los bebés al ambiente desde muy temprana edad (Porges 2011). Incluso siendo
infantes de cinco meses de edad, algunos bebés muestran más percepción e interés sostenido
que otros (Conradt, Measelle y Ablow 2013). Además, se halló que estas características están
relacionadas con los tipos de conducta que los niños tenían a medida que maduraban.
En esta revisión de su investigación y la de otros, el neurocientífico Stephen Poges (2011)
ha demostrado que las diferencias neurológicas innatas existen incluso en los recién nacidos.
Su investigación sugiere que, desde temprana edad, la gente puede diferir ampliamente en su
habilidad de auto calmarse y regular funciones fisiológicas cuando están bajo estrés. Para mí,
esto parece indicar la posibilidad de una predisposición a cierto estilo de afrontamiento que
puede existir desde la infancia.

Los internalizadores tienen emociones fuertes

Los internalizadores no demuestran sus emociones inmediatamente, como los


externalizadores, por lo que sus sentimientos tienen una chance de intensificarse a medida que
se los reprime. Y como sienten las cosas profundamente, no es sorpresa que los internalizadores
suelen ser vistos como demasiado sensibles o emocionales. Cuando los internalizadores
experimentan una emoción dolorosa, es muy probable que lloren o se vean tristes —justamente
el tipo de despliegue que los padres fóbicos a la emoción no pueden tolerar. Por otro lado,
cuando los externalizadores tienen sentimientos fuertes, los pueden actuar en su conducta antes
de experimentar mucha angustia interna. Por lo tanto, puede que se vea a los externalizadores
como personas con problemas de conducta más que como teniendo problemas emocionales,
aunque las emociones estén causando la conducta.

Los padres emocionalmente inmaduros pueden llegar a gritarles o castigar a los


externalizadores por su conducta, mientras que es más probable que descarten o rechacen los
sentimientos de los internalizadores avergonzándolos, despreciándolos o burlándose. Y
mientras a los externalizadores se les dice que su comportamiento es un problema, los
internalizadores reciben el mensaje de que sus naturalezas son el problema. Por ejemplo, el
padre de una mujer dijo con sarcasmo que, si alguna vez ella escribía un libro sobre su vida,
debería titularlo Llorando sobre leche derramada. Eso la lastimó profundamente porque sabía
que su intensidad emocional era una característica que ella nunca podría cambiar. El sarcasmo
de su padre hizo blanco en el centro interno de ella.

Los internalizadores tienen una necesidad profunda de conexión

Como están tan en sintonía con los sentimientos, los internalizadores son extremadamente
sensibles a la calidad de intimidad emocional en sus relaciones. Su personalidad entera anhela
espontaneidad e intimidad emocional, y no pueden satisfacerse con menos que esto. Por lo
tanto, cuando son criados por padres inmaduros y fóbicos de la emoción, se sienten
dolorosamente solos.

Si hay algo que los internalizadores tienen en común, es su necesidad de compartir sus
experiencias internas. De niños, la necesidad de una conexión emocional genuina es el hecho
central de su existencia. Nada lastima sus espíritus más que estar rodeados de gente que no se
involucra con ellos emocionalmente. Una expresión vacía en el rostro mata algo dentro de ellos.
Leen a la gente de cerca, buscando señales de haber hecho alguna conexión. Esta no es una
urgencia social, como buscar a alguien con quien hablar; es un hambre poderosa por conectar
de corazón a corazón con una persona de mente similar que pueda comprenderlos. No pueden
encontrar algo más estimulante que dar con alguien que los entienda. Cuando no pueden
realizar este tipo de conexión, sienten soledad emocional.

Puede que recuerdes del capítulo 4, que esta necesidad de respuesta e interacción recíproca
de los padres es normal en los bebés con apego seguro. Es como se realiza el vínculo madre-
hijo. Las investigaciones han demostrado que los bebés con apego seguro demuestran angustia
y de derrumban si sus madres dejan de responderles y muestran tan solo un rostro inexpresivo
(Tronick, Adamson y Brazelton 1975). La intensidad de esta angustia puede ser vista online en
YouTube buscando la palabra clave “experimento de rostro inexpresivo”.

Cuando los niños internalizadores tienen padres ensimismados, suelen pensar que ser
serviciales y ocultar sus necesidades les ganará el amor de sus padres. Desafortunadamente,
poder contar con alguien no es lo mismo que amarlo, y el vacío emocional de esta estrategia
eventualmente se hace aparente. Ningún niño puede ser lo suficientemente bueno como para
evocar amor por parte de padres altamente ensimismados. Sin embargo, estos niños llegan a
creer que el precio de lograr una conexión es poner a los demás primero y tratarlos como si
fueran más importantes. Piensan que pueden mantener la relaciones siendo los dadores. Los
niños que intentan ser lo suficientemente buenos para ganar el amor de sus padres no tienen
manera de saber que el amor incondicional no puede ser comprado con comportamiento
condicional.

⸻⸻⸻La historia de Logan⸻⸻⸻


Logan, una música profesional de cuarenta y un años, ingresó a mi oficina con
un zumbido de intensidad, con su cabello rojo ondeando como una nube de
tormenta. Estaba vestida completamente de negro y era tan flaca como un fósforo
quemado. No perdió tiempo para ir al punto.

Había venido a psicoterapia por su irritabilidad en incremento con la gente y


una inhabilidad para calmarse y relajarse. Sabía que muchos de sus problemas se
basaban en el enojo que sentía hacia su familia por la falta de respuesta emocional
hacia ella. Aunque venía de una familia religiosa convencional, que enfatizaba la
cercanía y lealtad familiar, nunca sintió una conexión con ellos. No podía entender
cómo debía interactuar con sus padres y hermanos de una manera que pueda tener
una relación con ellos y seguir siendo ella misma.

“Me cansa tanto la falta de respuesta de ellos,” dijo Logan enojada. “No puedo
lograr que me escuchen o que me vean por quien soy.” Pero luego sus hombros se
hundieron, y en un tono confidente y pequeño dijo, “Fui criada para ser una chica
buena, pero no lo hice muy bien. Cuando me angustiaba, me ignoraban. Podría
haber estado prendida fuego y ellos no se daban cuenta.”

Debajo de la ira de Logan, había una tristeza de larga data. Había estado
luchando para entender por qué se sentía tan rechazada por el comportamiento
aparentemente normal de sus padres. Sus sentimientos de aislamiento no coincidían
con la historia oficial de unidad familiar. Se preguntaba si algo estaba mal con ellas;
¿tal vez ella siempre fue demasiado para ellos?

Como internalizadora, Logan tenía una fuerte necesidad de tener una conexión
emocional autentica. Desafortunadamente, sus hermanos y padres egocéntricos no
estaban interesados en ese tipo de relación. Nadie en su familia prestó atención a
sus sentimientos, y sus expresiones de entusiasmo caían en oídos sordos. Al
mantenerse en la inmadurez emocional, sus padres fueron firmes en continuar con
sus roles familiares angostos, así como sus hermanos.

Logan lo resumió diciendo, “Mis padres son absolutamente poco empáticos.


Nunca estamos en la misma sintonía. Ellos no desean estar en mi sintonía. Es más
seguro para ellos, pero para mí es agotador.”
Por más que lo intentara, Logan no podía convertirse a ella misma en el tipo
de persona convencional con la que sus padres podrían relacionarse, y se sentía
derrotada en sus intentos de tener cercanía real con ellos. Sus esfuerzos fallidos la
llevaron a una crisis de dudar de sí misma y confusión intensa. ¿Estaba loca por
necesitar tanto de ellos?

Logan había estado agonizando de dolor emocional por mucho tiempo, pero
nadie lo había notado porque ella era lista y exitosa. A pesar de sus logros, la falta
de cercanía emocional de Logan con su familia la dejó sintiéndose vacía en su
interior. Para compensar esta falta de conexión, Logan intentó con frecuencia hacer
a la gente sonreír y sentirse bien. Sentía que sería valorada sólo por lo que podía
hacer por los demás, no por lo que ella era.

Los internalizadores tienen instintos fuertes para conexiones genuinas

Los sentimientos de aislamiento y desconexión son estresantes, pero ¿alguna ves te


preguntaste por qué? ¿Es simplemente menos placentero o divertido estar solo? O tal vez hay
algo más profundo, algo tan básico para los humanos que algunos de los peores castigos que
jamás se hayan inventado incluyen ignorar a alguien, ostracismo, encierro solitario y el exilio.
¿Por qué es tan crucial la conexión emocional?

De acuerdo con el neurocientífico Stephen Porges (2011), los mamíferos han


evolucionado un instinto de afrontamiento único en el cual son calmados por la proximidad o
el contacto con los demás. En lugar de tener solamente el estrés involuntario de las reacciones
de pelea, huida o congelarse, como lo hacen los reptiles, los mamíferos pueden calmar sus
latidos y reducir el costo físico del estrés buscando contacto tranquilizador de otros de la
especie. Ciertos entramados nerviosos de los mamíferos han evolucionado para permitir que
las hormonas del estrés y el latido del corazón se reduzcan a través del consuelo que viene en
forma de cercanía física, tacto, sonidos calmantes e incluso contacto visual. Estos efectos
calmantes conservan valiosa energía y también crean lazos sociales placenteros que promueven
grupos fuertes.

Para todos los mamíferos, incluyendo los humanos, algo mágico ocurre cuando este deseo
de buscar consuelo se enciende. El peligro puede que no se vaya, pero los individuos pueden
permanecer muy calmos mientras se sientan atados a su manada, jauría o círculo de gente
amada. La mayoría de los mamíferos tienen vidas estresantes, pero gracias a su instinto de
contactarse con los demás, el consuelo calmante y la energía restaurada están a la distancia de
un contacto amistoso. Esto da a los mamíferos una tremenda ventaja sobre otros animales
cuando se trata de afrontar el estrés en una manera eficiente energéticamente hablando, ya que
no tienen que pelear, huir o congelarse cada vez que se sienten amenazados.

Comprendiendo que la conexión es normal, no dependiente

Es crucial que los internalizadores vean su deseo instintivo de conexión emocional como
algo positivo, más que interpretarlo como que son demasiado necesitados o dependientes.
Volverse hacia otros instintivamente para buscar consuelo cuando están estresados hace que las
personas sean más fuertes y se adapten mejor. Incluso si han sido avergonzadas por padres
irresponsables cuando necesitaban atención, sus necesidades emocionales muestran que sus
instintos mamíferos saludables que buscan consuelo están funcionando bien. Los
internalizadores saben instintivamente que hay fuerza en ser independiente, como todos los
mamíferos evolucionados lo son. Solamente la gente fóbica de la emoción y emocionalmente
inmadura cree que desear empatía y comprensión son señales de debilidad.

Forjando conexiones emocionales fuera de la familia

Debido a la percepción y sus fuertes necesidades de conexión social, los niños


internalizadores suelen ser adeptos para hallar fuentes potenciales de conexión emocional fuera
de la familia. Se dan cuenta de que la gente les responde cálidamente, y naturalmente buscan
relaciones con gente segura fuera de la familia para ganar un sentido aumentado de seguridad.
Muchos de mis clientes tienen recuerdos cálidos de un vecino, un pariente o maestro que hizo
la diferencia al ayudarlos a sentirse valorados y cuidados. Otros hallaron apoyo similar de sus
mascotas o amigos de la infancia. Los internalizadores pueden incluso sentirse nutridos
emocionalmente a medida que resuenan con la belleza de la naturaleza o el arte. La
espiritualidad también puede proveer esta nutrición emocional, a medida que los
internalizadores experimentan y se relacionan con una presencia mayor que los acompaña sin
importar la circunstancia.

Los externalizadores también tienen necesidad de consuelo emocional, pero tienden a


forzar estas necesidades en los demás, tomando a los demás como rehenes emocionales con
sus reacciones. Suelen utilizar su comportamiento para coaccionar ciertas respuestas de otra
gente, pero como esto obtiene estas respuestas a través de la manipulación, la atención que
reciben nunca es satisfactoria como un intercambio libre y genuino de intimidad emocional.
los externalizadores también demandan atención al culpar o hacer sentir culpables a los demás.
Como resultado, la gente termina sintiendo que tiene que ayudar, sea que lo deseen o no,
creando resentimiento a la larga.

La relación entre evitar la conexión y la inmadurez emocional

La mayoría de la gente inmadura tiende a ser externalizadores que no saben cómo calmarse
a través de conexiones emocionales genuinas. Cuando se sienten inseguros, en vez de buscar
consuelo de los demás, suelen sentirse amenazados y cambian hacia comportamientos de pelea,
huida o congelamiento. Reaccionan a los momentos ansiosos de las relaciones con
comportamientos rígidos y defensivos que alienan a los demás, en lugar de atraerlos más cerca.
La ira, culpar, criticar y dominar son todas señales de habilidades que funcionan pobremente a
la hora de buscar consuelo. Los externalizadores simplemente no saben cómo solicitar ayuda.

Los externalizadores que se angustian mucho pueden parecer tener un impulso fuerte de
conexión emocional, pero sus aproximaciones tienen más que ver con el pánico que con la
conexión. Toma mucho trabajo calmarlos, e incluso entonces continúan pareciendo vagamente
desconfiados e insatisfechos porque no están abiertos a conectar completamente. Intentar
calmar a un externalizador angustiado es una experiencia insatisfactoria para ambas personas,
ya que la persona que provee consuelo no tiene la sensación de estar ayudando en realidad.

El rol de las habilidades de conexión emocional en la supervivencia física

Una necesidad de consuelo a través de la conexión cercana tiene beneficios más allá de
simplemente hacer que la gente se sienta mejor. Puede salvar la vida. Utilizar las relaciones
cercanas para hallar seguridad y apoyo es uno de los rasgos que ayuda a la gente a sobrevivir
condiciones extremas de riesgo de vida (Gonzales 2003). Si la única manera de afrontar de una
persona es luchar, huir o congelarse cuando las cosas se ponen estresantes, imaginemos cuán
difícil será para esa persona soportar un desafío de supervivencia de larga duración. Las
investigaciones sobre gente que vive circunstancias casi imposibles muestran que
invariablemente ellos buscan en sus relaciones presentes y recuerdos de seres queridos como
fuentes de inspiración y determinación de supervivencia.

Dado que la conexión emocional es lo suficientemente poderosa como para apoyar a la


gente a través de eventos catastróficos, pensemos lo que podría hacer para el afrontamiento del
día a día. Todos precisan un sentido profundo de conexión para sentirse completamente
seguros, y no hay nada de debilidad en ello.

Los internalizadores son apologéticos sobre precisar ayuda

Cuando los internalizadores finalmente buscan ayuda, incluyendo psicoterapia, suelen


sentirse avergonzados e indignos. Los internalizadores que crecieron con padres
emocionalmente inmaduros siempre se sorprenden de que se tomen sus sentimientos en serio.
Suelen subestimar su propio sufrimiento como si fueran “tonterías” o “una estupidez”. Algunos
incluso comentan que no deberían tomar tiempo de la terapia cuando hay gente que lo necesita
mucho más que ellos —probablemente indicando que crecieron en una familia donde los
externalizadores demandantes de atención fueron los únicos que fueron considerados dignos
de recibir ayuda.

Si los internalizadores fueren avergonzados por sus emociones sensibles durante la niñez,
de adultos puede que se sientan avergonzados de mostrar cualquier emoción profunda. Puede
que digan “lo siento” cuando comiencen a llorar en un consultorio psicológico, como si
debieran ser capaces de hablar de su dolor emocional sin mostrarlo. Algunos incluso traen sus
propios pañuelos porque no desean utilizar los del psicólogo. Están convencidos de que sus
sentimientos más profundos son una molestia para los demás.

Los internalizadores siempre son hallados con la guardia baja cuando alguien demuestra
interés genuino en cómo se sienten. Una mujer abrumada que recién había comenzado la
psicoterapia pausó en su historia y me miró con rareza. Luego dijo sorprendida, “Realmente
me estás mirando.” Podía ver que yo comprendía el dolor subyacente que ella describía a pesar
de su alto rendimiento en la vida diaria. Se comportaba como si esto fuera lo que menos
esperaba y dado que ella era una internalizadora, ciertamente así era.

Los internalizadores se hacen invisibles y son fáciles de descuidar


Los externalizadores son los niños fáciles de ver en el sistema familiar: un niño que explota
por nada, un adolescente que siempre se mete en problemas, un niño adulto que causa
problemas. Cualesquiera sean sus problemas, los externalizadores siempre son los que están en
el primer plano de la preocupación de los padres. Sus padres emplean más energía y
preocupación en ellos que en cualquier otro niño.

Los internalizadores suelen parecer necesitar menos atención y nutrición que los
externalizadores porque se valen de sus recursos internos. Al ser internalizadores, les da
vergüenza pedir ayuda y en lugar de ellos intentan resolver los problemas por sus cuentas.
Odian sentirse una molestia. Esto los convierte en niños de bajo consumo que son fáciles de
obviar. Para padres ocupados o preocupados, esta autonomía puede invitarlos a la negligencia.
Los padres pueden pensar que sus hijos están bien sin mucha atención. Ciertamente, los
internalizadores independientes parecen estar bien con poca atención; pero esto no significa
que pueden estar bien ante la negligencia emocional.

Como los padres emocionalmente inmaduros ven a sus hijos internalizadores capaces de
cuidar de ellos mismos, permiten que estos niños independientes tengan una vida más por fuera
de la familia. Pero, aunque los internalizadores pueden afrontar la vida más
independientemente, aun precisan conectar con sus padres y capturar el interés de ellos. Ser
emocionalmente invisible no es bueno para ningún niño, especialmente para internalizadores
sensibles sintonizados emocionalmente.

Sobreviviendo con un reconocimiento limitado

A medida que van creciendo, los internalizadores descuidados en lo emocional continúan


sintiendo que deberían hacerlo todo solos, y suelen ser bastante eficientes en esto. Como a los
internalizadores les gusta aprender y recordar las experiencias, son capaces de almacenar lo
que sea que obtengan de los demás, lo cual los ayuda a estar largos periodos de tiempo entre
momentos en los que recibieron atención y afecto. Utilizando una excelente memoria
emocional, pueden volverse a sí mismos cuando no obtienen mucha nutrición de los demás.
Uno de mis clientes lo llamó “sobreviviendo con el vapor” y lo explicó, “La conexión social
es como un mineral o una vitamina. No necesitas mucho, pero puedes enfermar si no tienes
nada.”
Un hombre estaba tan acostumbrado a ayudar a los demás que quedó pasmado cuando su
hermana expresó su gratitud por todo lo que él había hecho a lo largo de los años. Ser notado
fue algo tan inesperado para él, que la amabilidad de su hermana casi lo hace rodar. Como los
internalizadores rutinariamente toman tanta responsabilidad por los demás, están
profundamente agradecidos ante el más pequeño de los reconocimientos. De hecho, esta es una
de las características principales de un internalizador: una gratitud casi desproporcionada por
cualquier tipo de reconocimiento o afecto especial.

Reconociendo la negligencia en la infancia

La inmadurez emocional en los padres garantiza que sus hijos experimentarán negligencia
emocional. Sin embargo, esta privación emocional suele ser una experiencia silenciosa e
invisible para los niños. Estos niños sentirán el vacío, pero no sabrán cómo llamarlo. Crecerán
sufriendo de soledad emocional, pero no sabrán qué es lo que falla. Sólo se sentirán diferentes
de los demás que parecen estar bien. (Si te interesa explorar si has experimentado privación
emocional en la niñez, el libro de 1993 Reinventing Your Life [Reinventando tu vida], de Jeffrey
Young y Janey Klosko, ofrece información adicional para ayudar a la gente a determinar si
fueron privados en lo emocional.)

La gente suele no tener idea de que ha experimentado negligencia emocional hasta que
leen acerca de ella por primera vez. Cuando esta gente viene a psicoterapia, típicamente no se
identifican como personas que fueron descuidadas. Pero cuando examinan más profundo,
suelen tener recuerdos que revelan que no se sintieron apropiadamente cuidados de niños. Estos
recuerdos suelen involucrar sentimientos de soledad y desprotección en situaciones
potencialmente peligrosas o sentimientos de que los padres o tutores no estuvieron lo
suficientemente preocupados de lo que pudiera haberles pasado. Con frecuencia, simplemente
sabían que debían permanecer alertas, cuidándose de sí mismos. Una mujer recordaba que,
cuando tenía cuatro años, la dejaron sola en una playa por casi una hora sin que su madre
intentara buscarla, y otros corroboraron este recuerdo. Otra persona recordó visitar una piscina
de niña y mantenerse alejada del borde de la piscina porque estaba segura de que su madre no
le estaba prestando atención.

Nuevamente, la autosuficiencia de los niños internalizadores tiende a crear la impresión


de que no tienen ninguna necesidad. Se espera que ellos estén bien y que sigan así sin que nadie
los esté observando con cuidado. Pueden ser caracterizados como “almas viejas” cuando sus
padres cuentan con que ellos hagan lo correcto. Ellos los complacen voluntariamente,
interpretando un rol de demasiada autoconfianza, que suele conducir a una vida adulta de
esfuerzo desmedido por los demás.

⸻⸻⸻La historia de Sandra⸻⸻⸻

Cuando Sandra tenía once, ella y su hermano de siete años fueron enviados a
otro estado para quedarse con unos parientes por el verano. Aparentemente sin
cuidado, la madre los puso en un micro para que pasen la noche en un viaje de más
de ochocientos kilómetros en el que tendrían que cambiar de micro en el medio de
la noche. Aunque Sandra se sentía perdida y con temor, sabía que debía proteger a
su hermanito. Situaciones que podrían hacer que otro niño entre en pánico, hacen
que los internalizadores entren en un estado de foco intenso mientras intentan
resolver cómo hacer lo que hace falta. Como lo dijo Sandra, “Mi hermano estaba
realmente asustado y lloraba mucho. Yo permanecí estoica. Sabía que dependía de
mí sacar lo mejor de la situación.”

⸻⸻⸻La historia de Bethany⸻⸻⸻

Bethany fue enviada a Brasil un verano cuando tenía diez años para hacer de
niñera del hijo infante de su hermano mayor irresponsable y su nueva y joven
esposa. Al hermano y a su cuñada les gustaba ir de fiesta e iban y venían cuando
querían mientras Bethany con diez años cuidaba de su primo bebé. Cuando terminó
el verano, su madre hizo que Bethany se quede en Brasil y pierda clases para que
pudiera seguir ayudando a la familia de su hermano. Finalmente, algo pareció
mover a su madre en la casa, y fue a buscar a Bethany. Su madre era un ejemplo
clásico progenitor emocionalmente inmaduro y ensimismado: ciega al hecho de
que el internalizador capaz es aún un niño y precisa de cuidado.

Aprendiendo a ignorar los propios sentimientos


Los niños que se han vuelto duros y manejan las cosas a su manera pueden desarrollar una
actitud de rechazo hacia sus propios sentimientos. Tal vez aprendieron a mantener distancia de
los sentimientos dolorosos que sabían que sus padres emocionalmente inmaduros no podrían
ayudarlos con ellos.

⸻⸻⸻La historia de Leah⸻⸻⸻

Un día en terapia, Leah, que había crecido en una atmósfera de negligencia


emocional, se disculpó conmigo por “seguir estando deprimida.” Estaba
convencida de que yo encontraba la tristeza de ella molesta y exasperante.

Leah pensó que lo único que yo deseaba oír era que ella estaba mejor, para
poder sentirme bien conmigo misma como psicóloga exitosa. Le era difícil
imaginar que yo podría estar interesada en cómo se sentía realmente. Esto era un
resabio de su niñez, cuando su madre crítica y emocionalmente fría se ponía
claramente irritada en cualquier momento que Leah expresaba sus emociones. En
respuesta, Leah desarrolló la creencia de que la mejor manera de conectar era ser
una persona “querible” sin necesidades emocionales. Entonces ella ocultó sus
sentimientos e intentó interpretar el rol que los demás quisieran.

A lo largo de su infancia, Leah intentó ser autosuficiente. Con frecuencia se


preguntaba, ¿Cómo puedo hacerme suficiente? ¿Cómo puedo sentirme segura? No
se le ocurrió que estas no eran preguntas que una niña debía responder. Sólo un
progenitor emocionalmente atento podría haberla hecho sentir que con ser ella
misma sería suficiente.

Recibiendo apoyo superficial solamente

Otra manera de descuidar ocurre cuando los padres emocionalmente inmaduros ofrecen
un consuelo tan superficial que no son de ninguna ayuda para un niño asustado. Una mujer
recordaba que cuando estaba asustada de niña, sabía que tendría que salir de ello por su propia
cuenta. Cuando le pregunté si recordaba haber sido ayudada alguna vez con sus miedos, ella
dijo, “Esa suena como una idea extranjera para mí. Sería lindo saber que alguien comprende,
pero nunca me sentí de esa manera. No recuerdo que nadie haya sido capaz de ayudarme con
los miedos que tenía. Solamente decían cosas genéricas como ‘Oh, vas a estar bien’, ‘Todo va
a estar bien’, o ‘No hay necesidad de sentirse así; pronto te sentirás mejor.’”

Los internalizadores son demasiado independientes

La negligencia emocional puede hacer que una independencia prematura se sienta como
una virtud. Mucha gente que fue descuidada de niña no se da cuenta que su independencia era
una necesidad, no una opción. He tenido clientes que me describieron esto de varias formas,
como “Siempre fue el que cuidaba de mí mismo”, “No es nada, puedo manejarlo; no me gusta
depender de nadie”, y “Deberías poder hacerlo sin la ayuda de nadie. No dejes que te vean
transpirar.”

Desafortunadamente, los niños que se vuelven tan independientes puede que no aprendan
cómo pedir ayuda más adelante en sus vidas cuando sí está disponible. Suele recaer en las
manos de los psicólogos y consejeros para engatusar a esta gente para que acepte su necesidad
de ayuda como algo legítimo.

Los internalizadores no ven al abuso por lo que es

Como los internalizadores miran dentro de ellos mismos en busca de los motivos por los
cuales las cosas andan mal, puede que no siempre reconozcan el abuso por lo que es. Si los
padres no etiquetan su propia conducta como abusiva, su hijo tampoco la etiquetará de esa
manera. Incluso siendo adultos, mucha gente no tiene idea de que lo que le pasó en la niñez fue
abusivo. Como resultado, puede que no reconozcan un comportamiento abusivo en sus
relaciones adultas.

Por ejemplo, Vivian dudaba decirme acerca de la ira de su marido, diciendo que era algo
demasiado tonto e insignificante como para hablar de ello. Luego ella me dijo tímidamente que
él rompía cosas cuando estaba enojado y que una vez arrojó un proyecto artesanal de ella al
suelo porque él deseaba que la casa se viera más ordenada. Resulta que Vivian tenía vergüenza
de decirme porque pensaba que yo diría que el comportamiento de él era normal y que le diría
que ella estaba haciendo una montaña de un desnivel.

Otro cliente, un hombre de mediana edad, recordó despreocupadamente incidentes de


abuso en su infancia, sin reconocimiento de cuán serios habían sido. Por ejemplo, dijo que su
padre una vez lo ahorcó hasta que se orinó encima y luego lo encerró en el sótano. Al recordad
que su padre una vez arrojó un equipo de música, admitió que su padre “puede que haya tenido
un mal carácter.” A medida que hablaba, su semblante claramente indicaba que él aceptaba este
comportamiento como normal.

Los internalizadores son los que más realizan trabajo emocional en las
relaciones

Los internalizadores realizan mucho trabajo emocional en sus relaciones familiares. Como
recordatorio, el trabajo emocional involucra el uso de empatía, previsión y autocontrol para
promover las relaciones y llevarse bien con los demás. En las familias saludables, los padres
hacen la mayor parte del trabajo emocional con sus hijos. Pero cuando los padres no afrontan
bien, un niño internalizador con frecuencia se mete en el vacío que dejaron sus padres. Esto
puede tomar la forma de ser demasiado responsable, cuidando de hermanos menores cuando
los padres están empantanados con una crisis, o podría significar prestar atención a los
sentimientos de todos para ver quién está angustiado y precisa que se lo calme.

Adoptando alegría compensatoria

Especialmente cuando sus padres son depresivos o chatos en lo emocional, los niños
internalizadores pueden tomar un rol alegre, poco serio, para traer felicidad y vivacidad dentro
de un clima familiar que sería de otra manera sombrío. Con su vivacidad y buen sentido del
humor, ayudan a los demás a sentir que las cosas no están tan mal. Una mujer describió actuar
ese rol de esta manera: “Siempre era la que estaba feliz. Por ejemplo, durante las fiestas yo era
la que decía, ‘¡Pongamos los adornos!’ Lo hacía porque la gente en mi familia era tan
desprendida y falta de entusiasmo. Ahora me doy cuenta de que yo estaba buscando una
conexión.”

Ella estaba haciendo mucho trabajo emocional para que su familia se entusiasme con ella,
incluso si eso significaba que ella misma debía inyectarles un espíritu festivo.

Haciendo el trabajo emocional de los padres


Los padres emocionalmente inmaduros evitan el trabajo emocional si pueden. Como
resultado, puede que no traten con los problemas o dificultades emocionales de atención en la
escuela, dejando que los niños pataleen solos. Cuando sus hijos precisan apoyo emocional,
estos padres son especialmente inútiles. Por ejemplo, puede que sean cortantes cuando su hijo
se siente herido o rechazado por sus pares. En lugar de intentar comprender el apuro social de
su hijo, arrojan un consejo ligero o inútil. Finalmente, los niños aprenden que estos padres
simplemente no harán ningún trabajo emocional para ayudarlos con sus sentimientos heridos.

Además, la sensibilidad natural de los internalizadores los empujará a hacer el trabajo


emocional por sus padres. A veces el trabajo emocional del niño internalizador se extiende a
ser padre de sus padres —escuchándolos, ofreciéndoles seguridad e incluso dándoles consejos.
Estos niños pueden quedar atados a actuar el rol de la persona de apoyo emocional mucho antes
de haber madurado lo suficiente como para hacerlo. Peor aún, a veces los padres arrojan sobre
ellos problemas emocionales, pero luego descartan cualquier tipo de consejo que puedan
intentar dar los niños —una reversión de rol que puede continuar durante largo tiempo en la
adultez. Además de ser una situación en la que es imposible ganar, esto demanda trabajo
emocional excesivo por parte del niño.

⸻⸻⸻La historia de Candace⸻⸻⸻

Desde la niñez hasta la adultez, Candace había provisto un oído para escuchar
los problemas de relación crónicos de su madre. Cuando le pregunté cómo comenzó
a actuar este rol frustrante con su madre, Candace dijo, “Sé que soy más estable en
lo emocional que ella. Estoy acostumbrada a manejar mis propios asuntos sin la
ayuda de mi madre. Ella es definitivamente la más necesitada en nuestra relación.
Ella precisa mi apoyo para que pueda estar en pie. Ella siempre ha tenido un
problema de sentirse alguien que no puede ser amada. No tiene ninguna autoestima.
Sólo estoy intentando ayudarla a encontrar la felicidad.”

Trabajando de más en relaciones adultas

Muchos niños internalizadores creen con optimismo que cuando crezcan, serán capaces
de amar a otra persona en una buena relación. Reflexionando acerca de su matrimonio
fracasado, una mujer lo dijo de este modo: “Pensé que yo podría ser suficiente por los dos.”
Los internalizadores están acostumbrados a proveer la mayor parte de la empatía y a hacer más
de lo que les corresponde para intentar llevarse bien, y por un largo tiempo puede que no se
den cuenta que están siendo gastados mientras la otra persona no está realizando ningún
cambio.

Los internalizadores a veces toman la flojera emocional del otro al actuar ambas partes en
sus interacciones con los demás. Actúan como si hubiera una reciprocidad cuando no la hay.
Por ejemplo, puede que agradezcan a alguien por su paciencia cuando en realidad ellos son los
que están siendo contrariados, o puede que se contacten con alguien ensimismado repetidas
veces con una consideración que nunca reciben de regreso. Están tan familiarizados con
proveer la sensibilidad que faltaba en los miembros de la familia, que hacen esto
automáticamente con todos. Cubren la falta de conexión de los demás viéndolos más
agradables y considerados de lo que son en verdad.

Un hombre me contó acerca de una fantasía optimista que tenía con respecto a su novia,
diciendo, “Pensé que de alguna manera yo podía ser tan maravilloso que ella sentiría algo por
mí que no le venía de forma natural. Estaba seguro de que podía hacerla feliz y hacer que me
ame.” Él creía que los sentimientos de su novia eran algo que él podía cambiar.

Una clienta reveló cuánto trabajo emocional extra hacía en todas sus amistades, “Mi
problema es que siempre intento ser amable y acogedora. Si pienso en lo que deseo o necesito,
me preocupa que los demás piensen que soy indiferente o que estoy intentando ser mala. Siento
que debo estar preocupada por ellos todo el tiempo o seré una mala persona.”

Otra mujer sólo recién después de su divorcio se dio cuenta cuánto trabajo emocional había
estado haciendo en la relación: “Cuando mi marido se enojaba sobre pequeñeces, en lugar de
decirle, ‘Eso es completamente ridículo’, yo intentaba calmarlo y acogerlo. Él era tan inepto
en lo emocional. ¿Cómo no me di cuenta por diez años? No veía cuánto esfuerzo yo estaba
haciendo. En vez, me decía a mí misma, Ambos estamos intentando que esto funcione. Pensé
que tal vez no era una esposa lo suficientemente buena y me preguntaba qué podía hacer de
manera diferente —qué podía hacer para mejorar las cosas. Entendí que todos luchan, y tal vez
esto era lo que un matrimonio debía ser.”

¿Por qué los internalizadores terminan frecuentemente en relaciones desequilibradas


donde ellos hacen más que lo que corresponde del trabajo emocional? Una razón es que los
externalizadores necesitados tienden a buscar internalizadores cálidos y desinteresados. Al
principio, hacen que el internalizador se sienta especial como para asegurar la relación, pero
una vez que tienen a la persona, dejan de realizar el trabajo emocional de reciprocar. Los
internalizadores están sorprendidos de este giro, y suelen culparse a ellos mismos.

Atraen gente necesitada

Desde temprano, los internalizadores pueden parecer tan autónomos que la gente
emocionalmente inmadura no puede resistir apoyarse sobre ellos. Los internalizadores son tan
perceptivos y sensibles que incluso la gente que nunca conocieron antes puede que confíe en
ellos en una situación estresante. Mi cliente Martine lo describió de esta manera: “Yo soy la
persona a la que todos vienen para obtener apoyo y un oído —la voz de la calma y la sabiduría.
La gente no suele obtener ese tipo de respuesta, por lo que se amontona alrededor mío como si
yo fuera un basurero donde pueden arrojar sus problemas. Sólo estoy intentando ser una buena
amiga y una persona solidaria, pero eso le da ánimos a la gente para que ponga demasiado de
sus cosas sobre mí. Esto es algo que me ocurre seguido.”

Sin siquiera saberlo, la gente como Martine exuda un aura de amabilidad y sabiduría que
es poderosamente atractiva para la gente necesitada. Afortunadamente, Martine eventualmente
se dio cuenta de que, por su propio bien, necesitaba ser más selectiva a la hora de extender su
empatía y altruismo naturales. Cuando dejó de dar su tiempo y atención indiscriminadamente,
ganó mucha energía para su propia vida.

A lo largo de la terapia, otra clienta finalmente se dio cuenta cuán extendido se había hecho
su cuidado automático, extendiéndose incluso hacia gente que ella no conocía. Se encontró a
sí misma entablando relación con gente habladora en los ascensores y transeúntes solitarios
que intentaban comenzar conversaciones indeseadas. ¿Tengo un cartel colgado del cuello? Se
preguntaba ella. Se sentía obligada a darles a todos una respuesta cálida, hacer el trabajo
emocional incluso para gente que jamás había visto antes. Y el hecho es que, los extraños
necesitados se tragarán la atención de una persona sensible si se les da la oportunidad, sea en
un avión, en un ascensor o mientras hacen una cola.

Creen que descuidándose a sí mismos atraerán amor

Muchos internalizadores creen inconscientemente que descuidar de ellos mismos es una


señal de ser una buena persona. Cuando los padres ensimismados realizan excesivas demandas
de la atención y energía del niño, le enseñan que el autosacrificio es el ideal más digno —un
mensaje que los niños internalizadores muy probablemente se tomen muy a pecho. Estos niños
no se dan cuenta de que el autosacrificio de ellos ha sido llevado a niveles insalubres debido al
egocentrismo de sus padres. A veces, estos padres utilizan principios religiosos para promover
el autosacrificio, haciendo que sus hijos se sientan culpables por desear cualquier cosa para
ellos mismos. De esta forma, las ideas religiosas que deberían ser espiritualmente nutritivas
son en vez utilizadas para mantener a los niños idealistas enfocados en cuidar de los demás.
Deben ser educados sobre cómo entablar un buen cuidado de ellos mismos —algo que ocurre
cuando los adultos prestan atención a sus necesidades y refuerzan el hecho de que precisan
descanso, compasión y respeto. Por ejemplo, los padres sensibles enseñan a sus niños a darse
cuenta e identificar el cansancio, en lugar de hacerlos sentirse ansiosos y ociosos por precisar
descanso.

Desafortunadamente, los padres emocionalmente inmaduros son tan egocéntricos que no


se dan cuenta cuando sus hijos son abrumados o están haciendo grandes esfuerzos. Es más
probable que se aprovechen de la naturaleza sensible y cuidadosa del niño, en lugar de proteger
al niño de darle un uso desmedido. Y si los padres no enseñan a sus hijos acerca de un buen
cuidado de ellos mismos, en la adultez esos niños no sabrán cómo mantener un balance
emocional saludable entre sus necesidades y las de los demás.

Este es el caso especialmente con los internalizadores. A causa de su sintonía con los
demás, puede que se enfoquen tanto en los problemas de los otros que pierdan de vista sus
propias necesidades y hagan la vista gorda a cómo el drenaje emocional los está lastimando.
Además, están secretamente convencidos de que más autosacrificio y trabajo emocional en
algún momento transformará sus relaciones insatisfactorias. Por lo que cuanto más grandes las
dificultades, más duro lo intentarán.

Si esto parece ilógico, recordemos que estas fantasías de sanidad están basadas en ideas
infantiles acerca de cómo mejorar las cosas. Cuando niños, los internalizadores tienden a tomar
el yo de rol del rescatador, sintiendo la responsabilidad de ayudar a los demás al punto de
descuidarse a ellos mismos. La fantasía de sanidad que tienen involucra la idea de Yo debo
arreglar esto. Lo que no pueden ver es que han tomado un trabajo que nadie jamás ha podido
lograr: cambiar a la gente que no está buscando cambiar.

Es difícil para los internalizadores rendirse en la lucha por ser amados, pero a veces
eventualmente se dan cuenta de que no pueden cambiar cómo otra persona se relaciona con
ellos. Finalmente sienten resentimiento y comienzan a replegarse emocionalmente. Cuando un
internalizador finalmente se rinde, la otra persona puede que sea encontrada con la guardia
baja, como el internalizador siempre ha continuado intentando contactar y conectarse durante
tanto tiempo.

Resumen

Los internalizadores son altamente perceptivos y extremadamente sensibles a los demás.


A causa de la fuerte necesidad que tienen de conectar, criarse con padres emocionalmente
inmaduros es especialmente doloroso para ellos. Los internalizadores tienen emociones fuertes,
pero se encogen para no molestar a los demás, haciéndole más fácil a los padres
emocionalmente inmaduros descuidarlos. Desarrollan un yo de rol que está enfocado en
demasía sobre los demás, junto con una fantasía de sanidad en la que ellos pueden cambiar los
sentimientos y comportamientos hacia ellos de los demás. Pueden vivir con muy poco apoyo
de los demás y terminan realizando demasiado trabajo emocional en sus relaciones, lo que
puede conducir al resentimiento y el agotamiento.

En el siguiente capítulo, veremos lo que sucede cuando el verdadero yo de los


internalizadores finalmente despierta y ellos ven que han estado dando demasiado.
Capítulo 7

Ruptura y despertar

Este capítulo describe cómo es el despertar para la gente que estuvo actuando un rol que
no les sentaba por mucho tiempo. Esta etapa de despertar suele comenzar con una sensación
de fracaso o pérdida del control. Síntomas dolorosos como depresión, ansiedad, tensión
crónica, o falta de sueño pueden todas ser señales de que las viejas estrategias para reescribir
la realidad se han vuelto insostenibles. Estos síntomas psicológicos y físicos son un sistema de
alarma, que nos dice que debemos volver a ponernos en sincronía con quienes somos y cómo
nos sentimos.

¿Cuál es el yo verdadero?

El concepto del yo verdadero data de tiempos antiguos cuando la idea de tener alma
apareció por primera vez. Los seres humanos siempre han sentido la presencia de un yo interno
genuino que lo ve y experimenta todo, pero se queda un poco a un lado de lo que hacemos en
el mundo exterior. Este yo es la fuente de nuestra individualidad única y no es afectado por las
presiones familiares que moldean nuestros yo de rol. Este yo interior ha sido conocido por
muchos nombres —como el verdadero yo, el yo real, el yo interior (Fosha 2000)— pero al final
son la misma cosa: la consciencia que habla la verdad en el centro del ser de una persona.

Podemos pensar al yo verdadero como un sistema de retroalimentación neurológico


extremadamente preciso que se informa por sí mismo e indica a cada individuo hacia el
funcionamiento y uso de energía óptimo. Las sensaciones físicas que acompañan la
experimentación del yo verdadero sugieren que lo que fuera que este yo es, está basado en
nuestra biología como seres humanos. Es la fuente de todos los presentimientos y la intuición,
incluyendo las impresiones inmediatas y precisas de los demás. Podemos utilizar fluctuaciones
en la energía de nuestro verdadero yo como un sistema de guía que nos diga cuándo estamos
alineados con un camino de vida que nos queda bien (Gibson 2000).

Cuando estamos de acuerdo con nuestro yo verdadero, vemos las cosas claramente y
sentimos que estamos en un estado de fluidez. Nos enfocamos en soluciones en vez de los
problemas. Las cosas parecen mucho más posibles a medida que prestamos atención a nuestras
necesidades y deseos genuinos. Llegan a nuestras vidas oportunidades y personas que nos
ayudan en formas que nunca nos habríamos imaginado. De hecho, nos hacemos “más
afortunados.”

¿Qué quiere el yo verdadero?

Nuestro yo verdadero tiene las mismas necesidades que un niño saludable en crecimiento:
crecer, ser conocido y expresarse. Sobre todo, nuestro yo verdadero sigue presionando para que
nos expandamos, como si nuestra auto actualización fuera lo más importante en el planeta. Para
esto, pide nuestra aceptación de su guía y deseos legítimos. No tiene interés en las ideas
desesperadas con las cuales hayamos salido en la niñez con respecto a una fantasía de sanidad
o yo de rol. Sólo desea ser genuino con los demás y sincero en sus propios objetivos.

Los niños se mantienen en alineación con su yo verdadero si los adultos importantes en


sus vidas los apoyan en ello. Sin embargo, cuando son criticados o avergonzados, aprenden a
sentirse avergonzados por sus verdaderos deseos. Al simular ser lo que sus padres desean, los
niños piensan que han hallado la manera de ganar el amor de sus padres. Silencian a su yo
verdadero y en su lugar siguen la guía de su yo de rol y fantasías. En el procedimiento, pierden
contacto tanto con la realidad interior como con la exterior.

Ejercicio: Despertando a nuestro yo verdadero

Sea que fueres un internalizador o un externalizador, si has estado dormido a tus


necesidades más profundas, tu yo verdadero utilizará síntomas emocionales para despertarte
para que puedas comenzar a cuidar de ti mismo. Tu yo verdadero desea que tengas la paz de
vivir de acuerdo con la realidad. El truco es reconocer las señales de angustia como los
salvavidas que son.

Este ejercicio te ayudará a ser más consciente de tu yo verdadero. Precisarás una hoja de
papel y una lapicera. Dobla la hoja a la mitad para que puedas ver la mitad de la página a la
vez, luego escribe un título en cada mitad: “Mi yo verdadero” y “Mi yo de rol.”

Primero, orienta el papel de manera que sólo puedas ver la mitad con el título “Mi yo
verdadero.” Luego piensa en tu niñez. Sé profundo y honesto. ¿Cómo eras antes de comenzar
a intentar ser otra persona? Antes de aprender a juzgar y criticarte, ¿qué disfrutabas hacer?
¿Qué te hacía sentir bien? Si pudieras ser la persona que eres en verdad (y no tuvieras que
preocuparte por el dinero), ¿cómo sería tu vida ahora mismo?

Recomiendo mirar hacia atrás a quien éramos antes de cuarto grado. ¿Qué cosas te
interesaban? ¿Quiénes eran tus personas favoritas, y qué te gustaba de ellas? Si tenías tiempo
libre, ¿qué te gustaba hacer? ¿Cómo te gustaba jugar? ¿Cuál era tu idea de un día perfecto?
¿Qué elevaba tus energías? Escribe tus pensamientos acerca de esto sin ningún orden en
especial, a medida que vienen a tu cabeza, debajo del título “Mi yo verdadero.”

Cuando termines esa lista, da vuelta el papel hacia la mitad con el título “Mi yo de rol.”
Contempla en quién te has convertido para poder sentirte admirado y amado. ¿Estás hoy
involucrado en cosas que en realidad no te interesan? ¿Qué te obligas a hacer porque crees que
significa que eres una buena persona? ¿La gente con la que estás involucrada, agota tu energía
y te hace sentir drenado? ¿Qué cosas en las que pasas tiempo te aburren? ¿Cómo describirías
el rol social que intentas interpretar? ¿Cómo esperas que los demás te vean? ¿Qué rasgos de tu
personalidad intentas cubrir? ¿Qué es lo que te alegra que nadie sepa acerca tuyo?

Cuando termines, guarda el papel por lo menos un día. Luego ábrelo, suaviza el doblez
del medio y compara ambos lados. ¿Estás viviendo principalmente como tu yo verdadero o es
el yo de rol el que domina tu vida?

Ruptura para poder despertar

La gente experimenta una ruptura cuando el dolor de vivir en un yo de rol y fantasías de


sanidad comienza a sobrepasar cualquier beneficio potencial. La mayor parte del crecimiento
psicológico expone algunas verdades angustiantes acerca de lo que hemos estado haciendo con
nuestras vidas. La psicoterapia y otras son herramientas que pueden ayudarnos a ser
conscientes de las verdades que en realidad ya conocemos. Cuando atravesamos una ruptura,
una buena pregunta sería qué es lo que se está rompiendo en realidad. Solemos pensar que es
nuestro yo. Pero lo que en suele estar ocurriendo es que nuestra lucha por negar nuestra verdad
emocional es lo que se está rompiendo. La angustia emocional es una señal de que se está
volviendo más difícil permanecer emocionalmente inconsciente. Significa que estamos por
descubrir nuestro yo verdadero debajo de todas esas historias.

Nuestro yo verdadero desea que veas lo que está ocurriendo en realidad. Intenta
despertarte porque desea que dejes de creer que tus padres emocionalmente inmaduros sabían
lo que era mejor para ti y que crear un yo de rol es mejor que ser quién eres. Sabe que permitir
que una fantasía maneje tu vida no es bueno.

El psicólogo de desarrollo Jean Piaget (1963) observó que para que la gente aprenda algo
nuevo, su patrón mental antiguo debe romperse y rearmarse de nuevo alrededor del
conocimiento entrante. Este proceso de ruptura interna y acomodamiento es clave a la hora de
continuar el desarrollo intelectual. Del mismo modo, el psiquiatra polaco Kazimierz Dabrowski
(1972) teorizó que la angustia emocional es una señal potencial de crecimiento, no
necesariamente de enfermedad. Veía los síntomas psicológicos como proviniendo de una
urgencia activada recientemente de crecer y acuñó el término “desintegración positiva” para
describir cuando la gente tiene una ruptura interior para poder reorganizarse y convertirse en
seres emocionalmente más complejos.

Dabrowski se dio cuenta de que algunas personas podían expandir sus personalidades
como resultado de estos trastornos, mientras que otros pronto volvían a donde estaban antes.
Observó que la gente psicológicamente inconsciente no solía cambiar mucho luego de un
trastorno emocional. Otras personas, sin embargo, parecían tomarse los periodos de angustia
como oportunidades para aprender de ellas. Dabrowski sintió que esa gente tenía un potencial
de desarrollo que los empujaba a ser más competentes y autónomos.

Dabrowski creía que los individuos que pueden tolerar las emociones negativas tienden a
tener el potencial de desarrollo más elevado y vio a las emociones negativas como el motor
detrás de mucho del desarrollo psicológico humano, porque la incomodidad que provocan estos
sentimientos puede motivar a la gente ambiciosa a hallar soluciones. En lugar de cerrarse o
ponerse a la defensiva cuando enfrentan experiencias difíciles, la gente con potencial de
desarrollo intenta descubrir una comprensión más profunda acerca de ellos mismos y de la
realidad. Para esto, están dispuestos a involucrarse en la auto reflexión, incluso si esto implica
dudar de uno mismo. A pesar de que la incertidumbre inherente en este proceso de auto
examinación puede crear el subproducto de la ansiedad, culpa o depresión, enfrentar estas
preguntas profundas finalmente provee una personalidad más fuerte y adaptable.

⸻⸻⸻La historia de Aileen⸻⸻⸻

Mi clienta Aileen halló apoyo y validación en las ideas de Dabrowski. Siendo


una mujer perspicaz, se había beneficiado grandemente de la psicoterapia a lo largo
de los años. Su amor por el aprendizaje la hizo desear comprenderse a sí misma y
a los demás, pero su familia veía este tipo de interés psicológico como una
inadaptación.

Cuando Aileen buscó psicoterapia luego de una relación amorosa muy


destructiva, su familia pensó que ella estaba siendo ridícula y la etiquetaron como
“la enferma.” En vez de ver que Aileen estaba utilizando su dolor emocional como
una herramienta de crecimiento y autocomprensión, se preguntaban por qué ella
perdía tanto tiempo y dinero refritando el pasado.

Aileen sabía que estaba haciendo lo correcto al venir a terapia, pero le


preocupaba que tal vez ella era la enferma en la familia. En cierto nivel ella sabía
que no, basada en su consciencia de la inmadurez, impulsividad y evitación de
intimidad emocional de sus padres. Pero aun así le parecía raro que era la única que
sentía la necesidad de buscar ayuda.

Aprender acerca de la idea de desintegración positiva de Dabrowski ayudó a


Aileen a ver su angustia como dolores de crecimiento. Y una vez que conoció la
teoría del crecimiento de Dabrowski, se sintió orgullosa de ser la persona en su
familia dispuesta a explorar su angustia para hallar una manera más saludable de
ser.

Despertando de un yo de rol vencido

La gente suele seguir actuando su yo de rol de la infancia bien entrados en la adultez


porque creen que los mantiene seguros y que es la única manera de ser aceptados. Pero cuando
el yo verdadero se cansa del rol, la gente suele tener un llamado a despertar en la forma de
síntomas emocionales inesperados.

⸻⸻⸻La historia de Virginia⸻⸻⸻

La llamada a despertar de Virginia llegó en la forma de repentinos comienzos


de ataque de pánico que le ocurrían cuando se sentía criticada por Brian, su
hermano mayor tiránico y crítico. Virginia siempre se había preocupado
constantemente acerca de lo que la gente pensara de ella, tanto que los eventos
sociales eran triatlones agotadores de leer a los demás, intentando no ofenderlos e
imaginando un rechazo inminente. En el trabajo, se obsesionaba miserablemente
acerca de cómo la verían los demás. Virginia vino a psicoterapia para controlar su
pánico (y lo hizo), pero también terminó dándose cuenta cuán rechazada se había
sentido de niña.

A través de la psicoterapia, Virginia se dio cuenta de que Brian tenía el mismo


modo de rechazo que su padre muerto, que siempre dejaba a Virginia sintiéndose
inepta y sin amor. Comenzó a comprender que su ansiedad social era un reflejo de
su rol de la niñez, en el que ella intentaba repetidamente y sin éxito ganar el amor
de su padre crítico y desdeñoso. Su fantasía de sanidad inconsciente era una en la
que ella algún día llegaba a ser lo suficientemente “correcta” para ganarse su
aprobación. Había tomado inconscientemente el rol de actuar como la niña asustada
e inadecuada ante su padre sabio y poderoso, y ahora Brian ocupaba ese lugar.

Los ataques de ansiedad de Virginia señalaban que estaba comenzando a


cuestionar su creencia infantil de que la figura de autoridad siempre tiene razón.
Me dijo, “Si la gente expresaba algún disgusto hacia mí, especialmente los
hombres, me asustaba y automáticamente creía que yo debía estar equivocada.”
Pero ahora ella podía ver su relación con Brian más claramente: “Lo había estado
poniendo en un pedestal, como si fuera una especie de dios. Yo no le importo, aun
así, le permito que él determine si me debo sentir bien o no. Siempre he estado tan
preocupada por su opinión, pero ahora me estoy volviendo un poco más autónoma.
Me siento como si estuviera aprendiendo a ser un individuo.”

Sin la llamada a despertar de sus ataques de pánico, Virginia podría haber


continuado dando deferencia a los demás en una nube de ansiedad autocrítica. Sus
ataques de pánico marcaron el comienzo de una nueva consciencia en la que ella
ya no precisaba aceptar la historia de la infalibilidad masculina con la cual había
sido adoctrinada de niña —una historia que había estado destrozando su autoestima
de mujer adulta. Su yo de rol de ser una niñita débil y confundida colapsó cuando
se dio cuenta de que ella podía escoger si deseaba tener contacto con Brian o no.
Finalmente pudo ser consciente de cómo se sentía en realidad acerca de su padre y
hermano, que juntos la hacían el miembro menos importante de la familia. Se había
roto el hechizo.
Ejercicio: Desprendiéndote de un rol de autoderrota

Tómate un momento ahora para escribir una descripción personal breve de alguien en tu
vida que te hace sentir nervioso o pequeño. Luego, piensa acerca de cómo te comportas
alrededor de esa persona, y luego escribe una descripción breve acerca del yo de rol que has
estad actuando con esa persona. Mira si puedes encontrar una fantasía de sanidad que pueda
estar conduciéndote a buscar la aceptación de esta persona a cualquier costo. ¿Cuánto tiempo
has pasado deseando que esta persona sea diferente contigo? ¿Crees que tal vez estás actuando
un rol que se borra a sí mismo y que ya no te sirve? ¿Estás listo para verte de forma diferente
y relacionarte con esta persona como lo harías con cualquier otra?

Despertando a lo que realmente sentimos

A veces, renunciar a una fantasía de sanidad de cómo finalmente ganaremos amor significa
que debemos enfrentar sentimientos indeseados acerca de personas cercanas a nosotros.
Muchos tendemos a sentirnos culpables y avergonzados por sentimientos que consideramos
inaceptables. Estamos convencidos de que la única manera de ser una buena persona es
reprimiendo estos sentimientos. Sin embargo, si anulamos nuestros sentimientos reales mucho
tiempo, puede que burbujeen hacia afuera en formas que nos fuercen a detenernos y mirar qué
es lo que ocurre.

⸻⸻⸻La historia de Tilde⸻⸻⸻

Tilde tenía tanto por lo que sentirse agradecida que no podía dejar de sentirse
culpable. Había nacido de una madre soltera que hacía trabajo doméstico para
mantenerla. Su madre, Kajsa, había venido a los Estados Unidos desde Suecia para
darle una mejor vida a su niña. Hizo valer hasta el último centavo que pudo ganar
para que Tilde pudiera tener una buena educación. Tilde aprovechó al máximo
todas las ventajas de sus oportunidades y eventualmente ganó una licenciatura
avanzada en diseño gráfico en una beca. Estaba cerca de finalizar su entrenamiento
cuando vino a verme por un episodio de depresión grande. Aunque aún podía
trabajar, cada mañana comenzaba con una lucha iniciar acción. Ni bien se levantaba
de la cama, deseaba volver a meterse entre las sábanas.

Rastreamos el inicio de su depresión a llamadas telefónicas a su madre, que se


estaba volviendo cada vez más petulante y amarga a medida que Tilde se acercaba
al final de sus estudios. Kajsa siempre había sido emocional y nunca había dejado
a Tilde olvidar cómo ella sola la había criado, luego de ser abandonada por el padre
de Tilde, y traído a los Estados Unidos. En cada conversación, Kajsa se quejaba de
sus dolores físicos y de la gente que le había hecho mal recientemente. Tilde era
compasiva y, además, sentía que le debía todo a su madre, pero la tensión de oír
indefensamente la miseria iracunda de Kajsa la estaba desgastando. Tilde sentía
que nada que pudiera decirle a su madre podía ayudar.

Le pregunté a Tilde cómo se sentía cuando Kajsa descartaba su compasión y


seguía con sus quejas. Al principio, Tilde sólo diría cuán culpable se sentía por no
poder hacer a su madre sentirse mejor y lo mala hija que era por disfrutar de su
vida mientras Kajsa sufría. Pero cuando persistí y le pregunté cómo se sentía en su
cuerpo cuando oía la voz de su madre, Tilde finalmente se permitió sentirla. Se veía
atontada a medida que identificaba el sentimiento: “Ella no me cae bien”, dijo en
un susurro.

Esta era la verdad emocional de Tilde, que había estado en guerra con su
fantasía de sanidad de la infancia de finalmente darle a Karjsa suficiente amor para
resarcirla por su vida decepcionante. La culpa y gratitud exageradas de Tilde la
habían prevenido de experimentar sus verdaderas emociones con respecto a su
madre. La historia familiar acorazada era que Kajza lo había sacrificado todo y por
lo tanto merecía toda la atención y devoción de Tilde. Cuando Tilde comenzó a
resentirse con las quejas incesantes de su madre, su culpa convirtió su ira
inconsciente en depresión.

La depresión de Tilde se fue ni bien ella aceptó sus sentimientos genuinos


hacia Kajsa. Finalmente, al permitirse saber que su madre no le agradaba, aunque
estaba agradecida con ella, la liberó de una atadura imposible. Se dio cuenta de que
podía aun tener contacto con su madre, pero que no tenía que simular sentirse de la
manera “correcta”.
Ejercicio: Explorando para ver si tienes sentimientos ocultos

Puedes hacer este ejercicio en cualquier comento en el que estés sintiéndote


especialmente ansioso o desanimado. En esos momentos, pregúntate si no estarás albergando
sentimientos ocultos. Considera las veces que te has sentido pésimo y fíjate si no están
relacionadas con pensar en cierta persona. (En mi experiencia, los dos sentimientos que la gente
parece ser más reticente a admitir es el de temer a alguien o que alguien le desagrade.)

A medida que piensas cómo poner en palabras los sentimientos suprimidos acerca de esta
persona, recomiendo hablar como lo haría un niño de cuarto grado, utilizando oraciones
simples y claras. También, trabaja en esto en un lugar privado así no tienes que preocuparte por
las reacciones de los demás. Entonces permítete hablar (o susurrar) tu honesta verdad en forma
audible. Tal vez quisieras ponerlo de esta manera: “No me gusta cuando esta persona______”,
describiendo su conducta. Cuando das con tus sentimientos verdaderos, sentirás una liberación
de tensión o sentido de alivio en tu cuerpo. No permitas que la culpa te inhiba. Sólo estás
hablando contigo mismo, con el propósito de autodescubrimiento. Nadie puede oírte, y es
completamente seguro.

Algunas personas creen que es necesario confrontar a la otra persona para obtener una
verdadera resolución, pero creo que suele ser contraproducente y provoca demasiada ansiedad.
Demostrar sentimientos tan pronto puede inundarnos con ansiedad innecesaria —sin
mencionar el riesgo de una reacción— cuando sólo estamos comenzando a ponernos en
contacto con nuestros verdaderos sentimientos. Podemos siempre hablar con la persona más
tarde si así lo deseamos, pero primero necesitamos recuperar la habilidad de hablar acerca de
nuestros sentimientos con nosotros mismos. Sólo para aclarar, lo que ayuda no es decirle a la
otra persona; es saber lo que realmente sentimos. Simplemente admitir nuestros verdaderos
sentimientos y declararlos en voz alta puede marcar una gran diferencia a la hora de recuperar
nuestra paz emocional.

Despertando al enojo

Como el enojo es una expresión de individualidad, es la emoción que los padres


emocionalmente inmaduros suelen castigar más seguido en sus hijos cuando la tienen. Pero el
enojo puede ser una emoción útil porque le da a la gente energía para hacer las cosas de forma
diferente y les permite verse a sí mismos como dignos de levantarse por ello. Suele ser una
buena señal cuando la gente demasiado responsable, ansiosa o depresiva comienza a ser
consciente o se enoja. Indica que su yo verdadero está saliendo y que están comenzando a
preocuparse por ellos mismos.

⸻⸻⸻La historia de Jade⸻⸻⸻

Jade solía sentirse mal consigo misma por enojarse tan seguido, especialmente
porque su enojo estaba frecuentemente orientado hacia sus padres. Durante años,
ella pensó que la respuesta era simular que no tenía aquellos sentimientos. En
secreto, Jade se preocupaba pensando que era una malcontenta que se irritaba por
cualquier cosa.

Pero el enojo de Jade parecía tener sus raíces en cómo sus padres desdeñosos y
emocionalmente desconectados ignoraban los sentimientos de ella. Cuando Jade
finalmente comenzó a pensar acerca de su ira en términos de que sus necesidades
emocionales estaban siendo ignoradas, fue capaz de ver las cosas de manera
diferente: “¡Ahora pienso que algo andaría mal en mí si no estuviera enojada! Hay
suficientes motivos para estar enojada, y mi ira viene desde el centro de mi ser.
Estar enojada te empodera mucho. No deseo seguir viviendo una mentira. Ha sido
solitario y decepcionante intentar relacionarme con mis padres. Estar con ellos es
aislante.”

Luego de aceptar su enojo, Jade pudo ver su fantasía de sanidad claramente


por primera vez. Había pensado que podría sanar a su familia siendo
extremadamente amorosa. Así lo explicó ella: “Intentaba ver a todos como buenos.
Pensaba que todos se amaban entre sí. Era ingenua. Pensaba que, si eras agradable
con la gente, al final del día las cosas se arreglarían. Pensaba que mis padres me
amarían ciertamente, y que a mis hermanos les importarían las cosas que en las que
estaba interesada. Pero ahora he aprendido que necesito hacer lo que está bien para
mí y confiar en mí misma. Realmente disfruto de mi propia compañía. No deseo
perder más mi tiempo. Espero encontrar gente en la que pueda confiar. No voy a
intentar que funcione con gente que es distante o insolidaria. Seré cordial y educada
con ellos, pero no me acercaré sólo para ser decepcionada.”
Despertar a un mejor cuidado de uno mismo

Los internalizadores son notables por no cuidar bien de ellos mismos. Creer que es trabajo
de ellos mejorar o arreglarlo todo, suelen terminar siendo negligentes con su propia salud,
especialmente la necesidad de descanso. A medida que trabajan para cuidar de todo lo que ellos
creen que deben hacer, suelen descuidar las señales más básicas, incluyendo el dolor y el
cansancio

⸻⸻⸻La historia de Lena⸻⸻⸻

Lena vivía una vida muy presionada a pesar de sus mejores esfuerzos por
mantener las cosas simples. Siempre se sentía como que se le acababa el tiempo.
Era como si tuviera una voz en su cabeza que constantemente le decía que debía
seguir exigiéndose y que sus esfuerzos nunca eran suficientes. Incluso en
actividades placenteras como tocar el piano se habían convertido en maratones en
las cuales ella debía vencer la pereza y hacer lo mejor posible. Nunca se daba un
descanso hasta que estaba completamente exhausta.

Además de trabajar febrilmente en su trabajo de tiempo completo, su vida


estaba dictada por las demandas que constantemente percibía de los demás,
incluidas sus mascotas y los pájaros que alimentaba en su jardín. Una planta caída
podía llenarla de culpa por no haberla regado antes.

Cuando Lena tomó una clase de ejercicios para ayudarla a relajarse, ella se
agotó intentando seguir el ritmo y hacer todo de manera perfecta. Durante la clase,
se dijo a sí misma, “Yo tendría que poder hacer esto. Esto es cosa de niños.” La
mañana siguiente se despertó sin poder pensar o funcionar muy bien pero no se dio
cuenta de que había exagerado hasta que intentó subir unos escalones, al punto que
se dio cuenta de que le dolía tanto que apenas podía levantar las piernas.

Lena tenía un hábito de larga data, promovido por su exigente madre, de


ignorar las señales de su cuerpo referentes al cansancio. De niña, si no hacía las
cosas lo suficientemente rápido, o esforzándose lo suficiente, su madre la castigaba
por ser perezosa. Como resultado, nunca había hecho las cosas a su propio tiempo
y era insensible a los límites de su físico.
Lena había sido entrenada para creer que ser una buena persona significaba
luchar para conseguir, incluso si eso significaba siempre estar un poco fuera de
equilibrio y nunca del todo lista. En la búsqueda de Lena de la aprobación y amor
de su madre, había desarrollado la creencia de que sólo valía algo cuando realmente
se esforzaba. Su fantasía de sanidad infantil era una en la que un día ella se
esforzaría tanto que su madre seria transformada de una capataza perennemente
insatisfecha a una madre agradecida que reconociera cuánto se esforzaba su hija
por complacerla.

Los esfuerzos acérrimos también eran alentados por la sociedad en general, a


través de máximas culturales como “Esfuérzate al límite”, “Nunca te rindas”, o
“Siempre haz lo mejor que puedas.” Para una persona demasiado motivada como
Lena, estos mensajes son veneno mental. Es innecesariamente agotador siempre
esforzarse al máximo. Es más lógico saber cuándo debes hacer el esfuerzo y cuándo
no. Afortunadamente, una vez que Lena se dio cuenta de lo que su fantasía de
sanidad le estaba haciendo, ella pudo reestablecer sus valores y tomar sus propias
necesidades en cuenta.

Despertando a través de rupturas de relaciones

Los problemas de relaciones presentan una enorme oportunidad para despertar. Dado que
tendemos a actuar patrones dolorosos aprendidos en la niñez en nuestras relaciones adultas
significativas, no es sorpresa que tanta gente venga a terapia por sus problemas relacionales. Y
como las relaciones adultas íntimas son tan emocionalmente excitables, tienden a activar
problemas irresueltos de necesidades emocionales insatisfechas. Solemos proyectar problemas
acerca de nuestros padres en nuestras parejas; luego nos enojamos cada vez más con ellos
porque, en un nivel inconsciente, nos recuerdan del pasado, además de lo que sea que esté
ocurriendo en el presente.

⸻⸻⸻La historia de Mike⸻⸻⸻

Mike había tocado fondo recientemente debido a recortes en sus horas de


trabajo y un divorcio que lo dejó casi sin un centavo. Su vida había sido
enteramente dedicada a ser un éxito a los ojos de los demás, especialmente su
esposa y su madre. Ahora, en psicoterapia, estaba esforzándose por identificar
valores en estar más en contacto con su yo verdadero. En el proceso, estaba
comenzando a apreciarse a sí mismo por quien era, incluyendo sus fortalezas y
talentos únicos.

A medida que Mike reflexionaba acerca de su pasado dijo, “No tomaba


decisiones basándome en cómo me sentía; tomaba decisiones basado en lo que los
demás deseaban. Estuve haciendo esto por treinta y cinco años, incluyendo soportar
un matrimonio sin amor, y no tengo nada que mostrar por ello. Pero tal vez yo
deseaba que mis problemas más recientes ocurrieran. Tal vez estaba deseando que
las cosas se derrumbaran. Fui golpeado, roto y humillado, y ahora estoy a punto de
quedarme sin trabajo, pero te dijo, estoy feliz.”

A pesar de todas sus pérdidas materiales y decepciones, Mike finalmente pudo


dejar de lado la fantasía de sanidad que sería amado si se ocupaba de todos a
expensas de él mismo. La enorme deuda financiera en la que incurrió por su
divorcio fue una metáfora adecuada para lo que le costó ser alguien que él no era
por tantos años.

Al darse cuenta de cuán desesperado había estado por ser aceptado por los
demás, Mike dijo, “No pensaba que yo era tan bueno como los demás.” Luego me
miró, sonrió y preguntó, “Entonces, ¿cómo definirías a una persona exitosa?”
Respondiendo a su propia pregunta, dijo, “Supongo que, primero, tienes que
sacarte de encima el ‘éxito’ —y luego ver quién eres como persona.”

Despertando de idealizar a los demás

Una de las fantasías más difíciles de las cuales despertar es de la creencia de que nuestros
padres son más sabios y saben más que nosotros. Puede ser vergonzoso e incluso aterrado para
un niño ver las debilidades de sus padres. E incluso como adultos, la gente puede que se resista
fuertemente a ver la inmadurez de sus padres por lo que es. Puede sentirse mejor permanecer
ingenuo acerca de sus limitaciones que verlos objetivamente. Inconscientemente, tal vez nos
sentimos protectores de la vulnerabilidad de nuestros padres.
⸻⸻⸻La historia de Patsy⸻⸻⸻

Mi clienta Patsy era claramente más emocionalmente madura que su marido


impulsivo o su petulante madre, que vivía con ella. sin embargo, Patsy reculaba
cuando observaba que ella era la persona más madura en su familia. “Oh, ¡no me
gusta pensar eso!” objetó. Decía que un pensamiento tal se sentía desleal y que no
pensaba de sí misma que era especial o superior en ninguna forma.

Aunque la humildad puede ser una cualidad agradable, no le estaba haciendo


ningún bien a Patsy, porque la estaba utilizando para ignorar una realidad
deslumbradora. Idealizar a su madre y marido no le estaba ayudando; tampoco
negar sus propias fortalezas. Una vez que Patsy pudo aceptar que tenía más
madurez que su marido y madre, pudo ser más objetiva con respecto al
comportamiento de ellos. Dejó de atribuirles cualidades positivas que no tenían y
pudo establecerles límites. También dejó de desperdiciar energía simulando que
ella era menos de lo que es para que ellos pudieran simular ser más de lo que son.

Despertando a nuestras fortalezas

Es importante que la gente aprecie conscientemente sus fortalezas. Desafortunadamente,


los hijos de padres emocionalmente inmaduros con frecuencia no desarrollan mucho aprecio
por sus cualidades positivas porque sus padres egocéntricos tienen poca o ninguna habilidad
como para reflejar las fortalezas de sus hijos. Como resultado, estos niños suelen sentirse un
poco avergonzados de pensar de sí mismos en términos de sus cualidades más positivas. Están
acostumbrados a poner a los demás en las candilejas y preocuparse de que no se les agrande la
cabeza si reconocen sus propias fortalezas.

Sin embargo, es crucial conocer cuáles son nuestras capacidades y ser capaces de
articularlas. Provee autovalidación y nos permite sentirnos bien acerca de lo que traemos al
mundo. Este auto reconocimiento crea energía y positividad. Mientras la modestia y la
humildad puede ayudarnos a mantener las cosas en perspectiva, no debieran prevenirnos de
conocer nuestras mejores cualidades.

Despertando a un nuevo juego de valores


El terapeuta familiar y trabajador social Michael White desarrolló una forma de
psicoterapia conocida como terapia narrativa (2007). Su acercamiento fue fundado en la idea
de que es crucial para la gente ser consciente del significado y las intenciones de las historias
por las cuales han estado viviendo. En el proceso de descubrir la historia de vida de un cliente,
el psicólogo trabaja para exponer los valores de auto descuido que con frecuencia han
modelado la vida de las personas y luego los invita a actualizar sus principios guía, escogiendo
nuevos valores más conscientemente.

⸻⸻⸻La historia de Aaron⸻⸻⸻

Aaron era de un estilo fuerte y silencioso que siempre había vivido de acuerdo
con un código que involucraba no esforzarse por ser reconocido. En su crianza,
amaba la actuación y el teatro, pero nunca habló con respecto a obtener un papel o
pedirle a un director que le dé un rol más importante. Pensaba que parecería
caprichoso y demandante si se promovía a sí mismo, y que hacer lobby por sí
mismo era una señal de debilidad.

Sin embargo, de adulto, Aaron comenzó a ver que su código de no hablar por
sí solía resultar en que otras personas sean puestas delante de él. Además, los demás
solían aprovecharse de sus talentos sin reciprocar. Vio que su fantasía de sanidad,
en la cual esperaba que las figuras de autoridad reconocieran espontáneamente su
potencial, no estaba dando frutos. Entonces decidió desarrollar un nuevo valor de
ir tras lo que él quería. Comenzó a buscar oportunidades activamente y haciendo
reclamo de ellas. Considerando un cambio de trabajo, dijo, “En el pasado, hubiera
sido reticente de hacer esto yo mismo, pero ahora no.” Finalmente se vio a sí mismo
digno de inversión y de defensa.

Despertando a liberarse de problemas de la infancia

Trabajar a través de las heridas emocionales de la niñez es la manera más efectiva de


despertar y no repetir el pasado. Cuando digo “trabajar a través”, quiero decir el proceso mental
y emocional de llegar a enfrentar realidades dolorosas. Pensémoslo como un proceso de trozar
algo que en principio es muy grande como para tragar: lo masticamos hasta que pueda
convertirse en una parte digerible de nuestra historia.
Las investigaciones sugieren que lo que le sucedió a la gente importa menos que la manera
en que ellos procesaron lo que les ocurrió. En un estudio de características de padres que crían
hijos con apego seguro, los investigadores hallaron que los padres que crearon un apego seguro
para sus hijos solían ser caracterizados por una voluntad de recordar y hablar acerca de sus
propias infancias (Main, Kaplan y Cassidy 1985). Aunque algunos de estos padres habían
atravesado experiencias de infancia muy difíciles, la relación con sus propios hijos era segura,
porque habían pasado tiempo pensando e integrando sus experiencias de infancia y estaban
tranquilos con los aspectos positivos y negativos de su pasado.

Es fácil imaginarse por qué los hijos con este tipo de padres mostraban apego seguro. Estos
padres no estaban evitando la realidad. Como lidiaban con su propio pasado, estaban
completamente disponibles para conectar con sus hijos en forma de un apego seguro.

Resumen

El yo verdadero hallará maneras de expresarse, incluso de cara a los esfuerzos por


interpretar un rol o vivir una fantasía de sanidad. Cuando la gente ha ignorado su yo verdadero
por mucho tiempo, puede que desarrollen síntomas psicológicos. Despertar a las necesidades
del yo verdadero puede sentirse al principio como una ruptura. Pánico, enojo y depresión son
sólo algunos síntomas que pueden señalar un despertar emocional hacia un cuidado propio
mejor y valores más sanos. Cuando la gente procesa sus problemas de infancia y despierta a
sus propias fortalezas, ganan la confianza para comenzar a vivir desde su yo verdadero.

En el próximo capítulo, exploraremos cómo podemos utilizar esta nueva objetividad y


autoconsciencia para interactuar con miembros familiares emocionalmente inmaduros de una
nueva manera.
Capítulo 8

Cómo evitar engancharse con

un progenitor emocionalmente inmaduro

Es difícil ver a nuestros padres como seres humanos falibles. Cuando niños, creemos que
nuestros padres pueden hacerlo todo. Aunque la adolescencia y la independencia de la adultez
puede debilitar nuestra visión de nuestros padres como todopoderosos, no la erradica. Por tanto,
incluso si no son amorosos, fantaseamos que podrían serlo si quisieran.

Hay ciertos principios culturales que también nos impiden ver a nuestros padres con
claridad. La mayoría estamos inculcados con creencias como estas:

 Todos los padres aman a sus hijos


 Puedes confiar en tus padres.
 Los padres siempre estarán allí para ti.
 Puedes contarles cualquier cosa a tus padres.
 Tus padres te amarán sin condiciones.
 Siempre puedes regresar a casa.
 Tus padres sólo desean lo mejor para ti.
 Tus padres saben más que tú.
 Lo que sea que hagan tus padres, lo hacen por tu bien.

Pero si tus padres eran emocionalmente inmaduros, muchas de estas declaraciones puede
que no sean ciertas.

En este capítulo, ayudaré q que veamos debajo de la superficie de nuestras esperanzas de


la niñez y suposiciones culturales para ver a nuestros padres más precisamente. Aprenderemos
una nueva manera de relacionarnos con ellos para que no esperemos de ellos lo que no pueden
darnos. Aprenderemos cómo proteger nuestras emociones e individualidad acercándonos a
nuestros padres de una manera más neutra —una manera que ellos puedan tolerar
emocionalmente. Pero primero, veamos una fantasía común que suele prevenir a la gente de
relacionarse con sus padres de una manera realista.
La fantasía de que los padres cambiarán

Una fantasía común entre los hijos de padres emocionalmente inmaduros es que sus
padres cambiarán de parecer y finalmente los amarán demostrando preocupación.
Desafortunadamente, los padres ensimismados rechazan toda invitación a cumplir su parte en
la historia de sanidad de sus hijos. Enfocados en sus propias fantasías de sanidad, esperan que
sus hijos enmienden las heridas de la infancia de ellos.

Mucha gente en busca de amor sanador de sus padres salta alrededor de ellos como pájaros
hambrientos, intentando obtener una miga de respuesta positiva. En la adultez, estos niños
suelen aprender una variedad de habilidades de comunicación saludables y esperan que estas
habilidades mejorarán la relación con sus padres. Piensan que finalmente han encontrado las
técnicas necesarias para entablar una interacción recompensante con sus padres.

⸻⸻⸻La historia de Annie⸻⸻⸻

Betty, la madre de Annie, una mujer de convicciones religiosas fuertes siempre


había sido emocionalmente insensible, y el trato que tuvo con Annie en la niñez a
veces bordeaba el abuso físico y emocional. Aunque Annie había sido tratada de
esta manera por mucho tiempo, alcanzó el punto límite cuando Betty hizo un
comentario despectivo acerca de Annie frente a sus colegas en la ceremonia de
premios de trabajo de Annie. Los sentimientos de Annie fueron heridos
profundamente y se sentía avergonzada frente a sus amigos. El insulto fue tan
evidente que Annie estaba segura de que su madre no podría negar la naturaleza
salvajemente inapropiada y fuera de tiempo de su comentario, como solía hacerlo.
Pero Betty no se hizo responsable, negando fríamente que lo que ella hizo era
problemático.

Los días siguientes, Annie siguió intentando que Betty comprendiera cuán
herida estaba. Finalmente escribió una carta a su madre, diciéndole cómo se sentía
y pidiéndole que se siente con ella para conversarlo. Annie pensó muchísimo antes
de escribir la carta, que estaba extremadamente bien articulada en lo emocional,
esperando que Betty reconociera y se lamentara de que su comportamiento haya
sido tan crónicamente insensible a lo largo de los años. Pero Betty no ofreció
ninguna respuesta. Entre ellas quedó el vacío, junto con la impresión de Annie de
que a su madre no le importaba nada.

“Quiero decirle, ‘Soy tu hija’”, lloraba Annie. “Los asesinos matan gente y sus
madres los siguen amando. Somos familia; ella es mi mamá. ¿Cómo puede
olvidarse de eso?” Aquella no fue la primera vez que Annie intentó alcanzar
emocionalmente a Betty. Luego de comenzar psicoterapia, Annie intentó
expresarse y arreglar las cosas de una manera saludable siempre que sus padres
eran desconsiderados o irrespetuosos con ella. Aunque Betty rutinariamente
ignoraba los intentos de Annie, siempre permanecía en contacto para poder ver a
los tres hijitos de Annie. Pero esta vez fue diferente.

“Lo que no puedo superar es que no hay nada de regreso, ni siquiera enojo”,
dijo Annie. “Lo único que deseo es algún tipo de respuesta que muestre que esto
importa, incluso si tan solo la hace enojar.” Además de estar lastimada, Annie
estaba confundida. Aunque Betty se negaba a responder, Annie sabía que su madre
era sociable y capaz de demostrar amabilidad y generosidad hacia los demás. Annie
comprendía que aquellas relaciones eran más superficiales, pero este conocimiento
no la ayudaba emocionalmente. “Uno pensaría que mi mamá tendría algún deseo
natural de arreglar las cosas entre nosotras —algún tipo de reconocimiento, o tal
vez incluso algo a través de papá.” En el rostro de Annie podía verse la angustia y
la incomprensión.

Annie estaba lamentándose por no tener una madre que sea de apoyo
emocional, y trabajar a través de aquello tomaría tiempo. Pero también era
consciente de que sus intentos empeoraban las cosas, y era importante tratar aquello
también. Annie estaba confundida. Estaba haciendo todo lo posible para reparar la
relación: comunicándose con claridad, haciendo solicitudes respetuosas y siendo
emocionalmente honesta. Se preguntaba cómo podría resolver algo sin hablar al
respecto.

“Annie”, le dije, “estás haciendo todo lo correcto al intentar establecer una


conexión con tu mamá. Estás buscando tener intimidad emocional con ella, lo cual
tiene perfecto sentido, pero no creo que ella pueda tolerarlo. Mientras piensas que
sólo estás intentando relacionarte, tu mamá probablemente lo vea como una gran
amenaza a su equilibrio. Después de todo, ella ha estado viviendo así por años. Tu
apertura y honestidad son más de lo que ella pueda manejar. Piénsalo como si tu
mamá tuviera fobia a las serpientes. Continuamente tú estás sacando una serpiente
grande y gorda que se retuerce y la colocas en su falda. Ella no puede soportarlo,
no importa cuán importante pueda ser para ti.” La cercanía emocional demandaba
un nivel de madurez emocional que su madre simplemente no tenía. Pero el silencio
de su madre hacía que Annie se sintiera como un rehén emocional. No podía
descansar hasta que su madre estuviera contenta con ella.

Le dije a Annie que la única manera en la que Betty respondería era si Annie
dejaba de hablar acerca de su mal comportamiento y cuán hiriente fue. Annie
necesitaba hallar una manera que no involucre la participación de su madre. Eso es
lo único que funciona con padres que sienten terror hacia la intimidad emocional.
le expliqué que podía tener una relación con su madre, pero no sería el tipo de
relación que ella anhelaba. Su mejor opción era administrar sus interacciones
deliberadamente, en lugar de buscar intimidad emocional.

Annie estaba abierta a sugerencias, pero aún se sentía confundida. Podía


recordar las visitas angustiosas que Betty hacía a su propia madre, que también era
rechazante, cuando Annie era niña. Betty se sentía tan carente de amor de su propia
madre que, luego de estas visitas, quedaba llorando sin nadie que la consuele salvo
Annie. “¿Cómo puede estar ahora haciéndole esto a su propia hija?” preguntó
Annie. “Uno pensaría que ella odiaría hacerle lo mismo a su propia hija luego de
haber sufrido tanto.” Era un buen punto, pero Betty simplemente estaba
transmitiendo el trauma, como tiende a hacer la gente cuando reprime su dolor de
infancia.

Annie estaba tan decidida a ganar la aprobación de su madre que dejó de


evaluar la relación. Nunca se preguntaba si Betty era el tipo de persona que ella
disfrutaba tener cerca.

Forjando una nueva relación

El resto de este capítulo explora cómo manejar padres emocionalmente inmaduros, al


igual que al resto de la gente, cambiando nuestras expectativas y remplazando la reactividad
con observación. Hay tres acercamientos clave que nos ayudará a liberarnos de quedar
atrapados en la inmadure emocional de nuestros padres: observación desprendida, consciencia
de madurez y alejarse de nuestro antiguo yo de rol.

Observación desprendida

El primer paso para ganar nuestra libertad emocional es evaluar si alguno de nuestros
padres era emocionalmente inmaduro. Dado que aun estamos leyendo este libro,
probablemente hayamos decidido que al menos uno de nuestros padres encaja en esa
descripción. Padres así probablemente nunca puedan cumplir nuestra visión infantil de
progenitor amoroso. El único objetivo conseguible es actuar desde nuestra propia naturaleza
verdadera, no el yo de rol que satisface a nuestros padres. No podemos ganarnos a nuestros
padres, pero podemos salvarnos.

Le debo mi propia comprensión de cómo funciona esto al terapeuta Murray Bowen y su


teoría de sistemas familiares (1978), que describe cómo los padres emocionalmente inmaduros
promueven el enredo emocional en lugar de la identidad individual. Como recordatorio, el
enredo ocurre cuando los padres no respetan los límites, proyectan sus problemas irresueltos
en sus hijos, y se involucran demasiado en los asuntos de sus hijos. En las familias dominadas
por gente emocionalmente inmadura, el enredo y actuar roles son valorados para mantener
“cerca” a la familia. Por supuesto, la comunicación genuina y la intimidad emocional están
ausentes en familias así. Nunca se reconoce el yo verdadero de nadie. Además, en una familia
enredada, si tienes un problema con alguien, hablas acerca de esa persona con otra gente en
lugar de ir directamente a ellos. Bowen llamó a esta triangulación y enredo caracterizado el
pegamento que mantiene a estas familias juntas.

Bowen también exploró cómo esta situación podría ser remediada, por lo menos para
algunos miembros familiares. Descubrió que la observación y el desprendimiento emocional
puede darles a los individuos un lugar para pararse fuera del sistema familiar. Cuando la gente
se mantiene tranquila en una observación neutra, no pueden ser lastimados o atrapados
emocionalmente por el comportamiento de los demás.

Volverse observacional
Cuando se interactúa con gente emocionalmente inmadura, nos sentiremos más centrados
si operamos desde una perspectiva calma y pensante, en lugar de emocionalmente reactiva.
Comencemos poniéndonos en un estado mental desprendido de calma y observación. Hay
varias maneras de hacer esto. Por ejemplo, podemos contar nuestras respiraciones lentamente,
tensar y relajar grupos musculares en una secuencia sistemática o imaginarnos cosas relajantes.

Luego, nuestro trabajo es permanecer emocionalmente desprendidos y observar cómo se


comportan los demás, como lo haría un científico. Simulemos estar llevando adelante un
estudio de campo antropológico. ¿Qué palabras utilizarías para describir las expresiones
faciales de los demás? ¿Qué comunica el lenguaje corporal? ¿Sus voces suenan calmas o
tensas? ¿Parecen estar rígidos o receptivos? ¿Cómo responden cuando intentas relacionarte?
¿Qué estás sintiendo? ¿Puedes hallar algunos de los comportamientos emocionalmente
inmaduros descritos en los capítulos 2 y 3?

Si estamos practicando observar a nuestros padres u otros seres queridos y nos


encontramos poniéndonos emocionales, la angustia es señal de que nuestra fantasía de sanidad
se ha activado. Volvimos a creer que no podemos estar bien a menos que ellos nos validen. Si
comenzamos a caer nuevamente en la fantasía de que podemos ser capaces de cambiar a la otra
persona, nos sentiremos débiles, vulnerables, aprensivos y necesitados. Este sentimiento
extremadamente desagradable de debilidad es una señal de que necesitamos cambiar de
responder emocionalmente nuevamente a modo observacional.

Si nos hallamos siendo reactivos, repitámonos silenciosamente, “Despréndete,


despréndete, despréndete.” Hagamos un punto de describir conscientemente al otro en palabras
—en silencio y para nosotros mismos. Durante una interacción estresante, este tipo de narración
mental puede centrarnos y poner nuestros pies en la tierra. Cuandoquiera que busquemos las
palabras exactas para describir algo, ayuda redirigir la energía mental lejos de la reactividad
emocional. Lo mismo cuenta su deseamos controlar nuestras propias reacciones emocionales.
Narrar en silencio nuestras propias reacciones emocionales nos puede dar un poco más de
objetividad que enfriará las cosas.

Si la otra persona aun nos está incomodando, hallemos una excusa para poner distancia
entre nosotros. Excusémonos de la habitación para ir al baño, jugar con una mascota, salir a
caminar, o ir a hacer un mandado. Miremos por la ventana para contemplar la naturaleza. Si
estamos interactuando por teléfono, hallemos un pretexto para abandonar la llamada y digamos
que queremos volver a hablar en otro momento. Utilicemos cualquier excusa que sea necesaria
para hacernos tiempo de volver a un modo de mente observacional más desprendido.

Como ves, ser observacional no es pasivo; es un proceso muy activo. Es también el camino
real para salir del enredo emocional. A medida que practicamos la observación, nos volveremos
más fuertes y seguros en nuestra habilidad de ver lo que en realidad está ocurriendo,
especialmente ahora que tenemos más comprensión acerca de la inmadurez emocional. Ya no
tenemos que ser niños indefensos y angustiados, devastados por los disparos al azar de nuestros
padres. Nuestra mente clara y actitud observacional nos mantendrá fuertes sin importar lo que
la otra persona haga.

Relacionamiento vs relación

El observar nos permite permanecer en un estado de relacionamiento con nuestros padres


u otros seres queridos sin ser atrapados en sus tácticas emocionales y expectativas acerca de
cómo deberíamos ser. El relacionamiento es diferente de la relación. En el relacionamiento hay
comunicación, pero no hay un objetivo de tener un intercambio emocional satisfactorio. Nos
mantenemos en contacto, lidiamos con los demás como es necesario, y tenemos cualquiera de
las interacciones que son tolerables sin exceder los límites que funcionan para nosotros.

En contraste, entablar una relación de verdad significa estar abiertos y establecer


reciprocidad emocional. Si intentamos esto con gente emocionalmente inmadura, nos
sentiremos frustrados e invalidados. Ni bien comencemos a buscar comprensión emocional de
este tipo de gente, no estaremos tan balanceados en nuestro interior. Tiene más sentido apuntar
a un relacionamiento simple con ellos, guardando las aspiraciones de relación para la gente que
puede dar algo de regreso.

El acercamiento de consciencia de madurez

Una vez que dominemos ser observacionales en vez de orientados hacia la relación,
podemos poner nuestra atención en la consciencia de madurez. Este acercamiento nos dará
libertad emocional de las relaciones dolorosas tomando en cuenta la madurez emocional de los
demás. Estimando el nivel de madurez probable de la persona con la que estás lidiando es una
de las mejores formas de cuidarnos en cualquier interacción. Una vez que damos con el nivel
de madurez de una persona, sus respuestas tendrán más sentido y serán más predecibles.

Su determinamos que la otra persona está demostrando inmadurez emocional, como se la


describe en los capítulos 2 y 3, hay tres maneras de relacionarse con la persona sin angustiarnos:

1. Expresarse y luego dejar ir.


2. Enfocarse en el resultado, no en la relación.
3. Administrar, no entablar relación.

Expresarse y luego dejar ir

Digámosle a la persona lo que deseamos decir de la manera más calma y sin juzgar que
podamos, y no intentemos controlar el resultado. Digamos explícitamente cómo nos sentimos
o qué deseamos y disfrutemos de ese acto de expresión personal, pero abandonemos cualquier
necesidad de que la otra persona nos oiga o cambie. No podemos forzar a los demás a empatizar
o comprender. El punto es sentirnos bien con nosotros mismos por entablar lo que yo llamo
una comunicación clara e íntima. Los demás puede que respondan o no como lo deseamos,
pero eso no importa. Lo que importa es que hemos expresado nuestros verdaderos sentimientos
y pensamientos en una forma calma y clara. El objetivo es conseguible y dentro de nuestro
control.

Enfocarse en el resultado, no en la relación

Preguntémonos qué estamos intentando conseguir en realidad de la otra persona en esta


interacción. Seamos honestos. Si son nuestros padres, ¿deseamos que ellos nos oigan?, ¿que
nos comprendan?, ¿que lamenten su comportamiento?, ¿que pidan disculpas?, ¿que hagan una
compensación?

Si nuestro objetivo tiene que ver con la empatía o un cambio de corazón por parte de
nuestros padres, detengámonos allí mismo y busquemos un objetivo diferente —uno que sea
específico y conseguible. Recordemos, no podemos esperar que la gente inmadura y
emocionalmente fóbica sea diferente de lo que son. Sin embargo, podemos establecer un
objetivo específico para la interacción.
Identifiquemos el resultado específico que deseamos de cada interacción y
establezcámoslo como objetivo. Aquí hay algunos ejemplos: “Me expreso ante mi madre,
aunque esté nervioso.” “Les digo a mis padres que no iré a casa para Navidad.” “Pido a mi
padre que le hable con amabilidad a mis hijos.” Nuestros objetivos pueden ser simplemente
expresar nuestros sentimientos. Esto es conseguible porque podemos pedir a los demás que nos
oigan, aunque no podamos hacerlos entender. O nuestro objetivo podría ser tan simple como
lograr un acuerdo acerca de dónde la familia tendrá la cena de Acción de Gracias. La clave es
ingresar en la interacción siempre conociendo el punto final al que deseamos llegar.

Permítanme ser bien clara: enfocarse en el resultado, no en la relación. Ni bien nos


enfocamos en la relación e intentamos mejorarla o cambiarla a un nivel emocional, una
interacción con una persona emocionalmente inmadura se deteriorará. La persona tendrá una
regresión emocional e intentará controlarnos para que dejes de angustiarla. Si mantenemos el
foco en una cuestión específica o en un resultado, es más probable que contactemos con el lado
adulto de la persona.

Por supuesto, si estamos lidiando con una persona empática, es saludable hablar de asuntos
emocionales en la relación. Con la gente emocionalmente madura podemos hablar acerca de
nuestros sentimientos con honestidad, y ellos compartirán sus sentimientos y pensamientos con
nosotros también. Mientras ambas personas tengan suficiente madurez emocional, este tipo de
comunicación clara e íntima resultará en conocerse el uno al otro mejor y sentirse
emocionalmente nutridos.

Administrar, no entablar relación

En vez de entablar una relación emocional con gente inmadura, establezcamos un objetivo
de administrar la interacción, incluyendo duración y tópicos. Puede que necesitemos redirigir
la conversación reiteradamente hacia donde queremos que vaya. Con gentileza debemos calmar
los intentos de cambiar de tema o de involucrarnos emocionalmente. Seamos educados, pero
estemos preparados para establecer el asunto las veces que sea necesario hasta que obtengamos
una respuesta clara. La gente emocionalmente inmadura no tiene buenas estrategias para
contraatacar la persistencia de los demás. Sus intentos de evitar y provocar una diversión al
final se rompen si seguimos haciendo la misma pregunta. Como recordatorio, también debemos
administrar nuestras propias emociones observando y narrando nuestros sentimientos, en lugar
de ser reactivos.

Algunas preocupaciones comunes acerca del acercamiento de consciencia


de madurez

La gente que oye acerca de este acercamiento por primera vez tiende a tener ciertas
preocupaciones acerca de ella, especialmente con respecto a utilizarla con sus padres. Aquí hay
algunas que oigo muy seguido, junto con una respuesta para cada una.

Preocupación: Suena como una manera fría e ingrata de tener una relación con mis padres.
No deseo estar pensando cada segundo que paso con ellos.

Respuesta: Si las cosas van bien y estás disfrutando de estar con tus padres, no hay necesidad
de utilizar este acercamiento. Pero si estás poniéndote emocional, enojado y decepcionado, es
mejor cambiar a observar objetivamente y manejar la interacción. No estás siendo frío; estás
enfocándote en lo que te ayuda a mantener un balance emocional.

Preocupación: Me siento culpable y tortuoso cuando mantengo una distancia mental con mis
padres. Deseo ser abierto y natural con ellos.

Respuesta: Observar conscientemente no significa ser tortuoso o engañoso; significa evitar


caer en el remolino de reacciones que hace que todo sea peor para todos. Como adulto, deseas
poder pensar como individuo, incluyendo las interacciones con los demás. Tener una
autoconsciencia clara no significa que estás siendo desleal.

Preocupación: Es todo muy lindo intentar no ser emocional cuando estás con tus padres, ¡pero
no tienes idea cuán intensos y manipuladores pueden ser los míos! Me abruma la intensidad de
sus interacciones.

Respuesta: Todos podemos ser abrumados por las emociones de los demás. Eso se llama
contagio emocional. Pero te sentirás más seguro si estableces una intención de observar lo que
ocurre, en lugar de ser envuelto en ello. Incluso un poco de observación te ayudará a elevarte
de la presión de sentir la angustia de los demás. Es la angustia de ellos, no la tuya. Puede que
sientas un poco de ella, pero no tienes por qué terminar tan angustiado como ellos.

Preocupación: Mis padres han sido muy buenos conmigo. Pagaron por mi educación y me
prestaron dinero. Me sentiría irrespetuoso si los viera como emocionalmente inmaduros. No
me parece correcto pensar en ellos de esa manera.

Respuesta: Los pensamientos no tienen nada de malo ni bueno. No estás siendo irrespetuoso
al ser honesto contigo mismo con respecto a las limitaciones emocionales de tus padres. Para
ser un adulto emocionalmente maduro, debes ser libre para observar y evaluar a los demás en
la privacidad de tu propia mente. No es desleal tener tu propia opinión.

Puedes respetar a tus padres por todo lo que te han dado, pero no tienes que simular que
no tienen debilidades humanas. Como lo hablamos en el capítulo 2, satisfacer las necesidades
físicas y financieras de un niño no es lo mismo que satisfacer sus necesidades emocionales. Por
ejemplo, si necesitas alguien que te oiga —que provea una conexión emocional— recibir
dinero o una buena educación puede que te distraiga de esa necesidad, pero no la llenaría.

Preocupación: ¿Cómo puedo permanecer tranquilo y observando cuando mis padres me están
haciendo sentir culpable?

Respuesta: Céntrate enfocándote en tu respiración a medida que fluye dentro y fuera. Sentirse
culpable no es una emergencia. Observa lo que está ocurriendo y nárralo silenciosamente para
tus adentros en palabras específicas. Describir mentalmente lo que está ocurriendo ayuda a tu
cerebro a moverse de centros emocionales a las áreas más objetivas y lógicas. Otra estrategia
es contar. ¿Cuántos segundos hablaron sin parar tus padres? Podrías mirar un reloj y decidir
cuántos segundos más estás dispuesto a escuchar. Cuando ese tiempo se acaba, interrúmpelos
amablemente y diles que tienes que colgar el teléfono pronto. Diles que tienes algo que hacer,
y luego corta. También puedes hablarte amablemente a ti mismo: No hay motivo para sentir
culpa. Están intentando meterme sus sentimientos. No hice nada malo. Tengo derecho a tener
una opinión propia. Intenta recordarte que tus padres están intentando crear una diversión, y
que es lo mismo que tratar con un niño angustiado: la molestia terminará antes si te mantienes
calmo y enfocado en tu resultado deseado en lugar de involucrarte en la refriega.
Preocupación: Puedo aprender y practicar estas habilidades mientras estoy sentado tranquilo
y solo, pero todo se cae cuando mis padres comienzan a criticarme. Me siento más nervioso
que un jugador a punto de patear el penal en la final de la copa del mundo. ¿Cómo puedo llegar
a estar tan tranquilo como para observar o manejarlos?

Respuesta: El jugador a punto de patear puede que esté nervioso, pero puedes estar seguro de
que está intentando estar lo más calmado posible. Una gran parte de la psicología del deporte
es aprender a relajarte bajo estrés. Tu meta es practicar estar un poco menos nervioso que de
costumbre enfocándote en el resultado que deseas. Esta no es la final de la copa del mundo. No
hay presión, porque ya no estás luchando para ganar nada. No precisas la negatividad que te
dan tus padres. No se trata de ganar o perder; se trata de liberarte de tu reacción hacia el
contagio emocional de tus padres.

Preocupación: Me preocupo mucho por mis padres. Siempre están infelices por alguna razón.
Sólo deseo hacerlos sentirse mejor.

Respuesta: No puedes. ¿Has notado que hagas lo que hagas, tus padres no permanecen felices
mucho tiempo? El hecho de que se estén quejando no significa necesariamente que la meta de
ellos es sentirse mejor. Esa es tu interpretación. Trátalos bien, pero no te desangres por ellos.
Las historias de sanidad de ellos y sus yo de rol puede que requieran mucho sufrimiento y
queja. No es tu trabajo abandonar tu propio camino e intentar empujarlos por detrás. Si lo haces,
es probable que se vuelvan más difíciles y desagradables.

⸻⸻⸻La historia de Annie continúa⸻⸻⸻

Después de meses de soportar el trato silencioso y caprichoso de su madre


Betty, Annie intentó utilizar el acercamiento de consciencia de madurez. Invitó a
sus padres a ir a ver un partido de futbol de uno de sus hijos. Ese era el tiempo que
Annie pensó que podía mantenerse objetiva y en control de sus emociones. El
resultado que deseaba era tener una visita sin dramas, simplemente reestableciendo
el contacto con sus padres. En lugar de intentar entablar una relación a corazón
abierto con Betty, Annie permaneció en un modo neutral de observación,
interactuando de manera agradable, pero sin esperar ninguna calidez de parte de su
madre. Sus padres llegaron tarde, como siempre, y Annie los recibió bien, diciendo
“Hola, me alegra que hayan llegado.”

Annie le dio a Betty un pequeño abrazo y le ofreció un bocadillo. Betty parecía


molesta y emocional —nuevamente haciéndose el centro de la interacción— pero
como Annie reportó, “No le di lugar a aquello ni lo alimenté.” Annie pudo dejar ir
sus intentos de establecer intimidad emocional con Betty porque ahora comprendía
que las emociones de Betty tenían que ver con ella misma y no reflejaban un deseo
de establecer relación con Annie. Ciertamente, Betty apenas habló con Annie
durante el partido.

Cuando se retiraban del partido, Betty se atoró, pero ni aun así habló con
Annie. Annie estaba mentalmente preparada, y en vez de sentirse irritada,
simplemente observó cómo Betty evitaba la comunicación genuina y en vez
actuaba como si ella fuera la que estaba herida.

Después, Annie resumió la experiencia con su madre diciendo, “Finalmente


me estoy dando cuenta de que mi madre es así —esta es su personalidad. No se
trata de mí. Me alegra no haber sido atrapada en el juego de que ella es la que está
herida. Me enorgullezco de poder separar su comportamiento de mi sentido de auto
valía.”

En el cumpleaños de Betty, Annie llamó y dejó un par de mensajes, pero no


invitó a su madre a la casa. Annie se sintió bien de hacer lo que era emocionalmente
posible para ella. No se hizo problema cuando Betty no devolvió el llamado.
Cuando Annie finalmente encontró a Betty por teléfono, unos días después, su
madre respondió lacónicamente en un tono frío y reservado. Annie lo dejó pasar y
dijo, “Me sorprende no haber oído de ti. ¿Recibiste mis mensajes?” Cuando Betty
respondió fría pero afirmativamente, sin agradecerle ni mostrando ninguna calidez,
Annie decidió terminar la conversación y dijo, “Nos tenemos que poner al día en
algún momento, mamá. ¿Por qué no me llamas? Arreglaremos un encuentro.”

Luego de esa conversación, Annie se sintió más libre emocionalmente. Ya no


estaba obsesionada con el rechazo de su madre. Se las arregló para relacionarse con
Betty como adultos, en vez de interpretar el viejo yo de rol de una niñita abierta de
corazón que esperaba algún día ganar el amor de su madre que la desaprobaba.
En nuestra sesión siguiente, ella dijo, “Ya no siento que hice algo mal. Es triste
que esta relación tan importante, con la cual siempre he luchado, no va a tener una
buena resolución. Pero el hecho de que mi madre no responda no me pone en juicio;
es tan sólo otro indicador de que ella no puede manejar una relación cercana
conmigo. Incluso si mi calidez la repela de mala manera, no puedo apagarla. No
deseo apagar mi calidez.”

Saliéndose del viejo yo de rol

La habilidad de dar un paso atrás y observar no solo a nuestros padres, sino también a
nuestro yo de rol es donde comienza la libertad. Cuando vemos cómo nos hemos estancado en
un yo de rol, y que hemos estado intentando que se vuelva realidad nuestra fantasía de sanidad,
podemos decidir hacerlo de manera diferente.

⸻⸻⸻La historia de Rochelle⸻⸻⸻

La madre de Rochelle era una mujer muy demandante que esperaba que
Rochelle siempre estuviera a disposición para lo que ella quisiera. Como lo decía
Rochelle, “Me sentía que no podía estar bien a menos que mi madre cambiara y me
tuviera en cuenta.” Pero cuando Rochelle decidió observar la inmadurez emocional
de su madre en lugar de ser lastimada automáticamente por ella, sintió un cambio
profundo: “Por primera vez vi su comportamiento por lo que era. No me enojé ni
desilusioné, como antes, cuando sentía que yo debía hacer que ella me tuviera en
cuenta.” Como Rochelle había trabajado en reconocerse a sí misma y sus
sentimientos genuinos hacia su madre, ya no sentía que debía interpretar un rol
particular o cumplir la fantasía de sanidad de su madre derramando su atención
sobre ella. “Ya no me siento movida a saltar de inmediato y ser la ‘hija buena’ para
ella. No tengo por qué cargar con sus problemas.” Rochelle ahora llama a su madre
cuando quiere, y se siente libre ahora de decirle que no a las demandas de su madre.
Y ahora que ella no se siente obligada a interpretar un yo de rol de la hija obediente,
Rochelle se siente en realidad libre de estar más relajada cuando está con su madre.
Manteniendo nuestros propios pensamientos y sentimientos bajo control

La meta definitiva en cualquier interacción con padres o cualquier persona


emocionalmente inmadura es mantener nuestra mente y sentimientos bajo control. Para
hacerlo, necesitamos permanecer observacionales, dándonos cuenta de cómo nos sentimos y
cómo está actuando la otra persona. Desde esta perspectiva, podemos mantener nuestro punto
de vista individual y ser más inmunes al contagio emocional de la otra persona.

Con los padres, mantener nuestras mentes en un resultado deseado específico para la
interacción nos ayudará a mantener una postura objetiva de observación no importa cómo se
comporten ellos. Nos mantiene en nuestro cerebro pensante en vez de caer en emociones o en
una reacción de pelea o huida. De esta manera, enfocarnos en nuestro objetivo para la
interacción nos ayuda a permanecer en nuestro yo verdadero mientras las viejas fantasías de
sanidad y expectativas de rol dan vueltas alrededor.

Ser precavidos acerca de apertura nueva

De acuerdo con Murray Bowen (1978), a medida que un niño se vuelve más individual, la
reacción instintiva de los padres emocionalmente inmaduros es hacer algo que intente forzar al
niño de nuevo en un patrón enredado. Si el niño no muerde el anzuelo, estos padres puede que
finalmente se relacionen en una manera más genuina.

Sugiero precaución si nuestros padres muestran una apertura poco común en respuesta a
nuestra adopción de un acercamiento observacional y dirigido a metas. Si comienzan a
tratarnos con más respeto o se abren un poco, podríamos ser vulnerables a volver a ser atraídos
hacia nuestra fantasía de sanidad (Al fin van a darme lo que necesito). ¡Cuidado! Nuestro niño
interior siempre espera que nuestros padres finalmente cambien y nos ofrezcan lo que siempre
hemos querido. Pero nuestro trabajo es mantener nuestra perspectiva adulta y continuar
relacionándonos con ellos como adultos separados e independientes. A esta altura, estamos
buscando una relación adulta con ellos, no una recreación de la dinámica padre-hijo, ¿verdad?

Si nos permitimos volver a caer en esas esperanzas infantiles, la nueva apertura aumentada
de nuestros padres es probable que se evapore instantáneamente porque ya no se sentirán
seguros alrededor nuestro. Recordemos que nuestros padres probablemente son fóbicos a lo
emocional y son incapaces de manejar una intimidad genuina. Si nos volvemos más abiertos,
reaccionarán retrayéndose, intentando hacernos perder el equilibrio y volver a controlarnos.
Esta es la única manera en que esta gente sabe cómo protegerse de la vulnerabilidad de
demasiada cercanía.

Al final, la dinámica general permanece igual. Nuestros padres estarán emocionalmente


disponibles para nosotros en proporción inversa a cuánto sintamos la necesidad de ellos. Sólo
si operamos desde nuestra mente adulta y objetiva ellos se sentirán seguros con nosotros. Es
desafortunado, pero la realidad es que ellos simplemente están aterrados de manejar nuestras
necesidades emocionales infantiles.

En nuestras interacciones, sigamos observando el momento presente y luego sigamos las


inclinaciones de nuestra verdadera naturaleza. Nuestro yo verdadero conoce a todos los
involucrados y la realidad de la situación, por lo que probablemente saldrá con la respuesta
justa que es necesaria. Pero la única manera de que el yo verdadero pueda hacerlo es si
permanecemos en un estado observacional y vigilante que está enraizado en nuestra propia
individualidad.

Resumen

Nuestra dependencia temprana en nuestros padres nos hace buscar su amor y atención. Sin
embargo, debemos alejarnos de nuestros roles infantiles si no deseamos repetirlos en nuestras
relaciones adultas. El acercamiento de consciencia de madurez nos ayudará a lidiar con padres
emocionalmente inmaduros —o cualquier persona difícil y ensimismada— más efectivamente.
Tendremos mejores resultados si intentamos relacionarnos con nuestros padres en una manera
neutra, en vez de intentar tener una relación con ellos. Primero, debemos evaluar el nivel de
madurez de nuestros padres y las interacciones de acercamiento entre nosotros desde una
perspectiva observacional —enfocándonos en pensar en lugar de reaccionar emocionalmente.
Luego podemos emplear los tres pasos involucrados en el acercamiento de consciencia de
madurez y luego dejarlo ir; enfocándonos en el resultado más que en la relación; y manejando
la interacción más que involucrarnos emocionalmente.

En el próximo capítulo, exploraremos el camino hacia la libertad de viejos patrones


padres-hijo. A medida que leemos, veremos lo bien que se siente finalmente salirse de esos
viejos patrones de relacionamiento que han estado manejando nuestras vidas.
Capítulo 9

Cómo se siente vivir libre de

roles y fantasías

En este capítulo, exploraremos cómo se siente la vida cuando dejamos de interpretar un


rol para relacionarnos con padres emocionalmente inmaduros. Veremos cómo nuevos
pensamientos y acciones pueden ayudarnos a trascender la soledad emocional de interpretar un
rol a medida que recuperamos la libertad emocional para ser nosotros mismos. Como
aprenderemos, puede ser una lucha liberarse, pero vale la pena.

Patrones familiares que podrían estar impidiéndonos

Antes de sumergirnos en el descubrimiento y cuidado de nuestro yo verdadero, repasemos


algunas de las dinámicas familiares que mantienen a la gente atrapada en viejos roles.

Desaliento de la individualidad

Si fuimos criados por padres emocionalmente inmaduros, pasamos nuestra primera


infancia caminando en puntas de pie a través de las ansiedades de una persona emocionalmente
fóbica. Las familias enredadas creadas por padres así son una fortaleza contra su miedo a la
individualidad. La individualidad de un niño es vista como una amenaza para los padres
emocionalmente inseguros e inmaduros porque revuelve los miedos acerca de un posible
rechazo y abandono. Si pensamos independientemente, podríamos criticarlos o decidir
dejarlos. Se sienten mucho más seguros viendo a los miembros de la familia como personajes
predecibles de fantasía en lugar de verlos como individuos reales.

Para los padres que temen el abandono y las emociones verdaderas, la autenticidad en sus
hijos presenta evidencia aterradora de la individualidad del niño. Estos padres se sienten
amenazados cuando sus hijos expresan emociones genuinas porque hace sus interacciones
impredecibles y parece amenazador a los lazos familiares. Por lo tanto, sus hijos, en un intento
de prevenir que sus padres se pongan ansiosos, suelen suprimir sus pensamientos, sentimientos
o deseos verdaderos que podrían perturbar el sentido de seguridad de sus padres.

Negación de necesidades y preferencias individuales

Los padres que necesitan mantener control estricto a causa de sus ansiedades suelen
enseñar a sus hijos no sólo cómo deben hacer las cosas, sino también cómo deberían sentirse y
pensar. Los niños que son internalizadores tienden a tomar esta instrucción a pecho y pueden
llegar a creer que sus experiencias interiores únicas no tienen legitimidad. Padres así enseñan
a sus hijos a avergonzarse de cualquier aspecto de ellos mismos que difiera de sus padres. De
este modo, los niños pueden llegar a ver su propia unicidad, e incluso sus fortalezas, como algo
raro e imposible de querer.

En familias así, los niños internalizadores suelen aprender a sentirse avergonzados de las
siguientes conductas normales:

 Entusiasmo
 Espontaneidad
 Tristeza y lamento a causa de dolor, pérdida o cambio
 Afecto desinhibido
 Decir lo que sienten y piensan en realidad
 Expresar enojo cuando sienten que les han hecho mal

Por otro lado, se les enseña que las siguientes experiencias y sentimientos son aceptables
o incluso deseables:

 Obediencia y deferencia hacia la autoridad


 Enfermedad física o lastimadura que pone a los padres en una posición de fuerza
y control
 Incertidumbre y duda de uno mismo
 Tener los mismos gustos que los padres
 Culpa y vergüenza a causa de imperfecciones o ser diferente
 Voluntad para escuchar, especialmente las angustias y quejas de los padres
 Roles de género estereotipados, complaciendo a la gente típicamente como niñas
y dureza en los niños

Si fuimos niños internalizadores con padres emocionalmente inmaduros, fuimos


enseñados muchas cosas de autoderrota acerca de cómo vivir la vida. Aquí hay algunas de las
más grandes:

 Dar la primera consideración a lo que los demás desean que hagas


 No te defiendas
 No pidas ayuda
 No desees nada para ti mismo

Los niños internalizadores de padres emocionalmente inmaduros aprenden que la


“bondad” significa auto borrarse a uno mismo tanto que nuestros padres puedan satisfacer sus
necesidades primero. Los internalizadores llegan a ver sus propios sentimientos y necesidades
como algo sin importancia en el mejor de los casos y algo vergonzoso en el peor. Sin embargo,
una vez que se vuelven conscientes de cuán distorsionado está su forma de pensar, las cosas
pueden cambiar bastante rápido.

Por ejemplo, la fantasía de sanidad de Carolyn era que si ella era subordinada y permitía
que su madre sea el personaje principal en su historia de vida, su madre finalmente la apreciaría.
Pero en terapia llegó a esta comprensión: “Mi rol familiar era una ficción. Me di cuenta que no
soy un personaje pequeño en la novela de otro —puedo salir de la página. Ya no deseo estar en
ese libro.”

Adherirse a una voz paternal internalizada

Podríamos preguntarnos cómo pueden lograr los padres entrenar a un niño a ir en contra
de sus instintos primarios e impulsos que afirman su vida. Ocurre a través de un proceso que
llamo internalización de voz paternal. De niños, absorbemos las opiniones y creencias de
nuestros padres en la forma de una voz interior que sostiene un comentario constante que parece
venir desde nuestros adentros. Esta voz suele decir cosas como “Deberías…”, o “Sería mejor
que tú…”, pero puede que también con frecuencia haga comentarios crueles acerca de nuestra
valía, inteligencia o carácter moral.

Aunque este comentario suena como nuestra propia voz, es en realidad un eco de nuestros
cuidadores de la infancia. Si quisiéramos aprender más acerca de esto, el libro Conquista tu
voz interior crítica (Firestone, Firestone y Catlett 2002) puede ayudarnos a identificar de dónde
vienen nuestras voces interiores y cómo liberarnos de su influencia negativa.

Todos internalizan las voces de sus padres; es como somos socializados. Y mientras
algunas personas terminan con un comentario interior de apoyo, amistoso y de resolución de
problemas, muchos oyen sólo voces enojadas, críticas o peleonas. La presencia implacable de
estos mensajes negativos puede hacer más daño que los padres mismos. Por lo tanto,
necesitamos interrumpir estas voces en el acto en que nos hacen sentir mal para que podamos
separar nuestro valor de sus evaluaciones críticas. El objetivo es reconocer la voz como algo
importado que no es parte de nuestro yo verdadero, para que ya no se sienta como una parte
natural de nuestro propio pensamiento. Una manera de hacer esto es utilizar el acercamiento
de consciencia de madurez en el capítulo 8 para relacionarnos con aquellas voces negativas
dentro de nuestra cabeza exactamente como usaríamos ese acercamiento con nuestros padres.

A medida que nos volvemos más objetivos acerca de nuestros padres emocionalmente
inmaduros, también podemos reevaluar las voces en nuestras cabezas y comenzar a librarnos
de su influencia indebida. Así como con nuestros padres reales, podemos establecer un punto
de observar cómo estas voces internas nos hablan. Podemos tomar lo que oímos como algo sin
importancia y tomar una decisión racional sobre si deseamos continuar oyendo a este crítico
interior o no.

Libertad de ser humano e imperfecto

Las voces paternales internalizadas se originan probablemente en el hemisferio izquierdo


del cerebro, donde dominan el lenguaje y la lógica. Cuando se le permite al cerebro izquierdo
manejar el espectáculo, pondrá perfeccionismo y eficiencia por sobre el sentimiento, y juicio
por sobre la compasión (McGilchrist 2009). Sin el equilibrio provisto por el lado derecho del
cerebro, más personal e intuitivo, nuestro cerebro izquierdo utilizará ecuaciones de maquinaria
de correcto o incorrecto para medirnos. Su voz moralista nos dirá que somos buenos o malos,
perfectos o rotos, dependiendo en nuestros logros. Este tipo de lógica crítica es un aspecto de
la rigidez mental que acompaña la inmadurez emocional.

⸻⸻⸻La historia de Jason⸻⸻⸻

Jason, un profesor universitario exitoso y artista aficionado, había estado


deprimido por años. Había crecido con un padre arrogante y crítico y una madre
ensimismada, y ninguno de ellos tenía paciencia con él.

Jason había internalizado una voz paternal interior muy negativa y


perfeccionista que lo evaluaba constantemente. Sin importar lo que Jason hiciera,
esa voz interior tenía algo de descredito para decir sobre ello. Siempre que fallaba
en hacer las cosas perfectamente como esa voz interior lo demandaba,
instantáneamente reaccionaba criticándose y odiándose a sí mismo. Además, nunca
podía discernir si realmente deseaba hacer algo o sólo pensaba que lo deseaba
porque la voz le decía que debía hacerlo.

Afortunadamente, a lo largo de la terapia, Jason se volvió consciente de la


conexión entre su voz interior y sus padres que lo reprobaban. Como sus padres,
esta voz criticaba todas sus decisiones, constantemente socavando su
autoconfianza. En vez de aceptarla como la voz de la razón, como lo había hecho
durante años, Jason finalmente la reconoció como la voz sin cuerpo de sus padres
y comprendió sus planes destructivos.

Una vez que pudo oír la voz por lo que era, Jason se dio cuenta que no
precisaba creerle cuando le decía que era malo, egoísta o perezoso. En vez de
forzarse a sí mismo a hacer las cosas perfectamente porque la voz le decía que así
debía hacerlo, comenzó a preguntarse a sí mismo para clarificar sus propios deseos.
Cuando sentía pavor acerca de hacer algo, en vez de forzarse a hacerlo, Jason hacía
una pausa y se preguntaba, ¿Mis necesidades están siendo tenidas en cuenta? ¿Soy
la parte más importante de esto? ¿Y cuál es el equilibrio entre mis propias
necesidades y lo que la voz está diciendo que debo hacer?

Jason había vivido toda su vida adulta acercándose a las tareas con el
pensamiento Oh, maldición, tengo que hacer esto. Ahora veía más alternativas, se
preguntaba, ¿Realmente debo hacerlo ahora mismo? Y si es necesario, ¿cómo y
cuándo voy a meter las otras cosas que deseo hacer? Aprendió a preguntarse a sí
mismo qué era lo que deseaba hacer, tomando decisiones por sí mismo y venciendo
de un golpe a la voz interior. Al tomarse un momento para pensar deliberadamente
acerca de lo que realmente deseaba, Jason al fin se estaba liberando de la tiranía de
su voz interior.

Libertad de tener nuestros pensamientos y sentimientos genuinos

Si nuestros pensamientos y sentimientos de la infancia incomodaban a nuestros padres,


habríamos aprendido rápidamente a suprimir estas experiencias internas. Conocer nuestras
verdaderas emociones y pensamientos probablemente se sentía peligroso si amenazaba
distanciarnos de la gente en la que dependíamos. Aprendimos que nuestra bondad o maldad
radicaba no sólo en nuestra conducta, sino en nuestra mente también. De esta manera, puede
que hayamos aprendido la idea absurda de que podemos ser malas personas por tener ciertos
pensamientos y sentimientos, y puede que aun mantengamos esta creencia.

Sin embargo, precisamos acceso a todas nuestras experiencias interiores, sin sentirnos
culpables o avergonzados por ellas. Además, tendremos más energía cuando permitamos que
nuestros pensamientos y sentimientos fluyan con naturalidad, son preocuparnos acerca de lo
que significan para nosotros. Un pensamiento o sentimiento sólo significa que estamos
teniendo un pensamiento o sentimiento. Recuperar la libertad de simplemente permitir que
nuestros pensamientos y sentimientos vengan sin condenación es un alivio profundo.

El hecho es que tener un pensamiento o sentimiento no está inicialmente bajo nuestro


control. No planeamos pensar o sentir cosas; simplemente ocurre. Pensémoslo de este modo:
Nuestros pensamientos y sentimientos son una parte orgánica de la naturaleza que se expresa
a través nuestro. La naturaleza no será deshonesta acerca de cómo nos sentimos, y no tenemos
opción acerca de qué pensamientos nos trae la naturaleza. Aceptar la verdad de nuestros
sentimientos y pensamientos no nos hace malas personas. Nos hace personas íntegras, y lo
suficientemente maduras como para conocernos.

Libertad de suspender el contacto


El ideal probablemente es que quisiéramos tener la libertad de ser nosotros mismos, pero
al mismo tiempo protegernos mientras continuamos relacionándonos con nuestros padres. Pero
podría ser que necesitemos a veces proteger nuestra salud emocional suspendiendo el contacto
por un tiempo. Aunque esto puede traer una culpa y duda de uno mismo tremendas,
consideremos la posibilidad de que podríamos tener buenas razones para mantener nuestra
distancia. Por ejemplo, nuestros padres puede que sean heridores en lo emocional o
irrespetuosos de nuestros límites —una manera intrusiva de relacionarse que incide sobre
nuestro derecho a una identidad propia. Podríamos desear tomarnos un descanso de lidiar con
padres que se comportan de esta manera.

Algunos padres son tan irreflexivos que, a pesar de explicárselo varias veces, simplemente
no aceptan que sus comportamientos son problemáticos. Además, algunos padres sádicos son
realmente malévolos hacia sus hijos, y disfrutan el dolor y la frustración que provocan. Los
hijos de este tipo de padres pueden decidir que suspender el contacto es la mejor solución. Sólo
porque una persona sea nuestra progenitora biológica no significa que debemos mantener un
lazo emocional o social con ella.

Afortunadamente, no necesitamos tener una relación activa con nuestros padres para
liberarnos de su influencia. Si esto no fuera así, la gente no podría separarse emocionalmente
de los padres que viven muy lejos o que han muerto. La verdadera libertad de roles y relaciones
insalubres comienza dentro de cada uno de nosotros, no en nuestras interacciones y
confrontaciones con los demás.

⸻⸻⸻La historia de Aisha⸻⸻⸻

Aisha, una mujer de veintisiete años con una carrera exitosa como reportera
de TV, luchaba con la depresión y baja autoestima. Su madre, Ella, siempre había
dicho que Aisha era una niña problemática. Aunque Ella adoraba al hermano menor
de Aisha, era crítica y exigente hacia Aisha. Aisha sentía que nunca podía
complacer a Ella, pero seguía intentando hacerla sentir orgullosa de todos modos.
Sin embargo, Ella continuaba insistiendo en las cosas que Aisha no hacía de manera
perfecta. Ella tampoco podía resistirse de burlarse de Aisha frente a los demás,
incluyendo sus novios.
Aunque Aisha confrontó varias veces a Ella acerca de estos comportamientos,
nunca pareció ser de ayuda. Ella siempre fingía inocencia e incluso utilizaba las
lágrimas y el enojo de Aisha como prueba de que era una mala hija que trataba
pobremente a su madre. Aisha se volvió tan sensible a los comentarios despectivos
de Ella que una simple cena juntas solía deteriorarse en lágrimas antes que termine
la velada.

Una vez que Aisha decidió cortar contacto con Ella, sus niveles de estrés
bajaron notoriamente. Al no estar expuesta a interacciones hirientes con Ella, Aisha
se sentía más feliz que nunca. Le preocupaba ser una mala persona por no ver a su
madre, pero no podía negar cuán mejor se sentía y cuánta más autoestima tenía sin
tener a Ella en su vida. Incluso el novio de Aisha comentó cuánto más relajada
parecía.

Meses después, Aisha trajo una carta de su madre a terapia para leérmela.
Aunque Ella claramente deseaba que fuera una súplica para volver a estar en
contacto, para Aisha las palabras de su madre sólo confirmaban por qué necesitaba
mantener la distancia. En un acto de autojustificación pura, Ella sólo había escrito
acerca de sus propios sentimientos y cómo nunca había tenido otra cosa que amor
por Aisha. No demostraba empatía por Aisha y no se hacía responsable por su
conducta hiriente.

Aisha le había explicado sus sentimientos heridos a su madre varias veces. No


era un misterio que Aisha hubiera roto el contacto. El único misterio existía en la
mente de Ella. Su fantasía idealizada de ser una madre amorosa simplemente no
dejaba espacio para que existan los sentimientos de Aisha.

Libertad para establecer límites y escoger cuánto dar

Si bien a veces es necesario suspender el contacto, algunas personas pueden establecer


límites tan efectivamente que sus padres simplemente no tienen oportunidad de dañarlos. Al
establecer límites de contacto, podemos dedicar más energía a nuestros propios deseos y
cuidado. Nuestros padres podrían protestar cuando no estamos siendo tan generosos con
nuestro tiempo o atención como solíamos serlo; sin embargo, estos momentos difíciles
presentan una oportunidad impagable para superar cualquier culpa irracional por tener
necesidades propias.

Recordemos, si somos internalizadores, estaremos inclinados a sentir que la respuesta a


cualquier problema es mejorar las cosas, y que, si lo intentamos un poco más, la situación —
incluyendo el comportamiento de los demás— mejorará. Es un alivio tan grande darse cuenta
de que no es así. Con mayor frecuencia, los internalizadores continúan esforzándose y los
externalizadores continúan aprovechándose de esto. Recordemos, nuestra bondad como
personas no está basada en cuánto damos en las relaciones, y no es egoísta establecer límites a
la gente que no para de tomar para sí. Nuestro trabajo es cuidar de nosotros mismos, sin
importar lo que los demás piensen que deberíamos hacer por ellos.

Prestar atención al drenaje energético sutil de los demás nos puede ayudar a darnos cuenta
cuándo estamos dando demasiado. Incluso en encuentros menores, podemos ajustar cuánto
damos para que no estemos exhaustos por intentar satisfacer las necesidades de los demás.

Recomiendo utilizar la forma de pensar de la consciencia de madurez para observar cómo


reaccionan nuestros padres cuando les pedimos que respeten nuestros límites. Notemos si
intentan hacernos sentir avergonzados y culpables, como si tuvieran derecho de hacer lo que
quieran, sin importar cómo ello nos afecta.

⸻⸻⸻La historia de Brad⸻⸻⸻

Brad tenía las manos llenas con un trabajo demandante, cuatro hijos y un
matrimonio tembloroso. Aunque estaba con mucho estrés, estuvo de acuerdo con
que su madre irascible, Ruth, se mudara con ellos luego de haber perdido el alquiler
de su departamento después de una discusión con el dueño. Poco después de la
mudanza de Ruth, Brad descubrió que su esposa tenía un amante, lo cual casi
destruyó su matrimonio. Casi al mismo tiempo, la hija adolescente de Brad fue
hallada fumando marihuana en la escuela. Ruth no demostró ninguna sensibilidad
hacia la tensión que había en la casa. De hecho, ella le agregó más expresando sus
propias opiniones en el momento que a ella se le antojaba. Si se sentía desairada,
daba portazos, gritaba a los niños e insultaba a las mascotas. Brad sintió que estaba
cerca de colapsar.
Brad vio que debía escoger entre su salud y el sentido de derecho de su madre.
En varias ocasiones intentó hablar con Ruth acerca de su comportamiento, pero no
ayudó en nada. Ruth continuó intentando dominar el gallinero y solía ser
desagradable con los hijos y amigos de Brad. Finalmente, Brad pidió a Ruth que se
mudara a un alquiler que ellos tenían al otro lado del pueblo.

Ruth estaba perpleja. Nunca lo había visto venir, así como nunca comprendió
por qué el dueño anterior había insistido en que se fuera. Brad habló con tacto, pero
permaneció firme. Como era predecible, Ruth hizo erupción con un “¡Ustedes no
me aman!” Brad se mantuvo en el mismo tópico: “No es necesario hacer un gran
escándalo para cambiar las circunstancias. Te amamos, pero es hora de que te
vayas. No es nuestro trabajo cuidarte. Eres capaz de cuidarte sola.”

“¿Vas a cobrarme alquiler?” Preguntó su madre.

“Sí, y tendremos que cobrarte más si deseas incluir servicios públicos.”

En nuestra siguiente sesión, Brad repasó su encuentro y describió cómo no


permitió ser aguijoneado. En vez, se dijo a sí mismo, No voy a ir allí esta vez, y
mantuvo el foco en el resultado que deseaba de la charla: que Ruth se mudara.

Finalmente, Brad se había dado cuenta cuánto estrés estaba agregando Ruth a
una situación de vida que ya era difícil. “Con ella en la casa, mi presión sanguínea
se sentía como en las nubes. Solía decirme a mí mismo que debía hacer que
funcione, pero el hecho es que no deseo que funcione con ella. Tengo la energía,
pero no es lo que deseo hacer.” Brad comenzó a ver las cosas de modo diferente:
“Ser miembro de una familia no le da rienda suelta a nadie para tratar a la gente
como basura.”

Libertad de tener autocompasión

Para cuidar de nosotros mismos, necesitamos sentir autocompasión (McCullough et al.


2003). Conocer nuestros propios sentimientos y tener compasión por nosotros mismos son dos
piedras angulares de una individualidad fuerte. Sólo si tenemos autocompasión sabremos
cuándo establecer límites o dejar de dar excesivamente.
Extender autocompasión puede ser tan sanador, aunque puede sentirse bastante antinatural
al principio. Una mujer lo describió de esta manera: “Pienso en aquella niñita que yo era y vi
que le pasaron muchas cosas. Por primera vez, me sentí mal por mí misma. Fue como exhalar
luego de descubrir que había estado conteniendo el aliento por mucho, mucho tiempo. Es un
sentimiento extraño: triste, intenso, aliviador —tantas cosas a la vez. Ahora tengo empatía por
cuán dolorosa y cansadora fue mi infancia. Verme a mí misma de niña fue como una
experiencia fuera del cuerpo. Finalmente pude decir, ‘Guau, pobre niña’, cosa que nunca había
hecho antes.”

Otra mujer sintió este tipo de autocompasión cuando vio una vieja foto escolar de ella
misma. Se encontró hablándole a la niña de la foto, diciendo, “Niña valiente, sonriendo para la
foto del colegio, pero tenías tantos problemas.”

Lamento y lágrimas son la respuesta normal cuando tenemos autocompasión, surgiendo a


medida que encontramos verdades dolorosas que son difíciles de tratar. Si hemos pasado
muchos años sin ser validados, probablemente hemos suprimido más tristeza que ninguna otra
emoción. Daniel Siegel, un psiquiatra y escritor bien conocido, escribió elocuentemente acerca
del poder sanador de la emoción (2009). Dice que las emociones profundas son nuestra manera
de procesar información nueva importante. Ser conscientes de nuestras emociones, incluyendo
el lamento, es como hacemos el trabajo interno de crecimiento psicológico.

De acuerdo con Siegel, cuando sentimos emociones, estamos integrando y absorbiendo


nuevas consciencias a nuestra consciencia (2009). Suelo decirles a los clientes que podemos
ver las lágrimas como una señal física del proceso de integración que está ocurriendo en
nuestros corazones y mentes. Cuando lloramos estas lágrimas más profundas de entendimiento,
finalmente nos terminamos sintiendo mejor. Este tipo de llanto nos ayuda a desarrollarnos en
una persona más integrada y compleja, y nos dejará sintiéndonos más calmados y habilitados
para reagruparnos.

Recuperar la habilidad de sentir por nosotros mismos viene de a olas, y algunas de estas
olas pueden ser muy intensas. Tener muchas emociones sin procesar para integrar puede
sentirse abrumador. Nos beneficiaremos si buscamos a un amigo compasivo o psicólogo para
buscar consuelo y apoyo para ayudarnos a través de esos momentos, pero no temamos este
proceso natural. Nuestro cuerpo sabe cómo llorar y lamentar. Si permitimos que surjan nuestros
sentimientos y continuamos intentando comprenderlos, saldremos de la experiencia como
personas más integradas y maduras, con mayor compasión hacia nosotros y los demás.
Libertad de un exceso de empatía

Los internalizadores son tan sensibles en lo emocional que se les puede ir la mano en sentir
empatía por los problemas de los demás o lo que ellos imaginan que la gente sufre. A veces
terminan sintiéndose peor acerca de la situación de otra persona de lo que la propia persona se
siente. Con una empatía saludable, por otro lado, podemos tener compasión sin perder
consciencia de nuestros propios límites.

⸻⸻⸻La historia de Rebecca⸻⸻⸻

La madre anciana de Rebecca, Irene, era una externalizadora que se quejaba


constantemente. Nada esta bien nunca, aunque Rebecca intentaba con esfuerzo
hacerla feliz. Aunque Rebecca estaba haciendo un buen trabajo estableciendo
límites con Irene, aún tenía un punto ciego. Un día, en sesión, Rebecca reveló un
error fundamental en su forma de pensar cuando comentó, “Pero no tiene nada de
malo querer que ella se sienta mejor.”

“¡Claro que sí!” Terminé exclamando. Esta creencia estaba en el corazón del
rol de autosacrificio de Rebecca con su madre. Estar involucrada en hacer sentir
mejor a Irene era un problema serio porque nutría el enredo emocional de Rebecca
con su mamá. Pregunté a Rebecca qué evidencias tenía de que Irene deseaba
sentirse mejor. Irene no vivía la vida como alguien que desea sentirse mejor, y no
podía ver ninguna señal de que estuviera respondiendo bien a nada de lo que hacía
Rebecca. Sentirse mejor claramente no era el objetivo de Irene, entonces el hecho
de que Rebecca lo hiciera su agenda central la condenó al fracaso. Estaba
trabajando hacia algo que Irene no parecía desear. De hecho, la tónica de la vida de
Irene tenía más que ver con no obtener lo que ella deseaba; ¿quién era Rebecca
para meterse con eso?

Una tarde en la que Rebecca estaba a punto de irse de la casa de Irene luego
de un día muy frustrante intentando ayudarla sin éxito, Irene miró a Rebecca y dijo,
“Simplemente sigue viniendo a verme.” Rebecca estaba estupefacta. Luego de todo
lo que había intentado hacer para contentar a su madre, ¿eso era lo único que ella
quería? Rebecca decidió tomarle la palabra a Irene, controlando su empatía y
esfuerzos por ayudar para no tener pavor de visitar a su madre. Finalmente vio que
Irene nunca sería feliz, pero que eso no tenía que ser un problema para ninguna de
las dos.

Libertad de actuar por nosotros mismos

Crecer con padres emocionalmente inmaduros puede habernos provocado que nos
sintamos indefensos, tanto de niños como de adultos. La falta de atención emocional de ellos
puede hacer sentir como si lo que deseamos no importara. Puede que hayamos sido
convencidos de que todo lo que podríamos hacer es esperar hasta que alguien sintiera que debía
darnos lo que necesitamos.

Es importante darse cuenta de que las experiencias de la infancia de indefensión profunda


pueden sentirse traumáticas, provocando que la gente luego reaccione a sentimientos de
indefensión adulta con sensaciones de colapso y un sentimiento de “No hay nada que yo pueda
hacer, y nadie me ayudará.” De niños, los internalizadores sensibles también pueden ser
afectados por este sentimiento y luego van a ser proclives a sentirse como víctimas sin control,
a merced de la gente poderosa que se niega a darles lo que ellos necesitan desesperadamente.

Incluso si esta reacción de víctima está profundamente arraigada, siempre podemos


reclamar nuestro derecho a pedir ayuda —y aún más importante, seguir pidiendo ayuda tan
seguido como sea necesario. Actuar por nosotros mismos es el antídoto para los sentimientos
traumáticos de indefensión. Aunque al ser criados por padres emocionalmente inmaduros nos
haya dado una muestra muy limitada de lo que la vida y las relaciones tienen para ofrecer, con
un poco de suerte estamos comenzando a darnos cuentas cuán expansivas son las posibilidades,
y que nos lo debemos a nosotros mismos pedir lo que necesitamos.

⸻⸻⸻La historia de Carissa⸻⸻⸻

Luego de finalmente ver cómo Bob, su padre dominante, la había entrenado


para sentirse indefensa y pasiva ante figuras de autoridad, Carissa fue a visitar a
sus padres, preparada para observarlos, expresarse, manejar las interacciones y
trabajar hacia los resultados que deseaba. Se sorprendió de cuán bien fue la visita.
Gracias a un poco de ayuda de su marido, Alejandro, su padre no pudo tomar la
palabra con sus diatribas políticas y sermones acerca de sus molestias. Ni bien su
padre comenzaba a llevar el tema hacia sus asuntos, Alejandro comenzaba de
repente a hablar acerca de otro tema —un giro inesperado de eventos que parecía
confundir a Bob y lo hacía desviarse de su conversación.

Otro día, cuando su familia se había reunido afuera para tomar algo, todos se
sentaron de tal manera que Bob quede de un lado, de tal manera que todos queden
enfrentándolo del otro —una puesta en escena perfecta para activar su proclividad
a dar un sermón a una audiencia cautiva. Carissa vio lo que ocurría y actuó. Más
tarde me dijo, “Antes, hubiera simplemente pensado, Oh, estoy frita. Ahora estoy
atascada. Pero esta vez me hice cargo.” Movió su silla al lado de la de su padre
para prevenir que él se vuelva el centro de atención. Funcionó, permitiendo que la
conversación fluya alrededor del grupo en vez de que todos estén sujetos a un
torrente de su padre. Utilizando el acercamiento de consciencia de madurez,
Carissa manejó la interacción para lograr el resultado deseado: participación
equitativa.

Libertad para expresarnos

Expresarnos con gente emocionalmente inmadura es un acto importante de


autoafirmación, uno que apuesta implícitamente nuestra declaración de existencia como
individuos, con nuestros propios sentimientos y pensamientos. Recordemos, un paso
importante en el acercamiento de consciencia de madurez es expresarnos —y dejar ir.

Es importante dejar ir la creencia de que nuestros padres nos amaban y comprendían.


Como adultos independientes, podemos funcionar sin la comprensión de ellos. Puede que no
tengamos nunca el tipo de relación que deseábamos con nuestros padres, pero podemos hacer
que cada interacción con ellos sea más satisfactoria para nosotros. Podemos expresarnos
educadamente cuando queramos, y ser diferentes sin ofrecer excusas. Al expresarnos ante
nuestros padres de esta manera, podemos ser auténticos incluso ante la ausencia de
comprensión de ellos. El propósito de expresar nuestros sentimientos es ser leales a nosotros
mismos, no cambiar a nuestros padres. Y siempre existe la posibilidad de que ellos puedan
seguir amándonos, aunque no nos comprendan para nada.
⸻⸻⸻La historia de Holly⸻⸻⸻

El padre de Holly, Mel, era un peluquero que vivía en un pequeño pueblo


sureño, y la mayoría de las conversaciones telefónicas de Holly con su padre tenían
que ver con las noticias de la comunidad. Holly, que tenía un trabajo de alto nivel
como investigadora federal, siempre había deseado el reconocimiento de su padre
por sus logros. Pero cuando ella mencionaba su trabajo u otros asuntos importantes
de su vida, Mel parecía no tener idea de cómo responderle. En vez, solía
interrumpirla abruptamente para hablar de algo que le había ocurrido a él. Holly
continuó contándole acerca de su vida porque deseaba conectar con él de una
manera más auténtica, pero su respuesta típica era la falta de interés. Una y otra
vez, Holly simplemente lo dejaba ir, diciéndose a sí misma que debía respetar a su
padre.

Cuando Holly estaba atravesando dificultades en su trabajo, llamó a Mel para


obtener apoyo moral. Pero cuando estaba contándole cuán duro era lo que estaba
pasando, él de repente cambió el tema y empezó a hablar acerca de la renovación
del juzgado del condado. Esta vez, Holly estaba preparada para manejar la situación
de forma diferente utilizando comunicación clara e íntima. “¡Papá!” exclamó, “Voy
a hablar sobre mí un poco más. La estoy pasando realmente mal. Quisiera oír tus
novedades, pero esta vez ¿podrías escucharme? Necesito hablar contigo.” Holly se
sorprendió gratamente de que su padre aceptara la redirección y se limitara a oír.
Al ser emocionalmente inmaduro, Mel simplemente no tenía la sensibilidad como
para saber cuando no debía cambiar de tema. Al expresarse, Holly hizo que sus
necesidades sean claras y finalmente se sintió escuchada por su padre.

Libertad de encarar viejas relaciones en formas nuevas

Como Carissa y Holly, podemos interactuar con nuestros padres de formas nuevas que
puedan sacudir los patrones viejos y mantener el foco en el resultado que buscamos. Al tomar
una interacción a la vez, podemos experimentar dejar a un lado cualquier deseo irreal de
conexión o apoyo emocional genuinos de nuestros padres. No estamos negando nuestro pasado;
sólo estamos aceptando a nuestros padres como son, sin expectativas.
A veces, los padres responderán a este tipo de honestidad y neutralidad relacionándose de
una manera más emocionalmente genuina. Aunque parezca paradójico, puede que se abran más
una vez que dejemos de desear que cambien. Cuando parecemos fuertes y ellos sienten que ya
no precisamos de la aprobación de ellos, puede que se relajen más. A medida que dejamos de
intentar ganar la atención de ellos, la intensidad emocional refluye a un punto en el que a veces
ellos toleran más apertura. Como ya no están aterrados de que nuestras necesidades los atrapen
en niveles insoportables de intimidad emocional, puede que se sientan cómodos
respondiéndonos como lo harían con cualquier otro adulto, con más cortesía y razonablemente.

La contra es que esto sólo puede ocurrir si hemos renunciado verdaderamente a la


necesidad de establecer una relación más profunda con ellos. Y puede que no ocurra ni siquiera
entonces. Pero si permanecemos leales a nosotros mismos, nos despegamos en lo emocional e
interactuamos sin expectativas, será menos probable que activemos las defensas contra la
intimidad de nuestros padres. Y al renunciar a nuestras fantasías de sanidad acerca de cambiar
a nuestros padres, los dejamos ser quienes son. Cuando ya no están bajo la presión de cambiar,
puede que nos traten diferente —o no. Nuestro trabajo es estar bien de una forma o la otra.

Libertad de no desear nada de nuestros padres

Las interacciones más dolorosas con padres emocionalmente inmaduros ocurren cuando
sus hijos necesitan algo de ellos. Sea atención, amor o comunicación, muchos hijos
descuidados, bien entrados en su adultez, continúan buscando algún tipo de respuesta
emocional positiva de sus padres, aunque sus padres no sean del tipo dadivoso.

Los padres emocionalmente inmaduros comúnmente promueven el mito de que los padres
sólo son la fuente del bienestar y autoestima de sus hijos. Muchos padres ensimismados
disfrutan cuando sus hijos necesitan algo y ellos pueden ser el centro del deseo del niño. Ver la
dependencia de sus hijos los hace sentir seguros y al mando. Si el niño sigue el juego, los padres
ganan el poder para controlar completamente el estado emocional de su hijo.

La idea de dar un paso atrás y preguntarnos si realmente necesitamos a nuestros padres —


o si ellos necesitan que los necesitemos— puede parecer radical. Pero si no fuera por los roles
familiares y las fantasías, nuestros padres tal vez ni siquiera sean el tipo de persona de la cual
pediríamos nada. Entonces consideremos su nuestra necesidad de ellos es real, o si puede ser
un vestigio de necesidades insatisfechas de la infancia. ¿Tienen ahora algo que realmente
necesitamos?

Esta pregunta es irrelevante al relacionarse con cualquier persona emocionalmente


inmadura, sea esposa, amigo o pariente. Podemos llegar a creer que estamos desesperados por
una relación con alguien incluso cuando en realidad no disfrutamos las interacciones que la
otra persona tiene para ofrecer.

Resumen

Este capítulo exploró cómo se siente liberarse de los roles y expectativas diseñados para
complacer a padres emocionalmente inmaduros. Aunque puede que hayamos aprendido a
rechazarnos a nosotros mismos gracias a una voz interna crítica en demasía que espera la
perfección, podemos reclamar nuestro yo verdadero y nuestros pensamientos y sentimientos
sin importar las reacciones de los demás. Podemos reclamar la libertad de expresarnos y tomar
acción por nosotros mismos. Somos libres de sentir autocompasión e incluso de lamentar lo
que hemos perdido a causa de haber tenido padres emocionalmente inmaduros. Ahora sabemos
que nuestro trabajo principal es cuidar de nosotros mismos, incluyendo establecer límites en
cuánto damos, incluso al punto de suspender contacto con nuestros padres si es necesario. Ya
no tenemos que fatigarnos con empatía excesiva por los demás. Además, puede que hallemos
que nuestra relación con nuestros padres se vuelve más tolerable cuando renunciamos a la
necesidad de su aceptación emocional. Y a medida que abandonamos el viejo rol familiar,
podemos relacionarnos con nuestros padres más honestamente, sin necesitar que ellos cambien.

En el próximo capítulo, que es el capítulo final del libro, veremos cómo podemos utilizar
el acercamiento de consciencia de madurez para hallar amigos y compañeros más
emocionalmente maduros. También ofreceré algunos indicadores sobre cómo desarrollar
nuestras actitudes y valores que promoverán la posibilidad de tener relaciones más provechosas
y recíprocas en el futuro.
Capítulo 10

Cómo identificar a la gente

emocionalmente madura

Los capítulos anteriores exploraron cómo podemos recuperar nuestra libertad emocional
honrando a nuestro yo verdadero en nuestras relaciones con nuestros padres y con otros,
estableciendo límites y actuando por nuestra cuenta. En este capítulo, aprenderemos cómo
identificar a la gente que es lo suficientemente madura en lo emocional como para establecer
una relación que sea mutuamente satisfactoria. También hablaré acerca de cómo podemos
adoptar nuevas actitudes sobre las relaciones para que podamos interactuar de maneras que nos
ayudarán a dejar la soledad emocional firmemente en el pasado.

Desafortunadamente, los hijos adultos de padres emocionalmente inmaduros pueden ser


escépticos de que una relación pueda enriquecer sus vidas. En vez, tienden a pensar que las
relaciones provechosas son castillos en el aire, demasiado bueno para ser realidad. Y debajo de
esta idea, típicamente temen que los demás no estén realmente interesados en ellos. Estas
expectativas negativas perpetúan la soledad emocional, pero podemos cambiarlas una vez que
seamos conscientes de ellas.

El atractivo de los viejos patrones

Recordemos que John Bowlby (1979) dijo: todos los seres humanos comparten el instinto
primitivo de que familiaridad significa seguridad. Por lo tanto, si crecimos con padres
emocionalmente inmaduros, puede que nos sintamos inconscientemente atraídos hacia la
familiaridad de gente egocéntrica y explotadora. Bastantes de mis clientas que terminaron en
relaciones abusivas recuerdan distintivamente que, en el secundario, los chicos “amables” no
les parecían atractivos. De hecho, consideraban a los varones típicamente aburridos, lo cual
desafortunadamente significaba que, si el comportamiento del chico no era lo suficientemente
egoísta o dominante, no había atracción.

Para estas mujeres, los varones egocéntricos probablemente movían la incertidumbre en


una manera que ellas encontraban emocionante. Pero ¿era esta emoción verdadera, o era un
temblor de ansiedad de la infancia en respuesta a una persona egocéntrica que deseaba usarlas?
Un principio de la terapia esquemática, desarrollada por Jeffrey Young (Young y Klosko 1993),
es que la gente que hallamos más carismática es la que activa en nosotros el regreso a viejos
patrones familiares negativos. Young advierte que este tipo de química instantánea puede ser
una señal de peligro, indicando que los roles de autoderrota de la infancia se están reactivando
bajo la superficie.

Este capítulo nos ayudará a dar vuelta esta dinámica. La clave es utilizar nuestras nuevas
habilidades observacionales para hallar gente emocionalmente provechosa con la cual conectar,
en vez de repetir viejos patrones que nos llevarán a más soledad emocional.

Reconociendo a la gente emocionalmente madura

Las secciones siguientes ofrecen algunas guías que nos ayudarán a reconocer a la gente
más madura en lo emocional. Entonces, en vez de interpretar viejos patrones familiares,
podemos escoger conscientemente conectar con la gente que muestra los rasgos positivos que
se mencionan abajo. Sea que estamos escogiendo a alguien con quien salir, hallando amigos o
en una entrevista de trabajo, podemos utilizar las características de la madurez emocional en
este capítulo para identificar gente que tenga potencial de relación duradera, sea que
comencemos cara a cara u online. Nadie es perfecto, pero los buenos prospectos deberían tener
suficientes de las siguientes características para hacer que la relación sea enriquecedora en vez
de drenante.

Son realistas y confiables

Ser realista y confiable puede sonar aburrido, pero nada puede ocupar el lugar de la
confianza básica. Pensemos en este primer grupo de rasgos como la disposición física de una
casa; no importará de qué color pintemos las paredes si la estructura es extraña como para vivir
en ella. Las buenas relaciones deberían sentirse como una casa bien diseñada, es tan fácil vivir
en ellas que no nos damos cuenta de la arquitectura y el planeamiento que se invirtió en ella.

Trabajan con la realidad en vez de luchar contra ella


Aunque trabajarán para cambiar lo que no les gusta, la gente emocionalmente madura
reconoce la realidad en sus propios términos. Ven los problemas e intentan solucionarlos, en
vez de reaccionar desmesuradamente con una fijación en cómo deberían ser las cosas. Si los
cambios no son posibles, hallan una manera de hacer lo mejor posible con lo que tienen.

Pueden sentir y pensar al mismo tiempo

La habilidad de pensar incluso cuando estamos angustiados hace que una persona
emocionalmente madura sea alguien con quien se puede razonar. Como pueden pensar y sentir
al mismo tiempo, es fácil arreglar las cosas con esta gente. No pierden su habilidad de ver otra
perspectiva sólo porque no están obteniendo lo que desean. Tampoco pierden rastro de los
factores emocionales cuando están encarando un problema.

Su consistencia los hace confiables

Como la gente emocionalmente madura tiene un sentido del yo integrado, normalmente


no nos sorprenderán con inconsistencias inesperadas. Podemos contar con que ellos serán
básicamente los mismos a lo largo de diferentes situaciones. Tienen un yo fuerte, y su
consistencia interna los hace custodios confiables de nuestra confianza.

No se lo toman todo personalmente

La gente emocionalmente madura es lo suficientemente realista como para no ofenderse


fácilmente y pueden reírse de sí mismos y de sus debilidades. No son perfeccionistas y se ven
a sí mismos y a los demás como seres humanos falibles, haciendo lo mejor que pueden.

Tomarse las cosas muy personalmente puede ser una señal de narcicismo o baja
autoestima. Ambos rasgos provocan problemas en las relaciones porque conducen a la gente a
buscar constantemente seguridades de los demás. Además, la gente que se toma las cosas
personalmente suele sentir que están siendo evaluados, viendo desaires y críticas donde no
están. Este tipo de actitud defensiva consume la energía de la relación como si fuera un agujero
negro.
En contraste, la gente emocionalmente madura comprende que la mayoría de nosotros
puede meter la pata a veces. Si decimos que nos confundimos al decir algo, ellos no insistirán
en hacer una autopsia de lo dicho para descubrir una potencial negatividad inconsciente contra
ellos. Pueden ver una metedura de pata social como un error, no un rechazo. Son lo
suficientemente realistas como para no sentirse sin cariño sólo porque cometimos un error.

Son respetuosos y recíprocos

La gente emocionalmente madura trata a los demás como individuos dignos de respeto y
buen trato. Todos los siguientes rasgos revelan su orientación cooperativa, la cual se verá en
cómo nos tratan. Tendremos la sensación de que nos están cuidando, en vez de estar solamente
enfocados en sus propios intereses. Podríamos pensar que estos rasgos son los elementos de la
infraestructura de una casa, como la calefacción y las cañerías, que son esenciales para hacerla
habitable.

Respetan nuestros límites

La gente emocionalmente madura es por naturaleza cortés porque naturalmente honran los
límites. Están en busca de conexión y cercanía, no de intrusión. Para la gente emocionalmente
inmadura, por otro lado, acercarse a alguien suele conducir a dar a la persona por sentada.
Parecen pensar que la cercanía significa que los modales no importan.

La gente emocionalmente madura respetará nuestra individualidad. Nunca suponen que,


si los amamos, querremos las mismas cosas que ellos. En vez, toman en cuenta nuestros
sentimientos y límites en cualquier interacción. Esto puede sonar como mucho trabajo, pero no
lo es; la gente emocionalmente madura sintoniza automáticamente con los sentimientos de los
demás. La verdadera empatía hace consideración de la segunda naturaleza de los demás.

Un gesto importante de cortesía y buenos límites en las relaciones es no decirle a los


compañeros o amigos qué es lo que deberían sentir o pensar. Otro es respetar que los demás
tengan la última palabra con respecto a cuáles son sus motivaciones. En contraste, la gente
emocionalmente inmadura que está buscando controlar o enredar puede que nos “psicoanalice”
para sacar ventaja, diciéndonos qué es lo que realmente queríamos decir o cómo deberíamos
cambiar nuestra forma de pensar. Esta es una señal de que no respetan nuestros límites. La
gente emocionalmente madura puede que nos diga cómo se siente acerca de lo que hemos
hecho, pero no harán de cuenta de que nos conocen mejor que nosotros a nosotros mismos.

Si fuimos descuidados por padres emocionalmente inmaduros en la niñez, puede que nos
hallemos dispuestos a soportar análisis no solicitados y consejos no pedidos de los demás. Esto
es común entre la gente que está hambrienta de retroalimentación personal que muestra que
alguien está pensando en ellos. Pero este tipo de “consejo” no es atención nutritiva; más bien,
está motivado por un deseo de controlar.

⸻⸻⸻La historia de Tyrone⸻⸻⸻

La novia de Tyrone, Sylvie, se ponía al mando con frecuencia cosa que lo


incomodaba a él, y últimamente se había puesto peor. Por ejemplo, cuando Tyrone
deseaba ir más despacio con la relación, Sylvie analizaba esto como una señal de
lo que ella llamaba “miedo al compromiso”. Le dijo que no se estaba permitiendo
verla como ella era ahora, sino que la estaba viendo a través del lente de su conducta
en el pasado.

A medida que Tyrone se iba sintiendo más infeliz en la relación, Sylvie lo urgió
a actuar más feliz. Siempre le decía que debía sonreír más, porque extrañaba eso
en él. Pero Tyrone también estaba extrañando algo: una compañera lo
suficientemente considerada como para aceptar sus sentimientos y considerar la
posibilidad de que la conducta de ella en el pasado podría ser parte del problema.

Ellos devuelven

Justicia y reciprocidad son el corazón de las buenas relaciones. A la gente emocionalmente


madura no le gusta aventajarse de la gente, ni les gusta sentirse usada. Desean ayudar y ser
generosos con su tiempo, pero también piden atención y ayuda cuando lo necesitan. Están
dispuestos a dar más de lo que reciben por un tiempo, pero no permitirán que haya un
desequilibrio indefinidamente.

Si hemos crecido con padres emocionalmente inmaduros, puede que enfrentemos nuestros
propios desafíos con la reciprocidad, habiendo aprendido a dar mucho o no lo suficiente. Las
demandas egoístas de nuestros padres puede que hayan distorsionado nuestros instintos
naturales de justicia. Si éramos internalizadores, aprendimos que, para ser amado o deseado,
necesitábamos dar más de lo que recibíamos; de otra manera no valdríamos nada para los
demás. Si éramos externalizadores, puede que tengamos la falsa creencia de que los demás no
nos aman realmente a menos que lo prueben siempre poniéndonos en primer lugar y
extendiéndose en demasía repetidas veces para nuestro bien.

⸻⸻⸻La historia de Dan⸻⸻⸻

Dan había venido a terapia originalmente después de un divorcio con una


mujer egoísta que explotaba la naturaleza generosa de él y no le daba mucho de
regreso. En terapia, se dio cuenta de que había sacrificado demasiado, violando los
principios de justicia, así como su esposa había tomado demasiado. A medida que
Dan comenzó a practicar un mejor cuidado de sí mismo no siendo generoso en
demasía, se dio cuenta de que cada vez le interesaban más las mujeres que tenían
mayor capacidad de reciprocidad.

Aun así, esta nueva forma de relacionarse le parecía inusual al principio. Por
ejemplo, luego de pagar por una cena cara con su nueva novia, Dan se sorprendió
de que ella deseaba invitarlo a un concierto más adelante. “Me diste una gran
velada”, le dijo, “y deseo hacer algo divertido para ti.” Dan estaba sorprendido de
su reciprocidad y generosidad, y también fue capaz de identificarlo correctamente
como una señal de la madurez emocional de ella.

Son flexibles y se comprometen bien

La gente emocionalmente madura suele ser flexible e intenta ser justa y objetiva. Un rasgo
importante para observar es cómo responden los demás si debes cambiar tus planes. ¿Pueden
distinguir entre rechazo personal y algo inesperado que surgió? ¿Pueden hacernos saber que
están decepcionados sin enrostrárnoslo? Si debemos decepcionarlos porque no podemos
evitarlo, la gente emocionalmente madura generalmente nos dará el beneficio de la duda —
especialmente si somos empáticos y sugerimos compensaciones o nos comprometemos a
aliviar la decepción.
La mayoría de la gente emocionalmente madura puede aceptar que los cambios y las
decepciones son parte de la vida. Aceptan sus sentimientos y buscan maneras alternativas de
hallar gratificación cuando están decepcionados. Son colaborativos y están abiertos a las ideas
de los demás.

Cuando forjamos compromisos con personas emocionalmente maduras, no sentiremos que


estamos renunciando a nada; en vez, ambos nos sentiremos satisfechos. Como la gente madura
y colaborativa no tiene una agenda de ganar a toda costa, no nos sentiremos como que se nos
está sacando ventaja.

Compromiso no significa sacrificio mutuo; significa un equilibrio mutuo de deseos. En un


buen compromiso, ambas personas sienten que tienen suficiente de lo que deseaban. En
contraste, la gente emocionalmente inmadura tiende a presionar a los demás a hacer
concesiones que no les convienen, y suelen presionar por una solución que no parece justa.

La gente que es infeliz en sus relaciones suele decir cosas como: “Las relaciones tienen
que ver con el compromiso, ¿cierto?” Pero me doy cuenta por sus expresiones faciales que no
están hablando de compromiso; están hablando de sentirse presionados a hacer lo que el otro
quiere. El compromiso real se siente diferente —como si nuestras necesidades fueran tenidas
en cuenta, incluso si no obtenemos todo loque deseamos.

Lo creamos o no, el compromiso puede ser disfrutable, no doloroso, cuando negociamos


con una persona emocionalmente madura. Están tan atentos y conectados que es un placer
solucionar las cosas con ellos. Se preocupan de nuestros sentimientos y no desean dejarnos
sintiendo insatisfechos. Como tienen empatía, no estarán tranquilos si estamos infelices con el
resultado. ¡Desean que nos sintamos bien también! Ser tratados con una consideración así
puede hacer que el compromiso sea una experiencia provechosa.

Tienen un carácter parejo

Cuanto antes aparece el carácter en una relación, peores son las implicaciones. La mayoría
está en su mejor conducta temprano en la relación, por lo que seamos cautos con la gente que
demuestra irritabilidad temprano. Puede indicar tanto fragilidad como un sentido de derecho,
sin mencionar irrespetuosidad. La gente que tiene la mecha corta y espera que la vida debiera
ir de acuerdo con sus deseos no es buena compañía. Si nos hallamos reflexivamente entrando
a calmar la ira de alguien, cuidado.
Existen enormes variaciones en cómo la gente experimenta y expresa su enojo. La gente
más madura encuentra que un estado de enojo sostenido es desagradable, por lo que
rápidamente intentan hallar una manera de dejarlo atrás. La gente menos madura, por otro lado,
puede que alimente su enojo y actúe como si la realidad debiera adaptarse a ellos. Con estos
últimos, tengamos cuidado de que sus sentidos de derecho puedan algún día ponernos en las
miras de sus enojos.

La gente que demuestra su enojo dejando de expresar amor es particularmente perniciosa.


El resultado de un comportamiento así es que no se resuelve nada y la otra persona se siente
castigada. En contraste, la gente emocionalmente madura con frecuencia nos dirá qué es lo que
anda mal y nos pedirá que hagamos las cosas de forma diferente. No andan tristes o con mala
cara por periodos largos de tiempo o nos hacen caminar sobre cáscaras de huevo. Al final, están
dispuestos a tomar la iniciativa para terminar con el conflicto, en vez de darnos el trato
silencioso.

Dicho esto, la gente típicamente necesita un poco de tiempo para calmarse antes de poder
hablar acerca de lo que los enojó, sin importar su nivel de madurez emocional. Forzar un asunto
cuando ambos están aún enojados no es una buena idea. Tomarse un tiempo funciona mejor,
ayudando a la gente a evitar decir cosas en el calor del debate que puedan ser lamentadas luego.
Además, la gente a veces necesita primero espacio para lidiar con sus sentimientos a su manera.

Están dispuestos a ser influenciados

La gente emocionalmente madura tiene un sentido seguro de sí misma. No se sienten


amenazados cuando los demás ven las cosas de otro modo, ni tienen miedo de parecer débiles
si no saben algo. Entonces si tenemos una idea para compartir con ellos, escucharán y
considerarán lo que les digamos. Puede que no concuerden, pero gracias a su curiosidad natural
intentarán comprender nuestro punto de vista. John Gottman, bien conocido por su
investigación en relaciones y estabilidad matrimonial, describe este rasgo como una voluntad
de ser influenciado por los demás, y la cuenta como dentro de sus siete principios para una
relación sostenible y feliz (1999).

Los hombres son especialmente propensos a rechazar el aporte de su compañera, porque


fueron socializados par ser seguros de sí mismos y a resistir la influencia indebida. Cuando este
entrenamiento cultural va demasiado lejos, puede ponerse en el camino de una reciprocidad
armoniosa en las relaciones íntimas. Sin embargo, no existe la exclusividad de género en este
asunto; muchas mujeres también se resisten a ser influenciadas por nadie y pueden ser tan
rígidas como cualquier hombre. Cualquiera sea el género, la falta de voluntad para considerar
el punto de vista de otro indica inmadurez emocional y un camino rocoso por delante.

Son veraces

Decir la verdad es la base de la confianza y una señal del nivel de integridad de una
persona. Además, muestra respeto por la experiencia de la otra persona. La gente
emocionalmente madura comprende por qué estaríamos angustiados si nos mienten o nos dan
una falsa impresión.

Decir la verdad absoluta puede ser duro para todos nosotros a veces, por muchas razones.
Por ejemplo, cuando debemos interactuar con una persona airada o crítica, podríamos estar
inclinados a mentir para protegernos. Pero podemos contar con que una persona
emocionalmente madura será genuina e irá de frente cuando lo que cuenta es la honestidad.

Se disculpan y hacen enmiendas

La gente emocionalmente madura desea ser responsable por su propio comportamiento y


está dispuesta a disculparse cuando sea necesario. Este tipo de respeto y reciprocidad básicos
enmienda la confianza lastimada y los sentimientos heridos, y ayuda a mantener buenas
relaciones.

Aunque las personas emocionalmente inmaduras también se disculpan, estas suelen no ser
más que de palabra, diseñadas para calmar a los demás sin una verdadera intención de cambiar
(Cloud y Townsend 1995). Esas disculpas no tienen valor en ellas y se sienten típicamente
como una evasión más que como una reparación en la relación. La gente sincera, por otro lado,
no solo se disculpará; también harán una declaración clara acerca de cómo quisieran hacer las
cosas de modo diferente.

Cuando le decimos a la gente que te han herido o decepcionado, observemos sus


respuestas. ¿Se defienden o intentan cambiar? ¿Se disculpan sólo para calmarnos, o
comprenden y se preocupan por nuestros sentimientos?
⸻⸻⸻La historia de Crystal⸻⸻⸻

Crystal halló evidencias en un e-mail de que su marido, Marcos, tenía una


amante. Marcos le rogó perdón, pero los restos de su descubrimiento casi
terminaron con su matrimonio. Luego de una separación temporal, Crystal decidió
que estaba dispuesta a solucionar la relación, pero una de sus condiciones era que
continuarían hablando acerca de lo ocurrido. Ella necesitaba comprender, y
necesitaba más detalles. Marcos no podía profundizar esto y le dijo, “Dije que lo
siento. ¿Qué más quieres? ¿Por qué sigues trayendo el tema a colación? ¿Qué
quieres que haga?”

La respuesta era simple. Crystal deseaba que Marcos reflexione, y explique


por qué había tenido ese romance, y que sepa cuán traicionada se había sentido ella.
También necesitaba que Marcos la oyera en vez de callarla. La gente que ha sido
traicionada suele estar obsesionada con tener todos los hechos. Puede ser una
curiosidad mórbida, pero tener respuestas a sus preguntas puede ayudarlos a
procesar el dolor. No era suficiente disculparse; Marcos debía estar dispuesto a
responder las preguntas de Crystal mientras ella luchaba por comprender lo que
había sucedido.

Son responsivos

Una vez que todos los rasgos delineados arriba están en su lugar, también querríamos
buscar gente con cualidades que le dan a las relaciones un sentido de calidez y diversión.
Pensemos en los siguientes rasgos como algo esencial para tener una experiencia
completamente provechosa de una relación, así como la pintura y los muebles son esenciales
para que una casa sea un hogar.

La empatía de ellos nos hace sentir seguros

La empatía es lo que hace que la gente se sienta segura en las relaciones. Junto con la
autoconsciencia, es el alma de la inteligencia emocional (Goleman 1995), guiando a la gente
hacia un comportamiento prosocial y a la justicia en el trato con los demás. En contraste, la
gente no empática pasa por alto nuestros sentimientos y no parece imaginar nuestra experiencia
o ser sensibles a ella. Es importante estar consciente de esto, porque una persona que no es
responsiva a nuestros sentimientos no será emocionalmente segura cuando los dos estén en
algún tipo de desacuerdo.

⸻⸻⸻La historia de Ellen⸻⸻⸻

El novio de Ellen era grandemente incapaz de empatizar. Si ella intentaba


contarle acerca de su día, él la oía lo suficiente como para utilizar su historia como
trampolín para comenzar a hablar acerca de lo que le había sucedido a él.
Eventualmente, Ellen reunió las fuerzas para pedirle si pudiera oírla y mostrar un
poco más de empatía, pero él pensó que ella estaba diciendo que él era una mala
persona. Disparó de regreso que ella tampoco era perfecta. No podía responder a
la necesidad emocional de ella porque él sólo podía escuchar su pedido como una
crítica contra la cual él debía defenderse.

Nos hacen sentir vistos y comprendidos

¡Qué regalo es hablar con alguien que está interesado en nuestras experiencias internas!
En vez de sentirnos raros por tener ciertos sentimientos, nos sentimos comprendidos porque la
otra persona resuena con lo que le estamos diciendo a un nivel emocional.

Cuando la gente emocionalmente madura nos halla interesantes, muestran curiosidad


acerca de nosotros. Disfrutan escuchar nuestra historia y llegar a conocernos. También
recuerdan cosas que les hemos dicho y suelen hacer referencia a esa información en
conversaciones futuras. Les gusta nuestra individualidad y están intrigados por las maneras en
que somos diferentes a ellos. Esto refleja el deseo de ellos de realmente llegar a conocernos,
en vez de esperar que los imitemos.

La gente emocionalmente madura nos ve positivamente y mantiene una librería mentar de


nuestras mejores cualidades. Suelen hacer referencia a nuestras fortalezas y a veces parecen
conocernos mejor que lo que nos conocemos a nosotros mismos. En un clima de semejante
interés y aceptación, nos sentiremos que podemos ser completamente nosotros mismos y puede
que nos hallemos contando a estas personas cosas que no habíamos planeado o compartiendo
experiencias personales que solemos guardar para nosotros mismos. También notaremos que
cuanto más compartimos con gente así, más ellos compartirán con nosotros. Así es como la
verdadera intimidad se desarrolla y florece. Una vez que ellos confían en nosotros, entablarán
una comunicación clara e íntima con nosotros y nos dejarán entrar en sus mundos interiores.
Si hemos sido emocionalmente descuidados en el pasado, esto podría ser una experiencia nueva
y estimulante para nosotros.

También descubriremos que cuando nos sentimos angustiados, la gente emocionalmente


madura no se echa para atrás. No tienen miedo a nuestras emociones y no nos dicen que
deberíamos sentirnos de otra manera. Ellos aceptan nuestros sentimientos y les gusta aprender
acerca de las cosas que deseamos contarles. Y nosotros querremos contarles cosas. Es
maravilloso y validador hallar alguien que realmente nos oye.

Les gusta consolar y ser consolados

La gente responsiva y emocionalmente madura tiene un instinto de relación emocional


que funciona muy bien. Les gusta conectar, y naturalmente dan y reciben consuelo bajo
condiciones estresantes. Son compasivos y saben cuán crucial puede ser el apoyo amistoso.

Reflexionan sobre sus acciones e intentan cambiar

La gente emocionalmente madura es capaz de verse a sí misma y reflexionar acerca de sus


comportamientos. Puede que no utilicen términos psicológicos, pero claramente comprenden
cómo la gente se afecta emocionalmente entre sí. Nos toman en serio si les contamos acerca de
un comportamiento de ellos que nos incomoda. Están dispuestos a absorber este tipo de
retroalimentación porque disfrutan la intimidad emocional incrementada que trae esa
comunicación clara. Esto demuestra interés y curiosidad acerca de las percepciones de los
demás, junto con un deseo de aprender sobre sí y mejorar.

La voluntad de tomar acción como resultad de la auto reflexión es también importante. No


es suficiente simplemente decir las cosas correctas o disculparse. Si somos claros con respecto
a lo que nos molesta, ellos estarán conscientes del asunto y demostrarán un seguimiento en sus
intentos por cambiar.
⸻⸻⸻La historia de Jill⸻⸻⸻

Jill había intentado durante años que su marido viera cómo la ignoraba, pero
cada intento de solicitar su empatía resultaba en un contraataque en el cual él
sostenía que Jill era imposible de complacer. Con el paso del tiempo, su negativa a
reflexionar sobre sí, apagó los esfuerzos de Jill de tener una comunicación íntima
con él. No fue sorpresa que Jill al final dejó a su marido por otro hombre —alguien
a quien sí le importaba lo que ella pensaba y sentía. Su nuevo compañero
reconsideró su comportamiento cuando ella lo mencionó y luego hizo un esfuerzo
por hacer las cosas de manera diferente.

Pueden reír y ser juguetones

El humor es una forma encantadora de sensibilidad, y también es un mecanismo de


afrontamiento altamente adaptativo (Vaillant 2000). La gente emocionalmente madura tiene un
buen sentido del humor y puede utilizar la liviandad para aliviar el estrés. La risa es una forma
de juego igualitario entre la gente y refleja una habilidad de soltar el control y seguir la guía de
otro.

La gente emocionalmente inmadura tiene dificultad para utilizar el humor de forma que
fortalezca los lazos con los demás. En vez, presionan su humor sobre los demás, incluso cuando
los demás no están divertidos. También tienden a disfrutar el humor a expensas de otro,
utilizándolo para aumentar su autoestima. Por ejemplo, puede que disfruten el humor que tiende
una trampa o que incluye hacer que la gente se vea tonta o inepta. Este rasgo es un buen
indicador de cómo nos tratarán en algún momento.

El humor con un ángulo, como el sarcasmo, es mejor si se sirve como condimento, no


como plato principal. Si es moderado, agrega un poco de tensión placentera, pero en exceso
refleja cinismo, que es difícil de soportar como dieta fija. Demasiado cinismo y sarcasmo son
señales de una persona cerrada que teme la conexión y busca protección emocional
enfocándose en lo negativo.

Es disfrutable estar alrededor de ellos


Que sea disfrutable estar alrededor de alguien es de alguna manera una característica
inefable, pero es crucial para la satisfacción relacional. Repasando los rasgos de arriba,
podemos ver que la gente emocionalmente madura tiene una onda sobretodo positiva por la
cual es disfrutable estar cerca. No siempre están felices, por supuesto, pero la mayoría del
tiempo parecen capaces de generar sus propios sentimientos alegres y disfrutar la vida. Una
mujer que finalmente halló a su compañero de vida luego de una serie de relaciones
insatisfactorias supo que había encontrado al definitivo porque siempre había disfrutado pasar
tiempo en su presencia, incluso si era solamente un viaje al almacén.

Qué buscar cuando conocemos gente online

Las características descritas en este capítulo también aplican a citas online y redes sociales.
De hecho, los contactos online ofrecen una gran oportunidad de practicar la identificación de
madurez emocional a medida que leemos y consideramos lo que la gente revela acerca de sí en
sus perfiles y mensajes electrónicos.

Aunque algunas personas son mejores escritoras que otras, toda escritura personal revela
algo acerca de cómo piensa la gente, qué valoran y dónde ponen su foco con mayor intensidad,
sin mencionar su sentido del humor y sensibilidad a los sentimientos de los demás. Además,
leer lo que otras personas han escrito nos da tiempo de darnos cuenta cómo nos hacen sentir
sus mensajes. Llamadas telefónicas iniciales también pueden darnos lugar para observar y notar
qué está diciendo la otra persona mientras mantenemos nuestras expresiones faciales y
reacciones no verbales en privado.

En estos eventos, preguntémonos cómo nos sentimos acerca de los tiempos y ritmos de la
gente. ¿Son respetuosos de nuestros límites y de cuán rápido o despacio deseamos que nos
conozcamos? ¿Nos sentimos presionados para tener intimidad instantánea, o se toman un
tiempo incómodamente largo para responder? ¿Nos da la sensación de que están poniendo
demasiadas esperanzas en nosotros antes de llegar a conocernos? ¿O son un poco peleones, y
tenemos que trabajar para continuar la comunicación? ¿Son recíprocos? ¿Hacen referencia a lo
que dijimos en e-mails anteriores o inmediatamente se lanzan a sus propios temas? ¿Mantienen
la conversación haciendo preguntas para conocernos mejor o conocer nuestros pensamientos
acerca de ciertos asuntos? ¿Nos parece fácil diagramar cosas con ellos, o estamos con
frecuencia fuera de sincronía?
Luego de leer un perfil, e-mail o mensaje, tomémonos un momento para analizar nuestras
impresiones. Este tipo de reflexión nos ayudará a aprender a enfocar nuestra atención en nuestra
reacción instintiva, que será más fácil porque no tendremos la presión social de una interacción
cara a cara. Describamos cómo nos sentimos por dentro luego de leer lo que la persona escribió.
¿Nos sentiremos cómodos siendo nosotros mismos, o nos sentiremos como que debemos cuidar
lo que decimos y cómo lo decimos? Observar nuestras reacciones es una habilidad crucial para
identificar personas emocionalmente maduras, y la comunicación online nos puede dar una
práctica excelente para hacer justamente eso.

Ejercicio: Evaluando la madurez emocional de los demás

He resumido todas las características de arriba en la siguiente lista, que podemos utilizar
para determinar si una persona será capaz de darnos el tipo de relación que deseamos. Si deseas
completar esta evaluación para mucha gente, utiliza la versión descargable de este ejercicio
disponible en http://www.newharbinger.com/31700.

Realista y confiable

⸻⸻⸻Trabajan con la realidad en vez de luchar contra ella.

⸻⸻⸻Pueden sentir y pensar al mismo tiempo.

⸻⸻⸻La consistencia de ellos los hace confiables.

⸻⸻⸻No se lo toman todo personalmente.

Respetuosos y recíprocos

⸻⸻⸻Respetan nuestros límites.

⸻⸻⸻Devuelven.

⸻⸻⸻Son flexibles y se comprometen bien.

⸻⸻⸻Tienen un carácter parejo.

⸻⸻⸻Están dispuestos a ser influenciados.


⸻⸻⸻Son veraces.

⸻⸻⸻Se disculpan y hacen enmiendas.

Responsivos

⸻⸻⸻La empatía de ellos nos hace sentir seguros.

⸻⸻⸻Nos hacen sentir vistos y comprendidos.

⸻⸻⸻Les gusta consolar y ser consolados.

⸻⸻⸻Reflexionan en sus acciones e intentan cambiar.

⸻⸻⸻Pueden reír y ser juguetones.

⸻⸻⸻Es disfrutable estar alrededor de ellos.

Cuantas más cualidades de estas tenga una persona, es más probable que podamos forjar
una conexión satisfactoria y genuina.

Desarrollando nuevos hábitos de relación

Ahora que podemos identificar gente emocionalmente madura, existe una última pieza del
rompecabezas de las relaciones que debemos ver: nuestro propio comportamiento. En esta
sección final, veremos brevemente algunos acercamientos nuevos de nuestra parte que pueden
hacer que nuestras relaciones sean más genuinas y recíprocas. Podemos trabajar en estas
acciones para ayudar a que tus relaciones florezcan. Después de todo, mejorar nuestra propia
habilidad de interactuar de una manera emocionalmente madura es una contribución importante
hacia tener las relaciones que deseamos.

Ejercicio: Explorando nuevas maneras de ser en las relaciones

Creemos un perfil de madurez emocional hacia el cual podamos trabajar. Las siguientes
listas presentan una imagen de cómo una persona emocionalmente madura podría interactuar
y comportarse en las relaciones. Leamos a través de las siguientes listas de nuevos
comportamientos, creencias y valores y escojamos algunos para practicar. Sólo escojamos uno
o dos a la vez, y seamos suaves con nosotros mismos a medida que trabajamos en ellos. Algunos
pueden ser más difíciles que los otros.

Estar dispuestos a pedir ayuda

 Pediré ayuda siempre que lo necesite.


 Me recordaré que, si necesito algo, la mayoría de la gente estará contenta de ayudar si
puede.
 Utilizaré comunicación clara e íntima para pedir lo que deseo, explicando cómo me
siento y las razones detrás de mi pedido.
 Confiaré que la mayoría de las personas me oirá si se los pido.

Ser nosotros mismos, sea que la gente nos acepte o no

 Cuando declaramos nuestros pensamientos con claridad y cortesía, sin malicia, no


intentaremos controlar cómo lo tomará la gente.
 No daremos más energía que la que tenemos en verdad.
 En lugar de intentar complacer, les daremos a los demás una indicación verdadera de
cómo nos sentimos.
 No nos ofreceremos como voluntarios para algo que pensamos que nos arrepentiremos
luego.
 Si alguien dice algo que hallamos ofensivo, ofreceremos un punto de vista alternativo.
No intentaremos cambiar la forma de pensar de la otra persona; simplemente no
dejaremos que la declaración quede sin ser remarcada.

Manteniendo y apreciando las conexiones emocionales

 Haremos un punto en mantenernos en contacto con la gente especial que nos importa y
devolveremos sus llamados y mensajes electrónicos.
 Pensaremos de nosotros mismos como personas fuertes que merecen dar y recibir ayuda
de parte de nuestra comunidad o amigos.
 Incluso cuando la gente no está diciendo lo “correcto”, sintonizaremos por si están
intentando ayudarnos. Si ese esfuerzo nos hace sentir emocionalmente nutridos,
expresaremos nuestra gratitud.
 Cuando estamos irritados con alguien, pensaremos acerca de lo que deseamos decir que
pueda mejorar nuestra relación. Esperaremos hasta que nos tranquilicemos y luego
preguntaremos a la otra persona si está dispuesta a oír sobre nuestros sentimientos.

Tener expectativas razonables para nosotros mismos

 Recordaremos que ser perfecto no siempre es necesario. Haremos las cosas en lugar de
obsesionarnos en hacerlas perfecto.
 Cuando nos cansamos, descasaremos o haremos algo diferente. Nuestro nivel de
energía física nos dirá cuándo hemos hecho demasiado. No esperaremos a tener un
accidente o enfermedad para parar.
 Cuando nos equivocamos, se lo endilgaré a ser humano. Incluso si pensamos que
habíamos anticipado todo, habrá resultados inesperados.
 Recordaremos que cada uno es responsable por sus propios sentimientos y de expresar
sus necesidades con claridad. Más allá de la cortesía común, no me compete suponer
qué es lo que los demás desean.

Comunicándose clara y activamente buscando los resultados deseados

 No esperaremos que la gente sepa lo que necesitamos a menos que les digamos. Que
les importemos no significa automáticamente que saben lo que sentimos.
 Si la gente cerca de nuestro nos molesta, utilizaremos el dolor para identificar nuestra
necesidad subyacente. Entonces utilizaremos comunicación clara e íntima para proveer
una guía acerca de cómo me satisfacerla.
 Cuando nuestros sentimientos son heridos, intentaremos comprender nuestra reacción
primero. ¿Hubo algo que disparó sentimientos del pasado, o la persona realmente nos
trató insensiblemente? Si alguien ha sido insensible, le pediremos que nos oiga.
 Seremos considerados con los demás, y si no son considerados de regreso, les
pediremos que sean más considerados y lo dejaremos ahí.
 Pediremos algo la cantidad de veces que sea necesario para obtener una respuesta clara.
 Cuando nos cansemos de interactuar, hablaremos cortésmente, pidiendo continuar
nuestro contacto en otro momento. Explicaremos con educación que se nos acabó el
combustible.

¿Nos damos cuenta de cuánta más energía y liviandad sentiremos si la mayoría de estas
declaraciones fueran ciertas sobre nosotros? Seremos activos y auto expresivos en nuestras
relaciones, tratándonos a nosotros mismos cortésmente y esperando ser oídos por los demás.
Nos estaríamos liberando de la soledad emocional. Incluso si no hemos aprendido estos valores
y maneras de interactuar de niños, podemos desarrollarlas ahora. Tener padres emocionalmente
inmaduros puede que haya socavado nuestra autoaceptación, auto expresión y esperanzas de
tener intimidad genuina, pero no hay nada que nos detenga ahora que somos adultos.

Resumen

Este capítulo subrayó los atributos comunes de la gente emocionalmente madura para que
podamos reconocer a esta gente más fácilmente. También resumió brevemente nuevas maneras
de relacionarnos que pueden ayudarnos a crear relaciones más satisfactorias y de apoyo con los
demás. Ahora que sabemos cómo se ve la madurez emocional, no estaremos tentados de
conformarnos con la siguiente persona que nos presta un poco de atención u ofrece el mínimo
indispensable en una relación. Somos capaces de buscar lo que deseamos, y estar cómodos
observando a los demás hasta que lo hallemos. A medida que reflexionamos acerca de nuestras
fortalezas emocionales y capacidad de conexión, hallaremos que las claves hacia relaciones
más felices habían estado con nosotros todo el tiempo.
Epílogo

Comprender nuestro pasado y embarcarnos hacia un nuevo futuro puede ser un proceso
agridulce. Hacer brillar una luz sobre lo que pasamos y cómo afectó las decisiones que
tomamos puede revolver tristeza sobre lo que hemos perdido o nunca tuvimos.

Así es la luz. Brilla sobre todo, no sólo sobre las cosas que deseamos ver. Cuando
decidimos descubrir la verdad acerca de nosotros mismos y de nuestras relaciones familiares,
puede que nos sorprendamos por lo que se revela, especialmente cuando vemos cómo estos
patrones han sido pasados de generación en generación. A veces podemos preguntarnos si todo
este conocimiento es para mejor. Puede parecer como si fuera mejor no saber.

Al final, depende de qué valoramos de la vida. ¿Buscar la verdad y el autoconocimiento


es una búsqueda importante y significativa?

Somos los únicos que podemos responder esta pregunta. Pero ha sido mi experiencia —y
la de muchísimas otras personas— que una consciencia mayor trae sus propios dones, la
mayoría de los cuales tienen que ver con una conexión más completa y profunda con el mundo
y con uno mismo. Resolver las dificultades del pasado hace que las cosas presentes sean más
reales y preciosas. Y a medida que llegamos a comprendernos y a nuestra familia
completamente por primera vez, puede ser que apreciemos la vida como nunca. Cuando
resolvemos nuestra confusión y frustración acerca del comportamiento de la gente
emocionalmente inmadura, la vida se siente más liviana y fácil. Mi esperanza es que este libro
haya traído no solo un poco de comprensión acerca tuyo y de tus seres queridos, sino también
algo de alivio y la libertad de vivir más de acuerdo con tus pensamientos y sentimientos
genuinos, en vez de patrones familiares vencidos.

Cuando veo las caras de los clientes que están descubriendo sus verdaderos sentimientos
por primera vez y pueden finalmente reconocer a los demás por su inmadurez emocional, sus
expresiones reflejan un sentido de maravilla y paz. No sería demasiado llamarlo iluminación.
Ninguno de ellos volvería voluntariamente a la ignorancia. Con cada pedacito de verdad que
encontraron dentro de ellos mismos, experimentan un sentimiento de auto recuperación. Más
allá de lamentaciones que puedan tener, una sensación inconfundible de completitud viene
sobre ellos a medida que sienten como si la vida comenzara de nuevo desde este punto.

Y así es. La gente que se involucra en el autodescubrimiento y desarrollo emocional tiene


la oportunidad de tener una segunda vida —una que era inimaginable mientras permanecieran
atrapados en viejos roles familiares y fantasías ilusionadas. Realmente tenemos la oportunidad
de comenzar de nuevo cuando nos abrimos a una nueva consciencia de quienes somos y qué
es lo que ha estado ocurriendo en nuestras vidas. Como lo dijo una persona, “Ahora sé
exactamente quién soy. Los demás no van a cambiar, pero yo puedo cambiar.”

No existe razón por la cual no podamos tener una vida feliz comenzando ahora mismo. De
hecho, pienso que podría sentirse más provechoso darnos una vida feliz ahora como un adulto
consciente que haberla tenido siempre desde el principio. Estar consciente y presente como el
nacimiento de nuestro nuevo yo de adultos es una cosa bastante increíble. ¿Cuánta gente puede
despertar y estar consciente para el surgimiento de la persona que siempre debería haber sido?
¿Cuánta gente puede tener dos vidas en una?

Entonces, dime, ¿vale la pena haber sufrido para vivir dos veces en una vida? ¿Estás
satisfecho de haber escogido el camino de la consciencia?

¿Sí?

Yo también.
Referencias

Ainsworth, M. 1967. Infancy in Uganda: Infant Care and the Growth of Love. Baltimore, MD:
Johns Hopkins Press.

Ainsworth, M., S. Bell, and D. Stayton. 1971. “Individual Differences in Strange-Situation


Behaviour of One-Year-Olds.” In The Origins of Human Social Relations, edited by H. R.
Schaffer. New York: Academic Press.

Ainsworth, M., S. Bell, and D. Stayton. 1974. “Infant-Mother Attachment and Social
Development: ‘Socialization’ as a Product of Reciprocal Responsiveness to Signals.” In
The Integration of a Child into a Social World, edited by M. Richards. New York:
Cambridge University Press.

Bowen, M. 1978. Family Therapy in Clinical Practice. New York: Rowman and Littlefield.

Bowlby, J. 1979. The Making and Breaking of Affectional Bonds. New York: Routledge.

Cloud, H., and J. Townsend. 1995. Safe People: How to Find Relationships That Are Good for
You and Avoid Those That Aren’t. Grand Rapids, MI: Zondervan Publishing.

Conradt, E., J. Measelle, and J. Ablow. 2013. “Poverty, Problem Behavior, and Promise:
Differential Susceptibility Among Infants Reared in Poverty.” Psychological Science
24(3): 235–242.

Dabrowski, K. 1972. Psychoneurosis Is Not an Illness. London: Gryf.

Dalai Lama and P. Ekman. 2008. Emotional Awareness: Overcoming the

Obstacles to Psychological Balance and Compassion. New York: Henry Holt.

Erikson, E. 1963. Childhood and Society. New York: W. W. Norton.

Ezriel, H. 1952. “Notes on Psychoanalytic Group Therapy: II. Interpretation and Research.”
Psychiatry 15(2): 119–126.

Firestone, R., L. Firestone, and J. Catlett. 2002. Conquer Your Critical Inner Voice. Oakland,
CA: New Harbinger.

Fonagy, P., and M. Target. 2008. “Attachment, Trauma, and Psychoanalysis: Where
Psychoanalysis Meets Neuroscience.” In Mind to Mind: Infant Research, Neuroscience,
and Psychoanalysis, edited by E. Jurist, A. Slade, and S. Bergner. New York: Other Press.
Fosha, D. 2000. The Transforming Power of Affect: A Model for Accelerated Change. New
York: Basic Books.

Fraad, H. 2008. “Toiling in the Field of Emotion.” Journal of Psychohistory, 35(3): 270–286.

Gibson, L. 2000. Who You Were Meant to Be: A Guide to Finding or Recovering Your Life’s
Purpose. Far Hills, NJ: New Horizon Press.

Goleman, D. 1995. Emotional Intelligence: Why It Can Matter More Than IQ. New York:
Bantam Books.

Gonzales, L. 2003. Deep Survival: Who Lives, Who Dies, and Why. New York: W. W. Norton.

Gottman, J. 1999. The Seven Principles for Making Marriage Work. New York: Three Rivers
Press.

Grossmann, K. E., K. Grossmann, and A. Schwan. 1986. “Capturing the Wider View of
Attachment: A Re-Analysis of Ainsworth’s Strange Situation.” In Measuring Emotions in
Infants and Children, vol. 2, edited by C. Izard and P. Read. New York: Cambridge
University Press.

Hatfield, E., R. L. Rapson, and Y. L. Le. 2009. “Emotional Contagion and Empathy.” In The
Social Neuroscience of Empathy, edited by J. Decety and W. Ickes. Boston: MIT Press.

Kohut, H. 1985. Self-Psychology and the Humanities. New York: W. W. Norton.

Libby, E. W. 2010. The Favorite Child: How a Favorite Impacts Every Family Member for
Life. Amherst, NY: Prometheus Books.

Main, M., N. Kaplan, and J. Cassidy. 1985. “Security in Infancy, Childhood, and Adulthood: A
Move to the Level of Representation.” In Growing Points of Attachment Theory and
Research, edited by I. Bretherton and E. Waters. Monographs of the Society for Research
in Child Development 50: 66–104.

McCullough, L., N. Kuhn, S. Andrews, A. Kaplan, J. Wolf, and C. Hurley. 2003. Treating Affect
Phobia: A Manual for Short-Term Dynamic Psychotherapy. New York: Guilford.

McGilchrist, I. 2009. The Master and His Emissary: The Divided Brain and the Making of the
Western World. New Haven, CT: Yale University Press.

Piaget, J. 1960. The Psychology of Intelligence. Totown, NJ: Littlefield, Adams.


Porges, S. 2011. The Polyvagal Theory: Neurophysiological Foundations of Emotions,
Attachment, Communication, and Self-Regulation. New York: W. W. Norton.

Siebert, A. 1996. The Survivor Personality. New York: Penguin Putnam.

Siegel, D. 2009. “Emotion as Integration.” In The Healing Power of Emotion: Affective


Neuroscience, Development, and Clinical Practice, edited by D. Fosha, D. Siegel, and M.
Solomon. New York: W. W. Norton.

Spock, B. 1978. Baby and Child Care: Completely Updated and Revised for Today’s Parents.
New York: Simon and Schuster. (Original work published 1946)

Tronick, E., L. B. Adamson, and T. B. Brazelton. 1975. “Infant Emotions in Normal and
Perturbed Interactions.” Paper presented at the biennial meeting of the Society for
Research in Child Development, Denver, CO, April.

Vaillant, G. 2000. “Adaptive Mental Mechanisms: Their Role in a Positive Psychology.”


American Psychologist 55(1): 89–98.

White, M. 2007. Maps of Narrative Practice. New York: W. W. Norton.

Winnicott, D. 1971. Playing and Reality. London: Tavistock Publications.

Young, J., and J. Klosko. 1993. Reinventing Your Life: How to Break Free from Negative Life
Patterns. New York: Dutton.
Lindsay C. Gibson, PsyD, es psicóloga clínica de práctica privada que se especializa en
psicoterapia individual con hijos adultos de padres emocionalmente inmaduros. Es autora de
Quien se supone que deberías ser y escribe una columna mensual sobre bienestar para la revista
Mujeres de Tidewater.

En el pasado, ha trabajado como profesora asistente adjunta de la licenciatura en


psicología en la Universidad de William and Mary, y también en la Universidad Old Dominion.

Gibson vive y trabaja en Virginica Beach, Virginia.

También podría gustarte

pFad - Phonifier reborn

Pfad - The Proxy pFad of © 2024 Garber Painting. All rights reserved.

Note: This service is not intended for secure transactions such as banking, social media, email, or purchasing. Use at your own risk. We assume no liability whatsoever for broken pages.


Alternative Proxies:

Alternative Proxy

pFad Proxy

pFad v3 Proxy

pFad v4 Proxy