Megalodón

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Megalodón
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Megalodón platicando con un calvo.
Megalodón platicando con un calvo.
Estado de Extinción 7.png
Clasificación científica
Reino: Animal
Filo: En la boca
Clase: No tienen rival
Familia: Más grandes que los australianos
Nombre binomial
‘‘Carcharodon gigantus’’
Steve Irwin

Megalodón (del griego megas "grande", odont "diente"-, y del inglés "The Meg") es una especie cinematográfica de tiburón gigante que vivió entre 2018 y 2023 d.C., aproximadamente, durante el Cenozoico Hollywoodiense (desde inicios del Taquillazo hasta el final del Secuelazo).

Anteriormente se pensaba que era miembro de la familia Spielberg y pariente cercano de Tiburón (película). Sin embargo, actualmente existe un consenso casi unánime de que pertenece a la familia Stathamidae[1], que se separó de la ascendencia del gran Jason Statham durante el Cretácico temprano de su carrera como clavadista olímpico[2] cuando aún tenía pelo (el actor y el escualo).

Este depredador chino-estadounidense de 23 metros de largo y 200 millones de dólares de presupuesto, se creía extinto desde hace millones de años, hasta que fue redescubierto por un equipo de científicos liderados por el Dr. Jon Turteltaub en las profundidades de la taquilla china.

El Megalodón moderno habita principalmente en las salas de cine IMAX, donde se le puede observar atacando submarinos y devorando efectos especiales. Su dieta consiste principalmente en palomitas de maíz, refrescos y ocasionalmente algún extra desprevenido. A pesar de su naturaleza feroz, el Megalodón ha demostrado ser susceptible a los ataques de la crítica cinematográfica y a las bajas puntuaciones en Rotten Tomatoes. Los científicos especulan que podría sobrevivir a una secuela más, aunque esto podría poner en peligro su ya frágil credibilidad como depredador apex del cine de verano.

Descuargumento

Argumento y razón de vivir del Megalodón.

El Megalodón fue descubierto accidentalmente (uno de los altos grados de Accidentes Causados por la Estupidez Humana) por un equipo de paleontólogos cinematográficos liderados por el Dr. Jon Turteltaub mientras buscaban una idea original para una película de verano. Al excavar en las profundidades de una fosa de guiones descartados, el equipo se topó con un fósil de taquilla perteneciente al Jurásico Spielbergiano. El argumento decía:

Un submarino de investigación es atacado por una criatura desconocida a 200 millas de la costa de China, estableciendo que algo grande y hambriento acecha en las profundidades, pero esta vez no era una Kaiju ni tu mamá.

Un grupo de científicos explica que el atacante podría ser un Megalodón, un reptil mamífero prehistórico que se creía extonto extinto. Esta escena sirve para educar a la audiencia y justificar el presupuesto de efectos especiales y en conseguir asesores científicos.

Jason Statham (quizá lo recuerdes porque es el pelón de Rápido y Furioso que no era Vin Diesel, ni The Rock ni ninguno de los negros) entra en escena, interpretando a un ex-buzo de aguas profundas con un pasado turbulento y músculos bien definidos. Su experiencia en buceo y en películas de acción lo convierten en el candidato ideal para enfrentar al Megalodón.

El equipo intenta capturar al Megalodón con una red de tópicos cinematográficos, pero el depredador resulta ser más listo que el guión promedio de Hollywood. Meg escapa a aguas más superficiales, amenazando playas nudistas y la posibilidad de una secuela. Una batalla final entre el hombre y la bestia, repleta de explosiones submarinas y diálogos ingeniosos que desafían las leyes de la física y la lógica argumental. El Megalodón es derrotado (¿o no?) dejando la puerta abierta para futuras excavaciones en la mina de oro de las secuelas.

Los científicos teorizan que el Megalodón logró sobrevivir millones de años alimentándose de tiburones más pequeños y de los restos de otras franquicias de películas de monstruos marinos. Su descubrimiento ha revolucionado no solo la paleontología, sino también la industria del entretenimiento, demostrando que incluso las ideas más prehistóricas pueden ser resucitadas con suficiente CGI y un protagonista calvo y mamado.

Paleobiología

Anatoducción

Ya que no se conservan fósiles completos porque estaban hechos de cartílago, bien podrían haber sido así.

Concebido en los estudios de Warner Bros., emergió de una fusión de gametos creativos en una sala de juntas, gestándose durante 24 meses para desarrollar su imponente anatomía cinematográfica.

Su esqueleto CGI, compuesto por 1,532 planos de efectos visuales, forma la estructura flexible del filme, adaptándose ágilmente a las demandas del público internacional. Un complejo sistema circulatorio de marketing bombea hype por todo el cuerpo fílmico, haciendo fluir hasta 200 millones de dólares de presupuesto.

Sorprendentemente, su cerebro de guion es pequeño en comparación con el tamaño total de la criatura, controlando apenas las funciones básicas como diálogos cliché y giros predecibles en la trama. Las poderosas mandíbulas de taquilla, armadas con 276 dientes afilados de product placement, son capaces de devorar hasta 530 millones de dólares en ingresos globales.

Sus aletas de acción, cubiertas de escamas de storyboard impermeables a la lógica, propulsan al Megalodón a través de trepidantes secuencias submarinas y escenas de destrucción masiva. Las branquias de edición filtran el metraje innecesario, permitiendo que la bestia respire un ritmo frenético de 113 minutos, mientras que su órgano de efectos de sonido produce rugidos ensordecedores que retumban hasta en la última fila del cine porno donde la ves.

Tras pasar por un riguroso proceso de postproducción, alcanza su madurez, emergiendo en las salas listo para cazar audiencias desprevenidas. Los científicos advierten que esta especie es propensa a la reproducción asexual, pudiendo generar secuelas de manera espontánea si las condiciones de taquilla son favorables, perpetuando así su reinado como superdepredador del cine de verano.

Taquillalimentación

Debutó con una impresionante mordida de $44.5 millones en la taquilla gringaunidense, lo que equivale aproximadamente a la energía de devorar 89 ballenas azules de tamaño mediano. La película logró acumular un total de $530.2 millones a nivel global. Utilizando la escala de conversión paleontológica-cinematográfica, esto se traduce en aproximadamente 1,060 cachalotes, 5,302 tiburones blancos, o un número incalculable de focas exageradamente gordas.

La película emboscó desde las profundidades y atacó las billeteras de los espectadores con un marketing sigiloso y explosivo. Con su fuerza de mordida de unas 40,000, ejerció una fuerza considerable sobre las críticas, logrando aplastar las expectativas negativas con su poder de estrella y la carne de algunos críticos inexpertos. Se benefició de un verano con poca competencia en el género de acción submarina con megafauna.

Interacción con las presas

Los tres protagonistas dando una rueda de prensa en China.

El Megalodón, tanto en su forma prehistórica como en su encarnación cinematográfica, era un depredador apex con una dieta variada y un elenco impresionante. Los estudios paleontológicos y los informes de taquilla nos brindan una visión fascinante de sus hábitos alimenticios y su interacción con las presas:

  1. Jason Statham (interpretando a Jonas Taylor): La presa principal del Megalodón, conocida por su resistencia y su capacidad para sobrevivir a múltiples encuentros con el depredador. Los científicos teorizan que el Megalodón prehistórico habría encontrado difícil digerir una presa tan dura y calva.
  2. Ballenas prehistóricas (interpretadas por efectos CGI): Al igual que el Megalodón original se alimentaba de cetáceos, la versión cinematográfica muestra una preferencia por "ballenas" de metal llenas de humanos (también conocidas como submarinos). Se han encontrado marcas de dientes en fósiles de ballenas que coinciden con el patrón de mordida tanto de Mega como de Statham.
  3. Li Bingbing (como Suyin): Representa el equivalente moderno de los cefalópodos prehistóricos, elusiva y capaz de liberar una nube de tinta para confundir al depredador y a la audiencia por igual.
  4. Rainn Wilson (interpretando a Morris): Similar a las focas en la dieta del gran tiburón blanco, este personaje proporciona un alivio cómico en la cadena alimenticia, siendo lo suficientemente grande para ser un aperitivo satisfactorio, pero no tan importante como para ser la comida principal.
  5. Ruby Rose (como Jaxx): Analogía moderna de los peces más pequeños que el Megalodón prehistórico habría consumido. Su papel en el ecosistema de la película es ser potencialmente expendable, al igual que los peces más pequeños en el océano prehistórico.
  6. Winston Chao y Cliff Curtis (como Dr. Minway Zhang y Mac): Representan el equivalente cinematográfico de los remoras, peces que se adhieren a los tiburones más grandes. Estos personajes se adhieren a la trama principal, proporcionando información y apoyo sin ser el foco principal de la atención.

Los paleobiólogos han notado que, curiosamente, la interacción del Megalodón con sus presas en la película sigue un patrón similar al que se cree que seguía el Megalodón prehistórico: primero ataca las extremidades (escenas de acción periféricas) para inmovilizar a la presa (audiencia), y luego va por el golpe final (clímax de la película).

Críxtinción Taquillógica

En escala de películas de animales gigantes asesinos, es como El Padrino.

El otrora rey indiscutible de los mares cinematográficos, enfrenta ahora una amenaza existencial en forma de críticas devastadoras y fatiga de audiencia. Su hábitat natural, las salas de cine IMAX, se ve cada vez más invadido por competidores más ágiles y originales, reduciendo drásticamente su fuente de alimentación taquillera.

Los paleocríticos han descubierto fósiles de reseñas que sugieren una disminución alarmante en la población de espectadores dispuestos a tragarse sus tramas cada vez más inverosímiles. El cambio climático en la industria del entretenimiento, con el auge del streaming y la evolución de los gustos del público a cosas menos tontas, lo ha dejado luchando por adaptarse. Sus una vez temibles efectos especiales ahora parecen anticuados frente a depredadores de efectos prácticos más avanzados, mientras que su dieta de clichés y explosiones resulta cada vez menos nutritiva para un público más exigente.

Los científicos de Rotten Tomatoes han observado una correlación directa entre la caída en las puntuaciones de la crítica y la disminución de la población de Megalodones en los cines. Algunos expertos especulan que la especie podría sobrevivir mediante una rápida evolución hacia el formato de serie limitada en plataformas, pero otros temen que esto solo retrase lo inevitable.

A medida que su ecosistema de blockbusters veraniegos se contrae, el otrora formidable Megalodón podría verse relegado a las profundidades del olvido cinematográfico, uniéndose a otras especies extintas como el "Battlefield Earth-asaurus" y el "Gigli-raptor" en el cementerio de los fracasos de taquilla.

Fosilcuelas

Su mandíbula también podía usarse como un portal hacia la tierra B

Los primeros vestigios fílmicos se remontan al Spielbergiense Inferior, con el ancestro primitivo Tiburón (Carcharodon spielbergus), que sentó las bases genéticas para todos los depredadores acuáticos del celuloide. Este fósil viviente sigue influenciando el género, sus aletas dorsales asomando ocasionalmente en forma de referencias nostálgicas y homenajes poco sutiles.

La línea evolutiva se ramifica en el período Sharknádico, donde emerge el género Carcharodon meteorologicus, conocido por su improbable capacidad de sobrevivir en tornados y por su resistencia a la lógica y la física. Este taxón dio lugar a una explosión de diversidad B-movieca, poblando los nichos ecológicos de los canales de cable y las plataformas con especies como el "Sharktopus" (Carcharodon tentaculatus) y el "Ghost Shark" (Carcharodon ectoplasmus).

Franquitaxones

El Megalodón moderno (Carcharodon stathamensis) representa el pináculo de esta evolución, combinando el ADN de sus predecesores con nuevas adaptaciones como el presupuesto inflado y el star power. Su posición en la franquitaxonomía lo sitúa en el mismo clado que otros depredadores del blockbuster estival, como el Jurassic World (Tyrannosaurus boxofficius) y Godzilla (Kaiju giganticus).

Curiosamente, se han encontrado fosireferencias del Megalodón en estratos culturales diversos, desde videojuegos como "Maneater" hasta documentales especulativos de Discovery Channel. Los taxonegeneristas clasifican al Megalodón en la subfamilia Absurdus maximus dentro de la familia Summerblockbusteridae. Su nicho ecológico se superpone con el de otras criaturas del género Demasiado grande para ser real, como Rampage (Primate pixelatus) y Pacific Rim (Robotus gianticus), formando una comunidad simbiótica que se alimenta de efectos especiales y suspensión de la incredulidad.

Secuelvivencia actual

Por fin una secuela buena.

Contra todo pronóstico, el Megalodón ha demostrado una asombrosa capacidad de adaptación en el hostil ecosistema de las franquicias de Hollywood. Gracias a una mutación genética conocida como nostalgia del público y al fenómeno de "no hay malas películas de tiburones", la especie ha logrado sobrevivir y evolucionar hacia una forma aún más grande y ruidosa: Meg 2: The Trench. Esta secuela, gestada en los abismos de los estudios de producción, emerge como un depredador aún más voraz, con un apetito insaciable por efectos especiales más extravagantes y situaciones aún menos plausibles.

Los biólogos de taquilla han observado que esta nueva iteración ha desarrollado la capacidad de atacar no solo en el agua, sino también en tierra firme, expandiendo drásticamente su territorio de caza. El Megalodón 2.0 muestra adaptaciones curiosas, como un incremento en el nivel de autoconciencia y guiños meta-cinematográficos, posiblemente como mecanismo de defensa contra críticas demasiado serias. Además, ha incorporado a su dieta un nuevo elemento nutritivo: el humor autoconscientemente malo, que parece fortalecer su sistema inmunológico contra las reseñas negativas.

Los expertos en conservación de franquicias especulan que, si esta tendencia continúa, el Megalodón podría no solo evitar la extinción, sino potencialmente evolucionar en una especie completamente nueva de saga de culto. Mientras tanto, los ecologistas de la industria del cine advierten sobre el peligro de la sobrepoblación de secuelas en el delicado ecosistema de la taquilla veraniega, temiendo que pueda llevar a la extinción de especies más pequeñas y originales. Sin embargo, por ahora, el Megalodón nada triunfante en su océano de palomitas, preparándose para su próxima cacería de espectadores en Meg 3: Probablemente en el espacio.

Referencias

  1. Que incluye al "Transportador Rex" y al "Mecánico Saurópodo". Estudios genéticos de fotogramas revelan que comparte un 99% de su ADN CGI con otras especies de la familia Stathamidae, como el "Rápido y Furioso Gigantosaurus" y el "Mercenario de Élite Pterodáctilo".
  2. https://www.sopitas.com/cine-y-tv/etapa-clavadista-jason-statham-intentos-juegos-olimpicos/

Véase también


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