Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
¿Cómo escribir lo social?*
Daniel Alvaro
Universidad Buenos Aires
| danielalvaro@gmail.com |
Tomás Ariztía
Universidad Diego Portales
| tariztia@gmail.com |
Emmanuelle Barozet
Universidad de Chile
| ebarozet@uchile.cl |
Mauro Basaure
Universidad Andrés Bello
| mauro.basaure@gmail.com |
Esperanza Bielsa
U. Autónoma de Barcelona
| Esperanza.Bielsa@uab.cat |
Vikki Bell
Goldsmiths
| V.Bell@gold.ac.uk |
Bernardo Bolaños
U. Autónoma Metropolitana
| bernardobo@gmail.com |
Sarah Burton
Goldsmiths
| sop01sb@gold.ac.uk |
Christian Borch
Copenhagen Business School
| cbo.mpp@cbs.dk |
Daniel Chernilo
U. Loughborough
| D.Chernilo@lboro.ac.uk |
Raewyn Connell
University of Sydney
| raewyn.connell@sydney.edu.au |
Rodrigo Cordero
Universidad Diego Portales
| rodrigo.cordero@udp.cl |
Elena Espósito
Unimore
| elena.esposito@unimore.it |
Mariana Heredia
U. Nacional de San Marcos
| heredia.mar@gmail.com |
Bernard Lahire
ENS de Lyon
| bernard.lahire@ens-lyon.fr |
Massimo Modonesi
UNAM
| modonesi@hotmail.com |
William Outhwaite
Newcastle University
|William.Outhwaite@newcastle.ac.uk |
Francisco Salinas
Universidad Diego Portales
| frsalina@uc.cl |
María Emilia Tijoux
Universidad de Chile
| emiliatijoux@uchile.cl |
Esteban Torres
Universidad Nacional de Córdoba
| esteban.tc@gmail.com |
Charles Turner
University of Warwick
| D.C.S.Turner@warwick.ac.uk |
Fréderic Vandenberghe
U. Estatal de Río de Janeiro
| frederic@iesp.uerj.br |
Judy Wajcman
London School of Economics
| j.wajcman@lse.ac.uk |
Algunos de los autores enviaron sus aportes en inglés. La responsabilidad por la
traducción de dichos textos al español es de los editores. Agradecemos a nuestro colega
Nicolás Angelcos por traducir la contribución de Bernarnd Lahire del francés al español.
*
49
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
Introducción
(1) La cacofonía de lo heterogéneo alza su voz en silencio. Su pretendido
coro no deja de interrumpirse por la distancia de sus presencias, por sus
ritmos dispares, por el idioma oculto de sus cantos. Para el lector, esta
disonancia se alza en flujo por el mero capricho de este ensamble
editorial. Pero, ¿por qué forzar a los divergentes hacia la conjunción de
este coro mudo? ¿Por qué articular sus estilos de respuesta en relación a la
pregunta por la escritura de lo social dentro de un artefacto que los
muestra, traduce y transgrede? Quizás, como sostenía Schopenhauer,
porque la mayoría escribe del mismo modo en que se juega al dominó:
vinculando frases, una a una, en una mezcla entre azar y deliberación.
Así, lo que se escribe sobre lo social nace, de igual manera, en un
intersticio de esa índole; también, en éste juego colectivo. Nos
entretenemos, aquí, sobrellevando la imposible escritura de lo
inabarcable.
(2) ¡Vaya pregunta! Su respuesta, según este ejercicio, debe escribirse en
250 palabras. No puede tratarse entonces de una invitación a dar una
respuesta práctica, como sí un llamado a la reflexión sobre una práctica;
la escritura de lo social. Como esa reflexión es escrita se produce un
redoble, una iteración magnífica, "escribir en 250 palabras" sobre "escribir
lo social" hace visible una paradoja: la finitud insalvable y, al mismo
tiempo, la inmensidad inabarcable de la escritura. Ni por extensión ni por
comprensión puede escribirse lo social. Puede escribirse de lo social. La
escritura no coincide con lo escrito, sin importar cuántas palabras se
inviertan. El límite del número de palabras sólo puede convocar a la
estética, que es el modo de enfrentar ese imposible. Toda escritura
50
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
expresa lo sublime y expresa además una voluntad enorme de mimesis.
Pero "escribir lo social", ese objeto, no es menos insondable.
Al ser ahora objeto de la escritura, ese "escribir lo social" se vuelve
él mismo inmenso. Cuando se escribe sobre "escribir lo social" se itera la
experiencia de escribir "lo social": nuevamente lo finito de la escritura se
enfrenta a la infinitud de su objeto. Es la propia práctica de la escritura —
siempre que tiene lugar y con independencia de su objeto— la que marca
el límite entre lo limitado y lo infinito. "Escribir lo social" en 250 palabras
conduce a la reflexión metapragmática sobre la práctica de escribir lo
social en 6000 palabras o más.
Pensamiento sobre el material
(3) Escribir lo social no es un acto único mediante el cual el investigador,
enfrentando lo real, entregaría, por una suerte de interpretación final, su
visión de las cosas. Las ciencias sociales empíricas incorporan, en
cambio, en sus actividades cotidianas, numerosas prácticas de escritura:
notas etnográficas, descripciones de escenas, lugares, objetos, personas,
transcripciones de entrevistas grabadas, codificación de encuestas por
cuestionario, comentarios de entrevistas, observaciones, archivos o
cuadros estadísticos, escrituras que dan cuenta de los resultados de una
investigación, reescrituras diversas de esas conclusiones para difundirlas
oralmente o por escrito, hacia públicos variados, etc.
En cada etapa de esta fabricación de conocimiento, la escritura es,
a la vez, una construcción que compromete un punto de vista
(descripciones, análisis o interpretaciones bajo un ángulo singular) y una
puesta en palabras bajo limitantes empíricos y metodológicos. La escritura
científica de lo real es entonces, a la vez, nominalista (ninguna
51
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
descripción, ningún análisis, ni ninguna interpretación es exhaustiva, ni
definitiva, en tanto suponen siempre un punto de vista de conocimiento) y
realista (la realidad objetiva, que existe independientemente de toda
mirada experta, de toda percepción, de toda observación o de toda
medida por parte de un observador, tiene sus recurrencias y sus lógicas
propias que los investigadores tienen por objetivo descubrir a partir de
construcciones científicas). Las ciencias sociales desarrollan, como toda
ciencia empírica, un “pensamiento sobre el material”, sus prácticas de
escritura están siempre en libertad vigilada.
(4) Desde la silla, escribir lo social es una imagen: el desorden del
escritorio y de la pantalla, en casa, en la oficina o de viaje. Se superponen
ventanas abiertas, tratamiento de datos estadísticos y sus variables, o de
texto y sus unidades hermenéuticas, artículos subrayados, anotados,
apilados, en el piso, libros abiertos y archivadores de prensa encallados
en la alfombra. Con el tecleo sempiterno hasta que el texto tome forma, la
taza de té o café a medio tomar es parte del paisaje. Este desorden debe
subordinarse a una forma de lógica mental – “recuerden” decían en el
colegio y en la clase preparatoria “tesis-antítesis-síntesis” – que se sigue
colando en la estructura a pesar de los estados del arte, los métodos y los
resultados.
Escribir lo social es también acoplarse a la escritura de los colegas
y teclear de a cuatro o seis manos, en una construcción colectiva con
controles de cambios multicolores. Es también pensar constantemente en
las interacciones en el focus, la desviación estándar, la cita, el dato
sintético, el modelo pulido, la serie histórica, el barrio visitado, la mirada
perdida de la entrevistada, el artículo revisitado, la reunión observada,
teniendo a mano lo que escribieron Mauss en 1903 y Arendt en 1959.
Escribir lo social es hacerlo en otros idiomas, con tergiversaciones acerca
52
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
de cuál es la palabra más exacta y con una vigilancia constante de que la
estructura del idioma materno no se esté filtrando en el texto. Escribir lo
social es el mundo de la vida en una pantalla.
(5) La escritura es, en sí misma, una práctica social, una forma de trabajo
social. Por supuesto, hay un practicante individual - ¡estoy sentada sola
en mi estudio escribiendo esto! Pero la práctica es inherentemente social.
Escribimos para comunicarnos. Ocupamos recursos sociales, enviamos
nuestro trabajo a una audiencia, empleamos revistas profesionales,
editoriales, periódicos.
Hay múltiples formas. “Lo social” está escrito en la ficción, el
drama, la poesía, la epopeya y también en las ciencias sociales. Los
sociólogos pueden aprender tanto de Gabriela Mistral como de Jürgen
Habermas. Como muestro en mi e-booklet Writing for Research, existe
una multiplicidad de géneros de escritura dentro de cualquier proyecto de
investigación.
Las ciencias sociales incluyen tanto juicios cuantitativos como
“cualitativos”. Esto lleva a diferentes retóricas. Pero para escribir bien
tanto investigación cuantitativa como cualitativa, se requiere la misma
lógica. Escribimos desde una comprensión que incluye la evidencia, con
todas sus complejidades, pero siempre va más allá de los “datos” dados.
Escribimos para expandir el conocimiento colectivo.
Escribir lo social está sujeto a corrupción. Una corrupción es la
escritura egocéntrica, que está tan integrada en el sistema conceptual que
se vuelve auto-referencial y auto-satisfecha. Otra es la escritura maquinal,
impulsada por la administración de desempeño neoliberal [neoliberal
performance management], donde la única meta es multiplicar las
entradas [inputs] y escalar en las tablas clasificatorias.
53
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
Contra esto, necesitamos un concepto de escritura democrática.
Nuestra responsabilidad consiste, a la vez, en profundizar el
entendimiento colectivo de lo social como el transmitir conocimiento a
las personas que lo necesitan en sus combates por justicia social. ¡Se
puede hacer!
Responsabilidad y Reciprocidad
(6) La pregunta acerca de cómo escribir lo social sugiere inmediatamente
una segunda pregunta: ¿La escritura de lo social difiere de alguna forma
sustantiva de la escritura de cualquier otra cosa (digamos, de lo físico o lo
biológico)? La sospecha más obvia es que el rol de la retórica o, de
manera más general, la selección de vocabulario quizás sea mayor en
este caso que en otros. Si pongo una botella de vino en un refrigerador
que ya contiene una botella y después digo que tengo tres botellas, habré
distorsionado la realidad matemática y física. De igual manera, si digo
que Hamlet es una obra de teatro acerca de Escocia, sin lugar a dudas la
habré deformado. Sin embargo, cualquier descripción de lo social, al
menos de lo social humano, será inevitablemente una elaboración
secundaria más o menos arbitraria sobre un Urtex ya existente, implícita o
implícitamente, en el discurso o las prácticas no discursivas de los actores
sociales (Schütz se situó aquí). Por eso, en la teoría social emplear el
lenguaje del descubrimiento resulta a menudo inapropiado o metafórico.
Pues, ¿qué descubrió Freud cuando descubrió (si es que realmente lo
hizo) el inconsciente, o cuando Marx descubrió el plusvalor? Sus
redescripciones de la realidad psíquica o económica siguen siendo
esencialmente disputadas. Pero el resultado de las mismas puede ser un
premio de los usos imaginativos y creativos del lenguaje, incluso mayor
54
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
que en otras áreas de la ciencia (en el sentido amplio de la Wissenschaft)
– a pesar que muchos cientistas sociales escriban de manera pueril.
(7) Si uno de los objetivos de la sociología es volver extraña la sociedad
para poder comprender algo de ella, interrumpir la normalidad de lo
social, cabría concebir la escritura sociológica como un proceso clave en
el que también puede manifestarse esa extrañeza. Ello implica asumir una
reflexión sobre el lenguaje como medio de expresión y no sólo de
comunicación, es decir, no sólo de transmisión de contenidos, así como
promover una auto-reflexividad que emerja de la misma forma en la que
se escribe lo social. Se trata de atender a una concepción no instrumental
de la escritura y el lenguaje que hasta ahora ha ocupado un lugar
marginal en el trabajo sociológico pero que remite al hecho de que, como
sabemos desde Mead, el lenguaje se halla en el centro mismo de lo
social.
La escritura sociológica puede concebirse así como un lugar
poblado de extrañas huellas que no se reducen a las informaciones que
tan efectivamente puede transmitir, lejos de una supuesta transparencia,
en la que quizás se esconda lo más significativo del acto de escribir. Lejos
también del idealismo de aquellos que no parecen darse cuenta de que el
significado no es anterior a la letra y no se encuentra en ningún otro lugar
que en las palabras, que hay que esculpir como la roca para lograr hacer
brotar la experiencia social que se ha depositado en ellas.
(8) En sí misma, en tanto proceso de exteriorización del pensamiento, la
escritura es una actividad social, una inscripción que presenta algo que
puede interponerse entre nosotros, para bien o para mal. Pero una
socióloga es una criatura curiosa quien toma como objeto de su escritura
la idea misma de los espacios entre nosotros, respondiendo a y
55
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
potencialmente modelando los términos por los cuales entendemos ‘lo
social’ mismo. Hay una responsabilidad aquí. Uno debe responder al
mundo, y hacerlo responsablemente. Aún las intervenciones propias una
siempre tiene que recortarlas, seleccionarlas, focalizarlas. Mientras que en
muchos modos la disciplina alienta un foco particular, y sobre-determina
la escritura como una forma de repetición deferente con la herencia
teórica, la escritura real es una tarea creativa. Elegir las palabras correctas
o frases es una batalla competida en el silencio del pensamiento, uno en
el que los candidatos se presentan a sí mismos y son descartados, o se
esconden sin ser declarados. Entre los intentos de responder al mundo, y
a la disciplina, una está también respondiendo a las vueltas y giros de esta
búsqueda. Ocasionalmente, una magia permite que este proceso de
respuesta, edición e imaginación conjure justo la palabra, para iluminar
justo la frase o justo la articulación que tan exitosamente calza en su rol,
habilitando una nueva precipitación del pensamiento. Un nuevo
horizonte imaginativo emerge, capturando algo que el escritor no osó
esperar; el cuidado por las palabras es devuelto, un regalo, dado
generosamente.
(9) ¿Existe un texto anterior al texto? En otras palabra, ¿existe un Urtext de
lo social que los cientistas sociales intenten recapturar en sus escritos? La
sociología inevitablemente llega a responder demasiado tarde esta
pregunta. No tanto por su tardía llegada al sistema de las ciencias en el
siglo XIX, sino porque esquiva la pregunta. Dado su antropocentrismo, se
ve obligada a reafirmar la tesis de la unicidad de la especie humana y
tiene que negar que los Dioses, animales y plantas poseen la capacidad
de escribir. Los estudios de paleoantropólogos como André Leoi-Gourhan
y mediologistas como Jack Goody y Régis Debray han rastreado la
invención de la escritura hacia el 2500 AC en Mesopotamia, si es que no
56
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
a las cuevas de Lascaux. Escribir y su correlato, leer, es, de este modo,
necesariamente un privilegio humano.
Por supuesto, los animales tienen que ser capaces de leer signos y
señales en su Umwelt si es que buscan sobrevivir. Pero tal como la
escritura, la actividad de lectura está aquí comprehendida en un sentido
metafórico. La escritura presupone símbolos y los símbolos presuponen
lenguaje. Aunque hoy por hoy se reconoce que los animales se
comunican entre sí y que lo hacen empleando el lenguaje, no puede
decirse propiamente que ellos escriban lo social (o, para esa materia, la
naturaleza). Concedido: Solo los humanos lo hacen. Pero no todos. Los
reyes, profetas y escribas tienen el privilegio, poder e influencia para
escribir lo social. Los primeros lo hacen inscribiendo su voluntad en el
tejido social; los últimos, narrando sus proezas en historias escritas. Esto
es, después de todo, cómo la historia se hace. Primero en la vida real y
luego en el papel.
Los cientistas sociales son profesionales entrenados para leer lo
social que otros producen. Siguiendo a los giros lingüístico, cultural y
semiótico, pueden transformar cualquier constructo humano en un texto.
Algirdas Greimas, por ejemplo, analiza la ciudad a lo largo de líneas
paradigmáticas y sintagmáticas de asociación entre humanos (personas),
no-humanos (piedras, caminos) y signos (estructuras culturales). Leyendo
el entorno urbano como un texto, él lo escribe como si lo fuese. O, mejor,
él lo re-escribe. Como el búho de Minerva (y el carabinieri italiano), el
analista social siempre llega demasiado tarde a la escena. Lo social se
escribe a sí mismo. Es escrito por gente común en sus vidas cotidianas.
Antes de que uno escriba lo social y sobre lo social, es debido leer lo que
está escrito. Toma el poder de los escribas y los lectores para devolvérselo
a aquellos que le dan peso [wright it] y a los cuales derechamente [rightly]
les pertenece.
57
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
Gestos: Ser singular-plural
(10) Para responder a esta interrogante es útil comenzar por hacerse otra
pregunta: ¿dónde se manifiesta lo social? Una respuesta es la
muchedumbre [crowd]. En la muchedumbre, argumentaba el sociólogo
francés Gabriel Tarde, lo social se despliega en maneras más intensas que
en el tráfico social ordinario. La muchedumbre, en otras palabras,
encarna lo social; vuelve protagónicas dimensiones intensificadas de lo
social. ¿Cómo entonces escribir la muchedumbre? ¿Y cómo no? Dos
nuevas preguntas. Interesantemente, Crowds and Power de Elias Canetti
es una respuesta para ambas. En este libro seminal, Canetti trazó el afán
de unir muchedumbres como un deseo de tener emociones, densidad y
una re-individualización-a-través-de-la-colectivización – además, como
una búsqueda de equidad profundamente antropológica. El interés y
reflexiones de Canetti en el comportamiento de las muchedumbres se
desencadenaron a partir de experiencias personales con muchedumbres.
Sin embargo, lo interesante es que, a pesar de que nos ofrece una
explicación sumamente interesante sobre el comportamiento de las
multitudes, el trabajo de Canetti nunca llegó a ser sociología. El
impedimento principal residía en cómo Canetti estaba escribiendo la
muchedumbre y, por ende, lo social. Adorno llamó “escandalosa” a la
perspectiva de Canetti y, de acuerdo al sociólogo Americano Ralph
Turner, el método de Canetti era uno de “medias-verdades provocativas”.
Es importante notar que estas críticas fracasan en reconocer que la
ambición de Canetti era la de eludir los métodos y concepciones de la
ciencia social ordinaria – conducido por una intuición que no me
sorprende como algo totalmente equívoco, esto es, que las formas de
sociología establecidas y canonizadas son a menudo demasiado estériles
58
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
para capturar lo social. Pensadores como Canetti, el autobiógrafo de las
muchedumbres, ofrecen una alternativa desde hace mucho tiempo.
(11) Aun sin saber con exactitud qué es lo social, sabemos que la realidad
que nombra y a la cual pertenecemos es de naturaleza plural, es decir,
múltiple y heterogénea. La realidad social es entre varios y varias, de a
muchos y muchas, en suma, una pluralidad de singularidades. Sea lo que
sea “lo social”, sería erróneo dejarse llevar por lo que esta expresión
parece indicarnos en tanto insignia de un nuevo esencialismo metafísico.
Si lo social designa una esencia, esta esencia debe ser comprendida a
contrapelo de lo que tradicionalmente la filosofía, y con ella las nóveles
ciencias sociales, denominaron con esa palabra. Lo social, en sentido
fuerte, es de esencia relacional. Expone al mismo tiempo lo individual y
lo colectivo. Lo distintivo de lo social o, si se prefiere, del ser social, o
aun, del ser-social, es su constitución singular plural. Por lo tanto, y en la
medida en que se tome seriamente en consideración lo que implica dicha
constitución, lo social y todo aquello que forma parte de su entorno ha de
escribirse en minúscula y en plural. Un gesto mínimo, quizás, pero cuya
pretensión en el escenario actual de las desfallecientes humanidades ya
no es posible minimizar: evitar la sustancialización de aquellos elementos
de la trama discursiva que de un modo u otro han operado como
obstáculos para pensar el carácter constituyente de las relaciones
histórico-sociales, ya se trate de la Comunidad o de la Sociedad, ya se
trate del Hombre, del Individuo o del Sujeto.
59
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
Escritura y Vida
(12) Escribir lo social es un ejercicio que implica una reflexividad
constante, si seguimos la aseveración clásica de que “todo es social” y
que se comprende y explica desde lo social mismo. Siendo escritores de
lo social, llevamos a cuestas una historia fraguada en el origen y la clase
que nos construye, como en la disciplina que nos ordena y presenta los
capitales con los que ingresamos a la escritura. Constantemente estamos
enfrentados al otro y a esa alteridad que nos encanta o nos desarma, que
generalmente proviene de múltiples luchas y poderes que censuran tanto
su habla como su existencia y, entonces no sabemos muy bien cómo
escribir lo que no somos ni vivimos. Enfrentados a una práctica de
realidades violentas, podemos desencantarnos y olvidar la importancia de
los espacios, los tiempos y los cuerpos de quienes nos entregan su
experiencia. La escritura de lo social nos atrapa y nos obliga a escribir en
algún lugar solitario donde aparecen transfigurados los actores que dan
vida a este nosotros que se desajusta e incomoda con la palabra que
inventa, más que con aquella que repite lo que otros escriben. Sin
embargo, la emoción que llega plena del sabor y del olor de rincones
transitados y de los timbres de las voces que regresan para contar desde
su ausencia sus historias sociales, la que consigue que la página se llene
de una realidad siempre incompleta. Escribir lo social parece ser una
eterna deuda con las vidas de quienes lo protagonizan.
(13) Quienes nos reclamamos especialistas de lo social compartimos con
otros el privilegio de escribir sobre él: escritores, periodistas, dirigentes
sociales y políticos gozan del mismo derecho y lo ejercen con menos
pudor. Para respaldar la autoridad científica, la sistematicidad de las
palabras y los números nos asisten en esta empresa. Las palabras con su
60
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
versatilidad pero también con sus asechanzas. Las asechanzas de
traducciones hechas a la ligera, de testimonios tomados sin recaudos, de
ejercicios literarios llenos de ambigüedades. Para conjurar este asecho
está el ir y venir entre la voz del analista y de su objeto, entre la distancia
panorámica de los agregados y la intimidad de las experiencias
personales recogidas. Las cifras parecieran a veces asistirnos con su
aplomo, marcando tendencias y habilitando generalizaciones que pueden
parecer conclusivas. Nos recuerdan que lo social tiene una dureza y una
marcha inexorable que trasciende la individualidad de los hombres, nos
advierten también rupturas que resultan imperceptibles para nuestros
sentidos más inmediatos. Escribir lo social es hoy un sutil equilibrio entre
la búsqueda de reglas y generalizaciones y el descubrimiento de
experiencias que le dan su compás a la historia. Aunque tengan a veces
la pesadez rutinaria de las burocracias, estas herramientas y operaciones
cognitivas específicas no son sino llaves para participar del diálogo en el
que se escribe lo social y donde se revela, a pequeña y gran escala, la
voluntad de comprender el drama y la maravilla de la existencia humana.
(14) Para mí, escribir lo social siempre ha involucrado el proyecto de
integrar una perspectiva de género. Yo fui entrenada como una socióloga
del trabajo, examinando las vidas de hombres trabajadores en un tiempo
donde el trabajo de las mujeres, tanto pagado como no pagado, era en
gran medida invisible. Así, una tarea teórica inicial fue el extender la
noción de reproducción capitalista para incluir el trabajo en casa y las
labores domésticas.
Desde entonces investigo la sociología de la ciencia y la
tecnología y aquí también ha sido un trabajo el recuperar a las mujeres
científicas olvidadas. El hecho de que las inventoras mujeres hayan sido
escondidas de la historia ha contribuido a la idea arraigada respecto a lo
61
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
que es la tecnología. Los marxistas han debatido largamente respecto al
rol de la línea de ensamblaje en la manufacturación de automóviles, pero
han estado mucho menos preocupados de la humilde lavadora o del
biberón. Estas tecnologías han jugado un rol crucial en nuestras vidas
cotidianas; pero no han cosechado gran atención. Reconceptualizar el
trabajo para incluir el trabajo doméstico no remunerado y los vínculos de
cariño inmediatamente revela la medida estrecha con la que se ha
definido la tecnología.
Finalmente, actualmente me encuentro criticando teorías sociales
acerca de la naturaleza del tiempo y si es que estamos viviendo una
aceleración de la sociedad. Este debate está también dominado por
teóricos masculinos, enfocados en las tendencias macro de la aceleración
universal impulsada por la revolución digital antes que en examinar la
temporalidad como experiencia vivida. Una vez que uno cava hacia el
nivel empírico, es claro que el tiempo es múltiple y varía de acuerdo a
quien eres y qué estás haciendo – el contexto y el poder importan mucho.
Códigos
(15) Individuo/Sociedad. Desde la filosofía política liberal, lo social suele
ser reducido al contrato implícito entre individuos que buscan preservar
sus libertades. En cambio, para filósofos como Hegel, Foucault o Charles
Taylor, el individuo y lo social se definen recíprocamente. El sujeto no
está predeterminado, hay tecnologías sociales que lo crean (la escritura de
un diario íntimo, la escuela, las campañas de vacunación, etc.). Pero estos
tres filósofos escriben lo social de modos diferentes entre sí: como
conciencia social determinada por la historia, como subjetividades
modeladas por el poder, como identidades culturales (por la
62
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
interpretación milenaria de Confucio en Asia del este, por ejemplo). Lo
social es arena de conflictos y reconocimientos de la que emerge cada
subjetividad como consciencia ampliada, estrategia y libertad
"individual". Lo social es fuente de libertad individual porque supone
descubrirse en las pupilas del otro y elegirse tácticamente frente al otro.
Al escribir lo social, debemos cuidar no extraviarnos en el totalitarismo
social. Parafraseando el título del famoso curso de Foucault de 1976, Hay
que defender al individuo (pero sin ser individualista metodológico). Lo
social no es sólo lo conflictivo, sino también lo voluntariamente
consensual (como quiere Habermas) y lo contractual (como quieren los
liberales).
(16) Persuasión/Conocimiento. La escritura de lo social es un código
supeditado a un código general que es la teoría social. Responder a la
pregunta por cómo se escribe lo social implica responder en primera
instancia a la pregunta por la relación entre escritura y teoría. Sostengo
que cada práctica teórica tiene su “código escritural”. Dicho código se
define en primera instancia por su función, en un sentido semejante a la
definición de escritura ofrecida por Roland Barthes. Así, la escritura de lo
social sería una escritura instrumental en tanto está al servicio de la teoría
social entendida en una doble dimensión: como dispositivo de poder y
como caja de herramientas. Como dispositivo de poder la teoría se
orienta a la búsqueda de efectos de teoría, y se estructura a partir de una
lógica de persuasión. Aquí la escritura debe preocuparse por intentar
persuadir y lograr efectos de lectura deseados. En tanto caja de
herramientas la teoría se orienta al conocimiento de lo social y se
estructura a partir de una lógica de esclarecimiento. Aquí la función de la
escritura es cognoscitiva en dos planos: el de las lógicas de conocimiento
y el del horizonte de conocimiento. En relación al primer plano distingo
63
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
una escritura narrativa y otra analítica. Ocuparse de ésta última conduce
a una pregunta central: ¿Cómo se escribe científicamente lo social? Una
respuesta provisoria a este interrogante sería que la escritura científicosocial tiende a concebir la estética, la sobreadjetivación y los excesos
metafóricos, expresivos y literarios como obstáculos epistemológicos.
(17) Observador/Observado. El primer problema de escribir lo social está
en mantener distancia y proximidad al mismo tiempo – el correlato
estilístico de la autología. La comunicación sociológica es parte de la
realidad que describe, mas, la refleja desde su perspectiva específica.
¿Cómo puede señalar esta doble posición?
Los textos sociológicos deben abordar los temas relevantes dentro
del campo del que se ocupan – señalando la pertenencia. Mas, deben
tratarlos de una manera informativa, a saber, sorpresiva y diferente de la
interpretación corriente – señalando la distancia. Deben ocuparse de lo
que le interesa a la gente, pero de una manera en que no lo hayan
pensado. O, en términos funcionalistas: deben abordar el dato como
solución del problema, mostrando que pudo ser diferente.
Uno puede hacer mediante el uso de técnicas empíricas, pero
también con la teoría – entendida aquí como una generadora de
sorpresas, no como un canon a confirmar. Sin la teoría, para ser
sorprendente tú estás constreñido a tener siempre una idea buena,
original e innovadora. Si usas una teoría esto no es requerido. El
establecimiento de fondo lleva a observar diferencias y analogías,
correlaciones y desviaciones: el dato inserto en la teoría se vuelve
automáticamente sorprendente, si es que estás dispuesto a observarlo. Y
se vuelve mucho más probable el tener buenas ideas.
Implícita o explícitamente, la escritura autológica se funda en
paradojas, que corresponden a la doble posición del observador dentro y
64
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
fuera de su objeto. Las paradojas pueden llevar a una estéril oscilación,
mas también pueden ser un elemento potente de dinamismo y creatividad
– sobre todo cuando se mantienen implícitas.
(18) Abstracto/Concreto. Escribir teoría social es navegar en el océano de
lo abstracto donde los conceptos sirven de puentes hacia el horizonte de
lo concreto. Los conceptos son palabras en cuyo seno se densifican
significados y cuya articulación conforma la secuencia argumentativa que
sostiene todo discurso teórico sólido. Al margen de las rigideces de la
lógica formal, escribir teoría social implica desplegar el potencial de un
arsenal conceptual, sostener una narrativa coherente, apostar al
desciframiento de lo real por medio de una codificación racional. En el
caso del marxismo, escribir teoría social implica hacer cuenta con un
léxico y una gramática sancionada por convenciones y por márgenes de
disenso, un universo conceptual relativamente estable e igualmente
objeto de interpretaciones y controversias.
Escribir teoría marxista es casi inevitablemente un ejercicio de
metateorización, de re-escritura a partir de conceptos resignificados, de
palabras cuyas resonancias antiguas son afinadas para adaptarse a una
nueva partitura y, eventualmente, a un nuevo pentagrama. La escritura
teórica marxista es un ejercicio regido por reglas de método, por
secuencias establecidas y de eficacia comprobada a lo largo del tiempo.
Es una escritura dialéctica y crítica, que se interroga permanentemente,
que desafía sus propios postulados, que no rehúye las generalizaciones
pero oscila pendularmente entre lo abstracto y lo concreto, las múltiples
determinaciones reciprocas y el principio de totalidad. La escritura teórica
marxista es una arma del pensamiento y un instrumento para la acción,
escribir es pensar y pensar es actuar así como actuar es pensar.
65
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
(19) Descripción/Normatividad. La tensión entre descripción y
normatividad es fundamental en el quehacer de las ciencias sociales.
Pocos disputan el hecho de que se trata de una tensión real, pero no hay
acuerdo respecto de cuál es la mejor manera de abordarla. En el marco
del programa de una sociología filosófica que explora las concepciones
de lo humano que subyacen e nuestras concepciones de lo social, ofrezco
la idea de descripción normativa como estrategia para enfrentar esta
tensión.
Un punto de partida posible es el argumento de Hannah Arendt de
que su descripción de los campos de concentración Nazis como “infierno
en la tierra” ha de tomarse de forma literal antes que metafórica. El
argumento de Arendt es que hay un conjunto amplio de fenómenos
sociales cuya descripción adecuada descansa en nuestra capacidad de
resaltar su contenido normativo. Puestas así las cosas, la idea de
descripción normativa implica tres compromisos mínimos: (1) un
principio universalista de humanidad que reconoce a todos los seres
humanos como miembros de la misma especie en tanto poseedores de
características antropológicas compartidas, (2) una definición de
normatividad que refleje la forma en que instituciones, prácticas y
tradiciones favorecen o restringen el despliegue de esos potenciales
genéricos de la especie y (3) un enfoque donde la pretensión descriptiva
de las ciencias sociales se reconecta con las preguntas normativa de la
tradición filosófica.
La normatividad no es el centro de la vida social, pero no puede
tampoco describirse con presidencia de su dimensión normativa.
66
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
Doce Tesis (8+4) sobre la Escritura de lo Social
(20)
Uno. Que desafiamos el privilegio de nuestras propias epistemología y
ontologías: ¿qué poder yace tras la definición de los principios elogiados
en la escritura sociológica?
Dos. Que escuchamos a los sujetos de nuestra investigación, confesando
nuestro poder como sus autores, y criticando esto en nuestro propio
trabajo.
Tres. Que reconocemos que la lectura es una práctica mediada,
valóricamente-cargada que ocurre entre autor, texto y lector. Que
también vemos que esto sucede cuando leemos el mundo social.
Cuatro. Que elegimos nuestras palabras cuidadosamente, pensando en su
importancia afectiva y política. Escribimos lo social esforzándonos por
capturar la sensibilidad de nuestro sujeto(s) – reconociendo el desorden
sin intentar limpiarlo.
Cinco. Que escribimos con passion y emoción y que esta es la llave para
punzar la creación de condiciones elitistas en sociología que ocurren a
través de la implementación de reglas de escritura.
Seis. Que aceptamos que la escritura sociológica puede ser poética y
artística sin por ello complacerse en vuelos caprichosos. Estas dos
acciones de escritura no están indisociablemente alineadas.
Siete. Que sabemos –y exponemos– cómo el lenguaje puede fallarnos,
como nuestras palabras pueden ser inadecuadas. Pero que nosotros, sin
embargo, luchamos por atender al dolor, la fisicalidad, la rabia, el gozo y
la esperanza de la vida social. Que mostramos esto en nuestra escritura.
Ocho. Que somos claros respecto a la relación entre escritura, poder y
privilegio: cómo escribimos acerca de algo está profundamente
conectado con lo que sabemos y con cómo lo sabemos.
67
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
(21)
Uno. La escritura de lo social está situada sobre una tensión: la necesidad
de conciliar la multiplicidad y complejidad de lo social, su carácter
cambiante, su especificidad, con la necesidad de dar razones, de explicar
y/o estructurar argumentos y narrativas a partir de lo cual lo social puedar
ser aprehensible y circulable en forma escrita. Tarde o temprano la
escritura de lo social arriesga traicionar alguno de los dos lados de esta
tensión, ya sea por medio de la disolución en la especificidad y
particularidad o por medio del acartonamiento retórico (tan propio del
formato de la columna experta de opinión) en el cual lo social queda
reducido a factores, modelos o causas. No hay una salida definitiva para
esta tensión, salvo las soluciones parciales que surgen en el propia
operación de escribir.
Dos. Escribir lo social es un ejercicio práctico. Del dato o la entrevista o
la nota de campo al texto escrito siempre hay un salto artesanal. Como
cualquier forma de escritura, en la escritura de lo social se ensayan
formas posibles, se prueban las cosas funcionan y las que no, se pierde
tiempo frente a la página en blanco, se aprenden y desarrollan pequeños
trucos del oficio.
Tres. Escribir lo social, presupone contribuir a hacer visible y estable
distintas formas sociales (y a ocultar otras). Escribir, por tanto, no es sólo
describir o explicar lo social, sino contribuir a problematizar su
producción.
Cuatro. Escribir lo social puede ser también problematizar el cómo otros
saberes expertos escriben lo social. En este sentido, escribir lo social
implica también volver contingente otras formas posibles a partir de las
cuales lo social es escrito o no escrito.
68
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
Epílogo: El Secreto de la Escritura Sociológica
(22) En la larga sombra de la sociedad [Im langen Schatten der
Gesellschaft] un sustantivo y un adjetivo se resguardan. El sustantivo
nombra a una realidad sui generis, dice alguien. Necesitamos una ciencia
de esa realidad, insiste. Hace el intento, un buen intento. Pero ni siquiera
él puede llegar a ella. ¿Cuál es el problema con la mediación? Ten
cuidado con la inmediatez, el camino monótono. Nuestro pecado
indeleble puede ser nunca poder llegar al punto, pero ese es precisamente
el punto. Toma cierta distancia, sé incluso un modernista, apóyate en el
bastón de la metáfora, disfruta de un déficit comercial en el sector
terminológico. No digas ‘sociedad’, di máquina, organismo, teatro, juego,
texto, marco, sistema, red, actor-red. Siente por un momento la expansión
de tu horizonte. Luego intenta dirigirte hacia él y observa que tu pie de
apoyo ahora es una cárcel, un búnker para ti y una casa de reposo para
tus seguidores, quienes se esconden de la luz y alimentan las respuestas
antes de haber formulado las preguntas. Es hora de salir, de poner un pie
afuera, expuesto al calor, listo para aventurarte y emanciparte de la
proximidad y peso de plomo del sustantivo. Eso es, mueve el horizonte un
poco, trátalo como lo que es, algo siempre en retirada. Deja el sustantivo
atrás y lleva el adjetivo contigo; encontrarás que se puede conectar a
cualquier cosa. ¿Cualquier cosa? Cualquier cosa. Muchas cosas.
Demasiadas cosas.
69
Cuadernos de
Teoría Social
Año 1, N°2
Autores de las contribuciones:
(1) Rodrigo Cordero / Francisco Salinas
(2) Mauro Basaure
(3) Bernard Lahire
(4) Emmanuelle Barozet
(5) Raewyn Connell
(6) William Outhwaite
(7) Esperanza Bielsa
(8) Vikki Bell
(9) Frédéric Vandenberghe
(10) Christian Borch
(11) Daniel Alvaro
(12) María Emilia Tijoux
(13) Mariana Heredia
(14) Judy Wajcman
(15) Bernardo Bolaños
(16) Esteban Torres
(17) Elena Espósito
(18) Massimo Modonesi
(19) Daniel Chernilo
(20) Sarah Burton
(21) Tomás Ariztía
(22) Charles Turner
70