JODELET. La Memoria de Los Lugares Urbanos
JODELET. La Memoria de Los Lugares Urbanos
JODELET. La Memoria de Los Lugares Urbanos
Introduccin
lugares urbanos, porque la historia vivida de los ciudadanos les da sentidos especficos. De modo que un
ttulo como Memoria y sentido de los lugares urbanos
podra parecer ms pertinente, pero en este caso perdera la dimensin de juego entre memorias.
* Ponencia Le mmoire des lieux urbains presentada en el Taller Internacional sobre Memoria Urbana y Narrativas (Universidad Autnoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, uam-i, 16 de abril de 2008), organizado en el marco del proyecto
Experiencias, representaciones y memoria de la metrpoli de los adultos mayores: el caso de la Zona Metropolitana de la
Ciudad de Mxico, financiado por el Consejo Nacional de Ciencias y Tecnologa. Traduccin de Martha de Alba, uam-i,
<marthadealba_uami@yahoo.com.mx>. Recibida el 19/10/09 y aceptada el 23/02/10.
** Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales (ehess), Pars, Francia <denise.jodelet@wanadoo.fr>.
los sujetos que estn sometidos a este orden. El carcter relacional de los lugares se refiere al hecho de
que dos cosas diferentes no pueden ocupar un mismo
sitio: los elementos de un lugar estn distribuidos en
un orden que configura posiciones particulares que
se articulan entre s. Aunque la ocupacin de un espacio comn asegura una identidad compartida, cada
elemento guarda su singularidad, al mismo tiempo
que queda ligado a los otros por lazos de coexistencia.
El carcter histrico viene del hecho de que las relaciones sociales se inscriben en el tiempo, y que los
sucesos de la vida cotidiana se desarrollan con cierta
duracin y tienen su periodicidad; sin olvidar que a
lo largo del tiempo los edificaciones llevan la marca
de la poca de su construccin.
De ah surge el interrogante sobre cules son las
condiciones que permiten a la ciudad ofrecerse como
un lugar antropolgico, definido por su carcter identitario, que hace que los habitantes puedan reconocerse y definirse a travs de su medio; por su carcter
relacional, que brinda la posibilidad de leer la relacin
que los habitantes establecen entre s; y por su carcter histrico, que permite encontrar las huellas del
pasado, el eco del tiempo vivido en ella.
Sin embargo, hay que reconocer que la complejidad del fenmeno urbano requiere una reflexin a
partir de diversas disciplinas. Las ciencias sociales
fueron las primeras en intervenir en los proyectos de
los planificadores y de los constructores (arquitectos,
urbanistas), sea de manera crtica o mediante los anlisis de las expectativas sociales en trminos de habitacin y de vida ciudadana. Los aportes de la psicologa fueron ms tardos: en los aos setenta, cuando
se desarroll una disciplina autnoma dedicada al
medio ambiente (Jodelet, 1987).
Perspectivas de aproximacin
a la ciudad
Si consideramos las contribuciones de estas disciplinas, destacan diversos enfoques para estudiar la relacin que el sujeto, individual o colectivo, establece
con su espacio de vida, en diversas escalas: el hogar,
los espacios de trabajo y de residencia, las vecindades
locales, los barrios, los suburbios, los territorios de
establecimientos comunitarios de tipo nacional o regional, etctera. As, por un lado, encontramos perspectivas de tipo objetivista que han subrayado el determinismo de los elementos materiales del entorno
fsico que influyen sobre la vivencia y la conducta de
individuos pasivos; por el otro, perspectivas de tipo
subjetivista que reducen el espacio a una escena
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Denise Jodelet
El enfoque semiolgico
del espacio urbano
En sociologa, cabe mencionar una tercera forma de
analizar la ciudad inspirada por los modelos de la semiologa, buscando dar cuenta del carcter simblico
y significante del espacio urbano ms all de la materialidad de sus elementos y de su destinacin prctica. Dos corrientes de pensamiento adoptan esta
perspectiva, tomando al espacio como un texto o narrativa que las culturas y las prcticas cargan de
significaciones. La primera corriente, ejemplificada
con la obra de Franoise Choay (1972, 2006), ve la
ciudad en evolucin histrica en funcin de los rasgos
de las civilizaciones urbanas. En el pasado, desde las
sociedades arcaicas, tradicionales, hasta aquellas de
la Edad Media, el espacio construido estaba saturado
de significaciones religiosas, polticas y sociales. Podemos pensar que estas significaciones permanecen a
ttulo de vestigios de memoria en la aprehensin de
la gente que hoy visita ciertos barrios o edificios anti
guos de su ciudad. La dominacin geogrfica del palacio imperial de Maximiliano no deja de expresar el
poder poltico; la Baslica de Guadalupe sigue animando la fe religiosa. Ah la memoria se hace viva, y
el pasado vigente.
Segn Choay, en la poca actual, marcada por
preocupaciones productivas y consumistas, la ciudad
que evoluciona rpidamente se convierte en un espacio hiposignificante, reducido a una pura funcin
econmica. Esta reduccin semntica del espacio ur
bano genera la creacin de un imaginario llamado
compensatorio que transforma la ciudad en un lugar
de proyeccin donde los habitantes expresan sus peculiaridades y nostalgias.
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Experiencia y representaciones
socioespaciales
Recordar esta experiencia, similar a los diversos discursos interpretativos de la vivencia y de la semanti84
zacin de la ciudad que fueron dominantes hacia finales del siglo xx aunque un poco olvidados hoy
da, me pareci necesario porque abre horizontes de
aproximacin que han sido borrados por una visin,
que calificara de apocalptica, de la ciudad y de la
vida urbana. El discurso sobre la condicin urbana
pos- o supramoderna nos da una visin de un sujeto
pasivo que pierde toda capacidad de invencin y de
manejo de su espacio de vida. En tal perspectiva, la
contemporaneidad es definida por la extensin del
tejido urbano, la multiplicacin de los transportes y
las comunicaciones, la uniformacin de las referencias
culturales, la planetarizacin de la informacin y las
comunicaciones, la aceleracin de la historia, la individualizacin solitaria y homognea, la prdida de los
lazos sociales en espacios deshumanizados, etctera.
Tantos discursos que acaban por ofrecer una imagen
deletrea de la vida urbana. Pese a que estas constataciones nos incitan a buscar los medios que permitiran mejorar la condicin urbana, tenemos que recordar que, aun en esta situacin de vrtigo y de
trastorno, los habitantes siguen como sujetos activos
de su destino y de su relacin con el espacio, incluso
en los llamados no lugares (aeropuertos, supermerca
dos, autopistas, cajas distribuidoras de dinero, entre
otros). La cuestin que emerge es la de encontrar los
medios para ayudar a los habitantes a preservar sus
lugares de vida como lugares de identidad, relacin y
memoria. Este interrogante abre la segunda parte de
mi propuesta, centrada en el papel que juega la memoria en la defensa de la identidad urbana.
En la psicologa ambiental podemos encontrar recursos para afrontar el desafo. En sus inicios esta
disciplina estuvo marcada por una perspectiva empirista que cre una dicotoma entre el factor fsico del
espacio construido y los factores individuales de sus
ocupantes, buscando cmo el factor fsico determina
los procesos psicolgicos. De modo que lo urbano y
la ciudad perdan su carcter de espacios sociales.
Descomponindolos en elementos (la calle, el metro,
las residencias, etctera), esta postura se interesaba
nicamente en el efecto del contexto material sobre
el individuo. As, se diluan los aspectos sociales y
materiales del entorno urbano bajo la forma de una
condicin ambiental general utilizada como laboratorio ideal para la observacin de procesos en el nivel
individual.
A partir de los aos ochenta, para sobrepasar esta
dicotoma entre individuo pasivo y medio fsico, se
desarrollaron las lneas de pensamiento interaccionista y transaccional, en las cuales individuo y ambiente se definan mutuamente. Dichas perspectivas
han intentado llenar el vaco social de la aproximacin
Denise Jodelet
Socio Environmental metamorphosis. Actes de la 12me confrence de lAssociation Internationale de Psychologie de lEnvi
ronnement, Marmaras, Grecia, 1992.
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(1925) y La mmoire collective (1950). Adems, consagr un estudio especfico al manejo ideolgico de la
memoria espacial en La topographie lgendaire des
vangiles en Terre Sainte (1971 [1941]), obra poco co
nocida, aunque rica en enseanza para un anlisis
de las narrativas mnemotcnicas.
El inters de Halbwachs por la memoria proviene
de una discusin de la teora de Bergson, juzgada
como vaca de la dimensin social. Pero su inters por
la importancia de la memoria en la vida cotidiana debe
ser ligado a su compromiso con la Escuela de Chicago, con la cual se relacion una temporada y que influenci mucho sus estudios sobre la morfologa social.
Debe a Georg Simmel y a la Escuela de Chicago la es
trecha relacin establecida entre la ciudad, los modos
de vivir y de pensar, lo cual confiere una total relevancia al estudio de lo urbano como espacio construido.
Para Simmel (1999) la ciudad es, por excelencia, la
escena de la modernidad. Ah se elaboran las diferencias sociales, se desarrolla la independencia individual
y se debilitan los lazos comunitarios, debido a la conexin y a las relaciones de intercambio con los otros
grupos. Asimismo, la aceleracin del ritmo de vida, la
intensificacin de la estimulacin sensorial y el desfile incesante de imgenes cambiantes contribuyen a
la formacin de una mentalidad citadina, caracterizada por el desarraigo, el criticismo y el intelectua
lismo. Simmel observa tambin que la ciudad, cuya
extensin funcional sobrepasa las fronteras fsicas,
extiende, como lo hace el individuo, su actividad en
un territorio cada vez ms amplio, nacional e internacional. Dentro de la misma lnea de pensamiento,
la Escuela de Chicago (Grafmayer y Joseph, 1984)
considera a la ciudad como el medio fsico de un modo
de vivir caracterstico. Esta relacin es estudiada a
partir de la estructura fsica que se forma sobre la base
de una poblacin, de un conjunto de tcnicas y de un
orden ecolgico. As, a cada institucin y modelo de
relaciones corresponde una estructura espacial, una
constelacin de personas que comparten comportamientos y conjuntos de ideas y actitudes.
Las concepciones de Simmel y de la Escuela de
Chicago tienen eco en las propuestas de Halbwachs
sobre la memoria, que se pueden resumir as:
Los grupos dentro de los lmites de una ciudad,
de una casa o de otros lugares de vida, dibujan su forma en el suelo y reencuentran sus
recuerdos colectivos en el marco espacial as
constituido.
El grupo urbano aparece como un cuerpo so
cial que reproduce en sus divisiones y estruc
tura la configuracin material de la ciudad.
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Denise Jodelet
Memoria dogmtica
y el espritu de los lugares
La nocin de memoria dogmtica fue propuesta por
Halbwachs en su obra La topographie lgendaire des
vangiles en Terre Sainte (1971 [1941]). El autor,
despus de dos viajes a Palestina, analiz las narrativas del recorrido de los lugares santos en dos momentos de la historia de la cristiandad, antes y despus
del Concilio de Nice, que en el siglo v estableci los
dogmas que unificaran la cristiandad fuera de Palestina. Antes del siglo v las narrativas de los peregrinos
reproducen los testimonios judeo-cristianos que transmiten la memoria de la vida de Jess, en conformidad
con las expectativas de la Biblia y en continuidad con
la historia judaica. Despus del Concilio de Nice, las
narrativas generadas por las Cruzadas transmiten
una imagen del espacio reducido al territorio de la
Pasin de Cristo y del recorrido de la Semana Santa.
Esta nueva visin reorganiza los espacios y corta la
relacin con el pasado judo, conforme a la nueva doctrina. De modo que los lugares santos, base material
durable, han permitido la permanencia de la memoria
colectiva espontnea y de la memoria dogmtica que
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Conclusiones
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Denise Jodelet
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