Justicia y Diversidad
Justicia y Diversidad
Justicia y Diversidad
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FLACSO
ECUADOR
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340.57
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Victoria Chenaut, Magdalena Gmez, Hctor Ortiz y Mara Teresa Sierra, (coordinadores).
ISBN
978-9978-67-305-8
ISBN 978-607-486-128-0
3.
(Flacso-Ecuador)
(CIESAS)
Latina.
5.
Amrica
Cueva de
las Manos,
Compra:
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Proveedor:
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D. R.
2011
Facultad Latinoamericana
D. R.
Jurez
difusion@ciesas.edu.mx
PBX
ISBN
(5932), 323888,
Quito, Ecuador
978-9978-67-305-8
C. P.
ISBN
87,
Col. Tlalpan,
14000, Mxico,
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D. E
978-607-486-128-0
ndice
Agradecimientos
....................... ................................................................................
13
15
Introduccin
Seccin I: Globalizacin y pueblos indgenas
Diez tesis sobre identidad, diversidad y globalizacin
.....
37
63
85
....
Hctor Daz-Polanco
.......... . . . . . .....
. . . . . . .. . . .
....
RenKuppe
Willem Assies t
Almut Schilling-Vacajlor
En busca del sujeto perdido: los pueblos indgenas bajo el signo de la privatizacin .
. .......
1 05
..
129
..
153
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.... ...
...
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177
10
199
2 19
237
Susana Ramella
Transnacionalizacin, derechos humanos y mujeres mapuche .... .... .......... .. .... ..... 291
.
..
3 13
Violencia y delitos sexuales entre los totonacas de Veracruz, Mxico .... .... ............. 335
.
..
Victoria Chenaut
Que cada pueblo teja los hilos de su historia. El pluralismo jurdico en dilogo
didctico con legisladores ........................ .... .... ....... .. ............. ...........................
.
..
..
357
385
ndice
11
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............ . . . . . . .
407
. . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . ..................... . . . . . . .
....
...............
..........
..........
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. . . .. . . . ........
427
443
.. .
465
........
487
507
....
.....
... ..
Wolfiang Gabbert
1 NTRODUCCIN
Desde la independencia de Espaa en los comienzos del siglo XIX, las lites criollas en
las repblicas que emergieron en Amrica Latina buscaron convertir sus pases en
sociedades culturalmente homogneas y bien integradas. La presencia de grupos ind
genas en el territorio estatal se consideraba un impedimento para el desarrollo nacio
nal. El Estado se conceba como unitario y a los ciudadanos como iguales ante la ley,
por lo menos en la teora. 1 En consecuencia, la mayora de los gobiernos intentaron
fomentar la aculturacin y asimilacin de los indgenas por medios coercitivos o edu
cativos e incorporndolos en relaciones econmicas capitalistas. Sin embargo, grandes
sectores de la poblacin indgena (y no indgena), sobre todo en las reas rurales, han
quedado excluidos econmica, poltica y socialmente de la sociedad nacional domi
nada por lites blancas y mestizas. 2 Los sistemas de administracin de justicia y de
seguridad nacionales no han correspondido a las condiciones de vida ni de grupos
indgenas ni de clases subalternas en general. Adems, en muchos pases latinoameri
En la realidad, sin embargo, especialmente los derechos polticos han quedado limitados
durante mucho tiempo para grandes grupos de la sociedad (entre otros las mujeres, la
Los trminos indgena, blanco y mestizo no se refieren a grupos bien definidos, sino ms
bien a categoras definidas social y culturalmente por los actores. Tales categorizaciones
dependen de la perspectiva tomada por los actores y estn sujetos a cambios en el transcurso
del tiempo. Para una discusin de esta problemtica en Yucatn vase Gabbert (2004: 62-64,
110-123).
443
444
Wolfgang Gabbert
del Norte y Amrica Latina, que han surgido a partir de los aos sesenta del siglo
pasado a nivel local, nacional e internacional. A menudo estas organizaciones,
adems de reclamar mejoras econmicas, sociales y culturales, exigen derechos
polticos. Demandan autonoma poltica y el estatus de "pueblos" para los grupos
indgenas, lo que implica el reconocimiento del derecho indgena consuetudinario
(Gabbert, 1 999; Regino, 2001 ). El derecho tiene mucha importancia porque se
considera que la presencia de un sistema jurdico propio es un rasgo decisivo para
el otorgamiento del estatus de "pueblo indgena", lo que es una de las bases para la
reivindicacin de autonoma.5 De esa manera, durante las ltimas dcadas, las
organizaciones indgenas han adoptado discursos difundidos por or ganizacione s
El pluralismo jurdico puede resultar de una situacin colonial, ser fruto de una revolucin
o consecuencia de la presencia de actores transnacionales en un pas.
Recientemente la Asamblea General de las Naciones Unidas ha adoptado la Declaracin
Universal de los Derechos de los Pueblos Indgenas, que establece en su artculo 34: "Los
pueblos indgenas tienen derecho a promover, desarrollar y mantener sus estructuras
institucionales y sus propias costumbres, espiritualidad, tradiciones, procedimientos,
prcticas y, cuando existan, costumbres o sistemas jurdicos, de conformidad con las normas
internacionales de derechos humanos" (N61/L.67, 12 de septiembre de 2007).
Cf. por ejemplo Jos Marrnez Cobo, el relator especial de las Naciones Unidas, citado en
Stavenhagen {1992: 87, nota 2). Los "pueblos indgenas" son definidos adems como grupos
no dominantes que tienen una continuidad histrica con las sociedades anteriores a la
colonizacin, una identidad tnica, patrones culturales propios e instituciones sociales. Tales
criterios se usan tambin en la legislacin indgena en los estados del sur de Mxico (vase
Ley de Derechos, Cultura y Organizacin de los Pueblos y Comunidades Indgenas de
Campeche, 2000, art. 5; Ley de Derechos, Cultura y Organizacin Indgena de Quintana
Roo, 1998, art. 4-I; Ley de Derechos y Cultura Indgenas de Chiapas, 1999, art. 3; Ley de
Derechos de los Pueblos y Comunidades Indgenas de Oaxaca, 1998, arts. 2, 3-II).
445
internacionales, como las Naciones Unidas o el Banco Mundial, los cuales tambin
son sostenidos por numerosos juristas y cientficos sociales (por ejemplo, Anaya,
2004: 58-72).
2) Durante las ltimas dcadas, en la gran mayora de los pases del mundo, se ha
criticado fuertemente el papel central del Estado en la economa y en la sociedad.
Las organizaciones internacionales importantes se han declarado a favor de los
principios de subsidiariedad, descentralizacin, as como del fomento de organi
zaciones no gubernamentales. Esto ha propiciado el reconocimiento limitado de
mecanismos locales de administracin y resolucin de conflictos, en el marco de
un "multiculturalismo neoliberal", que reconoce y oficializa la diferencia pero no
pone en duda el modelo econmico (Hale, 2002; Sierra, 2007).
3) Los gobiernos de los pases latinoamericanos han tratado de recuperar la legitimi
dad que perdieron con el incremento tremendo de la pobreza, durante la severa
crisis econmica de los aos ochenta (Van Cott, 2000).
Estos factores han contribuido a cambiar las actitudes de muchos gobiernos frente
a la cuestin tnica en general y en particular respecto del pluralismo jurdico existente.
En muchos pases, se realizaron reformas constitucionales --entre ellas en Mxico
mediante las cuales se reconoce el carcter multicultural de las naciones latinoameri
canas y -por lo menos en cierta medida-las prcticas polticas y jurdicas de los
En Mxico este proceso ha sido acelerado adems por las repercusiones polticas
de la insurreccin neozapatista del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN)
en Chiapas en 1994. Confrontados con la discusin intensa y conflictiva sobre la auto
noma indgena que se ha desarrollado despus de estos sucesos, los gobiernos federales
y estatales han elaborado diferentes proyectos con el fin de fomentar los derechos in
dgenas en el pas para recuperar la legitimidad perdida. En un nmero considerable
de los estados mexicanos se han introducido nuevas instituciones y formas de jurisdic
cin supuestamente ms cercanas geogrfica y culturalmente a la poblacin rural in
dgena. El carcter y el alcance de los cambios legislativos y de las nuevas instituciones
6
Guatemala, 1985; Nicaragua, 1986; Brasil, 1988; Colombia, 1991; Paraguay, 1992;
Mxico, 1992 y 2001, Per, 1993; Argentina, 1994; Bolivia, 1994; Ecuador, 1983 y 1998.
Vase, por ejemplo, Van Cott {2000). Sin embargo, el impacto real de tales modificaciones
legislativas ha sido ms o menos limitado. Una de las causas es la falta de la legislacin
necesaria para implementar las reformas constitucionales y coordinar las prcticas indgenas
con las nacionales.
Wolgang Gabbert
446
son muy variados. Abarcan una amplia gama de temas, desde cuestiones de represen
tacin poltica y desarrollo econmico hasta aspectos relacionados con la educacin y
la salud (Lpez, 2002).
En lo que sigue quiero concentrarme en las medidas relacionadas con los sistemas
normativos indgenas. Proceder a comparar brevemente la estructura de los sistemas
de "justicia indgena" introducidos en cuatro estados del sur de Mxico con altos
porcentajes de poblacin indgena (Oaxaca, Chiapas, Quintana Roo y Campeche),
basado sobre todo en una lectura crtica de su legislacin. Despus analizar las prim
eras experiencias con uno de ellos, los llamados "Juzgados de Conciliacin" introdu
cidos en el estado de Campeche en 1997.7 Entre otros, se discutir si los juzgados
contribuyen, y en qu grado, al desarrollo de un sistema normativo indgena alterna
tivo o si representan ms bien una nueva forma de insertar las reas marginales al sis
tema nacional de justicia. 8 En general, se ha publicado relativamente poco sobre los
efectos reales de los cambios en la legislacin indgena en los cuatro estados hasta hoy.
El aspecto que se ha trabajado ms son los cambios en los sistemas polticos y electo
rales en Oaxaca y en menor medida en Chiapas.9 La informacin publicada sobre el
funcionamiento de los sistemas de justicia indgena en los cuatro estados es an ms
limitada (Collier, 200 1 y 2004). En el caso de los Juzgados de Conciliacin de Campe
che todava no hay estudios de fondo.10 Por tanto, los resultados e hiptesis que se
presentan aqu tienen un carcter prelimi nar.
Agradezco mucho a todas las personas entrevistadas por compartir sus experiencias y
opiniones conmigo. Gracias tambin al Poder Judicial de Campeche, H. Tribunal Superior
del Estado y a la delegacin estatal del
CD!
El punto clave no son los contenidos especficos de las normas y procedimientos, sino la
9
447
DE
MXICO
En la segunda mitad de los aos noventa, los estados del sur de la Repblica Mexicana
con una poblacin hablante de lenguas indgenas numricamente importante recono
cieron en sus Constituciones o legislacin su carcter pluricultural y el derecho de los
"pueblos indgenas" de desarrollar y fortalecer sus sistemas normativos y de resolucin
de conflictos.11 Con el fin de avanzar en la realizacin de este derecho, incorporaron
nuevas formas de jurisdiccin a nivel local: los Juzgados de Conciliacin en Campeche,
el sistema de justicia indgena en Quintana Roo, los Juzgados de Paz y Conciliacin
(indgenas) en Chiapas y las autoridades indgenas tradicionales en Oaxaca.12 A pesar
de compartir el mismo fin declarado por los gobiernos estatales, estas nuevas institucio
nes tienen estructuras y lgicas de funcionamiento muy diferentes. Mientras en algu
nos casos son parte de estructuras jurdicas especiales o de instituciones autonmicas
ms amplias, en otros presentan simplemente adiciones al sistema judicial establecido.
En Campeche y Quintana Roo, por ejemplo, adems de los Juzgados de Conci
liacin o tradicionales, la nueva legislacin prev el establecimiento de nuevos "rganos
de representacin" del pueblo (respectivamente de la etnia) maya al nivel estatal -el
llamado Gran Consejo Maya (que no se deben confundir con los Consejos Supremos
del pasado)-. En Campeche, sus miembros -los "dignatarios mayas" - deberan
ser elegidos en cada comunidad indgena del estado conforme a sus diversos usos,
costumbres y tradiciones. En Quintana Roo, el Gran Consejo se integra por los gene
rales y sacerdotes mayas que representan a cada uno de los centros ceremoniales elegi
dos "de acuerdo con la forma tradicional" (vase abajo). Los Gran Consejos deben
encargarse de velar por la conservacin de los usos, costumbres, tradiciones y el idioma
maya, as corno desempear funciones de conciliacin en caso de controversias entre
las comunidades indgenas mayas. Adems deben convocar un Congreso Maya por lo
menos una vez al ao, entre otros para "analizar temas relacionados con los usos, cos
tumbres y tradiciones y del pueblo maya''.13 En Quintana Roo las leyes prevn
11 Vase, por ejemplo, Constitucin Poltica de Campeche, 1996, art 7; Constitucin Poltica
.
de Quintana Roo, 1998, art. 13; Constitucin Poltica de Chiapas, 1990, art. 13;
Constitucin Poltica de Oaxaca, 1998, art. 16.
12
En el estado de Yucatn todava no hay instituciones jurdicas especiales para la poblacin
indgena.
13 Vase Ley de Derechos, Cultura y Organizacin de los Pueblos y Comunidades Indgenas
de Campeche, 2000, arts. 44, 46, 48, 51 y 53 ; Ley de Derechos, Cultura y Organizacin
Indgena de Quintana Roo, 1998, arts. 4 I V 51, 53, 55, 57 y 58.
-
448
Wolfgang Gabbert
el
sur
de Mxico
449
torio indgena, refirindose a las comunidades de la zona maya del estado.21 Esto re
fleja la diferente organizacin de la poblacin indgena en los cuatro estados. En
Chiapas, Oaxaca y Campeche prevalece todava una orientacin comunal o municipal.
En Quintana Roo, en contraste, la poblacin maya-hablante de las comunidades
emergidas durante la Guerra de Castas en el siglo XIX cuenta con una organizacin
17 Vase Ley Orgnica del Poder Judicial de Campeche, 1997, art. 75-5; Ley de Derechos,
18
19
20
21
Cultura y Organizacin Indgena de Quintana Roo, 1998, art. 11; Ley de Justicia Indgena
de Quintana Roo, 1997, arts. 6, 12, 13 y 27; Cdigo de Procedimientos Penales de Chiapas,
1999, art. 350; Cdigo de Procedimientos Civiles de Chiapas, 1999, art. 978; Ley de
Derechos de los Pueblos y Comunidades Indgenas de Oaxaca, 1998, arts. 14 y 38.
Vase Ley Orgnica del Poder Judicial de Campeche, 1996, art. 75-1.
Constitucin Poltica de Chiapas, 1990; Cdigo de Procedimientos Civiles (Chiapas),
1999, arr. 972; Ley Orgnica del Poder Judicial (Chiapas), 1999, art. 60; Cdigo de Pro
cedimientos Penales (Chiapas), 1999, art. 347; Ley de Derechos y Cultura Indgenas de
Chiapas, 1999, art. 12.
Vase Ley de Derechos de los Pueblos y Comunidades Indgenas de Oaxaca, 1998, art. 42.
Vase la Constitucin Poltica de Quintana Roo, 1998.
450
Wolfgang Gabbert
451
cuenta" por los jueces de paz y conciliacin.25 La ausencia de autonoma en los "siste
mas de justicia indgena" se expresa claramente en el hecho de que los jueces tradicio
nales o de Conciliacin son nombrados por los Tribunales Supremos, propuestos por
el gobernador en Campeche, del Consejo de la Judicatura Indgena en Quintana Roo
o por los ayuntamientos municipales en Chiapas. Slo las autoridades tradicionales en
Oaxaca pueden ser elegidas por los pueblos y comunidades con base en sus sistemas
normativos internos, lo que indica otra vez el carcter ms amplio de las reformas ju
rdicas en este estado. 26
1) existan "asentamientos de
comunidades prevalentemente
ao 2004, entre los 40 j uec es de conciliacin (re) haba solamente una mujer. Con 26
aos de edad, era tambin la ms joven y contaba con la educacin formal ms alta
(licenciatura en educacin). La edad promedio era de 57.55 aos y el juez de ms edad
tena 83 aos.29 Los JC son jueces de tiempo completo y reciben un sueldo de 3 000
pesos por mes; en comparacin, un juez de Primera Instancia recibe 1 O 000 pesos
mensuales (Mue, 2005). Los requisitos que tienen que satisfacer los 1e para ejercer el
cargo son, entre otros, los siguientes:
25 Vase Ley de Derechos de los Pueblos y Comunidades Indgenas de Oaxaca, 1998, art. 38;
452
Wolfgang Gabbert
2005. Para resultados parecidos en Zinacanrn, Chiapas, vase Collier (2004: 85).
32 Vase la Ley Orgnica del Poder Judicial de Campeche, 1997, art. 75-5; Cdigo de
Procedimientos Penales de Chiapas, 1999, art. 348; Ley de Derechos de los Pueblos y
Comunidades Indgenas de Oaxaca, 1998, art. 38-Ile; Ley de Justicia Indgena de Quintana
Roo, 1997, art. 26.
33 Para prcticas parecidas de los Juzgados de Paz y Conciliacin en Chiapas vase Collier
(2004: 86-88).
453
favor de la comunidad (acarrear piedras para obras pblicas en el ejido) . Al parecer, los
JC en casos de esta ndole- confrontados con la frecuente falta de testigos y evidencias,
por un lado, y las posibles repercusiones severas para la reputacin del inculpado, por
el otro lado-, tratan de llegar a una conciliacin. Todo indica que hay cierta disposi
cin de los demandantes de aceptarla si el inculpado muestra arrepentimiento y se
advierte la posibilidad de que el abuso no volver a ocurrir (Coll, 2004: 58-61, 100) .34
Como acabo de decir, los JC no tienen la facultad de emitir fallos definitivos segn
las leyes y el manual elaborado por el Tribunal Superior de Justicia para orientarlos
dice: "El Juez Conciliador es un tercero que colabora en la solucin voluntaria de los
conflictos [ . ]la fuerza de las decisiones finales (fallos) que se pronuncian en estos
j uzgados, radicar, precisamente, en la aceptacin que los interesados den a las mismas"
(TSJC, s.f.: 25, 28). Quiere decir, sus decisiones tienen consecuencias reales solamente
si las partes interesadas las reconocen. Datos sobre los casos conocidos por los JC mues
tran que 70% terminaban con la conciliacin y los inculpados acataban las sanciones
impuestas (Coll, 2004: 15 3 , 160, apndice I; Gutirrez, 2001: 104) . Esto no se debe
simplemente al hecho de que la actuacin del juez sea coherente con las costumbres
de la comunidad, como ha sugerido Coll (2004: 160). Probablemente es tambin el
resultado de la reflexin de los inculpados sobre las consecuencias de no aceptar las
propuestas o decisiones del juez. De todos modos, hay casos en los cuales los JC em
plean explcitamente al Poder Judicial del Estado como amenaza para persuadir a las
personas a que cumplan condenas o su multa (Coll, 2004: 79) .35 Los jueces, adems
de documentar para cada caso sus actuaciones y su fallo por escrito en un expediente,
tienen que rendir un informe por escrito cada tres meses a los titulares del juzgado
menor o de primera instancia.36
Durante los primeros aos de su funcionamiento surgieron varios problemas en
el trabajo de los Juzgados de Conciliacin: 1) en algunas comunidades, se registr la
actitud negativa de los agentes del Ministerio P blico, ya que a veces se negaron a
ayudar a los JC en el cumplimiento de su tarea (Encuentros, 2005, I); 2) la inseguridad
generalizada entre los JC sobre sus facultadesY Esto ha llevado a que los JC hayan ex
cedido frecuentemente sus atribuciones sin saberlo;38 3) el carcter restringido de sus
.
34 Segn Collier (2004: 82-88), los jueces de paz y conciliacin en Zinacantn, Chiapas,
35
36
37
38
454
Wolfgang Gabbert
facultades, aspecto que haba sido sometido a discusin por los JC varias veces duran
te sus encuentros anuales organizados por el Poder Judicial del Estado para orientarlos
y establecer un espacio de discusin. Las facultades limitadas y la carencia de una
fuerza de decisin definitiva han provocado cierto desprestigio de la institucin en una
parte importante de las comunidades. Esto, por lo menos, sugiere la tendencia hacia
la disminucin del nmero de casos tratados en 45o/o de los j uzgados. 39 Los JC han
pedido varias veces una ampliacin de sus facultades, en especial demandaron tener
atribuciones ms amplias, mayor coercitividad de sus resoluciones en asuntos penales
y el poder actuar en conflictos de carcter mercantil.40
455
43
456
Wolfgang Gabbert
45 7
CONCLUSIN
458
Wolfgang Gabbert
modificando o desplazando a las formas establecidas. Sin embargo, sabemos que las es
tructuras polticas de las comunidades en Campeche han sido penetradas por las ins
tituciones estatales ms intensamente que en los Altos de Chiapas y en Quintana Roo.
Por ejemplo, no hay un sistema de cargos poltico-religioso comparable a la situacin
de los Altos de Chiapas o de las comunidades indgenas de Oaxaca, ni una organizacin
jerrquica poltica-ceremonial supralocal como entre los kruso'ob de Quintana Roo.
Por lo tanto, es muy probable que tambin sus prcticas jurdicas sean ms cercanas a
las oficiales.
Las diferencias entre los cuatro casos se deben, por lo menos en parte, a los pro
cesos especficos que motivaron los cambios legislativos. En Oaxaca, organizaciones e
intelectuales indgenas tuvieron cierta influencia en la gestacin de las reformas y en
Chiapas stas se desarrollaron ante el trasfondo de un conflicto armado y de moviliza
ciones masivas de indgenas. En Quintana Roo y Campeche, en contraste, las reformas
legislativas fueron introducidas corno medidas preventivas, sin que se hayan dado
movilizaciones polticas importantes entre la poblacin indgena. Tanto en Chiapas
corno en Quintana Roo y Campeche, las reformas fueron simplemente acuerdos entre
los ramos Ejecutivo y Legislativo de los estados (Assies et al., 2006: 5 1 ; Eisenstadt,
2007: 54-63).
Los rezagos en la implementacin de la nueva l egislacin in dge na en gen e ral y la
relativa debilidad de los JC, en especial en Campeche, son adems un reflejo de la ausen
cia de una conciencia tnica entre la mayor parte de la poblacin de habla indgena
del estado. Se deben tambin a la debilidad del movimiento indgena que ha sido in
capaz de aprovechar los nuevos espacios institucionales.48 A primera vista la respuesta
a la pregunta de s i las nuevas instituciones de justicia indgena contribuyen al desar
rollo de un sistema normativo indgena alternativo o s i representan ms bien una
nueva forma de i nsercin de las reas marginales en el sistema nacional de j usticia,
parece obvia. En todos los casos, la legislacin reconoce solamente mrgenes estrechos
para las prcticas que difieren de las normas del Estado. Adems, la poblacin ind
gena tiene poco o nada de control sobre el contenido de las normas y la forma de las
instituciones establecidas. (En este sentido, existe ms l ibertad en el caso de Oaxaca y
menos en Campeche.) No obstante, hay indicios suficientes para decir que en las co
munidades indgenas las normas y prcticas j urdicas diferentes a las estatales siguen
siendo practicadas y que, como hemos visto, ni siquiera las instituciones de "justicia
indgena" creadas por el Estado, se atienen siempre a las normas oficiales. 49 As, los
48 Para abundar en torno a las razones de ausencia de una conciencia tnica enrre la mayora
49
459
460
Wolfgang Gabbert
B IBLIOGRAFA
ANAYA, S. jAMES
2004
Press.
CoLL
2004
52
Vase Ley de Justicia Indgena de Quintana Roo, 1997, art. 10; Ley de Derechos de los
Pueblos y Comunidades Indgenas de Oaxaca, 1998, art. 38.
46 1
1 999
2003
2004
2002
462
Wolga ng Gabbert
2001
( ed.)
2002
200 1
2007
1 992
2000
The Friendo/ Liquidation ofthe Past. The Politics ofDiversity in Latn America, Pitts
burgh, University of Pittsburgh Press.
200 1
1 94 5
Yhe Maya ofEast Central Quintana Roo, Washington, D. C., Carnegie Institution.
L EYES Y DECRETOS:
463
deco, Josefa Xlloj Tol, y una consultora e investigadora independiente, Moma Ma1
465
466
cleod, en el cual ensayamos con una metodologa que rompe con la lgica del
acadmico que busca sus informantes o peor an, sus "objetos de estudio". A travs de
la construccin dialgica de un texto "a dos voces", intentamos democratizar las rela
ciones entre investigadores y sujetos de investigacin, recuperando las posiciones y
puntos de vista de ambas. Est claro que tenemos experiencias, visiones y ubicaciones
diferentes: una, mujer k'iche' de Chichicastenango, actora y acompaante directa en
el proceso; la otra, extranjera, con una mirada externa e intencionalidad ms analtico
acadmica, aunque tambin polticamente comprometida. Cada una, a nuestra propia
manera, somos traductoras: al comunicar la manera en que las y los actores locales
perciben y entienden su realidad y lucha poltica por un lado, y por otro, al teorizar
sobre una prctica social. En vez de forzar una homogeneizacin de estas dos miradas,
hemos tratado de respetar nuestra propia diversidad y "competencias distintivas", al
mantener dos voces: la narrativa-analtica desde la prctica y ptica de qawinak ("nues
tra gente" como mujer maya k'iche') , - texto en cursiva- que es una voz oral trans
crita, y la otra, una voz analtica-terica que parte del papel escrito.
El captulo se enfoca en el anlisis de la lucha de la Alcalda Indgena (tanto en su
proceso de recuperacin, fortalecimiento y reconocimiento, como en la reivindicacin
de sus tierras) en un contexto ms amplio de "institucionalidad maya" y justicia co
munitaria, desde un anlisis poltico-cultural, buscando as "reconectar la l iteratura
acadmica legal y sociolegal con los debates polticos de nuestro tiempo, incluyendo
aquellos sobre globalizacin" (Santos y Rodrguez-Garavito, 2005: 8). As, analizare
mos la estrategia de recuperar y fortalecer la instirucionalidad maya --en particular la
Alcalda lodgena que promueve el derecho maya- en una lucha por recuperar tierras,
tituladas a nombre de la Alcalda Indgena desde el derecho positivo, actualmente en
manos de una empresa telefnica de capital mexicano, desde la perspectiva ms amplia
de Asdeco y su trabajo en las comunidades.
En este proceso, la Alcalda Indgena, Asdeco y otros actores del movimiento
maya han buscado aplicar y hacer respetar procedimientos y normas del derecho ma
ya en su demanda a la empresa telefonica a n ivel nacional (e indirectamente en el
plano internacional) . El caso pone de manifiesto las cooexiones entre lo local y lo
global, e ilumina la legalidad cosmopolita subalterna2 (Santos, 200 1) a travs de su
lucha contrahegemnica, promoviendo el respeto y reconocimiento de la diversidad
2 Santos entiende el cosmopolitismo subalterno como un proyecto contrahegemnico
cultural, poltico y social en emergencia que resiste la globalizacin neoliberal y exclusin
social. La legalidad cosmopolita se refiere especficamente a aquellas expresiones de
pluralismo jurdico y al uso contrahegemnico del derecho positivo que se insertan en este
proyecto.
467
cultural y del pluralismo j urdico que de hecho existe en Guatemala. Por su parte, la
empresa telefnica de capital transnacional, luego de manifestar su disposicin inicial de
resolver el conflicto por medio del dilogo (coincidiendo as con los principios del dere
cho maya), se ha escudado y protegido en el derecho positivo. La lucha a la vez se ha
hecho extensiva a otros actores sociales, como veremos adelante: por un lado, la corpo
racin municipal, que por sus propios motivos (no necesariamente toma partido con la
empresa telefnica) entra en disputa con Asdeco y la Alcalda Indgena; diversas entida
des mayas (tanto organizaciones autnomas como dependencias del Estado) que se so
lidarizan con la lucha de la Alcalda Indgena; un alto funcionario de la semiprivatizada
empresa de Correos; y -sorprendentemente- el presidente y en especial el vicepresi
dente de la Repblica, a quienes se les pide su intervencin en la solucin del conflicto
entre la Alcalda Indgena y la empresa Telgua y la devolucin del terreno a la primera.
El trabajo est dividido en cuatro partes: en principio, se trazan brevemente los
orgenes de la Alcalda Indgena, su papel en la j usticia comunitaria y como expresin
de la "institucionalidad maya". En la segunda seccin se narra la historia de lucha de
la Alcalda Indgena por sus tierras-territorio y la manera en que este proceso inicia
como un conflicto local con una empresa transnacional por un terreno y se convierte
en una lucha de carcter nacional con visos internacionales por la dignidad de los
pueblos indgenas. En la tercera parte se hace un anlisis poltico del impacto de la
lucha de la Alcalda I ndgena a nivel local (municipal) y nacional, desatando conflictos
con algunos, despertando solidaridad en otros, y procesos diversos y complejos de
negociacin. Tomando los ejes de regulacin/emancipacin3 y 'gobernancia'4 /luchas
contrahegemnicas (Santos 2005a), exploraremos las estrategias de Asdeco y la Alcal
da Indgena que combinan luchas propias y participacin en iniciativas de "gober
nancia'' (apropiando stas a su propia lgica); as como los procesos de negociacin
que se han entablado. En la cuarta y ltima parte se harn unas reflexiones finales,
sealando los logros, riesgos y retos de cara al futuro en un contexto de globalizacin
y en una sociedad como la guatemalteca.
3 A grandes rasgos, la "regulacin" se refiere a aquellas prcticas discursivas que ejercen control
y poder naturalizado, mientras que la "emancipacin" alude a los procesos de transformacin
social ( Santos 2001).
4 Segn Santos (en Santos y Rodrguez-Garavito, 2005: 32), la gobernancia reemplaza a la
gobernabUidad como estrategia de ejercer hegemona en trminos gramscianos. Los cambios
incluyen la devolucin y descentralizacin en vez del Estado centralizado; un traslado del
terreno de lo poltico hacia lo tcnico; de la participacin popular al sistema de expertos; de
lo pblico a lo privado, del Esrado al mercado ( Santos y Rodrguez-Garavito, 2005: 34).
468
Se refiere a las ofrendas en donde se quema pom (incienso) y otros elementos fragantes.
Ladino es el trmino usado en Guatemala para sealar a los no indgenas; se acerca pero no
es intercambiable con el trmino "mestizo".
justicia, dignidad
y derechos colectivos
469
por 22 1 personas, sigui con las mismas funciones hasta 1 960, aunque segn el dere
cho positivo haba perdido la potestad de impartir j usticia desde 1 937 (Barrios, 1 998:
1 27) . Hasta esas fechas:
la municipalidad indgena, a pesar de los abusos ladinos, era en gran medida autno
ma en asuntos que concernan a indgenas; los ladinos no interferan. El alcalde ind
gena imparta justicia exclusivamente entre los indgenas, siempre y cuando fuese
solicitada su intervencin. Mediaba en asuntos de litigio de tierras, adulterio, aban
dono de mujer, convenios de divorcio, cobro de deudas; tambin castigaba a jvenes,
a solicitud de sus padres, por mala conducta. Los casos ms frecuentes eran litigios de
tierra y los menos frecuentes, robo y violencia [ . . . ] Los principales del pueblo nom
braban a los integrantes de la Alcalda Indgena, eligiendo a los que consideraban ms
capaces y honrados. (Barrios 1998: 124)
Irnicamente, su declive a partir de la dcada de los sesenta obedece ms al auge
de la Accin Catlica (Falla, [ 1 978] 1 99 5) que al sistema j urdico oficial, y con el
auge del conflicto armado interno la Alcalda Indgena se mimetiz en las cofradas.
Yo siento que elpapel [de los ancianos] foe muy estratgico. Por qu decimos ahora que
slo se inclinan a la parte religiosa?, porque es uno de los mecanismos que usaron para que
no los desaparecieran, foe una de lasformaspara mantenerse: es decir, a travs de las cofra
das. El mantenerse como Alcalda Indgena, pero con un papel un poco ms inclinado a
la parte religiosa. Porque uno de los trabajos que hace la Alcalda Indgena es buscar unos
60 alcaldes para atender a las 20 cofradas [ . ] El hecho de que ya reconozcan su papel
-adems de la parte religiosa- como autoridad, que ya se sientenfortalecidos para im
plementar su justicia [de nuevo] , que ya se consideran hacedores de justicia, ha sido un
logro fondamental en todo este trabajo.
Por otra parte, es interesante notar que en un estudio sobre conflictos municipales
(Ochoa Garca, 1 99 3) realizado hace 1 5 aos se seala en el caso de Chichicastenango:
..
empezamos por advertir que en esta villa hay dos maneras de gobernar: en primer
lugar, existe una institucin que se denomina Auxiliatura Indgena [ . . . ] La Auxiliatu
ra Indgena tiene competencia sobre cualquier problema o situacin que le sea pre
sentada en asuntos familiares, de la comunidad, del municipio, o de ste frente a otros,
etc. ; los ancianos catalogan a la Auxiliatura Indgena como la autoridad mxima del
pueblo; pero nos dicen que ha venido decayendo y que su proyeccin en la solucin
de los problemas de la comunidad es cada vez menor [. . . ] En segundo lugar, formal
mente, la forma de gobernar al pueblo es la comn a todos los municipios de Guate
mala: la municipalidad, dirigida por un alcalde, quien preside la corporacin
470
471
La lucha
investigacin de lapapelera y dos personas que podan leer los papeles, quepodran hablar
bien en espaoly que tambin entendan el idioma k'iche entonces era lo nico en que les
pudimos apoyar. La intencionalidad de los seores de la Alcalda Indgena --eso es tambin
lo ms sano que hay, esapureza en la mentalidady en el accionar de ellos- es que mientras
ms unidos, ms fo rtaleza. Desde elprincipio eso fue su planteamiento. Partiendo de los
alcaldes, se consolid el apoyo, se inicia la investigacin. Entonces, hacen otra ronda a nivel
local, otra vezpara hablar con las autoridades [lderes en el municipio y pedir su apoyo],
porque esto yafue en comn acuerdo con ellos, no hacen lo que quieren tan slo. Ys, lasy
los directores dijeron que lo iban a consultar, que lo iban a hablar con los dems miembros,
y pues a estas alturas ese apoyo nunca lleg. De esta forma, no se logr el apoyo a nivel
local, pero esto no detiene la lucha de la Alcalda Indgena. En cambio, como veremos
adelante, se logra una amplia solidaridad de parte del movimiento maya a nivel nacio
nal, aunque los avances en su lucha crean conflicto con la corporacin municipal.
Los asesores --entre ellos un abogado kaqchikel que maneja el derecho positivo
y derecho maya- constatan los ttulos de la Alcalda Indgena de la propiedad que fue
donada y luego vendida por la corporacin mu nicipal a la empresa telefnica. En
1 998, la empresa estatal de telfonos Guate! fue p rivatizada y comprada por la empre
sa telefnica mexicana (Telmex) , convirtindose en la empresa de Telecomunicaciones
de Guatemala S. A. (Telgua) . La autoridad indgena de Chichicastenango, a travs de
sus voceros oficiales apoyados por Asdeco, tuvieron una reunin preliminar con
4 72
Telmex decan que estaban anuentes a negociary de esaforma s se platic. Lo nico es que
all se evidencia que es dificil negociar en desventaja, por la discriminacin y el racismo.
No puedo culpar a todo elpersonal representante de Telgua, sino ms a los representantes
legales que quizs se dieron cuenta de que aqu cometieron errores al comprarse un terreno
que no era de ellos. Entonces para no evidenciar el error [ . .} estn tratando de que no se
reconozca su error. Teniendo la capacidad econmica, teniendo la influencia de alguna
manera con los empleados del organismo judicial, los juzgados, teniendo la mentalidad
-yo no quiero generalizar, pero la mentalidad del ladino, no es que tenga culpa, yo no lo
quiero culpar-pero ha mamado la idea de que es superior al indgena. Entonces con todas
.
Esta reaccin, as como haber vaciado el edificio de sus empleados y llamado a las fuerzas
de seguridad, pone de manifiesto las lgicas diametralmente distintas que operan en la
empresa telefnica y en la Alcalda Indgena.
En "La memoria de los escondidos", Asdeco y Alcalda Indgena de Santo Toms
Chichicastenango, octubre de 2005.
4 73
esas ideas, han reaccionado de esta forma; porque antes haban felicitado a la Autoridad
Indgena por haber iniciado este proceso de dilogo. Yse evidencia lajugada, lamentablemen
te. [Con esto} no quiero ponerme en plano racistay tildar a/ladino con X o Ycaractersticas,
pero se evidencia de que no foe leal al decir "p latiquemosy dialoguemos"porque a la vuelta
interponen [ . ] la proteccin [amparo] al edificio. Entonces eso no foe leal. Entre los in
dgenas no se da eso, no se da esa forma de traicin. Contigo podemos hablar de frente y
detrs de m dices otra cosa o haces otra cosa: eso no es dado en nuestra cultura.
.
En vez de seguir con el proceso de dilogo -la Alcalda Indgena haba puesto un
plazo de 90 das para que la empresa telefnica les devolviera el terreno-- Telgua antepuso
un recurso de amparo a la Corte. Posteriormente, la Alcalda Indgena y Asdeco buscan
resolver el conflicto a travs del Centro de Mediacin9 del Organismo Judicial de Chichi
castenango, pero los representantes de Telgua no acuden a la citacin (mayo de 2006).
Mientras que las negociaciones con Telgua se tensionan, las autoridades indgenas
piensan que esta reaccin proviene fundamentalmente de los representantes guatemal
tecos. El anlisis que hace la autoridad es que Carlos Slim ni sabe lo que estpasando. Que
ni siquiera est enterado. Dicen los seores: "no tenemos elfinanciamiento pero nos gustara
tenerlo en frentey hablarle, sabemos que l nos entendera mucho ms que todo este cuerpo
de abogados que tiene aqu en Guatemala': esa es la intencin. Ysaben que esto se resolve
ra lo ms sanamente posible hablando directamente con l. Porque no tiene lgica que
estn ponindose en esa posicin siendo multimillonario a nivel mundial. La esperanza de
las autoridades es poder hablar personalmente con Carlos Slim para encontrar una
respuesta a su demanda. Siguiendo la lgica de los alcaldes, siendo el hombre ms rico
del mundo: en qu le podra afectar devolver un pequeo terreno en Chichicastenango,
Guatemala, a sus legtimos dueos?
474
citan apoyo en las diferentes instancias por distintos motivos. Para algunos, como el
Codisra, se trata de un caso de discriminacin, mientras que para varias de las organi
zaciones sociales, la lucha de la Alcalda Indgena de Chichicastenango representa una
dinmica muy importante de impulso al movimiento maya desde las comunidades, a
diferencia de luchas que parten desde iniciativas y dirigentes nacionales (desde arriba).
En realidad, uno de los aciertos ms grandes de Asdeco y la Alcalda Indgena es saber
conjugar las diferentes estrategias: la concentracin de diversas organizaciones mayas
en Chichicastenango, a finales de enero de 2006, para acompaar y brindar apoyo a
la lucha de la Alcalda Indgena expresa sin lugar a dudas la solidaridad y potencialidad
de movilizacin que ha despertado su causa. El trabajo de recurrir a y movilizar capital
social, a travs de los y sobre todo las liderezas nacionales mayas que actualmente co
laboran en el Estado, es especialmente notable.
El presidente Berger vino a una inauguracin el ao pasado [del mercado del
municipio] y fue uno de los primeros actos de esta categora en donde contemplan en
la agenda " Participacin de la Alcalda Indgena de Chichicastenango". En ese mo
mento, lo que hizo Don Manuel Aj, que en ese entonces era el Alcalde Indgena, en
consenso con los ancianos, le entrega [al presidente Berger] una solicitud en donde se
le pide su intervencin en el caso. Y all est grabado lo que l [el presidente Berger]
dijo, que no nos preocupramos, que l iba a ver qu hacer. Entonces, esta solicitud l o
remite a Asuntos Agrarios. Y desde e l apoyo d e doa Rosalina [Tuyuc] se hace la
incidencia con el vicepresidente [ .
. .
ra, entonces ella hace su papel de autoridad y hace incidencia directamente con el
'
'
475
vicepresidente. De esa manera l llega por primera vez con la inquietud de hablar di
rectamente con la autoridad. Quera algo privado . . . , se le hizo la presentacin, se le
entregaron los papeles y [ . . . ] se le coloc su Tzute. La autoridad le deca que para
nosotros el tzute 1 0 es un smbolo muy sagrado de autoridad, entonces es como una
muestra de reconocimiento a la autoridad. Pues nosotros no vemos que una autoridad
es ms que otra, sino que la autoridad estatal es autoridad. Es una muestra de nuestro
aprecio y una forma de mostrar agradecimiento por su inters en apoyar. Aunque esto,
ante la vista de muchas personas, no es bueno, sobre todo de las organizaciones ind
genas de la capital. Inclusive aqu en Chichicastenango decan que Asdeco ya se ha ido
por las ramas, que la autoridad ya se ha vendido. Todo porque lamentablemente, lo
oficial ya no tiene credibilidad, entonces una coordinacin o un trabajo en conjunto,
ya luego te relacionan con el partido, es lamentable.
Por otra parte, se logra contactar a un alto funcionario de Correos S. A. a nivel
nacional, pues resulta que el edificio de Correos en Chichicastenango tambin est en
el terreno a nombre de la Alcalda Indgena. A travs de un proceso de sensibilizacin,
se consigui que los funcionarios de Correos en Chichicastenango desocuparan el
edificio. Esto fue posible gracias a la incidencia que hicieron con la alta j erarqua de
Correos, no pensemos en cuadros menores, es alguien que tiene que ver con el pas y
con otros espacios. Esta persona es muy sensible a la problemtica y tiene aprecio a
pueblos indgenas [ . . . ] [Su reaccin fue] "Es de ustedes, yo soy inquilino" [ . . ] Las
autoridades indgenas [ . . . ] al ver que se retiraron dijeron, "bueno, vamos a entrar en
nuestra casa'' . Y fue una gran alegra [estar de nuevo] por primera vez en tantos aos.
El xito de la "recuperacin del terreno" que ocupaba Correos -fuente de gran
alegra para la Alcalda Indgena- a la vez desat nuevas tensiones, esta vez con la
corporacin municipal, en su mayora del partido Frente Republicano de Guatemala
(FRG) , del notorio general Ros Montt. 1 1 En entrevista con la corporacin municipal
(mayo de 2006), el alcalde seal: "Como alcalde municipal, la visin es trabajar bien.
Es por votaciones, se elige por todos. En la municipalidad es la ley, la ley est por en
cima, y lo de la Alcalda Indgena est contradiciendo la ley [ . . . ] El actual concejo
municipal considera que se trata de un caballito de batalla, para tomar fuerza y causar
confusin. Muchos se confunden entre los alcaldes comunales". La corporacin mu
nicipal seala que Asdeco debe respetar la autoridad mxima del alcalde municipal.
.
1 0 El tzute o tzut es el pao que cubre la cabeza de las autoridades tradicionales y guas
espirituales.
1 1 Tras llegar al poder por medio de un golpe de Estado en 1 982, el general Efran Ros Montt
orden las peores masacres, polticas de contrainsurgencia y de tierra arrasada, con un
estimado de 20 000 muertos en 1 5 meses.
476
Consideran que Asdeco no quiere llevar la lucha por la va legal y derecho positivo, a
sabiendas de que van a perder. No les gusta que Asdeco est dando capacitaciones a los
alcaldes auxiliares, ya que stos estn al servicio del alcalde. El alcalde auxiliar es lo que
el alcalde municipal llama "su brazo derecho", forma parte de la corporacin. Pero
como es indgena y tambin forma parte de la estructura de la comunidad indgena,
entonces all es donde se mezclan. No debera ser un problema, porque es la misma
persona. Lo que Asdeco ha hecho es tratar de que visualicen la necesidad de ver que
un alcalde indgena debe tener cierta capacidad. I ncluso pedir que sepa leer y escribir
ahora es demasiado, pero por lo menos que tengan la habilidad de captar las capacitacio
nes y el papel que debe tener en la comunidad. Eso es lo que inici Asdeco fortaleciendo
el papel del alcalde comunal.
La diferencia en concepcin -entre brazo derecho, o incluso "mandadero" del
alcalde municipal, por un lado, y ser alcalde comunal o autoridad en su propia comu
nidad en una concepcin de democracia de abajo para arriba- es el punto nodal de
conflicto entre la Alcalda lndgena/Asdeco y la corporacin municipal. Esta ltima
considera que: "la Alcalda Indgena es de las Cofradas de los Santos" sin un quehacer
ms all de lo religioso y sin relacin con los alcaldes "auxiliares" o comunales. Alega
su propio y exclusivo poder en aras de la "autonoma municipal", no dejndose ser
cuestionados por "alcaldes auxiliares saltones": "Exigimos un respeto a la autonoma
municipal. Si ellos respetan, nadie se pelea con nadie" . 1 2 La posicin del alcalde mu
477
ANLISIS DE LA LUCHA
Conviene ahora tomar un paso hacia atrs para hacer un anlisis de la lucha de la Alcal
da Indgena, destacando el acompaamiento de Asdeco, situando la reflexin en los
debates sobre regulacin/emancipacin y gobernancialconstruccin de contrahegemo
na, en los diferentes dilogos y conflictos, tensiones, negociaciones y retos que de ella
resultan, a nivel local, nacional y global. Antes, sin embargo, es indispensable ubicar
los contextos local y nacional en el que este proceso organizativo y reivindicativo se
viene desarrollando, pues stos condicionan de manera importante las estrategias y
discursos que se elaboran, y explican en gran medida las reacciones que ellos suscitan.
Guatemala, en los albores del nuevo milenio, se encuentra entre los pases carac
terizados por su "democracia de baja intensidad" (Santos 2005a) . A diez aos de la
firma de los Acuerdos de Paz, que pusieron fin a un conflicto armado interno de 36
aos, las h uellas de la guerra siguen pesando, y sigue todava como tarea pendiente el
cumplimiento de gran parte de los acuerdos. El conflicto ha dejado un doloroso saldo
en trminos de prdida de vidas humanas (Remhi, 1 998; CEH, 2000), miedo y tristeza en
las comunidades, y aumento de pobreza material. Por otra parte, las polticas contra
insurgentes del Estado lograron dividir y desgarrar el tejido social de las comunidades,
al exigir la participacin obligatoria de los hombres de las comunidades en patrullas
de defensa civil (PAC), invol ucrndolos directamente en actividades contrainsurgentes.
Esto ha creado una profunda desconfianza no slo en las comunidades, sino a nivel de
pas, acompaado por desesperanza y falta de proyecto de futuro. Mientras la descon
fianza h istrica entre indgenas y espaoles, criollos y posteriormente ladinos data
desde la conquista o "invasin" misma, la desconfianza entre indgenas, intra e interco
munitaria, es un fenmeno reciente, producto a nuestro entender del conflicto armado
(Green, 1 999) .
As, Asdeco y la Alcalda Indgena se desenvuelven en un contexto de posguerra,
caracterizado por un alto nivel de fragmentacin, polarizacin y conflictividad. Uno
de sus principios es trabajar con toda la comunidad sin excepcin (salvo la gente que
no quiere participar, que tambin la hay), situacin que hace difcil aludir abiertamente
a los efectos del conflicto armado en las comunidades. Al contrario, lo que se busca
son elementos que unan a la comunidad en vez de dividirla ms. ste es uno de los
478
Las reformas a la Ley de Consejos de Desarrollo Urbano y Rural, Decreto 1 1-2002 (vigente
desde el 23 de abril del ao 2002) y al Cdigo Municipal, Decreto 1 2-2002; y la
promulgacin de la Ley General de Descentralizacin (las dos ltimas vigentes desde el 1
de julio de 2002).
4 79
de la democracia desde abajo. Sin embargo, visto desde un anlisis de las relaciones de
poder (quin toma las decisiones ms fundamentales y desembolsa el dinero) , su lgi
ca es de arriba-para- abajo. As, en el conflicto que se genera entre la corporacin
municipal y Asdeco-Alcalda Indgena, el alcalde municipal amenaza con cortar el fi
nanciamiento a todas las comunidades cuyos alcaldes comunales sigan participando'
en las capacitaciones que brinda Asdeco y en la lucha de la Alcalda Indgena.
Los Consejos de Desarrollo asemejan en mucho lo que Boaventura de Sousa
Santos seala como las nuevas formas de gobernancia. 1 4 Los Consejos tuvieron un
impacto sobre el trabajo que vena desarrollando Asdeco en las comunidades, en donde
se promova la formacin de consejos comunales, que articulaban e integraban las
diferentes expresiones organizativas de las comunidades (de mujeres, jvenes, comits
de agua potable, escuela, promejoramiento, etctera) . Asdeco se enfrent con la
disyuntiva de acoplarse y entrar a los consejos de desarrollo o quedarse fuera de las
posibilidades de acceder a fondos pblicos para los proyectos de desarrollo de las co
munidades integrantes de la asociacin. Ante la apremiante pobreza material y falta
de oportunidades de las comunidades, se opt por formar los Consejos Comunitarios de
Desarrollo (Cocodes), tratando de unirlos a los consejos comunales, aunque esto no
siempre fue posible. La formacin de Cocodes -dado que en ello se retoman las
formas organizativas de los comits, generalmente integrados de hombres-- tuvo el
efecto no intencionado en varias de las comunidades de marginar a las mujeres y jve
nes, a quienes tanto se promueve en el trabajo de Asdeco.
La participacin de Asdeco y sus comunidades socias en los consejos de desarrollo
busca articular el acceso de las comunidades al desarrollo desde su propia perspectiva
e intereses, con el fortalecimiento de la insttucionalidad maya, entendiendo estas dos
estrategias como un tipo de "bilingismo". Coordinar con el Estado y as buscar me
joras para las comunidades, al mismo tiempo que fortalecer "lo propio, lo nuestro" (o
en otras palabras, mantener interlocucin con el Estado y tambin promover la orga
nizacin autnoma), esto ltimo reconocido por el Convenio 1 69 y los derechos co
lectivos de los pueblos indgenas. Sin embargo, al fortalecer la institucionalidad maya
y promover la participacin y empoderamiento de mujeres, hombres, jvenes y ancia
nos/as en las comunidades para tomar sus propias decisiones y estar a cargo de su vida
(individual y colectiva) , se est promoviendo el reconocimiento y el fortalecimiento
de la diversidad, la cultura, cosmovisin y estructuras organizativas mayas
que
Josefa llama "la vida de un pueblo"- y una democracia desde abajo que sobrepasa una
propuesta de gobernancia neoliberal e incluso de democracia reformista. No obstante,
las tensiones entre el modelo de gobernancia impuesto desde los consejos de desarrollo
14
480
15
16
Los Consejos de Desarrollo ms bien hacen otro tipo de articulaciones, al vincularse con
otros sectores, entidades pblicas, ONG y comunidades a nivel del municipio.
" Una gama impresionante de donantes han contribuido desde entonces para lograr una
reforma del sector judicial, como el Banco Mundial (BM), el Banco I nteramericano de
Desarrollo (Bm), la USAID, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),
la M isin de Verificacin de las Naciones Unidas para Guatemala (Minugua), la
Organizacin de Estados Americanos (oEA), el Departamento de Justicia de los Estados
Unidos, la Unin Europea y numerosos donantes bilaterales. Segn un clculo, se gastaron
ms de 1 85 millones de dlares en el sector justicia entre 1 996 y 200 1 " (Sieder, 2007: 69).
481
queda claro que el reconocimiento parcial del derecho de los pueblos indgenas de
usar su propio derecho no ha llevado a una transformacin del sistema legal en su
conjunto. En efecto, lo que ocurre es que los polticos y donantes perciben al derecho
comunitario indgena como una especie de mecanismo de resolucin de conflictos
alternativo para los pobres. (Sieder, 2007: 8 1)
REFLEXIONES FINALES
482
conflictos y el anlisis del poder- a la vez rompe con la misma, pues plantea el forta
lecimiento del pueblo maya, percibido por Josefa como una "familia" . Ms bien se
asemeja a lo que Santos denomina como una gobernancia contrahegemnica emergen
te (2005b). As, Asdeco combina dos estrategias: una, de participar en la gobernancia
neoliberal (Consejos de Desarrollo) desde su propia lgica -claro est, con el riesgo
de ser regulados si es que no cooptados-, pero por otra parte promueve una gober
nancia contrahegemnica al fortalecer la institucionalidad maya a nivel local, con
proyeccin nacional y global, a travs de alianzas con otras instancias y movimientos
indgenas.
Otro logro que destaca Josefa es la recuperacin del papel de la Alcalda Indgena
como "hacedores de justicia'', retomando sus funciones tradicionales ms all de las
cofradas. Esto est acompaado por un aumento en la autovaloracin, aunque tam
bin en la triste constatacin de que el reconocimiento que han recibido en el extran
jero no siempre se da en su propio pas ni municipio: Don Jos, elAlcalde Indgena que
verlo como que haya dos cabezas, entendemos que la [alcalda} estatal es la oficial. Incluso
las diferentes leyes, como el cdigo municipaly el Convenio 1 69permiten que fortalezcan
483
lo que es la estructura delpropio pueblo. No estamos acostumbrados a decir que este pueblo
s tiene vida, este pueblo s tiene su organizacin, entonces nos sentimos incmodos [. ]
realmente lo que se intenciona es que sean complementarios, que ambos nos respetemos;
pero que se le d vida a lo que no ha tenido vida, es lo nico que se pretende. Tampoco se
pretende usurparfimciones, no estamos atentando contra la autonoma municipal[. .} La
autoridad local tiene claramente sus funciones, que es la administracin de proyectos; la
autoridad indgena es la imparticin dejusticia. Sin embargo, en la prctica, la gente no
. .
est acostumbrada a que los pueblos indgenas tengan sus propias formas de organi
zacin e institucionalidad y el derecho de ejercerlas, ni est acostumbrada a que los
pueblos indgenas luchen por sus derechos. En ese sentido, la lucha de la Alcalda
Indgena por recuperar las tierras pone de manifiesto los alcances y limitaciones, dentro
de un contexto de relaciones asimtricas de poder, del pluralismo jurdico y de la di
versidad cultural en Guatemala; y por otra p arte evidencia el poco grado de elasticidad
de la democracia y de los mecanismos de gobernancia en el pas. La falta de capacidad de
hegemona en trminos gramscianos de la clase dirigente, tanto a nivel nacional como
local, hace que procesos integrales y contrahegemnicos de emancipacin como
aunque se rijan por valores y principios de respeto, armona y solidaridad, recurran a
estrategias pacficas y discursos incluyentes y respetuosos de la diversidad cultural,
j urdica y poltica del pas. stos tienden, no obstante, a ser respondidos con intole
rancia (corporacin municipal y empresa telefnica), mientras que est por verse si el
compromiso del gobierno, a travs del presidente y vicepresidente, de contribuir a que
el conflicto tenga un desenlace negociado generar resultados o slo quedar como
buena intencin.
As, la lucha de la Alcalda Indgena y el quehacer de Asdeco, en condiciones
precarias de democracia y en medio de fuertes brechas y asimetras de poder, donde lo
maya ha sido y sigue siendo marginado y desvalorado (producido como "no existencia"
en trminos de Santos, 2005a), pone en evidencia los alcances y limitaciones no slo
de la gobernancia regulada, sino tambin del bajo nivel de apertura a reconocerse, en
igualdad de condiciones, como pas pluricultural. La lucha que se est librando en torno
a las demandas de la Alcalda indgena por recuperar sus tierras-territorio a nivel local
y su lucha por la dignidad indgena a nivel local, nacional y global, abre nuevos retos y
vetas de lucha que pueden consolidarse en procesos contrahegemnicos de ms largo
aliento. Consideramos difcil que sean apropiados y absorbidos por iniciativas de go
bernancia, aunque siempre es un riesgo, sobre todo por la inclusin parcial de reivin
dicaciones mayas a las mismas, dadas las manifestaciones que se siguen dando del
ejercicio coercitivo y autoritario del poder. De modo que la lucha por lograr una so
ciedad y Estado pluricultural en igualdad de condiciones en Guatemala promete ser
una lucha de largo aliento.
484
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SrEDER, RAcHEL
2007
INTRODUCCIN
488
detrs del reconocimiento estatal de los derechos indgenas produce y recrea identida
des marginaleslracializadas. Al desasociar los derechos culturales de los derechos eco
nmicos, permite la continuacin de percepciones esencialistas de los pueblos indios
como sujetos ahistricos, los cuales son situados y entendidos como remanentes de un
pasado premoderno. Estos esencialismos culturales se han traducido, en el caso espe
cfico de la Sierra Norte de Puebla, en prcticas y dinmicas de vigilancia racial me
diante las cuales el poder del Estado se legitima. En este trabajo exploro la produccin
de las diferencias culturales y de las jerarquas sociales en el contexto de la lucha por el
reconocimiento de los derechos indgenas y la transicin del Estado mexicano haca
una poltica multicultural. En particular, me propongo examinar, a partir de la puesta
en marcha en febrero de 2004 del Juzgado Indgena de Huehuetla, la forma en que
circulan los discursos sobre los derechos indgenas as como los efectos de estos discur
sos legales en la construccin de la totonaqueidad. 2 Me interesa resaltar los momentos
en que estas formaciones polticas, a travs de los discursos sobre los derechos y la ley,
entran en tensin y contradiccin, lo mismo que las estrategias mediante las cuales los
totonacas logran exceder y desestabilizar las concepciones racializadas sobre la diferen
cia cultural perpetuadas por el proyecto neoliberal.
Muchos autores argumentan que las polticas de reconocimiento cultural no slo
son resultado de las ampl i as movilizaciones indgenas, sino que son procesos que,
indgenas a nivel nacional que retan las ideologas hegemnicas del Estado.
Defino el neoliberalismo como una serie de polticas econmicas, sociales y culturales
articuladas bajo la lgica de la formacin de sujetos libres, ya sean colectivos o i ndividuales
(Milchman y Rosenberg, 2002). Por tanto, defino aqu gobernancia neoliberal como una
serie de "acciones deliberadas en su gran mayora organizadas a travs del Estado con el
objeto de proveer estabilidad de los flujos socio-econmicos, mediante sistemas de regulacin
de alguna manera coercitivos y sustentados crucialmente en activas redes de participacin
y autorregulacin de actores no estatales, como las o:-;rc, otros grupos de la sociedad civil,
as como empresas y negocios" (De Angelis, 2003:
489
La traduccin es ma.
490
ciones de poder al interior del municipio hasta el primer periodo de gobierno indgena.
En un segundo momento, analizo la identidad totonaca huehueteca en relacin con
las luchas y movilizaciones a nivel regional y nacional por el reconocimiento de los
derechos indgenas, en el contexto de la consolidacin de polticas de reconocimiento
cultural por parte del Estado, como forma de gobierno. Por ltimo, abordo la apertura
del Juzgado Indgena totonaca en el contexto de la aprobacin en 2001 de la Ley de
Derechos y Culturas Indgenas. En suma, mostrar algunos de los efectos de una feroz
e intimidatoria poltica multicultural en la Sierra Norte de Puebla.
( RE)CONSTRUYENDO LA HISTORIA
El n a c i m i ento de l a Orga n i zacin I n dependiente Totonaca
En j ulio de 1 989 nace la OIT, despus de aos de reflexin y organizacin colectiva con
el apoyo por el curato de Huehuetla, adscrito a la teologa de la liberacin, y de mltiples
han sido estructuradas las relaciones sociales. La cabecera municipal, donde se concentra
la actividad econmica, est habitada por mestizos, y las comunidades que rodean al
centro por las comunidades totonacas. Las relaciones entre la poblacin mestiza del cen
tro y los totonacas han sido principalmente de subordinacin laboral. Hasta finales de
los aos ochenta, las mujeres y los hombres totonacas "bajaban" de sus comunidades al
centro de Huehuetla a limpiar las casas, a cortar el caf, a cuidar el ganado de los mesti
zos y a comprar lo necesario para cubrir las necesidades bsicas. No obstante, esta
geografa social cambia en 1 989, cuando se consolida la organizacin totonaca.
El mismo ao en que oficialmente se constituye la OIT, en alianza con el naciente
Partido de la Revolucin Democrtica
(PRD) ,
491
Durante el primer trienio se instalaron servicios bsicos como luz, agua potable
telefnicas, todos ellos financiados mediante alianzas con el rgimen salinista.
lneas
492
E n 1 994, una vez electo Ernesto Zedillo como presidente y en pleno auge nacional del
zapatismo, el gobierno totonaca, que comenzaba su segunda administracin, vio cmo
se desvanecan las alianzas establecidas con el gobierno salinista. El rgimen salinista
haba legitimado al gobierno totonaca frente a los cotos de poder mestizos a nivel re
gional y estatal, lo que en su momento permiti que la OIT tuviera cierta movilidad
econmica y cierto desenvolvimiento en un marco poltico de concertacin y corres
ponsabilidad. El levantamiento zapatista y la solidaridad de la OIT con ste provoc la
irrupcin de viejos fantasmas y miedos respecto de un posible levantamiento indio
generalizado. Ante esto, las familias mestizas huehuetecas comenzaron una campaa
c
on tra el gobierno totonaca. Adems, con el cambio de sexenio, los recursos de Pro
493
494
trastocado las estructuras de poder, aunque sea a nivel local, son vigiladas bajo un
discurso de criminalizacin y "subversividad", no slo por los aparatos represivos
formales e informales del Estado sino tambin por los mltiples actores y sujetos
que son puestos a competir por la legitimidad del Estado. Muchas organizaciones
de la Sierra Norte de Puebla se han visto limitadas por estos nuevos campos de
accin poltica trazados por el Estado.
b) Al mismo tiempo, pero enarbolando discursos aparentemente distintos, a pesar de
que las redes mestizas de poder local y regional que ven desvanecerse el corporati
vismo de Estado y los privilegios que stos conllevan, todava concentran en su
gran mayora el poder poltico y particularmente el econmico. De esta manera,
mediante sus estrechas alianzas con el PRI estatal, los mestizos movilizan recursos
econmicos y polticos con el objeto de recuperar el Ayuntamiento. La lgica con
la que los mestizos defienden el poder municipal est imbuida de concepciones de
superioridad cultural mediante las cuales, nuevamente, se reaniculan formaciones
raciales hegemnicas que apelan al discurso simblico de la "descendencia
sangunea"1 0 (Smith, 1 995) . En este esquema colonial, "lo indio" est al final de la
escala y lo "espaol" y lo "mestizo" en la cpula (Antrosio, 2006).
Para 1 998, l os totonacas perderan l a presidencia m un icipal y g an el PRI. La
prdida del poder municipal es resultado de una gran campaa ntimidatoria por
parte de los mestizos priistas, en donde, por un lado, los totonacas son condicionados
a votar por el PRI a cambio de los programas sociales del Estado, 1 1 y por otro, se inicia
una campaa de deslegitimacin del gobierno indgena a partir de supuesto fraude
administrativo por parte del ltimo presidente municipal, lo que generara divisiones
al interior de los pueblos y la organizacin indgena. A pesar de la campaa de desle
gitimacin, la OIT fungira como gobierno paralelo 1 2 y para muchos totonacas como
la nica autoridad legtima.
,
495
tura de Sousa Santos seala que "el nuevo modelo de desarrollo y las bases de una
buena gobernancia [son] la prioridad de los Estados no intervencionistas" (Santos,
1 999: 50) . Desde una perspectiva global, estas reformas se echaron a andar bajo pre
siones de USAID, el Banco Mundial, el Banco de Desarrollo Interamericano, el Depar
tamento de Justicia de los Estados Unidos, la Unin Europea y fundaciones como la
Ford. De acuerdo con Santos "Amrica Latina fue laboratorio experimental de los
diferentes programas legales que desde los aos noventa del siglo pasado se han expan
dido a Asia, frica, Europa del Este y pases recientemente independizados" (Santos,
1 999: 60) . Se busc impulsar la mediacin como remplazo de las antiguas estructuras
y sistemas legales centralizados establecidos por los Estados-nacin.
Laura Nader (2002), al trazar la genealoga de la mediacin como sistema de re
solucin de conflicto alternativo, nos revela como sta se consolid globalmente como
13 A pesar de que estas configuraciones polticas de reconocimiento cultural refuerzan
reproducen lgicas neoliberales, tambin las exceden.
496
sistema legal hegemnico. Este sistema primero fue introducido en Gran Bretaa y los
Estados Unidos, en los aos sesenta y setenta, corno un modo alternativo de resolver
la carencia de personal en los tribunales, y despus, corno un modo para desmovilizar
y aliviar el conflicto social en el contexto de la Guerra de Vietnam y el Movimiento
por los Derechos Civiles (Nader, 2002; Poole, 2006) . Estos sistemas legales dejaron de
lado la justicia social y, en cambio, se interesaron por impulsar el consenso armnico
(harmony consensus) y las formas descentralizadas y ms eficientes de resolucin de
conflictos. La ideologa detrs de la instauracin de la mediacin es "mucho ms pe
netrante que el control directo del Estado", ya que ms apremiante "era prevenir no
las 'causas' de la discordia sino la 'expresin' de sta" (Nader, 2002: 1 4 1 ) .
E s dentro d e esta lgica que e n septiembre d e 200 1 , e n Mxico, bajo auspicio del
Consejo de Iniciativas Jurdicas de Latinoamrica -perteneciente a la American Bar
Association- y la Freedom House, se iniciaron proyectos de mediacin. En Puebla, el
Banco Mundial y USAID participaron en la formulacin de los proyectos de mediacin
y de los j uzgados indgenas, proveyendo asistencia tcnica y administrativa. Los Juz
gados Indgenas de Puebla institucionalmente surgen corno resultado de la reforma
constitucional sobre derechos y cultura indgenas avalada por el Congreso de la Unin
en 200 l . El estado de Puebla reconoce a la justicia indgena como otro medio alterna
tivo ms de administracin de j usticia, junto con la mediacin, la conciliacin y el
497
2000). Pese a las acciones masivas de las organizaciones indgenas, en mayo de 2002,
en Cuetzalan, municipio nhuatl en la Sierra Norte de Puebla, el gobierno del estado,
a travs del Tribunal Superior de Justicia (Sierra, 2005; Terven, 2005), inaugur el
Primer Juzgado Indgena del estado. 15 Dos aos despus, en el mes de febrero del 2004,
se inaugurara el Juzgado Indgena de Huehuetla.
El reconocimiento por parte del Estado de los sistemas normativos indgenas es
limitado. Los j ueces slo tienen competencia para resolver casos de cuanta menor y
su jurisdiccin, como viene establecido en los nombramientos oficiales, es municipal.
En s, las modificaciones de las leyes estatales que dieron cabida a esta nueva institucin
no son claras y en ocasiones se contradicen (Terven, 2005) . Teresa Sierra (2004) ad
vierte que estas modificaciones parecieran tener como fin la legitimacin del Estado,
ms que una inclusin y reconocimiento de la diferencia en condiciones de igualdad.
A fin de cuentas, el reconocimiento de los sistemas normativos indgenas j urdicamen
te est sujeto a la normatividad estatal y federal histricamente consolidadas bajo el
cobijo ideolgico del mestizaje de estado. Deborah Poole sita estas ambigedades
constitucionales como una forma de gobernancia neoliberal, ya que al no quedar los
mrgenes claramente "legibles" en trminos de lo que el Estado reconoce como siste
mas normativos indgenas mantiene a estas nuevas j urisdicciones "al borde de la ilega
lidad" (Poole, 2006: 1 9) y por tanto bajo la constante vigilancia del Estado. Estas
formas de gobernancia permiten regular la disensin social o cualquier forma de po
lticas transformativas que pudieran afectar a los grupos en el poder. No obstante,
estas configuraciones de "ilegibilidad"16 neoliberal contienen en s mismas espacios de
posibilidad que permiten producir subjetividades e imaginarios polticos que exceden
el multiculturalismo de Estado. Desde esta perspectiva, entonces, es importante ana
lizar la manera en que el Estado reconoce diferenciadamente a los grupos y organiza
ciones indgenas. El modo en que se instituy el Juzgado Indgena de Huehueda, en
relacin con el Juzgado Indgena de Cuetzalan, revela estas prcticas excepcionales de
gobernancia neolberal. No obstante, me parece que lo ms importante es subrayar los
efectos y dinmicas de ilegibilidad que se generan en cada localidad a partir de las
formas de operativizar y poner en marcha la Ley de Cultura y Derecho Indgenas,
tema que desarrollar en los siguientes apartados.
1 6 Retomo el concepto de "ilegibilidad" de Deborah Poole, quien lo define como "la condicin
de ambiguedad o ambivalencia que caracteriza ciertos dominios creados por el Estado
( Poole, 2006: 1 0)
498
La apertura del Juzgado Indgena de Huehueda es muy particular debido a que ste es
excepcionalmente entregado a la OIT a travs del Consejo de Ancianos, quienes despus
del asesinato de la abogada Griselda Tirado Evangelio17 solicitaron al gobierno del
estado un Juzgado Indgena. Cabe destacar que los miembros de la OIT llevaban ms
de un ao denunciando las mltiples agresiones y amenazas por parte de caciques.
El p roblem a de la justicia se agrav con el asesinato de Griselda y es cuando se movi
lizan las comunidades y la organizacin para tener un aparato que les ayude a defen
derse de todas las arbitrariedades que existan. Era importante hacerse de un
instrumento que les permitiera defend erse 18
.
Aquino qued electo como juez indgena con base en su trayectoria de ms de treinta
aos de servicio a la comunidad, entre otros ocupando cargos religiosos y el de presi
dente de la OIT.
El Juzgado I ndgena es consecuencia de un proceso de lucha en donde colectiva
mente se construyeron nuevas configuraciones de la identidad totonaca. El hecho de
que el electo juez indgena Manuel Aquino se haya rehusado a recibir su nombramien
to en la sede del TSJE como usualmente es el procedimiento, habla de la reivindicacin
y la rearticulacin de las comunidades como pueblo totonaca a lo largo del proceso de
organizacin y lucha contra las estructuras de dominacin local y estatal. El j uez exigi
que ste fuera entregado frente al pueblo que lo haba electo y no a puerta cerrada. El
TSJE tuvo que asentir. Los tiempos y dinmicas del j uzgado se establecen segn las
necesidades de la comunidad y de la organizacin, no a partir de las dictadas por el
Estado, recreando, aunque de manera limitada si se quiere, las estructuras y formas de
17 A bogada de los derechos humanos, miembro de la OIT, as como una de las fundadoras del
18
19 Est ructu ra
(cESIK).
OIT.
499
Haciendo j usti c i a
A pesar de que el j uez tiene un fuero limitado, es oportuno resaltar los momentos en
los que estos lmites han sido sobrepasados con el objeto de cumplir con su mandato
comunitario de hacer j usticia al pueblo totonaca. Han sido varias e importantes las
intervenciones del Juzgado en conflictos entre las comunidades totonacas y las auto
ridades municipales. Por ejemplo, por el uso sin consentimiento de las cajas de agua
de las comunidades y la apertura de brechas en propiedad privada por parte en ambos
casos del ayuntamiento. Inclusive, el j uez ha logrado someter a los policas estatales a
su jurisdiccin por quejas de traspaso de propiedad privada y daos a las cosechas de
los habitantes. No obstante, el mayor conflicto al que se enfrentan las comunidades
totonacas se refiere al uso y aprovechamiento de los recursos naturales, en particular
de la madera, problemtica que desarrollar a continuacin.
La tala de rboles es una creciente problemtica regional que tiene varias vertien
tes. Por un lado, la que concierne a la tala de maderas preciosas clandestina por habi
tantes principalmente externos a la regin. Por el otro, encontramos la explotacin
principalmente de rboles no preciosos, viejos o enfermos, con fines domsticos por
habitantes de las comunidades totonacas. El problema radica en que por ley20 se
20 Vase la Ley de Desarrollo Forestal Sustentable del Estado de Puebla. <http://\vww.congreso
puebla.gob. mx/leyes>.
500
ms elementos con los cuales posicionarse frente a los abusos del poder estatal y los
caciques locales.
Estas nuevas configuraciones totonacas no slo se delinean en relacin con las
estructuras locales de dominacin, sino que tambin son esculpidas a partir de las po
derosas reivindicaciones de derechos indgenas, articuladas a travs del movimiento
indgena nacional del cual han formado parte, as como del alzamiento zapatista. El
j uez habla sobre estas nuevas configuraciones totonacas:
lo que ellos nos criticaban disque porque ramos como zapatistas [ . . . ] tenan miedo
(los mestizos) de que ramos zapatistas [ . ] mucha gente me critica de que yo soy
zapatista [ . . . ] cuando yo paso ah por el camino [ . . ] , pero yo no contesto no digo
nada porque los indgenas, los zapatistas tambin lucharon para defender sus derechos
no porque son asesinos, sino porque defienden sus derechos y pues yo tambin. Por
que nadie me va a decir que yo no valgo nada sino que ms bien somos iguales. (entre
vista a Manuel Aquino, julio de 2007)
. .
Las palabras del j uez indgena son de suma importancia, dado que sealan las
nuevas construcciones identitarias de lo que significa ser totonaca y los derechos a los
que tienen acceso como indgenas. En suma, estas construcciones en la que se articulan
501
LOS EFECTOS DEL " I NDIO P E RMITIDO" Y DEL " I N D IO PRO H I B I DO"
E N EL CONTEXTO DE LOS JUZGADOS D E CUETZALAN Y H UE H U ETLA
En este apartado me interesa exponer ciertas dinmicas sociales que se han generado
a partir de la institucionalizacin del multiculturalismo estatal, en particular la puesta
en marcha del Juzgado de Cuetzalan y del Juzgado de Huehuetla. Analizar brevemente
los efectos de stas polticas dentro de las mismas organizaciones indgenas y, por ende,
de las construcciones polticas de la diferencia cultural que emanan de ellas. Los Juz
gados Indgenas de Huehuetla y Cuetzalan se prestan para analizar estas construcciones
de autenticidad cultural que se producen a travs del discurso de los "usos y costum
bres". En marzo de 2004, la OIT llev a cabo un taller en Huehuetla sobre justicia in
dgena. El objetivo de la reunin era establecer los parmetros necesarios para la
construccin de una j usticia totonaca propia, es decir, una justicia basada en los "usos
y costumbres", que fUeron definidos por los participantes como aquellas costumbres
j urdicas que responden a las necesidades del pueblo (transcripcin del taller de la OIT) .
Algunos miembros de la OIT haban visitado previamente el j uzgado de Cuetzalan
y la Polica Comunitaria de Guerrero con el propsito de aprender cmo otros pueblos
502
funcionando bien. Los rumores eran que aplican mal la ley y que el j uez asume poderes
que no debe".
Las percepciones y discursos en relacin con el "otro" Juzgado apuntan a una
formacin regional particular donde las relaciones hist ricas entre los totonacas y los
nahuas han sido conflictivas. Estas formaciones sodopolticas no son necesariamente
creadas por el multiculturalismo, pero s son intensificadas en el acto de autentificacin
cultural frente al Estado. Como acabo de ejemplificar, el Estado neoliberal opera me
diante formas de gobernancia cultural que se fundamentan, sobre todo en prcticas
de vigilancia y custodia racial (racialpolicing) en las que participan actores indgenas
y no indgenas. El resultado es la recreacin constante de las fronteras tnicas y la
reproduccin de las jerarquas sociales. Estas formas de subjetivacin de lo que es
"autnticamente" indgena delinean hoy a los sujetos neol iberales.
Estos actos de vigilancia y custodia racial entre pueblos y organizaciones indgenas
no se articulan por una cuestin de clase, sino por ideologas polticas. Es decir, desde
Cuetzalan, el Juzgado Indgena de Huehuecla es percibido como inadecuado, tal vez
demasiado radical, reproduciendo as las formulaciones neoliberales del "indio prohi
bido". En el caso contrario, desde H uehuetla, se reproducen fundamentalismos cul
turales que permiten la fragmentacin de las lucha indgenas a nivel regio nal y
nacional. Charles Hale advierte sobre la manera en que " incl usive aquellos que ocupan
CONCLUSIONES
503
21
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LEYES
B iografas
507
508
B iografas
Biografas
509
510
Biografas
Bi ografas
51 1
viano. Sus temas de inters se relacionan con la problemtica de los derechos de los
pueblos indgenas, derechos humanos, antropologa jurdica, interculturalidad e iden
tidades culturales, con especial referencia al proceso boliviano, sobre el que ha realizado
diversas publicaciones.
RITA LAuRA S EGATO . Doctora en Antropologa Social por Queen's University de Belfast
(Gran Bretaa). Es profesora del Departamento de Antropologa de la Universidad de
Brasilia (Brasil), investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones y coordinadora
del grupo de investigacin sobre Antropologa y Derechos Humanos. Tiene numerosas
publicaciones sobre temas de raza, etnicidad, gnero, violencia y diversidad religiosa,
entre otros. Ha sido profesora e investigadora visitante en diversas universidades de
Estados Unidos y Amrica Latina.
MARA TERESA SIERRA. Doctora en Sociologa por la Universidad de Pars Vlll (Fran
cia). Profesora-investigadora del CIESAS en la ciudad de Mxico DF y miembro del
Sistema Nacional de Investigadores. Es especialista en el campo de la antropologa
jurdica y poltica, y en estudios de etnicidad, gnero, derechos indgenas y diversidad
cultural. Ha sido fundadora de la Red Latinoamericana de Antropologa Jurdica y
coordinadora general de su V1 Congreso (2006) realizado en Mxico. Sus principales
publicaciones abordan el tema de la justicia, el derecho indgena, los derechos humanos
y los derechos de las mujeres indgenas.