Pasion (Apuesto y Maldito) - Anisa Gjikdhima
Pasion (Apuesto y Maldito) - Anisa Gjikdhima
Pasion (Apuesto y Maldito) - Anisa Gjikdhima
APUESTO Y
MALDITO
PASIÓN
Novela
Traducido por: Rubén Gonzàlez
Tìtulo original: Bello ma dannato – Passione
Cada una de las referencias a personas o sucesos debe considerarse pura coincidencia. Cada elemento de esta
novela es completamente fruto de la imaginación del autor.
A
Alessia, Alex,
Giulia e Valentina.
Aunque sigo en la cama, mis pensamientos van hacia ti, mi amada inmortal, primero alegremente, después
tristemente, esperando saber si el destino nos escuchará o no. Yo solo puedo vivir completamente contigo y si no,
no quiero nada. Sí, estoy resuelto a vagar por ahí, lo más lejos de ti hasta que pueda volar a tus brazos y decir que
estoy realmente en casa contigo, y pueda mandar mi alma arropada en ti a la tierra de los espíritus. Sí,
desgraciadamente debe ser eso. ¿Serás más contenida y prudente desde que conoces mi fidelidad hacia ti? A
ninguna más poseerá mi corazón, nunca, nunca. ¡Oh Dios! ¿Por qué tiene uno que ser separado de alguien a
quien ama tanto?, y además mi vida es ahora una vida desgraciada. Tu amor me hace a la vez el más feliz y el más
desgraciado de los hombres. A mi edad yo necesito una vida tranquila y estable, ¿puede existir eso en nuestra
relación? Ángel mío, me acaban de decir que el coche correo va todos los días, debo cerrar la carta de una vez y
así podrás recibirla ya. Cálmate, solo a través de una consideración calmada de nuestra existencia podemos
alcanzar nuestro propósito de vivir juntos. Cálmate, ámame, hoy, ayer, qué lágrimas anhelantes por ti, tú, tú, mi
vida, mi todo, adiós. Continúa amándome, nunca juzgues mal el corazón fiel de tu amado. Siempre tuyo. Siempre
mía. Siempre nuestros.
ERIK
Encuéntrame.
Donde el tiempo se para, eliminando todo el sufrimiento.
***
ERIK
Me siento vacía sin ella, no soy yo. No responder a sus llamadas ha sido
duro. Me ha mandado diversos mensajes, pero no he respondido. Me
gustaría explicárselo, pero no puedo. Si supiera el motivo de mi
distanciamiento se enfurecería con Logan. Necesito mucho ver a mi amiga,
querría escuchar su voz, ella es la única que me conoce bien. Sé que le
parecerá extraño mi silencio y seguramente vendrá a visitarme. No sé qué
decirle si se me presenta en la puerta. Si miento lo descubrirá.
—Eh, ¿todo bien? —los brazos de Erik me envuelven, ha estado a mi lado
estos días. Él sabe lo importante que es Claire para mí.
—La echo mucho de menos.
—Lo sé, pequeña.
Se puede decir que he pasado los últimos cuatro días en este estado. No
paro de pensar en ella, es como si faltara una parte de mí. Nunca hemos
estado tantos días seguidos sin hablar con ella. Me gustaría hacer algo, pero
no puedo.
Mi teléfono, apoyado en la mesa, comienza a sonar. Veo el nombre de
Claire parpadear. Espero impotente a que pare. A continuación llega un
mensaje.
—Está viniendo hacia aquí —digo entrando en pánico. Camino sin rumbo
con la mirada perdida. ¿Qué le digo cuando la vea? Si miento se dará
cuenta, me conoce demasiado bien. Pero tampoco puedo decirle: —Tu
marido me quiere fuera de tu vida. —Se enfurecería.
—Intenta calmarte.
—¿Calmarme? No te imaginas cómo es. Lo descubrirá todo —digo
nerviosa.
—Solo di que no has tenido tiempo —responde él tranquilamente.
—Vamos, Erik. ¿Piensas de verdad que se lo tragará? Es Claire. Sabe
perfectamente que para ella siempre tengo tiempo.
El timbre suena sobresaltándome. ¿Ya está aquí? Que alguien me ayude.
Me escondo como una niña detrás de Erik. Lo escucho reír por mi gesto. —
De acuerdo, voy yo —dice resoplando.
Me quedo inmóvil mirándolo mientras se acerca a la puerta. Me mira
moviendo la cabeza y baja la manilla.
—¿Dónde está esa perra? —chilla Claire. Está enfadada.
Espero que Erik intente calmarla, y sin embargo se comporta como lo
cabrón que es. Con toda la tranquilidad se aparta señalándome.
Mi amiga asoma la cabeza y me mira penetrantemente.
—Tú. Me estás ignorando a propósito. ¿Por qué? —pregunta mientras se
acerca amenazante.
—No te estoy ignorando, simplemente no he tenido mucho tiempo.
Se detienen, me estudia y exclama. —¿Me estás vacilando? Quiero saber
por qué me estás evitando —estoy a punto de responder, pero alguien más
atrae mi atención, está también Logan. De mal en peor.
Él no entiende lo importante que es ella para mí. Me ha pedido la luna.
Lo lamento amiga, pero lo hago por tu bien.
—Claire —digo mirando fijamente a Logan. Parece asustado, le veo tragar
saliva mientras mira a Erik. Nadie creería nunca lo que estoy a punto de
hacer.
—Creo que es mejor que nuestros caminos se dividan —digo con la voz
quebrada. —Deberías pensar en tu familia, resolver las diferencias que
tenéis y no perder el tiempo conmigo.
La miro mientras se queda pálida, y como para no darle la razón.
Siento un cosquilleo en los ojos, no puedo llorar. Se daría cuenta.
—Ahora si me disculpáis voy a descansar porque no me encuentro bien —
miento. Me alejo sin darme la vuelta. No puedo mirarla a ojos, es
demasiado doloroso.
La he dejado sin palabras, no ha dicho ni una palabra. Parecía petrificada.
Soy una persona horrible, ¿cómo he podido hacerlo?
Entro en el baño y me dejo caer en el suelo llorando. Voy a extrañar todo
de ella, todo. Las lágrimas descienden desmesuradamente, no logro
contenerlas, no puedo. Quiero gritar, romper todo. Solo soy una estúpida.
He reaccionado instintivamente sin pensar en las consecuencias.
Estoy encerrada en el baño llorando no sé desde hace cuanto. Estoy en un
estado lamentable, no consigo ser fuerte. He renunciado a mi mejor amiga
para salvar su vida matrimonial. Sé que me odiará a muerte por mi
comportamiento, sin duda estará disgustada.
La puerta del baño se abre y entra la única persona que no quiero ver,
Logan.
—¡Márchate! Ya has tenido lo que querías, ¡desaparece! —grito entre
lágrimas.
Se acerca sentándose a mi lado.
—Lo siento, no quería esto —susurra. Parece realmente disgustado, en su
mirada no veo rencor.
—Cuídala, se lo merece después de todo lo que ha pasado —digo
sollozando.
—¿A qué te refieres? —pregunta confundido.
—Sabes bien de lo que estoy hablando, de su infancia.
—Elisa, juro que no sé de qué hablas.
¿Será posible que no le haya contado nada de su pasado? Sé que ha tratado
de borrar ese periodo de su vida, pero pensaba que él estaba al corriente.
—Si supieras su historia, la tratarías como una reina —digo secándome
las lágrimas.
—Le he preguntado por su pasado, pero dice que no es importante.
—Ella y yo somos una sola alma, pero no siempre ha sido así. Al
principio éramos solo amigas, pero cuando pasó un periodo difícil con
quince años nuestra relación se reforzó volviéndose única. Ella siempre ha
estado a mi lado y yo al suyo. Me has pedido que renuncie a ella y no te das
cuenta de lo que has hecho.
—No quería dividiros para siempre, solo quería daros una lección. Te
juro que mi intención era esa.
—Me has pedido que renuncie a ella incluso sabiendo que sería por poco
tiempo. ¿Nos estás haciendo sufrir por una lección de vida? Dime, ¿hay
algo más malo que eso? —lo miro decepcionada. Parece avergonzado. —
¿Ahora qué crees que debería hacer?, ¿ir donde mi amiga y decirle
«perdona, pero tu marido me pidió que renunciara a tu amistad, de lo
contrario te dejaría»? te matará con sus propias manos.
—Bueno, podríamos evitar esa parte, tal vez podrías decirle que pensabas
que era mejor así.
—¿Debería mentir para evitar que descargue su furia contigo después de
lo que me has hecho pasar? No, gracias —digo cruzándome de brazos. Se
acerca aún más y me abraza sorprendiéndome. —Lo siento por todo —dice.
—Si no os conociera bien a ambos, diría que entre vosotros hay algo —
exclama mi amiga. La miro y frunce los labios.
—¿Crees que de verdad me he creído las tonterías que has dicho antes? —
me pregunta mirándome seria.
Debí suponer que no me creería. No sé qué decir, así que me acojo a la
quinta enmienda. Reina el silencio.
—Mmm… Interesante. Además de tu discurso, me ha sorprendido otra
cosa, Logan ofreciéndose a hablar contigo. Así que he pensado: «¿A qué
está detrás de tu distanciamiento?» pero no conseguía entender qué
conexión había entre los dos. Pero pensándolo bien, no me ha costado
mucho llegar a una conclusión, querido. —Se dirige a Logan. Oh, cielos, su
mirada es asesina. Claire embarazada, sálvese quien pueda.
Él traga saliva y me mira. Eh no, apáñatelas solo. Es tu culpa si estamos
en esta situación.
—Cariño, te lo puedo explicar. —Se hace el duro, pero se ve que tiene
miedo de ella.
—¿Qué quieres explicarme?, ¿cómo has intentado alejar a mi mejor amiga
o como me has tratado últimamente? —pregunta la muy cabrona.
—Te has inventado un admirador. Vamos Claire, ya no somos niños que
juegan a esas cosas —responde él.
Permanezco en silencio observando la escena. No tengo ninguna intención
de entrometerme, tienen que aclarar las cosas.
Logan se levanta para acercarse a ella, pero Claire retrocede.
—¿Cómo has podido alejar a Elisa de mí? Sabes perfectamente el vínculo
que tenemos.
Él la atrapa contra la pared y la bloquea.
—Yo te amo, pero tienes que desmontar la armadura de guerrera —le dice
dulcemente.
Ella parpadea y lo mira dulcemente.
—Has dicho que ya no me soportas —le recuerda. Él suspira exasperado.
—Tú me has acusado de no estar enamorado de ti y yo te he dicho que
eres insoportable cuando dices esas cosas, lo que es muy diferente.
Ella querría decir algo, abre la boca, pero no emite ningún sonido.
—¿Por qué no me hablas de tu infancia? —insiste él.
—No hay nada de lo que hablar.
—¿Por qué tengo la sensación de que sí hay de lo que hablar?, ¿Por qué no
quieres hablar de ello conmigo?
Él acaricia su rostro y yo percibo el amor. Me pongo en pie aliviada.
—Claire, tiene todo el derecho a saberlo —le digo.
Lo piensa, me mira y luego dirige la mirada hacia él.
—He pasado un periodo que no deseo a nadie. No me gusta hablar de ello
porque querría borrarlo de mi memoria —dice en voz baja.
—Si no lo sabe, no podrá entenderlo. ¿No crees que ya va siendo hora de
contarle la historia?
Me mira aterrorizada.
—Vamos, irá todo bien. Él te quiere como eres y saber tu pasado solo le
servirá para comprender lo especial que eres —trato de tranquilizarla.
Logan la abraza de manera sobreprotectora.
—Reunión en baño, ¿es una nueva moda? —pregunta Erik deteniéndose en
la puerta. Mi mirada se centra en él. Justo a tiempo, ya no falta nadie más.
Me acerco a mi marido, le sonrío y después me vuelvo hacia mi amiga.
—No consigo contarlo Elisa, hazlo tú —suplica ella.
—Conozco a Claire desde que tengo uso de razón. Nos hicimos amigas
desde el primer momento. Siempre hemos compartido todo y éramos
felices. Tal vez no lo sepáis, pero Claire nunca conoció a su padre.
Digamos que su madre, en una de las muchas noches en las que se
emborrachaba por los locales, mantuvo relaciones sin protección. La madre
de Claire es una persona particular, nunca ha tenido el instinto materno. Por
eso mi amiga ha tenido que hacerlo todo con sus propias manos desde
pequeña. Cuando venía a mi casa, se sentía como en casa. Mis padres la
trataban como a una hija y a menudo pasaba días enteros con nosotros. En
definitiva, para mí era como una hermana mayor. Hacia los quince años, la
madre de Claire conoció a un cierto Roy, el cual se mudó a su casa. —Me
detengo para asegurarme de que está bien. Ella asiente, señal que puedo
seguir con la historia. Apoya el rostro en el pecho de su marido y lo abraza.
—Roy se mudó a su casa, al principio todo procedía con normalidad hasta
que una noche el hombre volvió borracho y se peleó con la madre de
Claire. Viendo que estaba pegando a su madre, Claire se entrometió y Roy
descargó su ira golpeándola. No la vi durante días, me pareció extraño, así
que fui a su casa para verla. Cuando llegué, me conmocioné. Tenía un corte
en el labio y moratones en gran parte del rostro. Cuando le pregunté lo que
había pasado, dijo que se había caído por las escaleras. No le creí, no eran
hematomas de una caída. Los días siguientes fueron diferentes, siempre
abstraída en sus pensamientos, ya no hablábamos como antes, sabía que me
escondía algo.
Suspiro profundamente, la parte más dura está por llegar.
—Todo cambió un diez de junio. Estaba tranquila en mi habitación cuando
recibí una llamada suya, lloraba y repetía: «Por favor, ayúdame». Le
pregunté donde estaba y me dijo que en el parque cerca del colegio. No
podía hacer como si nada, así que baje y se lo conté todo a mis padres, los
cuales sin perder tiempo me ayudaron a encontrarla. No olvidaré nunca la
imagen de ella sentada en ese banco. La chica que conocía estaba hecha
pedazos por un hombre sin corazón.
Me están entrando ganas de llorar, pero soy fuerte y continúo. Erik me
acaricia la base del cuello y me besa en la sien.
—Estaba traumatizada. No hablaba. Su ropa estaba manchada de sangre,
temblaba. Mis padres decidieron llevarla al hospital. Después del
reconocimiento médico fui donde ella para estar a su lado. Le pregunté qué
había pasado y me contó todas las veces que Roy volvía borracho y le
pegaba, y como su madre no hacía nada para defenderla.
Miro a mi amiga y la sonrío. Estoy a tu lado y siempre lo estaré.
—Dieron la custodia de Claire a la tía y no volvió a ver a la madre.
Arrestaron a Roy y a día de hoy continúa en la cárcel. Aquella famosa
noche hicimos una promesa. Estaríamos unidas para siempre. En cualquier
lugar, en cualquier momento, estaríamos la una para la otra.
Para calmar la situación digo: —Desde aquel día cambió, se convirtió en
la idiota que conocéis. —Ella sonríe, todos sonríen.
—Pero puedo aseguraros que no hay una persona más dulce y sincera que
ella. Yo conozco la verdadera Claire y me considero afortunada de tenerla
en mi vida.
—Yo sí que tengo suerte de tenerte. Has estado siempre a mi lado, me has
apoyado en los momentos de histeria. Si no hubiera sido por la ayuda de tus
padres, no sé qué habría pasado.
Viene hacia mí, voy en su busca y nos abrazamos.
—Te quiero mucho.
Se repone rápidamente y mira a Erik y después a Logan.
—Que quede claro, el primero que me trate como una víctima le doy una
patada en el culo —exclama seria.
Logan la coge de la mano y la tira hacia sí.
—Lo siento.
Dos simples palabras que quieren decir todo. Se besan, él le acaricia el
rostro y luego la mira con amor.
—Te quiero, pero no creas que se me ha pasado. En casa arreglamos
cuentas —le dice. Niego con la cabeza sonriendo mientras que Erik los
observa frunciendo el ceño.
—Dado tu estado, deberías tranquilizarte —murmuro.
Logan mira a Claire desconcertado, ella inclina la cabeza de lado y le
sonríe radiante.
—Esperamos un niño.
—¿Estás contenta?, ¿pero no habías dicho que no tendrías otro hijo bajo
ningún concepto? —le recuerda él.
—Bueno, no puedo devolverlo como si fuera un paquete, y además la idea
no me disgusta. No me pareces muy contento—murmura ella poniéndose de
puntillas para llegar a la altura de su rostro.
—Yo estoy encantado con la idea, ya sabes que me gustaría dar un
hermanito a Martin. Eres tú la que me sorprende.
—Si fueras más atento conmigo, sería más dócil. Ya sabes cómo es, cuanto
más das, más recibes.
Río para mis adentros por el modo en el que lo mira. Todo puede cambiar,
pero ella seguirá siendo una arpía hasta la médula. Eso no cambiará nunca.
—Perdonadme, pero ya me he cansado de estar en el baño, ¿qué me decís
si vamos a un sitio más normal? —dice mi marido atrayendo la atención de
todos.
Tiene razón, estamos encerrados aquí desde hace diez minutos. Me acerco
dándole un beso en la mejilla y salgo.
—¿Qué es esta obscenidad? —pregunta.
—No hagas como que la cosa no va contigo. Tú sabías muy bien lo que
quería hacer Logan y no me has dicho nada. Me has dejado sufrir, así que
date con un canto en los dientes que al menos has recibido eso —le guiño
un ojo y camino hacia el salón. Oigo sus pasos cada vez más cerca. Me
coge y me bloquea agarrándome de las muñecas. Me acerca a la pared
atrapándome.
—Bésame como es debido —ordena serio. Lo miro ingenuamente pero no
lo beso.
—No acepto órdenes de ti, Truston —le desafío.
Claire y Logan se han adelantado y él sabe que no nos está viendo nadie.
Contrariado observa mis labios maliciosamente.
—Considerando que siempre consigo lo que quiero, no creo que consigas
detenerme esta vez —me provoca mientras roza sus labios con los míos.
Apoya su cuerpo sobre el mío presionando con el muslo en medio de los
míos.
—Estás perdiendo el tiempo.
Sonríe satisfecho, sus labios recorren mi rostro besando la piel
delicadamente.
—Yo nunca pierdo tiempo. Simplemente estoy recordando a mi señora
cuando es el momento de obedecer.
Manipulador. Cada una de sus acciones tiene un objetivo preciso. Decido
sorprenderlo y me adelanto.
—He aprendido del mejor que hay que cogerse lo mejor y yo quiero esto
—digo un instante antes de besarlo apasionadamente. Él retrocede y elimina
el contacto. Sonríe burlonamente y se encamina hacia la sala.
—Cuando hayas aprendido quien manda, hablaremos —dice alejándose.
Permanezco apoyada en la pared flotando entre el sueño y la realidad.
¿Cómo puede tener este efecto en mí? No me lo explicaré nunca.
Capítulo 13
ERIK
Acabo de entrar en las oficinas del FBI por decisión propia. Después de
haber consultado a mis abogados, a los cuales pago generosamente, me he
percatado de lo incompetentes que son. Elisa tiene razón, antes de que la
situación empeore tengo que poner remedio.
— Buenos días, tengo una reunión con el señor Daniel Silver. Soy Erik
Truston.
— Un momento que lo llamo —responde el tipo de seguridad.
Este sitio suscita miedo ya antes de entrar. Y la presencia del señor Silver
no mejora la situación. Cuando me arrestaron me hizo miles de preguntas, a
las cuales podemos decir que no respondí sinceramente. Estoy deseando
ver cómo saldré de esta. Perfectamente podría no creer lo que le diré, y no
puedo culparlo. Esperemos que sea bastante inteligente como para saber
que digo la verdad. Tal vez si fuera por mí habría continuado negando
cualquier acusación, pero Elisa me ha dado un ultimátum por así decirlo.
Esta vez es diferente, la manera en la que lo ha dicho no deja lugar a dudas.
Se sigo mintiendo ella se alejará y yo no tengo ninguna intención de
perderla. Ahora que todas mis acusaciones han salido a la luz no puedo dar
marcha atrás.
—Señor Truston, qué agradable sorpresa —exclama satisfecho Silver
dirigiéndose hacia mí.
Por supuesto que está contento, le estoy entregando la solución del caso en
una bandeja de plata.
—Necesito hablar con usted de algunos temas importantes —digo
extendiéndole la mano.
—Sígame.
Mientras atravesamos el vestíbulo me percato de que tengo encima la
mirada de todos. Sí, veis perfectamente, Erik Truston está aquí. Mantengo
mi comportamiento habitual y continúo ignorando su presencia.
Inevitablemente soy la comidilla del momento, pero no me importa. Lo
importante es conseguir mi objetivo, el resto me da igual.
Después de haber recorrido un largo pasillo entramos en una habitación
pequeña y oscura. De acuerdo, estamos en la sala de interrogación. Tomo
aire profundamente y me acomodo en frente de él.
—Voy directamente al grano. Estoy aquí para pactar. Le diré todo lo que
quiere saber, pero a cambio quiero dos cosas —digo golpeteando el dedo
en la mesa.
—¿Qué le hace creer que está en condiciones de poder dictar las
cláusulas? —pregunta molesto.
—Después de todas las informaciones que le facilitaré, no tengo dudas de
que podrá usarlas para resolver otros casos —respondo serio.
—Primero escuchemos lo que tiene que decir y después decidiremos
sobre lo que hacer.
— ¿Le parezco estúpido? Si no firmamos un acuerdo no diré ni una
palabra.
Se mueve en la silla nerviosamente, se lo está pensando. Esto es buena
señal.
— No puedo firmar un acuerdo si no tengo garantías. Intente convencerme.
Es astuto pero yo sé cómo tratar a las personas como él. Pongo las manos
encima de la mesa e inclino la cabeza saboreando el momento. Una sola
palabra y la seguridad del inspector se esfumará como por arte de magia.
—Monforte —digo mirándolo a los ojos.
Me mira incrédulo por haber pronunciado ese apellido. Estoy seguro de
que están siguiéndole el rastro y que todavía no han conseguido incriminar
al gran jefe. No delataré a nadie. Cuando hayamos firmado el acuerdo, diré
solo lo que me concierne, no lo que sé. No quiero enemistarme con ciertas
personas, y además Tony se ha comportado como un verdadero amigo
conmigo. Elisa me ha pedido que diga la verdad sobre lo que he hecho, no
sobre lo que sé.
—Vuelvo ahora mismo —me informa levantándose de la silla de sopetón.
Con gran rapidez sale de sala cerrando la puerta tras de si. Apuesto a que
está yendo a informar a su superior. Silver estará rebosando de alegría y
soñando con un ascenso que probablemente nunca llegará.
He pensado toda la noche en lo que tendría que decir hoy, solo tengo que
concentrarme y usar las palabras adecuadas. No vaya a ser que interprete
las cosas como quiere y no como son.
Silver vuelve con algunos folios en la mano y con la cara más relajada. Ya
está. Tengo la victoria en la mano.
—Dígame qué querría a cambio de sus informaciones.
—Quiero que todas las acusaciones en mi contra desaparezcan y el
nombre del testigo porque temo por mi integridad y por la de mi familia.
—En lo primero estoy de acuerdo, pero por lo que respecta al testigo no
puedo. Nos ha dado pistas muy importantes y tenemos un acuerdo.
—No tiene sentido, descubriré su identidad de todas formas en el tribunal
—digo molesto.
— No lo hará, la declaración se realizará a puerta cerrada solo en
presencia del juez.
Nunca he escuchado una estupidez tan grande. Me pregunto si es legal.
¿Quién puede ser?, ¿y qué información tan importante puede facilitar? Hay
algo que se me escapa. No paro de pensar en quien puede ser, pero no se
me ocurre nadie. No soy un santo, pero no creo que tenga muchos enemigos
a parte de ese loco de Stefan. Tendré que investigar por mi cuenta. No
consigo hacerme a la idea, una persona que me acusa de algo que no ha
sucedido tiene que estar seriamente enfadada conmigo. He pasado días
enteros pensando en toda mi vida y en quién podría ser, pero no he llegado
a ninguna conclusión.
—Dígame señor Truston, ¿quiere firmar? —pregunta impaciente.
—Sí.
Prepara el acuerdo, lo leo con atención y lo firmo. A continuación coge
otros folios y me examina.
—Cuando quiera podemos comenzar.
Asiento previendo un día muy largo.
Me pregunto a quién he ofendido para tener toda esta atención, espero
descubrirlo muy pronto.
Testigo misterioso
Bien, por lo que parece este imbécil ha ido al FBI. Pensaba que sería más
difícil, pero es un esclavo de su mujer. Elisa y su sentido de defensora de la
justicia me han hecho todo más fácil. Está cayendo en mi trampa sin darse
cuenta. Muy pronto podrá despedirse de todo lo que tiene. Continúa así,
Erik Truston.
No tengo más tiempo que perder. Me encuentro delante de un local
llamado Plaza. Mirándolo bien parece un bar como muchos otros, pero
tengo la certeza de que aquí dentro está el hombre que busco. Según mis
fuentes este sitio es suyo y lo usa como tapadera.
A la entrada me para un gorila examinándome de pies a cabeza. Tiene la
mirada de delincuente.
—Estoy aquí para ver a Tony Monforte —digo.
— No sé quién es —responde el hombre. Claro, cómo no, no cuela.
Imagino que sea un modo para permanecer en el anonimato.
—Dígale que Smith está aquí.
El portero susurra algo a otro hombre, el cual entra dentro del local. ¿Es
necesaria toda esta escenita? Tengo prisa, no puedo perder tiempo. Pasan
pocos minutos y el hombre regresa.
—Puede entrar —exclama señalando la puerta.
No espero a que lo diga dos veces. Cuando entro el hombre que había
salido me señala una puerta de madera al fondo de la sala. Observo el lugar
advirtiendo un ambiente de delincuencia. Hay demasiadas caras poco
fiables.
Abro la puerta respirando profundamente. Reconozco que tengo un poco
de miedo, nunca he llegado a estos niveles.
Me encuentro en una habitación pintada de negro. Muy macabro. Un
hombre joven sentado en una mesa me observa mientras me acerco a él.
Parece inofensivo. No puedo decir lo mismo de los tres hombres en pie
situados detrás de él.
—Buenas noches, señor Smith. ¿Cómo puedo ayudarle? —pregunta el
chicho. Apoya los codos sobre la mesa y junta las manos.
—Estoy aquí para advertirle —digo sentándome en frente.
—¿De qué exactamente? —pregunta sorprendido.
— En este momento Erik Truston está dando cierta información que le
concierne al FBI.
El hombre se levanta de golpe golpeando con los puños en la mesa. —
Imposible —gruñe.
—Pues es posible. ¿Por qué no pregunta a los contactos que seguramente
tendrá dentro del FBI?
—Supongamos que es verdad, ¿usted que gana? —pregunta sospechoso.
—Quiero que Erik Truston pague por todo lo que ha hecho. No se merece
nada de lo que tiene —respondo manteniendo la mirada fija en él.
—Después de todo lo que he hecho, él me recompensa así. No se saldrá
con la suya —murmura volviéndose hacia sus hombres.
Creo que he alcanzado mi objetivo, muy pronto Erik tendrá lo que se
merece y yo me quedaré con todo lo que es suyo. Por fin.
— Gracias por la información, señor Smith —dice dirigiéndose hacia mí.
Me levanto, pero uno de sus hombres me impide marcharme
bloqueándome el paso.
—Antes que se marche quiero decirte un par de cosas. Sé exactamente
quién eres, no creerás que me he tragado la historia del señor Smith,
¿verdad? Espero por tu bien que la información que me has facilitado sea
cierta, porque de lo contrario te buscaré y mataré personalmente.
Mierda, esto sí que no. He intentado por todos los medios esconder mi
verdadera identidad, pero este hombre es astuto. Más de lo que pensaba.
—Sé muy bien de lo que hablo —respondo y salgo de la habitación.
Subo al coche e suspiro aliviado. Ha sido más duro de lo que creía, pero
ha valido la pena. El juego tiene que continuar, no puedo detenerme ahora.
Quiero todo lo que le pertenece. Quiero su sociedad, su dinero y sobre todo
a su dulce Elisa. No se la merece. Ella necesita un hombre mejor y no un
mentiroso y manipulador como él. Debo ser prudente, esperar a que
Monforte actúe y solo entonces jugaré mis cartas. Primero tengo que
quitarme de en medio a Erik para poder coger lo que me corresponde. He
soportado a ese cabrón demasiado tiempo, no aguanto más. Siempre tengo
que actuar, fingir que le aprecio. Él y su modo de hacer las cosas como si
fuera el padre eterno. Trata a la gente como marionetas, manipula la vida
ajena a su antojo. Ha creado todo su imperio de manera corrupta. No
debería tener lo que tiene. Cuando he firmado el acuerdo con el FBI, creía a
duras penas la facilidad con la que había conseguido convencerlos. Comían
de mi mano mientras les contaba secretos de Erik Truston. Obviamente
nunca se ha dará cuenta de nada, se fía ciegamente de mí. Pobre idiota. A
veces me hace reír lo estúpido que es. Si supiera cuánto rencor le guardo…
Capítulo 15
ERIK
—Le repito la pregunta por última vez. ¿Usted ha hecho o no negocios con
la familia Monforte? —pregunta Silver perdiendo visiblemente la
paciencia.
Lo miro mientras golpetea la mesa con los dedos. No aguanto más aquí
dentro. Ya tengo suficiente.
—Le repito que no tengo nada que ver con ese apellido. Lo único que
puedo decirle es que me han prestado dinero para abrir mi empresa. Tony
Monforte siempre se ha comportado conmigo correctamente —respondo
aburrido.
—¿Quiere haceme creer que no sabe nada de lo que hacen? Vamos, señor
Truston, ¿me toma por estúpido? Esas personas no prestan dinero si no
reciben nada a cambio. Quiero saber la verdad. ¿Qué ha hecho para
merecerse ese préstamo? —pregunta acercándose a mi rostro
amenazantemente. ¿Cree realmente que me da miedo? Patético. De mi boca
no saldrá una sola palabra. Nadie lo sabrá nunca.
— No puedo inventarme las cosas. Me han prestado dinero porque Tony
yo éramos amigos. No me interesa lo que hace con su vida.
—Entonces nuestro acuerdo deja de tener validez. Haré que pague por
todas las cosas que ha hecho. Veamos un poco… Violación de la intimidad,
allanamiento de morada, corrupción, y para acabar un intento de asesinato.
Vaya, no está nada mal.
Me gustaría reventarle la cara a este imbécil. Piensa que soy tan estúpido
como para no saber cómo salir de aquí. No me conoce en absoluto.
—Silver, nuestro acuerdo prevé que yo la diga la verdad sobre lo que he
hecho o lo que sé, por lo tanto es válido a todos los efectos. He admitido
mis errores, excepto el intento de asesinato que nunca he cometido. Si usted
quiere astutamente retirar nuestro acuerdo, le aseguro que haré de su vida
un infierno. Que quede claro, soy una persona que no haría daño a nadie,
simplemente haría que trabajara mucho más. ¿Qué pensaría la opinión
pública de su impropiedad? por no hablar del jurado, ¿creen que le darían
la razón sabiendo qué comportamiento tiene?
Te he puesto en un apuro idiota. Solo las personas como tú hacen de mí el
hombre que soy ahora. Todo lo que he hecho nunca habría salido a la luz si
no hubiera sido por ese testigo misterioso. Me encargaré también de él y de
un modo u otro descubriré quién es.
Silver sale de la habitación como una furia. Me sabe un poco mal por su
trabajo, pero no puedo decir todo lo que sé. Me arriesgaría a poner en
peligro mi vida y la de todas mis personas queridas. Mejor no tener ciertos
enemigos, va más allá de mis límites.
Estoy deseando salir de aquí y volver con ella, la única persona
importante en esta mierda de vida.
Después de media hora de espera desquiciante, Silver y otros dos de sus
hombres entran en la habitación mostrando una expresión de quien se ha
rendido.
—Señor Truston, puede marcharse. Nuestro acuerdo sigue en pie. Desde
hoy es un hombre libre, pero no crea que se librará tan fácilmente de mí. La
próxima vez que haga un paso en falso, me aseguraré de que reciba lo que
se merece —amenaza.
—También para mí ha sido un placer pasar todo el día contigo. Hasta más
ver, Silver.
Me meto la chaqueta y por fin salgo de la habitación. Mientras recorro el
pasillo me siento observado, diría que por todos. Sé lo que están pensando,
que no puedo estar suelto después de las acusaciones que he recibido. Si
fuera por mi mujer iría un tiempo prisión, ella y la justicia. Pero
sinceramente, la idea de ir no me apetece para nada, ya me ha valido con
esos pocos días. Creo que de ahora en adelante prestaré mucha atención,
Silver hablaba en serio. Estoy seguro de que se convertirá en mi sombra.
Cojo el teléfono entre las manos y veo un mensaje de Elisa.
Espero que te estés portando bien. Esta noche cenamos donde Logan.
Nos vemos allí. Te quiero.
Sonrío como un idiota pensando en ella. Siempre sabe cómo hacer único
incluso un simple mensaje. Estaba segura de que diría la verdad, no me ha
dado elección. Lo repito, es única.
—Señor Truston, espere —grita alguien a mis espaldas. Me giro de
sopetón y veo a Silver correr hacia mí.
—¿Qué quiere todavía?
—¿Por casualidad ha hablado con su mujer? —pregunta sin aliento. ¿Pero
qué pregunta es esa?
—¿Y eso por qué debería interesarle?
—Llámela y asegúrese de que esté bien —dice retrocediendo. No
entiendo qué demonios quiere, pero el hecho de que me pida que la llame es
extraño. Lo miro desconcertado e intento llamarla. El teléfono está
apagado.
—Está apagado. ¿Ya está contento? —pregunto moviendo el teléfono.
—Tal vez es mejor que acuda corriendo a su casa.
—¿Silver, se puede saber qué diantres le pasa?, ¿qué quiere de mi mujer?
—respondo descortésmente.
—Lo lamento, Truston, pero su casa ha saltado por los aires. Está en todos
los telediarios.
Me da vueltas la cabeza, me cuesta respirar.
Intento llamar a Elisa, el teléfono continúa apagado. Estará en casa de
Claire. Intento llamar a su amiga pero no responde. Maldición, ¿para qué
quieren el teléfono si luego no responden nunca? Intento el último recurso,
Logan.
—Eh, amigo
—¿Elisa está ahí?
—No ha llegado todavía, ¿por qué?
—Enciende la televisión —digo antes de colgar.
El corazón me late a mil por hora, no consigo controlar el pánico que se
apodera de mí. Ella está bien. Intento respirar. No ha pasado nada. Respiro
de nuevo profundamente. Mierda, no funciona. Tengo que hablar con ella y
saber que está bien. Tengo que encontrarla. Ella está bien, no está ahí
dentro. Debo hacer algo. Debo encontrarla y asegurarme de que está bien.
—Tengo que ir a casa —digo con la mirada en el teléfono. Vuelvo a
llamar, nada. Lo reintento, nada.
Capítulo 16
ERIK
Cuando llego ante lo que queda de nuestra casa, corro hacia el primer
bombero que veo.
—¿Había alguien en casa? —pregunto en estado de pánico.
— No lo sabemos todavía señor. Estamos todavía tratando de apagar el
fuego.
No puedo esperar, tengo que saberlo. Miro alrededor buscando al agente
Silver y no tardo mucho en reconocerlo. Está hablando con un bombero. Me
acerco escuchando la última parte de la conversación. Por lo que parece ha
sido un incendio intencionado, pero no están seguros. No es esto lo que me
preocupa, quiero saber dónde está mi mujer. Estoy a punto de pedir
información cuando en ese instante el teléfono comienza a sonar. Un número
desconocido.
—¿Sí?
—Ha llamado Elisa, está bien —responde un Logan feliz.
Las palabras llegan como un alivio inmediato. Gracias Dios, está bien.
Ha tratado de llamarte pero no tenías cobertura, así que ha llamado aquí.
Está en la gasolinera que está cerca de la cafetería Just. Dice que ha
pinchado una rueda.
No podía recibir una noticia mejor. Al menos sé que está bien.
—Gracias, Logan. Voy inmediatamente a buscarla. —Meto el teléfono en
el bolsillo y voy hacia el coche, pero la voz de Silver me detiene.
—No tengo tiempo ahora, tengo que ir a buscar a mi mujer.
—Me alegro de que esté bien, pero necesito que vuelva aquí.
Asiento y subo al coche.
Estoy deseando abrazarla. Durante un instante he pensado en lo peor y es
una sensación que no querría volver a experimentar nunca.
Cuando llego a la gasolinera la veo a lo lejos hablando con un hombre de
unos cincuenta años, siempre muy sociable mi mujer. Parece tranquila. Me
pregunto cómo se lo tomará. Sin duda no muy bien.
Bajo del coche y me encamino hacia ella.
—Aquí está mi caballero ilocalizable —comenta sonriendo. Esa sonrisa
desaparecerá muy rápido y una vez más por culpa mía. La abrazo y percibo
su dulce perfume. Me invade una sensación de paz y tranquilidad.
—Me alegra saber que me has echado de menos —comenta riendo. Su
mano acaricia mi pelo y en ese momento me maldigo por todas las veces
que la he hecho sufrir. No me la merezco.
—Elisa, debo decirte una cosa.
Me mira con una mueca, sabe cuando la llamo por el nombre es algo serio.
—Dime que no has liado ninguna en mi ausencia.
La miro mientras entrecierra los ojos y me mira en ese modo que me hace
enloquecer aún más. Todavía no se ha dado cuenta de que la encuentro
irresistible cuando quiere hacer la maestra.
—Es una cuestión delicada. Tenemos que ir a casa, ha pasado algo con lo
que no contaba —digo alejándome de ella.
—No entiendo por qué te tienes que ir siempre por las ramas. Ve al grano,
dime qué ha ocurrido —protesta.
Tomo aire profundamente consciente de que todo cambiará.
—Nuestra casa está en llamas.
Abre la boca mientras palidece. Me mira como dudando de lo que ha
escuchado. Se mueve lentamente y se sienta en el borde de la acera. Mira al
frente con la mirada perdida. De acuerdo, es oficial. Está en shock.
Permanece en ese estado durante varios minutos y no tengo el valor de
decirle nada. No sé qué decir, nunca la había visto así. No se mueve, no
dice una palabra, ni siquiera hace el más mínimo ruido. Me apoyo en el
coche mirándola fijamente. Por favor, dime algo. Se levanta rápidamente y
viene hacia mí.
— ¿Ha sido culpa mía?, ¿me he olvidado algo encendido? —pregunta
alarmada.
—No lo sé. Vamos a casa y vemos qué nos dicen. Cuando me he marchado
los bomberos estaban apagando el fuego.
—Vamos. Quiero saber qué ha pasado —ordena.
Probablemente piensa que es ella la culpable, pero la teoría es otra bien
distinta. No sé por qué me parece una advertencia. Si los bomberos
confirman que ha sido un incendio intencionado, quiere decir que alguien
me está mandado un mensaje. Aprieto el volante con fuerza mientras
mantengo la mirada en la carretera. Sabía que no era una buena idea decir
la verdad, mierda. Si es como pienso, estamos metidos en graves
problemas. Tengo que protegerla, no permitiré que le pase nada más.
Espero equivocarme porque de lo contrario no sé cómo acabará esta
historia.
—¡Oh, Dios mío! —exclama en cuanto llegamos ante nuestra casa. Lleva
las manos a la boca y su hermoso rostro se inunda de lágrimas. Se me
rompe el corazón viéndola así y saber que podría ser culpa mía solo
empeora la situación.
Bajamos del vehículo y en ese momento el agente Silver se dirige hacia
nosotros.
—Truston, señora. Está confirmado, el incendio ha sido provocado. Elisa
me mira penetrantemente. Lo sabía, ahora empieza el verdadero infierno.
—¿Quién podría hacer algo así? —pregunta volviéndose hacia el agente.
Silver la mira para después mirarme como si no supiera qué decir.
Suspiro mientras cojo su mano.
—Nadie puede saber quién ha sido. Sin duda alguna investigaremos y en
cuanto sepamos algo os informaremos.
—¿Por qué tengo la impresión de que vosotros sabéis perfectamente quién
ha sido el culpable? —responde nerviosa con la mirada puesta en mí. Será
más duro de lo que pensaba. Creo que Silver, al igual que yo, ha intuido
quién podría hacer algo así, pero es un solo una hipótesis. Antes de acusar a
alguien se necesitan pruebas. No creo que la cosa más adecuada sea
informar a Elisa de todo, se preocuparía todavía más y no quiero.
—Creo que Stefan ha enviado a alguien, pero no estoy seguro—miento.
—Ese hombre no nos dejará nunca en paz —murmura; —todas nuestras
cosas han desaparecido. Nuestros recuerdos. Toda nuestra vida se está
desmoronando —continúa mirando lo que queda de la casa, escombros.
— No digas eso. Verás cómo todo se arreglará. Reconstruiremos nuestra
casa, te lo prometo —intento tranquilizarla.
—¿Todo se arreglará?, ¿te estás escuchando? Nada volverá a ser como
antes. Nuestra casa, nosotros, nuestra vida. Se está desmoronando todo. No
hay nada que vaya bien. Mira a tu alrededor, reina solo el caos —grita
desesperada.
Camina hacia los escombros pero un bombero trata de impedirle el paso.
—Apártese —dice fría. El bombero la pulveriza con la mirada, pero
Silver le hace señas para que la deje pasar.
Continúa caminando mientras mira por el suelo como si estuviera
buscando algo. La veo secarse las lágrimas y en ese momento no aguanto
más y decido acercarme.
—Tranquilízate, arreglaré todo —susurro abrazándola.
—Sabes que no puedes — responde llorando. Es verdad, nada volverá a
ser como antes, pero intentaré hacer lo que esté en mi mano. Soy el único
culpable de todo esto. Estas son las consecuencias de mis errores. Tengo
que mantenerla al salvo hasta que no acabe todo esta historia. Por culpa mía
hemos perdido a nuestro hijo y nuestra casa.
Capítulo 17
Estoy en la oficina.
No hay nada que hacer, es más fuerte que él. Qué pena que en las cuentas
no haya problemas, era solo una excusa. En realidad hace algunas semanas
teníamos el presentimiento de que hubiera gastos sospechosos, pero
después lo solucionamos.
—Volviendo a nosotros. Yo estoy preparado para empezar con la misión
yendo hacia una muerte segura. ¿Y tú?
—No haces gracia. Y sí, estoy lista —respondo seriamente.
Levanta las manos en señal de rendición.
—Espérame aquí, voy a ir a coger tres cafés —dice saliendo del
despacho. ¿Por qué yo parezco nerviosa y él tranquilo?
Respira. Respira. Que no cunda el pánico, no ahora.
Después de varios minutos entra con dos tazas de café guiñándome el ojo.
Señal de que Tom está bebiendo el café que contiene somnífero.
—Solo tenemos que esperar a que surja efecto —susurra.
Se comporta de manera extraña. Parece que todo esto le gusta.
Continúa mirando el reloj de pared y después de diez minutos exactos abre
la puerta para comprobarlo.
El pobre Tom yace en el suelo durmiendo.
—Espero por tu bien que no le pase nada —comento saliendo de la
oficina.
—Solo le he dado un somnífero para caballos, no le pasará nada —
respondo tranquilo.
Lo miro pasmada por lo que ha dicho y él se pone nervioso.
—Querías librarte de él y lo he hecho. Así que no comiences—continúa.
—Librarnos de él, no arriesgarnos a matarlo, Lukas.
Es mejor olvidarnos de esto, tenemos poco tiempo. Caminamos
decididamente hacia la salida. Miro a mi alrededor con miedo a
encontrarme a Erik de frente. Cogemos el ascensor y salimos por la salida
secundaria.
Lukas me acompaña al aparcamiento y se detiene ante un coche que no
reconozco.
—¿Y este coche de dónde ha salido? —pregunto mientras abro la puerta.
—¿Te creías que me presentaría en la guarida de la mafia con mi coche?
Lo he alquilado esta mañana.
—Por cómo te comportas, parece que tienes cierta experiencia en esto —
comento.
—Qué graciosa eres. Espero que tengas el mismo espíritu cuando veas a
Monforte —contesta.
Un teléfono suena interrumpiendo nuestra conversación. Es el mío. Ya sé
quién es, estoy segura. Miro la pantalla, el nombre de mi marido parpadea.
—Es él. ¿Qué hago?, ¡eh!, ¿qué hago? —pregunto nerviosa.
—Tranquilízate. Me pones nervioso cuando haces eso. Responde y di que
estás yendo a hacer una cosa. Yo que sé, invéntate algo.
—Tengo que decir que eres de mucha ayuda —me quejo volviendo a meter
el teléfono en el bolso. Soy una cobarde, no consigo responder.
—Ya sabes que te llamará hasta que respondas, ¿no?
—Lo sé. Y seguramente tardará poco en ir a la oficina —respondo
resoplando. Esto acaba de iniciar y ya es un desastre.
Una hora en silencio total. Nos hemos visto obligados a apagar el teléfono,
Erik no ha parado ni un segundo de llamarme. Imagino lo furioso que estará.
Por no hablar de cómo se pondrá cuando descubra lo que voy a hacer.
—Ya hemos llegado —comunica aparcando el coche de frente al local.
Parece un local cualquiera. Delante de la puerta hay dos hombres
vigilando. Me esperaba yo que sé, algo más sucio. Tal vez he visto
demasiadas películas.
—De acuerdo, allá voy. Si no vuelvo en media hora ya sabes lo que hacer
—digo.
—Espero que todo vaya bien. Si te pasa algo no me lo perdonaría nunca, y
además estoy segurísimo de que mi hermano me mataría.
Bajo del coche respirando profundamente. Ha llegado la hora de la
verdad.
Me acerco a los dos hombres con mucha calma.
—Buenos días, vengo a ver a Tony Monforte. Decidle que Elisa Truston
tiene que hablar con él.
Capítulo 20
TESTIGO MISTERIOSO
Silver está aquí y quiere verme. Solo quería avisarte, hablamos luego. Te
quiero.
Contestador.
No hay señal. Lo reintento.
Contestador.
Lo reintento.
Contestador.
Duermo siempre porque solo así puedo verte. Me dices que me quieres,
pero después desapareces repentinamente.
Me despierto y grito, lloro, te llamo, pero tú no vienes. Me siento vacía,
te suplico, pero tú no vienes. Quiero llegar a ti y estar entre tus brazos
para siempre amor mío.
Capítulo 26
Tres meses sin él. Nadie sabe lo que se me pasa por la cabeza, porque no
pueden entender la rabia que tengo dentro. Mi marido ha muerto a manos de
alguien, y ese alguien tendrá que pagar. Dolor. Rabia. Dolor. Rabia. Siento
solo estos dos sentimientos que se alternan continuamente. Pretendo ir al
FBI, el agente Silver tendrá que aclararme muchas cuestiones. Tiene que
explicarme cómo ha sido posible todo esto. Quiero un nombre, quiero saber
quién es el testigo, quiero saber quién ha matado a mi marido. Aunque ya
tengo un sospechoso. Monforte. Iré a hacerle una visita personalmente,
mañana. Quiero la verdad. Hay algo que se me escapa de las manos y no sé
qué. Aparco el vehículo en frente de la imponente sede del FBI con un
único objetivo: descubrir la verdad. Ya sé que el agente Silver se opondrá,
pero lo intentaré por todos los medios. A la entrada un tipo de seguridad me
impide el paso.
—Soy Elisa Truston, necesito hablar con el agente Silver —digo
fríamente.
—Espere aquí —responde señalando un rincón con dos sillones. Me
siento y espero.
Después de diez minutos de espera, me dejan subir al tercer piso. Cuando
las puertas del ascensor se abren, encuentro a Silver esperándome.
—Señora Truston, ¿qué le trae por aquí? —pregunta visiblemente
incómodo.
—Necesito hacerle algunas preguntas acerca de la muer… Del accidente
de mi marido —digo.
—Sígame —dice señalando un largo pasillo. Cuando llegamos a su
despacho, decido no perder el tiempo y comienzo el discurso que me he
traído preparada.
—¿Usted me puede explicar cómo es posible que un mafioso descubra
ciertas informaciones reservadas relacionadas con el interrogatorio? —
pregunto.
El hombre se endereza en la silla sin mirarme.
—Estamos llevando a cabo una investigación interna por este motivo, pero
no creo que sea la causa de la muerte de su marido.
—¿Usted cree?, ¿tiene pruebas al respecto? —pregunto molesta. Se crea
una larga pausa que equivale a una confirmación.
—¿Quién es vuestro testigo? —pregunto.
—Lamento no poder darle esta información —responde serio.
—Tiene razón. Es mejor proteger a un cabrón que ha decidido meter en
problemas a mi marido que ayudarme a mí —digo levantándome.
—Señora, puedo entender el dolor que siente, pero no le consiento que me
hable de esa manera.
—Si usted lo entendiera, me ayudaría. Pero no se preocupe, descubriré
sola quién ha sido. No descansaré hasta que descubra la verdad.
Salgo de su despacho enfurecida. No ha servido para nada venir hasta
aquí. Solo tengo otra posibilidad para descubrir la verdad. Tengo que
hablar con Monforte.
Capítulo 27
ERIK
No creo que la idea de Erik funcione, pero aprecio que esté tratando por
todos los medios de resolver nuestra situación. No es propio de él
proponerme ir a un consejero matrimonial y tengo la sensación de que
Claire tenga algo que ver en esto.
Cuando llegamos al despacho de Eleanor Dalls, una mujer joven nos da la
bienvenida. Naturalmente mi marido no ha pasado desapercibido, le ha
mirado de arriba abajo. Pero le ha bastado una de mis miradas asesinadas
para desviar la atención de lo que es mío.
—Señores Truston, si quieren pueden acomodarse —nos señala una puerta
a su derecha. Dejo que Erik vaya por delante. Una vez dentro de la
habitación miro a mi alrededor. Una amplia habitación con muebles
antiguos, libros, muchos libros, muy acogedora.
—Bienvenidos —exclama una voz de repente. Me vuelvo de sopetón y me
encuentro ante una mujer de pelo cobrizo con un sombrero rojo. ¿Pero quién
es, Jessica Rabbit? Venga ya, esto es mala suerte. ¿Cómo demonios puedo
hablar con ella de mis problemas de pareja? Intento mantener una aparente
tranquilidad mientras le extiendo la mano.
La mujer me mira y con una ligera sonrisa responde a mi gesto. —Por
favor, acomódense —dice señalando dos sillones. Sigo sus movimientos
mientras se acerca a mi marido.
—¿Qué les trae por aquí? —pregunta colocándose las gafas de ver. Coge
un folio y se sienta frente a nosotros.
—Ha sido la nueva y brillante idea de mi marido —respondo molesta. No
he podido contenerme, todavía no he aprendido a controlar mis ataques de
rabia. Él me mira seriamente sin añadir nada. La mujer asiste en silencio,
nos observa y eso no me gusta en absoluto.
—Noto una cierta hostilidad entre ustedes —comenta la mujer.
No puedes imaginar cuánta. Pensaba que me había desahogado en el
gimnasio, pero ahora estoy en el punto de partida.
—Si no me equivoco, estas reuniones sirven para aclarar ciertas
cuestiones. Creo que lo más adecuado sería comenzar por el principio y
explicar qué es lo que me ha llevado a mostrarme hoy tan hostil —digo
mirando a la mujer mientras esta asiente continuamente.
—Creo que es lo mejor que podemos hacer —comenta
— Señor Truston, ¿quiere comenzar usted?
Se aclara la voz y apoya las manos a los lados del sillón.
—Bueno, yo puedo comenzar diciéndole todo lo que quiero a esta mujer.
De todo lo que estaría dispuesto a hacer por ella.
—Querría saber cómo ha comenzado todo. Querría saber su punto de vista
desde el principio y después el de su mujer. Solo así me puedo dar cuenta
de lo que está pasando —dice calmadamente.
Me gusta. Yo también estoy deseando saber qué es lo que se le pasa por la
cabeza.
ERIK
Es difícil seguir el ritmo a Erik Truston, sobre todo si este último está
obsesionado con controlar todo. Le quiero, pero en este momento está
poniendo a dura prueba mi paciencia.
—Déjalo ya —lo regaño.
—Yo creo que sería útil tener uno —continúa ojeando un catálogo donde
hay diversos aparatos médicos, pero él está concentrado en el ecógrafo. Me
pregunto de dónde demonios lo ha sacado la propaganda, además, ¿será
legal tener uno en casa? Mejor no preguntar.
—Si no dejas de mirar eso me traslado a Bora Bora hasta el final del
embarazo —lo amenazo.
No aguanto más, es agobiante.
No le ha valido con la bombona de oxígeno, sino que ahora también quiere
el ecógrafo. Para eso me traslado al hospital hasta el final del embarazo.
—Yo cojo uno por seguridad. Bueno, mejor dos por si acaso uno no
funciona bien —murmura pasando las páginas.
—¿Y quién lo debería usar?, ¿tú? —pregunto.
Sonríe como un tonto y asiente.
—El médico ha dicho que todo procede con normalidad, no necesitamos
todos estos aparatos en casa.
Ha sido una emoción indescriptible ver a nuestro hijo por primera vez.
Erik tenía los ojos llorosos, la mirada perdida y yo no era una excepción.
Me ignora mientras continúa dando un vistazo al catálogo.
—Estamos solo al quinto mes, si sigues así corro el riesgo de volverme
loca —me quejo.
—Relájate cariño, solo quiero tomar las precauciones necesarias.
—Precauciones un cuerno. Tú estás completamente loco.
Tengo que mantener la calma. Todo esto no me viene bien.
Me acaricio la barriga mientras miro la televisión. ¿Soy yo o este sofá es
incómodo? Tengo un dolor de espalda terrible, por no hablar de los pies
hinchados, a estas alturas ya no consigo soportar nada.
—Esperemos que nuestro hijo mañana decida mostrarnos su sexo —dice
apoyando la mano en mi barriga.
En la última ecografía nuestro niño no ha querido hacerlo, creo que lo de
dar fastidio lo ha cogido de su madre.
—Me gustaría no descubrirlo. Querría que fuera una sorpresa—confieso.
Estoy segura de que no aceptará nunca, él se está muriendo de la
curiosidad.
—Puede ser una bonita sorpresa —dice.
Creo que he escuchado mal. Probablemente ha sido fruto de mi
imaginación. Lo observo atentamente, parece hablar en serio.
—¿De verdad?
—Sí.
Qué extraño, no es típico de él. Seguramente esconde algo. Sonríe pero yo
conozco bien esa sonrisa, algo malo se acerca.
—Suéltalo. ¿Qué quieres a cambio?
Mueve la cabeza disfrutando, se acerca, besa mi barriguita y luego levanta
la mirada hacia mí.
—Si resisto a la tentación de saber el sexo de nuestro hijo, tú me dejarás
tomar cualquier precaución que se me ocurra sin discutir.
Sabía que había gato encerrado. La pregunta es… ¿Resistiría a todo lo que
se le pasará por la cabeza?
Él se pone en pie de golpe y yo me estremezco.
— ¿Estás loco?
—Sí, estoy loco por ti y por nuestro hijo, y se me acaba de ocurrir una
idea genial.
Comienzo a temblar.
—¿Qué idea?
—Contrataré a una enfermera para que venga a vivir aquí durante todo el
embarazo. De esta manera podrá controlarte y para cualquier problema que
surja la tendremos a ella.
Decidido, voy a matar a mi marido.
—Hazlo, Erik, y te aseguro que verás desaparecer para siempre a tu mujer
y a tu hijo.
Me fulmina con la mirada, apoya las manos a los lados de mi cadera y se
acerca.
—Nadie podrá alejarme de mi mujer y de mi hijo, ni siquiera tú misma.
Trago saliva, me atemoriza cuando habla de ese modo.
—No contrates a nadie, deja que todo proceda de manera natural. Respira
y deja a un lado tu manía de controlar todo.
Me mira, lo piensa y se acerca aún más. No dice nada, acaricia mis labios
con los suyos y finalmente me besa.
Fin de la guerra.
Capítulo 35
Contrato de felicidad.
Levanto la mirada. ¿En serio, Truston? Levanto los ojos al cielo y sigo
leyendo.
Eternamente tuyo.
Erik.
Levanto los ojos del folio y lo miro con los ojos llorosos, ¡Vaya! No sé
qué decir. Me ha dejado sin palabras. Había renunciado hace tiempo a la
idea de tener una vida normal y ahora tengo miedo de que todo sea un
sueño. Me parece imposible.
—Di algo, pequeña.
No sé qué decir, me siento en otra dimensión. La felicidad que estoy
sintiendo en este momento es indescriptible. Rodea mi rostro con sus manos
y sonríe inclinando la cabeza. —Lo sé, te he dejado sin palabras —
comenta. Con el pulgar acaricia mis labios. —Debería dejarte sin palabras
más a menudo, me gusta sorprenderte —continúa mientras yo no soy capaz
de reaccionar.
—Tienes la misma cara que cuando te he pedido que te cases conmigo en
París. —Me besa y se aparta. —Incredulidad, —otro beso, —felicidad, —
otro beso, —miedo.
—Si no hablas en tres segundos juro que llamo a un médico, me estoy
preocupando —advierte seriamente. Y es esto lo que me hace reaccionar,
sonrío.
—Estoy bien —digo con un hilo de voz. —Solo necesito un poco de
tiempo, temo caerme de las nubes de un momento a otro.
—Te quedarás en esa nube toda la vida, cariño mío. Me aseguraré de que
te estés cómoda.
Me derrito. Lo rodeo con mis brazos y lo beso.
—Gracias —digo apoyando el rostro entre su hombro y su cuello.
—Gracias por existir —responde apretándome con fuerza. Respiro
profundamente. Me siento libre y feliz. Ahora ya lo tengo todo. En su
mirada he encontrado la luz y espero que esa sonrisa no se apague nunca.
EPILOGO
FIN
Agradecimientos
Es difícil poder dar las gracias a todas las personas que están entre
bastidores y en cada historia intento mostrar mi agradecimiento a personas
distintas aunque estén todas presentes en mi trayectoria. Apuesto y maldito
ha sido la primera novela que he escrito. He comenzado escribiendo
pequeñas capítulos en Wattpad y en poco tiempo he tenido un éxito
inesperado. A decir verdad no me lo esperaba para nada. Yo solo quería
escribir la historia de un amor atormentado, no tenía proyectos futuros, no
tenía pensado publicar la historia en ningún otro sitio; simplemente amaba
la relación que se había creado con los lectores de wattpad. Nunca olvidaré
ese periodo porque ha sido el más bonito. Cada uno de vuestros
comentarios quería decir mucho para mí. Todo comenzó por casualidad, el
sueño de una chica que quería transmitir emociones. Gracias al vuestro
boca a boca muchas personas han podido leer la historia, os agradezco el
tiempo que habéis dedicado a mí y a mis relatos. Os quiero y nunca
olvidaré lo que habéis hecho y continuáis haciendo.
Quiero dar las gracias a Cinzia porque hace tarjetas de presentación
fantásticas, y también a mi pequeña Chiara que me sorprende también con
ellas representando así todas mis historias y mostrándose siempre
entusiasta cuando le hablo de una nueva historia. Rosanna, que ha sido muy
amable realizando también ella una tarjeta de presentación para Apuesto y
maldito. Sam, que se ha convertido en una hija aunque tiene diecisiete años,
eres una tocapelotas, pero también te quiero por eso. Cuando te he dicho
que había acabado con los Truston nos hemos echado a reír porque ha sido
nuestro primer amor. Anna Russo, amiga, confidente y cuando es necesario
también criticona. Daniela Cretese, futura compañera si se decide a acabar
su historia. No te dejaré en paz hasta que la publiques, tu historia vale
mucho. Barbara Parodi, querida, tomémonos la vida con filosofía. Gracias
por estar siempre ahí. Al margen de tus comentarios, las risas están
aseguradas. Doy las gracias a mis compañeras que me han leído, incluso a
las que me escriben solo para saludarme, sois fantásticas. Amo a mis
lectores, no podemos imaginar qué emoción recibir vuestros mensajes.
Luisa D. gracias, eres una persona especial. Un agradecimiento especial a
los blog, vuestro apoyo es muy importante. Os deseo lo mejor y espero que
todos y cada uno de vosotros encuentre el amor. Un beso muy grande.
Anisa.
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OTRAS OBRAS DEL AUTOR
A TODA COSTA
Febrero 2018
Para Alexander Volkov, mafioso ruso de treinta años no existe el rechazo. Nunca se habría
imaginado que una chica española le trastornaría sus planes. Un flechazo, o mejor dicho, un choque.
Crystal acaba de cumplir los dieciocho, y con motivo de la celebración de su cumpleaños conoce al
misterioso Alexander. Todavía tiene que descubrir mundo, y un hombre como él es sin duda lo que
busca en la vida. Entre los dos saltan chispas desde el primer momento en el que sus ojos se
encuentran, y cuando todo parece haberse esfumado, el hombre toma una decisión importante que
cambiará sus vidas para siempre. Él la desea a toda costa, no importa el riesgo, ella tiene que ser suya.
Comienza así una historia de amor y odio. El agua y el fuego
“Ty moya Crystal y lo serás para siempre”.
Serie MOYA
A TODA COSTA Vol. 1
SOLO MÍA Vol. 2
DISPUESTO A TODO Vol. 3