Lectura - Las Actitudes Hacia La Sexualidad
Lectura - Las Actitudes Hacia La Sexualidad
Lectura - Las Actitudes Hacia La Sexualidad
dades.
2. las actitudes
hacia la sexualidad
10 latino «se-
re este térmi-
exualidades»
ix López, en
ts destinos».
d basándose
le riqueza»,
1. ¿ Qué son las actitudes?
/ención psi-
oone acerca La actitud es una predisposición hacia el comportamiento. A lo largo del
proceso de socialización las personas desarrollan predisposiciones hacia
todo tipo de cuestiones. Son disposiciones para valorar favorable o desfavo-
rablemente determinados eventos. En un mero análisis de la realidad obser-
vamos que existen multitud de cuestiones que no suscitan una actitud deter-
minada, por ejemplo el espacio estelar, o los vientos alisios. Sin embargo,
otros implican una fuerte predisposición, como el racismo, la xenofobia, el
liberalismo, el socialismo, el nacionalismo, la homofobia, el machismo. La
diferencia se encuentra en que las actitudes son tanto más marcadas y fir-
mes cuanto mayor sea la implicación personal y cuanto más sometida a po-
lémica esté la cuestión objeto de la actitud. La sexualidad en nuestra cultu-
ra sigue siendo una cuestión en permanente polémica y supone una fuerte
implicación personal.
2. Estructura de la actitud
La actitud forma una estructura compuesta por tres factores (véase figura
2.1): cognitivo, afectivo-emocional y comportamental. Cuanta más cohe-
sión haya entre estos factores, más firme es la actitud y por tanto más difícil
es su cambio. Definamos estos tres componentes:
35
_..,..,,, _
La estructura actitudinal se sustenta en su componente «cognitivo». Es
decir, toda actitud se basa en ideas, en cogniciones. El origen de ellas radi-
ca en la asimilación de contenidos como resultado del procesamiento de la
información que se produce en un contexto social determinado y en rela-
ción con un proceso de socialización concreto. Subrayemos aquí que el
contexto social puede ser determinante. Por ejemplo, un niño o niña de raza
blanca socializados en las pasadas décadas en un ambiente de apartheid su-
dafricano probablemente hayan procesado y asimilado ideas tales como
que los negros son inferiores, menos inteligentes, peligrosos, una raza que
debe ser gestionada por los blancos que, a su vez, son superiores, más inte-
ligentes, cuyo deber es colocar a los negros en el sitio que les corresponde.
Esta raigambre de ideas constituye la base cognitiva en la que se sustenta la
más que probable actitud racista de los niños del ejemplo.
Otro de los factores estructurales de la actitud es el «afectivo-emocio-
nal». Las emociones son reacciones subjetivas a estímulos especialmente
significativos o relevantes que implican, por lo general, una reacción psi-
cofisiológica y una atribución cognitiva. Las emociones desarrollan una
función claramente adaptativa al servicio de la supervivencia. Por ejemplo,
ante una situación de pánico surge una reacción de miedo, que protege al
individuo de la situación amenazante. Los animales cuentan con mecanis-
mos programados genéticamente que les permiten evaluar la situación y
defenderse. En este sentido, el estrés es un estado de activación que prepa-
ra al organismo para la acción (ataque o huida, haciendo una simplifica-
ción). Sin embargo, en los seres humanos, mucho más complejos, la emo-
ción tiene un claro componente subjetivo, se trata de un estado emocional,
de «sentimientos» en el sentido más popular (Reeve, 1992; Etxebarria,
1996). Es una experiencia subjetiva porque una misma situación concreta
puede ser percibida como amenazante por unos, cuando en realidad no lo
es para otros. Pongamos algunos ejemplos: Una persona puede tener una
fuerte reacción emocional de miedo yendo de pasajero en un automóvil
cuyo conductor está conduciendo por encima de 100 km/h en una carretera
vecinal con una temperatura inferior a Oº C. Podemos convenir en que la
reacción emocional de miedo, el estrés sentido en esta situación, objetiva-
mente es lógico. Sin embargo, puede que no lo sea un fuerte sentimiento
de temor ante un ascensor, hasta el punto de que incapacite a esta persona
para su uso. En este último caso no existen razones objetivas para mante-
ner que el uso de un ascensor conlleve un peligro vital. En términos gene-
rales, todo ese cúmulo de sensaciones, sentimientos, estados emocionales
que concita el objeto de la actitud es Jo que constituye su base afectivo-
ernocional.
Por último, las actitudes tienen una componente «comportamental». La
resultante de las dos componentes anteriores marca una tendencia a com-
36
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rtarse de manera coherente con el conjunto de la estructura. Por ejemplo,
t de ellas radí. ia� personas con una actitud racista, ideas y sentimientos co?erentes con el ·1_¡¡
:amiento de la objeto de la actitud, tenderán a comportarse de una manera racista más o
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ido Y en rela. I!
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menos controlada en función del contexto social.
s aquí que el En definitiva, toda actitud es una disposición a actuar de una determina- l¡
) niña de raza da manera, bien en sentido positivo, o negativo. La actitud es tanto más
apartheid su- marcada cuanto mayor implicación personal tenga el asunto de que se trate
s tales como y cuanta más polémica suscite. Toda actitud se sustenta en ideas, sentimien-
una raza que 1 tos y tendencias comportamentales.
�es, más inte- t Es evidente que la sexualidad no deja indiferente a casi nadie: es un
corresponde. asunto en permanente polémica y tiene una clara implicación personal. En
,e sustenta la mayor o menor medida, todas las personas tienen una actitud, una predis-
posición hacia ella, una tendencia a responder positiva o negativamente ha-
tivo-emocio- cia lo erótico. Posteriormente analizaremos con mayor profundidad la acti-
;pecialmente tud hacia la sexualidad. De momento se debe subrayar, tal y como hemos
eacción psi- visto, que esta está compuesta por ideas correctas o incorrectas, por senti-
arrollan una mientos positivos o negativos y por una tendencia a comportarse en un sen-
)or ejemplo, tido u otro, ante cuestiones relacionadas con la sexualidad.
e protege al
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situación y ¡ � 1 Correctas
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os, la emo- La actitud se articula � _,,.,,.--� r----1 r----�
emocional, en tres niveles: L r· E . \ 1 Placer 1 1 Culpa
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entimienn, Figura 2.1. Estructura de la actitud .
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u-amante-
nos gene-
.ocíonates
3. Génesis de actitudes positivas y estrategias
para el cambio de actitud
afectivo-
Los tres componentes de la actitud forman un sistema. Recordemos que,
ental», La
según la teoría de sistemas, el sistema es un conjunto de elementos rela-
ta a corn-
cionados entre sí cuyo resultado es superior a la suma de sus partes. Todo
37
Psicología de la sexualidad
wn �����.��=-·��s;:;nm..�:=-:=r=-=-s�.:.=�=:;;.����
38
ices de integrar
rud explicado anteriormente nos permite perfilar las estrategias de cam-
zarse, mientras
nivel de crisis bio que explicamos a continuación.
eptibles al ere� Considerando que la actitud puede ser analizada desde la teoría de los
sistemas, podemos aplicar sus reglas. Cuando un elemento nuevo se intro-
duce en el sistema, todo el sistema cambia. Si se modifica alguno de los ¡
más firme será
a rechazar los elementos de la estructura de la actitud, esta tenderá a cambiar. El cambio tJ
de actitud puede producirse fundamentalmente si se modifica la base cogni- '
is cosas, ense. tiva que la sustenta, o bien si cambian las reacciones emocionales, los sen-
o del conjunto timientos, que emanan del objeto de la actitud. Si desde el punto de vista .1
ás Y las cosas del crecimiento personal nos proponemos modificar aquellas actitudes que
igísrno, la ero-' consideramos que perjudican un desarrollo psicosexual armónico, necesita-
orno el nacio- remos analizar en primer lugar la estructura que mantiene esa actitud.
etc., que de- Como ya se ha indicado, esta se basará en unas ideas concretas y unas reac-
uarse a través ciones emocionales específicas. Conocidas estas, podemos contrarrestar es-
wi den temen te tas ideas con una información veraz suficientemente contrastada, desde el
10fobia, la in- punto de vista cognitivo. La componente emocional podrá cambiar en la
nto, en térrni- medida que se produzca algún tipo de confrontación de los sentimientos
ones: ¿Cómo propios con los de otras personas en las mismas situaciones. El componen-
�ntido común te emocional tenderá a cambiar si se producen «impactos» emocionales ca-
paces de modificar reacciones emocionales previas.
El cambio de actitudes no es fácil. Cuanto mayor sea la cohesión de su
estructura, tanto más difícil será su cambio. Como bien indica la teoría de
sistemas (Brofenbrenner, 1979), todo sistema tiende al equilibrio y se resis-
te al cambio. La introducción de un elemento nuevo en el sistema puede
1timientos y romper el equilibrio, generar una crisis y estructurar un equilibrio superior.
Y la educa- Esto ocurre en sistemas abiertos que tienen la capacidad de crecer. Hay sis-
»macíon de temas en los cuales la resistencia al cambio es tan firme que impide la inte-
de actitudes gración de elementos nuevos, se «esclerosa».
10cimientos En el ámbito de las relaciones humanas este fenómeno explicaría la gé-
eras, cientí- nesis de determinadas patologías, tal y como lo explican los teóricos sisté-
ciso asociar micos de la terapia familiar. Por otro lado, la modificación de uno solo de
a través de los componentes no siempre es suficiente para el cambio. Por ejemplo, la
os de segu- modificación de las ideas que mantienen una actitud negativa colabora con
el cambio de esta. Sin embargo, la mera transformación de los contenidos
cognitivos no es suficiente para que se produzca el cambio si no se modifi-
can al mismo tiempo los anclajes emocionales que sustentan y mantienen
esa actitud.
Pongamos algún ejemplo: un hombre que se haya preocupado por las
.s actitudes relaciones personales y sociales, que sea sensible a las cuestiones relacio-
o a sí mis- nadas con la igualdad entre mujeres y hombres, que haya estudiado el tema
de la acti. y tenga incluso razones para defenderla hasta el punto en que él pueda con-
siderarse a sí mismo como ideológicamente «feminista», puede verse trai-
39
Pskok,gfa cie ta sexualidad
4-0
l situaciones con- La estructura actitudinal sería la siguiente: desde el punto de vista
cognitivo él piensa: «Todos los homosexuales son poco fiables. Este
.rta Y progresista parece que no, pero en el fondo lo es». Mantendría un malestar de
. estar muy docu- fondo ante la presencia a solas con un hombre homosexual. Seguiría
manera un tanto manteniendo una intensa tendencia a evitar tal situación.
sentimientos ne- • La siguiente fase consiste en la «escisión» de la estructura. Suponga-
ión, la expresión mos que él llega a estar francamente cómodo en otra situación similar.
ilmente las cosas El tiempo laboral pasado juntos hace que se cree confianza y bienestar
entre ellos. Ello le supone un cierto impacto emocional positivo dada
)S son necesarios la intensidad de lo vivido. La evidencia de la experiencia vivida gene-
tudes. Solo con- ra una cierta disonancia cognitiva, es decir, sus creencias no se corres-
.n producir cam- ponden con la realidad, y no se cumple la expectativa de la reacción
ido un elemento emocional. Sin embargo, en este caso domina la resistencia al cambio
ducirse en la es- y la tendencia a mantener el equilibrio anterior. El resultado puede ser
ciones que mos- de la siguiente manera. La persona del ejemplo pensaría: «Todos los
irnbre que tiene homosexuales son poco fiables, este es una excepción». Desde el pun-
.ntes propios de to de vista emocional, tendería al bienestar con esa persona en concre-
mantienen ina- to. Desde el punto de vista comportamental, mostraría una tendencia
personas horno- moderada a evitar situaciones similares. Vemos cómo la actitud co-
entirá malestar, mienza a debilitarse al aparecer fisuras en su estructura, pero se tiende
11a homosexual. a la situación anterior.
.rte tendencia a
Finalmente, los elementos introducidos en el sistema ponen en crisis la
hombre horno-
estructura, se rompe la cohesión entre sus elementos y el propio sistema se
ilizar una tarea
ve obligado a estructurar un equilibrio nuevo y superior. La circunstancia
tos. El hombre
laboral ha logrado que la persona homófoba haya podido comprobar que
Iizar el trabajo
no se cumplen sus expectativas acerca del peligro de los homosexuales. La
experiencia le ha permitido apreciar a su compañero homosexual, compro-
de fases suce- bar la insensatez de sus prejuicios. Le ha permitido percibir la valía de su
compañero, su calidad personal, sus cualidades, sus valores. La experien-
cia laboral le ha despertado sentimientos positivos hacia él, de hecho se
�o» de la inte-
han hecho amigos, su amistad le ha permitido conocer a otras personas,
. La situación hombres y mujeres homosexuales. Desde su heterosexualidad ha podido
on la persona comprobar que la orientación sexual es otro modo de ser y afrontar la
fo comprobar vida. Vemos cómo ha tenido que modificar sus ideas acerca de la homose-
absoluto a la xualidad, y la relación con él le ha creado una fuerte confrontación emo-
acerca de las
cional que ha provocado el cambio de actitud. El resultado puede ser el si-
dos es el ele- i guiente: «Los homosexuales no son peligrosos, puede que haya alguno
tud. En este al que lo sea, como en cualquier otro ámbito de la vida». Desde el punto de
cambio es vista emocional vemos cómo, en esta fase, la persona del ejemplo desarro-
.o de ese ele- lla sentimientos positivos de seguridad y satisfacción ante personas homo-
sexuales. Desde el punto de vista comportamental, ha desaparecido su ten-
41
Psicología de ta sexualidad
42
:t:, Las actitudes hada la sexualidad
43
1
¡.1
Según Mosher:
44
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.,¡
1
Surge también que se basa, entre otras fuentes, en la tradición judea-cristiana. Aunque en I¡
lpa anticipada la actualidad vivamos en una sociedad plural donde no existe un único ;¡
ante, la culpa, !l
modo de entender la moral sexual, la fuerte inercia del pasado hace que ,!
-sitivos. Sentir no se pueda acceder a la experiencia erótica, a través de comportamientos o '
mple cornpro- fantasías, sin tener una sensación subjetiva de que se transgrede la norma
)S colaboraría
de alguna manera. Corno ya hemos indicado, la transgresión de la nor-
1 es altamente
ma genera sentimientos de culpa y estos tienen efectos sobre la aproxima-
oluto lógicas, ción a cualquier situación relacionada con la sexualidad en su conjunto o
ejada del sen- con aspectos concretos de la misma. Los efectos de la culpa dependerán de
deletéreos. la vulnerabilidad individual hacia la misma.
:udiado ernpí-
a define de la
4.2 La dimensión erotofobia-erotofilia
¡o, mediatizada Fisher, Byrne, White y Kelley (1988), autores que desarrollan el constructo
pacta de los es- erotofobia-erotofilia, explican, a través del paradigma del aprendizaje,
cómo una persona puede llegar a tener una disposición positiva o negativa
y CROSS, 1971. en mayor o menor grado hacia el erotismo, mediatizando así el propio com-
portamiento.
Se puede definir la dimensión erotofobia-erotofilia como una disposi-
ción a responder a cuestiones sexuales a lo largo de una dimensión positi-
ón de los afee- vo-negativa. Según sus autores, tiene una clara consistencia interna y puede
ción, el placer; considerarse como un rasgo de personalidad. Tratando de documentar con
mismos, ideas mayor evidencia esta aseveración, investigaron su relación con otras varia-
mportamientos bles de personalidad como el autoritarismo, el dogmatismo, la adhesión a
iva de la culpa un rol de género tradicional, índices de ortodoxia y con diferentes aspectos
m que predice, del comportamiento sexual.
iorales y obje- En este sentido y de acuerdo con Adorno, Frenkel-Brunswik, Levinson
y Stanford (1950), los individuos autoritarios son rígidamente convenciona-
les, opuestos a comportamientos sexuales heterodoxos y sexualmente re-
RHEIDE, 1985. presivos. En sus trabajos de investigación encontraron que el autoritarismo
correlaciona con la dimensión erotofobia-erotofilia. La investigación con-
1el1as persa- firma esta hipótesis: las persor ,.- autoritarias tienden a ser erotofóbicas.
: en general; En general, los -�::'-..:ctos que produce la tendencia a la erotofobia o a la
nier:�en l':'.-- ci'GW11ii«, lj"(:; se han investigado, son similares a los encontrados en rela-
eseo de una ción con la culpa sexual. De hecho se trata de dos constructos que parten de
marcos teóricos diferentes pero que se refieren a una misma realidad. En
culturas. La efecto, existe una alta con-elación entre la erotofobia y altos sentimientos
te el código de culpa sexual.
n grupo hu- ¿Cómo se genera, por tanto, esta actitud? Necesariamente tenemos que
t código re- insistir en el hecho de que la cultura occidental de origen judeocristiano ha
occidental, pertenecido al grupo de las sexofóbicas, tal y como indicaron Beach y Ford
45
(1951) en su libro Patterns of sexual behavior [Conducta sexual]. En este
contexto es francamente difícil investigar sobre los antecedentes de la
crianza respecto al desarrollo sexual de una manera exhaustiva.
Los autores de este constructo mantienen que cualquier persona se sitúa
en un continuo bipolar en cuyos extremos se hallarían la erotofobia y la
erotofilia. Este se basa en el «Modelo de refuerzo de afecto de respuestas
evaluativas», deducido de las investigaciones sobre atracción interpersonal,
formulación basada en principios de aprendizaje, que enfatiza la importan-
cia de las reacciones emocionales (Byme, 1982, 1983). La secuencia de la
génesis de la dimensión erotofobia-erotofilia es la siguiente:
1. En primer lugar las respuestas afectivas se asocian con una variedad
de cuestiones sexuales, y dichas respuestas son transformadas en
conjuntos evaluativos actitudinales relativamente estables.
2. En segundo lugar, las respuestas informativas, creencias y expectati-
vas que son importantes para la sexualidad se aprenden.
3. En tercer lugar, las personas adquieren o generan respuestas tanta-
seadas, basadas en la imaginación, en las que se van involucrando te-
mas sexuales y eróticos.
Este modelo insiste en la importancia de las respuestas evaluativas. Son
estas las que van a condicionar el comportamiento. El afecto funciona
como refuerzo de la respuesta evaluativa. Así, determinados estímulos elici-
tan afectos que producen una respuesta evaluativa positiva o negativa (Byr-
ne, 1986).
Desde sus comienzos, las personas integradas en su ambiente estimular
van construyendo respuestas evaluativas en función de la interacción con
aspectos relacionados con la sexualidad. Según como sea la resultante eva-
luativa final, se desarrolla una predisposición, es decir, una actitud hacia el
erotismo que se balanceará hacia la positividad o negatividad en función de
la propia historia personal, es decir, hacia la erotofobia o la erotofilia.
En el contexto cultural occidental es muy habitual asociar negatividad
hacia lo sexual, prevención hacia lo erótico. Estos autores utilizan la teoría
del afecto como refnerzo. En este sentido, cualquier estimulación genérica-
mente sexual puede evoca, >,=·"misión de afecto positivo o negativo (pla-
cer o ansiedad), que dependerá en gi2:- :: ,c,;¡j_:1 ;ki i:úL� :::J.. ;if;s,...;�·�-
zará un conjunto de respuestas evaluativas que marcarán la predisposición
(actitud) positiva o negativa hacia la sexualidad.
En la pubertad, esta predisposición es suficientemente poderosa como
para influir en la adquisición, retención y utilización de la información sexual
y en la tendencia de acercamiento e integración o evitación del erotismo.
Como ya hemos indicado, la erotofobia-erotofilia se presenta por sus
teóricos como un rasgo relativamente estable de personalidad (Byrne,
46
·····------·-----·----·
-----------
-
ita sexual}. En este 83; Fisher, Byme, White, Kelley, 1988). Sin embargo, esta predisposi-
19
antecedentes de la ción puede modificarse cuando ocurren experiencias afectivas de signo
iustiva. contrario.
ier persona se sitúa Byme (1983) propone que la tendencia a aceptar e integrar armónica-
I la erotofobia y la mente el deseo sexual' está mediatizada por las características actitudinales
fecto de respuestas que consisten en procesos afectivos, evaluativos, informativos y expectati-
.ción interpersonal, vas respecto a cuestiones relacionadas con la sexualidad. Cualquier recom-
tfatiza la importan- pensa o castigo asociado a comportamientos sexuales abiertos, que son la
La secuencia de la culminación de esta concatenación hipotética, pueden mediatizar claramen-
ite: te la experiencia sexual posterior.
En definitiva, Byme y sus colaboradores indican que todas las personas
1 con una variedad estarían situadas a lo largo de un continuo en cuyos polos se situarían la
transformadas en erotofobia y la erotofobia respectivamente. La predisposición actitudinal se
stables.
convierte en un filtro que mediatiza no solo los comportamientos, sino tam-
encías y expectati- bién la percepción de las cuestiones relacionadas con la sexualidad, así
iden.
corno el procesamiento de la información al respecto. Por esta razón, al
. respuestas fanta. igual que en el ámbito de las investigaciones relacionadas con los senti-
n involucrando te- mientos de culpa sexual, la tendencia hacia la erotofobia o erotofilia provo-
ca unos efectos que han sido estudiados en un cúmulo de diferentes investi-
� evaluativas. Son gaciones.
I afecto funciona
)S estímulos elici-
nbiente estimular Como ya hemos indicado, la actitud hacia la sexualidad interviene en los
a interacción con comportamientos relacionados con ella en su sentido más genérico. En la
la resultante eva- literatura científica encontramos numerosas investigaciones que aportan
a actitud hacia el evidencia empírica de sus efectos, tanto desde el marco teórico de los senti-
lad en función de mientos de culpa sexual, como del constructo erotofobia-erotofilia.
. erotofilía. Desde el punto de vista de la Psicología de la sexualidad, estos efectos
iciar negatividad son importantes porque, por un lado, afectan a la vida privada de las perso-
utilizan la teoría nas, y por otro interfieren en las intervenciones profesionales.
ilación genérica- En el ámbito de lo personal, se ha encontrado evidencia empírica sufi-
º negativo (pla- ciente como para mantener que las personas que tienden a altos sentimien-
. El afecto refor
a predisposición
I
El estudio de las actitudes hacia la sexualidad aporta conocimiento y contribuye a ex-
poderosa como plicar la estructura del deseo erótico, según Levine. Este autor considera que el deseo
01mación sexual erótico está compuesto por tres factores: impulso, anhelo y motivo. El motivo es el con-
del erotismo. sentimiento, es decir, sentida la activación, la psicología personal debe reconocer tal ac-
tivación como erótica, y consentir su integración en la estructura general de personali-
resenta por sus
dad. Las actitudes negativas a la sexualidad pueden interferir seriamente en esta
iali�ad (B yrne, integración. Todo ello se desarrolla en el capítulo cuarto.
47
tos de culpa sexual o a la erotofobia tienden a tener menor experiencia se-
xual, menor interés por lo erótico, menor volumen de fantasías sexuales.
Para llegar a estas conclusiones se han realizado abundantes investigacio-
nes experimentales basadas en observaciones sistemáticas, o pruebas de la-
boratorio.
En este sentido Galbraith (197 6) encontró que las personas que puntua-
ban alto en sentimientos de culpa sexual mostraron mayor dificultad para
percibir y utilizar la acepción erótica de palabras con doble sentido. Por
ejemplo, en español el verbo «correrse» puede tener dos significados «des-
plazarse» o «tener un orgasmo».
Otras investigaciones mantienen que las personas erotofóbicas tienden a
no poder admitir en ellas mismas la experiencia sexual, por tanto, tampoco
pueden anticiparla ni integrarla puesto que su actitud no se lo permite. Di-
cho de otro modo, estas personas tienden a pensar que la experiencia sexual
es cosa de los demás, no de ellas mismas.
Este efecto es particularmente importante y debe ser considerado en las
intervenciones profesionales dirigidas a la promoción de la salud, particu-
larmente en relación con los riesgos asociados al comportamiento sexual en
adolescentes y jóvenes. El riesgo consiste en que estas personas no pueden
tomar conciencia de la necesidad de adquirir los recursos necesarios para
protegerse y proteger a la pareja de los riesgos asociados a la experiencia
erótica.
Por el contrario, de las personas que tienden a una actitud positiva hacia
la sexualidad cabe esperar una mejor integración de la motivación sexual en
el conjunto de su personalidad, así como una mayor capacidad de anticipa-
ción de la propia actividad sexual. Ello sin duda promueve el interés por la
formación y utilización de los recursos para la protección, comportamien-
tos sexuales exentos de riesgo, uso del preservativo y de los demás métodos
anticonceptivos.
Para probar esta hipótesis, Fisber (1978) administró el SOS (Sexual
Opinion Survey), instrumento de evaluación de la actitud hacia la sexuali-
dad, a 145 hombres estudiantes de enseñanzas medias y les pidió que indi-
caran si esperaban o no mantener relaciones sexuales durante el siguiente
mes. Los resultados indicaron que las personas con tendencia a la erotofo-
bia subestimaron la posibilidad de relaciones sexuales, a diferencia de
aquellas que tendían a ta erotofilia, las cuales fueron más realistas respecto a
las expectativas. Las pnrneras se expusieron a mayor riesgo puesto que al no
prever sus relaciones, tampoco previeron los recursos para su protección
Respecto a la prevención de riesgo. este hallazgo es importante porque
la dificultad de no poder anticipar una posible relación sexual, el no poder
sentirse, potencialmente, como una persona scx ua lmente activa, el no reco-
nocerse corno tal, es, sin duda, uno de los factores de riesgo en la medida
48
xperiencia se- en que tampoco se pueden anticipar medidas preventivas. Esta situación co-
sías sexuales. rresponde fundamentalmente a personas que tienden a la erotofobia, tam-
investigacio- bién a las que puntúan alto en sentimientos de culpa sexual. Podemos dedu-
iruebas de la- cir, por tanto, que la potenciación de actitudes positivas, erotofilia o
sentimientos bajos de culpa sexual, se convierten en un factor potencial de
s que puntua- protección hacia el riesgo.
ificultad para Desde el punto de vista de la prevención y en concreto sobre el riesgo
sentido. Por de embarazos no deseados, Byrne (1983) considera que para llevar adelante
ficados «des- un control eficaz sobre este tipo de riesgo es necesario cumplir las siguien-
tes etapas:
cas tienden a
nto, tampoco a) Adquisición, procesamiento y retención de información precisa y ve- ,,
.!
raz sobre anticonceptivos.
permite. Di-
b) Reconocimiento por parte de la persona, tanto mujer como hombre
iencia sexual
de la posibilidad de vincularse en una relación coital.
e) Obtención de anticonceptivos.
íerado en las
d) Comunicación con la pareja a propósito de la utilización de anticon-
tlud, particu-
ceptivos.
rto sexual en
is no pueden e) Utilización del método elegido.
.esarios para La actitud hacia la sexualidad en términos de erotofobia-erotofilia o sen-
. experiencia timientos de culpa sexual afecta también a los comportamientos homo-
sexuales. En este ámbito, como es lógico, no está comprometido el riesgo de
ositiva hacia embarazo, aunque sí otro tipo de riesgos como el de las enfermedades
ón sexual en de transmisión sexual. Podemos deducir que el uso de medidas preventi-
de anticipa- vas, uso de preservativos, técnicas de sexo seguro, estaría influenciado por
nterés por la la actitud hacia la sexualidad por los mismos motivos. Las personas que
nportamien- tienden a la erotofobia o altos sentimientos de culpa sexual tendrían más
nás métodos dificultades para asumirse así mismas como personas eróticamente activas
y por tanto manifestarían dificultades respecto a su propia protección.
OS (Sexual En otro orden de cosas, la actitud negativa hacia la sexualidad afecta
1 la sexuali también a otros profesionales en cuya actividad profesional se incluyen si-
ió que indi- tuaciones relacionadas con la sexualidad como son los sanitarios, los profe-
el siguiente sionales de la justicia o de los recursos sociales. Por ejemplo, la valoración
L la erotofo- de un supuesto caso de abuso sexual puede estar seriamente interferido por
ferencia de la actitud negativa hacia la sexualidad, altos sentimientos de culpa sexual,
tas respecto erotofobia, de modo que puede distorsionar no solo la valoración del caso
resto que al sino las intervenciones posteriores.
protección En el ámbito de la educación sexual también la actitud negativa hacia la
inte porque sexualidad puede crear algunas interferencias. En este sentido, podemos re-
el no poder latar brevemente un ejemplo que proviene de nuestra propia experiencia en
el no reco- formación de educadores. En cierta ocasión hicimos el siguiente ejercicio:
1 la medida Pedimos a un voluntario para que explicase al grupo la «fisiología de la re-
49
Psicología de la sexualidad
2
En el capítulo dedicado a la identidad sexual se profundiza sobre los conceptos sexo,
género y estereotipos sexuales.
50
, _
.
ágil, gráficos en la
,s que nos explicara En la actualidad no podemos hablar de actitudes preponderantes en al-
oso, se puso a tarta- gún sentido. No todas las personas pueden ser clasificadas como altamente
. Y con bastantes di- machistas o sexistas. Tampoco afecta a los sexos, de hecho encontramos
ente comprensible. mujeres y hombres sexistas. En cualquier caso, parece evidente que el or-
s efectos evidentes. den social establecido tiende a ser sexista y homófobo, dada la intensa iner-
cimera el objeto era cia del pasado.
,e asociaba directa-
documentado para
iefinitiva, le pedía- 4.5 Homofobia
51
,.
- =. - .
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i'
Psicología de la sexualidad
�,ae.�.--�-��=ij,l'"��....T.'f'="'S"-�":: p�"J:,�- ���---- _"/; -·-·
D. BüRRILLO, Homojobia.
Barcelona: Editions Bellaterra, 2001, pp. 25 y 36. �
52