Asm Tesis
Asm Tesis
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Esta tesis doctoral está sujeta a la licencia Reconocimiento 3.0. España de Creative
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La escultura
matriz
de Louise
Bourgeois,
un espacio
para la revuelta
Bajo la dirección de
Doctor Miquel Planas Rosselló
y la codirección de
Doctor Josep Maria Jori Gomila
UNIVERSIDAD DE BARCELONA
FACULTAD DE BELLAS ARTES
La Realidad Asediada: Concepto, Proceso y Experimentación Artística
Bajo la dirección de
Doctor Miquel Planas Rosselló
y la codirección de
Doctor Josep Maria Jori Gomila
BARCELONA, 2015
Dedicat a la meva mare i al meu pare,
Carmen Massó Torrent i Alejandro Sans Torrelles,
amb tota la meva admiració i agraïment.
PREÁMBULOS 13
I. AGRADECIMIENTOS 15
II. INTRODUCCIÓN 19
III. HIPÓTESIS 23
IV. PREGUNTAS 25
V. METODOLOGÍA 29
BIBLIOGRAFIA 495
ENTREVISTAS 507
• Entrevista con Julienne Lorz, curadora de la exposición “Louise Bourgeois.
Structures of Existence: The Cells”, Hause der Kunst, Munich 509
• Conversando con Maria Fluxà, galerista, artista y amiga personal de Louise
Bourgeois. Museo Picasso de Málaga. 515
• Entrevista con Cristina Savage, artista y educadora del Museo Picasso de
Málaga 523
AGRADECIMIENTOS
Cuando empecé en el programa del doctorado La Realidad Asediada era una mujer
soltera, sin trabajo remunerado y con muchas ganas de aprender. Por el camino en-
contré pareja, trabajo y tuve una hija y un hijo que en la actualidad tienen tres años
y un año y medio. Así que he tenido que esforzarme en sacar horas de donde no las
había y en organizarnos para que este trabajo pudiera salir adelante.
Con mis circunstancias esta tesis no hubiera sido posible sin la ayuda de mucha
gente que ha aportado su conocimiento o su tiempo para que yo pudiera dedicarme
a la tarea de escribir.
Assumpta Bassas Vila ha sido un referente por tratarse de una mujer luchadora
y con un posicionamiento muy claro y valiente, siempre dispuesta a ayudar a los
demás. Bassas me ha aconsejado durante todo mi trabajo.
Durante la investigación pedí consejo a Aida Sánchez de Serdio, una de las profe-
soras que más me aportó a nivel conceptual durante la carrera de Bellas Artes. De
Serdio me recomendó bibliografía muy relevante para este estudio.
16 Preámbulos
Wendy Williams, directora del Louise Bourgeois Studio en Nueva York, me pro-
porcionó mucha información bibliográfica, cronológica y biográfica sobre Louise
Bourgeois.
Tuve el privilegio de conocer a Julienne Lorz, curadora del museo Haus der Kunst de
Munich para la exposición “Structures of Existence: The Cells” gracias a la mediación
de la curadora Laura Sánchez Serrano y de la artista Raquel Rodríguez Izquierdo.
Lorz me concedió una entrevista y me proporcionó información para la tesis.
Por último pero muy importante ha sido el esfuerzo que ha realizado mi fami-
lia. Agradezco a mis hijos Francesca Cardew Sans y Nicolau Cardew Sans, quienes
no me han tenido en cuenta las ausencias, a mi pareja Ben Cardew por tantísima
paciencia y aliento, y a mis suegros Anne and Gordon Cardew por toda su ayuda
durante las temporadas que han vivido en nuestra casa. Y finalmente, a mis padres,
Preámbulos 17
quienes siempre han creído que podía hacerlo y han hecho todo lo posible porque
así fuera, ambos cuidando de sus nietos, mi madre preparando deliciosas comidas
que han sido nuestro sustento durante muchos días y mi padre transportando dili-
gentemente todo cuanto ha sido necesario.
Preámbulos 19
INTRODUCCIÓN
Louise Bourgeois se está convirtiendo en una de las artistas modernas más conoci-
das en occidente, su fama es casi una parodia del anonimato en el que vivió durante
la mayor parte de su vida artística.
¿Qué es lo que aún queda por decir sobre esta artista tan ampliamente estudiada?
Este fue uno de los grandes interrogantes que se me plantearon al iniciar mi trabajo
de tesis en 2010.
Por un lado es muy difícil aportar algo diferente cuando hay equipos de personas en
grandes museos que junto con especialistas externos redactan catálogos para sus ex-
posiciones, pero por el otro, tantos profesionales han arrojado luz sobre su obra que
es posible profundizar en ella desde numerosos campos de conocimiento.
Para mí no ha sido un camino fácil ni directo. Cuando empecé la tesis quise abordar
el trabajo a partir de la idea de “la habitación propia de Virginia Woolf”, leyendo el
trabajo de Bourgeois como la construcción progresiva de un espacio literal y me-
tafórico donde ser y devenir mujer y artista. Seguidamente me concentré en el
concepto de celda, con la ambición de elaborar una genealogía de este concepto a
partir de la vida y la obra de diferentes mujeres desde el siglo XV. Finalmente, mi
investigación y mi experiencia vital durante la escritura de la tesis me llevaron a la
propuesta actual, el análisis de la escultura en Bourgeois como un espacio matricial,
donde es posible la revuelta interior.
Espero que la estructura de esta tesis, así como las relaciones conceptuales y visuales
que en ella se han establecido, permitan acercarse al trabajo de Louise Bourgeois des-
de un nuevo prisma, y sean de utilidad para el futuro estudio de la artista.
Preámbulos 23
HIPÓTESIS
PREGUNTAS
CAPÍTULO I
• Cuáles son las circunstancias que propician que Louise Bourgeois se convierta en
artista –entorno familiar, educación, formación y círculos de relación
• Qué es lo que torna su obra tan única
• Cómo consigue abrirse camino en el mundo del arte
• Cuándo le llega su fama y cómo influye en su trabajo
• Qué características tiene su obra para conseguir generar interés durante tantas
décadas
• Cuáles son los grandes temas que trata Bourgeois
• En qué coincide con las inquietudes más significativas del arte del s. XXI
• Cómo se articula su lenguaje artístico
• Cuál es y cómo se puede clasificar su producción artística
• Qué capacidad tiene de generar significado
CAPÍTULO II
• Por qué se considera primordialmente a Bourgeois como escultora cuando trabaja
con tantos medios diferentes
• Por qué la escultura es tan importante para su expresión artística
• Qué es de lo que en último lugar trata su escultura
• Cuál es su aportación más significativa al arte tridimensional a nivel estructural
• Y a nivel conceptual
• Concretamente cómo se articulan estas aportaciones en la serie Cells
• Cómo cambian la manera en que el espectador se aproxima a las Cells
• En qué consiste la analogía entre una Cell y un espacio matricial
• Cuál es la relación entre el espacio de la escultura, los objetos y el sujeto en las
Cells
• Qué efecto consiguen las Cells sobre una parte de su público
CAPÍTULO III
• En qué consiste el concepto de revuelta de Julia Kristeva
• En qué sentidos se puede aplicar para hablar de la obra de Bourgeois
• Cuál es la relación entre la revuelta, el psicoanálisis y Louise Bourgeois
26 Preámbulos
METODOLOGÍA
Investigación cualitativa
Fuentes escritas
Búsqueda de fuentes documentales: catálogos, ensayos, capítulos en libros, artí-
culos en revistas científicas, en revistas de arte y humanidades, en periódicos, en
páginas web y en blogs. Tanto en relación a Louise Bourgeois como en relación a
otros teóricos cuyos argumentos sirven para el análisis de la obra de la artista.
Contrastación de la bibliografía con otras elaboradas en importantes catálogos o
por galerías que trabajaban con la artista.
Selección de los textos más relevantes.
Lectura de publicaciones realizadas por la propia artista.
Comparación, análisis, reestructuración y reformulación de ideas y conceptos.
Elaboración de una bibliografía propia.
Información cronológica
Acceso a la información sobre el número de exposiciones individuales y colectivas
en qué ha participado Bourgeois a lo largo de su trayectoria artística.
Acceso a información biográfica.
Acceso a información sobre premios, honores y distinciones que ha recibido la ar-
tista.
Visionado de arte
Investigación de las exposiciones programadas sobre la artista.
Visita de todas las exposiciones sobre Bourgeois durante la escritura de la tesis
siempre que sea posible, y viajando a otros países cuando sea necesario.
Asistencia a ferias de arte contemporáneo.
Visionado de documentales y vídeos sobre la artista y su trabajo.
Visionado de videos sobre otros intelectuales o artistas hablando sobre Bourgeois.
30 Preámbulos
Podcast
Escucha de mesas redondas, conferencias y presentaciones sobre Bourgeois dispo-
nibles en los sitios web de grandes instituciones artísticas que han expuesto la obra
de Bourgeois.
Simposios o jornadas
Asistencia a simposios o jornadas donde se discuta la obra de la artista.
Análisis cuantitativo
NOTAS PRELIMINARES
Citación
Se ha optado por el estilo de citación American Psychological Association 6th Edition y
por insertar la cita en el texto, por su sencillez y claridad. Con este método se identi-
fica la fuente al lado de la cita, se evita un exceso de notas a pie de página y no es ne-
cesario ir a buscar la información al final del capítulo. Ejemplo: (Xenakis, 2008, p. 8)
Traducciones
He realizado todas las traducciones de la tesis. He intentado traducir dando priori-
dad al significado de la frase antes que a una traducción literal exacta.
34 Preámbulos
Terminología especializada
Las palabras especializadas provenientes de otros idiomas pero que se encuentran
en diccionarios terminológicos españoles las he usado sin cursiva ni comillas, como
la palabra “performance”.
Tablas
Todas las tablas que se encuentran en esta tesis las he elaborado a partir de grandes
listados de datos escritos en inglés. Me ha resultado imposible traducir tanta in-
formación de partida. Por este motivo, las tablas con el análisis de datos contienen
palabras, como los nombres de los países, en inglés.
Números
Se ha optado por escribir con números del 1 al 10, y de once en adelante, con letras.
En lo que se refiere a las décadas, se ha optado por el formato “la década de 1980”.
Nombre de museos
Cuando los nombres de los museos, universidades u otras instituciones son muy
conocidos o muy parecidos al español, se ha optado por traducirlos. Por ejemplo:
Universidad de Yale. Pero cuando su traducción era más compleja y para facilitar
la continuación del estudio, se ha mantenido el nombre en inglés. Por ejemplo:
Students Art League.
“Una o dos veces cada siglo, un bebé prodigio confirma la regla con su
excepcionalidad, pero Louise Bourgeois es el tenaz recordatorio de que el
arte, como la literatura, es la prerrogativa de la edad. El arte, no menos
que la sabiduría, se basa en la vida; quien no haya vivido no puede hacer-
lo.” Howard Jacobson citado en (Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 260)
¿Cuáles fueron las causalidades y las casualidades que hicieron que Louise Bourgeois
se convirtiera en una de las artistas más reconocidas y con mayor proyección del siglo
XX y XXI? ¿Qué factores ayudaron a que pudiera crear una obra tan potente –una
producción extraordinaria, multidisciplinar y arriesgada– e influyente –con una gran
capacidad para conectar con las preocupaciones intelectuales y sociales de finales del
siglo XX en el arte occidental–, convirtiéndose en un referente para multitud de artis-
tas, profesionales del mundo del arte y de otros campos, y público en general.
El segundo subcapítulo “Una visionaria con gran inventiva” quiere hacer énfasis
en la capacidad de Louise Bourgeois para investigar con nuevos materiales y pro-
cedimientos, y desarrollar propuestas innovadoras que han sentado precedente y
han abierto las puertas para que los artistas que la siguieron tuvieran un referente
anterior. Primero se describirá su investigación a través de los materiales, después
se ahondará en su producción multidisciplinar describiendo los diferentes medios
en los que produjo. Y finalmente, se hablará de cómo fue capaz de sintonizar con las
nuevas tendencias sociales, filosóficas, políticas y artísticas que iban surgiendo en
cada momento, absorbiéndolas a su manera y traduciéndolas a su propio lenguaje.
El tercer subcapítulo “La araña que nunca dejó de tejer” hace referencia a la labo-
riosidad y firmeza de Bourgeois para trabajar durante toda su vida, a través de la
metáfora de su popular araña, que es a la vez el alter ego de la artista. Aquí se dis-
curre sobre su capacidad para producir obra, su destreza para articular un lenguaje
artístico propio y la aptitud de su obra para reproducirse más allá de la vida de la
artista. Se empieza reflexionando sobre la catalogación de su obra y se aproxima
su producción a partir del análisis de las exposiciones individuales. Se continúa
con el estudio de su lenguaje artístico, un lenguaje conceptual y simbólico, especu-
lando sobre cómo se articula y sobre cuáles son sus principales características. Se
concluye con una observación sobre la capacidad de su trabajo para reproducirse y
generar discursos visuales y textuales relevantes para el mundo contemporáneo, a
través del comentario de las exposiciones colectivas en las que ha participado, las
publicaciones que ha inspirado y algunos artistas a quienes ha influenciado.
46 1. Claves para una contemporaneidad longeva
A los 27 años se casa con uno de los historiadores del arte más influyentes de la época,
Robert Goldwater, y en 1938 emigra con él a los Estados Unidos de América donde ambos
relacionan con la élite cultural del país. El intercambio continuo con su marido y círculos
de relación, el conocimiento de primera mano de los grandes movimientos artísticos e in-
telectuales que se iban sucediendo, propiciaron que Bourgeois pudiera considerarse como
una de las mujeres mejor conectadas e informadas en el mundo del arte.
expuso ningún trabajo. Y hasta finales de los años 70 las exposiciones fueron pocas
y espaciadas en el tiempo.
Aunque hay una influencia clara en su obra de muchas de las corrientes artísticas
que se iban sucediendo en el tiempo –algunos autores la relacionan con el cubis-
mo, el surrealismo, el expresionismo abstracto, el post-minimalismo, etc.– Bourgeois
siempre se mantiene en la periferia de los movimientos. Crece como artista desde el
conocimiento de las tendencias, desde su análisis y dialogando con ellas, y no desde la
imitación o la servidumbre hacia los movimientos imperantes en el mundo del arte.
En 1982, cuando Bourgeois tiene más de 70 años, el Museum of Modern Art de
Nueva York le dedica una exposición retrospectiva. Es muy importante destacar que
ésa no fue una exposición de reconocimiento a la trayectoria de una artista al final
de su recorrido, sino que sería el principio de una nueva proyección internacional y
de una producción artística que continuaría durante tres décadas, acompañada por
artistas mucho más jóvenes que ella.
Louise Bourgeois
y sus padres, hacia 1915.
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 17)
1. Claves para una contemporaneidad longeva 49
En su país de origen, el reconocimiento le llegó aún más tarde. No fue hasta 1995
cuando el Musée D’Art Moderne de la Ville de Paris organizó la retrospectiva “Loui-
se Bourgeois. Sculptures, environnements, dessin 1938-1995”. La exposición in-
cluía un grupo de arañas (1994-1995), cinco celdas (1990-1993), y Arch of Hysteria
(1993). Más de la mitad de las obras expuestas eran posteriores a 1982. “No podía-
mos enterrarla en una retrospectiva cuando ella estaba tan llena de vida” comenta-
ba Beatrice Parent, comisaria de la exposición.
Uno tiene la impresión de que cuanto mayor se hace, más joven y más energética
se vuelve. La gente se asombra de que alguien de su edad pueda ser tan contempo-
ráneo. (Riding, 1995)
Esta gran re-entrada en el circuito del arte se produce cuando su personalidad artística
ya está muy forjada y es sólida. Se frenan así las repercusiones negativas que pudiera
tener el mercado del arte, con las exigencias y presiones que acostumbra a ejercer.
Como argumenta Robert Storr, hay que entender que el arte de Bourgeois es el
resultado de la combinación de la influencia familiar, del lugar de nacimiento y del
tiempo histórico, así como de muchos encuentros afortunados. Es también el pro-
ducto de su gran capacidad de trabajo y de su dedicación en la adquisición de una
cultura visual e intelectual muy extensa. (Storr 2007, p.28)
Louise Bourgeois
cuando era una
estudiante en el Lycée
Fénelon, en Paris, 1927.
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 36)
(Crone et al. 1998, p.28)
1. Claves para una contemporaneidad longeva 51
Reunión familiar
en Antony, 1925.
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 41)
52 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Bourgeois debe figurar entre los artistas más curiosos y mejor informa-
dos de su generación. Ningún análisis de su trabajo o de su dinámica inte-
rior que omita este hecho o que no acierte a considerar la capacidad única
que la ha guiado, mezcla de intuición y erudición, obsesión psicológica y
inteligencia brillante, puede apuntar todos sus significados. (Storr, Ro-
bert; Abstraction en Morris 2007, pp.26–27)
En 1905 Joséphine Valerie Fauriaux se casó con Louis Isadore Bourgeois en Pa-
ris. Vivían en el Boulevard Saint-Germain de París, donde la madre de Joséphine
1. Claves para una contemporaneidad longeva 53
–la abuela materna de Louise Bourgeois– dirigía un negocio familiar: una galería
de tapices llamada Maison Fauriaux. En ella se vendían y se restauraban tapices
medievales y del renacimiento. Louis Bourgeois al principio trabajó con su sue-
gra y su mujer hasta que en 1910 se hizo cargo del negocio convirtiéndose en la
“Maison Louis Bourgeois”.
Louise Joséphine Bourgeois nació en Paris en 1911. Siete años antes había nacido
su hermana Henriette Marie Louise, y un año más tarde nacería su hermano Pierre
Joseph Alexandre.
En 1912 la familia alquiló una casa en Choisy-le-Roi junto a las orillas del rio Sena.
Se trataba de un antiguo edificio de mediados del s.XVIII cuya parte trasera alber-
gaba el taller de la empresa.
En 1917 volvieron a mudarse porque el rio Sena no tenía las cantidades de tanino
necesarias para teñir los tapices.
En 1919, una vez terminada la guerra, la familia se mudó a Antony junto al río
Bièvre. Aquí también el taller de restauración formaba parte de la casa. Su padre se
dedicaba a buscar y comprar los tapices, y su madre los restauraba dirigiendo un
equipo de hasta 30 mujeres.
54 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Antony, alrededor de
1920: el lavadero sobre
el rio Bièvre, en el
jardín de la casa.
El agua, rica en tanino,
se usaba para tratar las
fibras de los tapices.
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 33)
(Crone et al. 1998, p.22)
Louise Bourgeois, su
hermano Pierre y Sadie
en un bote sobre el rio
Bièvre, Antony, 1922.
Foto de The Easton
Foundation.
(Müller-Westermann &
Vuong, 2015, p. 225)
La madre de Louise
Bourgeois en la galería
de tapices, 1911.
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 21)
1. Claves para una contemporaneidad longeva 55
Así por un lado Bourgeois vivió una infancia marcada por la guerra, pero por el otro
se crió junto a su familia en lugares bonitos, cálidos y húmedos, con el aire repleto
de olores de los tintes naturales que preparaban para teñir la lana. La madre y la
abuela de Bourgeois, inusualmente para esa época, habían continuado con el ne-
gocio familiar. La madre de Bourgeois además de dirigir el taller, se preocupó por
mejorar los procesos e investigar técnicas tradicionales de reparación de tapices
que en ese momento habían quedado en desuso para actualizarlas e innovar en su
negocio. Bourgeois siempre admiraría a su madre, quién sería uno de sus referentes
más influyentes durante toda su vida. (Morris & MOCA, 2008)
En 1922, Louis Bourgeois contrató a Sadie Gordon Richmond para enseñar inglés
a sus hijos. Vivió con la familia periódicamente hasta 1932. Durante ese tiempo se
convirtió en la amante de su padre. Estos hechos perturbaron a Louise Bourgeois
durante muchos años de manera más o menos consciente y elaborada. También
serían los protagonistas de una de las partes más conocidas de su obra.
De 1923 a 1928 la familia alquiló la Villa Marcel en Le Cannet donde pasaban los
inviernos, volviendo a Antony para veranear. A partir de 1929 y hasta 1932 pasa-
ron los inviernos en Cimiez-Nice.
Louise Bourgeois
paseando en
Niza en 1928.
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 42)
1. Claves para una contemporaneidad longeva 57
Entre 1921 y 1927 Bourgeois estudió en el Lycée Fénelon de París. Allí recibió una
educación severa y de alto nivel escolar, basada en la filosofía idealista del siglo
XVII con énfasis en las matemáticas y en la metafísica. Su estancia en el instituto
Fénelon la marcó profundamente y las experiencias que allí vivió aparecerán como
referencias en muchas de sus obras posteriores.
En 1925 visitó el conocido Salon des Arts Décoratifs et Industriels Modernes, ex-
posición donde vió el Pavillon de la Maîtrise, el Tour des Renseignements et du Touris-
me de Mallet Stevens, el Pavillon de L’ Afrique Française y el Pavillon de L’Esprit Nou-
veau de Le Corbousier. Allí descubrió el Art Deco, los trabajos de Frederick Kiesler
y de Vladimir Tatlin.
En 1928, Bourgeois y su madre hicieron amistad con Pierre Bonnard, quién vivía
en aquel entonces en Le Cannet.
58 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Entre 1929 y 1935 Bourgeois viajaba con frecuencia a Inglaterra para visitar a su
hermana Henriette quién estaba estudiando allí.
Su padre no quería que Bourgeois estudiara arte. Prefería que su hija se casara y tra-
bajara en el negocio familiar y por este motivo se negó a pagarle las academias de arte.
Para autofinanciarse, Bourgeois daba clases de inglés y trabajaba como traductora
para los estudiantes americanos que acudían al estudio de Léger a cambio de clases
gratuitas. También se encargó de la selección de prostitutas como modelos para la
Académie Grande-Chaumière. (Coxon, Ann; Academies in Morris, 2007, p. 35)
1. Claves para una contemporaneidad longeva 59
Louise Bourgeois
estudiando para el
baccalauréate.
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 64)
60 1. Claves para una contemporaneidad longeva
“Esto me trae una sensación de soledad tal que me ahoga. [...] Yo quería una educa-
ción artística [...] y mi forma de hacerlo era ir de estudio en estudio. Digamos que
había doce –fui a cada uno de ellos con una voluntad de hierro, pensando que iba a
entender algo que no podía entender.” Douglas Maxwell, “Louise Bourgeois”, Modern
Painters, no. 2, verano 1993, cit. en (Gorovoy y Tabatabai Asbaghi 1997, p.64)
Además, Bourgeois estudió historia del arte en L’École du Louvre para obtener la
certificación oficial para ser docente (1936-38) y en la Escuela Nacional Superior de
Bellas Artes con André Devambez y Filippo Colarossi (1936-38).
Louise Bourgeois
modelando en la
Académie de la Grande-
Chaumière, 1937.
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 66)
Además de todos estos referentes, como nos explica Robert Storr en su ensayo
“Abstraction”, Bourgeois tiene muchas y variadas influencias desde su niñez. Du-
rante los años 20 y 30 estuvo rodeada del arte decorativo y de la arquitectura del
siglo XVIII, XIX y XX, incluyendo el Art Nouveau y el Simbolismo de finales de siglo,
de la misma manera que el emergente Art Déco de esa época.
Bourgeois en Académie
de la Grande-
Chaumière, París
alrededor de 1937.
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 67)
De todos sus maestros, Fernand Léger fue el mejor y el primero en ver su talento
para la escultura. Su pasión por la tercera dimensión y la idea de volumen le vinie-
ron a través de él, quién estaba estudiando estos conceptos en dos dimensiones.
“Un día tomó una viruta de madera -era como un mechón de pelo- y lo fijó debajo de
un estante desde donde cayó libremente en el espacio. Nos dijo que hiciéramos un
dibujo de ello. Yo estaba muy interesada en la espiral de la viruta, en la forma que
tomó y en su cualidad temblorosa.” Léger echó un vistazo a los dibujos de Bourgeois
y le dijo: “Usted no es una pintora. Usted es escultora.” [...] “Léger me hizo dar cuenta
de que no tenía que quedarme con los tapices y mi familia, que había un mundo
totalmente nuevo en París”. (Greenberg & Jordan 2003, p.30)
ficio. Allí se exhibieron trabajos de surrealistas como Hans Arp, Hans Bellmer,
Giorgio de Chirico, Salvador Dalí, Marcel Duchamp, Alberto Giacometti, Stanley
William Hayter, Joan Miró, Pablo Picasso, Man Ray, y Yves Tanguy entre otros.
En 1938 emigró a Nueva York. Entre 1939 y 1945 se unió al Art Students League
y estudió con constructivistas como Vaclav Vytlacil.
En 1946, empezó su largo aprendizaje de técnicas de grabado en Stanley William
Hayter’s Atelier 17. En ese mismo taller también trabajaban Nemesio Antúnez,
Joan Miró, Yves Tanguy, Ruthven Todd y Le Corbusier.
En 1938 Louise Bourgeois abre una pequeña galería de arte en un espacio dentro
del negocio de su padre, con grabados y pinturas de Delacroix, Matisse, Redon,
Valadon y Bonnard. Allí conoce a Robert Goldwater, un americano historiador del
arte quién está en París investigando para la tesis doctoral que realiza en la Univer-
sidad de Harvard.
Robert Goldwater (1907-1973) visita la tienda y compra dos grabados. En una car-
ta a una amiga suya, Bourgeois escribiría:
En 1939 Bourgeois volvió a Francia para adoptar a su hijo Michel Olivier. En julio
de 1940 nació el primer hijo biológico de la pareja, Jean-Louis Thomas. Al año
siguiente nacería su hijo menor, Alain Mathieu Clément.
Easton (Connecticut), en 1945. Bourgeois con sus tres hijos. De izquierda a derecha: Alain,
Jean-Louis y Michel. Al fondo, Charles Prendergast y Robert Goldwater.
(Gorovoy & Tabatabai Asbaghi 1997, p. 87)
Robert Goldwater era miembro de la élite artística y cultural de Nueva York. Desde
su llegada a Nueva York y durante las décadas que siguieron, Bourgeois tuvo rela-
ción más o menos estrechas con las personalidades más destacadas del mundo del
arte y pudo seguir los movimientos artísticos desde una posición muy privilegiada.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 65
Bourgeois y su marido
Robert Goldwateer
en Huntington (Long
Island) en 1940.
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 74)
El matrimonio conocía y se relacionaba con historiadores del arte como Alfred Barr,
René D’Harnoncourt, Walter Friedlander, Lloyd Goodrich, Clement Greenberg, Belle
Krasne, Dwight McDonald, Erwin Panofsky, Philip Rahv, John Rewald, Michel Seu-
phor, Meyer Shapiro, James Johnson Sweeney, David Sylvester y Lionel Trilling.
Crawford, Stuart Davis, Willem de Kooning, Franz Kline, Loren McIver, Louise
Nevelson, Maurice Prendergast, Hans Richter y Mark Rothko.
Además de artistas, historiadores, galeristas y coleccionistas, Bourgeois y Goldwater
conocían a arquitectos como Le Corbusier, Edgar Kaufman, Philip Johnson, José
Luis Sert y Paul Nelson. A través de Le Corbusier, conoció a su amigo Nemesio An-
túnez y Matta, quienes habían trabajado con él.
En 1974 trabajó para la School of Visual Arts en Nueva York donde enseñaría hasta
1977. También dió clases en la Universidad de Columbia, en Cooper Union y en
Goddard College, y trabajó como artista invitada [Visiting Artist] en Pratt Institute,
en Philadelphia College of Art, en Woodstock Artists Association, en la Universi-
dad de Rutgers, en New York Studio School y en la Universidad de Yale.
Es fácil tener la sensación de que uno puede escoger su camino, de que uno decide
quién uno es y lo que quiere y que esas decisiones se ven condicionadas sólo hasta
cierto punto por lo que sucede alrededor. Pero cuando nos paramos a pensarlo, y
lo analizamos realmente, cada persona es en una grandísima parte producto de las
contingencias que le rodean. Uno crece en todos los sentidos para adaptarse a ellas,
porque es la única manera de sobrevivir, de mantenerse cuerdo.
1
Las palabras entre comillas son palabras de Louise Bourgeois que aparecen con la debida citación en
el texto de Julia Kristeva.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 69
Bourgeois en el terrado
del edificio “Stuyvesant’s
Folly” en East 18th
Street número 142.
Nueva York en 1944.
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 74)
Poco podemos decidir sobre quienes somos, sobre cómo vemos el mundo o sobre
cómo lo representamos, nosotros nacemos en él y nos convertimos en él. Aún
siendo así, hay algunas maneras de ganar un poquito de libertad, aunque tengan
un precio alto. Una de esas maneras es el viaje.
Cuando viajamos –un poco lejos, por supuesto– es cuando la realidad de la que
hablábamos se nos hace más evidente, precisamente por alejarnos de ella.
Cuánto más lejana sea la nueva sociedad donde nos situamos, más lejana en su
historia y en sus referentes, en su cultura y en sus formas de pensamiento, en
su lengua, en su geografía o en su clima, más extrema será la sensación de no
pertenencia, de desconcierto, de miedo o de dificultad. Ser extranjero significa estar
desencajado, en los márgenes de otra sociedad, significa sentirse sólo, y a veces,
aislado. Además estas sensaciones pueden hacernos sentir pequeños e inseguros,
desprotegidos e incapaces, perdidos o estúpidos. ¿Y qué tiene esto de bueno? Pues
a causa de todo esto a uno no le queda más remedio que esforzarse y readaptarse
al nuevo entorno. Aprender una nueva lengua y unas nuevas costumbres, es a
veces una tarea monumental, pero que permite acceder a una nueva manera de
pensar y hacer, y por tanto de ser. Todo el sufrimiento y la frustración pueden verse
recompensados por cada pequeño logro, con cada nuevo aprendizaje que enriquece
a la persona enormemente.
habitantes del planeta. Uno puede aprender que las grandes verdades sobre cómo
es el mundo, sobre cómo son las cosas o sobre cómo debe uno comportarse, no son
más de culturas específicas, fruto de la historia y las contingencias de la sociedad a
la que se pertenece.
Voluntario o forzoso
Me apresuro a matizar que no es lo mismo ser extranjero por necesidad que serlo
por ganas, y que no es lo mismo serlo en un país que en otro, ni serlo viniendo
de una sociedad o de una familia privilegiada o poderosa que hacerlo desde un
país oprimido, miserable o en guerra. Evidentemente para que se produzcan los
efectos positivos del desplazamiento, del ser extranjero, siempre es mejor si uno
se ha desplazado por sus propios intereses y si la sociedad donde llega lo acoge
en mínimas buenas condiciones, igual que si en el nuevo lugar las maneras de
hacer casan mejor con el sujeto porque le permiten vivir mejor materialmente,
intelectualmente o porque le proporcionan un entorno más seguro, con más
libertad o con más posibilidades de progresar.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 71
También me resuena la pregunta, ¿hace falta viajar para entender lo aquí expuesto y
poder acceder a sus beneficios? Creo que sí. Una cosa es entender, conceptualizar y la
otra es experienciar. Podemos comprender los procesos por los que pasa una persona
extranjera, se puede teorizar al respecto y establecer un modelo más o menos
universal. Pero aprehenderlos, experimentarlos y asimilarlos como propios implica
vivirlos. Primero porque hay tantas experiencias como personas y situaciones, es decir
infinitas. Segundo porque el trabajo de cuestionamiento, los miles de sentimientos
que la nueva situación provoca, los aprendizajes que requiere sólo pueden vivirse.
Aprender un lengua y hablar como si uno fuera tonto, no dar por supuesto, preguntar
constantemente, aportar su propia manera como algo absolutamente nuevo, darse
contra el muro de la incomunicación y a la vez, aprender esa nueva estructura que
le permite entender o representar una realidad completamente nueva hasta ese
momento, eso sólo le sucede a quién está en el extranjero.
familia, sus amigos, su casa y su entorno. Y los abandonaba –o ella así lo sentía– en
uno de los momentos más terribles de la historia de Europa, la Segunda Guerra
Mundial, y la ocupación de su ciudad por los Nazis.
Por un lado, Bourgeois había vivido con un padre autoritario y dominante, que
había sido infiel a su madre –y en cierta manera a toda la familia– conviviendo con
su amante en el hogar familiar durante más de diez años. Un padre que no veía con
buenos ojos la vocación artística de su hija y que deseaba otro tipo de vida para ella.
Y con una madre que padeció una larga enfermedad y a quién acompañó y cuidó
hasta su fallecimiento.
Robert se fue a Nueva York, donde estaba enseñando, y muy poco después, Louise lo
siguió a vivir bajo el cielo de Nueva York, ese cielo que “es una cosa seria”. Nunca lo
volvería a dejar. Era “esplendorosamente blanco”, el aire era “fuerte” y “también salu-
dable”: “puro”. […] “No tengo ningún deseo de expresarme en francés. Soy una artista
americana.” Cómo la entendemos! Escribir (es decir, hacer escultura) es una terapia,
siempre y cuando uno viaje, siempre y cuando uno viaje y se trabaje duro [travels and
travail], desplazándose a uno mismo: cuando uno transpone su lugar de origen, sus
límites y sus umbrales. Reencarnación sobre reencarnación.2 (Kristeva, 2007, p. 248)
Por el otro, al llegar a Estados Unidos se convirtió en una extranjera y pudo liberarse
un poco de las normas y modelos recibidos en una educación estricta y elitista,
fruto de una cultura muy estructurada que no daba mucho margen al desarrollo
personal y creativo alejado de la convención dominante. Así pues, para Bourgeois
ir a vivir a Estados Unidos supuso la posibilidad de ser un poco más libre y de
desarrollarse personal y profesionalmente a su manera:
“Cuando llegué a los Estados Unidos desde Francia, encontré un entorno que me
permitió hacer lo que quería. Creo que en Europa estaba sobreeducada; aquí tuve la
oportunidad de decir ‘no’ a mi educación. Era libre de ser tan salvaje como quisiera.
En Estados Unidos encontré mi independencia. Aquí, si repites lo mismo una y otra
vez puedes convencerlos, pero en Europa, esto no es posible”. Francesco Bonami, “In
a strange way things are getting better and better”, Flash Art, n. 174, enero-febrero
de 1994, cit. en (Gorovoy y Tabatabai Asbaghi 1997, p.76)
o
“En Estados Unidos todo vale, especialmente hoy. En Francia, los artistas son acep-
tados de una manera como no lo son aquí. Eso lo sé. [Por el otro lado] Aquí quizá
seas un ‘don nadie’, tal vez incluso se te considere un inútil, pero nadie va a negarte
el derecho de vivir como quieras. La libertad es real aquí. Puedes ser tan reservado
como desees, puedes tener la apariencia que quieras y nadie va a molestarte.” (Entre-
vista con Robert Storr en 1986, cit. en Bourgeois et al., 1998, p. 144)
2
Las palabras entre comillas son palabras de Louise Bourgeois que aparecen con la debida citación en
el texto de Julia Kristeva.
74 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Louise Bourgeois en
su casa (2009). Foto
de Alex Van Gelder.
(Müller-Westermann &
Vuong, 2015, p. 236)
1. Claves para una contemporaneidad longeva 75
He aquí otra de las grandes oportunidades para poder ser un poco más libre, o
liberarnos de las ataduras, estructuras y estereotipos que rigen nuestro pensamiento
y nuestro comportamiento, fruto de los proceso de educación, mediatización y
socialización vividos. La vejez, entendida en positivo, más allá de los problemas de
salud o del deterioro físico o mental que comporta esta etapa de la vida.
Me refiero a cuando ya han pasado muchas decadas de la vida de uno, no sé, más
de setenta u ochenta. Cuando las personas ya han vivido la mayor parte de su vida,
y entran en la recta final, en una vejez madura y experimentada. Una madurez y
experiencia que aportan lucidez, una cierta comprensión de la vida, de la historia
personal, con perspectiva. Como cuando uno es capaz de alejarse de la experiencia
del sí mismo para que el yo pueda reflexionar y comprender lo sucedido.
En una edad avanzada cuando la mayoría de las cosas ya han pasado o ya no van a
pasar, cuando la presión por hacer y ser desaparece. Cuando se llega a una especie
de tranquilidad, de serenidad existencial. Quizá llegue un momento en qué uno
sea capaz de reírse de todo un poco, de ser más informal, de no tener que cumplir
escrupulosamente o aparentar a la perfección. En fin, un momento en que uno pueda
ser un poco más franco consigo mismo, más espontáneo, más simpático. Más libre de
hacer y ser sin tener que dar explicaciones. Sin tener que justificarse tanto.
Evidentemente para poder disfrutar de una vejez productiva es clave llegar a ella con
salud, independencia económica y emancipación familiar. Y este, ni más ni menos, fue
el caso de Louise Bourgeois. Gran afortunada en su vejez. Tanto por el bienestar físico,
psíquico y la lucidez mental de la que disfrutó, como por la independencia familiar y
económica que le permitieron trabajar y realizar sus proyectos.
En 1973 cuando murió su marido Robert Goldwater, sus tres hijos ya eran mayores
e independientes, y sus padres ya hacía tiempo que habían muerto. No tenía
obligaciones familiares y no tenía preocupaciones financieras. En ese momento
pudo dedicarse a tiempo completo a la creación artística sin más límite que sus
propias fuerzas.
una antigua fábrica enorme que le permitiría producir la parte más rica y compleja
de su obra. Trabajaría durante tres décadas más, en diferentes medios y formatos,
profundizando y ampliando todo el recorrido hecho hasta ese momento con una
vitalidad y una fuerza equivalente a la de las generaciones más jóvenes.
Hasta muy mayor, Jerry Gorovoy la recogía cada día a las diez de la mañana para
ir a trabajar puntualmente al estudio, seis días por semana. Cuando sus fuerzas
flaquearon siguió trabajando desde su domicilio, con ayudantes. Bourgeois
trabajaba de día y de noche, ya que padeció un terrible insomnio, que la dejaba sin
dormir incluso tres días seguidos durante sus últimos años de vida. Para sobrellevar
el insomnio trabajaba, pensaba y se relajaba mientras dibujaba.
Como dice Bernardac, Bourgeois disfrutó de dos privilegios más durante su vejez.
La sabiduría que otorga el conocimiento de uno mismo y la libertad o desparpajo
de ser y hacer acorde con lo que uno es, desde el humor y la ironía.
Bourgeois era una artista que reflexionaba mucho sobre sí misma y sobre su trabajo. Lo
hizo toda su vida. Estudiar, cuestionarse, experimentar, reflexionar, conceptualizar y
psicoanalizarse y vuelta a empezar. Esto le permitió llegar a conocerse en profundidad,
acceder a su inconsciente, zambullirse e impregnarse en él, desarrollando un lenguaje
muy potente, con muchos significantes capaces de conectar con el inconsciente de
muchas otras personas y de ser ricos en significados y lecturas.
Louise Bourgeois
dentro de Sin título
(1986). Imagen
extraida de la película
de Jacqueline Kaess-
Farquet de 1991.
(Lorz et al., 2015, p. 100)
En el siglo XXI, aún sigue siendo muy chocante ver a una mujer mayor referirse a
sus pechos como algo poderoso. Ella lo tenía muy claro.
Otro ejemplo de su sentido del humor y de su simpatía son estas frases que
Bourgeois envió para que fueran leídas en el discurso de aceptación del premio
CAA Achievement Award, al que no asistió en persona:
los viajes algunas personas se visten de manera extraña. Otros se vuelven locuaces,
o no pueden parar quietos, o se vuelven promiscuos [...] Y hay algo más. Tengo pavor
de las preguntas. Aparecer frente un auditorio, por lo general otorga el derecho de
hacer preguntas al orador. Es una situación que me aterroriza. Me hace sentir como
San Sebastián a punto de ser martirizado con las flechas.” Declaraciones publicadas
por primera vez en 1989 en CAA Newsletter, Primavera, vol. 14, núm. 1, cit. en
(Bourgeois et al., 1998, p. 175)
Finalmente, otro ejemplo de su soltura pero aquí con tintes de enfado y esquivez.
En algunos de los reportages o entrevistas en su vejez se puede ver como Bourgeois
aún poseía un fuerte carácter. Cuando algo no le gustaba o le molestaba, lo decía
sin tapujos. Aquí se pueden leer las ásperas respuestas que Bourgeois da a su
entrevistadora, Pat Steir, para el artículo “Mortal Elements”, publicado en 1993:
Louise Bourgeois con sus esculturas, Femme Volage (1951) y Lair (1962).
(Müller-Westermann & Vuong, 2015, p. 230)
1. Claves para una contemporaneidad longeva 81
Hasta finales de 1970, las ofertas de exposiciones fueron pocas y distantes entre
sí. Después de algunas exposiciones a finales de la década de 1940 y principios de
1950, Bourgeois trabajó sin exponer públicamente durante más de una década.
No fue hasta haber cumplido los setenta, y a través de una retrospectiva en el
Museum of Modern Art of New York en 1982, que se unió al circuito del arte
dominado por artistas lo suficientemente jóvenes para ser sus nietos. (Morris
2007, p.11)
Tras cruzar el Atlántico, trabajar en su obra fue más complicado para Bourgeois.
Había dejado atrás a su entorno y debía adaptarse a un nuevo país. No tenía un
espacio de trabajo propio, estaba casada y en los siguientes tres años se convertiría
en madre de tres hijos. Su primer hijo había sido adoptado porque creía que no
82 1. Claves para una contemporaneidad longeva
sería capaz de concebir hijos (Greenberg & Jordan, 2003, p. 35). En los dos años
siguientes a la adopción, nacieron sus dos hijos naturales.
“El arte era un privilegio al que accedí, y tuve que perseguirlo, incluso más que el
privilegio de tener hijos. Todo el mecanismo es el resultado de muchos privilegios, y
fue un privilegio ser parte de ello.” (Kuspit 1988, pp.67-68)
Durante once años después del éxito para la crítica de sus dos exposiciones “Perso-
nages”, la escultura de Louise fue prácticamente ignorada. Su presencia en los círcu-
los más influyentes de la cultura de Nueva York era como la esposa de un historiador
del arte muy conocido, no como artista. (Greenberg & Jordan 2003, pp. 45-46)
A pesar de que siguió siendo incluida en exposiciones colectivas durante los años
cincuenta y sesenta, su escultura sólo se pudo ver en dos exposiciones individuales
en Nueva York entre 1953 y 1978. En resumen, se podría decir que durante casi la
totalidad de los años cincuenta, sesenta y setenta, Bourgeois mantuvo una reputa-
ción “underground” –conocida por un determinado segmento del público del arte
en Nueva York, pero no objeto de gran atención. (Wye & Museum of Modern Art of
New York, 1994, p. 12)
Bourgeois trabajando
la escultura The
Quartered One (1964).
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 114)
1. Claves para una contemporaneidad longeva 85
Bourgeois era mucho mayor y no era muy conocida en ese momento. Ella era cono-
cida como parte de la generación expresionista abstracta. [...] No era que no hubiera
expuesto, pero nadie de mi generación conocía su trabajo. La conocí porque era la
mujer de mi director de tesis en la universidad, Robert Goldwater. [...] (Cuando or-
ganicé la exposición) Tenía criterios extraños - no sé exactamente lo que era, pero
andaba buscando cosas que fueran modulares y tuvieran un mínimo de estructura
y armazón, pero que una vez roto ese armazón, se dejaran caer fuera de él de forma
vagamente erótica. (Lucy Lippard, entrevista, Universidad de Texas, 1988, cit. en
Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 116)
3
“Seminars with Artists and Critics”
86 1. Claves para una contemporaneidad longeva
de sus obras se mostraban en un entorno muy distinto al de una galería. En los se-
tenta el SoHo neoyorquino era un barrio distinto e incluso peligroso que alojaba los
talleres de los artistas más alternativos. Allí se expusieron entre otras The Destruction
of the Father (1974), Hanging Janus (1968), Colunnata (1968) y Baroque (1970).
Comentando sobre este hecho dijo: “nada te protege tanto como el anonimato. Esto,
por cierto, ha sido la historia de mi carrera. Durante muchos años, afortunadamen-
te, mis obras no fueron vendidas con finalidad lucrativa o por cualquier otra razón.
Y yo era muy productiva porque nadie trataba de copiar mi alfabeto. (...) Mi imagen
era mía, y estoy muy agradecida por ello. Trabajé en paz durante cuarenta años “.
(Moderna Museet, 2015)
Por un lado es evidente que el no haber tenido demasiado éxito durante las
cuatro primeras décadas de su carrera, pudo en ciertos momentos desanimarla
o desilusionarla, pero nunca fue un factor determinante para que Bourgeois
dejara de producir obra. No lo fue su llegada a un nuevo país, no tener un taller
donde trabajar, o ser madre de tres hijos. Tampoco lo fue sufrir una depresión
por la muerte del padre, entre otros motivos, o regentar un pequeño negocio para
aportar a la economía familiar.
Como en muchas otras ocasiones Bourgeois vio el lado bueno del asunto, que
evidentemente también lo tenía. Liberada de las exigencias de la moda y del éxito
así como de las presiones del mercado, Bourgeois pudo trabajar exclusivamente
para sí misma, según sus inquietudes y con mucha libertad. Además, cuando le
llegó el éxito, pasados los setenta, compartió fama con otros artistas generaciones
más jóvenes, que le aportaron jovialidad, renovación y mucha energía.
“Mi primera gran suerte fue el hecho de no ser escogida por el mercado del arte y
quedarme trabajando por mi cuenta. No considero que fuera ignorada. Considero
que estaba siendo bendecida con privacidad. Mi segundo golpe de suerte fue mi bue-
na relación con la generación más joven. Mi amor está con ellos. Me relaciono con
ellos. Hay un intercambio. Les doy mis sentimientos positivos.” (Storr, 1986, p. 144)
Así que en muy poco tiempo y después de muchos años de trayectoria, Bourgeois
empezó a recibir atención. Sally Swenson la entrevistó en 1982, para ella la obra
de Bourgeois era muy singular y revolucionaria y le preguntó si ella se veía así a sí
misma, a lo que Bourgeois respondió:
“No, me veo a mí misma, como varias personas ya han dicho, como una excéntrica.
Excéntrico significa lejos del centro, y eso es cierto. Yo no soy una revolucionaria,
sino muy independiente, y este ha sido mi gran privilegio, fui capaz de ser indepen-
diente porque no dependía de ningún marchante que me dijera tienes que hacer esto
o aquello. Por otro lado, tengo gustos muy modestos, incluso hoy en día, y así soy
capaz de ser independiente.” (Swenson, 1982, p. 11)
Y lo seguiría siendo durante los treinta años que siguieron a esta declaración. In-
cluso cuando el éxito creció y creció, Bourgeois siguió viviendo con la misma mo-
destia. The Easton Foundation, constituida por Jerry Gorovoy, su asistente perso-
nal durante treinta años, junto con sus hijos, abrirá la casa donde vivió Bourgeois
Imagen de la sala de
estar de la parte trasera
de la vivienda. Foto de
Nicholas Calcott.
(Davies, 2015)
90 1. Claves para una contemporaneidad longeva
como “museo” y centro de estudios. Algunas de las fotografías que se han publicado
recientemente del interior de su residencia muestran habitaciones muy pequeñas
y muebles humildes y viejos. En general, parece que no se hubiera hecho ningu-
na reforma durante muchos años. En el artículo de Lucy Davies publicado en el
Telegraph en agosto de 2015, se relata cómo después de la muerte de su marido
en 1973, Bourgeois tiró la mesa del comedor, la estufa y convirtió el dormitorio
en librería. Poco a poco fue ocupando todo el espacio para dedicarlo a su trabajo
artístico. Allí vivió y trabajó durante 47 años hasta su muerte a la edad de 98 años.
(Davies, 2015)
En 2007, la Tate Modern organizó una mesa redonda sobre Louise Bourgeois en la
que participaron Mignon Nixon, Briony Fer, Juliet Mitchell, Frances Morris, Linda
Nochlin y Tamar Garb. Es interesante escuchar las respuestas de las ponentes a la
pregunta de lo que significó para Bourgeois pasar de la periferia al centro del mun-
do del arte, hasta convertirse en el fenómeno actual. La persona del público que
hizo la pregunta insinúa que parte de su producción reciente, donde revisita temas
antiguos o reproduce piezas similares a algunas ya realizadas en el pasado, está
motivada por el alto valor que su trabajo ha adquirido en el mercado. Las ponentes
arguyen que seguro que a Bourgeois le gustó el reconocimiento que recibió en los
últimos años, también a nivel económico, pero que en ningún caso tuvo impacto en
su manera de vivir y mucho menos en su trabajo. De las respuestas a esta pregunta
me gustaría destacar la de la comisaria de la Tate, Frances Morris, quién trabajó en
dos de las mayores exposiciones sobre Louise Bourgeois en Gran Bretaña, en 2000
y 2007. Además de mostrarse de acuerdo con lo ya expuesto, añade cuáles fueron
los beneficios que sí le ha aportado su éxito en el mercado. Por un lado, muchas
más instituciones y museos se han interesado en adquirir obra de la artista, hecho
que permite que su obra pueda ser vista en muchos lugares del mundo. Por otro, su
capacidad económica, le permitió almacenar una gran parte de su producción más
antigua, con el gran coste que eso implica, y prestar la obra o incluso financiar pro-
yectos que pudieran interesarle para difundir su trabajo. En numerosas ocasiones
Bourgeois también donó obra para causas benéficas o de interés social.
No creo que el mercado haya tenido ningún impacto sobre su trabajo, de ningún
tipo, en cuanto a las decisiones que ha tomado sobre lo que producir y lo que no.
Creo que trabaja indiferente a él. Lo que su reciente éxito sí le ha permitido es co-
locar obras importantes en museos de todo el mundo, y retener y almacenar una
impresionante colección de sus primeros trabajos, los cuáles puede prestar cuando
lugares como la Tate quieren organizar exposiciones. Así no tenemos que ir a mu-
seos que nos rechazan. Ser capaz de esto, ayudar a las instituciones y apoyar las
exposiciones, ha sido su prioridad. (Frances Morris en Daniel et al., 2007)
1. Claves para una contemporaneidad longeva 91
Bourgeois es una artista que arriesga y experimenta con nuevos materiales y nue-
vas técnicas durante toda su vida. No se contenta cuando consigue buenos resul-
tados, cuando domina un material, cuando fluye con una herramienta, sino que
necesita seguir trabajando, seguir buscando nuevas vías de expresión que le per-
mitan comunicar mejor, y sobre todo, seguir aprendiendo, uno de sus máximos
placeres existenciales.
Bourgeois dialoga constantemente con los lenguajes artísticos que surgen en cada
década. Así su obra puede relacionarse con el surrealismo, con el expresionismo
abstracto, con el minimalismo, con el posminimalismo, etc. Empieza su trayectoria
artística con influencias impresionistas y cubistas, y a continuación absorbe, cons-
truye y se mueve de la mano de cada uno de los movimientos de las vanguardias.
Posteriormente, será capaz de pasar de una estética moderna a la posmoderna.
Vista de la instalación
de la exposición Louise
Bourgeois: Sculptures,
Peridot Gallery, Nueva
York, 1950. Fotografía
de Aaron Siskind.
(Greenberg & Jordan,
2003, p. 15)
94 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Frances Morris dice que si la artista fuera un pájaro, sería una urraca, aterrizando
y cogiendo de aquí y de allí, visitando diferentes aspectos del arte, robando cosas
y conceptos útiles para construir un cuerpo de trabajo original y único. Visitar la
obra de Bourgeois es como visitar a varios artistas. A lo largo del tiempo trabaja
con diferentes lenguajes, técnicas y materiales. Es pintora, dibujante, grabadora,
escultora. Ella ensambla su trabajo, talla, modela, hace moldes, trabaja con mate-
riales que toman forma a través del proceso. Hace instalaciones que ocupan el es-
pacio expositivo o hace intervenciones específicas para espacios concretos. Cons-
truye esculturas o utiliza objetos manufacturados, objetos encontrados, objetos
de desecho, objetos de la herencia familiar y los yuxtapone creando una nueva
formulación. (Morris & MOCA, 2008)
Bourgeois es una de las primeras artistas en instalar sus obras en el espacio ex-
positivo, con su primer environment Sculptures (1949). Es pionera en el uso de
materiales sintéticos como el látex, la resina, etc. a principios de los años 60. Sus
Cells, entre la instalación, la escultura, la arquitectura y el happening, nos abren el
horizonte para teorizar sobre la escultura contemporánea.
4
La primera artista entre todos los artistas hombres y mujeres.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 95
(Morris & MOCA, 2008). Para Bourgeois era el proyecto más ambicioso que había
realizado hasta ese momento. A sus 88 años Bourgeois diseñó tres torres de acero,
de nueve metros de altura cada una aproximadamente, bajo el título “I Do, I Undo,
I Redo” y su primera Spider [Araña] gigante.5
5
Trataremos con más detalle esta obra en el apartado 3.2.1 I Do, I Undo, I Redo
96 1. Claves para una contemporaneidad longeva
“tintes de archivo” son capaces de recrear los estampados y las texturas de los viejos
y usados tejidos de Bourgeois. La artista está muy satisfecha con los resultados. A
partir de ese momento imprimirá con esta técnica muchos de sus últimos proyec-
tos en tejido –que se convertiría en el soporte principal para los grabados. Habla-
mos de proyectos como por ejemplo Do Not Abandon Me (2009-2010), una serie en
colaboración con la artista británica Tracey Emin o To Whom It May Concern (2010),
un libro ilustrado con el poeta Gary Indiana. En ambos proyectos se reproducen los
efectos del gouache a través de medios digitales. (Wye & Museum of Modern Art
of New York, 1994)
Como expone Frances Morris, Bourgeois es una de las primeras artistas en romper
con el trinomio artista-material-técnica de la época moderna, siendo capaz de traba-
jar con muchos materiales en diferentes técnicas con conocimiento, rigor y profesio-
nalidad. Se consolida así como un referente en el manejo plural de técnicas y materia-
les tan característico del arte contemporáneo y habitual en los artistas del siglo XXI.
No es este el caso de Bourgeois, cuyo sello personal es precisamente este fluir entre
muchos materiales y medios. Una vez superada su etapa de formación y después
de varios lustros de trabajo artístico, con dos exposiciones individuales de pintura
al óleo y dos de escultura en madera con un razonable éxito de la crítica, se retira
de los circuitos como artista durante más una década. Y contrariamente a lo que
cabría esperar, cuando vuelve a principios de los años 60, lo hace para aventurarse
a exponer un trabajo radicalmente diferente de todo lo que había hecho hasta en-
tonces, con materiales y formas completamente nuevos.
98 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Mirando atrás, con la perspectiva de los años, Bourgeois comentaría cómo llegó
un momento en el cual los materiales tradicionales acotaban las posibilidades del
trabajo artístico y en cambio, nuevos materiales o materiales de proceso, le abriría
las puertas para expresar sus nuevas preocupaciones:
“Cuando quieres decir algo, consideras diferentes maneras de hacerlo, como un com-
positor podría tocar en diferentes claves o con diferentes instrumentos. Poco a poco,
y en general por eliminación después de haber intentado todo lo demás, encuentro
el material más idóneo” (Swenson, 1982, p. 6)
Por ejemplo, el yeso que generalmente es usado para hacer pruebas, esbozos o
moldes, resultó ser un material muy versátil y lo empezó a utilizar como mate-
rial final. Como declara Bourgeois, el yeso permite trabajar muy rápido, ya que el
tiempo de fraguado puede ser de sólo unos minutos, dependiendo de la densidad
de yeso en el agua, de la temperatura, etc. Así, aunque el resultado final sea frágil,
se puede realizar una pieza en muy poco tiempo. Otra grandeza del yeso es que
se puede trabajar vertiendo el material, salpicando, modelando… o se puede dejar
endurecer y trabajarlo como una talla, devastando, cincelando, lijando hasta en-
contrar la forma deseada.
“El yeso está muy cerca de nuestras emociones y muy cerca de la clase de deseo im-
petuoso que se tiene cuando se quiere hacer algo. El yeso responderá, aunque no sea
fuerte.” (Swenson, 1982, p. 7)
En 1967 Bourgeois hace el primer viaje a Italia, a las canteras y los talleres de már-
mol de Pietrasanta, donde trabajará piezas como Colonnata (1968), Femme Couteau
(1969-1970), Number seventy-two (1972) y Sleep (1967). En el futuro viajará mu-
chas veces a Italia para trabajar en mármol.
Hands) se puede leer “We Love You”, y en Untitled (With Foot) (1990) inscribre “Do
You Love Me?”.
Cumul I (1969)
Mármol blanco.
57 x 127 x 122 cm. Colección
Centre George Pompidou.
(www.studyblue.com)
En los años 1980 y 1990, cuando las jóvenes generaciones desarrollan el lenguaje
de la instalación, Bourgeois se reinventa a sí misma y construye sus magnéticas
Cells. En los años 1940 hubiera sido imposible imaginar que la artista estaría desa-
rrollando este tipo de lenguaje cuatro décadas más tarde.
A finales de los 80 y hasta el final de su vida realiza su serie Cells, espacios a me-
nudo construidos a partir de materiales arquitectónicos recuperados como viejas
puertas, ventanas o malla de alambre, combinándolos con objetos de todo tipo y
con sus propias esculturas.
En las Cells de Bourgeois hay muchos elementos que hacen referencia directa a
la vida de la artista, pero aunque no supiéramos nada de su historia, muchos de
los objetos nos despertarían nuestros propios recuerdos y pensamientos. Estas
estructuras y su contenido son elocuentes, están llenas de imágenes y artefac-
tos curiosos, estimulantes y provocativos. Nos cuentan historias y hacen que uno
quiera saber más.
A partir de los 90 Bourgeois volverá a innovar, y empezará a trabajar con todo tipo
de textiles, realizando piezas tridimensionales a partir de un material blando y sin
estructura como el tejido. Se trae desde Francia un baúl familiar lleno de ropa. Usa
viejas prendas de vestir, mayoritariamente propias y de su madre, que había guar-
dado durante muchos años. En un primer momento utiliza las prendas colgándolas
dentro de sus Cells. Más adelante, realizará esculturas y piezas bidimensionales con
el tejido. Trabajará profundamente la imaginería vinculada a las bobinas de hilo, a
la costura, a la reparación y arreglo de tejidos apareciendo recurrentemente hasta
el final de su trayectoria.
Es estimulante pensar que aunque el tejido haya sido central en su producción al fi-
nal de su carrera, para Bourgeois quizá éste fuera el primer material con que trabajó
en su vida. No sólo porque convivió y ayudó en el negocio familiar de restauración
102 1. Claves para una contemporaneidad longeva
de tapices, sino porque el tejido se encontraba por todo el espacio de su casa. Sólo
hace falta mirar las fotografías del hogar familiar para ver como las telas y los te-
jidos eran utilizados como material arquitectónico: cubriendo sillas, como mantel
para las mesas, como división entre habitaciones, colgando alrededor de las camas,
etc. Para Bourgeois el tejido estuvo siempre asociado con la arquitectura. Finalmen-
te, la moda fue siempre muy apreciada en la familia. Como muestran muchas imá-
genes, su padre, al igual que toda la familia, siempre iba muy bien vestido. Tanto él
como su hija posteriormente, se interesarían por la alta costura, por la ropa de los
sastres y modistas más conocidos de Francia. Así podemos afirmar que su elección
del tejido en su última etapa es un retorno hacia el material más familiar y no hacia
un nuevo o desconocido material. (Morris & MOCA, 2008)
Así, trabajando el tejido como material artístico le permitirá volver a sentir el reto
de descubrir las posibilidades de una nueva técnica, de extender su lenguaje, rein-
ventarse nuevamente creando un nuevo microcosmos.
Rejection (2001)
Tela, acero y plomo. 63,5 x 33 x 68,5 cm.
Colección Cheim & Read, Nueva York.
(Tilkin, 2012, p. 74)
104 1. Claves para una contemporaneidad longeva
“Lo que significa el arte moderno es que uno tiene que seguir encontrando
nuevas maneras de expresarse, de expresar los problemas, que no hay
manera establecida, no existe un enfoque único. Esta situación es doloro-
sa, y el arte moderno trata sobre la situación de no tener ninguna manera
definida de expresarse. Por esta razón el arte moderno seguirá, porque
esta condición se mantiene” (Kuspit 1988, p.82)
Recientemente leí esta cita publicada en el web de Simon Zabell, artista británico y
profesor de Bellas Artes de la Universidad de Granada.6 Para Zabell, Bourgeois te-
nía razón al afirmar que el arte moderno se diferenciaba del precedente en su “insa-
ciable necesidad por la novedad y la originalidad”. En los comentarios una persona
respondía: “Bourgeois aclara bien poco sobre la situación del arte contemporáneo”,
y aunque “podría estar de acuerdo con lo de las ansias de novedad permanente”, no
lo estaba en absoluto con “que eso pueda causar dolor a quién lo practica”, y añadía
“empieza a cansarme el arte hecho con pesadumbre y dolor”.
Aunque creo que ninguno de los dos acierta en lo que Bourgeois quiere decir en
esta cita, sus comentarios me hicieron pensar mucho. Es indiscutible el apetito
por lo nuevo y original que trajeron consigo las vanguardias y el arte moderno en
general, pero creo que esto no es a lo que se refiere Bourgeois en primera instancia.
Ella habla de la falta de un canon, de un sistema de representación dominante en
el que el artista se sienta seguro, cuyos límites estén bien acotados y permita crear
a partir de él. El problema no es tanto tener que ser original e innovador –creo que
ese momento ya había pasado en 1982, fecha de las declaraciones–, sino el tener
que encontrar tu propia manera de expresar lo que tú quieres en cada ocasión. Creo
que se refiere al no saber por donde empezar, al poder escoger cualquier material,
técnica o recurso para materializarlo, el que cualquier reflexión o pensamiento pue-
dan ser un motivo, el que todo y a la vez el vacío pueda ser arte. Como ella dice “el
que no haya un enfoque único, una manera definida”. Y, ¿porque es eso doloroso?
Porque es tremendamente difícil. Creo que aquí doloroso significa costoso, que re-
quiere muchísimo esfuerzo y dedicación.
6
http://simonzabell.com/blog/artist-quote-louise-bourgeois/
1. Claves para una contemporaneidad longeva 105
[…] No te vayas a creer que Little Pea [Louise Bourgeois] se interesó por la angustia.
Ella es conceptual, como lo fue su madre antes que ella; consideraba la situación
objetivamente, es decir, científicamente; no emocionalmente. “No estaba interesada
en la ansiedad”, declaró, “sino en la perspectiva: en ver las cosas desde diferentes
puntos de vista”.7,8 (Kristeva, 2007, p. 247)
Aunque a simple vista pueda parecer todo lo contrario, cuando más se profundiza
sobre el trabajo de Bourgeois más evidente se hace su carácter conceptual y analí-
tico. Y aunque algunas de sus piezas y de sus declaraciones tienen que ver con el
dolor físico y emocional, su aproximación no es la de una persona que victimice o
que no sepa salir de su dolor. Muy al contrario, lo analiza, lo descompone, lo expre-
sa con diferentes medios y técnicas hasta que consigue apaciguarlo, reconciliarse,
verlo desde otro punto de vista. Además, toda la obra de Bourgeois está salpicada
con ironía y humor, compasión y alegría, osadía y fortaleza.
7
Las palabras entre comillas son palabras de Louise Bourgeois que aparecen con la debida citación
en el texto de Julia Kristeva.
8
Kristeva utiliza “Little Pea” para referirse a Louise Bourgeois. Bourgeois, escribió un pequeño relato
bajo el título de She Lost It (1947) donde una mujer abandonada empequeñece hasta el tamaño de
un guisante (“Pea” en inglés).
106 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Por el otro lado, con el advenimiento del posmodernismo, con la fragmentación, hi-
bridación y relativización de los puntos de vista, con la importancia del sujeto y de la
subjetividad, nos encontramos con un tipo de arte donde hay tantas aproximaciones
posibles como personas que lo produzcan. Un arte que intenta dar expresión a la “con-
dición humana”, donde cada persona sufre para poder expresarse adecuadamente.
De todas maneras, seguramente con la perspectiva de los siglos, toda esta variedad y
fragmentación actual quedará simplificada, como quedó la de siglos pasados, por las
aportaciones artísticas cuya fama y relevancia resistan el paso del tiempo.
Frances Morris compara a Louise Bourgeois con Francis Bacon y Alberto Giaco-
metti, los describe como los tres grandes artistas del siglo XX que trabajan en las
márgenes de la corriente dominante, fuertemente solitarios y grandes existencia-
listas. En cada década, en cada trabajo, siempre vuelven al mismo grupo de pode-
rosos temas. Sin embargo, Bacon y Giacometti se diferencian de Bourgeois en que
su obra es absolutamente reconocible, ambos investigan a lo largo de su carrera
manteniendo el mismo lenguaje visual, estético y formal. En cambio, Bourgeois
reinventa en cada etapa los términos de su compromiso con el arte. El núcleo se
mantiene allí, pero la manifestación física es completamente diferente. Y es esta
gran diversidad formal y estética la que hace que su trabajo sea tan atractivo e in-
novador. Cada tema se aproxima desde una perspectiva técnica y material comple-
tamente diferente, incluso cuando es una artista nonagenaria sigue siendo capaz
de enfrentarse a un nuevo reto y asumir una nueva técnica o un nuevo material
generando una propuesta original. (Morris & MOCA, 2008)
Vista de la instalación de
Louise Bourgeois: À l’infini
en la Fondation Beyeler en
Suiza (2001-2012) donde la
escultura de Bourgeois Cell
XVII (Portrait) (2000) fue
aparejada con Caroline (1961)
de Giacometti. Propiedad de
Alberto Giacometti Estate.
(Lorz et al., 2015, p. 53)
Grabado
Bourgeois empieza con el grabado a finales de los años 1930, primero experimen-
tando en casa con técnicas de relieve y luego aprende litografía en el Art Students
League. En la primera exposición colectiva en la que participa en 1939 exhibe algu-
nos grabados en el Museo de Brooklyn.
Su conocimiento del grabado viene de libros de finales del siglo XIX y XX ilustrados
con grabados de acero. La cantidad y la calidad de sus ilustraciones son lo que recla-
mó el interés de Bourgeois hacia esos libros, y los ha coleccionado desde su tempra-
na edad adulta. Aunque considera de interés secundario los temas de los libros, se ha
concentrado en la colección de varias áreas temáticas que son las que acostumbran
a tener ilustraciones especialmente buenas: literatura infantil; medicina (especial-
mente la oftalmología) e instrumentos médicos; tejeduría, bordado y tapicería; y los
diccionarios y enciclopedias, quizás la parte más preciada de su colección. (Wye &
Museum of Modern Art of New York, 1994, p. 22)
“El grabado, en lugar de ser un medio de reproducción, para mí fue un medio creati-
vo”. (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994)
Pintura
Durante su formación la pintura fue uno de los medios principales para Bourgeois.
Sus dos primeras exposiciones individuales fueron de pinturas. En 1945, en la Bertha
Shafer Gallery, expuso 12 cuadros –incluyendo Natural History. En la segunda en
1947, en la Norlyst Gallery, se pudieron ver Conversation Piece y Roof Song.
Sin embargo, llegó un momento en que la pintura dejó de interesarle. En una entre-
vista con Bernard Mercadé concedida en 1993 decía: “Las dos dimensiones no me
110 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Escultura
De hecho, sus dos siguientes exposiciones individuales en 1949 y 1950 son de es-
cultura. Las piezas allí expuestas las había empezado a tallar en 1941 junto con
Pregnant Woman.
9
Uso el término “monolítico” en el sentido de algo hecho de una pieza, rígido, según las
acepciones 3 y 4 del diccionario de la Real Academia Española.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 111
Dibujo
“Uno no puede dormir durante la noche, entonces hace dibujos. Si uno tiene mie-
dos, los expresa dibujando y desaparecen”. Douglas Maxwell, “Louise Bourgeois”,
Modern Painters, nº 2 verano 1993, cit. en (Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 76).
Bourgeois mantuvo tres tipos de diarios, uno escrito, otro oral y otro dibujado. Para
ella el diario en formato de dibujo era el más apreciado:
112 1. Claves para una contemporaneidad longeva
“Pero el único diario que me importa es el diario de dibujos. Hago los dibujos du-
rante la noche, cuando estoy en la cama apoyada sobre almohadas. […] Guardo mis
diarios de dibujo con mucho cuidado.” (Publicado en febrero de 1995 en World Art,
nº2, p. 108. Bourgeois, Bernadac, & Obrist, 1998, pp. 305)
Estos dibujos no son específicamente preparatorios para obras de arte en otro me-
dio. En cambio, son signos activos de una vida interior rica y de una extraordinaria
visión. Aunque abstractos, no requieren una apreciación hermética, un divorcio de
nuestros reflejos de percepción adquiridos. Por el contrario, invitan a nuestras aso-
ciaciones, sugiriendo ritmos y experiencias de la naturaleza de una forma increíble-
mente precisa. D.R., Rose Fried Gallery, Recent Drawings by Louise Bourgeois, New
York, 1963, cit. in (Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 112)
En Bourgeois el dibujo tiene entidad propia, y aunque muchos dibujos puedan con-
vertirse en obras en otras técnicas en el futuro, también sucede en camino inverso,
temas desarrollados en otros medios que reaparecen en dibujos más tardíamente.
Otros motivos son expresados únicamente a través del dibujo como formato final.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 113
Por último destacar que en 1994 hizo una serie de más de doscientos dibujos lla-
mados Insomnia Drawings.
Escritura
“He mantenido diarios durante toda mi vida, desde que era una niña, desde que podía
mirar a alguien a la cara –y atrapar emociones visuales y recordar las mías propias–.
Los diarios son para mi propia reflexión.” (Publicado anteriormente en febrero 1995
en World Art, n.2, p.108. Bourgeois, Bernadac, & Obrist, 1998, pp. 304)
En muchas de sus obras, en formatos muy diferentes, el texto aparece como parte de la
pieza, como un material más con que dar forma. Por poner algunos ejemplos, el texto
acompaña la serie de grabados He Desapeared into Complete Silence (1947) tiene tanta
importancia como la parte gráfica, el texto que aparece en su trabajo para Art Forum
en 1982 cuando cuenta por primera vez su historia familiar es lo que nos permite
interpretar las fotografías que acompaña, el texto aparece bordado en trabajos sobre
114 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Bourgeois también manipula el lenguaje oral y escrito con precisión y estilo. “Me en-
canta el lenguaje”, dijo. “Puedes soportar cualquier cosa si la escribes... Las palabras
conectadas pueden crear nuevas relaciones... una nueva manera de ver las cosas.” Cada
año de su vida adulta mantiene una agenda donde se enumeran citas e información
mundana, y que además sirve como cuaderno de dibujos pequeños y repositorio de
pensamientos al azar, pensamientos analíticos, e incluso breves narraciones. Cuando
sufre insomnio, Bourgeois puede dibujar o puede escribir multitud de pensamientos
que llenan su mente. Ella escribe detrás de los dibujos, a veces indicando los orígenes
de una imagen en concreto. Escribe notas sobre las guardas de libros, notas que con-
sidera “indispensables”. (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994, p. 14)
Pero Deborah Wye continua explicando que aún siendo tan importante el lenguaje
para Bourgeois, las palabras no son suficientes porque hay muchas cosas que no
consigue expresar con ellas. Bourgeois cree que comunica mucho mejor y más di-
rectamente lo que quiere a través del lenguaje artístico-plástico.
Confrontation (1978)
Madera pintada, látex, tejido. 220 cm x 935 x 445,9 cm.
Solomon R. Guggenheim Museum Nueva York.
(http://pastexhibitions.guggenheim.org/)
116 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Performance
Este impulso hacia el trabajo en el espacio real, anticipando Articulated Lair or Cells,
también llevó a Bourgeois a construir una obra como The Blind Leading the Blind
(1949) en la que la escultura tiene la cualidad de mueble-ocupante del espacio en
que se encuentra. Como tal, aparece un objeto común o racional que, sin embargo,
tiene la capacidad de albergar su propio mundo de asociaciones.” Rosalind Krauss,
Magician’s Game: Decades of Transformation, 200 Years of American Sculpture (exhi-
bition catalogue), Whitney Museum of American Art. New York, 1976, cit. in (Go-
rovoy & Asbaghi, 1997, p. 100)
Lo que con el tiempo surgió más claramente fue el carácter híbrido de su práctica,
en la que las interacciones entre el espectador y la escultura en la escena jugaban un
118 1. Claves para una contemporaneidad longeva
papel clave. Ya en 1976, empezó a pensar en las primeras instalaciones que había
ideado para sus esculturas totémicas como “esculturas ambientales” [environment]
similares a ‘happenings’, convirtiendo al espectador en un participante activo [...]
(Potts, 2007a, p. 263)
Durante los 80 continúa en esta dirección y creará cinco piezas que se conside-
ran todas ellas precursoras directas de la serie Cells: Articulate Lair (1986); Untitled
(1986); No Exit (1989); No Escape (1989) y Gathering Wool (1990).
La tejeduría
Durante toda su vida Bourgeois guardó la ropa de la casa familiar (manteles, ser-
villetas, ropa de cama, etc.), su ropaje y otros efectos personales (vestidos, cami-
1. Claves para una contemporaneidad longeva 119
Además para Bourgeois, está técnica estaba fuertemente relacionada con la repara-
ción psicológica: “Yo siempre tuve miedo de ser apartada y abandonada. La costura
es un intento de mantener las cosas juntas y hacer de ellas un todo “. (Hauser &
Wirth, 2010)
En 2002 empezó haciendo dibujos de rayas y cuadros tejiendo finas tiras de tejido
hechas de su ropa. Los trabajos posteriores forman estructuras poligonales, cosiendo
las telas para que dibujen círculos concéntricos y espirales similares a las de las telas
de araña y a los de los efectos vibrantes de un caleidoscopio. (Hauser & Wirth, 2010)
Sin título (2005)
Tela y cuentas. 45,7 x 34,9 cm.
BOURG34396
(http://www.hauserwirth.com/)
1. Claves para una contemporaneidad longeva 121
Bourgeois fue consistente con sus intereses durante su trayectoria artística. Aun-
que cuando nos asomamos a una obra tan variada técnica y formalmente pueda
parecer lo contrario, hay un núcleo de temas a los que siempre vuelve: una gran
variedad de emociones, el cuerpo, la sexualidad, la maternidad, la familia, la biogra-
fía, la memoria, el inconsciente, la identidad y la subjetividad. La identidad ya sea
entendida como aquellos rasgos individuales o colectivos que nos caracterizan –se-
gún la Real Academia de la Lengua Española– o entendida como aquellas acciones
que llevamos a cabo durante nuestra vida y que por lo tanto nos identifican –en un
sentido más Arendtiano. La subjetividad entendida como el sí mismo entrelazado
con el entorno cultural y social.
Es razonable pensar que en todas las épocas, estos grandes temas de la condición
humana han sido elaborados, pero en ciertos períodos de la historia documentada
se ha hecho más hincapié en unos temas que en otros. La idea principal de este
punto es afirmar que cuando muchos de estos temas se convirtieron en inquietu-
des predominantes para artistas e intelectuales a finales del siglo XX, Bourgeois ya
hacia tiempo que los trabajaba y por lo tanto, allí estaba para convertirse en ejem-
plo y referente para las jóvenes generaciones.
Este punto se desarrollará alrededor del ensayo “La diversidad en el arte nortea-
mericano desde 1975 hasta la actualidad” [1996] de Johanna Drucker porque re-
sume los principales cambios producidos el arte occidental durante el siglo XX y
analiza la producción del arte americano del último cuarto de siglo a partir de una
selección de obras del fondo del Whitney Museum of American Art (en adelante
Museo Whitney).
Nuestro objetivo será relacionar los cambios expuestos por Drucker con la trayectoria
artística de Bourgeois y evidenciar la afinidad de los temas predominantes en el arte
más representativo de fin de siglo con el trabajo que Bourgeois estaba realizando.
Como parte de la investigación para este punto pedí consejo a Aida Sánchez de Ser-
dio, una de las profesoras que más me aportó a nivel conceptual durante la carrera de
Bellas Artes. Quería que me recomendara bibliografía sobre el concepto de la posmo-
dernidad en el contexto del arte. Entre las referencias que me envió encontré un mag-
nífico texto “La diversidad en el arte Norteamericano desde 1975 hasta la actualidad”
de Johanna Drucker publicado en el citado catálogo. En la exposición se presentaba
una amplia selección del fondo artístico del Museo Whitney. Daba la casualidad que
1. Claves para una contemporaneidad longeva 123
Louise Bourgeois había tenido una larga y estrecha relación museo, así que este texto
me permitía, además, cerrar un pequeño círculo.
En las salas del MACBA, se pudieron ver los trabajos de gran formato de Sol Lewitt
y Dennis Oppenheim junto con una instalación de Jonathan Borofsky. Irónicas
esculturas de Jeff Koons y la obra crítico-social de Barbara Kruger. Piezas de Lynda
Benglis y Ana Mendieta que reivindicaban lo orgánico y lo femenino junto con las
pinturas antimilitaristas de Leon Golub y las propuestas minimalistas de Carl An-
dre. La producción de los años ochenta y noventa quedaba reflejada en obras como
las de Sherrie Levine y Martha Rosler, que investigan la relación entre lenguaje e
imagen; las de David Hammons y Jean-Michel Basquiat, que exploran la identidad
cultural; o las de Mike Kelley y Sue Williams, que se sumergían en la memoria de
los conflictos de la infancia. (MACBA, 1996)
y más importante, por la consonancia temática de su obra con los temas de la ex-
posición en el MACBA. Esta institución neoyorquina es la que ostenta una mayor
colección de arte norteamericano del siglo XX. En la muestra se pudieron ver unas
setenta obras de más de cincuenta artistas que daban buena cuenta del arte produ-
cido en Estados Unidos entre 1975 y 1997.
Es interesante saber que el Museo Whitney fue fundado por la escultora, colec-
cionista y filantropa Gertrude Vanderbilt Whitney para promocionar el trabajo de
artistas americanos vivos en esa época que tenían dificultades para exhibir o ven-
der su trabajo. Gertrude Whitney se convirtió en la principal patrocinadora de arte
americano desde 1907 hasta su muerte en 1942. En 1929 ofreció su colección de
600 obras al Museo Metropolitano de Arte, pero fue rechazada. En consecuencia,
en 1930 Gertrude Vanderbilt decidió abrir su propio museo, el Museo Whitney
de Arte Americano. Su colección creció hasta llegar a las 10.000 piezas. (Whitney
Museum of American Art, 2015)
Louise Bourgeois, en los costados del mundo del arte durante los inicios de su
carrera, tubo la suerte de que el Museo Whitney le comprara obra en varias oca-
siones y de participar en sus exposiciones en 19 ocasiones antes de la exposición
del MACBA.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 125
Pero hay que tener en cuenta que las dos únicas exposiciones individuales que le
dedicó el Whitney fueron posteriores a 1996. Por otro lado, aunque en los noventa
la carrera de Bourgeois había despegado a nivel internacional aún contaba con un re-
conocimiento institucional y museístico limitado en Europa, muy lejos del que goza
en la actualidad, con cinco grandes exposiciones individuales –cuatro de las cuáles en
grandes museos– en Europa sólo en el año 2015.10 Para añadir un dato más, cuando
el MACBA realizó esta exposición sólo una institución artística en España –la Funda-
ció Tàpies en 1990– había mostrado el trabajo de Louise Bourgeois.
Como anécdota, mencionar otra omisión de Bourgeois por parte del Museo Whit-
ney cuando no la incluyó en una de sus exposiciones en 1978. A la artista debió de
resultarle doloroso porque en respuesta y con humor les dedicó un serie de graba-
dos hechos bajo el nombre de Whitney Murders. (MoMA, 2015a)
El Museo Whitney no
incluyó a Bourgeois en
una exposición en 1978 y
como respuesta Bourgeois
realizó una serie de
grabados bajo el nombre
“Whitney asesina”.
(www.moma.org/)
Louise Bourgeois: Works on Paper (16.06.2014 - 12.04.2015). TATE Modern, Londres, Reino
10
Unido - www.tate.org.uk
Este marco crítico, con los cambios y conceptos que explicita, son de gran ayuda
para entender la consonancia de la obra de Bourgeois con las preocupaciones y
ocupaciones más relevantes en el campo del arte en el último cuarto de siglo. Así,
aunque en esta exposición no se presentara ninguna obra de Bourgeois, permite
entender porque su trabajo ganó relevancia durante estas décadas.
11
Todas las frases presentadas entre comillas durante este punto corresponden a frases recogidas
literalmente del ensayo que da título apartado, “La diversidad en el arte norteamericano desde 1975
hasta la actualidad” de Johanna Drucker.
128 1. Claves para una contemporaneidad longeva
temas relacionados con la identidad y la subjetividad del artista. Es decir, las circuns-
tancias que rodean tanto la creación de la obra como a su interpretación, relacionan-
do la experiencia vivencial del creador con la cultura y la sociedad que lo precede.
Pero la “fe en la capacidad del arte para comunicar” directamente a través de la expe-
riencia estética empieza a derrumbarse en esta época. Las nuevas propuestas artísti-
cas, el arte performativo y la instalación, ponen el énfasis en la experiencia, y abren
el campo de significación de la obra de arte, mucho más allá de sí misma, hacia un
amplio abanico de posibilidades que van des de la exploración del sí mismo y de la
biografía hasta los grandes temas, sociales, políticos y culturales.
Aunque esta expresión artística es poco habitual en Louise Bourgeois, también tuvo
su experiencia en este medio realizando dos performances significativas, A Banquet /
A Fashion. Show of Body Parts (1978) y She Lost it (1992). Ambas muy relacionadas con
su trabajo anterior y venidero, tanto en el formato como en el contenido.
12
Información consultada en la página “Modernism” de Wikipedia el 12-06-2015
https://en.wikipedia.org/w/index.php?title=Modernism&oldid=666471645
132 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Hay quien argumenta que este tipo de arte existe desde la prehistoria, pero sólo se
ha considerado como una categoría en el arte hasta mediados del siglo XX. Sus raíces
se pueden encontrar en los “readymade” de Marcel Duchamp o en los “objetos Merz”
de Kurt Schwitters. En 1958, Allan Kaprow había usado el término “environment”
para designar sus espacios interiores intervenidos. Pero la intencionalidad del ar-
tista para crear una “instalación” como se entiende hoy en día se enraíza en el arte
conceptual de los años 60. De hecho, el término “instalación” se recogió por primera
vez en el Oxford English Dictionary en 1969 y ganó protagonismo como expresión
artística predominante en la década de 1970.
La primera vez que Bourgeois expuso escultura lo hizo instalando las piezas en el
espacio de la galería, permitiendo que los visitantes pasasen entre sus Personages.
Así, su primera instalación fue en 1949, en la Peridot Gallery, nueve años antes
que el citado environment de Allan Kaprow. Pero no sería hasta la década de 1970
cuando Bourgeois empezaría a investigar más a fondo las posibilidades de esta mo-
dalidad. Al fin, en los años 80 crearía su serie Cells –entre instalación, environment,
diaporama y arquitectura– que aportaría una gran riqueza conceptual y de expe-
riencia estética al arte tridimensional.
Los procesos históricos que provocaron ese cambio nacen de las transformaciones
culturales. En los años sesenta y setenta, el mundo artístico experimentó impor-
tantes desplazamientos de poder del centro a los márgenes: los enclaves elitistas del
establishment del arte “serio” se abrieron a la fuerza gracias a una serie de ataques
sistemáticos y estratégicos procedentes de artistas de minorías étnicas y de mujeres.
134 1. Claves para una contemporaneidad longeva
[…] a principios de los años setenta, el auge del feminismo generó un movimiento de
arte de mujeres, y Bourgeois fue reconocida como un referente para las mujeres ar-
tistas. Su Femme Maison (Mujer Casa) una imagen de los años cuarenta – un cuerpo
de mujer con una casa en el lugar de la cabeza– se convirtió en un símbolo familiar
para las feministas. [...] En el ejemplar de 1975 de la revista Artforum, ilustrada con
una obra de Bourgeois en la portada, la crítica Lucy Lippard declaró: “A pesar de su
aparente fragilidad, Bourgeois es una artista, una mujer artista, que ha sobrevivido
a casi cuarenta años de discriminación, éxito y omisión intermitente, en la lucha de
gladiadores de la arena artística de Nueva York.” (Wye & Museum of Modern Art of
New York, 1994, p. 12)
En las siguientes dos décadas, 1980 y 1990, es el tema del lenguaje y la cultura de
los medios de comunicación la que gana preponderancia. Se argumenta que aun-
que pueda parecer que estos temas no tienen que ver con las reivindicaciones de
los grupos activistas de los setenta, sí la tienen, porque al fin y al cabo, la identidad
individual y la identidad comunitaria -“mujer”, “negro” o “chicano”– son en gran
parte producto del lenguaje y de los medios de comunicación.
Los artistas prestaban atención a las formas en que se transmiten los estereotipos
como parte del lenguaje cotidiano y a cómo el racismo y el sexismo se inscriben en la
iconografía de la vida diaria, y se reciclan en experiencia vívida a través de la imagi-
nería de los medios. […] Para las artistas se trató de un momento clave que les per-
1. Claves para una contemporaneidad longeva 135
Bourgeois era una amante del lenguaje, lo utilizaba con maestría como un material
más para dar significado a sus obras. En el apartado 1.2.2. Desarrollo multidiscipli-
nar se ha hablado del uso y la creatividad de Bourgeois con el lenguaje.
La cultura de masas ha tenido un papel muy influyente en el arte del siglo XX. Ya
en los años 50 en el Reino Unido y después en Estados Unidos surgió el arte pop,
un arte basado en la cultura popular que se apropiaba de las imágenes proceden-
tes de los medios de comunicación, de la publicidad o de los cómics, entre otros.
Un movimiento en contraposición a lo que se consideraba la cultura elitista de las
bellas artes y al imperante expresionismo abstracto, con su rigidez formalista y la
“genialidad” del artista detrás de él.
Cell II (1991)
Vidrio, madera, mármol, espejo. 210,8 x 152,4 x 152,4 cm.
Cortesía de Carnegie Museum of Art Pittsburgh.
(Crone et al. 1998, p.124)
136 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Pero es a partir de la revolución de Internet, en los años ochenta accesible a los sec-
tores académicos, científicos y gubernamentales, y desde principios de los noventa
accesible a toda la sociedad, cuando nuestro mundo occidental, rápidamente, se ha
visto invadido por infinidad de imágenes desde multitud de medios e interfaces
cada vez más presentes en nuestra vida. No puedo ni imaginar cuántas imágenes
ve una persona al día, mucho más allá de la ya prehistórica televisión analógica y de
la publicidad en los espacios públicos, en la actualidad vemos cientos de imágenes
a través de internet casi omnipresente en nuestra vida, en el móvil, las tabletas, los
portátiles, los ordenadores de mesa y los televisores, en nuestro lugar de trabajo, en
el espacio público o en la intimidad del hogar.
Así aunque durante los 80 el arte cuestionó “el modo en el que se mezclaban los
conceptos de valor, autoridad, autenticidad y penetración crítica en la distinción
entre un objeto artístico y una imagen mediática”, en la década siguiente y hasta
la actualidad, el mundo mediático se ha convertido en “infinitamente más podero-
so que el artístico cuando se trata de formar el sentido que tenemos de nosotros
mismos, de nuestro mundo, de nuestras creencias y de nuestra comprensión.”
El poder del mundo mediático no ha dejado de crecer exponencialmente hasta
nuestros días, cuando el entorno está más “saturado de imágenes” que nunca,
y aún más “densamente poblado por las invenciones del mundo mercantilizado
del simulacro y el espectáculo descrito por los críticos del mundo posmoderno”
(Guy Debord, Jean Frannois Lyotard y Jean Baudrillard). (Whitney Museum of
American Art, 1996, p. 92)
De una manera más sutil, sin hacer referencia directa a la sociedad del espectáculo,
creo que el posicionamiento de Bourgeois respecto a este despliegue de imágenes y
tecnología –vídeos, videojuegos, videos musicales, anuncios, y banners entre otros–
que a menudo llenan nuestra cabeza sin dejar espacio para mucho más, es lo que el
teórico Norman Bryson llama rhopografía, muy presente en la obra de Bourgeois,
como señala Mieke Bal en su ensayo “Una casa para el sueño de la razón” sobre la
celda Spider (1997). En esta celda, como en tantas muchas otras, encontramos una
espacio cilíndrico delimitado por malla de alambre. En el centro una silla que invita
al espectador a situarse en ella, alrededor básicamente espacio vacío y algunos pe-
queños objetos, humildes, en ocasiones personales. En esta celda encontramos un
pedazo de tapicería, un frasco de perfume, un pedazo de hueso.
[…] esta obra, por citar a Bryson una vez más, aspira a persuadir a la visión de “des-
pojarse de su educación mundana, tanto el avasallamiento de la mirada por las ideas
que el mundo tiene acerca de lo que merece atención, como la pereza de la mirada, las
turbiedades y entropías de la visión que aparta de su campo la creación entera menos
aquello que el mundo presenta como espectacular” (Bal, 2006, p. 59)
Spider (1997)
Acero, tejido, madera y técnica mixta.
477 x 686 x 437 cm.
(Crone et al. 1998, p.142)
La primera función del mundo artístico consistiría en fijar la atención sobre un tema
en concreto. Es decir, observar lo que está sucediendo, los cambios políticos, sociales,
culturales y escoger aquellos temas que requieren ser analizados, con el objetivo úl-
timo de visibilizarlos, otorgarles notoriedad y darlos a conocer a la opinión pública:
El mundo artístico proyecta una lente hacia el mediático, examina los fantasmas del
consumo y la identidad, del encanto y del horror y, finalmente, del poder, a medida
que se van produciendo en el espectáculo diario de nuestras vidas. […]
La segunda gran función del arte sería contestar las verdades absolutas –estables,
universales– sobre un tema. Invitar a la reflexión desde diferentes puntos de vista
que aportan comisarios, investigadores, críticos, periodistas, educadores y público
en general, a partir de las propuestas plástico-conceptuales de los artistas que desa-
rrollan esos temas en su obra. El objetivo es dialogar, aflorar interpretaciones dis-
tantes, aportar perspectiva, generar debate para atender a la pluralidad significados
que emergen de cada obra, acontecimiento o experiencia de nuestro mundo híbrido
y migrante.
13
En este contexto “el mundo del arte” o “de las bellas artes” hace referencia a las museos, galerías,
editoriales de arte e instituciones críticias y no tanto a los artistas productores de las obras.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 139
El arte actualmente pone en cuestión el significado en sí, y nos exige que preste-
mos atención a las complejas formas en que se produce ese significado, en lugar
de ofrecer una verdad estable, universal o trascendente. La presencia visual como
significado puro y forma estética es un concepto inservible en un mundo en el que
la hibridación, la mutación y la contaminación son rasgos sociales y estéticos mani-
fiestos. (Whitney Museum of American Art, 1996, pp. 93–94)
Con este mismo propósito me explicaba Cristina Savage 14 que en el Museo Picasso
estaban aplicando una metodología del MoMA que se llama “Estrategias de pensa-
miento visual”. Lo que pretenden formulando preguntas abiertas como “¿Qué está
pasando en la obra?” es que cada visitante cuente las historias que se le ocurran,
partiendo de sus vivencias personales, al observar una obra particular. Se invita al
público a exponer las ideas que tiene y a compartirlas con el grupo para compren-
der que hay muchas lecturas e interpretaciones posibles.
Porque la realidad es que muchísima gente visita los museos como punto de inte-
rés turístico, pero no entiende lo que ve en su interior. Como dice Savage “Andan
perdidos. A menudo quieren adivinar el significado de una obra, pero no hay una
respuesta correcta.” Supongo que mucha gente sólo busca distraerse, y sigue soñan-
do con una sociedad donde haya valores claros y verdades estables. Donde todo sea
más fácil y sencillo.
14
Entrevisté a Cristina Savage, educadora del Museo Picasso de Málaga, durante mi visita a la expo-
sición “Louise Bourgeois. He estado en el infierno y he vuelto”. Se puede leer la entrevista completa
adjunta al final de la tesis.
140 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Y así es la obra de Louise Bourgeois, absolutamente fértil, con una inmensa y ecléc-
tica producción generada a partir de las contingencias vividas, soñadas, imagina-
das o recicladas por la artista. Un cuerpo de obra capaz de albergar infinidad de
lecturas y de generar significado convirtiéndose en materia prima de exposiciones,
literatura, ensayos especializados o investigaciones desde muy diversos campos de
conocimiento, para finalmente, devenir arte mayoritario o cultura de masas. Este
será el hilo argumental del siguiente subcapítulo “La araña que nunca dejó de tejer”,
con el que cerraremos el primer capítulo de la tesis.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 141
142 1. Claves para una contemporaneidad longeva
La madre araña
La araña en el idioma de Bourgeois se llama madre, y la araña teje y desteje en nuestro
imaginario, y arma la historia –la historia de todos– con su doble movimiento: su
labor nos protege, pero también nos caza y nos destruye. El gesto de la araña equivale
al gesto de la creación –siempre el origen–, al de la labor minuciosa y atenta –siempre
la mirada–, y Louise Bourgeois cede al animal todo elpoder, toda la palabra: lo cede a
un animal pleno de carga femenina. (Medel, 2015)
La araña es uno de los símbolos más potentes de Louise Bourgeois y sin lugar a
dudas es la imagen por la que más popularmente se la conoce. En la actualidad hay
gigantescas arañas de Bourgeois al menos en cinco localizaciones permanentes –en
Gran Bretaña (Tate Modern), Canadá (National Gallery of Canada), España (Museo
Guggenheim de Bilbao), Japón (Mori Art Museum de Tokio) y Corea del Sur (Sam-
sung Museum of Art)– además de haber sido instalada temporalmente en más de
30 ciudades alrededor del planeta, entre ellas Ad Dawha, Ciudad de Méjico, Sao
Paulo, San Petersburgo y Estocolmo.
Bourgeois dibuja su primera araña [Spider] en 1947. En la década de los 1990 rea-
liza una serie de arañas que culminan con Maman (1999) una gigantesca araña de
más de nueve metros de altura que se proyecta con motivo de la comisión para el
enorme espacio Turbine Hall de la Tate Modern.
“La amiga (la araña - ¿por qué la araña?) porque mi mejor amiga era mi madre y ella
era reflexiva, inteligente, paciente, suave, razonable, delicada, sutil, indispensable,
144 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Maman (1999)
Acero y marmol.
9,2 x 8,91 x 10,23 m.
Tate Modern. Foto Marcus
Leith y Andrew Dunkley.
Works collection of the
artist, courtesy Cheim &
Read, New York.
(Warner & Morris, 2000, p. 47)
Spider (1947)
Tinta y carboncillo sobre papel
marrón. 29,2 x 22,2 cm. Colección
particular, Nueva York.
(Tilkin, 2012, p. 22)
1. Claves para una contemporaneidad longeva 145
ordenada y tan útil como una araña. Ella también podía defenderse, y defenderme
a mí, negándose a contestar preguntas personales, embarazosas inquisitivas y
‘estúpidas’.” (Manchester, 2009)
Siempre he compartido la idea de que la araña era además el álter ego de Bourgeois,
o en palabras de Xavier Antich “el último transvestimiento de la artista” (Bosch &
Martinell i Callicó, 1999, p. 59) o como lo explica Elena Medel “el animal a quién
Bourgeois cede todo el poder, toda la palabra”. (Medel, 2015)
Bourgeois es la gran araña-artista que se apropia del espacio y que es capaz de cons-
truir un refugio allí donde lo necesita. Un espacio que se hace suyo. Para vivir en él y
sustentarse. Es una trabajadora incansable que teje y repara a la vez que caza y habita.
Vulnerable pero fuerte. Una araña artista que dibuja con su propio cuerpo:
“¿Qué es un dibujo? es una secreción, como un hilo en una tela de araña ... Es un
tejido de punto, una espiral, una tela de araña y otras organizaciones significativas
del espacio.” (Manchester, 2009)
Para acabar de analizar cómo Louise Bourgeois llegó a ser una artista contemporá-
nea durante siete décadas, además de las muchas casualidades de su biografia, de
su extensa formación e independecia en su trabajo, de su capacidad para innovar e
investigar, es indispensable entender su descomunal capacidad para crear. Se trata
de un trabajo lúcido, y sobretodo constante. Una constancia que a lo largo de una
vida centenaria ha permitido desplegar una obra exorbitante, profunda e influyen-
te, adjetivos que desarrollo en cada uno de los tres puntos de este subcapítulo.
Spider (1996)
Bronce. Altura 926,5 cm. Instalación fuera del Museo
del Estado del Hermitage, St. Petersburg, Russia, 2001.
(Storr et al., 2003, p. 4)
1. Claves para una contemporaneidad longeva 147
Frances Morris escribe este comentario sobre Bourgeois cuando ella ya ha cumpli-
do los 95 años y sigue trabajando con gran afán. Evidentemente, sus sentidos y su
destreza con las manos acusan el paso del tiempo, pero no por ello deja de crear, ya
sea personalmente o con ayudantes. De hecho, en sus últimos años, produce una
gran cantidad de obra bidimensional, mayoritariamente hace composiciones con
tejidos, dibujos, pinturas y grabados, siendo estos formatos mucho más maneja-
bles que las obras tridimensionales.
Diez años antes, Manuel Calderón entrevistó a Louise Bourgeois para el periódico
ABC. Corría el año 1996, Bourgeois tenía 85 años e iba a celebrar una exposición
en la Galería Soledad Lorenzo de Madrid. A la pregunta “¿Cómo trabaja ahora?”
Bourgeois respondió: “Trabajo de manera constante todos los días, he participado
recientemente en la Bienal de Sao Paulo y estaré en la próxima Bienal del Whitney.
También estoy preparando una obra nueva, una escultura para la Biblioteca de Pa-
rís. Se llama “Toi et Moi” porque está hecha con un material semejante al espejo, en
su mayor parte aluminio fundido y pulido […] (Calderón, 1996, p. 41).
Otro tipo de dificultad tendría que ver con establecer los criterios de lo que se con-
sidera una obra susceptible de ser expuesta o catalogada. Evidentemente las obras
tridimensionales de gran formato, escultura pública, instalaciones o esculturas de
cierto tamaño son fácilmente catalogables, pero ¿qué sucede con medios como el
dibujo? Bourgeois dibujó desde niña hasta los sus últimos días de su vida. Dibujaba
para crear, para investigar, para pensar, para acceder a su inconsciente, para ocu-
parse durante los largos períodos de insomnio, para distraerse o para concentrarse.
¿Deberían catalogarse todos sus dibujos? ¿Los que están en pedazos de papel, en
servilletas o en los bordes de las libretas? ¿Los que se encuentran en sus diarios o
los que son claramente preparatorios para otros medios? ¿Cuándo los dibujos con-
tienen pintura o guache o témperas, los seguimos considerando dibujos?
Quizá el caso de estudio más evidente para ilustrar la gran dificultad de referenciar
todo su trabajo sea el gran proyecto de catalogación de obra impresa de Louise
Bourgeois llevada a cabo por el Museum of Modern Art of New York (MoMA).
1. Claves para una contemporaneidad longeva 151
Estamos hablando del más conocido museo de arte moderno, referencia indis-
cutible a nivel mundial, en el epicentro económico del planeta, con todos los re-
cursos económicos y humanos a su alcance, y aún así, este proyecto inmenso que
sólo abarca una parte de la producción de Bourgeois tomará años en acabarse. No
sólo eso, si no que será imposible llegar a abrazar la totalidad del trabajo impreso
puesto que como ellos mismos indican en su web los grabados que se encuentran
en colecciones privadas no aparecen mencionados en su catálogo. Y hay muchos
más de los que pensamos.
contar con un gran equipo humano y muchos recursos económicos para concluir el
proyecto en un horizonte a largo plazo.
El acceso a la información que tengo es limitado. Hubiera sido útil saber cuántas
obras había en cada exposición y si éstas se repetían a menudo en otras o si en
cada exposición había sólo un pequeño porcentaje ya expuesto y el resto era inédi-
to. Eso nos daría información sobre qué tipo de obra ha tenido más proyección,
en qué lugar geográfico e incluso podríamos intentar averiguar algunos porqués.
En cuanto las exposiciones individuales sería muy interesante saber cuáles se han
centrado en una técnica, medio o material como “obra sobre papel”, “esculturas
en mármol”, “dibujos recientes”, “trabajos sobre tejido” y cuáles eran temáticas,
es decir que la selección de las obras se regía por un concepto o una tema central
como “Moi, Eugenie Grandet”, “Abstraction”, “The Reticent Child”, etc. Este tipo
de análisis sobre su obra también nos arrojaría información para entender su pro-
ducción y como se ha organizado y presentado para generar significado a través
del mundo del arte.
Otra limitación con la que me he encontrado es que el listado con el que he traba-
jado no es el cien por cien exhaustivo, ya que, aunque las principales exposiciones
estén recogidas, siempre habrá exposiciones menores de las que no existe ningún
registro centralizado. De la misma manera que hacer un catálogo implica muchas
complicaciones, realizar un listado mundial completo con todas las exposiciones en
que se haya mostrado obra de Louise Bourgeois es casi imposible.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 153
Exposición “Homenatge
a Louise Bourgeois”
en la galería Lluc Fluxà
Espai HC, abril de 2011,
Palma de Mallorca.
Por ejemplo, en marzo de 2011, la galería Lluc Fluxà Espai HC reabrió sus puertas
con la exposición “Homenatge a Louise Bourgeois”. Su propietaria, Maria Fluxà,
conoció a Louise Bourgeois en los años 80, entablaron una amistad a través de
sus numerosos encuentros y trabajaron conjuntamente en el libro de artista “Me-
tamorfosis”. Como ella misma me contó15, varios de los grabados de su colección,
habían sido enviados como felicitaciones de Navidad que Bourgeois mandaba a sus
amigos y conocidos. Entre adquisiciones y obsequios la galerista cuenta con una
pequeña colección de obras de Bourgeois. En la exposición “Homenatge a Louise
Bourgeois” se mostraron diez grabados, un dibujo y una escultura de la artista,
además de dos fotografías de Bourgeois realizadas por el fotógrafo Alex Van Gelder,
otras fotografías biográficas de Maria Fluxà donde aparece con Louise Bourgeois,
otros trabajos de Maria Fluxà y se proyectó el documental Louise Bourgeois (1993)
dirigido por Camille Guichard y la animación de Juan Delcan The Spider (2007).
15
Tuve el placer de conocerla y hablar con ella en esa exposición, y años después, en el 2015, cuando
volvimos a coincidir en ocasión de la exposición “He estado en el infierno y he vuelto” del Museo
Picasso. En este segundo encuentro le hice una entrevista que se puede leer al final de este trabajo
de tesis.
154 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Mi archivo inicial cuenta con 321 registros con las mayores exposiciones de Louise
Bourgeois entre 1945 y 2015, más dos exposiciones que se inaugurarán en 2016.
78
64
42 42
35
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3 4
2 1 2 1
0
9
4
4
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95
96
96
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00
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-1
-1
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-1
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-1
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-2
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19
19
20
20
20
19
En el gráfico del número de exposiciones por quinquenios vemos que durante los
siguientes 30 años después de su primera exposición individual sólo tuvo ocho
exposiciones en solitario. Es a finales de los años 70 cuando su carrera empieza
a arrancar con dos exposiciones en 1978 y dos en 1979, y sigue con fuerza en la
década de 1980 con un total de 40 exposiciones –11 en el primer lustro y 29 en el
siguiente. Esta dinámica tan ascendente llegará a su apogeo en la década de los 90
cuando se sumaran un total de 120 exposiciones, las 42 del primer lustro más las
156 1. Claves para una contemporaneidad longeva
16
Este es un tema muy interesante que requeriría un análisis profundo, cualitativo y
cuantitativo, en otro estudio.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 157
17
Sin contar las organizadas a partir de la colección de Maria Fluxà.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 159
A las que hay que añadir las organizadas entorno a la colección de Maria Fluxà que,
como he mencionado, no aparecían incluidas en el listado de Hauser & Wirth ni en
el listado proporcionado por el Louise Bourgeois Studio en mayo de 2015:
1. Claves para una contemporaneidad longeva 161
Si agregamos los datos por continentes vemos que Norteamérica (EEUU, Canadá y
México) han acogido el 44% de las exposiciones y sorprendentemente, Europa lo su-
pera con un 50% de las muestras. Situadas a gran distancia encontramos Asia, seguido
de Oceanía y Suramérica (incluyendo las exposiciones realizadas en Centroamérica).
Suramérica
1%
Asia
Oceanía 3%
1% Centroamérica
1%
Europa
50%
Norteamérica
44%
162 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Nro. Expos.
Individuales
CONTINENTES 1940 % 1950 % 1960 % 1970 % 1980 %
Europa 0 0 0 0 8 20,0%
Norteamérica 3 100,0% 3 100,0% 2 100,0% 5 100,0% 32 80,0%
Asia 0 0 0 0 0
Sudamérica 0 0 0 0 0
Oceania 0 0 0 0 0
Total 3 3 2 5 40
Nro. Expos.
Individuales
CONTINENTES 1990 % 2000 % 2010 % TOTAL %
Europa 58 48,3% 65 61,3% 30 69,8% 161 50,0%
Norteamérica 55 45,8% 35 33,0% 6 14,0% 141 43,8%
Asia 2 1,7% 3 2,8% 4 9,3% 9 2,8%
Sudamérica 3 2,5% 2 1,9% 2 4,7% 7 2,2%
Oceania 2 1,7% 1 0,9% 1 2,3% 4 1,2%
Total 120 106 43 322 100,0%
Si entramos a ver los datos detallados de estos tres continentes minoritarios, ve-
mos que en Asia, en la década de 1990, las dos únicas exposiciones organizadas
fueron en Japón. En la década siguiente, otra vez se organizaron dos exposiciones
en Japón y una en Russia. Es en lo que llevamos de la década actual cuando más
paises asiáticos han organizado exposiciones individuales sobre Bourgeois: China,
Corea del Sur, Qatar y Russia.
“Me encantan todos los artistas y los entiendo (un rebaño de sordomudos en
el metro). Son mi familia y su existencia evita que me sienta sola. [...] Dios
inventó el arte (incluyendo todas sus formas) como un recurso para la super-
vivencia. El público es una pamplina, innecesario. La comunicación es rara; el
arte es un lenguaje, como el idioma chino. ¿Quién lo entiende? Los sordomudos
en el metro.” (Notas tomadas en 1984, cit. en Bourgeois et al., 1998, p. 131)
Pensar simbólicamente
“Cuando era pequeña mi madre me estaba mostrando algo sobre un tapiz y de re-
pente se hizo un nudo. Por lo general, los nudos suceden a las personas perezosas,
porque no quieren enhebrar la aguja con demasiada frecuencia. Pereza pura. Así que
1. Claves para una contemporaneidad longeva 165
trabajan con un hilo demasiado largo. Ahora bien, si un hilo es demasiado largo se
va a enredar en un nudo, y me encanta deshacer los nudos. Pasé mucho tiempo –in-
cluso hoy– deshaciendo nudos. Era tan paciente porque representaba una actividad
simbólica, yo era capaz de deshacer algo que era un problema: estaba dentro de mis
competencias. Pero para eso es necesario saber si tienes dos hilos o uno... Para mí un
nudo es un problema que hay que entender y eliminar. La gente se pelea, pero si uno
es lo suficientemente inteligente y paciente puede solucionar el problema.” (Sobre
Untitled (1950), Bourgeois & Rinder, 1999)
Esta cita nos señala cómo Louise Bourgeois piensa desde niña en términos simbóli-
cos. Algo que para el común de la gente puede resultar muy tedioso, se convierte en
una actividad instructiva y valiosa a través de lo que simboliza. Para eliminar el nudo
es importante entender si se ha hecho con un hilo o con dos, pues eso nos ayudará
a deshacer el enredo. También implica análisis, saber el porqué, en muchos casos es
porque el hilo es demasiado largo, de tal manera que nos proporciona información
sobre como no repetir el error. Por último y más importante, se trata de un proble-
ma cuya solución que está dentro de las posibilidades de uno, y que básicamente ne-
cesita de paciencia para solucionarse. Así que vale la pena un poco de perseverancia
para solucionar un problema, algo que da sentido y nos hace sentir bien.
En todo caso, el lenguaje artístico de Bourgeois está lleno de símbolos muy potentes.
En este punto analizaremos que es aquello importante para que los símbolos perso-
nales de uno comuniquen con otras personas, algunas claves para entender cómo
Bourgeois asienta su lenguaje artístico y las características principales de su idioma.
Colmar de significado
“Los símbolos son sólo botellas vacías. Funcionan únicamente a través de lo que po-
nes en ellos –los símbolos personales implican un alfabeto personal, nuestra singu-
laridad es todo lo que tenemos. La imagen es sagrada y no debe ser robada.” (Notas
tomadas en 1986, cit. en Bourgeois et al., 1998, p. 132)
Muy visual la metáfora de Bourgeois. Los símbolos són como botellas que podemos
llenar con mil y un significados. Algunas botellas se pueden llenar con licores muy
añejos, algunas con vinos bien jóvenes o quizá las llenemos con algún buen mejun-
je de nuestro recetario más personal.
166 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Los significados pueden y deben ser personales. Porque como bien dice Bourgeois
nuestra unicidad es valiosísima, es lo que nos hace quién somos, únicos en este
mundo. Y por lo tanto, ¿qué sentido tiene llenar nuestros símbolos con significados
ajenos o prestados con los que realmente no nos identificamos?
Y para que esto no suceda, es necesario que los símbolos que la artista utiliza
respondan a las inquietudes de la sociedad en la que vive. Sólo así, lograran co-
municar con sus contemporáneos y servir de símbolo en el futuro, en lugar de
funcionar como una superstición del pasado sin ninguna base ni conexión con la
realidad actual.
Y aún así, no siempre se llegará a todo el público, sino sólo a aquellas personas
que tengan afinidad, conocimiento o alguna experiencia con lo que el símbolo
representa. O en palabras de Bourgeois: “No se pueden entender las formas
eróticas si uno es totalmente inocente y un símbolo es un símbolo sólo si aquello
que representa es conocido.” Y añade: “Para comprender el lenguaje o vocabu-
lario de un artista determinado, en un modo no descriptivo, debe haber una
actitud atenta y receptiva por parte del espectador, con respeto, perseverancia y
paciencia”. Bourgeois es plenamente consciente de la dificultad que entraña ma-
nejar un lenguaje artístico tan elaborado como el suyo, y por eso pide esfuerzo.
Y realmente ese fue mi caso, sólo cuando le he dedicado tiempo con una buena
actitud y mucho empeño, he empezado a percibir su lenguaje. La otra palabra
clave para todo espectador de arte, es respeto. Es fácil caer en el menosprecio de
la obra de un artista porque no somos capaces de reconocer su lenguaje. Bourge-
ois también admite que la gente siempre ve algo nuevo en el trabajo “cosas que
el artista no puso allí o que no sabía que había puesto –analogías sucesivas o
asociaciones de temas con los símbolos serán leídas y reinterpretadas.” Por este
motivo, lo realmente importante es que es trabajo se sostenga a sí mismo, “sin
explicación”, pues una vez fuera del estudio, “la pieza empieza una vida propia
1. Claves para una contemporaneidad longeva 167
para bien o para mal” y “la intención del artista ya no importa” (Notas de finales
de la década de 1960, cit. en Bourgeois et al., 1998, pp. 75–76)
Habiendo dicho esto y estando de acuerdo con la afirmación de que todo objeto de
arte tiene una vida propia más allá de la que el artista quiso darle, hay que decir que
Bourgeois controla y maneja muy bien la simbología y el mensaje de su obra, ya sea
a través del título, de palabras o frases sobre la pieza, con textos que la acompañan
o con declaraciones posteriores, Bourgeois conduce la mirada del espectador hacia
una determinada perspectiva e induce su pensamiento hacia un tipo de asocia-
ciones y analogías determinadas. Por eso en la gran mayoría de los innumerables
catálogos y monográficos de la artista, muchas de las obras se interpretan según
las palabras de la propia artista, así las interpretaciones tienden a homogeneizar-
se. Evidentemente, siempre hay personas que dan interpretaciones muy distintas
sobre una pieza. Y eso, lejos de molestar a Bourgeois, era algo que ella apreciaba:
[…] Varias personas me dijeron esto, pero no lo era. No era mi intención. Siempre
me hace muy feliz que la gente me dé una interpretación que sea una completa sor-
presa para mí. Significa que la pieza funciona a muchos, muchos niveles y será capaz
de albergar muchas interpretaciones. (Swenson, 1982, p. 8)
Una última reflexión respecto al hecho de que un trabajo concreto debe sostenerse
a sí mismo. Creo que sería más acertado pensar que el trabajo debe de sostenerse
en relación a los otros trabajos del artista, que es lo que nos permite oír su idioma.
Y aunque es fantástico cuando un trabajo se sostiene por sí mismo en términos ab-
solutos –dejando de lado la intención del artista, las explicaciones de los críticos y
sin ver nada más de la obra del artista–, en la gran mayoría de los casos, lo que hace
atractiva una obra individual, es el formar parte de una propuesta artística con un
lenguaje original y bien articulado. Es decir, visualizar y conceptualizar el conjunto
de una obra que nos permita acercarnos a una nueva subjetividad, aportándonos
maneras de pensar, ver y sentir. Dentro de una obra tan colosal como la de Louise
Bourgeois siempre encontraremos piezas que puede que nos parezca que no se sus-
tentan por sí mismas, incluso piezas que nos desagradan profundamente o no nos
interesan, pero en el conjunto de la obra juegan su parte y tienen su relevancia. Es
en esta globalidad desde donde hay que aproximarlas.
Volviendo a los símbolos y a aquello que los integra, encontré esta definición de Áurea
Muñoz del Amo que me pareció muy interesante porque coincide en uno de los aspectos
esenciales sobre los símbolos recogidos en una declaración de Bourgeois.
168 1. Claves para una contemporaneidad longeva
En este mismo sentido, Louise Bourgeois afirma que su obra está compuesta a
mitades iguales por material inconsciente y memoria (entiendo que la parte de
nuestra memoria que tiene que ver con el proceso consciente de recordar o pensar
en eventos pasados, de registrar acontecimientos por diferentes métodos y acceder
a ellos para trabajarlos posteriormente). Su obra, sus símbolos, siempre han jugado
con el misterio de las cosas, mucho más allá de los que la artista nos cuenta explíci-
tamente o lo que el símbolo significa más popularmente.
“Claro que el inconsciente es importante en mi obra, pero también para las perso-
nas que sólo quieren ser conscientes. Es una mezcla al cincuenta por ciento entre
inconsciente y memoria. Si no hay memoria, hay vacío. Mi obra nunca ha sido ex-
plicita, sino que se ha situado en el misterio de las cosas.” (Calderón, 1996, p. 40)
Y es este misterio, lo que no es explícito, lo que da cierto margen para que cada uno
pueda sintonizar con el símbolo desde su propia subjetividad.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 169
Bourgeois es una creadora nata de símbolos que expresan las inquietudes de una
época. Ella escoge y recrea sus propios símbolos, algunos muy personales y poco
populares, otros sin embargo, con una larguísima genealogía que se remonta a los
orígenes de la historia. Bourgeois es conocedora de los relatos mitológicos y los
utiliza como inspiración y como parte explícita en su obra. También conoce el arte
de la prehistoria de primera mano ya que viaja con su marido e hijos, en 1953 a las
cuevas de Lascaux, en Francia. Viaje que ejerce una fuerte influencia en su poste-
rior trabajo.18 Es también una gran conocedora del arte etnográfico, del arte tribal,
del arte de los niños y de arte de los degenerados, temas estudiados y ampliamente
desarrollados en la tesis doctoral y posterior docencia de su marido, Robert Gold-
water. Todos estos conocimientos le permitirían jugar o hacer referencia a interpre-
taciones de símbolos que son “socialmente difundidos y aceptados”, de acuerdo con
la definición anterior de Muñoz del Amo.
Pero casi todos los símbolos que utiliza se los hace suyos, se los apropia otorgándo-
les un significado personalizado que se añade a los muchos niveles de significación
que ya poseen, un significado que a veces es radicalmente nuevo. Y eso tiene un
riesgo elevado:
“[...] Esta pieza [Femme Couteau] tiene que ver con la tristeza de la que hablábamos
antes, con la alienación. El artista del siglo XX que utiliza símbolos está marginado
debido a que el sistema de símbolos es privado. Después de haber trabajado con
símbolos aún tienes privacidad, aún te encuentras solo, porque no estás seguro de
que nadie pueda entenderlo excepto tú. El precio que hay que pagar por la privacidad
es la soledad.” (Swenson, 1982, p. 10)
“Los símbolos viven y mueren, y nuestra tarea, como artistas, es forjar lo que es
importante hoy y será un símbolo mañana; por consiguiente, los artistas son clarivi-
18
Información facilitada por Wendy Williams del Louise Bourgeois Studio en marzo de 2015.
170 1. Claves para una contemporaneidad longeva
De esta manera, aunque la mayoría de las personas nunca hubieran asociado “este”
significado a “ese” significante, gracias a su conocimiento y a la expresión plástica
y textual de Bourgeois, muchas de las personas que admiran su obra consiguen
conectar con su simbología. Y cuando esto sucede es maravilloso, porque uno se
siente comprendido o consigue visualizar algo que tenía dentro y de lo que no era
consciente facilitando la expresión y el conocimiento de uno mismo. Es muy fácil
encontrar en Internet o en entrevistas comentarios de artistas, críticos o amantes
del arte que reflejan el efecto que produce la obra de Bourgeois y su simbología en
ellos: “Pero incluso si no siempre entiendo su simbolismo sin su explicación, su
arte crea una resonancia eléctrica en mí. Lo siento dentro de mí.”19 o “Al ver aquella
imagen sentí una fascinación inmediata, pensé que alguien a quién no conocía me
había hecho un retrato perfecto.”20
Tan necesaria es la repetición para el que aprende un idioma como para el que lo
crea. Y Louise Bourgeois repite constantemente sus símbolos, de tal manera que un
significante puede tener un significado distinto en un momento del tiempo y déca-
das después volver a encontrar ese mismo significante realizado con otro material,
o con otra técnica o combinado con algún otro elemento que le otorga nuevas cua-
19
http://www.recycledart.biz/2013/03/21/louise-bourgeois-weaving-symbolism/
20
Conversación con Maria Fluxà. Artículo adjunto al final de este trabajo de tesis.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 171
Sin embargo, esta carpeta ilustrada [He Disappeared into Complete Silence] no sólo
es un anticipo programático de la reinvención de Bourgeois como escultora, sino
también un manifiesto literario en el que la artista esculpe las palabras para en-
gendrar su propio lenguaje y da entrada a los lectores en el país donde se habla ese
idioma. Es un país […] donde las palabras que se escriben y se leen son las suyas no
sólo porque revelan la vida que se esconde detrás de su obra visual, sino también
porque establecen las normas y las formas que definen su lenguaje literario. (Vuong,
2015, p. 15)
Por ejemplo, Bourgeois realiza He Disappeared into Complete Silence en 1947, una
serie de nueve grabados, que muestran edificios altos, austeros y sobrios, como los
que ve en la ciudad de Nueva York donde vive. Los grabados están acompañados de
pequeñas relatos tristes que suceden a personas.
Bourgeois nos dará las claves para entender porque utiliza los rascacielos para
acompañar estas narraciones:
“Mis rascacielos realmente no son sobre Nueva York. Los rascacielos reflejan una
condición humana. No se tocan” (Meyer-Thoss, 1992, p. 178)
Susi Bloch: Empezaste a hacer escultura en 1947, con un trabajo que parece tener
una fuerte relación con el tema de los aguafuertes y parábolas, He Disappeared into
Complete Silence, publicado en 1947.
172 1. Claves para una contemporaneidad longeva
La euclidiana u otras clases de geometría son sistemas cerrados donde las relaciones
se pueden anticipar y son eternas. Es natural para mí expresar emociones a través
de las relaciones entre elementos geométricos, en las dos dimensiones (Bloch, 1976,
pp. 102–103)
Oxímoron
Lo que es tan interesante de esta figura es el hecho de que la combinación de los dos
significantes origine un nuevo significado, más allá de la yuxtaposición de los dos
significados originales. Por otro lado, hay que tener en cuenta que tanto los símbolos
o signos por separado como el resultado de su combinación no tienen una sola inter-
pretación, si no que están “sujetos a fracturas” y a “teselaciones infinitas”, es decir, que
sus significados son ricos, admiten muchos matices, oposiciones y contradicciones.
21
Definición de “oxímoron” consultada en el diccionario de la Real Academia Española en línea
(http://lema.rae.es/drae/?val=) el 25 de agosto de 2015.
174 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Además de los conceptos duales falo y pecho, femenino y masculino, podemos pen-
sar en otros binarios como suave y punzante, defensa o ataque, amenaza o seducción.
Así el objeto final puede convertirse algo nuevo. Podría representar un objeto étnico
para un ritual de fertilidad o simbolizar el poder de la unión femenino-masculino.
Podría ser una arma secreta o simbolizar un “ataque defensivo” disuasorio. Podría
representar la “amenazante seducción” o convertirse en objeto para dar placer sexual.
Femme Couteau
(1969-1970)
Mármol rosa.
8,8 x 66,9 x 12,3 cm.
Colección particular.
(Tilkin, 2012, p. 56)
“La gente dice que es una forma agresiva, pero no lo es. Ella es inofensiva, no tiene
brazos, y ¡tiene mucho miedo! Está en un período defensivo de su vida. Es una chica
que ha encontrado un cuchillo, pero no sabe qué hacer con él. Es una cosa hermosa,
brillante, pero no útil para ella. Después de todo, ella es sólo un pequeño pajarito
defendiendo su nido” (Declaraciones de 1979 cit. en Bourgeois et al., 1998, p. 115)
Este es un buen ejemplo para discutir ésta y otras de las características que tratare-
mos a continuación sobre el lenguaje de Bourgeois. Para empezar rápidamente en-
contramos los binomios agresivo y inofensivo, agresión y defensa, miedo y valentía
(al empuñar un cuchillo). En la versión original en inglés dice “She is harmless,
armless, but very afraid!”, juega con las palabras “harmless” (sin daño, inofensi-
vo) y “armless” (sin brazos). A Bourgeois le encantan los juegos y asociaciones de
palabras. Por otro lado, las figuras humanas sin brazos aparecen amenudo en su
obra, y aquí, con esta asociación nos explica que en su lenguaje la ausencia de estas
extremidades significa indefensión o inocuidad. Para acabar, la ironía, siempre muy
presente en su discurso. Por un lado, nos dice que la chica ha encontrado el cuchillo
1. Claves para una contemporaneidad longeva 175
y que no sabe que hacer con él porque ella es sólo “un pequeño pajarito defendien-
do su nido”, pero por el otro vemos un objeto duro y pesante, punzante y que se
puede empuñar fácilmente. Parece que esta mujer se ha convertido en el cuchillo y
esta segura de sí misma, y no que estemos delante de un ser pequeño, asustadizo
sujetando algo ajeno que no sabe manejar.
Ignorante hasta hace pocos años de los escritos de Bachelard, el arte de Bourgeois, sin
embargo, se adapta y amplía suficientemente las categorías fenomenológicas que Ba-
chelard enumera y analiza. Duro o suave, pesado o ligero, enfáticamente inerte o apa-
rentemente en movimiento, construido o destruido, derramado, ajustado o cortado,
22
Definición de “ambiguo”, “ambivalencia” y “polisemia” consultadas en el diccionario de la Real
Academia Española en línea (http://lema.rae.es/drae/?val=) el 2 de septiembre de 2015.
176 1. Claves para una contemporaneidad longeva
cada una de las obras de Bourgeois resultan de, y representan, el conflicto de volunta-
des que Bachelard describe tan vivamente. Y cada uno en su extraña particularidad re-
encarna un aspecto específico de la naturaleza polimorfa del artista, del mismo modo
que invoca nuestra propia “pluralidad de llegar a ser”. (Tàpies et al., 1990, p. 207)
El cuerpo de Louise Bourgeois es múltiple y potente. Toma prestado del arte moder-
no y a la vez transforma su vocabulario. Es femenino y masculino, atemorizado y
valiente, blando y duro. Habla el lenguaje del espacio y de la forma y juega tanto con
el reconocimiento y como con la extrañeza. (Hustvedt, 2007)
Son interesantes los siguientes dos fragmentos de Larrea y Medel, para acercarnos
a Standing Figure (2004), aunque no hayan sido escritos pensando en esta pieza,
porque ponen de manifiesto la ambivalencia de algunos conceptos y la ambigüedad
de algunas interpretaciones:
Para construir estos cuerpos [se refiere a las figuras hechas en tejido en general]
utiliza felpa, trozos de tapices, tejidos elásticos y pieles sintéticas. Los cuerpos no
tienen cosidos los retazos al azar, sino que el corte y el diseño están pensados para
darle una estructura, marcar un músculo, la forma del cráneo, o una zona concreta.
Por eso, las figuras parecen desnudas a la vez que vestidas. Crea la “piel” o el tejido
a base de unir trozos de otros tejidos y de esa manera va construyendo y formando
el cuerpo. Sugiere la violencia de la piel cortada a trozos pero al mismo tiempo las
figuras son cálidas y delicadas. Por ello, por la contradicción que se ve en la misma
pieza, resultan inquietantes y atractivas. Son figuras que transmiten la sensación de
necesitar afecto, de ser vulnerables y frágiles. (Larrea Príncipe, 2007, p. 267)
La obra de Louise Bourgeois […] la trufan naturalezas como cuerpos, cuerpos que se
deforman, rostros en los que la forma humana se desdibuja y la identidad se diluye,
vendajes no sabemos si para sanar la herida o para esconderla: la intención la deci-
dimos nosotros. (Medel, 2015)
Otro claro ejemplo de ambivalencia podría sería el arco de la histeria de Cell (Arch of
Hysteria) (1992-1993). El arco significa dos opuestos: el placer orgásmico y el dolor
emocional. Tanto cabe una interpretación como la otra y de hecho, para Bourgeois
significa los dos al mismo tiempo, por tanto se trata de un símbolo cien por cien
ambivalente:
“La celda con la figura o arco de la histeria se ocupa de dolor emocional y psicológico.
Aquí está el arco de histeria, placer y dolor se fusionan en un estado de felicidad. Su
arco –el crecimiento de la tensión y la liberación de la tensión– es sexual. Se trata
de un sustituto del orgasmo, sin acceso al sexo. Ella crea su propio mundo y es muy
feliz. En ninguna parte está escrito que una persona en estos estados esté sufriendo.
Ella funciona en una celda hecha a su medida, donde las normas de la felicidad y del
estrés son desconocidas para nosotros.” (Schwartzman, 2003, p. 134)
Una vez leída su explicación, podríamos afirmar que conceptualmente se trata ade-
más de un oxímoron, puesto que placer del orgasmo y el dolor emocional crean un
tercer significado que Bourgeois asigna al símbolo del arco de la histeria: la felicidad.
180 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Las Femme Maison de Bourgeois [mujeres casa o amas de casa] han causado una
fuerte impresión en muchas personas durante décadas. No hay catálogo de Bour-
geois donde no aparezcan referenciadas, por la importancia que tuvieron en su
1. Claves para una contemporaneidad longeva 181
trayectoria y para las feministas de los 1970. Por mi parte, he escogido esta serie
porque me permite explicar con claridad la capacidad polisémica que caracteriza
muchas de sus obras y símbolos, y porque a mí también me fascinaron desde el
primer momento que las vi.
Con tiempo y análisis, lectura y reflexión empecé a ver que la simbología de estas
imágenes podía ser interpretada desde perspectivas muy diferentes a mi visión
original. Fue muy gratificante cuando descubrí que lejos de poner en cuestión o
contradecir de lo que pensaba, las nuevas interpretaciones, ya fuera propias o aje-
nas, enriquecían mi pensamiento, flexibilizaban el intelecto y propiciaban lo que
también se llama pensamiento lateral. Igualmente es muy sustancioso ver que la
misma artista interpreta diferentemente sus propios símbolos en diferentes mo-
mentos de su vida.
Se trata en principio de dibujos, óleos y grabados que muestran figuras de mujeres des-
nudas a las que violentamente, se les ha incrustado una casa en la parte superior del
cuerpo. […] Ésta división abrupta del cuerpo que literalmente parte a la mujer en dos,
funciona como fragmentos opuestos; afirma y niega, muestra y esconde dos realidades
distintas: el sexo y la cara. En principio, el hecho de encorsetar a la mujer a la forma
de una vivienda se equipara con el vínculo que culturalmente, circunscribe a la figura
femenina al ámbito doméstico. […] Así, el hecho de sustituir el rostro por una casa trae
consigo no sólo la imposibilidad de una comunicación directa a través de la mirada, sino
182 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Trabajos como Femme-Maison […] Una parodia del cadáver exquisito, desnuda des-
de la cintura, llevando una casa por cabeza, la Femme-Maison, caricaturiza, en un
vocabulario surrealista pautado, las fantasías surrealistas de lo femenino, combi-
nando un dibujo caricaturesco con los roles con los que los surrealistas atrapan a las
figuras femeninas: femme-fatale, femme-enfant, female-muse, histérica, phallic-mother,
con los roles de madre y esposa en los que la mujer es confinada por las convencio-
nes patriarcales. En contraste con la impasividad de una maniquí, catatónicamente
inerte y silenciosa figura femenina, o figurita, que domina el imaginario surrealista,
la Femme Maison es un personaje animado, un sujeto que objeta a su propio secues-
tro y silencio. (Mignon Nixon en Daniel et al., 2007)
tar com el símbolo de una mujer con una capacidad de adaptación tan superior al
medio que su cuerpo se hibrida con la casa donde habita.
La segunda cita es muy curiosa porque en ella Deborah Wye, al contrario de lo que
propone Bassas, llega a negar las propias palabras de Louise Bourgeois, cuando se
pronuncia a favor de la interpretación de la adaptación y aceptación del entorno y
las tilda de reprimidas.
“La mujer es obviamente bonita, pero no se da cuenta del efecto que tiene sobre noso-
tros. Ella no sabe que está medio desnuda, y no sabe que está tratando de esconderse.
Es decir, es totalmente contraproducente porque se muestra a sí misma en el mismo
momento en que piensa que se está ocultando.” (Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 98)
184 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Para terminar este punto citaremos a Deborah Wye, quién tuvo la oportunidad de
trabajar estrechamente con ella en varias ocasiones. Estas declaraciones nos permiten
entender como la polisemia en sus obras es una constante incluso para la propia ar-
tista, quién a veces sufre cuando se develan ciertas interpretaciones quizá demasiado
sombrías. Pero en todo caso, la idea de que su obra pueda conectar con la psique del
espectardor estimulando sus propias interpretaciones es un aspecto que le maravilla:
Humor e ironía
Otra gran constante en la obra de Bourgeois es su sentido del humor y una ironía muy
desarrollada. Es el contrapunto a una temática profunda, psicológica y a veces pesan-
te. Está en su carácter y en toda su obra. Para muchos una de sus mejores cualidades.
Hay un concepto que se repite a lo largo del trabajo de Bourgeois: el humor. Algo que se
experimenta a lo largo de su obra es la risa, a veces carcajada, un tono ingenioso, burles-
co, pastiche. Muy inteligente, que propone juegos lingüísticos, que juega con las ambi-
güedades sonoras de las palabras. Hay algo de lúdico en su obra, en su manera de hacer,
de deshacer y rehacer, algo juguetón, jovial. (Tamar Garb cit. en Daniel et al., 2007)
Apretando el objeto contra su costado como si se tratara de otra cosa, algo ordinario
que pudiera llevar de esa manera, un periódico doblado, un paraguas, un bastón, o qui-
zá un bolso o una mascota, en cambio Louise Bourgeois sujeta su escultura Fillette. “Fi-
llette”? Significa en francés “niña” [o muchachita], es un falo de látex de más de medio
metro de altura que Bourgeois describe como una muñeca, su muñeca. (Nixon, 1991)
23
http://antoncastro.blogia.com/2008/031101-louise-bourgeois-premio-aragon-goya.php
1. Claves para una contemporaneidad longeva 187
Estamos ante una mujer mayor, sonriente, sujetando un pene al que llama “Fillet-
te”. Vemos entonces a una mujer atrevida y perspicaz, que sujeta un gigantesco falo
con toda la naturalidad y osa llamar al gran símbolo del patriarcado “muchachita”.
Y así aparece, afable, jovial y campechana. Toda una heroína para muchas, con su
abrigo melenudo.
Virtud teologal: 1. f. Rel. Cada una de las tres, fe, esperanza y caridad, cuyo objeto
directo es Dios.24
24
Definición de “virtud teologal” consultada en el diccionario de la Real Academia Española en línea
(http://lema.rae.es/drae/?val=) el 25 de agosto de 2015.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 189
Las tres virtudes teologales se refieren a Dios de manera directa (como su origen
-provienen de Él-, y como su motivo). Sirven para disponer a los cristianos en los
diversos aspectos de su relación con Dios.25 Añadiendo así una capa más de signi-
ficado a la irónica imagen.
Finalmente, y después de pensarlo detenidamente, creo que ésta es una de las ca-
racterísticas más importantes en la obra de Bourgeois, aunque quizá exista un tér-
mino más adecuado.
25
https://es.wikipedia.org/wiki/Virtudes_teologales
26
Información consultada en la página “Disonancia cognitiva” de Wikipedia el 1 de septiembre de
2015 https://es.wikipedia.org/wiki/Disonancia_cognitiva
190 1. Claves para una contemporaneidad longeva
27
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1468-2958.1991.tb00546.x/abstract consultado el 1
de septiembre de 2015
1. Claves para una contemporaneidad longeva 191
Algunos ejemplos:
Je t’aime (1977)
Je t’aime (1977)
Tinta roja sobre papel. 20,9 x 32,3 cm.
Colección privada, Holanda.
(Bernadac, 2006, p. 77)
En Je t’aime (1977) [te quiero] vemos una hoja con la repetición de un concepto, en
columnas y filas. No sé si en la actualidad aún se impondrá este castigo, pero para
mis contemporáneos y personas mayores, es la típica sanción impuesta en la escuela
a los niños y niñas. Las más habituales, en una hoja, cuando se trataba de faltas de
ortografía con la consiguiente repetición de la palabra, una y otra vez, para que que-
dara grabada en la memoria y no volviera a producirse en el futuro. Y en la pizarra,
cuando se trataba de una falta en el comportamiento, y se quería dar un ejemplo
público ante toda la clase, obligando al estudiante a que repitiera una frase de arre-
pentimiento o una declaración de principios que se autoimpondría en el futuro.
Al estilo de Bart Simpson en los títulos de crédito de “The Simpsons”, cuando siem-
pre aparece castigado escribiendo en la pizarra de su escuela con gran sentido del
humor, Bourgeois repite en su hoja de castigo la frase “te quiero”. He aquí la diso-
nancia, “el querer”, social y culturalmente, no es un comportamiento reprochable
ni que tenga que ser castigado, bien al contrario, en nuestras sociedades cristianas,
el amor es la cualidad más esencial y necesaria que toda persona debe cultivar,
respecto a sí misma, a sus prójimos y respecto a Dios. Pero otra cosa es la realidad
192 1. Claves para una contemporaneidad longeva
mundana y las relaciones humanas que todos tenemos. Quién más quién menos
tiene una relación en el que se ve “obligado” a querer a alguien –un marido, un hijo,
un padre, un amigo–, y esa obligación se vive como un castigo, aunque a veces no
se pueda admitir.
Hasta ahí todo muy correcto. De hecho en el apartado 1.1.2. Libertad en el viaje
y en la vejez, comento esta costumbre en el trabajo que Bourgeois mantuvo hasta
una edad muy avanzada. Recuerdo que cuando escribía sobre ello pensé en estos
grabados para ilustrar mis palabras. Fui a escanear la imagen y fue entonces cuando
miré las 21 láminas que la componen con más atención. Vi que la última tenía una
simbología especial en la que no había reparado hasta ese momento:
Sin título (I Have Been to Hell) (1996) es otra imagen muy conocida de Bourgeois.
De hecho, esta obra y su texto se ha convertido en el nombre e imagen de la gran
exposición dedicada a Bourgeois en 2015 y que viajó de Estocolmo a Málaga. Nos
encontramos aquí ante otro tipo de disonancia visual narrativa, porque lo que
entra en contradicción es el texto: “I Have Been to Hell and Back, and Let Me Tell
You, It Was Wonderfull” [He estado en el infierno y he vuelto, y déjame decirte, fue
maravilloso] con el aspecto visual y matérico de la obra. Algunas partes de la vida
de Bourgeois son muy conocidas, y ella misma muchas veces ha contado lo difícil
y doloroso de algunos episodios. Bourgeois es una exploradora de su inconsciente
y muchas veces ha descendido al lado oscuro de su ser en los largos períodos de
su trabajo personal, psicoanalítico y artístico. Por poco que se conozca la vida y
la imponente obra de Bourgeois, esta frase consigue hacer vibrar y emocionar.
1. Claves para una contemporaneidad longeva 195
Tanto por la primera afirmación de haber estado en el infierno y haber sido capaz
de volver, como por la segunda, cuando contra todo pronóstico, afirma que la
experiencia fue maravillosa. ¡Y por qué no creerla!
Pero aquí la disonancia visual narrativa se produce a causa del formato en el cual
esta reproducida esta intensa declaración. Se trata de un pañuelo como los que se
llevaban a principios del siglo pasado, de tejido fino, colores celestes, y con unas bo-
nitas letras bordadas. Uno atribuiría esta frase a una estrella del rock desmesurada
y en cambio la imagen corresponde a los delicados trabajos de bordado que sabían
hacer nuestras abuelas.
Para completar la explicación sólo hace falta retroceder hasta los ejemplos que he
utilizado para hablar de las características de lenguaje de Bourgeois –oxímoron, am-
bivalencia, ambigüedad, polisemia, humor e ironía– Cell (Arch of Hysteria) (1992-
1993), El retrato de Robert Mapplethorpe (1982), Virtues Theologales (2001), Merci
Mercy (1999) y Femme Maison (1947). En todos ellos, encontramos algún ejemplo
de disonancia visual narrativa. Por lo tanto, se trata de un recurso muy frecuente
en su producción artística.
En este tercer y último punto trataremos sobre cómo la obra de Bourgeois es in-
mensamente fértil y por lo tanto, tiene una gran capacidad de reproducción.
Más allá de su propia eficacia y la de sus colaboradores directos para organizar expo-
siciones individuales, aquí se analizará como su obra ha sido incluida en un más de
un millar de exposiciones colectivas, gracias a la riqueza de significados que hemos
tratado en el punto anterior y al interés y dedicación de muchísimas personas. Se
trata de una obra que ha sido capaz de reproducirse constantemente en algo ajeno
pero a la vez muy propio, y contribuir a muchísimas propuestas expositivas sobre
temas muy diversos, aportando su germen a múltiples discursos contemporáneos.
Para acabar, se hará un inciso sobre la otra vía de reproducción que tienen los gran-
des artistas y que se mide a través de la influencia que ejercen sobre la obra de otros
196 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Las exposiciones colectivas bien articuladas y con los medios suficientes arrojan
un tipo de conocimiento radicalmente diferente al que transmite una exposición
individual.
Un artista muestra aún sin quererlo. Difícilmente uno puede hacer como si no fue-
ra sí mismo. Es decir, un modelo, diez dibujantes, veinte minutos de tiempo, y el
profesor del curso podría distinguir qué dibujo es de quién al instante. Siempre y
cuando haya algo de trabajo manual, claro está.
Y al contrario, una pieza que pudiera perfectamente pasar inadvertida por si sola, al
verse reforzada, reiterada, acompañada por muchas de sus compañeras, cobra una
fuerza multiplicadora y convierte al soldado acobardado en parte de un ejercito.
Volviendo al principio, una exposición individual nos habla de la visión de una perso-
na a través de su propia obra. Puede haber muchísimo trabajo, puede haber muchos
1. Claves para una contemporaneidad longeva 197
temas, pero al final hay siempre la misma persona detrás, y por muchos registros,
muchos cambios o muy larga que sea su vida, es una subjetividad única, irrepetible
y finita.
Aunque siempre se hace mucho inciso en que Bourgeois expuso muy poquito en
solitario durante la década de 1950 –con tres exposiciones– y los 15 años siguien-
tes hasta 1974 -con sólo dos exposiciones a principios de los 1960– sí que vemos
que siempre participó en exposiciones colectivas. Si observamos el gráfico, aunque
en la década de 1950 se produce un freno, podríamos decir que en cada lustro su
participación en colectivas va aumentando progresivamente hasta que en los 1980
se produce el gran salto, con 83 exposiciones colectivas en el primer quinquenio -11
en el caso de las individuales– y 125 en el segundo –29 en el caso de la individuales.
Así reafirmamos que la década de los 1980 sucedió el arranque de su carrera.
Número de exposiciones
colectivas por quinquenios 192 199
125
114 106
83
58
26 24 32
14 13 19 20
1 1 6
9
99
4
9
93
94
94
94
95
96
96
97
97
98
98
99
00
00
01
95
99
-1
-1
-1
-1
-1
-1
-1
-1
-1
-1
-1
-1
-2
-2
-2
-1
-1
35
35
40
45
50
60
65
70
75
80
85
90
00
05
10
55
95
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
20
20
20
19
19
Número de exposiciones
78
individuales por quinquenios
64
42 42
35
29
11
3 2 1 2 1 4
0
9
4
74
94
95
95
96
96
97
98
98
99
99
00
00
01
19
1
2
5-
0-
5-
0-
5-
5-
0-
5-
0-
5-
0-
5-
0-
-
70
4
1
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
20
20
20
19
Suramérica
0%
Asia
Oceanía 3%
1%
Europa
34%
Norteamérica
62%
Aunque en Oceanía y Asia su presencia ha sido exígua, se puede decir que el único
continente donde su obra no ha estado presente es Àfrica. No obstante su influen-
cia ha sido básicamente en el mundo occidental.
Nro. Expos.
Colectivas
CONTINENTES 1930 % 1940 % 1950 % 1960 % 1970 %
Norteamérica 0 32 97,0% 27 100,0% 34 87,2% 54 96,4%
Europa 1 100,0% 1 3,0% 0 5 12,8% 2 3,6%
Asia 0 0 0 0 0
Oceanía 0 0 0 0 0
Sudamérica 0 0 0 0 0
Total 1 33 27 39 56
Nro. Expos.
Colectivas
CONTINENTES 1980 % 1990 % 2000 % 2010 % TOTAL %
Norteamérica 154 87,5% 213 87,5% 120 39,3% 14 21,9% 648 62,4%
Europa 21 11,9% 96 11,9% 177 58,40% 48 75,0% 351 33,8%
Asia 1 0,6% 22 0,6% 6 2,0% 1 1,6% 30 2,9%
Oceanía 0 3 2 0,7% 1 1,6% 6 0,6%
Sudamérica 0 4 0 0 4 0,4%
Total 176 338 305 64 1039 100,0%
200 1. Claves para una contemporaneidad longeva
España en ambos casos se coloca alrededor de la séptima posición del ranquin mundial.
De igual manera que para las exposiciones individuales me hubiera gustado ana-
lizar qué tipo de técnicas se habían mostrado más –dibujo, grabado, escultura… o
una combinación de ellas– o por temática o retrospectivas. O también analizar qué
tipo de obras habían sido expuestas con más asiduidad y porqué motivos. Con las
exposiciones colectivas, lo que sería muy interesante es estudiar en qué tipo de dis-
curso artístico, filosófico, cultural o social se había incluido su trabajo. Hacer una
clasificación de las grandes temáticas donde se ha mostrado su obra, y ver con que
otros artistas se la ha expuesto conjuntamente o en contraposición.
Sólo como una pequeña muestra de la gran riqueza de temas expositivos en los que
la obra de Louise Bourgeois ha sido significante, he traducido al español los nom-
bres de la mayoría de las exposiciones en que ha participado desde 2010:
202 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Aquí vamos un paso más allá para ver como la influencia de la obra del artista salta
de los espacios expositivos al formato escrito. Es decir, como una obra que es bási-
camente matérica, plástica y visual se reproduce en ideas y conceptos que quedan
recogidos en textos, en los muy diversos formatos existentes: libros, catálogos, ar-
tículos en revistas científicas, revistas generales, periódicos, webs relacionadas con
el mundo del arte y en infinidad de blogs escritos por gente interesada en la obra
de Louise Bourgeois.
Si alguien quisiera leer todo lo que se ha escrito en este formato necesitaría años
dedicados exclusivamente a la lectura. Ésto sin contar los artículos escritos por
profesionales que deben doblar o triplicar el número, más toda la otra información
disponible en Internet.
98
78
44 50
22
11 13 11
2 3 4
9
19 64
4
4
94
95
95
96
97
98
98
99
99
00
00
01
97
9
-1
-1
-1
-1
-1
-1
-1
-1
-1
-1
-2
-2
-2
-1
45
50
55
60
65
75
80
85
90
95
00
05
10
70
19
19
19
19
19
19
19
19
19
20
20
20
19
lizadas vemos que el máximo se alcanza un lustro más tarde, entre 2005 y 2010,
y que la década principal es la del 2000, con un total de 288 publicaciones. Es de
suponer que este dato indica que la relevancia de la artista pasa del mundo del arte
a un circulo expandido donde, como indicaba anteriormente, muchas otras perso-
nas especialistas en otros temas, descubren y se percatan del interés de la obra de
Bourgeois en relación a sus áreas de interés.
Mi búsqueda tan sólo consistió en buscar aquellas tesis que tuvieran las palabras
“Louise Bourgeois” en el título, en las palabras clave o en el resumen de la tesis.
Los resultados son los siguientes: una tesis entre 1996 y 2000, ocho tesis entre
2001 y 2005, 23 tesis entre 2006 y 2010 y 36 tesis entre 2011 y 2015. Una tenden-
cia claramente ascendente. Veremos qué sucede en el siguiente lustro.
206 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Lilia Noemí Universidad Facultad de 2003 Técnicas plásticas Arte terapia, arte
Cristina Martínez Complutense Bellas Artes. del arte moderno y moderno
Polo Díaz de Madrid Departamento la posibilidad de su
Dowmat de Didáctica aplicación en arte
de la Expresión terapia
Plástica
Carmen José Manuel Universidad Facultad de 2005 Huella y Fragmento: Huella, fragmento,
Parralo Gayoso Complutense Bellas Artes. Dos constantes angustia creadora,
Aguayo Vázquez de Madrid Departamento de expresivas pintura
Pintura del artista
contemporaneo
ante la muerte: la
angustia creadora
Esta primavera, el Moderna Museet realza a Louise Bourgeois, una de las escul-
toras más importantes del siglo XX y XXI. Su arte sirve como puente desde el arte
moderno y continúa actualmente ejerciendo su influencia en las prácticas artísticas
contemporáneas. (Moderna Museet, 2015)
Ya en los años setenta algunas de las artistas más potentes del momento –como
Ana Mendieta, Hannah Wilke o Mary Beth Edelson– la escogieron como referente.
Cena feminista del 14 de marzo de 1979 en honor a Louise Bourgeois. Presentes, por la izquierda,
arriba, tercera fila: Gloria MacDonald, Barbara Moore, Judith Bernstein, Joyce Kozloff, Mary
Beth Edelson, Phyllis Krim, Poppy Johnson. En medio, segunda fila: Edit de Ak, Anne Sharp, Pat
Hamilton, Louise Bourgeois, Suzan Cooper, Hannah Wilke, Barbara Zucker. Primera fila: Ana
Mendieta, Michelle Stuart. Fotógrafo desconocido. Cortesía The Easton Foundation.
(Tilkin, 2012, p. 13)
208 1. Claves para una contemporaneidad longeva
Para terminar este punto citaremos a algunas reconocidas artistas y escritoras ha-
blando sobre Louise Bourgeois:
Cornelia Parker
Es alguien a quien el reconocimiento le llegó tarde en la vida y que se ha ido fortale-
ciendo más y más. Ella es implacable. Rompió la barrera con la que se encontraban las
mujeres artistas de su generación. Y ahora hay numerosas mujeres artistas que son lí-
deres. Louise tuvo que luchar más. Ella es enormemente importante. Hay una especie
de valentía en su trabajo. Vi una parte de su obra reciente en la Bienal de Venecia; es el
dibujo lo que realmente me impresiona a mí. (Cornelia Parker cit. en Hustvedt, 2007)
Germaine Greer
Louise Bourgeois es un artista verdaderamente extraordinaria. Desde su surgimien-
to en la década de 1960, nadie ha sabido muy bien qué decir sobre ella. [...] Si su
trabajo nos hace pensar en alguien, además de en las artistas indígenas de todo el
mundo que retrabajan sus body-paintings y objetos totémicos, es, por extraño que
parezca, en la grandilocuencia masculina de Rodin. Bourgeois hace que la ansiedad
que se estremece en los cuerpos fundidos y reensamblados de Rodin parezca espan-
tosa y explícita. El resultado es un tipo de poder que nunca antes se había visto en la
obra de una mujer. (Germaine Greer cit. en Hustvedt, 2007)
AM Homes
‘¿Es ella real?’ me preguntó [mi hija]. ‘Muy real, y muy mayor’, le dije, y continué
contando la historia de cómo Louise había pasado muchos años creando esculturas
enormemente inventivas que trabajan con todo tipo de materiales, tejido, piedra y
metal, y de cómo todo su trabajo trataba sobre el mundo en que ella vivió y sobre las
1. Claves para una contemporaneidad longeva 209
experiencias que tuvo […] ‘¿Cuándo podemos ir a verla?’ me preguntó. [...] Y tanto
como mi hija desea conocer a la maestra, la maestra está aguardando a la niña. (AM
Homes cit. en Hustvedt, 2007)
Kiki Smith
Louise Bourgeois es una de nuestras grandes artistas en vida en América. Ella ha
vivido muchos períodos del arte y cuenta con el recurso del lenguaje en su trabajo, lo
cual hace que sea muy resonante y complejo. Es una artista muy inteligente y astuta,
tanto al hablar de su trabajo como al hablar de lo personal mientras mantiene un
lenguaje formal y abstracto. Es capaz de moverse muy fluidamente entre el imagina-
rio figurativo y el no figurativo. Mi mayor conexión con su trabajo es a través de su
grabado: Soy una gran admiradora de la economía en su grabado, particularmente
del grabado calcográfico. Sin duda, ella influye en mi arte; como precedente, ella ha
abierto un espacio enorme para otros artistas. (Kiki Smith cit. en Hustvedt, 2007)
1. Claves para una contemporaneidad longeva 211
En el caso de Bourgeois, una vida casi centenaria, entre las dos capitales mundiales
de la cultura del siglo XX, París y Nueva York. Tuvo la suerte de nacer en el seno de
una familia culta, acomodada y con un negocio familiar dedicado a la restauración
de tapices antiguos, dirigido por mujeres y que le permitió desde su niñez habitar
en los talleres, manejar herramientas y materiales e iniciarse en algunas técnicas.
Sin embargo, desde la tierna infancia vivió los avatares de la Primera Guerra Mun-
dial –el abandono de su padre para alistarse al frente, la muerte de su tío y el trasla-
do de su familia junto a la de Bourgeois, la hospitalización de su padre herido en la
guerra y finalmente, las muchas secuelas que la guerra dejaría en la sociedad donde
creció. Terminada la guerra, la larga enfermedad de su madre que se la llevaría diez
años después. La traición de su padre y su cuidadora, quienes mantendrían una
relación en el seno del hogar familiar durante diez años. Un viraje hacia el mundo
el arte. Una fuerte vocación, que equivale a una gran bendición. Y más en el caso de
Bourgeois, quién vivía en el centro artístico mundial. Pudo formarse en todos los
talleres de artistas de la ciudad, en la escuela de Bellas Artes y estudiar y trabajar
en el Museo del Louvre. Viajó a Inglaterra y a Rusia. Tuvo su primer apartamento
de soltera encima de la galería de André Breton. Y su padre le permitió montar su
primer negocio en el interior de su establecimiento. Una pequeña galería de gra-
bados, donde conocería a su futuro esposo. Otra gran suerte. Él era americano, y
se convertiría en uno de los historiadores del arte y profesores más reconocidos de
Nueva York. No sólo podrían compartir su pasión por el arte, si no que además le
abriría las puertas a los influyentes círculos de relación de la élite cultural de Esta-
dos Unidos. Además, el viaje significó alejarse de su turbio y triste entorno familiar
y convertirse en extranjera. Verlo todo con ojos nuevos y liberarse un poco de su
propia cultura y socialización. Desenvolverse en un nuevo mundo a través de otro
lenguaje. Una gran oportunidad para seguir aprendiendo. Pero como siempre, en el
lado más oscuro, quedaría la sensación de abandono de su familia en un momento
terrible de la historia, la Segunda Guerra Mundial y la ocupación nazi de su país
natal. Muy difícil de aliviar.
primera instalación. Muy pronto después, la muerte del padre. Depresión. Psicoa-
nálisis. Introspección. Insomnio. Ausencia de los circuitos del arte. Pero Bourgeois
siguió trabajando, era su manera de vivir. En los sesenta hizo un cambio radical
hacia una escultura orgánica, interior, visceral, de acción. Su taller, en el sótano. En
1974 muere su marido y se centra más que nunca en la escultura. Las feministas la
ensalzan como un gran referente. Su carrera despega con buenas exposiciones y fi-
nalmente, en 1982, la gran oportunidad. Una exposición retrospectiva en el MoMA.
Siete décadas de trabajo constante en los que siempre buscó una manera mejor de
comunicar, un nuevo material, una nueva técnica o una novedosa combinación
de ambos elementos. Bourgeois era una investigadora nata, investigaba a través
del proceso creativo, investigaba sobre sí misma, investigaba sobre todo aquello
que pasaba a su alrededor en el mundo del arte. Siempre estuvo muy alerta de las
nuevas propuestas artísticas, de las nuevas inquietudes sociales y culturales que se
iban sucediendo en el tiempo, y su trabajo las fue absorbiendo, enriqueciéndose
constantemente.
El resultado es una obra tan extensa, tan prolífica, tan ecléctica, que no se sabe
cuándo ni cómo va a ser posible una catalogación completa de su inmensa produc-
ción. Sólo en lo que se refiere al grabado, el MoMA está trabajando para terminar
un catálogo en línea de más de 4000 grabados documentados. Bourgeois ya cuen-
ta con un recorrido expositivo de más de 300 exposiciones individuales y más de
1000 exposiciones colectivas. En la actualidad ya hay más de 700 catálogos y libros
publicados sobre la artista, y un sinfín de artículos en revistas especializadas y pe-
riódicos nacionales. Sólo en España se han publicado siete tesis que se referían a
su obra de una manera más o menos central y se puede acceder a más de 70 tesis
en abierto donde Bourgeois aparece citada en el título o en el abstract. En otras
1. Claves para una contemporaneidad longeva 213
En los siguientes dos puntos trataremos los importantes cambios que se han pro-
ducido en la escultura durante el siglo XX, tanto los diferentes modos de hacer
como los diferentes modos de ver la escultura; y conoceremos la manera en que
Bourgeois los aborda y los elabora en sus Cells.
El segundo punto describirá cómo en estas matrices que son las Cells siempre en-
contramos un espacio interior en el que situar física o metafóricamente al sujeto.
Describiremos este espacio como un lugar donde ser contenido, donde se puede
experimentar “lo impensado conocido”. Un espacio cuyo interior contiene muchos
objetos, escogidos e investidos como símbolos por la artista por su potencial trans-
formador, transportador y poético.
En el tercer y último punto discurriremos sobre el gran beneficio del espacio matriz,
que es el constituirse como un espacio para el ensueño, un espacio protegido y tran-
quilo, en la fisicidad de su espacio y en la metáfora de su interior. Defenderemos que
entrar en estas arquitecturas es como entrar en el mundo interior de Louise Bour-
geois, una morada que ofrece la posibilidad de perderse y encontrarse en sí mismo.
224 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 225
En este primer punto del segundo capítulo hablaremos del envite de Louise Bour-
geois en el campo de la escultura. Envite, en el sentido de apuesta, de ofrecimiento,
de innovación en esta disciplina artística.
Captura de pantalla
realizada a partir de la
búsqueda de “Louise
Bourgeois” en la
opción “Imágenes” del
buscador Google el dia
9 de marzo de 2015.
1
Las palabras entre comillas son palabras de Louise Bourgeois que aparecen con la debida citación en
el texto de Julia Kristeva.
226 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Por estos motivos, el tercer punto de este capítulo tratará sobre las aportaciones
de Bourgeois a la modernización de la escultura, a través de una amplia variedad
de conceptos y prácticas artísticas como la introducción de nuevos materiales y
oficios, el proceso como fuente de creación, la adaptación de la escultura a las cir-
cunstancias del artista y el concepto de formatividad.
El cuarto y último punto del capítulo versará sobre las nuevas formas de mirar la
escultura que propone Bourgeois. Comentaremos cómo interviene en el espacio
expositivo que normalmente está destinado al público, como se apropia del espacio
y crea en él una especie de representación a la que invita a los espectadores a actuar.
Hablaremos de la relevancia del voyerismo y de la confrontación entre la obra y el
espectador. Por último reflexionaremos sobre cómo su arte nos enseña a redirigir la
mirada hacia cosas pequeñas, que aparentemente carecen de importancia y no son
espectaculares, pero que pueden tener gran significación.
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 227
Pero al fin, las palabras no son suficientes. Bourgeois dijo: “Mi queja sobre
el lenguaje es que es perfecto, indispensable, pero no suficiente. No lo dice
todo.” Ella cree que puede conseguir lo que quiere más directa y significa-
tivamente a través de los dibujos, los grabados, y, sobre todo, la escultura.
(Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994, p. 14)
Cuando Bourgeois quiere expresar algo, busca la manera más apropiada de hacerlo,
con independencia del estilo, de las técnicas o de los materiales que utilice. Y como las
emociones son tan personales, diversas y complejas, su trabajo también lo es.
Su arte lo trabaja como una especie de exorcismo con propiedades mágicas y cura-
tivas. Quizás por este motivo su arte es tan fresco, tiene tanto poder de seducción
y se resiste a las clasificaciones convencionales.
“No podría ser pintora. Las dos dimensiones no me satisfacen. Necesito la realidad
dada por la tercera dimensión.” Declaración en una entrevista emitida por la BBC en
1993 citado en (Potts, 2007b, p. 258)
del pintor a cambio de poder asistir gratuitamente a sus clases. Ambos comunica-
ban muy bien a nivel artístico. Bourgeois lo seguiría a los numerosos estudios que
ocupó en la ciudad.
“[…] Yo diría que soy alumna de Léger. Él realmente me enseñó cosas porque no
lo intentó, ya que no hablaba. No era ni verbal ni social. Nos comunicábamos a un
nivel silencioso y visual, a un nivel subterráneo de ‘me gusta o no me gusta’.” Louise
Bourgeois en conversación con Christiane Meyer-Thoss, entre 1986 y 1989, cit. en
(Müller-Westermann, 2015, p. 29)
Además, Fernand Léger fue la primera persona que vio claramente la tendencia
natural de Bourgeois hacia la escultura:
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 229
emociones a partir de objetos reciclados o con materiales que habían sido desecha-
dos y experimentó el poder curativo que para ella tenía la escultura.
“Podía expresar cosas mucho más profundas en tres dimensiones.” (Bourgeois et al.,
1998, p. 124)
na, pero también investigar y reflexionar sobre la práctica artística hasta llegar a
convertirse en una de las artistas más relevantes del siglo XX.
Bourgeois hacia escultura porque “lo necesitaba” ya que era su manera de lidiar
con sus demonios y de gestionar sus emociones. Pero pienso que la analogía del
proceso de producción de una pieza con “un campo de batalla” y “una lucha hasta
el final”, debe de entenderse más allá de la función terapéutica o filosófica del arte.
Creo que Bourgeois se refiere a la dificultad que implica todo proceso creativo en sí,
al manejo de las herramientas, a la manipulación del material, al no saber cuándo
la pieza está terminada o cuando hay que seguir trabajándola, al no estar satisfecha
con lo obtenido o al no saber hacia dónde continuar. Crear es a menudo una lucha.
Y al estar tan vinculados –como en el caso de Bourgeois– proceso artístico y emo-
ción de la experiencia vivida, ambos se potencian o se debilitan, y eso implica que
pueden producirse episodios de frustración o enfado o desesperación. Entiendo
que para Bourgeois “hasta el final” significa hasta que llega a un punto donde está
satisfecha con la pieza o por el contrario, hasta que alcanza un estadio de extenua-
ción, enojo o aburrimiento capaz de hacerla abandonar la pieza.
Supongo que también por estas razones sus declaraciones son tan rígidas y no admi-
ten relajación. En esta época de su vida el proceso artístico podría haber sido parecido
a un ejercicio de exorcismo, conocimiento y reconciliación personal.
Sólo como contrapunto y sin desmentir la relevancia de la cita anterior, quería ci-
tar estas palabras de Bourgeois pronunciadas 24 años después, cuando ya había
superado la madurez y entrado en una vejez lúcida, escoltada por una larga carrera
artística llena de satisfacciones personales y éxitos profesionales:
Me refiero a la materia prima entendida a un nivel más filosófico, como aquellas emo-
ciones que en unión con la forma de la materia constituyen la esencia de la obra:
2
Segunda acepción de la definición de “materia prima” consultada en el diccionario de la Real Aca-
demia Española en línea (http://lema.rae.es/drae/?val=) el 8 de abril de 2015.
234 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Al tratarse de una mujer que vivió durante casi un siglo entero, en las dos capitales
culturales del mundo, y con una vida personal y profesional tan intensa, pudo vivir
un sinfín de emociones que expresaría en su obra, siendo así tan fructífera.
2.1.2 Cells
Lair (1986)
Goma, pieza colgante.
109,2 x 53,3 x 53,3 cm.
Colección The Easton Foundation.
(Lorz et al., 2015, p. 29)
Lair (1962)
Bronce. Altura 35,6 cm.
Cortesía de Robert
Miller Gallery, New York.
(Kotik, Sultan, & Leigh,
1994, p. 37)
Un refugio articulable
“Una guarida es un lugar protegido donde entrar para refugiarse. Tiene una puerta
trasera a través del cual se puede escapar. De lo contrario no es una guarida. Una
guarida no es una trampa. La idea de trampa tiene que ver con pasar de la pasividad
a la actividad: algo quieto e inmóvil emerge a la vida, como el Ave Fénix. Así que
mi forma de estar activa es construir una trampa yo misma –la trampa seductora
de mi obra, que como usted dice, “contiene en su alma” materia inerte. El extremo
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 239
La primera instalación de Bourgeois que lleva el nombre de Cell, fue Cell I (1991).
Anteriormente hubo 5 instalaciones que se consideran precedentes de esta serie
por estar íntimamente vinculadas tanto por su articulación física como por mu-
chos de los conceptos de las Cells que ya están presentes en ellos.
La primera obra que como su nombre indica actúa como la transición natural entre
la anterior serie de Lairs y las Cells, es Articulate Lair (1986).
Las dos grandes diferencias respecto de las Lairs es en primer lugar el hecho de que
el refugio antes tenía dimensiones para un pequeño animal, y ahora tienen propor-
ciones humanas. Aquí una persona que lo desee puede entrar y tomar asiento en su
interior, para reposar y contemplar, para encontrarse a sí mismo. Pero también es
un sitio para vigilar, para estar atento y escapar en caso que algo inesperado pudiera
suceder, para huir a tiempo. (Crone, Graf Scheasberg, & Bourgeois, 1998, p. 13) Y
es precisamente ésta la segunda gran diferencia con las Lairs, el hecho de que en
Articulate Lair (1986) cambian las relaciones del público con la obra. Ahora el es-
pectador ya no será un simple observador del trabajo sino que será un participante
activo que ocupará e interaccionará con el trabajo.
Por último cabe señalar que la instalación estaba construida con postigos de acero
con objetos de goma que cuelgan de ellos. Los postigos están acoplados y forman
en su conjunto una gran pared articulable que tiene la capacidad de adaptarse al
espacio expositivo en que se instale.
Hay cuatro piezas más que Bourgeois consideraba precedentes de la serie Cells:
Untitled (1986), No Exit (1989), No Escape (1989), Gathering Wool (1990)
No Exit (1989)
Madera, metal pintado y goma.
209,6 x 213,4 x 243,8 cm. Foundation
Louise Vuitton pour la Création, Paris.
(Crone et al. 1998, p.115)
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 241
La primera obra de Bourgeois con el nombre “Cell” es Cell I (1991), la última es Cell
(The Last Climb) (2001). En total se considera que hay 62 Cells incluyendo las cinco
precursoras ya mencionadas.
“Las Cells se atraen o se repelen entre sí. Hay una necesidad de integrar, unir o
separar.” Declaraciones publicadas en 1991, cit. en (Morris, 2007, p. 71) (Morris,
2007, p. 71)
Cell I (1991)
Madera pintada, tejido,
metal, vidrio y técnica
mixta. 210,8 x 243,8
x 274,3 cm. Colección
privada. Cortesía de
Hauser & Wirth.
(Crone et al. 1998, p.123)
• Muchas de las Cells son recintos construidos con materiales reciclados que
habían sido desechados y abandonados. Muchas están hechas con malla me-
tálica, con estructuras de acero, y con viejas puertas y ventanas. Pueden con-
tener objetos y muebles encontrados como espejos, sillas o mesas, objetos
personales de la artista y de su familia, como botellas de perfume o ropa, y
esculturas de la propia artista.
• Dentro de la serie existe una gran variedad, tanto por su construcción formal
y los elementos que la conforman, como por las asociaciones y narrativas que
despiertan en el espectador.
• Toda la serie guarda una poderosa, y a la vez misteriosa, coherencia interna.
“Cell” en inglés significa “celda”, tanto la celda de una prisión como la celda de un
monje. Es decir, puede significar un sitio de reclusión forzosa y también un sitio
de retiro voluntario. A la vez, “Cell” significa “célula”, y tanto puede referirse a una
célula entendida como un grupo organizado de personas, como la unidad funda-
mental de los organismos vivos. Así las Cells pueden representar desde “una uni-
dad minúscula y esencial de un organismo o de otra estructura mayor hasta una
manifestación espacial auto-contenida” (Lorz et al., 2015, p. 250)
“Célula” comunista”, “celda” en una prisión, y muy, muy especialmente, las “células”
de nuestra sangre. Es decir, pequeñas entidades que están unas junto a las otras y
que son diferentes entre sí... Así que esto es una “cell”. Son absolutamente indepen-
dientes. Por lo que pueden estar una al lado de la otra, y no se van a tocar o hablar
entre ellas durante cien años”. Entrevista con Henry Geldzahler y Raymond Foye en
1991, cit. en (Morris, 2007, p. 71)
Las Cells son una entidad escultórica sin igual en la historia del arte. Crean escena-
rios emocionalmente intensos que basculan entre un panorama de un museo y un
pequeño escenario teatral. Se sitúan entre un environment, un happening o una
instalación. (Lorz et al., 2015, p. 250)
En esta serie se explicitan aún más muchas de las preocupaciones dicotómicas que
Bourgeois ya había tratado en series anteriores como las Femme Maison y las Lair:
interior-exterior, protección-precariedad, refugió-prisión, vida-memoria, intimi-
dad-publicidad, etc.
Otra característica de las Cells es que constituyen una arquitectura aislada pero
accesible, que ocupa o se apropia de una parte del espacio expositivo manteniendo
su integridad física.
“Quería crear mi propia arquitectura, y no depender del espacio del museo, no tener
que adaptar mi escala a él. Yo quería constituir un espacio real en que se pudiera
entrar y deambular.” (Bourgeois et al., 1998, p. 38)
Después de un cierto momento, Louise fue a muy pocas de sus propias exposiciones,
pero vería las fotografías con su trabajo instalado en estos grandes espacios. No le
gustaba la forma en que el espacio afectaba la experiencia de su trabajo. (Jerry Go-
rovoy cit. en Lorz et al., 2015, p. 41)
Las Cells exploran a través de las metáforas, una gran variedad de emociones de la
artista. En la mayoría de catálogos encontramos esta cita de Bourgeois explicar el
significado general de las Cells:
Pero esta declaración fue hecha a principios de los 90, cuando Bourgeois acababa
de empezar esta serie. Teniendo en cuenta que produciría Cells durante casi 20
años más, creo que esta explicación de las Cells se queda muy corta para describir
la enorme variedad de emociones y sentimientos que evocan, y que evidentemente
van desde el dolor y la aflicción, pero que también llegan a la alegría, y a la paz
interior, pasando por la extrañeza, la soledad, la nostalgia, el buen humor, y mil
expresiones del ánimo más.
¿Cómo es posible que obras de arte visual, específicamente la escultura que resiste
una lectura figurativa coherente, cuenten historias? La obra de Bourgeois en la úl-
tima década es asombrosamente variada, está preñada de significados y posee gran
exuberancia visual, y sin embargo, es difícil de “interpretar” y está bien alejada de lo
“bello”. Las respuestas se hallan en el terreno en que la escultura deviene arquitec-
tura y la arquitectura deviene escultura. Allí donde dominios de escala, volumen y
densidad incompatibles se estiran hasta confundirse, la narrativa se transforma en
una herramienta, no en un significado; en una mediadora, no en una solución; en un
participante, no en una intrusa. (Bal, 2006, p. 5)
[…] las Cells están, quizás, mejor caracterizadas como instalaciones escultóricas, con
un sentido de hábitat que las torna arquitectónicas. (Bal, 2006, p. 3)
Para terminar este punto me gustaría citar dos reflexiones que me parecen muy
inspiradoras para acercarnos a las Cells y interpretarlas en cierto sentido. La pri-
mera formaba parte de mi línea inicial de investigación, que luego descarté porque
aunque iluminaba maravillosamente algunas Cells, no permitía abrazar el conjunto
de las serie. La segunda es un grato descubrimiento tardío en la investigación que
creo que casa mejor con mis postulados actuales y que también cito en el tercer y
último capítulo.
Ambas ideas recorren este “terreno” del que nos habla Mieke Bal, aquel en que
“escultura deviene arquitectura y viceversa”, otorgando a sus Cells “un sentido de
hábitat que las torna a arquitectónicas”. Un sentido de habitáculo –cuarto, cel-
da, casa– que tantos recuerdos, asociaciones y sentimientos despiertan en el ser
humano y que, por ese mismo motivo, poseen una gran capacidad metafórica,
simbólica y poética.
246 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
En 1999 hubo en el Museo de Arte de Gerona, una exposición colectiva muy in-
teresante bajo el nombre de “Una cambra pròpia” [Un cuarto propio]. Entre los
diferentes ensayos que contenía su catálogo sobresalía “Casa, guarida y celda. La
imagen del cuarto propio de Louise Bourgeois”.
“Debemos recordar que la reflexión de Woolf nace como una denuncia, desde la con-
ciencia de una existencia, la de las mujeres, carente, amputada y sin memoria. Una
existencia sin habitación propia, sin espacio reconocido como propio: un espacio
físico, ciertamente, para habitar y para crear en él, pero un espacio, también, político
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 247
e histórico. [...] Decíamos que la reivindicación de una habitación propia era, en Vir-
ginia Woolf, la exigencia de un espacio físico para la mujer, ciertamente, pero tam-
bién y sobre todo la exigencia de un espacio propio en la comunidad y en la historia.”
(Xavier Antich cit. en Bosch & Martinell i Callicó, 1999, p. 53)
La casa de Havel
Václav Havel, nacido en Praga en 1936, fue escritor de obras teatrales y pronto
militó en política. Se opuso a la invasión de Checoslovaquia en 1968 durante la
Primavera de Praga. Entró en prisión por su defensa de los derechos humanos. Fue
presidente de la República de Checoslovaquia y posteriormente de la República
Checa. Y en la década de 1990 recibió numerosas distinciones por su labor a favor
de la construcción europea.
En el apartado anterior hemos visto imágenes de algunas de las Cells más conoci-
das y representativas de la serie. A continuación se mostrarán imágenes de algunas
Cells menos conocidas y que son originales en algunos aspectos, ya sea por su cons-
trucción formal –por los diferentes materiales que la constituyen–, por la origina-
lidad de su composición –porque su forma sea muy distinta o contenga elementos
fuera del recinto escultórico–, o por su tamaño –porque se aproxime más a una
vitrina donde no podría caminar una persona, o por el contrario, porque su escala
sea mucho mayor que el de la mayoría de las Cells.
Terminaré este punto con lo que considero dos Cells realmente especiales en el con-
junto de la serie. La primera se trata de The Damned, The Possessed and The Beloved
(2007-2010) y está incluida en el mencionado catálogo. A la segunda la llaman “la
Iglesia Louise Bourgeois” (2004) y por el contrario, no se encuentra catalogada,
supongo que por las claras diferencias con respecto a las otras Cells de la serie. Pero
aún así, pienso que se puede interpretar como una Cell y en todo caso, cada uno
podrá juzgarlo por sí mismo.
Bourgeois diseñó la instalación The Damned, The Possessed and The Beloved (2007-
2010) con una silla de acero de cuyo centro emergen llamas de fuego. Alrededor
siete poderosos espejos multiplican el fuego. La instalación está protegida dentro
de un pabellón de cristal con una estructura de acero Corten.
En febrero de 2007, plasmé mi diseño en papel. Louise Bourgeois vio mis acuarelas
en Nueva York y pronto regresó con su idea de una instalación de fuego que me
explicó con palabras acompañadas de un pequeño boceto.
Me llevo tiempo darme cuenta de que su idea no quería remplazar a mi larga habi-
tación, sino que iba a ser otra parte del monumento. Ella quería que yo diseñara un
armazón arquitectónico para su instalación y que los dos edificios independientes
formaran un todo único. Por lo que el monumento se convirtió en una composición
de dos edificios: una línea y un punto. (Zumthor & Norway Architecture, 2013)
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 253
Se podría considerar este pabellón de cristal como una Cell más, que habla de la
agresión, del dolor y del miedo. En ella aparecen dos de los potentes símbolos de
su idioma: la silla en el lugar central –invitándonos a tomar la posición de las per-
sonas condenadas y a imaginar sus emociones– y los grandes espejos que maxi-
mizan las llamas y distorsionan las imágenes –podrían representar a los jueces o
otras personas que rodean a las víctimas de la ejecución, donde se refleja la barba-
ridad de lo acontecido.
La Iglesia de Louise Bourgeois es una pequeña joya, excepcional y muy poco conocida
en la trayectoria del artista. Se trata de una pequeña iglesia o capilla que se encuentra
en un recinto arquitectónico que anteriormente había sido el Convento d’Ô. Su due-
ño, Jean Claude Meyer, propuso a Louise Bourgeois intervenir en este espacio con
total libertad. El trabajo de Bourgeois se inauguró en 2004, y hasta la actualidad, el
propietario del lugar abre las puertas de la iglesia para que quién quiera pueda visitar-
la durante dos semanas en el mes de julio y diez días en septiembre.
Bourgeois concibió cinco piezas para este espacio: una pila de agua bendita o pila
bautismal, un confesionario, un crucifijo, una virgen de la leche y una araña.
Tuve la gran suerte de visitar la iglesia en 2013. Es un lugar mágico, de principio a
fin. Se encuentra en el precioso pueblo de Bonnieux, situado en la región de Luberon,
en la campiña del sur de Francia. Los alrededores y el conjunto arquitectónico donde
256 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
se encuentra son de una belleza singular. Pero lo más especial, es poder ver la obra
que Bourgeois concibió para un lugar casi en solitario, si se tiene un poco de suerte.
Imagen de la pila
bendita o baptismal.
Foto de Alexandra
Sans Massó.
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 257
La escultura parece no haber sido el arte del siglo XX. Sin duda el cine,
la pintura o la arquitectura se disputan ese honor, sin embargo, la
escultura, durante ese siglo convulso y apresurado, ha experimentado
enormes transformaciones, tanto formales como conceptuales, que
merece la pena que sean conocidas ya que fueron esenciales en la
construcción del pensamiento contemporáneo. (Maderuelo, 2012, p. 9)
En este punto desarrollaré la idea de que la escultura es una de las disciplinas ances-
trales que durante el siglo XX se ha revolucionado, cuestionándose y traspasando
sus propios límites hasta conseguir reinventarse. Esto ha sido posible gracias a la
contribución muchos artistas y pensadores del mundo del arte y en consonancia
con las grandes innovaciones y corrientes de pensamiento que han transformado
la vida y la cultura del siglo pasado.
Para ello me serviré de un texto muy provechoso de Javier Maderuelo escrito para
la introducción de su libro “Caminos de la escultura contemporánea”. También en-
traré en diálogo con algunas ideas François Collin y Alex Potts, Mieke Bal y Nor-
man Bryson, siempre en relación a la obra de Bourgeois y escuchando algunos de
los comentarios de la escultora al respecto.
Se trataba de sacar a la escultura de los manidos usos del clasicismo para conver-
tirla en un arte moderno, es decir, de abandonar las convenciones milenarias que
definían como tema el cuerpo humano, como inspiración la naturaleza, como es-
tilo el realismo, como materiales el mármol y el bronce, como técnicas la talla y el
modelado, y como objetivos la masa y el volumen. En pocas palabras, se trataba de
renunciar a todas aquellas características que definían desde siglos la esencia de la
escultura. (Maderuelo, 2012, p. 18)
Debo admitir con toda mi humildad que al empezar la carrera de Bellas Artes, mi
concepción de la escultura coincidía en altísimo grado con la descripción que Ma-
deruelo hace de la escultura de finales del siglo XIX y principios del XX. Esa idea
de escultura que se cuestionó y sufrió revolución tras revolución durante muchas
décadas hasta convertirse en un concepto mucho más amplio y complejo, y que
implica una relación diferente con el público.
260 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Creo que ésta sigue siendo la visión de una gran parte de la población, en general
de la mayoría de las personas que no tienen relación o afición por el arte. Por otro
lado, uno se pregunta por qué todas las grandes revoluciones artísticas aún no han
pasado a formar parte del consciente colectivo, por qué seguimos pensando en la
escultura clásica y las nuevas propuestas escultóricas no se asocian a la disciplina
escultórica. Quizá los conceptos son demasiado complicados, se ha llegado a un
nivel de sofisticación que sólo comparten los expertos o puede que se necesite más
tiempo para que las innovaciones se conviertan algo cotidiano.
Sea como fuere, en la historia de la escultura quedará grabado el siglo XX como el lapso
de tiempo en que se derribaron las concepciones más antiguas que habían definido el
arte de la escultura, la figura humana dejará de ser el tema central, se propondrán una
sucesión de estilos completamente diferentes que permitirán multiplicar el aspecto
visual de las obras, se producirá un alejamiento del naturalismo hacia la abstracción y
el conceptualismo, se introducirán una gran variedad de técnicas y materiales y desa-
parecerá la relación directa entre escultura y volumen sólido y opaco.
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 261
Como nos cuenta Maderuelo, todas estas reformulaciones tan arriesgadas dentro
de una disciplina tan clásica no podían hacerlas los escultores. Como en cualquier
disciplina con mucha tradición y que requiere una larga formación, para los dis-
cípulos resulta realmente dificultoso el omitir lo aprendido. Es como si a base de
rigidez y repetición férrea, los conceptos y las metodologías quedaran gravados
con fuego y fuera una especie de proeza el poder eliminarlos o replantearlos. De tal
manera que, como en muchos otros campos, la imaginación y el ingenio discurrió
y se ejecutó de la mano de especialistas en otras disciplinas, en este caso pintores.
Esta misión revolucionaria no la van a poder realizar solos los escultores, sobre los
que pesaba la losa de las convenciones del oficio, sino que en buena parte va a co-
rrer a cargo de pintores que ya habían iniciado su andadura en los nuevos lenguajes
vanguardistas y que eran auténticos abanderados de las ideas más novedosas. Edgar
Degas, Paul Gauguin, Matisse, Picasso, Joan Miró, Max Ernst, Jean Arp, Ivan Puni,
Kurt Schwitters, Joaquín Torres García... , son algunos de los pintores que, desem-
barazados del lastre de los prejuicios de una disciplina milenaria, que no era estric-
tamente la suya, pasaron a tres dimensiones sus experiencias pictóricas salvando,
de esta manera, a la escultura del agotamiento irremediable en el que había caído.
(Maderuelo, 2012, p. 19)
Culto a la novedad de la primera mitad del siglo XX, argumenta Maderuelo, desa-
credita el afán de eternidad y trascendencia que obligaba a los escultores a utilizar
materiales duraderos, y en consecuencia, se abren la puertas a utilizar un sinfín de
materiales inéditos hasta entonces.
262 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Entre ellos, Maderuelo menciona los que vienen de la industria metalúrgica como los
perfiles laminados de acero y los chapones calibrados, que se pueden usar directamen-
te en las esculturas y que aportan una impresionante fuerza expresiva. También men-
ciona los materiales de otras industrias como la del cartón, el plástico y el aluminio.
Cell II (1991)
Madera pintada, mármol,
metal, vidrio y espejo.
210,8 x 152,4 x 152,4 cm.
Carnagie Museum of Art,
Pittsburgh; Heinz Family Fund.
(Crone et al. 1998, p.124)
Para terminar este punto, mencionar la otra gran aportación en el mundo de los
materiales en la escultura del siglo XX, el de los materiales u objetos apropiados o
reciclados. Hay muchos nombres para describir estas incorporaciones matéricas a
las piezas escultóricas contemporáneas, cada una con sus distintos matices: “pie-
zas apropiacionsitas”, “piezas collage”, “objetos encontrados”, “objetos o materia-
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 263
sechos arquitectónicos que ella rescata para incorporar a sus esculturas cuando se
suceden nuevas construcciones en la ciudad. También recicla muchos elementos
encontrados en su gran estudio de Brooklyn que ocupa a principios de los 1980.
Previamente había sido era una antigua fábrica y aún se encontraban allí una parte
del mobiliario y de la maquinaria.
Quizá la Cell que mejor ilustre la inclusión de objetos y materiales de todo tipo sea
Passage Dangereux (1997). Esta instalación arquitectónica tiene un pasillo central,
en cada lado se encuentran pequeñas celdas que contienen un colección de obje-
tos encontrados y adquiridos, esculturas, tapices, espejos, huesos, etc. Este pasaje
tiene que ver con el espacio y también con el tiempo. La diversidad de objetos nos
hace pensar en una especie de almacén o de trastero, un espacio lleno de metoni-
mias, metáforas, resonancias emocionales y psicológicas.
Los Passages Dangereux de Louise Bourgeois resuenan estructuralmente entre sí, y exis-
ten en los extremos de un continuum: desde lo universal y divino a lo personal y profano.
Y, como corresponde a la naturaleza de los extremos, es fácil ver la consonancia. (Jen-
nifer Blommer cit. en Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia et al., 1999, p. 93).
Cada uno de los materiales requiere para su trabajo de unas prácticas de oficio muy
concretas, que definen lo que se puede y lo que no se puede hacer con él, y que se
guían por unas técnicas determinadas. Los escultores que ya no tallan ni esculpen,
que no modelan ni vacían, han tenido que aprender otros oficios, de tal manera que, al
quedar desplazadas aquellas sutiles prácticas que sirvieron para diferenciar el arte de
los oficios mecánicos, han incorporado al arte trabajos como la forja, la hojalatería, la
soldadura, la carpintería y los procedimientos industriales. (Maderuelo, 2012, p. 24)
señar en Bellas Artes? ¿Qué oficios debería aprender un artista? ¿Son más valiosas
o valoradas unas técnicas que otras?
En este punto me gustaría enmendar una omisión del punto anterior. Aunque es-
toy completamente a favor de usar toda la tecnología que sea necesaria o simple-
mente útil en la producción de una obra, creo que el proceso creativo es un campo
fértil para la creatividad que no hay que desdeñar. Opino que los artistas que sólo
proyectan con tecnologías más o menos digitales y que después no forman parte
o no supervisan directamente el proceso de ejecución del proyecto escultórico, se
pierden lo que aporta el proceso.
Louise Bourgeois
trabajando con escayola
en Querceta (La Toscana)
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 122)
y se rompe. Tu pieza sin piernas resulta mucho más atractiva que entera. Te equi-
vocas al mezclar los ingredientes para la pátina de tu bronce y en lugar de dorados
consigues el verde oxidado más sugerente que jamás habías visto. Se ha acabado un
material y necesitamos improvisar usando un sustituto que nunca antes habíamos
usado. El resultado es espléndido.
Bourgeois trabajando
en The Destruction of
The Father (1974).
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 148)
Estos ejemplos son muy simples y obvios, pero realmente puede suceder así. Los
artistas escultores a menudo trabajan con muchas técnicas y materiales que impli-
can procedimientos complejos donde entran en juego numerosas variables. Hay
mil cosas que pueden pasar y que a menudo escapan a nuestro control y a nuestra
experiencia previa.
“Cada vez que se me pide que hable sobre mi trabajo me deseco. La única forma de
manejarlo es ir a mi estudio y caminar arriba y abajo y alrededor de la pieza. Entonces,
las relaciones entre el trabajo y yo afloran otra vez. En este punto la forma en que se
hizo obviamente carece de importancia. Lo hice lo mejor que pude, teniendo en cuen-
ta que el objeto se convirtió en lo que es, y que el proceso no estaba completamente
bajo el control de mi voluntad o intención conscientes. La fluctuación de posibili-
dades puede ser de minutos, lento, áspero, súbito, re-evaluable o definitivo. Se mire
268 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
como que se mire, siempre hay una batalla para terminar entre el artista y su material:
a veces con un resultado visible, más a menudo con una experiencia ganada, pero sin
resultado.” (Declaraciones publicadas en 1969, cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 90)
Obviamente, hay procesos que no puede realizar el artista escultor porque son muy
técnicos y no posee el conocimiento o la práctica, o simplemente necesitan de una
infraestructura y maquinaria especializada. Pese a que no sea el artista el que reali-
ce los procesos sobre la pieza, es igualmente de gran importancia que supervise el
trabajo todo lo que sea posible, y no sólo para supervisar la calidad del trabajo pac-
tado sino para manejar todos los imprevistos. Aunque tenga mucho menos margen
de maniobra, seguro que sucederán acontecimientos humanos, mecánicos o físicos
no planificados en los que será necesaria su opinión para que la pieza evolucione
en un sentido u otro.
Bourgeois siempre controlaba el trabajo que hacían otros profesionales en sus pro-
yectos artísticos. De hecho, la estrecha colaboración y trabajo conjunto con ellos
era requisito indispensable para contratar los servicios de profesionales cualifica-
dos. Aquí lo explicita en este texto que escribió para solicitar una beca en 1968 para
trabajar en el extranjero:
Deseo continuar con la escultura que he estado haciendo, con los mismos concep-
tos subyacentes pero con un programa específico en mente. Como resultado de una
breve estancia en Pietrasanta, Italia, el pasado año (y tras un trabajo anterior en
Francia), dirigiendo de cerca a trabajadores cualificados en técnicas tradicionales, he
descubierto que conceptos que hasta este momento sólo había podido plasmar en
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 269
dibujos ahora pueden ser realizados en escultura. Nuevos materiales para moldes,
pegamentos, etc. hacen posible un manejo muy simplificado de los materiales más
tradicionales, y permiten una libertad de forma que corresponde a las ideas para la
escultura que siempre he tenido en mente. De esta manera voy a ser capaz de ampliar
y profundizar mi trabajo a través de la ejecución de estructuras intrincadas y sutiles
que aún conservarán la simplicidad general básica que siempre me ha parecido nece-
saria. Esto sólo se puede hacer en Italia, porque únicamente allí existe la posibilidad
de trabajar diariamente y en estrecha cooperación con los trabajadores especialistas
–y también por razones de costes. Por lo tanto, mi intención es dividir el tiempo, pri-
mero haciendo los dibujos y modelos en mi estudio de Nueva York, y seguidamente
con una estancia mínima de seis meses de trabajo ininterrumpido en los talleres de
escultura de Pietrasanta. (Escrito en 1968, cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 79)
Louise Bourgeois en
Querceta (La Toscana).
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 123)
270 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Entonces, las preguntas que se hacen muchas personas son: Si cualquier técnica
o material o concepto puede llegar a ser considerado como una escultura o como
arte, ¿todo el mundo puede ser artista o escultor? ¿será entonces más fácil que
cualquier persona se abra camino en el mundo del arte? Para responder a estas
dos preguntas se dialogará con un texto de François Collin “Between Poiesis and
Praxis: Women and Art”.
François Collin argumenta que el siglo XX con Duchamp como punto de inflexión
ha sido el final del “grand art”. Con la introducción de los readymade el arte dejó
de depender de su conformidad a un modelo o de habilidades técnicas. Dejaron de
ser necesarios los largos años de aprendizaje y práctica, sino que el arte empezó a
basarse en la producción de:
En consecuencia, el arte
[...] se ha convertido en más dependiente que nunca, por encima de todo depen-
diente de la autoridad de su creador. El aleatorio ‘lo que sea’ –el botellero o urinario
dispuestos por Duchamp– realmente se convierten en obras de arte, pero no bajo la
autoridad de ‘quien sea’ ni tampoco, donde sea. El ‘lo que sea’ va acompañado por
ciertas condiciones de presentación que no son un “todo vale”. (Collin, 2010, p. 87)
Resumiendo, Collin afirma que todo lo que el arte ya no exige en cuanto formación o
maestría, lo exige ahora en términos de autoridad. Una obra de arte no será conside-
rada como tal a no ser que sea reconocida como tal, al menos por algunos.
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 271
Las relaciones entre arte y poder han cambiado, pero todavía persisten. Pero al me-
nos ahora las mujeres se han embarcado, de manera cada vez más positiva, en el
proceso de figurar y des-figurar la realidad y en la interacción con su sombra. (Decla-
ración de Emmanuel Lévinas en 1948, cit. en Collin, 2010, p. 88)
“Leí a Bachelard cuando tenía más de setenta y cinco años. Si hubiera leído antes a
Bachelard, habría sido una persona diferente, no habría estado dividida en mi inte-
rior ya que habría cogido los materiales, con sus diferentes personalidades, y habría
sido más amable con ellos. En el pasado, cada vez que alguien me preguntaba sobre
materiales, solía responder: ‘Lo que me interesa es lo que quiero decir y lucharé
con cualquier material para expresarlo con precisión.’ Pero el medio es siempre una
cuestión de soluciones improvisadas. Lo que significa que uno empieza con lo más
difícil y la vida te enseña que es mejor ponerse a trabajar y contentarse con cosas
más fáciles y maneras más sencillas.” (Storr, 1986, p. 142)
Para terminar las reflexiones sobre la escultura como expresión plástica predomi-
nante en la obra de Bourgeois, encontré esta cita que es muy significativa, sobre
todo para los artistas noveles que se inician en esta disciplina, porque describe una
de las aplastantes realidades con las que se encuentran los escultores:
privilegio en lugar de algo útil para la sociedad, tienes que ahorrar y sufrir por el arte
[…] Yo sentí que debía ahorrar el dinero de mi marido en lugar de hacer escultura que
cuesta dinero. Así que los materiales que utilicé al principio eran objetos desechados.
[...] (Interview with Donald Kuspit in 1988, cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 161)
Es bien sabido que ganarse la vida como artista es una tarea muy ardua. Uno puede
dedicarse al arte toda su vida y no conseguir ni un centavo. Ahora bien, en el caso
de la escultura y en consonancia con el punto anterior, las circunstancias son aún
más enrevesadas, ya que no sólo no se gana dinero, sino que además su práctica
suele costar mucho dinero. Se necesita un espacio para trabajar, herramientas que
pueden ser muy costosas y materiales que también acostumbran a serlo, y final-
mente un espacio para almacenar, ¡Imagínense si se trabaja con un formato un
poco grande! Todo junto, una fortuna. Por ese motivo dedicarse a la escultura real-
mente es hacerlo por amor al arte.
de rescate. Intentas guardar esas cosas porque son maravillosas. Bueno, en Francia
no es así. Todo está ordenado. Todo el mundo tiene un lugar y todo se guarda en
Francia. Uno no puede encontrar nada en las calles. (Interview with Robert Storr in
1986, cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 140)
Puede resultar difícil imaginar a Bourgeois buscando materiales por las calles de
Nueva York, pero realmente fue así en sus inicios. Sus primeras esculturas estuvie-
ron realizadas con madera de balsa que había encontrado en el espacio público.
Creo que esa es una característica de muchos artistas, el recoger los materiales que
uno encuentra por la calle. Como muy bien ilustra Bourgeois, realmente se siente
como una misión de rescate. ¿Cómo podría uno no recuperar esos objetos fantásticos
que le sugieren tantas ideas? ¿Ese material tan bonito, quizá en el futuro podría ser
de utilidad? ¿O esos objetos carísimos, como no guardarlos si seguro que mañana los
podemos necesitar? Difícil pero cierto. Muchos artistas, aunque sean muy pobres, o
quizá porque son pobres, necesitan el espacio que tienen y el que no tienen para al-
macenar todos los objetos y materiales que van a servir de inspiración o van a formar
parte de sus esculturas futuras, o al menos, de compañía en su espacio de trabajo.
Y aquí aparece otro punto clave para muchos escultores, el taller. Ese espacio que es
propio y absolutamente necesario para que la escultura se pueda producir. El lugar
donde se trabaja, como el lugar en donde se vive, acaba por influir terriblemente
274 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Así que en lugar de luchar contra el espacio, es mil veces más productivo ajustarse
a él. Y eso significa transformar la obra que producimos para que encaje en ese
espacio, para que vaya acorde con él.
Bourgeois en el estudio
de su apartmento en 142
East 18th Street, c.1944.
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 94)
Interior de la casa
de Bourgeois en
West 20th Street.
(Gorovoy & Tabatabai
Asbaghi 1997, p. 106)
ba, para hacer escultura Bourgeois utilizaba la azotea del edificio. Desde allí, bajo el
cielo, veía todo el paisaje de rascacielos de Nueva York. Allí tallaría sus Personnages,
figuras totémicas, estilizadas de madera que representaban a sus seres queridos
en su país natal. Pero a la vez, su forma también es análoga a la de los rascacielos
que contemplaba. Incluso su posterior instalación y disposición en el espacio de la
galería podría representar la disposición de los rascacielos de su alrededor.
En este gigantesco espacio pudo realizar todo el potencial latente que ya había em-
pezado a aparecer en obras como The Destruction of the Father (1974). Su nuevo
taller le permitió trabajar a una escala mucho mayor, así algunas de sus futuras
Cells tendrían el tamaño de una habitación real, incorporando objetos y desechos
de la antigua fábrica que habían quedado allí, como mesas, taburetes, estanterías,
maquinaria, bobinas con textiles y muchas otras cosas. De manera que sus escul-
turas pasaron a ser hechas con partes de su taller e incorporaron elementos de su
arquitectura como la escalera de caracol. También allí podría realizar las gigantescas
arañas por las que sería reconocida en el mundo entero.
Finalmente, cuando se hizo mayor para seguir realizando escultura a gran escala y
manejando pesados materiales, Bourgeois se recluyó para seguir trabajando en su
hogar. Después de la muerte de su marido en 1973, Bourgeois se deshizo de algu-
nos muebles y cambió el uso de alguna habitación. Dice la periodista Lucy Davies:
La escultura mejor que ninguna de las otras expresiones artísticas, es el arte de dar
forma. La imagen del escultor tallando la informe piedra o modelando el amorfo
barro ilustra la idea de la creación artística como acto de dotar de forma a la materia
[…] El acto de crear se asimila así al acto de formar y, más concretamente, al acto
de formar cuerpos sólidos elaborados con las manos. Pero, lo que da forma el Dios
creador es un cuerpo humano que, además, se conforma como la imagen del mismo
Dios, es decir, como modelo de perfección. Esta mitología del acto creador va a pe-
sar como una losa a lo largo de la historia de la escultura occidental, así el principal
motivo de trabajo de los escultores ha sido la representación del cuerpo humano que
se idealizó como “canon” de armonía y como “metrón” del universo. (Maderuelo,
2012, p. 15)
Bourgeois el 28 de febrero de
1992. Foto de Barbara Yoshida.
Derechos The Easton Foundation
(http://www.huffingtonpost.com/)
Pero sea como fuere, la realidad es la que ha sido expuesta en todos los puntos
anteriores y por lo tanto, la escultura del siglo XX requiere invención y creatividad.
Requiere nuevas maneras de pensar y hacer escultura, aunque a veces el resultado
no tenga nada que ver con el concepto de escultura antigua, ni clásica, ni siquiera
moderna. Aquí es donde entra en juego el concepto de formatividad de Luigi Parey-
son que presenta Maderuelo en su libro “Caminos de la escultura contemporánea”:
Luigi Pareyson define la “formatividad” como el hacer que “a la vez que hace, inventa
el modo de hacer”, en este sentido los artistas que han abandonado las prácticas
tradicionales de la escultura pueden reclamar llamarse con propiedad escultores ya
que inventan nuevos modos de hacer y por tanto, son “formativos”. Si seguimos a
Pareyson en sus movimientos descubriremos con que autoridad pueden considerar-
se escultores, explica el filósofo italiano que el hacer formativo es aquel que “no se
limita a seguir algo ya dado o a realizar un proyecto ya establecido o a aplicar una
técnica dispuesta de antemano o a seguir reglas fijadas, sino el que en el transcurso
de la operación inventa el “modus operandi” y define la regla de la obra mientras
la hace y la concibe mientras la ejecuta: y la proyecta en el acto mismo de realizar-
la. Luigi Pareyson, Estetica: Teoria della fomatività (Turin, 1954), Bompiani, Milán,
1988. (Maderuelo, 2012, p. 23)
Antes en las bellas artes se daba forma aplicando unas reglas del juego, una técnica
dispuesta, un proyecto ya establecido. Era lo que hacían la mayoría de los artistas,
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 279
que no era poco, pero que tampoco era lo más creativo del mundo. El arte era una
habilidad muy trabajada. Lo que para mí equivale a los aprendizajes de las mayoría
de las carreras, en los que se proporciona un conocimiento muy estructurado que
uno tiene que asimilar. Y claro que puede haber arte, pero en este caso, el arte de
la creación vendría a través del conocimiento del medio, de la capacidad de repe-
tición, de la maestría de la técnica que permitiera hacer cosas nunca antes conse-
guidas, de la incorporación de variaciones al modelo existente, y de la capacidad de
aprovechar el accidente. En cambio, el hacer formativo implica ya una cierta crea-
tividad desde el primer momento, conlleva ser creativo incluso en la metodología,
en la técnica, en los materiales, en la temática. Implica inventar a medida que se
concibe. Se proyecta mientras se realiza.
Quizá esto es lo que yo encontré tan dificultoso en la carrera de Bellas Artes, porque se
me estaba pidiendo que fuera formativa, que es una especie de creación libre. Mi cabe-
za no estaba programada para eso. Quizá también se refiera a esto Bourgeois cuando
habla de la terrible condición moderna a la que se enfrenta el artista, donde hay que
encontrar una manera de expresarse porque no hay una forma fija.
280 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Lo que hay, lo que se valora, lo que significa ser escultor, ser artista, es ser capaz de
practicar tu propio hacer formativo, tu propia creatividad. La formatividad, una vez
más, sólo es un concepto, pero sirve para que algunos que más o menos hablamos
de lo mismo y compartimos una educación, socialización y culturización similares,
podamos entendernos. Ya no hay unas técnicas o unos oficios que todo el mundo
tenga que aprender. Bueno, eso es y no es así. Si que hay unos conocimientos útiles
para todo el mundo, aún en el día de hoy. Pero este ya es otro tema.
Este punto continúa con el desarrollo anterior que pretendía explicar cómo la es-
cultura se había reinventado a sí misma a lo largo del siglo XX. La escultura se ha
abierto a nuevas tecnologías y se ha cuestionado para reinventar algunas de las
características esenciales que la definieron antaño. Ha sido capaz de armonizar con
otras disciplinas, de conjugarse con nuevas técnicas y materiales, y de albergar muy
diversos contenidos.
Para este análisis se seguirá de la mano de Javier Maderuelo y Alex Potts, y también
se conversará con Mieke Bal y Norman Bryson además de con nuestra protagonista
principal.
La escultura, desde sus orígenes, fue definida como la representación de una figura
tridimensional, es decir, como un cuerpo sólido y opaco que ocupa un volumen en el
espacio. La escultura moderna, para llegar a serlo, tuvo que empezar por negar estas
características, prescindiendo de la solidez, de la cualidad de volumen opaco, para
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 281
lo cual los escultores se sirven de láminas o de elementos lineales con los que insi-
núan siluetas que quedan vacías, mostrando su interior. Se plantearon así nuevos
problemas escultóricos como es la noción de espacio frente a la idea tradicional de
volumen. El espacio de la escultura no es ya el volumen encerrado por el contorno
de la obra, real o insinuado, sino que se extiende a su campo circundante. […] La
masa fue sustituida por la de vacío, la opacidad por la transparencia, el volumen por
la superposición de planos. (Maderuelo, 2012, p. 20)
[…] en estos últimos lustros, al ser el objeto escultórico un mero pretexto para la
realización de obras “ambientales” en las que el espacio y el lugar que circundan al
objeto escultórico son la parte constituyente y esencial de la obra. Se pasa así de
prestar atención a la masa y al volumen para reclamar el espacio como esencia de lo
escultórico. (Maderuelo, 2012, p. 31)
“Yo diría que aquí el espacio para el espectador se convierte en el espacio del crea-
dor. Se entra y se manipulan los objetos en ese espacio, lo cual es el privilegio del
creador. [...] Este es realmente el origen de los environment, o más tarde, de los
happenings. Es decir, la necesidad del artista de trabajar en el espacio real durante el
show.” (Bloch, 1976, p. 104)
[La Cell] Spider (1997) logra algo similar a lo que Francis Bacon, según Ernst van
Alphen, logra en alguno de sus lienzos: “La diferencia entre el adentro y el afuera
se ve aquí desafiado y el desafío se plantea cuando el cuerpo y el espacio forman
un campo continuo de elementos dispersos”. “El espacio figurativo representado,
no puede distinguirse claramente del espacio literal, primario. El espacio de la re-
presentación es una zona ambigua. Así como la línea entre el adentro y el afuera
no puede ser trazada, así también la distinción entre modelo y representación es
fluida” (Bal, 2006, p. 78)
“Cada Cell trata sobre el placer del voyerista, la emoción de mirar y de ser mirado.”
Declaraciones publicadas en 1991, cit. en (Morris, 2007, p. 71)
Me encantan las Cells […] Para mí, tienen el atractivo de los lugares prohibidos de
mi niñez –una atracción erótica para ver lo que hay ahí. Me atraen y me asustan.
Me hacen señas y me mantienen fuera. A veces puedo mirar a través de una puerta
abierta. Otras veces a través de las paredes de la jaula. En Eyes and Mirrors (1993),
me enfrento a mi propio voyerismo. (Hustvedt, 2007)
284 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Las Cells son grandes, pero siguen siendo obras personales, privadas, que discreta-
mente piden a los espectadores que busquen aperturas escondidas, vistas escondi-
das y significados ocultos. (Elizabeth Hess cit. en Gorovoy & Asbaghi, 1997)
Detalle de Culprit
Number Two (1998)
Acero pintado, madera,
vidrio, metal y espejo.
381 x 289,6 x 335,3 cm.
Foto de Alexandra
Sans Massó.
286 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Con la prohibición de entrar en las Cells por parte de las instituciones museísticas
–a menudo para cuidarlas lo mejor posible– al espectador sólo se le deja el papel de
voyerista, curioseando y mirando los objetos desde el otro lado de la pared de la Cell.
Sin embargo, con frecuencia la intención de la artista era que el espectador entrara
en el espacio de las Cells– para experimentar físicamente, además de a través de la
metáfora, una confrontación consigo mismo […] (Morris, 2000, p. 13)
2.1.4.3 En confrontación
Sin embargo, Bourgeois advertía, “Estas obras no ilustran... son un exorcismo. La di-
ferencia es que descubro la emoción a través del trabajo... la emoción viene después.
Me pregunto, ¿qué puede significar esto? El objetivo es destapar lo que se está co-
ciendo, no ilustrarlo”. Y, “Eso es lo que intento... excavar y revelar.” (Wye & Museum
of Modern Art of New York, 1994, p. 15)
En 1974, Bourgeois crea The Destruction of the Father, una instalación que se po-
dría considerar como precursora de las Cells. Se trata, como su nombre indica, de
confrontación con la figura y el simbolismo del padre. Consiste en una especie de
diorama que representa el interior de una boca, con un espacio lleno de formas
redondeadas, como glándulas, preparadas para destruirlo y devorarlo.
En 1978 crea Confrontation, el primer trabajo que delimita su propio espacio dentro
del lugar expositivo y que trata de controlar la manera en que el espectador experi-
mentará la pieza, visual y físicamente. Los espectadores pueden ver por encima de
los cajones de madera o mirar a través de los cortes que la artista ha realizado en la
parte superior de las piezas más altas. En esta pieza Bourgeois ya trata temas dia-
lógicos como dentro y fuera, ver y ser visto, contener y ser contenido. De manera
que el visitante se encuentra con un montaje, dentro de un espacio delimitado por
la artista al que accede según sus reglas.
“Cada uno de estos cajones representa uno de nosotros. Tenemos que dejar de co-
rrer, tomar nuestro sitio en el círculo y enfrentarnos a nosotros mismos delante de
288 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
los demás. [...] Nada puede hacernos escapar de esta confrontación. Debemos llegar
a un acuerdo con nosotros mismos, con lo malos que somos, con lo limitados que
somos, con lo corta que es nuestra vida.” (Entrevista con Laura Tennen en 1982, cit.
en Bourgeois et al., 1998, p. 224)
Detalle de Culprit
Number Two (1998)
Acero pintado, madera,
vidrio, metal y espejo.
381 x 289,6 x 335,3 cm.
Foto de Alexandra
Sans Massó.
La confrontación puede venir dada por muchos elementos distintos en sus instala-
ciones. Por ejemplo, creando un ambiente íntimo o interiores que nos recuerdan a
lugares familiares y a situaciones personales; jugando con la escala de las esculturas
que la conforman, las cuáles nos resultan desproporcionadas; con la colocación de
formas antropomórficas que nos sugieren la presencia de personas; colocando es-
pejos que nos confrontan con nuestra propia imagen y la integran en el conjunto
arquitectónico; con esculturas que cuelgan a la altura de nuestros ojos para que casi
tropecemos con ellas, y así se podría continuar con un largo etcétera.
de presencia sustantiva, los cuales nos obligan a verlos como objetos biomórficos o
antropomórficos y no como meros objetos o imágenes”. (Potts, 2007, p. 263)
Redirigir la mirada
La escultura actual con frecuencia reclama la mirada del espectador hacia los lí-
mites de la obra, hacia el espacio que la rodea o hacia el que hay en su interior. El
hecho de que esté formada por muchas partes implica que la mirada del espectador
se deslice de una a otra, y sobre todo que su perspectiva cambie a medida que se
mueve alrededor o dentro de la escultura.
290 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Y extremadamente simbólicas son las Cells de Bourgeois, como una estructura con-
tenida en sí misma y por la infinidad de artilugios simbólicos que contienen. En
la Cell Spider (1997) que analiza Mieke Bal encontramos unos viejos frascos de
colonia de la propia artista, cargadas de connotaciones sobre el pasado, el placer
del olfato, el gustarse y el querer gustar. Estos frascos resultan minúsculos en pro-
porción a la gran araña que es el cuerpo superior de la escultura. Estos cambios de
escala son, según Bal, elementos que nos hacen redirigir la mirada desde diferentes
puntos de vista y con diferentes tiempos e intensidades.
Estos frascos logran dos efectos diferentes. Cuestionan la escala y reenfocan la aten-
ción... Es la escala como tal, y no la elección entre lo grande o lo minúsculo, lo que
determina el sentido interior de la proporción corporal que conmueve al espectador,
acostumbrado como está a ser la medida de todas las cosas. Los frascos también reen-
focan la atención, alejándola de la narrativa tal como la conocemos. (Bal, 2006, p. 53)
Quizá podamos recurrir a la distinción hecha por Charles Sterling entre «megalogra-
fía» y «rhopografía». Megalografía es la representación de las cosas del mundo que
son grandes, las leyendas de los dioses, las batallas de los héroes, las crisis de la histo-
ria. Rhopografía (de rhopos, objetos triviales, artículos pequeños, fruslerías), es la re-
presentación de las cosas que carecen de importancia, la modesta base material de la
vida que la «importancia» mira por encima de forma constante. (Bryson, 2005, p. 97)
Se podría decir que las Cells de Bourgeois componen una oda a la rhopografía. Son
cofres con cosas que aparentemente tienen poca sustancia y valor, como una vieja
prenda usada; de poco aprecio y estimación, como un hueso animal; objetos de
292 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Las Cells de Bourgeois podrían ser gigantescas naturalezas muertas que nos invitan
a mirar con detenimiento pequeños objetos que aparentemente pueden parecer-
nos triviales, pero que están llenos de simbología y de significado en el idioma de
Bourgeois. Nos induce a fijarnos en ellos, a concederles un poco de nuestro tiempo,
a prestar atención a cosas que forman parte de nuestra cotidianeidad y a dejarles
abrirnos las puertas de nuestros propios pensamientos y recuerdos.
Pero la ficción de Chardin sobre cómo se mueve el ojo de un punto a otro (nunca
aparecen más de cinco puntos “enfocados”) es bastante convincente, y transmite
la idea de la visión moviéndose de manera pausada sobre una escena familiar; no
tensamente vigilante, sino con la sensación de tener tiempo suficiente para captarlo
todo sin esfuerzo. (Bryson, 2005, p. 97)
Central, para el arte moderno, era su fijación por lo nuevo, y la incapacidad de algu-
nos para reconocer la importancia de Bourgeois en la historia del arte se reduce a
que su trabajo dialoga con atrevimiento (y no con nostalgia) con lo viejo. Cell (You
Better Grow Up) es un sepulcro lleno de desechos del tipo de actividad industrial
que se dio en la modernidad, ahora abandonada, descansando en los bancos de los
trabajadores desaparecidos y olvidados. Mediante el uso de residuos industriales
abandonados, queriendo a estos objetos, combinándolos poéticamente, y dándoles
uso una vez más, Bourgeois reprueba la obsesión compulsiva y estéril de la moder-
nidad con lo nuevo. Esta obsesión se tradujo después en una fijación por lo joven.
Tan grande era ésta preocupación que la mayoría de los grandes artistas del siglo XX
tuvieron un impacto en la historia del arte por un breve y brillante momento, pero
pronto fueron eclipsados por lo siguiente nuevo. (Schwartzman 2003, p.101)
Bourgeois lo guardaba todo, objetos personales, ropajes, enseres, etc. Los suyos
propios y los de su familia. Sus agendas y diarios que mantenía desde que era niña,
los escritos, los orales (en grabadoras) y los gráficos. Sus anotaciones o reflexiones.
Y por supuesto, almacenaba toda expresión gráfica o matérica que hubiera creado
en cualquier formato.
Los primeros años de la vida de Bourgeois son una fuente de inspiración importante
y continua en su arte. “Será mejor que pagues tu deuda con el pasado y luego te ol-
vides de él” dijo, sin embargo, esto no parece posible para ella. Su involucración con
los sucesos de su juventud es una parte de la amplia relación que mantiene con los
recuerdos y los objetos de su historia personal, de todas las épocas de su vida. Bourge-
ois lo guarda todo. Además de sus propios diarios, descritos anteriormente, ha man-
tenido a los de su madre. “Nada se pierde”, afirmó. “Hay algo sagrado en las cosas que
son de su pasado.” (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994, pp. 17–18)
A Bourgeois le encantaba lo viejo, porque poseía el poso de una larga vida, porque con-
tenía historias y sobre todo, porque le permitía hablar de lo pasado desde el presente.
[…] Porque lo que vemos ante nosotros es una nature morte cinemática, un esce-
nario, un tableau mort, una arquitectura alegórica donde, en palabras del difunto
arquitecto italiano Aldo Rossi, “algo está a punto de ocurrir”, y lo que está a punto
de ocurrir está completamente tejido alrededor de algo que ya ha ocurrido, que ha
ocurrido hace tiempo. Una tienda mohosa de extrañas proustianas madeleines fi-
gurativas, bizcochos rancios que no han encontrado un pasaje apropiado, que se
han atascado el gaznate. Un passage dangereux. Sin embargo, como los trocitos más
aromáticos y más apetitosos de Proust, son recordatorios de la memoria (Jennifer
Blommer cit. en Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia et al., 1999, p. 91).
Un contrapunto al espectáculo
El volumen de escritos del poeta Antonin Artaud sobre cine y su relación con el pen-
samiento es clarificador a este respecto. Según él, lo que el cine pone de manifiesto
no es el poder del pensamiento sino, precisamente, su ‘impoder’ (impouvoir), es
decir, lo que fuerza a pensar. (Collado Sánchez, 2012, p. 28)
Otros poetas han dado claves para entonar el problema esencial de la escritura y su
relación con el cine […], la cual encontraría su aliada cinemática en la expresión de
Georges Duhamel: ‘Ya no puedo pensar lo que quiero, las imágenes móviles susti-
tuyen a mis propios pensamientos’. Godard también hace una alusión al cine como
forma pensante: ‘Siento que lo que me da menos miedo en el cine, con la cámara y
la mesa de montaje, es saber que es la película la que piensa. No tengo que pensar.
296 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Mientras que, si me pongo a escribir, soy yo el que tiene que pensar’. El problema,
entonces, no parece ser la secuencialidad o el encadenamiento mismo del pensa-
miento –metafísica fundamental cinemática–, sino el ‘arrastre’ y consiguiente impo-
sibilidad que impone el mismo movimiento de imágenes, su génesis automática y,
en última instancia, la diégesis del cine. (Collado Sánchez, 2012, pp. 28–29)
El concepto ‘arrastre’ parece ser el más gráfico de todos. Con frecuencia es común
sentirse arrastrado a lo largo del día por las muchas exposiciones a las que nos so-
metemos, a largas secuencias de imágenes y movimientos que inducen a pensar
en cierto sentido. A menudo nos enchufamos voluntariamente para descansar de
nuestros propios pensamientos. En otras ocasiones porque se quiere acceder a dife-
rentes informaciones o puntos de vista. O a veces, porque estas secuencias permiten
acercarnos a historias, reales o imaginarias, muy distintas a las propias.
Está claro que este ‘arrastre discursivo’ que se produce durante el visionado no
tiene porque solidificarse en nuestro pensamiento, y que luego, una vez termina-
do, podemos perfectamente reactivar nuestros propios razonamientos, pero cierto
también es, que casi todo lo que vemos y oímos deja en nosotros un poso, ya sea en
la proximidad del consciente o en las profundidades del inconsciente.
Volviendo a las Cells de Bourgeois, aquí está claro que al no encontrarse delante de
una obra que nos ocasione una sobre-estimulación visual, si no todo lo contrario,
estamos delante de una pieza silenciosa y estática, que pide que seamos nosotros
los que nos esforcemos, tanto con nuestro desplazamiento alrededor de la obra
como propiciando un movimiento, interrogación o cuestionamiento de los propios
pensamientos.
En este sentido, la obra de Bourgeois recuerda antiguos bodegones que luchan contra
la hipérbole heroica y la hybris del sujeto como inscrito en la historia de la pintura.
En una época en la que lo espectacular toma el poder y nos somete a la tiranía de la
sobre-estimulación visual, la lección de atención es importante. (Bal, 2006, p. 120)
Utilizando algunos de los conceptos de Norman Bryson, se podría decir que las
Cells de Bourgeois persuaden a la mirada “para que se despoje de su educación
mundana”, para que se libere del “avasallamiento de la mirada respecto a las ideas
del mundo sobre lo que merece atención”, y reaccione contra “la pereza de la mi-
rada” que implica que no se vea más allá de lo que se presenta como espectacular.
(Bryson, 2005, p. 97)
298 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 299
Cuando leí esta frase de Julia Kristeva por primera vez me produjo gran placer, puesto
que ya había decidido titular esta tesis bajo el nombre de “La escultura matriz de Loui-
se Bourgeois”, y calzaba como un guante con lo que aquí quiero explicar.
En el primer apartado se describe una Cell como un medio abarcador, que envuel-
ve y da cobijo al sujeto. Se pensará en las Cells como una estructura generativa
que propicia nuevas maneras de pensar y de hacer. Una estructura surgida del in-
consciente con toda la fuerza de su creadora. Se finalizará con una descripción del
conjunto de la serie como archipiélago de representaciones del sí mismo, cada uno
expresando una vertiente de la potencialidad de su ser.
3
Definición de “matriz” consultada en el diccionario de la Real Academia Española en línea (http://
lema.rae.es/drae/?val=) el 10 de octubre de 2015.
300 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
nunca se haya pensado como tal. Las Cells escenifican el sugerente concepto de “lo
impensado conocido” también de Christopher Bollas. En los espacios interiores de
las Cells se hallan objetos incrustados, objetos personales y cotidianos, objetos vie-
jos y reciclados, a los que la artista ha investido con sus propios significados, pero
que a su vez tienen un gran poder de estimulación en muchos sentidos. En este
punto serán útiles las aportaciones de Bal, Bryson, Collado y Blommer.
Cell VI (1991)
Madera pintada, metal.
160 x114,3 x 114,3 cm.
Colección Louise Bourgeois.
(Crone et al. 1998, p.129)
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 301
Leer a Christopher Bollas fue toda una revelación. Llevaba mucho tiempo pensan-
do en la serie Cells, por su importancia en la obra de Bourgeois, por su aportación a
la escultura contemporánea, y sobre todo, porque me entusiasma.
Hay cientos de textos sobre esta serie pero no es fácil encontrar una perspectiva
original y que permita acercarse a ellas desde un lugar que no sea la manida inter-
pretación biográfica de la artista.
Llegué a los textos de Bollas a través del concepto de “lo sabido no pensado” que
citaba Mieke Bal en el análisis de Spider (1997). De inmediato me interesaron sus
ideas, y de La sombra del objeto (1987) pasé a Ser un personaje (1992) [Being a Cha-
racter], cuyo título en español suena un poco estrafalario pero cuyo contenido es
muy interesante. Al leer algunos de sus conceptos me di cuenta de que encajaban
a la perfección con las Cells de Bourgeois; era como si el libro pudiera ser una in-
troducción a sus Cells. Tanto es así que en un par de ocasiones me he permitido
realizar un pequeño juego que consiste en citar las palabras de Bollas y a conti-
nuación repetirlas cambiando sólo unas palabras, para ilustrar como se conjugan
a la perfección las instalaciones escultóricas de Bourgeois y las derivas teóricas de
Bollas –al menos desde mi punto de vista–.
Para ello, es necesario un “intenso trabajo lúdico” donde el inconsciente recibe con-
ceptos, imágenes o pensamientos que se suceden mientras estamos absorbidos en
una tarea. Todos los momentos de contemplación aislados que se aplican a una
tarea derivarán en lo que Bollas llama un núcleo psíquico. Este núcleo se convertirá
en una estructura generativa de nuevas ideas que nos permitirán el cambio en el
futuro. (Bollas, 1994, p. 98)
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 303
Las Cells de Bourgeois podrían ser consideradas como una estructura generativa –
literal y simbólicamente– fruto de un intenso trabajo inconsciente, de larguísimas
horas destinadas a recibir ideas durante la práctica del arte y del psicoanálisis.
Esta estructura generativa auspicia entonces nuevas ideas que en definitiva, consti-
tuirán la sinfonía y a la postre alcanzarán un estado semiautónomo, modificando en
ese proceso las intenciones conscientes del compositor u alterando posiblemente su
manera de componer en el futuro. (Bollas, 1994, p. 98)
Un ejemplo de esta idea: En el subcapítulo anterior “2.1.2. Las Cells”, se han visto
dos Cells muy singulares: The Damned, The Possessed and The Beloved (2007-2010) y
la llamada “Iglesia Louise Bourgeois” (2004). Ambas son comisiones de obra exter-
nas que Bourgeois realizó al final de su carrera. Respecto a la última, cuando visité
la capilla donde se encuentran cinco obras de Bourgeois, quedé maravillada por los
significados e ideas que me sugerían algunas de las piezas allí expuestas y de cómo
casaban perfectamente con el entorno para el cual habían sido concebidas. Anali-
zando cada una de ellas en profundidad, descubrí que todas ellas tenían un prece-
dente anterior que Bourgeois había recuperado para su nueva instalación, modifi-
cándolo, pero manteniendo su identidad formal. Y aún así, cada una de aquellas
obras, con sus adaptaciones a medida y en armonía con el lugar donde habían sido
emplazadas, adquirían una nueva dimensión, una nueva trascendencia e inspira-
ban interpretaciones completamente nuevas. Quiero decir, que cada uno de los
núcleos generativos o de las estructuras poéticas que son las obras de Bourgeois le
influyeron notablemente y se convirtieron en una expresión más de su manera de
pensar. Ideas formales o conceptuales que una vez engendradas inevitablemente
resurgen en futuros procesos creativos de la artista.
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 305
Mamelles (1991)
Goma, bajorrelieve.
48,2 x 304,8 x 48,2 cm.
(Kellein, 2006, p. 138)
Hart Crane escribe: ‘Es como si un poema le diera al lector, luego de leerlo, una sola
palabra nueva, jamás pronunciada antes y en realidad imposible de enunciar pero
que a partir de entonces se vuelve evidente, como principio activo, en la concien-
cia del lector’ (pág. 182). Esta es una clase de géneros psíquicos evocadores que se
logran merced al trabajo del poema (una estructura) y que cambian la visión que el
poeta tiene de la realidad. […] Los mejores momentos de la educación formal de un
306 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
individuo son esas oportunidades evocativas en que un objeto (una teoría, una pers-
pectiva distinta) altera de manera radical su modo de imaginar la realidad. (Bollas,
1994, pp. 106–107)
En cierta manera se puede entender que una Cell es un tipo de poesía arquitectóni-
ca, física y visual. Que después de estar en ella, funciona como una sola palabra o
idea, que no es posible enunciar o describir con palabras y producir el mismo efecto
que estar en su presencia. Se trata de una conjugación de elementos que forman un
todo de significante, y que a partir de entonces se vuelve evidente. Es como cuando
una gran profesora y escultora amiga mía me dice: “Después de haber visto tal o cual
escultura de Bourgeois, ya no tiene sentido que yo haga esta escultura”, porque la
representación matérica que Bourgeois ha dado a aquella idea que mi amiga tenía
en su cabeza, se torna “evidente”, como si siempre hubiera sido obvio que aquella
era la única manera de dar forma a ese concepto, y por lo tanto no tuviera sentido
repetirlo o intentar hacerlo de forma diferente.
Detalle de Cell XXV (The View of the World of the Jealous Wife) (2001)
Acero, mármol, madera, vidrio y tejido. 254 x 304,8 x 304,8 cm.
Colección de Ellipse Foundation, Portugal.
(Lorz et al., 2015, p. 223)
A muchos artistas nos interesa todo lo relacionado con el ser y la experiencia hu-
mana. Un buen día, tras una profunda lectura de Bollas, descubrí su teoría de los
“géneros”, de las “estructuras generativas” y de la “recepción del inconsciente”. Su
exposición daba sentido a la serie Cells, o “estructuras matriciales”, que a partir de
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 309
Qué mejor manera de explicar la energía creativa y vital diseminadora del genio de
Bourgeois. La artista no disfrazaba en absoluto los sucesos, sus emociones o sus
reflexiones, bien al contrario, utilizaba “el desplazamiento, la sustitución y la sim-
bolización como parte del júbilo de la representación”. Quizá los principios fueron
muy duros, la muerte del padre, iniciar el psicoanálisis, empezar a ver la vida de
uno desde perspectivas muy diferentes y encontrarse con hechos dolorosos. Quizá
sí que en las primeras décadas su proceso creativo se podría haber asimilado a un
retorno de todo aquello que su consciente había reprimido y enterrado en su in-
consciente. Pero llegó un momento en que después de mucho trabajo escultórico
consciente y de mucho trabajo lúdico inconsciente, Bourgeois pasó a otro estadio
creativo que corresponde a la teoría de los géneros de Bollas. Sus últimas cuatro
décadas de trabajo evidencian una tremenda energía y devoción por el trabajo, pero
sobretodo una gran capacidad para re-elaborar su visión de su vida, de las cosas que
le sucedieron y su manera de interpretarlas. Bourgeois tiene una gran capacidad de
recrear su pasado de maneras diferentes y por tanto re-crearse a sí misma.
Winnicott creía que cada uno de nosotros inicia la vida como una serie de islas disper-
sas, no integradas, de potencialidades organizadas que asoman a la existencia. Tal vez
cuando soñamos retornamos a esa no-integración, dispersamos el sí mismo en un ar-
chipiélago de muchos seres y representamos, en el teatro nocturno, los diversos papeles
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 311
ideados por el yo. Al despertar, nos elevamos desde esos estados regresivos, desde la
posición fetal a la ambulatoria y desde la abundancia de sí mismos al “yo” discriminante
que reflexiona sobre sus extraños sujetos. (Bollas, 1994, p. 25)
De nuevo, nos referiremos al texto de Bollas casi literalmente, sólo cambiando al-
gunas palabras, para evidenciar cuánto sentido tienen en el contexto de la obra de
Bourgeois, y en concreto de su serie Cells. La idea sería la siguiente: Cuando Bour-
geois crea, retorna a un estado de no-integración parecido al del inicio de la vida,
y se entrega al proceso de creación, accediendo a su inconsciente, y se dispersa a sí
misma en un archipiélago de muchas Cells, representando, en el teatro de la crea-
ción artística, los diferentes papeles ideados por el yo. Al alejarnos del proceso de
creación de la obra, nos elevamos desde esos estados regresivos, desde la posición
fetal –de concentración, abstracción o meditación creativa– a la ambulatoria –la
vida mundanal donde muchos otros menesteres requieren nuestra atención–, y
desde la abundancia de sí mismos al “yo” discriminante que reflexiona sobre sus
extraños sujetos.
Como pregona la introducción del catálogo, organizar esta exposición fue una tarea
gigantesca por la logística de unas instalaciones arquitectónicas muy complejas, por
la participación de muchos museos y coleccionistas privados que prestaron las obras,
por la dedicación de grandes especialistas en la obra de Bourgeois y por la coordina-
ción de la itinerancia internacional de la exposición.
Las Cells son lugares donde a menudo sentimos una sensación de proximidad, de
intimidad, que nos llevan a recuerdos, pensamientos o sensaciones físicas de nuestro
pasado a nuestro presente. Bollas propone un concepto muy atractivo, “lo impensado
conocido”, que explica muy bien la sensación que puede producir estar en una Cell.
Este pasaje a nuestro impensado conocido se produce gracias al ambiente que crean
las Cells y a determinados objetos que en ellas se encuentran y que actúan como pasa-
jes hacia nuestros ensueños. Los objetos son formas potenciales de transformación,
en el caso de Bourgeois sus objetos escultóricos también lo son. La transformaron a
ella y excepcionalmente consiguen transformar a los visitantes de las Cells.
Finalmente, las Cells son este espacio que nos envuelve en su interior, nos arropa en
su intimidad y nos proporciona protección, dentro de la energía creadora de Louise
Bourgeois. Son lugares especialmente idóneos para perdernos en nosotros mismos.
Un tipo de matriz con objetos-pasaje hacía nuestro propio mundo interior.
En el interior de las Cells hay muchos elementos diferentes, pero siempre hay es-
pacio y a menudo una invitación para entrar. Tanto es así, que en muchas Cells el
acceso a su interior está abierto y en él se sitúa un taburete o una silla aguardando
a cualquier sujeto que quiera tomar asiento.
La silla se convierte así en uno de los elementos más presentes en la obra de Bour-
geois. En ocasiones simboliza un lugar para la subjetividad, en otros, una persona
o su persona. Puede representar un espacio para el descanso o la contemplación, o
un objeto-sujeto de la obra.
Como si de una matriz humana se tratase, muchas Cells dan cobijo al sujeto para
que éste se elabore y crezca en su espacio interior:
314 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Reunido y procesado por el espacio onírico y por los sucesos oníricos, vivo en un lugar
donde parecería que fui contenido antes: dentro del abrazo mágico y erótico de una
inteligencia formadora que me sustenta. Estar en un sueño es, pues, una reminiscen-
cia permanente de haber estado en el mundo materno, en el que uno era en parte una
figura receptiva en el interior de un medio abarcador. (Bollas, 1994, p. 25)
Reunida y procesada por el espacio creativo y por las inspiraciones oníricas, vivo en
un lugar donde parecería que fui contenida antes: dentro del abrazo mágico y eró-
tico de una inteligencia formadora que me sustenta. Estar en una Cell es, pues, una
reminiscencia permanente de haber estado en el mundo materno, en el que uno era
en parte una figura receptiva en el interior de un medio abarcador.
[…]
El útero materno está al comienzo de una serie
de conexiones
receptáculos
todas las cosas en las que se está:
una habitación
un espacio
un tiempo
una relación
un estado de ánimo
todo lo que rodea a uno, lo que está cerca
cualquiera que siento cerca de mí
mi atmósfera
mis circunstancias
mi entorno
el mundo.
Algo que el sujeto percibe y sobre la base de lo cual actúa, pero que no puede formu-
lar en un discurso enteramente racional – el discurso intelectual de las afirmacio-
nes del artista, por ejemplo. Si el sujeto pudiera simplemente decirlo, ¿qué sentido
tendría hacer arte, decirlo a través del arte? Pero al mismo tiempo este “impensado
conocido” es algo que el sujeto sabe y que necesita fabricar y moldear a fin de poder
participar activamente –si bien fuera del discurso intelectual – en el proceso cultural
que conduce al conocimiento. (Nota de la autora al pie de página, Bal, 2006, p. 38)
Al otro lado está la persona que contempla esa construcción mental, simbólica y
escultórica que hace resonar experiencias propias de su sí mismo. En ella elabo-
ra cosas que son conocidas, que forman parte de un inconsciente colectivo, que
pertenecen a una cierta cultura compartida con la artista. Transforma aquello co-
nocido, vivido, experimentado en algo físico, corpóreo, siendo así comunicable o
accesible para otras personas más allá de la propia creadora.
4
El término original en inglés es “Unthought known” y en su libro “La sombra del objeto” lo han
traducido al español como “lo sabido no pensado”. Yo he optado por lo impensado conocido, como
aparece traducido en el libro de Mieke Bal “Una casa para el sueño de la razón”, porque me parece
más acertado. Pero siempre he pensado que sería interesante desarrollar cual serían las diferencias y
connotaciones que aportan estas dos traducciones al concepto original en inglés.
316 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Incrustación ideográfica
Las Cells de Bourgeois son como ideogramas tridimensionales. Cada una de las
partes que las conforman tienen significados en sí mismas, pero al estar integradas
y ser parte de un símbolo mayor que las contiene, adquieren nuevos significados, y
sobre todo contribuyen a generar un significado mayor, una combinación concreta
y original con otros elementos específicos, algo que puede ser muy diferente a su
significación individual y autónoma.
Por estos motivos, argumenta Mieke Bal, las Cells no cuentan un relato lineal si no
que lo construyen (Bal, 2006, p. 8):
Spider (1997)
Acero, tapicería, madera, vidrio, tejido, goma, plata, oro y huesos.
449,6 x 665,5 x 518,2 cm. Colección The Easton Foundation.
(Crone et al. 1998, p.142)
Ahora bien, este potencial descentralizarte del montaje -así como el de sus herma-
nos, el collage y el ensamblaje- no sólo cuenta con una capacidad extraordinaria
318 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Toda experiencia del sí mismo implica nuestra división en sí mismos simples (cuan-
do estamos inmersos en una experiencia deseada o evocada) y sí mismos complejos
(cuando reflexionamos sobre la experiencia). (Bollas, 1994, p. 40)
Las Cells de Bourgeois están llenas de objetos incrustados que tienen un fuerte
potencial psíquico y que evocan estados de su ser. Según Bollas, las personas pro-
yectan una parte de sí mismo en los objetos que uno se va encontrando durante su
existencia. Proyectarse a sí mismo en un objeto quiere decir otorgarle un significa-
do psicológico propio que puede servir en el futuro como una “herramienta de un
posible pensamiento”, en el pensar inherente al estado onírico.
Para que sea posible investir a los objetos con un estado del sí mismo, es necesa-
rio que el sujeto se halle sumergido en la experiencia, siendo una acción incons-
ciente, es decir, que la persona no la piensa y la ejecuta voluntariamente, si no
que así sucede.
[…] el sujeto debe ser más bien una conciencia simplificada y aun perder contacto
consigo mismo por un instante, investir al mundo de los objetos de potencialidad
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 319
psíquica. Vista de esta manera, esta clase de identificación proyectiva realza en últi-
ma instancia al sí mismo, transformando las cosas materiales en objetos psíquicos y
suministrando así una matriz inconsciente para los sueños, las fantasías y los saberes
reflexivos más profundos. La persona incapaz de ello contará con menos vocabulario
psíquico, menos soportes para soñar la experiencia vivida, por tanto un mundo inter-
no disminuido cuando retorne a ser el sí mismo complejo. (Bollas, 1994, pp. 34–35)
Por ejemplo, cuando escuchamos una canción que estaba de moda en un mo-
mento especial de nuestra vida, al escucharla de nuevo nos evoca “más que un
recuerdo, toda una constelación psíquica cargada de imágenes, sentimientos y
agudas sensibilidades corporales. Y por más que intentemos explicarle a terceras
personas lo que sentimos no conseguiremos transmitir nuestra textura interior.”
(Bollas, 1994, p. 14)
[…] esos momentos de intensa evocación nos enseñan algo acerca de la naturaleza
de todas nuestras experiencias del sí mismo, ya que sin pensarlo demasiado consa-
gramos al mundo con nuestra subjetividad, invistiendo a personas, objetos, lugares
y sucesos con una especie de significación idiomática personal. Al habitar este mun-
do nuestro, vagabundeamos por un territorio de objetos trascendentes que aportan
su contribución a la densa textura psíquica que constituye la experiencia del sí mis-
mo. (Bollas, 1994, p. 14)
320 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Para Bollas los objetos son formas potenciales de transformación que incluyen desde
objetos físicos a actividades de lo más diversas –leer un libro, hablar con alguien, ver
un programa televisivo, etc. También incluyen objetos mentales y objetos endógenos:
Tal vez parezca que me centro exclusivamente en la selección que hace el indivi-
duo de los objetos reales, dejando de lado los objetos determinados endógenamente
(imaginados destacando en cambio que la experiencia del sí mismo se constituye a
partir de la elección y uso de las cosas. Pero distingo entre un objeto material y uno
mental (una idea, un pensamiento sobre un amigo, el análisis de una obra literaria)
no nos obliga a caer en una simplificación excesiva: obviamente, cada persona con-
jura objetos mentales internos a través de los cuales procesa (vale decir, articula o
elabora) su idioma personal. (Bollas, 1994, p. 41)
No cabe duda de que los objetos nos portan, pero, irónicamente, es el hecho de que
sostengan nuestras proyecciones lo que hace que sus características estructurales
sean más importantes, ya que también nos colocamos a nosotros mismos en un
recipiente que, al ser reexperimentado, nos procesará según su integridad natural.
(Bollas, 1994, p. 14)
Bollas cree que los objetos pueden estimulamos como mínimo de seis modos: sen-
siblemente, estructuralmente, conceptualmente, simbólicamente, mnémicamente
y proyectivamente. (Bollas, 1994, p. 48)
Los objetos físicos se aprenden a través de los sentidos, y por lo tanto, estos dejarán
“una marca sensible que será aprendida por las formas del saber sensible que utiliza-
mos: el gusto, el tacto, la vista, el oído, el olfato”. La materialidad y las características
sensibles del objeto determinarán la relación de éste con el yo corporal.
322 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Cada objeto tiene una estructura propia que determina la manera como nos re-
lacionamos con el objeto. Por ejemplo, no es lo mismo jugar con unas cartas que
jugar con unas pelotas de ping-pong. No es lo mismo tocar una guitarra infantil que
una gran arpa, y no es lo mismo tallar madera que picar piedra.
Cada objeto también tiene una serie de conceptos literales asociados a su nombre y
a sus usos más literales como unas tijeras, que nos pueden hacer pensar en cortar,
papel, ropa, en separar, etc. O bien pueden estimularnos más simbólicamente, a
través de las asociaciones vinculadas a la cultura donde pertenece o a una signi-
ficación personal. Así las tijeras podrían significar agresión o fortaleza, podrían
simbolizar el taller de un sastre o la separación de una pareja.
Los objetos pueden llevarnos al pasado, ya sea porque pertenezcan a una época
anterior particular, como un tipo de lámpara que estaba de moda a principios de
siglo y que luego dejó de fabricarse, o porque se asocien con una vivencia del pasa-
do, por ejemplo el olor de los polvos talco que lleva a los recuerdos de la niñez. Eso
son objetos mnémicos.
Los objetos proyectivos son aquellos que nos permiten reflexionar sobre nosotros
mismos, aquí y ahora, a través de una película en la que nos identificamos con el
protagonista, de una conversación ajena o de un buen argumento que nos hace
pensar en nosotros mismos a través de él.
Los objetos que se encuentran en las Cells de Bourgeois nos estimulan en todos
estos sentidos, quizá el menos apropiado es el estructural porque no estamos auto-
rizados a manejar los objetos. Todos ellos forman parte de una estructura genera-
tiva muy elaborada y de un conocimiento profundo a la integridad de los objetos.
A través de su larga trayectoria artística Bourgeois trabaja con muchos materiales
y técnicas, a la vez que se analiza y se trabaja psicológicamente, re-elaborando sus
vivencias personales hasta conseguir cambiar su manera de ver y hacer, en muchas
ocasiones, a lo largo de su vida.
Bourgeois declara haber leído a Gaston Bachelard cuando ya había cumplido los 75
años (Storr, 1986, p. 142). Es decir, a mediados de la década de los 60, cuando ya es-
taba muy presente en su obra la preocupación por espacio vital, por la simbología de
la casa y por la arquitectura entendida como una representación de lo humano. Una
época en que ya había realizado su serie Lairs, con sus evocativas guaridas, conchas,
nidos o refugios animales. Pero tal es la concordancia entre su escultura y las reflexio-
nes de Bachelard que parecen hechos por una misma persona.
El ensueño es por sí solo una instancia psíquica que se confunde demasiado frecuen-
temente con el sueño. Pero cuando se trata de un ensueño poético, de un ensueño
que goza no sólo de sí mismo, sino que prepara para otras almas goces poéticos,
se sabe muy bien que no estamos en la pendiente de las somnolencias. El espíritu
puede conocer un relajamiento, pero en el ensueño poético el alma vela, sin tensión,
descansada y activa. Para hacer un poema completo, bien estructurado, será preciso
que el espíritu lo prefigure en proyecto.(Bachelard, 1957, p. 11)
plejidad de las mezclas del ensueño y del recuerdo. Por eso, en ese punto como en
otros, el psicoanálisis es más apto para estudiar los sueños que el ensueño. La feno-
menología del ensueño puede despejar el complejo de memoria y de imaginación.
(Bachelard, 1975, p. 44)
Todo rincón de una casa, todo rincón de un cuarto, todo espacio reducido donde nos
gusta acurrucarnos, agazaparnos sobre nosotros mismos, es para la imaginación una so-
ledad, es decir, el germen de un cuarto, el germen de una casa (Bachelard, 1957, p. 125)
[…] si nos preguntaran cuál es el beneficio más precioso de la casa, diríamos: la casa
alberga el ensueño, la casa protege al soñador, la casa nos permite soñar en paz. No
son únicamente los pensamientos; y las experiencias los que sancionan los valores
humanos. Al ensueño le pertenecen valores que marcan al hombre en su profundi-
dad. El ensueño tiene incluso un privilegio de autovalorización. Goza directamente
326 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
Una Cell de Bourgeois es como una gran matriz, la primera casa que nos albergó.
En ella se está totalmente a resguardo, en un entorno envolvente y confortable que
nos permite devenir.
Las Cells albergan los ensueños de Bourgeois y los que cualquier otra persona que
quiera y pueda replegarse en ellas. Es cierto que poder disfrutar de la intimidad de
una Cell en soledad es muy difícil, porque casi siempre se pueden visitar en entor-
nos concurridos. Pero en esos casos nos llevamos las imágenes, las sensaciones
que ella nos produjo, y quizá una vez de vuelta a la propia casa se pueda entrar en
estados de ensoñación que permitan entrar y estar en las Cells .
Por el otro lado, el hecho de poder visitar las Cells en un entorno protegido, como el
de un museo, nos garantiza una cierta atmósfera, lejos de los alborotados y densos
espacios urbanos donde se encuentran las instituciones de arte que suelen alber-
garlas. Son como un espacio íntimo, protegido de la invasión del espectáculo que se
sucede en nuestro entorno cotidiano.
Nuestra época es de éstas. Pero, frente a la invasión del espectáculo, todavía pode-
mos meditar sobre aquello que lo imaginario puede resucitar en nuestra intimidad
como potencialidades en revuelta. (Kristeva, 2000, p.32)
En 1995 hubo una exposición muy sustanciosa en la Tate Gallery de Londres que
presentaba el arte de la década anterior, caracterizado por la diversidad y la frag-
mentación. En “Rites of passage. Art for the End of the Century” se podía ver el
trabajo de once artistas contemporáneos en diferentes medios y en un amplio aba-
nico de materiales. Entre ellos Mona Hatoum, Pepe Espaliu, Robert Gober, Jana
Esterbalk y Bill Viola, además de Louise Bourgeois. En el catálogo se presentaban
las contribuciones de Stuart Morgan, Frances Morris, Charles Penwarden y Julia
Kristeva.
Kristeva está respondiendo a una pregunta abierta sobre el significado del termino
“abyecto” –muy desarrollado en su trabajo– en referencia a las obras presentes en la
exposición. Para Kristeva lo abyecto tiene que ver con un estado de crisis, de degra-
dación o de repugnancia. Es un estado psicológico y teológico que por ejemplo se
produce cuando uno peca o cuando la autonomía del cuerpo se pone en entredicho o
supone una amenaza. Es un estado de disolución que se puede experimentar como
un sufrimiento o como una liberación. Antes las religiones eran capaces de absolver
de lo abyecto a sus fieles, devolviéndoles la unidad. En la época actual y después de la
caída de los ideales religiosos y políticos, estos objetos pueden proporcionar al artista
un alivio temporal a los estados de abyección.
328 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
En cuanto al público, puede reaccionar de dos maneras. Los hay que reprimen este
estado de crisis, se niegan a reconocerlo, y en este caso, o bien no vienen o bien en-
cuentran las obras repugnantes, estúpidas, insípidas, insignificantes, y se preguntan
porqué los comisarios se tomaron la molestia. Los otros pueden estar buscando una
forma de catarsis. Cuando ven estos objetos, su fealdad y su rareza, ven sus propias
regresiones, su propia abyección, y en ese momento, lo que se produce es un verda-
dero estado de comunión. (Penwarden, 1995, p. 23)
Cell V (1991)
Madera pintada,
madera, vidrio y metal.
233,7 x 182,9 x 182,9 cm.
Solomon R. Guggenheim
Museum, New York.
(Crone et al. 1998, p.128)
Penwarden: Las obras tienen un efecto cuasi-religioso, entonces, pero ¿la naturaleza
fragmentaria del lenguaje no implicaría forzosamente que tiene un efecto limitado
en el tiempo y en el número de personas?
La primera vez que leí esta cita sentí una gran conformidad con sus palabras. Raras
veces se oyen comentarios positivos acerca de las instituciones museísticas. Nor-
malmente, artistas, críticos y público en general tienden a criticar su función y el
desarrollo de la misma. Sorprende gratamente la analogía de un museo con un es-
pacio religioso que permita a los sujetos entrar en comunión individualmente con
ciertos planteamientos o procesamientos artísticos, un espacio para la reflexión, el
auto-análisis y el cuestionamiento propio.
Profundamente inmerso en el sueño, estoy tan absorbido por esta alucinación que
no suelo poner en tela de juicio las experiencias que allí vivo, aunque sean extrava-
gantes. (Bollas, 1994, pp. 24-25)
Para terminar este apartado titulado “un espacio para el ensueño”, vamos a pro-
fundizar en la posibilidad que cada uno de estos espacios que delimitan las Cells
sean lugares especialmente sugerentes para perderse en uno mismo. Perderse en
los objetos, en las esculturas, en las texturas y en las fronteras, perderse entendido
como un tipo de acción erótica inconsciente, en la que uno deja de dirigir el pensa-
miento y permite que imágenes y palabras, sensaciones y emociones, asociaciones
y sentimientos se vayan sucediendo con libertad.
Las Cells de Bourgeois son un entorno propicio para perderse en uno mismo por-
que son espacios enigmáticos, mágicos, que forman composiciones sugerentes a
partir de una combinación de objetos que resultan enormemente evocativos.
Las Cells cuentan historias, a cada uno la suya. Como si se tratara de las imágenes
del test de Rorschach, los interiores de las Cells evocan asociaciones y recuerdos
particulares a cada espectador.
Como afirman Siri Hustvedt y Deborah Wye, conocer la historia personal de Bour-
geois o compartir sus dramas personales no es requisito indispensable para delei-
tarse en su obra. Sus instalaciones comunican sentimientos y emociones que a me-
nudo son compartidos por muchos otros seres humanos. Muchos de los elementos
contenidos en la Cells y que sirvieron para meditar sobre las preocupaciones de
Bourgeois, pueden a la vez convertirse en llaves que abran la puerta de un sendero
propio por donde el espectador vaya a transitar.
Los dramas personales de Bourgeois no son los del espectador, pero aún así, sus obras
inspiran emociones que los seres humanos comparten –muchos de ellos a menudo
no mencionados, prohibidos, o reprimidos. Sus imágenes pueden comunicar soledad,
ansiedad y a veces miedo –en respuesta al aislamiento, confusión, o el peligro que a
menudo representa. Tales emociones surgen a partir de imágenes que con frecuencia
se construyen combinando elementos reales e imaginarios. Detalles reconocibles o
fragmentos sugerentes que sirven como puntos de referencia para el espectador, a la
vez que de funcionan como medio para vehicular para las preocupaciones específicas
de la artista. (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994, p. 13)
O como enuncia Bachelar, “los valores de intimidad” son tan potentes que trasla-
dan a la persona irremediablemente a su propio mundo. Las Cells elaboran y des-
pliegan la intimidad de la artista. Una familiaridad tan intensa que inmediatamen-
te nos atrae hacia nuestros propios ensueños.
Para terminar dos comentarios de Mieke Bal sobre la capacidad que las Cells tienen
de hacer brotar nuestras propias “narrativas”, entendidas en su sentido más am-
plio, como aquellas meditaciones sensoriales que campan libremente, entrecorta-
damente, asociativamente, inspiradas por su entorno.
dos; simplemente son puestos ahí como los objetos encontrados que de hecho son.
(Bal, 2006, p. 27)
Aquí presentamos otra idea para acercarse a las Cells desde una nueva perspectiva,
la de convertirse en un objeto dentro de la representación del mundo interior de
Bourgeois. En otras palabras, dejarse llevar y convertirse en sujeto-objeto dentro
del espacio escultórico de las Cells. Eso nos permitirá sentir y experimentar nues-
tras propias sensaciones físicas, emocionales, sensoriales, y sobre todo nos permi-
tirá perdernos en nuestras propias ensoñaciones y ser nosotros mismos.
Esta última propuesta quiere ser quizá un pequeño antídoto para escapar de la po-
derosa voz de la artista, que tanto ha influenciado a historiadores, críticos y público
en general cuando se han acercado a su serie Cells y han intentado descifrarlas o in-
terpretarlas en cierto sentido. En la gran mayoría de libros, catálogos y ensayos, casi
irremediablemente se citan una serie de acontecimientos biográficos traumáticos
vividos en la niñez como la primera fuente de inspiración y la primera línea interpre-
tativa de esta serie. Y evidentemente el carácter biográfico de su obra es innegable,
pero su aportación, como ya se ha explicado, va mucho más allá, tanto a la disciplina
artística como a la del pensamiento humanista en general.
Por estos motivos, al leer la teoría de Christopher Bollas para intentar facilitar la co-
municación entre el analista y los niños autistas con problemas para expresarse con el
lenguaje, se comprende que también podía ser útil para aproximarse a las Cells desde
otra perspectiva lejos de las palabras y de las narrativas del lenguaje verbal.
Ésta es pues otra inestimable idea de Bollas, pero de un libro un poco más tempra-
no “La sombra del objeto” (1991), que parte de la teoría de la identificación proyec-
tiva de los psicoanalistas de la Escuela Británica, los cuales:
[…] recurrían cada vez más a la teoría de la identificación proyectiva para estudiar la
manera en que el analizado usa al analista como objeto dentro de la trasferencia a fin
de que se ponga en el lugar de él, y en que lo compele a revivir con él la naturaleza
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 333
de la vida temprana del paciente y a existir con cierta presencia dentro de su mundo
objetal interior. Esta elaboración de un discurso del allegamiento de objeto llevó a
profundizar el uso que el analizado hacía del analista en la trasferencia, con tal que
hubiera descubierto un receptor para comunicaciones del infante y de niño; a su vez,
esto permitió que el analizado regresara a experiencias de su niñez temprana dentro
de esa ilusión que es el psicoanálisis. (Bollas, 1991, p. 16)
Bollas, con un largo recorrido trabajando con niños autistas y esquizofrénicos, dis-
curre sobre la dificultad que ciertas metodologías, que se basan en la comunicación
verbal, tienen para tratar a personas que no pueden expresarse con facilidad a través
del lenguaje. En cambio, en las relaciones de transferencia y contratransferencia que
ocurren entre el analista y el analizado, si el analista coopera permitiendo que el
analizado lo conduzca como un objeto en su mundo objetal interior, puede llegar a
comunicar con el infante a través de un lenguaje no verbal.
Spider (1994)
Bronce, nitrato de plata
con pátina marron, granito.
274,3 x 457,2 x 378,5 cm.
Colección The Easton
Foundation. Foto de
Alexandra Massó.
vez más, lo que aquí propongo evidencie mi ignorancia o mucho peor, pueda ser
de una superficialidad ofensiva –sobre todo pienso en los niños que tienen estos
trastornos y todas las personas de su alrededor. Si fuera así, no es mi intención,
sólo es que estos paralelismos me parecieron sumamente interesantes y por ello
los expongo.
En esta ocasión, al tratarse de un texto largo he optado por presentarlo con los
cambios que he hecho en él con una nota al pie de página con las palabras del texto
original:
Prosigue Bollas explicando cómo los niños autistas le enseñaron a prestar atención
a los elementos sin palabras en el adulto y cómo la mayor parte de su libro se centra
en los ‘registros que el sujeto humano guarda de sus primeras experiencias del ob-
jeto.’ Para Bollas estas relaciones objetales del infante dejan en el adulto una huella
de su existencia. Bourgeois explorará y expresará esta huella mediante su arte.
5
clínico con niños autistas y esquizofrénicos
6
la figuración
7
niño autista
8
clínico
9
niño autista
10
gritos
11
silencio
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 335
Para finalizar un párrafo más que se refiere a la manera en que los niños y los artis-
tas utilizan los objetos para la transferencia y contratransferencia de su experiencia
con los clínicos o con los espectadores de su obra. Tanto el psicoanálisis como cierto
arte contemporáneo investigan las nuevas maneras de acercarse, mirar y dialogar
con el objeto y permiten revivir y expresar aquello que es conocido pero todavía no
ha sido pensado (procesado con el lenguaje verbal):
12
un psicoanálisis clínico
13
lenguaje
336 2. La escultura matriz de Louise Bourgeois
2. La escultura matriz de Louise Bourgeois 337
La escultura de Bourgeois tiene una doble vertiente muy marcada. Con frecuencia
se constituye como la materialización de emociones que brotan de su inconsciente
al revivir recuerdos y vivencias. Pero a la vez hay un componente muy importante
de análisis y reflexión en todo su trabajo. Es decir, por un lado se sumerge en sí
misma como creadora, en comunicación con un inconsciente capaz de recibir y
procesar, y por el otro se aleja de sus sí mismo simples, y reflexiona sobre ellos
desde su yo racional.
Las Cells son un tipo de arte formativo, que significa inventar el modo de hacer
mientras se hace. Ya no hay una manera fija de hacer arte ni escultura. Cada artista
debe buscar la mejor manera de trabajar y expresar sus intereses y preocupaciones.
Se trata de una gran libertad donde una gran parte de la creatividad radica en defi-
nir y ejecutar una metodología propia, cuyo resultado sea original, es decir perso-
nal, y donde contenido y continente se potencien mutuamente.
Las Cells son un espacio ambiguo y polisémico, como la mayor parte de obra de
Bourgeois. Son instalaciones escultóricas o pequeñas arquitecturas, son diapora-
mas de escala humana o pequeños teatros en el interior de una galería, son espa-
cios ambientales y a su vez crean la sensación de estar en un happening, donde algo
va a suceder en la inmediatez.
Las Cells proponen una nueva manera de mirar la escultura. Bourgeois estudia y pla-
nifica la mirada del visitante hacia sus instalaciones. Piensa los puntos de vista, las
perspectivas, los cambios de escala. Considera los espacios, huecos, ranuras o trans-
parencias desde los que será posible ver en su interior. Cavila sobre la apariencia de
sus grandes estructuras desde una mirada lejana, desde las esquinas de las salas que
las contienen, evalúa cómo afecta el espacio circundante a sus instalaciones. Bourge-
ois también juega con el espectador, a veces lo convierte en un voyerista, a veces lo
convierte en el centro de atención y a menudo lo confronta con su propia imagen o
con la potencia formal y simbólica de los elementos que en su interior se encuentran.
Las Cells como unidad autocontenida también despiertan una infinidad de asociacio-
nes culturales, históricas y sociales. Algunas Cells nos hacen pensar en la lucha de Vir-
ginia Wolf por una habitación propia, otras pueden tener una simbología ampliada
como la casa de Havel. En esta tesis proyectaremos las Cells como un espacio matriz.
Las Cells se constituyen como un medio abarcador, que envuelve y arropa al sujeto
en su interior. Son un estructura matricial generativa, fruto del trabajo del incons-
ciente receptivo de la artista. Una estructura que es capaz de engendrar nuevas
maneras de ver, pensar y representar la realidad de la artista, sus recuerdos, sus
sensaciones, sus ideas. Son una reelaboración de su subjetividad que le permite
crecer y enriquecerse cambiando las formas de hacer y de pensar.
Las Cells, como las matrices maternas, pueden acoger a un ser vivo en proceso de
desarrollo. Como recita Sloterdijk son un lugar donde ser contenido, un receptácu-
lo, una habitación, una casa, una relación, un estado de ánimo, unas circunstancias,
un entorno y un mundo.
En los interiores de las Cells, en la atmósfera que crean, se puede llegar a sentir la
gran sensación de familiaridad, de algo que es conocido, que quizá se haya vivido
en un tiempo indeterminado o se haya experimentado en alguna modalidad. Algo
que quizá se sepa de forma inconsciente pero que nunca antes se haya pensado.
O al menos no se haya hecho a través de palabras o de reflexiones formalizadas a
través del lenguaje prosaico. Es el revelador concepto del “impensado conocido” de
Christopher Bollas, cuya teoría tanto aporta a esta tesis.
Bourgeois transforma las cosas materiales en objetos psíquicos y los coloca en una
matriz inconsciente que a su vez construirá arquitectónicamente, y que le permite
albergar sus sueños, fantasías y saberes reflexivos más profundos.
Las Cells son un espacio idóneo para la ensoñación. Una matriz que alberga el en-
sueño, una matriz que protege al soñador, una matriz que nos permite soñar en paz,
como diría Bachelard. O como diría Kristeva, un espacio protegido de la invasión del
espectáculo y de lo espectacular, un espacio alejado de las condiciones de la vida mo-
derna, de la primacía de la técnica, de la imagen y de la velocidad, proporcionando
un espacio para la indispensable representación psíquica del ser humano.
Las Cells albergan en su interior todo tipo de objetos que la artista ha elegido cui-
dadosamente después de investirlos con su subjetividad, pero no es necesario
conocer su historia, sus preocupaciones o sus ensueños para sentirse arropado y
trasportado por ellas. Cada uno de los elementos que la integran puede funcionar
como llaves abriendo las cerraduras de los lugares secretos y misteriosos propios de
cada sujeto que se avenga a entrar y asentarse en ellas.
La última idea alrededor de las Cells es la de dejarse llevar por la invitación de Bour-
geois y acceder a ser un objeto más en su mundo interior que son las Cells. Dejar de
escuchar la profunda y casi omnipresente voz de la artista a lo largo de toda su obra
que analiza e interpreta, para dejarse llevar por las sensaciones, por las relaciones
objetales y espaciales que se experimenta al ser parte de las Cells, apagando la razón
e intentando simplemente ser en su interior.
3 UN ESPACIO PARA LA REVUELTA 347
Las verdades, incluidas las científicas, tal vez sean ilusiones, pero tienen
el porvenir ante sí. Como contrapunto a las certezas y a las creencias, la
revuelta permanente es este reiterado cuestionamiento de sí, de todo y de
nada, que aparentemente ya no tiene razón de ser.
Sin embargo, si todavía estamos a tiempo, apostemos por el porvenir de
la revuelta. «Me rebelo, luego somos» (Albert Camus). O más bien: Me
rebelo. luego apostamos por ser.
Será una experiencia lúcida y de largo alcance. (Kristeva, 2000, p. 10)
De todos los grandes autores que me han guiado en el desarrollo de esta tesis, Julia
Kristeva ha sido el más inspirador de los descubrimientos. No soy capaz de recor-
dar cómo llegué a ella porque con la investigación uno salta de una cita a otra, de
un libro a otro, y sólo a veces encuentra pequeños tesoros. ¡Julia Kristeva es una
inmensa fortuna!
Julia Kristeva nació en Bulgaria, y vive y trabaja en Francia desde 1966. Es es-
critora, psicoanalista y profesora emérita de la Universidad Paris 7. Es Docto-
ra Honoris Causa en diferentes universidades de los Estados Unidos, Canadá y
Europa donde enseña regularmente. Ha recibido numerosas distinciones como
Commandeur de la Légion d’Honneur (2015), Commandeur de l’Ordre du Méri-
te (2001), Prix Holberg (2004), Prix Hannah Arendt (2006) y Prix Vaclav Havel
348 3. Un espacio para la revuelta
Este tercer y último capítulo está dividido en tres subcapítulos. En el primero se abor-
dará el psicoanálisis y la revuelta, ambos en el contexto de Louise Bourgeois. Primero
se presentará el concepto de revuelta según Julia Kristeva. Seguidamente se hablará
de la relación de Bourgeois con el psicoanálisis, tanto en su vertiente de analizada,
como en su papel de investigadora de las teorías del psicoanálisis a través del arte.
1
Información obtenida de la página web oficial de Julia Kristeva, http://www.kristeva.fr/parcours.html.
Consultada el 15 de octubre de 2015.
350 3. Un espacio para la revuelta
dad es tan importante en su obra y cómo se vincula con otro tipo de pensamiento
también crucial en el trabajo de Bourgeois. En el segundo apartado hablaremos de
la revuelta de los recuerdos. La memoria y los recuerdos son una parte inextricable
de la subjetividad, y son la base de la inspiración de una gran parte de la obra de
la artista. Bourgeois atesora sus recuerdos y memorias durante toda su vida, y a
partir de ellos cuenta historias, relatos llenos de vida, que se convierten en parte
de su obra. Finalmente, en el último apartado, trataremos específicamente la parti-
cularidad de la subjetividad de Louise Bourgeois. Es decir que nos centraremos en
su gran aportación como mujer artista, con una gran obra que trata sobre muchos
temas relativos a las mujeres, y de muchos otros desde la perspectiva de una mujer,
ampliando el repertorio de representaciones de lo femenino desde una perspectiva
única, y con gran elocuencia, coherencia y poder de atracción.
352 3. Un espacio para la revuelta
3. Un espacio para la revuelta 353
sobre este tema, y los diferentes cambios que la terapia consiguió en ella y que in-
dudablemente tuvieron un reflejo en el arte que produjo. Además enunciaremos la
aportación que Bourgeois hizo al psicoanálisis desde su perspectiva de mujer, artis-
ta, estudiosa e investigadora de largo recorrido en esta disciplina, tratando temas
como la agresividad materna o la formación de la subjetividad femenina, muy poco
desarrollados en el psicoanálisis freudiano tradicional.
3.1.1.1 ¡Rebelión!
Desde siempre, la poesía ha sabido proclamar la voluntad del libre albedrío, volvien-
do a la memoria de las palabras para extraer de ella el tiempo sensible. En épocas
que oscuramente sentimos en declive o, al menos, en suspenso, el cuestionamiento
permanece como el único pensamiento posible. Indicio de una vida simplemente
viva. (Kristeva, 2000, p. 9)
Argumenta Kristeva que durante los dos últimos siglos el antiguo concepto “re-
vuelta”, cargado de significados y matices, ha quedado vinculado a la contestación
de las normas, de los valores y los poderes establecidos. La revuelta se ha converti-
do en nuestra mística sinónimo de dignidad.
Nos rebelamos contra el estado, contra las leyes, contra los precios, contra las colas.
Estamos indignados constantemente, contra la pérdida de derechos, la pobreza, la
discriminación o el machismo. Nos indignamos como ciudadanos, como trabajado-
res o como consumidores. Pero cada vez en el “nuevo orden mundial”, globalizado y
donde quien manda es el capital, ¿contra quién nos rebelamos? Si los que están no
tienen poder o si lo tienen son corruptos y faltos de valores? O como dice Kristeva,
“¿Quién puede rebelarse si el hombre se ve reducido a un conglomerado de órga-
nos, si no es un ‘sujeto’ sino una ‘persona patrimonial’, dotada de un patrimonio
no sólo financiero sino también genético o fisiológico, que sólo dispone de libertad
par zapear y elegir su ‘cadena’?” (Kristeva, 2000, p. 13)
3. Un espacio para la revuelta 355
Kristeva es filóloga, semióloga y una maga de las palabras. En todo caso, que
a nosotros sólo nos quede la libertad de elegir nuestra “cadena”, tiene mucho
sarcasmo, pero es a la vez muy triste. Estos últimos años hemos visto cómo los
gobiernos de los ricos países de la Unión Europea, aunque no lo sean tanto como
los miembros VIP del grupo, han visto caer a sus presidentes elegidos “democráti-
camente” porque los mercados financieros así lo han requerido, o como nuestros
propios presidentes del gobierno español han tenido que hacer justo lo contrario
de lo que pregonaban sus programas electorales, por los cuales, una vez más,
habían sido elegidos “democráticamente” obligados por los mandamientos de un
orden superior.
[…] no sólo la revuelta política se atasca en los compromisos entre partidos cuyas
diferencias son cada vez menos perceptibles, sino que un componente esencial de
la cultura europea –una cultura de duda y de crítica- pierde su trascendencia moral
y estética. Cuando existe, se la margina y se la acepta a título decorativo, como una
coartada tolerada por la sociedad del espectáculo; o, simplemente, es engullida por
la cultura-entretenimiento […] (Kristeva, 2000, p. 14)
356 3. Un espacio para la revuelta
Por lo tanto la “revuelta” que propone Kristeva es una revuelta interior y no exte-
rior, una revuelta de la vida psíquica en todas sus manifestaciones sociales (escri-
tura, pensamiento, arte) y no en el mundo de la acción. (Kristeva, 2000, p. 28) Un
concepto de revuelta en el cual y a través del cual ha reflexionado y profundizado
mucho con su larga experiencia práctica y teórica del psicoanálisis. Kristeva reivin-
dica que la experiencia psicoanalítica tiene mucho que ver con el “fuera de tiempo”
(Zeilost) del inconsciente que ya resaltara Freud.
Eso significa que en la cultura en re-vuelta se anuncia una verdadera mutación del
hombre surgida de la escatología cristiana de la retrospección como vía de la verdad y
de la intimidad. Se comprende así que el descubrimiento freudiano no es un rechazo
3. Un espacio para la revuelta 359
Reestructuración y regeneración
El psicoanálisis sería pues una invitación a la rememoración del pasado con el obje-
tivo de renacer simbólicamente, de reestructurar nuestra subjetividad y en algunos
casos de regenerarla. Así podremos dar sentido a la vida y renovar nuestras relacio-
nes y vínculos con los demás. Así podremos propiciar que aflore la unicidad de cada
uno y aceptarnos a nosotros mismos.
2
Anamnesis (del griego ἀνάμνησις, ‘recuerdo’) significa ‘recolección’, ‘reminiscencia’,
‘rememoración’. La anamnesis en general apunta a traer al presente los recuerdos del pasado,
recuperar la información registrada en épocas pretéritas. Información extraída de la página
“Anamnesis” de Wikipedia, consultada el 12-10-2015 (https://es.wikipedia.org/wiki/Anamnesis).
360 3. Un espacio para la revuelta
Aquí explicaremos cuáles fueron las experiencias vitales que motivaron a Bourge-
ois a empezar una terapia psicoanalítica. Poco antes de su muerte, Gorovoy des-
cubrió unas cajas llenas de material (notas, grabaciones, libretas) que Bourgeois
había almacenado de toda su larga terapia. Este descubrimiento y su posterior
estudió arrojó mucha luz sobre la relación de Bourgeois con el psicoanálisis. En el
3. Un espacio para la revuelta 361
mismo año se organizó una gran exposición itinerante que dio fruto a un catálogo
de dos volúmenes que publica una pequeña parte de estos textos y el análisis de
estudios al respecto.
“Digámoslo sin falsa modestia: ninguna otra experiencia moderna, salvo el psicoa-
nálisis, ofrece al hombre una posibilidad de recomenzar su vida. [...] Tal vez esta
versión de la libertad sea el regalo más precioso y el de mayor hondura que el psicoa-
nálisis haya hecho a la humanidad” Julia Kristeva. (Paris, 2003, p. 15)
Mignon Nixon es una de las grandes especialistas sobre Louise Bourgeois y autora
del libro “Fantastic Reality: Louise Bourgeois and a Story of Modern Art” (MIT
Press, October Books, 2005). En este libro elabora la aportación y relación de Bour-
geois con el arte moderno, sobre todo con el Surrealismo y con el psicoanálisis.
Mignon Nixon es profesora en el Courtauld Institute of Art in London, especialista
en la sexualidad y la agresión en el arte desde 1945, y se centra especialmente en
cuestiones de feminismo y de políticas de género. Es también editora de “Eva Hesse
362 3. Un espacio para la revuelta
October File” (MIT Press, October Files, 2002) y co-editora de la revista October
(Nueva York).3
Mignon Nixon participó en octubre de 2007 en una mesa redonda junto con
Briony Fer, Juliet Mitchell, Frances Morris, Linda Nochlin y Tamar Garb. Fue un
debate muy sustancioso organizado por la Tate Gallery siguiendo a una exposición
de Louise Bourgeois, y de allí surgieron algunas de las ideas de Nixon que aquí
expongo. (Daniel et al., 2007)
3
Información extraída de el portal de The Courtauld Institute of Art (http://courtauld.ac.uk/staff/
mignon-nixon), consultado el 15 de octubre de 2015.
3. Un espacio para la revuelta 363
niños, fueron a vivir con su familia. Su propio padre también fue herido en 1915 y
trasladado a un hospital en La Châtre. Muchos años después Bourgeois aún recor-
daría los trenes llenos de soldados heridos en el frente.
Pero, ¿por qué es así? Nixon arguye que puede ser debido a la tendencia del discurso
crítico, incluso en tiempos de guerra, a dividir lo psicológico de lo social, a separar el
sujeto individual del social. Cuando el tema principal y persistente en la obra de un
artista es la guerra en su interior se presupone que la guerra en el exterior no afecta a
su producción artística. A menudo, la división entre guerra exterior y guerra interior
es atribuida al propio psicoanálisis, que se percibe como la teoría del individuo aparte
de la vida social. Incluso teniendo en cuenta que psicoanálisis fue una teoría emergida
durante la guerra, convencionalmente ha sido identificado con temas como la sexuali-
dad y la familia, ambos también atribuidos a la guerra interior.
Nixon también argumenta que el giro hacia la escultura a mediados de 1940 re-
presenta la forma tangible que Bourgeois encontró para representar el pasado. Sus
364 3. Un espacio para la revuelta
En su libro “Fantastic Reality” (2005) Nixon habla del ensayo de Freud “Duelo y Me-
lancolía” (1917) [Mourning and Melancholia], donde Freud introducía la expresión
trabajo del duelo [work of mourning] para describir el proceso mediante el cual el su-
perviviente llora al ser querido. El trabajo del duelo, como han observado Jean Laplan-
che y J.B. Pontalis, transforma el dolor en un proceso “gradual y aparente de atenua-
ción automática” hacia “un proceso interno que implica una cierta actividad por parte
del sujeto.” El ego activamente se separa del ser querido: corta los lazos. Esta rotura
sólo puede ocurrir cuando el afligido ha revivido las dolorosas memorias del ser ama-
do. Sólo entonces pueden cortarse los lazos, uno a uno, liberando al superviviente
para que pueda crear nuevas relaciones. El duelo, sin embargo, no siempre funciona.
Algunas veces el ego se fusiona con el objeto perdido y en lugar de cortar los lazos con
el objeto y mirar hacia el mundo, el ego se aparta del mundo y se gira hacia el objeto.
Esta es la condición a la que Freud llama melancolía. (Nixon, 2005, p. 140)
El hecho que Bourgeois continuara trabajando como artista cuando la guerra y los
muertos se sucedían en Francia, podría haber sido considerado como un rechazo
al duelo. Pero Nixon argumenta que en lugar de someterse a la muerte psíquica,
reacción que tienen algunos supervivientes, la respuesta de Bourgeois fue hacer del
arte su trabajo de duelo ampliado, y a su vez hacer que el duelo fuera una manera de
estar vivo. Ella creó una manera de trabajar en que el luto es una manera de hacer
–análogo al concepto de formatividad que exponíamos en el capítulo anterior– en
el que la obra de arte sirve para reconstruir el pasado, para recordar a los desapare-
cidos y para expiar los sentimientos de culpabilidad.
Hacia 1950 inició una nueva serie de esculturas, extendiendo el tipo de trabajo
que había hecho con los Personnages, tallando, construyendo y colocando. Entonces
adoptaría una nueva técnica: cortar y agrupar. Igual que en el proceso de duelo, los
recuerdos se encuentran, se examinan y se ordenan paso a paso, la tarea de agrupar
las figuras se convierte en una tarea absorbente. Este proceso es potencialmente
inacabable, ya que siempre es posible volver a la lista de personas y empezar de
nuevo, pero que al menos permite encontrar episodios provisionales de resolución
y apaciguamiento. Más o menos agrupados, los conjuntos de figuras retenían la
apariencia de los Personnages, y como ellos, se apoyaban en técnicas muy relaciona-
das a los periodos de guerra: ahorrar, recuperar y reparar.
En los dos últimos años he podido constatar tres casos de depresiones de personas
muy cercanas, y curiosamente las tres habían sufrido la pérdida del padre reciente-
mente. Muy a menudo he oído la dolorosa experiencia que puede suponer la muerte
de los progenitores. En nuestra cultura además, la figura del padre ha representado
la máxima figura de autoridad y también el máximo protector de la familia. Perso-
nas que han pasado por ello cuentan cómo se sienten de vulnerables o desprote-
gidos, como sienten de otra manera la soledad en la que uno está en este mundo.
El padre de Bourgeois es la persona del pasado que juega el papel más catalítico
en su trabajo. A menudo era cruel y sarcástico con ella, y todavía hoy está molesta
por sus recuerdos. Dice que pasó por experiencias con su padre que no fueron
“espectaculares”, pero que eran inusuales debido a la intensidad con la que ella los
vivía. Este tipo de trabajo emocional sin terminar lo aborda a través de su arte.
“Hay que resolverlo... hay que entenderlo para deshacerte de ello... de los recuerdos
desagradables.” Por otro lado, Bourgeois estaba muy vinculada a su madre, a quien
llamaba su “mejor amiga”. Cuando Bourgeois tenía veinte años, su madre murió
después de una enfermedad prolongada, Bourgeois no podía consolarse y su padre
ridiculizó su dolor y su luto, y la respuesta [de Bourgeois] a esto la expresa en Vase
of Tears (1945) [Jarrón de Lágrimas]. (Wye & Museum of Modern Art of New
York, 1994, p. 18)
Pero aunque ésta es la cara más conocida de su padre –propiciada por los relatos de
la propia Bourgeois– obviamente la realidad siempre es mucho más compleja y las
368 3. Un espacio para la revuelta
que abriera una pequeña galería para vender arte dentro del espacio de la tienda de
tapices en París, lugar donde conocería a su futuro esposo Robert Goldwater.
Después de haber leído tantas veces lo horrible que fue su padre en la mayoría de
los catálogos y textos sobre la artista, estos textos crean gran perplejidad y descon-
cierto. La imagen del padre autoritario, maltratador, egoísta y moralmente repro-
bable, no correspondía en absoluto con la relación tan afectuosa que se leía en estas
cartas ni con el padre tan presente, atento y cercano que correspondía a su hija.
Lowenfeld había sido miembro de los rebeldes Children’s Seminar en Berlín, diri-
gida por Wilhelm Reich y Otto Fenichel, ambos rechazados por Freud bajo las acu-
saciones de bolcheviques problemáticos. Pero en Estados Unidos, donde emigró en
1938 –el mismo año en que Bourgeois lo hiciera– se incorporó al Instituto Psicoa-
nalítico de Nueva York, un centro Freudiano ortodoxo y rechazó su pasado radical.4
4
Información extraída del artículo de Christopher Turner “At the Freud Museum” (2012).
Consultado en el blog del London Review of Books (http://www.lrb.co.uk/blog/2012/03/22/
christopher-turner/at-the-freud-museum/) el 15 de octubre de 2015.
370 3. Un espacio para la revuelta
En el primer año lo vio 60 veces, lo que sugiere que ella estaba siendo analizada en
profundidad; en el segundo año lo vio 28 veces, lo que indica que estaba haciendo
psicoterapia psicoanalítica; y en el cuarto año sólo lo vio cinco veces, lo que indica
que tenía un ego suficientemente fuerte para sobrevivir por su cuenta, con algu-
nas sesiones de mantenimiento. El hecho de que en 1973 lo viera 23 veces y en
1975 otras 18 veces sugiere que hubo períodos de crisis cuando requería atención
constante. […] Ella era propensa a tener ataques de ansiedad, incluyendo ansiedad
de aniquilación –su repetido sentimiento de no ser nada (a menudo en contra de
un sentimiento de omnipotencia), a veces acompañada de ideas suicidas– y tenía
relaciones objetales difíciles, tanto con su familia primaria, como con la familia que
tendría después del matrimonio. (Kuspit 2012, p.18)
En 2007 su asistente Jerry Gorovoy descubrió dos cajas de notas sueltas en la casa
de Bourgeois en Chelsea y después de su muerte en 2010 descubrió dos más. Los
documentos que se encuentran en ellas muestran infinidad de asociaciones libres o
escritos automáticos, dispuestos en pilas o espirales como la poesía concreta, y con
frecuencia se relacionan con su análisis y sus conflictos psicológicos.5
Philip Larrat-Smith, editor de los dos volúmenes publicados para la exposición “The
Return of The Repressed” (2012), fue contratado en 2003 como archivista literario
de los Archivos de Louise Bourgeois, y trabajó intensivamente en sus escritos hasta
la finalización de este proyecto.
5
Idem.
3. Un espacio para la revuelta 371
sabiduría analítica– son descubrimiento tan significativo para la historia del psicoa-
nálisis como para la historia del arte. (Nixon, 2012, p. 85)
Para terminar un texto muy significativo escrito en una hoja suelta que describe su
ambivalente relación con el análisis:
372 3. Un espacio para la revuelta
“El análisis
es un trabajo
es una trampa
es un trabajo
es un privilegio
es un lujo
es un deber
es un deber para mí
mis padres
mi esposo
mis hijos
es una vergüenza
es una tarifa
es una historia de amor
es un rendez-vous
es un juego de gato y ratón
es un entierro
es una broma
me hace impotente
me convierte en policía
es un mal sueño
es mi interés
es mi campo de estudio
es más de lo que puedo manejar
me enfurece
es un hastío
es una molestia
es un fastidio.”
(Texto en hoja suelta aprox. 1958 en Larratt-Smith, 2012, p. 6)
Para terminar una larga cita valiosísima de nuestro estimado Christopher Bollas,
sobre la importancia de la transferencia/contratransferencia en el análisis del psi-
coanalizado, que puede ayudar a entender a los foráneos de esta disciplina, cómo
funciona el psicoanálisis. Pretende también ser un pequeño homenaje al trabajo
de Lowenfeld como terapeuta y sobre todo aparejador de las grandes estructuras
generativas6 que Bourgeois fue capaz de construir, gracias al compromiso y profe-
sionalidad de su psicoanalista.
6
Hemos explicado el concepto de “estructura generativa” ampliamente en el capítulo dos de esta tesis.
3. Un espacio para la revuelta 373
En este libro sostendré que la mayor parte de lo que acontece en psicoanálisis (como
en la vida misma) es inconsciente. […] Después de todo, una de las principales premi-
sas de Freud sobre el inconsciente es que sólo podía conocérselo de manera indirecta,
y si hacemos extensiva su teoría de los procesos inconscientes a la experiencia del sí
mismo, veremos que la esencia de ésta sólo es conocible fragmentariamente por la
conciencia del propio sujeto y por ende es menos transmisible. (Bollas, 1994, p. 15)
Y así fue para Bourgeois, quién gracias a su larguísimo psicoanálisis con Lowenfeld
fue capaz de modificar radicalmente su vida, salió de la depresión, se conoció a sí
misma en profundidad, fue capaz de ver su pasado desde diferentes perspectivas y
desarrolló un arte capaz de reinventarse a sí mismo en numerosas ocasiones, rico
estéticamente y profundo en significados.
Creo que llamaste a Freud “folclorista”. Era importante Freud para ti?
“Oh sí, porque yo vivo para mejorar –y solamente Freud puede hacer eso.
[…] Me he pasado toda la vida dedicada a la auto-superación –auto-análisis,
que es lo mismo. Mi marido una vez me dijo: “Te queremos cuando trabajas”
–es decir, el trabajo es una especie de viaje hacia la auto-superación. Si
llegas a la compasión entonces todo el mundo te querrá, porque serás digno
de ser amado.” Publicado por primera vez en verano de 1993 en Modern
Painters, vol. 6, núm. 2, pp. 38-43, cit. en (Bourgeois et al., 1998, p. 243)
momento literal para empezar de nuevo. Hace poco encontró una frase en un diario
de los años cincuenta que todavía hoy encuentra muy significativa: “En el estado de
ánimo más oscuro, en un extremo, hay el suicidio; en el otro extremo hay un baño de
gratitud.”(Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994, p. 18)
El color rojo en su trabajo puede señalar peligro o violencia, sobre todo en con-
traste con su azul apaciguador y puro. Uno de los objetivos de su trabajo es exor-
cizar los temores “de ser arrastrada y destruida.” Todavía está de acuerdo con
un comentario que una vez le hicieron: “Louise, tienes miedo de ti misma, de lo
que tú puedas hacer, no tienes miedo de los demás.” Ella explicó que “esto tiene
relación con todo, incluso hoy en día.” (Wye & Museum of Modern Art of New,
1994, pp. 18-19)
“El arte es un privilegio, una bendición, un desahogo […] El privilegio era el acceso al
inconsciente. Es un privilegio fantástico tener acceso al inconsciente. Tenía que ser
digna de ese privilegio, y ejercerlo. También fue un privilegio ser capaz de sublimar.
Mucha gente no puede sublimar. No tienen acceso a su inconsciente. Hay algo muy
especial en ser capaz de sublimar ... y algo muy doloroso al acceder a él. Pero no hay
escapatoria ... no se puede renunciar al acceso una vez le ha sido concedido, lo quiera
o no.” (Kuspit, 1988, pp. 67–68)
“Soy un tipo de persona adictiva y la única manera de detener una adicción es con-
vertirse en adicto a otra cosa, algo menos dañino. ¿Cuál es ese sustituto? Es mi
cuerpo de trabajo. Las esculturas revelan una vida basada en el erotismo; [...] Hay
que diferenciar entre el sexo, que es una función, y el erotismo, que abarca mucho
más. En primer lugar, el erotismo puede ser real o imaginario, correspondido o no.
Existe el deseo, el coqueteo, el miedo al fracaso, la vulnerabilidad, los celos y la vio-
lencia. Me interesan todos estos elementos.” Declaraciones publicadas por primera
vez en 1992 por Ammann Verlag, Zurich, en Louise Bourgeois: Designing by Free Fall
de Christiane Meyer-Thoss, cit. en (Bourgeois et al., 1998, p. 226)
El instinto sexual, la libido, como describe Bourgeois, hay que diferenciarla del sexo
o del acto sexual en sí, para entenderla como una energía erótica, una pulsión que
requiere vías de expresión para que el individuo pueda mantener un buen equili-
brio psicológico.
Nunca una artista ha sido tan lúcida sobre el laboratorio de sus sublimaciones. Ex-
cepto cuando esta lucidez se plasma en el espacio de sus obras: allí, las palabras se
anulan en el bronce, el hierro, el vidrio y la madera ... Y los pensamientos-mariposa
que han alimentado e iluminado los gestos se transforman en una mezcla de prés-
tamos remodelados; paisajes plurales, renacimientos, laberintos multifacéticos de
floraciones, caleidoscopios de identidades ausentes, ambigüedades polimórficas:
vitalidad politópica. (Kristeva, 2007, p. 250)
Ésta es una de las frases más conocidas de Bourgeois, “El arte es garantía de salud
mental” [Art is a Guaranty of Sanity]. Esta idea, aunque no es la temática de su arte,
sí transmite la importancia que la práctica del arte ha tenido para que la artista pu-
diera mantener un equilibrio psicológico, pudiera temperar sus épocas más oscuras
y lidiar con sus demonios más profundos.
378 3. Un espacio para la revuelta
Esta elaboración del arte como posible herramienta para el bienestar personal ha
sido muy desarrollado por estudios como el arte terapia, y algunas de las tesis que
se han hecho en España en relación con Louise Bourgeois abordaban su arte desde
esta perspectiva, es decir, desde el valor terapéutico del ejercicio artístico.
Aquí hay dos ideas principales. La primera es que el arte permite abordar temas que
son demasiado dolorosos o complejos para hacerlo de manera consciente o directa.
Es decir que la práctica del arte concede espacio y tiempo psicológico para que el
3. Un espacio para la revuelta 379
“Las conexiones que hago en mi trabajo son conexiones a las que no puedo hacer
frente. Son conexiones realmente inconscientes. El artista tiene el privilegio de estar
en contacto con su inconsciente, y eso realmente es un don. Es la definición de cor-
dura. Es la definición de autorrealización.” Declaraciones hechas durante el rodaje
del film de Marion Cajori y Amei Wallach (Bourgeois et al., 1998, p. 367)
La otra idea es que el arte es un proceso mediante el cual los pensamientos se con-
vierten en dibujos, pinturas y esculturas. Es decir, se trata de crear realidades tangi-
bles que llenan el vacío del abandono, de la separación o de la muerte, entre otros.
“Organizo una escultura de la forma en que organizamos un tratamiento para los en-
fermos. Será mejor que sepas lo que estás haciendo. Tienes que tener una estrategia
para obtener los resultados deseados. Mis esculturas son ecuaciones infalibles. Las
ecuaciones tienen que ser probadas. ¿Baja la tensión, se ha eliminado la compulsión,
se ha ido el dolor? O bien funciona o bien no funciona.” Declaraciones publicadas
por primera vez en 1992 por Ammann Verlag, Zurich, en Louise Bourgeois: Designing
by Free Fall by Christiane Meyer-Thoss cit. en (Bourgeois et al., 1998, p. 226)
380 3. Un espacio para la revuelta
Y para terminar este punto, una cita de Kristeva, para quién cuerpo y mecanismo
son una misma cosa, con el objetivo de mostrar el interés de Bourgeois por com-
prender el proceso de la sublimación:
Investigación simultánea
Para Nixon la decisión de Bourgeois de ofrecer las notas de su análisis para ser es-
tudiadas, de exponer su fiel registro de defectos humanos a cualquier lector, y por
tanto de exponer su intimidad, es en el fondo una invitación a compartir su interés
hacia aquello –pulsiones, instintos, sentimientos, pensamientos y actos– que no
son tan buenos en los seres humanos. A su vez, su valentía es también un gesto
coherente con todo su trayecto en el arte, como un arte surgido de la subjetividad.
A menudo se considera que la obra de Bourgeois se abstiene de la política, aparte
de su compromiso con el feminismo. Para Nixon no es sorprendente, porque la
división entre lo subjetivo y lo social “podría calificarse como una condición defini-
toria del discurso político, incluso del de izquierda, y que se invoca ritualmente en
la crítica política del psicoanálisis.” Bourgeois no reivindicó el significado político
de su arte, pero:
dedicado como estaba a examinar las vicisitudes de las pasiones y las fantasías os-
curas de la vida cotidiana, su arte era políticamente significativo al cuestionar la
3. Un espacio para la revuelta 383
Y esto nos lleva a concretizar en el siguiente punto una de las grandes aportaciones
de Bourgeois al psicoanálisis Freudiano.
Como nos cuenta Nick Mansfield, investigador del concepto de subjetividad, Freud
desarrolló toda su teoría sobre la formación del sujeto como un modelo pensado
para el hombre, y no para la mujer. Su ignorancia sobre las experiencias vivenciales
de las mujeres, hace que su modelo de lo femenino fuera una adaptación inversa del
modelo masculino. Por esa misma razón, muchos de los temas relativos a la mujer
nunca fueron desarrollados en sus teorías –las relaciones de las mujeres como hijas
con sus madres, por ejemplo, la experiencia de la maternidad, los roles sociales de
Por ejemplo, […] la experiencia musical y el proceso literario son distintos tipos de
objetos, cada uno con su propio “potencial de procesamiento”, de modo que apelar
a uno u otro me involucrará en una forma distinta de transformación subjetiva,
procedente de la integridad estructural del objeto.
Creo que, sin ser consciente de ello, tanto Bourgeois como muchos otros artistas
investigan, es decir experimentan, aplican y reflexionan sobre la integridad de los
objetos que utilizan en su trabajo. Las Cells de Bourgeois y su taller están llenos
de artilugios y materiales que ayudan a la artista a desarrollar la textura psíquica
de su sí misma. Algunos objetos o combinaciones de objetos consiguen determi-
nadas texturas que ayudan a la persona a proyectarse, a perderse en su sí mismo
y a conocerse mejor.
Creo que Bourgeois como artista escoge minuciosamente los objetos que la rodean,
los trabaja, los reinterpreta, los aproxima desde muchas direcciones hasta que de
alguna manera, el cuerpo de su obra se convierte en ella misma.
La segunda sección del tercer capítulo se titula la “re-vuelta como máxima” porque
la idea de re-volver se ajusta a la manera de obrar de Bourgeois durante toda su
larga vida. Está presente en su trabajo personal, a través del psicoanálisis y de la
interrogación interior, y en su trabajo artístico, a través de una re-vuelta a unos
temas que conforman el núcleo de su arte, estando ambos trabajos íntimamente
relacionados. En los tres apartados que siguen a continuación nos centraremos en
la revuelta en el proceso y la producción creativa.
“Si me preguntan qué quiero expresar, entonces tiene más sentido. Aquí
al menos hay un misterio del que podemos hablar, ya que durante toda la
vida he querido decir lo mismo. La consistencia interna es el test del artista.
La decepción repetida en su expresión es lo que lo mantiene trabajando.”
(Declaraciones publicadas en 1969, cit. en Bourgeois et al., 1998, p. 91)
“[…] El resultado no es en absoluto lo que uno había planeado. El único remedio contra
el desorden es el trabajo. El trabajo pone orden en el desorden y control sobre el caos.
Hago, deshago y rehago, soy lo que estoy haciendo. El arte me agota. Sin embargo,
trabajo todos los días de mi vida.” (Louise Bourgeois cit. en Storr et al., 2003, p.8)
En el prólogo del catálogo Lars Nittve, director de la Tate Modern, escribió que
sabían que el primero en afrontar el reto de trabajar en un espacio tan grande como
una catedral, debía de ser un artista especialmente valiente. Su equipo decidió de
inmediato que esa persona sería Louise Bourgeois, quién ya tenía 89 años y había
demostrado con su obra más reciente que poseía un gran sentido de la libertad.
Bourgeois instaló tres torres gigantes de acero llamadas I Do, I Undo, I Redo (1999-
2000) acompañadas por Maman (2000), la mayor escultura de la serie de arañas
hecha hasta ese momento. Las tres torres tenían una plataforma a la que se podía
subir en su parte superior, así como espacios para que los visitantes se encon-
traran y pudieran dialogar. En dos de las plataformas superiores, había espejos
gigantescos. Se trataba de una instalación donde establecer relaciones entre los
visitantes y la obra.
REHAGO significa que se encuentra una solución al problema. Puede que no sea la
respuesta final, pero es un intento de ir adelante. Se establecen relaciones con los
demás, se ha logrado la reparación y la reconciliación. Las cosas vuelven a la norma-
lidad. De nuevo, hay esperanza y amor.” Louise Bourgeois, 28 de febrero de 2000
(Warner & Morris, 2000, p. 32)
I Do (1999-2000)
Acero, acero inoxidable, tejido, vidrio y madera.
1651 x 600 x 600 cm. Vista de la instalación y detalles.
Turbine Hall, Tate Modern, Londres, 2000.
3. Un espacio para la revuelta 393
I Undo (1999-2000)
Acero, acero inoxidable, madera,
vidrio y epoxy. 1300 x 450 x 350 cm.
Vista de la instalación y detalles.
Turbine Hall, Tate Modern,
Londres, 2000.
I Redo (1999-2000)
Acero, acero inoxidable, mármol, tejido, vidrio y madera.
1750 x 900 x 600 cm.
Vista de la instalación y detalles. Turbine Hall, Tate
Modern, Londres, 2000.
394 3. Un espacio para la revuelta
“La espiral es el comienzo del movimiento en el espacio” Kirili, 1989 cit. in (Morris
et al., 2007, p. 279)
“La espiral es importante para mí. Es una vuelta de tuerca. Cuando era niña, después
de lavar los tapices en el río, los doblaría, los retorcería y los escurriría junto con
otras personas más, para eliminar todo el agua de ellos. En el futuro, soñaría con
deshacerme de la amante de mi padre. Lo haría retorciéndole el cuello. La espiral
–me encanta la espiral– representa control y libertad.” Gardner 1994 cit. en (Morris
et al., 2007, p. 279)
“[...] Al ser hija de Voltaire y al tener una educación racionalista del siglo XVIII,
creo que si se trabaja lo suficiente, el mundo será mejor. Si trabajo tantísimo
en todos estos artilugios, “conseguiré el pájaro que quiero”... [pero aún así] el
resultado final es más bien negativo. Por eso sigo adelante. La resolución nunca
llega; es como un espejismo. No obtengo la satisfacción –de lo contrario me
detendría y sería feliz.” (Interview with Donald Kuspit in 1988, cit. in Bourgeois
et al., 1998, p. 162)
396 3. Un espacio para la revuelta
“La espiral es alguien que no tiene un marco de referencia. Lo único es este colgante,
esta fragilidad.” Entrevista con Robert Storr, c.1990., cit. en (Morris et al., 2007, p. 279)
Sin embargo, al describir las distintas espirales que aparecen en sus grabados y
dibujos, reconoció los problemas que ella provoca en las relaciones. Las espirales,
explicó, son “una petición para ser aceptado con diferentes estados de ánimo... una
súplica de amor.” (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994, p. 20)
Reparation (1938-1940)
Óleo sobre tela. 76,2 x 50,8 cm.
Colección particular.
(Bernadac, 1995, p. 22)
Está sería la tercera versión de la revuelta como máxima que expongo en este apar-
tado, similar al “hacer, deshacer y rehacer”, y también en movimiento espiral, se en-
cuentra “restaurar, reparar y resucitar”. “Restaurar” entendido en el sentido de recu-
perar o recobrar, “reparar” como la acción de enmendar, de corregir o remediar, y “re-
sucitar” referido en su sentido más coloquial, como renovar o dar nuevo ser a algo.7
“Cada vez que rompes algo, cavas tu propia tumba; siempre pierdes terreno.” En
una reacción a una visita, apuñaló una hoja de papel que tenía para Appointment at
II:00 am (1989), que luego sirvió como maqueta para un posible múltiple. Al hacer
Whitney Murders (1978), golpeó las láminas con tipos de plomo para aliviar su enojo
por haber sido rechazada. Pero también se preocupa por las consecuencias de sus
feroces reacciones y quiere reparar cualquier daño que haya podido causar. En Repa-
ración (1989, publicado 1991) muestra un intento de suavizar las cosas; aquí, cosió
un parche para ocultar lo que ella consideraba su lesión al papel. (Wye & Museum of
Modern Art of New York, 1994, pp. 20–21)
7
Definición de “restaurar”, “reparar” y “resucitar” consultadas en el diccionario de la Real
Academia Española en línea (http://lema.rae.es/drae/?val=) el 17 de septiembre de 2015.
3. Un espacio para la revuelta 399
Reparation (1989-1991)
Litografía con papel cosido.
25 x 27,1 cm. The Easton
Foundation
(http://www.moma.org/)
Pero en este lema, surgen espontáneamente más analogías que en los dos prece-
dentes, ya que las palabras que lo integran son muy simbólicas. Así como en “hacer,
deshacer y rehacer” tenemos la sensación de estar ante una emblema muy general
que podría representar a una cantidad de profesiones, actividades empresariales o
procesos artísticos e intelectuales, “restaurar, reparar y resucitar” tienen un fuerte
componente humano, muy relacionado con la psicología, y también con la religión.
Tiene que ver con el hecho de sentirse mal por algo sufrido o sentirse culpable por
algo en lo que uno ha participado, y querer enmendar y corregir la situación. Tiene
que ver con la conciencia y con la culpa, con los valores y con la autoestima, con la
intención y con el autocontrol. Está relacionado con el miedo y las acusaciones, con
el insomnio y con el poder. Y el objetivo último es la resurrección, la capacidad de
renovar lo acontecido, de darle una forma nueva, una vida nueva, para poder vivir
con ello y para conseguir el perdón, la compasión, la calma y el reposo.
Muy al final de su trayectoria encontramos dos Cells que son como dos confesiona-
rios. El primero The Confessional (2001) se pudo ver en la Galería Soledad Lorenzo
en Madrid. Es un confesionario frío, de paredes metálicas y opacas. Tiene un as-
pecto un poco siniestro porque transmite una sensación de confinamiento y de
aislamiento. Sus dos espacios, el del confesor y el del penitente se comunican por
una pequeña rejilla interior. Es como si en esta pieza se enfatizaran la culpa y el
castigo, la soledad y el arrepentimiento.
8
En mi visita no habían nombres ni fechas de las obras expuestas en el lugar, así que no puedo citar
ni nombre ni año para este confesionario.
3. Un espacio para la revuelta 401
Imagen del reclinatorio para el penitente. Imagen de las manos desde el exterior del
Église Louise Bourgeois (2004). confesionario. Église Louise Bourgeois (2004).
Le Couvent d’Ô, Bonnieux, Francia. Le Couvent d’Ô, Bonnieux, Francia.
Foto de Alexandra Sans Massó. Foto de Alexandra Sans Massó.
Sin título (1948-51) The Fingers (1968) Louise Bourgeois en las escaleras
Tinta sobre papel. Látex y escayola. de su casa en Nueva York, en 1975,
50,1 x 32,3 cm. Sarah-Ann 8,3 x 44,5 x 22,9 cm. llevando la escultura de látex
& Werner H. Kramarsky. Foto de Christopher Burke. Avenza que formaría parte de
(Kellein, 2006, p. 94) (Larratt-Smith 2012, plate 31) Confrontation (1978)
Foto de Peter Moore.
(Hauser & Wirth, 2010, p. 45)
3.2.2.1 Protuberancias
“Creo que el trabajo es consistente, pero lo es porque la persona sigue siendo la mis-
ma y porque los problemas no se han resuelto del todo. No me siento obligada a ser
fiel a ningún material, como ya he dicho. Pero por otro lado, soy muy coherente y fiel
con mis temas. “(Swenson, 1982, p. 10)
3. Un espacio para la revuelta 405
Girl Falling (1993) Costume for the Performace Nature Study (1984-2002).
Punta seca y tinta “A Banquet/A Fashion Show Goma azul. 76,2 x 48,3 x
roja sobre papel. of Body Parts” (1978) 38,1 cm. Foto de Christopher
38,1 x 27,9 cm. Látex. 153 x 53 x 13 cm. Burke. (Larratt-Smith 2012,
(Kellein, 2006, p. 210) Colección The Easton plate 46)
Foundation.
(Müller-Westermann & Vuong,
2015, p. 95)
406 3. Un espacio para la revuelta
3.2.2.2 Arañas
Bourgeois […] en cada etapa reinventa los términos de su compromiso con el arte.
El núcleo se mantiene allí, en el corazón, pero la manifestación física es completa-
mente dispar. Lo que hace su trabajo tan atractivo es que el tema se aproxima des-
de perspectivas técnicas y matéricas completamente diferentes. Incluso en su vejez
más extrema, a los noventa, sigue fascinada por el reto de asumir una nueva técnica,
un nuevo material, un nuevo lenguaje. (Morris & MOCA, 2008)
3. Un espacio para la revuelta 407
Los intereses temáticos de Bourgeois han tenido una marcada continuidad. […]
No es en absoluto inusual que Bourgeois encuentre una obra de arte de cincuenta
años atrás, reconozca en ella emociones que aún están vivas, y decida retomar ese
trabajo como si no hubiera pasado ni un día. (Wye & Museum of Modern Art of
New York, 1994, pp. 15–16)
3. Un espacio para la revuelta 409
“La vida está hecha de experiencias y emociones. Los objetos que he creado las hacen
tangibles”. (Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 5)
El tacto, el sentido de la piel, tan fuerte y tan original en los humanos. La textura,
la temperatura, la presión en la superficie de la piel que envuelve y hace sensible
todo nuestro cuerpo. Quizá, el primero de los sentidos, en la matriz materna y al
nacer. Mi hija cuando tenía días, meses, sólo se calmaba con el contacto del cuerpo.
3. Un espacio para la revuelta 411
Evidentemente también está el olfato y el oído que ayuda a reconocer a los próji-
mos. Pueden calmar, pero no es lo mismo. Mi hijo de año y medio necesita coger,
presionar, acariciar la mano que lo acompaña. En la oscuridad, aunque susurres,
aunque le cantes, aunque huela tu presencia, necesita el tacto.
Vi un documental que hablaba de los médicos que visitan a las personas mayores
en sus casas. Me impresionó profundamente. Algunos ancianos viven recluidos
en sus hogares y durante mucho tiempo no tienen contacto ninguno. Enferman y
están muy solos. Contaban cómo a menudo el mejor de los medicamentos es una
mano en un hombro, una caricia en un brazo, un roce en la mejilla. Es decir, tocar-
los. El poder del tacto. La necesidad del tacto.
Exactamente.
Un ejemplo de ello:
liados después de tantos combates? Aunque no son más que títeres, estos humanos;
[…] El mal no ha desaparecido en la banalidad, pero el sufrimiento se ha reabsorbido
en el deseo de abrazar, se entrelazan: el más esencial de los sentidos, el tacto, se
puede ver y sentir en esta escultura. (Kristeva, 2007, p. 151)
Un sentido tan importante en los bebés pero que va perdiendo relevancia a medida
que crecemos y que otros sentidos se desarrollan más. Cuando nacemos, no vemos,
luego vemos luces y sombras –o eso dicen– y progresivamente empezamos a ver
con nitidez. La vista se torna imprescindible. Somos animales visuales. Y a medida
que la tecnología lo permite, queda clara la predominancia de este sentido en lo
personal y en la sociedad en que vivimos. En cambio, el tacto va perdiendo protago-
nismo. Hay muchos factores que desempeñan un papel en este proceso, pero aquí
no vamos a entrar en ellos. Sólo puntualizar que quizá, este sea uno de los rasgos
característicos de los escultores, o al menos de los más tradicionales. El tener una
sensibilidad especial en este sentido. El del tacto.
No es sorprendente que Bourgeois, siendo escultora, tenga afinidad por los aspectos
táctiles del grabado. Su fuerte sentido del tacto fue evidente durante todas las entre-
vistas, ya que a menudo se levantaba cuando hablábamos de sus grabados para encon-
trar algo relevante en la conversación, que podía ser tocado, frotado, o simplemente
sostenido para admirarlo. (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994, p. 22)
Una fisicidad corpórea, donde interviene el cuerpo del artista. Su destreza y habili-
dades, pero también su fuerza, su peso, su equilibrio, su delicadeza entre muchos
otros. Y una fisicidad matérica, donde los elementos y materiales con los que se
interactúan cambian su estado, su forma, su consistencia.
Storr también reflexiona sobre “la naturaleza provocativa y sincera del encuentro
entre la subjetividad del creador y la objetividad de la realidad material” es decir, de
aquello que sucede cuando la determinación del artista se encuentra con las pro-
piedades reales del material con que trabaja para realizar su idea. Para él, muchos
teóricos omiten la importancia de este “encuentro” cuando hablan de resultados
artísticos únicamente en función de causas psicoanalíticas o de tendencias esti-
lísticas imperantes. La forma resultante es siempre resultado de una batalla física;
no únicamente un símbolo o un arquetipo estético, sino una entidad concreta y
sensual. (Tàpies et al., 1990, p. 206)
414 3. Un espacio para la revuelta
Rabbit (1970)
Bronce. 26,6 x 14,6 x 14,6 cm.
Galerie Lelong Zurich.
(Tàpies et al., 1990, p. 139)
3. Un espacio para la revuelta 415
“Si quiero expresar algo que es de inmediata y suma importancia para mí, haré
una pieza inspirada en el fuerte deseo de decirlo (lo que sea), y lo haré de forma
rápida y sin interrupción. Estas obras, ya sean del tipo figura (posición vertical),
o del tipo capullo, obedecen a esta ley de inmediatez, al deseo de defender algo,
de ser positivo; o tal vez al contrario, al deseo de retirarse en el interior de algo.”
(Rubin, 1969, pp. 84–85)
Otro ejemplo lo encontramos en una entrevista que Robert Storr hace a Bourgeois
en 1986 cuando ella le habla de su pieza She-Fox (1985):
En She-Fox el material no ofreció nada. Buscar, seducir, lidiar con una piedra real-
mente es hacer frente a una gran resistencia. ¿Cómo cambiar esto y hacer que la pie-
dra diga lo que uno quiere cuando se está allí para decir “no” a todo?. Te lo prohíbe.
¿Quieres hacer un agujero?, se niega a hacer un agujero, ¿lo quieres liso?, se rompe
bajo el martillo. La piedra es la agresiva. Es una fuente constante de rechazo. Tienes
que ganarte la forma. Es una lucha continua hasta el final. Gastón Bathelard lo expli-
caría diciendo que lo que tenía que ser dicho era tan difícil y doloroso que debía ser
sacado a golpes de uno mismo para sacarlo después del material, un material muy,
muy duro. (Storr, 1986, p. 142)
[…] “Es una síntesis, una reunión de elementos, que es pacífica en comparación con
la explosión del tipo anterior. Este segundo tipo de trabajo utiliza muchos elemen-
tos, originalmente separados, agrupados para enfatizar sus similitudes y diferen-
cias, y también para que se conviertan en un todo que es más que la suma de sus
416 3. Un espacio para la revuelta
partes por separado. No hay nada impetuoso en esta forma de trabajar. Hay, por el
contrario, una gran moderación, atención, reflexión y tiempo dedicado, y la posibili-
dad de interminables cambios y ajustes menores. (Rubin, 1969, p. 85)
Bourgeois dice: “reunir, es reconciliarse con las cosas” y Storr cree que se refiere no
sólo a la reconciliación entre los objetos, sino también a una reconciliación ritua-
lizada entre el artista y el mundo tal como es. Articular la relación elemento a ele-
mento tiene una función reconstituyente o nutritiva. Al contrario, cuando formas
análogas se yuxtaponen o se apiñan evocan un sentido de fricción y de incongruen-
cia. (Storr cit. en Tàpies et al., 1990, p. 206)
“El miedo es un estado pasivo. El objetivo es estar activo y tomar el control. El mo-
vimiento va desde lo pasivo a lo activo. [...] Debido a que los miedos del pasado
estaban conectados a funciones del cuerpo, reaparecen a través del cuerpo. Para mí,
la escultura es el cuerpo. Mi cuerpo es mi escultura.” (Meyer-Thoss, 1992, p. 195)
El cuerpo humano
“El contenido es una preocupación por el cuerpo humano; su aspecto, sus cam-
bios, sus transformaciones, lo que necesita, quiere y siente –sus funciones. Lo que
percibe y lo que experimenta pasivamente, lo que lo pre-forma. Lo que siente y lo
que protege –su hábitat. Todas las maneras de ser, percibir y hacer son expresadas
por procesos que nos son familiares y que tienen que ver con la manipulación de
los materiales, verter, fluir, gotear, exudar, fraguar, endurecer, coagular, derre-
tir, expandir , contraer y las acciones voluntarias como huir, progresar, acumular,
dejar ir y volver al núcleo de la cuestión, son una réplica exacta de las pulsiones
hacia la comprensión [de la existencia humana].” (Bourgeois, 1998, cit. en Morris
et al., 2007, p. 174)
3. Un espacio para la revuelta 417
He aquí una declaración de Bourgeois que pone en relación las funciones y los as-
pectos del cuerpo humano con los procesos que se suceden en la realización de la
escultura. Es lo que Bourgeois declara en su cita anterior cuando afirma que su
cuerpo es su escultura y que su escultura es su cuerpo. En este sentido me parecen
muy apropiadas las palabras de Kristeva:
Muchos artistas –Proust o Joyce, por ejemplo– consideran que el propósito del
arte debería ser el de la misa, la transubstanciación, en la cual lo simbólico se hace
corpóreo y lo corpóreo se convierte en simbólico. Proust escribió en sus cartas que
imaginaba la literatura como transubstanciación. (Penwarden, 1995, pp. 25–26)
humana como medida del universo, donde además la mujer casi siempre es repre-
sentada desde la perspectiva del deseo sexual masculino o desde la idealización de
una feminidad de conveniencia.
Se trataba de sacar a la escultura de los manidos usos del clasicismo para conver-
tirla en un arte moderno, es decir, de abandonar las convenciones milenarias que
definían como tema el cuerpo humano, como inspiración la naturaleza, como es-
tilo el realismo, como materiales el mármol y el bronce, como técnicas la talla y el
modelado, y como objetivos la masa y el volumen. En pocas palabras, se trataba de
renunciar a todas aquellas características que definían desde siglos la esencia de la
escultura. (Maderuelo, 2012, p. 18)
Femme (2005)
Tapicería.
14 x 27,9 x 16,5 cm.
Colección The Easton
Foundation.
(Müller-Westermann &
Vuong, 2015, p. 127)
422 3. Un espacio para la revuelta
Actualmente sí que la intimidad parece una prisión. Las nuevas generaciones, más que
nunca, a través de las nuevas tecnologías y de las redes sociales, viven una completa
exposición donde la intimidad no parece tener ningún sentido, ningún tipo de valor.
Se exponen las relaciones, las tristezas, las pérdidas y enfermedades y, aún más, las
de hijos, familiares y amigos menores. No puedo evitar pensar en amigos y cono-
cidos que han colgado fotos de un hijo intubado o acabado de operar, que cuelgan
fotos realmente íntimas con sus parejas que luego ya no lo son, que exponen el
interior de su hogar o de sus relaciones como la cosa más habitual de este mundo.
¿Es posible conceder tanto tiempo y espacio psíquico a publicitarnos y que aún nos
quede espacio para nuestras propias revueltas, es decir, para interrogarse, cuestio-
narse y rehacerse? Quizá sí sea posible, quizá uno pueda hacer ambas cosas a la
vez. Pero sea como fuere, creo que para muchas personas la intimidad es como una
prisión de la que huyen con miedo.
¿Cómo representar nuestro sí mismo? ¿Cómo expresarlo? Bollas arguye que lo sim-
bólico tiene sus propias reglas de involucración, sólo conocidas por el inconsciente,
que ligan significantes en cadenas infinitas de significado, y que por el otro lado
tenemos el lenguaje hablado, que tiene una dicción diferente al lenguaje visual o al
lenguaje del inconsciente, creando unas imágenes que hablan otra lengua.
Por otro lado habíamos reflexionado sobre el concepto de “retorno retrospectivo” ex-
presado por Kristeva, que nos contaba como desde Sócrates y Platón hasta la teología
cristiana, y específicamente con el redire de san Agustín, se invitaba al ser humano a
la revuelta del sí mismo, para poder así cuestionar al propio ser y buscar al sí mismo.
Y aquí es donde establecemos la conexión con la obra de Louise Bourgeois, que se caracte-
riza por este constante retorno del sí mismo, a través de los recuerdos y del psicoanálisis,
con la intención de interrogarse, de aprender quien ella es y de reconocerse a sí misma:
Esta es la última sección del tercer capítulo, y se ha dividido en tres apartados. En el pri-
mer apartado hablaremos de la subjetividad y de lo que entendemos bajo este concepto.
Veremos que la subjetividad esta íntimamente relacionada con la experiencia de uno,
y que en esto coincide con la afirmación de Bourgeois de que el arte va sobre la vida.
En el segundo veremos cómo se produce esta revuelta del sí mismo, muy a me-
nudo a través de la revuelta a sus recuerdos, convirtiendo así la memoria en un
lugar recurrente para la introspección y la creación. A partir de los recuerdos y de
la memoria, Bourgeois narra historias, cuenta relatos que dan sentido a una vida
o que sirven de metáforas para hablar de otras cosas. Unen los acontecimientos y
cuentan historias que tienen un trasfondo universal y que atraen a un gran número
de público, por ser tan próximas que resuenan y confrontan con la experiencia de
muchas personas. Experiencias que, como la vida misma, a veces son deliciosas, a
veces son aburridas y a veces reflejan el lado malo de lo humano, lo que está al otro
lado de la línea y que con tanto morbo nos atrae.
Esta cuestión del sujeto y del ser vivo “quién” está en el corazón de las
preocupaciones más acuciantes de las sociedades modernas. (Derrida,
1991, cit. en Mansfield, 2000, p. 1)
En su libro “Subjectivity. Theories of the Self from Freud to Haraway”, Nick Mans-
field elabora una genealogía del concepto de subjetividad, a través de las aportacio-
nes realizadas por los teóricos desde la ilustración hasta la contemporaneidad. En
esta tesis se establecerá un diálogo con las ideas de Mansfield a través de su estudio
y un diálogo con diferentes autores recogidos en su trabajo. Aquí sólo pretende-
mos apuntar la estrecha relación y la aportación de la obra de Louise Bourgeois al
desarrollo estético de este tema. La subjetividad ha sido uno de los grandes temas
en el centro del pensamiento contemporáneo, al que reconocidos intelectuales han
3. Un espacio para la revuelta 427
aportado su visión desde puntos de vista muy dispares, por lo que sería posible y
muy interesante desarrollar este punto como tema central de una tesis. Pero aquí
sólo apuntaremos algunas de las principales ideas que vinculan la obra de Louise
Bourgeois con la subjetividad.
Como veíamos en la introducción de esta sección, hay que distinguir entre el sí mis-
mo que experimenta la vida a través de los objetos y los otros seres que rodean al ser
humano, y a las relaciones que establece con ellos. Estas experiencias se alojan en
nuestra memoria y en nuestro inconsciente, y es a través del sí mismo complejo que
reflexiona y asimila todas estas vivencias y relaciones y se forma una idea de donde
ha estado y lo que ha sucedido, que poco a poco se va formando nuestra subjetividad.
Queda claro en esta afirmación que la subjetividad no es algo con lo que se nace
sino que se forma a partir de la experiencia vital. A partir su investigación sobre
el tema Mansfield declara que existe consenso entre los teóricos sobre el hecho de
que el sujeto es un constructo, hecho en el mundo y no algo previo ya determinado
en el ser humano antes de su nacimiento. (Mansfield, 2000, pp. 11–12)
Por otro lado también afirma que sólo las ideologías y los dogmatismos pueden
hacernos creer que somos sujetos predeterminados, o que nuestra subjetividad es
parte de un todo estable, durable y coherente.
428 3. Un espacio para la revuelta
En este mismo sentido, para Bourgeois el arte también nace y se forma a partir de
la experiencia vivida.
“El arte no va sobre el arte. El arte va sobre la vida, y eso lo resume todo”. (Interview
with Donald Kuspit, cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 166)
“Leer a Sartre es una experiencia. Los escritores que hablan desde la experiencia me
interesan: Camus, Sartre, Molière. Muchas cosas ponen a prueba el intelecto pero
no acarrean experiencia. Sólo la experiencia me interesa, porque es tan dolorosa
que tengo que procesarla.” Louise Bourgeois en conversación con Christiane Meyer-
Thoss, entre 1986 y 1989, cit. en (Müller-Westermann, 2015, p. 29)
3. Un espacio para la revuelta 429
Leyó a Sartre, cuya novela “La náusea” presentó en 1945 en el marco underground
francés bajo la ocupación alemana, organizada por ella con la ayuda de Marcel Du-
champ. Leyó a Camus y a Simone de Beauvoir: “He leído a Simone de Beauvoir, y es-
toy de acuerdo con ella. Me siento como una hermana suya. Lo que dice es verdad”.
(Geneviève Breerette cit. en Tilkin, 2012, p. 26)
“Con toda evidencia, soy partidaria de los existencialistas. A las palabras puede ha-
cérseles decir todo lo que se quiera. Se puede mentir todo lo que se quiera, mientras
que es imposible mentir cuando se recrea una experiencia.”
En este punto, nuestro objetivo es señalar las valiosas conexiones que existen entre
psicoanálisis y feminismo, y que han conformado el pensamiento del siglo XX, el
concepto de sujeto y la obra de Louise Bourgeois.
El feminismo en Bourgeois
“Tuve la suerte de haber sido educada por una madre feminista y fui afortunada de
casarme con un marido que era feminista, y he criado a hijos que son feministas.”
(Kaplan, 2004)
Dejando de lado que ella se considerase feminista o no, lo cierto es que su arte
aporta representaciones de lo femenino y de su experiencia como mujer que son
muy potentes y genuinas en la historia del arte. Desde su elaborada subjetividad
y desde el dominio de la expresión artística, se convierte en un referente para mu-
chas mujeres, dentro, fuera y alrededor del mundo del arte.
3. Un espacio para la revuelta 431
Como apunta Kay Deepwell, es necesario subrayar estos datos (que tienden a omi-
tirse en la literatura sobre Bourgeois) porque demuestran no sólo que la escultora
no es ni mucho menos tan reacia como algunos críticos han querido insinuar a ser
considerada como una “mujer artista”, sino también que fue en los círculos de muje-
res donde la figura de Bourgeois empezó a adquirir visibilidad antes de su reconoci-
miento definitivo a nivel internacional en los años 80. (Mayayo, 2002, p. 35)
Tanto Psicoanálisis como Feminismo son dos tradiciones de pensamiento que han
modificado sustancialmente la concepción y la vida del sujeto en la sociedad oc-
cidentales del siglo XX. Ambos paradigmas intelectuales han ensanchado la com-
prensión del ser humano y han modificado cómo las instituciones tratan al sujeto,
construyendo un marco interpretativo –un corpus teórico, con categorías y con-
ceptos de la realidad. Tienen un marcado carácter multidisciplinar donde entran en
432 3. Un espacio para la revuelta
Femme (2007)
Gouache sobre papel.
37,1 x 27,9 cm.
Cortesía de Cheim & Read.
(Philip Larratt-Smith &
Bourgeois, 2008, p. I)
Ninguna discusión del siglo XX sobre lo que es el sujeto y de dónde viene ha podido
omitir las teorías y el vocabulario del psicoanálisis freudiano. Del mismo modo,
todo el campo de la cultura del siglo XX –desde las desconexiones impactantes del
surrealismo a los bricolajes manifiestos de autocuración de la psicología pop– ex-
hibe las ideas fundamentales de Sigmund Freud (1865-1939) y sus seguidores.
(Mansfield, 2000, p. 25)
De la misma manera, ninguna discusión del siglo XX sobre lo que es el sujeto puede
omitir la teoría feminista, su desarrollo del concepto de género y desenmascara-
miento de los tabús deterministas de la inferioridad de unos humanos frente a
otros debido a mandatos divinos o naturales-biológicos– y su cuestionamiento de
3. Un espacio para la revuelta 433
La historia de las mujeres en la década de los setenta surgió de una disposición utó-
pica y romántica de 200 años de antigüedad, que pretendía contar las historias de las
mujeres con sus propias palabras, inventar nuevos vocabularios para las mujeres, y
volver a trazar las divisiones entre lo personal y lo político. (Alexander, 1994, p. 225)
La primera tarea auto designada por la historia feminista –recuperar las experien-
cias de las mujeres– implicó, y fue rápidamente seguida por la ambición de trans-
formar el cuerpo entero del conocimiento histórico. (Alexander, 1994, p. 225)
Alexander argumenta que tanto para Freud como para el feminismo, la feminidad
era una cuestión que había que descifrar y comprender. En los años 1920 y en
la década de 1970, psicoanálisis y feminismo coincidieron en reflexionar sobre la
diferencia sexual.
Desde los grandes avances teóricos de la ciencia del siglo XIX, el concepto de na-
turaleza había ocupado una posición única en la cultura occidental. Los conceptos
de raza, hormonas o genes se articulaban a partir de su determinismo natural y
justificaban la conducta y la organización social.
el género como determinado por la biología y acabó viendo lo femenino como deri-
vado de un género masculino inevitablemente dominante. (Mansfield, 2000, p. 67)
En los años 30, el debate sobre la feminidad en el psicoanálisis fue finalmente sus-
pendido y sustituido por un mayor enfoque sobre la relación madre-hijo, y por otro
lado, los movimientos de mujeres también se desvanecieron sobrepasados por la
urgencia política del desempleo y del fascismo, y en parte también debilitados des-
de dentro por la indecisión y el conflicto sobre el lugar apropiado para la mujer y lo
que ellas deberían ser. (Alexander, 1994, pp. 225–226)
Décadas después, en los años 1970, se produjo un fortalecimiento tanto del psicoa-
nálisis como del feminismo que ha llegado hasta nuestros días:
En la actualidad, tanto psicoanálisis como feminismo se han situado como dos polos
de avance teórico del siglo XXI, abordando la complejidad del sujeto y con el objetivo
de desplazar la lucha de la racionalidad hacia la libertad. Como arguye Teresa Forca-
des, ya no es el raciocinio –que se presupone y que se entiende como una capacidad
436 3. Un espacio para la revuelta
Ritos de pasaje
En junio de 1995, la Tate Gallery de Londres inauguró una exposición con el título
“Rites of Passage. Art for the end of the Century” [Ritos de pasaje. Arte para el fin del
siglo], donde se invitaron a 11 artistas, cuyos trabajos, en su gran mayoría y a excep-
ción de Beuys, habían sido producidos durante la década precedente. En su introduc-
ción, su director Nicholas Serota afirma que la diversidad y la fragmentación fueron
las grandes características del arte de esa década, momento en que los artistas más
que nunca desarrollaron nuevas prácticas y usaron un amplio abanico de materiales
en la construcción de sus piezas. Entre ellos Miroslaw Balka, Joseph Beuys, Hamad
Butt, John Coplans, Pepe Espaliu, Robrt Gober, Mona Hatoum, Susan Hiller, Jana
Sterbak, Bill Viola, y por supuesto, Louise Bourgeois. (Morgan & Morris, 1995, p. 7)
Kristeva es entrevistada para el catálogo de la exposición. Para ella las obras de arte
exhibidas muestran la situación de crisis y fragmentación actual, tanto del sujeto-
artista como del objeto estético. La crisis es tal que no sólo tenemos dificultad con
la cuestión de la obra de arte, sino que la cuestión de la belleza en sí misma parece
insoportable. Para ella, las preguntas que deberían plantearse son: ‘¿Por qué hacen
esto? ¿Quién lo está haciendo? ¿Cuáles son las experiencias detrás de estos objetos,
objetos que tratan con lo imposible, lo repugnante, lo intolerable?’.
En Powers of Horror hablé sobre todo tipo de rituales, no sólo sobre los ritos de paso.
Cuando se miran de cerca los ritos religiosos a largo de la historia, se ve que aunque
la forma es diferente, todos son ritos de purificación. ¿Qué es lo que se purifica?
[…] No es de extrañar, por lo tanto, que en algunos resurgimientos inconscientes
de estos objetos catárticos, objetos que purifican la abyección en la obra de ciertos
artistas, podamos ver una relación con la violencia, la muerte, el cuerpo muerto, el
cuerpo fragmentado, la descomposición y la sexualidad, y especialmente con el as-
pecto intolerable del órgano femenino, la vagina […] (Penwarden, 1995, pp. 23–24)
El sujeto abyecto
Para Freud la formación del sujeto alcanza un estado estable cuando una línea
divisoria significativa y predecible se forma entre las preocupaciones racionales y
sociales del sujeto, y los oscuros remanentes del inevitable drama Edípico. Para
Lacan, el sujeto se establece mediante la introducción del ser en el orden simbólico,
que a su vez lo condena a una vida llena de pérdida y de una nostalgia insaciable
a la que llama deseo. En cambio, para Kristeva, la subjetividad nunca se estabiliza
(Mansfield, 2000, p. 81).
Kristeva habla de ‘le corps propre’, que en francés significa el cuerpo propio y el
cuerpo limpio, ordenado. Las personas trazamos un perímetro imaginario alrede-
dor de nuestro cuerpo que es el contenedor de nuestra subjetividad, un cuerpo
que nos identifica en la sociedad como votantes, contribuyentes o consumidores,
nuestra identidad se basa en esta autonomía, nos enfrentamos a entrevistas, revi-
siones médicas, interrogatorios como el contenido de nuestros cuerpos. Nuestra
presencia física que nos otorga nuestro cuerpo se toma como la validación absoluta
de quién somos. (Mansfield, 2000, p. 80)
Estamos inquietos por las cosas que cruzan fronteras, especialmente por aquellas
cosas que parecen pertenecer a ambos lados, a las cuales les falta definición y cues-
tionan todo el proceso de demarcación. Algunas de estas líneas son físicas; algunas
son abstractas o metafóricas. Algunas nos afectan a nuestros propios cuerpos; al-
gunas desafían nuestro sentido del significado y la verdad, aunque es casi siempre
9
En inglés el concepto de abyecto [abject: ab+ject] ilustra perfectamente esta posición entre el sujeto
[subject: sub+ject] y el objeto [object: ob+ject]. Así lo abyecto no es ni sujeto ni objeto, pero lo que
se mueve entre ambos.
440 3. Un espacio para la revuelta
Bourgeois tiene una conocida instalación que ofrece una imagen poética y simbóli-
ca del ‘cuerpo propio y limpio’ de Kristeva. La obra se tituló Precious Liquids [Líqui-
dos preciosos] y fue presentada en la Documenta IX de Kassel en 1992. Se trata de
un gran tonel reutilizado cuya función original era servir de depósito de agua en
el tejado del edificio donde Bourgeois tenía ubicado su taller. En la parte exterior
inscribió “El arte es garantía de cordura”. En su interior:
El arte de Louise Bourgeois está directamente relacionado con la memoria, así como
con su vida inconsciente. Ha logrado encontrar una estética para las profundas ca-
pas de la mente y –me parece a mí– insiste en no distorsionarlas o empujarlas más
allá de lo que la forma artística requiere. [...] Es un arte, en primer lugar para la vista,
por supuesto, pero seguidamente de la vida interior a la que la visión conduce. En
realidad, es como si hablara profundamente consigo misma, justo lo suficientemen-
te alto para ser escuchada. (Arthur Miller cit. en Kotik et al., 1994, p. 76)
3. Un espacio para la revuelta 443
[…] ella advertía: “No estoy interesada en la nostalgia; no es productiva”. Era más
importante que los recuerdos llegaran a ella. A pesar de que a menudo decía que su
trabajo se basaba en su infancia, ella no era una persona que viviese en el pasado.
Era el presente inmediato lo que era demasiado intenso para ella. Era una persona
muy ansiosa, y tenía muchos sentimientos de rabia y agresión. Para entender a
éstos, trataba de saber de donde venían. Esta era toda la premisa del psicoanálisis
al que se sometió durante muchos años. Louise realmente creía que el inconsciente
era una fuente de información. Si no confrontas sus traumas, vas a sufrir, vas a
repetir los mismos errores, y siempre serás su prisionero. (Jerry Gorovoy cit. en
Lorz et al., 2015, pp. 41–42)
‘Todos las penas se pueden soportar si las pones en una historia o cuentas una his-
toria acerca de ellas’, escribe Blixen; y Hannah Arendt comenta: ‘el relato revela el
significado de lo que de otro modo sería una secuencia insoportable de aconteci-
mientos.’ […] Esta es también la razón por la cual historias de la vida se cuentan
y se escuchan con tanto interés; ya que son similares y sin embargo, nuevas, in-
substituibles e inesperadas, de principio a fin. Siempre son ‘anécdotas del destino’.
Karen Blixen, en Memorias de África, New York: Random House, 1938, p.201., cit.
en (Cavarero, 2006, p. 2)
Como comenta su asistente Jerry Gorovoy, Bourgeois era una gran narradora,
como Scherezade, contando historias para soportar el miedo. En su arte siempre
está presente la dimensión del tiempo, pero en el sentido narrativo y no en el cro-
nológico. Diferentes momentos de su vida coinciden en una misma pieza. (Jerry
Gorovoy cit. en Lorz et al., 2015, p. 42)
Es muy fácil relacionar la narración con el mito, con el cuento o con la historia
fantástica en la que se cree desde la buena fe, porque la razón quiere certezas y no
historias que puedan ser inexactas o no estar fundamentadas científicamente. Pero
el arte de Bourgeois demuestra que las historias de la vida contadas a través de su
arte sitúan a la narración como una técnica para alcanzar el conocimiento de uno
mismo, que por analogía sirve para explicar lo universal del ser humano.
“Nunca hablo literalmente. Nunca, nunca, nunca. No se llega a ningún sitio siendo lite-
ral, sólo a ser poca cosa. Se debe usar la analogía, la interpretación y hacer conexiones de
todo tipo.” (Entrevista con Stuart Morgan, 1988, cit. en Bourgeois et al., 1998, p. 145)
Una de las claves más importantes cuando uno se aproxima a la obra de Louise Bour-
geois es entender que la artista utiliza la narración en su obra como si fuera un mate-
rial o una técnica más, dando forma a su trabajo. Sus historias, sus cuentos, las peque-
ñas explicaciones que acompañan a la obra visual, la modelan y le dan una plasticidad
característica, de la misma manera que lo haría el utilizar una herramienta u otra.
“Realmente no veo razón por la que el artista debería decir nada, porque se supone
que el trabajo debe hablar por sí mismo. Así que cualquier cosa que el artista diga
sobre él es una disculpa, no es necesario.” (Statements made in 1988, cit. in Bourge-
ois et al., 1998, p. 168)
“Cuento historias para mantener a raya a las preguntas. En mi familia, mi hábito era
tan bien conocido que durante una cena me preguntaron: ‘Louison, ¿por qué hablas
tanto? ¿qué tratas de ocultar?’” (Bourgeois et al., 1998, p. 175)
O desde la pedagogía,
Aun cuando Bourgeois contaba su propia historia, advertía a sus oyentes que debían
mantener la mirada en el arte. “Las palabras de un artista siempre se deben tomar
con precaución.” Su narración, insistía, no debe ser confundida con el significado de
la obra. “La escultura habla por sí misma y no necesita explicación. Mis intenciones
no son el tema. El objeto escultórico es el tema. No es necesaria ni una palabra por
mi parte.” (Greenberg & Jordan 2003, p.55)
“[...] vivo con gente de cierta edad, no menos de treinta y cinco o cuarenta. Los
entiendo, puedo empujarlos de vez en cuando, pero no lo hago a propósito. [...] Me
relaciono con ellos y hay un intercambio. [...] He sido habitada por un amor de ma-
3. Un espacio para la revuelta 449
dre feroz. En ese sentido She-Fox es también un autorretrato.” (Entrevista con Stuart
Morgan, 1988, cit. en Bourgeois et al., 1998, p. 145)
“She-Fox es simplemente mi madre –no la forma en que ella era sino la forma en
que yo la percibía hasta hace poco. Es una enorme criatura sin cabeza. La cabeza ha
desaparecido y le han cortado el cuello. Así que se puede ver lo mucho que ha pasado
la pobre. Pero ella sigue en pie porque es eterna.” (Entrevista con Stuart Morgan,
1988, cit. en Bourgeois et al., 1998, p. 145)
Su obra es tan extensa que se hubiera podido hacer una selección completamente
distinta a la que aquí se presenta tratando los mismos temas. Las citas también
podrían haberse escogido de fuentes muy diversas recogiendo opiniones dispares.
Pero en cualquier caso reflejarían una obra emocional y emocionante, sobre todo
porque habla desde su experiencia con una fuerza expresiva demoledora pero capaz
de registrar la delicadeza y la fragilidad de cualquier ser humano.
3. Un espacio para la revuelta 451
Se puede discurrir largamente sobre cada una de estas imágenes, pero ellas, por si
solas, nos cuentan su propia historia.
Autoportrait (1942)
Tinta sobre papel. 28 x 21,5 cm.
París, Musée national d’art moderne,
Centre Georges Pompidou
(Bernadac, 1995, p. 17)
Bourgeois fue pionera en la revisión del arte político desde el feminismo, y en la deci-
sión orgullosa de trabajar desde el lugar de la mujer, con el pasado de la mujer a cuestas,
sin olvidar los tiempos que esperaban. Yo imagino a Louise Bourgeois con los brazos
delgados y largos y robustos y cansados, con los brazos como vulnerables patas de ara-
ña; yo imagino a Louise Bourgeois como la araña sobre la que trabajó. (Medel, 2015)
Fallen Woman, de 1981, tampoco tiene brazos, con un rostro bellamente tallado y
un cuerpo con forma de final de un bate de béisbol. Ella dijo: “Uno quiere protegerla.
Es hermosa. Pero debido a que no puede ponerse en pie, no tiene objetivos... Ella,
nunca supo que era hermosa “. (Greenberg & Jordan, 2003, p. 54)
3. Un espacio para la revuelta 453
“Te refieres a ‘Femme Couteau’. Intento representar a una mujer que está embarazada y
que trata de dar miedo. Ahora bien, tratar de dar miedo no es lo mismo que darlo. Ella
trata de asustar pero es ella quien tiene miedo. Está asustada por el hijo que lleva den-
tro. Tiene miedo de que alguien invada su intimidad o la moleste de alguna manera y de
no ser capaz de defender aquello de lo que es responsable. Ahora, el hecho de que ella
dé miedo es cuestionable. Algunas personas podrían encontrarlo muy conmovedor,
Ella tiene miedo de sí misma; intenta dar miedo a los demás.” (Swenson, 1982, p. 8)
Topiary (2005)
Mármol rosa.
67,3 x 27,9 x 22.2 cm.
Cortesía de Cheim & Read.
(Philip Larratt-Smith &
Bourgeois, 2008, p. V)
454 3. Un espacio para la revuelta
Su trabajo trata con lo que es ser mujer de una manera que Freud no podría haber
comprendido. Habla de cosas que no queremos discutir en voz alta, ni desde luego
difundir libremente. (Kuspit, 1987, p. 115)
[…] las hijas del padre re-descubren la profundidad materna apropiándose de la am-
bición paterna, cuidando el deseo de poder del hombre: “Protejo el falo, en parte
porque mi familia estaba compuesta por cuatro hombres. Así que mi trabajo consis-
tía en apaciguarlos.” Sólo de esta manera pueden las mujeres transmutar el miedo
de la Pequeña Guisante. Podríamos decir: el miedo de ya no tener miedo: no del falo
y sus traiciones, no del miedo en sí, el cual inmoviliza a “las mujeres más liberadas”
en duras militantes. El mérito de un escultor, una mujer escultora, es precisamente
ese, ¿no es así? ¿liberarse de la rigidez? Bourgeois sabe que la rigidez es su peor
enemigo y que dándole caza, suscita esta nueva metamorfosis: querer ‘ser una mujer
razonable”: “Sueño con ser una mujer razonable”. “Desde mi nacimiento, he sentido
rivalidad con los demás”. Así, ¿debería uno volverse blando? ¿Renunciar a la lucha?
Nunca de manera definitiva, pero sin embargo: alcanzar la serenidad sin dependen-
cia. “Me siento bien. Me siento independiente.” (Kristeva, 2007, p. 249)
3. Un espacio para la revuelta 455
Couple (2007)
Gouache sobre papel.
37,1 x 27,9 cm. Cortesía
de Cheim & Read.
(Philip Larratt-Smith &
Bourgeois, 2008, p. VII)
El título en francés ‘Ce sexe qui n’en est pas un’ es intencionalmente ambiguo. En
francés, cada sustantivo y pronombre tiene género. La palabra ‘sexe (sexo)’ es de
género masculino. Bajo este patrón gramatical del género, lo femenino siempre será
un subconjunto de la categoría masculina. El título de Irigaray denota el femenino
como el sexo que no puede ser asimilado o subordinado a lo masculino. [...] El ar-
gumento de Irigaray gira en torno a la distinción entre la idealización masculina del
singular y universal, en contraste con la inmersión en la pluralidad y la diferencia del
femenino. (Mansfield, 2000, pp. 69–70)
456 3. Un espacio para la revuelta
Maman
Bürkliplatz, Zurich, 2011.
Foto de Roland zh.
(www.wikipedia.org)
Para ella, la araña es la madre, amenazante aunque protectora preside un hogar di-
vidido [...] La gran araña de acero soldado explica en un instante cómo y por qué
Bourgeois se ha convertido en una escultora imponente. Una madre sosteniendo
dos huevos de mármol en su saco, uno pulido, el otro más o menos acabado, preside
la galería con una orgullo feroz. Sus angulares y afiladas piernas habitan el espacio
de una manera incómodamente provisional, parece lista para moverse un instante,
si fuera necesario salvar a sus crías. Ésta es casi una visión de una película de terror,
pero debido a su quietud y permanencia, existe en un nivel de riesgo distinto. (David
Bonetti, 1996, cit. en Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 254)
458 3. Un espacio para la revuelta
“Necesitas una madre. Lo entiendo, pero me niego a ser tu madre porque yo misma
necesito una madre.” (Declaraciones hechas en 1975, Bourgeois et al., 1998, p. 72)
Bourgeois no es una mujer como cualquier otra. Se ha visto tan a menudo reflejada
a sí misma en su trabajo y ha introducido tantos espejos en éste que admite: “un
espejo significa que uno debe llegar a un acuerdo con su propio reflejo”. Así, la mater-
nidad se funde con el espacio, si tenemos en cuenta que el espacio es la “estructura
de nuestra existencia”. En ese momento, todo el espacio se convierte en un cuerpo
materno: un paisaje hecho de senos. El universo se resume en eso: mujeres, vacas,
perras [bitches] y cerdas [sows] que mezclan sus pechos y hacen del mundo un “pai-
saje interesante, móvil, vivo y flexible”. “Si abrazas a un niño desnudo contra tu pe-
cho desnudo, ese no es el punto final de la suavidad, sino el principio de la suavidad,
es la vida en sí misma.” La única razón de ser de una escultura es que puedas sentir
esto. (Kristeva, 2007, p. 250)
460 3. Un espacio para la revuelta
Estoy convencida de que después de todos los proyectos y eslóganes, más o menos
prometedores, lanzados por los movimientos feministas de los años setenta, de la
llegada de las mujeres al primer plano en la escena moral y social resultará la reva-
lorización de la experiencia sensible como antídoto frente al raciocinio técnico. La
inmensa responsabilidad de las mujeres en lo que a la supervivencia de la especie
se refiere –¿cómo preservar la libertad de nuestros cuerpos asegurando, al mismo
tiempo, las condiciones óptimas para la vida de nuestros hijos?– corre pareja con
esta rehabilitación de lo sensible. (Kristeva, 2000, p. 16)
Germinal (1967)
Mármol. 14 x 18,7 x 15,9 cm.
Foto de Allan Finkelman.
(Larratt-Smith 2012, plate 30)
Esta es la vuelta a la dueña de los tapices, que ubico en el culto que la hija-escultora
ha construido en torno a la Araña, una escultura-fetiche; en su lamento por haber
sido demasiado “dura”; en su admisión de que siempre sintió “rivalidad”, se consi-
deró “negativa”, sabiendo de su propia “rigidez” contra la “interferencia”. Antes del
descubrimiento: “La vida es tan ridícula”. Su propia experiencia de la maternidad,
que su escultura acompañó y reflejó –un espejo en movimiento– conduce a este des-
apego; pero la mayoría de madres no saben nada sobre esto. (Kristeva, 2007, p. 250)
I Do (detalle) (1999-2000)
Acero, acero inoxidable, tejido
y técnica mixta. Altura 9 m
aproximadamente. Tate Modern. Foto
Marcus Leith y Andrew Dunkley. Works
collection of the artist, courtesy Cheim
& Read, New York.
(Warner & Morris, 2000, p. 17)
En cada torre, el artista ha colocado una pequeña campana de cristal que contiene
figuras de una madre y un hijo. Para Bourgeois las esculturas presentan tres tipos di-
ferentes de relaciones maternas, que ella ha escrito en un texto reciente para acom-
pañar a las torres. En I Do, una madre sentada, hecha a mano con retazos de tela de
color rosa, abraza suavemente un bebé tranquilo. Para Bourgeois esta imagen de una
crianza feliz es la “buena madre”. Por el contrario, Bourgeois ha creado dos figuras en
I Undo, en las que el vínculo maternal se ha roto- el niño aparece fuera del alcance de
una madre distraída de cuyo pecho emerge un arco de leche. Bourgeois entiende esto
como una relación de violencia en que la depresión y la culpa provocan la desespera-
ción. Así, la torre, con su cámara interior claustrofóbica en el eje vertical, representa la
“vista desde el fondo del pozo”. Finalmente, en I Redo, el vínculo inseparable entre la
madre y el niño es evocado por el cordón umbilical que une al bebé flotando a su madre
en silla de ruedas. En esta última encarnación existe, en palabras de Bourgeois, un
“intento de seguir adelante... Hay esperanza y el amor de nuevo.” (Morris, 2000, p. 17)
464 3. Un espacio para la revuelta
Le Père (1998)
Acero y tejido.
35,6 x 40,6 x 30,5 cm.
Colección Privada, Suiza.
(Kellein, 2006, p. 153)
3. Un espacio para la revuelta 465
Las relaciones entre padres e hijos han dominado durante mucho tiempo las na-
rrativas personales recurrentes de Bourgeois, y su trabajo en los últimos años se ha
convertido en objeto de estudios psicoanalíticos explorando modelos freudianos,
lacanianos y kleinianos. […] Sin embargo la propia experiencia de Bourgeois en la
relación materna, como hija de su madre y como madre de sus hijos, le proporciona
un poderoso imaginario iconográfico que aúna lo personal y lo universal, lo cual
permite que la experiencia del espacio arquitectónico se desarrolle como una explo-
ración de la memoria personal. (Morris, 2000, p. 17)
Couple I (1996)
Tejido, piez colgante.
203,2 x 68,5 x 71,1 cm.
(Kellein, 2006, p. 141)
3. Un espacio para la revuelta 467
“En Francia, una mujer siempre es una madre. La mayoría de los hombres siguen
siendo niños y se casan con figuras maternas. Para el erotismo, tienen amantes. Físi-
camente, mi padre sentía demasiado miedo o culpabilidad para hacer el amor con mi
madre. Mi padre era promiscuo y eso tuvo un profundo efecto en todos nosotros.”
(Declaraciones publicadas en 1992, cit. en Bourgeois et al., 1998, p. 226)
Cinq (2007)
Tejido y acero inoxidable. Pieza colgante.
61 x 35,6 x 35,6 cm. Foto de Christopher Burke.
(Larratt-Smith 2012, plate 79)
468 3. Un espacio para la revuelta
En esta tesis hemos establecido una relación entre la obra de Bourgeois y las aport-
aciones al concepto de subjetividad hechas desde el psicoanálisis, el feminismo y
el concepto de abyecto de Kristeva. La subjetividad en Bourgeois se ha desarrol-
lado a partir de ideas psicoanalíticas como el inconsciente, la sublimación, el drama
edípico o la melancolía. Pero el posicionamiento androcéntrico de esta teoría no
respondía a muchas de las vivencias y necesidades de la artista, que sí encontró
apoyo humano y conceptual en los movimientos feministas de los años 70, tanto
en el empeño para visibilizar el trabajo de las mujeres artistas como en la lucha por
la libertad de las personas.
Hemos terminado el capítulo tres con un recorrido visual que muestra su compro-
miso con la representación de su experiencia de mujer, desde la diferencia de su
género, pero sobretodo desde la unicidad de su experiencia personal. Bourgeois se
convierte así en un referente indispensable en la historia del arte en la exploración
y representación de la subjetividad y de la experiencia de ser mujer, desde la per-
spectiva de una mujer artista.
Conclusiones 475
CONCLUSIONES
476 Conclusiones
CONCLUSIONES
Esta tesis se ha articulado a partir de cuatro hipótesis de partida que se han desa-
rrollado a lo largo del trabajo. Como en toda investigación, algunos interrogantes
han planteado nuevas preguntas que sería necesario responder, pero que no han
podido incluirse en esta tesis por limitaciones de tiempo y por intentar ceñirse al
índice inicial. A medida que nos adentrábamos en un apartado, lo que sí ha sucedi-
do habitualmente, es que éste se ha desplegado en subapartados que no se habían
planteado en un inicio y que han ido dando forma a la tesis. Creo que trabajo res-
ponde a la tesis de partida y que da respuesta a las hipótesis iniciales.
Se introdujo esta hipótesis defendiendo la serie Cells de Bourgeois como una apor-
tación muy significativa a la escultura moderna. La apropiación del espacio y su
escenificación, el papel central que otorga al espectador, la confrontación con el
inconsciente y las emociones del público, la armonización de técnicas, materiales
y objetos que en ellas se producen, el estudio de la mirada y de la relación espacial
del espectador con la obra, constituyen las Cells como una expresión de la escultura
más contemporánea.
A continuación se explicó las Cells como un espacio matricial. Una Cell evoca una
matriz porque es un espacio generativo que envuelve al sujeto y a la subjetividad
en su interior. Es un medio abarcador que permite al espectador perderse en su sí
mismo mientras lo experimenta. Una matriz con objetos incrustados, investidos
con la subjetividad de la artista, que actúan como llaves del inconsciente que abren
puertas a la subjetividad de los que se instalan en ella. Un lugar protegido contra el
vasallaje de la mirada y lo espectacular. Un ambiente lleno de texturas que provo-
can en el espectador la sensación de lo impensado conocido. Un espacio arquitectó-
nico que revela el potencial de metamorfosis de la artista y que a su vez permite la
comunión y transformación de una parte de su público.
480 Conclusiones
Pero sobre todo la escultura matriz de Bourgeois es una guarida para la revuelta,
donde se otorga suficiente espacio psíquico para el cuestionamiento y la interroga-
ción constantes que nos alejan de las certezas y de los dogmatismos.
La cuarta y última hipótesis versaría sobre esta última idea, arguyendo que es posi-
ble interpretar tanto las Cells, como el conjunto de su trayectoria artística a través
del concepto de “revuelta” de Julia Kristeva.
Un recorrido por la obra de Bourgeois nos revela que esta revuelta no sólo se pro-
duce hacia el interior de su sí misma sino en la materialización de su obra artística.
Bourgeois revuelve constantemente a los mismos temas que constituyen el núcleo
de su trabajo. Pero la revuelta siempre se produce desde el aquí y el ahora, desde
una perspectiva cambiante que interroga lo ya dicho, lo ya vivido y experimentado,
lo ya representado para construirlo de nuevo, para verlo y decirlo desde otro punto
de vista; para reinventarse. Es una revuelta que permite la libertad de pensamiento
y el movimiento constante para seguir avanzando.
Deseo que este estudio arroje una nueva luz a la inconmensurable aportación de
la obra de Louise Bourgeois, a la práctica artística y al conocimiento humano, aña-
diendo una pequeña contribución a todo lo que ya se ha dicho sobre su trabajo; y
espero que sirva de inspiración para futuros estudios sobre una gran mujer artista.
EPÍLOGO
484 Epílogo: Louise Bourgeois, la Sage Femme
Cuando empecé mi tesis sobre Bourgeois tenía una gran necesidad de mujeres
de referencia en el mundo del arte. Modelos de mujer que pudieran enseñarme y
acompañarme en la experiencia de qué es la vida y la expresión de quién uno es.
Mujeres mayores y sabias.
I Give Everything
Away (2010)
Aguafuerte y
técnica mixta sobre
papel, panel 5 de 6,
152.4 x 269.3 cm
(Tilkin, 2012, p. 150)
2011
Asistencia al simposio “Louise Bourgeois” organizado por el Centro de Arte Con-
temporáneo de la Universidad UCL de Londres
Exposición “Louise Bourgeois: The Fabric Works”, Hauser & Wirth, Londres
Exposición “The Surreal House”, The Barbican, Londres
Exposición “Do not Abandon Me”, Hauser & Wirth, Londres
Exposición “Eugenie Grandet, c’est moi”, Maizon Balzac, París
Asistencia al “Taller la pintura. Cori Mercadé” de Entre Mestres, Barcelona
2012
Entrevista con Assumpta Bassas
Entrevista con Anna Maria Guasch
Exposición “Honni Soit Qui Mal y Pense”, La Casa Encendida, Madrid
Exposición “The Return of the Repressed”, Museum Freud, Londres
Exposición “Elles. Women Artists”. Centre George Pompidou, París
Asistencia a las “II Jornades Entorn Personal d’Aprenentatge”, Direcció General de
Política
Asistencia a la jornada “Més enllà de l’Accés Obert”, Universitat de Barcelona
Asistencia al seminario “Teoría de la historia feminista”, Universitat de Barcelona
Asistencia al curso “La suerte de nacer mujer”, DUODA, Universitat de Barcelona
2013
Entrevista con Assumpta Bassas
Entrevista con Anna Maria Guasch
Entrevista con Teresa Viñoles
Entrevista con Nicole McDonald
Asistencia a la charla “Louise Bourgeois: El arte de sobrevivir creando”. Reial Cercle
Artístic de Sant Lluc, Barcelona
Exposición “Human Capsules. Eight Female Artists”, Kunst Museum, St. Gallen,
Suiza
Exposición “Les Papesses”, Palais de Papes, Avignon
Visita al centro de estudios “Julian of Norwich”, Norwich, Inglaterra
Visita a la “Église Louise Bourgeois”, Bonnieux, Francia
2014
Entrevista con Assumpta Bassas
492 Actividades realizadas en el marco de la investigación
2015
Entrevista con Assumpta Bassas
Entrevista con Julienne Lorz
Entrevista con Maria Fluxà
Entrevista con Cristina Savage
Entrevista con Cristina Rosenvinge
Asistencia al curso de “Teoría Política Feminista”, Institut de les Ciències Polítiques
i Socials, Universitat Autònoma de Barcelona
Exposición “He estado en el infierno y he vuelto”, Museo Picasso, Málaga
Exposición “Structures of Existence: The Cells”, Haus der Kunst, Munich, Alemania
Bibliografía 495
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Entrevistas 507
ENTREVISTAS
Entrevista con Cristina Savage, artista y educadora del Museo Picasso de Málaga.
Málaga, 26 de junio de 2016.
Entrevistas 509
Por otro lado, algunas de las obras ya estaban diseñadas para que la gente no
pudiera entrar, circulara alrededor de la obra y tuviera que situarse en el lugar de
un voyeur, espiando, obligado a mirar lo que pasa dentro de ellas a través de las
ranuras –como en Red Room (Parents)– , a través de cristales rotos –como en Cell
(Choisy)– o a través de agujeros en el alambre hechos para este propósito – como
en Cell XXVI.
hay muchas más mujeres que hombres que se interesan por el arte y por la educación.
Aún así, sí es cierto que ciertas exposiciones, como la que se expone en la actualidad
sobre el arquitecto David Adjaye, atrae a un mayor porcentaje de público masculino.
Mieke Bal estuvo en la Haus der Kunst hace una semana, ¡vaya privilegio!
Realmente lo es, porque se ha dicho y escrito muchísimo sobre la obra de Louise
Bourgeois, pero si analizamos el contenido, vemos que la mayoría de aproximaciones
se hacen a través del enfoque biográfico y de las palabras de la propia artista. Mieke
Bal, en cambio, aproxima el análisis teórico de la obra enfrentándose y observando
directamente el trabajo, como principal fuente de análisis, y sus conclusiones son
muy ricas.
Revisando su perfil en Google, uno descubre que usted había sido bailarina.
Cree que su formación anterior le influyó en el diseño de la exposición?
Yo no era consciente de ello, pero al revisar los otros trabajos que he hecho en el
pasado me doy cuenta de que sí hay una influencia, conceptos relacionados con
el baile – en el movimiento de los espectadores alrededor de las obras – que se
manifiestan en diferentes exposiciones.
De todas maneras hay que decir que esta preocupación por el movimiento del
espectador en referencia a la obra de Bourgeois ya está muy presente en la obra de
Bourgeois.
Finales de junio de 2015, el Museo Picasso de Málaga había organizado “Un día
con Louise Bourgeois” como actividad de la exposición Louise Bourgeois. He estado
en el infierno y he vuelto. Mirando el programa vi que Maria de Lluc Fluxà había
sido invitada para hablar sobre Louise Bourgeois. ¡Qué gran alegría! La conocí en
el 2011, cuando reabrió su galería Lluc Fluxà Espai H.C. en Palma de Mallorca con
una exposición dedicada a “Louise”.
Maria de Lluc Fluxà mantuvo una relación de amistad con Louise Bourgeois,
trabajó con ella en el libro de artista Metamorfosis (ed. Lelong, 1999), y tiene una
colección de más de 50 piezas de la artista.
En diciembre de ese año fui a visitar a Louise Bourgeois por primera vez. Al llegar
a su casa, Jerry Gorovoy me dijo que estaba muy atareada y que sólo tenía cinco
minutos. En seguida le mostré las fotografías de la exposición y de la performance
que había organizado alrededor de su obra. Para mi sorpresa ¡le encantaron! Y me
animó a volver y a seguir trabajando juntas.
En otra ocasión recuerdo que Bourgeois cogió un grabado que colgaba del corcho
de la pared y me lo regaló. Al rato entró Jerry Gorovoy, su asistente, preguntó
por el grabado y dijo que era una prueba importante y que no la podía regalar
porque necesitaban llevarla a la imprenta –yo en ningún momento había querido
apropiarme de ella. Pero en cuanto se fue, Bourgeois volvió a sacarla del corcho y
me la volvió a dar, fue una reacción de rebeldía un poco infantil, pero muy graciosa.
Entrevistas 519
¿Cómo es posible que una mujer tan mayor siguiera creando una obra compleja
técnicamente?
Yo había visto a Louise trabajar con una modista y con un grabador. Aunque contaba
con ellos para realizar las obras, ella siempre estaba presente, dando instrucciones
muy precisas. Supervisaba todo el proceso, era muy perfeccionista, y si algo no le
satisfacía no tenía ningún problema en rehacerlo por completo.
Una vez la encontré trabajando con un herrero. Cuando terminó la pieza Louise la
cogió y la acunó como si fuera un bebé –¡pasaba de la realidad a la fantasía en un
minuto! Luego Jerry se encargaba de realizarla diez veces su tamaño. Ella nunca
habría podido hacerlo sola. De la misma manera, Bourgeois no salía de su casa
durante los últimos años, y Jerry era quien organizaba todo lo referente a las
exposiciones. Ella dependía en muchos sentidos de él, aunque no tengo ninguna
duda de que ella era la mente creativa detrás de su trabajo.
En mi visita al Museo Picasso para asistir a “Un día con Louise Bourgeois” tuve la
suerte de conocer a Cristina Savage. Coincidimos en muchos momentos del día, pero
sobretodo coincidimos en nuestro interés y veneración por la obra de Louise Bourgeois.
Sus comentarios durante la visita guiada y su pieza fotográfica donde aparece como
Santa Sebastiana –inspirada en una de las poderosas imágenes de Louise Bourgeois–
suscitaron mi curiosidad, y le pedí si querría charlar un rato conmigo. Así fue.
¿Me podrías decir algunos de los aspectos que más te inspiran de la obra de
Bourgeois?
Lo que más me fascina de Louise Bourgeois, es su capacidad de transformar un
objeto o un material en un portador de emociones o sensaciones impactantes. Lo
hace sin recargar la imagen, con elegancia y fuerza a la vez. Trabaja tantas técnicas,
524 Entrevistas
algunas supremamente delicadas y otras que requieren mucha fuerza física por
parte del artista. Me impresiona el rango de capacidades que tiene.
noche tras el cierre del museo y pasear sola entre sus obras y sentirlas una a una,
sería ideal. Me quedaría hasta a dormir allí.
Nuestro director quería un espacio con telares, para que visitantes pudiesen hacer
unas obras colectivas a lo largo de la exposición. Contacté con un grupo de mujeres
que organizan quedadas para tejer y me ayudaron a adaptar un telar al espacio
elegido por el director y un público variado.
526 Entrevistas
Las audioguías también las tuvimos que gestionar. Elegimos las obras que se
comentarían y el contenido de la información que recibiría el visitante.
Sólo te puedo hablar de lo que nos afectó como departamento educativo. Mis
compañeros y compañeras de Arte y Publicaciones o de prensa, por ejemplo,
tuvieron que realizar otro tipo de preparativos para la exposición.
Por ejemplo dos personas me hicieron comentarios muy dispares ante la obra Arch of
Hysteria (1993). Una me dijo que le transmitía muchísima paz, en cambio a la otra le
pareció una pieza extremadamente violenta, le chocó mucho que le hubiera cortado
la cabeza. Ambos enfoques permiten ver la pieza de manera radicalmente distinta.
Entrevistas 527
Recientemente, ante la pieza Untitled (Taking and giving) (2002) les pedimos a los
jóvenes del programa “A través del arte” que reflexionaran sobre la pieza, sobre el
significado de dar y recibir, y sobre quién les había dado y les había quitado. Para
algunos de ellos la madre era quien más les había dado y a la vez, quién más les
había quitado. Da mucho que pensar…
Pero al final, la experiencia que uno tiene ante una obra de arte es completamente
personal y depende de lo que haya vivido y de lo que, en consecuencia, proyecte sobre ella.
De todas maneras siempre sacan más significados de unas obras que de otras. Por
ejemplo, al preguntarles sobre alguna pieza que pudieran recordar hecha con objetos
cotidianos, un niño me contó un trabajo donde había un pez dentro de un recipiente
con una batidora eléctrica. Al preguntarles por un posible significado, los chicos
dijeron que hablaba de la vulnerabilidad de la vida, de lo fácil que era que cualquier
persona pasase y apretara el botón y matara al pez. ¡Lo entendían clarísimamente!
Crees que los museos podrían substituir a las iglesias como lugares para la
reflexión y la introspección?
Sí, sería lógico. El arte siempre ha lanzado mensajes a la sociedad con el fin de
promover la reflexión. Su finalidad es comunicar. Pero no creo que vaya a suceder.
Vivimos a un ritmo demasiado rápido, cada vez a una mayor velocidad. No nos
damos tiempo para parar, reflexionar y seguir educándonos.
Para finalizar, ¿qué conexiones hay entre Louise Bourgeois y Pablo Picasso?
La experimentación de materiales, técnicas y lenguajes visuales; la enorme cantidad
de producción; el uso de referencias mitológicas y de elementos biográficos en la
obra de ambos.
CITAS ORIGINALES
Citas originales 533
CITAS ORIGINALES
A continuación se listan las citas originales que han sido traducidas al español an-
tes de ser incorporadas al texto de la tesis. El orden en que se pueden leer corres-
ponde al orden de aparición en la tesis. Si no se encuentra una cita es porqué el
original que aparece en la tesis ya estaba traducido al español.
“Once or twice in every century a prodigious baby proves the rule by his exceptionalness,
but Louise Bourgeois is a stubborn reminder that art, like literature, is the prerogative of the
old. Art, no less than wisdom, waits on life; whoever has not lived cannot make it.” Howard
Jacobson cit. in (Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 260)
[…] she was, by a combination of family influence, geographic location, historical timing,
lucky encounters and a great deal of deliberate effort on her part, possessed of a virtually
encyclopaedic visual culture. (Storr, 2007, p. 28)
“One has the impression that the older she gets, the younger and more energetic she be-
comes. People are stunned that someone of her age can be so contemporary”. (Riding, 1995)
“Monsieur Gounod, who was a draughtsman at the Gobelins during the week, would come on
Saturdays to my parents’ atelier, but he was a prima donna and sometimes simply didn’t show
up. Then my mother would say: ‘Well, you take over’. So, at that early age I helped; I helped
at the atelier and that gave me a feeling of being useful. I gained self-esteem if nothing else.”
Robert Storr, “Louise Bourgeois”, Galleries Magazine, international edition, June-July 1990,
cit. in (Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 32)
[…] the aim is to assert simply but categorically the breadth and depth of Bourgeois’s aware-
ness of historical and modern art by the time she declared herself as an artist [...] (Storr,
2007, p. 28)
Having received a classical French education at the Lycée Fénelon and the Sorbonne, Bour-
geois was extremely well read in literature, philosophy, and history. The psychoanalytic writ-
ings are full of her impressions, interpretations, and identifications with literary texts and
characters: Eugénie […] in Balzac’s “Eugénie Grandet” […]; Salamano […] in Albert’s Camus’s
L’Étranger; Cécile […] in Françoise Sagan’s Bonjour Tristesse. Molière was a favourite, as was
Sartre. A particular touchstone was La Fontaine, “my street education”, with his deceptively
simple fables and anthropomorphic animals whoes antics satirically hold up a mirror to hu-
man behaviour. (Larratt-Smith, 2012)
534 Citas originales
“This brings back such a feeling of loneliness, it chokes me. […] I wanted an art education […]
and my way of doing it was to go from studio to studio. Let us say there were twelve – I went
to every one of them with an iron will that I was going to understand something I couldn’t
understand.” Douglas Maxwell, “Louise Bourgeois”, Modern Painters, no. 2, summer 1993,
cit. in (Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 64)
“One day he took a wood shaving –it was like a lock of hair- and he pinned it up under a
shelf where it fell freely in space. We were told to make a drawing of it. I was very interested
in the spiral of the shaving, the form took and its trembling quality.” Léger took one look
at her drawings and said: “You are not a painter. You are a sculptor.”[...] “Léger made me
realize I did not have to be stuck in tapestries and my family, that there was a whole new
world in Paris”. (Greenberg & Jordan, 2003, p. 30)
The discovery of Louise Bourgeois is one of the oddest events of recent years. Odd, because
she had been there all the time. And, since she talked to Constatin Brancusi, knew Alberto
Giacometti, organised an exhibition with Marcel Duchamp, was a friend of Joan Miró and
lived in Isadora Duncan’s house where André Breton held his first Surrealist exhibition, the
very idea of realigning Bourgeois with art history seems impertinent. (Morgan & Morris,
1995, p. 54)
“In between conversations about Surrealism and the latest trends, we got married” (Green-
berg & Jordan 2003, p.31).
From one beginning to the next, Bourgeois confirms the peregrine fate of creators (men
and women alike). Always. And never more so than in the twentieth century. Frontiers to
be crossed: those of a language, regime, family, or father. The requirement is absolute for
young girls, above all for those who, like Athena, were born of the head of Zeus, the god
said to have devoured Athena’s mother, Metis (Cunning or Prudence). But on condition she
never stops crossing boundaries. After all, Athena was already the accomplice of Ulysses,
the traveller. She had to ‘free herself’ of herself, free herself of ‘her place’, more than ever
before, and more again for being a woman. ‘I married an American. I left France because
I freed myself or escaped from home. I was a runaway girl. Let’s say it in English now ... I
was a runaway girl. I was running away from a family situation that was very disturbing.’26
(Kristeva, 2007, p. 249)
Robert left for New York, where he was teaching, and very soon afterwards Louise followed
him to live beneath the skies of New York, that sky which ‘is a serious thing’.16 Never to
leave it again. It was ‘glorying white’, the air was ‘strong’ and ‘healthy too’: ‘it is pure’.17 She
had three sons and sculpted Robert in bronze-painted-white, with an almost invisible body
but a whole bunch of penises (1969). ‘It’s the sign of his virility and his sexual appetite. I
wanted to flatter him. I wanted to please him and let him be pleased with himself. This was
Citas originales 535
to make him sexy. A sex-symbol.’18 So here, finally, was the way to outdo Bernini?
Bourgeois had freed herself. From this point, she was incessantly beginning again, taking
off, taking flight. ‘I have no desire to express myself in French. I am an American artist.’19
How we’ll understand her! Writing (that is, sculpting) is a therapy, as long as one travels,
as long as one travels or travails oneself, displacing oneself: as long as one transposes one’s
origin, limits and thresholds. Reincarnation upon reincarnation. Her very paintings would
be American, like the city of New York where she lives. And like its sky, the sky of that ‘clean-
cut’, ‘scientific, ‘cruel’, ‘romantic’ New York.20 (Kristeva, 2007, p. 248)
“When I arrived in the United States from France, I found an atmosphere that allowed me to
do what I wanted. I feel that in Europe I was overeducated; here I was able to say ‘no’ to my
education. I was free to be as wild as I wanted. In America I found my independence. Here, if
you keep repeating the same thing over and over you can convince them, but in Europe, this
is not possible.” Francesco Bonami, “In a strange way things are getting better and better”,
Flash Art, no. 174, January-February 1994, cit. in (Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 76)
“In America anything goes, specially today. Artists are accepted in France in a way that they
are not accepted here. I now that. Here maybe you are a ‘nobody,’ maybe you are even con-
sidered useless, but you are not denied the right to live the way you want. It is real freedom
here. Here you can be as private as you want, you can look the way you want and nobody
is going to bother you.” (Interview with Robert Storr in 1986, cit. in Bourgeois et al., 1998,
p. 144)
Things have come full circle. Bourgeois, like other artists (Titian, Rembrandt, Picasso) is
now taking full advantage of the extraordinary vitality and creativity of old age. Age for her
means diving into the very sources of her being and personality with unbridled freedom. It
means liberation from all repression, giving her almost unlimited dynamism and creative
power; she is henceforth in direct touch with the “black hole” of the unconscious. “The un-
conscious is my friend,” she says. (Bernadac, 2006, p. 149)
Bourgeois, like other artists (Titian, Rembrandt, Picasso) is now taking full advantage of
the extraordinary vitality and creativity of old age. Age for her means diving into the very
sources of her being and personality with unbridled freedom. It means liberation from all
repression, giving her almost unlimited dynamism and creative power; she is henceforth
in direct touch with the “black hole” of the unconscious. “The unconscious is my friend,”
she says. “I trust the 21. (Bernadac, 2006, p. 149)
“I am very sorry to be unable to accept the award in person. My absence has nothing to do
with you. It reflects on me. I travel very badly. […] Under the pressure of travellings some
people start dressing strangely. Others become loquacious, or they can’t stand still, or they
become promiscuous […] And there is something else. I dread questions. Appearing in front
536 Citas originales
of an audience usually grants the right to ask questions to the speaker. This situation terri-
fies me. It makes me feel like St. Sebastian about to be punctured with arrows”. First pub-
lished in 1989 in CAA Newsletter, Spring, vo. 14, no. 1, cit. in (Bourgeois et al., 1998, p. 175)
Within this temporal framework, from an era of modernist certainty to an age of postmod-
ernist anxieties, the history of Western art has been interpreted through the lens of mod-
ernism and its subsequent dissolution as one of a succession of avant-garde movements,
defined by different stylistic and theoretical approaches. Bourgeois, an astute observer and
commentator on all things stylistic and conceptual, has followed an independent path, often
in close proximity to her fellow artists, sometimes in advance and at other times in dispute.
(Storr et al., 2003)
Her singularity has been driven both by her appetite to take on new challenges and by her
disregard for convention, together with a survival strategy in which the practice of art is her
particular way- perhaps her only way- of negotiating the world in which she lives, a means
through which to respond to the emotions of everyday life and relationships, and to con-
front the haunting memories of her childhood. (Storr et al., 2003)
It is true that she held her first solo exhibition in 1945 at the age of thirty-four, seven years
after moving to New York. But the lack of follow-up is telling: just two exhibitions in the 19508,
another two in the 19605, first participation in the Whitney Biennale in 1973, and first public
commission in 1978, at the age of sixty-seven. (Dagen, 1995)
“Art was a privilege given to me, and I had to pursue it, even more than the privilege of hav-
ing children. The whole mechanism is the result of many privileges, and it was a privilege to
be part of it.” (Kuspit, 1988, pp. 67–68)
“I took hold of the gallery, of the space that was given to me and used it. Instead of display-
ing pieces the space became part of the piece. Peridot worried about his floors. I explained
that these pieces had to come without any kind of bases, coming directly to the floor on one
point.” (Bloch, 1976, p. 104)
For eleven years after the critical triumph of the two Personages exhibits, Louise sculpture
was virtually ignored. Her presence in the world of the New York movers and shakers was as
the wife of a well-known art historian, not as an artist.
Though she had continued to be included in group shows in the fifties and sixties, her sculp-
ture was seen in only two solo exhibitions in New York City between 1953 and 1978. In all,
it could be said that for most of the fifties, sixties, and seventies, Bourgeois maintained an
“underground” reputation –known to a certain segment of the New York art audience but
not a subject of widespread attention. (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994,
p. 12)
Citas originales 537
“Bourgeois was a lot older and wasn’t well known at that point. She was known to the Ab-
stract Expressionist generation.[…] It was not like she hadn’t shown, but nobody in my gen-
eration knew her work. I met her because she was the wife of my thesis advisor at graduate
school, Robert Goldwater. […] I had some strange criteria – I don’t know exactly what they
were, but I was looking for things that were both modular and had some minimal sense of
structure and armature, but that broke that armature, flopped out of it in a vaguely erotic
way” Lucy Lippard, interview, University of Texas at Arlington, April 1988, reprinted in
Robert. C. Morgan, “Eccentric Abstraction and Postminimalism. From Biomorphic Sensual-
ism to Hard-Edge Concreteness”, Flash Art, international edition, January-February 1989,
cit. in (Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 116)
“(…) nothing protects you like anonymity. This, by the way, has been the story of my career.
For many years, fortunately, my works were not sold for profit or for any other reason. And I
was very productive because nobody tried to copy my alphabet. (…) My image remained my
own, and I am very grateful for that. I worked in peace for forty years.” (Moderna Museet,
2015)
“My first experience of great luck was that I was not picked up by the art scene and I was
left to work by myself. I did not consider I was ignored. I considered that I was being blessed
by privacy.
My second piece of luck was my positive relation to the younger generation. My Love is with
them. I relate to them. There is an Exchange. I give my positive feelings to them”. (Storr,
1986, p. 144)
For forty years what she couldn’t sell was stored in her Brooklyn Studio. [...] It was as if she
had been preparing her whole life to be discovered overnight. (Greenberg & Jordan, 2003,
p. 51)
“No, I see myself, as several people have said, as an eccentric. Eccentric means away from the
centre, and that is true. I am not a revolutionary, but very independent, and this has been my
great privilege, that I was able to be independent because I didn’t depend on any dealer who
said you had to do this or that. On the other hand, I have very modest tastes even today, and I
am able to be independent.”(Swenson, 1982, p. 11)
I don’t think the markets had any impact on her work, whatsoever, in terms of the choices
she’s made about what to make and not to make. I think she works in disregarding it. What
her recent success has enabled her to do is actually place major works in museums across
the world, and hold back and store an amazing collection of her early work which then, when
places like Tate come to do exhibitions, she can lend. And we don’t have to go to museums
who turn us down. To be able to do that, to help institutions and keep the show on the road,
has been her priority. (Daniel et al., 2007)
538 Citas originales
That a woman over 80 possesses such creative energy and visual inventiveness, constantly
anticipating the concerns of younger generations, reinforces her position as precursor and
visionary, confirming once again the theory that certain great artists experience a cyclical
return to youthfulness in old age. (Bernadac, 2006, p. 7)
She was born into a generation of artists who often defined their practice in significant part
in terms of their tools and the materials with which they principally worked- we think of
David Smith as a sculptor in iron, Giacometti for his figures in bronze, Barbara Hepworth
for her work in stone. Without ever ceding a level of seriousness and respect towards techni-
cal expertise or craftsmanship, Bourgeois’s practice, her ‘signature’ is, by contrast, inscribed
in her journey from one material to the next, from one technique to another, following a
relentless need to experiment across media in a manner that anticipates, by some decades,
the easy traffic between media and materials that many contemporary artists enjoy. (Storr
et al., 2003)
“In the 1960s, Bourgeois’s style became more individual. In a radical departure from her
wood sculpture, she started to experiment with materials such as latex and plaster to ex-
press complex feelings that had risen to the surface. This was partly a result of the psychoa-
nalysis she had started in the early 1950s, following the death of her father in 1951. She
continued to explore the human body, but now from the inside out. Though more abstract,
her forms, with their labyrinthine interiors, can be seen to represent the fragmented body,
turned in on itself,” says Iris Müller-Westermann. (Moderna Museet, 2015)
When you want to say something, you consider saying it in different ways, just as a com-
poser would play in different keys, or different instruments. Little by little, and generally
by process of elimination, after trying everything else, I find the medium that suits me.’
(Swenson, 1982, p. 6)
“Plaster is very close to our emotions and very close to the kind of impetuous wish you have
when you want to do something. Plaster will respond, but it is not strong.” (Swenson, 1982, p. 7)
“What modern art means is that you have to keep finding new ways to express yourself, to
express the problems, that there are no settled ways, no fixed approach. This is a painful
situation, and modern art is about this painful situation of having no absolutely definite
way of expressing yourself. This is why modem art will continue, because this condition
remains; it is the modern human condition…” (Kuspit, 1988, p. 82)
Now, please don’t go believing that Little Pea took an interest in anguish. Little Pea is con-
ceptual, as her mother was before her; she considered the situation objectively, that is, sci-
entifically; not emotionally. ‘I was interested not in anxiety’, she/it declares, ‘but in perspec-
tive: in seeing things from different points of view’.
Citas originales 539
Her knowledge of prints derives from late nineteenth- and early twentieth-century books
illustrated with steel engravings. The extent and quality of the illustrations are what draw
Bourgeois to those books, and she has collected them since her early adulthood. Although
she considers the books’ subjects to be of secondary interest, she has concentrated on col-
lecting in several subject areas that tend to have especially good illustrations: children’s lit-
erature; medicine (particularly ophthalmology) and medical instruments; weaving, embroi-
dery, and tapestries; and dictionaries and encyclopaedias, perhaps the most cherished part
of her collection. (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994, p. 22)
“You cannot sleep in the night, so you make drawings. If you have fears, you express them in
drawings and they disappear.” Douglas Maxwell, “Louise Bourgeois”, Modern Painters, no.2
summer 1993, cit. in (Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 76).
“But the only diary that counts is the drawing diary. I do the drawing during the night when
I’m propped up in bed with pillows. […] I preserve my drawing diaries most preciously. They
relax me and they help me fall asleep.” (First published in February 1995 in World Art, no. 2,
p.108. Bourgeois, Bernadac, & Obrist, 1998, pp. 305)
“These drawings are not specifically preparatory to works of art in another medium. Instead
they are the active signs of an extraordinary inner life and rich vision. Although abstract,
they do no demand an hermetic appreciation, a divorce from our acquired reflexes of percep-
tion. Rather, they invite our associations, suggesting the rhythms and experiences of nature
in an amazingly precise way. “ D.R., Rose Fried Gallery, Recent Drawings by Louise Bourgeois,
New York, 1963, cit. in (Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 112)
“I have kept diaries all my life, ever since I was a child, ever since I could look someone in the
face –and catch visual emotions and remember my own. The diaries are for my private reflec-
tions.” (First published in February 1995 in World Art, no. 2, p.108. Bourgeois, Bernadac, &
Obrist, 1998, pp. 304)
Bourgeois also manipulates spoken and written language with precision and flair. “I love
language,” she has said. “You can stand anything if you write it down... Words put in con-
nection can open up new relations... a new view of things.” For every year of her adult life,
she has kept daybooks, which list appointments and mundane information, but which also
serve as sketchbooks for small drawings and repositories of random thoughts, patches of
analysis, and even brief narratives. When she suffers insomnia, Bourgeois may draw, or she
may write down the thoughts that crowd her mind. She describes the backs of drawings,
sometimes indicating the origins of particular imagery. She makes notes on the endpapers
540 Citas originales
of books, regarding these jottings as “indispensable.” (Wye & Museum of Modern Art of
New York, 1994, p. 14)
This impulse toward working with the terms of real space, anticipating Articulated Lair or
Cells, led Bourgeois as well to construct a work like The Blind Leading the Blind (1949) in
which the sculpture has the quality of a furniture-like occupant of the room in which it stands.
As such, it appears as a rational or commonplace object which has, however, the capacity to
house or enclose its own world of associations.” Rosalind Krauss, “Magician’s Game: Decades
of Transformation”, 200 Years of American Sculpture (exhibition catalogue), Whitney Museum
of American Art. New York, 1976, cit. in (Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 100)
What emerged ever more clearly over time was the hybrid nature of her practice, in which
staged interactions between viewer and sculpture played a key role. Already in 1976, she
began to think of the early installations she had devised for her totemic sculptures as being
‘environmental sculptures’ akin to ‘Happenings’, making the viewer an active participant
[…] (Potts, 2007, p. 263)
It is clearly no coincidence that this all transpired in the 1980s. Recognition of Louise Bour-
geois’s work could only come with the emergence of a new sensibility typical of the “post-
modern generation” that advocated a return to subjectivity, to a form of expressionism, to
an eclecticism perceived as liberating in the face of strict formalist norms. This new focus on
the self-observed in recent decades following a loss of values and the collapse of ideologies-
mainly stresses the body, organic forms, and sexuality, all realms in which Bourgeois was a
pioneer. Today, numerous artists cultivate an approach that formerly seemed too figurative,
overly personal and excessively sensual. (Bernadac, 2006, p. 7)
Bourgeois’ work is important to mainstream art history precisely because it makes a shift
in focus from form to content (the examination of the place and identity of the individual).
This shift- from an art that is simply about art to an art concentrating on something beyond
this - is nothing less than the shift from Modernism to Postmodernism. It has often been
argued that the transition pivots on Andy Warhol, with his breaking down of the barriers
between high and low and his exploration of art in relation to the broader culture. But in
truth Bourgeois is equally crucial in this respect, for taking art out of the frame and placing
the self front and center, for making the exploration of issues of identity the purpose of art.
(Storr et al., 2003)
The 1982 retrospective at The Museum of Modern Art presented to a wide public the full
range of Bourgeois’s achievement. It vindicated some, who had long recognized the power
of her work, and was a revelation for many others, who were introduced to her explorations
of human instinct, need, and identity. (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994,
p. 12)
Citas originales 541
Also at that time and in the early seventies, the rise of feminism spawned a women’s art
movement, and Bourgeois came to be recognized as a model for women artists. Her Femme
Maison (Woman House) imagery of the forties- a female body topped by a house instead of
a head- became a familiar symbol for feminists. […] In a 1975 issue of Artforum magazine,
which featured a work by Bourgeois on the cover, the critic Lucy Lippard stated: “Despite her
apparent fragility, Bourgeois is an artist, and a woman artist, who has survived almost forty
years of discrimination, struggle, intermittent success and neglect, in New York’s gladiato-
rial art arenas. (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994, p. 12)
Paulo Herkenhoff: So, what comes to your mind when I say ‘the Web’?
Louise Bourgeois: Oh, I think of a spider’s web, of course. She weaves her web. You know,
Ode á ma mere has been a very important subject because it has been at the basis of all my
spiders. It relates to industriousness, protection. Self-defense and fragility. The spiders I
have made over the last decade have been a big success. And I do not object to how such a
statement might sound to others, because success is sexy! (Storr et al., 2003, p. 18)
“The friend (the spider – why the spider?) because my best friend was my mother and she was
deliberate, clever, patient, soothing, reasonable, dainty, subtle, indispensable, neat, and as use-
ful as a spider. She could also defend herself, and me, by refusing to answer ‘stupid’, inquisitive,
embarrassing, personal questions.” (Manchester, 2009)
“I love all artists and I understand them (flock of deaf mutes in the subway). They are my
family and their existence keeps me from being lonely. […] God invented art (including all
forms) as a survival device. Audience is bullshit, unnecessary. Communication is rare; art is
a language, like the Chinese language. Who gets it? The deaf mutes in the subway.” (Notes
made in 1984, cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 131)
When I was little my mother would show me something in a tapestry, suddenly there was
a knot. Usually knots happen to people who are lazy, because they don’t want to rethread
the needle too often. Plain laziness. So they get a thread that is much too long. Now if
a thread is too long it’s going to get into a knot, and I loved to undo the knots. I spent a
long time-- even today-- undoing a knot. I was so patient because it represented an activity
that was symbolic, that I was able to undo something that was a problem: it was within my
competence. But for that you have to know whether you have two threads or one….For me
the knot is a problem that you have to understand and erase. People fight with each other,
542 Citas originales
but if you are clever and patient enough you can undo the trouble. (Sobre Untitled (1950),
Bourgeois & Rinder, 1999)
“Symbols are only empty bottles. They function only through what you put in them –per-
sonals symbols means personal alphabet, our uniqueness is all we have. The image is sacred
and should not be stolen.” (Notes taken in 1986, cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 132)
“[…] Several people said that to me, but it wasn’t. It was not my intention. I am always very
happy when people give me an interpretation that is a complete surprise to me. It means
that the piece functions on many, many levels and will be able to stand many interpreta-
tions.” (Swenson, 1982, p. 8)
This piece has to do with the sadness that we talked about a while ago, the alienation. The
twentieth-century artist who uses symbols is alienated because the system of symbols is
a private one. After you have dealt with symbols you are still private, you are still lonely,
because you are not sure anyone will understand it except yourself. The ransom of privacy is
that you are alone.” (Swenson, 1982, p. 10)
“My skycrapers are not really about New York. Skycrapers reflect a human condition. They
do not touch” (Meyer-Thoss, 1992, p. 178)
Susi Bloch: You began making sculpture in 1947, making work that seems to relate strongly
in motif to the etchings and parables, He Disappeared into Complete Silence, worked on in
1946, published in 1947.
Bourgeois: They relate primarily in their symbolic geometry. Geometrical figures, circles,
half-circles, points, lines, vectors… were my vocabulary and still are today. The basis of Eu-
clidean geometry is that parallels never touch. Parallelism excludes any kind of touching,
distance remains the same in time.
Susi Bloch: What do you mean by symbolic geometry?
Bourgeois: I mean solid geometry as a symbol for emotional security. Euclidean or other
kinds of geometry are closed systems where relations can be anticipated and are eternal.
It comes naturally to me to express emotions through relations between geometrical ele-
ments, in two dimensions (Bloch, 1976, pp. 102–103)
In Bourgeois’s imaginary domain, no form is unitary. All are implicitly dualistic, even as
every binary she proposes is subject to fracture, convolution and infinite tessellation. […]
(Storr et al., 2003)
“People say it is an aggresive form, but it is not. She is harmless, armless, but very afraid! She
is in a defensive period of her life. She is a girl who has found a knife but doesn’t know what
Citas originales 543
to do with it. It is a beautiful thing, shiny, but wasted on her. After all, she is only a Little bird
defending her nest” (Statements in 1979 cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 115)
The body of Louise Bourgeois is multiple and potent. It borrows from and transforms the
vocabularies of modern art. It is feminine and masculine, terrified and bold, soft and hard. It
speaks in the language of space and form and plays with both recognition and strangeness.
(Hustvedt, 2007)
Trani episode (1971) adheres to the logic of masculine-feminine ambivalence (Trani is a place in It-
aly). But here the form is further simplified and condensed in a sort of embryo of distended breasts
that also evoke phalluses. (Bernadac, 2006, p. 115)
The Cell with the figure or Arch of Hysteria deals with emotional and psychological pain. Here
is the arch of hysteria, pleasure and pain are merged in a state of happiness. Her arch –the
mounting of tension and the release of tension –is sexual. It is a substitute for orgasm, with
no access to sex. She creates her own world and is very happy. Nowhere is it written that a
person in these states is suffering. She functions in a self-made cell where the rules of hap-
piness and stress are unknown to us. (Schwartzman, 2003, p. 134)
Architecture and the human body interact, so that the house is not home or a shelter but
becomes a prison for the body. […] In a painting form 1946-1947 (III.1 Femme Maison rosa
pubis flor), the woman’s head is hidden in a four-story house […]Bourgeois provides us with
the image of a terrified woman in a hair-raising situation. […] In the grafic versión form
1947 (printed in 1990), the situation seem to have gotten worse –the house now covers
not only her head, but the upper part of the body down to the navel. […] Femme Maison
could be translated as “woman house”, but also as “housewife”. In this series, the house has
become her limiting identity. (Müller-Westermann & Vuong, 2015, p. 17)
Femme Maison, depicting a woman’s body with the head replaced by a house. One of these
images is now fairly well-known, being regarded by feminists of the last two decades as a po-
tent symbol of muzzled self-expression (the artist made a print of it in 1984). Yet her recent
comments about the Femme Maison print are not revealing and even could be described as
slightly repressed or as a kind of self-denial: “I consider this perfect,” she said. “It brings the
personal together with the environment ... it is a kind of acceptance.” (Wye & Museum of
Modern Art of New York, 1994, p. 21)
The woman is obviously nice looking, but she does not realise the effect she has on us. She
does not know that she is half naked, and she does not know that she is trying to hide. That
is to say that she is totally self-defeating because she shows herself at the very moment that
she thinks she is hiding. (Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 98)
544 Citas originales
The house/women of Femme Maison are in and of the architecture that can’t hold their
huge but vulnerable bodies. The debt to Surrealism is obvious. As in Magritte’s Le Modèle
Rouge (1935), in which boots and feet are one, Bourgeois makes the container the con-
tained. But while the impulse in surrealism was always toward objectification - turning
person into thing - Bourgeois does exactly the opposite. The inanimate houses come alive.
(Hustvedt, 2007)
“A sense of humour for me is the equivalent of compassion. This is the end of the road,
where you cannot go wrong. You have made it. You have achieved compassion, but you have
also achieved a sense of humour. So, life is not dangerous any more.” (Gorovoy & Asbaghi,
1997, p. 260)
Pressing the object against her side as if it were something else, some ordinary thing to tote
around in this way, like a folded newspaper, an umbrella, a walking stick or, alternatively, a
purse or a pet, Louise Bourgeois grips instead her sculpture Fillette. ‘Fillette? Meaning in
French ‘little girl’, is a two-foot long latex phallus that Bourgeois describes as a doll, her doll.”
(Nixon, 1991)
In 10 AM is When You Come to Me (2006), a set of twenty-one sheets shows the artist’s hands
waiting for her assistant Jerry to come and work with her. For thirty years he would come
at 10 a.m. every day except Sundays. The work refers to the waiting and her gratitude for his
helping hands, but also carries an undertone of anxiety that he might not come in time, or
not come at all. That admission of dependence makes this a very powerful and moving work
by the ninety-four-year-old artist. (Müller-Westermann & Vuong, 2015, p. 161)
This spring, Moderna Museet highlights Louise Bourgeois, one of the most important 20th
and 21st-century sculptors. Her art serves as a bridge from Modernism and continues to
exert its influence on contemporary artistic practices today. (Moderna Museet, 2015)
Cornelia Parker. She is somebody who became recognised later on in life and is going
from strength to strength. She is uncompromising. She broke through the glass ceiling as
a woman artist of her generation. Now there are numerous leading female artists. Louise
had more battling to do. She is hugely important. There’s a kind of bravery in her work. I
saw some of her recent work at the Venice Biennale; it is the drawing that really does it for
me. (Cornelia Parker cit. en Hustvedt, 2007)
Germaine Greer. Louise Bourgeois is a truly extraordinary artist. From her emergence in
the 1960s, no one has known quite what to say about her. […] If her work reminds us of
anyone, besides the indigenous artists all over the world who rework her body-painting
motifs and totemic objects, it is, oddly enough, the masculine magniloquence of Rodin.
Bourgeois makes the anxiety that quivers in Rodin’s reassembled body casts appalling and
Citas originales 545
explicit. The result is a kind of power that has never been seen in any woman’s work before.
(Germaine Greer cit. en Hustvedt, 2007)
AM Homes. ‘Is she real?’ [my daughter] she asked. ‘Very real, and very old,’ I said, and went
on to tell the story of how Louise had spent many years creating enormously inventive
sculptures working with all kinds of materials, fabric and stone and metal, and how her work
was all about the world she lived in and the experiences she had […] ‘When can we go to visit
her’ she asked. […] And that as much as my daughter is waiting to meet the master, so too is
the master awaiting the child. (AM Homes cit. en Hustvedt, 2007)
Kiki Smith. Louise Bourgeois is one of our greatest living artists in America. She has lived
through many periods of art and has the resource of language in her work, which makes it
highly resonant and complex. She is an extremely intelligent and astute artist, both in talk-
ing about her work and talking through the personal while maintaining a formal, abstract
language. She is able to move very fluidly between representational and non-representa-
tional imagery. My biggest connection to her work is through her prints: I am an enormous
admirer of the economy in her printmaking, particularly her engraving. She certainly influ-
ences my art; her precedent opened up an enormous amount of space for other artists. (Kiki
Smith cit. en Hustvedt, 2007)
Klein described psychical dynamics in terms of positions. And a position, as Juliet Mitchell
has aptly observed, is a place where “one is sometimes lodged.” 37 The Lairs echo this meta-
phor. Nestlike, cavelike, and hivelike, as well as womblike and gutlike, they evoke refuges
and traps, places in which one may be sometimes lodged, but also sometimes snared, or
simply stuck. Suggestive of temporary dwellings, secret hideaways, or forbidding fortresses,
they dramatize the vicissitudes and vulnerabilities of the body riven by the drives. For Klein,
subjectivity arises through the drives, is formed and re-formed in the grip of atavistic sen-
sory and emotional confusion. (Nixon, 2012, p. 90)
But finally, words are not sufficient. She has said, “My complaint about language is that it is
perfect, indispensable, but not enough. It doesn’t say everything.” She believes that she can
get at what she is after more directly and meaningfully in drawings, prints, and, above all,
sculpture. (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994, p. 14)
‘I could not be a painter. The two dimensions do not satisfy me. I have to have the reality
given by the third dimension.’ Bourgeois 1998, p.255; from an interview broad-cast by the
BBC in 1993. (Potts, 2007b, p. 258)
“Right! The passion for the third dimension and the idea of volume came from him. It was an
idea which he was expressing himself in two dimensions. He was expressing the roundness.”
First published in Summer 1993 in Modern Painters, vol. 6, no. 2, pp.38-43, cit. in (Bourgeois
et al., 1998, p. 243)
“I could express much deeper things in three dimensions.”(Bourgeois et al., 1998, p. 124)
“I do sculpture because I need, not because I have fun. I have no fun at all –in fact everything I do
is a battlefield, a fight to the finish. […] So if I have pleasure it is definitely sadistic or masochistic
pleasure, not a casual one.” (Statements made in 1969, cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 169)
I have fun instead of pain. I have fun doing the work. I love to work.
You work all the time?
All the time, and more and more. I become more skillful, clearer, so there is an increasing
pleasure. First published in Summer 1993 in Modern Painters, vol. 6, no. 2, pp.38-43, cit. in
(Bourgeois et al., 1998, p. 247)
“Fulfilment is what in the eighteenth century was called inspiration. It is impossible to un-
derstand the logic of a person who is in a state of inspiration. The processes are neither
predictable nor scientific. It’s a matter of associations... but in a positive way. You can work
in sculpture only if you are in a state of controlled high.” (Statements made in 1985, cit. in
Bourgeois et al., 1998, p. 137)
“The lair is a protected place you can enter to take refuge. And it has a back door through
which you can escape. Otherwise it’s not a lair. A lair is not a trap. The idea of the trap relates
to the idea of the passive becoming active: something still and motionless springs to life,
like the Phoenix. So my form of being active is building a trap myself – the seductive trap of
Citas originales 547
my artwork, which, as you say, “ensouls” inert matter. The far of being trapped has become
the desire to trap the other. In that sense, I am the eternal hunter. The hunted creature has
become a successful hunter herself.” (Meyer-Thoss, 1992)
“The Cells either attract or repel each other. There is this urge to integrate, merge, or disinte-
grate.” Statements published in 1991, cit. in (Morris, 2007, p. 71)
“Cellule” Communiste, “cellule” in a prison, and very, very especially, the “cellule” of our
blood. That is to say, little entities that are next to each other and are different from each
other… So this is a cell. This is absolutely separate. So they are right next to each other like
this, and they will not touch or talk to each other like for a hundred years”. Interview with
Henry Geldzahler and Raymond Foye in 1991, cit. in (Morris, 2007, p. 71)
“I wanted to create my own architecture, and not depend on the museum space, not have
to adapt my scale to it. I wanted to constitute a real space which you could enter and walk
around in.” (Bourgeois et al., 1998, p. 38)
“After a certain point, Louise went to very few of her own shows, but she would see photographs
with her work installed in these huge spaces. She didn’t like the way the space was affecting the
experience of her work.” (Jerry Gorovoy cit. en Lorz et al., 2015, p. 41)
“The Cells either attract or repel each other. There is this urge to integrate, merge, or disinte-
grate.” Statements published in 1991, cit. in (Morris, 2007, p. 71)
At the beginning of our collaborative venture, Louise Bourgeois suggested that I take a look
at the location and start working out a design. I went to Vardø early in 2007 and while there
came up with the idea of devoting a window to each of the victims that looks out onto the
landscape and lights up at night. There is a light in every window. The design brings together
ninety-one windows in one long room. Inside, a narrow walkway leads from window to
window, from view to view, from light to light. The room, as I initially envisioned it, is a long
corridor hovering above the ground. It is suspended in wooden scaffolding. The structure
stands slightly apart from the settlement on the coast in a place called Steilsneset. This is
where the victims were burned at the stake. (Zumthor, 2013)
“Lorsqu’on m’a montré l’église, j’ai tout simplement pense que l’espace était superbe. Je n’ai
jamais travaillé pour un tel lieu et, bien que je ne sois pas religieuse, je suis concernée par le
spirituel” (Bloch-Champfort, 2007, p. 136)
The wish to say something antedates the material; the material is completely secondary. I
am not saying that materials are not important. I love materials... When you want to say
something, you consider saying it in different ways, just as a composer would play in differ-
ent keys, or different instruments. Little by little, and generally by process of elimination,
after trying everything else, I find the medium that suits me.’ (Swenson, 1982, p. 6)
“Every time I am asked to talk about my work I desiccate. The only way in which I can man-
age it is to go into my studio and walk back and forth and around a piece. Then the relations
between the work and me snap alive again. At this point the how it was made is obviously
of no importance or relevance. I made it the best I could, considering that the object be-
came what it is, and this becoming was not completely under the control of conscious de-
sire or premeditation. The fluctuation of possibilities can be minute, slow, rough, sudden,
re-examinable or definite. Any way you slice it, there is always a battle to finish between the
artist and his material: sometimes with visible result, more often with experience gained
but no result.” (Statements published in 1969, cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 79)
I wish to continue with the sculpture I have been doing, based on the same underlying
concepts but with a specific program in mind. As a result of a brief stay in Pietrasanta,
Italy, this past year (and following earlier work in France), closely directing the tradition-
ally skilled workers, I know that concepts which I have thus far only been able to make
as drawings can now be carried out in sculpture. New materials for moulds, glues, etc.
make possible a greatly simplified handling of the more traditional materials, and permit
a freedom of form that corresponds to ideas for sculpture that I have long had in mind. I
will in this way be able to extend and deepen my work through the execution of intricate
and subtle structures which will still retain the overall basic simplicity I have always found
necessary. This can be done only in Italy, because only there is close, daily cooperation
with skilled workers possible –and also for reason of cost. Therefore I would plan to divide
my time, first making drawings and models in my New York studio, and following this
with a minimum of six months, uninterrupted work in the sculpture ateliers of Pietras-
anta. (Written in 1968, cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 79)
[…] it has become more dependent than ever, even dependent above all else on the author-
ity of its creator. The ‘random whatever’ – the bottle-holder or urinal put out by Duchamp
Citas originales 549
– indeed does become an art work but it is not on the authority of ‘whosoever’ nor, besides,
wherever. The ‘whatever’ goes accompanied by certain conditions of presentation which are
not ‘anything goes’. (Collin, 2010, bk. 87)
Socio-historical elements intermesh with properly aesthetic aspects in what, across contem-
porary art, is remodelling and redistributing the ‘distribution of the sensible’ in its gendered
version. (Collin, 2010, p. 88)
The relationships between art and power have changed, but they still persist. But at least
women have now embarked, in an increasingly positive manner, on the process of the
figuring and de-figuring of reality and in the interplay with their shadow. (Declaration of
Emmanuel Lévinas in 1948, cit. in Collin, 2010, p. 88)
I read Bachelard when I was over seventy-five. If I had read Bachelard before, I would have
been a different person, I would not have been divided inside since I would have taken the
materials, with their different characters, and I would have been more friendly towards
them. In the past, very time somebody asked me about materials, I used to answer, “What
interest me is what I want to say and I will battle with any material to express accurately
what I want to say.” But, the medium is always a matter of makeshift solutions. That is to say
that you start with the harder thing and life teaches you that you had better buckle down, be
contented with softer things, softer ways. (Storr, 1986, p. 142)
So if you consider art as a privilege, then by definition, you feel that you do not deserve it.
You are continually denying yourself something –denying your sex, denying yourself the
tools that and artist needs– because to be a sculptor costs you money. If you consider art a
privilege instead of something society will use, you have to save and suffer for your art […]
I felt I had to save my husband’s money rather than do sculpture that cost money. So the
materials I used in the beginning were discarded objects. This was given a poetic meaning by
saying that the discarded object has a value. […] (Interview with Donald Kuspit in 1988, cit.
in Bourgeois et al., 1998, p. 161)
I was not a sculptor in France, and I don’t think I would have become a sculptor. Because to
be a sculptor is kind of a ridiculous position in the sense that the food of an artist is, first,
what he sees –what he sees in the Street. Now, in New York everything is dumped in on
the sidewalk. So you find beds –whole beds– you find all kinds of household things, as if a
whole apartment had been put on the sidewalk. It is not that people abandoned them but
that people are separated from them. Now, for an artist, you well understand, this can be full
of fantastic objects and you look at them and you combine them and that is the beginning
of the assemblage. It is a rescue mission. You try to save these things because they are so
wonderful. Well, in France it is not like this. It is tidy. Everybody has a place and everything
is saved in France. You cannot find anything on the streets. (Interview with Robert Storr in
1986, cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 140)
550 Citas originales
The transition from domestic to workspace was engineered with maximum efficiency. […]
Little by little this elfin woman with her ballerina bun colonised the house like one of the
spiders she became famous for sculpting. Cocooning herself into the spaces within its walls,
she hollowed out arches and knocked through walls, burrowed through floorboards and
installed spiralling stairwells to open up cavities below. No space was wasted in pursuit of
her art. (Davies, 2015)
“For sculpture to form an environment had become the ambition of several other American
artists during the late 1940s. This was certainly the intention of Louise Bourgeois in her first
two sculpture shows at the Peridot Gallery in 1949 and 1950. There the empty gallery was
understood to function as a room that was rhythmically punctuated by pole like sculptures
that would create an environment of abstract Personnages. Interested not only in individual
figures but in the space as a whole, Bourgeois imagined it as a kind of ritualized atmosphere
through which she could ‘summon all of the people I missed. I was not interested in details;
I was interested in their physical presence. It was some kind of an encounter.’ And the na-
ture of this encounter was some kind of projection of the unconscious onto the space of the
real that formed the mode of surreality. This impulse toward working with the terms of real
space, anticipating Articulated Lair or Cells, led Bourgeois as well to construct a work like
The Blind Leading the Blind (1949) in which the sculpture has the quality of a furniture-like
occupant of the room in which it stands. As such, it appears as a rational or commonplace
object which has, however, the capacity to house or enclose its own world of associations.”
Rosalind Krauss, “Magician’s Game: Decades of Transformation”, 200 Years of American
Sculpture (exhibition catalogue), Whitney Museum of American Art. New York, 1976, cit. in
(Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 100)
“Each Cell deals with the pleasure of the voyeur, the thrill of looking and being looked at.”
(Morris, 2007, p. 71)
I love the Cells, and there are several in the show. For me, they hold the attraction of forbid-
den places in my childhood - an erotic tug to see what is in there. They both lure and frighten
me. They beckon me in and keep me out. Sometimes I can peer through an open door. Other
times I look through the cage walls. In Eyes and Mirrors (1993), I confront my own voyeur-
ism. (Hustvedt, 2007)
The Cells are big, but remain personal works, private, which quietly demand that viewers
search for hidden openings, hidden views, and hidden meanings. (Elizabeth Hess cit. en
Gorovoy & Asbaghi, 1997)
Prevented from entering the Cells by exhibiting institutions- often for the most
caring of reasons- the viewer is too often cast as the voyeur, peering in and regard-
ing the objects from the other side of the cell wall. The artist’s intention, however,
Citas originales 551
was often that the viewer should enter into the space of the Cells- to experience in physical
terms as well as through metaphor a confrontation with the self […] (Morris, 2000, p. 13)
“Each of these boxes represents one of us. We have to stop running and take our places in the
circle and face ourselves in front of each other. […] Nothing can let us escape this confrontation.
We have to come to terms with ourselves, with how bad we are, how limited we are, how short
our life is.” (Interview with Laura Tennen in 1982, cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 224)
“Their interiors are not just tableaux-like installations that we glimpse through a window
or half-open doors, or occluded by wire mesh and opaque panes of glass. Instead, inside
each cell, we are confronted with objects that have a substantive presence, which we are
compelled to view as biomorphic or anthropomorphic things rather than as mere objects or
images.” (Potts, 2007, p. 263)
Central to Modern art was a fixation on the new, and the inability of some to acknowledge
Bourgeois’ critical importance to the history of art may boil down to the simple reality that
her work is defiantly (and not nostalgically) in dialogue with the old. Cell (You Better Grow
Up) is a tomb filled with the cast-offs of the sort of industrial activity that fuelled the Mod-
ern, now abandoned, resting on the benches of workers long gone and forgotten. By adopt-
ing abandoned industrial waste, loving these objects and poetically recombining them, and
once again giving them purpose, Bourgeois wags her finger at Modernism’s compulsive and
sterile obsession with The New. This obsession resulted next in a fixation on The Young. So
great was this preoccupation that most of the major artists of the twentieth century made
their impact on the history of art only for a brief, shining moment, soon to be eclipsed by
the next New. (Schwartzman, 2003, p. 101)
“The work of art is a kind of matrix that makes its subject” (Kristeva & Guberman, 1996, p. 16)
Of course, people say there is a kind of theological revival, a return of religion. But very
often these religions take a form that is fundamentalist, dogmatic, nationalist and refuse to
recognise this crisis, whereas the language of the objects in this exhibition attempts to come
as close as possible, almost to accompany this state of abjection, this permanent oscillation
between subject and object. In this sense, these objects have a cathartic value. The artist who
produces them is able to find a temporary harmony in his state of malaise, one that is close
to that malaise that does not seal it off or ignore it. As for the public, they can react in two
ways. There are those who repress this state of crisis, who refuse to acknowledge it, in which
case they either don’t come or they find the works disgusting, stupid, insipid, insignificant,
and wonder why the curators bothered. Others may be looking for a form of catharsis. When
they look at these objects, their ugliness and their strangeness, they see their own regres-
sions, their own abjection, and at that moment what occurs is a veritable state of
communion. (Penwarden, 1995, p. 23)
552 Citas originales
The works have a quasi-religious effect, then, but the fragmentary nature of the language
means that this is bound to be very limited both in time and in terms of the people affected?
The etymology of the word religion goes back to religare, to bind, to make a community. We
have reached a point of extreme personal solitude, so if communion does occur then it is
fragmented, solitary. It is very difficult to imagine a religious institution that could channel
this experience without lapsing into dogmatism. Perhaps the museum is one place than can
provide a context for it. (Penwarden, 1995, p. 23)
In Choisy (1990-1993), a guillotine hangs ominously over a marble house, and I imagine it
being cut in two. My body. My house. I can’t help writing stories for these enigmatic spaces,
in which I feel both violence and love. They are like mute, motionless narratives, and even
when one doesn’t know that much of the iconography is personal - the house is a model of
the Bourgeois family house in Choisy, the tapestries in Spider recall the restoration work of
Josephine - its intimacy is palpable. And while the artist makes use of found objects - beds,
chairs, spools, perfume bottles, keys - their placement and proximity to sculptures of body
parts or abstract forms create an atmosphere of only partial legibility and turn the Cells
into machines of metaphorical association and recollection for the viewer. I clutch at the
fragments of my early memories through the familiar architecture of my childhood house,
which allows me to locate my experience in space. Without that frame, the memories are
suspended in emptiness. But memories change, too. Each time we remember an event, the
present tinges the past, which is always also imaginary. The Cells give us enchanted access
to that fragile topos where memory and fantasy merge. (Hustvedt, 2007)
Bourgeois’s personal dramas are not the viewer’s own, yet her works inspire emotions that
human beings share –many of them often unmentioned, forbidden, or repressed. Her im-
ages can communicate loneliness, anxiety, and sometimes fear –in response to the isolation,
turmoil, or danger that she often depicts. Such emotions emerge from imagery that is often
constructed by combining real and imagined elements. Recognizable details or suggestive
fragments serve as reference points for the viewer, while functioning as vehicles for specific
concerns of the artist. (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994, p. 13)
Bourgeois’s father is the individual from the past who plays the most catalytic role in her
work. He was often cruel and sarcastic toward her, and she is still troubled by memories of
him. She has said that she went through experiences with her father that were not “spec-
tacular,” but which were unusual because of the intensity with which she experienced them.
Citas originales 553
Such unfinished emotional business is dealt with through her art. “You have to figure them
out ... you have to understand them to get rid of them ... those nasty memories.” On the
other hand, Bourgeois was very attached to her mother, whom she called her “best friend.”
When Bourgeois was twenty, her mother died after prolonged ill health, and Bourgeois could
not console herself, her father ridiculed her pain and mourning, and her response to this is
expressed in Vase of Tears (1945). (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994, p. 18)
During the first year she saw him 60 times, suggesting that she was in deep analysis; in the
second year she saw him 28 times, suggesting that she was in psychoanalytic psychothera-
py; and in the fourth year she saw him only five times, indicating that she had enough ego
strength to survive on her own, with a few sessions for maintenance. The fact that in 1973
she saw him 23 times and in 1975 she saw him 18 times suggests that there were periods
of crisis when she required his steady attention. She called upon him in great emotional
need, and he was always there for her. Bourgeois was psychologically minded and analys-
able, although she was what today is called a “difficult patient”, and was widely read in the
psychoanalytic literature, and considered taking graduate courses in psychology and sociol-
ogy at New York University. (Kuspit, 2012, p. 18)
I think you called Freud a folklorist. Was Freud important to you? “Oh yes, because I live for
improvement –and only Freud can do that.” First published in Summer 1993 in Modern Paint-
ers, vol. 6, no. 2, pp.38-43, cit. in (Bourgeois et al., 1998, p. 243)
Her imagery frequently seems to grow out of an attempt to analyse her painful situation and
impose control. As she has said, “You have to build up a miserable little strategy to defeat
despair.” Her aim is to make order out of the perceived chaos that often overwhelms her and
affects her relations with others. She wants to survive and believes that survival is possible.
Although she is “subject to terrific pulls in many directions,” she “does not break.” While she
must struggle to balance conflicting impulses of despair and hope, she maintains that a fresh
start is always possible. Morning becomes the symbolic as well as the literal moment to begin
again. She recently noticed a sentence in a daybook of the late forties that she still found very
meaningful: “At the darkest mood, at one end, is suicide; at the other end is the bath of grati-
tude.” (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994, p. 18)
The danger Bourgeois feels because of the unpredictability of her moods is evident in images
that evoke hurricanes, tornadoes, and flooding rivers. In commenting on Tempete du vent,
554 Citas originales
she asked, “How do you survive ... how do you keep your balance in a hurricane?” (Wye &
Museum of Modern Art of New York, 1994, p. 18)
The colour red in her work can signal danger or violence, particularly in contrast to her
calming and pure blue. One of the aims of her work is exorcising these fears “of being blown
away and demolished.” She still agrees with a comment once made to her: “Louise, you are
afraid of yourself, of what you may do; you are not afraid of others.” She explained that “this
relates to everything, even today.” (Wye & Museum of Modern Art of New, 1994, pp. 18-19)
“Art is a privilege, a blessing, a relief […] The privilege was the access to the unconscious. It is a
fantastic privilege to have access to the unconscious. I had to be worthy of this privilege, and
to exercise it. It was a privilege also to be able to sublimate. A lot of people cannot sublimate.
They have no access to their unconscious. There is something very special in being able to sub-
limate... and something very painful in the access to it. But there is no escape... and no escape
from access once it is given to you, once you are favoured with it, whether you want it or not.”
(Kuspit, 1988, pp. 67–68)
Herkenhoff Do you lose the notion of time when you are carving or drawing? Bourgeois Of
course you lose track of time. You follow the pleasure of the activity of drawing. You do not
care what the result is going to be. All the connections are unconscious. You do not know
where you are going to end. It is a journey without an aim. (Storr et al., 2003)
“I am an addictive type of person and the only way to stop the addiction is to become ad-
dicted to something else, something less harmful. What the substitute is is the body of
my work. The sculptures reveal a whole life based on eroticism; […] One must differentiate
between sex, which is a function, and eroticism, which encompasses so much more. First,
eroticism can be real or imagined, reciprocated or not. There is the desire, the flirtation, the
fear of failure, vulnerability, jealousy, and violence. I’m interested in all of these elements.”
Statements first published in 1992 by Ammann Verlag, Zurich, in Louise Bourgeois: Design-
ing by Free Fall by Christiane Meyer-Thoss, cit. in (Bourgeois et al., 1998, p. 226)
Never has an artist been so lucid about the laboratory of her sublimations. Except when this
lucidity is embodied in the space of her works: there, words are annulled in the bronze, iron,
glass and wood ... And the butterfly-thoughts that have fuelled and illuminated the gestures
are transformed into a mixture of refashioned borrowings; plural landscapes, renaissances,
multifaceted labyrinths of flowerings, kaleidoscopes of absent identity, polymorphic ambi-
guities: polytopic vitality. (Kristeva, 2007, p. 250)
“The connections that I make in my work are connections that I cannot face. They are really
unconscious connections.
The artist has the privilege of being in touch with his or her unconscious, and this is really a
Citas originales 555
gift. It is the definition of sanity. It is the definition of self-realization.” Statements made during
the shooting of Marion Cajori and Amei Wallach’s film (Bourgeois et al., 1998, p. 367)
“Once the sculpture is done, it has served its purpose and has eliminated the anxieties that
I had. The anxieties are gone forever. They will never come back. I know it. It works” (Storr,
1986, p. 142)
“I organise a sculpture the way we organize a treatment for the sick. You’d better know what
you’re doing. You have to have a strategy to get the wanted results. My sculptures are infallible
equations. Equations have to be tested. Does the tension go down, is the compulsion eliminat-
ed, is the pain gone? Either it works or it doesn’t work.” Statements first published in 1992 by
Ammann Verlag, Zurich, in Louise Bourgeois: Designing by Free Fall by Christiane Meyer-Thoss,
cit. in (Bourgeois et al., 1998, p. 226)
They establish richness of detail and emotional range confirm Lucy Lippard’s observation
that “rarely has an abstract art been so directly and honestly informed by its maker’s psy-
che.” (Philip Larratt-Smith, 2012, p. 8)
Devoted as she was to examining the vicissitudes of the passions, and the dark fantasies
of everyday life, her art was politically significant precisely, in questioning the psychosocial
divide. Her rejection of cultural myths of the maternal-infantile relation is fundamental to
this endeavour and begins, perhaps crucially, in advance of analysis. Bourgeois brings to
psychoanalysis some searching questions about motherhood, and she uses psychoanaly-
sis, both in theory and praxis, to explore the dynamics of maternal subjectivity in her art.
(Nixon, 2012, p. 87)
She brings feminine aggression to the forefront of psychoanalysis, makes this the main theme.
[…] Bourgeois was a close reader of Klein, whose theories, we now know, featured early and
prominently in her own analysis.8 Lowenfeld posited the anxiety of aggression –fear of one’s
own destructive impulses and their harming effects– as “the basic problem” of her analysis, a
classic Kleinian stance. (Nixon, 2012, p. 85)
Repeatedly breaking the cultural taboo on maternal aggression, for instance, she created
works in which the anxiety of aggression is provocatively extended to the mother’s relation-
ship with the child. As anger, or “colère,” escalates, and is played out in the domestic scene,
the vicissitudes of fury and remorse come under the pitiless scrutiny of this most scrupu-
lous of diarists. “I was so angry that I /was afraid of what I might do. I needed all / myself
556 Citas originales
control and it / kept me from answering / I became paralysed by / my own violence,” she
writes. Sunday, May 9, 19549-Mother’s Day on the commercially printed pocket calendar.
(Nixon, 2012, p. 86)
“There is a long lapse between the first creative vision and the final result; often it is a matter
of years. For instance, hollow forms appeared first in my work as details, and then grew in
importance until their consciousness was crystallized by a visit to the Lascaux caves with
their visible manifestation of an enveloping negative form, produced by the torrent of water
that has left its waves upon the ceiling: my underlying preoccupation had been constant,
but it had taken me seven years to develop and give it final shape.” (Statements made in mid
1960’s cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 74)
If I am asked what I want to express, then this makes more sense. At that point there is a
mystery we can at least talk about, since for a lifetime I have wanted to say the same thing.
Inner consistency is the test of the artist. Repeated disappointment in its expression is what
keeps him jumping. (Statements published in 1969, cit. in Bourgeois et al., 1998, 91)
How do you measure personal success in art? “Personal succes in art is measured by how
nearly you have arrived at what you want to say in your work.” (Bourgeois et al., 1998, p. 92)
What comes out is not at all what one had planned. The only remedy against disorder is
work. Work puts an order in disorder and control over chaos. I do, l undo, I redo, l am what
l am doing. Art exhausts me. Yet l work every day of my life. (Storr et al., 2003)
“I DO is an active state. It’s a positive affirmation. I am in control, and I move forward to-
wards a goal or a wish or a desire. There is no fear. In terms of a relationship, things are fine
and peaceful. I am the good mother. I am generous and caring - the giver, the provider. It
is the ‘I Love You’ no matter what. The UNDO is the unravelling. The torment that things
are not right and the anxiety of not knowing what to do. There can be total destruction in
an attempt to find an answer, and there can be terrific violence that descends into depres-
sion. One is immobile in the wake of the fear. It is the view from the bottom of the well. In
terms of a relationship to others, it’s a total rejection and destruction. It is the return of the
repressed. I take things away. I smash things, relations are broken. I am the bad mother. It
is the disappearance of the love object. The guilt leads to a deep despair and passivity. One
retreats into one’s lair to strategize, recover and regroup. The REDO means that a solution
is found to the problem. It may not be the final answer, but there is an attempt to go for-
ward. You get terms of relationships to others, the reparation and reconciliation has been
achieved. Things are back to normal. There is hope and love again.” (Morris and Warner, 3)
“The spiral is the beginning of movement in space” Kirili, 1989 cit. in (Morris et al., 2007, p. 279)
Citas originales 557
“The spiral is important to me. It is a twist. As a child, after washing the tapestries in the river,
I would turn and twist and ring them with three others or more to ring the water out. Later I
would dream of getting rid of my father’s mistress. I would do it in my dreams by ringing her
neck. The spiral –I love the spiral– represents control and freedom.” Gardner 1994 cit. in (Mor-
ris et al., 2007, p. 279)
[…] Being a daughter of Voltaire and having an education in the eighteenth-century rationalists,
I believe that if you work enough, the world is going to get better. If I work like a dog on all these
contraptions, I am going to get the bird I want... [yet] the end result is rather negative. That’s
why I keep going. The resolution never appears; it’s like a mirage. I do not get the satisfaction
–otherwise I would stop and be happy. (Interview with Donald Kuspit in 1988, cit. in Bourgeois
et al., 1998, p. 162)
“The spiral is somebody who doesn’t have a frame of reference. The only thing is this hanging,
this fragility” Interview with Robert Storr, c.1990 cit. in (Morris et al., 2007, p. 279)
Yet when describing the various spirals that appear in her prints and drawings, she acknowl-
edged the problems that she brings to relationships. The spirals, she explained, are “a plea to be
accepted with many different moods ... a plea for love.” (Wye & Museum of Modern Art of New
York, 1994, p. 20)
No matter how difficult the circumstances, Bourgeois continues to believe that regeneration or
reconciliation is the other side of despair. The flowers that illustrate the first volume of Homely
Girl a Life (1992) may become broken, but they sprout again. In several other prints a lighthouse
or a form like a radio tower connote protection; they “watch for danger, both day and night”
(see Le Phare [The Lighthouse] (1946-47) and Pont transbordeur [Drawbridge] (1946-1947). For
Bourgeois, “you can take precautions and the fear disappears” or-pointing to an image of the
sun coming out –turn chaos “into something predictable or safe.” She interpreted the Bun-
sen burner in her print as making a kind of peace with the house depicted next to it, stating,
“The most beautiful thing in life is the moment of reconciliation.” With a certain optimism, she
pointed to other aspects of her imagery that suggest situations can be resolved. “If you have the
right attitude, you will recover.” (Wye & Museum of Modern Art of New, 1994, p. 19)
“Every time you break things, you dig your own grave; you always lose ground.” In apprehen-
sion of a visit, she stabbed a sheet of paper to create Appointment at II:00 a.m. (1989), which
then served as a maquette for a possible multiple. When making Whitney Murders (1978), she
hammered type into sheets of lead to relieve her anger over being rejected. But she also worries
about the consequences of her fierce reactions and wants to repair any damage she may cause.
The multiple Reparation (1989, published 1991) shows such an attempt to smooth things
over; here, she sewed on a patch to hide what she considered her injury to the paper. (Wye
& Museum of Modern Art of New York, 1994, pp. 20–21)
558 Citas originales
Psychoanalytically speaking, there is a powerful connection to guilt. All of the Cells have a
confessional tone. They convey the ideas of restoration, reparation, and resurrection that
were so crucial to Louise’s creative process. There’s this extraordinary linkage between her-
self –her mind and body –and the process of the making of the work. It is almost as if, by sal-
vaging these pieces, she was saving herself and making amends for the harm she had done
to others. The consequence of her deep-seated fear of abandonment was to incorporate all
these discarded objects. (Jerry Gorovoy cit. en Lorz et al., 2015, p. 42)
“I think that the work is consistent, but that is because the person remains the same and be-
cause the problems have not been completely resolved. I am completely free from allegiance
to material, as I said. But on the other hand, I am very consistent and faithful to my subject.”
(Swenson, 1982, p. 10)
Bourgeois’s thematic concerns have had a marked continuity. For example, it was starting to hear
her describe the need to protect the three eggs that represent her children in Bosom Lady (1948)
and then voice similar concerns regarding three eggs nestled in an elaborate hairdo in Ste. Sebasti-
enne “small” (1990-1993). When she made the earlier print, Bourgeois was actually caring for her
three small boys, and that considerable responsibility seems to have remained an integral part
of her sense of self. In further discussion of Ste. Sebastienne “small” –a female figure attacked by
arrows that recalls the martyrdom of St. Sebastian– Bourgeois explained: “Don’t make the gods
jealous ... if you have a beautiful child, hide it.” Just as it is not unusual for imagery appearing in
Bourgeois’s early work to recur in later pieces, similar themes are also expressed in various medi-
ums. […] Bourgeois has also noted an equivalence between the floating sac like shape of Tempete du
vent, which may suggest germination, pregnancy, seedlings, or nests, and the forms of her plaster
hanging sculptures of the 1960s, such as Fée couturière (1963). It is not at all unusual for Bourgeois
to come across an artwork made fifty years before, recognize in it emotions that are still vivid, and
resume working on it as if not a day had passed. (Wye & Museum of Modern Art of New York,
1994, pp. 15–16)
“Life is made of experiences and emotions. The objects I have created make them tangible.”
(Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 5)
In a sense, she is constantly reproducing her inner self with the intention, I suppose, of
making a tactile contact with the soul of her audience rather than an intellectual one. Arthur
Miller in (Kotik, Sultan, & Leigh, 1994, p. 76)
Seven in Bed (2001) is a tantric dream. […] Bisexuality, incest and betrayal: infantile and
juvenile trauma are seen here through rose-tinted spectacles. Are these loving bodies dead,
placed in a sarcophagus and petrified by the lava of memory that- though it purifies - can-
not restore innocence? Or are they already floating and weightless - that ultimate ecstasy
beyond sexual pleasure- and reconciled after so many combats? But they are puppets, all
Citas originales 559
the same, these humans; […] Evil has not disappeared into banality, but suffering has been
reabsorbed into the desire to embrace, intertwine: the most essential of the senses, touch,
can be seen and felt in this sculpture. (Kristeva, 2007, p. 252)
It is not surprising that Bourgeois, being a sculptor, has an affinity for the tactile aspects
of printmaking. Her strong sense of tactility was evident during all of the interviews with
her, as she often got up when talking about her prints to find something relevant to the
conversation that could be touched, rubbed, or simply held to be admired. (Wye & Museum
of Modern Art of New York, 1994, p. 22)
“When the water evaporates fragmentation takes place. Fissures everywhere, clay, regular
inert clay. An adhesive is needed. I become obsessed with the need for binder or adhesive.
List of binders that do not evaporate: oil, glycerine, Vaseline, petrol glues to dry, emollient.
Cement... Metaphor, patience, faith, love, experience and competence will keep your bones
together. My bags of clay are dry, dry, dry, useless ... The adhesive, the puzzles, become life-
savers. The experiment is futile or useful or convincing. Conceal the whole operation don’t
tell anything to anyone, You’re strong enough to do it.” Louise Bourgeois, Diary, ll May 1994
In She-Fox the material didn’t give anything. To hunt, to seduce, to deal with a stone is really to
deal with a great resistance. How are you going to turn this around and make the stone say what
you want when it is there to say “no” to everything. It forbids you. You want to make a hole, it
refuses to make a hole, you want it smooth, it breaks under the hammer. It is the stone that is
aggressive. It is a constant source of refusal. You have to win the shape. It is a fight to the finish
at every moment. Gaston the Bachelard would explain this by saying that the thing that had to
be said was so difficult and so painful that you have to hack it out to yourself and so you hack it
out of the material, a very, very hard material. (Storr, 1986, p. 142)
Now both in the past and today I have also made a very different kind of sculpture, that is to
say, a work of assemblage; a synthesis, a putting together of elements, which is peaceful as
opposed to the outburst of the previous type of work. This second kind of work makes use of
many, originally separate, pieces gathered together to bring out their similarities and their
differences, and also to make them into a whole which is more that the sum of its separate
parts. There is nothing impetuous about such a way of working. There is on the contrary
a great restraint, care, reflection, and time involved, and the possibility of endless minor
changes and adjustments. (Rubin, 1969, p. 85)
560 Citas originales
But there is something else in the assemblage there is the restoration and reparation. Mind
you that is what my parents did, they restored and repair tapestries, so there is a common
attitude. To repair a thing, to find a tapestry torn apart with big holes in it and destroyed
and step by step rebuild it –making an assemblage is that. You repair the thing until you
remake it completely. (Storr, 1986, p. 143)
“Fear is a passive state. The goal is to be active and take control. The move is from the pas-
sive to active. […] Since the fears of the past were connected with the functions of the body,
they reappear through the body. For me, sculpture is the body. My body is my sculpture.”
(Meyer-Thoss, 1992, p. 195)
“Content is a concern with the human body; its aspect, its changes, transformations, what
it needs, wants and feels -its functions. What it perceives and undergoes passively, what it
per-forms. What it feels and what protects it - its habitat. All these states of being, perceiv-
ing, and doing are expressed by processes that are familiar to us and that have to do with the
treatment of materials, pouring, flowing, dripping, oozing out, setting, hardening, coagu-
lating, thawing, expanding, contracting, and the voluntary aspects such as slipping away,
advancing, collecting, letting go and on coming to the core of the matter, it is an exact replica
of the compulsions to understand.” (Bourgeois, 1998, cit. en Morris et al., 2007, p. 174)
Many artists –Proust or Joyce, for example– considered that the purpose of art should be to
take up the concern of the Mass, transubstantiation, whereby what is symbolic becomes cor-
poreal and what is corporeal becomes symbolic. Proust wrote in his letters that he imagined
literature as transubstantiation. (Penwarden, 1995, pp. 25–26)
Everywhere in the modern world there is neglect, the need to be recognized which is not satisfied.
Art is a way of recognizing oneself, which is why it will always be modern.” (Kuspit, 1988, p. 82)
This question of the subject and the living ‘who’ is at the heart of the most pressing concerns
of modern societies. (Derrida, 1991, cit. in Mansfield, 2000, p. 1)
Citas originales 561
This focus on the self as the centre both of lived experience and of discernible meaning
has become one of the—if not the—defining issues of modern and postmodern cultures.
(Mansfield, 2000, p. 1)
Obviously, I am on the side of the existentialists. With words, you can say anything. You can lie
as long as the day, but you cannot lie in the re-creation of your experience. As La Rochefoucauld
said, ‘Why do you talk so much? What is that you have to hide?’ The purpose of words is often
to hide things. I want to have total recall and total control of the past. Now what would be the
sense of lying? (Meyer-Thoss, 1992, p. 202)
No twentieth-century discussion of what the subject is and where it comes from has been
untouched by the theories and vocabulary of Freudian psychoanalysis. Similarly, the whole
field of twentieth-century culture—from the shocking disconnections of surrealism to the
DIY self-healing manifestoes of pop psychology— exhibits the fundamental insights of Sig-
mund Freud (1865–1939) and his followers. (Mansfield, 2000, p. 25)
“Women’s history in the early nineteen seventies sprang from that utopian and romantic
disposition – 200 years old-which sought to tell women’s stories in their own words, to
invent new vocabularies for women, and to re-map the divisions between the personal and
political.2 This disposition reaches back to the feminism of Mary Wollstonecraft- at least-
which struggled to reconcile a reformed femininity with the revolutionary notion of a dem-
ocratic political subject.3 Feminist history’s first self-designated task - to recover women’s
experiences - involved, and was swiftly followed by, the ambition to transform the whole
body of historical knowledge. (Alexander, 1994, p. 225)
The coincidence of the appearance of psychoanalysis with the gathering of the women’s move-
ment in Europe and the USA at the turn of the twentieth century explains the intermittent, if
sometimes antagonistic, fascination between the two (like the feminists, Freud referred to his
movement as ‘the cause’ in the early twentieth century). (Alexander, 1994, pp. 225–226)
Psychoanalysis, concerned with the unconscious and sexuality in the formation of the subject,
began to consider the possibility and meaning of female desire - issues which preoccupied femi-
nists since at least the seventeenth century - only after the First World War. During the twen-
ties and thirties, femininity arose as a problem for psychoanalysis; the issue was- how does a
woman come into being, was a woman born or made?7 Feminism in the ‘20s was also arguing
about the nature of woman, this time as a political subject. (Alexander, 1994, p. 226)
562 Citas originales
Here, the social behaviours and identities that we define as feminine are seen as the prod-
uct of purely cultural and historical forces, rather than any natural propensity or essence.
Gender behaviour is the result of purely human factors, and is not pre-programmed in us by
our chromosomes, our genes or our genitals. We may be born with certain body types, but
these do not define the modes of appearance, patterns of behaviour, distribution of social
and economic power and opportunity that together form the gender structure of a given
society. Such a structure is the product of a specific political history and specific institutions.
(Mansfield, 2000, pp. 67–68)
By the 1970s the protagonists were differently aligned, the debate between psychoanalysis and
feminism more direct. In the USA, radical feminism rejected Freud, seeing psychoanalysis as
diagnosing a problem - femininity - whose political solution - feminism - it either ignored or
repressed.8 In England, on the other hand, some feminists who had read Freud and Marx drew
on Lacan’s reading of Freud to explain the constitution of female subjectivity in and through
language. The difficulty for historians was how to reconcile this notion of a sexed speaking
subject with historical materialism’s privileging of class.9 Cora Kaplan’s essay on three centuries
of women poets in England and the USA, noting the very high proportion of women’s poems
which have been about the right to speak and write, suggested that women’s poems - romantic
and lyric - use metonymy as a “way of referring to experience suppressed in public discourse.”10
(Alexander, 1994, pp. 226–227)
Citas originales 563
Of course, people say there is a kind of theological revival, a return of religion. But very
often these religions take a form that is fundamentalist, dogmatic, nationalist and refuse to
recognise this crisis, whereas the language of the objects in this exhibition attempts to come
as close as possible, almost to accompany this state of abjection, this permanent oscillation
between subject and object. In this sense, these objects have a cathartic value. The artist who
produces them is able to find a temporary harmony in his state of malaise, one that is close
to that malaise that does not seal it off or ignore it. (Penwarden, 1995, p. 21)
As for the public, they can react in two ways. There are those who repress this state of crisis,
who refuse to acknowledge it, in which case they either don’t come or they find the works
disgusting, stupid, insipid, insignificant, and wonder why the curators bothered. Others
may be looking for a form of catharsis. When they look at these objects, their ugliness and
their strangeness, they see their own regressions, their own abjection, and at that moment
what occurs is a veritable state of communion. (Penwarden, 1995, p. 21)
In Powers of Horror I talked about all kinds of rituals, not only rites of passage. When you
look closely at religious rituals throughout history you see that, though the forms are differ-
ent, they are all purification rites. What is being purified? One finds two essential elements:
murder-the violence that threatens the living being, and not just society- and menstrual
blood, fertility, the power of the feminine, which the social consensus sees as dangerous
and difficult to control. It is no surprise, therefore, that in certain unconscious resurgences
of these cathartic objects -objects that purify abjection in the work of certain artists- we
can see a relation to violence, death, the corpse, to the fragmented body, to decomposition
and sexuality and particularly the intolerable aspect of the female organ- of the vagina - a
dress which covers the sex but which is animal (Jana Sterbak), and which suggests a way of
covering a danger. (Penwarden, 1995, p. 23)
Kristeva chose a much more ambiguous—even dangerous— approach, seeing in the more
dark and unresolved mechanisms of the subject an opportunity for subversion of, and free-
dom from, the masculine dominance Lacan had celebrated. This chapter provides an outline
of Kristeva’s argument about the subject of the abject, because of its highly original con-
tribution to debates about gender in human culture and because of its impressive ability
to theorise subjectivity as incomplete and discontinuous, as a process rather than a fixed
structure. (Mansfield, 2000, p. 81)
Its incomplete and unresolved nature permanently accompanies it. In fact, subjectivity nev-
er quite forms. The boundary fence is never finished. Yet it is important to emphasise that
the dramatic nature of this subjectivity is experienced as an intense ambivalence. The sub-
ject never feels itself to be ordered and knowable. It is always under threat, in an unresolved
state that is exciting as well as dangerous, ‘as tempting as it is condemned’ (Kristeva, 1982,
cit. in Mansfield, 2000, p. 80)
564 Citas originales
We are unsettled by things that cross lines, especially those that seem to belong to both
sides, that blur and question the whole process of demarcation. Some of these lines are
physical; some are abstract or metaphorical. Some reach us at the level of our very bodies;
some challenge our sense of meaning and truth, though it is almost always imposible to
separate these two dimensions of abjection. […] we forever try to shore up a defensive posi-
tion, strictly mapping a fixed line between inside and outside, but the correct perimeters of
our clean and proper bodies are forever broken, punctuated by the physical flows that cross
them: flows of urine, tears, shit, vomit, blood (especially menstrual blood), sweat and se-
men. (Mansfield, 2000, pp. 82–83)
It is thus not lack of cleanliness or health that causes abjection but what disturbs identity, sys-
tem, order. What does not respect borders, positions, rules. The in-between, the ambiguous,
the composite. (Kristeva, 1982, cit in. Mansfield, 2000, p. 80)
What abjection unleashes, then, is the internal ambiguity and uncertainty that logical sys-
tems try to deny or disguise. In fact, the first and fundamental purpose of systems of order
is to repress ambiguity and contradiction, to assert the singularity of truth, the certainty of
law, the inevitability of order against the abominations of contradiction, mixture, incomple-
tion and difference in general. Behind the solipsistic drama of our individual shame and
disgust at the flows that accompany bodily life are the desperate politics that demand one
law, one God, one answer and one nation. (Mansfield, 2000, p. 85)
“I need my memories. They are my documents. I keep watch over them. They are my privacy
and I am intensely jealous of them. […] To reminisce and woolgather is negative. You have to
differentiate between memories. Are you going to them or are they coming to you. If you are
going to them, you are wasting time. Nostalgia is not productive. If they come to you, they
are the seeds for sculpture” Statements first published in 1992 by Ammann Verlag, Zurich,
in Louise Bourgeois: Designing by Free Fall by Chiristiane Meyer-Thoss, cit. in (Bourgeois
et al., 1998, p. 223)
Bourgeois’s early life is a significant and continuing source of her art. “You better pay your
debt to the past and then forget it,” she has said, yet for her this never seems possible. An
involvement with events of her youth is part of a wider relationship she maintains with
memories and objects of personal history from all periods of her life. Bourgeois saves every-
thing. In addition to her own daybooks, described above, she has kept those of her mother.
“Nothing is lost,” she has asserted. “There is something sacred about things that are your
past.” (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994, pp. 17–18)
Louise Bourgeois’s art is directly linked to memory as well as her subconscious life. She has
managed to find an aesthetic of the mind’s deep layers and – so it appears to me – insists on
not distorting or even jostling those layers any more than artistic form requires. […] It is an
Citas originales 565
art, first of the eye of course, but finally of the interior life into which vision leads. In effect,
she is as though talking profoundly to herself, just loudly enough to be overheard. Arthur
Miller in (Kotik, Sultan, & Leigh, 1994, p. 76)
[…] she cautioned: “I’m not interested in nostalgia; it is not productive.” It was more
important that the memories came to her. Though she often said her work was rooted in
her childhood, she wasn’t someone who lived in the past. It was the immediate present
that was too intense for her. She was a very anxious person, and she had a lot of rage and
aggression. In order to understand these feelings, she tried to trace back to where they
were coming from. This is the whole premise of psychoanalysis, which she underwent for
many years. Louise really believed that the unconscious is a wellspring of information. If
you don’t confront your traumas, you’re going to suffer, you’re going to repeat the mistakes,
and you will always be a prisoner. (Jerry Gorovoy cit. en Lorz et al., 2015, pp. 41–42)
‘All sorrows can be borne if you put them into a story or tell a story about them,’ writes
Blixen; and Hannah Arendt comments: ‘the story reveals the meaning of what would other-
wise remain an intolerable sequence of events.’ […] This is also why life-stories are told and
listened to with interest; because they are similar and yet new, insubstitutable and unex-
pected, from beginning to end. They are always ‘anecdotes of destiny’. Karen Blixen, Out of
Africa, New York: Random House, 1938, p.201, cit. in (Cavarero, 2006, p. 2)
“I never talk literally. Never, never, never. You do not get anywhere by being literal, except
to be puny. You have to use analogy and interpretation and leaps of all kinds.” (Interview
with Stuart Morgan in 1988, cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 145)
I don’t really see why I the artist should say anything, because the work is supposed to speak
for itself. So whatever the artist says about it is like an apology, it is not necessary. (Statements
made in 1988, cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 168)
I tell stories to keep questions at bay. In my family this habit was so well know that at din-
ner table I would be asked: “Louison, why are you talking so much? What are you trying to
hide?” (Bourgeois et al., 1998, p. 175)
Even as she told her story, Bourgeois warned her listeners to keep their eyes on the art.
“An artist’s words are always to be taken cautiously.” Her tale, she insisted, should not be
confused with the meaning of the work. “The sculpture speaks for itself and needs no expla-
nation. My intentions are not the subject. The object is the subject. Not a word out of me is
needed.”(Greenberg & Jordan, 2003, p. 55)
If you go into the personal meaning of the thing –obviously this person is my mother. I was
preoccupied with the idea that my mother could not possibly love me, and this I could not
566 Citas originales
take. The appellation “fox” means I considered my mother to be a very intelligent, patient,
and enduring if not calculating person. […] I did not measure up to this kind of competence
and this antagonism, this threatening aspect, exasperated me and pushed me to violence.
[…] I slit her throat. […] is the portrait of a relation. It is an expression of the faith a child can
have in a parent and of the violence between the strong and the weak. This is the meaning
of the piece. (Storr, 1986, pp. 140–141)
[…] I live with people of a certain age, less than thirty-five or forty. I understand them, I can
push them once in a while but I don’t do it on purpose. […] I relate to them and there is an
exchange. […] I have been inhabited by a ferocious mother-love. In that way She-Fox is also
a self-portrait. (Interview with Robert Storr in 1986, cit. in Bourgeois et al., 1998, p. 145)
“She-Fox is simply my mother –not the way she was but the way I perceived her until re-
cently. There is an enormous creature with no head. The head has disappeared and the throat
has been slit. So you can see the poor thing has gone through quite a lot. But she is still
standing because she is eternal.” (Interview with Stuart Morgan in 1988, cit. in Bourgeois
et al., 1998, p. 145)
Fallen Woman, 1981, is armless, as well, with a beautifully carved face and a body shaped
like the end of a baseball bat. She said: ”You want to protect her. She is beautiful. But be-
cause she cannot stand up, she has no purpose... She never knew she was beautiful.” (Green-
berg & Jordan, 2003, p. 54)
“You are referring to ‘Femme Couteau’. I try to give a representation of a woman who is
pregnant and who tries to be frightening. Now to try to be frightening is not the same thing
as being frightening. She tries to be frightening but she is frightened. She’s frightened for
the child she carries. And she’s afraid somebody is going to invade her privacy or bother her
in some way and that she won’t be able to defend what she’s responsible for. Now the fact
that she’s frightening is open to question. Some people might find it very touching, She’s
frightened herself; she tries to be frightening to others.” (Swenson, 1982, p. 8)
Her work deals with being a woman in a way that Freud could not have fathomed. It talks about
things we don’t want broadcast loudly, and certainly not let loose. (Kuspit, 1987, p. 115)
that by hunting it down, she evokes this new metamorphosis: wanting to ‘be a reasonable
woman’: ‘I dream of being a reasonable woman’. ‘Since birth, I have been subject to constant
rivalry to others’.28 So should one turn soft? Give up the fight? Never definitively, but all
the same: attain serenity without dependence. ‘I feel good. I feel independent.’29 (Kristeva,
2007, p. 249)
“It is a sign of his virility and sexual appetite. I wanted to flatter him. I wanted to please him and let
him be pleased with himself. This was to make him sexy. A sex symbol.” (Storr et al., 2003, p. 24)
The French title ‘Ce sexe qui n’en est pas un’ is intentionally ambiguous. In French, every
noun and pronoun is gendered. The word ‘sexe (sex)’ is gendered masculine. By way of this
pattern of grammatical gendering, the feminine will always be a subset of a masculine cate-
gory. Irigaray’s title denotes the feminine as the sex which cannot be assimilated or subordi-
nated to the masculine. […] Irigaray’s argument revolves around the distinction between the
masculine idealisation of the singular and unified, in contrast to the feminine immersion in
plurality and difference. (Mansfield, 2000, pp. 69–70)
She has mentioned helplessness even when discussing housekeeping. More consequentially,
she has talked about her sense of powerlessness when caring for children. “My children al-
ways put me on the defensive ... I lose my emotional balance.” As her prints witness, caring
for children weighed heavily on her. In Girl Falling derived from a 1947 drawing of a preg-
nant woman, she expresses the fear of toppling over from the weight of being responsible
for a child. (Wye & Museum of Modern Art of New York, 1994, pp. 19–20)
For her the Spider is the mother, menacing yet caring that presides over divided household
[...] The large welded steel Spider explains in an instant how and why Bourgeois has become
such a commanding sculptor. A mother holding two marble eggs in her egg sac, one pol-
ished, the other roughly finished, she presides over the gallery with a proud fierceness. Her
sharp, angular legs inhabit the space awkwardly tentatively, but she appears ready to move
in an instant, if necessary to save her young, This is almost a vision out of a horror film, but
because of it’s stillness and permanence, it exists at a different level of peril. David Bonetti,
“The discreet Charm of Louise Bourgeois”, San Francisco Examiner, San Francisco CA, Febru-
ary 1996, cit. in (Gorovoy & Asbaghi, 1997, p. 254)
The work’s remarkable originality and boldness is the result of Bourgeois’s 40-year confron-
tation with primal female nature and the myth of creation. There is an uncanny parallel
between the viewer who cannot forget the haunting experience of Bourgeois’ sculpture and
the artist herself […] (Russi, 1981)
Bourgeois is not a woman like any other. She has so often seen herself reflected in her work
and introduced so many mirrors into it that she admits: ‘a mirror means that one should
568 Citas originales
come to an agreement with one’s own reflection’.31 Thus maternity fuses with space, if we
remember that space is the ‘structure of our existence’. At which point, all space becomes a
maternal body: a landscape made of breasts. The universe comes back to that: women, cows,
bitches and sows mingle their breasts and make of the world an ‘interesting, mobile, live,
and flexible’ landscape. ‘If you hold a naked child against your naked breast, it is not the end
of softness, it is the beginning of softness, it is life itself.’32 A sculpture’s only raison-d’être is
to let you experience that. (Kristeva, 2007, p. 250)
The ethical and political implications of Bourgeois’s accounting are vividly and intricately in-
scribed in her art even before analysis. When her art violates the cultural taboo on maternal
ambivalence in Portrait of Jean-Louis, it thwarts the myth of the maternal as a transcend-
ence of aggression. Even the mother, Bourgeois contends, is warlike. (Nixon, 2012, p. 91)
This is a return to the mistress of the tapestries, which I locate in the cult that the sculptor
daughter has built around the Spider, a sculpture-fetish; in her complaining that she has been
too ‘hard’; in her admission that’s he always felt ‘rivalry’, felt ‘negative’, knowing that she stiff-
ened herself ‘against ‘interference’. Before discovering: ‘life is so ridiculous’.30 Her own experi-
ence of maternity, which sculpture accompanied and reflected – a mirror in movement - leads to
this detachment; but most mothers know nothing about it. (Kristeva, 2007, p. 250)
In each tower the artist has sited a small glass bell-jar containing the sculpted figures of mother
and child. To Bourgeois the sculptures present three different kinds of maternal relationships,
which she has described in a recent text to accompany the towers. In I Do, the seated mother,
fashioned by hand from a patchwork of pink fabric scraps, gently embraces a passive baby. To
Bourgeois this image of contented nurturing is the ‘good mother’. In contrast, Bourgeois has
cast a pair of figures for I Undo, in which the maternal bond has been ruptured- the infant is
shown reaching out for contact with the distracted mother whose breast disgorges an arching
stream of milk. Bourgeois understands this as a relationship of violence in which depression
and guilt result in despair. Thus the tower, with its claustrophobic chamber and vertical shaft,
represents the ‘view from the bottom of the well’. Finally in I Redo, the inseparable bond be-
tween mother and child is evoked by the umbilical cord which ties the floating child to its chair-
bound mother. In this final incarnation there is, in Bourgeois’s words, an “attempt to go forward
... There is hope and love again”. (Morris, 2000, p. 17)
“In France, the woman is always a mother. Most men remain children and marry mother
figures. For eroticism, they have mistresses. Physically, my father was too afraid or guilty
to make love to my mother. My father was promiscuous and it had a profound effect on all
of us.” Statements first published in 1992 by Ammann Verlag, Zurich, in Louise Bourgeois:
Designing by Free Fall by Christiane Meyer-Thoss, cit. in (Bourgeois et al., 1998, p. 226)
Bourgeois’s special status also stems from her feminist stance. Once again, it no coincidence
that she is viewed as a model or figurehead by many women artists and by artists interested
in the attributes of femininity. The fact that a female artist, wife and mother of three children,
could attain such fame reinforces her singularity. Paradoxically, it is probably this long period of
neglect that enabled Bourgeois to accomplish her artistic task. (Bernadac, 2006, p. 7)