Areta de Cirene
Areta de Cirene
Areta de Cirene
Areta, también conocida como Arete o Areté, fue una mujer filósofa griega perteneciente a la
escuela Cirenaica, que vivió en el siglo IV a. C.
Era hija de Aristipo, un discípulo de Sócrates. Justamente fue su padre quien le enseñó
filosofía y la introdujo en el mundo del pensamiento.
Areta fue madre de un hijo, también llamado Arístipo (el Joven), que recibió de su madre toda
su educación, es por eso que se lo llamó posteriormente "metrodidacto", término utilizado en
la antigüedad para referirse a los hijos que eran educados por su madre.
Areta ha sido mencionada en reiteradas ocasiones, por escritos de la época y posteriores;
tristemente, no se le da el reconocimiento merecido en la mayoría de los relatos, haciendo
caso omiso del hecho de que su padre la tuviera como su sucesora en la escuela Cirenaica,
estos relatos la hacen a un lado y destacan a su hijo, Aristipo el Joven, como el fundador
formal de esta escuela.
Entre las epístolas socráticas (escritas por discípulos de Sócrates, no por el filósofo), se
incluye una carta destinada a Areta, en ella se describe a la filósofa en una vida próspera en
Cirene. Aristipo, su padre, le dice que aun tiene muchas oportunidades para ella y para su hijo
Aristipo el Joven. Le advierte que tras su muerte lo más prudente que puede hacer es viajar a
Atesan y volver a empezar allí para brindarle la mejor educación al niño. También le sugiere
vivir con Jantipa y Myrto; explícitamente le indica que busque las mejores oportunidades para
su hijo, de manera que sea digno de continuar con el legado filosófico de su abuelo.
Probablemente esta carta fue suficiente para que los contemporáneos buscaran hacer a un
lado la figura de Areta, poniendo a su hijo en un lugar de privilegio sobre su madre y mentora.
Otro de los casos dentro de la historia, en que mujeres brillantes fueron relegadas sin razones
que lo ameriten. Lo cierto es esta mujer fue una gran emprendedora y su búsqueda de la
verdad y el conocimiento no se detuvo a pesar de su entorno. Se sabe que enseñó filosofía
natural y moral en escuelas y academias de Ática, por unos treinta y cinco años. Además
escribió numerosos tratados que en un compendio serían unos cuarenta libros. Entre sus
alumnos se cuentan ciento diez filósofos, al menos esa es la suma de la que se tuvo
constancia.
Al parecer, esta mujer tenía muchas virtudes y gran belleza, como dice en su epitafio:
"Esplendor de la antigua Grecia,con la belleza de Helena y la virtud de Penélope, la pluma de
Aristipo, el alma de Sócrates y la lengua de Homero"
Imágenes: Estatua del Areta en la biblioteca Celcus en Éfeso, Turquía.
Fuentes: "Historia de las mujeres filósofas", Gilles Ménage, Editorial Herder , 2009