Crimen y Castigo
Crimen y Castigo
Crimen y Castigo
tenia muchos problemas económicos para continuar con sus estudios. Raskolnikoff, después de matar a la
prestamista Ivanovna y a su hermana con un hacha, se apodera de todas las alhajas, se deshace del arma
homicida y esconde las joyas en el hueco de un patio, cerca de un edificio.
Los días pasan agobiándole al criminal su delirio de persecución y terribles pesadillas. Su conciencia vigilante se
subleva y no lo deja en paz. La policía lo cita por ciertas dudas que tiene sobre su persona con relación al crimen
de la usurera y, cuando le mencionan el hecho, Raskolnikoff se desmaya. Se agrava su salud y sufre de insomnio
por la grave tensión nerviosa que padece.
Empieza a comportarse como un loco y pierde los papeles con suma facilidad. Solo se va delatando por
su actitud sospechosa, al creer que ya todos sospechan de su persona. Raskolnikoff vive abandonado a su suerte.
Su amigo del alma, Razumikin, lo reconforta y le cambia los andrajos por ropa nueva. En los momentos mas
difíciles, Sonia Marmeladova siempre lo esta visitando porque lo ama.
Un día, vagando sin rumbo con Zametoff, con quien conversa sobre el crimen que se cometió con la usurera. Este
queda intrigado con la conducta de Raskolnikoff y se dice así mismo: "muy extraño su comportamiento, me dio la
impresión de estar asustado y por ello esa actitud, se lo contare al inspector de policía". Sin dejar de pensar en el
crimen que cometió, regreso a su casa, alla lo esperaban su madre pulquería y su hermana dunia. Luego de un
breve dialogo, Raskolnikoff se desmaya y lloran las dos mujeres. Pero recupera su salud que estaba quebrantada,
gracias a los cuidados de su amigo Razumikin y las atenciones de un medico amigo. El joven universitario acude
a la casa de Sonia, y juntos leen la Biblia y se aman en silencio. Posteriormente, le confesaría que él es el asesino
de la usurera; quedando tremendamente impresionada. Le dice que jamás lo abandonara y que siempre estará a
su lado. El joven, por fin, decide entregarse a las autoridades y revela su culpa. Un mes después, es acusado y
condenado a ocho años de trabajos forzados de segunda categoría, en Siberia.
Escenario o ambiente:
En cuanto a los lugares donde se desarrolla la obra se puede decir que son lugares objetivos, porque se describen
tal y como son.
Entre estos lugares podemos destacar las tabernas, los burdeles, las posadas, las buhardillas que habitan los
estudiantes, las callejas, los patios y los recovecos, que ambientan el propósito criminal del personaje y de un
modo original, es sacado a las calles y a las plazas populares. En la calle consume Sonia su sacrificio, en la calle
Marmeládor moribundo, en la calzada se desangra Katerine iIvánovna, en la calle se suicida Svidrigáilov y en la
plaza Sennáia hace acto de cartrición Raskolnikov.
La topología de San Petersburgo está reproducida con absoluta exactitud. Muchos lugares pueden ser localizados
fácilmente y se ven que están reproducidas hasta en sus detalles.
Personajes principales:
RASKOLNIKOFF.- joven universitario sombrío, huraño y altivo. No le gusta expresar sus sentimientos y
prefiere encerrarse en sí mismo. Protagonista de la obra que asesina a dos mujeres, estando convencido, en un
primer momento, que había actuado bien.
SONIA MARMELADOVA.- es un muchacha honrada, pero se prostituye para salvar del hambre a su padre, a
su madrastra y a sus hermanastros.
PORFIRIO PETROVICH.- policía que investiga el asesinato cometido.
ELENA IVANOVNA.- avara anciana usurera, asesinada por el joven universitario.
DIMITRI RAZUMIKIN.- amigo de Raskolnikoff.
Personajes secundarios:
- Zametoff.
- Marmeladoff.- ex funcionario.
- Dunia.
- Svidrigailoff
Ludjin
- Isabel
- Zosimoff
- Nikodim Formitch
- Pulkeria Alexandrovna
- Catalina Ivanovna
- Ilia Petrovich
- Abraham
- Avdokia Rvomanovna
- Nicolás
- Lebeziatnikoff
- Anastasia
Trama:
Después de haber cometido el crimen el joven universitario se sintió muy arrepentido y se pudo a reflexionar
muy profundamente. Raskolnikoff pasó en el hospital todo el fin de la cuaresma y la de semana de pascua. Llegó
la semana después de la pascua; los días primaverales eran claros y tibios; en la sala del hospital abrieron las
ventanas. Durante toda la enfermedad de Raskolnikoff, Sonia no había podido hacerle más que dos visitas; era
preciso siempre pedir un permiso, difícil de obtener, pero a menudo, sobre todo a la caída de la tarde, se dirigía al
patio del hospital. Hasta que llegó un día en que al ver a Sonia sintió una sensación que le traspasó el corazón.
Tema:
Es la expiación de la culpa a través del sufrimiento psicológico. También trata de otros temas como el amor, la
miseria, los problemas sociales y la esperanza de iniciar una nueva vida.
Desenlace Final:
El joven acude a la casa de Sonia, juntos leen la Biblia y se aman en silencio. Posteriormente, le diría que el mato
a su patrona, Sonia queda muy impresionada pero lo promete que nunca lo dejaría. El joven finalmente decide
entregarse a las autoridades y revela su culpa. Pasado un mes es condenado a ochos años de trabajos forzosos de
segunda categoría, en Siberia. En aquella cárcel Raskolnifoff aprende a compartir (comparte sus
últimosalimentos con un compañero) y a saber como se sufre en la vida, además se enfermo. Para el era
insoportable estar ahí, apenas Sonia le pudo hacer dos visitas. Pero a pesar de esto Raskolnikoff se sentía muy
feliz al lado de Sonia y poco a poco se iba renovando este hombre.
- Estructura:
INICIO.-
Era una calurosa tarde de julio, en donde un joven escapaba de su patrona, ya que tenía una deuda con ella.
Tenía muchos problemas económicos, especialmente para sus estudios superiores, estaba tan agobiado que esto
lo lleva a asesinar a la anciana Ivanovna y a su hermana con un hacha, seguidamente se apodera de las joyas.
Después se deshace del hacha y a su vez entierra las alhajas en el hueco de un patio, que se encontraba cerca de
un edificio.
NUDO.-
Los días pasan abrumando a Raskolnikof dándole terribles pesadillas. Su conciencia lo delataba y no lo dejaba en
paz. Es citado varias veces por la policía sobre la relación de el con la asesinada (ya que era su patrona) pero
cuando le mencionan del hecho este se desmaya, continuamente se agrava y sufre de insomnio por aquella gran
tensión nerviosa. Después empieza a comportarse como un loco y pierde los papeles muy rápido. Raskolnikoff
vivió abandonado a su suerte.
Su amigo Razumikin lo ayuda, cambiando esa ropa toda vieja por una nueva. Su amiga Sonia también lo iba a
visitar porque ella lo amaba, pero en silencio. Un día intentando recordar todo entro a un café en donde leyó
un periódico de hace 5 días que comentaban sobre el crimen que el cometió. En ese lugar es en donde se
encuentra con Zametoff a quien le declara que el fue el que cometió aquel crimen de cual tanto comentaban. A
continuación le fue a contar al inspector de policía. Sin dejar de pensar en el asesinato regreso a su casa, en su
hogar le esperaba su madre Pulquerria y su hermana Dunia. Luego de que dialogaran Raskolnikoff se desmaya y
en consecuencia lloran las dos mujeres, pero se recupera gracias a los cuidados de su amigo Razumikin y de un
medico.
DESCENLACE
.- El joven acude a la casa de Sonia, juntos leen la Biblia y se aman en silencio. Posteriormente, le diría que el
mato a su patrona, Sonia queda muy impresionada pero lo promete que nunca lo dejaría. El joven finalmente
decide entregarse a las autoridades y revela su culpa. Pasado un mes es condenado a ochos años de trabajos
forzosos de segunda categoría, en Siberia. En aquella cárcel Raskolnifoff aprende a compartir (comparte sus
últimosalimentos con un compañero) y a saber como se sufre en la vida, además se enfermo. Para el era
insoportable estar ahí, apenas Sonia le pudo hacer dos visitas. Pero a pesar de esto Raskolnikoff se sentía muy
feliz al lado de Sonia y poco a poco se iba renovando este hombre.
A. Principales:
•Rodión Romanovich Raskolnikov: Protagonista y autor de un asesinato para poner a prueba su ensayo sobre el
“El Hombre Extraordinario”. Es un joven solitario de 22 años y de pocos recursos que intentará combatir contra la
culpa y el arrepentimiento por sus actos.
B. Secundarios:
C. Otros:
Se presenta una cuestión moral: ¿será que el asesinato de una persona vulgar y
despreciable sería moralmente condenado si el objetivo es superior? Raskolnikov cree
que todas las personas superiores comenten asesinatos para alcanzar sus objetivos,
los cuales representan grandes avances para la humanidad.
Convencido de que él es una de esas personas, Raskolnikov cree que matar a una
vieja (una usurera de oficio que presta dinero con altísimos intereses y que maltrata a
su hermana menor) le permitirá obtener los medios para alcanzar todo su potencial y
que, según su razonamiento, esto no es moralmente condenable aún cuando sea
ilegal.
Otro aspecto esencial es que Raskolnikov insiste en que no se siente culpable por el
asesinato, por lo que intenta evadir el castigo hasta cuando ya se encuentra en prisión.
Sin embargo, sus acciones y su perturbación (que solo se calma después de la
confesión), parecen indicar lo contrario.
Como todo en el relato es complejo, este núcleo asume diversas facetas y también es
responsable por atormentar psicológicamente al personaje principal en términos
morales.
Aun cuando todos los personajes se relacionen con Raskolnikov de una forma u otra,
ellos no existen solo para cumplir una función narrativa en el relato del protagonista,
sino que permiten, dar mayor profundidad a las relaciones humanas y a la propia
novela.
Dostoyevski logró eso gracias a una gran habilidad narrativa. Es por medio de esta que
los personajes interactúan de forma tan viva e independiente, haciendo el relato fluido
y atractivo para el lector. Así, con una buena estructura, Crimen y castigo se
transforma en una novela-ensayo.
Dostoyevski usa en sus novelas diversas experiencias personales que lo ayudan a dar
mayor realismo a las historias, lo que le da a su obra un tono semiautobiográfico.
En efecto, el escritor estuvo preso en Rusia en 1849, tras ser acusado de conspirar
contra el zar. Fue exiliado a Siberia y después fue enviado a Kazajistán, donde pasó
nueve años. Durante este período, convivió con asesinos y otro tipo de criminales. Su
experiencia en los campos de trabajo forzado y el contacto con otros presos, le sirvió
de base para la novela Crimen y castigo.
El protagonista se plantea este dilema moral, pero no es el único, como podréis ver a
continuación. Solo que Raskólnikov se lo toma un poquito más en serio…
-Oye -dijo el estudiante, cada vez más acalorado-, quiero exponerte una cuestión seria.
Naturalmente, he hablado en broma, pero
escucha. Por un lado tenemos una mujer imbécil, vieja, enferma, mezquina, perversa, que
no es útil a nadie, sino que, por el contrario,
es toda maldad y ni ella misma sabe por qué vive. Mañana morirá de muerte natural… ¿Me
sigues? ¿Comprendes?
-Sí -afirmó el oficial, observando atentamente a su entusiasmado amigo.
-Continúo. Por otro lado tenemos fuerzas frescas, jóvenes, que se pierden, faltas de sostén,
por todas partes, a miles. Cien, mil obras
útiles se podrían mantener y mejorar con el dinero que esa vieja destina a un monasterio.
Centenares, tal vez millares de vidas, se
podrían encauzar por el buen camino; multitud de familias se podrían salvar de la miseria,
del vicio, de la corrupción, de la muerte, de
los hospitales para enfermedades venéreas…, todo con el dinero de esa mujer. Si uno la
matase y se apoderara de su dinero para
destinarlo al bien de la humanidad, ¿no crees que el crimen, el pequeño crimen, quedaría
ampliamente compensado por los millares de
buenas acciones del criminal? A cambio de una sola vida, miles de seres salvados de la
corrupción. Por una sola muerte, cien vidas. Es
una cuestión puramente aritmética. Además, ¿qué puede pesar en la balanza social la vida
de una anciana esmirriada, estúpida y cruel?
No más que la vida de un piojo o de una cucaracha. Y yo diría que menos, pues esa vieja
es un ser nocivo, lleno de maldad, que mina
la vida de otros seres. Hace poco le mordió un dedo a Lisbeth y casi se lo arranca.
Y así, el lector se encuentra, de pronto, planteándose esta situación. Finalmente, acabamos
confirmando que el protagonista estaba equivocado: tras cometer su crimen, entra en un
estado de delirio que le durará varias semanas. Este es su castigo: un castigo psicológico,
nacido de su lucha interna acerca de si entregarse a la policía o no confesar el asesinato.
Al final, ocurre lo inevitable [Advertencia: NO sigáis leyendo si no queréis conocer el
final!!]: Raskólnikov se entrega y es condenado a ocho años de trabajos forzados en Siberia
donde, durante el primer año, seguirá sintiendo desprecio por los seres que considera
inferiores a él (los demás presos, en este caso) hasta que finalmente se arrepiente de todo.
Nos encontramos, por lo tanto, un protagonista en el cual Dostoievski muestra su gran
conocimiento sobre el alma humana: las inseguridades, los dilemas morales, los
sentimientos de superioridad y culpabilidad, todo esto situado en el contexto de la Rusia
del siglo XIX.
En conclusión, Dostoievski presenta en Crimen y castigo, especialmente en el personaje
protagonista, por qué se le acabó definiendo como “uno de los mejores conocedores del
alma humana”. ¿Os hemos picado la curiosidad? Bueno, si no os animáis a leer una novela
tan larga, siempre podéis comenzar leyendo Crimen y castigo, el manga
Luego de abandonar sus estudios por falta de dinero, se despreocupó de su vida y se dedicó
a dormir y permanecer dentro de su cuchitril delirando y meditando. Le desagradaban las
visitas y el diálogo con los demás. “No estaba acostumbrado a alternar con la gente... y
rehuía a la compañía de los demás”. Su apariencia personal desmejoró, y salía a la calle
con harapos, que avergonzarían hasta el más sucio, pero él no se avergonzaba de ello. “En
el alma del joven se había acumulado tanto despecho rencoroso, que a pesar de su
susceptibilidad, a veces infantil, no le avergonzaba, ni mucho menos, salir a la calle con
sus harapos”. Tenía la costumbre de hablar solo. “Iba por la calle sin darse cuenta de nada,
hablando consigo mismo entre dientes e incluso en voz alta, lo cual sorprendía en gran
manera a los transeúntes”. Estuviere donde estuviere una idea criminal rondaba en su
atribulado y febril cerebro. Su amigo Razumijin lo describe de la siguiente manera: “Es
taciturno, sombrío, altivo y orgulloso; en los últimos tiempos (y quizá bastante antes) se
ha vuelto desconfiado e hipocondríaco. Es magnánimo y bueno. No le gusta hacer gala de
sus sentimientos y antes preferirá mostrarse duro y áspero en el trato, que expresar lo que
siente su corazón. Pero a veces no es hipocondríaco, sino frío e insensible hasta límites
inhumanos. La verdad, es como si se dieran en él dos caracteres contrapuestos que se
suceden uno al otro. ¡A veces no hay modo de arrancarle una palabra! Nunca tiene tiempo,
todo le molesta, y se pasa las horas acostado, sin hacer nada. No gusta bromas, y no
porque carezca de ingenio: se diría que le falta tiempo para tales pequeñeces. No escucha
hasta el fin lo que le dicen. No se interesa nunca por lo que en un momento dado interesa
a los demás. Tiene de sí mismo una opinión muy elevada, parece que no sin cierto motivo
para ello”.
En su época de estudiante, demostraba ser buen alumno y esforzarse por su carrera, pero
era demasiado insociable. Al respecto, Razumijin dice lo siguiente: “Lo sorprendente era
que cuando Raskólnikov frecuentaba la universidad casi no tenía ningún camarada, eludía
el trato de sus compañeros, no visitaba a nadie, y si a alguno recibía en su casa, era contra
su propia voluntad. Por lo demás, todos le volvieron pronto la espalda. No participaba en
las reuniones, ni en las pláticas, ni en los esparcimientos, ni en nada. Estudiaba con ardor,
sin regatear esfuerzo, por lo que le respetaban, aunque nadie le quería. Era muy pobre y
poco comunicativo, y tenía cierto aire de altanero orgullo, como si ocultara algún secreto.
Sus condiscípulos imaginaban que él los miraba de arriba y abajo, como si fuesen niños,
como si se hubiera adelantado a los demás tanto por su desarrollo como por su saber y sus
convicciones, y tuviera por inferiores las convicciones y los intereses de los demás”.
Durante algún tiempo llegó a odiar a su madre y hermana, a pesar de que por ellas
supuestamente cometió el crimen. Se podría decir que se trataba de un joven con rasgos
de un trastorno de personalidad esquizoide.
Desde que conoció a su víctima, empezó a odiarla, sintió repugnancia por ella. Entonces
concibió la idea de asesinarla. “Desde la primera mirada, aún si saber nada de particular
acerca de aquella vieja, sintió por ella invencible repugnancia... Una idea estrambótica iba
saliendo de su cabeza, como pollito que sale del huevo, y se apoderaba de su ánimo”. Sin
que haya una explicación convincente, Rodión engendró en su oscura y febril mente un
antagonismo y animadversión por Aliona. Tal vez creyendo hacerle un favor a la sociedad,
decidió que debía asesinarla.
Encerrado en su cuchitril, alejado del trato y comunicación con las demás personas de su
entorno, concebía ideas fútiles y meditaba sobre sus múltiples problemas: su pobreza, su
deseo de progresar, sus ganas de estudiar, su aversión por la vida, el amor de su madre,
el posible sacrificio que iría a realizar Dunia al casarse con una persona que no amaba,
etcétera. Confiando en que así podría solucionar sus problemas, se decidió a hacer algo.
“Costara lo que costara, debía decidirse a hacer lo que fuese...” El pensar en su futuro, en
el de su madre y en el de su hermana, le impulsaba a actuar. “¡O bien renunciar por
completo a la vida, aceptar sumisamente el destino tal como es, de una vez por siempre,
ahogarlo todo en mí, renunciando al derecho de obrar, de vivir y de amar”, se decía. Por
eso decidió asesinar y robar a la vieja. “¡Si me pierdo, que me pierda! ¡Me da lo
mismo!”. Pero no se decidía por cobardía. Con gran sabiduría dice el autor que “todo está
en manos del hombre, y por cobardía deja que todo se le escape; sólo por cobardía... ¿Qué
es lo que más teme el hombre? Un nuevo paso, una nueva palabra suya, eso es”.
La idea del crimen lo perturbaba e inquietaba profundamente. “¡Qué locura! ¡Ya sabía que
no lo resistiría! ¿Por qué, pues, me he torturado hasta ahora? Ayer mismo, cuando quise
hacer el... ensayo, ayer comprendí que no lo resistía... ¿Por qué hago esto? ¿Por ventura
he dudado hasta el momento? Si ayer, al salir a la escalera, me dije que era vil, repugnante,
bajo, muy bajo; si, estando despierto, la mera idea me dio náuseas y me llenó de horror...
¡No! ¡No lo resistiré, no lo resistiré! Supongamos, supongamos incluso que mis cálculos no
tienen una sola falla; supongamos que cuanto he decidido este mes es claro como el día,
exacto como la aritmética... ¡Qué más da, Señor! ¡Si no voy a decidirme! ¡No lo soportaré,
no lo soportaré!...”, pensaba. Aunque no creía en Dios ni le temía, invocaba su ayuda para
salir del problema. “¡Señor! ¡Muéstrame el camino y renunciaré a... este maldito sueño
mío”. Durante sus ensayos para el crimen, le fallaron algunos de sus cálculos, pero le
“ayudó el diablo”. Aunque quería la comisión del crimen, algo le decía que eso no estaba
bien. “¡De qué bajeza no es capaz mi corazón! ¡Es vil, bajo, repugnante, repugnante...!”
Tomó la decisión de apoderarse del dinero de la usurera, y por eso optó por asesinarla.
“Decidí apoderarme del dinero de la vieja para estar seguro unos años sin atormentar a mi
madre, poder terminar mis estudios en la universidad y dar los primeros pasos...” Pero la
motivación criminal, que no es muy clara, iba más allá de robar. Si no hubiera sido así,
¿por qué ni siquiera abrió el monedero de la vieja? ¿Por qué dejó éste debajo de una piedra
y nunca dispuso de él?
Su delicado estado febril y de desvaríos acentuaron más su antagonismo hacia las personas.
No quería hablar con nadie, incluso con su madre y hermana. Entonces decidió alejarse de
ellos, y pedirles que lo dejaran tranquilo. Detestaba a Porfiri Petrovich, juez instructor,
encargado de investigar el crimen. Discutía con él, y casi se ponía en evidencia, pero Porfiri
con su sicología lo inquietaba demasiado y esto le generaba más odio. “Le odiaba sin
medida, con odio sin fin, y hasta tenía miedo de que, movido por el odio, se pusiera en
evidencia”. Durante sus extensos e irónicos diálogos, Rodión, muy molesto y en términos
enérgicos, le dijo: “¡Por fin veo, como a la luz del día, que sospecha usted de mí por el
asesinato de esa vieja y de su hermana Lizaveta. Por mi parte, le declaro que eso me tiene
harto hace tiempo. Si usted cree que tiene derecho a perseguirme según la ley,
persígueme; si considera que puede detenerme, deténgame. Pero que se ría de mí, en mi
cara, y que me torture, no lo tolero”. Era evidente que sus comportamientos posiblemente
le delataban con éste y el policía Zamótev, quien también sospechaba de Rodión. Aunque
le preocupaba el hecho de que Porfiri tuviera sospechas concretas, se decía que “Porfiri no
dispone de nada positivo, nada, si no es ese desvarío; no dispone de ningún hecho, a parte
de la sicología, que es como arma de dos filos”. El mismo Porfiri sostenía que “la verdad es
que nuestros procedimientos, profundamente sicológicos (algunos, claro), son
extraordinariamente ridículos y hasta inútiles, si se hallan muy ceñidos a la forma”. Porfiri
pensaba que Rodión tenía “ideas socialistas, librepensadoras y ateas”, y se mostraba en
desacuerdo con ello.
No sabía concretamente para que había cometido el crimen, cuál era el provecho. Decía
que era para salir adelante, ayudar a su madre y hermana, por librar a la sociedad de un
ser inútil, por obtener dinero, por ser como Napoleón, etc., pero afirmaba que mentía. “De
todos modos, miento, Sonia. Hace mucho que miento. Lo que digo no es justo... ¡Las causas
son otras, son distintas, completamente distintas!...” Quería el poder, pero tenía que
atreverse porque el poder es para quien tenga el valor de inclinarse y tomarlo. “Yo... yo
quise atreverme y maté... Lo único que yo quería, Sonia, era atreverme. ¡Esa es la
verdadera causa!”. Sostenía que “no maté por ayudar a mi madre, ¡eso es absurdo! No
maté por convertirme en un filántropo, una vez tuviera en mis manos el dinero y el poder.
¡Eso es absurdo! Sencillamente, maté. Maté por mí, por mí mismo, y en aquel momento
tenía que serme completamente igual lo que pasara después; si me convertía en un
filántropo o me iba a dedicar toda la vida a cazar a la gente en mis redes, como un araña,
para chuparles la sangre... Lo grave es, Sonia, que cuando maté no era el dinero lo que
necesitaba; no necesitaba tanto el dinero como otra cosa... Ahora lo veo... Compréndeme;
es posible que siguiendo el mismo camino jamás volviera a asesinar. Lo que me hacía falta
era enterarme de otra cosa, era otra cosa lo que me movía mi mano; entonces necesitaba
saber, y saberlo cuanto antes, si yo era un piojo, como los demás, o una persona... No
tenía derecho a hacer lo que hice, porque soy un piojo exactamente como los demás”. Sin
embargo, en el juicio sostuvo que la causa del crimen “había sido su pésima situación, su
miseria y su impotencia, su deseo de finalizar los primeros pasos de la carrera de su vida
con ayuda por lo menos de los tres mil rublos que contaba hallar en casa de la víctima. Se
había decidido a asesinar a consecuencia de su carácter frívolo y pusilánime, irritado,
además, por las privaciones y fracasos”. También afirmó que el arrepentimiento lo había
motivado a entregarse a las autoridades.
Sonia pensaba que lo había hecho porque se había alejado de Dios. “Se alejó de Dios y
Dios le ha castigado; le ha entregado al diablo...” Más adelante Rodión le diría a Sonia que
a la vieja la asesinó el diablo, y no él. Rodión dudada si entregarse a las autoridades o no.
“¡Quizá, en la cárcel, estaría mejor”. Sonia le dijo que “hay que aceptar el sufrimiento y
con él expiar las propias culpas”. Se recriminaba por haberle confesado el crimen a Sonia.
”Yo mismo no he podido soportar mi pesada carga y he venido a ponerla sobre las espaldas
de otro”.
Rodión sostenía ante Dunia que no había cometido ningún crimen, que lo que él había
hecho era librar a la sociedad de un piojo inútil. “Al fin sólo he matado a un piojo, Sonia; a
un piojo inútil, asqueroso, pernicioso... ¿Qué crimen? ¿El que haya matado a un piojo
nocivo, asqueroso, a una vieja usurera que no hacía falta a nadie? Por matarla habían de
perdonarle la mitad de los pecados. Esa vieja chupaba el jugo a los pobres. ¿Eso es un
crimen? No pienso en él, ni pienso lavarlo”. Su calenturiento entendimiento le hacía afirmar
que había asesinado a un principio de ser humano. “¡No es un ser humano lo que yo he
asesinado, sino un principio! He asesinado un principio, pero no he sabido saltar por encima
de los obstáculos y me he quedado en esta parte... ¡Sólo he sabido matar! Y parece que ni
siquiera lo he hecho bien...”
Tiempo después, en prisión, se preguntaría porque su crimen parecía vituperable. “¿Por
qué es un crimen? ¿Qué significa la palabra crimen? Mi conciencia está tranquila.
Naturalmente, he realizado un acto condenado por el código penal; naturalmente, he
violado la letra de la ley y he vertido sangre; bueno, tomad mi cabeza por la letra de la ley
y... ¡basta! Naturalmente, en ese caso, incluso muchos bienhechores de la humanidad que
no han obtenido el poder por herencia, sino que se han adueñado de él por sí mismos,
deberían ser ejecutados al dar los primeros pasos. Pero esos hombres llegaron a donde se
proponían llegar y por eso tienen razón; yo no he llegado y, por lo tanto, no tenía derecho
a permitirme ese paso...”
Ante la pregunta de Sonia si un ser humano era un piojo, respondió: “Bueno, sí; también
yo sé que no era un piojo...” A pesar de que pensaba que él era y no era un piojo, se
preguntaba si el hombre era un piojo. “El hombre no es un piojo, y lo es sólo para aquel a
quien ni siquiera se le ocurre preguntárselo, y actúa de frente y sin vacilar... Si pasé tantos
días atormentándome para decidir si Napoleón se lanzaría o no se lanzaría adelante, era
evidente que, en mi interior, me daba clara cuenta de que yo no era un Napoleón... Soporté,
Sonia, la tortura de tanta charlatanería y quería quitarme todo de encima; quería matar,
Sonia, sin que fuera un caso de conciencia, ¡quería matar para mí, para mí solo! No quería
mentir ni a mi mismo... ¿Maté a la vieja? ¡Me maté a mí mismo, no a ella! ¡De una vez
acabé conmigo para siempre!.. En mi acto he pretendido observar la justicia en lo posible,
con pesos, medidas y aritmética. De todos los piojos he elegido el más inútil y, al matarlo,
tenía la intención de tomar de él exactamente lo que necesitaba para el primer paso, ni
más ni menos, y el resto, por tanto, habría ido a parar el monasterio... Yo quería llegar a
ser un Napoleón y por eso maté”. A pesar de todo, no se sentía bien por lo que había
hecho. “Si hubiera asesinado sólo por hambre, habría sido feliz”, según lo expresó a Sonia.
Ante las recriminaciones de su hermana por haber derramado sangre, argumentaba que
era sangre que todos vierten; “sangre que corre y siempre ha corrido a cascadas; quienes
la derraman como champaña son coronados en el Capitolio y declarados bienhechores de
la humanidad. Mira con más atención y juzga. También yo quería el bien de las personas y
habría hecho centenares y millares de buenas obras en pago de esa única estupidez, que
ni siquiera ha sido estupidez, sino torpeza, pues la idea no era tan estúpida como parece
ahora, después del fracaso... (¡Cuando se fracasa, todo parece estúpido!). Con esa
estupidez sólo quería alcanzar una situación independiente, dar el primer paso, obtener
recursos; después todo se habría borrado por una inutilidad infinitamente mayor en
comparación... Pero no he resistido ni el primer paso, porque soy un inútil. Esa es la
cuestión”.
DESCRIPCIÓN PERSONAJES
* Rodion Romanovich Raskolnikov, también llamado Rodya, Rodka o simplemente
Raskolnikov, es el protagonista de la novela; la historia es contada principalmente desde
su perspectiva. Es un ex-estudiante que, sumido en la pobreza, deja la universidad. Vive
en un pequeño y mísero piso en los suburbios de San Petersburgo. El título de la novela se
refiere más bien al crimen que comete Raskolnikov y a su castigo interno y personal, un
castigo psicológico que nace de su lucha interna. Raskolnikov es muy alejado de la sociedad
rusa, impuesta por él mismo, así como su separación íntima de la personalidad y de las
emociones.