Crimen y Castigo

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Esta obra se trata de que Elena Ivanovna, anciana usurera, es asesinada por el universitario Raskolnikoff, que

tenia muchos problemas económicos para continuar con sus estudios. Raskolnikoff, después de matar a la
prestamista Ivanovna y a su hermana con un hacha, se apodera de todas las alhajas, se deshace del arma
homicida y esconde las joyas en el hueco de un patio, cerca de un edificio.
Los días pasan agobiándole al criminal su delirio de persecución y terribles pesadillas. Su conciencia vigilante se
subleva y no lo deja en paz. La policía lo cita por ciertas dudas que tiene sobre su persona con relación al crimen
de la usurera y, cuando le mencionan el hecho, Raskolnikoff se desmaya. Se agrava su salud y sufre de insomnio
por la grave tensión nerviosa que padece.
Empieza a comportarse como un loco y pierde los papeles con suma facilidad. Solo se va delatando por
su actitud sospechosa, al creer que ya todos sospechan de su persona. Raskolnikoff vive abandonado a su suerte.
Su amigo del alma, Razumikin, lo reconforta y le cambia los andrajos por ropa nueva. En los momentos mas
difíciles, Sonia Marmeladova siempre lo esta visitando porque lo ama.
Un día, vagando sin rumbo con Zametoff, con quien conversa sobre el crimen que se cometió con la usurera. Este
queda intrigado con la conducta de Raskolnikoff y se dice así mismo: "muy extraño su comportamiento, me dio la
impresión de estar asustado y por ello esa actitud, se lo contare al inspector de policía". Sin dejar de pensar en el
crimen que cometió, regreso a su casa, alla lo esperaban su madre pulquería y su hermana dunia. Luego de un
breve dialogo, Raskolnikoff se desmaya y lloran las dos mujeres. Pero recupera su salud que estaba quebrantada,
gracias a los cuidados de su amigo Razumikin y las atenciones de un medico amigo. El joven universitario acude
a la casa de Sonia, y juntos leen la Biblia y se aman en silencio. Posteriormente, le confesaría que él es el asesino
de la usurera; quedando tremendamente impresionada. Le dice que jamás lo abandonara y que siempre estará a
su lado. El joven, por fin, decide entregarse a las autoridades y revela su culpa. Un mes después, es acusado y
condenado a ocho años de trabajos forzados de segunda categoría, en Siberia.
Escenario o ambiente:
En cuanto a los lugares donde se desarrolla la obra se puede decir que son lugares objetivos, porque se describen
tal y como son.
Entre estos lugares podemos destacar las tabernas, los burdeles, las posadas, las buhardillas que habitan los
estudiantes, las callejas, los patios y los recovecos, que ambientan el propósito criminal del personaje y de un
modo original, es sacado a las calles y a las plazas populares. En la calle consume Sonia su sacrificio, en la calle
Marmeládor moribundo, en la calzada se desangra Katerine iIvánovna, en la calle se suicida Svidrigáilov y en la
plaza Sennáia hace acto de cartrición Raskolnikov.
La topología de San Petersburgo está reproducida con absoluta exactitud. Muchos lugares pueden ser localizados
fácilmente y se ven que están reproducidas hasta en sus detalles.
Personajes principales:
RASKOLNIKOFF.- joven universitario sombrío, huraño y altivo. No le gusta expresar sus sentimientos y
prefiere encerrarse en sí mismo. Protagonista de la obra que asesina a dos mujeres, estando convencido, en un
primer momento, que había actuado bien.
SONIA MARMELADOVA.- es un muchacha honrada, pero se prostituye para salvar del hambre a su padre, a
su madrastra y a sus hermanastros.
PORFIRIO PETROVICH.- policía que investiga el asesinato cometido.
ELENA IVANOVNA.- avara anciana usurera, asesinada por el joven universitario.
DIMITRI RAZUMIKIN.- amigo de Raskolnikoff.
Personajes secundarios:
- Zametoff.
- Marmeladoff.- ex funcionario.
- Dunia.
- Svidrigailoff
Ludjin
- Isabel
- Zosimoff
- Nikodim Formitch
- Pulkeria Alexandrovna
- Catalina Ivanovna
- Ilia Petrovich
- Abraham
- Avdokia Rvomanovna
- Nicolás
- Lebeziatnikoff
- Anastasia
Trama:
Después de haber cometido el crimen el joven universitario se sintió muy arrepentido y se pudo a reflexionar
muy profundamente. Raskolnikoff pasó en el hospital todo el fin de la cuaresma y la de semana de pascua. Llegó
la semana después de la pascua; los días primaverales eran claros y tibios; en la sala del hospital abrieron las
ventanas. Durante toda la enfermedad de Raskolnikoff, Sonia no había podido hacerle más que dos visitas; era
preciso siempre pedir un permiso, difícil de obtener, pero a menudo, sobre todo a la caída de la tarde, se dirigía al
patio del hospital. Hasta que llegó un día en que al ver a Sonia sintió una sensación que le traspasó el corazón.
Tema:
Es la expiación de la culpa a través del sufrimiento psicológico. También trata de otros temas como el amor, la
miseria, los problemas sociales y la esperanza de iniciar una nueva vida.
Desenlace Final:
El joven acude a la casa de Sonia, juntos leen la Biblia y se aman en silencio. Posteriormente, le diría que el mato
a su patrona, Sonia queda muy impresionada pero lo promete que nunca lo dejaría. El joven finalmente decide
entregarse a las autoridades y revela su culpa. Pasado un mes es condenado a ochos años de trabajos forzosos de
segunda categoría, en Siberia. En aquella cárcel Raskolnifoff aprende a compartir (comparte sus
últimosalimentos con un compañero) y a saber como se sufre en la vida, además se enfermo. Para el era
insoportable estar ahí, apenas Sonia le pudo hacer dos visitas. Pero a pesar de esto Raskolnikoff se sentía muy
feliz al lado de Sonia y poco a poco se iba renovando este hombre.

- Estructura:
INICIO.-
Era una calurosa tarde de julio, en donde un joven escapaba de su patrona, ya que tenía una deuda con ella.
Tenía muchos problemas económicos, especialmente para sus estudios superiores, estaba tan agobiado que esto
lo lleva a asesinar a la anciana Ivanovna y a su hermana con un hacha, seguidamente se apodera de las joyas.
Después se deshace del hacha y a su vez entierra las alhajas en el hueco de un patio, que se encontraba cerca de
un edificio.
NUDO.-
Los días pasan abrumando a Raskolnikof dándole terribles pesadillas. Su conciencia lo delataba y no lo dejaba en
paz. Es citado varias veces por la policía sobre la relación de el con la asesinada (ya que era su patrona) pero
cuando le mencionan del hecho este se desmaya, continuamente se agrava y sufre de insomnio por aquella gran
tensión nerviosa. Después empieza a comportarse como un loco y pierde los papeles muy rápido. Raskolnikoff
vivió abandonado a su suerte.
Su amigo Razumikin lo ayuda, cambiando esa ropa toda vieja por una nueva. Su amiga Sonia también lo iba a
visitar porque ella lo amaba, pero en silencio. Un día intentando recordar todo entro a un café en donde leyó
un periódico de hace 5 días que comentaban sobre el crimen que el cometió. En ese lugar es en donde se
encuentra con Zametoff a quien le declara que el fue el que cometió aquel crimen de cual tanto comentaban. A
continuación le fue a contar al inspector de policía. Sin dejar de pensar en el asesinato regreso a su casa, en su
hogar le esperaba su madre Pulquerria y su hermana Dunia. Luego de que dialogaran Raskolnikoff se desmaya y
en consecuencia lloran las dos mujeres, pero se recupera gracias a los cuidados de su amigo Razumikin y de un
medico.
DESCENLACE
.- El joven acude a la casa de Sonia, juntos leen la Biblia y se aman en silencio. Posteriormente, le diría que el
mato a su patrona, Sonia queda muy impresionada pero lo promete que nunca lo dejaría. El joven finalmente
decide entregarse a las autoridades y revela su culpa. Pasado un mes es condenado a ochos años de trabajos
forzosos de segunda categoría, en Siberia. En aquella cárcel Raskolnifoff aprende a compartir (comparte sus
últimosalimentos con un compañero) y a saber como se sufre en la vida, además se enfermo. Para el era
insoportable estar ahí, apenas Sonia le pudo hacer dos visitas. Pero a pesar de esto Raskolnikoff se sentía muy
feliz al lado de Sonia y poco a poco se iba renovando este hombre.
A. Principales:

•Rodión Romanovich Raskolnikov: Protagonista y autor de un asesinato para poner a prueba su ensayo sobre el
“El Hombre Extraordinario”. Es un joven solitario de 22 años y de pocos recursos que intentará combatir contra la
culpa y el arrepentimiento por sus actos.

B. Secundarios:

•Alena Ivanovna: Anciana prestamista que sería la víctima de Rodión Raskolnikov.


•Isabel Ivanovna: Hermana de Alena y la segunda víctima de Rodia.
•Semion Marmeladov: Hombre alcohólico y padre de 4 hijos; él y Rodia se conocen en un bar, posteriormente
sería muerto al ser atropellado.
•Catalina Ivanovna: Esposa de Semion y madre de 3 de sus hijos, agobiada por su pobreza y la posterior muerte
de su esposo, la llevaría a la muerte.
•Sonia Semenovna Marmeladov: Hija mayor de Semion, es una joven que se prostituye por la necesidad de su
familia, después se enamoraría de Rodia y sería la primera a la que éste le confiesa su crimen y lo acompañaría
hasta Siberia.
•Avdotia Raskolnikova (Dunia): Hermana de Rodia, vive junto a su madre en Moscú, y llegaría a San Petersburgo
luego del mal estado de salud Rodia.
•Arcadio Svidrigaylov: Hombre lujurioso que sólo busca mujeres y en especial a Dunia. Después de la muerte de
su esposa, iría a San Petersburgo en busca de Avdotia y otras mujeres; se entera del crimen de Rodia e intenta
violar a Dunia, pero después de tener una pesadilla y una mala noche se suicida.
•Pedro Petrovich Lujin: Adinerado comprometido con Dunia. Es un hombre soberbio que es rechazado por Rodia
como cuñado.
•Pulqueria Raskolnikova: Madre de Rodia. Siempre preocupada por la salud de su hijo.
•Demetrio Prokovich Razumikin: Mejor amigo de Rodia. Enamorado de la joven Dunia, siempre los apoyaría y
sería el acompañante de Rodia.
•Mitka: Carpintero que sería culpado por el asesinato de Alena.
•Alejandro Zametov: Jefe de la secretaría que ayudaría de Porfirio en el caso del asesinato.
•Ilia Petrovich: Teniente de la policía.
•Nikodim Fomich: Comisario de la policía.
•Zosimov: Doctor de 27 años que vería a Rodia.
•Porfirio Petrovich: Juez de instrucción de 35 años que vería el caso del asesinato de Alena e Isabel. Siempre
sospecha de Rodia, aunque todo demuestre lo contrario, siempre intentaba hacerlo caer y que confiese, pero
Rodia lo odiaba por sus insinuaciones.

C. Otros:

•Zimmerman: Vendedor de sombreros en el Mercado del Heno.


•Lebeziatnikov: Hombre que había golpeado a Catalina Marmeladova y vivía en el mismo edificio que Semion.
•Amalia Fedorovna Lippevechzel: Dueña de la habitación de Marmeladov.
•Prascovia Pavlovna Zarnitzin: Dueña de la casa de Rodia.
•Nastasia: Criada de los inquilinos de Zarnitzin.
•Anastasio Ivanovich Vakhuchin: Comerciante que prestaba dinero a la madre de Rodia.
•Marta Petrovna: Esposa fallecida de Arcadio Svidrigaylov.
•Koch: Hombre que descubriría el asesinato.
•Natalia Egorovna: Hija de Prascovia y estuvo comprometida con Rodia. Fallecida.
•Mikolai Dementiev: Pintor que encuentra los pendientes que había robado Rodia.
•Polia Marmeladov: Hija de Marmeladov.
•Iván Mikhailich: Ex esposo de Catalina, coronel fallecido.
•Kolia Marmeladov: Hijo de Marmeladov.
•Gertrudis Reislich: Tía de una joven suicida que supuestamente había violado Arcadio.
•Felipe: Criado suicida de Arcadio.
Crimen y castigo y el ensayo psicológico: la mente criminal
Una de las características más determinantes de la novela es la profundización en la
psicología de los personajes. El mundo interno tiene tanta importancia como el externo.
Esa dedicación a la descripción y a los diálogos interiores hace que la novela se
aproxime a un ensayo sobre la psicología humana.

El personaje principal de la historia es Rodión Ramanovich Raskolnikov, un


exestudiante que vive en un diminuto apartamento en San Petesburgo. Él cree que
está destinado a grandes hazañas pero que la miseria le impide alcanzar todo su
potencial.

Se presenta una cuestión moral: ¿será que el asesinato de una persona vulgar y
despreciable sería moralmente condenado si el objetivo es superior? Raskolnikov cree
que todas las personas superiores comenten asesinatos para alcanzar sus objetivos,
los cuales representan grandes avances para la humanidad.

Convencido de que él es una de esas personas, Raskolnikov cree que matar a una
vieja (una usurera de oficio que presta dinero con altísimos intereses y que maltrata a
su hermana menor) le permitirá obtener los medios para alcanzar todo su potencial y
que, según su razonamiento, esto no es moralmente condenable aún cuando sea
ilegal.

Raskolnikov se dispone, entonces, a planear el asesinato, y una de sus mayores


preocupaciones es el efecto psicológico que en un futuro puede causar en él.
Dostoyevski explora el lado psicológico de una forma excepcional cuando el
exestudiante cree que durante y después del asesinato él podría ser afectado por el
remordimiento, al que ve como una enfermedad.

Después de asesinar a la mujer, Raskolnikov entra en un estado febril y delira. El relato


acompaña ese estado y el lector es envuelto en innumerables detalles que pasan por
la cabeza del asesino.

Crimen y castigo y el ensayo filosófico: ¿hay crimen sin


castigo?
Una de las principales cuestiones de la novela es esta: aun cuando el criminal crea que
el delito es moralmente justificable, y aun cuando es lo suficientemente hábil como
para esconder las pruebas, ¿recibirá su castigo igualmente?

La novela adquiere entonces un tono de ensayo filosófico sobre la moral y sobre la


relación del individuo con la sociedad que lo rodea, en este caso, la sociedad rusa,
extremadamente pudorosa, católica, zarista y aristocrática.

A pesar de que Raskolnikov no se siente culpable por el crimen cometido, la sociedad


ejerce presión moral sobre él. La presencia de su hermana y de su madre en San
Petesburgo, después del asesinato, es un motivo de extrema perturbación para el
personaje central.
Las mujeres de su familia son muy religiosas y él las quiere mucho. La posibilidad de
que ellas conozcan su crimen es una constante preocupación para Raskolnikov.
Dostoyevski muestra que por más que la moral sea algo del individuo, es capaz de
afectar las relaciones humanas hasta los círculos más íntimos de convivencia. La
posibilidad de decepcionar a alguien querido es algo que también está en juego en la
toma de decisiones.

Otro aspecto esencial es que Raskolnikov insiste en que no se siente culpable por el
asesinato, por lo que intenta evadir el castigo hasta cuando ya se encuentra en prisión.
Sin embargo, sus acciones y su perturbación (que solo se calma después de la
confesión), parecen indicar lo contrario.

En última instancia, pareciera que Raskolnikov busca el castigo desde el primer


segundo después del crimen. Él no saca provecho de los bienes robados y cae en un
estado de delirio. Al comparecer ante el juez, su irritabilidad y provocaciones
prácticamente lo delatan. Esto hace que el lector pueda preguntarse si el verdadero
deseo de Raskolnikov es ser descubierto y sufrir el castigo.

Crimen y castigo y el ensayo social: los otros


Además de los conflictos internos, muchos personajes secundarios ayudan a
profundizar los cuestionamientos hechos por el personaje y por el autor. Su familia,
junto a su compañero de estudios Razumikhin y Sonia Marmeladova, constituyen un
núcleo de apoyo para el protagonista.

Como todo en el relato es complejo, este núcleo asume diversas facetas y también es
responsable por atormentar psicológicamente al personaje principal en términos
morales.

Otra especie de núcleo es formado por Porfiry y Zamyotov, responsables de la


investigación policial. Porfiry enfrenta a Raskolnikov varias veces, sin revelarle nunca
que él es un sospechoso. La tensión envuelve los diálogos de los dos personajes hasta
que, finalmente, Porfiry acusa informalmente al protagonista.

Otros dos personajes determinantes son los pretendientes adinerados de la hermana


de Raskolnikov: Pyotr Petrovich Luzhin y Arkady Ivanovich Svidrigaïlov. Cada uno, a su
manera, intenta subyugar a la joven. Estos personajes entran en conflicto con el
exestudiante que, de cierto modo, protege a su hermana.

Aun cuando todos los personajes se relacionen con Raskolnikov de una forma u otra,
ellos no existen solo para cumplir una función narrativa en el relato del protagonista,
sino que permiten, dar mayor profundidad a las relaciones humanas y a la propia
novela.

Cada personaje tiene solidez propia, independientemente de la historia central. La


extenuante descripción física y moral que Dostoyevski hace de los personajes, ayuda a
crear, un universo alrededor de ellos. La mayoría de los diálogos son sorprendentes,
los personajes actúan con autonomía y no necesariamente corresponden a la
expectativa del lector.
Crimen y castigo: una gran ficción
Todo esto hace a la novela de Dostoyevski una de las grandes obras maestras de la
ficción literaria. El contenido filosófico del libro suma aún más valor al relato, en sí
mismo sorprendente. La novela es así un medio para la transmisión de grandes
cuestionamientos.

Dostoyevski logró eso gracias a una gran habilidad narrativa. Es por medio de esta que
los personajes interactúan de forma tan viva e independiente, haciendo el relato fluido
y atractivo para el lector. Así, con una buena estructura, Crimen y castigo se
transforma en una novela-ensayo.

Fiódor Dostoyevski: el realismo y el existencialismo


La narrativa de Fiódor Dostoyevski está llena de detalles en las descripciones de los
escenarios, situaciones y personajes. Esta descripción da un tono realista a las novelas
del autor.

Dostoyevski usa en sus novelas diversas experiencias personales que lo ayudan a dar
mayor realismo a las historias, lo que le da a su obra un tono semiautobiográfico.

Ver también El existencialismo: características, autores y obras.

En efecto, el escritor estuvo preso en Rusia en 1849, tras ser acusado de conspirar
contra el zar. Fue exiliado a Siberia y después fue enviado a Kazajistán, donde pasó
nueve años. Durante este período, convivió con asesinos y otro tipo de criminales. Su
experiencia en los campos de trabajo forzado y el contacto con otros presos, le sirvió
de base para la novela Crimen y castigo.

Los diálogo internos y las introspecciones de los personajes en la obra de Dostoyevski


le dan un carácter existencialista. Esta forma narrativa, en que la vida interna tiene
plena acción, va a ser adoptada por casi todos los grandes escritores del inicio del siglo
XX.

Dostoyevski fue un pionero en este tipo de narrativa. La obra Crimen y castigo es un


gran ejemplo del uso de la introspección de los personajes para la construcción de la
trama.

De Dostoievski se ha dicho en muchas ocasiones que es uno de los mayores conocedores


del alma humana, y que esto se refleja en su obra. Los temas que trataba en sus novelas
solían relacionarse con sus propias preocupaciones acerca del futuro del ser humano o de
las injusticias sociales propias de su época. Por esta razón, se dice de sus libros que
pertenecen al llamado realismo psicológico.
Pero centrémonos en Crimen y castigo. El protagonista es un joven estudiante de 23 años,
Rodión Raskólnikov. Nacido en una familia humilde, se marcha a estudiar Derecho a San
Petersburgo, donde vive en una situación de miseria que a la larga ocasionará que deba
dejar los estudios. Esta situación le lleva a plantearse un crimen: matar a una vieja
prestamista para robarle y, de esta manera, poder costearse la universidad [no toméis
ideas, por favor!!!].
Tras muchas dudas y después de pensarlo durante un tiempo, finalmente asesina a la
anciana usurera. Sin embargo, no es solamente la necesidad de salir de la pobreza lo que
le lleva a cometer su crimen. También es la mala situación económica de su familia, que
lleva a su hermana Dunia a casarse con un hombre al que no ama sólo porque necesita
mantener a su madre. No obstante, realmente la razón de más peso se encuentra en sus
teorías acerca del superhombre, pues Raskólnikov se comparaba a Napoleón. Él asume
que la sociedad se divide en dos tipos de personas: las que son superiores y tienen derecho
a cometer crímenes si eso beneficia a la sociedad, y las inferiores, que sólo sirven para
reproducirse y han de someterse a las leyes. Por descontado, él se considera a sí mismo
entre el primer grupo. De esta forma, la justificación moral a su crimen sería que él fuese
un hombre superior, hace lo mejor por la sociedad y no debe arrepentirse.
¿¿¿¿¡¡¡¡Glup!!!!???

El protagonista se plantea este dilema moral, pero no es el único, como podréis ver a
continuación. Solo que Raskólnikov se lo toma un poquito más en serio…
-Oye -dijo el estudiante, cada vez más acalorado-, quiero exponerte una cuestión seria.
Naturalmente, he hablado en broma, pero
escucha. Por un lado tenemos una mujer imbécil, vieja, enferma, mezquina, perversa, que
no es útil a nadie, sino que, por el contrario,
es toda maldad y ni ella misma sabe por qué vive. Mañana morirá de muerte natural… ¿Me
sigues? ¿Comprendes?
-Sí -afirmó el oficial, observando atentamente a su entusiasmado amigo.
-Continúo. Por otro lado tenemos fuerzas frescas, jóvenes, que se pierden, faltas de sostén,
por todas partes, a miles. Cien, mil obras
útiles se podrían mantener y mejorar con el dinero que esa vieja destina a un monasterio.
Centenares, tal vez millares de vidas, se
podrían encauzar por el buen camino; multitud de familias se podrían salvar de la miseria,
del vicio, de la corrupción, de la muerte, de
los hospitales para enfermedades venéreas…, todo con el dinero de esa mujer. Si uno la
matase y se apoderara de su dinero para
destinarlo al bien de la humanidad, ¿no crees que el crimen, el pequeño crimen, quedaría
ampliamente compensado por los millares de
buenas acciones del criminal? A cambio de una sola vida, miles de seres salvados de la
corrupción. Por una sola muerte, cien vidas. Es
una cuestión puramente aritmética. Además, ¿qué puede pesar en la balanza social la vida
de una anciana esmirriada, estúpida y cruel?
No más que la vida de un piojo o de una cucaracha. Y yo diría que menos, pues esa vieja
es un ser nocivo, lleno de maldad, que mina
la vida de otros seres. Hace poco le mordió un dedo a Lisbeth y casi se lo arranca.
Y así, el lector se encuentra, de pronto, planteándose esta situación. Finalmente, acabamos
confirmando que el protagonista estaba equivocado: tras cometer su crimen, entra en un
estado de delirio que le durará varias semanas. Este es su castigo: un castigo psicológico,
nacido de su lucha interna acerca de si entregarse a la policía o no confesar el asesinato.
Al final, ocurre lo inevitable [Advertencia: NO sigáis leyendo si no queréis conocer el
final!!]: Raskólnikov se entrega y es condenado a ocho años de trabajos forzados en Siberia
donde, durante el primer año, seguirá sintiendo desprecio por los seres que considera
inferiores a él (los demás presos, en este caso) hasta que finalmente se arrepiente de todo.
Nos encontramos, por lo tanto, un protagonista en el cual Dostoievski muestra su gran
conocimiento sobre el alma humana: las inseguridades, los dilemas morales, los
sentimientos de superioridad y culpabilidad, todo esto situado en el contexto de la Rusia
del siglo XIX.
En conclusión, Dostoievski presenta en Crimen y castigo, especialmente en el personaje
protagonista, por qué se le acabó definiendo como “uno de los mejores conocedores del
alma humana”. ¿Os hemos picado la curiosidad? Bueno, si no os animáis a leer una novela
tan larga, siempre podéis comenzar leyendo Crimen y castigo, el manga

PERFIL PSICOLOGICO DE RODION ROMANOVICH RASKOLNIKOV


Rodión, personaje principal de la novela “Crimen y castigo”, de Feodor Mijailovich
Dostoievski, es un hombre de una profunda hondura sicológica. Es un ser complejo,
paradójico, enfermo, delirante, atormentado, rebelde, contestatario, anarquista,
angustiado, desgraciado, huraño, misántropo, pobre, arribista, alienado, pusilánime y
relativamente inteligente. No era tímido, pero meses antes del crimen adoptó un
comportamiento excitado y angustiado, rayano en la hipocondría. Se desentendió “por
completo de las cuestiones del diario vivir y no quería ocuparse de ellas”.

Luego de abandonar sus estudios por falta de dinero, se despreocupó de su vida y se dedicó
a dormir y permanecer dentro de su cuchitril delirando y meditando. Le desagradaban las
visitas y el diálogo con los demás. “No estaba acostumbrado a alternar con la gente... y
rehuía a la compañía de los demás”. Su apariencia personal desmejoró, y salía a la calle
con harapos, que avergonzarían hasta el más sucio, pero él no se avergonzaba de ello. “En
el alma del joven se había acumulado tanto despecho rencoroso, que a pesar de su
susceptibilidad, a veces infantil, no le avergonzaba, ni mucho menos, salir a la calle con
sus harapos”. Tenía la costumbre de hablar solo. “Iba por la calle sin darse cuenta de nada,
hablando consigo mismo entre dientes e incluso en voz alta, lo cual sorprendía en gran
manera a los transeúntes”. Estuviere donde estuviere una idea criminal rondaba en su
atribulado y febril cerebro. Su amigo Razumijin lo describe de la siguiente manera: “Es
taciturno, sombrío, altivo y orgulloso; en los últimos tiempos (y quizá bastante antes) se
ha vuelto desconfiado e hipocondríaco. Es magnánimo y bueno. No le gusta hacer gala de
sus sentimientos y antes preferirá mostrarse duro y áspero en el trato, que expresar lo que
siente su corazón. Pero a veces no es hipocondríaco, sino frío e insensible hasta límites
inhumanos. La verdad, es como si se dieran en él dos caracteres contrapuestos que se
suceden uno al otro. ¡A veces no hay modo de arrancarle una palabra! Nunca tiene tiempo,
todo le molesta, y se pasa las horas acostado, sin hacer nada. No gusta bromas, y no
porque carezca de ingenio: se diría que le falta tiempo para tales pequeñeces. No escucha
hasta el fin lo que le dicen. No se interesa nunca por lo que en un momento dado interesa
a los demás. Tiene de sí mismo una opinión muy elevada, parece que no sin cierto motivo
para ello”.

En su época de estudiante, demostraba ser buen alumno y esforzarse por su carrera, pero
era demasiado insociable. Al respecto, Razumijin dice lo siguiente: “Lo sorprendente era
que cuando Raskólnikov frecuentaba la universidad casi no tenía ningún camarada, eludía
el trato de sus compañeros, no visitaba a nadie, y si a alguno recibía en su casa, era contra
su propia voluntad. Por lo demás, todos le volvieron pronto la espalda. No participaba en
las reuniones, ni en las pláticas, ni en los esparcimientos, ni en nada. Estudiaba con ardor,
sin regatear esfuerzo, por lo que le respetaban, aunque nadie le quería. Era muy pobre y
poco comunicativo, y tenía cierto aire de altanero orgullo, como si ocultara algún secreto.
Sus condiscípulos imaginaban que él los miraba de arriba y abajo, como si fuesen niños,
como si se hubiera adelantado a los demás tanto por su desarrollo como por su saber y sus
convicciones, y tuviera por inferiores las convicciones y los intereses de los demás”.
Durante algún tiempo llegó a odiar a su madre y hermana, a pesar de que por ellas
supuestamente cometió el crimen. Se podría decir que se trataba de un joven con rasgos
de un trastorno de personalidad esquizoide.

Desde que conoció a su víctima, empezó a odiarla, sintió repugnancia por ella. Entonces
concibió la idea de asesinarla. “Desde la primera mirada, aún si saber nada de particular
acerca de aquella vieja, sintió por ella invencible repugnancia... Una idea estrambótica iba
saliendo de su cabeza, como pollito que sale del huevo, y se apoderaba de su ánimo”. Sin
que haya una explicación convincente, Rodión engendró en su oscura y febril mente un
antagonismo y animadversión por Aliona. Tal vez creyendo hacerle un favor a la sociedad,
decidió que debía asesinarla.

Encerrado en su cuchitril, alejado del trato y comunicación con las demás personas de su
entorno, concebía ideas fútiles y meditaba sobre sus múltiples problemas: su pobreza, su
deseo de progresar, sus ganas de estudiar, su aversión por la vida, el amor de su madre,
el posible sacrificio que iría a realizar Dunia al casarse con una persona que no amaba,
etcétera. Confiando en que así podría solucionar sus problemas, se decidió a hacer algo.
“Costara lo que costara, debía decidirse a hacer lo que fuese...” El pensar en su futuro, en
el de su madre y en el de su hermana, le impulsaba a actuar. “¡O bien renunciar por
completo a la vida, aceptar sumisamente el destino tal como es, de una vez por siempre,
ahogarlo todo en mí, renunciando al derecho de obrar, de vivir y de amar”, se decía. Por
eso decidió asesinar y robar a la vieja. “¡Si me pierdo, que me pierda! ¡Me da lo
mismo!”. Pero no se decidía por cobardía. Con gran sabiduría dice el autor que “todo está
en manos del hombre, y por cobardía deja que todo se le escape; sólo por cobardía... ¿Qué
es lo que más teme el hombre? Un nuevo paso, una nueva palabra suya, eso es”.

La idea del crimen lo perturbaba e inquietaba profundamente. “¡Qué locura! ¡Ya sabía que
no lo resistiría! ¿Por qué, pues, me he torturado hasta ahora? Ayer mismo, cuando quise
hacer el... ensayo, ayer comprendí que no lo resistía... ¿Por qué hago esto? ¿Por ventura
he dudado hasta el momento? Si ayer, al salir a la escalera, me dije que era vil, repugnante,
bajo, muy bajo; si, estando despierto, la mera idea me dio náuseas y me llenó de horror...
¡No! ¡No lo resistiré, no lo resistiré! Supongamos, supongamos incluso que mis cálculos no
tienen una sola falla; supongamos que cuanto he decidido este mes es claro como el día,
exacto como la aritmética... ¡Qué más da, Señor! ¡Si no voy a decidirme! ¡No lo soportaré,
no lo soportaré!...”, pensaba. Aunque no creía en Dios ni le temía, invocaba su ayuda para
salir del problema. “¡Señor! ¡Muéstrame el camino y renunciaré a... este maldito sueño
mío”. Durante sus ensayos para el crimen, le fallaron algunos de sus cálculos, pero le
“ayudó el diablo”. Aunque quería la comisión del crimen, algo le decía que eso no estaba
bien. “¡De qué bajeza no es capaz mi corazón! ¡Es vil, bajo, repugnante, repugnante...!”

Tomó la decisión de apoderarse del dinero de la usurera, y por eso optó por asesinarla.
“Decidí apoderarme del dinero de la vieja para estar seguro unos años sin atormentar a mi
madre, poder terminar mis estudios en la universidad y dar los primeros pasos...” Pero la
motivación criminal, que no es muy clara, iba más allá de robar. Si no hubiera sido así,
¿por qué ni siquiera abrió el monedero de la vieja? ¿Por qué dejó éste debajo de una piedra
y nunca dispuso de él?

Luego de atreverse a cometer el crimen se refugió en su cuchitril y en su complejo y


alucinado mundo. Se enfermó y deliraba mucho. Durante sus delirios, su cabeza y su
entendimiento le daban vueltas. “Notaba en todo su ser un desorden terrible”. No estuvo
sin conocimiento en su enfermedad, “se hallaba en un estado febril que le hacía delirar,
semiinconscientemente”. Se preguntaba qué le pasaba. “¿Continúo delirando, o vivo la
realidad? Me parece que vivo la realidad”.

Su delicado estado febril y de desvaríos acentuaron más su antagonismo hacia las personas.
No quería hablar con nadie, incluso con su madre y hermana. Entonces decidió alejarse de
ellos, y pedirles que lo dejaran tranquilo. Detestaba a Porfiri Petrovich, juez instructor,
encargado de investigar el crimen. Discutía con él, y casi se ponía en evidencia, pero Porfiri
con su sicología lo inquietaba demasiado y esto le generaba más odio. “Le odiaba sin
medida, con odio sin fin, y hasta tenía miedo de que, movido por el odio, se pusiera en
evidencia”. Durante sus extensos e irónicos diálogos, Rodión, muy molesto y en términos
enérgicos, le dijo: “¡Por fin veo, como a la luz del día, que sospecha usted de mí por el
asesinato de esa vieja y de su hermana Lizaveta. Por mi parte, le declaro que eso me tiene
harto hace tiempo. Si usted cree que tiene derecho a perseguirme según la ley,
persígueme; si considera que puede detenerme, deténgame. Pero que se ría de mí, en mi
cara, y que me torture, no lo tolero”. Era evidente que sus comportamientos posiblemente
le delataban con éste y el policía Zamótev, quien también sospechaba de Rodión. Aunque
le preocupaba el hecho de que Porfiri tuviera sospechas concretas, se decía que “Porfiri no
dispone de nada positivo, nada, si no es ese desvarío; no dispone de ningún hecho, a parte
de la sicología, que es como arma de dos filos”. El mismo Porfiri sostenía que “la verdad es
que nuestros procedimientos, profundamente sicológicos (algunos, claro), son
extraordinariamente ridículos y hasta inútiles, si se hallan muy ceñidos a la forma”. Porfiri
pensaba que Rodión tenía “ideas socialistas, librepensadoras y ateas”, y se mostraba en
desacuerdo con ello.

No sabía concretamente para que había cometido el crimen, cuál era el provecho. Decía
que era para salir adelante, ayudar a su madre y hermana, por librar a la sociedad de un
ser inútil, por obtener dinero, por ser como Napoleón, etc., pero afirmaba que mentía. “De
todos modos, miento, Sonia. Hace mucho que miento. Lo que digo no es justo... ¡Las causas
son otras, son distintas, completamente distintas!...” Quería el poder, pero tenía que
atreverse porque el poder es para quien tenga el valor de inclinarse y tomarlo. “Yo... yo
quise atreverme y maté... Lo único que yo quería, Sonia, era atreverme. ¡Esa es la
verdadera causa!”. Sostenía que “no maté por ayudar a mi madre, ¡eso es absurdo! No
maté por convertirme en un filántropo, una vez tuviera en mis manos el dinero y el poder.
¡Eso es absurdo! Sencillamente, maté. Maté por mí, por mí mismo, y en aquel momento
tenía que serme completamente igual lo que pasara después; si me convertía en un
filántropo o me iba a dedicar toda la vida a cazar a la gente en mis redes, como un araña,
para chuparles la sangre... Lo grave es, Sonia, que cuando maté no era el dinero lo que
necesitaba; no necesitaba tanto el dinero como otra cosa... Ahora lo veo... Compréndeme;
es posible que siguiendo el mismo camino jamás volviera a asesinar. Lo que me hacía falta
era enterarme de otra cosa, era otra cosa lo que me movía mi mano; entonces necesitaba
saber, y saberlo cuanto antes, si yo era un piojo, como los demás, o una persona... No
tenía derecho a hacer lo que hice, porque soy un piojo exactamente como los demás”. Sin
embargo, en el juicio sostuvo que la causa del crimen “había sido su pésima situación, su
miseria y su impotencia, su deseo de finalizar los primeros pasos de la carrera de su vida
con ayuda por lo menos de los tres mil rublos que contaba hallar en casa de la víctima. Se
había decidido a asesinar a consecuencia de su carácter frívolo y pusilánime, irritado,
además, por las privaciones y fracasos”. También afirmó que el arrepentimiento lo había
motivado a entregarse a las autoridades.

Sonia pensaba que lo había hecho porque se había alejado de Dios. “Se alejó de Dios y
Dios le ha castigado; le ha entregado al diablo...” Más adelante Rodión le diría a Sonia que
a la vieja la asesinó el diablo, y no él. Rodión dudada si entregarse a las autoridades o no.
“¡Quizá, en la cárcel, estaría mejor”. Sonia le dijo que “hay que aceptar el sufrimiento y
con él expiar las propias culpas”. Se recriminaba por haberle confesado el crimen a Sonia.
”Yo mismo no he podido soportar mi pesada carga y he venido a ponerla sobre las espaldas
de otro”.

Rodión sostenía ante Dunia que no había cometido ningún crimen, que lo que él había
hecho era librar a la sociedad de un piojo inútil. “Al fin sólo he matado a un piojo, Sonia; a
un piojo inútil, asqueroso, pernicioso... ¿Qué crimen? ¿El que haya matado a un piojo
nocivo, asqueroso, a una vieja usurera que no hacía falta a nadie? Por matarla habían de
perdonarle la mitad de los pecados. Esa vieja chupaba el jugo a los pobres. ¿Eso es un
crimen? No pienso en él, ni pienso lavarlo”. Su calenturiento entendimiento le hacía afirmar
que había asesinado a un principio de ser humano. “¡No es un ser humano lo que yo he
asesinado, sino un principio! He asesinado un principio, pero no he sabido saltar por encima
de los obstáculos y me he quedado en esta parte... ¡Sólo he sabido matar! Y parece que ni
siquiera lo he hecho bien...”
Tiempo después, en prisión, se preguntaría porque su crimen parecía vituperable. “¿Por
qué es un crimen? ¿Qué significa la palabra crimen? Mi conciencia está tranquila.
Naturalmente, he realizado un acto condenado por el código penal; naturalmente, he
violado la letra de la ley y he vertido sangre; bueno, tomad mi cabeza por la letra de la ley
y... ¡basta! Naturalmente, en ese caso, incluso muchos bienhechores de la humanidad que
no han obtenido el poder por herencia, sino que se han adueñado de él por sí mismos,
deberían ser ejecutados al dar los primeros pasos. Pero esos hombres llegaron a donde se
proponían llegar y por eso tienen razón; yo no he llegado y, por lo tanto, no tenía derecho
a permitirme ese paso...”

Ante la pregunta de Sonia si un ser humano era un piojo, respondió: “Bueno, sí; también
yo sé que no era un piojo...” A pesar de que pensaba que él era y no era un piojo, se
preguntaba si el hombre era un piojo. “El hombre no es un piojo, y lo es sólo para aquel a
quien ni siquiera se le ocurre preguntárselo, y actúa de frente y sin vacilar... Si pasé tantos
días atormentándome para decidir si Napoleón se lanzaría o no se lanzaría adelante, era
evidente que, en mi interior, me daba clara cuenta de que yo no era un Napoleón... Soporté,
Sonia, la tortura de tanta charlatanería y quería quitarme todo de encima; quería matar,
Sonia, sin que fuera un caso de conciencia, ¡quería matar para mí, para mí solo! No quería
mentir ni a mi mismo... ¿Maté a la vieja? ¡Me maté a mí mismo, no a ella! ¡De una vez
acabé conmigo para siempre!.. En mi acto he pretendido observar la justicia en lo posible,
con pesos, medidas y aritmética. De todos los piojos he elegido el más inútil y, al matarlo,
tenía la intención de tomar de él exactamente lo que necesitaba para el primer paso, ni
más ni menos, y el resto, por tanto, habría ido a parar el monasterio... Yo quería llegar a
ser un Napoleón y por eso maté”. A pesar de todo, no se sentía bien por lo que había
hecho. “Si hubiera asesinado sólo por hambre, habría sido feliz”, según lo expresó a Sonia.

Ante las recriminaciones de su hermana por haber derramado sangre, argumentaba que
era sangre que todos vierten; “sangre que corre y siempre ha corrido a cascadas; quienes
la derraman como champaña son coronados en el Capitolio y declarados bienhechores de
la humanidad. Mira con más atención y juzga. También yo quería el bien de las personas y
habría hecho centenares y millares de buenas obras en pago de esa única estupidez, que
ni siquiera ha sido estupidez, sino torpeza, pues la idea no era tan estúpida como parece
ahora, después del fracaso... (¡Cuando se fracasa, todo parece estúpido!). Con esa
estupidez sólo quería alcanzar una situación independiente, dar el primer paso, obtener
recursos; después todo se habría borrado por una inutilidad infinitamente mayor en
comparación... Pero no he resistido ni el primer paso, porque soy un inútil. Esa es la
cuestión”.

Sonia, Dunia y su conciencia lo conminaban a responder por el crimen. Durante mucho


tiempo se batía ante dilema si entregarse a las autoridades y confesar el crimen. Pero se
decía que no debía hacerlo, porque ellas no sabían nada, ni tenía sospechas; pensaba que
estaban desorientadas, despistadas. Ante la disyuntiva de entregarse o no entregarse a la
Policía y confesar su crimen se inquietaba. El “ser o no ser” de Hamlet, se le convirtió en el
“¿Voy, o no voy?”.

No obstante haber asesinado, no era un criminal innnato y le preocupaba la muerte. “La


idea de la muerte y la sensación de la presencia de la muerte tenía para él, desde la infancia,
algo de abrumador y de terrible misticismo”. Se consideraba un hombre vil e intentó
suicidarse, pero desistió porque se había considerado fuerte y no temía a la vergüenza. No
comprendía nada de lo que pasaba en su vida. “Sólo Dios sabe porque pasas esas cosas.
No comprendo nada”. En el juicio se determinó que Rodión “no se parecía en nada a un
asesino corriente, a un bandido o a un ladrón, sino que había en su caso otra cosa”.

DESCRIPCIÓN PERSONAJES
* Rodion Romanovich Raskolnikov, también llamado Rodya, Rodka o simplemente
Raskolnikov, es el protagonista de la novela; la historia es contada principalmente desde
su perspectiva. Es un ex-estudiante que, sumido en la pobreza, deja la universidad. Vive
en un pequeño y mísero piso en los suburbios de San Petersburgo. El título de la novela se
refiere más bien al crimen que comete Raskolnikov y a su castigo interno y personal, un
castigo psicológico que nace de su lucha interna. Raskolnikov es muy alejado de la sociedad
rusa, impuesta por él mismo, así como su separación íntima de la personalidad y de las
emociones.

* Sonia Semionovna Marmeladova también llamada Sofía Sonia o Sonechka; es una


prostituta de dieciocho años, hija de Marmeladov, capaz de infinitos sacrificios. Es
vergonzosa, el personaje de Sonia, será probablemente el más castigado por las injusticias
y la mala suerte, y sin embargo es la que más entera y noble se mantiene. Su personalidad
es tan fuerte que ni todos los peores sucesos la hacen variar en su línea de persona servicial
y generosa.

* Abdocia Romanovna Raskolnikova también conocida como Dunia, es la hermana de


Raskolnikov, es una chica modesta, educada sencilla, con principios y al igual que Sonia es
capaz de sacrificarse por su familia. Como el resto de los personajes femeninos, es capaz
de infinitos sacrificios y para eso existe; está dispuesta a inmolarse en un matrimonio
absurdo. Es una feminidad abnegada. Está en la veintena, y físicamente muy parecida a
Ródion, castaña clara, alta y robusta, su rostro se caracteriza por tener el labio inferior más
prominente, lo que le da un aspecto serio y seguro.

* Arcadio Ivanovich Svidrigailov quizá es el personaje antagonista de la obra. Refleja una


profunda maldad y pervertimiento moral. Sin embargo, en un instante de la obra, cuando
el amor de su vida, Dunia, le apunta con un arma, él parece intentar cambiar moralmente
con tal de que Dunia lo acepte a su lado. Es un personaje complejo, como todos los de
Dostoievsky, ya que sólo una mirada superficial vería en él pura maldad. Su pasado resulta
ser sumamente oscuro, ya que se le acusa de haber violado y asesinado a una niña ciega
y sorda, torturado y maltratado a un siervo hasta llevarlo al suicidio y matado a su esposa
con una golpiza, sin embargo al final de la obra, antes de cometer un espectacular suicidio,
realiza obras de caridad con algunos niños desprotegidos.

* Marta Petrovna es la difunta esposa de Arcadio Svidrigailov, el cual es sospechoso de


haberla asesinado, y supuesta mente le visita en forma de espíritu. Deja a Dunia 3.000
rublos en herencia, lo que le permite rechazar a Lujin como prometido.

* Porfirio Petróvich juez, tío de Razúmikin, que trabaja en el asesinato de la usurera.


Descubre quién es el asesino a pesar de carecer de prueba alguna. Al final, insta a Rodion
para que se entregue a las autoridades, después de acusarlo directamente, en privado.

* Dmitri Prokovich Razumikhin También llamado Dimitri, o Razumijín, antiguo compañero


de universidad de Raskolnikov, se trata de una persona servicial, aplicado, competente,
lleno de buenas intenciones, y protector. A pesar de esto, es impulsivo e irritable. Es un
gran comunicador, posee un carácter despreocupado y servicial, lleno de fuerza y vigor.
Conclusión, es una persona de carácter activo, feliz, servicial y satisfecho; fue quizás el
único amigo de Raskolnikov en toda la obra. Al final termina casándose con Abdocia
Romanovna, hermana de Raskolnikov.

* Catalina Ivanovna Marmeladova la segunda esposa de Semion Marmeladov, y madrastra


de Sonia.
* Pulqueria Alexandrovna Raskolnikova es la sacrificada madre de Rodia, como todas las
mujeres de esta obra, humilde, paciente y como toda madre lo da toda para que sus hijos
puedan ser felices. Es viuda y tiene 43 años

* Pedro Petrovich Lujin. Se ve casi como el salvador de la familia, aunque se empiezan a


adivinar sus aires de grandeza, sus visiones de poderoso empresario. Pretende casarse con
la hermana de Raskolnikov.

* Semion Zakharovich Marmeladov es un ex funcionario alcohólico, casado y con 4 hijos,


que tiene a su familia en la miseria y la enfermedad. Fue atropellado por un carruaje.

Relato psicológico de un crimen


Hace 150 años se publicó en forma de folletín la que para muchos críticos
constituye la obra maestra de Dostoievski, además de ser una de las novelas más
influyentes e internacionales de la l

Dostoievski es el único que me ha enseñado algo en psicología.


Nietzsche
“La vieja, como de costumbre, no llevaba nada en la cabeza. Sus cabellos, grises, ralos, empapados en aceite, se
agrupaban en una pequeña trenza que hacía pensar en la cola de una rata, y que un trozo de peine de asta mantenía fija en
la nuca. Como era de escasa estatura, el hacha la alcanzó en la parte anterior de la cabeza. La víctima lanzó un débil grito y
perdió el equilibrio. Lo único que tuvo tiempo de hacer fue sujetarse la cabeza con las manos. En una de ellas tenía aún el
paquetito. Raskolnikov le dio con todas sus fuerzas dos nuevos hachazos en el mismo sitio, y la sangre manó a borbotones,
como de un recipiente que se hubiera volcado. El cuerpo de la víctima se desplomó definitivamente. Raskolnikov retrocedió
para dejarlo caer. Luego se inclinó sobre la cara de la vieja. Ya no vivía. Sus ojos estaban tan abiertos, que parecían a
punto de salírsele de las órbitas. Su frente y todo su rostro estaban rígidos y desfigurados por las convulsiones de la agonía.
“Raskolnikov dejó el hacha en el suelo, junto al cadáver, y empezó a registrar, procurando no mancharse de sangre, el
bolsillo derecho, aquel bolsillo de donde él había visto, en su última visita, que la vieja sacaba las llaves. Conservaba
plenamente la lucidez; no estaba aturdido; no sentía vértigos. Más adelante recordó que en aquellos momentos había
procedido con gran atención y prudencia, que incluso había sido capaz de poner sus cinco sentidos en evitar mancharse de
sangre... Pronto encontró las llaves, agrupadas en aquel llavero de acero que él ya había visto”.
El fragmento anterior corresponde a la descripción de uno de los crímenes más famosos de la literatura universal.
Pertenece a Crimen y castigo, que es, junto con Los hermanos Karamazov, la novela más conocida de todas las escritas
por Fiodor M. Dostoievski (1821-1881). Con La guerra y la paz, de Tolstoi, comparte además el privilegio de ser
considerada una de las obras más influyentes e internacionales de las letras rusas. Cuando se publicó hace 150 años,
alcanzó un notable éxito y se tradujo a varios idiomas. Pocos años después de que el cine diera sus primeros pasos, fue
llevada a la pantalla. La primera versión es de 1909 y se realizó en Rusia, lo mismo que la última, que data de 2007. En
total, existen unas veinte adaptaciones cinematográficas de la novela, hechas en Estados Unidos, Alemania, Francia,
México, Finlandia, Brasil y Perú.
Dostoievski empezó a escribirla en 1865. Llenó tres libretas de anotaciones, que póstumamente se editaron bajo el título
de Los cuadernos para Crimen y castigo. La lectura de esas páginas permite seguir el proceso de composición y escritura.
Recoge también versiones alternativas de la escena final, así como observaciones sobre algunos personajes, como Sonia
Mermeladova y Svidrigailov. Un detalle sorprendente es que originalmente esa obra estaba concebida como un cuento largo
o noveleta narrada en primera persona. Venía a ser la confesión de Raskolnikov, quien retrospectivamente reconstruía su
crimen tras el arrepentimiento. De modo que, en su versión primitiva, Crimen y castigo estaba más cerca de Memorias del
subsuelo que de la novela que hoy conocemos.
Dostoievski la dio a conocer en 1866 en forma de folletín en la revista El Mensajero Ruso, donde se editó en doce entregas,
y después apareció como libro. Su salida sirvió para restaurar la posición del autor como uno de los mejores escritores de
Rusia. Marcó además el inicio de su etapa de madurez, en la que creó sus obras más importantes: El idiota (1869), Los
endemoniados (1872), Los hermanos Karamazov (1880). De acuerdo a la opinión autorizada de Ettore lo Gatto, con esas
novelas, así como con su personal Diario de un escritor, Dostoievski acrecentó su influencia, pese a las polémicas político-
ideológicas a que dio lugar. A los temas tratados por poetas, narradores y críticos, el autor de Humillados y
ofendidos incorporó “precisamente el carácter denominado dostoievskiano, donde racionalidad e irracionalidad chocan entre
sí en cuanto a la valoración intelectual, y la normalidad se funde con la anormalidad respecto a la penetración psicológica”.
La magnífica acogida que tuvo Crimen y castigo contrastó con la reacción desfavorable de la prensa liberal, que objetaba
ferozmente el retrato del protagonista. Varias décadas después, la novela tuvo otro crítico despiadado en Vladimir Nabokov.
En las notas de sus clases sobre literatura rusa, quedaron recogidas sus opiniones. Él mismo reconocía que su posición
respecto a Dostoievski era “curiosa y difícil”. Acerca de este, sostenía que “no es un gran escritor, sino un escritor bastante
mediocre; con destellos de excelente humor, separados, desgraciadamente, por desiertos de vulgaridad literaria”. Y a
propósito del protagonista de Crimen y castigo, afirmaba, entre otras cosas, que “no se sabe por qué, asesina a una
anciana prestamista y su hermana”. Se trata, en fin, de juicios discutibles e incluso arbitrarios, pero era lo que Nabokov
opinaba.
Incluso muchos de los que no han leído la novela, saben a grandes rasgos cuál es su esqueleto argumental. Rodión
Raskolnikov es un joven que ha tenido que abandonar la universidad por falta de medios. Apenas consigue sobrevivir, y ni
siquiera los esfuerzos de su madre y su hermana logran mejorar su situación. Esta última ha aceptado casarse, con el fin de
ayudarlo y asegurar a la madre una vejez tranquila. Eso indigna a Raskolnikov, pues sabe que es un matrimonio doloroso.
Se le ocurre entonces la idea de matar a una vieja, una usurera despiadada que guarda mucho dinero en la casa. Cree que
así podría salvar de la desgracia a un alma noble.
Precursora de la novela psicológica
Con alucinada frialdad, se dedica a preparar un plan. Durante la consumación, se ve obligado a asesinar también a la
hermana de la usurera, quien lo sorprende en el lugar del crimen. El botín resulta ser mínimo y desde ese momento
Raskolnikov se da cuenta de que ha perdido la partida: el dinero robado es insuficiente para resolver, siquiera en una
pequeñísima medida, su idea de justicia. Sin embargo, él sigue convencido de que no ha cometido ningún crimen, sino que
solo se ha equivocado al matar inútilmente. El delito que ha cometido lo deja en una gran confusión. Confiesa las razones
que lo condujeron a ello a Sonia Mermeladova, una muchacha pobre y buena que se prostituye para ayudar a su familia y
dar de comer a sus hermanitos. Justamente, la pureza de su corazón hace que Raskolnikov se acerque a ella. Abrumado
por las dudas y por la presión de su hermana y de la joven, se entrega finalmente a la policía. Es condenado a ocho años
en Siberia, a donde se va a cumplir la sentencia acompañado por Sonia.
En el caso de Raskolnikov, el castigo no es solo el que determina la justicia, sino la propia condena que él se impone, la
penitencia. No es el típico criminal que encuentra razones para eximirse de culpa. Dostoievski demuestra que la violencia,
incluso cuando está animada por el propósito de hacer el bien, es intrínsecamente antihumana y que todo crimen
representa una violación de las normas humanas y éticas. A través de esas ideas, traspuestas del plano individual al social,
el escritor ruso juzga el movimiento revolucionario de su época como una reacción de hombres resentidos y ambiciosos.
El propio Dostoievski dio una acertada definición de Crimen y castigo: es el relato psicológico de un crimen. En ese aspecto,
es precursora de la novela psicológica, pues en ella se analizan, desde la perspectiva de quien comete un asesinato, los
aspectos relacionados con la culpa y su consecuente castigo. El escritor se adentra de manera admirable en los recovecos
de los contradictorios sentimientos de Raskolnikov, mientras deambula por las calles de San Petersburgo. El núcleo central
del cual se derivan los avatares narrados en la novela, se basa precisamente en la complejidad de los motivos que ocasiona
en el protagonista el delito cometido por él. Y se puede afirmar que, en contadas ocasiones, la secreta interioridad del ser
humano ha alcanzado una soledad tan completa y desesperada.
Raskolnikov rechaza la ética colectiva y quiere experimentar los límites de la libertad mediante la transgresión de la moral y
el homicidio. Está firmemente convencido de que los fines humanitarios justifican la maldad. Pero desde que mata a la
anciana usurera, la culpabilidad se transforma en una pesadilla permanente con la que será incapaz de convivir. Dos ideas
se vuelven obsesivas en él: el bien que podría hacer con el dinero y la facultad propia de un espíritu superior para
apropiarse por todos los medios de ese dinero. Pero esos dos puntos de vista son contradictorios: uno está animado por un
ideal humanitario; el otro se dirige hacia una doctrina del superhombre, que distingue rigurosamente a los seres humanos
“comunes” de los “elegidos”. El único aspecto que poseen en común es que ambos buscan una solución en el delito.
Dentro de la rica galería de personajes dostoievskianos, Raskolnikov se destaca como uno de los más complejos en cuanto
a fuerzas intelectuales y morales. Su amigo Razumijin lo describe con estas palabras: “Sombrío, huraño, altivo y soberbio;
en los últimos tiempos, y quizás ya antes, impresionable e hipocondríaco. Generoso y bueno. No gusta de expresar sus
sentimientos y prefiere cometer una crueldad a traducir en palabras los movimientos de su corazón… Terriblemente
encerrado en sí mismo, todo le es indiferente y todo le asquea; permanece tumbado sin hacer nada ni interesarse jamás por
aquello que en un momento dado interesa a todos. Tiene de sí mismo una altísima opinión y, al parecer, no le falta razón
para ello”.
A pesar de su alejamiento de los demás, no es frío ni duro de corazón. Antes bien, es accesible al amor, la piedad y los
sentimientos tiernos y generosos. Como rasgo principal de su espíritu, posee la capacidad de concentrarse teóricamente y
de transformar en pensamiento las torturas de su alma. Se ha visto en él una anticipación del superhombre nietzscheano, el
ser humano más allá del Bien y del Mal. Al final, aparece en él el carácter ruso, con la idea de una purificación mística a
base de humildad y renunciamiento. Acepta la condena de los hombres “vulgares” y gracias a ella se salva. Es la trágica
redención rusa a través de la estoica pasividad, algo que en Europa no se podía comprender. Asimismo, conviene señalar
que Raskolnikov se presenta como un espejo en el cual se reflejan los principales motivos que agitarán la época, desde las
ideas socialistas de Carlos Marx hasta el superhombre de Nietzsche, así como el misticismo renunciador y mesiánico que
Dostoievski advertía en el pueblo ruso.
En la novela hay además otros personajes que poseen un gran peso. Entre ellos se destacan dos especialmente
importantes. Uno es Sonia Mermeladova, la joven que, pese a haberse prostituido, se conserva tan noble, que puede
redimir a Raskolnikov. Pertenece a una figura femenina predilecta del romanticismo y el posromanticismo, ejemplificada por
la María de Los misterios de París, de Eugène Sue, y la Fantina de Los miserables, de Víctor Hugo. Pero a diferencia de
estas, Sonia se siente responsable de su degradación y admite la necesidad de un sacrificio que la redima. Es fuerte y está
segura de su fe, lo cual le permite arrastrar a Raskolnikov. En cierto sentido, representa a un nuevo tipo de mujer nacida del
feminismo decimonónico: ya no es víctima indefensa, sino una criatura que puede salvarse y salvar a otros, al asumir el
pecado ajeno como propio.
El otro personaje significativo es Porfiri Petrovich, el juez de instrucción que lleva el caso. Algunos críticos lo catalogan
como personaje secundario. Personalmente, pienso que en su caso la etiqueta resulta poco adecuada, pues hasta cierto
punto viene a ser la clave de la novela. Actúa como comentarista de la trama, la sigue y la intuye desde el inicio. Es también
quien secretamente la conduce hasta su inevitable desenlace. Según confiesa él mismo, se considera un hombre fracasado
e intuye quién es el autor del asesinato de la prestamista, pues él mismo sintió latir dentro de sí un Raskolnikov, un
superhombre preparado para probar los límites de la libertad y elevarse por encima de sus semejantes. Porfiri anticipa el
policía sosegado y consciente que décadas después se impondrá en la narrativa policial.
Crimen y castigo perdura hoy como la más conocida y famosa de las novelas escritas por Dostoievski. Posiblemente, eso
se debe gracias al atractivo de una situación de fondo policiaco, que sirve a su autor para abordar los grandes temas, desde
las fronteras de la libertad hasta la legitimación de la violencia. Psiquiatras y criminalistas la leen para estudiar las
reacciones de Raskolnikov, como si se tratase de una investigación científica. Y con perdón de Nabokov, constituye la obra
cumbre de un gran escritor. Solamente los diálogos entre Raskolnikov y Porfiri Petrovich son considerados por autores
como Stefan Zweig, como una de las cimas de la literatura universal.

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